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“CONDUCCION DE LAS OPERACIONES”

DERECHO DE LOS CONFLICTOS ARMADOS

CARLOS SOLIS AGURTO

Crl EP (R)
INTRODUCCION

El derecho de los conflictos armados rige la conducción de las operaciones de


las fuerzas armadas, incluidas las operaciones aéreas y marítimas con
objetivos en tierra, por lo que veremos los Principios y factores clave que rigen
todas las operaciones militares, así como su la Aplicación de esos factores
comunes para la conducción de operaciones de ataque, defensa, sitio y
maniobras.

I. LOS PRINCIPIOS BÁSICOS QUE RIGEN LA CONDUCCIÓN


DE TODAS LAS OPERACIONES MILITARES

Todos los principios del derecho de los conflictos armados de los que hemos
tratado son pertinentes durante la conducción de las operaciones. No obstante,
hay dos principios de importancia primordial. Es indispensable que ustedes los
entiendan y apliquen en la planificación y conducción de cualquier operación
militar

a. PRINCIPIO DE DISTINCION
Se debe distinguir en todo momento y claramente, entre combatientes y
personas civiles o la población civil como tal. Por supuesto, se puede atacar
a los combatientes, a menos que estén fuera de combate. Las personas
civiles están protegidas contra los ataques, pero pierden esta protección si
participan directamente en las hostilidades, y mientras dure tal participación.
La protección de las personas civiles se aplica tanto a las personas civiles
enemigas como a las personas civiles del propio lado.

Asimismo, deben distinguir entre objetivos militares y bienes de carácter civil.


Sólo pueden ser objeto de ataque los objetivos militares. Los bienes de
carácter civil no deben ser objeto de ataques, salvo cuando se hayan
convertido en objetivos militares.
Quedan prohibidos los actos o amenazas de violencia cuya finalidad
principal sea aterrorizar a la población civil.

Como consecuencia del principio de distinción, están prohibidos los


ataques indiscriminados. Son ataques indiscriminados:

• Los ataques que no están dirigidos contra un objetivo militar concreto;


• Los que emplean métodos o medios de combate que no pueden dirigirse
contra un objetivo militar concreto;

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• Los que emplean métodos o medios de combate cuyos efectos no sea
posible limitar conforme a lo exigido en el derecho de los conflictos
armados.

Son ejemplos de ataques indiscriminados: disparar fuego de artillería o


lanzar misiles en la dirección general de un objetivo (por ejemplo, el uso de
misiles V2 en la Segunda Guerra Mundial) o hacer bombardeo de zona en
zonas pobladas, en vez de una selección de objetivos militares individuales,
claramente separados y situados en dicha zona. Esta prohibición no impide
la denegación al enemigo de una zona de terreno que sea objetivo militar,
mediante, por ejemplo, fuego de artillería o colocación de minas
antitanques, aunque el principio de proporcionalidad se aplicaría en dichos
casos.

b. PRINCIPIO DE PROPORCIONALIDAD
Cuando se atacan objetivos militares, las personas y los bienes de carácter
civil deben estar protegidos de daños incidentales o colaterales en la mayor
medida posible. Los daños causados incidentalmente no deben ser
excesivos en relación con la ventaja militar concreta y directa que prevean
ustedes en sus operaciones. Semejante uso excesivo de fuerza
contraviene evidentemente el derecho de los conflictos armados y cons-
tituye un crimen de guerra.

Esto significa que cuando ustedes proyecten o ejecuten sus operaciones


no les está permitido emprender ataques desproporcionados, ni siquiera
contra combatientes ni objetivos militares. Deben ustedes considerar las
posibles repercusiones en las personas civiles y en sus bienes. Cuando les
parezca que sea desproporcionado, en relación con la ventaja militar
prevista, el eventual daño a personas civiles que pueda causar un ataque
contra un objetivo militar con un arma determinada, empleen entonces un
arma diferente que no cause daños desproporcionados a la población civil
ni a sus bienes, o absténganse de realizar el ataque.
El hecho de atenerse a las normas del derecho requiere información precisa,
planificación, así como reglas de enfrentamiento claras. Estos tres requisitos
son, a la postre, el resultado de una buena formación y profesionalidad en
cualquier fuerza armada. Es también sobremanera sensato no desperdiciar
sus propias vidas, tiempo ni municiones en ataques indiscriminados.

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II. RELACIÓN DE LOS PRINCIPIOS CON LA CONDUCCIÓN DE
LAS HOSTILIDADES

Debemos observar, con mayor detenimiento, lo que realmente significan en


derecho algunas de las palabras clave empleadas en las definiciones anteriores.
¿Qué significa exactamente ataque? Y ¿qué es un objetivo militar?
a) DEFINICIÓN DE ATAQUE
En el derecho, la expresión «ataque» en un sentido extendido se define
como un acto de violencia contra el adversario, sea ofensivo o defensivo.
Para nosotros soldados esto podría parecernos confuso o excesivamente
simplificado. No obstante, por lógica, incluso en una posición defensiva que
sea objeto de ataque, estamos obligados, indudablemente, a actuar con
violencia para rechazar al enemigo. Así pues, el término abarca toda una
gama de situaciones, desde el caso de un solo soldado que dispara, hasta
un bombardeo de artillería o una ofensiva de envergadura. Asimismo,
incluye los contraataques, los bombardeos aéreos y las patrullas de
combate, así como todo tipo de operaciones de defensa.

Como soldados, no usamos una terminología así de simple. Nos entre-


namos y llevamos a cabo toda una serie de operaciones. Lanzamos
ataques, sin duda; pero también realizamos operaciones de defensa,
operaciones de sitio, maniobras, operaciones de relevo en las líneas,
operaciones tácticas de retirada, etc. En ninguno de estos casos adop-
tamos una postura de no agresión. Todos ellos implican un elemento de
violencia contra el enemigo – de ahí la lógica en el derecho al referirse a
todos ellos con el término general de «ataque».

b) DEFINICIÓN DE OBJETIVO MILITAR


Las personas civiles o los bienes de carácter civil no deben ser objeto de
ataques. Las operaciones militares se deben dirigir sólo contra objetivos
militares. ¿Cuáles son éstos?
Éstos se definen como los objetos que por su naturaleza, ubicación,
finalidad o utilización contribuyan eficazmente a la acción militar o cuya
destrucción total o parcial, captura o neutralización ofrezca, en las
circunstancias del caso, una clara ventaja militar. Aunque la definición se
refiere a bienes, vale decir que también pueden ser atacados los
combatientes enemigos.

Dicho de otra forma, a raíz de la condición de una ventaja militar definida,


es ilícito lanzar un ataque que sólo ofrezca ventajas posibles o no definidas.

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Quienes ordenen o ejecuten el ataque deben disponer de datos suficientes
de los servicios de inteligencia para tener en cuenta esta condición.
En caso de duda de si un bien, normalmente empleado con fines civiles, se
utiliza para contribuir de manera eficaz a una acción militar, supongan que
no se utiliza con tal fin.
¿Qué quiere decir todo esto? significa que pueden atacar objetos que el
enemigo usa eficazmente desde el punto de vista militar, si poniendo fin a
dicho uso consiguen ustedes claramente una ventaja en el momento del
ataque.

La condición es que la destrucción, captura o neutralización de un objetivo


debe entrañar una ventaja militar concreta en el momento del ataque. Lo
que hoy puede ser objetivo militar, es posible que no lo sea mañana, a
causa de un cambio en las circunstancias. Asimismo, que neutralización
no es necesariamente sinónimo de destrucción total, sino más bien lo
necesario para poner el objetivo fuera de combate o dejarlo inoperante.

Ciertos bienes son objetivos militares obvios, mientras que otros son
objetos contra los que se prohíbe cualquier ataque; pero, ¿qué ocurre con
un bien que por lo general goza de protección, como por ejemplo una
escuela o lugar de culto, pero que se utiliza con fines militares?

Los ejemplos que ofrecemos a continuación no representan una lista


exhaustiva de todos los objetivos militares. Sin embargo, todos deben
reunir las condiciones de cualquier objetivo militar:

• Combatientes enemigos, emplazamientos, bases, cuarteles generales,


posiciones defensivas, armas, equipo, vehículos, municiones y
almacenes de combustible de los mismos;
• En algunos casos, zonas de terreno como colinas y desfiladeros, así
como características físicas de interés para las comunicaciones, como
por ejemplo carreteras, túneles y canales;
• En ciertos casos, instalaciones, como, por ejemplo, metalúrgicas, obras
de ingeniería, plantas químicas o refinerías de petróleo, cuando se usen
con fines militares.

Si, sobre la base de los hechos, no cabe duda de que algo es un objetivo
militar, pero hay personas civiles presentes o cerca del mismo, ¿importa o
no este factor?

• No ha de haber malentendidos sobre el derecho en el sentido de que


las personas civiles gocen de total inmunidad de los ataques en
cualquier circunstancia. Por supuesto que gozan de inmunidad contra

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ataques directos. Sin embargo, los objetivos militares no dejan de ser
objetivos militares sólo porque haya personas civiles presentes; estas
personas comparten el peligro por estar allí presentes. No obstante,
como es sabido, se han de tomar precauciones para limitar al mínimo
los daños civiles colaterales.

Por ejemplo, las personas civiles que trabajen en fábricas de


municiones, armas o aeronaves corren peligro, por el hecho de estar allí
presentes y de formar, en efecto, parte de un objetivo militar legítimo. El
conductor civil de un camión cisterna para petróleo que se use con fines
militares es, no obstante, sólo parte de un objetivo legítimo mientras
conduzca el camión. Lo mismo ocurre con los obreros cuando estén en
sus hogares o fuera de la fábrica, en cuyo caso gozan de protección
contra cualquier ataque.

Si es factible, un buen jefe ha de tratar de atacar tales objetivos militares


obvios de forma que sea mínimo, o cuando sea mínimo, el peligro que
corran las personas civiles; pero, no cabe duda de que pueden constituir
un blanco.

¿Qué sucede con las personas civiles que viven en las inmediaciones, pero
que, de hecho, no trabajan en la fábrica de municiones??

• En este caso, el jefe DEBE tener en cuenta el riesgo previsible de


víctimas entre la población civil fuera de la zona del objetivo. Esta
consideración tendría incidencia en el tipo de armas con que se vaya a
atacar, y además, quizás en el momento oportuno para el ataque. Éstos
son ejemplos de factores que se deben tener en cuenta. Si el objetivo
sólo se puede atacar de forma que cause bajas desproporcionadas,
entonces no debe atacarse.
• Sin lugar a duda, los objetivos prohibidos incluyen lugares de culto,
escuelas, hospitales y hogares, ninguno de los cuales puede ser blanco
de ataques cuando sirva para su uso normal.

¿Qué sucede cuando un blanco que normalmente goza de protección se


utiliza con fines militares, como por ejemplo un francotirador en el
campanario de una iglesia o en el minarete de una mezquita? ¿Qué sucede
cuando el patio de un colegio se emplea como lugar de aterrizaje de un
helicóptero militar?

• Por el uso que de ellos se haga, pierden el derecho a gozar de protec-


ción. Deben estar muy seguros de que la información es fidedigna,
antes de atacar lo que normalmente es un objetivo protegido. En caso
de duda, no procedan al ataque. Deberán también tener en cuenta si el

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objetivo se está utilizando con fines militares, mientras cumple también
con su función habitual. Pueden atacar la iglesia o la mezquita, pero
traten de no hacerlo durante el culto. Ustedes pueden atacar el
helicóptero en el patio del colegio; pero, procuren hacerlo fuera de las
horas de clase. Con armas modernas y sentido común, se puede
resolver fácilmente el asunto de estos objetivos, sin causar otras
destrucciones. Con la tecnología y las comunicaciones modernas es
totalmente factible avisar acerca de un ataque inminente, cuando haya
personas civiles presentes o, simplemente, sólo atacar el objetivo,
cuando sea de prever el menor número de víctimas entre la población
civil.

¿Qué hacer con los objetivos empleados con doble finalidad?

Éstos son objetivos que suelen emplearse tanto para fines militares como
civiles, y de los que los militares obtienen considerables ventajas militares.
Son ejemplo de ello puentes por los que cruzan ríos tanto miembros de las
fuerzas armadas como personas civiles, así como plantas generadoras de
electricidad, para usos militares y civiles, incluidos los hospitales.

El derecho no reconoce clase alguna de objetivos con doble finalidad. Sólo se


definen en él los objetivos militares. Cualquier otro objeto que no figure en esa
fórmula es, por definición, un bien civil y no debe ser atacado
No obstante, tanto los puentes como las centrales eléctricas pueden ser,
según las circunstancias, objetivos militares, en cuyo caso se pueden atacar.
Al efectuar el ataque, el jefe está obligado a considerar los efectos del ataque
en las personas civiles que estén en la proximidad. Pero, ¿qué sucede con el
impacto cumulativo en personas civiles en otras partes? El ataque de una
instalación que produce energía eléctrica puede no ocasionar víctimas civiles
en las cercanías, pero ¿qué ocurre si hay hospitales a una distancia de 480
kilómetros, que dependen de esa fuente de electricidad? El derecho no es
absolutamente claro sobre el particular, pero un jefe responsable y sus
subalternos tendrán en cuenta, sin lugar a duda, las posibles repercusiones
en su planificación.

Es sabido de todos que, por muy claras que sean las normas, en situaciones
de conflicto, no se puede evitar que haya muertos o heridos entre la población
civil. Cuando esto suceda ¿significa que ustedes, como atacantes, han
infringido el derecho automáticamente? No, por supuesto que no. Aunque las
personas civiles y los bienes de carácter civil están claramente protegidos,
siguen expuestos a los peligros generales del conflicto, en el sentido de que
los ataques contra objetivos militares pueden causar daños incidentales, por
muy buena que sea la planificación, pese a tener los mejores jefes o sistemas
de armas. Es posible que no se pueda limitar precisamente la zona de peligro
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de un bombardeo de artillería o de un ataque aéreo; puede suceder que un
arma no funcione como es debido; incluso se conocen casos en que
complejas bombas dirigidas por láser y mísiles de crucero se han salido de su
curso o han sido desviados por medidas de defensa; se pueden cometer
errores en el fragor o en la confusión del combate; es posible que la
información suministrada por los servicios de inteligencia no sea siempre
perfecta y esto puede incidir en la selección de objetivos.

Está claro que, como miembros de las fuerzas armadas no son ustedes
responsables de tales daños incidentales, siempre que hayan planificado y
realizado sus operaciones de buena fe y en la total observancia del derecho
de los conflictos armados, en particular por lo que respecta al principio de
proporcionalidad, y que los errores sean verdaderos errores y no se empleen
para encubrir una intención.
Recuerden que el derecho no pretende, en forma alguna, evitar todas las
acciones militares. Ningún Estado del mundo ratificaría un tratado que así lo
hiciese. Sin embargo, casi todos los Estados están de acuerdo con la noción
de que, en beneficio propio y en el de sus fuerzas armadas, hay que poner
límites al uso de la violencia.

Los soldados en combate, en misión con las Naciones Unidas o en opera-


ciones de seguridad interna están bajo una presión tremenda. El miedo, el
cansancio, la frustración, la rabia, el hambre, la tensión nerviosa y la
necesidad de desahogarse pueden inducir a albergar proyectos de venganza
o dar un merecido. Hemos de aceptarlo como gajes del oficio militar. No se
pueden ocultar y no hay derecho alguno que pueda acabar con ellos, porque,
a fin de cuentas, somos seres humanos. Lo que sí podemos hacer es
CONTROLARLOS lo mejor posible. En un partido de fútbol hay reglas y dos
porterías fijas. Imagínense un partido sin ellas: no tendría ni pies ni cabeza,
no habría razón para jugar y sería un caos.
Lo mismo ocurre con la conducción de las operaciones. El reglamento es el
derecho de los conflictos armados y los árbitros que hacen cumplir las reglas
son los consejos de guerra y los tribunales penales internacionales.

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III. PERSONAS Y BIENES ESPECÍFICAMENTE PROTEGIDOS
EN TODAS LAS OPERACIONES

a) PERSONAL SANITARIO Y RELIGIOSO, SUS INSTALACIONES Y


MATERIAL
El personal médico y religioso, así como sus instalaciones, tanto de carácter
civil como militar, están protegidos por normas especiales. Éstas se han de
tener en cuenta en la conducción de las operaciones y en la elaboración del
plan de empleo de sanidad militar.

¿Quién está protegido? El personal sanitario y religioso, tanto militar como


civil, goza de un estatuto de protección y no debe ser objeto de ataque. Estas
personas han de llevar el signo distintivo de la cruz roja o de la media luna
roja. Si se captura a miembros del personal militar, sanitario o religioso, y
hay necesidad de retenerlos, no son PG pero, como mínimo, se les dará el
trato debido a los prisioneros de guerra. El personal sanitario puede portar
armas ligeras para defensa propia o de quienes estén bajo sus cuidados.
¿Qué está protegido? El derecho otorga amplia y exhaustiva protección a
todos los hospitales civiles y militares, unidades sanitarias, así como a
transportes y material sanitarios. Asimismo, gozan de protección los centros
religiosos y los artículos que se utilizan para el culto religioso. Han de ser
respetados en todo momento y nunca ser objeto de ataques. Las
instalaciones sanitarias y civiles, así como los transportes suelen ostentar la
cruz roja o la media luna roja (o león y sol rojos), aunque por razones tácticas
puede no ser así. Los hospitales y el equipo civiles deben estar siempre
señalados con el emblema distintivo. Si las instalaciones o el equipo
sanitarios o religiosos se usan con fines militares, pierden esta protección,
pero sólo previo aviso a los infractores, concediéndoles un período de tiempo
razonable para responder, cuando no se acaten o se haga caso omiso de
las advertencias. En ninguna circunstancia ha de servir la protección
sanitaria o religiosa para proteger objetivos militares contra un ataque.

Incluso aunque no usen el emblema distintivo, el personal, las instalaciones,


el equipo, etc., de las unidades sanitarias civiles y militares tienen derecho a
protección, si les consta a ustedes que ésa es la función que desempeñan.

Emplazamiento de las unidades sanitarias. Las unidades sanitarias se deben


ubicar a suficiente distancia de los objetivos militares. Sin embargo, el
derecho no estipula distancia determinada alguna. Por lo que respecta a las
unidades sanitarias militares, es obvio que incumbe al jefe tal decisión,

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habida cuenta de la índole de la unidad. Es posible que un puesto de
primeros auxilios o una ambulancia de campaña tenga que situarse en
posición bastante avanzada y, por lo general, suele camuflarse como
cualquier unidad táctica; un hospital de campaña o un hospital militar
permanente situados en la retaguardia se señalan por lo general con la cruz
roja o la media luna roja (o el león y sol rojos) y gozan de toda la protección
que confiere el derecho.

b) MUJERES Y NIÑOS
¿Por qué en una lección acerca de la conducción de las operaciones tiene
que haber secciones, por separado, relativas a mujeres y a niños? ¿No se
trata de ellos en la sección relativa a las personas civiles? Por supuesto que
las mujeres y los niños reciben protección como personas civiles. Sin embargo,
deben considerarse aparte por dos razones: en primer lugar, porque el
derecho confiere protección especial adicional a ambas categorías y, en
segundo lugar, porque ambas categorías desempeñan un papel importante
en el combate. Las mujeres legalmente y los niños ilegalmente.

1) MUJERES
Personas civiles:
Las mujeres deben ser tratadas con especial respeto. Queda prohibido
cualquier ataque a la integridad física o psicológica de las mujeres, en
particular la violación, la prostitución forzosa o cualquier forma de
atentado al pudor. (La violación y los atentados al pudor contra hombres
están, claro está, prohibidos también, pero tales ataques son más
frecuentes contra mujeres). En caso de que sean detenidas, las familias
deben mantenerse juntas. En otros casos, se debe mantener separadas
a las mujeres de los hombres. Si una mujer encinta o una madre con un
hijo menor es detenida bajo sospecha de haber cometido un delito, su
caso se tratará con prioridad. En caso de un delito relacionado con el
conflicto armado, las mujeres encintas y las madres con hijos menores
pueden ser sentenciadas a muerte, pero la sentencia no se debe
ejecutar.
Combatientes:
Las mujeres tienen el pleno estatuto de combatientes en muchas de las
fuerzas armadas en todo el mundo, tanto en puestos del frente como de
estado mayor o de logística. Como combatientes deben respetar las
mismas normas y están protegidas por las mismas normas que sus
colegas de sexo masculino. Si son capturadas, se les debe tratar con
respeto sin someterlas a ninguna forma de violencia, incluida la
violencia sexual o los atentados contra el pudor. Si son trasladadas a
un campamento de prisioneros de guerra, deben estar detenidas en
locales separados de los hombres.

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Quedan prohibidos la violación sexual y cualquier atentado contra el
pudor y, en la mayoría de los casos, son una forma de tortura La vio-
lación, que se considera tortura o trato «inhumano», es una grave
infracción del derecho, punible en los tribunales de cualquier Estado.
Semejante abuso ocurre con demasiada frecuencia en situaciones de
conflicto. De hecho, en conflictos recientes, como por ejemplo en ex
Yugoslavia, las violaciones sistemáticas y organizadas se habían
convertido en un instrumento de la política militar. Semejante
comportamiento envilece la profesión de las armas y, como la tortura,
ha de merecer el desprecio de todos los soldados. Cuando se perpetran,
es señal inequívoca de una carencia total de disciplina y de la falta
absoluta de control de los subordinados por parte de los jefes.

2) NINOS
Personas civiles:
Cuando hablamos de niños, nos referimos, por lo general, a las personas
menores de 18 años. Sin embargo, en el derecho de los conflictos armados,
hay disposiciones distintas para los menores de 15 años y los de edades
entre los 15 y los 18 años. Cuando aquí decimos «niños» se entiende los
menores de 15 años. Los niños tienen derecho a respeto especial y deben
ser protegidos de cualquier atentado contra el pudor. Se debe hacer todo
lo posible por prestarles la atención y los cuidados especiales que
requieren.
Combatientes:
Un aspecto particularmente trágico de los conflictos modernos es la
participación activa de niños en las hostilidades, tanto niños como niñas.
Esto parece tener poco que ver con las tradiciones culturales y mucho que
ver con el oportunismo y la escasez de soldados. A menudo sólo es una
excusa o un abuso de quienes están en el poder; dicho de otra manera, es
meramente hacer que los niños cumplan con el trabajo de los mayores.
Estos niños soldados operan con poco o ningún entrenamiento y, a
menudo, se alimentan sólo con alcohol y drogas. Por supuesto que pueden
ser enemigos formidables y tenaces a quienes enfrentar. No queda más
remedio que hacerlo, pero, con el debido respeto y un mínimo de
compasión por su difícil situación.

El derecho prohíbe la participación directa en las hostilidades de niños


menores de 15 años, que no deben ser reclutados en las fuerzas armadas.
Cuando haya que reclutar a niños mayores de 15 años, pero menores de
18, se preferirá a los más mayores.

Si se reclutan niños en las fuerzas armadas o éstos participan directa-


mente en las hostilidades, se les debe garantizar, si son capturados, un

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trato y condiciones de cautiverio acordes con su edad, sean o no pri-
sioneros de guerra. En ninguna circunstancia, podrán recibir trato menos
favorable al debido a los prisioneros de guerra. En particular, estos niños
soldados deben estar detenidos en lugares separados de los adultos,
excepto si están en unidades familiares.

En el caso de niños de edades entre los 15 y los 18 años, lo mejor es


tratarlos como si fuesen menores de 15 años.

Por lo que respecta a la pena de muerte impuesta a un menor, en conflictos


armados internacionales los niños menores de 18 años pueden ser
sentenciados a muerte, pero la sentencia no se ha de ejecutar. En conflic-
tos armados no internacionales, las personas menores de 18 años, cuando
cometen una infracción no pueden siquiera ser sentenciadas a muerte.

c) AYUDA HUMANITARIA
Las partes en conflicto autorizarán el libre paso de todo envío de ayuda
humanitaria que se destine únicamente para la supervivencia de la
población civil, aunque se destine a la población civil del adversario.
Ejemplos de dicha ayuda son material médico y hospitalario, víveres
indispensables, ropa de vestir y de cama, material para construir refugios,
determinados artículos alimentarios y medicamentos indicados para niños,
mujeres encintas, madres lactantes y parturientas.

Las fuerzas armadas de ambas partes pueden realizar acuerdos técnicos


para el transporte en el territorio respectivo, como, por ejemplo, rutas que
deberían seguir los convoyes y detallados horarios de tránsito. Los
convoyes pueden ser controlados, pero sin prohibirles el paso. Por lo demás,
cabe destacar que ambas partes deben garantizar la seguridad de estos
convoyes en su territorio. El material y el personal de socorro no deben ser
objeto de ataque.

d) ZONAS PROTEGIDAS
En el derecho se acepta el establecimiento de zonas protegidas. Estas
zonas brindan una amplia gama de posibilidades, tanto fuera como dentro
de la zona de combate, a fin de ofrecer seguridad y protección a heridos y
combatientes enfermos, así como a las demás personas civiles que no par-
ticipen directamente en las hostilidades. No deben ser objeto de ataques ni
se deben utilizar, en absoluto, con fines militares.

e) BIENES CULTURALES
Los bienes culturales como monumentos históricos, obras de arte, lugares de
culto, bibliotecas, etc., no deben utilizarse con fines militares y que están
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protegidos contra actos hostiles. Esta obligación de protección es aplicable a
ambas partes. Como ustedes saben, se puede usar un signo protector para
ayudar a distinguir un edificio que goza de protección general. Si dicho bien
se utiliza con fines militares, perderá la protección contra los ataques, pero
incluso en estos casos, deben limitarse al mínimo los daños. La pérdida de
inmunidad de los bienes que se acogen a la protección general sólo deberían
ordenarla los jefes de batallón.

Puede haber casos raros en que sea indispensable el uso de tales bienes
con fines militares, por ejemplo, un puente histórico que es el único paso para
cruzar un río. En tales casos, no hay otra opción militar factible

f) EL MEDIO AMBIENTE NATURAL


Asimismo, quedan prohibidos los métodos de guerra de los que quepa
prever que causen daños extensos, duraderos y graves al medio ambiente
natural y que puedan también perjudicar la salud o la supervivencia de la
población.

g) OBRAS E INSTALACIONES QUE CONTIENEN FUERZAS PELIGROSAS


Queda prohibido atacar las presas, diques y las centrales nucleares de
energía eléctrica. Los ataques a estas instalaciones pueden producir la
liberación de fuerzas peligrosas. La única excepción a la prohibición de atacar
es cuando dichas instalaciones se utilicen en apoyo directo de las operaciones
militares y atacarlas sea el único medio factible de poner fin a tal apoyo. Sin
embargo, en todos los casos, la población civil y las personas civiles
mantendrán su derecho a toda la protección que les confiere el derecho
internacional, es decir, hay que tomar todas las medidas cautelares
necesarias para hacer advertencias, limitar bajas y daños colaterales.

Asimismo, las partes en conflicto deben evitar situar objetivos militares en la


proximidad de tales obras o instalaciones. Sin embargo, se autoriza protección
cercana o defensiva, como por ejemplo cañones antiaéreos, guardias contra
saboteadores, etc.
La prohibición no es aplicable a las centrales eléctricas en general o, por
ejemplo, las refinerías de petróleo, pero dichas instalaciones están protegidas
por otras normas como las que limitan los ataques a los objetivos militares,
que protegen a la población civil y al medio ambiente natural, y prohíben la
destrucción innecesaria.

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IV. MÉTODOS DE GUERRA PROHIBIDOS EN TODAS LAS
OPERACIONES

a) LA HAMBRUNA Y LA DESTRUCCIÓN DE BIENES INDISPENSABLES


PARA LA SUPERVIVENCIA DE LA POBLACIÓN CIVIL
Queda prohibido, como método de guerra, hacer padecer hambre a las
personas civiles, es decir, el antiguo concepto de sitiar. Asimismo, queda
prohibido atacar, destruir, sustraer o dejar inutilizables bienes
indispensables para la supervivencia de la población civil, tales como
alimentos y las zonas agrícolas que los producen, cosechas, ganado,
instalaciones de agua potable, así como obras de riego. Esta prohibición
no se aplica a los bienes que se utilicen exclusivamente como medios de
subsistencia para los miembros de las fuerzas armadas o en apoyo directo
de una acción militar. No obstante, quedan también prohibidos dichos
ataques si repercuten, de forma negativa, en la población civil, o sea,
dejándola desprovista de víveres o de agua, haciéndole padecer
hambruna u obligándola a desplazarse.

Sólo en casos excepcionales se podrá practicar la política de tierra quemada,


cuando sea absolutamente imperioso defender el territorio nacional contra
una invasión

b) ESCUDOS HUMANOS
Las personas civiles no pueden ser utilizadas como escudo de objetivos
militares o para proteger con su presencia, potenciar u obstaculizar
operaciones militares. Esto reviste dos aspectos. En primer lugar. no se
deben situar objetivos militares en zonas civiles para protegerlos. En segundo
lugar, no se deben dirigir movimientos de la población civil para proteger
objetivos u operaciones militares. Dicho de otra forma, la prohibición de
utilizar a personas civiles como escudos humanos se aplica a ambas partes.
Los siguientes ejemplos ilustran lo que no debe hacerse en ambos casos:

• No deben ocultar armas en urbanizaciones de viviendas, abrir fuego con


morteros desde un mercado, estacionar un helicóptero militar en el patio
de un colegio;
• No deben desplegar una unidad militar, protegiéndola con una columna
de refugiados o dirigir a personas protegidas, por ejemplo, a personas
civiles o a prisioneros de guerra, hacia lugares estratégicamente
importantes como posiciones de armas, depósitos de municiones o
centros de comunicaciones;
• No deben bloquear un eje militar o puente importante, obligando a que
personas civiles se congreguen en ellos

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El hecho de que, a pesar del derecho, su oponente use escudos humanos no
los releva a ustedes como atacantes de su obligación legal de tomar todas
las medidas de precaución posibles para proteger a la población civil y los
bienes civiles y, en particular, de cerciorarse de que tal ataque no ocasiona
resultados excesivos en relación con la ventaja militar concreta y directa
esperada, es decir el principio de proporcionalidad.

c) PILLAJE
Antiguo vocablo que significa simplemente robar, saquear o entrar a saco.
Aunque en tiempos remotos el pillaje se consideraba una legítima
recompensa a los esfuerzos del servicio de soldado, ahora está prohibido
universalmente. Es éste el sello característico de los soldados indisciplinados
con pésimos jefes que se aprovechan del caos de la batalla y abusan de su
poder ante combatientes indefensos o personas civiles, con fines de lucro. El
robo es un delito en la ley nacional y continúa siendo un delito en las
operaciones. Hagamos una distinción clara entre tomar bienes no militares
como joyas, relojes, enseres del hogar, etc., que está prohibido, y tomar
equipo militar como radios, vehículos, armas, etc. Esto último se denomina
botín de guerra y, por supuesto, se puede recoger, declarar y usar en las
propias filas. Aunque se puede tomar el equipo útil para fines militares (como,
por ejemplo, radios o vehículos) que pertenezca a personas civiles, habrá de
ser devuelto y pagarse compensación al final de las hostilidades.

d) PERFIDIA
El término «perfidia» se refiere fundamentalmente a un atentado contra la
buena fe o a una franca traición. Implica una intención deliberada de hacer
creer al adversario que no puede atacar, porque están protegidos, y
aprovecharse de la vulnerabilidad resultante del enemigo. Está prohibido
cometer un acto hostil, so pretexto de tener protección jurídica, apelando a la
buena fe del adversario con intención de traicionarla. Está prohibido matar,
herir o capturar a un adversario valiéndose de medios pérfidos; si lo hacen,
destruyen ustedes la confianza que han de tener los combatientes en las
normas de los conflictos armados, demuestran la falta del mínimo respeto,
que incluso los adversarios han de tener entre sí, y menoscaban la dignidad
de quienes portan las armas.
La perfidia consiste, por ejemplo, en fingir, con intención de aprovecharse del
respeto que observa el adversario por las normas de protección, que:

• Quieren ustedes negociar usando la bandera blanca de tregua;


• Se quieren rendir;
• Están enfermos o heridos;
• Son personas civiles o no combatientes, por ejemplo, personal sanitario;

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• Tienen un estatuto de protección mediante el uso de banderas, emblemas
o uniformes de las Naciones Unidas;
• Tienen un estatuto de protección, mediante uso indebido de los emblemas
de la cruz roja o de la media luna roja, o de cualquier otro uso indebido de
emblemas protectores reconocidos en los Convenios de Ginebra o en el
Protocolo adicional I.

e) USO INDEBIDO DEL UNIFORME DEL ENEMIGO O DE OTROS


UNIFORMES
Estrechamente relacionada con la perfidia está la prohibición contra el uso
de banderas, uniformes militares, emblemas o insignias de partes adversas
durante los ataques o para cubrir, favorecer, proteger u obstaculizar
operaciones militares, como por ejemplo el uso de uniformes del enemigo
para ayudar en el despliegue a través de sus líneas. Está prohibido porque
se induce al enemigo a creer que no son ustedes blanco legítimo para
cualquier ataque. Por la misma razón, está prohibido el uso de uniformes,
etc., de Estados neutrales, o de los que no participan en el conflicto.

Excepcionalmente, los prisioneros de guerra pueden hacer uso del uni-


forme del adversario para poder escapar. El uniforme del enemigo se puede
utilizar también para la instrucción.

f) CUARTEL
Está prohibido ordenar que no haya supervivientes, como por ejemplo decir
a sus soldados: «tomaremos el objetivo enemigo y no quiero que haya
sobrevivientes». No den jamás esta orden ni piensen usarla como amenaza
o basar la conducción de las hostilidades en ella.

g) LAS PERSONAS FUERA DE COMBATE («HORS DE COMBAT»)


Los combatientes en poder de una parte adversa, que se rindan o queden
fuera de combate, por ejemplo, a causa de heridas y que, por consiguiente,
son incapaces de defenderse deben ser protegidos.
No deben ser objeto de ataque. Recibirán el trato debido a los PG. Los
soldados heridos que prosigan con las hostilidades no están protegidos.

Ocupantes de aeronaves: ninguna persona que se lance en paracaídas de


una aeronave en peligro, como, por ejemplo, un piloto que se eyecta de un
avión que ha sido blanco de un ataque, será atacada mientras descienda ni
cuando aterrice, pues es obvio que no puede defenderse. Al llegar a tierra,
deberá tener oportunidad de rendirse. Si emplea la violencia, pierde su
protección.

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Por el contrario, las tropas aerotransportadas representan una amenaza
concreta y pueden ser objeto de ataque mientras saltan en paracaídas a la
zona de lanzamiento.

h) TORTURA
Están absolutamente prohibidos la tortura, los tratos y penas inhumanos o
degradantes. La violación y el acoso sexuales son formas de tortura.

Torturar a soldados capturados o a personas civiles, a fin de obtener


información, castigarlos, humillarlos o intimidarlos refleja una falta de
profesionalidad tan despreciable que no debe jamás ser parte de ninguna
operación militar.

La tortura es, en todos los casos, un crimen de guerra, tanto en conflictos


armados internacionales como no internacionales. Está prohibida
universalmente y la misma prohibición está claramente estipulada en el
derecho de los derechos humanos. Todos y cada uno de los Estados están
obligados a llevar a los infractores ante la justicia. Por consiguiente, la
prohibición se aplica a todas las categorías de conflictos: internacionales, no
internacionales, misiones de las Naciones Unidas y situaciones de violencia
interna, así como disturbios (operaciones de seguridad interna).

Nunca puede esgrimirse el argumento de necesidad militar para justificar la


tortura. Por ejemplo, nunca podemos decir que había que torturar a alguien
porque nos constaba que tenía información de capital importancia que habría
podido salvar la vida de otras personas (lo que a veces calificamos de
«situación de la bomba de tiempo»). En el combate, la tortura no sólo es ilegal,
sino que tiene mínima utilidad militar, salvo, tal vez, para desahogar la ira. Es
mucho más sensato mandar a un sospechoso a la retaguardia, donde
interrogadores expertos pueden emplear sus técnicas de conformidad con el
derecho, para recabar información.
Los interrogatorios en el campo de batalla o «interrogatorios tácticos», como
a veces se denominan, son una considerable pérdida de tiempo valioso y, en
la mayoría de los casos, resultan inútiles. Un soldado bien entrenado y
motivado no dirá nada, o lo que es peor, tratará de dar pistas falsas. Es posible
que una persona civil atemorizada les diga lo que piensa que ustedes quieren
oír. Los datos así obtenidos carecen de valor operativo.

i) REHENES
Se prohíbe la toma de rehenes. El término «rehenes» se refiere a las personas
que se usan como medio de regateo para obligar a que el adversario actúe o
se abstenga de actuar de cierta manera, como, por ejemplo, forzándolo a
poner en libertad a prisioneros o a cancelar una operación militar. En
situaciones de violencia de menos intensidad, se toman rehenes, a veces,

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para pedir rescate, por ejemplo, en pago por su liberación. La toma de rehenes
es una infracción grave del derecho. La prohibición abarca todos los conflictos
armados, tanto internacionales como no internacionales.

j) REPRESALIAS
Una represalia es una infracción del derecho cometida por una parte en
respuesta a una infracción perpetrada por el adversario, cuya única finalidad
es poner fin a la violación del derecho y evitar que se repita. No está
permitido el uso de represalias para castigar a la parte responsable de haber
infringido el derecho.
Están prohibidas las represalias, en todas las circunstancias, contra:
• Prisioneros de Guerra;
• Heridos, Enfermos Y Náufragos;
• Personal Sanitario Y Religioso;
• Personas Civiles;
• Bienes de carácter civil;
• Edificios Protegidos, Equipo y Naves;
• Bienes Culturales;
• Bienes indispensables para la supervivencia de la Población;
• Obras que contienen Fuerzas Peligrosas;
• El Medio Ambiente Natural.

Por consiguiente, el derecho limita estrictamente la posibilidad de tomar


represalias. De hecho, las represalias sólo se pueden tomar contra com-
batientes enemigos que no se hayan rendido y contra equipo y objetivos
militares, que ya son objetivos legítimos de todas formas. Una represalia es,
por definición, un acto que normalmente se considera ilícito.
Sólo se pueden ordenar represalias en las limitadas circunstancias
siguientes:
• Como último recurso para obligar a que el adversario cumpla o se atenga
al derecho;
• Si se utilizan contra las infracciones más graves o flagrantes del derecho
por parte del adversario;
• Si van precedidas de una clara advertencia al adversario, en relación con
la acción que consideren ustedes una infracción grave y flagrante del
derecho (las advertencias oficiales son inequívocas para el adversario
acerca de las posibles consecuencias de la acción y darán tiempo
suficiente para que se deje de cometer la infracción);
• Si son proporcionales a la infracción cometida por el adversario;
• Si cesan cuando el adversario deja de cometer la infracción.

Sólo pueden ordenar las represalias las más altas autoridades políticas y
militares; no son de la competencia de un jefe de pelotón.
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V. ACCIONES PERMITIDAS EN LAS OPERACIONES

ESTRATAGEMAS

Éste es un término consuetudinario, que principalmente se refiere al engaño.


Un buen comandante se sirve del engaño y de la sorpresa para vencer o
confundir al adversario. Engañar al enemigo acerca de la situación militar, en
particular, acerca del poderío de las propias fuerzas, de su ubicación, así como
de sus intenciones y planes ha sido un instrumento bélico usual en todas las
épocas. Las estratagemas están permitidas. Éstas incluyen actos cuya finalidad
es inducir a error al enemigo o hacerle cometer imprudencias, pero que no
infringen el derecho de los conflictos armados y no se pueden calificar de
perfidia, que describimos anteriormente. Son ejemplos de estratagemas:

• El camuflaje y la ocultación, de manera natural o con redes de camuflaje,


con pintura de camuflaje o con humo para cubrir el movimiento;
• Los ataques fingidos o engañosos; los ataques por los flancos para tomar
al enemigo por sorpresa;
• El uso de armas falsas, como por ejemplo imitaciones de tanques o de
aviones de caucho o de madera para confundir o engañar al adversario en
cuanto a los efectivos reales y el despliegue de las fuerzas;
• La transmisión de mensajes falsos, uso de las frecuencias de radio del
adversario y el descifre de contraseñas y códigos;
• La información falsa o la desinformación, así como las operaciones
psicológicas para confundir o bajar la moral, siempre y cuando no sea su
finalidad hacer cundir el terror entre la población civil.

Todas estas medidas de engaño operacional son perfectamente legítimas


conforme al derecho. Los ejemplos siguientes ilustran la diferencia exacta entre
la estratagema y la perfidia.

Ustedes pueden usar redes, follaje, etc., para camuflar el emplazamiento de un


cañón en el campo de batalla; esto es una estratagema.

No les está permitido usar tela de tiendas de campaña en la que se ostenten la


cruz roja o la media luna roja para camuflar el emplazamiento de un cañón, y
hacer suponer que se trata de una instalación médica; esto es perfidia.

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VI. CONTACTO CON EL ENEMIGO

En la conducción de las operaciones, hay circunstancias en que –salvo, como


es natural, en el combate– podrían entrar en contacto con el adversario. Nos
referimos aquí a relaciones no hostiles o a relaciones que las fuerzas contrarias
estimen necesarias o para beneficio mutuo.

a) ALTO EL FUEGO TEMPORAL


Incumbe a cualquier oficial militar concertar un alto el fuego temporal por
razones específicas y limitadas; obviamente toda acción de este tipo ha de
ser autorizada por la cadena de mando; los altos el fuego temporales pueden
ser muy útiles, por ejemplo, para recoger y evacuar a heridos en el campo de
batalla o para facilitar la evacuación de personas civiles a lugares más
seguros. Un alto el fuego es limitado tanto en su duración como en su alcance.
Se requiere una absoluta buena fe, por ambas partes.

b) RECURSO A INTERMEDIARIOS
Ustedes pueden entablar relaciones con el enemigo empleando los buenos
oficios de intermediarios. En el derecho se disponen dos opciones principales.
La primera es el recurso a una Potencia protectora. Se trata de un Estado
neutral designado por una parte en el conflicto y aceptado por su contrincante.
La Potencia protectora oficia como un honrado intermediario entre ambas
partes. Por ejemplo, podría visitar campamentos de PG o de internamiento,
a fin de cerciorarse de que se observa el derecho. De hecho, contados son
los Estados que han recurrido a esta modalidad, aunque, por ejemplo, el
Reino Unido pidió a Suiza que actuase como su Potencia protectora durante
el conflicto de Falklands/ Malvinas y Argentina solicitó lo mismo de Brasil. La
segunda opción es recurrir a los servicios de intermediario de una
organización humanitaria imparcial como sustituto de la Potencia protectora.
Esto es más frecuente. Por ejemplo, a menudo, las partes en un conflicto
piden al Comité Internacional de la Cruz Roja que obre como intermediario

c) BANDERA BLANCA DE TREGUA


Recuerden la clave de la bandera blanca. Quiere decir «deseo entablar
contacto o negociar» y no significa obligatoriamente «quiero rendirme».

Entonces: ¿cómo se emplea? La parte que enarbola la bandera blanca ha


de interrumpir el fuego. Tras hacerlo, ustedes deben hacer lo mismo. Puede
que entonces se rindan, obviamente, las fuerzas enemigas, arrojando las
armas y alzando los brazos. Aunque ustedes aceptarán, sin duda alguna,
la rendición y tratarán al adversario en consecuencia, de hecho, no están
obligados a recibir a un grupo de abanderados. Éste puede ser devuelto.
Si deciden hablar con los miembros del grupo, asegúrense de que ellos se

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desplacen donde ustedes estén. No avancen ustedes –recuerden la
posibilidad de perfidia. En sus propias posiciones, ustedes pueden imponer
medidas de seguridad, como, por ejemplo, vendarles los ojos a los
miembros del grupo, para que no puedan recabar información. Sin embargo,
deben protegerlos durante el período de negociaciones. No se les puede
disparar. Tras parlamentar, se les debe permitir regresar a salvo a sus
propias líneas.

El derecho de los conflictos armados permite el empleo de la bandera


blanca. Dejen que los adversarios que la empleen se acerquen a ustedes.
No vayan ustedes hacia ellos. Escuchen y decidan qué medidas tomar.
Despachen al grupo de abanderados y permitan que regresen de manera
segura. No excluyan la posibilidad de que se recurra a la perfidia, es decir,
al juego sucio.

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VII. PRISIONEROS DE GUERRA – TRATO INICIAL TRAS LA
CAPTURA EN LA ZONA DE COMBATE

Veremos cómo hay que ocuparse de los prisioneros inmediatamente tras su


captura, es decir, en la zona operativa.

Todos los combatientes capturados son prisioneros de guerra, háyanse rendido


o no. Pasan a ser personas protegidas, conforme a lo dispuesto en el derecho
de los conflictos armados, desde el momento en que caen en poder del
adversario. Pasan a ser prisioneros del Estado, pero no de ustedes. Está
prohibido matar o maltratar a un combatiente que haya sido tomado prisionero
o que esté fuera de combate (hors de combat). En este sentido, harán ustedes
bien en «tratar a los demás como ustedes querrían ser tratados». ¿Cómo les
gustaría a ustedes que se les tratase si fuesen capturados? Como soldados
profesionales que tienen el control de la situación, ha llegado la hora de que
ustedes demuestren humanidad y respeto por los adversarios. No cabe duda de
que ellos están cansados, desorientados y muy asustados. Durante e
inmediatamente después del combate, los soldados están muy enardecidos,
con la adrenalina muy subida. En un momento dado, se les puede exigir que
maten al enemigo y, poco después, deben tratarlo con humanidad, aunque éste
pueda muy bien haber matado o herido a algunos de los propios compañeros.

Es obvio que se trata de una situación difícil, pero los soldados profesionales
han de saber hacerle frente. La mejor manera es ponerse en el lugar del
prisionero. Ningún buen soldado o jefe debe aprovecharse de la suerte o
situación vulnerable del adversario. Entonces, ¿cómo hay que proceder?

a) REGISTRO Y OBJETOS DE USO PERSONAL DE LOS PRISIONEROS


Todos los prisioneros deben ser desarmados y someterse a un registro
exhaustivo. Esto se debe realizar de forma que no se infrinja la prohibición de
trato inhumano o degradante y de que se respete la protección especial
otorgada a las mujeres y a los niños combatientes. Se pueden retirar los
siguientes objetos: municiones, documentos militares como mapas, órdenes,
cuadernos con datos militares, diagramas de comunicaciones, códigos y
cualquier otro equipo militar no diseñado específicamente para la protección
personal, como, por ejemplo, correajes para llevar bolsas de municiones, etc
Los prisioneros deben conservar la vestimenta militar y el equipo de
protección, como por ejemplo botas, cascos, chalecos antibalas, caretas
antigás, etc. Todavía no están fuera de peligro y es probable que les haga
falta la ropa y el equipo de protección.

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Además, se debe permitir que los prisioneros conserven sus distintivos de
graduación, cubiertos para comer, raciones y cantimploras. También debe
permitírseles conservar sus tarjetas y placas de identidad. Asimismo, pueden
conservar objetos personales, incluidos anteojos, relojes y artículos de valor
sentimental, como fotografías de familia. No se pueden retirar las cantidades
de dinero de que sean portadores los prisioneros de guerra, excepto por
orden de un oficial, y tras haberse consignado en un registro especial y
haberse entregado un recibo detallado. Las cantidades en moneda de la
Potencia detenedora, o que sean convertidas en esa moneda a pedido del
PG, deberán abonarse en la cuenta del prisionero.

La Potencia detenedora no podrá retirar a los prisioneros de guerra objetos


de valor más que por razones de seguridad. En tales casos, se seguirá el
mismo procedimiento que para retirar cantidades de dinero. Estos objetos,
así como las cantidades de dinero retiradas deberán ser restituidos al
prisionero al término del cautiverio.

Desde el punto de vista práctico, todos estos detalles y consignaciones


pueden parecer un poco irrealistas en lo más enconado del combate. Si no
disponen ustedes de tiempo, cumplan, por lo menos, los requisitos
fundamentales, es decir, dejen que los prisioneros conserven los medios de
identificación visibles, así como artículos de protección personal, alimentos y
agua. Todo lo demás se puede poner en un contenedor apropiado como la
bolsa de municiones del mismo prisionero, bien etiquetado con sus datos y
enviarlo con el grupo encargado de la evacuación. El personal de inteligencia
o los administradores en la retaguardia podrán luego examinar los artículos y
devolver después los efectos personales a los PG.

b) IDENTIFICACIÓN DE LOS PPGG


Los prisioneros de guerra deben ser identificados y están obligados a
proporcionar su número de matrícula, graduación, nombres y apellidos, así
como la fecha de nacimiento. No están obligados a proporcionar ningún
otro dato. Esto no quiere decir que no puedan hacerles otras preguntas.
Los prisioneros pueden ser una valiosa fuente de información, PERO nunca
se les puede coaccionar, ni someter a torturas físicas o mentales, para
obligarlos a que proporcionen información. Deben tener en cuenta también
las ventajas del llamado «interrogatorio táctico». En primer lugar, en la
práctica, lo más probable es que no tengan tiempo que perder en
interrogatorios. En segundo lugar, ¿quién se va a encargar del
interrogatorio? ¿Son interrogadores expertos? ¿Saben lo que hacen? ¿Son
fidedignos los datos obtenidos? ¿Se los han dado para inducirlos a error?
¿o sólo para ganar tiempo o para aliviar la situación del prisionero? Por
todas estas razones, se deben usar los métodos profesionales para obtener

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información: el PG ha de ser inmediatamente evacuado a la retaguardia,
donde interrogadores capacitados que se atienen a lo dispuesto por el
derecho pueden realizar la labor como es debido. De todas formas, en el
derecho se exige que deben ustedes evacuar a los PG para ponerlos fuera
de peligro tan pronto como sea posible.

¿Qué ocurre si los prisioneros se niegan a dar incluso la mínima infor-


mación que el derecho exige? Si se niegan obstinadamente, es posible que
haga falta explicarles que les conviene proporcionar los datos para
garantizar que la Potencia detenedora pueda dar cuenta de su detención y
comunicar a sus familiares que están vivos y a salvo. Además, en la
práctica, no disponen ustedes siempre de mucho tiempo para ocuparse de
personas como éstas. Evacúenlas lo antes posible y permitan que el
personal de retaguardia resuelva el problema.
No obstante, tengan cuidado, pues es posible que los prisioneros de guerra
estén enfermos, aturdidos, en cuyo caso deben ser evacuados mediante la
cadena sanitaria y no por la de PG. Si están heridos, el personal sanitario
en el frente deberá curarles las heridas. Cualquier herida ha de ser tratada
según su gravedad. El único factor determinante de la prioridad de
tratamiento es la necesidad de asistencia médica. No ha de haber
discriminación alguna a favor de miembros de las propias fuerzas armadas

c) EVACUACION
Recuerden que la finalidad principal de la evacuación es retirar a los pri-
sioneros de guerra del peligro inmediato en la zona de combate. Por
consiguiente, deben ser trasladados, lo antes posible, a la retaguardia y,
mientras tanto, no ser expuestos inútilmente a peligro alguno. No se les debe
obligar a realizar actividades de índole militar, como, por ejemplo, abrir el
paso a través de un campo de minas. Se les debe proteger contra actos de
violencia, intimidación, insultos o curiosidad pública. Por ejemplo, los equipos
de televisión que estén operando en la zona pueden efectuar tomas del grupo
en conjunto, pero sólo a condición de que ningún miembro del grupo de PG
pueda ser identificado por separado
En caso de que tengan alguna duda acerca del estatuto de algún cautivo,
trátenlo como PG e informen a sus superiores acerca de sus dudas, para que
se hagan más averiguaciones sobre el particular en una zona de retaguardia.

Prisioneras de guerra: las PG como mínimo deben recibir un trato tan


favorable como el otorgado a los hombres. Se tomarán medidas especiales
para garantizar su protección contra actos de violencia física, incluida la
violencia sexual y los actos contrarios al pudor. Después, en los cam-
pamentos de prisioneros de guerra, deben estar detenidas en locales sepa-
rados de los hombres. Esto no es un requisito en situaciones del frente, en

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que las mujeres pueden estar detenidas con otros combatientes y ser luego
evacuadas con los mismos tan pronto como sea posible.

Traten a los PG debidamente y con humanidad, curen todas las heridas que
tengan y evacúenlos en el más breve plazo posible a una zona de retaguardia

d) TRATO DEBIDO A LOS PRISIONEROS DE GUERRA EN CONDICIONES


DE COMBATE INHABITUALES
Es muy posible que la evacuación de prisioneros capturados en la zona de
combate plantee un verdadero problema. Sea el ejemplo de una patrulla de
reconocimiento o de fuerzas especiales que se enfrenta al enemigo y
captura a cierto número de soldados. La evacuación de éstos podría poner
en peligro la misión; pero, ¿qué hacer entonces? El derecho nos dice que
estos PG deberían ser puestos en libertad, y que se deberían tomar las
precauciones factibles para garantizar su seguridad. En la práctica, se
puede someterlos a un registro y dejarlos desarmados; se puede atarlos
con holgura, de forma que ustedes puedan retirarse con seguridad.
Probablemente, ustedes pueden dejarles algunos alimentos y agua sin
comprometer su misión. Sin embargo, no deben ustedes hacerles daño en
modo alguno.
Como pueden observar, incluso en tan extraordinarias circunstancias se
espera que tomen todas las medidas que sean factibles en una situación
táctica determinada

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VIII. CONTACTO CON LAS PERSONAS CIVILES

Deben tener presente que es posible que en el transcurso de las operaciones


sea necesario entablar contacto con personas civiles por ciertas razones, tanto
militares como humanitarias, a fin de, por ejemplo:
• Evacuar una zona;
• Negar el paso por carreteras que ustedes necesiten para fines militares, así
como para dar a conocer qué rutas deben usar las personas civiles;
• Dar aviso de un ataque, acción sopesada con respecto a la necesidad del
efecto de sorpresa;
• Establecer enlaces con las autoridades civiles, a fin de velar por que la
población tenga conocimiento de zonas militares peligrosas, como los
campos de minas;
• Establecer enlaces con la policía del lugar acerca de asuntos de seguridad
conjunta;
• Establecer enlaces con hospitales para uso conjunto de instalaciones
sanitarias;
• Colaborar en acciones de urgencia con organizaciones civiles sanitarias y
humanitarias en operaciones de búsqueda y rescate, búsqueda de personas
desaparecidas y acciones de primeros auxilios (también pueden entablar
contacto con organizaciones de protección civil y Sociedades Nacionales de
la Cruz Roja y de la Media Luna Roja);
• Establecer enlaces con instituciones humanitarias como el Comité
Internacional de la Cruz Roja o con organismos de las Naciones Unidas que
actúen, por ejemplo, como intermediarias en operaciones de socorro;
• Ponerse en contacto con personas civiles, a fin de tratar sobre refugios para
los heridos y los enfermos.

Para tratar de todos estos asuntos importantes, tendrán probablemente que


ponerse en contacto con personas civiles. Los contactos funcionan para ambos
interesados y pueden ser muy valiosos para los militares.

Las personas civiles, incluidos los miembros de las organizaciones humanitarias,


deben ser objeto de protección y de trato respetuoso. Hagan uso de sentido
común y trátenlos de manera civilizada, pues así estarán probablemente más
dispuestos a colaborar con ustedes.

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IX. EL DERECHO Y LAS FASES DEL COMBATE

a) RESPONSABILIDAD OPERACIONAL EN EL ATAQUE


Quienes planeen o dirijan un ataque, es decir, cualquier acto de violencia
contra el adversario, obviamente querrán lograr su objetivo y reducir, al
mínimo, los riesgos para las propias fuerzas. Al mismo tiempo, como hemos
estudiado, el atacante debe procurar constantemente respetar a las personas
civiles y los bienes de carácter civil. De hecho, en el derecho hay
disposiciones claras acerca de cómo se han de planificar y ejecutar los
ataques
1) OBLIGACIONES EN LA PLANIFICACIÓN DE UN ATAQUE
Si planean un ataque deben:
• Hacer todo lo que sea factible en ese momento para verificar que el
objetivo sea realmente un objetivo militar. En caso de duda, no ata-
quen. Recuerden el principio de distinción;
• Estudiar, con detenimiento, las tácticas, sistemas de armas y muni-
ciones que vayan a utilizar. Tomar todas las precauciones factibles
para evitar o, al menos, reducir todo lo posible el número de muertos
y de heridos entre la población civil, así como los daños a los bienes
de carácter civil.

El uso de infantería y de tanques podría ofrecer, en ciertos casos, mayor


precisión que un bombardeo de artillería o aéreo.

La dirección táctica de un ataque puede reducir el número de víctimas


civiles, como, por ejemplo, un ataque de flanco que evite concentraciones
de personas civiles en la ruta hacia el objetivo.

Asimismo, se debe tener en cuenta el momento oportuno táctico del


ataque. Por ejemplo, si una fábrica de material bélico se cierra de noche,
o una emisora de radio civil, que también utilizan los militares, o un puente
que sirve también para fines militares, no están frecuentados por
personas civiles durante la noche, entonces ése es el mejor momento
para atacarlos. Vuelvan a considerar su objetivo: ¿hay que destruir o
basta con neutralizar?

Absténganse de decidir el lanzamiento de un ataque del que quepa


prever que causará incidentalmente muertos y heridos entre las personas
civiles, daños a los bienes de carácter civil o una combinación de lo
anteriormente expuesto, que fuesen excesivos en relación con la ventaja
militar concreta que ustedes esperen. Recuerden el principio de
proporcionalidad.

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Si es posible escoger entre varios objetivos militares y cada uno de ellos
representa una ventaja o resultado análogos, escojan el que probable-
mente haga correr menos peligros o cause menos daños entre la pobla-
ción civil y los bienes de carácter civil.
Antes de iniciar un ataque concreto que pueda afectar a la población civil,
avisen con antelación, a fin de dar tiempo a la población para evacuar o,
por lo menos, ponerse a salvo. El aviso debe ser, por supuesto, auténtico
y eficaz. Debe llegar a las personas civiles interesadas. Debe darles
tiempo suficiente para reaccionar. Los avisos se pueden transmitir por
radio o televisión, lanzando volantes o por Internet. El atacante puede
prescindir del aviso cuando las circunstancias no lo permitan, principal-
mente cuando las circunstancias particulares de la operación militar pla-
neada no permitan que se informe al defensor, porque la finalidad de la
operación no podría entonces lograrse, por ejemplo, si el elemento de
sorpresa es fundamental para el éxito de toda la operación

2) OBLIGACIONES EN LA REALIZACIÓN DE UN ATAQUE


El atacante debe estar preparado para cancelar, suspender o adaptar un
ataque planificado, cuando sea evidente que el objetivo no es de índole
militar o es objeto de protección especial o que los daños incidentales de
carácter civil puedan llegar a ser desproporcionados con la ventaja militar
concreta y directa que se espere en primer lugar (principio de
proporcionalidad).

3) RESPETO DE LOS BIENES BAJO PROTECCIÓN ESPECIAL


Los comandantes y sus planas mayores han de hacer todo lo posible para
comprobar que los objetivos que vayan a atacar no reúnan las condiciones
aplicables a la protección especial, como, por ejemplo, que no se trate de
bienes culturales, obras que contengan fuerzas peligrosas, hospitales,
zonas o localidades protegidas ni campamentos de PG, cuyos pormenores
ya hemos estudiado en anteriores lecciones

b) RESPONSABILIDAD OPERACIONAL EN LA DEFENSA


Además de las prohibiciones y limitaciones arriba mencionadas acerca del
uso de armas y de tácticas aplicables a todas las operaciones, quienes
participen en la planificación o conducción de operaciones de defensa deben
tener en cuenta las siguientes exigencias estipuladas en el derecho de los
conflictos armados.
En la máxima medida de lo posible, se alejará a las personas civiles de los
objetivos militares. Los militares deben avisar a la población civil por
adelantado y participar en la evacuación de la misma. Si es posible, se debe

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trasladar a las personas civiles a lugares que conozcan y que no presenten
peligro para ellas. Puede que sea necesario realizar una labor conjunta entre
la población civil y los militares, a fin de proporcionar alimentos, transporte,
incluso para instalar refugios para estas personas civiles. Siempre que sea
posible, se debe evacuar a los niños con sus familiares.

Siempre que sea factible, sitúen u organicen sus posiciones defensivas lo


más lejos posible de las zonas habitadas.

Cuando se pueda elegir entre varias posiciones de defensa para obtener una
ventaja militar equivalente, se optará por la posición de la que quepa prever
el menor peligro para las personas civiles y los bienes civiles.

Las autoridades civiles se encargarán del adecuado señalamiento con los


signos pertinentes de los bienes específicamente protegidos. Se puede
solicitar el asesoramiento y ayuda de los militares. Absténganse de utilizar
los bienes culturales como parte del plan de defensa. Recuerden que al
ocupar ustedes estos bienes, por lo que respecta al adversario, los bienes
pierden la protección. Si por imperiosa necesidad militar, deben hacer
ustedes uso de estos bienes, deben entonces permanecer en los mismos el
mínimo absoluto de tiempo. Se borrarán todos los signos protectores pues,
si no, pueden ser ustedes culpables de perfidia.

No usen jamás escudos humanos para proteger las posiciones defensivas


No está permitido destruir ni causar daños a bienes, sólo para evitar que los
usen las personas civiles, o para expulsarlas. La destrucción de bienes debe
estar siempre justificada por la necesidad militar; los bienes deben ser un
objetivo militar. Para el defensor, la destrucción sólo se puede justificar en
caso de tener que construir obras o sistemas de defensa militar, si no hay
otras opciones factibles

PROTECCIÓN CIVIL
Ahora, hablemos de las organizaciones de protección civil que trabajan en
estrecha colaboración con los militares. Pueden asumir directamente la
responsabilidad de acciones humanitarias, como proporcionar refugios, dar
aviso de ataques, combatir incendios, tomar medidas de oscurecimiento,
encargarse de evacuaciones sanitarias, del mantenimiento del orden, etc.
Recuerden que el personal de organizaciones de protección civil está
protegido por la ley en el desempeño de su labor y normalmente tanto éste
como su equipo ostentan el signo protector distintivo del triángulo equilátero
azul sobre fondo cuadrado naranja. Es posible que estos miembros del
personal lleven armas ligeras para defensa propia y para mantener el orden
público, pero no deben participar directamente en las hostilidades.

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Los miembros de las fuerzas de protección civil, así como su equipo e
instalaciones, están protegidos siempre que no cometan actos que no
correspondan a sus obligaciones habituales y que sean perjudiciales para el
enemigo. Incluso en estos casos, no cesará la protección, hasta que se haya
dado un aviso y un plazo razonable para que los miembros de la organización
de protección civil dejen de cometer dichos actos.

El personal militar asignado exclusivamente para llevar a cabo acciones de


defensa civil ha de ser respetado y protegido. En el desempeño de su labor
deben llevar el signo distintivo internacional de protección civil.

c) RESPONSABILIDAD OPERACIONAL DE LOS ATACANTES Y DE LOS


DEFENSORES EN LA GUERRA DE SITIO

Es probable que el concepto de guerra de sitio resulte hoy anticuado. En la


Edad Media, era una forma acostumbrada de librar la guerra en todo el mundo.
Se cercaba una ciudad y, quedaba aislada de todo suministro y, poco a poco,
se veía obligada a rendirse. En tiempos modernos, aún se recurre a esta forma
consuetudinaria de hacer la guerra, por ejemplo, el sitio de Sarajevo en ex
Yugoslavia, los años 1993-1994, o la batalla de Grozny, el año 2000. El
derecho aplicable a la guerra de sitio es realmente sólo una combinación de
lo que ya hemos expuesto. Cualquier acto de violencia pertenece al ámbito de
lo que denominamos «ataque» y, por consiguiente, se aplican en particular
las normas relativas a los ataques.

Además, si atacan ustedes la ciudad o el pueblo asediados, se aplicarán


entonces las normas que rigen las operaciones ofensivas. Para los casos de
defensa, se aplican entonces las normas que rigen las operaciones defensivas.

1) EVACUACIÓN DE HERIDOS Y ENFERMOS


El derecho estipula que las partes en un conflicto deben hacer lo posible
por concertar acuerdos locales para la evacuación, desde una zona sitiada
o cercada, de los heridos, de los enfermos, de los inválidos, de los ancianos,
de los niños y de las parturientas

2) LA POBLACIÓN CIVIL QUE PERMANECE EN EL LUGAR SITIADO


La población civil puede permanecer en una ciudad sitiada. En este caso,
los defensores tienen gran responsabilidad en cuanto a la protección de la
misma. Deben garantizar que quede separada de los objetivos militares y
que no se la utilice como escudos humanos para proteger dichos objetivos.
Si las personas civiles no abandonan la ciudad sitiada, ello no quiere decir
que el jefe del ataque quede dispensado de sus obligaciones con respecto
al deber de adoptar todas las medidas normales de precaución,

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anteriormente mencionadas. Por todas estas razones, la solución lógica
sería pues un alto el fuego que permita la evacuación. Por supuesto, los
infractores del derecho podrían considerar que les conviene retener a la
población civil o a parte de la misma para hacerlos escudos humanos o
como medio para granjearse simpatías, a nivel internacional, por la difícil
situación en que se encuentra la población desde el punto de vista
humanitario y para desacreditar al adversario. El atacante puede fácilmente
conjurar esta actitud, con sólo avenirse a las normas del derecho, haciendo
advertencias, concediendo tiempo para la evacuación en forma de alto el
fuego y cerciorándose de que se concede a las personas civiles el paso
seguro a una zona o localidad protegida.

3) EVACUACIÓN TOTAL O PARCIAL DE LA POBLACIÓN CIVIL


Por lo que respecta a las evacuaciones, se aplican más restricciones en los
territorios ocupados. La potencia ocupante puede decidir la evacuación
total o parcial de una determinada región ocupada, si así lo requieren la
seguridad de la población o imperiosas razones militares. Esto no se aplica
únicamente a situaciones de sitio, sino a cualquier situación en un territorio
ocupado. Dichas evacuaciones no podrán implicar el desplazamiento fuera
del territorio ocupado, salvo si por razones materiales no cabe otra
alternativa. Las personas así evacuadas serán devueltas a sus hogares tan
pronto como hayan cesado las hostilidades en ese sector.

La potencia ocupante deberá actuar, al efectuar tales traslados o


evacuaciones, de modo que, en la medida de lo posible, las personas
protegidas sean acogidas en instalaciones adecuadas, que los
desplazamientos se lleven a cabo en satisfactorias condiciones de
salubridad, de higiene, de seguridad y de alimentación y que no se separe,
unos de otros, a los miembros de una misma familia.

No deben ser objeto de ataque alguno las personas civiles ni los bienes de
carácter civil que gocen de protección especial, como los bienes culturales.

4) ATAQUES INDISCRIMINADOS
Se prohíbe someter las zonas sitiadas a ataques indiscriminados como los
anteriormente descritos

5) HACER PADECER HAMBRE Y EL PASO LIBRE DE SOCORROS


La prohibición general de no hacer padecer hambre a la población civil se
refiere a víveres, medicinas, agua potable y demás bienes indispensables
para la supervivencia de la población civil, cuya entrega no debe ser obs-
taculizada por el adversario, siempre que se entreguen únicamente a la
población civil del lugar sitiado y no a las fuerzas armadas que defiendan

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el lugar. Esto proscribe totalmente las estrategias tradicionales de sitio, en
las que se hacía padecer hambre a la población en ciudades enemigas

d) RESPONSABILIDAD OPERACIONAL EN MANIOBRAS Y


MOVIMIENTOS MILITARES
Las formaciones militares, exceptuadas las sanitarias, se desplazarán o
estacionarán preferentemente fuera de las zonas habitadas, cuando su
presencia, incluso temporal, pueda poner en peligro a personas y bienes
civiles.
Los movimientos por o cerca de zonas pobladas se efectuarán de manera
rápida pero segura.
Las interrupciones de los movimientos, por ejemplo, un convoy regular que
efectúa una parada de rutina, tendrán lugar, siempre que sea posible, fuera
de las zonas pobladas, al menos, en zonas menos densamente pobladas.
Una presencia militar incluso temporal puede convertir a la zona en un
blanco y dar lugar a una situación peligrosa para la población civil. El estado
mayor y las células de transporte deben planear paradas del convoy donde,
por supuesto, se puedan camuflar y proteger razonablemente, como, por
ejemplo, en zonas boscosas, y no tratar de buscar protección en zonas
construidas.

BIBLIOGRAFIA

Cuadernos pedagógicos del Comité Internacional de la Cruz Roja, Derecho de


los Conflictos Armados, Lecciones 3 y 4 “Conducción de las Operaciones”

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