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Duración 10 horas
El primer paso para iniciar un camino como promotor de lectura, a cualquier edad, es
empezar por reconocernos como lectores y este es un ejercicio en donde la memoria
es una pieza fundamental. Comprender nuestro propio proceso nos lleva a reflexiones
profundas. ¿Qué tan alejado estoy de los libros y de la lectura?, ¿soy cercano y no era
consciente de ello? Durante mi vida personal y profesional, ¿he mantenido viva esta
relación?, ¿me he distanciado del tema?, ¿cómo y por qué? Mi niñez, buena o mala,
¿cómo afecta mi práctica pedagógica y mi pasión por las letras?, ¿me leían o cantaban
en la infancia? Preguntas así llevan a la introspección sobre la trayectoria lectora de
cada participante. Este proceso refleja la historia lectora personal de cada maestra y
maestro, y hace posible la indagación de su práctica pedagógica en el presente. La
experiencia y relación que cada persona tiene con la lectura, las narrativas y los libros,
influyen en lo que damos a otros.
Tenemos que despertar la memoria a través de ejercicios que rescaten los recuerdos
de infancia, escuchar canciones del repertorio ancestral infantil latinoamericano,
seguir los consejos de expertos para estimular los sentidos y combinar los resultados
con ejercicios de creación y de escritura. Esta será la manera en que iniciaremos este
primer viaje de conexión con la pasión por las palabras contadas, habladas y escritas.
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Cómo quiero que las niñas y los niños me recuerden: historia de una
transformación.
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A unos les tomará el tiempo estimado en el seminario, a otros un poco más o un poco
menos. Cuando se trata de despertar pasiones y querer transmitirlas, debemos dejar
fluir y reposar las emociones. Esto toma tiempo y dedicación. Gran parte de las
respuestas serán escritas, pues la escritura nos ayuda a organizar las ideas, recuerdos
e iniciativas de manera extraordinaria y eficaz. Además, estas palabras quedarán
como su memoria, y a sus pares les servirá como una referencia a la que pueden volver
una y otra vez. ¡Ánimo!
Esos textos iniciales, guardados en la memoria como en una biblioteca personal, única
y exclusivamente nuestra, resguardan las voces ancestrales velando por sus
costumbres y tradiciones. Geografías, anécdotas históricas, acentos, jergas y usanzas
nos llegan a través de estas narraciones que pasan de voz en voz. Son potentes
imágenes que han viajado año tras año durante siglos, para recordarnos de dónde
venimos, dónde estamos y hacia dónde queremos seguir.
He ahí porqué debemos conservarlas y divulgarlas entre los nuevos lectores. Para que
ellos sean los portadores y voceros del patrimonio cultural de cada región. Se trata de
que nuestro cuerpo y voz se conviertan en libros viajeros.
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¿Se le ocurre algún otro objetivo? Recuerde que los conocimientos se construyen a
varias voces, y la suya siempre será primordial en este proceso.
Pero antes de ponernos manos a la obra, es una buena idea calentar motores con un
divertido canto.
Había una vez es una combinación mágica de palabras. Todos las llevamos en
nuestros bolsillos, tengamos o no una relación cercana con la lectura. Es una simple y
potente invitación, así como lo es el saludarse. Son palabras que representan un ritual
de iniciación, unas veces para adentrarnos en mundos imaginarios, y otras para
establecer relaciones afectuosas y armónicas. Saludarse tiene ese mismo encanto que
hechiza y nos da rienda suelta para jugar y crear, por eso pensamos que es una buena
excusa para empezar a jugar.
Existen muchas canciones que compartimos con los niños cada mañana. ¿Recuerda
alguna? La que hoy traemos para usted fue tomada de la tradición oral popular. ¿Qué
tal si, ahora, usted la adapta con los nombres de sus niños? Este es un ejemplo de
cómo podemos transformar los versos tradicionales:
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¡Manos a la obra!
El primer paso para iniciar un camino como promotor de lectura a cualquier edad, es
empezar por reconocer la historia personal, con nuestra propia voz, y así comprender
la cercanía o distancia que mantenemos con la palabra y el libro. Comprender este
proceso íntimo nos lleva a hacernos preguntas que tocan las fibras más profundas.
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Hoy en día, ¿me gusta leer?, ¿qué leo?, ¿le leo a otros?, ¿disfruto de ello? o, en
contraste, ¿qué me mantiene distanciado de lectura? Por otro lado, ¿me
gustaría que le leyeran?, ¿creo que así mi apetito lector se despertaría?
Sin pensarlo, elaboremos una lista de las palabras usuales en sus encuentros y observe
cuántas de estas se refieren a órdenes y reglas, cuántas están cargadas de emoción y
afecto, y cómo las podría convertir en una buena excusa para jugar, cantar o bailar,
para construir esos puentes afectivos.
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¿Nos animamos a hacer este tipo de experimentos y combinaciones con sus niños?
https://www.youtube.com/channel/UClwHOg3R8_q3YWI0K4thrQg/videos
¿Acaso sabíamos que las canciones, las historias y los juegos infantiles, así como los
demás lenguajes artísticos, no tienen edad alguna? Las palabras están llenas de
emociones y esto es lo esencial a la hora de expresarnos y contener a nuestros niños
y niñas en el aula. Saber qué cantar o contar, depende de los procesos lectores y
socioafectivos de cada uno de ellos, además de sus contextos y realidades. Por ello,
es esencial que conozcamos bien a cada uno, antes de etiquetar los contenidos por
edades. Esta puede ser una de las tareas más complejas de ser maestro, el ser
comprensivo y estar alerta ante las señales que los pequeños nos dan ¡trae grandes
satisfacciones!
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Así que, después de tantas reflexiones, ¡es momento para ahondar en el trabajo
individual! Para ello, busquemos un momento tranquilo del día. Cerremos los ojos y
respiremos profundamente varias veces. En cada respiración, repasemos cada parte
de su cuerpo, empezando por los dedos de los pies hasta llegar a la cabeza.
Dejémonos llevar por el ritmo de la respiración. La respiración centra, organiza y nos
conecta con el ritmo de nuestro cuerpo y mente. Nos recuerda el latir del corazón que
viene y va, impulso que nos da la vida.
Ahora escuchemos con atención, viajemos a los recuerdos más profundos de nuestra
infancia y hagamos memoria a través de estas actividades:
4. Hagamos una lista con estas remembranzas llenas de palabras, olores, sonidos,
texturas, colores y sensaciones significativas en estas etapas de la vida.
Tal vez no todos los recuerdos sean positivos o alegres. No importa, dejémonos llevar
sin juzgar los pensamientos o sensaciones. Ahora vayamos un lugar en el que
podamos reunir todos estos objetos, prendas y listados. En el piso, en la cama o en
una mesa.
Como un ejercicio aparte (que luego se unirá con el anterior), alistemos los siguientes
materiales: hojas en blanco o cartulinas (ojalá en formatos medianos o grandes),
lápices, colores o marcadores. Y una vez más:
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Aprovechando la tecnología, ¿qué tal si nos tomamos una fotografía con los teléfonos
celulares y trabajamos con esta imagen? Para combinar su percepción personal con
la de otro, también puede pedirle a un cercano que le envíe una descripción de cómo
lo ve y luego, lo combina con la imagen que tiene por delante. En fin, ¡hay miles de
maneras de hacer autorretratos! ¡A jugar se dijo!
Tercera parte.
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buscando que los sentidos del espectador se estimulen y aviven, dándole sentido y
significado a la obra.
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¿Todos estos ejercicios también los podemos hacer con nuestros niños en el aula? Por
supuesto, tendrían variaciones y adaptaciones según las características de los grupos.
Como la familia forma parte esencial de nuestro crecimiento como lectores, ¿qué tal
si la involucramos?
¿Halar el hilo de la memoria nos ha hecho variar nuestra percepción del mundo
y de nuestro oficio? Si es así, ¿cómo?
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Ahora, podemos sumarnos a este encuentro virtual con un experto que contestará,
desde su propia experiencia, qué opina acerca de estas mismas preguntas.
1. ¿Qué es leer?
2. ¿Cuántas maneras hay de leer?
3. ¿Cómo conectamos estas preguntas con los recuerdos de infancia?
Uno de los grandes objetivos de nuestro curso es crear un proyecto personal de aula,
en donde podamos incluir todos los elementos que iremos encontrando en el camino,
combinándolo con nuestros saberes y experiencias previas. Para empezar a darle
forma a este gran reto, charlemos con nuestro maestro o profesor acerca de los
siguientes puntos y anotemos:
¿Cómo planea usted sus actividades?, ¿por días, semanas, meses o semestres?
¿Incluye usted a los libros, las bibliotecas, la narración oral o las artes en estas
programaciones?
Estas respuestas serán nuestro punto de partida para darle un giro divertido y lleno
de matices a nuestros planeadores.
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Y colorín colorado…
Hemos llegado al final de una primera travesía, tanto individual como colectiva.
Esperamos que más que respuestas, las preguntas se multipliquen y estemos
dispuestos a enfrentarnos a nuevos retos. Sin embargo, para poder continuar, aún hay
un reto:
Ahora:
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