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TRABAJO FINAL ÉTICA PROFESIONAL

ELABORADO POR:

EL PAPEL DEL ABOGADO EN LA ÉPOCA DE LA POLITIZACIÓN DEL DERECHO

Cada vez más, y con mayor intensidad, las decisiones jurídicas se guían por cargas
altamente políticas y que obedecen constantemente al clamor social por determinadas
decisiones que “deberían” tomarse en ciertos casos puntuales. En este trabajo vamos a
analizar algunos eventos que han surgido que ilustran esta hipótesis, para no
necesariamente ahondar sobre el tema jurídico que lo envuelve, porque no es el escenario
académico que corresponde a ello, sino a evaluar cómo debe comportarse el abogado en
estas situaciones, y cómo enfrentar escenarios adversos o que chocan muchas veces con lo
que se ha estudiado, y se pretende atropellar constantemente el estudio de lo jurídicamente
correcto, por anteponer lo políticamente “adecuado”.

Durante muchos años existió, por ejemplo, la duda desde el punto de vista del estudio
jurídico acerca del tipo de responsabilidad penal que debe endilgársele al conductor ebrio
de un vehículo que, en ejercicio de esa actividad, acaba con la vida de otro. Y luego de
varios debates se llegó a la conclusión que deben responder a título de dolo eventual y no
de culpa con representación. Hacer la distinción desde el estudio penal de ambas figuras es
un esfuerzo infértil para nuestro cometido, no obstante, diremos que, para efectos de lo que
nos compete, el dolo eventual representa una pena de prisión mucho más severa que la
culpa con representación, y efectivamente es la razón por la cual, alrededor de esta
discusión existe un clamor social incesante porque las autoridades atribuyan este tipo de
responsabilidad a los conductores ebrios que matan a otra persona. También hay que
advertir el caso particular e influyente que juegan los medios de comunicación en este
ámbito, porque es precisamente éste elemento el que lleva las riendas o se erige como la
base de toda esa estructura que se forma alrededor de los conceptos jurídicos en la cual,
todo el mundo opina, y que considera que, por un tema de reproche social, debe jugarse con
el estudio de lo jurídico dentro de las salas de audiencia de nuestro país. Entonces, la lógica
es la siguiente: los medios de comunicación hacen un gran despliegue informativo acerca
de un evento en particular (conductores ebrios que asesinan a alguien cuando conducen su
vehículo) y crean alrededor de ello, una situación de reproche que a su antojo pueden
moldear, y en el inconsciente colectivo de la mayoría de las personas, el mensaje que llega
es el siguiente: SON UNOS MONSTRUOS, y merecen que les caiga todo el peso de la ley.
Y el peso de la ley, es la pena máxima. Así, de esta manera, se va formando una presión
insostenible en jueces, fiscales y abogados que los coaccionan muchas veces a tomar
decisiones contrarias a las que el estudio de lo jurídico plantea. En este caso, y de acuerdo a
muchos juristas penales, es un evento claro de culpa con representación, luego de agotarse
todo el estudio jurídico alrededor de la situación, no obstante, como la pena de la otra figura
es mayor, independientemente de que no se acomode a la realidad, se impone solo porque
existe una presión mediática que no se puede sostener, y que en caso de contrariarse, podría
incluso ser peligroso para la integridad de quienes sean protagonistas de estas situaciones.

Otro caso similar, fue cuando el arquitecto bogotano de apellido Noguera, abusó
sexualmente de una menor de edad, y luego la mató. Fue un caso de una índole mediática
de gran envergadura, y alrededor del cual se formó una presión muy fuerte. Todas las
miradas estaban sobre el procesado, el juez y el fiscal. Las audiencias totalmente
televisadas, elementos de prueba públicos, y una montón de violaciones al debido proceso
por estar involucrada una menor de edad y que evidentemente requería una reserva
importante para el desarrollo del proceso, pero la presión de los medios de comunicación,
materializada en el clamor social de la gente, pidiendo la pena máxima, solo conlleva a un
destino inexorable: la politización del derecho, lo cual es altamente perjudicial para todos
los actores jurídicos que participan de estos debates, que si bien son de la vida real, no
dejan de ser académicos tampoco, de un nivel intelectual importante, en el cual se discuten
demasiadas situaciones. La verdad material dista mucho de la realidad procesal, y a veces,
por determinadas circunstancias, construimos una verdad material inexistente con
fabricación de pruebas con tal de satisfacer a lo que la opinión publica considera como
correcto o acertado, y dejamos de lado el espíritu real de las condiciones del “deber ser” del
discurrir jurídico y procesal de las situaciones que a estos escenarios llegan. O ¿es que el
caso en mención es el único caso que se presenta en nuestro país de condiciones similares?
La respuesta evidente es que no, y eso nos lleva a un escenario incluso más macabro: ¿los
casos que no tocan prensa ni presión mediática son más injustos? O ¿más justos? La justicia
¿qué la determina en realidad? Nos enfrentamos como abogados a escenarios demasiado
complejos cuando nos vemos envueltos en casos totalmente mediáticos, porque muchas
veces vamos a estar de frente a decisiones complejas desde el punto de vista ético para
proceder de la forma más correcta. El respeto por la profesión y la carrera tiene que ser el
punto de partida para la toma de decisiones que constantemente crean una lucha interna en
el abogado. Como el jugador de juegos de azar, hay que saber cuándo retirarse, y no es
abandonar al cliente, no es abandonar el proceso, es proteger la integridad, la ética, la
moral, lo correcto, no hacer parte de una pseudo prostitución del derecho financiada y
avalada por los medios de comunicación que tanto daño le hacen a nuestra actividad, o yo
pregunto, ¿cuándo un periodista explica cómo se hace una cirugía a corazón abierto? O
¿cuándo explican cómo se hace un puente? Eso pareciera que sí lo respetan, pero el tema
jurídico no, y a veces aparecen los periodistas, con tal de generar ese escozor social,
hablando con una propiedad bastante precaria e insultante de temas jurídicos, que lo único
que logran es confundir, crear el efecto que se quiere evitar y modificar los temas jurídicos
por temas sociales de “aparente” importancia, cuando el país está para que los medio le
pongan la mira a los reales problemas del país y que ataquen a lo que se debe atacar
realmente.

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