Carta de una hembra animal a las feministas

Antes que nada me presento, soy una vaca, soy una gallina.

Soy esa a la que a diario roban su leche, me fertilizan tanto de forma manual o mecánica,
violándome de forma sistemática para que pueda hacer (“producir”) más leche y a la vez me quitan
a mis hijxs que irán destinadxs a los platos de vuestra especie humana.

Soy la vaca que luego de pocos años de “producción” me llevarán en un camión directo al matadero
para alimentar luego a las personas sedientas de sangre y muerte.

Soy una hembra, podría considerarme una mujer de mi especie, a la que humillan con la violencia
especista que también es una forma de violencia de género, en la explotación animal somos las
hembras las más explotadas, tanto en la industria como en explotaciones domésticas, ¿recuerdas en
tus ojos esa imagen de un hombre ordeñándome a mano y luego vendiendo la publicidad como si
eso fuese algo hermoso?

Nos violan porque no es un deseo nuestro el que usen nuestro cuerpo y regulen nuestros partos,
nuestros embarazos…violando así nuestros ciclos vitales y nuestro espacio vital.

Como hembras que somos, les pido que tengan en cuenta de que la explotación y la violencia de
género también las tenemos las de otras especies animales.

Soy la gallina a la que dan de comer alimentos sintéticos, sintetizados, inmóviles, desnaturalizando
de esta manera nuestros instintos básicos.

Soy la que vive en espacios reducidos cuando son granjas y gallineros cuando dicen que estamos
libres, si así fuera no seríamos consideradas objetos y propiedades por parte de quienes nos obligan
a poner huevos , cambiando nuestros ritmos cuando nos inducen luces para perder la noción del
tiempo, nuestra naturaleza no es estar encerradas en jaulas grandes o pequeñas, así como vosotras
las humanas no han de pasar horas haciendo tales o cuales tareas, o trabajar para un patrón en una
fábrica o en una tienda.

Soy la gallina, soy esa que cuando se acabe mi ciclo económico productivo, pasaré a ser pienso o
caldo…