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La organización del Estado

En el caso de España, la Constitución española de 1978 establece un modelo de organización


territorial que se encuentra a medio camino entre un Estado unitario y un Estado federal. Este
modelo ha recibido el nombre de «Estado autonómico» o «Estado de las autonomías
territoriales». Este tipo de Estado es soberano, las comunidades autónomas gozan de cierta
autonomía política, que pretenden aumentar con la reforma de sus estatutos, y las instituciones
de régimen local o ayuntamientos gozan de autonomía administrativa. El Estado español se
estructura en tres niveles con órdenes separados pero integrados. El primer nivel está formado
por las instituciones políticas centrales, el segundo nivel por las comunidades autónomas y el
tercer nivel por los entes locales o ayuntamientos.

Actualmente, este modelo de Estado trata de adaptarse a los tiempos y atender a las cada vez
mayores demandas de las autonomías. Así, los estatutos de diferentes comunidades se están
modificando para incluir más competencias cedidas por parte de la Administración central.
Algunas autonomías reivindican su carácter de nación, acorde con la historia y con la creciente
conciencia de identidad colectiva. Estas comunidades son principalmente aquellas que tienen una
lengua diferente del castellano y una cultura propia.

La Constitución de 1978 asume la tradición autonómica de los pueblos que conforman el país. El
Estado español está integrado, en consecuencia, por las diecisiete comunidades autónomas
siguientes: Andalucía, Aragón, Canarias, Cantabria, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Cataluña,
Islas Baleares, Comunidad Valenciana, Extremadura, Galicia, La Rioja, Comunidad Autónoma de
Madrid, Comunidad Foral de Navarra, País Vasco, Principado de Asturias y Región de Murcia.

La mayoría de los historiadores coinciden en que fue el periodo de la Reconquista (722-1492 d.C.),
es decir, de la conquista de los territorios ocupados por los árabes, el que determina la actual
división territorial de España. La diversidad existente es enriquecedora, pues recoge el valor de la
pluralidad de culturas con aspectos diferentes, que conviven en el contexto del Estado español. Se
trata de la unidad dentro del respeto a la diversidad.

En la Constitución española hay dos principios que se relacionan entre sí. Por una parte, el
principio de unidad: que está referido a la indisoluble unidad del Estado español y por otra, el de
autonomía, que garantiza el derecho de autonomía de las diversas comunidades de España. Estas
organizaciones políticas tienen potestad legislativa, pueden participar en el ordenamiento del
territorio, tienen su gobierno autónomo y su parlamento. Pero la soberanía pertenece a la
totalidad del pueblo español y, por tanto, al Estado como conjunto de ciudadanos que conforman
un territorio llamado España.

Nuestra Constitución, en los artículos 143 y 144, establece nuestro modelo de organización
territorial, recogiendo las particularidades de los diversos pueblos que constituyen el Estado
español.

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