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HISTORIA DEL ARTE IV

Parcial N°1: Monografía


Arias Martín · Licenciatura en artes Plásticas
OBJETIVOS
Las consecuencias de las revoluciones y el desarrollo industrial fueron determinantes para la
sociedad, la economía y por supuesto que también lo fue para el arte. Si bien en el siguiente
informe haremos un breve paso por todas las ramas del mismo, nos enfocaremos principalmente
en el apartado pictórico, la manera en cómo esta contrasta entre los periodos por los que
transcurre y como los diferentes personajes que forjaron estas tendencias fueron influenciados
en sus obras. El siglo XIX corresponde a un periodo con grandes cambios, sobre todo
artísticamente hablando y esto es debido al surgimiento de tendencias como el
Neoimpresionismo y el Romanticismo. El objetivo del siguiente informe tiene como meta tratar de
comprender las diferentes facetas que tuvo el arte entre los siglos XVII y XIX, el porqué de los
bruscos y repentinos cambios que se produjeron y como estos se vieron influenciados por los
diferentes artistas que se desarrollaron en estos periodos.

INTRODUCCIÓN Y CONTEXTO
La revolución francesa (1789) y la revolución industrial marcaron los últimos años del siglo XVIII y
la totalidad del siglo XIX. Este acontecimiento significó el fin del antiguo régimen, mientras que la
revolución industrial creó las bases del mundo moderno. En Francia y en menor medida en el
resto de Europa, tras el periodo napoleónico, se produjeron las revoluciones de 1820, 1830 y de
1848. En este periodo se puede destacar el fin del régimen absolutista monárquico y el
surgimiento de repúblicas y monarquías parlamentarias, el crecimiento del nacionalismo que se
materializó en la creación de nuevos estados: Grecia, Alemania, Italia. La industrialización
transforma radicalmente las sociedades: trabajo, transportes, ciudades, clases sociales. La
población creció considerablemente: por los avances médicos, aumento de la producción de
alimentos, mayor higiene. Los problemas derivados de la sociedad industrial generaron la
aparición de movimientos reivindicativos (socialismo, anarquismo).
Geográficamente, podemos considerar las ciudades de Roma y París como el núcleo básico de
todo el período. Roma fue el centro principal para la difusión de los principios neoclásicos, y París
fue relativamente importante durante el período neoclasicista, por lo que se convirtió en un lugar
Referencia durante el período romántico. En lo que respecta a Gran Bretaña y Alemania, también
serán testigos de eventos importantes relacionados con la evolución de su romanticismo único.
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Con el siglo XIX nos situamos de pleno en la época contemporánea, la burguesía o clases medias
se van reafirmando como la clase rectora del siglo XIX (protagonizan varias revoluciones),
mientras toman gran auge los movimientos obreros, surgiendo una nueva clase social: el
proletariado. Es también el tiempo de los nacionalismos, tanto en su vertiente unificadora
(Alemania e Italia) como independentista (Grecia).

LAS LUCES DE LA RAZÓN HUMANA


El siglo XVIII también se llamó el “Siglo de las luces", y el término "ilustración" vino justamente de
esto. Es la razón del ser humano una de las creencias más importantes e influyentes de este siglo.
Ésta que está en todos los seres humanos, naciones y culturas, se considera unificada.
Desde una perspectiva personal considero que esta nueva idea planteada significó para aquel
entonces una ruptura con aquellos cánones impuestos durante los periodos anteriores, la
inminente vuelta de aquel clasicismo en las diferentes ramas del mundo artístico fueron
consecuencia de una nueva manera de pensar, de una nueva búsqueda basada en el
conocimiento de la experiencia. No es para menos que esta nueva forma de proyectar que se
originó en Inglaterra y en Francia a finales del siglo XVII, haya penetrando tan certeramente en
toda Europa. El pensamiento ilustrado implica un amanecer de una conciencia libre, implica la
idea de que el hombre, la sociedad, la naturaleza, son territorios completamente accesibles y
abiertos para la exploración de nuevas experiencias y por lo tanto, la capacidad de seguir
adquiriendo nuevas ideas.
En términos generales, la Ilustración representa una tendencia espiritual, que busca liberar
prejuicios y argumentos autorizados, mientras busca una explicación basada en un mundo de
estudio, experiencia y conocimiento humano, es decir, una crítica científica.
 La Ilustración es la crítica que adopta la burguesía frente al orden ya establecido por la
aristocracia. Los ilustrados se basan en una búsqueda de la felicidad y un sentimiento progresista,
la creencia en la bondad natural del hombre, el optimismo y el laicismo. Otorgaron tanta
importancia a la razón, que creían entender todo a través de su propio intelecto, consideraban
que solo lo que la ciencia puede entender es real, y todo aquello que no correspondiera a esta era
falsa e inverosímil, las cosas irrazonables, por lo tanto, deben ser rechazadas como inútiles. Los
ilustrados se atrevían inclusive a considerarse superiores en sus conocimientos, los diferentes
acontecimientos revolucionarios de la época fueron determinantes para dar un giro brusco en la
sociedad, la burguesía tomaría las riendas de lo que sería una nueva revolución en gran parte de
Europa. Los ilustrados criticaron el poder de la iglesia y sobre todo los dogmas y creencias que se
presentan como indiscutibles, algunos expresan su postura desde la visión cristiana. Otros en
cambio, defienden el deísmo: creer en Dios, pero sin aceptar a rajatabla los principios básicos del

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cristianismo. Los más radicales evolucionan hacia una visión más materialista y agnóstica, es decir,
no creer en Dios por el simple hecho de que no se puede comprobar racionalmente su existencia,
este tipo de ilustrados fueron más apegados a la tan característica racionalidad del movimiento.
La razón y el progreso serían el camino por el cual se debía alcanzar la felicidad, sirven de guía
contra la superstición, el fanatismo religioso y la ignorancia popular que había cegado a la
población. Se anticipan a esta y la rechazan fríamente, esto se va a ver sobre todo en las temáticas
del periodo neoclásico donde hablaré más adelante.
El neoclasicismo por su parte, se desarrolló al mismo tiempo que la Ilustración y coexistió con el
final de la era rococó. Los límites de tiempo de los dos movimientos no están claros, y se
entrelazan con artistas de diferentes países europeos durante el mismo período. Hasta cierto
punto, podemos decir que el romanticismo en el siglo XIX fue una transformación del
neoclasicismo.

¿COMO EL NEOCLASICISMO SE TRANSFORMÓ EN EL ESTILO PROPIO DE LA ILUSTRACIÓN?


El estilo neoclásico que surgió durante la Ilustración, fue adoptado por la burguesía revolucionaria
en 1789. El Rococó (estilo decorativo de la última fase barroca) había sido considerado como el
arte propio de la aristocracia, con la Revolución Francesa cae el Antiguo Régimen y se impone un
nuevo arte en consonancia con los ideales de la triunfante burguesía. Es el más representativo de
su ideología por su racionalismo, austeridad, moralidad y virtud. Muy por el contrario, el noble y
casual estilo rococó no estaba en concordancia con la nueva manera de pensar de los ilustrados.
Fue en su apogeo durante el Imperio Napoleónico, en el que se extendió a través de las grandes
obras construidas por el mandatario, y logró su gran auge en las primeras décadas del siglo XIX. El
neoclasicismo finalmente prevaleció en un estilo unificado, académico y estereotipado.
Considero que estas características tan regidas por una normativa, ideología y estudio,
contrastaron demasiado con respecto a los estilos anteriores, el arte exclusivo de la aristocracia
había de alguna manera logrado una soltura (Al menos a finales del barroco y gran parte del
rococó) de tanta estructuración impuesta por el clasicismo. En parte se podría decir que el
neoclásico era una reacción al rococó francés y sus asociaciones frívolas y cortesanas.
Así, los principios del arte clásico fueron los estandartes en el mundo artístico, la claridad del
estilo, la necesidad de someter la creación a unas reglas y la finalidad didáctica de la literatura, se
pusieron de inmediato al servicio de las ideas ilustradas.
El neoclasicismo fue aceptado por la nobleza, los grandes pensadores y eruditos de la época,
propagado y estimulado por artistas que hicieron posible que este movimiento fuese difundido
por toda Europa occidental. El sentido didáctico de las artes propició el nacimiento de
exposiciones y museos que mostraban al público en general, y no sólo a un grupo de eruditos,

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todo era una antítesis de aquel hermético arte aristócrata. Este selecto grupo de personas,
mantenían correspondencia regularmente por lo que tenían un contacto a distancia, esto les
permitía informarse, compartir ideas mutuamente y hasta competir. Su idea estaba tan
claramente planteada que crearon un publico exclusivamente destinado a este movimiento, se
considera que el neoclasicismo fue el primer estilo artístico de la historia que se empaquetó, se
anunció y se vendió en el mercado como inversión rentable.

UNA TENDENCIA ARTISTICA ILUMINADA POR LA RAZÓN


¿Cómo influye el movimiento de la ilustración en el movimiento neoclasicista? A primeras hay que
saber diferenciar una cosa de la otra, la Ilustración es un movimiento ideológico-cultural surgido
en base a los diferentes acontecimientos revolucionarios de la época, en cambio, el periodo
Neoclásico es una tendencia o estilo artístico que está al servicio de este, la estética neoclásica
está basada en el equilibrio, la racionalidad y la utilidad. Se valora más la perfección que la
originalidad, su afán por recuperar el estilo clásico cobra un papel fundamental el concepto de
imitación. Imitar quiere decir observar la naturaleza y seguir sus dictados, pero también es
observar a los buenos poetas que, con su ejemplo, han enriquecido el patrimonio cultural. Por
ende, podemos entender por “clásico” como aquello que es digno de imitación, una creación que
ha pasado la prueba del tiempo y que es permanentemente actual y, por tanto, universal.
El nuevo estilo se seculariza, lo religioso pasa a un segundo plano. Esta idea va muy en
consonancia con la Ilustración, se construyen todo tipo de edificios, pero pocas iglesias. En
pintura, que es el apartado en el que estamos haciendo total énfasis, se siguen realizando obras
de carácter religioso, ésta ha perdido su protagonismo, se realizarán sobre todo escenas
burguesas, retratos, paisajes. En escultura vuelve otra vez el gusto por lo antiguo, se imitan las
grandes obras de la Antigüedad y se realizan otras, casi todas con la temática mitológica.
El siglo está marcado por la tendencia, que toma inspiración y fija su mirada en el modelo
grecolatino, resurge la revalorización del Renacimiento y abandono de aquel estilo sensual y
excéntrico arte Barroco, desde el punto de vista exclusivamente artístico podemos decir que el
barroco estaba agotado y la nueva Europa de la Ilustración reacciona abiertamente contra él, lo
somete con demasiada crudeza. Sigue las normas propias del clasicismo y la finalidad didáctica de
este, se valora lo razonable y verosímil, se rige por el predominio del buen gusto, evita y rechaza
los excesos y contrastes. Está en búsqueda de lo real sobre la imaginación, por lo que a veces
algunos historiadores lo consideran demasiado académico, estructurado y frío. Fue el estilo de la
inspiración, por lo que la temática está basada en los acontecimientos históricos de la revolución
y la mitología. Los desnudos de estilo griego y las posturas frías y exageradas abundan en este
periodo, muy estudiadas y de carácter academicista. Este es un arte lleno de reglas, la más

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importante de las cuales es la pintura, donde el color se considera secundario. Por lo general,
evita el movimiento y parece estar rígido cuando aparece, estable y predecible.
¿Pero, que fue tan determinante en esta inspiración? Fue esencial el descubrimiento en 1719 de
las ruinas de Herculano y en 1748 de Pompeya, que provocarían un cambio de gusto evidente
hacia la valoración de formas clasicistas. A partir de entonces, la grandeza, la sencillez y la
severidad se convirtieron en premisas fundamentales de cualquier manifestación artística. Las
Academias de Bellas Artes, que se habían extendido desde Francia por toda Europa, se
convirtieron en los principales precursores del nuevo estilo y serios cuestionadores y críticos de
los anteriores. Las academias establecieron una férrea dictadura artística al marcar de forma
normativa el ideal estético imperante en la época. Todo artista que se preciara y que quisiera
triunfar debía acatar sus normas y acoplarse a un arte regido por los cánones establecidos. Así fue
hasta buena parte del siglo XIX.

La pintura
La pintura propiamente neoclásica arranca de la Revolución Francesa, una de las tantas
inspiraciones de esta, alimentando la idea de inmortalizar aquellos momentos históricos de aquel
determínate momento, por lo que el neoclasicismo también impone la vuelta a los temas clásicos,
en ocasiones los pintores se dejan arrastrar por el sentimentalismo y el deseo de pintar temas
moralizantes de valores cívicos (patriotismo, heroísmo, etc.).
El ideal del pintor neoclasicista era el dibujo inspirado en la escultura grecorromana. A este arte
se aplicaba luego color, pero en lo fundamental, los pintores neoclásicos fueron extraordinarios
dibujantes y tenían un amplio conocimiento en la estructuración de la fisonomía humana y las
proporciones de esta. En definitiva, es una pintura en la que prioriza el dibujo sobre el color,
siempre en un tono más bien sereno, ya que los artistas neoclásicos aprenden de los antiguos
clásicos que los grandes sufrimientos y emociones se expresan mejor a través de posturas
contenidas y a través de escandalosas gesticulaciones. Donde los pintores barrocos del siglo XVII
aprovecharon al máximo las cualidades dramáticas del color, la atmósfera y la luz, donde vimos
técnicas basadas en el realismo no idealizado y el uso desmedido y exagerado del claroscuro, los
pintores neoclásicos por su parte (al menos en la década de 1790), enfatizaron el diseño lineal y el
esquema clásico. Las composiciones son equilibradas, serenas y simétricas, se abandona aquel
tenebrismo tan característico del movimiento barroco. La luz es suave y tamizada. Abundan los
retratos idealizados, tanto masculinos como femeninos en ambientaciones estilo Imperio
(mobiliario, indumentaria). Surge la institución pública del “Salón” donde los artistas exponían sus
obras en París, después de contar con la aprobación de un exigente jurado.

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Otro dato a destacar en esta rama del arte es que la pintura de este periodo tiene una finalidad
didáctica, pero no en el sentido que había tenido para la Iglesia, sino que se buscará con él una
educación cívica y estética basándose en los modelos clásicos para educar a los ciudadanos. Aquel
casi manipulador arte religioso que tenía como finalidad atraer a los fieles mediante obras
grandiosas, llamativas y cargadas con una basta expresión y simbolismo, había dejado de ser la
manera de llamar a la atención del espectador.
Al parecer, abolir todo resto de arte religioso no era la intención de los ilustrados, sino dejar de
priorizar aquella tendencia para dejarla en segundo plano y darle más ímpetu a la conciencia y a la
capacidad humana. Como decía Foster, es el postulado del hombre como escultor de la historia y
arquitecto de la misma, se trata de liberar definitivamente a los hombres de cualquier sujeción
externa, de cualquier trascendentalismo. Voltaire acotaba que la revolución de la ilustración se
basaba en la emancipación de cualquier advocación impuesta, la lucha directa contra la religión
como tutela y como figura de la esclavitud de la conciencia.

LOS ARTISTAS DE LA REVOLUCIÓN


Aunque en apariencia el arte neoclásico transmite cierta frialdad, en realidad pretendía ser un
arte verdaderamente revolucionario, al menos en sus comienzos posterior a la caída de la
aristocracia. Los artistas genuinamente deseaban participar en el nacimiento de un nuevo estilo
que, basado en la razón, la moral y el progreso trataban de recalar en la mentalidad de una
sociedad que había sido manipulada por las creencias impuestas desde ya hacía mucho tiempo.
Durante este periodo surgen diferentes fundadores y precursores del neoclasicismo, con
características particulares y diferentes con respecto a los demás, pero con un objetivo claro y
conciso.

El artista alemán Anton Raphael Mengs (1728- 1779) uno de los más famosos viejos maestros del
siglo XVII, introduce una manera mas exquisita en el tratamiento de sus obras, sus retratos son
considerados obras maestras del género, sus grabados y dibujos basados en un minucioso estudio
de la anatomía humana describen el gran conocimiento que solían adquirir los artistas neoclásicos
de la época. Principalmente retratista, su principal influencia fue el maestro del Renacimiento
Rafael Sanzio (1483-1520), pero también tuvo influencias de Corregio (1489-1534), su
preocupación por un estilo predominantemente más clásico, se enfocaba principalmente en
subordinar el color a la línea, es decir, priorizaba el dibujo por encima del cromatismo como la
gran mayoría de los neoclásicos. Sin embargo, Mengs se ve influenciado de alguna manera por el
movimiento barroco, detalles de un ya moribundo manierismo logran desplegarse con soltura en
muchas pinturas.

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Fue por medio del encargo del cardenal Alessandro Albani, que Mengs realizaría una de sus obras
más importantes de su carrera como pintor, “El Parnaso” (Anton Raphael Mengs ,1761, fresco,
313 x 580 cm) en Villa Albani. La figura de Apolo desnudo sobre una columna de estilo dórico se
dispone a acompañar al protagonista que aparece sosteniendo una lira y una rama de laurel
símbolos de la poesía y el canto. Podemos notar que El Parnaso no es más que una clara fijacion a
las antiguas obras descubiertas en Herculano, principal fuente de inspiración de los neoclásicos.
Apolo está rodeado por Mnemosyne que aparece sedente junto a sus nueve hijas, las musas.
Todos los rostros son retratos idealizados de mujeres de la aristocracia que habían pasado por la
villa. El uso del color, la colocación de las figuras se asemeja bastante a la obra del ya nombrado
artista renacentista Rafael, justamente podemos comparar esta obra con la suya del mismo
nombre. Mengs representa el Parnaso como un bajorrelieve antiguo donde los personajes,
estáticos y situados fuera del tiempo y del espacio, no manifiestan ni emociones ni pasiones, esta
característica se contrasta de lleno con la carga expresiva del barroco, aunque los claroscuros se
asemejan mas a ese periodo que al mismo neoclasico.
En Francia la figura de Joseph-Marie Vien (1716-1809) surgía también como uno de los
impulsores del Neoclasicismo, y es que tuvo como discípulo nada más y nada menos que al
mismísimo Jacques-Louis David. Galardonado por hacerse con el Prix de Rome en 1743 Vien
obtuvo el prestigio suficiente que le permitió formarse y educarse en la academia francesa, en
1776 ya habiendo forjado un establecido y basto estudio, se convirtió en director de la escuela de
Francia en Roma.
Influenciado al igual que sus colegas neoclásicos, Vien también absorbe los resultados de las
excavaciones de Herculano y Pompeya, lo que de a poco lo llevarían a inclinarse por este estilo,
tanto es así que reprodujo en la obra “La vendedora de cupidos” (Joseph Marie Vien,1763, Óleo
sobre lienzo, 117 x 140 cm) un cuadro que había sido hallado en Pompeya, Vien se predispone a
crear un ambiente plenamente renacentista pero adapta las figuras y la vestimenta de las
protagonistas al gusto de la época, esto sucede también con la decoración dando un extraño
entorno donde se fusionan dos tendencias bien definidas. La escena representa a una vendedora
de amantes que le ofrece a una joven de clase alta una cesta llena de querubines del amor. La
vemos levantar a uno de ellos para mostrárselo a la romana que está sentada en medio del
cuadro siendo esta la figura central de la obra. La criada que se prestaba al servicio de la joven,
detrás de la mujer sentada, se nota ansiosa también por comenzar a disfrutar de la compra que
está presenciando. El mobiliario jugaba un papel muy importante en las obras neoclásicas, por lo
que no está demás nombrar los otros detalles como el collar de perlas, el quemador de esencias y
las flores encima del mantel, elementos que connotan que estas no tan misteriosas mujeres son
fieles amantes de los placeres mundanos.

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A finales de 1780 y principios de los 90, coincidiendo con el estallido de la Revolución Francesa,
otros pintores se vieron inspirados por la historia republicana romana para celebrar los valores de
simplicidad, austeridad, heroísmo y estoicismo que empezaban a ganar fuerza en ese momento
por el estallido de la revolución francesa por la libertad.
Podemos afirmar con certeza que el máximo exponente de esta segunda etapa de la pintura
neoclasicista fue el francés Jacques-Louis David (1748-1825) que junto con Anton Raphael Mengs,
es considerado como uno de los iniciadores del estilo neoclásico, académicamente se formó en
Italia e introdujo el neoclasicismo en su país. A falta de modelos grecorromanos, David se inspiró
en los relieves, de los cuales toma la simetría, la falta de profundidad y la ordenación de las
figuras en filas paralelas. Su obra se caracteriza no solo por ser una de las primeras de este estilo,
sino también por pregonar la política en la mayoría de sus trabajos pictóricos, se compromete
plenamente con los ideales de la revolución francesa y el imperio napoleónico, prestando sus
servicios como pintor a disposición de la propaganda. Como habíamos afirmado anteriormente
este tipo de arte didáctico es muy característico del periodo, que no busca golpear en los
sentimientos de las personas como lo había hecho la iglesia en algún momento, sino para
despertar el sentimiento de revolución y patriotismo en el espectador. David ya inmerso en un
neoclásico más apegado a la propaganda y difusión del pensamiento, significa el gran avance de la
burguesía ante la aristocracia, sus manifestaciones en apoyo al imperio napoleónico marcan con
un cierto contraste en cuanto la temática que tuvieron los primeros neoclásicos que fijaron su
atención en Herculano y Pompeya.
“El juramento de los Horacios” (Jacques-Louis David, 1784 ,Óleo  ,330 x 425 cm.) es una obra de
David pintada en 1784 y es considerada una de las más grandes referencias de la pintura
neoclásica. Representa una leyenda romana sobre la disputa de dos ciudades que se encontraban
en un fuerte enfrentamiento por el control del centro de la península itálica: Roma y Alba Longa.
Ha sido concebido como un momento solemne, cargado de serenidad, coraje y patriotismo. Para
dirimir el conflicto se recurrió a un enfrentamiento entre tres campeones de cada ciudad: los
hermanos Curacios (Alba Longa) y los Horacios (Roma). El elemento dramático radica en que
Sabina, hermana de los Curiacios, estaba casada con uno de los hermanos Horacios, mientras que
Camila, hermana de los Horacios estaba prometida con un de los Curacios. La escena expresa un
principio cívico: el cumplimiento del deber por encima de cualquier sentimiento personal y se
cristaliza en la exhortación del padre de los Horacios a tomar las armas para la lucha. Muestra el
lamento de las mujeres ante la anteposición del deber ciudadano por encima de los lazos de
familia.
David compone la escena con claridad y equilibrio, como es característico de las obras de esta
tendencia, las figuras se integran en un marco arquitectónico clásico, planimétrico y sobrio.

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Aparece el ya conocido arco de medio punto, tres arcos sirven para dividir la escena en tres partes
dándole a la obra una estructuración proporcional perfectamente ordenada y armoniosa, las
grandes losas del suelo por su parte, acentúan aún más la perspectiva.
En el centro de la composición el padre de los Horacios, exigiendo el juramento de combatir por la
república romana. Su gesto teatral acentúa la importancia de cumplir con la obligación y el honor.
Su mano izquierda alzada, sostiene las espadas que entregará a sus hijos para la lucha y son el
punto de fuga del cuadro.
Los tres hermanos Horacios a la izquierda, unidos en un fuerte abrazo representan la unidad y la
solemnidad. Preparados para la batalla, juran ante su padre con sus brazos derechos alzados,
realizando el saludo romano, sus pies derechos forman, junto con los de su padre, un rombo
perfecto. Son el símbolo de ciudadano-guerrero de la república romana.
El tercero de los arcos, a la derecha, está reservado a las mujeres de la familia. Representa el
verdadero drama emocional de la escena: el resultado del sacrificio de honor que están
realizando los hombres. Camila, vestida con toga blanca, prometida de uno de los hermanos
Curacios, se apoya en su cuñada Sabina, formando un triángulo perfecto. Un sufrimiento
comedido, como corresponde a matronas de la aristocracia romana. Una tercera mujer, de túnica
negra, trata de proteger o consolar a los niños ante el drama familiar que el pequeño pretende
contemplar. Las líneas curvas predominante en esta parte del cuadro contrastan con las rectas de
la parte masculina.

EL ROMANTICISMO, Y EL ESTALLIDO SENSIBLE ANTE EL PENSAMIENTO RACIONAL


Un arte apegado al sentimiento, arrebatado y fogoso, lleno de fuerza y libertad empezaba a
aparecer y a sonar cada vez más fuerte a medida que el ya rehusado arte clásico del neoclasicismo
perdía fuerza. Sus normas tan estructuradas habían aprisionado a un pensamiento que se
mantenía retenido hacía ya mucho tiempo, reivindican la libre creación. Esta vez la necesidad de
poder expresar una mayor pasión estalla con violencia y da lugar a un nuevo periodo que va en
busca del movimiento desenfrenado
Aquel tan característico arte que se subordinaba a la razón ahora se opone el sentimiento, por lo
que el Romanticismo a primeras, se desarrolla más como un estilo individualista y personal, surge
entre los años 1800 y 1859 en diversos países europeos (Francia, Alemania, Inglaterra, Italia,
España, etc.) y hasta podemos decir que en algunos americanos. El periodo ilustrado había
formado un clasicismo estructurado durante el neoclásico, que pregonaba los momentos
históricos que habían marcado a fuego aquel sentimiento de expresar el patriotismo de
revolución, pero esta vez, el romanticismo cambia esa temática, se inspiran en la noche, las
ruinas, la naturaleza salvaje, la locura, la muerte, los cementerios, las tragedias. Hablando desde

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un punto de vista técnico, muy por el contrario, al neoclasicismo se destaca la fuerza del color en
poderosos contrastes, posturas arrebatadas y desequilibradas.
El Romanticismo quería encontrar la identidad del ser humano por lo que este movimiento se
vuelve muy personal y se enfatiza principalmente en la expresión desde lo emocional.
Precisamente, la prioridad que le dio el romanticismo a los sentimientos, siendo estos inherentes
a la condición humana, hizo que sus principios prevalecieran hasta nuestros días, aunque con la
lógica idiosincrasia y complejidad de cada época, con sus diferentes definiciones y retóricas.
Esta nueva búsqueda de libertad en la creación literaria, se anticipa y rechaza aquellas
limitaciones que imponían las reglas clásicas, estas según la nueva creencia no hacían más que
entorpecer la inspiración, siendo los artistas atados a duras normas que debían respetar. Existe
una predilección por los temas de la época medieval, la época formativa de las naciones
europeas, se puede decir que surge una revaloración del espíritu nacionalista y de las tradiciones
locales, donde las obras revelan un profundo subjetivismo.
Junto al individualismo de esta nueva etapa, aparece también la idea del genio romántico. Cuando
nos referimos a este término, no hacemos alusión a aquel genio del renacimiento que dominaba
de forma magistral las diferentes técnicas del arte, sino más bien a un genio romántico que está
tocado por la imaginación, la originalidad, el virtuosismo y, también, por una vida atormentada. El
del romanticismo es un genio incomprendido y atormentado muy por el contrario del aquel genio
renacentista estructurado y técnicamente talentoso.
El romanticismo siente predilección por todo lo exótico y oriental. Los románticos ya no viajaban
solo a Italia, como habían hecho hasta entonces. Sus destinos son otros: Turquía, Marruecos,
Argelia o España, que se puso de moda en toda Europa como prototipo de un exotismo cercano.
Al romanticismo se lo podría considerar “estilo” artístico, pero más bien fue “una manera de
sentir”, una rebelión de las actitudes ante las que había impuesto el neoclasicismo, escapista e
individualista, intenta huir de los aprisionados brazos de las reglas, valora los sentimientos y lucha
contra los valores burgueses establecidos. Aunque siendo un movimiento cultural básicamente
literario y filosófico, también es cierto que tuvo un fuerte impacto en el arte de la época.

LA PINTURA ROMANTICA
Como habíamos dicho anteriormente, ahora es el color el que se antepone sobre el dibujo, y
surge cierto rechazo por aquella rigidez academicista del periodo neoclásico. Las composiciones
se vuelven más engorrosas, el tratamiento se vuelve cada vez más complejo y trabajado. Se logra
un dinamismo y un desequilibrio importante en las figuras, los escorzos se llenan de dramatismo,
en cierto sentido podemos decir que nos recuerdan al Barroco. El paisaje con fuerte carga
expresiva de estados de ánimo adquiere mucha importancia. Las escenas sublimes y pintorescas

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con frecuentes los paisajes nubosos, tormentosos se vuelven cada vez más frecuentes en el
periodo Romántico. Aparte de los paisajes, los temas preferidos son los de origen oriental,
escenas costumbristas y folklóricas, retratos, y algunos temas históricos. Si los neoclásicos fijaron
atención en los hallazgos de Pompeya, los románticos por su parte sienten fascinación por la Edad
Media, por lo que reivindican en la pintura, arquitectura, literatura, etc. La pasión por las ruinas
de los edificios de arte romano y medievales se convierten en un tema romántico por excelencia.
Otra fuente de inspiración para los románticos fue la literatura, siendo las obras literarias de
diferentes épocas y autores fuente esencial de inspiración (Dante, Shakespeare, Lord Byron,
Goethe, Walter Scott), etc.
La religión la podemos encontrar en las obras de pintores británicos y alemanes. El sentimiento
misterioso es muy fuerte, la intención educativa por su parte, ha desaparecido. La sociedad está
en todas partes. Por ejemplo, el entusiasmo revolucionario de Delacroix se puede ver en las
pinturas francesas, así como en la ironía de Goya en España.
Otro rasgo muy importante es como estos valoraban la creatividad y la originalidad. El
individualismo propio de la época propició que los pintores no trabajasen de encargo, sino
conforme a los dictados de su imaginación, expresándose a través de la pintura, sus ideas y
sentimientos personales.
En el apartado paisajístico la obra del inglés William Turner (1775-1851) fue una de las más
interesantes del romanticismo, utilizaba el paisaje como vehículo para abordar los grandes temas
de la pintura (luz, efectos atmosféricos, color, perspectiva) tal como lo hizo en “Sheernes as seen
fron the Nore” (William Turner, 1808, óleo,104 x 150 cm). Turner tenía una habilidad
extraordinaria para pintar la luz, especialmente porque afectaba a su amor principal, el mar. Saltó
a la fama con esta maravillosa obra de 1796 que muestra la influencia de la pintura marina
holandesa del siglo XVII. Durante los siguientes 15 años, gradualmente desarrolló un dominio sin
igual en la historia del arte, de representar el mar en todos sus movimientos y bajo todas las
condiciones de luz y clima.
Sus fuentes de inspiración abarcan la pintura renacentista italiana y la pintura barroca, en especial
Rembrandt, así como los franceses Poussin o Claudio de Lorena (también llamado Claude Lorrain).
Fascinado ante las obras maestras del Louvre luego de un breve paso por el país galo, también
realizó, asimismo, diversas visitas en Italia (Turín, Milán, Venecia, Roma, Nápoles) fue combustible
para su larga producción artística.
Otro representante del romanticismo ingles fue John Constable (1776-1837) pintor destacado y
un tanto atípico del paisajismo, ya que no se limitó a pintar paisajes “románticos” (ruinas,
tormentas, naufragios) sino que animó a incursionar por otro tipo de escenas, entre las que se
destacó particularmente por pintar paisajes campestres y escenas de la vida cotidiana. Fue

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Francia el país donde sus trabajos lograrían mayor éxito, inclusive más que en su natal Inglaterra.
Constable gustaba pintar y dibujar al exterior, se formó en el mundo pictórico mediante a clases
de pintura y obtuvo un amplio conocimiento de anatomía. Jhon le dio una gran importancia a la
luz, el color, en términos técnicos la pincelada del artista era pastosa y contundente, lo que recaló
en la mayoría de sus obras con una gran expresividad. Influyó en artistas contemporáneos de su
época como los románticos Géricault y Delacroix, así como en los pintores franceses de la Escuela
de Barbizon, germen de los futuros impresionistas que también acusaron su influjo. “El carro de
heno” (John Constable, 1821, óleo, 130 x 185 cm) muestra el interés del artista por plasmar los
efectos atmosféricos promovidos por el cielo. La gama cromática es variada, los ocres del primer
plano, la variedad de tonos del verde desde el heno a los árboles, y los colores rojos como
complementario del verde en la mujer que lava y en el pescador. La pincelada se aplica con
pequeñas manchas y trazos superpuestos, a veces la pasta la aplica con espátula. Esta realización
con manchas visibles en las nubes y el arbolado es novedosa, aunque ya la aplicaba también
Goya.
El Romanticismo es un periodo muy complejo que tiene características muy diferentes
dependiendo el país en que se desarrolle. En España, el Romanticismo es más un sentimiento que
un pensamiento. En este país se desarrollaría con uno de los pintores más representantes y
reconocidos de la historia, Francisco de Goya. Nacido en el año 1746 en una humilde familia del
poblado de Fuendetodos (Zaragoza). Su producción artística experimentó diversas etapas: hay un
primer Goya tardobarroco y rococó, con pinturas de estilo suave, adulador y tonos pasteles, un
Goya neoclásico de líneas más depuradas y que se aprecia en detallas como la indumentaria o las
joyas presentes en los retratos que realiza y finalmente un Goya romántico que se deja llevar por
el sentimiento extremo y la subjetividad, a la vez que otorgo el protagonismo al pueblo como
sujeto y objeto del arte. “Goya, nacido del pueblo, pero ahora inextricablemente vinculado a los
ilustrados, fue testigo y representante de este paroxismo de esquizofrenia y violencia en que se
sumió la nación” Eisenman, S. (2001), “Las tensiones de la ilustración: Goya”, en Eisenman, S. F. y
otros, Historia crítica del arte del siglo XIX. Madrid, Akal editorial, p.87.
Francisco estudió e inició su formación artística con el maestro José Luzán Martínez, que le daría
las primeras clases de dibujo de forma privada. Posteriormente, fijó su objetivo en Madrid por lo
que en 1763 se trasladó a la capital con el deseo de hacer fortuna como pintor de la Corte. Una
vez allí, Francisco Bayeu lo emplea en su taller. Tras un breve paso y estancia por Italia volvió a
Zaragoza donde recibió sus primeros encargos dentro de una temática religiosa y un estilo
totalmente académico.
Los primeros encargos que recibe son gracias al matrimonio que contrae con Josefa Bayeu por lo
que en 1773 se pone al servicio de la Corte. Pintor de Cámara en 1789, logra cierto prestigio y

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comienza a cobrar honorarios elevados, añade el “de” a su apellido, dándose así ínfulas de
personaje noble y gran artista. Su obra abarca tanto la pintura como el mural, el dibujo y la
estampa, conocido también por sus extraordinarios tapices para los que elaboró innumerables
bocetos y cartones. La mayor parte de los cartones de Goya, siempre realizados al óleo sobre
lienzo, tratan temas de contenido vital y optimista; las figuras están relacionadas con una amable
naturaleza en la que se desarrollan aspectos costumbristas y cotidianos. En estas escenas
(campestres, de diversión, cacerías) se mezclaban nobleza y pueblo.
Comenzó siendo un artista que supo desligarse del rococó y el neoclasicismo. Pero en 1792 cae
enfermo y una sordera progresiva le dejará una secuela de por vida. Esta desafortunada situación
se vio reflejada en sus obras, las cuales dieron un notable giro que le aislará y propiciará que su
carácter sea más avinagrado y retraído.
Las influencias en la obra pictórica de Goya proceden de la pintura italiana, Rembrandt, la pintura
coetánea inglesa y por supuesto, la escuela española, en especial Velázquez, al que tratará de
emular con el retrato que realizó de la familia real y que nos remite a “Las Meninas”.
Sin embargo, Goya representa el paradigma de un artista: no renuncia a los beneficios de la
plasticidad pura, sino que muestra un compromiso social con su trabajo. El espíritu iluminado que
atraviesa la mayor parte de su proceso de producción lo confirma.
Goya, transita por un periodo totalmente critico a la ilustración, y lo demuestra en la mayoría de
sus obras. Tal es el caso de “Capricho N° 43” (Goya y Lucientes, 1793, grabado) donde el pintor se
representa rendido sobre su mesa de trabajo, animales le rodean y junto a él sus propios
monstruos y fantasmas. El artista trata de alguna manera explicarnos e indicarnos cómo la razón
libera sus fantasmas durante el sueño, a través del subconsciente. Goya añadió sobre este
trabajo: “Su intento sólo es desterrar vulgaridades perjudiciales y perpetuar con esta obra de
Caprichos el testimonio sólido de la verdad”. Lo más atinado es pensar sobre el deseo del artista
por desenmascarar todos los monstruos de la sociedad a través de sus estampas, destacando así
el poder de la razón sobre las tinieblas de la ignorancia, filosofía característica del pensamiento
ilustrado.
Con “El afilador”, (Goya y Lucientes, Óleo, 1808-1812,65 x 50 cm) Goya trata de aludir a la heroica
actitud de los poblanos ante el ejército francés, siendo estos el símbolo de la resistencia del
pueblo ante la aristocracia. Durante el periodo de revolución, la figura del afilador significaba de
gran importancia en el ejército, diferentes artilugios producidos por estos fueron indispensables
para una ferviente lucha en la que se empleaban navajas y cuchillos.
Carente de idealización, el artista representa a un campesino afilando un cuchillo con las mangas
de la camisa arremangadas y con el pecho descubierto. Se inclina ante la rueda de afilar,
transportada en una especie de carretilla que incluye un pequeño depósito de agua para enfriar la

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piedra. Levanta la vista de su trabajo para observar al espectador, con una mirada cómplice. Con
su gesto determínate Goya impacta de lleno en la emoción del espectador, simbolizando el
poderío del pueblo y la importancia de su trabajo. De esta manera se anticipa Goya
al Realismo que se desarrolla en Francia a mediados del siglo XIX. En cuanto a la composición
técnica, la pincelada empleada por el maestro es vigorosa, aplicando el óleo con fuerza y rapidez,
interesándose más por lo que quiere expresar que por como lo hace.
“El ruido en la cabeza y la sordera no han mejorado, pero su visión es mucho mejor y ya no sufre
los desórdenes que le hicieron perder el equilibrio”, Martínez y Zapater (amigos del artista)
describían así a un Goya inmerso ya en una etapa ya tardía del español.
La siguiente obra, que da cuenta de un acontecimiento histórico crucial en la historia de España,
tiene una fuerte carga expresiva, y se la reconoce como una de las obras más importantes de
Francisco. Es emblemática no solo por su tamaño, composición y dramatismo, sino por ser una
metáfora poderosa de la sinrazón de la guerra. “Los fusilamientos del 3 de mayo” (Goya y
Lucientes ,1813,Óleo , 268 cm × 347 cm) es una de las obras más representativas del artista , nos
sitúa en la madrugada del 3 de mayo de 1808 en la montaña del Príncipe Pío, un emplazamiento
que por entonces se encontraba en las afueras de Madrid. Las diferentes invasiones napoleónicas
en España sembraron el terror en la comunidad y esta es una escena en el cual Goya pone en
representación la frialdad y la dureza de los invasores. Pinta los heroicos anónimos con rostros
aterrizados y angustiados ante la crueldad de un ejército que a punta de fusiles los arremeten
contra un muro, la expresividad de los mismos alcanza una gran magnitud y fuerza, expresando la
irracionalidad de la guerra. En este cuadro podemos observar cómo Goya describe la estupidez, la
crueldad, la represión y la inhumanidad de su tiempo de una forma que era a la vez personal y
visionaria. Esta obra se basa en un acontecimiento donde el pueblo de Madrid se rebeló contra el
ejército napoleónico y como los franceses tomaron represalias al día siguiente y centenares de
personas fueron ejecutadas.
A nivel plástico la obra se caracteriza por utilizar una solución que le da a la pintura una textura
arenosa y mate. Redujo la gama cromática a la esencia más pura, ya que el ocre de la tierra se
funde con algunos de los trajes, el cielo nocturno negruzco, contrastando con el blanco de las
camisas de los fusilados y el rojo de la sangre. La simplificación de las formas apoya la unidad del
efecto, lo mismo que la pincelada empastada, a base de grandes trazos que preludian el
expresionismo contemporáneo.

CONCLUSION
Es entre finales del s. XVIII y principios del XIX donde se van a producir cambios políticos y
económicos fundamentales que desaparecerán por completo el absolutismo monárquico

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sustituido por los nuevos sistemas liberales y tras varias oleadas de revoluciones (entre ellas, la
revolución francesa). Aunque podemos definir a estas como las principales causantes del
desenvolvimiento artístico, hubieron otros factores necesarios el cual haremos mención en la
conclusión de este informe .
Si bien ambas tendencias son el producto de los diferentes acontecimientos revolucionarios, cada
una de ellas tuvo una reacción totalmente distinta en cuanto al mundo artístico, es decir, si bien
comparten algunas características en cuanto a su intención, difieren en sus ideas y en sus técnicas
a la hora de llevarlas al lienzo. El neoclasicismo es el producto del racionalismo, del
enciclopedismo, de la ilustración y del nuevo clasicismo durante las revoluciones. Mientras que el
Romanticismo es la antítesis de aquellas estructuraciones impuestas por los ilustrados, es la
respuesta crítica y rebelde de una tendencia demasiada impuesta.
Hay que tener en cuenta que en 1719 se descubría Herculano y en 1748, las ruinas de Pompeya,
sepultadas por las cenizas del Vesubio, esto fue la chispa necesaria que encendería el fuego
artístico en una época donde se respiraba la grandeza y nacionalismo del pueblo. El Neoclasicismo
se convertirá en el arte de la Revolución Burguesa, y el paso al frente de esta clase social que fue
determínate en la promulgación de las obras artísticas. La burguesía asume el papel de la
aristocracia destronada y será ella quien pague el nuevo arte para que decore los salones de su
casa (muchas obras se “empequeñecen”) o las grandes estancias públicas de los nuevos
Ayuntamientos, Cortes, etc.
Las Academias por su parte, creadas en este siglo subrayan el valor estético de lo clásico y “las
normas artísticas” frente al “mal gusto” barroco y rococó, lo que significó también el triunfo
artístico sobre las tendencias del antiguo régimen aristocrático.
Frente al racionalismo empezarán a surgir tendencias idealistas que se caracterizarán por el libre
desenvolvimiento de la personalidad, nace la critica que dio paso a una etapa, es decir, el
romanticismo es la respuesta critica del neoclasicismo.
Etapas cercanas, pero a su vez diferentes, de intenciones similares, pero de representaciones
distintas, orden y desorden, la razón y la respuesta del sentimiento humano, son sin duda alguna
parte de la revolución donde esta vez no hubo sangre, sino guerras en el pensamiento y en la
interpretación del ser humano en épocas donde se respiraba grandes cambios.

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IMÁGENES
NEOCALSISISMO:

“El Parnaso” (Anton Raphael Mengs ,1761, fresco, 313 x 580 cm)

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“La vendedora de cupidos” (Joseph Marie Vien,1763, Óleo sobre lienzo, 117 x 140 cm)

“El juramento de los Horacios” (Jacques-Louis David, 1784 ,Óleo  ,330 x 425 cm.) 

ROMANTICISMO:

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“Sheernes as seen fron the Nore” (William Turner, 1808, óleo,104 x 150 cm)

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“El carro de heno” (John Constable, 1821, óleo, 130 x 185 cm)

“Capricho N° 43” (Goya y Lucientes, 1793, grabado)

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“El afilador”, (Goya y Lucientes, Óleo, 1808-1812,65 x 50 cm)

“Los fusilamientos del 3 de mayo” (Goya y Lucientes ,1813,Óleo , 268 cm × 347 cm)

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Fuentes:
• Brevario de los estilos. Francisco Otta. Editorial Universitaria. Chile 1987.
• www.artehistoria.com
• Neoclasicismo. Roxana C. Fraticola
• Historia del Arte. A. Fernández - E. Barnechea - J. Haro. Editorial Vincens-vives. España.
Primera edición 1992
• Historia del Arte. E. H. Gombrich. Ediciones Garriga S. A. España Quinta edición 1975
• Neoclasicismo (s. XVIII). Cayetano Lupenna. Newsgroups: es.humanidades.arte
• http://es.wikipedia.org/wiki/Romanticismo"
• WEB Art Gallery. http://www.wga.hu
• Historia social del arte moderno, Boime, A (1994), 1. El arte en la época de la revolución,
1750-1800, Madrid, Alianza Forma.
• “Las tensiones de la ilustración: Goya”. Eisenman, S. (2001), en Eisenman, S. F. y otros,
Historia crítica del arte del siglo XIX. Madrid, Akal editorial.
• Foster, R. (1999), “Luces y sombras del siglo XVIII”, en Casullo, N, Forster, R y Kaufman, R,
Itinerarios de la Modernidad, Buenos Aires, Eudeba.
• Bozal, V. (2011). “La estela de Goya”, en Goya y su contexto, Actas del seminario
internacional celebrado en la Institución los días 27, 28 y 29 de octubre de 2011, 2013.
• Crow, T. (2001), “Patriotismo y virtud: de David al joven Ingres”, en Eisenman, S. F. y
otros, Historia crítica del arte del siglo XIX. Madrid, Akal editorial.

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