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DERECHO AL TRABAJO

(S.C.P. SCP0827/2016-S1 Sucre, 1 de septiembre de 2016; en virtud a los entendimientos


jurisprudenciales y los argumentos desarrollados en el Fundamento Jurídico III. 5 del
presente fallo)
(S.C.P. 0027/2018-S3 Sucre, 08 de marzo de 2018; en virtud a los entendimientos
jurisprudenciales y los argumentos desarrollados en el Fundamento Jurídico III. 1 del
presente fallo)
Sobre el derecho fundamental al trabajo la SCP 1034/2014 de 9 de junio, mencionó claramente:
La Constitución Política del Estado vigente, en la Primera Parte, Título II, Capítulo Quinto
referido a los derechos sociales y económicos, Sección III, sobre el derecho al trabajo y al
empleo, en el art. 46 establece que:
“El art. 46.I de la CPE, señala: I. Toda persona tiene derecho:
1. Al trabajo digno, con seguridad industrial, higiene y salud ocupacional, sin discriminación, y con
remuneración o salario justo, equitativo y satisfactorio, que le asegure para sí y su familia una
existencia digna’.
2. A una fuente laboral estable, en condiciones equitativas y satisfactorias.
II. El Estado protegerá el ejercicio del trabajo en todas sus formas’. Asimismo, en su art. 13.I,
refiere:
‘Los derechos reconocidos por esta Constitución son inviolables, universales, interdependientes,
indivisibles y progresivos. El Estado tiene el deber de promoverlos, protegerlos y respetarlos’.
La Declaración Universal de los Derechos Humanos en su art. 23.1 refiere que: “ El art. 23.1 de la
Declaración Universal de Derechos Humanos, señala: ‘Toda persona tiene derecho al trabajo, a
la libre elección de su trabajo, a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo y a la protección
contra el desempleo’.
En esa virtud, el derecho al trabajo establecido dentro de los denominados derechos sociales
configurados en la citada Norma Suprema, asegura para el trabajador y su familia una existencia
digna, es decir, proporciona el sustento diario vinculado con las necesidades básicas de alimentación,
salud y la propia existencia del ser humano, por consiguiente, con el derecho a la vida”.

La jurisprudencia constitucional definió al derecho del trabajo como: "La potestad, capacidad o
facultad que tiene toda persona para desarrollar cualquier actividad física o intelectual,
siendo un medio para conseguir recursos económicos, con los cuales pueda cubrir sus
necesidades y las de su familia -siendo su finalidad-, y a dedicarse a una actividad lícita en
condiciones justas y acordes con su dignidad, la propia Ley Fundamental establece el límite
del mismo al señalar expresamente que tal derecho debe ejercerse de manera que no
afecte el bien común ni el interés colectivo, así lo entendió la S.C. 1132/2000 de 1 de
diciembre la misma que es citada SC 0549/2007-R de 3 de julio, S.C. 0203/2005-R de 9 de
marzo misma que es citada en la SCP 0674/2012 de 2 de agosto.
Ampliando en la misma forma estableció la S.C.P. 0027/2018-S3 Sucre, 08 de marzo de
2018; en virtud a los entendimientos jurisprudenciales y los argumentos desarrollados en
el Fundamento Jurídico III. 1 del presente fallo; que el derecho al trabajo es un: Derecho
de naturaleza social y económica que significa la potestad o derecho que tiene toda
persona según su capacidad y aptitudes, a buscar un trabajo, postularse o acceder al
mismo, y mantenerlo, claro está de conformidad a las circunstancias y exigencias del
mismo, y según el orden normativo que lo regula, de tal manera que en base a este derecho
quien desarrolla la actividad física o mental también tiene derecho a una remuneración o salario justo
y equitativo con el fin de procurarse su propia manutención como la de su familia, para subsistir en
condiciones mínimas de dignidad humana.
(S.C.P. SCP0827/2016-S1 Sucre, 1 de septiembre de 2016; en virtud a los entendimientos
jurisprudenciales y los argumentos desarrollados en el Fundamento Jurídico III. 5 del
presente fallo)
Sobre el tema la SCP 1034/2014 de 9 de junio, mencionó claramente: “El art. 46.I de la CPE,
señala: ‘Toda persona tiene derecho: I. Al trabajo digno, con seguridad industrial, higiene y salud
ocupacional, sin discriminación, y con remuneración o salario justo, equitativo y satisfactorio, que le
asegure para sí y su familia una existencia digna’. Asimismo, en su art. 13.I, refiere: ‘Los derechos
reconocidos por esta Constitución son inviolables, universales, interdependientes, indivisibles y
progresivos. El Estado tiene el deber de promoverlos, protegerlos y respetarlos’.
La Declaración Universal de los Derechos Humanos en su art. 23.1 refiere que: ‘Toda persona tiene
derecho al trabajo, a la libre elección de su trabajo, a condiciones equitativas y satisfactorias de
trabajo y a la protección contra el desempleo’. En esa virtud, el derecho al trabajo establecido dentro
de los denominados derechos sociales configurados en la citada Norma Suprema, asegura para el
trabajador y su familia una existencia digna, es decir, proporciona el sustento diario vinculado con las
necesidades básicas de alimentación, salud y la propia existencia del ser humano, por consiguiente,
con el derecho a la vida”.
La jurisprudencia constitucional definió al derecho del trabajo como: "La potestad, capacidad o
facultad que tiene toda persona para desarrollar cualquier actividad física o intelectual,
siendo un medio para conseguir recursos económicos, con los cuales pueda cubrir sus
necesidades y las de su familia -siendo su finalidad-, y a dedicarse a una actividad lícita en
condiciones justas y acordes con su dignidad, la propia Ley Fundamental establece el límite
del mismo al señalar expresamente que tal derecho debe ejercerse de manera que no
afecte el bien común ni el interés colectivo, así lo entendió la SC 1132/2000 de 1 de
diciembre, SC 0203/2005-R de 9 de marzo misma que es citada en la SCP 0674/2012 de 2
de agosto.

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