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CONSECUENCIAS DEL TRATADO DE VERSALLES

El Tratado de Versalles no se queda aquí, ya que tuvo una serie de repercusiones


posteriormente. Después de que Alemania se viese obligada a firmar tal armisticio, se creó
un ambiente de frustración entre los alemanes, sintiéndose, así, despreciados por todos los
demás países.

El pensamiento de la población alemana venía determinado por: decepción y vergüenza


ajena. Esto era así porque no llegaban a comprender el castigo que les habían impuesto, ya
que ellos seguían manteniendo la postura de que no fueron los únicos que participaron en la
guerra y, aún más importante, defendían que los ejércitos alemanes se retiraron antes de
que fuesen totalmente derrotados. Por ello, para Alemania el Tratado de Versalles era una
continuació de la Gran Guerra camuflada por otros medios, aunque para las potencias
vencedoras era el importante hecho de poner fin a la guerra que destruyó tantos territorios y
vidas. Pero, nunca se podrían haber llegado a imaginar lo que, realmente, supuso la creación
de aquel armisticio y oponerse a las ideas, pensamientos y objetivos de aquella Alemania tan
poderosa de antes de la guerra, que, aunque hubiese sido derrotada, tenía mucho que
demostrar aún.

La venganza de los alemanes no se hizo esperar. Una declaración del Partido Conservador
Alemán hizo estremecer, de alguna manera, a los países de alrededor, los cuales esperaban
una próxima represalia alemana: "Odiamos con todo nuestro corazón la presente forma del
Estado Alemán, porque nos niega la esperanza de rescatar nuestra esclavizada patria, de
purificar del pueblo alemán la mentira de la guerra y de ganar el necesario Lebensraum en el
Este (la necesidad del Tercer Reich de encontrar nuevos territorios para expandirse por
pueblos eslavos, principalmente). Esto supuso, posteriormente, el ascenso al poder de una
nueva forma dura y cruel de gobierno, convirtiéndose, así, en una dictadura: el Nazismo.

REPRESENTANTES

Los "culpables", en cierta manera, de la existencia del Tratado de Versalles, fueron los
siguientes personajes, en representación de las cuatro principales Potencias Centrales, y los
cuales impusieron las obligaciones a Alemania después de la Gran Guerra:

David Lloyd George: Nació el 17 de enero de 1863 en Manchester y falleció en


Llanystumdwy el 26 de marzo de 1945. Fue primer ministro del Reino Unido durante la
última etapa de la I Guerra Mundial y los primeros años de la Posguerra. Participó
considerablemente en el Tratado de Versalles, pero sin estar de acuerdo, ya que pensaba que
Alemania estaba siendo tratada de una forma muy violenta. Por esto, muchos historiadores lo
consideran responsable de los errores de este famoso tratado.
Georges Benjamín Clemenceau: Nació el 28 de septiembre de 1841 en Mouilleron-en-
Pareds, en la Vendée y falleció en París el 24 de noviembre de 1929. Fue un periodista,
político y médico francés. Durante la Gran Guerra, participó en la Conferencia de Paz de París
y formo parte en la firma del Tratado de Versalles, apostando, así, por el castigo severo hacia
Alemania como única culpable de la guerra.

Thomas Woodrow Wilson: Nació el 28 de diciembre de 1856 en Staunton, Virginia, Estados


Unidos y falleció el 3 de febrero de 1924 en Washington. Fue el vigésimo octavo presidente
de los Estados Unidos y llevó a éste a participar en la Gran Guerra del lado de la Triple
Entente, asegurando la victoria de ésta. Posteriormente y después de que el ejército alemán
hundiera el barco británico (RMS Lusitania) en el que murieron 114 estadounidenses,
participó en la Conferencia de Paz de París para asegurar la dura condena del régimen
alemán. También, expuso sus catorce puntos para asegurar la paz en Europa y el mundo
(1918). Por ello y por impulsar la Sociedad de Naciones, fue Premio Nobel de la Paz (1919).

Vittorio Emanuele Orlando: Nacido en el año 1860 en Palermo-Sicilia y murió en el año


1952. Fue primer ministro italiano desde 1917 hasta 1919. Participó en la Primera Guerra
Mundial, representando a Italia, para que ésta ganase los territorios prometidos por los
aliados, y fuera enviado a la Conferencia de Paz en Francia. Allí, pidió las concesiones de
tierras que le pertenecían, pero la atención no estaba concretamente centrada en ello, sino
en el castigo a Alemania. Por lo tanto, al ver la posición que ocupaba y al chocar con las ideas
de Wilson y, en cierta manera, de Clemenceau, no aceptó ese armisticio impuesto a Alemania
y dimitió en junio en el año 1919.

El TRATADO DE VERSALLES

El Tratado de Versalles Se firmó el 28 de junio de 1919, exactamente 5 años después del


atentado en Sarajevo que detonó la Primera Guerra Mundial.

En la sala de los espejos del Palacio de Versalles, más de 50 países acordaron la paz que para
Alemania constituyó una pena. En su posición de vencido y derrotado, Alemania fue forzada a
entregar territorios y a comprometerse con el pago de cifras millonarias a los países
afectados.

En total, Alemania perdió el 13 % de su territorio europeo y un 12 % de su población. Al


oeste, Alemania devolvió la región de Alsacia-Lorena a Francia, de la que se había apoderado
hacía más de 40 años. También le entregó terrenos a Bélgica y a la Liga de las Naciones le
otorgó el control por 15 años de la región de Saar. En el norte, Dinamarca obtuvo la región
de Schleswig; y al este, Polonia, Checoslovaquia y Lituania recibieron regiones, distritos y
franjas territoriales.

En materia de dinero, algo queda claro: Alemania no se olvida de sus números rojos. En el
2010, cuando se cumplían 92 años después de la Primera Guerra Mundial, los alemanes
pagaron la última cuota de su deuda, cumpliendo con un total de 337.000 millones de euros
al cambio, impuestos como indemnización a los países aliados. A paz y salvo, y tras un
agitado siglo XX, Alemania es actualmente la locomotora de Europa.

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