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ESQUEMAS DEL DELITO Y LA DOGMATICA PENAL

Politécnico Grancolombiano

Derecho

Presentado por:
Yahaira Bibiana Rodríguez González
José Wilmar Sánchez Duque
Elkin Andrés Ochoa Rivera

Materia:
Penal General

Medellín, Colombia
2020
“El Derecho no es una aplicación mecánica de consecuencias jurídicas previstas
en preceptos generales, como lo aspiraba la práctica jurídica de inicios del siglo
XIX…, sino una práctica argumentativa racional”. [ CITATION Sen15 \l 9226 ]

1. Introducción sobre sentido del derecho penal

El derecho penal puede ser concebido desde dos sentidos, el objetivo y el


subjetivo. Desde el sentido objetivo, el derecho penal es el conjunto de normas
jurídicas que constituyen el denominado ordenamiento jurídico que tienen por
objeto la determinación de las infracciones de naturaleza penal y sus
correspondientes sanciones -penas y medidas de seguridad-.

Como derecho penal subjetivo, entenderemos la facultad que corresponde al


estado de crear y aplicar la norma penal, también denominado ius puniendi o
derecho que tienen el estado de castigar al sujeto infractor de un precepto penal
mediante la aplicación de sanciones -penas y medidas de seguridad- señaladas
por la misma norma.[ CITATION Gar85 \l 9226 ]

1.1. Elementos de la norma penal

De la definición anterior se deduce que el derecho penal en la actualidad trata del


delito, de la pena y de las medidas de seguridad.

a) El Delito

El delito en su acepción formal es la conducta que castiga la ley con una pena, la
acción penada por la ley, o sea el conjunto de presupuestos de la pena. En su
concepción material es una acción típicamente antijurídica y culpable a la que se
le señala una pena[ CITATION Rod84 \l 9226 ].

La acción por su parte es un acaecimiento previsto en la ley y dependiente de la


voluntad humana. La acción puede darse en tres sentidos, acción en sentido
estricto, cuando se trata de hacer algo, omisión cuando se trata de no hacer y la
combinación de las dos anteriores comisión por omisión. En síntesis, el acto es
una manifestación de la voluntad por acción u omisión que produce un cambio en
el mundo exterior.

Para que una conducta humana sea constitutiva de delito, ha de llevar aparejada
una conducta contraria a la norma penal que prohíba u ordene su ejecución, o lo
que es lo mismo, ha de ser antijuridica, que no es otra cosa que la oposición
existente entre la conducta humana y la norma penal.

En la conducta humana se presentan a veces acciones que además de ser


socialmente reprobables han sido penadas por la ley. Para que un acto sea
considerado como criminal, es necesario que el legislador lo haya descrito de una
manera objetiva como infracción, de allí se deprende la tipicidad, como la
definición del hecho que se ha considerado delito en cada caso, en la simple
descripción objetiva del hecho.

Frente a la comisión del delito surge una responsabilidad de tipo penal, y de allí se
deriva la culpabilidad, la cual puede entenderse como el conjunto de aquellos
presupuestos de la pena que fundamentan frente al sujeto, la reprochabilidad
personal de la conducta antijuridica. La acción aparece, por ello, como expresión
jurídicamente desaprobada de la personalidad del agente.

b) La Pena

Puede entenderse la pena como la sanción que impone el legislador al infractor de


la norma penal. La pena sirve al estado para la protección de los bienes jurídicos
tutelables para una adecuada convivencia y la paz.

No se trata simplemente de la instauración de una justicia meramente retributiva,


sino que tienen también como finalidad la prevención de futuros delitos.
Prevención que actúa sobre la colectividad, mostrando a los ciudadanos las
consecuencias del delito, en los que crea intimidación y para que se mantengan
en el campo de la legalidad, es la llamada prevención general [ CITATION Góm01 \l
9226 ]
c) Medidas de seguridad

Consisten en especiales medidas preventivas impuestas por el estado a


determinados grupos de delincuentes para conseguir su adaptación a la vida
social o su segregación de la misma, o aún sin aspirar específicamente a estas
finalidades, todo ello con fin de lograr la prevención de nuevos delitos.

2. ESCUELA CLÁSICA O NATURALISTA

Surge a finales del siglo XIX y comienzos del XX en Alemania, influencia del
positivismo cientificista imperante de la época, parte de la acción como concepto
fundamental de la estructura del delito. El positivismo menciona que todo en lo
posible se debe someter al método científico, los conceptos deben ser
constatados, demostrados, el sistema es causalista, la acción como un fenómeno
natural, y ante una acción debe haber una consecuencia, basada en la regla de
causa y efecto.

Los autores de este esquema fueron:

 Franz von Liszt: Quien fue un jurista y político alemán de


origen austríaco conocido por sus aportes en el campo del derecho penal y
del derecho internacional público.
 Ernst von Beling: Quien fue un jurista alemán especializado en Derecho
penal.

Este esquema se integra por el modelo básico formado por Liszt (Acción +
antijuridicidad+ culpabilidad) + el componente agregado por Beling (Tipicidad).

Si a una acción causal le falta alguno de estas categorías, no es delito.

Para que exista delito debe estar conformado por:

 La parte objetiva esta conformada por la acción, la tipicidad y la


antijuricidad.
 La parte subjetiva que se conforma por la culpabilidad.
Parte objetiva:

La acción: Es el concepto fundamental de la estructura del delito, considerándola


como la modificación voluntaria del mundo exterior, los cuales constan de tres
elementos como lo son la manifestación de la voluntad, el resultado y la relación
de causalidad.

“La acción concebida como un movimiento corporal voluntario o como voluntad


humana encaminada a realizar una modificación en el mundo exterior” Franz von
Liszt & Ernest Beling

Teniendo en cuenta lo anterior para la existencia de la acción se exige un mínimo


de la actividad psíquica, basta que el sujeto haya querido algo, es decir, debe
llevar implícito la voluntad como elemento necesario y suficiente, por lo tanto,
basta solo con la inervación muscular o corporal y esta es una acción que no
implica valoración alguna.   

Ejemplo: Con animo de cazar un sujeto dispara en el bosque y como


consecuencia, muere un campesino (Habría acción con solo constatar que el
sujeto hubiera querido algo con la sola inervación muscular).

La valoración objetiva encontramos que con el movimiento muscular existe un


cambio en el mundo exterior. Si el sujeto no estaba dominado por fuerza física y
no estaba inconsciente hay acción típica.

La Tipicidad: Es la descripción de las características externas del


comportamiento. Para que el tipo exista, es suficiente que la acción se presente
como típica, es decir el tipo es la mera descripción de las características extremas
de la acción, por ejemplo: “muerte de un hombre” sin valoración alguna, el tipo es
objetivo descriptivo.

La Antijuridicidad: Es la relación de contradicción objetiva entre la conducta del


sujeto y el total ordenamiento jurídico, no se tiene en consideración elementos
subjetivos, La antijuridicidad seria la falta de permiso para actuar.
Por lo tato es objetiva- normativa:

 Objetivo: La persona
 Normativa: Confrontar la conducta con el ordenamiento jurídico o si viola o
no un bien jurídico tutelado.
Parte subjetiva

La Culpabilidad: Es un nexo psicológico entre la acción y el resultado que


permite distinguir el juicio aplicable al delito.

Dolo: Nexo psicológico directo, es decir, con intención.

Culpa: Nexo psicológico indirecto, sin intención, con mi acción no quería el


resultado, pero se que puede pasar.

La imputabilidad es un presupuesto de la culpabilidad, es imprescindible analizarlo


previo a la culpabilidad del agente. Es la propiedad que tiene el sujeto de ser
capaz de determinarse libremente, con conocimiento y libertad, si no hay
conciencia de la voluntad y de los hechos (inimputabilidad) no hay nexo
psicológico no hay culpabilidad.

3. ESCUELA NEOCLÁSICA

(dominante hasta mediados del siglo XX)

La primera quiebra del sistema clásico comienza a aparecer en su propia base, en


el concepto de acción. Pronto se demostró que el concepto causal de acción era
incapaz de sostener todo el edificio de la teoría del delito. Ya en 1904 RADBRUCH
verificó la imposibilidad de reducir los conceptos de acción y omisión a un
denominador común pues en la omisión no hay movimiento corporal alguno y es
por esencia la negación de una acción. Desde el punto de vista lógico no era
posible decir que acción (A) era igual a omisión (NO A). Más adelante propuso el
mismo RADBRUCH que el concepto de acción se sustituyera por el más concreto
de realización del tipo. Lo mismo se podía decir de los delitos mera actividad,
porque también en ellos faltaba el movimiento corporal y así, por ejemplo, la
esencia de las injurias verbales no radica, como decía VON LISZT, intentando
salvar peregrinamente su concepto causal de acción, en la "inervación de las
cuerdas bucales", sino en el significado social que se les atribuye.
Al mismo tiempo empezó a demostrarse también la quiebra de la tajante
separación entre antijuridicidad y culpabilidad según el binomio objetivo-subjetivo.
En algunos delitos, como el hurto o la injuria, era imposible calificar la acción como
antijurídica, si no se recurría desde el primer momento a determinados elementos
subjetivos: el ánimo de apropiarse de la cosa mueble ajena en el hurto, el animus
injuriandi en la injuria, etc. El descubrimiento de ese dato hecho por FISCHER en
el ámbito del Derecho civil, fue trasladado al Derecho penal por HEGLER, M.E.
MAYER y MEZGER, siendo este último quien presentó el mejor análisis y
consecuencias. A partir de este momento ya no se podrá decir que lo objetivo
pertenece a la antijuridicidad y todo lo subjetivo a la culpabilidad.

La confusión que este hecho pudo originar entre las categorías de la


antijuridicidad y la culpabilidad fue anulada en cierto modo por el
descubrimiento de una teoría normativa de la culpabilidad que ya no veía la
esencia de esa categoría en una mera relación sicológica entre el hecho y su
autor, sino en el reproche que a éste se le hacía por no haber actuado de otro
modo pudiendo hacerlo. Sólo así podía explicarse satisfactoriamente porque
quedaba impune el autor de un hecho antijurídico que había actuado dolosa o
culposamente, cuando se encontraba en una situación extrema de motivación
anormal o de necesidad.
Igualmente se acentuaron los conceptos normativos de la antijuridicidad con el
concepto de antijuridicidad material como lesión de bienes jurídicos y con la idea
de la ponderación de bienes que tuvo su reflejo en la creación de una causa
supralegal de justificación en el caso de conflictos entre bienes jurídicos de igual
valor. Se pasó con el neokantismo de una antijuridicidad formal a una
antijuridicidad material.
La distinción entre tipicidad y antijuridicidad se relativizó también con el
descubrimiento de los elementos normativos del tipo, es decir, de aquellos
elementos que requerían de una valoración, como servidor público, documento
público, ajenidad, etc. De aquí a considerar que la relación entre tipo y
antijuridicidad era más estrecha, sólo había un paso entre una y otra, que como lo
indicara M.E. MAYER, debía ser considerada la tipicidad como indicio de la
antijuridicidad, criterio que fue llevado hasta sus últimas consecuencias por
MEZGER, para quien el tipo era el fundamento, la «ratio essendi» de la
antijuridicidad.
Este proceso de transformación que sufre el sistema original de VON LISZT y
BELING, se caracteriza por el intento de referir a valores las categorías de la
teoría del delito, mostrando así la influencia manifiesta de la filosofía neokantiana
que en esta época tuvo su máximo esplendor y reflejo entre los penalistas
alemanes, y por el afán de sustituir el formalismo positivista por un positivismo
teleológico referido a valores.
En síntesis, con el influjo del neokantismo se recuperó para la dogmática y la
sistemática penal la dimensión de la decisión específicamente jurídica, esto es,
aquella que tiene lugar según criterios de valor.

4. ESCUELA FINALISTA O TEORÍA DE LA ACCIÓN FINAL

Dentro de la Dogmática penal, el finalismo podemos calificarlo como el cambio


más importante sufrido en la evolución del concepto de delito, y debemos situarlo
entre finales de los años cuarenta y la década de los sesenta del siglo XX. Si bien,
los inicios de la teoría final de la acción y del sistema finalista hay que situarlos en
los trabajos de Bonn Hans Welzel, padre del finalismo, durante los años treinta y
comienzos de los años cuarenta del referido siglo, el concepto de la acción
finalista, en cuanto concepto filosófico-jurídico surge, como hemos dicho en los
años treinta del siglo XX, pero su verdadero desarrollo, así como lo que se dio en
llamar nuevo sistema del Derecho penal, no se iniciará hasta una vez concluida la
segunda guerra mundial[ CITATION Ari07 \l 9226 ]

Para esta corriente dogmática, la actividad final es una actividad dirigida


conscientemente en función del fin, mientras que el acontecer casual no está
dirigido en función del fin, contraponiéndose a las teorías causalistas de la acción
que consideran la acción como una modificación del mundo físico, material y
sensorialmente perceptible.

Esta corriente le otorga al delito una estructura, entendida como una acción injusta
culpable. Así, el injusto, a su vez, se integra por la tipicidad y antijuricidad, y la
culpabilidad solo constituye un mero juicio de reproche social

El finalismo, desde sus inicios, pretende la superación del subjetivismo


epistemológico característico del neokantismo de la Escuela Sudoccidental
alemana. Así, como el neokantismo y sus valores supusieron un avance respecto
al concepto puramente naturalístico de la acción del sistema clásico, van a ser
ahora los métodos fenomenológico y ontológico los que produzcan una sustitución
del concepto causal de acción por un concepto final de la misma.

Vemos pues como, frente a la influencia del naturalismo y del positivismo en el


concepto causal de la acción, van a surgir y difundirse la doctrina de la acción
finalista y el nuevo sistema de Derecho Penal, sobre todo tras el fin de la segunda
guerra mundial, coincidiendo precisamente con la crisis del positivismo jurídico, es
decir, de aquella concepción según la cual no hay más Derecho que el Derecho
positivo, y todo el Derecho positivo es Derecho.

El legislador, dice Welzel, está vinculado a las leyes de la naturaleza física, y debe
atender a las estructuras lógico-objetivas en la materia de su regulación, en caso
contrario, su regulación jurídica será necesariamente falsa. Según Welzel, el
legislador está vinculado por realidades ónticas preexistentes, por estructuras
lógico-reales, por la “naturaleza de las cosas”, que no puede desconocer sin
malograr la regulación legal. Y en el campo del Derecho penal, esa previa
naturaleza de las cosas viene dada por la estructura final de la acción.

Welzel abandonó el pensamiento abstracto y logicista de la teoría neoclásica e


investigó la esencia real de la acción humana – diferenciada del mero acto del
hombre-. Welzel considera que el Derecho debe partir de unas estructuras lógico-
objetivas que se encuentran en la realidad y que le sirven de fundamento y base, y
para ello, redefine el concepto de acción desde una perspectiva ontológica. Welzel
numeraba varias estructuras lógico-objetivas, y la primera de ellas era el concepto
ontológico de la acción humana, el concepto finalista de la acción, que para él era
un concepto ontológico de la acción, previo a toda valoración jurídica.

La acción consiste, según Welzel, en el ejercicio de la actividad finalista. El


legislador no puede modificar la estructura finalista de la acción humana, ni el
papel que desempeña en ella la voluntad. La acción no es una mera suma de
elementos objetivos y subjetivos, sino una dirección del curso causal por la
voluntad humana.

El contenido de la voluntad ha de pertenecer al concepto de la acción. Welzel


señalaba otras estructuras lógico-objetivas, entre otras, la culpabilidad, que obliga
a conceder relevancia al error de prohibición. El concepto de culpabilidad
presupone que el autor pudiese haber actuado de acuerdo con la norma. Se trata,
en suma, de que el “poder actuar de otra forma” se convierte así en una estructura
lógico-objetiva percibida por Welzel. Si el autor no sabía ni podía saber que su
conducta era antijurídica, no actuaba culpablemente.

Welzel afirma precisamente que las estructura lógico-reales y, en particular, la


estructura final de la acción vincula al legislador, por cuanto que las normas de
derecho no pueden ordenar o prohibir meros procesos causales, sino sólo
comportamientos dirigidos por la voluntad. Sólo aquellos sucesos respecto a los
cuales puede considerarse el hombre como persona son sus mandatos derechos,
de lo contrario serían mero hecho, simple poder

Como dice Welzel, sólo la acción humana es vidente (ve adónde tiende) a
diferencia del resto de los procesos naturales, que actúan de modo ciego. La
actividad finalista del hombre se caracteriza pues, en que éste, gracias a sus
conocimientos nomológicos (derivados de la experiencia) puede prever las
consecuencias posibles de su conducta, y por tanto orientarla a la obtención de
determinados fines, planificando su conducta orientándola hacia tales fines.

4.1. Welzel y el nuevo sistema de derecho penal.


Los rasgos más destacados de este nuevo sistema del Derecho Penal que elabora
Welzel sobre esa base, son básicamente la inclusión del dolo en el tipo de los
delitos dolosos, con lo cual el tipo de los delitos dolosos pasa a diferenciarse del
tipo de los delitos imprudentes. En este sentido, Welzel equipara la finalidad de la
acción al dolo, de tal forma que se produce una bipartición del dolo neoclásico,
pasando a existir el llamado “dolo natural”, que sería precisamente la finalidad de
la acción, es decir, el conocimiento y voluntad de realización de la acción, que
estaría ubicado en la tipicidad, y por otra parte, la “conciencia de la antijuridicidad
del hecho”, que tendría un mero carácter potencial, y que se ubicaría ya en la
culpabilidad.

El tipo, entendido como descripción material de la conducta prohibida por las


disposiciones penales y como indicio de antijuridicidad, se vio pues, en la
necesidad de integrar en su seno la estructura final de la acción, de modo que, en
los delitos dolosos de resultado, la causación de éste tan sólo adquiría relevancia
para el Derecho penal si estaba presente la voluntad humana. A partir de ahora,
en estos delitos, se va a diferenciar entre tipo objetivo y tipo subjetivo,
recogiéndose en este último la finalidad, la cual se identifica con el dolo (dolus
naturalis).

Bibliografía
Sentencia de Unificación, Sentencia de Unificación No. 053-15 (Corte Constitucional de Colombia
12 de febrero de 2015).

Arias, E. J. (2007). Tránsito del teleologismo a la metodología ontologista: el sistema finalista del
delito. Universitas. Revista de Filosofía, Derecho y Política, N° 5 , pp. 23-45.

Alberto, P. P. (15 de 08 de 2005). Derecho Penal Colombia. Obtenido de


http://derechopenalcolombia.blogspot.com/2005/08/resea-sobre-la-teora-del-delito-y-
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Colombia, U. E. (2020). StuDocu. Obtenido de


https://www.studocu.com/co/document/universidad-externado-de-colombia/derecho-
penal/resumenes/esquema-del-delito/6307082/view:

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