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Acelerar los PDT

OBERT ALEJANDRO ORTIZ R

El pasado 24 de junio se realizó el Foro: “Acelerar los PDET para reactivar la economía”, con el fin
de vislumbrar alternativas en la creación de oportunidades que beneficien a todos los sectores de
la sociedad en el escenario de post Covid-19 y el impulso del crecimiento económico del país, a
partir de la dinamización de los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial. En este
escenario, se debatió sobre lo que la Colombia de hoy necesita para estabilizar las zonas del
conflicto, la inversión pública requerida en las mismas, la consolidación de la paz, su estabilización
y la intervención pública requerida como uno de los aspectos claves del Acuerdo de paz y de la
reforma rural integral. En otras palabras, impulsar la reactivación de la economía y pagar la deuda
histórica que tiene el Estado colombiano con la ruralidad y, en especial, con estas zonas donde se
concentró la violencia, el narcotráfico y la ilegalidad. Pero paradójicamente, donde se concentra
también la mayor fuente de biodiversidad que tiene nuestro país. Los PDET se construyen en 170
municipios (un tercio del territorio colombiano distribuido en 16 zonas) sobre la base de unos
indicadores, a una confluencia de factores, su nivel de pobreza que excede en más del 50% de la
población, afectación por el conflicto armado, presencia de economías ilícitas, debilidad
institucional y que congrega alrededor de siete millones de personas que allí habitan. El tema
coyuntural que se presenta, es por el poco avance que ha tenido este compromiso derivado de los
Acuerdos de Paz y que va a manejar una alta cantidad de dinero en los próximos 10 años. En las
ideas gruesas de este foro, se destacó los ejercicios de construcción como una iniciativa detonante
dentro del proceso de desarrollo de los territorios que impone un gran reto y oportunidad a las
comunidades y que desean ser actores y líderes de su propio desarrollo. Avanzar en seguridad y
conectividad, consolidación de la paz, emprendimientos exitosos, generación de comercio,
proyectos productivos, atracción de inversión pública y privada. No obstante, la evaluación de esos
territorios es un hito fundamental. Porque una cosa está pensando el gobierno y otras las
comunidades. El tema está en la adaptación de su población. En el entendido de identificar su gran
potencial. Qué aprendan procesos de diferenciación. Que detecten cómo las ve el mundo. Qué
logren saber lo que quiere el mundo. Cómo le vende al mundo. Y, adaptar su capacidad para
responderle al mundo. No es lo contrario. Es decir, a esperar que el mundo se adapte a estas
regiones. La crisis de estas zonas es tan profunda, pues no tienen infraestructura básica ni
recursos suficientes sumado a las problemáticas ya enunciadas. Lo principal es su reactivación. Los
colombianos desconocemos todos los esfuerzos que se están haciendo en estas regiones. Pero
más, las tareas difíciles y complejas que se deben realizar. No solo por la ventilación de diferentes
puntos de vista, sino por el punto de quiebre que se debe marcar dado el problema que se
remonta a más de 500 años de historia y varias raíces profundas. Una Hoja de Ruta clara y una
implementación efectiva es lo que se requiere.

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