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Guía del estudiante

Curso virtual – Lecturas al aula

Módulo 1 Leer para crecer: experiencia lectora y autobiografía literaria

Duración 10 horas

Despertar la memoria a través de ejercicios que rescaten los recuerdos de infancia.


Escuchar canciones que hacen parte del repertorio ancestral infantil latinoamericano,
seguir consejos de los expertos para despertar los sentidos y combinar los resultados
con ejercicios de creación y de escritura, serán la manera en que iniciaremos este
primer viaje de conexión con la pasión por las palabras contadas, habladas y escritas.

El primer paso para iniciar un camino como promotor de lectura, a cualquier edad, es
empezar por reconocernos como lectores y este es un ejercicio en donde la memoria
es una pieza fundamental. Comprender nuestro propio proceso nos lleva a reflexiones
profundas. ¿Qué tan alejado estoy de los libros y de la lectura?, ¿soy cercano y no era
consciente de ello? Durante mi vida personal y profesional, ¿he mantenido viva esta
relación?, ¿me he distanciado del tema?, ¿cómo y por qué? Mi niñez, buena o mala,
¿cómo afecta mi práctica pedagógica y mi pasión por las letras?, ¿me leían o cantaban
en la infancia? Preguntas así llevan a la introspección sobre la trayectoria lectora de
cada participante. Este proceso refleja la historia lectora personal de cada maestra y
maestro, y hace posible la indagación de su práctica pedagógica en el presente. La
experiencia y relación que cada persona tiene con la lectura, las narrativas y los libros,
influyen en lo que damos a otros.

Tenemos que despertar la memoria a través de ejercicios que rescaten los recuerdos
de infancia, escuchar canciones del repertorio ancestral infantil latinoamericano,
seguir los consejos de expertos para estimular los sentidos y combinar los resultados
con ejercicios de creación y de escritura. Esta será la manera en que iniciaremos este
primer viaje de conexión con la pasión por las palabras contadas, habladas y escritas.

Explorar mi proceso lector partiendo de los recuerdos de infancia, para hacer un


recorrido personal y profesional en donde pueda palpar el porqué de mis prácticas y

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propuestas pedagógicas alrededor de la literatura. Lo anterior, pondrá en evidencia


mis nuevos intereses como promotor de lectura desde el quehacer del maestro de
aula.

Profundizar en la relación entre los distintos lenguajes (visual, plástico, sonoro,


dramático, entre otros) y la creación literaria, con el fin de propiciar una
ampliación de las experiencias de expresión y creación de las niñas y los niños.

Observar de manera amorosa y objetiva mi práctica pedagógica para


evidenciar aquellas experiencias lectoras que me gustan a mí, a los niños y a
las niñas, también aquellas que quisiera evitar o transformar.

Identificar los intereses y preguntas que tengo como maestro alrededor de la


lectura, la escritura, la oralidad y la literatura y que quiero explorar para
materializar en una propuesta pedagógica.

Mi historia lectora, cómo lo que viví en mi infancia y las experiencias vividas


afectan mi práctica pedagógica.

Cómo quiero que las niñas y los niños me recuerden: historia de una
transformación.

Había una vez…

Un módulo para reconocer la experiencia lectora y la autobiografía literaria.

Para tener en cuenta:

Vivimos a las carreras entre oficios y obligaciones, además de tener ritmos de


aprendizaje diferentes. Pero ¿qué tal hacer una pausa y regalarnos un momento de
aprendizaje? Será un corto, aunque intensivo periodo, en donde cada ejercicio le
aportará ideas para encontrarse con la palabra como herramienta de refugio y de
evolución. Deguste con placer y sosiego cada actividad, y verá cómo los nuevos
caminos y sentires llegarán a usted. ¡Pronto querrá compartirlos con otros!

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A unos les tomará el tiempo estimado en el seminario, a otros un poco más o un poco
menos. Cuando se trata de despertar pasiones y querer transmitirlas, debemos dejar
fluir y reposar las emociones. Esto toma tiempo y dedicación. Gran parte de las
respuestas serán escritas, pues la escritura nos ayuda a organizar las ideas, recuerdos
e iniciativas de manera extraordinaria y eficaz. Además, estas palabras quedarán
como su memoria, y a sus pares les servirá como una referencia a la que pueden volver
una y otra vez. ¡Ánimo!

¡Sean ustedes bienvenidos!

Este era un gato,


que tenía los pies de trapo,
y la cabecita al revés,
¿quieres que te lo cuente otra vez?

¡Por supuesto que queremos!


Por eso, esperamos que en este módulo usted pueda halar el hilo de su memoria y
contar y recontar su relación con las historias cantadas, contadas y escritas.
Queremos que explore aquellas aventuras propias, escondidas tras las rondas,
adivinanzas, juegos o retahílas de antaño, y que son los primeros “libros” a los que nos
enfrentamos.

Esos textos iniciales, guardados en la memoria como en una biblioteca personal, única
y exclusivamente nuestra, resguardan las voces ancestrales velando por sus
costumbres y tradiciones. Geografías, anécdotas históricas, acentos, jergas y usanzas
nos llegan a través de estas narraciones que pasan de voz en voz. Son potentes
imágenes que han viajado año tras año durante siglos, para recordarnos de dónde
venimos, dónde estamos y hacia dónde queremos seguir.
He ahí porqué debemos conservarlas y divulgarlas entre los nuevos lectores. Para que
ellos sean los portadores y voceros del patrimonio cultural de cada región. Se trata de
que nuestro cuerpo y voz se conviertan en libros viajeros.

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Exploremos el proceso lector personal partiendo de los recuerdos de infancia, para


así reconocer el porqué de mis prácticas y mis propuestas pedagógicas alrededor de
la literatura y así evidenciar mis nuevos intereses como promotor de lectura desde el
quehacer del maestro de aula.

Profundizar en la relación entre los distintos lenguajes (visual, plástico, sonoro,


dramático, entre otros) y la creación literaria, con el fin de propiciar una
ampliación de las experiencias de expresión y creación de las niñas y los niños.

Observar de manera amorosa y objetiva mi práctica pedagógica para


evidenciar aquellas experiencias lectoras que me gustan a mí, a los niños y a
las niñas, también aquellas que quisiera evitar o transformar.

Identificar los intereses y preguntas que tiene como maestro alrededor de la


lectura, la escritura, la oralidad y la literatura y que quiere explorar para
materializar en una propuesta pedagógica.

¿Se le ocurre algún otro objetivo? Recuerde que los conocimientos se construyen a
varias voces, y la suya siempre será primordial en este proceso.

Pero antes de ponernos manos a la obra, es una buena idea calentar motores con un
divertido canto.

Había una vez es una combinación mágica de palabras. Todos las llevamos en
nuestros bolsillos, tengamos o no una relación cercana con la lectura. Es una simple y
potente invitación, así como lo es el saludarse. Son palabras que representan un ritual
de iniciación, unas veces para adentrarnos en mundos imaginarios, y otras para
establecer relaciones afectuosas y armónicas. Saludarse tiene ese mismo encanto que
hechiza y nos da rienda suelta para jugar y crear, por eso pensamos que es una buena
excusa para empezar a jugar.
Existen muchas canciones que compartimos con los niños cada mañana. ¿Recuerda
alguna? La que hoy traemos para usted fue tomada de la tradición oral popular. ¿Qué
tal si, ahora, usted la adapta con los nombres de sus niños? Este es un ejemplo de
cómo podemos transformar los versos tradicionales:

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¡Manos a la obra!

El primer paso para iniciar un camino como promotor de lectura a cualquier edad, es
empezar por reconocer la historia personal, con nuestra propia voz, y así comprender
la cercanía o distancia que mantenemos con la palabra y el libro. Comprender este
proceso íntimo nos lleva a hacernos preguntas que tocan las fibras más profundas.

Tomemos apuntes de las respuestas en nuestro cuaderno:

¿Me leían o cantaban en la infancia?

¿Cómo las cualidades de mi niñez afectan mi práctica pedagógica y mi pasión


por las letras hoy en día?

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¿Qué tan alejado he estado o estoy de los libros y de la lectura? o, por el


contrario, ¿soy cercano y no era consciente de ello?

Hoy en día, ¿me gusta leer?, ¿qué leo?, ¿le leo a otros?, ¿disfruto de ello? o, en
contraste, ¿qué me mantiene distanciado de lectura? Por otro lado, ¿me
gustaría que le leyeran?, ¿creo que así mi apetito lector se despertaría?

Estas preguntas llevan a un ejercicio personal de evocación de imágenes y


sensaciones que creíamos perdidas. Por otra parte, mirar hacia atrás, ayuda a
enfocarnos en el presente. Si mi niñez no fue la soñada, si las palabras que me
rodeaban no tenían una carga poética, literaria o afectiva, ¿cómo puedo transformar
estos hábitos, actitudes y acercamientos con los niños y niñas, o incluso, con sus
familias? El ejemplo, como bien sabemos, será por siempre la herramienta pedagógica
más potente.

Sin pensarlo, elaboremos una lista de las palabras usuales en sus encuentros y observe
cuántas de estas se refieren a órdenes y reglas, cuántas están cargadas de emoción y
afecto, y cómo las podría convertir en una buena excusa para jugar, cantar o bailar,
para construir esos puentes afectivos.

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¿Qué otros ejemplos se nos ocurren?


¿Y si empezamos a inventarnos versos propios?

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No necesitamos ser afinados o grandes cantantes. El ritmo, la música de las palabras


y la emoción ¡serán más que suficientes! Sin duda, los niños agradecerán el afecto y
la alegría transmitida mediante estos cánticos.

¿Sabemos qué es un cotidiáfono?

Un cotidiáfono es un instrumento hecho con materiales tomados de la vida cotidiana,


tal como lo indica su nombre. Esto no solo nos recuerda que podemos hacer nuestros
propios instrumentos en el aula, también nos abre las posibilidades sonoras
combinando lo que usualmente denominamos como “ruido” o la música como tal.

¿Nos animamos a hacer este tipo de experimentos y combinaciones con sus niños?

Si quisiéramos ahondar más en cómo estos ruidos pueden acompañar hermosas


piezas musicales para niños, los invitamos a descubrir el mundo musical, sonoro y
literario que la gran pedagoga musical argentina Judith Akoschky ha dejado en su
trabajo titulado Ruidos y ruiditos:

https://www.youtube.com/channel/UClwHOg3R8_q3YWI0K4thrQg/videos

¿Acaso sabíamos que las canciones, las historias y los juegos infantiles, así como los
demás lenguajes artísticos, no tienen edad alguna? Las palabras están llenas de
emociones y esto es lo esencial a la hora de expresarnos y contener a nuestros niños
y niñas en el aula. Saber qué cantar o contar, depende de los procesos lectores y
socioafectivos de cada uno de ellos, además de sus contextos y realidades. Por ello,
es esencial que conozcamos bien a cada uno, antes de etiquetar los contenidos por
edades. Esta puede ser una de las tareas más complejas de ser maestro, el ser
comprensivo y estar alerta ante las señales que los pequeños nos dan ¡trae grandes
satisfacciones!

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Así que, después de tantas reflexiones, ¡es momento para ahondar en el trabajo
individual! Para ello, busquemos un momento tranquilo del día. Cerremos los ojos y
respiremos profundamente varias veces. En cada respiración, repasemos cada parte
de su cuerpo, empezando por los dedos de los pies hasta llegar a la cabeza.
Dejémonos llevar por el ritmo de la respiración. La respiración centra, organiza y nos
conecta con el ritmo de nuestro cuerpo y mente. Nos recuerda el latir del corazón que
viene y va, impulso que nos da la vida.

Ahora escuchemos con atención, viajemos a los recuerdos más profundos de nuestra
infancia y hagamos memoria a través de estas actividades:

Primera parte: En busca del tesoro perdido

1. Recorramos nuestro hogar y busquemos aquellos objetos que lo conecten con


su familia de origen (padres, abuelos, tíos o quien lo haya acogido durante su
infancia): fotografías, prendas de vestir, regalos y cartas, entre otras cosas.
¿Acaso empiezan a aparecer palabras, anécdotas e historias de cada uno?

2. Vayamos a la cocina y busquemos los condimentos, alimentos, vajillas, ollas,


recetarios o cubiertos que nos conecten con esas resonancias especiales de su
infancia. ¿Aparecen ahora olores, sonidos, texturas, imágenes, escenarios o
personas detrás de cada elemento elegido?, ¿hemos sentido la necesidad de
contárselo a alguien más?

3. Pensemos si en medio de estos recuerdos había cuentos, libros, canciones,


rondas o juegos.

4. Hagamos una lista con estas remembranzas llenas de palabras, olores, sonidos,
texturas, colores y sensaciones significativas en estas etapas de la vida.

Tal vez no todos los recuerdos sean positivos o alegres. No importa, dejémonos llevar
sin juzgar los pensamientos o sensaciones. Ahora vayamos un lugar en el que
podamos reunir todos estos objetos, prendas y listados. En el piso, en la cama o en
una mesa.

Segunda parte: Autorretratos

Como un ejercicio aparte (que luego se unirá con el anterior), alistemos los siguientes
materiales: hojas en blanco o cartulinas (ojalá en formatos medianos o grandes),
lápices, colores o marcadores. Y una vez más:

1. Cerremos los ojos y pensemos en sus características personales: cómo es su


nariz, sus pómulos, cicatrices, sus cejas, el color de su tez…

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2. Frente a un espejo, tracemos con los dedos su perfil y sus rasgos.


Consideremos de qué parte de la familia provienen esos rasgos. ¿Representan
una cultura o una región? ¿Nuestro cuerpo, voz y forma de hablar tendrán sus
propias características gracias a esto mismo?

3. En la hoja de papel o cartulina dibujemos esta misma silueta.

¿Sabe usted qué es un autorretrato?

Patricia Geis en su libro Cuadernos de arte: Autorretratos, dice:

Mucho antes de que existieran los móviles, los artistas ya se representaban a sí


mismos. El primer autorretrato que conocemos es egipcio, del año 7300 a. C.,
aunque entonces era algo realmente inusual porque, durante siglos, solo se
retrataba a quienes eran poderosos. Además, ¡no existían espejos para ver su
reflejo! Los artistas suelen realizar su autorretrato mirándose en un espejo,
aunque otras veces se retratan según como «se piensan» a sí mismos, como se
recuerdan o como se sienten. Y cada uno lo hace con su propio estilo. ¡Atrévete
a pintar el tuyo!

Como veremos en las siguientes imágenes, los artistas se perciben a sí mismos de


varias formas, estilos y colores pues lo que observan, se mezcla y entrecruza con sus
recuerdos, sentimientos y estados anímicos. Por otra parte, sus obras varían de
acuerdo con la historia que ellos quieren transmitir al espectador:

Algunos autorretratos de artistas famosos son:

1. Van Gogh / Public domain


2. Autoretrato de Duchamp
3. Autoretrato de Kazimir Malévich / Dominio público

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Esta actividad la pueden realizar de manera individual o en pareja. Incluso, pueden


invitar a los padres de familia a jugar en casa. Podemos recortar marcos de cartulina,
cartón paja o de cualquier material que tengamos a la mano. Después, alguien
sostiene el marco frente a su cara. Quien está al frente, dibuja con marcadores o
pinturas la cara del que está en el cuadro. Luego, nos intercambiamos. Si estamos
solos, podemos construir los marcos y pegarlos a un espejo.

Aprovechando la tecnología, ¿qué tal si nos tomamos una fotografía con los teléfonos
celulares y trabajamos con esta imagen? Para combinar su percepción personal con
la de otro, también puede pedirle a un cercano que le envíe una descripción de cómo
lo ve y luego, lo combina con la imagen que tiene por delante. En fin, ¡hay miles de
maneras de hacer autorretratos! ¡A jugar se dijo!

Al culminar nuestro autorretrato, veremos la conexión entre cómo se ve y cómo se


siente. Examinemos cómo, a través de una pieza artística, estamos exponiendo
nuestra autobiografía y cómo se entremezclan los sentimientos acerca de cómo
éramos, cómo somos ahora y cómo soñamos ser, pues estamos en constantes
búsquedas y transformaciones. Lo maravilloso de encontrarnos con nosotros mismos
es hacer estas íntimas exploraciones que a veces nos hacen revivir momentos duros y
otras nos reconfortan y nos hacen abrir la ventana a los sueños por cumplir.

Ahora, hagamos el mismo recorrido mental en relación con la lectura, a manera de


autorretrato o autobiografía lectora. A este ejercicio podemos llamarlo una
radiografía lectora. Así, démonos la oportunidad de crear nuestro propio mapa lector
que abarque aquellas lecturas y momentos placenteros desde nuestra niñez hasta
ahora. Incluya sus lecturas significativas y piense en cuáles de ellas quisiera seguir
transmitiendo. ¿Cómo y a quiénes querríamos hacerlo? Por otra parte, incluyamos las
experiencias y lecturas negativas que vienen a su mente. Todos estos elementos nos
darán pistas claves para que podamos generar en nuestras prácticas ese placer y
disfrute por el acto de leer.

Tercera parte.

¿Sabemos qué es una instalación?


Es una de las expresiones artísticas más divertidas, dadas sus características sin
fronteras o límites. Además, la mayoría de las veces el público puede interactuar con
ella. La idea surgió como parte del arte contemporáneo alrededor de 1950, y se dice
que fue Marcel Duchamp uno de los primeros en atreverse a abrir este nuevo camino.

Las obras se exhiben durante un periodo de tiempo y pueden ser expuestas en


cualquier lugar, aunque algunas son creadas solo para un espacio particular. Los
materiales usados son de muy diversa naturaleza, y se incluyen otras disciplinas como
la fotografía, el videoarte, las computadoras y el sonido, entre otros, siempre

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buscando que los sentidos del espectador se estimulen y aviven, dándole sentido y
significado a la obra.

1. Katie Paterson y Zeller Moye Hollow – Hollow


2. Nele Azevedo – Hombres de hielo
3. Marcel Duchamp – La tela de araña

Una idea más…

¿Cómo podríamos hacer de este ejercicio un autorretrato más interactivo?


¿Le agregaríamos canciones, elementos para comer, hierbas aromáticas para oler…?

1. A manera de instalación, incluyamos los elementos recogidos en la primera


parte y súmelo a nuestras siluetas.

2. Pensando en los recuerdos de infancia, escribamos detalladamente en el


cuaderno aquello que quisiéramos conservar para transmitir a los niños en el
aula, y lo que quisiéramos transformar en las prácticas.

3. Tomemos una foto de su composición y de sus anotaciones, y súbalas a la


plataforma.

¡Ojo! No olvidemos consultar, intercambiar opiniones y nutrir nuestro trabajo


individual con el apoyo y comunicación constante con nuestro tutor o maestro.

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¿Todos estos ejercicios también los podemos hacer con nuestros niños en el aula? Por
supuesto, tendrían variaciones y adaptaciones según las características de los grupos.

¿Qué otras ideas se nos ocurren?

Como la familia forma parte esencial de nuestro crecimiento como lectores, ¿qué tal
si la involucramos?

Es magnífica la idea llevar un cuaderno de bitácora con los apuntes, preguntas,


reflexiones e ideas que se nos ocurran en el camino. En adición, esto es un gran
ejercicio de escritura y junto con sus memorias nos servirá para alimentar la labor
diaria en el aula. También será útil a la hora de compartir experiencias con nuestros
pares y preguntarnos qué actividades funcionaron, cuáles no, y las razones.
Recordemos que no hay respuestas “buenas” o “malas”. Tratamos de enaltecer
palabras propias, sentires, saberes e historias, combinarlos y nutrirlos con las otras
voces que forman parte de este camino de aprendizaje.

Así, después de haber realizado los anteriores ejercicios, preguntémonos y


escribamos:

¿Halar el hilo de la memoria nos ha hecho variar nuestra percepción del mundo
y de nuestro oficio? Si es así, ¿cómo?

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¿Alguna vez habíamos reflexionado acerca de la idea de que somos historias,


somos “libros de la vida” y que los niños están ávidos por escuchar nuestros
relatos?

¿Encontramos conexiones entre abrazar a sus alumnos con palabras literarias,


poéticas y afectivas desde los primeros años, y el formar lectores? Si es así,
¿cuáles vínculos podemos apreciar?

No contestemos estas preguntas de inmediato. Tomémonos nuestro tiempo y


empecemos a tejer sus pensamientos con relación a las actividades y reflexiones
hechas en los anteriores puntos. Abramos la puerta a la transformación, al diálogo y
al debate, pues en el siguiente foro virtual seguro habrá varios puntos de vista
distintos.

Ahora, podemos sumarnos a este encuentro virtual con un experto que contestará,
desde su propia experiencia, qué opina acerca de estas mismas preguntas.

Después de unos días de arduo trabajo individual, tengamos todo preparado:


cuaderno, anotaciones, pensamientos, aprendizajes, preguntas y autorretratos. En la
tutoría y encuentro virtual empezaremos a conectar todas estas ideas con relación a
tres preguntas de nuestro interés alrededor de la literatura, la oralidad, la lectura y la
escritura.

1. ¿Qué es leer?
2. ¿Cuántas maneras hay de leer?
3. ¿Cómo conectamos estas preguntas con los recuerdos de infancia?

Uno de los grandes objetivos de nuestro curso es crear un proyecto personal de aula,
en donde podamos incluir todos los elementos que iremos encontrando en el camino,
combinándolo con nuestros saberes y experiencias previas. Para empezar a darle
forma a este gran reto, charlemos con nuestro maestro o profesor acerca de los
siguientes puntos y anotemos:

¿Cómo planea usted sus actividades?, ¿por días, semanas, meses o semestres?

¿Cómo vincula contenidos, saberes y objetivos de aprendizaje de manera


transversal durante sus proyecciones?

¿Incluye usted a los libros, las bibliotecas, la narración oral o las artes en estas
programaciones?

Estas respuestas serán nuestro punto de partida para darle un giro divertido y lleno
de matices a nuestros planeadores.

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Y colorín colorado…

Hemos llegado al final de una primera travesía, tanto individual como colectiva.
Esperamos que más que respuestas, las preguntas se multipliquen y estemos
dispuestos a enfrentarnos a nuevos retos. Sin embargo, para poder continuar, aún hay
un reto:

Vamos a construir un juego de cartas para combinar y reflexionar sobre el proceso


vivido. En una hoja o en una cartulina, recortemos una tarjeta de las dimensiones de
un naipe con estas medidas: 6 cm por 9 cm.

Ahora:

1. Una vez más, dibujemos la silueta de su rostro.


2. Si tuviéramos que describir con un solo color la sensación que nos deja la
participación en este módulo, ¿cuál sería?
3. Ahora, en el lado inverso de la carta, escribamos tres frases del porqué de esta
elección.
4. Comparta estas reflexiones con su tutor y maestro.
5. Guardemos la carta para el siguiente proceso de evaluación.

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