Está en la página 1de 3

Martin Leinhard – El substrato arcaico en Pedro Páramo:

Quetzalcoatl y Tláloc
-Rulfo maneja un idioma (el castellano) y aprovecha vehículos (la novela, el cuento) así como
otros elementos formales de origen europeo, nos parece necesario insistir en una serie de
elementos que instauran, en los textos de Rulfo, una red de significaciones ajenas al mundo
occidental moderno. EL origen de tales elementos se halla -o se oculta- en los espacios que el
mundo capitalista moderno de México, aún no ha podido asimilar o digerir del todo: los
universos rurales de los indígenas y mestizos pobres, pero también, los universos
prehispánicos. (842)

Viaje al reino de los muertos: Quetzalcóatl

-Habla sobre la mitología de Quetzalcóatl (leer en el texto crítico). En estos textos, que
pertenecen a dos fragmentos épicos distintos, se <<resumen>> anticipadamente las
articulaciones narrativas fundamentales de la novela de Rulfo, Pedro Páramo: el viaje del
protagonista (Juan Preciado-Quetzalcóatl) al reino de los muertos (Comala-Mictlán) en busca
de su padre (Pedro Páramo); las dificultades de la empresa (Quetzalcóatl queda como muerto,
Juan Preciado muere ambiguamente) y la resucitación de los muertos, habitantes de ese lugar.
En el texto antiguo, prehispánico, los huesos de los muertos serán la materia a partir de la cual
se va a crear un nuevo género humano, por obra del héroe histórico-mítico Quetzalcóatl,
asociado a la agricultura y, por consiguiente, al principio de la fertilidad y a la vida en general
(843)

-En la novela los personajes surgen por obra del narrador-protagonista Juan Preciado que los
evoca y les da voz. Pero los poderes de Juan Preciado no conciernen sino el lenguaje y, así, la
<<humanidad>> creada por él (por su narración) se compone de sombras o esqueletos
dotados de voz, portadores del discurso. Su vida equivale a la duración de nuestra lectura de la
novela (843)

-Juan Preciado compone su texto a partir de los fragmentos de discursos que circulan en el aire
rarefacto de Comala, por encima o por debajo de la tierra, fragmentos a veces anónimos como
los huesos de un cementerio sin letreros (o cruces), fragmentos de discursos <<muertos>> de
distintas épocas. Juan Preciado (quizás) no se autosacrifica como Quetzalcóatl, pero la re-
creación de la humanidad ficticia de Comala, de todos modos, le cuesta la vida (844)

-El protagonismo de Juan Preciado está enteramente ligado al lenguaje, al discurso: sus
desplazamientos <<geográficos>> no constituyen un itinerario a través de Comala, sino a
través (geográfica y cosmológicamente) de los discursos conservados en las calles y entre las
ruinas de Comala o en la tumba. El resultado de estas andanzas es la compilación de una serie
de diálogos que re-suscitan a los habitantes de Comala. La función de Juan Preciado, en
resumen, es la de compilar trozos de discursos antiguos, muertos, para devolverles una vida
nueva: ésta se manifiesta, dentro del texto, por la aparición pasajera de personajes
aparentemente vivos y, de modo más concreto, en la propia existencia del texto (844)

-Juan Preciado como si se tratara de un discurso narrativo tradicional que carece de


interlocutor y que se supone por convención <<escritos>>; la irrupción de un interlocutor
(Dorotea) hace aparecer retrospectivamente todo lo leído como <<oral>>, como si el texto
dijera al lector: <<te equivocaste: estabas convencido de leer pero, en realidad, estabas
escuchando>>. Si hay insistencia en el carácter <<oral>> del relato de Juan Preciado, no hay sin
embargo mistificación, porque el texto, precisamente, pone el dedo en la oposición
oral/escrito; la ficción de la producción del texto expresa más que nada un anhelo de signo
utópico, el de convertir la escritura en oralidad para devolver al lenguaje esa inocencia que
perdió con la aparición de la escritura alfabética, que coincide, en América, con la irrupción de
los europeos y la desestabilización de las sociedad autóctonas (844)

-En la novela tradicional, la transición del protagonista de la vida a la muerte aparece como
existencial e impone un término al texto. Pedro Páramo, al representar personajes
<<muertos>> que actúan como <<vivos>> crea un contraste entre la espera del lector (basada
en las normas de su realidad y sus lecturas pasadas) y la inverosimilitud del universo
novelesco, contraste que llevó a los críticos a clasificar la novela dentro de las categorías como
<<lo fantástico>>, <<lo real maravilloso>>, el <<realismo mágico>> (845)

-El <<actuar como vivos>> de los muertos, fuera de su aspecto sobrenatural, nos
remite en realidad a una puesta en escena crítica del funcionamiento de la ficción: la escritura
novelesca, parece sugerir esta puesta en escena, no tiene más poder que el de conseguir que
los muertos <<actúen como vivos>>; no puede devolverles la vida. La escritura es un trabajo de
huaquero, de ladrón de tumbas, a esto se limita su eficacia. Juan Preciado, doble del autor-
escritor, es la imagen <<viva>> del huaquero. Quetzalcóatl, huaquero también, pero héroe
mítico, convierte realmente lo muerto -los huesos- en vida.

-La convocación del relato mítico sirve, entonces, para <<desmitificar>> la escritura, la
ficción moderna: los productos de la ficción, comparadas con el mito vivo, carecen de <<vida>>
y de verdad.

El substrato arcaico

-El código mítico se yuxtapone u opone a otros códigos, por ejemplo al que se podría llamar
<<histórico>> y que se compone de fragmentos del conjunto de los <<textos>> de referente
histórico (846)

-la cosmovisión de los aztecas antiguos se reproduce en gran parte en la de los nahuas
actuales; por otra parte, siempre en el mismo nivel abstracto, sus homologías con otras
cosmovisiones indígenas antiguas y actuales es patente; por último, dado que los elementos
que entran en los textos de Rulfo son, de todos modos, de procedencia difícil de definir, la
cosmovisión azteca nos sirve de alguna manera como sistema de referencia de todas las
cosmovisiones arcaicas del México actual.

El país de los muertos

-La situación espacial de Comala (época de Juan Preciado) presenta, pues, una analogía clara
con la del país de los muertos indígena: analogía estructural, no anecdótica. (846)

-Donis y su esposa-hermana desempeñan la función de señorear el pueblo de Comala, ese


infierno de voces y de sombras, función análoga a la de Mictlantecuhtli y Mictlancíthuatl,
señores del país de los muertos aztecas. La existencia de esta pareja incestuosa nos remite, por
otra parte, a las múltiples parejas incestuosas que conocen las mitologías del continente
americano, y especialmente a Quetzalcóatl y Quetzalpetatl, conocido bajo diferentes nombres
por varias culturas del territorio mexicano. La analogía entre Comala (época de Juan Preciado)
y el infierno mexicano (azteca, etc) se apoya, como vemos, en su situación geográfica, sus
habitantes y sus señores respectivos (847)
Tiempo mítico, tiempo histórico

-La unidad del universo de Comala es imaginaria, mero efecto de la lectura: las consecuencias
dedicadas a la evocación de Comala se interrumpen a menudo para dar paso a otras, donde un
narrador anónimo revela el pasado de Pedro Páramo. La frecuencia de las secuencias-Comala,
y cabe tomarlo en cuenta, es mucho más elevada en la primera parte de la novela que en la
segunda. En cuanto al tiempo que funciona dentro de los enunciados (el tiempo que rige el
mundo evocado), éste ofrece una serie de particularidades interesantes (847)

-Por una parte, en un sentido absoluto, el tiempo de Comala-país de los muertos constituye el
presente del relato frente a un pasado representado por Pedro Páramo. El día astronómico
con sus segmentos (día, tarde, noche) impone su ritmo a la <<vida>> de los protagonistas. EN
tanto que unidad de tiempo, el día astronómico se caracteriza por su índole circular (coinciden
su comienzo y su fin) y su repetición ad infinitum, ligada, para las cosmologías arcaicas, al
movimiento de los astros principales, sol y luna. Ahistórico, el día astronómico ignora la
acumulación, el progreso: todos los días, en rigor, son idénticos. Por estas razones, el narrador
puede afirmar, después de una estadía de algo más de un día en Comala, que <<es como si
hubiera retrocedido el tiempo>>: no importa cuál es la noche que comienza, la anterior o la
posterior, ya que nada las distingue (847)

-Juan Preciado engendra <<textualmente>> a su padre Pedro Páramo. Tal sucesión ilógica
demuestra, por una parte, que la causalidad no rige el universo novelesco de Pedro Páramo y
sugiere, por otra, un parentesco con el motivo de los <<hijos anteriores a sus padres>> de
varias mitologías mexicanas y americanas en general, rastreable también en Yo el Supremo,
novel del escritor bilingüe (guaraní-español) Augusto Roa Bastos. (848)

-Cuando Juan Preciado acaba apenas su primera noche en Comala, Pedro Páramo,
superada la niñez y la adolescencia, ya ha perdido a su padre y a su hijo, se ha casado y ha
llegado a la cumbre de su poder de latifundista. Observamos, por lo tanto, una oposición no
sólo cuantitativa sino radical entre las dos temporalidades, la de Juan Preciado en Comala y la
de su padre.

El dios de la lluvia

-Habla sobre la mitología de Tlaloc, dios de la lluvia azteca (leer del texto crítico propio).
Pedro Páramo y su doble invencible Tláloc son respectivamente una representación político-
histórica y mítica de la misma función o, también, el personaje de Pedro Páramo es una
interpretación ya no mítica, sino histórica del papel de Tláloc en el período colonial y
neocolonial. La asociación entre Tláloc y el poder latifundista que se opera así en Pedro
Páramo, halla procedentes y, por lo tanto, una cierta caución, en la narrativa oral mexicana
(849)

-El abandono de Pedro Páramo, pues, produce las mismas consecuencias que el descuido o la
muerte del dios de la lluvia en los cuentos que acabamos de mencionar. Se confirma así la
hipótesis de una representatividad no sólo histórico-política, sino también mítica de Pedro
Páramo. Nótese que el gradual arreciar y amainar de la lluvia, en la novela, constituye al
mismo tiempo un ciclo anual bastante completo: la vida de Pedro Páramo (tiempo progresivo)
se desarrolla sobre el telón de fondo del ciclo anual (ciclo cíclico) (850)

También podría gustarte