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UNIVERSIDAD DISTRITAL FRANCISCO JOSÉ DE CALDAS

FACULTAD DE CIENCIAS Y EDUCACIÓN


CURRÍCULO Y PROBLEMAS DE APRENDIZAJE
LAS PERCEPCIONES Y EL TDAH

Catalina Jaramillo 20151160042

LAS PERCEPCIONES Y EL TDAH

De todas las villas y aldeas vecinas afluían locos a la Casa Verde.


Eran furiosos, eran mansos, eran monomaniacos,
eran toda la familia de los desheredados del espíritu.
Machado de Assis.

En el campo de la educación, los problemas de aprendizaje son de toda variedad; desde


estudiantes con enfermedades bastante notorias como atrofia muscular, otras más comunes
como problemas oculares como miopía, y otras invisibles de orden cognitivo como la
dislexia. Sin embargo, esta clase de diferencias en orden físico y cognitivo no llevan
consigo una carga de locura, como aquellas que en su diagnóstico llevan de antemano el
“trastorno”. Esta palabra que evoca como primera imagen, el manicomio, la agresividad, el
trauma o el descontrol; y que sí acarrean para el que la padece, problemas de auto-
reconocimiento especialmente en la adolescencia (Galarza, 2016), de esta manera, en este
texto, se pretende hablar de los imaginarios que se crean a partir de lo que se dice de este
trastorno, respondiendo a la pregunta: ¿Qué es el TDAH y como su diagnóstico repercute
en el aula y la vida social del que padece este trastorno?c

Así pues, desde las ideas adversas sobre los imaginarios de lo que es el TDAH, pues por
una parte se habla de una condición patológica, la cual debe ser tratada y medicada; y por
otra, se le ve como “gadejo”, como una excusa a la mala crianza y la justificación de un mal
comportamiento (Rodríguez y Parales, 2017) puede decirse que, este trastorno lleva en él
una gran carga de significados negativos.
De esta manera, desde los diferentes estudios por los que puede llegar a pasar el sujeto, las
miradas que lo juzgan se encuentran en estas dos fronteras: la médica patológica y la social
prejuiciosa. Ejemplos de estas dos miradas hay por montones; desde los programas
mañaneros de tv que hablan de este trastorno y de fondo se encuentran imágenes de agujas,
medicamentos, y un profesional de la salud mental prácticamente dictando uno a uno los
síntomas de el trastorno más diagnosticado en niños y adolescentes en el mundo (Mateo,
2006); o las miradas de desaprobación de adultos ante el comportamiento del niño en
reuniones familiares, o lugares públicos- sin mencionar la comedia exacerbada sobre éste-
que lo único que hacen es dejar al sujeto en el terreno de la locura o del capricho.

Ahora bien, partiendo de lo anterior, no es descabellado pensar que estas percepciones


afectan negativamente a quien es diagnosticado con TDAH, puesto que

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