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AKAL Historia Del Mundo Antiguo 54 Roma Agricultura y Mineria Romana Durante El Alto Imperio Edita Akal 1991 Espanol PDF
AKAL Historia Del Mundo Antiguo 54 Roma Agricultura y Mineria Romana Durante El Alto Imperio Edita Akal 1991 Espanol PDF
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A n ig v o 54
rÁ
AGRICULTURA Y
MIMERIA ROMANAS
DURANTE EL
ALTO IMPERIO
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WmWum
HISTORIA
^MVNDO
A ntîgvo
ROMA
Director de la obra
Diseño y maqueta:
Pedro Arjona
J . M. Blázquez
~r-----------------
Indice
Págs.
Introducción ........................................................................................................................ 7
Bibliografía ......................................................................................................................... 69
Agricultura y minería romanas durante el Alto Imperio 7
Introducción
res en los m ayores propietarios, pero nancieras, sino tam bién de las explota
había otros muchos. ciones de las tierras. Invertían sus ganan
A com ienzos del Im perio se creó una cias en la com pra de cam pos. Sin em
nueva alta clase de terratenientes, pro bargo, la riqueza de los caballeros no
cedentes de las provincias o m unici com petía ni con la de la aristocracia,
pios, cuyo capital eran las tierras. Los ni con la de algunos libertos fam osos,
historiadores Tácito y D ion Casio han que alcanzaron un gran poder, como
conservado las cifras de capitales de los de Claudio, Palaute, Calixto y N ar
algunos m iem bros de esta nobleza. Las ciso, que tenían fortunas de 300, 200
de L. Anneo Seneca y Q. V ibio Crispo y 400 m illones (dio Cass. 60, 34, 4;
alcanzan los 300 m illones (Tac. Ann. Tac. Ann. 12.53.2; Plin. 33.10.134), lo
13, 42, 2; Dial. 8; dio Cass. 61. 10.3; que les convertía en los hom bres pri
Marc. 4, 54, 7). A 200 m illones ascen vados m ás ricos del Imperio.
dían los de C ay o S a lu s tio P a se n o En las colonias y m unicipios hubo una
Crispo y T. C lodio Eprio M arcelo (Tac. gran clase media. Para pertenecer al ordo
Dial. 8). Otras fortunas eran m enores. de los decuriones se necesitaba una for
La de Gavio Apicio llegaba a los 110 tuna de 100.000 sestercios, que se alcan
m illones y a 100 la de L. Tario Rufo zaba principalm ente con la explotación
(Sen. Cons. 10, 10; Plin. 18, 6, 37). A de la tierra.
com ienzos del s. n, el hom bre m ás rico Los latifundios, a com ienzos del Im
del Imperio contaba algo m enos de 288 perio, se explotaban m ediante esclavos,
m illones (Plut. Vita Pub. 15, 3). Se ha com o trabajaba sus tierras Petronio, pero
calculado la fortuna de Plinio, rico te a finales del s. i y com ienzos del s. i i , Pli
rrateniente itálico, en 20 m illones. nio el Joven lo hacía m ediante colonos.
Los caballeros que form aban la bu Los em peradores Adriano y la dinastía
rocracia del Im perio no sólo vivían del de los A ntoninos crearon una clase de pe
com ercio, de la recaudación de las con queños propietarios, que hicieron la gran
tribuciones y de las especulaciones fi prosperidad de A frica en los siglos n y m.
I. Agricultura de Italia
económica. Había que mantener los escla del siglo xiv antes de que la produc
vos m uchos m eses al año sin trabajar. ción de trigo, por ejemplo, pudiera equi
Este hecho fue un factor constante de la pararse regularm ente al rendim iento cua
crisis agraria de época imperial. druplicado que parece haber sido con
El trabajo servil decayó por no haber siderado com o la m eta para las pose
el recam bio necesario y porque se cons siones de la antigua Italia cultivadas
tituyó m ano de obra m enos especiali por esclavos; y se puede señalar cierto
zada, pero a m ás bajo precio. Otros au avance tecnológico precisam ente donde
tores m odernos han pensado que su de la esclavitud se m ostró m ás brutal y
cadencia vino originada, para ello es opresora, en las m inas de España y en
m enos probable, por ser de m ediocre los latifundios rom anos.
calidad, por el escaso rendim iento de Carecem os de datos para calcular la
los esclavos. rentabilidad de la esclavitud antigua, que
Son muy atinadas las consideracio de todas m aneras sería muy difícil; no
nes que sobre este problem a hace M.T. tenem os m anera de evaluar su ren
Finley: “El rendim iento cualitativo de tabilidad relativa en la A ntigüedad en
la fuerza de trabajo esclava es el punto com paración con otros tipos de fuerza
esencial para proceder a una conside de trabajo. Tampoco los antiguos pu
ración de su eficiencia y rentabilidad, d ie ro n h a c e r lo s p rim e ro s c á lc u
y, por tanto, de las opciones abiertas los, pero sí supieron que regularm ente
a los patrones en la A ntigüedad. Es éste o b te n ía n in g re so s s a tisfa c to rio s. El
un tem a intratable por obra de dogm as segundo cálculo, el relativo, ni siquiera
y seudo-pruebas, en su m ayoría basa pudieron imaginarlo. ¿Con qué alternati
dos en juicios m orales. H ay una larga vas podían com pararlo? Los plantado
línea de escritores, de la m ás variada res y m anufactureros sureños podían
coloración política, que aseguran que observar a sus colegas del norte. Pero
el trabajo esclav o es in eficien te, al ¿a quién habían de mirar griegos y roma
m enos en la agricultura, y a fin de cuen nos? Más aún, los sureños, habiendo
tas no costeable. Esta afirm ación ha observado, decidieron entrar en guerra
bría asom brado a los griegos y rom a a fin de retener la esclavitud, y ese sen
nos propietarios de esclavos, quienes cillo hecho histórico debe poner fin a
durante m uchos siglos no sólo creye esa clase de argum ento, que aún ejerce
ron alegrem ente que estaban obteniendo tal atractivo en la historia antigua. D esa
de sus esclavos considerables ganan rrollo económico, progreso técnico y efi
cias, sino, lo que es m ás, derrochándo ciencia creciente no son virtudes “natu
las. No m enos habría asom brado a los rales”; no siem pre han sido posibilida
plantadores de Brasil y del M ississippi, des y ni siquiera desiderata, al menos
cuyas ganancias sobre la inversión eran no para quienes gobernaban los medios
com parables a las de las regiones no por los cuales tratar de obtenerlos”.
esclavas del N uevo M undo. El núm ero de esclavos de las fincas
Se asevera entonces, com o segunda era elevado. A Trim alción (Petr. Sat.
“línea de defensa”, que la esclavitud 117) afirm a un huésped que, “además,
im pidió el progreso tecnológico y el c o n ta b a en Á fric a con 3 0 .0 0 0 .0 0 0 ,
crecimiento de la productividad, que aun in c lu y e n d o fin c a s y c ré d ito s; y en
el servil “colonado” de fines del Im cuanto a esclavos poseía tantos re
pero rom ano, predecesor de la servi partidos por sus tierras de N um idia que
dumbre medieval, era más eficiente por incluso podía asaltar C artago”.
que los coloni (para no hablar de los En los cultivos especializados, com o
aparceros libres) “se interesaban más las vides, los jardines y el cuidado del
que los esclavos en los frutos de su ganado, se preferían esclavos griegos
labor”. D ogm a otra vez: hay que re y orientales. El resultado fue que des
m ontarse a la Inglaterra y la Francia cendió la productividad. La hacienda
Agricultura y minería romanas durante el Alto Imperio 11
agrícola, tal com o la concibe Colum ela, alcanzaba unos 200.000 sestercios anua
presupone grandes capitales por lo que les, lo que significa una entrada neta
sus ideas no encontraron gran acepta de 30.000 sestercios. En el m om ento
ción entre los latifundistas. Los ingre de su destrucción, un hom bre, que huyó
sos no revertían en las m ejoras de las con el famoso tesoro, llevaba una bolsa
fincas generalm ente. Se gastaban en las de m o n e d a s de o ro e q u iv a le n te a
ciudades. En las controversias entre cul 100.000 sestercios. Otras m onedas ha
tivadores de la vid o de los cereales, lladas en la villa sum aban 3.700 ses
Colum ela se inclina por los primeros. tercios. De una finca de Cum as, pro
Piensa que un solo viñador puede cui piedad de Trim alción (Petr. Sat. 53),
dar 7 yugadas. C onstaba el trabajador en un día, el 26 de julio, “nacieron 30
unos 8.000 sestercios; 7.000 sestercios niños y 40 niñas. Se recogieron de la
la totalidad de las yugadas, y las plan era a los graneros 500.000 m odios de
tas con sus soportes 2.000 por yugada. trigo (unos 43.700 He.). Fueron pues
Es decir, 29.000 sestercios en total. Los tos al yugo 500 bueyes”.
gastos totales durante dos años ascen La extensión de estos latifundios era
dían a 32.480 sestercios a un interés en o rm e. T rim a lc ió n (P etr. Sat. 48)
del 6%. C olum ela calcula la ganancia afirm a que todo lo que consum e pro
neta en 4.351 sestercios. C olum ela no cede de una finca que todavía no había
está m uy interesado en el cultivo del visto: “Dicen que confina por un lado
olivo. Probablem ente el aceite bético con Terracina y por otro con Tarento”,
era más barato que el itálico y acabó que distaban unos 300 km.
desplazándolo del m ercado de Italia y Plinio el Viejo es consciente de la
de las provincias. Se detecta una au decadencia de la agricultura itálica. E s
sencia, en los grandes latifundistas ro cribe para gentes hum ildes y se opone
m anos, de racionalidad económ ica. Los a los terratenientes absentistas y al tra
Apiones, que gastaban grandes sumas bajo de los esclavos (18.6.36). Es par
de dinero en m ejorar la producción de tidario del trabajo de las tierras por los
sus fincas, son una excepción en el Impe colonos libres y por el propietario di
rio Rom ano y su actitud era ajena a la recto. Colum ela (De re rust. 1.3.12),
m entalidad rom ana. que censura que los latifundios se aban
Otro obstáculo fue que en la Italia donaran al pasto extensivo, ataca a los
del siglo i la liquidez m onetaria no propietarios que no podían recorrer a
debía ser m uy grande. Donde hubo esta caballo en una sola jornada los límites
liquidez m onetaria, com o en Á frica y de su finca, lo que parece indicar una
en las provincias del O riente, la agri extensión de 2.500 Ha. Colum ela, que
cultura no entró en retroceso. En estas critica la inexistencia de escuelas y de
provincias se docum entan los grandes m aestros para los agricultores, ataca ás
latifundios de cultivo intensivo y la peram ente el absentism o de los dueños
media y pequeña propiedad explotada de sus fincas, que era lo com ente,.
por colonos libres. La progresiva concentración de las
tierras es uno de los fenóm enos más
significativos de la evolución de la es
Los latifundios tructura agraria de época imperial. Pli
nio el V iejo (8.43.167) afirmó que los
Sobre la extensión de los latifundios latifundios hundieron a Italia, y vio en
hay algunos datos. T rim alción aspiraba ellos la causa de la decadencia de la
a recorrer desde C am pania a Sicilia sin agricultura itálica y de las provincias
salir de sus dom inios. Se supone que que los tenían.
la villa de B oscoreale producía 938 hl Latifundios existían en las provincias.
de vino de la m ejor calidad, cuyo valor Seis propietarios se repartían la m itad
era de 157.500 sestercios. El del aceite de África (Plin. 18.6.35), com o se ha
12 AkaI Historia del Mundo Antiguo
dicho ya antes. G randes dom inios im nos (Epist. 5, 14, 8; 7, 30, 3; 9, 36, 3).
periales están docum entados en Africa. Este autor alude en su correspondencia
En Egipto y en Á frica los latifundios al m al cultivo de las tierras, a lo poco
no se tra b a ja b a n m e d ia n te g ra n d e s que pagaban los colonos y a la escasez
m asas de esclavos. de la m ano de obra. Plinio es partidario
Progresó la gran propiedad en m anos de m odificar el contrato de arrenda
de senadores y em peradores. L a pro m iento en un contrato de aparcería, pues
piedad m unicipal se m antuvo sin cam los colonos frecuentem ente no pagaban.
bios sustanciales, y la propiedad libre Todo esto hacía que no hubiera incen
tendió a dism inuir. tivos para la m ejora de las tierras. Se
Desde los años de A ugusto a los del ha supuesto que el rentero pagaba más
gobierno de Trajano, dism inuyó, según de un tercio del fruto, que era la canti
el testim onio de ías Tablas de V eleya dad estipulada en Á frica para los culti
y de Benevento, al núm ero de propie vadores en tierras im periales abando
tarios y aumentaron los latifundios. Este nadas. Las rentas obtenidas por Plinio
proceso se localiza principalm ente en se han calculado en m ás de un millón
el norte de Italia. En las Tablas de Ve de sestercios. Los satíricos M arcial (I,
leya la yugada valía 2.500 sestercios. 55. 3; 3. 58; 31-40; 66, 10-12, etc.) y
La propiedad de m ayor extensión tenía Juvenal (6, 149; 7, 188; 9, 59, etc.)
800 yugadas y valía 1.800.000 sester aluden frecuentem ente a la m iseria de
cios, y las m ás pequeñas 25. En las los colonos.
Tablas de Benevento el valor de la pro Los emperadores dictaron algunas me
piedad m ayor subía a 500.000 ses didas encam inadas a paliar la desas
tercios. Plinio (13.15.92) habla de que trosa situación de algunos agricultores.
1.400.000 sestercios era el precio de un El senado dispuso que los deudores pa
latifundio, que sería de unas 350 Ha. gasen sólo 2/3 de su deuda. Tiberio
Sin em bargo, la pequeña y m edia pro ordenó que se dispusiera para los deu
piedad no desapareció de Italia nunca. dores de un dinero público para prés
La extensión de las villas próxim as a tam os, sin interés durante tres años,
Pom peya en tiem pos de la destrucción saliendo garantizados por las hipotecas
de la ciudad por el Vesubio era de 80 de las fincas de un valor doble al del
ó 250 yugadas, según algunos autores. préstam o (Tac. Ann. 6. 16-17). Domi-
Las Tablas alim entarias prueban la exis ciano dio la plena posesión de las tie
ten c ia de p e q u e ñ a s p ro p ie d a d e s en rras. B ajo N erva se reanudó la c o
época de Trajano. lonización. Trajano y sus sucesores con
Sin em bargo, se introdujeron sustan cedieron préstam os a bajo interés a pro
ciales m odificaciones en la estructura pietarios pequeños. Los intereses se dedi
del gran latifundio a finales del s. i, el caban a fines asistenciales (Plin. Pan.
cultivo a gran escala se sustituyó por 26-28). Este m ism o em perador obligó
el cultivo a pequeña escala dentro de a los senadores de las provincias a inver
la gran propiedad. tir un tercio de sus bienes en tierras en
Plinio el Joven, a finales del s. i o Italia (Plin. Epist. 6. 19. 4), cifra que
a com ienzos del siguiente, cultivaba sus M arco A urelio descendió a un cuarto,
tierras, repartidas desde el valle del Po lo que es un índice de que las tierras
a Roma, con colonos, que siempre debie no eran negocio. Todas estas medidas
ron trabajar en la agricultura itálica, y no lograron las finalidades pretendidas.
se gastaba los ingresos en la ciudad.
Para este autor la com pra de una
buena finca siem pre era un negocio in Modelos de fincas
cierto. M enciona propiedades en venta
próxim as a las suyas. H abía dificulta C olum ela (De rer. 1.9.7) se im agina la
des grandes en encontrar buenos colo villa situada entre cam pos para prados
Agricultura y minería romanas durante el Alto Imperio 13
día, y en verano, a partir de la hora sol la inunda por com pleto. Está unida
sexta, en invierno un poco m ás tarde, a la c a le fa c c ió n su b te rrá n e a , pues,
parece que invita al sol a penetrar en cuando el tiem po está nublado, se suple
una am plia galería de longitud propor con el envío de vapor. Luego, la trasal-
cionada. M uchas estancias están orien coba del baño, espaciosa y alegre; a
tadas hacia nosotros, lo m ism o que un continuación, la sala de baño frío, donde
atrio al gusto antiguo. hay una tina grande y fresca. Si se
Delante de la galería hay una terraza quiere nadar am pliam ente y en agua
dividida en varios com partim entos con tibia hay en el patio una piscina, y muy
seto de boj: después, bajo un pequeño cerca un m anantial, que perm ite refres
relieve de tierra, el boj está recortado carse de nuevo si hace m ucho calor.
formando figuras de animales, que com De las salas de baño frío se pasa a las
baten entre sí: la parte baja está recu de baño templado, donde el sol se m ues
bierta de acanto, blando y suave, casi tra generoso, y m ás todavía a la del
diaríam os fluido (...). baño caliente, porque esa da al exte
Al final de la galería se abre un tri rior. Hay allí tres balsas, dos expuestas
clinio (...). Casi en frente de la m itad al sol, la tercera con m enos sol, pero
de la galería se encuentra, un poco re no m enor luz. E ncim a de la trasalcoba
tirado, un pequeño patio som breado por se halla el esferisterio o cancha de p e
cuatro plátanos. Entre éstos brota de lota, que perm ite m ucha variedad de
una pila de m árm ol gran cantidad de ejercicios a m uchas personas al mism o
agua, y con sus leves chorros alim enta tiem po. No lejos del baño están las es
los plátanos de alrededor y todo lo que caleras que conducen a la galería y,
se encuentra debajo de ellos. En este prim eram ente, a tres apartam entos. Uno
apartamento hay una habitación para des de ellos mira al pequeño patio de los
cansar, en la que no penetra ni la luz, cuatro plátanos, el otro a la padrera, el
ni el alboroto, ni los rum ores, y al lado tercero a las viñas con un panoram a
de la habitación un pequeño gabinete com pletam ente distinto.
para cenar todos los días, con personas Al extrem o de la galería hay una ha
de confianza; desde allí se divisa por bitación, tom ada de la m ism a galería,
un lado, aquel pequeño patio, por el que m ira el hipódrom o, a las viñas y
otro, el pórtico y todo lo que se ve m ás a los m ontes. A neja hay otra habita
allá. Hay otra habitación que recibe el ción expuesta al sol, especialm ente en
verdor y la som bra del plátano cercano, invierno. A quí com ienza un apartamento
adornada con m árm oles en la parte in que une la villa con el hipódrom o. Este
ferior de las paredes, y no cede al m ár es el aspecto y el destino de la parte
mol en belleza un fresco que representa frontal de la villa (...).
ram as y pájaros, que se posan en ellas. Al extrem o del hipódrom o, un banco
Hay tam bién una pequeña fuente y bajo sem icircular de m árm ol cándido, cu
la fuente una cubeta, y en torno a todo bierto por una vid, sostenida por cuatro
esto unos canalillos que crean un agra colum nillas de m árm ol caristeo. Desde
dabilísim o m urm urio. el lecho, com o exprim ida por el peso
En el ángulo de la galería, una gran del que allí yace, el agua se desliza por
habitación se enfrenta con el comedor; unos canalillos, yendo a parar a una
desde algunas ventanas se divisa una piedra vaciada, siendo recogida luego
terraza, desde otras, el prado, pero antes en una preciosa pila de m árm ol, y está
que éste la piscina, que cae debajo de preparada de tal m odo que, sin que se
las ventanas, grata a la vista y al oído; advierta, se llene sin desbordarse nunca.
ya que el agua, al caer desde lo alto, Los platos para los entrem eses y los
espum ea sobre el m árm ol que la re m anjares más im portantes se colocan
coge. Esta habitación está m uy abri al borde la fuente, los de los m anjaes
gada incluso en el invierno, porque el m ás ligeros flotan por aquí y por allí
Agricultura y minería romanas durante el Alto Imperio 15
sobre vasijas, que representan navícu parece al m ism o tiem po. U nos asientos
las o avecillas. Al frente, una fuenta de m árm ol dispuestos acá y acullá son
lanza chorros de agua y la recupera, muy gratos, no m enos que la m ism a
porque después de ser lanzados a lo habitación, para aquellos que se han
alto, caen sobre sí m ism os, m ediante fatigado con el paseo. Cerca de los asien
un sistem a de canalículos que la absor tos hay fontanelas; por todo el hipó
ben y la em pujan. U na pequeña alcoba, drom o hay riachuelos con sus m urm u
situada frente al asiento, le confiere tanta llos, conducidos por canalículos, dóci
gracia y belleza cuanta recibe. Está toda les a la m ano que los dirige; con ello
resplandeciente de m árm oles, dom ina se riegan ora unas zonas verdes, ora
desde sus puertas y se insinúa en el otras, y a veces todas sim ultáneam ente.”
verdor, y otros verdores se esparcen ya Representaciones de villas se cono
sea desde lo alto, ya sea desde la parte cen varias en la pintura pompeyana. Sue
baja de las ventnas superiores e infe len tener dos pisos, porticados, y la en
riores. Una alcoba se interna luego for trada al atrio. A veces delante de la
m ando una sola cosa con la habitación, entrada hay colocado un tem plete coro
y, no obstante, diferente. Hay allí una nado por una cúpula y detrás un jardín
cam a y ventanas por todas partes, y, no con diferentes edificios, com o en el ta
obstante, la luz está tem plada por las blinum de la casa de Lucretius Fronto,
som bras circundantes. La parra, lozana en Pom peya. Otras veces las villas se
y frondosa, trepa por el techo hasta lle encuentran junto al m ar, com o en Sta-
gar a lo m ás alto. A quí parece que no bies. En la pintura de Pom peya, como
estás acostado en tu casa, sino en un en la de la “fontana picola”, se repre
bosque, solo que no estás expuesto a senta otro tipo de villa rústica de C am
la lluvia com o en el bosque. También pania. La casa es una torre colocada
aquí hay un surtidor que salta y desa dentro de una tapia.
m ijo (Plin. 18.7) y las cerezas (Plin. agrim ensor gaditano la im portancia en
15.25, 102). las fincas de las aves, a cuya crianza
El esparto se cultivaba principalm ente dedica todo el libro VIII. En las fincas
en Hispania, en las proxim idades de se criaban palom as, gallinas, pavos, tór
Ampurias y de C artagonova (Str. 3.4.9.). tolas, patos y gansos. Fam osas eran las
El cultivo del lino se generalizó en el gallinas de N um idia y de Guinea. Tam
valle del Po (Plin. 19.1.7.10). bién eran conocidos los faisanes en las
fincas.
G anado
La agricultura durante
Las fincas solían ser m ixtas, dedicadas los gobiernos de Trajano, de
al ganado y a la agricultura. Colum ela
es partidario de la cría del ganado para
Adriano y de los Antoninos.
fertilizar el suelo. En Italia, el valle del Las leyes hadrianea y
Po, Cam pania, los A peninos y el sur m an cian a
de Italia eran regiones m uy apropiadas
para la cría del ganado. La Bética tenía De época trajanea se dispone de un do
abun d an cia de g an ad o b o v in o (Str. cum ento de prim era m ano, que describe
3.2.4.). La localización en el sur de H is bien la situación de la agricultura en
pania de la leyenda del robo por H era algunas ciudades griegas. Se trata del
cles a G erión de sus bueyes no tiene E uboico de Dion C risóstom o, escritor
explicación sino aceptando una abun que pertenece a la aristocracia terrate
dancia grande de ganado bovino. niente de Bitinia, que recorrió gran parte
En la Bética pastoreaban rebaños de del Im perio y que fue am igo íntim o de
excelentes ovejas, fam osas por la alta Trajano. Era un buen conocedor de la
calidad de sus lanas, tan celebrada por situación económ ica y social del Im pe
M arcial (1, 96.5.; 37.3; 9.61.3; 12.98.2) rio. Su solución a los problem as agrí
y por Juvenal (12. 40-42), que la atri colas está próxim a a la sugerida por
buía a la bondad de los pastos, a la Trajano. Dion Crisóstom o describe la
calidad de las aguas y al clim a, pero situación de pobreza de las ciudades
que en realidad eran un producto de griegas, rodeadas de territorios abando
refinadas selecciones, com o indica C o nados y estériles. Las ciudades están
lum ela (De rer. 7.2.5.). La costa de la repletas de una chusm a de parásitos,
provincia rom ana de Asia M enor, y el que frecuentan los lugares de espectá
sur de Italia, principalm ente Tarento, culos y que viven a costa de los perso
alim entaban grandes rebaños de ovino najes im portantes. El cam po está des
(Plin. 8.4.8. 190-191), que tam bién se poblado, por lo que las ciudades no
criaban en la G alia y en el valle del Po. o b tie n e n n in g ú n b e n e f ic io de él.
H ispania (Plin. 8. 166), al igual que A firm a el autor que existen grandes
Tesalia, Sicilia, C apadocia y N um idia, extensiones de terreno abandonadas en
criaba excelentes razas de caballos de G recia, que los propietarios entregarían
carreras. Las crías de los asnos, algu gustosos a los que las quisieran culti
nas veces, alcanzaban cifras altísim as, var e incluso colaborarían a ello con su
llegando hasta 400.000 sestercios en Cel dinero. Dion C risóstom o aconseja a los
tiberia (Plin. 8. 170). Colum ela (De rer. ciudadanos a ocupar y a explotar la tie
6.27-28) concede gran im portancia a rra pública, lo que ahuyentaría la zanga
la cría del ganado caballar, asnal y nería y la pobreza. Propone el amigo
m ular, así com o a la del cerdo (De rer. de Trajano la colonización. Los nuevos
7.9.1), ya que gran parte de la pobla posesores de tierras no deben pagar con
ción de Rom a se alim entaba de aceite, tribuciones durante los 10 prim eros
vino y de tocino. N o se le escapó al años, después deberán entregar una pe
Agricultura y minería romanas durante el Alto Imperio 19
queña parte del producto, pero no del lladas en A in-el-D jem ala y Souka-el-
ganado. Si se trata de extranjeros, sólo Khmis, Ain-Massel, Gazr-M eznar y Hen
deben estar libres de pagar durante 5 chir M ettich perm iten conocer bien el
años, y después pagar el doble que los fenóm eno de la ocupación de las tie
ciudadanos. A los extranjeros que de rras incultas, y al introducción del cul
seen trabajar la tierra, se les concedería tivo de la vid y del aceite. En la citada
la ciudadanía. Se trata de una coloniza inscripción de H enchir-M ettich se alude
ción de base anfitéutica, análoga a la a diferentes categorías de trabajadores
establecida para los colonos del Fun agrícolas: colonos o pequeños arrenda
dus V illae M agne Variani, del 116- tarios; los coloni inquilini, que eran los
117. Se ha pensado que las ideas de cam pesinos asentados en las tierras y
Dion Crisóstom o sobre la reform a agra obligados a determ inadas faenas agrí
ria y social provienen del am biente de colas, y los stipendiarii, que vivían den
los grandes propietarios que rodeaban tro y fuera del latifundio, que se encar
a Trajano, y de la adm inistración im pe gaban de determ inados trabajos.
rial. El program a de Dion C risóstom o Estas reparticiones de tierras se die
sería el de los grandes latifundistas. Los ron a lo largo del s. π y en parte del
problem as de la agricultura rom ana en sig lo s ig u ie n te , p rin c ip a lm e n te en
am plias zonas del Im perio en época tra- Á frica Proconsular, que sufrió im por
janea serían la despoblación del cam po, tantes transformaciones económicas, que
el abandono de las tierras y la falta de han quedado reflejadas en la obra de
m ano de obra. A puleyo de M odam a en la segunda
Adriano fue el prom otor de entregar parte del siglo n, y que hicieron la gran
las tierras abandonadas, ya pertenece prosperidad que alcanzó Á frica en este
rían éstas al fisco im perial, ya se tra período. Contribuyó tam bién a fijar los
tara de tierras públicas o m unicipales. problem as nóm adas o sem inóm adas. El
Esta política fue seguida por todos los África Proconsular se convirtió en una
em peradores desde N erva a Pertinax e región productora de aceite en gran es
incluso por los Severos. Pretendían los cala, que va a invadir poco a poco los
em peradores con esta m edida la crea m ercados itálicos, cuando la exporta
ción de una clase de m edianos y pe ción hispana decae ya con la revuelta
queños propietarios libres, ligados por de M aterno, hacia el 180, que afectó
sus intereses y fieles a la dinastía. El tam bién a la Península Ibérica, en la
tema ha sido estudiado por el gran his que no sólo participaron soldados fugi
toriador de la Econom ía del M undo An tivos, sino tam bién cam pesinos arrui
tiguo, M. Rostovtzeff. Esta política fue nados, y que fue en Occidente la pri
de una im portancia económ ica y social m era señal de una crisis fuerte en la
de enorm es consecuencias. a g ricu ltu ra. En el B ajo Im p erio , el
La docum entación de que dispone el aceite african o in v ad ió a H ispania.
estudioso se refiere a los latifundios im África, alcanzó, pues, una gran prospe
periales del valle del B agradas, en el ridad com o resultado de la política agra
Á frica Proconsular. Se refieren a la re ria seguida por Adriano y continuada
glam entación de los trabajos agrícolas por los A ntoninos y Severos, que no
dentro de estos latifundios imperiales. fue sólo prosperidad m aterial, sino polí
Proporcionan preciosos datos sobre la tica, ya que de África procedía la Dinas
política agraria im perial, conocida por tía de los Severos, y cultural con A pu
la Lex Hadriani de rudibus agris y la leyo y Tertuliano. Esta prosperidad fue
Lex M anciana, de aplicación más am el resultado de la política agraria de
plia esta últim a, que sólo al Á frica. Trajano y de A driano de parcelar las
Estas leyes indican bien claram ente las tierras incultas y de crear unos cultiva
líneas generales de la política agraria dores directos, de pequeñas o m edias
de los A ntoninos. Las inscripciones ha propiedades. A través de las citadas ins
20 Akal Historia del Mundo Antiguo
cripciones se conoce bien la legislación Ain O nassel, pero los epígrafes de Ain-
que regulaba estas reparticiones. La ins el-D jem ala y de Soukh-el-K hm is, de
cripción de H enchir M ettich es una lex época de Adriano, presuponen su pro
data prom ulgada por dos procuradores m ulgación. Esta Lex H adrianea perm i
im periales, por las que los colonos del tía la explotación de todas las tierras
Fundus Villae M agne Variani podían incultas o abandonadas durante 10 años
cultivar las tierras que habían quedado seguidos, y de las tierras aptas para el
fuera de la centuriación, siguiendo un cultivo de los cereales, de la vid y del
antiguo reglam ento (Lex M anciana) que olivo. Los colonos tenían el derecho de
otorgaba al colono el usus propius del posesión, de disfrute y de transm itirlo
terreno que labraba. Los procuradores a sus herederos, que es lo que la ins
determ inaban la división de los pro cripción de H enchir M ettich califica
ductos, la m odalidad de la conducción, com o usus propius, y que era el conte
fijaban las prestaciones de los colonos nido m ás significativo de la Lex M an
que debían hacer a los conductores y, ciana. La Lex H adrianea de Soukh-el-
en general, las relaciones de éstos con Khm is prohibía a los conductores y a
los colonos y en particular las cuotas los procuradores alterar la cuota de la
que los colonos pagaban anualm ente, cosecha y el núm ero de días de trabajo
según la citada Lex M anciana. Los colo ya establecidos.
nos p ag ab an seg ú n lo re c o le c ta d o . Adriano se preocupó m ucho durante
Debían dar a conocer la cuantía de la su gobierno del cultivo del aceite, com o
c o se c h a a los c o n d u c to re s o a los lo indican sus edictos sobre el aceite
vilici, sus representantes. ático, y sobre el de la zona de Cástulo
Este procedim iento tam bién se apli (Jaén), en la Tarraconense, de cuya exis
caba a las tierras plantadas de árboles. tencia hay constancia por el com ienzo
Los prim eros años, en que los árboles de la inscripción, pero que no debe ser
no rendían lo suficiente, o nada, los el m ism o que el de Atenas, que re
colonos estaban libres de paga. Si se m onta a lo seguido desde tiem pos de
trataba de nuevas plantaciones de hi Solón. Tampoco es aplicable la legis
gueras o de vides, no se pagaba du lación del Ática a un m unicipio de H is
rante las cinco prim eras cosechas; si de pania.
olivares, durante las 10 prim eras. Esta La Lex H adrianea legislaba proba
política se proponía favorecer el cul blem ente para todo el Im perio, m ien
tivo del arbolado. tras^ la Lex M anciana quizá sólo para
Adriano dio un paso adelante en esta el Á frica rom ana. Con la prim era se
política agraria. En el año 117 el em guía el em perador la tradicional polí
perador había legislado que las tierras tica agraria rom ana de crear una clase
no fueran tasadas, según las antiguas de m edios o de pequeños propietarios,
ta rifa s , sin o seg ú n ta rifa s n u e v a s. que estaba en la base de la coloniza
Adriano pretendía favorecer el cultivo ción rom ana de todas las épocas desde
de la tierra, que hacía que junto a tie el siglo iv a.C. La novedad consistía en
rras estatales funcionaba un derecho de que era un nuevo sistem a de adquirir
un privado, distinción que tam bién se tierras. Su aplicación llevó a im portan
docum enta en la política agraria, se tes transformaciones económicas y socia
guida por Adriano en Á frica, ya que en les.
las in sc rip c io n e s c itad as de A in -el- Para F. de M artino, excelente histo
Djem ala y Ain Onassel se alude a una riador de la econom ía de Rom a, por el
Lex H adriana de rudebus agris, y de contrario, la opinión de que este em pe
los cam pos que no habían.sido cultiva rador aspiraba a transform ar a las capas
dos durante 10 años consecutivos. Esta rurales en una próspera burguesía, e in
Lex Hadriana se conoce por una ins cluso de que en su reinado se iniciará
cripción de época de los Severos de una revolución económ ica, carece de
Agricultura y minería romanas durante el Alto Imperio 21
22 Aka! Historia del Mundo Antiguo
las necesarias bases textuales. O pina D jem ala. D eterm inaba probablem ente
este autor que en la Lex M anciana no las jom adas gratuitas que los colonos
hay que ver una política iniciada por debían prestar a los conductores y le
los Flavios y seguida por los A ntoni gislaba que estos últim os podían recla
nos, sino que está inspirada en el inte m ar la tierra abandonada por los colo
rés de los adm inistradores de las fincas nos durante dos años. Probablem ente
im periales en cu ltiv ar las tierras. Al determ inaba tam bién los años que no
cam pesino no se le anim aba a llegar a debía pagar el colono, en caso de nue
una posición parecida a la del propieta v as p la n tac io n es. Se le o fre cía una
rio, pero no parece que fuese propieta form a de explotación de aparcería, que
rio en el sentido del derecho provin protegía a los colonos. En la inscrip
cial. ción de A in-el-D jem ala, de época de
La Lex M anciana es mal conocida, Adriano, los cam pesinos piden autoriza
pero fue tam bién de gran im portancia ción para plantar olivos y vides, según
económ ica. Se ap licab a en la V illa lo estipulado en la Lex M anciana. No
M agna Variana. sólo se les concedió lo que solicitaban,
Los aspectos jurídicos y teóricos de sino también plantar cereales. M. M azza
las citadas inscripciones africanas refe supone que la Lex M anciana regulaba
rentes a la ocupación de las tierras in no sólo los dom inios im periales, sino
cultas o abandonadas derivan de la Lex los privados y los latifundios de la aris
M anciana. M. R ostovtzeff era de la opi tocracia. Se entiende bien su publica
nión que regulaba el ager publicus, y ción en el ám bito de una política enfi-
que determ inaba las relaciones entre los téutica y de aparcería que está en la
conductores o los propietarios de un base de la política agraria de los em pe
lado y los colonos de otro. radores del siglo π. No parece que la
A. D ’Ors la com para a una Lex dicta, Lex M anciana rem onte a la época re
que fijaba las condiciones de venta de publicana, y aplicada de nuevo en el
las tierras, com o el em perador era el siglo ii, com o se ha pretendido a veces.
propietario, y fijaba condiciones. Se apli Parece más bien ser obra de un procu
caría sólo al norte de Á frica, pero a rador, que gozaba de planos poderes.
veces se podía aplicar a otras tierras M. R ostovtzeff pensaba que vivió este
ocasionalm ente. M. M azza y Pignaniol procurador en la época de Vespasiano
se unen a esta últim a interpretación del y que fue encargado por este em pera
jurista romano. dor de regular el ager publicus provin
Es dudoso que esta lex inagurara un cial. Según M. M azza, esta ley encaja
sistem a de explotación agrícola y que en la problem ática económ ica y social
ocasionara una nueva estructura eco de final de la época de los Flavios o
nómica. La Lex M anciana, com o se ha de com ienzos de Trajano.
indicado, concedía el usus propius al El em perador Pertinax, a pesar de
que trabajaba la tierra, fijaba la canti haber gobernado poco tiempo, conti
dad de productos que el colono debía nuó con el program a de reform a agra
entregar al propietario, o a los conduc ria de la época de los A ntoninos, con
tores que arrendaban las tierras para suba los que se sentía vinculado. Herodiano
rrendarlas a los cultivadores directos. (2.4.8), que vivió en época de Filipo
Se entregaba un tercio del trigo, un el Árabe, escribe sobre el particular:
cuarto de cebada y de las habas; un “Perm itió que la tierra de Italia y de las
tercio del aceite y una sexta parte de provincias que no estaba cultivada, o
la miel. Los productos de los pastos que era inculta, aunque fuera de pro
pertenecían a los arrendatarios. La apli piedad del em perador, en la m edida que
cación de la Lex M anciana introdujo cada uno quisiera y pudiera ocuparla,
im portantes m ejoras, com o la prueba el fuese propiedad de los que la ocupa
saltus N eronianus, próxim o a A in-el- ren, y cultivaren. C oncedió a los que
Agricultura y minería romanas durante el Alto Imperio 23
F. Coarelli ha señalado m uy bien las tico el paso de los Julio-C laudios a los
causas del hundim iento económ ico de Flavios está señalado por una clara sepa
Italia y del florecim iento de las pro ración. M ientras, en el centro urbano
vincias: continúa, y hasta se acentúa, la política
“La guerra civil, que siguió a la de las grandes construcciones públicas.
m uerte de Nerón y que llevó al poder En esta fase surgen algunos de los más
al representante de una oscura fam ilia notables monumentos, como son el Coli
sabina, Flavio Vespasiano, no por su seo, las Termas de Tito, el Estadio de
breve duración fue un episodio m argi D om iciano, el Foro de la Paz y el de
n a l. A sí c o m o A u g u s to tu v o q ue Nerva.
apoyarse en las clases m edias itálicas En este cuadro Italia constituye un ele
en la guerra contra Antonio, Vespasiano m ento de por sí; en gran parte desp o
tuvo que recurrir a las provincias con blada, eco nóm icam ente p arasitaria, es
tra Italia, que se había declarado por su ahora sólo un acervo de latifundios se
rival Vitelio. A continuación, la polí n ato riales, fig u ra anticipada de lo que
tica de los Flavios tam bién se orientó será la estructura feudal. Algo muy di
a favorecer las capas superiores de la ferente hay que decir de Rom a y de los
burguesía m unicipal de las provincias centros m enores unidos funcionalm ente
occidentales más latinizadas. D efiniti con ella, com o es O stia y la ciudad del
vam ente desaparecen del senado no sólo P uerto, que se va form ando alrededor
las antiguas familias de la nobleza repu del nuevo em barcadero com enzado por
blicana (este proceso se había iniciado Claudio y ampliado por Trajano. Pero la
ya bajo los Julio-Claudios) sino tam capital está totalmente aislada de su anli -
bién las fam ilias de la nueva nobleza guo hinterland, que ya no puede alimen
creada por Augusto. tarla: Roma constituye cada vez más una
Este proceso político corresponde per pura ex p resión de rep resen tació n y de
fectamente a la situación económ ica que aparato, un telón para las representacio
se había creado en los m ism os años. nes oficiales, un cam po libre para el arte
La decadencia de Italia va siendo total; y para la cultura oficial y cortesana. En
decrece la producción agrícola: por ejem torno al centro m on u m en tal se afcrra
plo, el aceite, que en la últim a edad una plebe inm ensa, nutrida a expensas
republicana constituía uno de los prin del E s ta d o , o d e d ic a d a a lo su m o a
cipales artículos de exportación, se im ac tiv id a d e s secu n d arias. El p roblem a
porta ahora en grandes cantidades de urbanístico derivado de la necesidad de
España. También en el cam po indus alojar a esta enorm e m asa (no inferior
trial asistim os a una grave crisis: cesa ciertam ente al m illón de individuos) se
la p r o d u c c ió n de la c e r á m ic a de resuelve con la creación de edificios de
Arezzo, siendo sustituidad por las fá v a rio s p isos con a p a rta m e n to s de a l
bricas de cerám ica de la Galia, cuyas quiler, cuya desconcertante m odernidad
m anufacturas son tam bién am pliam ente nos sorprende todavía hoy con los ejem
im portadas en Italia. El fenóm eno se plos que han qu ed ad o en R om a y e s
acentuará cada vez m ás durante el si pecialm ente en Ostia.
glo u: del Estado rom ano-itálico se ha La prepoderancia de las provincias
p asad o al E stad o m u n d ial y R om a se m anifiesta tam bién en el hecho de
-caren te de un hinterland eco n ó m ico - que los dos prim eros em peradores del
es ahora únicam ente la capital parasi siglo n, Trajano y Adriano, ambos son
taria de un inm enso territorio, en el cual de las provincias, de España. Al m ism o
las provincias tom an casi el aspecto de tiem po, el aceite que se consum ía en
naciones diferentes y autóriómas, y cons Rom a y en gran parte de Ttalia proce
tituyen por lo general los verdaderos día casi e x clu siv a m e n te de E spaña,
centros económ icos del Im perio. com o dem uestra la colina artificial del
También desde el punto de vista artís Testaccio de Rom a, cerca del emporio
Agricultura y minería romanas durante el Alto Imperio 25
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vez creó otros, com o el de Pizus. Los tivada por los dueños, por los colonos
rom anos se asentaron en tierras más fér o por los esclavos. Las ciudades coste
tiles. Tracia fue siem pre un país de pe ras tenían el territorio dividido entre
queños propietarios agrícolas, poco o los ciudadanos y extensos territorios tra
nada rom anizados, que seguían con sus bajados por los indígenas. D ion de
costum bres ancestrales. Prusa se refiere en su discurso al anta
gonism o entre la ciudad y el campo.
Aquellos territorios no pertenecían a nin
Macedonia guna ciudad. Estaban en m anos de los
em peradores, o de sus fam iliares, o de
Sus gentes se dedicaban fundam ental la aristocracia rom ana, de las del se
m ente al cultivo del cam po. El suelo nado y de los grandes santurarios indí
era m uy fértil. A ugusto asentó vetera genas de A rm enia, C om agerne y Capa-
nos en las colonias de Byblis, C assan docia. Estos últim os eran independien
drea, D ium , D yrrach iu m , Philip p i y tes de las ciudades. Las tierras estaban
Pella, que pasaron a ser propietarios agrí cultivadas por colonos, siervos las de
colas y a form ar la “burguesía” m u los em peradores y por colonos libres
nicipal. M uchas familias senatoriales te las de los senadores, y por esclavos o
nían grandes latifundios en M acedonia, siervos las de los tem plos.
que distaba poco de Italia. Los indíge En las m ontañas de C ilicia e Isauria,
nas continuaron siendo labradores y pas en A rm enia y en C apadocia vivían pas
tores. tores sem inóm adas. Es im posible co
nocer con precisión qué tierras perte
necían a las ciudades y cuáles eran in
Grecia dependientes de ellas. En la costa, los
territorios com o los valles del H erm o
Ha sufrido un proceso de despoblación y del M eandro, pertenecían a las ciuda
y de m iseria en época im perial, que des. La vida de estos territorios era rús
indica el texto citado de Dion C risós tica. Asia M enor fue siempre una penín
tomo. G randes extensiones de tierra es sula de cam pesinos.
taban abandonadas. El santuario de Del-
fos continuaba con sus tierras y reba
ños, de los que vivía. El Bosforo
G recia era una región agraria, pero
la m ás pobre del M editerráneo. Las En la península del Q uersoncso, el país
zonas más ricas producían trigo, aceite se hallaba dividido en parcelas y era
y vino. El aceite ático y el vino de las propiedad de los ciudadanos, que cul
islas se exportaban y eran apreciados tivaban las vides. En Olbia y en las
fuera del país. Existían todavía fam i tierras de la desem bocadura del Dnie
lias de ricos terratenientes, com o la de per y el Bug, los indígenas trabajaban
Plutarco. Unas pocas familias tenían glan las tierras de los dueños, que vivían en
des extensiones de suelo, trabajado por las ciudades.
colonos y esclavos. L a s p e n ín s u la s de K e rtc h y de
Taman, asiento de las antiguas colo
nias griegas de P hanagoria, Pentica-
La provincia rom ana paeum y Theodosia, era una com arca
de Asia Menor fértil. Los indígenas cultivaban la tierra
y guardaban los rebaños. Eran siervos
La provincia estaba form ada por tierras de los dueños, que en las prim averas
prósperas. Existían varios tipos de pro vigilaban sus fincas y ganados. Ven
piedad. En las ciudades griegas preva dían el trigo a los m ercaderes griegos
lecía la pequeña y gran propiedad, cul y de Asia M enor, que lo enviaban al
Agricultura y minería romanas durante el Alto Imperio 31
y los del prim er m atrim onio de C lau de trigo e ingresos y estrujaban todo lo
dio, Antonia, M esalina y Agripina. Se posible a los cam pesinos, que eran
conocen tam bién los nom bres de sena contribuyentes y recaudadores de impues
dores y caballeros propietarios de ex tos. Se engendró así una situación catas
tensas fincas en Egipto, com o C. M e trófica. Los agricultores, aplastados de
cenas y C. Petronio, am igos de A u deudas, huyeron de los cam pos, que
gusto, ambos caballeros; los senadores, quedaron abandonados. La m ala situa
los Aponii, los A tinii, los G allii, los ción se intentó paliar, sin conseguirlo,
Lurii, los N orbanii, Severo y Jucundo m ediante la responsabilidad colectiva y
Grypiano. L. Anneo Séneca, el filósofo, la im posición a los pueblos más ricos
tam bién fue un gran propietario de tie de labrar las tierras abandonadas. Los
rras en Egipto. Los libertos im periales Flavios, para atajar el mal, suprim ieron
igualm ente com praron grandes exten los latifundios de los absentistas. Así
siones de tierras y así se convirtieron se vendieron extensos territorios a los
en grandes terratenientes, com o Narciso, labradores, de este modo aum entaban
liberto del em perador C laudio, y Dori- los propietarios y los contribuyentes y
foro, que lo fue de Nerón. recaudadores. Política que, com o se ha
M iem bros de la aristocracia judía, visto, siguieron los Flavios y los Anto-
com o Julia B erenice y C. Julio A lejan ninos. Con los Flavios desaparecieron
dro, fueron grandes latifu n d istas en los latifundios de Egipto, con alguna
Egipto, al igual que algunos m iem bros ex cep ció n, com o las tierras de T ito
de la alta sociedad alejandrina com o C. Pallas, que hacia el año 121 poesía una
Julius Theon, M. Julius A sclepiades, extensa finca en H erm úpolis. Se crea
todos ellos personajes im portantes del ron incluso algunos nuevos, com o los
siglo i. Los ricos alejandrinos com pra de la amante de Tito, Julia Berenicc,
ron muchas tierras, com o lo indica el los de Claudia A thenais, hacia el 125,
edicto de T Julio A lexandro. Estas tie y de Julia Polla, en torno al 127.
rras pagaban im puesto al em perador. Con esta política im perial, aum entó
M uchos latifundios estaban com pra el núm ero de propietarios y de viñedos
dos a los colonos de época de los Lagi- y olivares. Estos propietarios eran ricos
das. En los latifunidos se cultivaba oli indígenas, veteranos del ejército funcio
vares, viñedos y huertos. El últim o de narios de la adm inistración im perial y
los em peradores Julio-C laudio, N erón arrendatarios de im puestos. Conocem os
y los Flavios, prim aron la explotación los nombres de algunos de estos propieta
de tierras incultas o abandonadas en rios agrícolas, que vivieron en el si
m anos de los ricos n ativ o s. P ro b a glo i i , como el antiguo soldado L. Belle-
blem ente, com o indica M. Rostovtzeff, no G em ello, del que se conserva la
“no era fácil para la administración egip correspondencia, que fue un buen adm i
cia, ni tam poco para el prefecto m ism o, nistrador de sus tierras de El Fayum ,
exigir a los nobles propietarios y a sus y hacia el año 100, A polonio, dedicado
agentes obediencia rigurosa a las leyes de por vida a la adm inistración im pe
relativas al pago de impuestos y al cum rial, cuyas fincas se encontraban en H er
plim iento de los servicios debidos al múpolis Magna. Se conoce la existencia
Estado por los cultivadores y los colo de grandes fortunas creadas de la nada.
nos de los latifundios. Así, pues, los De una de ellas se escribió: “Hallarás
ousicii le s io n a b a n los in te re s e s del que en un principio él y su casa no
Estado y de la adm inistración y restrin poseían m ás de siete arurae. Hoy posee
gían el área del terreno som etido a ele 7.000, m ás 200 viñas y ha hecho a Clau
vados im puestos, sin increm entar gran dio Eutychides un préstam o de 71 talen
cosa los ingresos de la corona”. Ix>s tos. Todo esto lo ha hecho robando a
em peradores de la segunda mitad del los alm acenes públicos y defraudando
siglo i necesitaban grandes cantidades al tesoro el pago de impuestos. “Se con
Agricultura y minería romanas durante el Alto Imperio 33
ran intervenido enseguida los soldados saparición del silfio, debido según Pli
rom anos. El asilo a los tem plos se res nio (19.15, 38 ss.) a que los publicanos
tringió m ucho durante la ocupación, rom anos dedicaron el suelo a pastizales.
rom ana. La única posibilidad que que Pudo contribuir a la desaparición de esta
daba era refugiarse en las m arism as del planta el hecho de que durante muchos
D elta y vivir com o bondoleros. En el siglos fue la principal riqueza de C i
año 103 m uchas personas huyeron p re rene, y a que no llegó a ser ya rentable
sionadas por las contribuciones, m oti al dejar grandes zonas de terreno al cul
vados, seguramente, por la guerra dacia. tivo del silfio, o la com petencia del sil-
Disturbios generalizados estallaron bajo fio asiático. El silfio era m onopolio del
A ntonino Pío en el año 154. A finales E stado y no revertía sobre el nivel de
del s. i i , según la docum entación p ro vida de los habitantes de Cirene. La
cedente de Thm onís, hubo huidas en planta crecía espontáneam ente y no ne
m asa, y despoblación de localidades de cesitaba m ano de obra. Trabajaban la
bidas a los trabajos obligatorios, a las tierra los llam ados por Estrabón geor-
prestaciones forzosas y a las liturgias. goi, que debían ser los nativos libios,
Com o indica M. Rostovtzeff, la huida que eran cam pesinos libres. Algunos
continuó siendo el rasgo característico serían propietarios de sus tierras. Otros
de la vida egipcia tam bién en el si las arrendaban a las ciudades. Su situa
glo i y en los principios del ii, lo que ción, en opinión de M. R ostovtzeff,
indica una desastrosa situación econó sería parecida a la de los estipendarios
m ica de grandes m asas de cam pesinos. de A frica y a los paroicoi y katoicoi de
A sia M enor. Las propiedades de los
Ptolom eos pasaron a ser ager publicus,
Meroe y fue ocupado por griegos y romanos.
C laudio envió un com isario con fun
La región com prendida entre la prim era ciones concretas sobre la agricultura a
y la quinta catarata era m uy pobre. Sólo C irene, que fue m al recibido. Bajo
se cultivaban las desem bocaduras de los Roma Cirene fue próspera, como lo indi
torrentes que afluían al Nilo. En cam can las excavaciones italianas. Adriano
bio era muy fértil para la agricultura y asentó nuevos colonos, ya que habían
la ganadería el terreno com prendido m uerto m uchos propietarios en la re
entre el Nilo, el A tbara y el N ilo Azul. vuelta judía del año 135.
El reino de M eroe alcanzó un floreci
m iento m aterial y cultural durante la
segunda mitad del siglo i y el siglo n. África
En la segunda m itad de este siglo se
inicia la decadencia. Las clases bajas Al norte de Africa se subdividió en cua
vivían del pastoreo, principalm ente de tro provincias: M auritania Tingitana y
ganado bobino, representado en la cerá Caesariensis, N um idia y el Á frica Pro
mica, com o en los vasos de bronce de consular. A ugusto creó en el África co
Carenoj. La cría de asnos, de ovejas y lonias y m unicipios que llevaban con
de vacas era la principal riqueza. La sigo distribuciones de tierras. Se asen
agricultura ocupaba la pequeña en ex taron m uchos veteranos e itálicos, que
tensión, tierras de N ubia, en las orillas se dedicaban a la agricultura. Las gue
de los ríos y en el interior. rras con las tribus indígenas y con Tae-
farinas vinieron m otivadas por la nece
sidad de contar con nuevos territorios
Cirene a repartir para asentar a nuevos colo
nos. Los grandes ricos invirtieron ele
Al principio del Im perio, Cirene estaba vadas sum as de dinero en adquirir tie
en decadencia. A ello contribuyó la de rras, que producían buenas cosechas de
Agricultura y minería romanas durante el Alto Imperio 35
penales y públicos. No eran trabajados cultivaban directam ente las tierras, sino
por esclavos, aunque los debieron ser m ediante colonos o jornaleros indíge
a com ienzos del principado. Predom ina nas, pero sí las adm inistraban personal
el colonato en el siglo n. El dueño reci mente. Existió una tendencia a la con
bía una parte de la cosecha y los colo c e n tra c ió n de la riq u e z a en p o ca s
nos trabajaban un cierto núm ero de días manos. M uchos personajes que llega
para el amo. La m ayoría eran indíge ron a altos cargos y a una excelente
nas, que vivían en pueblos vecinos de posición eran de origen bajo, com o Q.
las fincas. Los renteros, llam ados con A urelio Pectum eio Fronto, ciudadano
ductores, a le n d a b a n directam ente las de Cirta, que fue el prim er cónsul afri
tierras no cedidas a los colonos, que cano, año 80. Los A ntistios de Thibilis
explotaban con esclavos, con jo rn ale em parentaron con la fam ilia imperial,
ros y las prestaciones de los colonos. Adriano hizo caballero a L. M em m io
Los conductores solían ser ricos, y v i Pacato. La propiedad agrícola form aba
vían en las ciudades próxim as a los la la fortuna de todos ellos: Se veneglo-
tifundios im periales, donde eran m uy riaban de haber sido labradores, como
influyentes. Tenían tam bién tierras. F or L. Aelio Tuminimo, de M adaura, o Q.
maban asociaciones para la defensa de Vetidio Juvenalis, de Thubursian Nu-
los intereses. Se conocen los nom bres m idarum . H abía sido capataz de una
de algunos de estos conductores de la cuadrilla de segadores. Llegó a censor
tifundios im periales, com o A. G abinio y a ocupar un asiento en el senado local.
Dato, que pertenecía a la asociación for Las representaciones de m osaicos afri
m ada por los conductores de fincas de can o s con escenas ag ríco las son el
la región de Thugga. Se conoce la ca m ejor exponente de la im portancia de
rre ra de o tro c o n d u c to r, T. F la v io la agricultura para las provincias afri
M acro, que fue duoviro, flam en perpe canas, com o los de O ndorca, la antigua
tuo de los A m m aeda reuses y curator, Uthina, hallado en la casa de los Labe-
en tiem pos de Trajano, de la exporta rios, fechado en torno a los años 160-
ción de trigo a Rom a; fue tam bién p ro 180; de Chcrchel, la antigua Caesarea,
curador de las fincas del saltus H ippo con escenas de siem bra, y de cultivo
nense y Thevestino, y de la provincia de la vid, datado entre los años 200-
de Sicilia, que, com o se indicó, era una 210, con escenas de vendim ia; de la
de las más ricas provincias sum inistra m ism a localidad fechado entre los años
doras de trigo. La inscripción se la de 200-220, y de fecha ya posterior: el
dica al Colegio de los Lares de nuestro m osaico de D om inus lulius de Cartago,
César, los libertos y la fam ilia y los en to rn o al 380-400; los v arios de
conductores, que trabajaban en la re Tabarca, la antigua Thabraca; con la
gión H ipponense. C aballeros libertos y cría de ovejas y gallinas, de finales del
esclavos form aban el escalón superior siglo iv o de com ienzos del siguiente;
en la adm inistración del patrim onio im o de D ougga, de m itad del siglo m; de
perial. H adrum etum con la cría de caballos;
El territorio de las ciudades pertene de Cartago con olivares, viñedos, ove
cía a los ricos, descendientes de los co jas y aves de con-al; de Zliten, Villa de
lonos asentados por los em peradores, Dar Buc A m m era, con la trilla, o con
de los inmigrantes prim eros y de la aris faenas agrícolas, de finales del siglo i.
tocracia indígena. Los colonos, civiles Al propietario se le representa en todos
y m ilitares, recibieron grandes lotes de estos pavimentos cazando generalmente,
tierras. Los inm igrantes itálicos, que pero dirigiendo las explotaciones agrí
eran la b ase de las c iu d a d e s , eran colas.
terratenientes ricos. Form aban lo que Las fincas, pues, en Á frica se culti
M. R ostovtzeff llam a la “ burguesía” vaban por pequeños propietarios, por
m unicipal. V ivían en las ciudades. No c o lo n o s o por jo rn a le ro s in d ígenas.
Agricultura y minería romanas durante el Alto Imperio 37
III. Minería
El Im perio Rom ano contó con varios Los río s de la v e rtie n te c a n tá b ric a
distritos muy importantes por sus minas, tenían gran cantidad de placeres de oro
que fueron trabajadas a pleno rendi (S tr. 3 .3 3 ; Iu st. 41. 17). S o b re la
m iento: com o H ispania, Galia, Provin riqueza en toda clase de m etales del
cias D anubianas, D a d a , Siria, Grecia, noroeste, que com prendía el norte de
A sia M enor, Á frica y Egipto. L u sitan ia, G alicia, A sturias, León y
Zam ora, aluden frecuentem ente los auto
res, com o Trogo y Pom peyo (Just. 44.
1. Hispania 3. 4-5), Floro (2.33.60), testimonios que
coinciden con lo que sostuvo Plinio
H ispania fue con m ucho el distrito m i (HN. 4. 112): “Toda esta región aca
nero m ás rico y variado y el prim ero bada de citar (G allaecia) a partir del
que fue explotado. De él tenem os abun Pirineo está llena de yacimientos de oro,
dante docum entación literaria, epigrá plata, hierro y plom o negro y blanco”
fica y arqueológica. Antes de referirnos y Estrabón (3.2.9.): “Entre los ártabros...
a la explotación de las m inas por los el suelo tiene, según dicen, eflorescen
romanos, conviene recordar algunas fuen cias de plata, estaño y oro blanco m ez
tes sobre la riqueza m inera de H ispa clado con plata”. En Bastenia y en el
nia, la vieron los autores griegos y lati país de los oretanos había m uchos luga
nos. Estrabón (3.2.8) afirm a que toda res con oro y otros m etales (Str. 3.4.1.).
la tierra de los iberos está llena de m eta Según M ela (2.86) y Plinio (3.30), H is
les, particularm ente la Bética, de la que pania era abundante entre otros produc
puntualiza que en cuanto a la riqueza tos en hierro, plom o, cobre, plata y oro.
de los m etales no es posible exagerar
el elogio de la T urdetania ni de la
región lindante. Porque en ninguna parte C anteras de m árm ol
del m undo se ha encontrado hasta hoy
ni oro, ni plata, ni cobre, ni hierro en H ispania tenía canteras de mármol (Plin.
tal calidad y cantidad. En las com arcas 3.30). Están localizadas en M acael (A l
de Ilipa y Sisapo existía gran cantidad m ería), Estrem oz (Portugal), Alm adén
de plata y cerca de K otinai, de localiza de la Plata (Sevilla) y A lconera (Bada
ción dudosa, había cobre y tam bién oro. jo z ), C arya, pró x im a a la anterior,
M ontes m etalíferos se extendián desde M edol (Tarragona), Antequera (Málaga),
el río G uadiana el Tajo (Str. 3.7.3.). B rissos (Portugal), etc.
Agricultura y minería romanas durante el Alto Imperio 39
por m edio de una corriente de agua se donde han aparecido hornos de tostar
dejan posar los cálculos negros, que apa el m ineral y las escorias, contenían una
recen ligeram ente variad o s en blan fuerte cantidad de oro, plata y plom o
quecinos; estos tienen el m ism o peso metálico. Estas escorias eran sin duda
que el oro, por tal razón se quedan en de nuevo tratadas, según indica Plinio.
la cesta juntam ente con el oro recogido M ás usada fue la técnica conocida con
en ella. Luego en el horno se separan el nom bre de arrugia o ruina montium.
del oro, y al fundirse se convierte en Se aplicaba a los depósitos de aluvio
plom o blanco... G allaecia no produce nes, com o en el Biezo y en el Teleno.
plom o negro, al paso que en la vecina Pepitas de oro se hallaban disem ina
Cantabria se da en abundancia; el plomo das irregularmente en la arcilla roja, con
blanco no tiene plata, pero sí el negro”. un porcentaje de 1 a 10 gram os de oro
Plinio (33.77) es el autor que ofrece por tonelada. La operación consistía en
datos más abundantes sobre el sistem a cavar pozos y galerías destinados a pro
de laboreo y rendim iento de las minas vocar el hundim iento del m onte, según
de Asturias y G allaecia, que com enza se ha dicho. Esta operación se llam aba
ron a explotarse a gran escala a partir ruina m ontium ; grandes depósitos de
de Vespasiano y según procedim ientos agua se colocaban en los puntos eleva
helenísticos, tam bién en opinión de J. dos de la explotación, alim entados m e
Sánchez Palencia. Para facilitar la extrac diante una red de acueductos, se preci
ción del m ineral se em pleaba una co pitaban grandes torrentes de agua sobre
rriente de agua, “ la tierra conducida así los m ontones de tierra, que, en estado
se desliza hasta el mar; rota la m ontaña de lodo líquido, fluían hacia los cana
se disuelve, y de este m odo Hispania les de decantación (agogae), donde se
ha hecho retroceder el m ar lejos de sus recogían las pepitas de oro. Los acue
orillas... El oro obtenido por la arrugia ductos utilizados en estas explotacio
no se funde, es ya oro; se encuentra en nes m ineras se conocen cen las M edu
m asas, com o en los pozos, que pesan las (León), ya tallados en las rocas, ya
más de 10 libras. Llam an a estas m asas sobre m uros, que se siguen a lo largo
palagae', otras les dicen palacurnae, y de 40 km. D epósitos com o los de La
cuando es pequeña llám anla balux. En Leñosa, Paradaseca y Las M édulas se
la m in a D o s M o u ro s y en la de construían encim a de las explotaciones.
Valongo, ambas en Portugal, en Barban A lgunas lagunas, com o las de Las M é
tes, y seguram ente en Pozo Lim idoiro, dulas, la laguna Cernea, en Santa Co
Brandom il (La Coruña), se utilizaron lom ba de Som oza, pueden ser vestigios
para la extracción del m ineral pozos, de decantación. Las explotaciones for
galerías, bajadas y tajos; pero este pro m aban circos, com o el de Fogo Chico,
cedim iento fue raro, pues se aplicaba junto a Duerm a, y el de La Leñosa.
cuando la concen tració n de oro era Dos procedim ientos son los seguidos:
grande y se justificaba un trabajo tan las arrugiae, en los aluviones descritos
duro y prolongado. Para el hundim iento por P linio, y la explotación de los
de la roca se em pleaba el fuego y picos yacim ientos en la roca. Todos los yaci
de hierro -enco n trad o s en la m ina Dos m ientos auríferos del noroeste fueron
M ouros-. El oro obtenido por este pro explotados en la Antigüedad según dife
cedim iento se llam aba, según Plinio, rentes procedimientos ya citados: lavado
aurum canaliense o canalicium . El oro de las riberas de los ríos: arrugia para
en e s ta d o lib re se p o d ía o b te n e r los depósitos aluviales antiguos: pozos
m ediante trituración, lavado y quizás y galerías en los filones de cuarzo aurí
am algam ación. El oro asociado a sul fero y explotación a tajo abierto, en el
furas se obtenía por un tratam iento más caso de una fuerte m ineralización de la
c o m p le jo de to sta d o , fu sió n y c o roca. Se han hecho cálculos sobre las
pelación. C om o en Jales (Portugal), explotaciones en roca y en una arrugia
44 Aka! Historia del Mundo Antiguo
y se han obtenido las siguientes cifras: M useo de R iotinto guarda una en ex
10.000.000 de m etros cúbicos explota celente estado de conservación. En las
dos en Tres M inas (portugal), contra minas de Thersis, en el criadero de Filón
1 5 0 .0 0 0 .0 0 0 en L a s M é d u la s y N orte, en el siglo pasado, se descubrió
150.000.000 de metros cúbicos en el un conjunto de catorce ruedas dispues
valle del D uerna (León). Las evalua tas por parejas. Las ruedas están cons
ciones globales son de 35.000.000 de truidas de m adera, de pino de Flandes
m etros cúbicos de yacim ientos en roca y encina. El eje de la rueda era el único
trabajados en A sturias y 500.000.000 elem ento m etálico. La disposición de
de m etros cúbicos de aluviones lavados estas m áquinas está bien docum entada
en el Bierzo. por los hallazgos de Thersis, Santo D o
Se conocen algunos ingenios utili m ingo y Riotinto; en esta últim a se en
zados en las m inas hispanas del sur. contró un conjunto de ocho parejas de
Los sistem as de desagüe de las m inas ruedas, colocadas de m anera sucesiva,
rom anas de la provinca de H uelva han que elevaban el agua a veintinueve m e
sido bien estudiados recientem ente por tros de altura. La pareja de norias ver
J. M. Luzón. El m étodo m ás sencillo tía el agua en canal siempre en la misma
de desagüe, cuando era posible, consis dirección, que caía en la fosa del piso
tía en un canal que con una suave inclina superior para ser recogida por el par
ción vertía al exterior el agua. Este pro siguiente. Si la cantidad de agua que
cedim iento se utilizó en las m inas de había era poca, se colocaba una única
El Centeni lio, La Fortuna (M urcia) y rueda. La segunda m áquina em pleada
en el F iló n D e h e s a , en R io tin to era la polea en cangilones, tam bién des
(Huelva). A este canal de desagüe alude c r ita p o r V itr u b io (1 0 .5 ). Es u n a
la segunda tabla de A ljustrel, según una variante de la m áquina anterior; a la
reciente interpretación propuesta por m ism a rueda anterior se acoplaba una
J. M. Luzón, y no a un acueducto que doble cadena de hierro, de la que col
abastecía de agua la región m inera de gaban cangilones de cobre con una capa
V ipasca, a una instalación para lavar cidad de 35 litros, que vertían el agua
m inerales. E sta galería subterránea se en la parte más alta sobre un canal o
encontraba a una profundidad conside depósito a ese nivel. La ventaja de este
rable. Los que tra b a ja b a n p o zo s de ingenio es que extraía el agua de luga
cobre debían realizar las labores a una res m ás profundos a m áquina a juzgar
distancia m ínim a de quince pies para por los hallazgos, fue m enos usada que
ev itar los d esplom es. El p ro c u ra to r la noria, pero tam bién se docum enta,
podía perm itir hacer calicatas a partir incluso con variantes no descritas por
de la galería de desagüe. D iodoro de Vitrubio. La bom ba de Ctesibio fue des
Sicilia (5.37), alude a este sistem a de crita en la A ntigüedad por Plinio (HN
desagüe en las m inas hispanas, cuando 37) y por Vitrubio (17). Un ejem plar
escribe: “encuentran a veces ríos sub perfectam ente conservado se guarda en
terráneos cuya rápido curso reducen en el Museo Arqueológico Nacional de M a
cauzándolos en galerías in clin ad as” . drid.
Cuando era im posible sacar el agua por
este procedim iento se em pleaban m e
canismos de elevación, descritos por Vi- Código m inero
trubio (10.4) de los que en las m inas
hispanas se utilizaron tres. El prim er Se conserva el prim er código del Im
ingenio es la noria (Vitr. 10.5), muy perio Rom ano sobre m inas, las tablas
usado en las m inas del noroeste: Ther- de A ljustral, A lem tejo (Portugal), que
sis y Riotinto en H uelva, y Santo D o contiene la reglam entación de un dis
mingo, en Portugal. Sólo en la prim era trito m inero y en las que se halla una
m ina se han encontrado cuarenta. El in fo rm ación im p ortantísim a y única
Agricultura y minería romanas durante el Alto Imperio 45
sobre reglam entación fiscal y adm inis del pregón, de los baños públicos, de
tración de las m inas de cobre y plata. la zapatería, de la barbería, de la tinto
En el territorio había una pluralidad de rería y del im puesto sobre m ineral ex
yacim ientos, adem ás de las canteras de traído, de la inm unidad de los maestros
piedra. Los restantes distritos m ineros de Vipasca y del impuesto sobre la ocupa
se regirían por una legislación parecida ción de los pozos m ineros. La tabla
o idéntica. Todo el distrito m inero, in segunda determ ina el régim en de explo
cluso la población ordinaria, se encon tación, desde el punto de vista jurídico
traba bajo el gobierno del procurator y técnico y las m edidas de policía.
metalli, representante del fisco im pe Las tablas son de época adranea. Una
rial, que podía ser del rango de los equi lex m etallis dicta, m encionada en la
tes, pero que frecuentem ente era un li tabla prim era, podía ser la segunda,
berto im perial. De las dos tablas que s ie n d o la m e n c ió n al e m p e ra d o r
se conservan, la prim era fija los dere Adriano un añadido posterior, o una
chos de los diversos arrendatarios de ley de época anterior, quizá flavia. El
lo s s e rv ic io s d e la lo c a lid a d , del dueño de la m ina de V ipasca era el
arriendo del im puesto, en las subastas, fisco, que no explotaba directamente los
Almacén de Pompeya
46 Akal Historia del Mundo Antiguo
pozos, sino que en régim en de con los a horas determ inadas, del am anecer
cesión se los entregaba a varios arren a la hora sétim a para las m ujeres, y de
datarios. Los em peradores aplicaron a la hora octava a la segunda de la noche
las explotaciones m ineras el m ism o sis para los hom bres y sum inistrar agua
tem a em pleado en las tierras públicas com ente. Fijó la ley el precio de los
e imperiales, el arriendo a pequeños em bañistas. Entrada gratis tenían los sol
presarios. dados y los niños. El arrendatario que
Exam inem os un poco m ás detenida recibía todos los accesorios de los baños
m ente el contenido de cada una de las debía cuidar con particular esm ero las
tablas. En V ipasca un m onopolio era bañeras. Determinaba la ley todo lo rela
la banca, y el banquero podía cobrar cionado con la leña. La industria del
un 1 por 100 del precio de todas las calzado se llevaba en régimen de m ono
subastas, que deducía del precio o en polio. La m ulta al que se dedicase a la
trega al procurator m etalorum esa can zapatería sin el correspondiente permiso
tidad. El desarrollo del com ercio, de la era del doble del valor del zapato. Era
industria, de la agricultura y las ex objeto de m onopolio igualmente la repa
plotaciones m ineras presupone un gran ración del calzado. También la barbe
desarrollo de la banca, que era una em ría estaba en régim en de m onopolio,
presa privada. El fisco era el m ayor com o las tiendas de los tintoreros. Un
banquero del Im perio, prestaba dinero im puesto gravaba la com pra del m ine
a crédito, al igual que los prestam istas ral y de piedra para su elaboración. El
particulares y los bancos; com o el em mineral se adquiría en bruto. Las ope
perador, atesoraba m oneda acuñada y raciones de elaboración se clasifican
realizaba num erosas operaciones finan como: depuración, trituración, fundición
cieras. Una excepción a favor del disco al fuego, preparación y segm entación
se daba cuando la venta se hacía sin de lingotes, criba y lavado. La ley gra
intervención del banquero, directam ente vaba a los que im portan de otra zona
por el procurator, con autoridad del em m inera para preparar en V ipasca con
perador. Aun en este caso, si se vendía un denario cada 100 libras, unos 33
un pozo, el conductor podía cobrar la kilogramos, aproximadamente. Los maes
centésim a del com prador del pozo. S i tros de escuela de Vipasca estaban inmu
guen casos especiales de aplicación de nes de contribuciones públicas. El final
esta ley. El plazo de pago de la centé de esta prim era tabla se refiere a la
sim a era de tres días. descripción de las ocupaciones de pozos
El servicio del pregonero que inter m ineros y de su im puesto.
venía en la subasta era tam bién objeto El fisco daba un perm iso de explo
de un arriendo en m onopolio. El esti tación y percibía la m itad del mineral
pendio que paga el vendedor por el ser extraído. Existía la posibilidad de com
vicio se estipula en el 2 por 100 del prar la concesión definitiva del pozo a
precio, si es m enor de 100 denarios, y un precio fijado por el fisco. La tabla
del 1 por 100 si es superior a 200. Si segunda legisla, al com ienzo, sobre los
se subastaban esclavos, el precio se fi precios de los pozos de cobre en dis
jaba en relación con el núm ero de ca frute tem poral y persigue las explota
bezas. Se exceptúan de los derechos de ciones clandestinas. El ocupante no
pregón, las ventas y arriendos hechos podía fundir al m ineral antes de haber
por el procurador en nom bre del fisco. pagado al fisco. Los pozos de plata eran
L a e x p lo ta c ió n d e lo s b a ñ o s en dotados según lo previsto por la ley,
V ipasca era en arriendo, su inspección pero a diferencia de los pozos de cobre,
correspondía al procurator m etallorum . no se im pone un pago total del precio,
Podía im poner m ulta de 200 sestercios se aplicaba en este caso una disposi
en cada ocasión, el arrendatario debía ció n e s p e c ia l d e la lib e ra lid a d de
calentar el agua durante un año, abrir A driano, que consistía en perm itir en
Agricultura y minería romanas durante el Alto Imperio 47
plata nativa, explotada por los rom anos más reciente. La tercera, llam ada Cerro
hasta llegar a los sulfuros, de donde del Plom o, se encuentra a unos dos
obtenían a un tiem po plata y plom o. El cientos m etros más abajo, al sur del
grupo norte consta de tres filones, de filón M irador, sobre un cerro en forma
los cuales el más im portante es el lla de proa, con fuerte ventilación natural
m ado M irador, explotado en una pro en la cum bre para el tiro de los hornos,
fundidad m edia de 200 m etros y en una y con laderas, protegidas de los hum os,
extensión de 870 m etros. La explota utilizadas para viviendas de los m ine
ción com enzaba abriendo en su aflora ros. El agua se llevaba hasta el cerro
m iento pozos o rajas por donde pene por m edio de acequias, que partían de
traban los m ineros, y extraían prim ero los socavones. La cum bre m ide unos
el mineral. Los prospectores rom anos 200 m etros de largo y tiene tras plata
de m inerales m ostraron una gran habi form as que no parecen naturales. Se de
lidad en descubrir los yacim ientos no duce de los ocho cortes efectuados en
visibles en superficie. Al profundizar el C erro del Plom o que hubo cuatro
en la explotación, se planteaban pro períodos de explotación; uno de orga
blem as para la extracción del m ineral, nización a finales del siglo π y princi
de desagüe y de acceso. Prim ero se uti pios del i; otro de desarrollo industrial
lizó para esto la ram a sudeste del filón intensivo, en la prim era m itad del siglo
de Pelaguindas para dar con las zonas i; un tercero de abandono provisional
m ineralizadas que se intentaban desa después de una destrucción m otivada
guar. En este prim er socavón no dieron probablem ente por la guerra civil, hacia
con el mineral. Continuaron los m ine el año 45 antes de Jesucristo, y un
ros abriendo socavones en el filón, cada cuarto período de nueva ocupación a
vez más profundos. Se desaguaban los partir del segundo cuarto del siglo i
pozos m ediante tornillos de A rquím e- hasta los finales del siglo ii.
des, de los que se encontraron varios, El Cerro del Plom o está en relación
hoy perdidos. Un gran nivel técnico de con las explotaciones profundas del
explotación alcanzan, no sólo las minas filón M irador. Después del tercer pe
del sudeste, como Ritotinto, Tharsis, So- ríodo prosiguen las explotaciones en pro
tiel Coronada, sino las de Cerro Mu- fundidad y en el nivel m ás bajo se uti
riano, Posadas y El C entenillo. En la lizaron los tornillos de Arquímedes, que
de Coto Fortuna hay una serie de reci debe coincidir con los últim os años de
pientes para lavar el m ineral. A partir la explotación. En el Cerro se observa
de 100 m etros se utilziaron socavones una organización en las instalaciones
de desagüe, em pleados tam bién para la industriales (hornos, lavaderos y alm a
extracción del m ineral. En los alrede cenes) y en las viviendas de los m ine
dores de los filones había tres grandes ros en la vertiente norte. Sin duda, una
fundiciones para el tratam iento de la em presa fuerte explotaba El Centenillo,
galena argentífera. U na de ellas, asen de la que se conocen sus iniciales, S o
tada sobre un valle, llam ado La Teje- cietas C astulonensis, que explota la
ruela, pertenece a los siglos n y i antes m ina desde la prim era m itad del siglo
de Jesucristo y corresponde a las pri i antes de Jesucristo hasta m ediados del
m eras explotaciones rom anas del filón siglo siguiente, por lo menos.
M irador. La segunda fundición, la Fa- Los m ineros son pobres; no emplean
briquilla, se trasladó, al haberse talado vasijas de lujo, sino platos y vasos de
los árboles de los alrededores de La fabricación local; para otros usos utili
Tejeruela, más lejos, donde existía agua zaban el plom o. V ivían aislados, enca
para concentrar el m ineral, y dada su denados a su trabajo.
altura, aire abundante para el tiro de El m ineral se transportaba por barco,
los hornos. G uadalquivir abajo, hacia los puertos
Esta segunda fundición es de fecha de em barque, H ispalis y C ades, como
Agricultura y minería romanas durante el Alto Imperio 49
los diversos trabajos realizados refe portante zona m inera, que trabajaba con
rentes a las m inas áureas del noroeste su herm ano; varios talabrigenses, ciu
hispano, recaba la im portancia del ejér dad lusitana entre Bracara Augusta y
cito en las explotaciones m ineras, cuyo C onim briga, y una celtíbera, de nom
papel era no sólo de pacificador de la bre Licinia M aterna, venida del territo
gran cantidad de mineros, esclavos o li rio de los A revacos, de N ovaugustana,
bres, sino de ingenieros. En el siglo n, ciudad citada por Plinio (3.27). Cadá
algunas unidades estaban acuertaladas veres de 15 personas celtíberas, de las
en las proxim idades de Tres M inas, al que algunas son m ujeres, que m urieron
igual que un destacam ento de la C o con ocasión de derrum bos de las gale
hors I Gallica. En las cercanías de las rías, han aparecido en las minas del
Arrugies del Teleno, se localiza la ad sureste. La presencia de una m ujer con-
m inistración de las m inas de la región,
y un destacam ento m ilitar de la Legio
VII G em ina m andado por un centurión, Tablilla dácica: alquiler de jomadas de
y a partir del año 165, Cohors I G a trabajo para una explotación aurífera
llica, a la que en tiem pos del gobierno (fol. 55)
de los em peradores M arco A urelio y
Lucio Vero se añadieron elem entos de
la Cohors I C eltiberorum , y después del En el consulado de Macrino y Celso (164
d.C.), trece días antes de las calendas de
año 175, de la II Flavia. Los com po Junio. Lo escribí yo, Flavio Secundino, a
nentes de estas unidades son variables. petición de Memio, hijo de Asclepio, por
En las tablas de V ipasca 1.3 se m en que afirmó que no sabe escribir. Dijo que
ciona a los soldados, y que están libres había alquilado sus jornadas de trabajo
de pagar el uso de los baños. A. D ’Ors, (operae) a Aurelio Adjutor, para una explota
al comentar este texto, sugiere que había ción aurífera, desde el día de la fecha
una cohorte m andada por un tribuno, hasta los próximos idus de noviembre, en
cuya presencia era necesaria no sólo 70 denarios y la comida. Deberá recibir
el salario fraccionado en varios plazos.
para la vigilancia general del distrito, Deberá realizar jornadas de trabajo com
sino especialm ente para la custodia de pletas, sin deducciones por enfermedad,
los dam nati ad metala, que trabajaban en favor del contratista (conductor) antes
las minas. Ya en época helenística en mencionado (es decir, Aurelio Adjutor). Si
las m inas de N ubia para vigilar a los contra la voluntad del contratista, inte
condenados, según el testim onio de rrumpe su trabajo o abandona la ex
Agatarcides (Diod. 3.12. 3 ss.) se emplea plotación, se le descontará del salario
cinco sestercios por cada día. Si las corrien
ban soldados bárbaros que desconocían
tes de agua impidieran trabajar, la jornada
la lengua de los m ineros. se considerará válida. Si transcurrido el
Un destacam ento m ilitar está atesti plazo, el contratista se retrasara en el
guado en Cástulo, im portante distrito pago, estará sujeto a la misma penaliza-
m inero de la Tarraconense. ción, salvo que la explotación se haya inte
rrumpido tres días.
E stá bien docum en tad o el d esp laza Firman el trabajador (Memio, hijo de
m iento de m ineros libres a otras regio Asclepio) y los socios del contratista: Titio,
hijo de Beusante, apodado Bradua, y Socra-
nes en busca de trabajo. A sí está atesti
tión, hijo de Socratión.
guado en Riotinto una fam ilia de E m é
rita A ugusta, la capital de Lusitania: un
Cam alus, que por su nom bre debe ser
galaico o lusitano; un Ruburrinus de
C astellum B urense, en el noroeste, im FIFIA III, n. 150.
52 AkaI Historia del Mundo Antiguo
firm a lo que se desprende de las Tablas bir la mercancía T. Flavius, Augusti liber
de V ipasca I 3.4.5, con ocasión de le tus Polychrysus, procurator massae maria-
gislar sobre el uso del baño, de que en nae (CIL II, 1179); es decir, al frente
las minas trabajaban tam bién m ujeres, de la m ina, que era patrim onio im pe
al igual que quizás en A lburnus M aior. rial, se encontraba un procurator, que
M ujeres trabajaban en las m inas de oro en este caso era un liberto im perial
del n o ro este h isp an o , según el te s griego, a juzgar por el nom bre, com o
tim onio de Estrabón (3.9.9). Un texto solía suceder frecuentemente. Tiberio con
de Agatarcides (Diod. 3, 2-6), de comien fiscó tam bién otras m inas en m anos de
zos del H elenism o, sobre las m inas de particulares o de las ciudades, buscando
oro nubias, m enciona m ujeres m ineras posiblem ente un m ayor rendim iento.
y en un seg u n d o , del m ism o auto r Estas confiscaciones se llevaron a cabo
(Diod. 3.13.1), a niños tam bién citados en Galia, Hispania, Siria y Grecia; es
en Vip. 13.6. U na estela de Baños de decir, en todas las provincias donde
la Encina (Jaén), en plena zona m inera había buenas m inas, según la afirm a
de Sierra M orena, representa un niño ción de Sustonio (Tib. 49). Estas confis
con m artillo y cesta, que confirm a estas caciones son anteriores y no posteriores
fuentes. Esta em igación de m ineros del a la revuelta del año 21. Una inscripción
noroeste no sólo era de varones, sino de A v ey ro n (C IL X III, 1550) nos
tam bién de m ujeres, que debían traba inform a de que las m inas de plata de
ja r en las minas; así se docum enta cerca la región pertenecían, ya en tiem pos del
de Aroche (H uelva) una V ibia Crispa, em perador Tiberio, al fisco imperial, y
T u ro b rig e n sis (C1L II, 9 6 7 ), T ab ia que estas m inas habían ya pasado a su
Prisca, Serpensis (CIL, II, 971), Baebia dom inio. Los decuriones citados en esta
Crinita, A urobrigensis (CIL II, 964) y inscripción son los adm inistrativos del
en Alongo una dem a de O nisipo (CIL territorio minero.
II, 959).
A las minas de Cástulo fueron a traba
jar Paternus y sus com pañeros de tribu, Rendimiento de las m inas
que eran cántabros orgonom escos, que
eran varios y libres, citados por Plinio Se conservan, gracias a Plinio (34, 165),
(4, 111). Este autor (33.97) recuerda a las cifras de arendam iento de algunas
los aquitanos que trabajaban las m inas m inas béticas, com o la m ina Sama-
del sur de H ispania. riense, que rentaba 200.000 denarios anua
les, después en 255.000. La m ina An-
toniniana producía 400.000 libras.
Confiscaciones Según la opinión de algunos, A stu
rias, G allaecia y Lusitania sum inistran
El emperador Tiberio confiscó las minas por este procedim iento 20.000 libras de
de S. M ario, situadas en Sierra M o oro al año, pero la producción de A stu
rena, aunque estas m inas debían haber rias es la m ás abundante. No hay parte
pasado al senado, que adm inistraba la alguna de la tierra donde se dé esta
Bética; S. M ario era un absentista, ya fertilidad durante tantos siglos (Plin. 33.
q u e v iv ía en R o m a . A c u s a d o de 76-78).
incesto con su bella hija, fue despe La cifra de 20.000 libras de oro por
ñado de la R oca Tarpeya y confiscado año es la única cifra conocida de la
su patrim onio (Tac. Ann. 6. 19. Suet. producción de las m inas del noroeste.
Tib. 49), que pasó a ser im perial. Este La cifra se refiere a la producción de
cobre era el m ás cotizado en el m er las arrugiae, que es el sistema más exten
cado en época de P lin io (39.4). En dido de explotación. Plinio no dice a
época de los A ntoninos se exportaba qué época se refiere la cifra, si a la de
todavía a Ostia, donde vivía para reci A ugusto o a la de Vespasiano. Si la
Agricultura y minería romanas durante el Alto Imperio 53
Tienda de Herculano
m ucho trabajo, el rubí (Plin. 37, 97). licia (CIL II, 2598) de nom bre M. U l
De otros m inerales que se extraían de pius Aug. lib. Eutyches, o el Ulpius
H ispania no nos dicen las fuentes el Aelienus de V ipasca citado en las ta
lugar de origen, así el sori, del que se blas varias veces.
obtenía una pom ada para los ojos (34, Otras varias inscripciones indican los
120), una arena que era susceptible de nom bres de los procuratores im periales
una preparación sim ilar a la del lapis de las m inas del noroeste que los de
lázuli, em pleada en m edicina para hacer Iulius Capito entre los años 113-115;
crecer el pelo (35, 47), la piedra imán C. lunius Flavianus entre 117-161; M.
(36, 127), la obsidiana (35, 197), el B asaeus Rufus, entre los años 138 y
chrysolithon, es decir, el topacio -u n o 161; y Sex Truttedius C lem ens (CIL,
llegó a pesar 12 libras de peso (37, II 2643), siglo ii. Una inscripción encon
2 7 )- el azur (33, 161), para cuya ob trada en A ljustrel, datada en el año 173
tención se construyeron talleres, y la o en 235, está dedicada por los colonos
espum a de plata, la hispana era la más de las m inas en honor de un procurator
estim ada después de la ética (33, 106). metallorum, que además era vicarius ratio
nalium ; se la llam a restitutor m etallo
rum, lo que indica que las m inas deja
Administración ron de explotarse algún tiem po. Se con
servan los nom bres de otros procurato
Las m inas de oro y plata eran propie res A ugusti, citados en las inscripciones
dad del em perador y estaban adm inis de Villalis, León, que probablem ente
tradas por el fisco m ediante el procu eran los suprem os adm inistradores de
rator m etallorum . El interés de Rom a las explotaciones auríferas de Las M édu
por estas m inas del noroeste queda bien las en la segunda m itad del siglo n,
patente en la creación de la procúratela cuyos nom bres son los siguientes: H er
de A sturias y Galicia, que duró hasta mes, A ugustorum libertus, año 163; Z oi
com ienzos del s. m. La procuretala du lus, A ugusturum libertus, año 165-166;
cenaria de Asturias y de G alicia fue Aelius Flavius, año 167; Valerius Sem
creada en tiem pos de V espasiano o, pronianus, año 175; Aurelius Eutyches
mejor, de Nerva. El prim er procurador (CIL II, 2654) año 184; A urelius Fir
sería L. Arruntius M axim us proc. Aug. mus, año 191. Tres de ellos son de ori
de una inscripción de Chaves, datada gen griego a juzgar por el nombre. La
en el año 79. El procurator m etallorum fecha de estas inscripciones dem uestra
dependería del procurator A ugusti per que las minas se encontraban en pleno
Asturiam et G allaeciam , siendo cola rendim iento, lo m ism o parece deducirse
boradores directos en los diferentes dis de la creación de la Provincia Hispania
tritos m ineros los beneficiarii p rocura Nova Citerior Antoniana (CIL II, 2661),
toris. que com prendía los cotos m ineors au
Los procuratores m etallorum podían ríferos del noroeste hispano.
pertenecer al ordo ecuestre, pero gene En otras inscripciones halladas en A s
ralm ente eran libertos im periales, com o turias Augusta (Astorga) y en Legio VII
el citado T. Flavius Polychrysus, pro G em ina (León) se leen los nom bres de
curator m assae m arianae, de la inscrip otros procuratores im periales, devotos
ción de Ostia, al que le dedican una de deidades orientales. Eran los siguien
lápida los confectores aeris. Las ins tes: Iulius Silvanus M elanio, procura
cripciones conservan las m enciones de tor A ugustorum Provinciae H ispaniae
otros procuratores m etallorum de las Citerioris, 198-209; antes había desempe
m inas de Riotinto, com o el que dedicó ñado el m ism o cargo en D alm acia, en
a Nerva unas tablas de bronce (CIL II, el im portante centro m inero del M uni
956); el procurator m etallorum alboco- cipium D om aviarum , lo que prueba que
lensium de un lugar desconocido de Ga los procuratores, especializados en la
Agricultura y minería romanas durante el Alto Imperio 55
conius, liberto, como se deduce del nom 1121). Los galápagos, provenientes de
bre. C. Nipius A rcanius fue un conduc Derbyshire, llevan, varios, los nom bres
tor que trabajó prim ero en Som erset, del emperador Adriano. Los lingotes aña
para extender su actividad m inera en el den la frase m et(allum ) Lut, sin nom
norte de W ales bajo la vigilancia del bre de ningún conductor, lo que proba
ejército. ría que el em perador Adriano trabajó
Tres lingotes encontrados en Wells estas minas en régim en de m onopolio
en Som erset tiene grabado de Tiberius im p e ria l, u tiliz a n d o co m o o b re ro s
Claudius Trif(erna) probablem ente se prisioneros mas bien que sirviéndose
trata de un liberto im perial, que trabajó de conductores libres. Otros carecen del
en W endip entre los años 69-79; el nom bre del em perador y llevan los de
m ism o nom bre se repite en un lingote los conductores L. A ruconius Verecun
de Derbyshire, lo que señla el cam po dus, T. Claudius Tr., C. Iulius Protus,
de explotación de este liberto. De estos P. Rubrius A bacantus, lo que indicaría
datos se deduce que la inicial explota que las m inas del tiempo de Adriano,
ción de las minas de plom o argentífero explotadas por el em perador, lo fueron
estuvo controlada por los rom anos, pa después con los conductores en una
sando después a los conductores, y que fecha desconocida.
libertos im periales o ricos hom bres de Los lingotes de plom o, hallados en
negocios trabajaban solos o asociados Brough, llevan el sello acom pañados
en com pañías. de la palabra m etal(lum ). El control m i
En dos ejem plares se lee el nom bre litar de las explotaciones de plom o ar
de una soc(cietas) N ovaec, pero fue im gentífero continuó. El control m ilitar
preso en un m olde de Vespasiano ha de las m inas está docum entado en B ri
llado en C lausentum . La fecha de la tania en M cndip, Shoropshirc y York
societas Lutudarensis no se puede pre shire.
cisar con exactitud, pero debió trabajar En H eyshaw W orr los galápagos de
por la m ism a fecha. Uno, al nom bre plom o argentífero pertenecen a D om i
del em perador añade el de un particu ciano y su fecha en el año 80. Uno
lar, que debe ser la persona encargada lleva la m arca de BRI Ga, la abrevia
de la copelación, procedim iento cono tura de la tribu de los brigantes, lo que
cido por los rom anos para separar el confirm a que las m inas fueron durante
plomo de la plata. Las sociedades están el gobierno de A grícola, explotadas por
frecuentem ente m encionadas en las ta el Estado, com o indica R.G. Colling-
blas de V ipasca bajo la frase: conduc wood.
tor socius actorve sius (vectigalis); a Los lingotes de fecha m ás reciente
ellas alude Plinio (33. 118; 34. 165). son tres hallados en M endip, pertene
Tres tienen el rótulo VEB o VE, que se cientes a los em peradores M arco A ure
ha interpretado com o el nom bre de la lio y Lucio Vero.
tribu, o del lu g ar d o n d e están . En P r o b a b le m e n te , a p a r tir de la
varios lingotes de plom o de Shropshire segunda m itad del siglo n, el Estado
y de la vecina W ales se lee el nom bre R om ano se fue poco a poco desenten
del em perador Adriano. diendo de las explotaciones mineras,
Otros veinte lingotes, hallados la mayo que cayeron en m anos de particulares.
ría en M ersey, cerca de R um com , tie
nen todos ellos estam pillados los nom
bres de Vespasiano o de D om iciano en 4. Nórico, Panonia, Dalmacia
com pañía de los nom bres de las tribus y Mesia Superior
o de las lo calid ad es, D E C EA , D E
CEANG, DE CEANGL, nom bre de una El N órico y D alm acia poseían ricas
tribu m e n cio n ad a p o r T á c ito (A nn. m inas de hierro y plom o, que pertene
12.32) (CIL VII, 120, 6, 1212, EE 7, cían en su m ayor parte al Estado R o
Agricultura y minería romanas durante el Alto Imperio 57
i R S 1 1 BB
integradas por una dem arcación de Pa- m ano y fue explotado inm ediatam ente
nonia y de Dalm acia. No tenían nece después de la conquista por Trajano.
sariam ente que pertenecer a la m ism a Su riqueza en m inas de oro fue fabu
provincia. Lo m ism o se desprende de losa. H a llegado de ella una docum en
la docum entación ya citada de B rita tación sobre m inas de prim er orden, 25
nia. La institución en el siglo iii y iv de tablas de A lburnus M aior, hoy Rosia
los térm inos aurariae y argentariae por M ontana, publicadas ya hace años, ade
el sim p le de m e ta lla te n d ría lu g a r m ás de en otros libros en CIL II, 924-
cuando en la m ism a zona m inera del 959, núms. I-XXV, a los que se puede
fisco se explotan, adem ás del m ineral añadir toda la docum entación epigrá
principal, otros. El fisco podría no tener fica de la región, tam bién referente a
interés a la explotación de otras zonas personal relacionado con las minas. Las
de m enor rendim iento. tablas de Alburnus M aior, que tienen
una cronología segura, se fechan entre
los años 131 y 167.
Los municipios y las m inas Las tablas de V ipasca en Lusitania
y las tablas de A lburnus M aior son los
S. D usanic señala las relaciones entre dos m ás im portantes docum entos sobre
los m unicipios y las m inas, que se de las minas del Im perio Rom ano, y per
bieron aum entar en la época de los Se miten hacerse una idea muy exacta de
veros, apoyados en las dos fórm ulas la adm inistración, explotación y de los
m (etalla) m (unicipi) D (ar)d(anorum ) y problem as sociales y económ icos de los
C ol(onia) m (etallorum ) D (om aviaro- distritos mineros. Q ueda bien claro en
rum), al igual que en H ispania, en C art las Tablas de V ipasca y en las Tablas
hago Nove y en Astigi. Las obligacio de Alburnus M aior que toda la adm i
nes de los cargos de las ciudades con nistración se encuentra en m anos del
sistían en arrendam iento de los putei, procurator m etallorum . Tanto las minas
el apoyo financiero en las construccio de Vipasca como las de Alburnus Maior
nes públicas, en el territorio de las minas pertenecían al fisco (AE 1960, 238).
y la participación en su adm inistración.
Administración. Procuradores
Ejército y explotación minera
En la región de A lburnus M aior se co
Los testim onios de la presencia de des nocen los nombres de los siguientes pro
tacamentos militares en los distritos mine curatores del orden ecuestre y libertos,
ros de las cuatro provincias danubia que adm inistraban las m inas, al igual
nas son abundantes. Com o la presencia que en V ipasca 1.?. proc. (CIL, III,
de una cohors equitata, la T hracum 1925), 2.M. lulius A pollinaris (CIL, III,
syriaca, desde el año 70 hasta com ien 7837); 3. M axium s, proc. (AE, 1960,
zos del siglo i i ; II A urelia D ardenorum , 238); 4. C. Aurelius Salvianus, proc.
después del año 169, M esia superior dis Aug. (CIL, III, 1293); 5. L. M acrius
ponía de cohortes en los distritos mineros, M acer, proc. Augg. (CEL, III, 13ΙΟ
en Kosm aj, la II A urelia nova; en Soca- Ι 263); 6. Papirius R ufus, pro. aurar
nica, la I Aurelia Dardanorum; en Darde- iarum ) (CIL, III, 1311); 7, C. Sem pro
nia ad m etalla la I H ispanorum vetera. nius U rbanus, proc. A ug. (CIL, III,
1298); 8. A. Senec. Pontianus v.c. proc.
(AE, 1959, 308); 9. Aelius Sostratus,
5. Dacia. Alburnus Maior proc. (CIL, III 7836). Los libertos: 1.
M. U lpius H erm ias, A ug. lib. proc.
El distrito m inero de D acia fue uno de aur(ariarum ) (CIL, III, 1312); 2, R om a
los más im portantes del Im perio R o nus, Aug. lib. proc. aur(ariaurm ) (CIL,
60 Akal Historia del Mundo Antiguo
III, 1622); 3. Avianus, Aug. lib. subr- III, 1307) m enciona liberti et fam ilia et
poc. aurariar(um ) (CIL, III, 1088); 4. leguli auriarum. En este aspecto, en el
N eptunalis, Aug. lib. proc. aur(ariurum ) de los cargos subalternos de la ad
(CIL, III, 1313). Las inscripciones refe m inistración de las m inas, D acia ha
rentes a la adm inistración de las m inas dado más material que Hispania. Una
de D acia han aparecido en A m pelum , alusión al personal subalterno de la ad
lo que prueba que sería la capital de la m inistración se lee seguram ente en Vip.
administración m inera general de Dacia, I 3.5., cuando se alude a los libertos y
al igual que lo debieron ser en H is esclavos del César, que no pagan el
p a n ia , B r a c a r a A u g u s ta , A s tu r ic a uso de los baños.
Augusta y Cástulo. Piensa S. M rozek
que el núm ero relativam ente alto de los
procuradores en D acia hace posible la Procedencia de los mineros
hipótesis de que varios de ellos adm i
nistraban las minas de oro por separado, S. M rozek ha estudiado la procedencia
y que no hay que excluir que la adm i del personal de las m inas de A lburnus
nistración general de las m inas dacias M aior, en la que está atestiguada una
se confiara a dos procuratores; uno del fuerte presencia iliria, ya que se cono
orden ecuestre y el segundo liberto, ya cen 65 nom bres ilirios registrados en
que un sistem a igual se docum enta en la Dacia. A poyado en la TC. VIII, que
diversos dom inios im periales de Africa m enciona Alburnio M aiori vico Pirus
y este sistem a estaba m uy extenddido tarum , incluye que todos los nom bres
en diferentes dom inios de la ad m i ilirios citados en las TC deben pertene
nistración imperial. cer en su m ayoría a los Pirustae, ori
ginarios de un im portante centro m i
Personal subalterno nero de D ardania, según Plinio (5. 19).
En A lburnus M aior o su región los
Las inscripciones de la región de A m pe nom bres de procedencia griega son 80.
lum han dado los nom bres de esclavos Existían com unidades en la zona m i
y de libertos em pleados en los cargos nera de gálatas, de bitinios y tracios,
subalternos de la adm inistración de las que se debían dedicar a las explotacio
m inas, que desem peñaban los cargos de nes m ineras. De los 80 griegos regis
dispensator, tabularius, adiutor tabula trados en Dacia, la m ayoría se encon
rii, verna subqucns librariorum , verna traban en la zona minera. En la región
ab instrum entis tabularii, verna villicus. de Cástulo son relativam ente abundan
Sus nom bres son los siguientes: Suria- tes tam bién y debían estar en función
cus. Aug. n. dispensator (aurariarum ) de las minas.
(AE, 1959, 308); C allistus, Aug. n. d is
pensator (CIL, ITT, 1301); Zm aragdus,
Aug. Lib. tabularius (CÍL, III, 1286); Situación social
s. Aug. lib. tabularius; Leonas, Aug. de los m ineros
lib. adiutor tabularii (CIL, III, 1305);
A ugusti F. adiutor tabularii (AE, 1944, En cuanto a la situación social de los
27); Iustinus, Caesaris cem a subsequens m ineros ilirios, S. M rozek, después de
librariorum (CIL, TTI, 1314); Fascinus, exam inar detenidam ente las tablas de
verna ab instrumentis tabularii (CIL, III, A lburnus M aior, concluye que form an
1315); Rom anus Aug. n. vem a vellicus un grupo de libres que poseían escla
(aurariarum ?) (CIL, ITT, 7837); Verus, vos (TC VI y VII) e inm uebles en la
Aug. n. verba villicus (A uriarum ? (CIL, región (TC V III). Las tablas (TC II, V,
III, 7837); M ercurius, Caes, servus (CIL, XII, XIV, XX) aluden a su actividad
III, 1300), V italis (CIL, III, 1335). Una económ ica y financiera. A lgunos ilirios
inscripción hallada en A m pelum (CIL, utilizaban obreros asalariados (TC XI),
Agricultura y minería romanas durante el Alto Imperio 61
aunque se conoce si esta situación se creación de estas sociedades. Las leyes
extiende a la m ayoría de los ilirios o de Vipasca no hablan de Collegia, de
sólo a los Pirustae. El caso más im por gran im portancia económ ica y social,
tante de hom bre de negocios, m encio cuya finalidad era m últiple, organizar
nado en A lburnus M aior, es Lulius A le fiestas en honor de los dioses patronos
xan d er, que recib ió 40 d en ario s de y banquetes en determ inadas fechas del
Anduena Batonis (TC TU) en el año año, organizar los funerales, y el entie
162; ese m ism o año prestó a A lexander rro, y cuidar de las tumbas. En las minas
Caricci 60 denarios (TC V), a Lupus de Riotinto una inscripción m enciona
Carantis (TC XIII) le dejó 50 denarios el C ollegium salutare de Iovi Optim o
(TC XII) en el año 167. Este m ism o M axim o. En las tablas de A lburnus
año se form ó una societas danistaria M aior (TC XV) y en inscripciones (CIL,
entre Cassius Frontinus et lulius A le III, 1270, 7622, 7827) se m encionan
xander (TC XIII) con un capital de 500 varios. La tabla TC habla de una co
denarios (TC XII). m ida, en honor de los Lares, en la que
Estos préstam os probablem ente eran se consum ieron 5 corderos, un cochini
las explotaciones mineras. Precisamente llo, 1 litro de vino de la m ejor calidad,
una de las m aneras de obtener dinero 52 de vino corriente, pan blanco por
los conductores era pedir dinero pres dos denarios, vinagre, sal, cebollas e
tado a un prestam ista. Las leyes de V i incienso. A lgunos collegia funeraticios
pasca (I. 1) com ienzan precisam ente le de A lburnus M aior tenían gran número
gislando sobre la banca que prestaba de m iem bros, com o el collegium Iovis
el dinero. Cerneni (TC I), del año 167, que se
De los griegos de A lburnus M aior se com ponía de 54 personas. Estaba diri
tiene poca inform ación y es difícil de gido por un m agister de nom bre A rte
conocer si la situación era parecida a midorus, y por dos questores, cuyos nom
la de los ilirios. En las regiones m i bres eran Valerius y O ffes. Hicieron
neras hispanas, al parecer, la situación público ex collegio s(cripto), ubi erant
de los griegos, o por lo m enos de al ho(m inea) LUI, ex eis non plus rema-
gunos de ellos, era buena; basta recor sisse ad A lb(urrm ) quam quot brom i
dar que Firm a E piphania, a finales del nes) XVII. Com o el com m agister lu
siglo n, tenía un esclavo de nombre Theo lius no se anunció en A lburnus M aior,
dorus Diogenes y que A bascantio era ni en el collegium sique eis qui pre/
lo suficientem ente rico, en época de los sentes fuerunt rationem redidedisse et
Antoninos, para costear en Cástulo unos si quit eorum abuerat redidisset sive fu
juegos dobles de gladiadores, un con neribus.
cierto en el teatro, el único del que hay Los collegas reunieron personas de
noticia en H ispania, y una estatua de origen latino, ilirio o griego. S. Mro-
Antonino Pio. zek, apoyado en la inscripción (AE
1960, 153), que m enciona un collegium
K/astelli Baridusta(rum), ciudad de Dal
S ociedades y colegios m atia, deduce que en la región de Al
burnus M aior existían collegia exclusi
En A lburnus M aior funcionaba una so vam ente de ilirios.
cietas danistaria (TC X III), en el año
166, con Cassius Frontinus y Iulis A le
xander; una segunda es muy probable Presencia del ejército
que esté citada en un docum ento en
muy m alestado de lectura (TC XIV). Esta últim a inscripción vuelve a plan
Las leyes de Vipasca (II, 6-8) legisla tear el problem a de la presencia de des
ban sobre el funcionam iento de una s o tacam entos m ilitares en las minas. En
cietas. La ley adm ite expresam ente la las dos citadas tablas con venta de es
62 Akal Historia dei Mundo Antiguo
tius M aior, se puede concluir que cu tistas (Plin. 37. 121). M inas de cobre
bría el gasto de la vida sólo de los se trabajaban en Siria y en el sur de
m ineros. Si tenían fam iliares, sus m u Palestina; de hierro en las proxim ida
jeres y sus hijos estaban obligados a des de Jericó, en las fuentes del Jordán,
ganarse la vida”. en Beyrouth y en el norte de Siria, re
Seguram ente los párrafos de las Ta gión que tam bién producía sal. An-
blas de Vipasca, equivalentes a estos tioquía tenía canteras, Dam asco y el
tres contratos de A lbum us M aior, se norte de Siria poseían m inas de alabas
rían los prim eros capítulos de Vip. I. tro. Las más conocidas son las de Antio-
1-6, que se refieren al arriendo en régi quía, Baalbek, Enesh, H aban y Tamak.
m en de m onopolio de los im puestos en Canteras de m árm ol blanco se trabaja
las subastas (1), del pregonero (2), del ban en Tiro y Sidón, Palestina también
baño público (3), de la zapatería (4), de contaba con canteras.
la barbería (5), de la tintorería (6), que
tienen los rasgos de una lex locationis,
en cuya cabecera de estos párrafos entre Propiedad de las m inas
otros térm inos se ha supuesto la frase
locatio-condutio. Concretam ente lo refe F. N. H eichelheim sugiere que la m ayo
rente a la obligación de sum inistrar agua ría de las minas de Siria enum eradas
corriente en los baños tiene un equiva fueron im portantes por su variedad y
lente en inscripciones de Dalmacia, fecha cantidad, siendo controladas directa
das en el año 220 (CIL III, 12734), que m ente por el gobierno rom ano, como
dice: Valerius Super, vir egregius pro se deduce de otras provincias, pero no
curator argentariorum balneo publico ha dado hasta ahora datos sobre la ad
aquam sufficientem induxit; y del año m inistración.
274 (CIL III, 12376), que inform a que
Aurelius Verecundus vir agregius pro
curator arg entariorum restau ró unos 7. Grecia
baños destruidos.
Somos de la opinión de que la adm i Grecia tenía excelentes canteras de már
nistración de las m inas del fisco, du mol que pasaron a ser propiedad de los
rante el Im perio, com o se deduce de em peradores, aunque se ignora cuándo
los datos de V ip asca, de A lb u rn u s y cóm o lo fueron. Quizá lo serían en
M aior y de las inscripciones de los dis época de Tiberio, que, según se vio,
tritos m ineros fue m uy parecida en todo confiscó minas en diferentes provincias;
el Im perio, y que incluso se utilizaba los m árm oles más fam osos son los ca-
idéntica term inología. Incluso los siste ristios, los parios, los pantelicos y los
mas de explotación de las minas hispa del H im cto, que se exportaban a Roma
nas eran muy semejantes a los de Dacia, ya desde com ienzos del Im perio, el año
com o señaló S. M rozek y en parte a las 17. E n T racia se trabajaban buenas
de los grandes dom inios im periales, m inas de oro.
pero la adm inistración m inera cam bió
de época republicana a la imperial.
Administración de
las m inas
6. Siria
Una inscripción es im portante por los
Siria producía cinabrio (Plin. 33. 120; datos que aporta sobre la adm inistra
35, 40), ám bar (Plin. 33. 7), gypsum ción de las canteras. Dice así: “De
(Plin. 36. 182) y alabastro (Plin. 36. las nuevas canteras de nuestro César,
61; 37. 143) y piedras preciosas (Plin. que pertenecen a la caja de la Casa
37, 149-150, 159-161, 186) y Petra ama Im perial del procurador C. Cerialis y
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8. Asia Menor
A sia M enor era rica en toda clase de
minas, que fueron explotadas por los
romanos. Astyra (Str. 13.1.23), Lam p
saco (Plin. 37, 193), A tarn eo (Str.
15.5.28). Los m ontes M erm io en Fri
gia, Tm olus y Sipylus (Str. 14.5.28) en
Lidia tenían minas de oro. Fam oso era
el oro de la Coloquida y de Armenia.
La plata se extraía de las minas del
m onte Tm olus y de las Puertas Cilicias,
pero su producción no debía ser abun
dante en época imperial.
Chipre fue fam osa en la Antigüedad
por sus minas de cobre (Str. 14.6.5).
Estas m inas ya se trabajaban en tiem
pos de A ugusto (Joseph. Ant. 16.4.5).
Capadocia producía hierro (Plin. 34.
142), al igual que Troya (Str. 13.1.56).
Plinio (36. 128) m enciona la m agnetita
de A lexandria Troas y de M agnesia.
Rodas contaba m inas de plom o (Plin.
34. 175; Diorc. 5. 88), etc.
Asia M enor fue im portante por los
m árm oles del Proconneso, que se em
pleó m ucho para la fabricación de sar
cófagos. En los dos prim eros siglos del
Imperio Rom a recibió m ucho mármol
de Docinium.
tadas directam ente por los adm inistra 14551, 14571-7), lo que indica que la
tivo im periales, libertos y esclavos, sin officina A grippae, que debía ser una
la intervención de los conductores en c a n te ra c o m e n z a d a a e x c a v a r p o r
opinión de T. R. S. Broughton. A gripa en Sim ithus, citada en inscrip
ciones (CIL VIII, 14580-1-1), lo debía
tener tam bién, al igual que la officina
El Ponto regia (CIL VIII, 14578-9, 14583) del
año 149-151, que, com o su nom bre su
Estrabón (12, 3, 4) describe las condi giere, eran las canteras que fueron m o
ciones desastrosas para la salud de los nopolio de los reyes de N um idia, que
m ineros en las m inas de Pom peiopolis pasaron después a propiedad pública ro
en el Ponto: “El m onte Sandaracurgium m ana y finalm ente a m onopolio estatal.
está totalm ente excavado a causa de la El nom bre de officina A grippa parece
explotación minera. Los obreros que tra que fueron explotadas en origen por
bajan allí han abierto grandes galerías Á gripa en régim en privado.
en la base. E ste tra b a jo e stab a e n Se conocen otras m uchas canteras de
com endado a los publicanos, que em m árm ol en África, que fueron explo
pleaban como mineros a criminales, com tadas en época im perial, en Sufetula,
prados en los m ercados, o vendidos Thapsus, Thelepte, en los alrededores
com o esclavos en castigo a sus crím e de Tipasa, etc. M ica, usada para las
nes. Al carácter peligroso de este ofi v en tan as, se h a lla b a igu alm en te en
cio se añade el que el aire de estas África. V itrubio (8.3.8) m enciona el as
m inas no es sólo m ortal, sino que ape falto de Cartago. M auritania tenía per
nas es respirable a causa del olor inso las (Plin. 9. 115) y ám bar y carbunclo
portable del m ineral, por lo que la vida la tierra de los garam antes (Str. 17. 19).
del minero era corta. La explotación se
detuvo por falta de rentabilidad. El n ú
m ero de m ineros sobrepasaba los 200, 10. Egipto
dism inuyendo con los m uertos y las en
ferm edades” . Egipto desem peñaba un papel im por
Plinio (33. 98) tam bién alude a la tante dentro del Im perio Rom ano por
peligrosidad de los gases en las m inas, su im portancia en mármol y la explota
al igual que Lucrecio (de rer. nat. 6.808 ción del porfido para esculturas de lujo.
ss.), Plutarco (Nic. 1) y Teofrasto (De
lap. 52) al referirse a las minas de Ca-
padocia. Administración
En Egipto, bajo el gobierno de Tiberio,
9. África el cargo equivalente a un procurator meta
llorum , lo que indica que las minas y
Africa contaba con canteras de m árm ol. canteras eran propiedad im perial y que
La más im portante estaba en Sim ithus, eran explotadas dilectamente por los agen
muy usado en la decoración. Se utilizó tes im periales, figura al frente de las
en el Panteón, en el tem plo de la C on m inas de esm eraldas en Zm aragdus,
cordia, en el Foro de A ugusto y en la sobre el monte Casius, de las pesquerías
basílica de Thubursicum N um iderum . de p e rla s y de todas las m inas de
Las inscripciones de Á frica, que no E gipto (IGRR I, 1236). Varias inscrip
tenía minas, m encionan las canteras, que ciones de fechas im precisas m encionan
había m uchas, m uy buenas y que ex un prefecto en el m onte Berenice. En
portaban los m árm oles a todo el Im tiem pos del em perador Trajano, un pre
perio. En la m itad del siglo n se m en fecto estaba al frente de las canteras de
ciona un procurator im perial (CIL VIII, m árm ol, que estaban equiparadas a las
Agricultura y minería romanas durante el Alto Imperio
67
minas desde el punto de vista adm inis fines de Egipto, en los límites de A ra
trativo, del m onte Claudio. Las cante bia Etiopía), donde los encargados de
ras eran un m onopolio im perial, com o los trabajos de las m inas hacen recoger
se deduce de la inscripción hallada en el oro a una gran cantidad de trabaja
Italia (CIL II, 1131), que m enciona un dores. Estos son, por lo general, crim i
statio serrariorum augustorum , o sea, nales condenados, prisioneros de gue
un grupo de canteros im periales. Se rra , h o m b re s q u e , p e rs e g u id o s a
fecha la inscripción a com ienzos del m enudo por falsas acusaciones, fueron
siglo m. D urante los años de Adriano, arrojados a prisión por un acceso de
estas m inas estaban adm inistradas por cólera, diversos tipos de infortunados
un procurator im perial, asistido por un a los que los reyes de Egipto acostum
destacam ento de soldados. Sigerianus, bran a enviar a las m inas de oro, bien
esclavo im perial, las arrendó; lo que solos, bien acom pañados por toda su
prueba, seguram ente, que se trata de un familia, tanto para obtener una justa ven
liberto (IGRR 1, 255-6). Un prefecto g an za p or los c rím e n e s co m e tid o s,
adm inistraba la cantera de Sapalium en cuanto para conseguir abundantes bene
el Fayum , al igual que la cantera de ficios del fruto de su trabajo. Los des
Philae en tiempo de Septim io Severo, graciados que han sido condenados a
que lo hacía bajo la supervisión de un los trabajos de las m inas, cuyo número
oficial del ejército. es m uy considerable, están encadena
dos, obligados a trabajar día y noche
sin descanso y vigilados tan estricta
Intervención del ejército m ente que cualquier intento de fuga es
inútil. Como sus guardianes son solda
En Egipto, en época de D om iciano, la dos extranjeros y hablan lenguas dis
explotación de las canteras de Acoris tintas a las del país, los trabajadores no
se encargó a un centurión (IG R R I, pueden ni por m edio de su conversa
1138). En las citadas canteras del monte ción ni de ninguna otra m anera des
Claudianus en época de Adriano, el pro pertar la piedad de quienes los vigilan,
curador im perial estaba asistido por un o corrom perlos.
destacam ento de soldados. La m encio He aquí cuáles son los procedim ien
nada cantera de Philes se encontraba tos em pleados para tratar las minas: Se
bao supervisión m ilitar de un oficial. expone el fuego intenso la parte más
dura de la tierra que contiene el oro,
hasta lograr que estalle, y a continua
Métodos de explotación ción se trabaja con las manos. La roca
se ab la n d a de la m ism a m anera y
Diódoro Sículo, resum iendo a Agatar- cuando está dispuesta a ceder ante un
quides de Cnido, conserva datos muy esfuerzo moderado, miles de estos mise
im portantes sobre los sistem as de ex rables de los que hem os hablado la des
plotación de las m inas egipcias, y el trozan con los mismos utensilios de hie
trato brutal dado a los esclavos, a las rro que se em plean habitualm ente para
m ujeres y a los niños. En varios puntos tallar la piedra. Tras haber hecho la
coincide con los datos de las minas hispa prueba de la roca, el jefe de todo el
nas, lo que es un nuevo argum ento a taller dirige a los trabajadores, les da
favor de haberse explotado éstas según instrucciones. Entre los desgraciados con
técnicas helenísticas. R om a no intro denados a esta triste vida lo más ro
dujo novedades, ni en el sistem a de bustos se encargan de partir con mazas
explotación ni en la adm inistración, por de hierro el m árm ol que se encuentra
lo que se siguieron aplicando en época en la mina y no em plean para este tipo
im perial estos procedim ientos. de trabajo más que la fuerza de sus
3.12. 2-6. “En esta tierra (en los con cuerpos, sin ninguna ayuda técnica. Las
68 Akat Historia del Mundo Antiguo
galerías que abren no siguen, pues, una que el presente y esperan con im pa
línea recta, sino la dirección que toman ciencia la m uerte, pues les parece pre
naturalm ente las venas de esta piedra ferible a la vida; hasta tal extrem o es
brillante; y com o los trabajadores se horroroso el suplicio al que han sido
encuen-tran a oscuras en m edio de los conducidos.
rodeos que dan estas galerías, llevan 3.14, 1-4. Finalm ente, hom bres ins
linternas ilum inadas, atadas a la frente. truidos en el arte de tratar los metales
Por otra parte, se ven obligados a cam tom an las piedras reducidas al tamaño
biar la posición de sus cuerpos, si que hem os indicado y concluyen la úl
guiendo la calidad de la roca que en tim a parte del proceso. Com ienzan por
cuentran, para arrojar al suelo de la ga extender sobre una ancha plataform a
lería los bloques que desprenden. Este algo inclinada este m árm ol pulverizado.
es el pesado trabajo que han de realizar Lo rem ueven m ientras vierten agua por
sin descanso, bajo las órdenes de un encim a. La parte terrosa arrastrada por
concienzudo vigilante que los doblega el agua fluye por la plancha inclinada,
a fuerza de golpes. m ientras que el oro m ás pesado perm a
3.13, 1-3. Los niños que aún no han nece en su lugar. Repiten varias veces
despertado a la pubertad se introducen esta operación, prim ero frotando ligera
por las galerías en los huecos de la m ente la tierra con las m anos, después
roca, recogen con gran dificultad los presionándola suavem ente con finas
trozos de piedra desprendidos y los esponjas, van quitando poco a poco la
sacan al aire libre, a un lugar frente a tierra inútil, hasta que sólo queda la
la entrada. Otros trabajadores, con m ás pepita de oro puro. Otros reciben una
de treinta años, cogen de allí los trozos cierta cantidad de estas pepitas que les
de tam año determ inado y los m achacan son entregadas al peso y las colocan en
en m orteros de piedra con m azas de vasos de cerám ica, donde las mezclan
hierro, hasta que quedan reducidos al con un lingote de plom o, de un peso
tam año de una lenteja. Tras ellos, las proporcional a la cantidad de pepitas
m ujeres y los ancianos reciben estas que contenga el vaso, algunos granos
picdrccillas, las echan en m olinos ali de sal, un poco de estaño y salvado de
neados y dos o tres de ellos, colocán harina de cebada. Después cierran los
dose en el brazo del m olino, lo hacen vasos con una tapa perfectam ente ajus
girar hasta que logran convertir el ta tada uniéndola con arcilla diluida y los
m año de las piedras que les han sido colocan en un horno en el que cuecen
entregadas en un polvo tan fino com o durante cinco días y cinco noches sucesi
la harina. Com o estos trabajadores no vos. A continuación los retiran del
pueden dedicar ningún cuidado a sus fuego, los dejan enfriar y al abrirlos no
cuerpos y no tienen siquiera un vestido encuentran m ás que oro muy puro que
con el que ocultar sus partes naturales, ha perdido muy poco de su peso, las
no hay nadie que viendo a estos infor otras m aterias han desaparecido. A sí es
tunados no se sienta golpeado por la com o se trabaja en las m inas situadas
com pasión debido al exceso de m ales en el extrem o de Egipto; y se ve qué
que soportan, pues no se hace excep penosos esfuerzos cuesta obtener este
ción, ni son m ás suaves con los débi m etal” .
les, los tullidos, ni con las m ujeres La riqueza obtenida de las explota
teniendo en cuenta la m enor fortaleza ciones m ineras no revertía ni en elevar
de su sexo. Todos indistintam ente son el nivel de vida de los m ineros ni de
obligados a trabajar a golpe de látigo, la región. Iba a parar a manos del empera
hasta que absolutam ente, agotados por dor, del fisco, de los publicanos o de
el cansancio, perecen bajo el peso de los dueños de las m inas. Ello es el
su tortura. Los desgraciados hasta este a sp e c to m ás n e g a tiv o de esta e x
punto ven el futuro aún m ás espantoso plotación.
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,
Esta historia obra de un equipo de cuarenta profesores de va
f im m ,
rias universidades españolas pretende ofrecer el último estado
,
de las investigaciones y, a la vez ser accesible a lectores de di
HISTORIA versos niveles culturales. Una cuidada selección de textos de au
, ,
tores antiguos mapas, ilustraciones cuadros cronológicos y
orientaciones bibliográficas hacen que cada libro se presente con
°^MVNDO ,
un doble valor de modo que puede funcionar como un capítulo
del conjunto más amplio en el que está inserto o bien como una
ANTÎGVO monografía. Cada texto ha sido redactado por. el especialista del
tema, lo que asegura la calidad científica del proyecto.