Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Terapia Interpersonal - María Dieguéz PDF
Terapia Interpersonal - María Dieguéz PDF
5
Serie:
GUÍAS TÉCNICAS
Directores:
6
7
MARÍA DIÉGUEZ PORRES FRANCISCO GONZÁLEZ AGUADO ALBERTO
FERNÁNDEZ LIRIA
8
9
Presentación
Prólogo
1.5.2. Manualizada
1.5.5. Objetivos
10
1.6.2. Focalizada
1.7.3. Distimia
Caso clínico
Preguntas de autoevaluación
11
2.1.1. Ocuparse de la depresión
2.2.I. Duelo
2.4. Técnicas
Caso clínico
Preguntas de autoevaluación
Claves de respuesta
Lecturas recomendadas
Nota bibliográfica
12
13
14
Los psiquiatras Alberto Fernández Liria, María Diéguez y Francisco González Aguado
han escrito un espléndido texto de Terapia Interpersonal describiendo su trabajo y su
experiencia docente en España, Portugal y otros países de habla hispana. Este libro es
una muy necesaria traducción al español de los fundamentos y la práctica de TIP que
hace accesible el tratamiento a profesionales de habla hispana de todo el mundo. Su texto
contribuirá a promover la diseminación de la Terapia Interpersonal, uno de los
tratamientos empíricamente validados que todos los clínicos deberían conocer.
15
16
En lo que hoy son los Servicios de Salud Mental correspondientes al Hospital
Universitario Príncipe de Asturias comenzamos a utilizar el manual de Terapia
Interpersonal (TIP) de Klerman (Klerman, Rousanville, Chevron, Neu y Weissman,
1984) en 1991. El propósito de hacerlo así era doble. Por un lado nos proporcionaba un
método de formación estructurado y poco disonante con el modelo médico en el que
venían formados los residentes de Psiquiatría, que nos permitió que estos comenzaran a
familiarizarse con la psicoterapia desde muy al principio de su formación y que pudieran
embarcarse en su práctica sin necesidad de haber acumulado previamente una cantidad
importante de conocimientos teóricos (a los que en todo caso iban accediendo lentamente
a lo largo de la residencia). Por otro, proporcionaba una guía útil para que los residentes
de Psicología clínica, que tenían un mayor bagaje teórico desde el que afrontar la
práctica de la psicoterapia, pudieran orientar su interés en las entrevistas y las preguntas
con las que guiaban hacia áreas diferentes a las que los orientaban lecturas a veces muy
estrechas del modelo cognitivo-conductual dominante en las facultades de Psicología. El
enfoque no doctrinal de partida fue, sin duda, parte del atractivo de este manual. El otro
atractivo tenía que ver con el hecho de tratarse de un método de tratamiento sometido a
contrastación empírica y que por sus características de localidad y brevedad podía ser
incorporado a la práctica estándar en el sistema público de atención a la salud mental.
17
A.Fernández Liria y Rodríguez Vega, 2003).
El que sigue a esta presentación es el primer texto en forma de libro producido por el
grupo español. Se ajusta rigurosamente al manual aunque creemos que, de algún modo,
se ha hecho - por los ejemplos clínicos, por el estilo - más transculturalmente aceptable y
más adaptado a la práctica en la atención pública a la salud mental, en cuyo seno ha
tenido lugar el desarrollo de la terapia interpersonal en nuestro país.
18
19
1.1. Terapia interpersonal: de placebo a fórmula magistral
La terapia interpersonal (TIP) es una modalidad de psicoterapia breve creada por Gerald
Klerman y sus colaboradores y descrita en un manual cuya primera publicación data de
1984. La cita con la que arrancamos (extraída de la actualización del manual original de
terapia interpersonal, publicado en 2000 y firmado por sus continuadores Mirna
Weissman y John C.Markowitz - además del propio Gerald Klerman, fallecido en 1992, a
título póstumo-) expresa en pocas líneas lo esencial de la intervención y sus postulados
básicos (Weissman, 2000).
La terapia interpersonal surge en los años setenta del pasado siglo, cuando el modelo
médico y la eficacia de los tratamientos farmacológicos copaban la investigación en
psiquiatría. Se podría decir que la TIP fue construida de manera "retrógrada" ya que,
más que una intervención basada en una teoría psicopatológica, fue inicialmente
concebida como "condición placebo manualizada" en un estudio sobre la eficacia de
psicofármacos en la depresión. Lo que luego sería la terapia interpersonal se llamó en los
primeros ensayos clínicos "condición alto contacto", presuponiendo que podría haber
algunos beneficios terapéuticos inespecíficos como efecto del contacto con un terapeuta,
pero no atribuibles a una técnica específica. En contra de las expectativas de los
investigadores, los primeros estudios con TIP demostraron eficacia terapéutica. Es
entonces cuando Klerman y su grupo de colaboradores, en un trabajo coordinado. Desde
varios lugares de EEUU, amplían la descripción de la técnica y comienzan su
fundamentación teórica y empírica. Los autores destacan su carácter plural, no
doctrinario y empírico y su construcción sobre la base de la experiencia clínica y la
evidencia experimental. Desde sus orígenes pretendieron diseñar un procedimiento
específico para intervenir sobre trastornos depresivos (definidos con los criterios del
20
DSM para trastorno depresivo mayor).
Este interés en la investigación que ha guiado las acciones del grupo desde los
orígenes se ha mantenido a lo largo de todo su desarrollo posterior, de manera que cada
propuesta de nueva aplicación ha sido sustentada en una demostración de su eficacia a
través de ensayos clínicos y, generalmente, buscando la comparación al menos con
placebo y tratamiento farmacológico y, frecuentemente, con otros tratamientos
psicológicos y terapia combinada. Probablemente hay pocos tratamientos psicológicos
cuya eficacia esté tan bien establecida como la de la TIP para episodios agudos de
depresión mayor. Ya en el momento de la publicación del manual había sido demostrada
su eficacia frente a "tratamiento habitual", a tricíclicos y a combinación de TIP y
tricíclicos (Weissman et al., 1979; Klerman et al., 1974). La TIP para depresión mayor
fue uno de los tratamientos estudiados en el que pro bablemente es el proyecto más
ambicioso de evaluación de eficacia de tratamientos psicológicos terminado hasta la
fecha: el Proyecto Coordinado de Investigación sobre el Tratamiento de la Depresión del
Instituto para la Salud Mental Americano (NIMH). En este estudio se compararon cuatro
condiciones de atención a pacientes deprimidos (excluidos bipolares y psicóticos): Terapia
Cognitivo-conductual de la Depresión (TCD), Terapia interpersonal de la depresión
(TIP), Imipramina más Manejo Clínico (IMI-MC) (especificado en un manual elaborado
al efecto) y Placebo más Manejo Clínico (PLA-MC). Entre sus conclusiones destacan:
2)Todas las formas de tratamiento activo resultaron más eficaces que el placebo
(efectos que son más evidentes para TIP y IMI-MC - no así para TCD - si se
utilizan criterios de recuperación en lugar de respuesta).
21
disfunción cognitiva en los pacientes con alteración menos grave de estos
parámetros).
En los últimos años los estudios se han orientado a tratar de probar la eficacia de la
TIP en depresión frente a psicofármacos; frente a otras modalidades de terapia breve -
fundamentalmente TCC pero también terapia de apoyo o terapia de pareja-; en diferentes
grupos de edad (adolescentes, ancianos), en poblaciones de riesgo (embarazadas y
puérperas); depresión asociada a duelo complicado; en la prevención del comienzo de
cuadros depresivos, así como en la depresión en diferentes encuadres como atención
primaria o unidades de hospitalización y en poblaciones culturalmente diferentes. Además
de en depresión mayor, la investigación hasta el momento alcanza, con resultados y
grados de evidencia variables, otros trastornos afectivos, desde la distimia a la depresión
recurrente; trastornos de ansiedad como trastorno de pánico, fobia social o estrés
postraumático; y bulimia nerviosa. Hay también trabajos sobre trastorno somatomorfo y
trastorno borderline sin evidencia demostrada hasta la actualidad.
22
espectro de los trastornos afectivos (ej., VIH deprimidos, depresión postparto) y plantean
que se debe evaluar si la TIP ha de ser considerada como la "psicoterapia universal" para
todos los tipos de depresión o si podría tener más utilidad en determinadas
circunstancias. Según su análisis, las depresiones en las que existe un fuerte componente
de "endogenicidad" responderían más rápidamente y mejor a la medicación, y la
psicoterapia ofrecería, como mucho, un efecto potenciador, la recurrencia sería mayor
cuando solo se utiliza TIP. Además, los estudios demuestran que las depresiones con
comorbilidad predicen una peor respuesta mientras que las depresiones que suceden en el
contexto de cambios vitales o problemas reales tendrían una mejor respuesta a TIP. El
grupo de De Mello llega a esta misma conclusión al tratar de explicar los mejores
resultados de TIP frente a TCC y plantea que la terapia interpersonal tendría una
indicación y mayor efectividad en aquellas depresiones que suceden en el contexto de
problemas reales, precisamente por ser éstos el foco del tratamiento (De Mello et al.,
2005). Con todo, un reciente metaanálisis firmado por el grupo de Cruijpers (Cruijpers et
al., 2011) que incluye estudios que comparan la TIP en Depresión con varias condiciones
- ausencia de tratamiento, tratamiento como de costumbre, otras psicoterapias,
psicofármacos y tratamiento combinado - y con un total de 4.356 pacientes, confirma
que la terapia interpersonal es un tratamiento eficaz en depresión en monoterapia o como
tratamiento combinado.
El manual encarna un proyecto que cobra cuerpo en relación con algunas circunstancias
históricas. En primer lugar, se inscribe en el movimiento que comienza a desarrollar por
entonces un trabajo sistemático que pretende contradecir con pruebas y aseveraciones
como las del célebre informe en el que Eysenck afirmaba, no sólo que no existía ninguna
prueba de que la psicoterapia fuera eficaz para el tratamiento de los trastornos mentales,
sino que además los indicios existentes parecían indicar lo contrario. Se trata de someter
la modalidad de psicoterapia propuesta a las mismas pruebas a las que somete a cualquier
tratamiento médico. Para ello habrá que ceñirse a entidades diagnósticas bien definidas y
generalmente aceptadas.
23
Por otra parte, en los primeros años ochenta se produce lo que uno de los más
lúcidos teóricos de la psicoterapia - psicoanalíticamoderna, Lester Luborsky calificó
como una pequeña revolución: la aparición de los primeros manuales de psicoterapia
(Luborsky, DeRubies, 1984). Estos se presentan en primer lugar como un instrumento
para la investigación y lo que pretenden es homogeneizar las intervenciones de los
diversos participantes en una investigación y proporcionar un canon con el que
compararlas. Como efecto secundario proporcionan un procedimiento de entrenamiento
en intervenciones bien definidas. Su utilidad a ambos efectos ha hecho proliferar, desde
entonces, las manualizaciones de psicoterapias, ya sea de orientación cognitiva, como la
terapia cognitiva de la depresión de Beck (Beck, Rush, Shaw, Emery, 1979) o el modelo
de Clark (Clark, 1991) en trastorno de pánico e hipocondría; psicoanalítica, como las
intervenciones propuestas por Luborsky, Strupp y Binder o Sifneos (Luborsky, 1984;
Strupp y Binder, 1984; Sifneos, 1992), por mencionar algunas de las más representativas
y ya sean diseñadas para intervenir sobre un tipo de trastornos - depresión, ansiedad,
trastornos adaptativos, trastornos de la conducta alimentaria, trastornos de la
personalidad e incluso trastorno bipolar o esquizofrenia - o para atender trastornos
neuróticos en general.
Así, aunque el texto originario transpira una sensibilidad hacia lo relacional, el modo
en el que se presenta hoy la terapia interpersonal no es como aplicación de la psicoterapia
interpersonal tal y como fue concebida por los psicoterapeutas de esa escuela, sino como
un procedimiento específicamente ideado para un determinado trastorno y legitimado no
por su coherencia con una teoría, sino por la eficacia demostrada en ensayos clínicos.
Por eso, más que a sus raíces históricas, a los proponentes les gusta centrarse en lo que
consideran los fundamentos empíricos de la propuesta.
24
1.3. Base teórica de la terapia interpersonal
25
conceptualización de los trastornos, sino también en la configuración de las alternativas
asistenciales.
Un aspecto importante de la teoría de Sullivan tiene que ver con el rol del terapeuta
durante la entrevista. Por un lado planteaba la importancia de que éste asuma un rol de
experto que consiga inspirar en el paciente confianza y respeto hacia su competencia, lo
que facilita la progresión del proceso terapéutico. Pero esta posición no debe generar
distancia por parte del terapeuta que más bien se posiciona como un observador-
participante en la relación. Sullivan contemplaba la relación terapéutica como una
relación interpersonal recíproca en la que las motivaciones y características de ambos,
terapeuta y paciente, influían en la propia interacción. Desafió el método psicoanalítico
de asociación libre, en favor de intervenciones que permitieran trabajar sobre acon
tecimientos e interacciones reales, abogando por el uso de preguntas directas.
26
El concepto de Apego evolucionó del psicoanálisis, concretamente de la teoría de las
relaciones objetales. El primero en desarrollar una teoría del apego fue John Bowlby
(Bowlby, 1969, 1973, 1979, 1980) quien, integrando conceptos procedentes de la
etología, la teoría evolucionista y el psicoanálisis, intentó dar una explicación a la
tendencia de los niños a establecer lazos afectivos preferentes con sus cuidadores y,
sobre todo, las reacciones que se suceden a la ruptura de esos lazos. La teoría del apego
se basa en la premisa de que los seres humanos tienen una tendencia innata a formar
relaciones interpersonales con otros. La conducta de apego está destinada a mantener
cerca al cuidador para satisfacer el necesario impulso de explorar y enfrentarse al mundo.
Una de las observaciones más interesantes, extraída de la observación sistemática de
niños que eran separados de sus cuidadores principales, es que la ruptura de los vínculos
de apego llevaba a una secuencia predecible de fuertes reacciones emocionales: una
primera reacción de protesta con evidente malestar y conductas motoras; seguida de
desesperación, con llanto y disminución de la actividad motora; finalmente el bebé
mostraba indiferencia, y se retiraba del contacto social dejando de mostrar interés por los
demás.
27
relaciones, han tenido cuidadores que respondían de forma consistente a las necesidades.
Las personas con un apego inseguro evitativo han tenido cuidadores rechazantes y con
aversión al contacto; anticipan que no van a recibir cuidados adecuados cuando los
necesitan y se muestran esquivos de la intimidad que sacrifican por la autonomía. Por
último, las personas que desarrollan un apego inseguro ambivalente han tenido
cuidadores inconsistentes (intrusivos o indiferentes) y tienen la necesidad de buscar
constantemente el cuidado, se muestran ambivalentes y con ansiedad de separación.
A la vez la teoría del apego ha tenido un papel central en los intentos de establecer
nexos entre la práctica de la psicoterapia, los hallazgos de las investigaciones sobre el
desarrollo y la neurobiología (Siegel, 1999; Stern, 1985, 2004) hasta el punto de ser el
articulador de lo que hoy se conoce como neurobiología interpersonal construida sobre el
hallazgo de que el ser humano está biológicamente determinado para la relación y que,
sin una compleja relación con el otro no sólo no se logra un desarrollo psicológico sano,
sino que no se completa de un modo adecuado la maduración del sistema nervioso
(Siegel, 1999).
Sobre esta base se han propuesto en los últimos años diversas formas de psicoterapia
basadas en la teoría del apego que, aunque no están históricamente relacionadas con ella,
contienen claves que permitirían leer desde esa perspectiva las propuestas de la terapia
interpersonal de la depresión (Holmes, 2001; Wallin, 2007).
28
varios campos de investigación que ponen de manifiesto los aspectos psicosociales de la
depresión, así como la importancia de los acontecimientos interpersonales en el origen y
como consecuencia de los trastornos depresivos. El desarrollo de la TIP y la
investigación que lo sustenta ha mostrado la validez de los presupuestos iniciales en todos
los trastornos mentales con los que se ha trabajado con escasas modificaciones de la
técnica original. La evidencia empírica se puede agrupar bajo dos conceptos: aquella que
relaciona los trastornos mentales con acontecimientos interpersonales; y los estudios que
apuntan a que las enfermedades mentales generan conflictos interpersonales que
actuarían como sus perpetuadores.
En duelo, los autores apelan a los trabajos ya clásicos de Bowly (1969, 1977) sobre
la necesidad de vinculación en humanos y primates y la aparición de cuadros que
recuerdan los depresivos cuando se rompen esos vínculos. Las publicaciones de
Lindeman (1944), Clayton (1968), Maddison et al. (1967, 1968) o la propia Mirna
Weissman (1979) ilustran la relación de duelos complicados con la aparición posterior de
cuadros depresivos. Los trabajos de Paykel et al. (1969); Pearlin y Lieberman, (1977) y
la propia Weissman et al. (1974, 1979) confirman la relación de dificultades conyugales
con la aparición de cuadros depresivos. Overholser y Adams, (1977) destacan la
presencia de cambios vitales asociados a depresión.
29
la presencia de soporte social frente a los cuadros depresivos Henderson (1977, 1979,
1981); Brown, Harris y Copeland (1977) o Miller e Ingham, (1976), entre otros.
30
Es, pues, una intervención práctica e intuitiva, que incorpora estrategias de uso
habitual en la práctica clínica. Cualquier profesional con experiencia en clínica - desde
psiquiatras a trabajadores sociales - y un entrenamiento específico que incluye una
supervisión de casos exigente y reglada, puede convertirse en terapeuta interpersonal.
31
Stuart, 2003). Los terapeutas que trabajan con pacientes graves (Ej., tras torno
borderline o somatizadores) plantean que la técnica puede ser eficaz con modificaciones
del encuadre en este sentido.
1.5.2. Manualizada
La terapia interpersonal se inscribe dentro del modelo médico. Esto significa varias cosas
en la práctica. Por un lado, la depresión y otros síndromes psicopatológicos se conciben
no como manifestaciones de un conflicto interno ni como síntomas o estados de ánimo,
sino como entidades clínicas bien definidas, tal y como son descritas en las
clasificaciones oficiales de los trastornos mentales (DSM y CIE). Es decir, que se habla
de enfermedad. Esto, que no se debe tomar como una "verdad" y con criterios de
realidad, tiene su explicación en los objetivos para los que fue creada la TIP, pero
también se puede considerar una estrategia más del tratamiento. Conviene destacar que
ni la intención ni el efecto de esta forma estratégica de definir los problemas son
"psicopatologizar o psiquiatrizar" manifestaciones normales, propias del malestar
cotidiano derivado de circunstancias vitales - de hecho, la TIP no se propone como
tratamiento, por ejemplo, del duelo normal-, sino de redefinir como enfermedad las
manifestaciones que sí son síntomas de un trastorno bien definido y trabajar con la idea
de que quien los padece, mientras duren, puede ser considerado como enfermo y, entre
otros, tiene derecho a recibir comunicación explícita de su diagnóstico, pronóstico y
posibles tratamientos. El reco nocimiento del paciente como enfermo constituye uno de
los elementos esenciales del tratamiento y merece consideración aparte cuando se hable
del rol de enfermo.
32
determinan la reacción del individuo a los acontecimientos interpersonales y forman parte
de la vulnerabilidad a determinadas condiciones psicopatológicas. La terapia
interpersonal, y quizá sea esta una de las características por las que ha encontrado un
lugar específico entre el resto de enfoques, interviene directamente para disminuir los
síntomas y producir cambios sobre las relaciones interpersonales y la adaptación social
actuales del paciente. Por ser una terapia breve, no interviene sobre la personalidad pero
los autores destacan que un trabajo directo y sistemático sobre el funcionamiento
interpersonal puede ayudar a compensar problemas a ese nivel. Téngase en cuenta,
además, la dificultad de diagnosticar trastornos del eje II en pacientes agudamente
deprimidos y la capacidad de trastornos depresivos crónicos de remedar alteraciones
persistendes de la personalidad.
En la forma como la TIP enfoca el rol de enfermo confluyen la teoría social y el modelo
médico, dos de las influencias más claras que sustentan la intervención. Es además una
de las estrategias principales durante las fases iniciales, como se describirá más adelante.
33
3)la persona enferma está considerada en un estado socialmente definido como "no
deseable", del que es necesario salir lo antes posible. Además es alguien que
puede necesitar ayuda externa;
1.5.5. Objetivos
Por tratarse de una psicoterapia breve, no se espera que la terapia interpersonal tenga un
impacto marcado sobre la personalidad y, desde luego, no es objetivo de la intervención
producir cambios significativos a ese nivel, ya se ha comentado. Los autores que se han
planteado adaptar la técnica para trabajar con pacientes diagnosticados de trastorno
borderline (Markowitz, 2006) han propuesto modificaciones del encuadre, además de
incorporar técnicas específicas procedentes de otros enfoques como se verá
detenidamente en el apartado correspondiente.
34
posibles problemas interpersonales recurrentes y de recaídas. Pero la habilidad del
terapeuta en diagnosticar los rasgos patológicos de personalidad y los patrones de apego
ayuda a comprender las pautas recurrentes en las relaciones interpersonales actuales y a
anticipar posi bles problemas en las relaciones futuras y en la relación con el terapeuta. El
tipo de personalidad afecta a aspectos como el curso del tratamiento y la calidad de la
relación terapéutica. Los pacientes con patología de la personalidad pueden adaptarse mal
a encuadres breves y necesitar tratamientos más largos. La relación terapéutica puede
verse dificultada en la medida en que se reproduzcan en ella patrones de comunicación y
vinculación patológicos que interfieran con la construcción de una buena alianza
terapéutica.
La TIP tiene dos objetivos generales: reducir los síntomas y tratar los problemas
sociales e interpersonales asociados con el comienzo de los síntomas. Y desarrolla
técnicas específicas para llegar a ambos objetivos.
Los problemas interpersonales que constituyen el foco del tratamiento son los
cambios o dificultades recientes en las relaciones significativas y actuales del paciente que
se relacionan cronológicamente con el comienzo de los síntomas y se pueden considerar
desencadenantes. Los conflictos inconscientes, la infancia del paciente o las relaciones
significativas del pasado son reconocidos como parte significativa del problema pero -
con la única excepción en algunas situaciones muy determinadas en uno de los focos,
como detallaremos en su momento - no constituyen el foco del tratamiento. La TIP
mantiene el énfasis en el "aquí y ahora" de la vida del paciente y trabaja para mejorar las
relaciones tal y como son en el momento actual. La meta es conseguir que el paciente
reconozca estos problemas, los relacione con el comienzo de los síntomas y aprenda
formas concretas de manejarlos y de adaptarse al entorno social. A diferencia de la
terapia de apoyo, la TIP pretende que el paciente haga cambios en su funcionamiento
interpersonal previo y en la forma de comunicarse con el entorno. Para ello propone
técnicas de reconocimiento y manejo de las emociones en las relaciones, técnicas de
resolución de problemas, análisis comunicacional, etc.
La terapia interpersonal propone tres niveles de intervención: las estrategias, las técnicas
y una determinada actitud terapéutica. Como se verá más adelante, las técnicas no son
específicas del tratamiento sino que se consideran como tal los factores comunes a todo
tratamiento psicoterapéutico y la relación terapéutica se describe en un apartado
independiente.
35
La estrategia de la TIP supone trabajar en tres fases que vienen definidas por unos
objetivos específicos en cada una de ellas, así como unas tareas concretas al servicio de
tales objetivos que son las que guían la actividad del terapeuta. Las fases iniciales están
dedicadas al diagnóstico psicopatológico y de los problemas interpersonales en cuyo
contexto surgen los síntomas; a la psicoeducación del paciente y la familia; a determinar
las áreas problema que van a ser el foco del trabajo en sesiones intermedias; a hacer un
contrato terapéutico y explicar los conceptos básicos del mismo con la idea de fomentar
la actividad del paciente desde un inicio.
Durante las fases intermedias el trabajo se centra en el área que ha sido identificada
como relacionada con los síntomas. El supuesto básico de la TIP es considerar que los
cuadros que van a tratarse con ella tienen que ver con problemas que se manifiestan en
una de cuatro áreas problema: a) duelo, b) disputas interpersonales, c) transiciones de rol
o d) déficits interpersonales. En la terapia se trabaja en una, o en todo caso en dos de
estas áreas, que se seleccionan de acuerdo con el paciente en las fases iniciales. En el
Cuadro 1.2 se resume el contenido de las fases.
36
37
38
39
1.5.7. Técnicas basadas en los factores comunes
Muchos autores han tratado de pensar qué componentes tiene el cambio en psicoterapia.
Durante buena parte del siglo xx las diferentes escuelas trabajaron para demostrar que los
cambios en cada una de sus disciplinas se deben a la especificidad de cada una de sus
técnicas. Otros autores, como Jerome Frank (1993, 1988) trataron de hacer ver que
quizás las mejorías que lograban las intervenciones desarrolladas por cada una de las
grandes escuelas no se debían a lo que tenían de específico sino a lo que tenían en
común entre ellas. Frank añadió la perspectiva sociocultural de la sanación y de los
profesionales que se encargan de promover esos cambios en las diferentes culturas. Esta
atención por lo que es común a todas las intervenciones ha sido continuada por múltiples
autores hasta los ya clásicos estudios de Asay y Lambert, en 1999, que señalaban que los
factores específicos de cada terapia explicarían aproximadamente un 15% de la totalidad
del cambio en psicoterapia (frente a un 40% de factores del paciente y eventos
extraterapia, un 30% en factores de la relación terapéutica y un 15 % en las expectativas
del paciente y efecto placebo).
40
Las expectativas del paciente de ser ayudado y comprendido se ven como realistas y
no se interpretan como reflejo de la tras ferencia. Por el contrario, el terapeuta TIP
pretende potenciar el desarrollo de una trasferencia positiva y, solo si el paciente
desarrolla sentimientos negativos hacia el terapeuta o el tratamiento que puedan suponer
un peligro para su continuidad, estaría recomendado tomar temporalmente como foco de
la sesión la relación terapéutica. Cuando esto sucede en primer lugar se señala el
problema y después se pone en relación, mediante paralelismos, con los problemas
interpersonales fuera del tratamiento de manera que el paciente aprenda formas
alternativas de manejar estos conflictos tanto dentro como fuera de la terapia.
Con todo, sin que ello sirva para desviar el foco, atender a los fenómenos
observables en la relación terapéutica (emociones, expectativas y estilo comunicacional
del paciente y respuesta del terapeuta) es útil a varios propósitos como son: valorar el
estilo de apego del paciente, entender el funcionamiento social fuera de la terapia, alertar
de posibles dificultades en la marcha del tratamiento y predecir el resultado.
41
1.6. Diferencias con otros modelos
Autores como Stuart y su grupo de colaboradores (2003, 2005, 2006, 2008), desde
su concepción de la terapia más enraizada en la teoría del apego, han sugerido que un
cambio en la práctica de la TIP es inevitable. De tal forma, proponen una revisión de
algunas características que son clásicas de la intervención como la duración breve y la
intervención mínima sobre la relación terapéutica. En cuanto a la duración, se plantean
que los pacientes más graves y con apegos inseguros pueden necesitar tratamientos más
largos, hipótesis que, tanto la práctica clínica como algunas investigaciones apoyan
(González Suárez, Fernández Liria, 1996; Markowitz, Sokodol, Bleiberg, 2006; Grote,
Swartz, Zuckoff, 2008). Queda en el aire la cuestión de si una intervención que
incorpore estos cambios sería o no terapia interpersonal. Desde esta perspectiva la
duración no tendría por qué ceñirse a las 16-20 sesiones (que se considera una restricción
artificial condicionada por la adaptación a los protocolos de investigación, igual que la
manualización rígida) sino que se podría flexibilizar, igual que el encuadre, a las
necesidades de cada paciente (en este sentido se advierte de la inexistencia de estudios
para determinar la dosis de tratamiento para que sea eficaz).
42
1.6.2. Focalizada
El terapeuta TIP centra las sesiones en el contexto interpersonal actual del paciente, el
inmediatamente anterior a la aparición de los síntomas. Episodios previos, las relaciones
familiares tempra nas y las relaciones significativas del pasado son tenidos en cuenta para
comprender mejor los patrones de relación. Lo pertinente al tratamiento es el
funcionamiento social actual.
Cuando el terapeuta explora los problemas interpersonales del paciente puede reconocer
sus mecanismos de defensa, pero no interpreta los problemas relacionales como una
manifestación de un conflicto interno. Las conductas problemas se ven como expresión
de dificultades en el terreno interpersonal y cualquier material que el paciente traiga (por
ejemplo: los sueños) se utiliza en terapia para ilustrar y examinar este contenido
relacional.
La TIP pretende promover cambios en cómo el paciente siente, piensa y actua de forma
problemática. Algunas conductas como la falta de asertividad, la culpa, la falta de
habilidades sociales o el pesimismo no se trabajan de forma independiente sino a tenor de
la relación en la que se ha localizado el tratamiento, examinando cómo esas conductas
distorsionan o dificultan la comunicación. De la misma manera, el terapeuta TIP puede
trabajar con los pensamientos distorsionados, llamando la atención sobre las
discrepancias entre lo que el paciente hace o dice o entre sus esquemas y los aceptados
socialmente. El trabajo con pensamientos distorsionados no se hace de forma sistemática
examinándolos y poniéndolos a prueba como en las terapias de orientación cognitivo-
conductual, pero sí utiliza esto como técnica en momentos concretos y al servicio de los
objetivos planteados en cada fase del tratamiento.
El Cuadro 1.3 refleja de forma práctica el diferente foco de atención y qué se plantea
un terapeuta TIP para entender los problemas del paciente a diferencia de terapeutas de
43
otros modelos.
44
La dinámica que se ha seguido para desarrollar cada nueva intervención ha sido
siempre la misma: en primer lugar adaptar la técnica a las necesidades propias de cada
tipo de paciente o contexto clínico y después probar su eficacia en ensayos clínicos bien
diseñados. Aunque la intuición nos dice que la TIP podría ser útil y una buena forma de
enfocar la exploración y el abordaje en casi todo el espectro de los trastornos mentales,
en adelante se presentan sólo las nuevas aplicaciones que vienen avaladas por una buena
descripción de la técnica y estudios de eficacia y aquellas en las que estos estudios están
en proyecto. Sus versiones manualizadas aparecen compiladas en varias revisiones de los
mismos autores posteriores al manual fundacional de 1984 (Klerman y Weissman, 1993;
Weissman, 2000; Markowitz, 1998; Weissman, Klerman y Markowitz, 2007). Otras han
dado lugar a publicaciones independientes y en el momento actual existen manuales
específicos de distimia (Markowitz, 1998; Markowitz, 2004), terapia de grupo (Wilfrey,
2000), adolescentes deprimidos (Mufson, Dorta, Moreau,Weissman, 2004), fobia social
(Hoffart et al., 2007), trastorno bipolar (Frank, 2005) y ancianos deprimidos (Hinrichsen
y Clougherty, 2006). Las referencias de todos los estudios referidos a continuación se
pueden encontrar en Klerman, Weissman, 1993; Fernández Liria, Rodríguez Vega,
Diéguez, 2010 y Weissman, 2000.
La TIP ha mostrado gran eficacia en todos los estudios comparativos que ha tenido
desde los años ochenta en el tratamiento de los cuadros depresivos desde cualquier
contexto, incluida la depresión mayor con/sin melancolía. Ha mostrado eficacia en esas
depresiones mayores graves, eficacia que aumenta con los fármacos. Es de hecho la
combinación de fármacos con TIP el formato que ha mostrado mayor eficacia en el
tratamiento de la depresión.
45
enfermedad e hipótesis de las recaídas. Se trabaja con la familia. Y se trabajan los ritmos
sociales que son pautas comportamentales que organizan y estructuran nuestras vidas. Se
enseña al paciente a monitorizar estos ritmos para prevenir recaídas y ayudarle a
regularizarlos. Serían ritmos como el sueño, las comidas, las actividades. Se mide el
grado de regularidad del paciente y se controla semanal o mensualmente. Uno de los
primeros signos de alerta ante una descompensación suele ser la reducción del sueño,
pero también mide muchos otros: el número de personas con las que contacta el paciente
antes de ir a trabajar, o a lo largo del día, la ropa que utiliza, las llamadas de teléfono, los
gastos, la hora de acostarse, etc. Aunque faltan estudios en profundidad los resultados
aparecidos hasta ahora muestran que esta modalidad es muy eficaz para el control de los
pacientes con TB, localización y prevención de recaídas, manejo familiar, etc. (Frank,
2005b, 2008).
1.7.3. Distimia
46
medicación. Además, los pacientes que responden parcialmente se pueden beneficiar de
la psicoterapia como potenciador. Con respecto a los tratamientos psicoterapéuticos, han
sido poco estudiados y es escasa la evidencia científica al respecto. La TCC es la más
estudiada pero los estudios son pequeños y tienen limitaciones. Por otro lado, considera
una ventaja estratégica presentar a los pacientes sus problemas como una enferme dad,
más que como una forma de ser o problemas caracteriales que imprimen un cierto
pesimismo con respecto a las posibilidades de mejoría. Markowitz sugiere a quienes
desconfíen de un tratamiento breve para un trastorno crónico que ofrecer este tipo de
encuadre puede instilar esperanza y aumentar la confianza en las posibilidades de mejorar
del paciente y del propio terapeuta.
a)El terapeuta debe rastrear periodos previos en la vida del paciente de buen
funcionamiento psicosocial y de eutimia y presentárselos al paciente como
evidencia de la posibilidad de mejorar.
b)La brevedad del tratamiento tiene un significado especial en estos pacientes. Una
propuesta de tratamiento de unas 17 semanas para un trastorno que el paciente
presenta desde décadas atrás comunica optimismo terapéutico y pone a prueba su
desesperanza. Si bien hay que considerar el siguiente punto.
47
afecta a la forma como se ve a sí mismo y cómo se relaciona con los demás.
Le sugiero que dediquemos un tiempo a entender su depresión y cómo era
Usted antes de empezar a sentirse mal.
f)Por último, debido a que el tratamiento de este tipo de pacientes requiere una
confianza del terapeuta en su capacidad que prevenga de la desmoralización y la
desesperanza, se recomienda a los terapeutas que están formándose que
comiencen por otro tipo de diagnósticos.
Los resultados parecían prometedores pero, a día de hoy, falta evidencia suficiente
de la eficacia de la TIP en distimia. Dos estudios, sin embargo, merecen ser reseñados.
El primero (Browne et al., 2002) es un estudio con una amplia muestra de 707 pacientes
con el diagnóstico de distimia y con un seguimiento a dos años en tres ramas de
tratamiento: TIP (no modificada para distimia), sertralina y combinado. Tiene el valor
añadido de estar realizado en atención primaria y de incluir un estudio de costes. Los
resultados hablan de una eficacia similar del tratamiento combinado y sertralina y de
ambas ramas mayor que TIP en monoterapia. El seguimiento a dos años muestra una
eficacia similar en los tres grupos pero una diferencia estadísticamente significativa en los
costes por uso de servicios sanitarios y sociales a favor de los tratamientos que incluían
TIP. El otro estudio lo publica el propio Markowitz (Markowitz, 2005) sobre una
48
muestra de 94 pacientes asignados de forma aleatorizada hacia terapia breve de apoyo,
sertralina y sertralina más TIP, y tratados durante 26 semanas. Los resultados muestran
un beneficio mayor de la medicación, combinada o no con TIP, sobre la psicoterapia
sola. El estudio sugiere claramente que en el tratamiento a corto plazo de la distimia la
medicación es más beneficiosa que la psicoterapia y que sería el tratamiento de primera
linea. En un trabajo posterior el propio autor planteará la necesidad de hacer
modificaciones en el manual y, basándose en otros dos pequeños estudios (De Mello,
Myczowisk, Menezes, 2001; Hellersein, 2001), destacará los beneficios de la TIP en el
caso de pacientes que no desean o no responden a la medicación o como estrategia de
potenciación.
a)Una duración menor, en torno a 12 sesiones, encaja con la habitual resistencia del
adolescente a permanecer en tratamiento. En el mismo sentido va una mayor
flexibilidad en las citas y la posibilidad de mantener contactos telefónicos
frecuentes mientas se construye la alianza terapéutica.
b)La participación sistemática de los padres en todas las fases del tratamiento y
especialmente a la hora de educar acerca de la naturaleza de los problemas, curso
y opciones de tratamiento que se hace conjuntamente con ambos, padres y
adolescente. El terapeuta mantiene una fuerte alianza con los padres ayudándoles
a entender las dificultades y a reconocer la enfermedad y para trabajar los
aspectos de la relación padre-hijo que pueden jugar un papel en la depresión.
49
De tal forma, el rol de enfermo se reconceptualiza y no promueve exenciones de
la escolarización. El terapeuta actúa como abogado del adolescente frente a las
demandas del colegio, educando a los profesores acerca de las necesidades
específicas del paciente. Puede mantener contacto para informar y ser informado
de los avances o dificultades y de cualquier incidencia. Esto de hace con la
aprobación y el conocimiento de padres y adolescente.
d)Se mantienen los cuatro focos de la intervención original y se añade un quinto por
la frecuencia con la que aparece el problema entre los adolescentes y sus
implicaciones específicas: la familia monoparental. Las tareas en este foco son:
1.reconocer que la ausencia de uno de los padres puede ser disruptivo para el
adolescente;
No es extraño que los investigadores se hayan interesado por probar la TIP en el grupo
de edad mayor de 65 años (TIP-G). La población geriátrica tiene una alta prevalencia de
50
depresión - tanto de reciente diagnóstico como cuadros recurrentes o depresiones
cronicas-; numerosos acontecimientos y cambios vitales propios del momento del ciclo
vital - pérdidas múltiples, problemas de salud o jubilación-. Las adaptaciones son sutiles y
tiene que ver con:
1.la duración de las sesiones puede resultarles escasa o, por el contrario, demasiado
larga;
2.los pacientes mayores pueden necesitar que el terapeuta acepte centrar una parte
de la atención en acontecimientos del pasado;
4.puede ser difícil para estos pacientes renunciar a vínculos muy duraderos y
construir un nuevo sentido de futuro.
La TIP marital incorpora aspectos de las terapias de pareja que enfatizan las
disfunciones en la comunicación. Se desarrolla sobre la idea de que existe una relación
entre problemas de pareja no resueltos y la depresión de manera que, por un lado,
dificultades mantenidas en el tiempo pueden impedir o retrasar la recuperación de
cuadros depresivos; mientras que la depresión en uno de los miembros puede ser el
51
origen de problemas de pareja. La intervención específica de pareja se justifica también
por las limitaciones de las terapias individuales cuando se trata de pacientes con disputas
interpersonales actuales y la mayor posibilidad de éstas de precipitar divorcios más
frecuentemente que los tratamientos de pareja.
La TIP-DM, a diferencia de otros enfoques en los que se evita como premisa clave
etiquetar como enfermo a uno de los miembros de la pareja, mantiene el énfasis en la
depresión y su vinculación con el modelo médico de manera que, al menos uno de ellos,
debe presentar síntomas de un cuadro depresivo propone, además, la exploración
psicopatológica del otro. Este enfoque no impide la construcción de una alianza
terapéutica y una relación positiva con ambos miembros de la pareja, evitando la
culpabilización del paciente reconocido como "enfermo" y validando las dificultades de
ambos derivadas de la presencia de los síntomas. Es necesario que ambos estén
motivados para participar activamente, incluso si se tratara de trabajar para lograr una
separación menos disruptiva, y se considera poco eficaz, incluso contraindicada, cuando
existe patología psiquiátrica grave no tratada en el otro miembro de la pareja.
Durante las sesiones iniciales se recogen los objetivos individuales del paciente y los
de la pareja para mejorar la relación y se exploran sistemáticamente todos los aspectos
relevantes de la relación con el objetivo de ayudar a la pareja a determinar y delimitar la
disputa actual (aspectos relacionados con la responsabilidad y el poder, manejo del dinero
y autonomía económica de los miembros, relaciones con ambas familias extensas, estilo
de comunicación, actividades compartidas, sexualidad y actividades y relaciones
significativas de cada miembro fuera de la pareja). La reconstrucción de la historia de la
pareja contribuye a esclarecer las expectativas de ambos en la relación, el grado de
satisfacción de cada uno y la relación de expectativas no recíprocas mantenidas con el
malestar en la pareja y con el cuadro depresivo actual. Se considera importante tener en
cuenta el papel de la propia depresión en el desarrollo de un desajuste en las expectativas
recíprocas. El foco debe ser compartido por la pareja y el terapeuta e incluye las
dificultades actuales y lo que se ha denominado "rene gociación del contrato marital" que
cosiste en examinar las posibilidades de mantener los roles y expectativas previos y
explorar nuevas formas de relación.
Durante las sesiones intermedias el terapeuta mantiene una actitud activa para lograr
que la pareja hable de las dificultades abiertamente y con el mayor detalle posible que
permita un análisis de cada secuencia en términos de expectativas, emociones implicadas
y comunicación de deseos o límites. El terapeuta también se ocupa de hacer los
comentarios en términos positivos, la culpabilización propia o del otro miembro se puede
52
prevenir reformulando las quejas y acusaciones como falta de acuerdo en las
expectativas. Contener en ciertos límites la expresión de afectos negativos y conseguir
mantener el foco, así como evitar la alianza con uno de los miembros son tareas
importantes del terapeuta en esta fase del tratamiento.
El equipo de Gerald Klerman (Klerman et al., 1987.) adaptó la TIP para su aplicación en
contextos médicos por personal que no necesariamente tenía formación en salud mental
y para el abordaje de pacientes con síntomas depresivos moderados. A diferencia de la
psicoterapia, la intervención es una modalidad de aconsejamiento de orientación
interpersonal (AIP). Se trata de un tratamiento breve (un máximo de 6 sesiones de 30
minutos) con una primera sesión más larga. Está indicada para pacientes que se
presentan en atención primaria y en otros contextos médicos con síntomas o dificultades
de adaptación en relación con acontecimientos estresantes actuales pero que no tienen un
trastorno mental importante. El terapeuta presta atención a cambios recientes en la vida
del paciente, a estrés emocional en el entorno familiar, laboral, etc., y a dificultades en las
relaciones interpersonales. El AIP tiene de particular con respecto a la TIP que, con el
objetivo de acelerar la mejoría y de minimizar la dependencia, se incluye la utilización de
escritos y tareas para que el paciente realice fuera de las consultas y se contempla la
posibilidad de finalizar el tratamiento antes de las 6 sesiones previstas si el paciente se
siente mejor. Sin embargo, las tres fases, el inventario interpersonal y los focos se
mantienen pero no se habla de déficits interpersonales sino de soledad y aislamiento
social.
53
sorprende el interés en desarrollar una intervención específica y en probar su eficacia en
este grupo de pacientes en las que, por otra parte, el uso de medicación antidepresiva
está muy comprometido por los efectos teratógenos y sobre la lactancia materna.
54
recaídas y que, a diferencia de las otras terapias, con TIP la mejoría continuaba meses
después de finalizar el tratamiento.
La TIP para bulimia es una terapia breve con un número de sesiones limitado y
pactado desde el comienzo y centrada en los mismos focos que para la depresión. La
fase de valoración suele ocupar más sesiones que en otros formatos e incluye aspectos
del pasado como la historia del trastorno, funcionamiento interpersonal previo,
acontecimientos vitales y problemas de autoestima o depresión; una valoración de las
relaciones actuales; identificación de precipitantes de los episodios; y por último
identificación de áreas conflictivas y contrato terapéutico. Durante las sesiones
intermedias el objetivo es mantener el foco constantemente en las relaciones
interpersonales y no en los problemas con la comida el peso o la imagen corporal. Un
trabajo posterior confirmó los resultados aunque los autores creen justificado considerar
de primera elección la terapia cognitivo-conductual por ser de efecto más rápido.
En el caso de trastorno de pánico, un estudio piloto del mismo grupo mostró una
marcada mejoría en los pacientes tratados con TIP-TE La mayoría de los pacientes
presentaban como foco disputas interpersonales o transiciones de rol.
55
énfasis en la manera en que los pacientes manejan sus interacciones sociales cotidianas y
excluye una exposición directa a los recuerdos traumáticos. Los autores observaron que,
a medida que avanza el tratamiento, éstos aparecen de forma espontánea.
Scott Stuart ha utilizado con éxito, aunque sin evidencia de resultados hasta el momento,
la terapia interpersonal en los trastornos somatoformes. Formula la conducta de
somatización como una forma de comunicación interpersonal guiada por un apego
inseguro. Incluye algunas modificaciones, como el énfasis en la alianza terapéutica y un
objetivo centrado en mejorar el funcionamiento social más que en aliviar los síntomas
físicos e incluye el uso de metáforas, análisis comunicacional y refuerzo positivo (Stuart,
Noyes, 2005 y 2006). Más adelante planteará el tratamiento como una propuesta de
integración de la teoría cognitivo-conductual y la interpersonal. Sobre trastorno
somatoforme hay un caso publicado en castellano (González Suárez, Fernández Liria,
1996).
1.El estilo de apego debería ser un objetivo del tratamiento teniendo en cuenta los
fundamentos de la intervención.
56
2.La duración no tiene por qué ceñirse a las 16-20 sesiones sino que se puede
flexibilizar, lo mismo que el encuadre, a las necesidades de cada paciente (en este
sentido advierte de la inexistencia de estudios para determinar la dosis de
tratamiento para que sea eficaz). Propone incluir como foco la relación terapeuta-
paciente basándose en las convicciones de Bowlby y Sullivan en que una de las
más poderosas formas de trabajar sobre los patrones de apego distorsionado es
examinar en detalle la relación con el terapeuta. Con todo lo expuesto, no es
extraño que los propios creadores de la terapia interpersonal estén volviendo la
mirada y buscando la manera de incorporarla a aspectos del Tratamiento basado
en la Mentalización desarrollado por Fonagy y Bateman (2006).
Para finalizar la descripción de las nuevas aplicaciones cabe mencionar una serie
intervenciones que tienen el teléfono o Internet como medio de comunicación preferente
o exclusiva, la intervención grupal, que cuenta con un manual independiente, y el éxito de
la intervención en culturas diferentes como lo muestran las experiencias en Uganda y
Etiopía.
Caso clínico
PRESENTACIÓN:
Rosa tiene 47 años, está casada desde hace 13 y es madre de dos hijos de 10
y 11 años. Cuando llegó a salud mental llevaba 3 meses en tratamiento en
atención primaria por clínica depresiva que no había mejorado a pesar del
tratamiento con dosis terapéuticas de un antidepresivo y al apoyo proporcionado
por su médico. Rechazaba acudir a psiquiatría y parecía confiar poco en la
posibilidad de mejorar. Cuando aparecen ideas suicidas, su médico decide forzar
la derivación. No tiene antecedentes médicos significativos ni psiquiátricos pero sí
refiere haber padecido crisis de ansiedad en situaciones conflictivas - tras la
muerte del padre y en el contexto de fuertes discusiones con la madre-, que
requirieron tratamiento puntualmente con ansiolíticos.
57
emocional le había llevado a abandonar actividades de ocio pero no las tareas
habituales de la casa ni de la crianza, que, no obstante, le resultaban una pesada
carga. Se sentía responsable de no poder resolver la situación, por lo que su
estado estaba repercutiendo en su familia y en la relación de pareja, también por
no ser capaz de salir por sí misma de su estado. Se culpaba de no disfrutar de sus
hijos, la pesaba enormemente la presencia de su madre en la casa cuando le
correspondía cuidarla. Se veía a sí misma como impotente, fracasada y torpe. No
encontraba una posible salida a su estado y esta desespe ranza abocaba en ideas
de muerte pasivas que en un momento posterior se convirtieron en ideas suicidas
aunque sin verdadera planificación.
... Lo disimulo para que ellos no sufran pero cuando estoy sola me meto
en la cama. Ahora ya ni lloro. Si fuera por mí no saldría de la cama en todo
el día. No me alegra nada de lo que les pasa a mis hdos y me tengo que
obligar para ayudarles en sus cosas, el otro día hasta les grité por una
tontería. Yo antes no era así, a veces creo que les he dejado de querer... Con
mi marido lo mismo, no tenemos relaciones desde hace por lo menos tres
meses, me da pena, pienso que estaría mejor con otra persona. Les estoy
haciendo daño a todos, creo que estarían mejor sin m[..
Preguntas de autoevaluación
58
2.Con relación al contrato en IaTIP:
59
4.Señala la respuesta falsa:
60
61
2.1. Estructura de la terapia interpersonal
62
Stuart y Michael Robertson, en su Guía de práctica clínica (Stuart y Robertson, 2003),
proponen un protocolo de valoración basado en la evaluación del estilo de apego del
paciente y de su red de apoyo social, e indican una serie de características del paciente
que aumentarían las posibilidades de mejorar y harían a la TIP el tratamiento de elección:
la existencia de un apego "relativamente seguro", una buena red social y la presencia de
un foco interpersonal para el malestar. Los propios creadores de la terapia interpersonal
ya destacaban las dificultades y observaban peores resultados cuando se trabaja con
pacientes con escasas o muy dificultosas relaciones sociales, como aquellos cuyo único
foco era el de déficits interpersonales. Con todo, una de las ventajas de la TIP, y
posiblemente una de las características que la hacen tan versátil y que han contribuido a
su impresionante desarrollo, es precisamente el hecho de no tener muchas
contraindicaciones y no ser específica para un determinado grupo de pacientes
"escogidos".
63
c)Explicar la depresión y su tratamiento.
La duración de las sesiones iniciales está determinada por la conclusión de una serie
de tareas más que por un número de sesiones concreto, si bien en tratamientos de unas
20 sesiones la fase inicial suele llevar unas 2-3 sesiones. Las tareas que acomete el
terapeuta en esta fase son:
64
pueden contribuir al soporte en momentos difíciles de la enfermedad o del tratamiento.
Se puede incluir a algún miembro del entorno social en algún momento durante la fase de
revisión de síntomas, psicoeducación y atribución del rol de enfermo.
Uno de los aspectos al que se se presta la mayor atención en las sesiones iniciales es
a lograr una participación del paciente en cada fase del tratamiento. El terapeuta se ocupa
de crear un entorno de trabajo colaborativo, así, mientras que en un primer momento se
concede el rol de enfermo, y se reconoce que el paciente tiene un escaso control sobre la
mayoría de los síntomas, posteriormente se otorga al paciente un papel progresivamente
más acti vo promoviendo su colaboración en la búsqueda de síntomas y acontecimientos
precipitantes y en la descripción del funcionamiento interpersonal. La alianza terapéutica,
clave del éxito de la psicoterapia como es bien sabido, se construye muy sólidamente
desde el principio sobre la base del contrato terapéutico.
65
responden a un patrón reconocido por los clínicos como depresión y que todos los
síntomas que presenta (la tristeza, la apatía, los problemas de sueño y apetito, la pérdida
de interés, los cambios de humor, etc.) se corresponde con las manifestaciones típicas de
la depresión. Cuando el resultado de las pruebas físicas ha resultado negativo, se puede
asegurar al paciente que se trata de depresión, a la vez que se comunica que la ausencia
de una base orgánica conocida no implica que los síntomas no sean reales y que no tiene
una enfermedad física seria que conlleve la posibilidad de perder la razón o el control de
sus vidas, ni un deterioro irreversible de sus capacidades cognitivas.
Dar un nombre al síndrome se debe hacer de forma clara y directa con expresiones
del tipo:
Las molestias que arrastra desde hace dos meses y que hemos estado
revisando juntos (concretar de forma detallada y con las propias palabras del
paciente o la definición que se les ha ido dando durante la exploración: los
dolores de cabeza, la falta de sueño, los cambios de humor y las discusiones
tan frecuentes con su mujer, la falta de ilusión por sus actividades habituales
y el hecho de no querer vera nadie y la necesidad de quedarse en casa...) se
corresponden con el cuadro típico de la depresión. Las exploraciones
médicas que le han realizado antes de enviarle aquí han resultado ser
normales. Esto no quiere decir que sus molestias no sean reales, su sensación
de cansancio, la falta de sueño, la pérdida de energía e interés son reales
pero no se corresponden con una enfermedad física. Lo que tiene en este
momento es una depresión.
66
dificultades en las relaciones sexuales no son consecuencia de una demencia
ni de un cuadro progresivo ni van a ser permanentes. Me hago cargo de que
le asustan mucho y le dificultan su vida cotidiana pero puede esperar que los
síntomas vayan mejorando en las próximas semanas.
Esto que intuitivamente cualquier clínico con cierta experiencia hace de forma
habitual, es una de las estrategias terapéuticas esenciales en la TIR Es habitual que el
paciente deprimido tenga una visión moral de sus problemas y los considere fruto de sus
malas acciones o comportamientos equivocados en el pasado o como una debilidad o
fracaso personal, punto de vista que se puede reformular como parte del estado de ánimo
depresivo. Nombrar la tristeza, la apatía o el insomnio que experimenta el paciente como
síntomas que forman parte de una enfermedad - independiente de su voluntad - permite
que éste se sienta en necesidad de recibir ayuda y acepte sin culpa exenciones temporales
y delimitadas, mientras la clínica sea muy intensa y para aquellas actividades que estén
verdaderamente interferidas por los síntomas, de ciertas responsa bilidades laborales y
obligaciones sociales. Haciendo al entorno cuidador partícipe de esta estrategia se
pretende disminuir también la hiperexigencia de una mayor actividad del paciente en su
mejoría. Por su parte, se espera del paciente que se implique de forma activa en el
tratamiento acudiendo regularmente a las citas programadas, cumpliendo con el
tratamiento y participando en las tareas pertinentes a cada fase. Con este reconocimiento
y legitimación del malestar el terapeuta, a la vez que se empieza a ocupar de disminuir el
malestar, logra que el paciente, que suele sentirse invadido por los síntomas, pueda
desviar su atención hacia los componentes interpersonales y sociales de su depresión, y
facilita la exploración del territorio interpersonal durante el resto del tratamiento. Es, por
tanto, una estrategia generadora de compromiso y motivación para la psicoterapia
siempre que se haga de forma honesta y proporcional a la clínica.
67
Ahora va a implicarse activamente conmigo en su tratamiento y durante
este tiempo estaremos trabajando por mejorarle. Cabe esperar que sea capaz
de reasumir gradualmente su vida normal y al cabo de un tiempo se
encuentre mucho más activo. Según transcurra el tiempo y seamos capaces
de entender y afrontar los problemas que le hicieron deprimirse, podemos
esperar que se llegue a encontrar incluso mejor que antes.
Una vez revisados los síntomas el terapeuta dirige la atención del paciente al momento en
el que comenzaron y a la razón por la que solicitó ayuda. En este momento el terapeuta
persigue dos objetivos:
1.Reformular el malestar del paciente en una de las cuatro áreas problema que se
describen más adelante.
2.Acordar los objetivos del tratamiento y la forma de trabajar sobre el foco elegido,
haciendo un contrato terapéutico. Para ello terapeuta y paciente deben responder
a dos preguntas fundamentales: ¿qué estaba pasando en la vida del paciente
cuando comenzaron los síntomas que pueda asociarse con ellos?, ¿qué le ha
llevado a solicitar ayuda precisamente ahora?
68
detalle mientras le pregunta por posibles cambios recientes. Es habitual que el
paciente no reconozca problemas o dificultades en un primer momento o que
permanezca muy aferrado a los síntomas, el terapeuta debe explorar
asertivamente utilizando preguntas muy concre tas y directas que permitan
detenerse en cada circunstancia y descubrir aspectos no contemplados por el
paciente hasta ese momento o que no relaciona con el malestar o bien que le
resulta difícil compartir.
69
las otras relaciones significativas en su vida. ¿Cómo fue la relación con su
padre, madre, hermanos, etc.? ¿Qué le gustaba más de él/ella? ¿Qué menos?
¿En qué aspectos ha cambiado esa relación?
En todo este recorrido por el mundo interpersonal el terapeuta debe estar muy atento
tanto a lo que el paciente dice como a lo que omite y las manifestaciones no verbales,
mientras va narrando sus circunstancias interpersonales. El paciente puede negar ciertos
aspectos relevantes de su presente y su pasado, incluso esta puede ser precisamente la
razón de su malestar, o bien culparse de ellos.
Por más que la herramienta fundamental en la realización del inventario son las
preguntas, debe evitarse convertir la exploración en un interrogatorio. El inventario
interpersonal es un esfuerzo compartido entre terapeuta y paciente en el que el primero
se predispone a la autorrevelación a la vez que va mirando aspectos de su vida que quizá
antes no había contemplado o no en todas sus dimensiones, mientras el terapeuta le
dirige con preguntas o sugerencias y le acompaña emocionalmente en un recorrido que
puede resultar difícil por momentos y que el paciente no puede completar sin ayuda.
70
definir los aspectos que el paciente debe cambiar para mejorar. En ningún caso estas
áreas pretenden ser una definición exacta de los problemas del paciente, pero constituyen
una estrategia útil para, de forma ágil, encontrar un punto de vista compartido con el
paciente acerca del foco de tratamiento.
c)Si el terapeuta y el paciente se hacen ideas diferentes acerca de cuál debe ser el
foco del tratamiento y al final de las sesiones iniciales no hay acuerdo, se puede
tomar la prioridad del paciente mientras se continúa la exploración.
d)Si los déficits interpersonales están implicados pero se puede identificar cualquiera
de los otros tres focos, se prioriza la elección del otro.
Por todo lo que hemos estado hablando en las sesiones pasadas, parece
que las dificultades en la relación con su marido y las discusiones continuas
en los últimos meses tienen una gran relación con su estado de ánimo triste.
Es cierto que han tenido problemas en otras ocasiones, pero parece que,
desde que él ha cambiado de trabajo y falta más de casa, las discusiones son
más frecuentes y que usted se encuentra más desbordada e incapaz de
cambiar las cosas. Nunca antes se había deprimido como ahora. Le
propongo que nos centremos especialmente en este conflicto en la relación
71
con su marido por ver si la puedo ayudar a entender lo que está sucediendo
y sus sentimientos en relación con ello y a identificar qué podría hacer usted
para que la relación sea más satisfactoria para ambos.
a)Retrasar la decisión.
Lo más habitual es que en este punto de la terapia exista acuerdo y que sea posible
dar comienzo a las sesiones intermedias pero el paciente puede reaccionar insistiendo en
que tiene un trastorno orgánico, aferrándose a los síntomas depresivos (trastorno del
sueño, fatiga, etc.) o bien negar su posible conexión con el estrés. Ante este tipo de
reacciones es posible que sea necesario, y así se recomienda, ofrecer una nueva
exploración física u opinión médica que tranquilice al paciente e intentar continuar con la
exploración de aspectos interpersonales mientras los síntomas mejoran y se consolida la
relación terapéutica. En cualquier caso, la motivación para la psicoterapia pasa más por
analizar la ambivalencia y tratar de entender las dificultades que por la recriminación o
imposición por parte del terapeuta. Se debe dejar la puerta abierta a futuros contactos
antes de descartar la posibilidad de hacer TIP.
72
Si las cosas han ido bien en este punto el paciente tendrá grado suficiente de
reconocimiento de sus conflictos interpersonales actuales y, lo más importante, un cierto
grado de reconocimiento de su conexión con los síntomas. Aun así, no todos los
parientes tienen información precisa y objetiva de cómo se abordan los conflictos en
psicoterapia ni cuál es su mecanismo de acción. El paso siguiente, por tanto, es hacer al
paciente partícipe del contenido de la terapia, la forma de trabajo y los objetivos
planteables. Para ello se pueden explicitar de forma sencilla las bases del tratamiento con
TIP:
Tras esta formulación se pide al paciente que precise cuáles son los cambios que
desea de la relación, qué cree que puede hacer para conseguirlos y su opinión acerca de
la hipótesis del terapeuta.
73
terapeu ta para observar y monitorizar el estado de la relación terapéutica y la alianza así
como el funcionamiento relacional del paciente. Es esencial, por tanto, que se haga de
forma explícita - aunque no necesariamente por escrito - y que incluya todos los
componentes. Son componentes del contrato:
1.El foco del tratamiento. El área problema que el terapeuta considera que debe ser
el foco. El área ha de ser escogida de acuerdo con el paciente, que reconoce su
protagonismo en el mantenimiento de los problemas y como agente de los
cambios necesarios.
Hemos visto cómo las discusiones con su marido han empeorado desde
que él se ausenta más por su nuevo trabajo y que han aparecido importantes
desacuerdos en torno a la educación de los hijos y su participación en las
tareas de la casa. Usted no ha estado pudiendo expresar sus opiniones al
respecto porque siente un intenso temor a su reacción....
2.Los objetivos del tratamiento. Además del marco de referencia general de mejorar
el estado de ánimo y las relaciones interpersonales, se deben fijar dos o tres
objetivos concretos, operativos y realistas para el área problema escogida como
foco. El paciente define para cada uno de ellos cuál sería el resultado mejor, el
más posible y el peor. Este marco de referencia específico se utilizará a lo largo
del tratamiento, y en especial durante las sesiones finales, como feedback del
proceso y de resultados.
... Ambos hemos estado de acuerdo en que puede ser importante para
usted aprender a entender cómo se siente y a expresar mejor sus opiniones y
deseos y que esto sería el centro de nuestras conversaciones durante la
terapia. Un buen objetivo del tratamiento puede ser que sea usted capaz de
hablar abiertamente con su marido de las cosas con las que no está de
acuerdo sin sentir tanto temor a que se enfade. ¿Qué le parece?
Desde este momento nos veremos una vez a la semana durante unas 12
sesiones más de 50 minutos. Si va a llegartarde o no puede venir debe
avisarme lo antes posible para que le pueda dar otra cita en la misma
semana. Si no lo hace así no podré garantizarle esto y le veré lo antes que
74
pueda. En general no podré alargar las sesiones si se retrasa. Puede que sea
yo quien tenga que cambiarle alguna cita, en ese caso le daré una cita lo
antes posible. Si en algún momento entre las sesiones se encuentra mal y no
puede esperar a la siguiente sesión puede llamarme y conversaré por teléfono
con usted o le daré una cita breve antes de la siguiente sesión. Le ruego que
me haga saber cualquier desacuerdo o incomodidad que le surja durante el
tratamiento en relación con esto o con cualquier otro asunto.
En este punto se explicita que el paciente pasa a ser el responsable de elegir en cada
sesión los temas de los que quiere hablar. El terapeuta, que hasta el momento ha sido
muy activo, a partir de ahora intervendrá para dirigir la conversación hacia el área
problema y los elementos significativos del conflicto, sobre todo en lo que respecta a las
emociones y pensamientos del paciente al respecto:
75
afectan sus problemas. No hay cosas sobre lo que sea "correcto" o
"equivocado" hablar siempre que le preocupe o que tenga sentimientos
importantes sobre ello. Esto vale también para sentimientos sobre mí,
nuestra relación o la terapia.
Una vez acordado un compromiso terapéutico, dan comienzo las sesiones intermedias.
La estrategia del terapeuta en esta fase vie ne determinada por el área problema
acordada. Las sesiones intermedias focalizan en cada sesión un aspecto del área o de las
áreas problema. El terapeuta guía sus intervenciones por tres tareas:
3.Evitar abandonos precoces o intentos de boicot del tratamiento por parte del
paciente.
Cada sesión comienza con un silencio receptivo del terapeuta o bien con una
invitación a hablar en forma de pregunta general del tipo: ¿Cómo empezamos hoy? ¿De
qué le interesa que hablemos hoy? Esto facilita que aparezcan posibles aspectos nuevos
del foco y previene de una excesiva directividad del terapeuta. Si el paciente no lo
comenta espontáneamente, el terapeuta puede preguntar directamente por el estado
sintomático y por los sentimientos surgidos tras la sesión previa.
76
Entiendo que sus síntomas todavía no han desaparecido pero tenemos
que dar tiempo a los tratamientos para que funcionen. Espero que mejoren
poco a poco. Me gustaría saber cómo se ha sentido tras la sesión anterior.
Me pareció que le resultó duro hablar de los recuerdos de la muerte de su
padre...
Para cada una de las posibles áreas problema, según va avanzando el tratamiento, el
terapeuta utiliza una sistemática que supone una secuenciación típica de las
intervenciones:
2.2.1. Duelo
El duelo es un proceso adaptativo que sucede tras la pérdida de aquellos con quienes se
ha mantenido un vínculo afectivo. Es un proceso que también se pone en marcha ante la
pérdida de otros objetos de vinculación (posesiones, ideales, etc.), sin embargo, a efectos
prácticos y estratégicos, en terapia interpersonal se considera el duelo como área
problema cuando la pérdida, por separación o muerte, es la de una persona significativa.
Otro tipo de pérdidas posiblemente encajan mejor con la definición de transicion de rol.
77
A) El duelo normal
El duelo por la pérdida de una persona querida es una experiencia universal del ser
humano y, por más que sus manifestaciones se parezcan a los síntomas de la depresión,
el duelo no es una enfermedad, es un proceso adaptativo normal que comporta intensas
emociones que habitualmente la persona puede integrar de forma natural sin necesidad de
tratamiento.
Cuando alguien fallece, aunque sea una muerte esperada, suele quedar en el
doliente una cierta sensación de extrañeza y de irrealidad. Se necesita un tiempo
para aceptar que la muerte significa la ausencia definitiva de esta persona, esto
supone no sólo una aceptación intelectual, sino también afectiva. Durante un
tiempo son frecuentes la conductas de búsqueda, la sensación de que el fallecido
regresará y se podrá hablar con él, junto con la constatación de la realidad de la
pérdida. Creencia y no creencia son intermitentes en este periodo. El fracaso en
completar esta tarea puede tomar formas diversas que van desde esta sensación
de irrealidad ("todavía no me creo que papá no vaya a hablarnos nunca más") y
negación de las evidencias (el caso de una madre que mantiene las pertenencias
de su hijo tal como las dejó cuando falleció) o del significado ("no estoy triste, es
ley de vida'), a la producción alucinatoria del objeto perdido. Más frecuente que
negar la realidad misma de la pérdida es negar su significado o la irreversibilidad
(como quienes recurren al espiritismo para tratar de reencontrarse con el
fallecido). Los rituales de duelo que existen en todas las culturas ayudan al
doliente en esta tarea.
78
quería"). En ocasiones esta tarea se ve entorpecida por una necesidad social de
negar un dolor que resulta incómodo y difícil de sostener, de tal forma que se
retiran los apoyos al doliente y se fuerza una huida de los sentimientos que
difícilmente pueden ser integrados sin ese sostén. La dificultad para contactar con
sentimientos genuinos en las primeras fases se considera un predictor de
complicaciones en el proceso de duelo.
Normalmente las cargas de la vida se reparten con las personas con las que se
mantienen relaciones estrechas. Cuando estas personas faltan el doliente puede
tener dificultades para asumir un cambio de rol necesario y fracasar en la tarea de
afrontar problemas básicos. (A la tristeza del viudo puede unirse el justificado
sentimiento de incapacidad para llevar una vida autónoma que le obligaría a
enfrentar tareas - compra, cocina, limpieza, educación de los hijos - que nunca
realizó). Cada pérdida es diferente, una viuda puede perder a quien tomaba las
decisiones importantes acerca de los hijos y otra a un buen compañero sexual; la
hermana puede haber perdido su mejor confidente o una rival.
B) El duelo complicado
79
aniversario, etc.). Este aplazamiento, que puede ser adptativo durante un tiempo
mientras la persona se sitúa de nuevo en el mundo, suele ser fuente de problemas
si se mantiene en el tiempo. La ausencia de apoyos en torno a la pérdida, la
dificultad al manejar las emociones, la presencia de pérdidas múltiples, la
prioridad en atender a otros miembros de la familia o si la tarea de sobrevivir no
deja espacio para el duelo, son situaciones que pueden contribuir a que un duelo
aparezca tardíamente.
3.Duelo crónico. Sucede cuando nunca se llega a una conclusión satisfactoria y las
manifestaciones de duelo no han desaparecido en ningún momento o lo han
hecho por periodos muy breves. No incluye reacciones de aniversario -
reactualizaciones transitorias de las manifestaciones del duelo normales - que son
habituales y no patológicas durante los primeros años. Una reacción crónica o
prolongada requiere evaluar qué tareas de duelo no se han resuelto y por qué.
Para algunas personas el tratamiento consistirá en encarar el hecho de que la
persona se ha ido y no va a volver, para otras será manejar sentimientos confusos
y ambivalentes hacia el fallecido, otros anhelan una relación que no fue, pero que
pudo haber sido o, en relaciones altamente dependientes, la persona ha de
adaptarse a la ausencia del amado.
80
años. Hubiera sido su primer y único hijo. Desde entonces no tiene ilusión
por nada y se ha aislado de todo su entorno social, únicamente mantiene su
trabajo a tiempo parcial en una empresa familiar. Conserva las ropas y la
habitación que había preparado para el bebé. Llora a diario pensando en lo
que no pudo ser y se pone especialmente triste en los aniversarios de la
pérdida. La relación con su marido es fría desde entonces y se queja de que
nadie entiende su dolor.
81
E) Objetivos y estrategias del tratamiento
El trabajo con las personas cuya depresión se relaciona con un duelo tiene dos
objetivos:
82
Para la consecución de dichas tareas han de adoptar una serie de estrategias y
técnicas:
a)Pensar en la pérdida.
2.Tranquilizar.
83
ocasiones más del que se vivió entonces.
3.Reconstruir la relación.
84
más difíciles después de haber revisado los mejores sentimientos y los más
positivos y tranquilizar a propósito de los primeros. El terapeuta puede mencionar
que lo normal es que ambos estén presentes en toda relación y que su expresión
hará que el paciente se sienta más reconfortado después.
4.Esclarecimiento.
Los pasos dados hasta el momento ayudan al paciente a tomar una visión
realista del fallecido y de la relación que mantenían. Una interpretación ponderada
de los recuerdos contribuye a que el paciente se emancipe de un vínculo
paralizante, que se pueda despedir. De esta forma se progresa en el duelo y en la
reconstrucción de la identidad del doliente. Cuando una hija puede reconocer a un
padre como enfermo - en lugar de maligno - o una viuda a su marido fallecido
como maltratador, puede llegar a una mejor comprensión del comportamiento y
las respuestas emocionales de ambos y de aquellos aspectos que dificultaban la
progresión del duelo. Cuando el paciente tiene problemas para hacer este balance
de la relación, el terapeuta puede contribuir activamente con preguntas del tipo:
¿Cuáles eran las cosas que le gustaban de...? ¿Cuáles las que no?
5.Cambio conductual.
85
los más y los menos de su relación. Ahora que se siente más tranquilo me
gustaría hablar de cómo está transcurriendo su vida. ¿Cómo ha intentado
compensar la pérdida? ¿Quiénes son sus amigos? ¿Con qué actividades
disfruta?
86
2.2.2. Disputas interpersonales
Se selecciona esta área problema como foco cuando pueden identificarse situaciones
interpersonales actuales en las que existen expectativas no recíprocas entre el paciente y
otra persona significativa y pueden relacionarse con la sintomatología depresiva. Un
ejemplo es el de la esposa que espera que su marido comparta con ella la crianza de los
hijos y los cuidados de la casa, mientras que el marido considera más importante ganar
más dinero para lo que debe trabajar más horas. También hay expectativas no recíprocas
entre una madre temerosa y una hija adolescente que desea una mayor autonomía.
87
relación como consecuencia de los síntomas de una depresión que pudo tener otro
origen. Las disputas se relacionan con cuadros depresivos cuando se estancan o se
repiten y la persona pierde la esperanza de resolverlas, bien por una baja autoestima o
por la creencia de que los cambios deben provenir de la otra parte. La comunicación
suele estar deteriorada y las vías de solución de conflictos desgastadas por la
desesperanza. En ocasiones puede que existan diferencias irreconciliables. El paciente
deprimido suele tener una baja autoestima y miedo a que la relación se rompa y no pueda
continuar con el control de su propia vida.
Para escoger disputas interpersonales como foco de la terapia es preciso que exista
evidencia de conflictos actuales abiertos o encubiertos con una persona significativa.
Habitualmente forman parte de las quejas del paciente a lo largo de la evaluación, pero
en la práctica puede ser difícil reconocer importantes disputas interpersonales en
personas deprimidas. Este tipo de pacientes tienden a autoinculparse de su condición.
Cuando el precipitante de una depresión no está claro es importante atender durante la
realización del inventario interpersonal a lo que el paciente omite. Generalizaciones,
descripciones insuficientes o idealizadas de personas significativas pueden ser pistas de la
existencia de dificultades ocultas que el paciente no puede o no está dispuesto a
reconocer. Las disputas pueden aparecer espontáneamente entre las quejas, pero si no es
así y se sospechan, un inventario cuidadoso ayudará a descubrirlas y a que el paciente las
pueda compartir. Las preguntas irán encaminadas a identificar cómo las relaciones han
cambiado antes o después de la depresión. Cuando los conflictos son difíciles de
reconocer, esto puede ser más útil que preguntar por lo que va mal.
B) Objetivos y estrategias
88
1.Renegociación implica que el paciente y el otro significativo están al tanto de sus
diferencias e intentando activamente producir cambios, aunque de forma
insatisfactoria.
89
¿Cómo cree que podría conseguirlo? ¿Qué podría hacer para cambiar
esto? ¿Qué podría hacer.................. para que usted se sintiera mejor?
90
interacción y que desencadenan los comportamientos y actitudes del paciente,
ayudándole a conectar con ellos y a reconocer la complejidad de los sentimientos
implicados y la ambivalencia.
Parece entonces que le enfada bastante que ella guarde silencio cuando
discuten, pero no se lo dice y trata de cambiar de tema. ¿Qué podría hacer
para sentirse mejor? ¿Qué le lleva a no hacerlo?
Una disputa de rol puede ser renegociada con éxito si el paciente ha podido
reconocerla, descubrir sus necesidades y expresarlas directamente y dar sentido a
sus emociones y si juntos son capaces de elaborar una solución donde tengan
cabida las necesidades de ambos.
91
2.2.3. Transiciones de rol
La depresión puede aparecer asociada a una transición de rol cuando la persona tiene
dificultades para adaptarse a cambios vitales significativos. La mayoría de las personas
desempeñan diferentes roles sociales que conforman su identidad y el sentido del self - el
lugar que ocupa en su familia de origen y la actual, el rol profesional, el nivel económico,
el lugar de residencia, etc.-. Los roles por sí mismos, pero también el estatus social que
conllevan, tienen una influencia definitiva en el comportamiento y pautas de relación
interpersonales. El funcionamiento social se puede alterar en respuesta a la necesidad de
92
rápida adaptación a roles nuevos, muy diferentes al previo y, sobre todo, a roles que son
experimentados por la persona como una pérdida. Las personas que se deprimen con
frecuencia experimentan el cambio como una pérdida. Pero el significado de la transición
debe ser evaluado de forma individual. En ocasiones un cambio a mejor o socialmente
visto como una ganancia, por ejemplo la jubilación, puede suponer una dificultad de
adaptación para alguien para quien el trabajo era la única fuente de contactos sociales o le
proveía de autoestima y prestigio social. El nacimiento de un primer hijo puede ser vivido
por la madre como una merma importante de su libertad y un obstáculo para su
desarrollo profesional.
A lo largo de la vida las personas atraviesan por numerosas transiciones de rol. Las
progresiones en el ciclo vital lo son por sí mismas. La transición a la adolescencia, la
independencia de la fami lia de origen, el comienzo de la vida laboral, la adquisición de
responsabilidades familiares propias o el envejecimiento son transiciones de rol normales
que, en principio, no son por sí mismas positivas o negativas sino que comportan una
serie de ventajas y desventajas que la persona suele poder integrar no sin un cierto
esfuerzo.
4.Baja autoestima.
Para escoger como foco de la terapia la transición de rol es preciso que exista
evidencia de que la depresión y los problemas clínicos concomitantes han surgido en el
93
contexto de cambios vitales significativos y recientes para la persona. Tal relación suele
ser evidente para el paciente y sus familiares pero puede ser más difícil encontrar la
conexión cuando se trata de cambios deseados o con una fuerte connotación social
positiva (es el caso del nacimiento de un hijo, el comienzo de un buen primer trabajo o
un ascenso largamente deseado).
Para explorar la presencia de transiciones de rol hay que explorar los diferentes
ámbitos en los que la persona se desenvuelve y son útiles preguntas del tipo:
B) Objetivos y estrategias
Aunque suele haber grandes diferencias en cada tipo de transición de rol, los
objetivos del trabajo en esta área son, en términos generales:
94
1.Renunciar al antiguo rol.
Esta primera tarea supone facilitar la despedida del rol antiguo y el proceso de
duelo que conlleva. Este trabajo no se diferencia del que se ha descrito en el
apartado 2.2.1 donde se describe el foco de duelo. El terapeuta ayuda al paciente
a poner el rol perdido en perspectiva y revisa j unto con él las características y los
cambios que implica en las relaciones significativas, sobre todo si hay pérdidas o
separaciones importantes. Poner el rol antiguo en perspectiva implica también,
como en el duelo, hacer un balance de sus aspectos positivos y negativos ya que
las personas que se deprimen en este contexto pueden idealizar el rol abandonado
y minimizar o no contemplar los aspectos positivos del nuevo.
Echa tanto de menos estar activo que hasta ha llegado a pensar que ha
hecho mal aceptando la prejubilación, pero recuerde lo intolerable que le
estaba resultando levantarse tan temprano y el esfuerzo físico que conllevaba
su actividad y que fue esto lo que le decidió.
Quizá lo que pasa es que se siente vacío y poco útil tras su jubilación.
95
3.Adquirir las habilidades sociales requeridas en el nuevo rol.
Las nuevas habilidades requeridas por el nuevo rol tienen una doble vertiente,
las habilidades prácticas para el desempeño de la nueva tarea y las necesarias para
desarrollar una nueva red de soporte social y nuevos vínculos. El terapeuta puede
ayudar a identificar y perfilar dificultades concretas y a manejar la ansiedad que
puede despertar al paciente su carencia. Técnicas como la resolución de
problemas o el role playing son de gran utillidad en este punto.
Puede que estés dando por sentado que todos los superiores son
juzgados y descalificados por los compañeros. Desde luego eso es lo que
pasó con la persona a la que sustitu yes pero ¿te has planteado que puede ser
un estereotipo y que tú puedes desarrollar tu propio estilo? ¿Cómo te parece
a ti que se puede coordinar sin llegar al autoritarismo de tu antecesora?
96
Es cierto que habrá cosas que necesites compartir. ¿Qué podrías hacer
para no sentirte tan sola en esta tarea? ¿Dónde se reúne el resto de
supervisoras?
97
personas que nunca han establecido relaciones de intimidad o duraderas en la vida adulta
y que suelen presentar sentimientos crónicos de soledad y aislamiento que no están
relacionadas con cambios o disputas interpersonales recientes. Suelen ser pacientes más
graves que los que se presentan con otro tipo de problemas interpersonales. En caso de
que se encuentren problemas en otro foco aparte de déficits, es preferible elegirlos para
orientar la terapia.
Los pacientes que se presentan con déficits interpersonales suelen estar muy aislados
y sin relaciones de intimidad con amigos o laborales. Tampoco tienen buenas relaciones
familiares o son distantes o muy conflictivas. Son personas que tienen una dificultad
crónica para establecer relaciones próximas. Otras veces tienen un buen número de
relaciones que les resultan insatisfactorias o que les cuesta mantener. A pesar de un
aparente éxito social, son per sonas con baja autoestima crónica. También encajan en
este perfil personas que han estado sintomáticas de forma persistente y esto ha
interferido en la posibilidad de desempeñarse bien socialmente y de crear vínculos.
B)Objetivos y estrategias
98
dificultades y también a reconocer aspectos positivos o beneficiosos en ellas que
hasta ahora no había contemplado.
¿Qué sintió cuando le llamé para decirle que tenía que posponer la cita
por segunda vez? Me pareció que no le gustó pero que no se siente con
99
derecho a protestar
... es posible que esto mismo le pase con otras personas y fue sea lo que
está interfiriendo la posibilidad de sentirse bien con ellos.
Para que esto suceda son útiles técnicas como el role playing o la resolución
de problemas. El terapeuta puede sugerir acciones concretas, preparar al paciente
durante las sesiones y examinar los resultados y las posibles dificultades en las
siguientes. Puede ser necesario un entrenamiento específico en habilidades
sociales. Cada vez que el paciente intente, con o sin éxito, una nueva relación se
deben revisar en detalle los elementos de la interacción y corregir distorsiones así
como sugerir, incluso entrenar mediante role playing, alternativas de
comportamiento más adaptativo.
Con todo, el trabajo en un encuadre breve con estos pacientes es difícil y los
objetivos son limitados, pero una terapia breve puede causar un primer impacto y
facilitar el camino a un tratamiento más completo al mejorar la motivación y las
dificultades que interferían precisamente con la consolidación de una relación
terapéutica más duradera. No obstante son pacientes con los que es difícil
cualquier tipo de trabajo terapéutico.
100
2.3. Sesiones finales. La terminación del tratamiento
La terminación supone por parte del paciente el abandono de una relación importante
y la necesidad de ser competente en el manejo de sus problemas sin la ayuda del
terapeuta. Si se fracasa en estas tareas puede reaparecer la sintomatología depresiva en
torno al final de las sesiones o poco después.
A) Objetivos y estrategias
101
1. Discusión explícita del final del tratamiento.
Una discusión explícita del final del tratamiento tres o cuatro sesiones antes
de que se produzca permitirá que surjan reacciones por parte del paciente que van
a ser objeto de análisis antes de la terminación definitiva.
102
sesiones que le permita confirmar su competencia y la mejoría antes de prolongar las
sesiones u ofrecer otro tratamiento. No es infrecuente que en esta fase reaparezcan
síntomas similares a los que trajeron al paciente a terapia que, cuando se ha hecho un
buen tratamiento, son reacciones a la terminación con más significación interpersonal que
clínica habitualmente.
Los pacientes que no han respondido a la terapia o continúan con muchos síntomas
pueden necesitar un tratamiento más prolongado o incluso otro enfoque u otro terapeuta.
Más que culpar se como terapeuta o valorar al paciente como resistente o no apto para la
psicoterapia, se deben buscar explicaciones para el fracaso que se pueden encontrar tanto
en la calidad de la relación terapéutica establecida como en las características de
personalidad del paciente y la gravedad de los síntomas, o en las limitaciones de la
técnica.
En caso de que haya mejorado la clínica pero persistan algunos síntomas o bien
dificultades interpersonales o estresores crónicos que generan una alta vulnerabilidad,
puede ser necesario un tratamiento de mantenimiento con sesiones menos frecuentes (ej.,
una vez al mes).
103
2.4. Técnicas
Por más que el manual sea explícito en las tareas a llevar a cabo por el terapeuta y
en su tempo, la TIP no es simple o fácil de aplicar sin conocimiento y práctica
específicos en habilidades de entrevista. Aprender el orden, los objetivos, la dinámica de
las sesiones es importante, de hecho gran parte del éxito de la TIP es haber construido un
molde terapéutico que, al estar basado en un modelo médico de enfermedad, consigue
adaptarse de forma flexible a gran parte de los espacios clínicos de tratamiento de la
depresión. Saber que hay sesiones iniciales, intermedias y de terminación con sus
contenidos específicos cada una de ellas y que se debe elegir un foco y una hipótesis de
trabajo es clave para conducir las sesiones, pero es preciso también saber qué decir o qué
callar en cada momento, cómo preguntar, cómo obtener un relato acerca de aspectos
relevantes de una relación, qué tipo de intervención facilita la conexión con las
emociones, qué intervención del terapeuta puede facilitar su expresión o su contención,
etc. Es decir, cuáles son las herramientas terapéuticas necesarias y cuándo disponer de
ellas, cómo conducir la entrevista de forma que resulte útil a los objetivos planteados en
cada una de las fases y en función del material narrativo que el paciente aporta en cada
momento. Utilizando una metáfora ajedrecística, se trata de saber cuáles son las figuras,
su función en el juego y cómo se mueven por el tablero.
Las técnicas tal y como se describen a continuación amplían y matizan las del
manual original con las aportaciones de otros autores que se han ocupado, también desde
la perspectiva de factores comunes, de sistematizar estas habilidades que el terapeuta
necesita para conducir una entrevista psicoterapéutica (Fernández Liria, Rodríguez Vega,
2002).
104
terapeuta pone en juego en respuesta a cada intervención del paciente en función de su
objetivo en ese momento. Fernández Liria y Rodríguez Vega proponen, a efectos
prácticos, su clasificación en objetivos que tienen que ver con:
A este conjunto de técnicas les llaman habilidades de primer nivel. Las habilidades de
segundo nivel orientan a cómo combinar las anteriores para guiar al paciente hacia los
objetivos técnicos que tiene la entrevista. El Cuadro 2.6 muestra la clasificación que los
mencionados autores proponen de estas habilidades. En adelante se destacan únicamente
las pertinentes a la terapia interpersonal.
105
A) Habilidades de primer nivel
106
Lo que las personas sienten y opinan se muestra no solo en el discurso sino
también a través del cuerpo. La atención a lo no verbal es, pues, una habilidad
básica cuando se trata de captar el mensaje que lanza el paciente en cada
comunicación. Es bien sabido que en caso de contradicción entre el discurso
verbal y no verbal, tiene más valor lo expresado corporalmente. Por tanto, una
observación de las expresiones gestuales, desde las más evidentes a las más sutiles
(un ligero rubor, una cierta tensión corporal, un súbito brillo en los ojos), es
esencial para captar el significado personal y las emociones.
107
3. Promover cambios narrativos.
1. Acompasamiento.
108
estaba en el momento en que le comunicaron su muerte, ¿estaba de pie o
sentada? ¿Había alguien a su lado? ¿Qué hizo luego?
2. Guía y cambio.
109
2.4.3. Técnicas de la terapia interpersonal
A) Clarificación y balanceo
B) Análisis comunicacional
Se trata de examinar junto con el paciente el tipo de comunicación que utiliza en sus
relaciones actuales, sus expectativas al respecto, su eficacia, la respuesta del otro y las
emociones acompañantes. Se buscan distorsiones y formas alternativas para una
comunicación más eficaz. Se pide al paciente que relate un incidente interpersonal
reciente con el máximo de detalles concretos (una especie de transcripción de la escena)
mientras que se exploran las motivaciones, expectativas concretas que implica y los
sentimientos que genera el episodio. Por otro lado se pregunta por la respuesta concreta
del otro implicado, cómo la interpreta el paciente y cómo se comporta después.
110
Pueden ser pasivos cuando están enfadados o hacer gestos suicidas cuando se
sienten solos.
111
interpersonales. Se trata de ayudar a generarlos o a suprimirlos en función de su
utilidad para entender y mejorar las relaciones interpersonales. Puede suponer
ayudar a una esposa a expresar enfado con el marido en lugar de mostrarse
oposicionista o triste; o de sugerir a un adolescente que no dé rienda suelta a su
rabia con su padre si lo que pretende es conseguir negociar las normas.
D) Resolución de problemas
A) Incidentes interpersonales
B) Relación terapéutica
112
En este contexto técnico los sentimientos del paciente hacia el tratamiento o hacia el
terapeuta se convierten en el foco de la discusión. Los pensamientos, sentimientos,
conductas y expectativas puestos en la relación terapéutica son examinados en la medida
en la que ellos representan un modelo de cómo el paciente se relaciona con otras
personas.
1.Puede ser utilizado como modelo de cómo el paciente se relaciona con otros.
No se debe trabajar en este contexto a menos que se haya establecido una sólida
relación terapéutica pero, como se ha comentado, puede ser de elección cuando se
acuerda como foco los déficits interpersonales. En cualquiera de los otros focos se ha de
tener en cuenta que una comunicación, verbal o no verbal, sobre la terapia o el terapeuta
debe ser objeto de discusión en cualquier caso.
C) Role playing
En algún momento de la terapia puede ser útil pedir al paciente que realice algún
trabajo concreto fuera de las sesiones. Pueden ser registros que ayuden a evaluar
pensamientos, contextos y emociones o registros de actividad, diarios, visitas o desarrollo
de un plan de acción en la resolución de problemas. Este tipo de actividad es útil tanto en
la evaluación como para promover y afianzar los cambios logrados. Traslada la
posibilidad de cambiar desde el ámbito del despacho al propio entorno del paciente
fomentando su autonomía hacia el final del tratamiento.
E) Contrato y setting
113
El setting de trabajo en terapia interpersonal, como en cualquier psicoterapia, es una
herramienta de trabajo básica. Tener acordado mediante el contrato el contenido y las
coordenadas de la intervención - espacio, duración y frecuencia de las sesiones - así
como sus márgenes y el rol de cada uno de los protagonistas, permite que funcionen
como instrumento al servicio de los objetivos de la terapia. No se puede jugar al ajedrez
sin normas ni tiempos, no sería útil ni siquiera divertido, ni siquiera sería ajedrez. La
posición que toma el paciente frente a la delimitación temporal y el resto de márgenes del
tratamiento es una fuente de información utilísima acerca de su funcionamiento
interpersonal que, al haber sido acordado y hecho explícito, se puede explorar
directamente y contrastar con el paciente como parte del tratamiento. Cuando, por
ejemplo, hay problemas con los límites - el paciente llega con frecuencia tarde, falta a
citas, no habla del foco acordado, no trae lo acordado de trabajo para casa, etc. - el
terapeuta puede intentar averiguar la motivación que subyace y relacionarla con el
funcionamiento interpersonal y, en concreto, con el foco actual. Se puede, además,
analizar la comunicación elegida para satisfacer sus necesidades.
114
2.5. Dificultades frecuentes en el curso de la terapia
Las dificultades más frecuentes que aparecen en terapia interpersonal son las
relacionadas con la propia entrevista y la aplicación de las técnicas. Ya habíamos dicho
antes que dentro de las variables comunes del cambio en psicoterapia las que tienen que
ver con el paciente son las más importantes. Pacientes con rasgos de personalidad muy
patológicos, alta vulnerabilidad, poco implicados en el cambio o con una comunicación
115
muy dañada, van a mostrar peores resultados con terapias breves y en concreto con
terapia interpersonal. Dentro de los factores que dependen más del terapeuta están los
que tienen que ver con errores frecuentes en la entrevista. Ambos se muestran en los
Cuadros 2.9 y 2.10.
Hay toda una serie de actitudes del paciente que, tanto sean derivadas de la clínica, como
de una insuficiente comprensión del proceso o de sus características de personalidad,
pueden dificultar la buena marcha del tratamiento y el terapeuta debe detectarlas y
manejarlas lo antes posible. Una buena comprensión de los objetivos y técnicas de la
terapia interpersonal hará fácil estas tareas pero, para mayor claridad, se resumen en el
siguiente cuadro.
116
117
2.5.2. Dificultades frecuentes generadas por el terapeuta
El terapeuta TIP debe estar atento a no entorpecer el proceso terapéutico y prevenir una
serie de errores o dificultades que pueden aparecer en el curso de la relación terapéutica.
Algunos de ellos, los más frecuentes, se detallan en el siguiente cuadro.
118
119
Caso clínico
SESIONES INICIALES:
• OCUPARSE DE LA DEPRESIÓN
120
de su marido, que no es muy realista, más bien parece que se ha apoderado
de usted un pesimismo importante que nunca antes había tenido. Me cuenta
también que no duerme y que ha perdido mucho peso. A mi modo de ver las
cosas, todo esto no significa que haya perdido capacidades, se haya vuelto
torpe o desinteresada, ni me parece que sean cambios irreversibles en su
personalidad. Los síntomas que me cuenta, con la información que me envía
su médico de que no hay una enfermedad orgánica que los explique, se
corresponden con los de una depresión. Me parece que tiene usted una
depresión de cierta importancia y que necesitará tratamiento específico para
mejorar. Este es el motivo por el que su médico ha insistido en que la vea un
especialista.
121
notaba a veces, cuando estaba sola, la sensación de que su padre, fallecido hacía 15
años, estaba presente a su alrededor y tenía sueños repetidos en los que él le reclamaba
algo que no podía concretar. La terapeuta la tranquilizó al respecto explicándole que las
sensaciones de presencia no son signos de enfermedad mental y que se podrían
interpretar como indicios de problemas para asumir la muerte de su padre. La trasladó a
hablar de ello detenidamente en las próximas sesiones. La terapeuta tomó nota de signos
incipientes de una buena alianza terapéutica.
Las cosas fueron bien económicamente, por lo que Rosa no volvió a trabajar
después de tener a los hijos, tenían la vivienda en propiedad y vivían
cómodamente.Tenían buenas relaciones con el vecindario y un buen grupo de amigos así
como buena relación con la familia de Rosa, pero no tanto con la del marido. Hacía un
año el marido había perdido el vehículo en un accidente de tráfico que también le causó
secuelas físicas moderadas de las que tardó meses en recuperarse por completo. Sin
embargó perdió su medio de trabajo y quedó con la deuda del camión pendiente de pagar
y en paro.Tuvieron que ajustar la economía doméstica durante ese tiempo, Rosa intentó
buscar empleo desesperadamente sin conseguirlo. Este fue el momento en que dejaron
de pagar los gastos de la comunidad de vecinos y cuando amenazaron con denunciarles.
El marido confiaba en encontrar trabajo pronto y no veía la situación de forma tan
dramática como Rosa.
• INVENTARIO INTERPERSONAL
122
La relación con la madre había sido tortuosa desde la niñez. Rosa la describía como
hosca, hostil y en momentos hasta agresiva con ella. No contaba con ella para asuntos
íntimos y temía sus reacciones. Desde la muerte del padre, a quien en su lecho de muerte
había prometido que la cuidaría, Rosa notaba a la madre distante y fría con ella y se
quejaba de que no se dejaba cuidar.A pesar de que vivía unos meses con cada hija,
durante el tiempo que pasaba con ella no conseguía tener una comunicación como la que
pensaba que sí tenía con las hermanas. La madre sabía que lo estaban pasando mal
económicamente y Rosa confió en que le ofrecería prestarle dinero, en concreto para
saldar la deuda con la comunidad de vecinos, pero esto nunca sucedió, tampoco Rosa se
atrevió a pedírselo, entendía que es algo de debía surgir de forma natural en ella. El
marido la acompañaba y la entendía en sus dificultades con la madre, pensaba que Rosa
tenía que distanciarse y dejar de esperar cambios en la madre. Desde que se encuentra
tan mal, han llegado al acuerdo junto con las hermanas de suspender temporalmente los
periodos que la madre pasa en casa, para ahorrarle a Rosa malestar y trabajo.
La madre había sido una mujer ruda y rígida, criada sin afecto por unos padres de
pocos recursos. En una época tuvo que cumplir condena por un delito que
aparentemente no cometió, lo que la volvió resentida y hostil. La relación con su marido
oscilaba entre la frialdad y la disputa abierta.
El padre era un hombre recto pero Rosa tiene de él los recuerdos más tiernos de su
infancia. Con él, a pesar de que era muy normativo, ella se sentía escuchada y cuidada.
Enfermó de cirrosis y Rosa asumió por iniciativa propia muchos de los cuidados. Dejó el
trabajo en la ciudad, regresó al pueblo y se hizo cargo de la comunicación con los
médicos hasta el punto de que, durante un tiempo, ella fue la única que conocía el
pésimo pronóstico a corto plazo y no lo compartió con nadie. Pocos días antes de morir
el padre, conocedor de la mala relación madre-hija, le pidió a Rosa que nunca dejara de
cuidar a la madre. No pudo despedirse de él porque cuando le comunicaron la inminencia
del fallecimiento, tuvo que ser sedada por una fuerte crisis de ansiedad. No pudo ir a los
actos funerales y volvió a tener una fuerte crisis cuando descubrió que habían hecho
desaparecer las pertenencias del padre al enterrarle. Estuvo muy afectada durante mucho
tiempo y cada aniversario o acto familiar importante lo vivía con un intenso anhelo.
Desde que se renovaron las dificultades con la madre en el contexto de las dificultades
económicas, Rosa tenía sueños repetidos en los que su padre, moribundo, le reclamaba
algo y ella no sabía qué era. Durante el día tenía frecuentemente la sensación - aunque
con criterio de realidad conservado - de que su padre estaba cerca de ella y se sentía
impelida a hablarle y decirle cosas como "dime algo, dime lo que tengo que hacer, cómo
debo tratar a mi madre si ella no me deja que la cuide".
123
momento la hija estaba presentando somatizaciones de las que Rosa se culpaba por estar
deprimida.
La familia tenía una buena red social pero sin demasiada intimidad fuera del núcleo
familiar.
Con las hermanas también la relación era buena. Parecían ejercer de hermanas
mayores protectoras y tener una relación menos complicada con la madre. Sin embargo
Rosa no compartía con ellas buena parte de sus sentimientos. Ellas se habían casado y
salido de la casa cuando Rosa era aún muy pequeña.
Una vez recogida toda la información sobre las relaciones interpersonales y las
circunstancias actuales la terapeuta llegó a la conclusión de que los síntomas de Rosa se
habían precipitado en el contexto de sus dificultades económicas que removieron y
reactualizaron las añejas dificultades con la madre. La situación se perfilaba como si
Rosa siempre hubiera estado deseando y esperando de la madre más afecto y
colaboración sin obtenerlo y como si hubiera compensado esas carencias volcándose en
el padre a quien, de alguna manera, idealizaba y en quien encontraba a un cuidador que
consideraba impecable. Había en Rosa una insatisfacción y un rencor no expresado hacia
la madre, así como sentimientos de culpa y la duda permanente de si podría hacer algo
más pero también el convencimiento interno de que era la madre la que debía cambiar su
actitud para que ella pudiera cumplir la promesa que le hizo al padre de cuidarla. Por otra
parte, la renovación de las disputas con la madre conllevaba una reactualización de un
duelo por el padre nunca completado. Quedaba claro que a Rosa le costó mucho en su
momento hacerse a la idea de la realidad de la pérdida y había ocultado a la familia, y de
paso a sí misma, la posibilidad real de la muerte. Prueba de ello fue que hasta perdió el
control consciente en varias ocasiones y no participó en el funeral. Conservaba hasta el
momento un intenso anhelo que se reactualizaba en momentos de transición o de
dificultad como la actual. Ambos conflictos estaban tan interconectados que se planteó la
necesidad de trabajar ambos focos en la terapia y se le transmitió a la paciente al
formalizar el contrato con el que culminó la fase inicial de la terapia de la siguiente
manera:
Ahora tenemos una idea más precisa de cómo son sus relaciones y de las
cosas que son importantes para usted. Me cuenta que siempre ha echado de
menos una mejor relación con su madre y que cree que ella nunca se ha
portado cariñosamente ni la ha cuidado como se puede esperar de una
madre. Lo que tam bién parece es que desde que ella no se ha ofrecido a
apoyarla económicamente en este momento tan difícil de su vida, es como si
estos sentimientos y dudas con ella se hubieran puesto de nuevo en primer
plano y que están muy relacionados con su estado de ánimo deprimido.
124
¿Qué opina usted? ¿Está de acuerdo con esta forma de ver las cosas?
La idea sería iniciar desde este momento una serie de sesiones semanales
- unas 15- de 50 minutos para hablar precisamente de estos temas que a
ambas nos han parecido que se relacionan con sus problemas actuales y en
los que podría hacer usted algunos cambios.A partir de este momento la
psicoterapia consiste en ir profundizando en todo eso, examinar
detenidamente juntas las cosas que están pasando y, sobre todo, en los
sentimientos que le surgen con su madre y cuando recuerda a su padre,
podemos ver también qué necesitaría de ellos y si es posible que lo obtengan
o no. Hablaremos también de cómo se siente aún hoy en relación con la
pérdida de su padre y de cómo fue la relación con él. Usted podrá hablar de
cualquier cosa que se le ocurra sobre lo que está pasando en este momento
en su vida, fundamentalmente de lo que tenga relación con estos temas, pero
también de cualquier otra preocupación o emoción que tenga.Yo la ayudaré a
explorar los temas y a entender un poco mejor las cosas que pasan, y más
adelante a que pueda tomar decisiones más saludables y confortables. Creo
que si trabajamos así, y también con la ayuda de la medicación, podrá ir
sintiéndose gradualmente mejor y, al final de las sesiones, incluso mejor que
antes. Lo que sí es cier to es que esta forma de trabajar puede hacer que en
algún momento durante las sesiones o después de ellas pueda sentirse
afectada emocionalmente. Si esto sucede no debe interpretarlo como un
signo de empeoramiento, sino como un efecto de las sesiones, que puede ser
inevitable cuando abordemos ciertos temas dolorosos. Le pido que se sienta
libre de comentarlo conmigo en la siguiente sesión. Si en algún momento se
encuentra tan mal que no puede superarlo por sí misma, no dude en ponerse
en contacto conmigo y podremos planificar una cita extra si es necesario. Por
otro lado le pido que comente abiertamente cualquier desacuerdo o
incomodidad que le pueda surgir conmigo o con el tratamiento, de esta forma
125
lo podremos resolver.
• SESIONES INTERMEDIAS
En las primeras 3 sesiones el tema principal fueron las dificultades de Rosa para
comunicarse con su madre en este momento de su vida. Se quejaba de su falta de
respuesta a los problemas, de su frialdad y se sentía incapaz de comunicarse con ella.
Refería sentimientos fundamentalmente de desconcierto, abandono y culpa y negaba
sentir enfado.
ROSA: Bueno, pues... sobre lo último que hemos hablado en las últimas
entrevistas, el problema sigue ahí, o sea con mi madre, pero verla no la he
podido ver todavía, aunque sí me he puesto en contacto con ella por teléfono
y parece ser que como la última vez que le comenté sigue lo mismo, o sea
con mis hermanas se lleva bien, a ellas sí las apoya, pero conmigo la veo
como siempre.
ROSA:... porque hablo con ella pero no le noto ese querer por mí, que
me pregunte, no, no, no.Yo la sigo esperando pero eso que yo quisiera ver
en ella no lo encuentro. Y yo quisiera cuidarla, como me pidió mi padre que
hiciera y como hice con él, pero ella no se deja...
126
ROSA: Está muy resentida, sobre todo con mi madre, porque ayer
hablando con ella le hice una pregunta... Le dije que si ella guardaba rencor a
una persona y me dijo "a una que tú conoces", digo ¿a quién, a mi madre?
Bueno no sé si es rencor o... no sabía ella explicarme qué es lo que ella
sentía hacia mi madre.
Y decidió contrastar con la paciente su impresión de que, por algún motivo, a pesar de
que se sentía defraudada en sus expectativas de ser ayudada, no podía comunicarle
personalmente su desacuerdo, ni siquiera se planteaba pedirle ayuda, sin embargo podía
no juzgar a su hija cuando mostraba este enfado "vicario" con la abuela. La animó a
hablar de los últimos encuentros con la madre y le pidió que explorara sus sentimientos
ante determinadas actitudes. Mencionó como legítima su expectativa de ser ayudada por
la madre y le recordó algunos episodios de la infancia donde se había sentido igual.
Cuando Rosa pudo relacionar su malestar con el enfado, la terapeuta se ocupó de
normalizarlos. Poco a poco, Rosa comenzó a reconocer los sentimientos de rabia como
propios y pudo también conectar con el miedo que la tenía desde que era pequeña.
Reconoció su frustración y se quejó abiertamente de la diferencia de trato hacia sus
hermanas.
TERAPEUTA: Parece que puede entender que su hija se sienta mal con
la abuela pero usted no siente ese enfado a pesar de su indiferencia.
TERAPEUTA:Ya...
127
ROSA: No... no sé, yo creo que no lo hace a propósito.
Este trabajo con los sentimientos hacia la madre dio paso a una reflexión acerca de
las motivaciones de su madre y de su comportamiento y pudo plantearse que quizás su
hosquedad y falta de empatía no tenían que ver con ella.Todo derivó en una visión más
comprensiva de la madre, a quien pudo empezar a reconocer y disculpar, y en la
conclusión de que no iba a cambiar fácilmente y debía renunciar a sus expectativas hacia
ella.
TERAPEUTA: Ahá.
ROSA: Mi madre desde muy joven tuvo que pagar una culpa de un
delito que hizo una cuñada en la cárcel en tiempo de la guerra, estuvo tres
años y... y otro de reclusión.
TERAPEUTA: Ahá.
ROSA: Sí, y yo ayer lo estaba pensando, pero bueno, que eso pasó en
su juventud y creo que puede estar dolida, pueden ser muchas cosas,
muchos recuerdos, pero no espera que lo pague con sus hijas, sobre todo
conmigo.
128
enfadada y menos culpable por sus reacciones?
ROSA: Bueno parece que según van pasando los días me voy
mentalizando de que quizás no es conmigo con quien mi madre tiene
problemas.
ROSA: Pues no sé, porque hay veces que noto como un nudo aquí... Un
ahogo y cuando he llorado muchas veces me he quedado muy tranquila pero
últimamente pues no...
ROSA: Llevo... desde que estuve aquí la semana pasada, estoy mejor.
TERAPEUTA: Sí, sin embargo había otra cosa que la inquietaba y que
creo que es importante. ¿Recuerda?, hablaba de un sueño repetido...
ROSA: Sí, el de mi padre, ahora llevo esta semana que no, he soñado
129
una vez con él simplemente o sea que no es tan repetido como este tiempo
de atrás.
TERAPEUTA: Ahá, esto puede ser un problema ¿no, Rosa?, que todo
sigue ahí.
ROSA: Sí, pero yo lo recuerdo todos los días porque como pienso
también en lo de mi madre...
TERAPEUTA: Ahá.
TERAPEUTA: Ahá.
TERAPEUTA: Ahá.
ROSA: Pero como veo que por más que intento acercarme a mi madre
ella se aleja más, entonces...
130
TERAPEUTA:A lo que yo me refiero es que, lo hemos visto muchas
veces en estas sesiones, el problema de su madre está íntimamente
relacionado con la relación con su padre.
ROSA: Sí
ROSA: Sí.
ROSA: Sí. Pues quizá no, no estarían las cosas como están.
ROSA: Que me ayudaría en todo lo que pudiera (se tensa y le brillan los
ojos, baja la cabeza).
131
son, y yo salí la última pero con doce años a mí mi padre me dijo "si no
quieres estudiar hay que trabajar", trabajar en el campo, estaba desde los
doce años sirviendo y entonces, bueno, cuando empecé a servir estaba en el
pue blo y estaba, bueno, por la noche dormía en casa pero ya al venirme a
Madrid fue distinto, les echaba mucho de menos, sobre todo a mi padre.
TERAPEUTA: Ahá.
TERAPEUTA: Ahá.
En este punto relata las veces que su padre la castigó y la pegó. Ella le disculpa
comentando que el padre lo hacía por su bien y que luego lo reparaba, al contrario que su
madre a la que siempre vivía como hostil y rechazante y de quien sentía miedo.
TERAPEUTA: Ahá.
132
de forma muy difentente con usted y no puede ver nada bueno en el trato
que le daba su madre de pequeña pero tampoco puede ver nada en su padre
que la disguste...
ROSA: Sí, pero es que mi madre ha sido para mí antes de... de pequeña
lo que le he comentado, que nunca me podía acercar a ella, contarle
cualquier problema.
TERAPEUTA: Ahá.
TERAPEUTA: ¿Por qué cree que puede ser ahora, Rosa? ¿Por qué
ahora se le viene todo lo bueno de su padre, cuando a lo mejor en otro
133
momento se le viene de una manera más realista?
TERAPEUTA: Ahá.
TERAPEUTA: O sea que su padre le hizo hacer una promesa que usted
no puede cumplir.
ROSA: Claro...
La terapeuta intenta balancear la relación de Rosa con su padre. Ella presenta una
134
imagen muy idealizada del padre y contrapuesta a la de la madre. El duelo por el padre
está dificultado, tanto por esta idealización que le impide ver a su padre en su versión
más realista y por la imposibilidad de desvincularse de la tarea que le encomendó antes
de morir, como por haber sido una relación de ternura y cuidados a la que le resultó
difícil renunciar con escasos apoyos y sin una definición de rol segura en la vida.
Consciente de la importancia de que Rosa pueda desvincularse de la promesa y reabrirse
al duelo entorpecido, la terapeuta confronta repetidas veces esta dicotomía de "buenos y
malos" hasta que consigue centrar el discurso de la paciente en los acontecimientos que
rodearon el fallecimiento del padre.
TERAPEUTA: Ahá.
TERAPEUTA: Ahá.
TERAPEUTA: Ahá.
135
ROSA: Sí, es que lo que yo le he dicho otras veces que iban mis
hermanas, estaba mi madre pero a la única que le dejaba tocarlo era a mí.
ROSA: Ahá.
136
TERAPEUTA: Ahá.
TERAPEUTA:Y sin embargo, Rosa, esto me parece que debe ser muy
doloroso para usted, ¿no? Le cuidó durante toda su enfermedad y sin
embargo no tuvo...
ROSA: Sí.
ROSA (sigue llorando): Mal, incluso la noche que estuvo tan mal me
pedía con los ojos que le ayudase por el dolor que tenía, que le pusiera...
porque ya incluso le había subido toda la enfermedad para arriba hasta que
lo ahogó (...) y con los ojos me decía que le diese algo para esos dolores
porque toda la enfermedad yo creo que quejarse como aquella noche no se
había quejado nunca por no hacernos sufrir a mi madre y a mí porque
éramos las que estábamos más tiempo con él. Después de enterrarle iba a su
habitación a por unas toallas y a mí mi madre no me había comentado que
toda su ropa se la habían echado con él.
137
ROSA: Quizás más.
ROSA: No lo sé, que me oriente, que me diga que es lo que tengo que
hacer con mi madre (llora y se muestra ansiosa) porque no sé qué hacer.
ROSA (apenas puede hablar por el llanto): Con mi madre. Que me quite
este peso de encima.
ROSA: No lo sé, que él me dijese algo, para dónde tengo que tirar, qué
tengo que hacer porque no lo sé (Se entrega al llanto).
TERAPEUTA: Ya, pero quiere usted que le quite ese peso de encima
porque para usted es una carga muy fuerte, porque su padre le pidió algo que
no puede cumplir.
138
que las cosas iban a ir de otra manera, que mi madre se iba a dejar llevar de
otra manera, no dejarse llevar...
ROSA: Sí.
ROSA: Es una cosa que... que la tengo ahí clavada como una espina.
ROSA: No lo sé.
ROSA: Claro.
ROSA: No lo sé.
139
TERAPEUTA: Ahá.
ROSA: Sí, pero quizá él no, tampoco me hizo prometerle eso pensando
que mi madre iba a reaccionar de manera que...
TERAPEUTA: Daño.
ROSA: Sí, no puedo pensar nada negativo sobre mi padre, por más que
lo intento, porque muchas veces mi marido habla conmigo y me dice: "si no
es culpa tuya, tú se lo prometiste a tu padre pero, bueno, no es que tú no
quieras cumplirlo, es que tu madre no se deja...".
ROSA: Sí.
140
TERAPEUTA: Luego es algo de lo que tenemos que hablar y ver y
analizar muy detenidamente.
ROSA: Ahá.
TERAPEUTA: Por hoy lo vamos a dejar aquí ha sido una sesión muy
intensa y difícil para usted y ahora se va con las emociones a flor de piel.
ROSA: Bueno.
ROSA: Sí.
TERAPEUTA: De acuerdo.
Tres sesiones antes de terminar se acordó espaciar un poco las citas y una fecha
concreta para el final. En la penúltima sesión Rosa comentó, asustada, que se encontraba
de nuevo muy triste y con la sensación de que recaería y, esta vez, no podría salir
adelante. Había tenido un nuevo desencanto con la madre que pudo reconducir
141
adecuadamente pero después sintió de nuevo ansiedad y temor a que se repitiera. La
terapeuta planteó repasar detenidamente la escena conflictiva y destacó las dife rencias
con respecto a las interacciones que mantenía con la madre al principio de las sesiones.
Le comentó su impresión de que dejar las sesiones, que habían supuesto un gran apoyo
para ella, al igual que el que percibía de su padre, podría haberla conectado con
sentimientos de pérdida y que no lo veía como una recaída.
A la siguiente sesión, tres semanas después, Rosa se encontraba de nuevo bien y los
logros persistían. Ambas se pusieron de acuerdo para verse una vez más dentro de tres
meses para valorar si la mejoría se mantenía y para pensar en cómo podía controlar el
tratamiento farmacológico con ayuda de su médico.
A los tres meses seguía bien y los cambios en su actitud hacia la madre se habían
consolidado y Rosa recibió el alta.
Preguntas de autoevaluación
142
3.Dentro del trabajo con el foco de duelo en las sesiones intermedias es falso que:
143
6.En relación con las técnicas de IaTIP:
144
145
146
147
Klerman, G.L.; Rousanville, B.; Chevron, E.; Neu, C. y Weissman, M. M. (1984).
Interpersonal psychotherapy of depression (IPT). New York: Basic Books.
Es un libro donde aparecen todos los estudios hechos desde 1984 y todas las
aplicaciones clínicas en las que se está trabajando con la TIP.
Es el manual y con las nuevas aplicaciones actualizado. Junto con los estudios
realizados comentados. Una guía de cabecera imprescindible para todo terapeuta
que quiera trabajar en este tipo de terapia.
Un libro muy claro y muy clínico. Se nota que está escrito por clínicos y
dirigido a los mismos. Interesantes casos que ejemplifican el trabajo y los
problemas que nos podemos encontrar. Profundizan algo más en las técnicas que
los manuales, que pasan un poco por encima.
Worden, W (2010). El tratamiento del duelo: Asesoramiento y terapia (2. Ed). Barcelona:
Paidos.
Una joya que nos muestra las destrezas básicas de entrevista. Los manuales
clásicos de TIP adolecen de claridad y estructura en cuanto a las técnicas, pero en
148
este libro los autores desarrollan con gran minuciosidad y una mirada muy
práctica y clínica las habilidades de entrevista en psicoterapia. Es un complemento
imprescindible perfectamente adaptable al trabajo en terapia interpersonal.
Fernández Liria, A.; Rodríguez Vega, B.; Diéguez Porres, M. (2010). Terapia
interpersonal de la depresión (Capítulo 144). En Vallejo Ruiloba, J.; Leal Cercós, C.
(Eds) Tratado de Psiquiatría. 2.a Ed. Volumen II. (pp. 2371-2389). Barcelona: Ars
Médica.
149
150
Con el propósito de poner en práctica unos principios ecológicos, económicos y
prácticos, el listado completo y actualizado de las fuentes bibliográficas empleadas por los
autores en este libro se encuentra disponible en la página web de la editorial:
www.sintesis.com.
Las personas interesadas se lo pueden descargar y utilizar como más les convenga:
conservar, imprimir, utilizar en sus trabajos, etc.
151
Índice
Presentación 12
Prólogo 15
Capítulo 1. Aspectos generales 18
1.2. Antecedentes históricos 23
1.3. Base teórica de la terapia interpersonal 24
1.3.1. La corriente interpersonal 25
1.4. Base empírica de la terapia interpersonal 28
1.4.1. Acontecimientos interpersonales relacionados con la
29
depresión
1.4.2 Dificultades interpersonales como consecuencia de la
29
depresión clínica
1.5.I. Breve y de tiempo limitado 31
1.5.2. Manualizada 32
1.5.4. Rol de enfermo 32
1.5.5. Objetivos 34
1.5.6. Estrategia de tratamiento 35
1.5.7. Técnicas basadas en los factores comunes 39
1.5.8. Actitud terapéutica 40
1.6. Diferencias con otros modelos 42
1.6.2. Focalizada 42
1.6.4. Interpersonal, no intrapsfquica 43
1.7. Principales aplicaciones de la terapia interpersonal 44
1.7.1. Depresión mayor y trastorno bipolar 44
1.7.2. Tratamiento de mantenimiento de la depresión 46
1.7.3. Distimia 46
1.7.4. Depresión en adolescentes 48
1.7.5. Depresión en ancianos 50
1.7.6. Terapia de pareja 51
152
1.7.7. Aconsejamiento interpersonal en atención primaria 52
1.7.8. Embarazo y postparto 53
1.7.9. Trastornos de la conducta alimentaria 54
1.7.10. Trastornos de ansiedad y trastorno por estrés traumático 55
1.7.11. Trastornos somatoformes 55
1.7.13. Otros encuadres 56
Caso clínico 57
Preguntas de autoevaluación 58
Capítulo 2. Protocolo de aplicación 60
2.2. Sesiones iniciales 63
2.1.1. Ocuparse de la depresión 65
2.1.2. Relacionar la depresión con el contexto interpersonal 68
2.1.3. El comienzo de las sesiones intermedias 75
2.2. Sesiones intermedias 77
2.2.2. Disputas interpersonales 87
2.2.3. Transiciones de rol 92
2.2.4. Déficits interpersonales 97
2.3. Sesiones finales. La terminación del tratamiento 101
2.4. Técnicas 104
2.4.I. Habilidades de entrevista 104
2.4.2. Características de la entrevista en terapia interpersonal 108
2.4.3. Técnicas de la terapia interpersonal 109
2.4.4. Contextos terapéuticos 112
2.5. Dificultades frecuentes en el curso de la terapia 115
153