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Origen de La Literatura Germana
Origen de La Literatura Germana
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El siglo VII señala una crisis política y espiritual en el mundo germano de la mano
de Carlomagno y sus sucesores.
La superstición pagana y la trágica lealtad heroica propias de las primeras
manifestaciones literarias germanas se sujetarán a cambios más que importantes.
En el Siglo IX, conocemos las versiones de otras dos obras: La canción de
Hildebrando y las “Fórmulas de encantamiento”, es evidente que por su temática e
inspiración corresponden a la época del paganismo.
ÉPOCA CRISTIANA
SIGLO IX
Con la llegada de Carlomagno y su antecesor Clodoveo, el cristianismo abarcaba
desde el oeste de Francia hasta el territorio alemán. La firme intención de este imperio era
la de emular la gloria del Romano. Así las cosas, desde lo cultural y bajo el cuidado del
propio Carlomagno, se impuso una ola cultural que aún no tenía ben asimiladas los
elementos provenientes de la cultura clásica con aquellos propios del cristianismo.
Es así que en el reinado de Carlomagno y sus sucesores inmediatos podemos ver
como la literatura se configura como un arma e instrumento para evangelizar a los pueblos
que aún no habían adoptado al cristianismo como religión. Otro rasgo de originalidad es el
idioma dominante en este reino, conocido como theodiscus; una forma latinizada del
antiguo alto alemán diutisc.
De esta manera la literatura se dio de una doble forma: por un lado, latina para los
representantes de la cultura (clero, nobleza) y popular volcada en alto alemán antiguo que
el pueblo podía entender y disfrutar.
Hacia el 814, bajo el imperio de Luis el Piadoso, la influencia del clero fue tan
fuerte que la producción literaria estuvo signada por la propaganda religiosa. No obstante,
las primeras obras de esta época no logran despegarse totalmente de lo pagano.
Así, la Wessobrunner Gebet (La oración de Wessobrunn) combina elementos
cristianos (referencias a la creación del mundo) con elementos paganos (presencia de
Voluspa (pitonisa)). La “oración” consta de nueve versos a los que se le añadió una plegaria
en prosa.
Otra composición contemporánea a la “Oración”, es un poema más extenso llamado
“Muspilli”; este término se usa para señalar el fin del mundo. En sus 104 versos se
manifiesta una profunda preocupación por el destino de las almas en ese juicio final.
Sin embargo, las dos obras características de este siglo (IX) son de una extensión
mayor. Nos referimos a el Heliand y a el Libro de los evangelios de Otfried; dos obras que
se basan en comentarios de los Evangelios que había elaborado en latín el sacerdote sirio
Taciano.
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Heliand: consta de 5893 versos aliterados. Su significado en alto alemán antiguo es
el de Redentor. Este poema se cupa de la vida, milagros y muerte de nuestro Señor. Cabe
aclarar que el autor (anónimo) realiza una adaptación de la figura de Cristo a la
Cosmovisión germana. Es así que podemos ver a un Cristo como un caudillo germano. En
su lectura se nota el extremo esfuerzo por adaptar cada uno de los aspectos germanos
(relación de vasallaje) y de borrar aquellas características cristianas que no convencen
(poner la otra mejilla).
En el año 868 aproximadamente aparece el Libro de los evangelios de Otfried. Es la
primera obra en la que se inscribe el nombre de su autor.
Otfried nació en el 800 por lo que su obra es fruto de una profundo reflexión. En
apariencia esta obra surge cuando en cierta ocasión Otfried con varios condiscípulos oyen
desde la ventana de la iglesia como el pueblo entonaba canciones obscenas. Así las cosas,
le solicitan que componga una obra que compita con esas vulgaridades. Nuestro autor
acepta el desafío y compone alrededor de 7500, escritos en alto alemán antiguo (ya no en
latín), dedicado a Luis el Piadoso. Otro rasgo novedoso es el abandono del verso germano
tradicional (aliterado) por el verso de rima consonantada de origen latino-cristiano.
La obra de Otfried se distancia muchísimo del Heliand ya que no intentá suavizar u
ocultar rasgos cristianos que “choquen” de alguna manera con la cosmovisión germana.
Para esto utiliza el símbolo y la alegoría para justificar lo que cuenta.
SIGLO X
Existe en este siglo un desplazamiento de la poesía alemana por otra de carácter
latino. Muerto los carolingios y con los Otones en el poder, el clero pasa a ocupar una
posición dominante, de tal forma que el latín comienza como una lengua bilingüe (latín-alto
alemán) para, en poco tiempo ser la lengua hegemónica para la cultura. Esto dura todo el
siglo X y comienzos del siguiente.
La totalidad de esta literatura se resuelve con dos sucesos importantes: el
surgimiento del teatro medieval, aunque por el momento no tiene un desarrollo importante
y la aparición de los primeros antecedentes de la novela cortesano-caballeresca.
No nos detendremos particularmente en las obras de este período porque en
definitiva ninguna obra importante puede expresarse en una lengua distinta a su
idiosincrasia. A pesar de que el Latín no se extinguió como lengua en el territorio, en el
siglo siguiente (XI) se asistirá al retorno de la actividad literaria a su cauce natural, el
idioma alemán.
SIGLOS XI Y XII
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Sin duda estos siglos estarán marcados por una impronta profundamente religiosa.
A partir del año 1000 comienza a manifestarse una corriente religiosa que reacciona frente
a los excesos de costumbres de religiosos como legos. Se inaugura así una época de
profundo ascetismo, condenación del pecado y de preparación para la muerte.
La iglesia fortalecida por esta corriente comenzó una nueva pugna por el gobierno
cristiano. El enfrentamiento entre el papado y el Imperio hace que gran parte de la literatura
adquiera un político, novedad absoluta hasta ese entonces. Por último, la influencia en el
siglo XII de la cultura francesa y las Cruzadas culmina por cambiar la dirección de la
literatura.
Dos obras destacan en el siglo Xi. La primera, el Ezzolied (canción de Ezzio),
alrededor de 1060. De carácter optimista, el poema resalta el poder del amor divino y la
figura de Jesús; realiza también un llamado a rescatar el Santo Sepulcro (en consonancia
con la inminencia de las Cruzadas).
Por el año 1100, nos encontramos con el Annolied (canción de Anno). Asumiendo
la forma de crónica medieval, comienza con la creación del mundo, continuando con
sucesos históricos y de leyenda indistintamente.
Sin duda, la personalidad más interesante del siglo XII es Heinrich von Melk, autor
de dos interesantes poemas: Von des Todes Genhgede (Advertencia sobre la muerte) y el
Priesterleben (Vida de cura) que aparecieron en el año 1160. De carácter díscolo, se destaca
la profunda crítica hacia todos los integrantes de la sociedad de su época; desde el propio
clero hasta la nobleza. Plantea casi de forma violenta y descarnada una defensa a ultranza
del mundo celestial frente al terrenal, regido por Satanás.
Continuando con el espíritu de la época, encontramos también el surgimiento de la
figura de María y lo femenino. Mientras se acusaba a la masculinidad de sostener ciertas
actitudes medievales, nace un contrapeso femenino con el culto a la maternidad y la
virginidad. La pureza y el amor. Todo esto encuentra su apogeo en la literatura
trovadoresca, pero sin duda este es su antecedente. La devoción a la Virgen acaparó la
producción literaria de este momento.
Ya bien entrado el siglo XII comienza a formarse una nueva literatura relacionada
con relatos sobre Héroes y sus maravillosas aventuras. El surgimiento de esta literatura se
debe, principalmente, al agotamiento de una actitud monocorde y rigurosa de la realidad y
también a un cambio político importante: el advenimiento al trono de la casa de Saubia (los
Hohenstaufen) y sus representantes más importantes Federico I Barbarroja y Federico II
como excelentes políticos.
Es en este momento en donde el dialecto sauco influye al alto alemán antiguo, se
forma el alto alemán medio, es decir la lengua culta que se utilizará por varios siglos. En
este momento es en donde se manifiesta el gusto por lo exótico y se muestra el contacto con
la épica francesa, llena de elementos de cortesía y caballerosidad.
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Interesante de ver es el hecho que a pesar de ser una literatura que se aparta de los
mandatos de una iglesia rigurosa, esta literatura es llevada adelante, en principio por
religiosos (aún detentaban el monopolio de la producción literaria).
Una primera obra mencionaremos que muestra esta influencia: “La Canción de
Alejandro “(1130), contaba las aventuras del héroe macedónico. Esta obra se continúa años
más tarde en el Alejandro de Estrasburgo (1160), que cuenta las aventuras de Alejandro en
la India.
Más o menos alrededor de 1170, encontramos otro préstamo de Francia: una
Canción de Rolando, escrita por el Duque de Baviera, Enrique el orgulloso fue quien
encargo la traducción del texto francés a un fraile llamado Konrad. El traductor reemplazó
el patriotismo de Rolando por una conciencia cristiana absoluta y universal, simbolizando
en Rolando la lucha del espíritu cristiano frente a la irrupción del paganismo.
Pasada la segunda mitad del siglo XII aparece un elemento social nuevo: el juglar,
encargado de transmitir estos relatos heroicos por todo el territorio.
Esta literatura otorga visibilidad a una clase social que ya venía en ascenso: la de los
caballeros. Así esta nueva literatura combina héroes de tiempos pretéritos con rituales
propios de una clase social de la época (los caballeros) con un fuerte (inquebrantable)
sentimiento cristiano. De este conjunto enorme de obras sobresalen dos que se han
constituido en obras maestras: Gudrun y el Cantar de los Nibelungos, obra que nos ocupará
próximamente.
Fuente: Modern, R., Historia de la Literatura Alemena, Fondo de Cultura Económica, 2014, Cap.I a IV.