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Imaginemos un mundo en el que la práctica de la educación emocional sea nula. ¿Cómo


sería la vida social del hombre?
Detengamosnos a razonar sobre este asunto.
Buena parte de lo que hoy llamamos fracaso escolar se debe precisamente a esa carencia
de educativa. deficiente educación emocional. En la escuela actual, la gestión de las
emociones es tan importante como la resolución de ecuaciones o conocer los elementos de
la tabla periódica o las capitales más importantes. Podemos olvidar las fechas exactas de
los acontecimientos históricos (podemos encontrarlas con un solo clic), pero las
capacidades emocionales y sociales que se aprendan durante la primera infancia, se
utilizarán para toda la vida.
Aprender a focalizar las emociones, permitirá tener más éxito en la vida personal y social
(Goleman 1996).

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