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LEYENDAS SALVADOREÑAS
MATERIA:
LEGUAJE Y LITERATURA.
DOCENTE:
GLADYS ELIZABETH MARTINEZ.
ALUMNO:
DIEGO EMILIANO LOPEZ RIVERA.
N° DE LISTA:
9
GRADO:
8° “A”
FECHA DE ENTREGA:
JUEVES, 30 DE ABRIL DE 2020
La "Si huanaba”
Las historias que cuentan los campesinos, es que él viene a sus campos y que
encuentran los pasos de un muchacho, pero se pierden siguiendo las huellas,
porque algunos no saben que el Cípitio tiene sus pies al revés, lo siguen en la
dirección incorrecta. Otra característica del Cípitio es que le gusta comer cenizas,
lanza piedritas a las señoritas hermosas y le gusta comer mucho la variedad de
plátanos conocidos como “Guineo Majoncho” de El Salvador. él podría también
“Teletransportarse” donde quiera y cuando lo desee.
La carreta chillona
Cuentan que hace años vivió un hombre sin fé a quien todos llamaban "Pedro el
Malo". Para un 15 de mayo, fiesta de San Isidro Labrador, mucha gente llegó al
pueblo para la bendición de carretas. Pedro también llevó su carreta, pero tenía
malas intensiones.
La paró muy cerca de la puerta de la iglesia, lejos de las otras carretas.
Cuando el sacerdote le pidió a Pedro que alineara su carreta con las demás, este
le respondió que no la había llevado para que la bendijera, pues ya estaba
bendecida por el diablo. Y de seguido, hincando a los bueyes sin piedad, intentó
entrar a la iglesia con todo y carreta, pero los bueyes se resistieron a entrar; más
bien lograron zafarse del yugo y la carreta salió calle abajo con todo y Pedro.
El sacerdote le dijo entonces: "Andarás con tu carreta por todo la eternidad" .
Los bueyes se salvaron de la maldición, porque se negaron a entrar a la iglesia.
Cuenta la leyenda que desde entonces la carreta sin bueyes, va bendecida por el
diablo, anda sola sin bueyes que la conduzcan, causando espanto por donde se
oye el "traca, taca, Tarata", que hacen sus ruedas de madera. Los abuelos
cuentan que la carreta sin bueyes pasa por los pueblos de la campiña salvadoreña
donde no hay amor ni armonía entre sus habitantes, siempre después de la media
noche.
El Justo Juez de la noche.
Hace muchos años los brujos habían invadido los pueblos de Cuzcatlán; ellos se
disfrazaban de animales para robar los granos, las frutas y todo lo que
encontraban a su paso. Angustiados los indios de Sensuntepetl, pidieron a sus
dioses que los ayudaran a solucionar su problema.
Pero una noche de marzo, el Justo Juez de la noche, tuvo que irse para otro
pueblo a realizar otro trabajo que los dioses le habían confiado. Desde ese día, las
gentes de aquel pueblo siguen esperando al Justo Juez de la noche, que tuvo que
partir a llevar paz y seguridad a otros lugares. Por eso, cuando va por todos los
pueblos, las noches estrelladas lo saludan y la Luna se inclina a mirarlo y le
sonríe. Ella sabe que él sólo está allí para hacer el bien.
El Gritón de Media Noche
En una tribu de esas que poblaron nuestro antiguo territorio Salvadoreño fue
expulsada una india, quien sabe por qué razón o que falta o delito cometió, aquella
india en su soledad en la densa selva de Cuscatlán, tuvo la mala suerte de
encontrarse con un demonio, este la toma y la hace su mujer durante largo tiempo
para desdicha de aquella india.
De esta forzosa y dolorosa relación nació un hijo, mitad humano, mitad demonio,
de un colosal tamaño. Este sería conocido con el tiempo como el gritón de
medianoche. El nombre de gritón de la medianoche no se le otorga por capricho o
casualidad amigos, pues relatan que su poderoso y aterrador grito puede arrancar
los árboles de raíz, desbordan los ríos y hace temblar la tierra; el terror se apodera
de aquellos que han logrado escuchar su aterrador grito por la noche. Se dice que
este persigue a aquellos hombres que se atreven a vagar por el campo a altas
horas de la noche...este es el hijo de la india desterrada y un demonio.
Los hombres que escuchan ese aterrador grito ven los árboles caer a su lado, los
ríos cambiar su cauce y la tierra temblar como si de un terremoto se tratara, el
pánico y una horrible fiebre se apodera de ellos cayendo en cama y pasando días
recuperándose sin poder hablar, o lo que es peor amigos, morir de inmediato por
el susto.
La descarnada
En las carreteras desoladas solía aparecer una mujer de gran belleza: sola, con
ropas provocativas y actitud sensual y coqueta, haciendo autoestop al borde del
camino, esperando al incauto que la recogiera. Una vez que el hombre (sólo
tentaba a los varones)-ante la oportunidad de tener una aventura con la mujer-
detenía su coche y le preguntaba a dónde iba, la misteriosa mujer respondía
siempre que a un sitio no muy lejano, localizado apenas a pocos kilómetros. Así,
los hombres nunca dudaban en subirla; pero, ya dentro del vehículo, la mujer
empezaba a mirarlos de manera provocadora, a realizar movimientos tentadores y
a seducirlos.
Pero la leyenda dice que este árbol tiene un negro secreto oculto entre sus
deformadas ramas, y es que a las 12:00 de la noche en punto, en la copa de éste,
nace una hermosa FLOR BLANCA, la cual cae al suelo y el hombre que logre
agarrar esta flor, tendrá todo lo que quiera, AMOR, DINERO Y SALUD, pero no es
tan fácil, pues la verdadera prueba es luchar contra EL DIABLO, que es el dueño
de esa flor. Se dice que tiene que ser una lucha a muerte; si el Demonio gana, se
lleva el alma de aquel hombre, pero si el hombre gana tendrá todo lo que él
quiera.
Se cuenta que las únicas personas que ven a este árbol florecer en cualquier
época del año son los MUDOS, ya que se sabe que nunca dirán nada de esta flor
encantada.
El Cadejo
En tiempos lejanos habitó en “La Barra de Santiago”, un cacique jefe, quien era
conocido como un hombre fuerte y de malos sentimientos pero con mucha fortuna.
Este aguerrido indio, había arreglado en matrimonio a su hija Chasca, muy
conocidas en el pueblo, con el príncipe de una tribu vecina. Un buen día la
hermosa muchacha por la orilla de la playa, en eso, conoce a un hermoso
pescador de nombre Acayetl. De inmediato entre los dos hubo una fuerte
conexión, quizás a lo que llaman amor a primera vista, lo que traduce que cuando
sus miradas se entrelazaron, quedaron empedernidamente encantados el uno del
otro. Como era de esperarse, el padre de Chasca, no aceptaba de ninguna
manera los amores entre los enamorados, además tenía todo preparado para que
su hija contrajera nupcias con el príncipe. Pero, la joven se levantaba en horas
muy tempranas, para salir escapada hasta llegar a la orilla de la playa, donde la
aguardaba en una embarcación su enamorado Acayetl.
Chasca, sentía un profundo dolor en su espíritu por la pérdida del amor de su vida,
por lo que tomó la decisión de acompañarlo al más allá, entre su pesar se ató una
fuerte roca a su cintura.
Luego se introdujo a las aguas del mar, y empezó a nadar tan fuerte como sus
fuerzas se lo permitían, hasta que las olas las arrastraban mar adentro. Después
de este acontecimiento, los pescadores de la zona, narraban sobre una mujer
luciendo traje blanco y rodeado de plumas se observaba durante la luna llena, que
paseaba en el mar sobre una canoa blanca. Actualmente, los habitantes de Barra
de Santiago, cuentan la leyenda sobre Chasca a quien le dicen la diosa del agua.
La gigantona de Jocorro
La leyenda narra desde 1908, donde los pobladores encontraron un territorio, que
originalmente llevaba por nombre San José, y actualmente se conoce como cerro
El Gigante, en este lugar hallaron osamenta de humanos, que al realizar
investigaciones pertenecían a un individuo de un tamaño aproximado a los dos
metros de alto. De estos huesos, hasta la presente no se tiene mucha información,
lo que sí es cierto que fueron traslados a otro país para sus investigaciones. Para
ese momento, existía el alcalde de nombre Santiago Mata, quien encargó a una
persona llamada Neftalí, para que elaborara una imagen tallando su rostro en
madera, y éste la coloreo, después construyó el cuerpo, de manera que cualquier
persona ingresará a su interior para hacerla girar haciendo parecer que danzaba.