COSMOGONÍA HUMANA

Simón Córdova Urdaneta M.·.M.·.

Gam Zu Letováh
COSMOGONÍA HUMANA
M.·.M.·. Simón Córdova Urdaneta
Or.·. de Caracas, octubre de 2019
PREFACIO
Como todo principio, es necesario definir
el concepto de Cosmogonía. Es la ciencia
o sistema que estudia el origen del
hombre y del universo.
En este sentido, parejo a su génesis, desde
tiempos muy remotos, el humano
siempre tuvo la curiosidad de preguntarse
de manera instintiva ¿quién era?, ¿con
qué medios contaba?, ¿qué podía hacer?,
¿dónde estaba?, ¿cómo llegó hasta ahí y
porqué vivió donde lo hizo? y para qué
estuvo llamado a vivir en esos lugares tan
agrestes la mayor de las veces.
En él no estaba desarrollada de ninguna
manera el pensamiento lógico, propio del
hombre evolucionado ya que sobré sus
hombros se anteponía el medio ambiente
para cubrir sus necesidades primarias; es
decir, la alimentación, el ataque y la
defensa, así de simple; por tanto, sólo
trabajaba su cerebro reptiliano; el que no
piensa, no razona y que sólo actúa
instintivamente en procura de conseguir
como sea lo que requiere para preservar
su existencia.
Satisfecho en parte con lo anterior y
transcurridos miles de años de diario
batallar para mantenerse a salvo, en su
mente se va desarrollando
concienzudamente paulatinamente la
razón; y es aquí en esta delgada línea
cronológica de su embrionaria vivencia
donde comienza a fijar su atención en los
elementos y fenómenos que lo rodean: el
cielo y sus estrellas, los astros, el sol, la
luna, los amaneceres y crepúsculos, los
cambios climáticos con sus sequías y
hambrunas seguidas de tenaces
inundaciones, las tormentosas las lluvias,
los tifones y huracanes, los monzones y
los movimientos telúricos entre otros.
Finalmente se da cuenta que su universo
gira alrededor de cuatro estaciones:
primavera, verano, otoño e invierno.
En la Antropogénesis humana el hombre
no hallaba respuestas para explicarse
tantos fenómenos naturales y las
encuentra dentro de sí, de manera
evocativa. Continúa mirando el
firmamento, es decir, el universo
astrológico para concluir que es él quien
tiene las llaves del saber.
Desarrolla paulatinamente la triada:
Intuición, Lógica y Razón, propia de los
seres vivos que han evolucionado. Es el
hombre el único que está llamado a
aplicar las supracitadas, poderosas,
elementales y prácticas herramientas
cognitivas. Por su parte, los animales que
conviven con ellos, a través de siglos de
evolución, desarrollan innatamente
únicamente la Intuición y con ella viven y
dejan vivir armónica y ordenadamente
tomando sólo lo necesario para su
reproducción y mantener su especie.
Si bien es cierto que la teología juega un
papel importante en el rol humano en
cuanto a su vida; la mayoría de las
religiones surgen sustentadas en
creencias astronómicas que explican su
existencia en los planos terrenales y
espirituales.
No obstante, además de chamanes,
hechiceros, brujos, yerbateros y demás
hombres de “ciencia” para sus épocas,
surgen los que se aprovecharon de la
ignorancia de sus congéneres y fueron
creando todo un clan bien estructurado
con fines de dominancia y hegemonía
suprema sobre sus semejantes; eran
pues, hombre visionarios, estudiosos de
lo que los demás temían y se
aprovecharon de ello para vivir
patriarcalmente como jefes de tribus, de
clanes, de grupos étnicos y de los
hombres.
Como corolario de lo anterior, nacen las
religiones con sus dioses y es aquí donde
comienzan las desgracias por lo
dogmático de sus enseñanzas y creencias
ya que condenan el accionar de cualquier
persona si no se doblega a sus principios.
Alrededor del mundo existieron bonitos
mundos cosmogónicos humanos que
convivieron fraternalmente sin necesidad
de colonizar a nadie; simplemente vivían
en armonía y evolucionaron en paz hasta
que las insolentes e intolerantes
religiones recién creadas a conciencia,
llevaron al cadalso a miles y millones de
hombres a la ignorancia, cuando ellos
siempre fueron seres de luz porque no
necesitaban adorar míticos personajes y
mucho menos, abrigar informes creencias
que iban contra natura de su entorno.
En el caso que nos atañe como Primera
Nación Caribe que fue ¿descubierta? por
los colonizadores europeos el 12 de
octubre de 1492 (Era Vulgar). Ciento
cincuenta siglos A.C., los pobladores del
territorio cariña hacían vida
armoniosamente con sus ritos, creencias,
ciencias y saberes desarrollados y
cultivados bajo el sagrado manto de sus
territorios.
Cuando llega el invasor europeo, lo
somete a las potestades religiosas del
cristianismo de manera violenta e
inconsulta, trayendo como resultado la
extinción total de razas milenarias como
la Inca, la Maya, la Azteca, la Chibcha y
nuestros Caribes.
Es muy lamentable que en nombre de
Dios se dieran este tipo de genocidios
porque ÉL es un ser supremo pleno de
bondad y bienhechor de la humanidad
que desea que vivamos amándonos los
unos a los otros, pero la arrogante e
infame avaricia sobrepasó los límites de la
conciencia.
Sin embargo, ante este tipo de barbaries,
un nutrido grupo de hombres libres,
amantes de sus patrias, respetuosos de
las leyes y fraternalmente unidos por
causas altruistas, tomaron acciones
corajudas contra Papas, Cardenales,
Monseñores, Obispos y todo el tinglado
de la Iglesia Católica de entonces para no
dejarse someter, y unidos con un sólo fin
pero escudados con el lema: Libertad,
Igualdad y Fraternidad, ganaron espacios
alrededor del orbe y no se doblegaron, ni
se doblegan ni se hincarán ante nada ni
nadie; sólo ante Dios, creador de todo lo
que en el universo existe. Esa fraternidad
universal tiene como norma ser una
escuela de moral y luces basando
primeramente sus enseñanzas en las
cuatro CES; en el sentido de que todo ser
humano debe ser Curioso, tener
Confianza en sí mismo, ser Constante y
tener Coraje para enfrentar la vida con
Sabiduría; es decir, aplicando los
principios herméticos del Kybalión:
Conocimiento integral, Disciplina, Ética,
Integridad, Instrucción, Honestidad y
sobre todo la Humildad para su diario
crecimiento integral.
A la par de lo anterior, un hombre con
esas virtudes debe utilizar el Pensamiento
adecuadamente de acuerdo con los
dictados de su conciencia y tener Rectitud
en el andar para guiar sus pasos,
acometer con suficiente Valor los Valles
de Sombra y Muerte que encuentre a su
paso, con miras a enfrentarse con
ecuanimidad y desenfado a cualquier
situación transitoria y a su vez, debe
cultivar los dictámenes de la Prudencia en
el hablar; es decir, mirar mucho, escuchar
más y sólo tomar la palabra cuando sea
necesario o le sea concedida; finalmente,
ponderar lo que a bien haga y realizarlo
por Amor a la humanidad sin esperar
nada a cambio.
Dicho lo anterior, los que nos conducimos
ante la vida con esos principios y valores,
no somos aceptados por la Iglesia Católica
y de plano hemos sido execrados de la
misma so pena de no ir al cielo (sic).
Pues ni modo, después de la vida
comienza la verdadera vida dado que en
este plano material, hacemos lo que
tenemos que hacer de la manera más
perfectible posible. Enseñando y dando
luces con el ejemplo y siendo así, ¿porqué
debemos ser condenados al avernos por
los siglos de los siglos ?. Sólo en mentes
ominosas y aquelárricas se fijan esos
pensamientos.
La vida y las acciones se hacen aquí y
ahora, lo demás son intimidaciones sin
enteléquicas sin sentido lógico para los
que hemos sido iniciados en El Arte Real.
Ciertamente, a diario vivimos, sufrimos,
padecemos y carecemos de muchas cosas
materiales; sin embargo, nuestro espíritu
libre nos mantiene alejados de dogmas y
fanatismos; es decir de la ignorancia, pero
la vida que escogimos los que así nos
conducimos, nos ha llevado a emancipar
países, territorios y naciones con fe en
nuestros ideales y esperanza en
alcanzarlos por amor a la humanidad.
Ejemplo de ello; en nuestra querida
Patria, sin excepción, todos los períodos
presidenciales del Siglo XIX fueron
dignamente conducidos por hombres con
esas virtudes y cualidades; siendo el más
sobresaliente de ellos el Venezolano
Universal, me refiero al “Generalísimo”
Sebastián Francisco de Miranda, el hijo de
la panadera; de quien nos debemos sentir
orgullosos y darle el respeto y gloria que
merece su memoria y gesta libertadora ya
que su genio y figura forjaron a punta de
Mazo y Cincel la emancipación de la
naciente Venezuela con la Primera
República de 1811.
Un hombre versado en siete idiomas, que
luchó junto a Napoleón Bonaparte, peleó
férreamente en la Revolución Francesa y
estuvo de lleno comandando pelotones,
tropas, batallones, divisiones y brigadas
en la Guerra Independentista
Norteamericana junto a George
Whashintong y quien a la vez fue co-
redactor de la Carta Magna de esa
naciente nación, muy difícilmente podría
capitular en Puerto Cabello como han
querido hacer ver algunos historiadores.
El Mariscal y Generalísimo Francisco de
Miranda, merece ser reconocido con
lustre y decoro; no sólo por sus
desinteresados servicios a la nación,
también por su altruismo y visión
unificadora en procura de crear una
nación como la soñó: La Gran Colombia.
No murió triste, ni deprimido ni
decepcionado como lo desdibujan
algunos. Basta con mirar las sublimes
pinceladas del lienzo de Arturo
Michelena, “Miranda en La Carraca”.
En su tez se nota su pasividad, mirada
satisfecha por sus aportes a la
humanidad, cuerpo relajado y espíritu
indomable esperando lo que él bien
conocía y abrigaba; una muerte digna y
noble, sin temor a ella porque siempre la
cortejó como aliada de mil batallas y
estaba consciente y preparado para
recibirla con amor y albricias.
Finalmente, este libro es un pequeño
aporte de mi visión Cosmogónica del ser
humano y en particular, en lo que se
refiere a nuestra historia patria;
enmarcado en la Conciencia, el
Pensamiento, la Mente y sus Emociones,
a Moral, La Razón, las Virtudes, la
Psicología Cuántica, el Amor, el Silencio, la
Vanidad Humana, el Fanatismo, la
Filantropía, la Comunicación a través del
Poder de las Palabras y el Lenguaje
Corporal y los Propósitos de Vida de los
hombres que han hecho de Venezuela
una nación rica en todo lo que hemos
trabajado con tesón: ser el único país del
mundo donde se reconoce a sus
habitantes como Ciudadanos; tarea
titánica que nos corresponde mantener
con entusiasmo y orgullo de nuestro
gentilicio sin necesidad de buscar
derroteros agoreros allende nuestras
fronteras. Los que hemos decidido dar la
batalla en esta latitud y nuestros
compatriotas que están haciendo su
trabajo regados por el mundo,
merecemos respeto y ser aceptados como
hombres libres que buscamos ganarle a la
vida una sonrisa y darle un fraternal
abrazo a todos donde quiera que la
voluntad de Dios disponga y con la
venezolanidad que nos caracteriza.
Es mi palabra.
M.·.M.·. Simón Córdova Urdaneta
Santiago de León de Caracas, octubre de
2019