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TEÓRICAS
Por: César Steven Ramírez Mariño
Esta ponencia tiene como fin abordar el debate medieval entre la teoría del
conocimiento de Platón a partir de la teoría de la reminiscencia y la teoría del conocimiento
aristotélica, demostrando que esta última se fundamenta en lo concreto afirmando la
facultad sensitiva del alma. Para ello, el trabajo se dividirá en estas cuatro partes: 1) La
intelección en Platón y la crítica aristotélica 2) la relación entre el intelecto agente y el
intelecto posible es esencial, siéndole intrínseco al agente la capacidad de colocar a
funcionar el intelecto posible 3) La actividad intelectiva es el fundamento del conocimiento
humano y de la posibilidad de hacer ciencia 4) ¿La imaginación se puede dar de manera
independiente al intelecto sensible?
Existe un problema importante respecto a la cuestión del intelecto, pues hay quienes
dicen que es producido por ἁνἁμνεσις1 como un recuerdo formal del ειδος2 que ejerce su
actividad sobre el intelecto Menón., 75b8, 81d. Sin embargo, concebir el intelecto como
producido es afirmar que su actividad se desprende de algo externo a sí, en este caso, la
idea, y su única actividad es la generación del recuerdo. Cabe preguntarnos si el intelecto
ejerce una simple actividad reminiscente aislada de los sentidos en cuanto el conocimiento
proviene de una estructura ideal, o si el intelecto mismo es capaz de funcionar como
actividad propia de sí. Para Ripalda el intelecto ejerce una actividad vital (inmanente) en
contraposición a la acción transeúnte; el primero radica en que la acción inmanente no
produce nada, sino que su actividad es interna y no fuera de sí. Por el contrario, la acción
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Acá hacemos referencia a la teoría de la reminiscencia encontrada en el Menón escrito por Platón
después de su regreso de Sicilia. Aquí Sócrates le responde a Menón que el conocer es como un recuerdo,
puesto que el alma ya ha vivido muchas veces y ha conocido lo suficiente, por lo que se dedica a recordar lo
que ya sabe.
transeúnte no se queda dentro de sí, ‹‹sino que pasa a otra cosa›› (Juan Martínez de
Ripalda., 2006, q 1, 4 §25) Es así, que llega a ser productora, dado que no permanece en sí,
de aquí que Ripalda utilizara el siguiente ejemplo: ‹‹Así, el calentar o la calefacción se
considera acción transeúnte, porque no permanece en el fuego calentante sino que pasa al
agua, cuando es calentada por el fuego›› (2006, q 1, 4 §25).
El intelecto no puede activarse como producto del ειδος, a causa de que su acción
sería indivisible, concibiendo una sola forma de llegar a la verdad y al conocimiento.
Frente a la receptividad del intelecto expuesta por Platón, surge la dificultad de que
el intelecto solamente intelige pero no es inteligible, de tal forma que no tendría relación
idéntica el conocimiento teórico con su objeto de intelección. Esta dificultad se puede
encontrar en Sobre el Alma III 430a1-5.
430a20-25. Por otro lado, el intelecto activo es capaz de hacer todas las cosas, pero ¿A qué
se refiere Aristóteles con que es capaz de hacer todas las cosas? Quiere decir que el
intelecto activo no es producido por las formas materiales, ni se somete a la materialidad en
cuanto potencia, sino que entiende las cosas en acto. En consecuencia, el intelecto se
encuentra activo siempre, no obstante, se halla, a su vez, en potencia. Cuestión en la que
entraremos en detalle más adelante.
Las intenciones de los seres materiales es la de ser universal, de aquí que el intelecto
posible sea en potencia, puesto que todas sus abstracciones pretenden trascender de
abstracciones individualizantes a universales.
Por otro lado, el intelecto agente adquiere una función que diverge de la del
intelecto posible, sin embargo, eso no quiere decir que no se relacionen. Al ser el intelecto
posible potencialidad en la intención de ser un universal, el entendimiento del objeto en
cuanto potencia se quedaría en la aprehensión de la especie. Entre esto, el intelecto posible
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tal y como lo entiende Santo Tomás no es común a todas las personas, pues la abstracción
que realiza el intelecto posible de la materia constituye algo diferenciado, a raíz de que los
sentidos receptan la materia individual como especie. Pero es imperante el entendimiento
del universal, de lo que se vale el entendimiento posible del entendimiento agente. Dice
Santo Tomás:
A su vez, ‹‹la percepción del concepto universal es al revés. Puesto que nosotros lo
desnudamos de la materia con una abstracción›› (Averroes, 1987, p.187, IV, q 97) podemos
observar que el autor islámico coincide con Aquino en que el intelecto agente ‹‹desnuda›› a
los objetos de la materia. En este marco de entendimiento, el objeto desnudo de su
materialidad deja de diversificarse para ser uno y constituirse como común a todos. Por
ejemplo, la experiencia sensible que se tiene de un perro es abstraída de su materialidad
convirtiéndose en información inteligible por el intelecto posible asimilándolo en su
especie, los sentidos son receptores de este perro como especificidad y especie, ahora el
entendimiento agente actúa no como oposición sino como abstracción universal del objeto
y más alejado de su materialidad, entendiendo así, qué es un perro como universalidad. Esta
idea de perro es común a todos a pesar de la diversificación que adquirió con el intelecto
posible, se vuelve única. Podríamos, entonces, decir que el intelecto posible es diversidad
por cuanto está en la corporalidad y, que, por otra parte, el intelecto agente es unidad.
[…]por lo tanto, debe decirse que nuestra intelección no puede producirse sólo
mediante el intelecto posible. Pues el intelecto posible no puede entender sino cuando es
movido por un inteligible, el cual, dado que no existe de antemano en lo real, es necesario
que sea hecho por el intelecto agente. (De Aquino, 1999, p.49, IV, ad 1um)
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Ahora debemos ocuparnos de la relación entre estos dos intelectos. Es, por el objeto
que el intelecto posible conoce su operación y se conoce a sí misma (De Aquino, p. 40 III
ad 4um) Pero este no debe constituir el único motivo por el que la relación entre el intelecto
agente y posible es esencial; vayamos en orden:
Para Averroes el intelecto agente no solo dota de concepto universal, sino que
también de juicio al hombre.
Así mismo, surge un problema lingüístico que radica en que sin el intelecto agente
la actividad intelectiva adquiriría un problema predicativo en el lenguaje. Por lo que
nominativamente no se podrían designar los universales que son en acto, sino simplemente
la especie. Adicionalmente, no habría conceptualización, dado que no se podría definir
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Γιγνεσται que literalmente traduce como génesis o nacimiento. Aristóteles en Fis I
VII la entiende como llegar a ser un τὁ δε τἳ y es lo que le permite al ὑποκἑιμενον
(substrato material) convertirse en especificidad, adquiriendo forma (μορφἑ).
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dicho concepto por razón de que Aristóteles propone que las cosas se definen por su género
y especie, ‹‹Definición es un enunciado que significa el qué es ser›› (Tratados de lógica., I,
5, 102a).
(Met., Z 1029b1-5)
perfeccionar al objeto que se halla fuera de sí, sino que se dirige hacia el interior para
perfeccionarse a sí; es decir, como perfección suya y no perfeccionamiento de la obra4
(como se cita en Ripalda, 2006).
Para Ripalda durante la vigilia mientras se sueña, las imágenes que se elaboran en la
mente no es la naturaleza misma del objeto, es decir, si se sueña con un toro es una
representación formal del toro, su abstracción, pero no el toro mismo. En este ejemplo nos
encontramos con algo importante, y es que, en el sueño al encontrarse la mente totalmente
aislada del intelecto sensible, las representaciones -que en la vigilia no dependen de la
voluntad del sujeto como si ocurre en la mayoría de ocasiones con la actividad sensible- se
reproducen sin la necesidad de ver al objeto fuera del entendimiento. Acá volvemos a
volcar nuestra discusión al debate contra Platón, pues a imagen dada en el sueño se da ajena
de los sentidos, bien sea porque o es un recuerdo de la cosa misma o es un recuerdo que se
produjo en el interior a través la actividad sensitiva.
Averroes fiel a su tradición aristotélica concibe que ‹‹el alma humana es única en
cada individuo y es ella la que unifica al cuerpo›› (Martínez Lorca, 2003, p.9) Recordemos,
al mismo tiempo, que Aristóteles en Fis., I 7-9 entiende la materia como lo que subyace5
dicho de otra manera, la corporeidad que no es más sino materia y forma está por debajo
del alma. El alma, se vale de la corporalidad para individuarse y tener información de las
especies materiales que, luego serán formas universales.
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Aquí obra la entiende Ripalda como la especie material.
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La traducción literal de ὑποκἑιμενον es sustrato que varios traductores la han
entendido como lo que se encuentra por debajo de.
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Ahora bien, tratemos el por qué la actividad intelectual es fundamento para las
ciencias teóricas. Pero primero, empecemos haciendo un reconocimiento de las llamadas
ciencias teóricas: La primera ciencia teórica es ‹‹la física […] pero teórica acerca de un
determinado tipo de lo que es, de aquello que es capaz de movimiento, y de la entidad solo
entendida como la definición en la mayoría de los casos, sólo que no es separable›› (Met.,
E, 1025b25) Así mismo, Aristóteles reconoce como teóricas a las matemáticas ‹‹estas se
ocupan de realidades inmóviles y capaces de existir separadas›› (1026a15). Y, por último,
la metafísica que estudia las cosas en cuanto separadas de su materia. En efecto, la
actividad intelectual resulta ser el fundamento de las ciencias teóricas debido a que, como
mencionamos anteriormente, el intelecto agente abstrae el concepto universalmente
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La entiendo como el modo de ser de algo. No se puede confundir con la esencia
universal, sino que ese modo de ser contiene formas accidentales, materia, etc…
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Es en acto.
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esencial de las cosas. De otra manera, la noción científica seguida por la tradición
aristotélica es concreta y no ideal y aislada de la materia como en Platón; pues
Estos universales son nociones inteligibles, haciéndose universales tan solo por estar
relacionadas con los individuos, sus sujetos. De este modo, la noción del sol y de la luna y,
en general, lo que tiene un solo individuo es noción inteligible y no universal, si no es por
la vía de la semejanza, llamándosele a tales nociones semejantes -reflejo semejante a la
naturaleza de su objeto-, por posterioridad. (Averroes, 2007, p.124).
Así pues, el intelecto no percibe una cosa [real] puesto que solo capta la esencia de
algo, mientras que el sentido y la imaginación perciben la cosa [individual concreta] de la
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Claro está, que, para la astrofísica en cuanto ciencia contemporánea, no se puede
hablar de una luna, sino de muchas lunas respecto a su planeta. Al igual que de muchos
soles según su sistema solar.
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Lo más cognoscible es lo concreto e individuante
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Lo universal.
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misma manera [que lo hace] la fantasía ya que la cosa [real y concreta] es un compuesto de
materia y forma…. (Averroes, 2007, p.124)
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Viene del latín supererogatĭo y se refiere a las acciones que se ejecutan más allá de
la acción, superando el deber positivo. Para Averroes, la supererogación es producto de la
voluntad que se constituye del intelecto agente, dado que como ya demostramos más arriba,
este intelecto sirve para formar los conceptos universales y el juicio.
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recuerdo. Es de este modo como podemos entender la analogía del sueño de Ripalda con el
toro, bien decía el Maestro javeriano que en el sueño había una representación imaginativa
del toro, no era, por tanto, el toro mismo en su materialidad, sino que era el espejo o reflejo
de ese toro que en el sueño se hacía vivaz. Empero, es el toro que en potencia se dirige
hacia el intelecto posible, más aún no es universal, sino en orden a la materialidad; de
forma que es un acto reminiscente del toro específicamente resguardado en el sentido
común y que asciende a la imaginación en su ausencia. Por otro lado, la diferencia entre la
imaginación y el intelecto agente es que el primero forja su imagen en relación con la
materia, el segundo en orden al verbo. No hay que confundir el hecho de que el intelecto
agente al ser la abstracción universal no depende directamente de la materia, esto porque la
materia se genera y es cambio como lo expone Aristóteles en Fis I, 7 sino que el verbo es
su universal separado de su materialidad como demostramos ya citando la Metafísica.
Bibliografía:
- Aristóteles (1978). Acerca del alma (Trad. T. Calvo Martínez). Madrid: Gredos
- Aristóteles (1995) Física. Trad. G.de Echandía,Trans. Madrid: Gredos
- Aristóteles (1994) Metafísica. Trad. Tomás Calvo Martínez. Madrid: Gredos.
- Aristóteles (1982) Tratados de Lógica. (2 vol). Trad. Miguel Candel San Martín.
Madrid: Gredos.
- Averroes (1987) Comentario al Libro Sobre el Alma de Aristóteles. Trad. Gómez
Nogales. Madrid: Universidad Nacional de Educación a Distancia.
- Averroes (2007) Libro Sobre el Alma. Madrid: Trotta
- De Aquino, S. T. (1999) Cuestiones disputadas sobre el alma. Pamplona: EUNSA
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