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Se dice que los contratos consensuales son aquellos que quedan perfeccionados o concluidos

con todos sus efectos desde que ambas partes se ponen de acuerdo aun antes de ser entregada la

cosa. En los contratos consensuales encontramos la compraventa, el mandato, el arrendamiento y

la sociedad, sabemos muy bien que algunos de estos contratos no requieren de solemnidad, es

decir que no requieren que el acuerdo quede plasmado en un documento ya sea público o

privado. Sabemos muy bien que la compraventa es un contrato consensual donde una

parte(vendedor) se ve obligado a entregar un bien o una cosa a la segunda parte(comprador) a

cambio de dinero; la sociedad sabemos que es un acuerdo donde dos o más personas se

comprometen a poner cierta cosa o bien en común para sacar de ella una utilidad en dinero; El

mandato es acuerdo entre dos personas donde una de estas le da a la otra realizar un encargo y

este debe realizarlo sin ánimo de lucro es decir “gratis”, estas dos partes se le denomina

mandante y mandatario; por último el arrendamiento es un acuerdo entre dos partes en el cual

una de estas le sede el uso y goce de manera temporal a cambio, o ejecutar para ella cierto

trabajo a cambio de dinero. Estos acuerdos se caracterizan por ser bilaterales o sinalagmático

perfecto ya que estos acuerdos para ambas partes engendran derechos y obligaciones, cabe

resaltar que el mandato se diferencia de estos acuerdos ya que en este caso solamente se va a

engendrar derechos y obligaciones para una sola persona la cual vendría siendo el mandatario

además de esto en pocas ocasiones en este acuerdo engendraría obligaciones para el mandante en

el caso en el que el mandatario se vea afectado el mandante tendría que responder por lo

sucedido. Se caracterizan por ser onerosos ya que en la mayoría de los casos ambas partes tienen

obligaciones y ventajas económicas reciprocas.


El mandato; este tenía una gran utilidad práctica en roma, ocurre cuando una persona está

impedida, por enfermedad, discapacidad o ausencia. Y acude a la buena voluntad de un tercero

para que este pueda dar cumplimiento a los actos necesarios para la gestión de los bienes.

Sabemos que una persona, llamada mandatario quien debe realizar una gestión o encargo

gratuitamente por cuenta de otra, llamada mandante. El código civil colombiano lo define así:

“Art. 2142.- El mandato es un contrato en que una persona confía la gestión de uno o más

negocios a otra, que se hace cargo de ellos por cuenta y riesgo de la primera. La persona que

concede el encargo se llama comitente o mandante, y la que lo acepta apoderado, procurador, y

en general, mandatario”.

Una de las características de esta evolución es la remuneración por la tarea o el encargo

realizado, mientras en roma era obligatorio que este encargo sea realizado gratuitamente en

Colombia puede ser remunerado o gratuito.

La Corte Constitucional, mediante Sentencia C-1178 de 2001, señala:

“El contrato de mandato es uno entre los diversos negocios jurídicos de gestión y consiste en que

el mandatario se encarga de adelantar negocios jurídicos o actos de comercio, por cuenta del

mandante, con representación o sin ella…”.

En roma se caracterizaba por una representación indirecta y en la actualidad destacamos que

se admite la representación directa e indirecta. El mandato sigue configurado como un contrato

consensual, que se constituye mediante por carta o por simples palabras. En pocas palabras el

mandato es un “favor” que tiene como fin la sustitución de una persona en una gestión que no

quiere o no puede realizar. Lo que nos determina que hoy por hoy no figura como antes, porque
los favores ya no se efectúan sin cobrar y la fraternidad es un valor que ocasionalmente salta a la

vista.

El Derecho Romano en su progresiva evolución se vio precisado a tutelar, mediante acciones

especiales, ciertas convenciones que no se formalizaban por la palabra, la escritura o la entrega

de la cosa, apareciendo así los contratos que no requerían solemnidades para su celebración, pues

donde bastaba el simple acuerdo de las partes para que quedaran perfeccionados, admitiéndose

que la voluntad sea expresada entre ausentes carta o un intermediarios contratos consensuales se

basan esencialmente en el consentimiento pleno de los contratantes, en su carácter intuito

persona, y en el objeto lícito que es desarrollado mediante estas figuras jurídicas. Algunos

elementos de la sociedad hoy en día se conservan, pero una diferencia es que se ha acuñado la

teoría del negocio jurídica.

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