¿Tú conoces al "Piyayo", ¡Poca sombra, porque es tan chicuelo!
un viejecillo renegro, reseco y En El Altozano tiene el cuchitril chicuelo; la mirada de gallo -¡a las vigas alcanza la mano! -, pendenciero y por lumbre y por luz un candil. y hocico de raposo tifioso..., Vacía sus alforjas que pide limosna por "tangos" - que son sus bolsillos -. Bostezando, y maldice cantando "fandangos" los siete chiquillos se agrupan riendo. gangosos...? Y, entre carantoñas, les va ¡A chufla lo toma la gente, y a mí me repartiendo pan y pescao frito da pena con la parsimonia de un antiguo rito: y me causa un respeto imponente! -¡Chavales! Ata a su cuerpo una guitarra, ¡Pan de flor de harina!... Mascarlo que chilla como una corneja y zumba despasio. como una chícharra y tiene Mejó pan no se come en palasio. Y arrumacos de vieja pelleja. este pescaito, ¿ no es ná? Yo le he visto cantando, babeando ¡Sacao uno a uno del fondo der má! de rabia y de vino bailando ¡Gloria pura é! con saltos felinos, tocando, a Las espinas se comen tamié', que to es zarpazos, alimento... los acordes de un viejo "tangazo": Y Así..., despasito. Muy remascaíto. el endeble "Piyayo" jadea, ¡No llores, Manuela! y suda..., y renquea, Tú no pués, porque no tienes muelas y, a sus contorsiones de ardilla, hace ¡Es tan chiquitita mi niña bonita!... son la sucia calderilla. Así despasito. ¡A chufla lo toma la gente! Muy remascaito, A mi me da pena migaja a migaja - que dure -, le van y me causa un respeto imponente. dando fin Es su extraño arte su cepo y su cruz, a los cinco reales que costó el festín. su vida y su luz, Luego, entre guiñapos, durmiendo, su tabaco y su aguardientillo..., y su por matar el frío, muy apiñaditos, pan y el de sus nietecillos; la Virgen María contempla al "churumbeles" con greñas de "Piyayo" riendo. alambre y panzas de sapo, Y hay un ángel rubio que besa la que aúllan de hambre tiritando bajo frente de cada gitano chiquito. los harapos; sin madre que lave su ¡A chufla lo toma la - gente!... roña; sin padre que "afane", ¡A mí me da pena porque pena una muerte en Santoña; y me causa un respeto imponente! sin más sombra que la del abuelo...