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El Derecho Penal puede ser definido desde distintos puntos de vista: la doctrina científica
suele referirse al mismo como Derecho Penal objetivo, como Derecho Penal subjetivo y como
Desde una óptica objetiva diremos que el Derecho Penal integra un conjunto normativo que
constituye una zona o sector del Derecho; concretamente es aquel sector del ordenamiento jurídico
integrado por normas que definen las infracciones penales o estados peligrosos, que son presupuestos
a los que atribuyen las consecuencias jurídicas denominadas penas o medidas de seguridad.
El objeto de atención del Derecho Penal, entendido en este sentido objetivo, sería entonces la
presupuesto estaría formado, bien por una infracción penal (delito o falta) o bien por un estado
peligroso; la consecuencia (o sanción) lo estaría, bien por una pena, o bien por una medida de
seguridad.
imposición de una pena. Esta afirmación no nos dice mucho. Lo importante es contestar a la pregunta
¿por qué el legislador castiga esa conducta con la pena?. Contestar a esta pregunta supone adentrarse
en el contenido material del delito, lo que nos lleva a las funciones del derecho penal. En todo caso hay
dos grupos de delitos: los delitos propiamente dichos que se contienen en el título II del Código Penal y
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las faltas que se contienen en el título III del Código y que tienen un carácter leve.
- la conducta que pone en peligro o lesiona bienes jurídicos. El fundamento para que sea
castigado por el derecho penal es que no se trata de cualquier bien jurídico sino de un bien o bienes
- se trata de una conducta realizada por una persona motivable, es decir, una persona
normal psíquicamente.
- se trata de una conducta susceptible de ser evitada, que puede evitarse por la persona.
1) la pena que se define como "una privación de bienes jurídicos prevista en la ley y que se
impone por los órganos jurisdiccionales a la persona responsable de un hecho delictivo". La pena es
una especie del género sanción jurídica pero es la más grave de las sanciones del ordenamiento
jurídico.
Sus características son que es algo negativo y que afecta bienes jurídicos importantes de la
2) Las medidas de seguridad definidas como "un conjunto de medidas de muy diversa
naturaleza previstas por la ley que pretenden conseguir un fin preventivo especial frente a delincuentes
en los que concurre un elevado índice de peligrosidad criminal". Estas medidas se aplican a personas
delincuentes a las que la pena les resulta insuficiente o ineficaz, se aplican a sujetos peligrosos, es
decir, aquellos en los que cabe apreciar una probabilidad mayor o menor de que delincan. En España se
introducen por primera vez con este nombre en el CP de 1928. Posteriormente se recogen en la Ley de
artículos 95 y siguientes.
3) La responsabilidad civil también es una consecuencia del delito en aquellos casos en que de
la comisión del delito se hayan derivados daños. Se encuentra regulado en el CP en los artículos 19 a
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establecido por el Código penal se regirá por lo establecido en el ordenamiento civil. Ahora bien, se
recoge en el Derecho penal porque desde la perspectiva político-criminal es más ventajoso. La lucha
contra el delito se acometerá más racionalmente si se regulan con criterio único, como diversos medios
a utilizar, las distintas consecuencias del mismo, que no son respuestas totalmente independientes unas
caso, menos frecuente, se ordena a los destinatarios de la norma que lleven a cabo un determinado
comportamiento (p. ej., que socorran a quien se halle desamparado y en peligro manifiesto y grave,
cuando pudieren hacerla sin riesgo propio ni de terceros, art. 195.1 CP), mientras que en el segundo
caso se les prohíbe la realización del mismo (p. ej., que derriben o alteren gravemente un edificio
singularmente protegido por su interés histórico, artístico, cultural o monumental, art. 321 CP). Pero,
definitiva, es de motivar a los ciudadanos, sin duda a través de la conminación penal, a que
expresa.
o falta o incurra en un estado peligroso. La reacción a este acto se halla regulada en esas
mismas normas penales que, al hacerla, limitan lo que pudiera constituir una reacción
exagerada. Es otra forma de contemplar el Derecho Penal: hacerla desde una óptica
subjetiva. El Derecho Penal sería entonces aquel que limitase el poder punitivo del Estado
tanto en la creación de normas penales como en la aplicación de las mismas a los ciudadanos
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que las han infringido.
titularidad del ius puniendi (o derecho a castigar), aunque esto haya sido puesto en tela de
juicio por determinados autores. Sobre la cuestión de la legitimidad del ius puniendi debe
planteaba la cuestión del derecho a castigar (esto sucedía cuando el «Derecho criminal» se
público, como un ataque a la divinidad más que como una lesión del orden público), mucho
más recientemente algunos se han apresurado a negar a todo ente políticamente organizado
legitimación alguna para imponer penas a los sujetos. En este sentido los defensores de las
tesis abolicionistas han venido exigiendo con escaso éxito, pero notable insistencia, la
legitimidad punitiva presenta contornos más bien de tipo político (y por consiguiente otras
instancias de poder pudieran llegar a crear el derecho penal: tratados internacionales y la Unión
europea), y es en esa sede donde habrá de ser resuelta. Lo cierto es que es una realidad
natural en todas las comunidades humanas desde tiempos remotos: la existencia de graves
conecta al fundamento del propio Estado. En ese papel de titular del ius puniendi el Estado
una serie de principios y garantías que éste debe respetar: principios de legalidad,
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La materialización de esas exigencias no sólo atañe a aquellos órganos del Estado
orden a que la respuesta punitiva, sin duda legítima en abstracto, sea asimismo justa y
adecuada, en concreto.
Como definición más completa, aglutinando las vertientes objetiva y subjetiva, podemos
indicar entonces que el Derecho Penal es el conjunto de normas jurídicas que, para proteger
intereses esenciales de la comunidad, regula el poder punitivo del Estado en la configuración como
delitos o estados peligrosos de determinados presupuestos, así como en la asignación a los mismos
diáfano y de consecuencias calculables. Dicho Sistema Penal debe ser construido a través
medida en que ello sea competencia del Derecho Penal. Esta labor le corresponde a la
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contempla el Derecho positivo como si se tratara de un dogma, pues en principio no es a
Dogmática utiliza para cumplir sus cometidos el método dogmático que presenta diversas
A) FUNDAMENTO: NECESIDAD.
El Derecho penal tiene su razón de ser en constituir un medio que posibilita la vida en
comunidad. No es el único medio, e incluso se duda de que sea el más eficaz, pero desde una
determinado orden social, y este fundamento es coherente con un modelo de sociedad personalista,
concebida la sociedad como un instrumento creado por el hombre para vivir mejor (así tiene como fin
derecho penal asegura el funcionamiento y evolución del orden o sistema social. La sociedad
moderna regula sus conflictos bajo una estricta separación entre moral y ley, moralidad y legalidad. La
protección del orden social se lleva a cabo independientemente de valoraciones éticas, con una clara
separación o independencia entre derecho y moral (cada una con su ámbito) y ello por dos motivos: a)
por exigencia de una sociedad pluralista y abierta, básica en un estado social y democrático de derecho
y b) porque los puntos y principios fundamentales del derecho penal deben tener respuestas o
explicaciones racionales y prácticas (los principios de soberanía estatal, la naturaleza del Estado y sus
En definitiva, el derecho penal tiene como misión posibilitar la vida en la comunidad teniendo
presente para cumplir sus fines la posible "dañosidad social" de la conducta que se quiere evitar y, de
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este modo, asegurar el funcionamiento y desarrollo de un sistema social dado. La actuación del
derecho penal está justificada en cuanto sea necesaria para asegurar el funcionamiento del sistema y su
evolución hacia las metas constitucionalmente señaladas. Además, el Derecho Penal debe ser legítimo,
lo que significa: en primer lugar, que debe estar legitimado el poder que subyace tras el ordenamiento
jurídico. Esto significa la legitimación democrática del DP, emanado del parlamento. En segundo
lugar, significa que es legítimo cuando y sólo cuando es necesario: ha de demostrarse en cada caso que
es necesario el castigo de ese comportamiento (la reacción penal -la pena-) y también su naturaleza e
intensidad. Esta demostración ha de verificarse en todos los momentos del sistema penal: a) al tipificar
las conductas y amenazarlas con una determinada intensidad de penal. Proceso legislativo, b) al
momento de aplicar esa ley, la necesidad de que el sujeto que ha realizado esa conducta sea castigado
con una determinada penal. Proceso judicial, y c) ha de demostrarse que el sujeto condenado a una
pena es necesario que sufra en sus bienes una privación de tal intensidad.
Como finalidad genérica podemos afirmar que el DP pretende evitar aquellos comportamientos
que supongan una grave perturbación para el mantenimiento y evolución del orden social al que
personalista y pluralista). Las funciones que actualmente se atribuyen al Derecho penal en un sistema
1) Función de tutela de bienes jurídicos. El derecho penal intenta proteger aquellos bienes,
intereses, valores o principios que se consideran imprescindibles e importantes en una sociedad. A esto
común. Se concretan en una serie de condiciones valiosas que son los bienes jurídicos. En la
actualidad, en el Estado actual, el concepto de bien jurídico debe estar referido a la realidad social, es
anterior al legislador (preexistente) y tiene una función de límite del poder del legislador a la hora
de crear delitos.
Por tratarse de una sociedad personalista el bien jurídico, su contenido, ha de estar orientado
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hacia el individuo (art. 10.1 CE). Así pues, buscamos los bienes jurídicos (aquello que merece la
protección penal) en la Constitución, el legislador debe recurrir al contenido del texto constitucional
para delimitar cuales sean esos bienes jurídicos porque la CE es la norma jurídica suprema, dotada de
valor directamente normativo y que se asienta sobre los derechos constitucionales. Teniendo en cuenta
que las consecuencias penales afectan a bienes jurídicos con relevancia constitucional como la libertad
(art. 17 CE), es lógico exigir que su privación sólo pueda efectuarse por causa de la defensa de un bien
La titularidad de estos bienes corresponde: al propio individuo (la vida, la salud, etc.), la
comunidad en general (delitos contra la salud pública, delito ecológico) y, finalmente, el propio Estado
(delitos contra la seguridad interior y delitos contra la seguridad exterior). Ahora bien, en virtud del
art. 10 CE todos los intereses protegidos -sea quien sea su titular- han de ser hechos en función del
El bien jurídico realiza una función sistemática: de ordenación de los tipos penales y de los
manuales de la parte especial del Derecho penal. En la actualidad el CP se inicia con los delitos contra
los bienes personales, después los bines de la colectividad, el estado y por último la Comunidad
Internacional.
- El bien jurídico es un criterio de interpretación pues todo el tipo penal gira en torno a él.
Debemos saber qué bien jurídico quiere tutelar el legislador para determinar con exactitud el ámbito de
conductas que quiere evitar, constituyendo siempre el necesario punto de partida en el análisis del
delito.
2) Función de motivación. Para realizar la tutela de un bien jurídico, el Derecho penal cumple
una función de motivación. Motivar a los ciudadanos para que no cometan delitos es un medio para
proteger los bienes jurídicos y ser eficaz. En un Estado Social y Democrático de Derecho el DP tiene
ello actúa en los procesos de formación del comportamiento del individuo y así pretende incidir en su
comportamiento a través de la amenaza de una pena que unida a ese comportamiento haga que los
ciudadanos se abstengan de realizarlo, que no cometan ese acto. La sanción pone de manifiesto el
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carácter coactivo de la norma penal. Este proceso tiene dos fases:
de la pena pero en contradicción con su escala de valores. Esta amenaza no puede suprimirse aún
cuando existiera interiorización, porque siempre puede darse la tensión o tentación por los beneficios
que origina el delito, además la amenaza puede ser eficaz también en delincuentes ocasionales.
asumen el respeto a ese bien jurídico y omiten las conductas que lo lesionan. En definitiva, los dos
momentos corresponden a dos conceptos distintos para explicar el cumplimiento de las normas
- si el derecho penal quiere incidir en los miembros de una comunidad, sólo lo hace o, mejor
dicho, sólo lo puede hacer sobre aquellos sujetos motivables o susceptibles de motivación y así no lo
- Por lo tanto, el Derecho penal solo debe y puede intervenir ante estas conductas: las realizadas
por personas susceptibles de motivación y ante comportamientos que son evitables: dolosos e
3) Función promocional. Esta función indica el grado de relación entre el orden social y el
Evidentemente entre ambos no debe existir una oposición radical pero tampoco una identidad
completa. Existen unas matizaciones: el Orden Jurídico no debe ni puede limitarse a mantener un
determinado orden social, sino que debe buscar la evolución de ese orden social introduciendo nuevos
valores pero sin que ello choque y produzca un rechazo, es más, tales valores deben tener un refrendo
con el modelo de sociedad en que vive. Ejemplos en los que la consideración de un comportamiento
como delito se ha adelantado a la valoración social: la introducción de los delitos fiscal, ecológico,
Se trata de una práctica legislativa penal de signo educativo. El legislador penal, en ocasiones,
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siente la necesidad de proteger ciertos bienes que aún no han sido asumidos por la sociedad como
consagrados (la vida, la libertad..) para pasar a desempeñar funciones de promoción de valores (la
Constituye una característica del Derecho Penal de nuestro tiempo la tendencia hacia una
conduce, asimismo, a la formulación de una serie de principios que sintetizan, y a través de los que
se proclaman las más elementales exigencias que debe respetar el sistema punitivo de cualquier
Estado democrático.
A) EL PRINCIPIO DE LEGALIDAD.
a Cesare Bohesana, Marqués de Beccaria, en su obra De los delitos y de las Penas (1764),
tanto como a Feuerbach, autor que lo enunció acuñando una expresión en latín (nullum
crimen, nulla poena sine lege), por la que ha venido siendo generalmente conocido. El éxito
1850, que sólo lo tuvo en cuenta parcialmente. La actual de 1978 expresa de un modo
que se refiere a la vigencia de este principio en el ámbito penal -si bien de modo
incompleto- en el art. 25.1 «Nadie puede ser condenado o sancionado por acciones u
1995 no lo recoge con esa denominación, sino que se limita a regular sus consecuencias
Los efectos de este principio se dejan sentir en todo el ordenamiento jurídico, aunque
es en la esfera penal donde las exigencias derivadas del mismo alcanzan su plenitud. En
dicho ámbito el principio de legalidad supone, y éste sería su significado esencial, que
únicamente la Leyes son fuente formal, inmediata y directa del Derecho Penal, no siendo
posible acudir a otras fuentes salvo con un carácter complementario, mediato e indirecto
(reserva absoluta de ley). Sólo el legislador nacional (nunca los autonómicos) a través del
puede crear normas penales. La doctrina mayoritaria estima que las leyes penales deben
referirse a ellas como las relativas al desarrollo de los derechos fundamentales y de las
libertades públicas. No olvidemos que esta clase de leyes tiene una especial incidencia en
comprometido el honor de las personas. Pero dicha reserva de ley no es obstáculo para
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admitir la legitimidad de las denominadas leyes penales en blanco cuando por la naturaleza
de la materia delictiva (p. ej., medio ambiente, derechos de los trabajadores, etc.) se haga
materia penal), con una utilización racional del mismo se elude ese riesgo.
Pero junto a este significado esencial, de carácter político, que implica la existencia del
Por otra parte, de este principio derivan unas garantías: Son cuatro las garantías del
a) Garantía criminal. La garantía criminal (nullum crimen sine lege) supone que no se puede
castigar como infracción penal ninguna conducta si ello no ha sido previamente establecido
en una ley. Así lo determina, respecto de los delitos y las faltas, el art. 1.1 del CP: «No será
castigada ninguna acción ni omisión que no esté prevista como delito o falta por ley anterior a su
división de poderes- con lo dispuesto en el art. 4.2: «En el caso de que un Juez o Tribunal, e11
el ejercicio de su jurisdicción, tenga conocimiento de alguna acción u omisión que, sin estar
penada por la ley, estime digna de represión, se abstendrá de todo procedimiento sobre ella y
expondrá al Gobierno las razones que le asistan para creer que debiera ser objeto de sanción
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penal.»
Respecto de los estados peligrosos, la previsión se halla en el art. 1.2: «Las medidas de
seguridad sólo podrán aplicarse cuando concurran los presupuestos establecidos previamente por
hace segura la aplicación del Derecho Penal, evitando la sorpresa del ciudadano.
b) Garantía penal. La garantía penal (nulla poena sine lege) supone que no se puede imponer
una pena o una medida de seguridad que no haya sido previamente establecida en la ley
para sancionar un delito o falta determinados. Aparece formulada en el art. 2.1 del CP: «No
será castigado ningún delito ni falta con pena que no se halle prevista por ley anterior a su
perpetración. Carecerán, igualmente, de efecto retroactivo las leyes que establezcan medidas de
seguridad.» Esta previsión se complementa, además, con lo dispuesto en el art. 4.3: «Del
del precepto o la concesión de indulto, sin perjuicio de ejecutar desde luego la sentencia, cuando
de la rigurosa aplicación de las disposiciones de la ley resulte penada una acción u omisión que, a
juicio del Juez o Tribunal, no debiera serio, o cuando la pena sea notablemente excesiva, atendidos
a las leyes procesales. Contenida esencialmente en los arts. 24.2 de la CE «Asimismo, todos
letrado, a ser informados de la acusación formulada contra ellos, a un proceso público sin
dilaciones indebidas y con todas las garantías, a utilizar los medios de prueba pertinentes
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para su defensa, a no declarar contra sí mismos, a no confesarse culpables y a la presunción
Juzgados y Tribunales determinados por las leyes, según las normas de competencia y
su art. 3.1 «No podrá ejecutarse pena ni medida de seguridad sino en virtud de sentencia firme
dictada por el Juez o Tribunal competente, de acuerdo con las leyes procesales».
d) Garantía de ejecución. La garantía de ejecución supone que sólo del modo en que
aparece regulado en la ley se pueden cumplir las penas y medidas de seguridad. Aparece
formulada tanto en el art. 25.2 de la CE «... El condenado a pena de prisión que estuviere
de los que se vean expresamente limitados por el contenido del fallo condenatorio, el
sentido de la pena y la ley penitenciaria ... » como en el art. 3.2 del CP «Tampoco podrá
ejecutarse pena ni medida de seguridad en otra forma que la prescrita por la ley y reglamentos que
las garantías y dentro de los límites establecidos por la ley, los reglamentos y las sentencias
judiciales».
Con todo, existen Obstáculos a la plena verificación del principio de legalidad. La entera
realización de este principio constituye más una razonable aspiración que una constatada
interpretación y aplicación del Derecho Penal. Pese a ello, lo que sí resulta posible y
obligado -con las matizaciones apuntadas acerca del ineludible uso de las leyes penales en
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mecanismos legislativos menos garantísticos y democráticos. Pero, salvada esta irrenun-
ciable exigencia política, debemos convenir en que a nivel técnico resulta a veces
siempre se puede evitar el empleo de términos valorativos, pues hay materias en las que
intelectual en los delitos relativos a la misma). Otro importante riesgo que se debe evitar
calculable la aplicación del Derecho Penal (un ejemplo de marco excesivo es el del delito
de lesiones del art. 147, que puede comprender desde una pena de multa de seis meses
hasta la prisión de tres años), y ello es incompatible con las derivaciones del aforismo lex
Es comúnmente aceptada la idea de que el Derecho Penal debe tener poca presencia
en la regulación del conflicto social. Cuando surja éste, el modo de resolución prioritario
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prestaciones, pérdida de bonificaciones, etc.), o de otra clase; en tercer lugar, penales,
subsidiario o de ultima ratio del Derecho Penal en el seno del Estado de Derecho, así
como a su función de tutela cualificada de los bienes jurídicos: sólo cuando el recurso a
sanción penal. Por eso es cuestionable el empleo indiscriminado que se hace del
Derecho Penal en aquellas situaciones en las que, ante una generalizada alarma social -a
veces real, pero en ocasiones sólo presunta-, se obtiene como respuesta por parte del
Estado, titular del ius puniendi, la creación de tipos penales nuevos -o la agravación de
Junto al referido carácter subsidiario del Derecho Penal, constituye una segunda
significa que aquél no está dirigido a proteger todos los bienes jurídicos existentes, sino
únicamente los que son esenciales para el individuo; y frente a éstos, su función tuitiva
no se extiende a cualquier tipo de ataque que los ponga en peligro, sino sólo a aquellos
más intolerables y que se ciernen con mayor intensidad sobre dichos bienes esenciales.
tutela, crecientes en una sociedad cada vez más compleja, como ha señalado el
legislador en la Exposición de Motivos del Código Penal de 1995. Por ello, el Sistema
Penal debe ser concebido como un sistema que se halla en equilibrio dinámico y cuya
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humanos. Esto sucede cuando la ciudadanía haya llegado a la conclusión de que aquellas
(p. ej., algunos daños imprudentes), o bien, un determinado bien jurídico ya no se reputa
esencial, o, incluso, aquello contra lo que atentaba nunca constituyó un verdadero bien
jurídico, sino que sólo lo parecía porque el grupo social dominante convirtió un interés
propio en valor digno de tutela (p. ej. la honestidad sexual). Y sucederá lo segundo cuando,
3. PRINCIPIO DE CULPABILIDAD
No hay pena sin culpabilidad y la pena no debe rebasar la medida de la culpabilidad. Así
aparece formulado este principio, aunque dicha denominación sólo es adecuada para
aquel sector doctrinal minoritario que sigue estimando que el dolo y la imprudencia son
formas de culpabilidad, pues en caso contrario -si se considera que pertenecen a la parte
subjetiva del injusto típico constituyendo grados diversos del desvalor subjetivo de la
acción-, es más acertado aludir al principio de responsabilidad subjetiva (no puede haber
subjetiva). Además, en definitiva, la propia evolución del Derecho Penal no es sino una
está de hecho implícita en el propio texto del art. 5 del CP: "No hay pena sin dolo o
imprudencia».
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La culpabilidad nada tiene que ver con la moral, sino que debe ser entendida
jurídico penal no puede imponer de modo coactivo una determinada concepción moral o
culpabilidad para poder imponer una pena, lo cierto es que algunos autores, generalmente
desde ópticas preventivas, han señalado que este elemento del delito presenta algunas
La culpabilidad está basada, sin duda, en la existencia del libre albedrío, en definitiva en
constituyente en el art. 10.1 CE «La dignidad de la persona, los derechos inviolables que le
Ese tratamiento otorgado al ciudadano libre conlleva una serie de exigencias que debe
aplicativo del Derecho, y que conforman una serie de principios derivados del de
responsabilidad conjunta de toda una familia o clan por el hecho que había cometido uno de
sus integrantes, el principio de personalidad impide que alguien pueda ser castigado por un
hecho ajeno. De todas formas la cláusula contenida en el art. 31 del CP vigente puede ser
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considerada, aunque con evidentes matizaciones, una modalidad especial de
responsabilidad por hecho de otro «El que actúe como administrador de hecho o de derecho de
correspondiente figura de delito o falta requiera para poder ser sujeto activo del mismo, si tales
B) Principio de responsabilidad por el hecho. Este principio impide que alguien pueda ser
castigado por su modo de ser o conducta de vida, tal como propusieron en su día los
teóricos del Derecho Penal nacional-socialista, que abogaban por un Derecho Penal de autor
frente al Derecho Penal de hecho, único que es admisible en un Estado de Derecho y que
C) Principio de dolo o culpa. Frente a sistemas jurídicos -hoy caducos- que admitían una
para que alguien pueda ser declarado penal mente responsable, que el hecho delictivo
llevado a cabo sea doloso (querido, aceptado o asumido) o culposo (imprudente), optándose
en cambio por la irresponsabilidad penal en caso de que no concurra ninguna de estas dos
Junto a los anteriores, existen, empero, otra serie de principios informadores del
bienes jurídicos, que supone que sólo puede tipificarse como delito o falta aquella acción
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principio de prohibición de exceso que rechaza la configuración e imposición de
coerción- para alcanzar los fines preventivos que le son propios; o el principio de
resocialización que obliga al empleo de aquellas sanciones penales que sean en mayor
cumpliendo así dos mandatos constitucionales -uno genérico y otro específico-, como son los
ubicados respectivamente en los arts. 9.2 «Corresponde a los poderes públicos promover
las condiciones para que la libertad y la igualdad de] individuo y de los grupos en que se
integra sean reales y efectivas; remover los obstáculos que impidan o dificulten su
económica, cultural y social» y 25.2 <<Las penas privativas de libertad y las medidas de
la misma gozará de los derechos fundamentales de este capítulo, a excepción de los que
pena y la ley penitenciaria. En todo caso, -tendrá derecho a un trabajo remunerado y a los
establece el artículo 25.3 CE que impide que la Administración puede imponer sanciones
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El elenco de sanciones que impone la administración también tiene un contenido
aflictivo, en algunos casos incluso mayor al de las propias penas, como sucede por
ejemplo con las multas administrativas que en algunos casos alcanza cuantías
notablemente superiores a las multas penales. Por ello el legislador ha precisado lo que no
son penas en el art. 34 del Código: las multas y demás correcciones que, en uso de
orden cualitativo: el delito lesiona auténticos bienes jurídicos mientras que la infracción
penal pero no respecto a las infracciones administrativas. Todas estas teorías han sido
Tribunal Constitucional al hacer presentes los principios limitadores del derecho penal en
Actualmente, por tanto, se basa ahora en criterios cuantitativos: los delitos y las
faltas son más graves que las infracciones administrativas. Sin embargo, en la práctica
consideran más graves que las faltas. Por ello se debería dar un replanteamiento por el
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En la práctica nos encontramos con que algunos hechos pueden ser al mismo
IDEM», conocido también como ne bis in idem. Este principio implica la prohibición de
vertiente procesal. Así, según la primera de ellas, nadie debe ser castigado dos veces por la
misma infracción; y según la vertiente procesal, nadie puede ser juzgado dos veces por los
mismos hechos.
hizo por primera vez en la STC 2/1981, de 30-1-1981, cuyo FJ 4º dice: «El principio
general del derecho conocido por non bis in idem supone, en una de sus más conocidas
que se aprecie la identidad del sujeto, hecho y fundamento sin existencia de una relación de
supremacía especial de la Administración [ ... ] que justificase el ejercicio del ius puniendi
bien no se encuentra recogido expresamente en los arts. 14 a 30 CE, que reconocen los
derechos y libertades susceptibles de amparo (art. 53.2 CE y art. 41 LOTC), no por ello
cabe silenciar que [ ... ] va íntimamente unido a los principios de legalidad y tipicidad de las
Esta vertiente material que prohíbe la duplicidad de sanciones en los casos de identidad
del sujeto, hecho y fundamento, tiene aplicación no sólo en las cuestiones de coexistencia
en su FJ 4º: «El principio non bis in idem determina una interdicción de la duplicidad de
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sanciones administrativas y penales respecto de unos mismos hechos, pero conduce
normativas diferentes, pero que no pueda ocurrir lo mismo en lo que se refiere a la apre-
ciación de los hechos, pues es claro que unos mismos hechos no pueden existir y dejar de existir
para los órganos del Estado. Consecuencia de lo dicho, puesto en conexión con la regla de la
Tribunales de justicia es que la primera, como con anterioridad se dijo, no puede actuar
mientras no lo hayan hecho los segundos y deba en todo caso respetar, cuando actúe a
posteriori, el planteamiento fáctico que aquéllos hayan realizado, pues en otro caso se
produce un ejercicio del poder punitivo que traspasa los límites del arto 25 CE y viola el
derecho del ciudadano a ser sancionado sólo en las condiciones estatuidas por dicho
precepto.»
Esta vertiente procesal que impide una doble apreciación de unos mismos hechos y
cosa juzgada.
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