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tradición republicana del buen gobierno
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l. TRADICIÓN COLONIAL Y NUEVO
ORDEN POLÍTICO
l. INTRODUCCIÓN
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18 TRADICIÓN COLONIAL Y NUEVO ORDEN POÚTICO
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TRADICIÓN COLONIAL Y NUEVO ORDEN POLÍTICO 19
producciones similares antes de fines del siglo XVIII. Baste tan sólo señalar
que en Oaxaca la producción de grana, que casi en su totalidad pro-
venía de las comunidades indias y en cuyos trabajos participaban acti-
vamente mujeres, niños y ancianos, alcanzó su récord histórico justa-
mente hacia finales del siglo XVIII.
El proceso de reorganización económica y social pasó también rela-
tivamente inadvertido porque la historiografía lo ha atribuido a un fe-
nómeno asociado a la extensión de las haciendas. En cambio podemos
sostener que esto es sólo parcialmente cierto porque la explicación
fundamental del crecimiento dependía del dinamismo propio de pue-
blos y comunidades que, a partir del sostén de sus formas tradicionales
de cooperación, colaboración y solidaridad, lograron aprovecharse en
parte del nuevo contexto, caracterizado por una mayor demanda de
bienes agrícolas y manufactureros. Dicho contexto favoreció una ma-
yor mercantilización regional e interregional de producciones antes
comercializadas exclusivamente a nivel local y, por lo tanto, impulsó
positivamente el crecimiento de nuevos centros de población.
La expansión de la sociedad y de su economía terminó por plantear
una serie de tensiones con las villas y ciudades que en el pasado ha-
bían ejercido un mayor control sobre los pueblos y comunidades bajo
su ámbito territorial. Un primer momento de ruptura de esta forma de
jurisdicción tutelar de las ciudades sobre los pueblos se hizo evidente
cuando las reformas borbónicas trataron por vez primera en la historia
de México de centralizar política y administrativamente el país. Las re-
formas se toparon con una fuerte resistencia en nombre de los usos y
costumbres tradicionales y del derecho consuetudinario que iba na-
ciendo en los pueblos nuevos y en las comunidades. Resistencia que
podría explicarse por un mestizaje previo que puso en estrecha interac-
ción social a indios, castas y mestizos.
Si ahondamos en los motivos que permitieron la ruptura de la
sociedad estamental y étni~a colonial y su apertura hacia una sociedad
multiétnica, podemos tomar como hecho histórico significativo las lla-
madas "composiciones de tierra" del siglo XVIII. A través de la "com-
posición" no sólo los vecinos de los pueblos y las comunidades, sino
también los avecindados, obtenían, a cambio de un pago en especie, el
reconocimiento juridico, es decir, el papel donde legalmente se les reco-
nocían derechos sobre bienes y recursos como tierras, aguas y bosques,
sobre los cuales antes tenían sólo un precario derecho de uso. Este hecho
jurídico contiene otro gran significado: los vecinos y avecindados de
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20 TRADICIÓN COLONIAL Y NUEVO ORDEN POLÍTICO
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TRADICIÓN COLONIAL Y NUEVO ORDEN POLÍTICO 21
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22 TRADICIÓN COLONIAL Y NUEVO ORDEN POLÍTICO
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TRADIOÓN COLONIAL Y NUEVO ORDEN POÚl'ICO 23
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24 TRADICIÓN COLONIAi Y NUEVO ORDEN POLÍTICO
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TRADICIÓN COLONIAL Y NUEVO ORDEN POLÍTICO 25
Nueva Vizcaya 14
San Luis Potosí 10
Guanajuato 14
Valladolid 90
Puebla 172
Tlaxcala 42
México 185
Yucatán 160
Oaxaca 200
Veracrnz 6
Za ca tecas 3
Total 896
FUENTE: Todos los datos, con excepción de México, provienen de Antonio Annino, Voto, tierra,
soberanía: Cádiz y los orígenes del municipalismo me.'!:icano, 1808-1821 (MS inédito) y René
García Castro, Los primeros ayuntamientos constitucionales en México y la nueva geograjia del
poder, 1814, de próxima publicación en Prácticas políticas y procesos electorales, México, El Colegio
de México, 1993 y los de México de Carmen Salinas Sandoval, Transformación y pennanencia del
gobierno municipal. Estado de México, 1876-1880, tesis doctoral, El Colegio de México, 1993.
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26 TRADICIÓN COLONIAL Y NUEVO ORDEN POLÍTICO
Acapulco 4 15 37
Cuemavaca 3 17
Huejutla 4 22
México 7 47 186
TaJCCO 7 18 126
Toluca 4 25 138
Tula 6 26 131
Tulancingo __3_ _!?_ 76
Total 38 185 694
FUENTE: Memoria del Est~o de México 1825, cit. en nota 1. No existen datos de alcaldías auxi-
liares para Cuernavaca y Huejutla.
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TRADICIÓN COLONIAL Y NUEVO ORDEN POLÍTICO 27
6 Juzgado contencioso civil de la Villa de Cuernavaca, 1820, AGN, Ayuntamientos, vol. 128.
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28 TRADICIÓN COLONIAL Y NUEVO ORDEN POLÍTICO
que ponga el medio entre los extremos que ocurren entre el poder y la jus-
ticia, entre la fuerza contraria y la debilidad extrema ... y claramente con voz
en grito decimos: que no queremos a este caballero ni a otro alguno de su
familia por Alcalde Nuestro, sino que se nos ponga otro de nuestro Pueblo
según lo dispone y ordena nuestra Constitución.s
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TRADICIÓN COLONIAL Y NUEVO ORDEN POLÍTICO 29
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30 TRADICIÓN COLONIAL Y NUEVO ORDEN POLÍTICO
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TRADICIÓN COLONIAL Y NUEVO ORDEN POÚTICO 31
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32 TRADICIÓN COLONIAL Y NUEVO ORDEN POLÍTICO
fendidas por Ramos Arizpe, no sólo respondían a las ideas sino también
a los intereses de los distintos territorios novohispanos. Al mismo tiem-
po se estableció que la institución político-administrativa menor sería el
ayuntamiento, salvaguarda de los derechos de todos y cada uno de los
ciudadanos.
En la base de la transformación ocurrida entre 1810 y 1824 encon-
tramos un concepto sin precedentes, revolucionario, que contiene tan-
to la Constitución de Cádiz como la de Apatzingán y la federal de 1824:
la transformación del súbdito en ciudadano. Los catecismos políticos
"para ilustración del pueblo, instrucción de la juventud y uso de las
escuelas de primeras letras" fueron ampliamente difundidos y son
claros ejemplos de los nuevos conceptos de libertad individual, repre-
sentación política, derechos individuales. Los catecismos se acompaña-
ron de panfletos o pásquines de más fácil reproducción y se concibieron
a base de preguntas y respuestas.14 Por ejemplo, ¿cuáles son los derechos
de los individuos?, respuesta: "La libertad, la seguridad, la propiedad y la
igualdad." ¿En qué consiste la libertad?, respuesta: "En hacer todo lo que
no perjudique a los derechos del otro y no esté prohibido por las leyes."
¿Luego las leyes son contrarias a la libertad?, respuesta: "No. Antes la pro-
tegen -protegen los derechos del otro- del más sencillo al más pobre
frente al más poderoso". El catecismo político antes citado instruye acer-
ca de la soberanía del rey. ¿No es el rey el soberano?, respuesta: "El rey
es un ciudadano como los demás que recibe su autoridad de la nación
-por convenir así al bien general."15
La ciudadanía fue un concepto revolucionario porque a través de él
se superaba la tensión existente entre vecinos y avecindados, migrantes y
jornaleros, extendiéndose los derechos políticos a todos los hombres
que tuvieran un modo honesto de vivir independientemente de su con-
notación étnica y rango social. Al mismo tiempo, el ciudadano se erigía
en el único titular de la soberanía, la cual no podía ser delegada ni
transferida a un soberano y debía ser ejercida a través de la elección de
sus representantes tanto en el gobierno local -ayuntamiento- como
·en el gobierno de la entidad estatal y de la federal. En esta forma, el
14 DJC, Catecismo políttco arreglado a la constitución de la monarquía española para ilus-
tración del pueblo, instrncción de la juventud y uso de las escuelas de primeras letras, Puebla,
Imprenta de San Felipe Neri, 1820.
1~ Respecto a los ayuntamientos leemos el Catecismo políttco, op. cit., "en la lección XV se dice
que un buen gobierno en general afianza la libertad y los derechos del hombre en sociedad pero
en una nación tan dilatada que se divide en distintas provincias, y se compone de varias pobla-
ciones, son necesarias ciertas autoridades auxiliares que entiendan en el gobierno interior de unas
y otras para conservar el orden y fomentar la prosperidad general".
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TRADICIÓN COLONIAL Y NUEVO ORDEN POÚTICO 33
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TRADICIÓN COLONIAL Y NUEVO ORDEN POÚTICO
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TRADICIÓN COLONIAL Y NUEVO ORDEN POLÍTICO 35
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TRADICIÓN COLONIAL Y NUEVO ORDEN POLÍTICO
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TRADICIÓN COLONIAL Y NUEVO ORDEN POLiTICO 37
es conocida como elección orgánica, pues traduce a nivel político la
jerarquía "natural" existente en la sociedad.
Conviene destacar que el elector era escogido entre los ciudadanos
activos por parte de toda la ciudadanía no sólo porque tenía una renta,
un capital, una profesión, un arte o un oficio, sino porque se le reco-
nocía además una calidad: la comunidad y la comarca lo reputaban
como un hombre de bien y notable por su modo de razonar. Los elec-
tores fueron entonces la capa intermedia de la clase política y en cuanto
tales eran los representantes directos de aquellos territorios o regiones
con intereses, usos y costumbres comunes. Tal vez ésta sea la causa de
que por lo general los electores y los grandes electores no eran elegibles
en algunas entidades para los cargos estatales o federales.is
Como puede comprenderse, el gobierno local fue un hecho natural,
consustancial al buen gobierno; en cambio la creación de una clase po-
lítica que representara al conjunto de los municipios y distritos requirió
una difusión del principio republicano de la electividad y una innova-
ción de corte liberal, representada por el sistema electoral indirecto. A
través del proceso electoral se propició .la formación gradual de una re-
presentación nacional en la medida en que a través de él se fueron vincu-
lando los intereses locales y regionales con los nacionales para dar vida
y conformar los poderes federales. La conformación de un gobierno
federal dotado de una creciente efectividad fue así un proceso largo y
difícil. Todo lo que hemos dicho es esencial para comprender cómo se
· sostuvo el orden local al mantener, por una parte, el municipio su
fuerza y, por otra, saber que de por sí, sin vincularse con otros munici-
pios y con la región, su fuerza habría declinado.
El progresivo reforzamiento de la vinculación municipio-estado-fede-
ración fue apoyado por la implementación de la idea de que todo ciu-
dadano, independientemente de su condición de pasivo o activo, debía
defender su comunidad, incluso con las armas. El concepto de ciudada-
no armado, es decir, de miembro de la milicia cívica, confiere a los pue-
blos y a sus representantes una fuerza política especial. La expansión y
federalización posterior del ciudadano armado en Guardia Nacional en
1847 dio vida a una de las primeras organizaciones del México inde-
pendiente capaz de reforzar la organización local y de expandirse a la
vez hacia la regional y la nacional.
18 Según José María Luis Mora, Obras sueltas, México, porrúa, 1963, p. 659, los electores por
ley no podian ser diputados para evitar manejos ocultos, órdenes a electores, promesas o ame-
nazas a los mismos y "recomendarles la más absoluta imparcialidad en sus votaciones".
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TRADICIÓN COLONIAL Y NUEVO ORDEN POLÍTICO
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TRADICIÓN COLONIAL Y NUEVO ORDEN POÚTICO 39
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40 TRADICIÓN COLONIAL Y NUEVO ORDEN POLÍTICO
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TRADICIÓN COLONIAL Y NUEVO ORDEN POLÍTICO 41
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42 TRADICIÓN COLONIAL Y NUEVO ORDEN POLÍTICO
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TRADICIÓN COLONIAL Y NUEVO ORDEN POÚTICO 43
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44 TRADICIÓN COLONIAL y NUEVO ORDEN Poúnco
lado no tanto a partir del número de los vecinos sino más bien a partir
del peso económico, social y cultural del territorio. Por ello se puede
sostener que en los estados del centro-sur del país se tiende a atribuir a
cada conjunto homogéneo de "pueblos" -identificados jerárquica-
mente a partir del pueblo más importante- la cabecera, el número de
diputados que le corresponde por su peso económico, social, político y
cultural. En este sentido el partido o conjunto de municipalidades se
configura como un subterritorio. Sólo así podemos comprender la dis-
paridad numérica de diputados existente entre un territorio y otro, es
decir, el porqué por ejemplo el Estado de México elige un diputado por
cada 40 000 habitantes, mientras el de Yucatán lo hace por cada 50 000
habitantes.
Los estados del norte y del centro-norte del país, es decir, Guanajua-
to, Jalisco, San Luis Potosí, Zacatecas, Tamaulipas, Coahuila, Nuevo
León, Sinaloa y Sonora, presentan un alejamiento más acentuado del
modelo gaditano y del que se postuló en la Constitución de Apatzingán.
En estos territorios es la asamblea electoral municipal, y no la parroquia,
la que elige a los electores primarios, quienes a su vez designan a los
secundarios de su partido, y el cuerpo de electores del partido elige a
los diputados del mismo. Las varias modalidades territoriales son nu-
merosas en este segundo esquema, pues en Zacatecas cada ayunta-
miento, independiente de su población, debe eligir 10 electores pri-
marios y cada partido, siempre de manera independiente del monto de
su población, elige 10 electores secundarios. En cambio en Nuevo León
la elección de diputados se efectúa por la asamblea del estado, en la
cual el elector secundario representa al partido o distrito.
La existencia de por lo menos dos formas de organización electoral
en el espacio mexicano nos dice que no estamos en presencia de un
espacio político uniforme para todo el país. A su vez nos ayuda a com-
prender hasta qué punto pudo desarrollarse a partir de los presupues-
tos coloniales una nueva forma de representación republicana. Las for-
mas de organización electoral tienden a establecer así una forma de
representación política basada en la organización social existente en los
estados. De lo anterior se deduce que las constituciones estatales de 1824
tenían como objetivo dar vida a un esquema de representación que
equilibrara los diferentes intereses presentes al interior de cada región,
estimulando el surgimiento de una realidad nueva, el partido o distrito.
El sistema electoral precisa y da un contenido original a la unidad te-
rritorial intermedia, el partido, que propicia la mejor organización y
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TRADICIÓN COLONIAL Y NUEVO ORDEN POLÍTICO 45
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