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Retraso Mental. Como Trastorno de Desarrollo. Logopedia PDF
Retraso Mental. Como Trastorno de Desarrollo. Logopedia PDF
RETRASO MENTAL
ÍNDICE DE CONTENIDOS
1. Introducción.
2. Concepto de retraso mental.
3. Clasificación del retraso mental.
4. Retraso mental como trastorno del desarrollo.
5. Problemas logopédicos en los trastornos con retraso mental.
6. Evaluación logopédica.
7. Intervención logopédica en retraso mental.
8. Bibliografía específica.
9. Enlaces.
IMPORTANTE: este tema incluye dos casos prácticos para practicar la evaluación y
planificación del tratamiento logopédico. Puedes encontrarlos en la sección de Casos prácticos
del menú principal.
1. INTRODUCCIÓN
El retraso mental se ha relacionado con múltiples déficits del desarrollo del niño, tales como
trastornos genéticos, trastornos de la alimentación, abuso materno de sustancias, anoxia y daños
cerebrales congénitos, infecciones, o simplemente la falta de interacción familiar y social.
Desde el punto de vista diagnóstico, una capacidad intelectual disminuida forma parte de las
características de otros trastornos como autismo o parálisis cerebral. Sin embargo, en esas
situaciones el problema mental estaría claramente causado por otros trastornos, por lo que no se
consideran como un problema en sí mismos sino como parte de otras patologías.
Cuando en este tema hablemos de retraso mental (RM en adelante), lo haremos en referencia a
un trastorno del desarrollo propio, no ligado a otras dificultades y que no es resultado de otros
problemas. En la mayoría de casos, el RM como trastorno propio estaría relacionado con dos
problemas fundamentales:
Pese a que los problemas de retraso mental se conocen desde hace siglos, el campo sigue lleno
de problemas y polémicas a nivel conceptual, diagnóstico y de tratamiento. A lo largo de este
tema trataremos de exponer el estado actual sobre este trastorno en lo que se refiere a su
definición y evaluación, siguiendo para ello el marco conceptual que establecen la American
Psychological Association (APA), la American Association on Mental Retardation (AAMR) y
la American Association on Intellectual and Developmental Disabilities (AAIDD), que viene a
ser el más importantes a nivel internacional.
Haciendo una síntesis entre las distintas posturas existentes, podemos afirmar que hoy en día
existen dos planteamientos distintos sobre el retraso mental:
Es decir, que por un lado algunos autores se centran en medidas supuestamente objetivas y
"asépticas", mientras que por el otro se da mayor relevancia al ajuste de los niños con su medio
social.
Así, siguiendo a las dos organizaciones internacionales más importantes (la American
Association on Mental Retardation y la American Association on Intellectual and
Developmental Disabilities), podemos definir el retraso mental como :
De manera más detallada, las características habituales de los casos de retraso mental serían las
siguientes:
Existe una discapacidad de tipo intelectual, que afecta al aprendizaje y a las
capacidades mentales.
Esta discapacidad va acompañada de alteraciones en la conducta adaptativa, tanto a
nivel de aprendizaje, social, laboral, etc.
Esta discapacidad aparece a lo largo de la infancia del niño; es un trastorno de
carácter evolutivo.
Las mayores limitaciones mentales se dan en habilidades complejas, como en
autopercepción o autoconocimiento.
No deben existir otros trastornos del desarrollo que puedan explicar los déficits,
como por ejemplo autismo o parálisis cerebral.
Son personas que suelen necesitar apoyo para desenvolverse.
Por supuesto, recordamos que estamos hablando del RM como un trastorno del desarrollo
propio, no asociado a otras patologías.
En cualquier caso, también hay que tener en cuenta que estos déficits y alteraciones varían
enormemente entre distintas personas, de manera que dentro de la etiqueta de "retraso mental"
es posible encontrar a personas que tienen un nivel de funcionamiento bastante correcto y
relativamente pocos problemas de desarrollo, y a otras con retrasos prácticamente
generalizados.
Las clasificaciones existentes sobre retraso mental se basan, generalmente, en la medida del CI.
CI Descripción
100 CI ideal (población general)
99-80 CI normal
80-70 CI límite o borderline
70-55 Retraso mental leve (educable)
55-40 Retraso mental moderado (entrenable)
40-25 Retraso mental severo (difícil desarrollo)
25 o menos Retraso mental profundo (graves dificultades)
Descripción CI
Retraso mental ligero 50-70
Retraso mental grave Inferior a 50
A la espera de que la investigación permita establecer qué propuesta es más apropiada y a que
se produzca un consenso internacional al respecto, el logopeda simplemente debe conocer las
distintas clasificaciones para poder realizar su labor profesional de manera correcta, ya que
serán numerosas las ocasiones en que tenga que colaborar con otros profesionales que también
utilizarán las clasificaciones existentes.
Los estudios científicos realizados señalan que los casos más habituales que cursan con RM
como un trastorno del desarrollo propio serían:
Como vemos, quedan fuera de este listado los casos de autismo y parálisis cerebral, ya que se
entiende que el retraso mental que suele acompañar a estas alteraciones no es trastorno propio
sino una consecuencia de los déficits que las conforman.
Lo realmente importante es que los estudios realizados indican que en función de si el RM tiene
una base genética o no, vamos a encontrar un desarrollo psicológico y evolutivo particular, así
como problemas logopédicos específicos. Por tanto, es necesario conocer por separado las
características más importantes tanto del RM sin causa conocida como las del RM asociado a
los principales problemas genéticos.
En este punto del tema veremos las características de los casos de RM sin causa genética, del
síndrome de Down, del síndrome de Williams y del síndrome del X-frágil, mientras que en el
siguiente se expondrán en mayor detalle las dificultades logopédicas.
Las características de estos niños pueden variar significativamente, mucho más que
en los casos con alteraciones genéticas.
Son frecuentes las alteraciones en psicomotricidad.
Pueden llegar a existir retrasos generalizados en el desarrollo, aunque lo más común
es que sólo haya alteradas algunas áreas del desarrollo y otras estén bien
conservadas.
Es frecuente el retraso en el desarrollo lingüístico y cognitivo.
Suelen existir comportamientos disruptivos.
También son comunes los problemas a nivel de relaciones sociales.
El síndrome está provocado por la alteración del cromosoma 7, que genera una falta
de elastina.
La configuración facial es determinada, con cara de diablillo/elfo: frente estrecha,
aumento del tejido alrededor de los ojos, nariz corta y antevertida, mandíbula
pequeña, labios gruesos, maloclusión dental, etcétera.
Son comunes las alteraciones en el crecimiento del cuerpo.
Puede existir un bajo tono muscular.
Se encuentran problemas en la psicomotricidad y la coordinación visomotora.
Hay retrasos en muchas áreas del desarrollo y en el lenguaje.
Aparece un retraso mental severo, más grave que en el síndrome de Down.
A nivel comportamental son niños que muestran hiperactividad y un exceso de
sociabilidad.
Pueden mostrar con frecuencia rutinas y obsesiones similares a las de los niños
autistas.
Existen variaciones emocionales frecuentes y rápidas.
Los problemas habituales son altamente variables, aunque en general consisten en retrasos en el
lenguaje similares a los que se expusieron al hablar del trastorno específico del lenguaje (TEL),
y que suelen afectar a los siguientes aspectos del lenguaje:
Aspectos prelingüísticos.
Aspectos fonológicos y léxicos.
Aspectos morfosintácticos.
Aspectos pragmáticos.
Es decir, que si hay RM sin causa conocida, los problemas a nivel de lenguaje variarán según
las características de cada caso y dependerán de numerosos factores. Por tanto, se recomienda
hacer siempre una evaluación amplia que nos permita determinar los déficit particulares.
6. EVALUACIÓN LOGOPÉDICA
Como ocurría en el caso de los trastornos autistas y del TEL, la evaluación logopédica del RM
es compleja y debe abarcar numerosas lingüísticas.
Nivel de inteligencia
Lógicamente, la evaluación debe contemplar el nivel de inteligencia actual del niño. Para ello es
necesario utilizar un test estandarizado, aplicado individualmente y en condiciones adecuadas.
En la lectura complementaria que acompaña a este tema, tienes un listado con algunos de los
instrumentos de uso más habitual en nuestro país para evaluar los problemas lingüísticos y de
la comunicación de casos de TEL.
En general, las técnicas de intervención logopédica que se emplean con mayor asiduidad se
centran en los aspectos que figuran a continuación:
1. Atención a las familias.
2. Adquisición de requisitos básicos para el lenguaje.
3. Enseñanza de sistemas alternativos de comunicación (SAC).
4. Nivel fonológico y del habla.
5. Nivel léxico-semántico del lenguaje.
6. Nivel morfosintáctico del lenguaje.
7. Nivel pragmático del lenguaje.
8. Enseñanza de la lectoescritura.
9. Atención escolar.
Teniendo en cuenta que los problemas de retraso mental son detectados durante la infancia (y en
ocasiones antes del nacimiento del niño), un aspecto que debería formar parte de todos los
programas de intervención logopédica sería el trabajo sobre la familia y sobre sus necesidades,
que generalmente incluyen la información sobre el tema y las consecuencias que el problema
puede tener en el futuro, el apoyo emocional y el soporte profesional, o el establecimiento de
estrategias comunicativas eficaces para interactuar con el niño.
Así, el trabajo del logopeda con la familia suele concretarse en dos actuaciones básicas:
Debido a que las dificultades de funcionamiento de las personas con retraso mental suelen
aparecer a edades muy tempranas, es habitual que haya una falta de habilidades y
comportamientos básicos para la adquisición lingüística.
Por ello, todos los tratamientos logopédicos deberían comenzar estableciendo una serie de bases
previas para asegurar que el niño podrá aprovechar la intervención que se va a llevar a cabo y
que ésta podrá ser efectiva. Entre estas bases destacan:
Lógicamente, para que el niño con autismo pueda beneficiarse de las actividades de lenguaje es
necesario que su nivel de comportamiento disruptivo sea bajo . Y para ello, son necesarias dos
actuaciones complementarias:
Es decir, que no sólo es necesario indicar al niño lo que no tiene que hacer, sino también
reforzarle cuando se comporte de manera adecuada (para así indicarle claramente lo que se
espera de él). En el tema anterior vimos algunas de las técnicas de modificación de conducta
más elementales, que pueden emplearse para el control de comportamientos disruptivos.
Teniendo en cuenta, además, que son sistemas considerablemente intrusivos, tenemos que
desaconsejar la utilización generalizada de sistemas alternativos de comunicación en casos de
retraso mental. No obstante, eso no significa que no haya muchas situaciones en el que el niño
pueda beneficiarse de ellos, pero debe evitarse utilizar estos sistemas como una intervención
para todos los casos.
Como ejemplo podemos considerar los criterios de Marc Monfort, que es uno de los autores
más importantes en este campo dentro de nuestro país, y que considera como candidatos para
los SAC:
Aquellos niños que llegan a los 2 años de edad cronológica y no tienen ninguna
comprensión verbal.
Aquellos niños que han tenido un desarrollo más o menos normal de la comprensión
pero que llega a los 3 años sin habla inteligible por su entorno cercano.
Como se indicó al exponer los problemas logopédicos asociados al retraso mental, algunas de
las alteraciones más frecuentes afectan a la producción y la comprensión fonológicas y al habla.
A continuación figuran las técnicas más habituales ordenadas en función de los problemas
habituales a este nivel:
Alteraciones articulatorias
Son muy frecuentes las alteraciones a nivel articulatorio, que pueden trabajarse con ejercicios
como:
1. Manipulación directa de los órganos de la articulación.
2. Aparatos de biofeedback.
3. Imitación de fonemas y palabras.
4. Lectura de sílabas, palabras, frases y textos.
5. Denominación de tarjetas que contienen dibujos o acciones.
6. Lotos fonéticos.
7. Bingos fonéticos.
8. Juegos con fonemas.
9. Canciones populares y poesías.
10. Role-playing en el que se representan papeles apropiados.
11. Scripts.
12. Guía física de los órganos fonadores.
13. Empleo de modificadores de la articulación (depresores, bolas, etcétera).
14. Imitación del logopeda.
15. Visualizadores de voz (Speech Viewer).
Alteraciones prosódicas
Deberá buscarse la corrección de los errores entonativos y la práctica de una prosodia correcta
mediante actividades como las siguientes:
1. Realizar emisiones correctas, primero muy cortas y luego más largas.
2. Imitación.
3. Realizar emisiones con distintas prosodias.
4. Enseñar a la persona a escucharse.
5. Empleo de visualizadores de la voz.
Los niños con RM tienen un vocabulario más reducido que los niños con desarrollo normal del
lenguaje y presentan limitaciones a nivel semántico, de ahí que sea común que el logopeda
intervenga sobre estos aspectos. El trabajo a este nivel deberá centrarse en el vocabulario
referente a los objetos y personas más significativos, e implicará:
Aumentar el vocabulario
Tanto a nivel comprensivo como productivo. Para ello, algunos ejercicios apropiados podrían
ser:
1. Imaginar historias sobre temas generales y específicos.
2. Imitación.
3. Juegos de semejanzas y diferencias.
4. Juegos de sinónimos y antónimos.
5. Tareas de evocación.
6. Sacar objetos de una bolsa y describirlos.
7. Detectar errores cometidos al leer un cuento.
8. Juego del veo-veo.
9. Responder a órdenes.
10. Señalar imágenes al decir su nombre.
11. Evocar palabras que faltan en una serie.
12. Reconocer el objeto que corresponde a una determinada descripción.
Las dificultades más frecuentemente encontradas en los niños con retraso mental, dentro de la
dimensión de la morfología y la sintaxis, tienen que ver con los siguientes aspectos:
1. Imitación.
2. Ordenación de historietas.
3. Reconocer frases correctas.
4. Completar oraciones.
5. Corregir oraciones desordenadas.
6. Descripción de eventos.
7. Invención de historias.
8. Role-playing.
9. Scripts.
Comprensión de oraciones
Para trabajar sobre este área, se emplean ejercicios como:
Comunicación general
Una actuación fundamental para estos niños consiste en favorecer su contacto con otras
personas, buscando la realización de actividades sociales en las que tengan que relacionarse con
otros niños. Entre las actividades más habituales se encuentran:
1. Asistencia a asociaciones.
2. Talleres de tiempo libre.
3. Juegos y actividades deportivas.
4. Musicoterapia.
5. Terapias alternativas.
6. Sesiones de intervención grupal.
Desarrollo de la intencionalidad
El objetivo sería facilitar que el niño inicie el intercambio lingüístico y lo haga de manera
consciente e intencional. Algunos ejercicios pertinentes serían:
1. Describir lo que se hace mientras se ejecuta alguna actividad.
2. Describir láminas de historias.
3. Canciones.
4. Dibujar y contar historias.
5. Completar dibujos inacabados e inventar historias con ellos.
6. Role-playing.
7. Utilización de scripts.
8. Historietas en las que falta información que el niño debe completar. Por ejemplo, se
cuenta la historia “Pablo se dejó la ventana del cuarto abierta mientras dormía por la
noche. Al día siguiente no pudo ir a clase” y se hacen preguntas como ¿Qué le pasa?
¿Es invierno o verano? ¿Qué diría su madre?.
En el caso de niños que llevan mucho tiempo en tratamiento, es posible tener que intervenir
específicamente sobre la adquisición de la lectoescritura. Si el niño con retraso mental ha sido
tratado correctamente de manera temprana, la mayoría de sus déficits estarán corregidos para
cuando llegue el momento de iniciar este aprendizaje y no será necesario realizar ninguna
intervención especial.
Sin embargo, si el niño alcanza la edad apropiada (6-7 años, dependiendo del colegio), sigue en
tratamiento logopédico para superar el retraso lingüístico y dispone de las habilidades previas
necesarias, sería apropiado que el logopeda trabaje con los profesores para diseñar un programa
de enseñanza de lectoescritura apropiado y ajustado a cada caso. Existen numerosos manuales
que pueden facilitar esta labor
8. BIBLIOGRAFÍA ESPECÍFICA
AAMR. (2004). Retraso mental: definición, clasificación y sistemas de apoyo. Madrid: Alianza.
Brancal, M.F. (2000). Logopedia creativa en personas con síndrome de Down. Madrid:
Ediciones Lebón.
J.L. Gallego. (2006). Enciclopedia temática de Logopedia. Málaga: Aljibe.
Gallardo Ruiz, J.R. y Gallego Ortega, J.L. (1995). Manual de logopedia escolar. Málaga: Aljibe.
Lovaas, O.I. (1990). Enseñanza de niños con trastornos del desarrollo. Barcelona: Martínez
Roca.
Moreno, J.M., Suárez, A., Martínez, J.D. y García-Baamonde, M.E. (2004). Retrasos en la
adquisición y desarrollo del lenguaje. Estudio de casos. Madrid: EOS.
Puyuelo, M. y Rondal, J.A. (2003). Manual de desarrollo y alteraciones del lenguaje. Aspectos
evolutivos y patología en el niño y el adulto. Barcelona: Masson.