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Este libro homenaje se propuso como objetivo principal acoger estudios que reflejaran la evolución del
derecho público en el siglo XXI, por eso, su título. Esta evolución ha sido abordada desde tres pilares
disciplinarios, a saber, la responsabilidad del Estado, la justicia constitucional y el derecho internacional
de los derechos humanos. La elección no ha sido al azar, sino que corresponden a las tres principales
áreas temáticas que el profesor Hernández cultivó durante su vida profesional y académica.
El libro aborda estas disciplinas con contribuciones que intentan discurrir y reflexionar en torno a los
principales tópicos debatidos, principalmente en América Latina, en esas áreas. En dichos aportes se
discuten las luces y sombras que atraviesa la justicia constitucional, en los respectivos contextos
nacionales de cada uno de los ponentes. Igualmente, se analiza las dificultades en la satisfacción de los
derechos sociales y las complejidades de su judicialización. Asimismo, se aborda el polemizado control
de convencionalidad y sus desafíos futuros. En fin, temas como el derecho a un medio ambiente sin
LA EVOLUCIÓN DEL DERECHO
PÚBLICO EN EL SIGLO XXI
riesgos, limpio, saludable y sostenible, el derecho a la alimentación o el derecho al olvido y algunas
referencias a los derechos del niño y su derecho a ser oído, son tratados por las contribuciones realizadas
Coordinador
humanos, democracia y Estado de derecho, enfocadas en la proposición de políticas públicas.
Libro Homenaje
Profesor Dr. Domingo Hernández Emparanza
Coordinador
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& congresos
ISBN 978-84-1336-163-5
homenajes
& congresos
LA EVOLUCIÓN DEL DERECHO
PÚBLICO EN EL SIGLO XXI
Estudios sobre responsabilidad del Estado, justicia constitucional
y derecho internacional de los derechos humanos
Libro Homenaje
Profesor Dr. Domingo Hernández Emparanza
COMITÉ CIENTÍFICO DE LA EDITORIAL TIRANT LO BLANCH
Libro Homenaje
Profesor Dr. Domingo
Hernández Emparanza
Coordinador
Gonzalo Aguilar Cavallo
Centro de Estudios Constitucionales de Chile
tirant lo blanch
Valencia, 2019
Copyright ® 2019
© TIRANT LO BLANCH
EDITA: TIRANT LO BLANCH
C/ Artes Gráficas, 14 - 46010 - Valencia
TELFS.: 96/361 00 48 - 50
FAX: 96/369 41 51
Email: tlb@tirant.com
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Librería virtual: www.tirant.es
ISBN: 978-84-1336-164-2
Presentación........................................................................................................... 13
Dr. Gonzalo Aguilar Cavallo
Expresiones de reconocimiento................................................................................. 21
JUSTICIA CONSTITUCIONAL
Constitución y políticas públicas en clave con los derechos sociales en el contexto cuba-
no...................................................................................................................... 477
C. Idarmis Knight Soto
Marla Iris Delgado Knight
Acceso a la energía como Derecho Humano: una cuestión de dignidad humana........ 507
Henry Jiménez Guanipa
Vaya con este libro homenaje, mis mejores deseos para Domingo, y un
pequeño —pero merecido— acto de reconocimiento, porque, aunque no
se note, el que bien observa, siempre aprende algo de un buen maestro.
*
Profesor Derecho Administrativo Universidad Diego Portales, Pontificia Univer-
sidad Católica de Chile y, Universidad Alberto Hurtado. Licenciado en Ciencias
Jurídicas Universidad de Talca, Abogado, Magíster en Derecho Constitucional y
Derecho Humanos por el Centro de Estudios Constitucionales de Chile de la Uni-
versidad de Talca. Correo electrónico: alejandro.carcamo@mail.udp.cl.
1
SOTO KLOSS, Eduardo (2010), pp. 737-744.
2
MARÍN VALLEJO, Urbano (2011), pp. 24-25.
28 Alejandro Cárcamo Righetti
3
La excepción, la constituyen las Municipalidades, dado que la Ley N° 18.695, Or-
gánica Constitucional de Municipalidades, en su artículo 152, expresamente les
hace aplicable el régimen de responsabilidad por falta de servicio, prescribiendo
al efecto: “Las municipalidades incurrirán en responsabilidad por los daños que
causen, la que procederá principalmente por falta de servicio.
No obstante, las municipalidades tendrán derecho a repetir en contra del funcio-
nario que hubiere incurrido en falta personal”.
4
Sentencia de la Corte Suprema, Rol N° 371-2008, de 30 de julio de 2009.
Algunas complejidades de la falta de servicio como título de atribución de Responsabilidad... 29
5
PALLAVICINI MAGNÉRE, Julio (2012), p. 412.
6
En primer lugar, dado que se alude a falta “de” servicio siendo que sería más
propio hablar de una falta “del” servicio, considerando que la fuente de respon-
sabilidad no está determinada por la inexistencia o ausencia de una prestación,
sino que por un mal, negligente, deficiente o anormal funcionamiento del o en el
servicio. Se agrega a lo anterior —como fue señalado—, el que la norma legal que
lo consagra, se encuentra contenida en el Título II de la Ley N° 18.575, “Normas
Especiales”, Párrafo 1° “De la organización y funcionamiento”, solo aplicable a la
organización básica de los Ministerios, Intendencias, Gobernaciones y Servicios
Públicos creados para el cumplimiento de la función administrativa —artículo
21—. Desde esta dimensión, si la idea legislativa era uniformar el régimen de res-
ponsabilidad aplicable, hubiese sido más adecuada su inclusión en el Título I de la
Ley N° 18.575, “Normas Generales”, aplicable a todos los organismos que compo-
30 Alejandro Cárcamo Righetti
10
CARMONA QUINTANA, Esteban (2016), p. 153.
11
BERMÚDEZ SOTO, Jorge (2014), pp. 619-620.
12
BARROS BOURIE, Enrique (2007), pp. 485-486.
13
Sentencia de la Corte Suprema, Rol N° 371-2008, de 30 de julio de 2009.
32 Alejandro Cárcamo Righetti
14
Sentencia de la Corte Suprema, Rol N° 11.358-2015, de 16 de junio de 2016.
15
Sentencia de la Corte Suprema, Rol N° 3442-2015, de 26 de enero de 2016.
16
Sentencia de la Corte Suprema, Rol N° 371-2008, de 30 de julio de 2009.
17
BERMÚDEZ SOTO, Jorge (2014), p. 613.
Algunas complejidades de la falta de servicio como título de atribución de Responsabilidad... 33
18
ENTEICHE ROSALES, Nicolás (2011), p. 123.
19
Sentencia de la Corte Suprema, Rol N° 371-2008, de 30 de julio de 2009.
34 Alejandro Cárcamo Righetti
20
BERMÚDEZ SOTO, Jorge (2014), pp. 640-641.
Algunas complejidades de la falta de servicio como título de atribución de Responsabilidad... 35
Agrega que, en efecto al Estado como a los otros entes públicos adminis-
trativos, pueden serle aplicados de manera diversa las normas del Título
XXXV del Código Civil, sin que esto implique desde luego, una errada
interpretación de las mismas. Es así que las personas jurídicas son capaces
de culpa, aunque carezcan de voluntad propia. La culpa civil como señalan
los hermanos Mazeaud y André Tunc, no requiere la voluntad, ni siquiera
el discernimiento, no es necesariamente una culpa moral; es suficiente con
comportarse de manera distinta a la que habría observado en parecidas
circunstancias un individuo cuidadoso. De acuerdo con este razonamiento
y ampliándolo, puede no exigirse para la responsabilidad de la persona
jurídica Estado la culpa o dolo de sus órganos o representantes; basta con
que el comportamiento del servicio público fuera distinto al que debie-
ra considerarse su comportamiento normal; o sea basta con probar una
falta de servicio. Por otra parte la culpa de funcionarios anónimos puede
presumirse, como ha hecho en ocasiones la jurisprudencia, en estos casos
la culpa del órgano, que se presume de los hechos mismos, constituye la
culpa del Estado21.
Ésta parece ser, hasta ahora, la línea jurisprudencial ampliamente ma-
yoritaria y consolidada en la tercera sala de la Corte Suprema22. Si es fruto
de un razonamiento judicial contundente o de un loable voluntarismo ju-
dicial, lo intentaremos dilucidar en el acápite siguiente.
21
Sentencia de la Corte Suprema, Rol N° 371-2008, de 30 de julio de 2009.
22
Sentencia de la Corte Suprema, Rol N° 7.114-2010, de 8 de noviembre de 2010;
Sentencia de la Corte Suprema, Rol N° 1.760-2009, de 24 de marzo de 2011; Sen-
tencia de la Corte Suprema, Rol N° 22.132-2014, de 29 de diciembre de 2014.
36 Alejandro Cárcamo Righetti
23
CARMONA QUINTANA, Esteban (2016), p. 186.
24
CARMONA QUINTANA, Esteban (2016), pp. 186-187.
25
VALDIVIA OLIVARES, José Miguel (2009), p. 305; HUEPE ARTIGAS, Fabián
(2012), p. 140; ROMÁN CORDERO, Cristián (2009), pp. 315-316.
26
Misma regla se contiene en el inciso segundo del artículo 152 de la Ley N° 18.695,
al señalar: “No obstante, las municipalidades tendrán derecho a repetir en contra
del funcionario que hubiere incurrido en falta personal”.
27
BERMÚDEZ SOTO, Jorge (2014), p. 623.
Algunas complejidades de la falta de servicio como título de atribución de Responsabilidad... 37
28
CARMONA QUINTANA, Esteban (2016), p. 173.
29
PIERRY ARRAU, Pedro (1983), p. 294.
30
CARMONA QUINTANA, Esteban (2016), pp. 175-176.
38 Alejandro Cárcamo Righetti
31
BERMÚDEZ SOTO, Jorge (2014), pp. 623-624.
32
Sentencia de la Corte Suprema, Rol N° 3.844-2010, de 28 de marzo de 2013.
Algunas complejidades de la falta de servicio como título de atribución de Responsabilidad... 39
nario frente al Estado, cuando éste ha debido reparar daños causados por
el primero habiendo incurrido en hipótesis de falta personal.
Finalmente, cabe agregar que la falta personal dará lugar a la responsabi-
lidad civil del funcionario frente al Estado, cuando efectivamente el causante
del daño sea, en estricto sentido, un funcionario público, ya sea de planta,
a contrata o bajo otra modalidad permitida por el ordenamiento jurídico,
pero no cuando el daño sea ocasionado por una persona contratada a ho-
norarios por la Administración del Estado, ya que en este caso, no existe la
calidad jurídica de funcionario público. Si bien en este último caso enten-
demos que igualmente el particular afectado puede accionar en contra del
Estado por falta de servicio —en la medida de que sea el régimen aplicable
al respectivo organismo—, dado que la responsabilidad bajo ese sistema es
directa no siendo necesario para el administrado identificar a la persona
causante del perjuicio, consideramos que para efecto de analizar la respon-
sabilidad del contratado a honorarios frente el Estado, se deberán aplicar las
reglas pertinentes previstas en el Título XXXV del Libro IV del Código Civil
u otras del derecho común —incumplimiento de contrato si procediere—.
Como señala Jorge Bermúdez, no obstante que teóricamente es cues-
tionable que pueda producirse una falta de servicio por la mala actuación
de un servidor contratado a honorarios, toda vez que éstos no podrían ser
contratados para desempeñarse en tareas que impliquen una función pro-
piamente administrativa33, lo cierto, es que dicho postulado teórico con-
trasta severamente con la realidad, en la cual cotidianamente observamos
como personas contratadas a honorarios realizan, ininterrumpidamente,
con infracción de las normas legales pertinentes34, funciones propias e in-
herentes del organismo con el cual han contratado.
IV. CONCLUSIÓN
a) La responsabilidad patrimonial del Estado Administrador en Chile,
sin perjuicio de los divergentes criterios doctrinarios existentes, durante el
33
BERMÚDEZ SOTO, Jorge (2014), p. 626.
34
El artículo 11 de la Ley N° 18.834, Sobre Estatuto Administrativo, y el artículo 4°
de la Ley N° 18.883, Aprueba Estatuto Administrativo para Funcionarios Munici-
pales, prevén la posibilidad de contratar personas a honorarios por la Administra-
ción del Estado, cuando deban realizarse labores accidentales y que no sean las
habituales de la Institución, o encontrándonos fuera de esa hipótesis, cuando se
trate de la prestación de servicios para cometidos específicos.
40 Alejandro Cárcamo Righetti
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42 Alejandro Cárcamo Righetti
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(recurso de casación en la forma y en el fondo), Rol N° 11.358-2015, de 16 de junio
de 2016.
Corte Suprema, Corral Santelices, Claudio con Fisco de Chile (2016): Sentencia de la Corte
Suprema (recurso de casación en la forma y en el fondo), Rol N° 3.442-2015, de 26
de enero de 2016.
La responsabilidad del Estado
por falta de servicio
2
Véase: PERRINO (2015).
3
Ver: CASSAGNE, Juan Carlos, La responsabilidad extracontractual del Estado en el cam-
po del Derecho Administrativo, (ED 100-985) y La responsabilidad extracontractual del
Estado en la jurisprudencia de la Corte (ED 114-215), entre otros. En la doctrina
civilista, tanto BUSTAMANTE ALSINA (1996) como TRIGO REPRESAS y LÓPEZ
MESA (2004), p. 12 y ss. han adherido a nuestra interpretación sobre el carácter
objetivo de la falta de servicio con fundamento en el ex art. 1112 del Código Civil.
4
Ley 26.944.
La responsabilidad del Estado por falta de servicio 45
Por esa razón, las posturas que, en la doctrina chilena5 definen a falta de
servicio en función de la antijuricidad del daño no pueden sustentarse en
la teoría objetiva francesa de la falta de servicio6, aunque exhiban ciertas
semejanzas (por ejemplo, en lo que concierne a no exigir la identificación
del funcionario que causó el daño) y al alcance de la indemnización (re-
paración integral).
5
SOTO KLOSS (2009) La doctrina de SOTO KLOSS, nada tiene que ver con la
falta de servicio y resulta más afín a la concepción imperante en el sistema español
que pivotea sobre la lesión antijurídica resarcible.
6
Por ejemplo: VERGARA BLANCO (2018), p. 346 y ss., proporciona una noción
de falta de servicio que se asemeja a la existente en la doctrina francesa y habla de
la necesidad de probar la antijuricidad del obrar administrativo pero le atribuye
el carácter propio de la responsabilidad subjetiva, “en la clave usual del derecho
civil” lo que parecería reconocer la necesidad de probar la culpa, lo cual resulta
opuesto a la concepción francesa (op. cit. P. 347) aunque quizá esta interpreta-
ción sea el resultado de una redacción incompleta del párrafo y no del pensa-
miento del autor.
7
MARIENHOFF (1990).
46 Juan Carlos Cassagne
8
Ampliar en nuestro trabajo CASSAGNE (2013).
9
PERRINO (2010); SARMIENTO GARCÍA, Jorge H (2014); HUTCHINSON
(2010) p. 108; COMADIRA, Julio Rodolfo, ESCOLA, Héctor J. y COMADIRA,
Julio Pablo (2012).
10
BARRAZA, Javier Indalecio (2010).
11
LUQUI (2011); NALLAR (2001).
12
Ampliar en nuestro CASSAGNE (2013).
La responsabilidad del Estado por falta de servicio 47
13
Reiteramos que el origen de dicha construcción se encuentra en el “arrêt Blanco”.
14
LAUBADERE (1984).
15
Ampliar en: BARRA, Rodolfo.
16
Vid por todos: PAILLET, Michel (1980).
48 Juan Carlos Cassagne
17
En Uruguay también se ha sostenido el carácter subjetivo de la falta de servicio,
véase DELPIAZZO, Carlos E. (2013).
18
REIRIZ, María (1996), p. 226 y HUTCHINSON, Tomás (1984); SÁENZ, Juan
(2007).
19
LEGUINA VILLA (1983), p. 155 con cita de un trabajo de ALTIERI (1966).
20
BRARD, Yves (1975), p. 177, cit. por PAILLET, Michel.
21
Entre otros: MOREAU (1996), p. 61; CHAPUIS, René (1996), p. 1178; en la clási-
ca obra de BONNARD se alude al concepto de falta del servicio público para con-
cluir que el funcionamiento defectuoso que origina la responsabilidad, se refiere
al aspecto objetivo de la falta (Cfr. BONNARD, Roger (1935), p. 92).
22
DUPEYROUX (1922), cit. por PAILLET, Michel.
23
BENOIT, Francis Paul (1968).
La responsabilidad del Estado por falta de servicio 49
24
Así lo ha destacado LEGUINA VILLA, Jesús.
25
Cfr. GARCÍA DE ENTERRÍA (1999).
26
MIR PUIGPELAT, Oriol (2002).
27
MARTÍN REBOLLO, Luis.
28
GARRIDO FALLA (1989).
29
ALESSI, Renato (1958).
50 Juan Carlos Cassagne
30
Vid, por ejemplo, CASSAGNE (2018).
La responsabilidad del Estado por falta de servicio 51
31
PERRINO, Pablo Esteban (2015), funda en dicho precepto del CCCN el carácter
objetivo del factor de atribución.
32
Ibídem.
33
Art. 3°, incisos a), b) y c), Ley 26.944.
52 Juan Carlos Cassagne
34
PIERRY ARRAU (2000), N° 1, pp. 1-40.
35
Véase: CORDERO VEGA, Luis, La Responsabilidad de la Administración del Estado.
Bases para una sistematización, Lexis-Nexis, Santiago de Chile, 2003.
36
SOTO KLOSS (2009).
37
Vid: HERNÁNDEZ EMPERANZA, Domingo (1978).
38
DELPIAZZO, Carlos E (2013).
39
CORDERO VEGA, Luis (2003).
La responsabilidad del Estado por falta de servicio 53
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Reflexiones acerca de la nulidad
de Derecho Público
I. INTRODUCCIÓN
El que sigue no será un estudio orgánico ni sistemático en torno al tema
de la nulidad de derecho público sino —como su título indica— una po-
sible respuesta a otras tantas interrogantes que surgen al solicitar o al de-
clarar este tipo de nulidad que adolece de un vacío elemental: la falta de
una teoría general del acto jurídico de derecho público que equilibre la
abundante bibliografía disponible acerca del acto jurídico de derecho pri-
*
El autor fue Catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Valpa-
raíso - CHILE y es Profesor Emérito de la misma. Es Magíster en Derecho Público
por la Universidad de Chile; Doctor en Derecho por la Universidad Complutense
de Madrid; Profesor Extraordinario Visitante de la Universidad Santo Tomás de
Aquino de Tucumán; Miembro Correspondiente de las Asociaciones Argentina
y Peruana de Derecho Constitucional; Miembro del Consejo Asesor del “Anua-
rio Iberoamericano de Justicia Constitucional” del Centro de Estudios Políticos
y Constitucionales de Madrid; Miembro del Consejo Editorial Revista “Estudios
Constitucionales” Universidad de Talca y Colaborador Permanente de “Gaceta
Jurídica”. Correo electrónico: lautarorios@estudiorios.cl.
56 Lautaro Ríos Álvarez
1
Considerando 7 de la sentencia ICA de Valparaíso, Rol Civil N° 998-2016.
Reflexiones acerca de la nulidad de Derecho Público 57
2
La misma sentencia de la nota precedente, Considerandos 4 y 7. El fallo rechazó
ambas acciones de nulidad.
Reflexiones acerca de la nulidad de Derecho Público 59
3
Ver, de nuestra autoría, “Los Tribunales de lo Contencioso Administrativo y el
Art. 38 de la Nueva Constitución”, que contiene las Ponencias de las Undécimas
Jornadas de Derecho Público dedicadas a “La Constitución de 1980”.
60 Lautaro Ríos Álvarez
4
El Texto original del Art. 38 de la Constitución de 1980 volvía a referirse a los “Tri-
bunales contencioso administrativos que determine la ley”. Fue la ley de Reforma Consti-
tucional N° 18.825, de 17-VIII-1989, la que resolvió un problema que amenazaba
eternizarse.
Reflexiones acerca de la nulidad de Derecho Público 61
5
Ver RDJ t. XCV (1998), pp. 23 y ss.
62 Lautaro Ríos Álvarez
6
Ver JARA SCHNETTLER (2004), pp. 233.
64 Lautaro Ríos Álvarez
La disposición aludida prescribe que “Los actos que prohíbe la ley son nulos
y de ningún valor, salvo en cuanto designe expresamente otro efecto que el de nuli-
dad para el caso de contravención”.
De tal manera, como donde la ley no distingue, no es lícito al ser huma-
no distinguir, creemos que es perfectamente procedente ejercer la acción
que estamos analizando en contra de cualquier acto perteneciente al ám-
bito del derecho público, que se encuentre prohibido por la ley. Así, por lo
demás, lo señala la sentencia de la Excma. Corte Suprema citada al inicio
de este capítulo la que, entre las causales de la nulidad de derecho público,
incluye “la violación de la ley”.
5. Extralimitaciones de la competencia
Creemos que toda clase de actos que excedan los límites de la com-
petencia del órgano emisor, sean ellos constitutivos de exceso de poder,
desviación de poder, desviación de fin o, simplemente, ausencia de poder,
caen dentro de la causal de falta de competencia que se desprende —a
contrario sensu— del inciso 1° del Art. 7°-CPR y que sanciona su inciso 3°
con la nulidad.
¿A qué se debe esta obligación que se impone al juez aun cuando tal de-
claración no ha sido solicitada por la parte interesada y —por lo mismo—
cuando ella excede lo pedido por las partes?
Creemos que este deber, aparentemente insólito, que obliga al juez, se
funda en la extrema gravedad de la causa que origina el vicio: se trata de
“la nulidad producida por un objeto o causa ilícita” (7); de la “nulidad producida
por la omisión de algún requisito o formalidad que las leyes prescriben para el valor
de ciertos actos o contratos en consideración a la naturaleza de ellos” y de la que se
produce “en los actos y contratos de personas absolutamente incapaces”.
Pues bien, mayor gravedad aun revisten los actos de los órganos del
Estado que carecen o infringen alguno o varios requisitos esenciales de los
enunciados en el Art. 7° de la Carta Fundamental, por estar éstos dotados
de rango constitucional.
Y si el Art. 1683 del Código Civil impone al juez el deber de declarar la
nulidad absoluta, aun sin petición de parte, “cuando aparece de manifiesto en
el acto o contrato”, no vemos la razón de excluir al juez de este deber cuando
—en las mismas circunstancias— advierte que el acto ha sido emitido por
un órgano del Estado con la omisión de cualquiera de los requisitos que
la Constitución prescribe para la validez del acto viciado de nulidad, con-
forme a los incisos 1° y 3° de su artículo 7°. Tiene razón la Excma. Corte
Suprema cuando declara, en su sentencia citada al inicio del punto 4, que
la nulidad de derecho público “…debe declararse de oficio por los tribunales,
para mantener la vigencia del orden jurídico establecido”.
7
Ver los Arts. 1.464 al 1.467 del Código Civil.
8
SOTO KLOSS (1996), pp. 163-179.
66 Lautaro Ríos Álvarez
Ipso jure significa “de pleno derecho”; “ab initio”: desde el comienzo. Insana-
ble quiere decir que el acto nulo es imposible de ratificar ni de convalidar.
E imprescriptible debe entenderse como insusceptible de ser saneada por el
transcurso del tiempo.
Es posible que la sentencia de la Excma. Corte Suprema, que describe
los caracteres de esta clase de nulidad y se cita en el punto 4, haya conside-
rado el referido artículo.
Sin embargo, me provocaba fuertes dudas la afirmación de que el acto
nacido con el vicio de nulidad de derecho público, no existe; y que, por lo
mismo, su inexistencia no necesita ser declarada.
El acto —no obstante su vicio original— estaba allí presente; estaba
dotado de ejecutoriedad; si era un acto administrativo, la Administración
tenía la obligación de cumplirlo. No podía, el afectado, por sí y ante sí,
declararlo o asumirlo como inexistente y evitar así sus efectos.
Por esa época, también el Prof. Gustavo Fiamma Olivares incursionó
en el tema desde el ángulo del Derecho Administrativo. Demostró que el
vacío existente durante toda la vigencia de la Carta de 1925, consistente en
la ausencia de una jurisdicción contencioso-administrativa y la falta de una
acción destinada a hacer efectiva la responsabilidad de la Administración,
habían quedado subsanadas por la Constitución de 1980 al establecer las
acciones de nulidad de derecho público y la de responsabilidad patrimo-
nial de la Administración.
Enlazó así el Art. 19 N° 3-CPR que asegura a toda persona “la igual pro-
tección de la ley en el ejercicio de sus derechos” —es decir, el derecho a la ac-
ción— con el Art. 38 inc. 2°-CPR que en ese entonces volvía a referirse a
“los tribunales contencioso administrativos”, mención que fue sustituida por la
Ley de Reforma Constitucional N° 18.825 por “los tribunales que determine la
ley”, que no son otros que los tribunales ordinarios de justicia, conforme al
Art. 79-CPR y al Art. 5°-COT, el primero de los cuales consagra —con rango
constitucional— el deber de inexcusabilidad de dichos tribunales.
Estos dos elementos los relacionó el Prof. Fiamma con la acción consti-
tucional de nulidad, establecida con todo su vigor en el Art. 7°-CPR, seña-
lando que “esta nulidad solamente puede ser declarada por el juez”9.
Y agregó dos razonamientos que refuerzan esta convicción:
9
FIAMMA OLIVARES (1986), pp. 123-156.
Reflexiones acerca de la nulidad de Derecho Público 67
tiene normas de derecho público entre las cuales no existe ningún precep-
to que regule la prescripción de las acciones de derecho público.
Tampoco es aplicable el Art. 2521 por la doble razón de que se refiere
a la prescripción de las acciones a favor o en contra del Fisco —que sólo
representa la cara patrimonial del Estado— y se reduce sólo a las acciones
provenientes de toda clase de impuestos.
Menos aún, creo yo, son aplicables los Art. 2514 y 2515, con respecto a
las eventuales consecuencias patrimoniales de una acción de nulidad de
derecho público por cuanto dichas acciones tienen una naturaleza esen-
cial de carácter público y ella no puede desdoblarse en dos clases de efec-
tos: los de carácter público y los de naturaleza patrimonial —a la cual se
aplicaría la prescripción extintiva— por ser éstos una mera consecuencia o
resultado de la nulidad de derecho público que es una sanción indivisible.
Además, el Art. 2515 regula la prescripción de las acciones ejecutivas y
de las acciones ordinarias; y la acción de nulidad de derecho público no
pertenece ni encuadra en ninguna de estas categorías.
Por lo dicho hasta aquí, tiene razón —en el hecho— el Prof. Soto Kloss
y el fallo de la Excma. Corte citado al inicio del punto 4. Al carecer de
norma expresa que la regule, esta drástica sanción no existe ni puede apli-
carse, por extensión ni por el afán de llenar un vacío de la legislación;
la acción de nulidad de derecho público es —hasta ahora— legalmente
imprescriptible.
Ahora bien, esta constatación fáctica no significa que este vacío sea jurí-
dicamente tolerable.
Ningún acto anómalo que contenga un vicio de nulidad de derecho
público puede ser eterno. Aún el derecho más legítimo es susceptible de
extinguirse por prescripción. Con tanta mayor razón, un acto anómalo.
No puede un acto nulo quedar protegido por el beneficio extraordina-
rio de la imprescriptibilidad.
Todo acto de derecho público, para merecer efectos jurídicos, debe es-
tar revestido de legitimidad, lo que no ocurre con el acto herido por un
vicio de nulidad.
Finalmente —pero en primer lugar de importancia— la certeza jurídica
y la confianza pública, elementos fundamentales de la vida en sociedad,
exigen que, transcurrido un término definido por la ley, el acto viciado de
nulidad pierda toda eficacia, es decir, prescriba extintivamente.
Reflexiones acerca de la nulidad de Derecho Público 69
10
PARADA, Ramón (1997), pp. 206.
11
BANDEIRA DE MELLO (2006), pp. 892.
70 Lautaro Ríos Álvarez
12
MARIENHOFF, Miguel (1993), pp. 476-562 y 641-650.
13
BREWER-CARIAS, Allan (2013), pp. 282.
14
BREWER-CARIAS, Allan (2013), pp. 543.
Reflexiones acerca de la nulidad de Derecho Público 71
tes de los órganos del Estado sobre las doctrinas y las regulaciones legales
extranjeras.
En primer lugar está el rango constitucional de las normas que le sirven
de base, que son los Arts. 6° y 7° de nuestra Carta Fundamental, situados
entre las “Bases de la Institucionalidad”.
En segundo lugar debe considerarse la circunstancia alentadora de que
nuestra Constitución atribuye, asimismo, a todas las personas el derecho a
la acción y a un proceso justo y racional (Art. 19 N° 3-CPR); que el ejercicio
de la soberanía —en sus diversas manifestaciones— reconoce como limita-
ción el respeto a los derechos esenciales de la naturaleza humana (Art. 5°-
CPR); que el juzgamiento y ejecución de las causas civiles —entre las que
se insertan las acciones de derecho público— pertenece exclusivamente al
Poder Judicial cuyos tribunales están sometidos al principio de inexcusabi-
lidad (Art. 76-CPR); y que el Estado y su Administración son responsables
por los daños que eventualmente puedan ocasionar a cualquiera persona
(Arts. 5° inc. 2° y 38 inc. 2°-CPR).
Sobre estas bases fundamentales no sólo puede elaborarse un cuerpo de
doctrina sobre el acto jurídico de derecho público sino también el Código
que regule su formación, sus clases, su jerarquía, el modo de hacer efecti-
vas las acciones y recursos para conseguir su finalidad revisora, sus formas
de extinción e —inclusive— el procedimiento judicial y los tribunales espe-
cializados que resuelvan los conflictos de esta naturaleza15.
15
Quedaré profundamente agradecido si quienes lean estas reflexiones tienen a
bien hacerme llegar al mail indicado en el encabezamiento las observaciones y
críticas que consideren pertinentes.
72 Lautaro Ríos Álvarez
BIBLIOGRAFÍA
BANDEIRA DE MELLO, Celso Antonio (2006): “Curso de Derecho Administrativo”,
Ed. Porrúa - UNAM, 17ª Edición (1ª en español). México DF.
BREWER-CARIAS, Allan (2013): “Tratado de Derecho Administrativo”, Ed. Jurídica
Venezolana, 6 Tomos, Caracas.
FIAMMA OLIVARES, Gustavo (1986): “La Acción Constitucional de Nulidad”, RDJ t.
LXXXIII N° 3, sept. a dic. S. 1ª.
JARA SCHNETTLER, Jaime (2004): “La Nulidad de Derecho Público ante la Doctrina
y la Jurisprudencia”, (Ed. Libromar, Santiago).
MARIENHOFF, Miguel (1993): “Tratado de Derecho Administrativo”, Tomo II, (Ed.
Abeledo Perrot, Buenos Aires).
PARADA, Ramón (1997): “Derecho Administrativo”, Vol. 1, (Marcial Pons, 9ª edic.,
Madrid).
REYES RIVEROS, Jorge (1997): “Reflexiones y Bases acerca de la Nulidad de Derecho
Público”, en Revista de Derecho N° XVIII, Universidad Católica de Valparaíso, (Edic.
Universitarias de Valparaíso, UCV), pp. 383-421.
RÍOS ÁLVAREZ, Lautaro (1980): “Los Tribunales de lo Contencioso Administrativo
y el Artículo 38 de la Nueva Constitución”, en Revista de Derecho Público N° 29-30,
Universidad de Chile, (Alfabeta Impresores, Santiago).
SANTAMARÍA PASTOR, Juan Alfonso (1975): “La Nulidad de Pleno Derecho de los
Actos Administrativos”, Instituto de Estudios Administrativos, (2ª Ed. Madrid).
SILVA BASCUÑÁN, Alejandro (1997): “Tratado de Derecho Constitucional”, t. IV (Ed.
Jurídica de Chile, Santiago).
SOTO KLOSS, Eduardo (1990): “La Nulidad de Derecho Público”, en Revista de Dere-
cho Público, Universidad de Chile, vol. 1 N° 47-48.
SOTO KLOSS, Eduardo (1996): “Derecho Administrativo”, Bases Fundamentales, t. II,
(Ed. Jurídica de Chile, Santiago).
Tendencias Centrífugas y Centrípetas de
la Descentralización en América Latina
GIORGIA PAVANI*
I. INTRODUCCIÓN
Los procesos de descentralización y las tendencias del federalismo son
uno de los temas más profundizados dentro de la literatura contemporá-
nea, a pesar de que, en relación al concepto de federalismo1, no hay uni-
formidad de opinión: no existe una tesis global2, ni una fórmula mágica
para definirlo3, siendo un concepto que varía en el tiempo y en el espacio.
En cambio se pueden individualizar tantas contribuciones y tantos acerca-
mientos disciplinares a este fenómeno diferentes entre ellos (desde la pers-
*
Doctora en Derecho Constitucional, Magíster en Ciencias administrativas. Profe-
sora Titular de Derecho Público Comparado y Miembro fundador del Centro studi
sull’America latina de la Universidad de Bolonia. Es miembro del cuerpo docente y
profesora del Programa de Doctorado en Derecho de la Universidad Libre de Bo-
gotá desde el 2010 y docente de la Maestría en Derecho Administrativo de la Uni-
versidad Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario de Bogotá desde el 2008.
Es coordinadora de los Proyectos Europeos: Erasmus+ Capacity Building 2017-20
“Nuevo programa de posgrado para la formación de Operadores Transnacionales
e Interculturales para la defensa de la naturaleza y la construcción de la paz en la
Comunidad Andina - OPT-IN” y Jean Monnet Project 2017-19 “New Policies and
Practices for European Sharing Cities- EuCity”.
Correo electrónico: giorgia.pavani@unibo.it.
1
Recordamos la derivación etimológica de la palabra “federal”, desde la palabra
del latín foedus, ligada a la idea de pacto y al concepto de fides, que proporcionan
lo que Rufus Davis ha identificado con “the first critical clue” del origen de la idea
federal: R. Davis, The Federal Principle: A Journey Through Time In Quest of a Meaning,
Berkeley, 1978.
2
GAMPER (2005).
3
ROSENN (1988).
74 Giorgia Pavani
4
LIVINGSTON (1956) y recientemente GAGNON (2007).
5
WHEARE (1946).
6
RIKER (1964).
7
FRIEDRICH (1968).
8
ELAZAR (1987).
9
VANDELLI (2018).
10
BLANCO VALDÉS (2012).
11
BURGESS (2012).
12
ID.
13
RINELLA (2017).
Tendencias Centrífugas y Centrípetas de la Descentralización en América Latina 75
14
VOLPI (2013) y DE VERGOTTINI (1993).
15
Los resultados de las investigaciones han sido publicados en dos números mono-
gráficos de la Revista General de Derecho Publico Comparado: N° 19/2016 (Las
tendencias del Estado Unitario en América latina, coordinada con Liliana Estupi-
ñan Achurry) y N° 23/2018 (Las tendencias del Estado federal en América latina,
coordinada con Vanessa Suelt Cock).
16
SACCO (1991). Con la expresión “formante” se hace referencia a las reglas lega-
les, las proposiciones doctrinales y la jurisprudencia que representan los distintos
sistemas que el jurista emplea para individualizar la norma en el caso concreto.
76 Giorgia Pavani
17
CARPIZO (2005).
18
Enumerados por ID.
19
ID.
20
Una doctrina sostiene que hay un “bloqueador conceptual” que ha afectado a los
textos sobre historia constitucional tanto en América Latina como en Europa.
Ese “bloqueador conceptual” ha contribuido a que la realización de los estudios
sobre derecho constitucional comparado se centre en Inglaterra, Estados Uni-
dos y Francia “que realmente se han constituido en los tres “países de moda” en
todo cuanto toque al constitucionalismo moderno”: MARQUARDT (2011). Este
bloqueador “ha impedido ver las tradiciones constitucionales y políticas de 191
de los 194 Estados actuales en el mundo, y se han subvalorado o menospreciado
académicamente a países como los latinoamericanos, que en la segunda mitad del
Tendencias Centrífugas y Centrípetas de la Descentralización en América Latina 77
Siglo XIX fueron mucho más garantistas y más idealistas que dichos tres Estados
de moda”: LLINÁS ALFARO (2013).
21
MALAGÓN PINZÓN (2007).
22
Hay comparativistas quienes consideran positivamente este factor: ROSENN
(1971) y otros menos: KLEINHEISTERKAMP (2006).
23
DAVID y JAUFFRET-SPINOSI (2010).
24
SOMMA (2015).
25
VÉLIZ (1984).
78 Giorgia Pavani
26
PAVANI y ESTUPIÑÁN ACHURRY, (2016).
27
MARTÍNEZ BAEZA (1970).
28
MORELLI (1991).
29
FERNÁNDEZ SEGADO (2002).
30
PAVANI y ESTUPIÑÁN ACHURRY (2016).
Tendencias Centrífugas y Centrípetas de la Descentralización en América Latina 79
31
VANDELLI (2018).
80 Giorgia Pavani
32
CARPIZO (1973).
33
ALEXANDER (1965).
Tendencias Centrífugas y Centrípetas de la Descentralización en América Latina 81
Entonces, como para los demás Estados que se dan una calificación en
el texto constitucional, también para los Estados de América Latina “uma
simple palabra inserida na Constituição não autoriza ao estudioso a definir
um ordenamento assim como esas se autodefinem”34. Sin un análisis pro-
fundo de la estructura constitucional y del derecho viviente se debe suspen-
der el juicio sobre el uso correcto de la/s palabra/s utilizada/s. Efectiva-
mente, la auto-calificación de un ordenamiento jurídico estatal hecha por
su propio texto constitucional es útil para un encuadramiento básico de las
principales características de un Estado (laico/confesional; monarquía/
república; etc.), pero insuficiente para comprender la real naturaleza del
ordenamiento según los elementos clásicos del meta-lenguaje jurídico y no
siempre corresponde a la hetero-calificación hecha por la doctrina. La doc-
trina funda su juicio en modelos heurísticos, elaborados según los cánones
de la ciencia comparatista; además la adscripción de un ordenamiento a
una clase o a otra tiene consecuencias prescriptivas (§ 5).
34
PEGORARO (2001).
35
VANDELLI (1991).
82 Giorgia Pavani
36
PAVANI y ESTUPIÑÁN ACHURRY, (2016).
37
HERRERA (1999).
38
PAVANI y ESTUPIÑÁN ACHURRY, (2016).
39
PAVANI y ESTUPIÑÁN ACHURRY, (2016).
Tendencias Centrífugas y Centrípetas de la Descentralización en América Latina 83
40
GARGARELLA y COURTIS (2009); SALAZAR UGARTE (2013); VICIANO PAS-
TOR y MARTÍNEZ DALMAU (2001).
84 Giorgia Pavani
giones). Aun cuando sean instituidas las Regiones, como en Chile, se con-
firma esta visión más cercana a la desconcentración que a la descentrali-
zación del poder, heredada, en parte, de los periodos de dictadura que
contribuyeron a fortalecer el control del gobierno central.
Un cambio se nota en Bolivia, donde se ha pasado de una visión que
entendía a los departamentos como ejecutores de políticas expresión del
Estado central, a la de entes potencialmente capaces de definir políticas
propias y de administrar su territorio. Las regiones, creadas por contra-
ponerse (políticamente) a los departamentos, aparecen, en cambio, me-
nos autónomas. En el caso boliviano, el ente símbolo del arquetipo de la
desconcentración francés-napoleónica se ha transformado en un ente más
parecido a las Regiones de los Estados regionales europeos.
De la huella francesa-napoleónica persiste la idea del municipio como
célula básica del gobierno local —muy valorizado en algunos países, como
en Ecuador, donde el protagonismo de los municipios ha sido subraya-
do ya en pasado por el Tribunal Constitucional41— regida por un alcalde
elegido directamente, dotada de competencias propias y de competencias
delegadas por el centro, aunque recientemente se nota la tendencia a va-
lorizar los mecanismos asociativos entre entes territoriales (como demues-
tra la Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial colombiana, Ley 1454
de 2011) por razones parecidas a las que se afirmaron en Europa (la crisis
económico-financiera en primer lugar).
Si bien se mantienen los entes típicos del tipo de Estado unitario, es
posible ver un cambio con la ruptura del principio de uniformité, expresión
del principio de egalité conquistado con la revolución francesa y ya presen-
te en la estructura centralista implantada en América Latina por la corona
española. El elemento más representativo de la construcción teórica del Es-
tado unitario vacila prácticamente en cada uno de los Estados examinados,
con una prevalencia en Bolivia y Ecuador, donde el principio de unidad no
equivale a la homogeneidad que caracterizaría a los Estados unitarios, al
menos desde el discurso clásico, sino a la cohesión necesaria para realizar
el proceso de integración de Estado basado en la autonomía.
En esos países se está afirmando una organización territorial basada más
en la asimetría que en la uniformidad. Sin embargo, no se trata de la re-
cepción de la asimetría que ha caracterizado el regionalismo de algunos
Estados europeos, utilizada para reconocer los derechos de minorías (co-
41
Tribunal Constitucional del Ecuador, Rol N° 050-2001-TC.
Tendencias Centrífugas y Centrípetas de la Descentralización en América Latina 85
42
Véase la propuesta de Michael Burgess de estudiar tres case studies (Etiopía, Bos-
nia-Herzegovina, Irak) como nuevos modelos federales, analizados “with a view to
assessing the role of the federal spirit and the implications for federal theory of
federal state building without a federal political culture” BURGESS (2012).
86 Giorgia Pavani
43
WATTS (2008).
44
STEYTLER y DE VISSER (2015).
45
PALERMO y KÖSSLER (2017). En este libro los Estados federales de América
latina, a menudo, aparecen junto a los arquetipos clásicos de estado federal, en
particular los EEUU en los elementos que señalamos en el texto: v. en particular,
pp. 140, 165, 171, 180 y 195.
46
En México “el federalismo no sirvió para conjuntar realidades anteriores y en cier-
ta forma dispersas, sino para crear unidades descentralizadas dentro de un país
con tradiciones fuertemente centralistas heredadas del periodo colonial” (TENA
RAMÍREZ (1945); CARPIZO y CARBONELL SÁNCHEZ (2009), para “mantener
ligado lo que estaba desunido” y que en peligro de separarse: “la esencia del fe-
deralismo respondió a una necesidad, porque si la solución federal no se hubiera
implantado, México, probablemente, se hubiera balcanizado”. En Brasil el siste-
ma federal sirvió para reunir un vasto territorio casi incomunicado y regiones con
diversidad morfológicas (DE SOUZA y PELUSO (1970); BONAVIDES (1996); FI-
GUEIREDO (2012) y se concretó en la actual Constitución de 1988, tras antiguas
experiencias unitarias, desde la época imperial. En Argentina, la presencia de
grandes ciudades que ya durante la época colonial gozaban de un discreto nivel
de autonomía y que estaban muy desconectadas entre ellas fueron —por algunos
autores (BRAVO (1958); ALBERDI (1853); HERNÁNDEZ (2009)— al origen del
federalismo que se concretó con el Acuerdo de San Nicolás de los Arroyos que
unió en 1953 a las 14 Provincias ya precedentemente confederadas y permitió
superar los antagonismos entre federalistas y unitaristas. Por fin, el país precursor
del federalismo —Venezuela— ya había experimentado durante los últimos años
de la época colonial una tendencia hacia el centralismo —fortalecido con la Cons-
titución de 1901, con la nacionalización del ejército-— que irá caracterizando su
desarrollo hasta las últimas reformas constitucionales y legislativas de la presiden-
cia de Chávez (FORTOUL (1954) y BREWER-CARÍAS (1988).
47
CARPIZO (1973); CARMAGNANI (1993); FERNÁNDEZ SEGADO (2003); GIB-
SON (2004).
Tendencias Centrífugas y Centrípetas de la Descentralización en América Latina 87
48
PEGORARO y RINELLA (2018).
49
FERNÁNDEZ SEGADO (2002).
50
WHEARE (1963).
51
POUND (1958).
52
SACCO (1991).
53
CARPIZO (1973).
88 Giorgia Pavani
54
FERNÁNDEZ SEGADO (2002).
55
Entre la doctrina española, López Aranguren diferencia los siguientes modelos:
el federalismo dual, el federalismo cooperativo, con sus variaciones conceptuales
Tendencias Centrífugas y Centrípetas de la Descentralización en América Latina 89
60
HESSE (1962).
61
PEGORARO y RINELLA (2018).
92 Giorgia Pavani
62
HERNÁNDEZ BECERRA (1995).
Tendencias Centrífugas y Centrípetas de la Descentralización en América Latina 93
63
La primera referencia es a la observación de Malmström, que Pizzorusso retomó
en PIZZORUSSO (1998); la segunda se encuentra en la clasificación de las fami-
lias jurídicas propuesta por U. Mattei que comprende una familia (la de la hege-
monía política - rule of political law) caracterizada justamente por sistemas jurídicos
en fase de transición: MATTEI (1997).
64
ROSCH (2004).
94 Giorgia Pavani
delos casi totalmente ajenos (Iraq, por ejemplo), a no ser que se trate de
«federalismos de fachada»”65.
En cambio, si hacemos hincapié en la descentralización, entendida
como un proceso que requiere la participación tanto del nivel nacional
como del nivel local y de instancias intergubernamentales de conciliación
para que se cumpla un diseño complejo de devolución de poderes, las anti-
guas clases se esfuman y las experiencias estatales se pueden reunir en una
única clase del Estado descentralizado con diversos matices.
Esta afirmación está respaldada por las tantas experiencias de federalis-
mo o de otra forma de distribución del poder a nivel territorial que tuvie-
ron lugar durante las últimas décadas del siglo pasado en todo el mundo
y confía en la literatura que desde hace tiempo sostiene que “es útil ir más
allá del concepto de federalismo […] concepto utilizado en exceso y poco
cuidadosamente”66.
65
PEGORARO y RINELLA (2018), hay otros limites: “cada criterio, que se utilice
singular o conjuntamente con otros, siempre lleva a alguna excepción; en tercer
lugar, éstos al ser eurocéntricos, normalmente no tienen en cuenta las superposi-
ciones que a veces se pueden producir entre descentralización territorial y plura-
lismo nacional, religioso, tribal, familiar, de las castas y de los clanes, no necesaria-
mente organizado territorialmente; en cuarto lugar, si se apoyan en teorías jurí-
dicas estáticas corren el riesgo de clasificar —de manera, además, rigurosamente
jurídica— realidades que no existen, mientras que si utilizan teorías dinámicas
abandonan frecuentemente el método jurídico a favor del método histórico o
sociológico”.
66
WRIGHT (1978).
Tendencias Centrífugas y Centrípetas de la Descentralización en América Latina 95
BIBLIOGRAFÍA
ALBERDI, Juan Bautista, (1853): Elementos del Derecho público provincial (Valparaíso, Im-
prenta del Mercurio).
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5-28.
JUSTICIA CONSTITUCIONAL
Algunas Consideraciones sobre la
Acción de Inconstitucionalidad en Chile
(artículo 93 nº 7 de la Constitución) en
perspectiva de Derecho Comparado
I. INTRODUCCIÓN
El desarrollo de la jurisdicción constitucional en Chile ha sido un pro-
ceso lento y cauteloso y no exento de dificultades a través de su desarrollo.
Bajo el imperio de la Carta de 1833 hasta 1924, se desarrolla un con-
trol político de constitucionalidad de las leyes por el Congreso Nacional
de acuerdo al artículo 164 que prescribía: “Sólo el Congreso, conforme a los
artículos 40 y siguientes, podrá resolver las dudas sobre la inteligencia de algunos
de sus artículos”. En este contexto, la Corte Suprema en Dictamen de 27
de junio de 1848, ante una consulta del Intendente de Concepción sobre
constitucionalidad del art. 65 de la Ley de 2 de febrero de 1837, rechazaba
*
Abogado y Doctor en Derecho. Profesor Titular de Derecho Constitucional Uni-
versidad de Talca. Director Centro de Estudios Constitucionales de Chile y Direc-
tor del Doctorado en Derecho de la Universidad de Talca. Vice Presidente del
Instituto Iberoamericano de Derecho Procesal Constitucional. Miembro Asocia-
do de la Academia Internacional de Derecho Comparado. Correo electrónico:
nogueira@utalca.cl
102 Humberto Nogueira Alcalá
1
HUNEEUS, JORGE (1880).
2
CARRASCO ALBANO, MANUEL (1874).
3
BERTELSEN REPETTO, RAÚL (1969).
4
RÍOS A., LAUTARO (2002), pp. 389-418; SAENGER, FERNANDO (2003) pp.
431-462.
Algunas Consideraciones sobre la Acción de Inconstitucionalidad en Chile 103
5
CUMPLIDO CERECEDA, FRANCISCO (1958).
6
GUZMÁN DINATOR, JORGE (1964); VERDUGO Y OTROS (1997); ZÚÑIGA
URBINA, FRANCISCO (2002).
7
El Tribunal Constitucional fue creado por la Ley Nº 17.274 de Reforma Constitu-
cional de 23 de enero de 1970, que introdujo los artículos 78 a, b y c de la Cons-
titución de 1925. Sobre dicho Tribunal ver: SILVA CIMMA, ENRIQUE (1977);
SILVA BASCUÑAN, ALEJANDRO (1970); EVANS DE LA CUADRA, ENRIQUE
(1973); BERTELSEN R., RAÚL (1993).
8
El Decreto Ley Nº 119 de 5 de noviembre de 1973 lo declara disuelto. Sobre dicho
Tribunal Constitucional ver: SILVA CIMMA, ENRIQUE (1989).
104 Humberto Nogueira Alcalá
que se ejerza la acción pública, como asimismo regular el procedimiento que deberá
seguirse para actuar de oficio.
Los aspectos que serán analizados en una perspectiva crítica constructi-
va en este trabajo serán cuatro:
1. La denominación de “acción pública de inconstitucionalidad”;
2. La vinculación de la acción de inconstitucionalidad a una sentencia
previa de inaplicabilidad por inconstitucionalidad y al mismo vicio
de inconstitucionalidad considerado en la acción de inaplicabilidad
por inconstitucionalidad acogida por el Tribunal Constitucional;
3. La mayoría calificada requerida por el Tribunal Constitucional para
dictar una sentencia de inconstitucionalidad de un precepto legal; y
4. Los efectos en el tiempo de la sentencia de inconstitucionalidad.
9
AZULA CAMACHO, JAIME (2000).
108 Humberto Nogueira Alcalá
V. LA ADOPCIÓN DE LA SENTENCIA DE
INCONSTITUCIONALIDAD POR 4/5 DE LOS MINISTROS
QUE INTEGRAN EL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
El artículo 93 Nº 7 de la Constitución determina:
“7º: Resolver, por la mayoría de los cuatro quintos de sus integrantes en ejercicio,
la inconstitucionalidad de un precepto legal declarado inaplicable en conformidad a
lo dispuesto en el numeral anterior”.
Como si la acción de inconstitucionalidad no estuviera suficientemente
restringida y debilitada en el ordenamiento constitucional chileno vigente
a través de los requisitos para poder entablarla válidamente, si el legitima-
do activo logra traspasar todas las vallas procesales para ello que ya hemos
considerado en el parágrafo anterior, queda una etapa aún no menor que
superar, aun cuando la mayoría de los ministros del Tribunal Constitucio-
nal considere que la disposición legal cuestionada sea inconstitucional,
ello no basta para declararla como tal y expulsarla del ordenamiento jurí-
dico, es aún necesario la existencia de una super mayoría de Ministros del
Tribunal contestes en ello, los cuatro quintos, es decir, la anuencia de 8 de
10 ministros que integran el Tribunal Constitucional.
Desde la entrada en vigencia de dicha competencia del Tribunal Consti-
tucional sólo cuatro acciones de inconstitucionalidad han logrado superar
toda esta carrera de obstáculos para finalmente lograr que se determine
la inconstitucionalidad de un precepto legal. Tales preceptos declarados
inconstitucionales por el Tribunal Constitucionales han sido el artículo
116 del Código Tributario que posibilitaba la delegación jurisdiccional de
los jueces tributarios ante funcionarios administrativos inferiores, lo que
Algunas Consideraciones sobre la Acción de Inconstitucionalidad en Chile 111
10
Modificado por Ley Nº 27.850, publicada el 20 de octubre de 2002. Ver asimismo:
ORTECHO VILLENA, VÍCTOR (2003).
Algunas Consideraciones sobre la Acción de Inconstitucionalidad en Chile 113
11
BRAGE CAMAZANO, JOAQUÍN (1998); FERRER MAC GREGOR, EDUARDO Y
SÁNCHEZ GIL, RUBÉN (2012).
12
RAMOS TAVARES, ANDRÉ (2006).
114 Humberto Nogueira Alcalá
13
En el caso de Tribunales Constitucionales sudamericanos sólo la Constitución del
Perú, en su artículo 204, establece la rigidez similar a la chilena, en relación a los
efectos en el tiempo de los fallos del juez constitucional.
14
STC, Rol Nº 558 y 590 de fecha 5 de junio de 2007; STC Rol Nº 1.173/2008 de 16
de abril de 2009.
116 Humberto Nogueira Alcalá
15
JIMÉNEZ CAMPO, JAVIER (1998).
16
BIGLINO CAMPOS, PALOMA (2000).
118 Humberto Nogueira Alcalá
17
TEJEDOR BIELSA, JULIO (1999).
Algunas Consideraciones sobre la Acción de Inconstitucionalidad en Chile 119
18
SÁNCHEZ SÁNCHEZ, ABRAHAM (2005); GONZÁLEZ BEILFUSS, MARKUS
(2000).
120 Humberto Nogueira Alcalá
19
SCHÄFER, HEINZ (1998).
Algunas Consideraciones sobre la Acción de Inconstitucionalidad en Chile 121
20
ÁVILA, ANA PAULA (2009).
122 Humberto Nogueira Alcalá
21
Sentencia C-619 de 2003 en Revista Electrónica Foro Constitucional Iberoameri-
cano Nº 3, Universidad Carlos III, Madrid. [fecha de consulta: 15 de diciembre de
2018] [Disponible en: http://www.uc3m.es/ uc3m/inst/MGP/JCIrevista-03-jur-
col5.htm].
Algunas Consideraciones sobre la Acción de Inconstitucionalidad en Chile 123
22
CÓRDOBA ORTEGA, JORGE Y GONZÁLEZ PORRAS, ANDRÉS (2010).
23
Ley Orgánica de Garantías Jurisdiccionales y Control Constitucional de 22 de oc-
tubre de 2009.
124 Humberto Nogueira Alcalá
biese otorgado esa medida cautelar, cuando su concesión ocurrió con posterioridad a
la presentación de aquella”24.
En el caso de Perú, el artículo 81 del Código Procesal Constitucional,
establece que:
“Los efectos de la sentencia fundada recaída en el proceso de inconstitucionalidad
dejan sin efecto las normas sobre las cuales se pronuncian. Tienen alcances generales
y carecen de efectos retroactivos (…)”.
“Cuando se declare la inconstitucionalidad de normas tributarias por violación
del artículo 74 de la Constitución, el Tribunal deberá determinar de manera expresa
en la sentencia los efectos de la decisión en el tiempo. Asimismo, resuelve lo pertinente
respecto de las situaciones jurídicas producidas mientras estuvo en vigencia”.
En el caso de Venezuela, el artículo 5º de la Ley Orgánica del Tribunal Su-
premo de Justicia de 200425, ha regulado estas atribuciones de la Sala Consti-
tucional, al atribuirle poderes para:
“(Párrafo 6º). Declarar la nulidad total o parcial de las leyes nacionales y demás
actos con rango de ley de la Asamblea Nacional, que colidan con la Constitución de
la República Bolivariana de Venezuela, mediante el ejercicio del control concentrado
de la constitucionalidad. La sentencia que declare la nulidad total o parcial deberá
publicarse en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela, determi-
nando expresamente sus efectos en el tiempo”.
A su vez, la misma ley, reitera el principio de entregar a la Sala Consti-
tucional del Tribunal Supremo la modulación de los efectos del fallo en
el tiempo, en su artículo 21, párrafo 18º, que en el fallo definitivo en que
se pronuncia sobre la nulidad por inconstitucionalidad de normas o actos
impugnados de inconstitucionalidad, una vez examinados los motivos en
que se funda la demanda, “determinará, en su caso, los efectos de la decisión en
el tiempo”.
En el caso chileno, el artículo 94 de la Constitución genera una rigi-
dez de los efectos de la sentencia de inconstitucionalidad a través de un
enunciado constitucional innecesario en nuestra opinión, lo que nos lleva
a sostener la necesidad de flexibilizar la modulación de los efectos de las
sentencias de inconstitucionalidad, dándole mayor libertad al juez consti-
tucional que conoce mejor el problema suscitado por el caso específico en
24
Pleno Corte Suprema de Justicia de México. Semanario Judicial de la Federación
y su Gaceta, T. XXIII, mayo de 2006.
25
Gaceta Oficial No. 37942 de 19-05-2004.
Algunas Consideraciones sobre la Acción de Inconstitucionalidad en Chile 125
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130 Humberto Nogueira Alcalá
JURISPRUDENCIA
Tribunal Constitucional, Sentencia Rol Nº 558/2006 y 590/2006, de fecha 5 de junio
de 2007.
Tribunal Constitucional, Sentencia Rol Nº 1.173/2008 de fecha 16 de abril de 2009.
Corte Suprema Colombia, Sentencia Rol C-619 de 2003.
Dificultades de sustentar la actual
competencia atributiva del Tribunal
Constitucional en el control de Decretos
Supremos presidenciales: Especial referencia
al artículo 93, N°16, de la Constitución
I. INTRODUCCIÓN
Agradezco a la Facultad de Derecho de la Universidad de Talca, haber-
me invitado a participar en este Libro Homenaje del Profesor Domingo
Hernández Emparanza. No es casual que haya aceptado este ofrecimiento,
pues hace casi 30 años me tocó ser ayudante del Profesor Hernández en la
cátedra de Derecho Político, y además nos ha unido la amistad en común
con el reciente fallecido Profesor Ismael Bustos Concha. En mis primeros
años de inicio en el mundo académico, creo que fui un afortunado haber
sido ayudante del Profesor Domingo Hernández, quien siempre ha sabido
combinar una destacada actividad académica, con un dilatado ejercicio de
la función jurisdiccional, primero como abogado integrante de la Corte
Suprema, y, actualmente, como magistrado del Tribunal Constitucional.
De ahí que mi sincero homenaje trate, precisamente, de una cuestión rela-
tiva a la jurisdicción constitucional chilena, en donde el Profesor Domingo
Hernández juega un rol protagónico.
El presente trabajo pretende abordar sintéticamente la jurisprudencia
del Tribunal Constitucional en el control de los decretos supremos presi-
*
Doctor en Derecho. Profesor Titular de Derecho Constitucional Universidad Ca-
tólica del Norte, Sede Coquimbo. Correo electrónico cazor@ucn.cl.
132 Kamel Cazor Aliste
1
CAZOR, Kamel (2013).
Dificultades de sustentar la actual competencia atributiva del Tribunal Constitucional... 133
ofrecía un modo unívoco de solución sino que establecía diversas formas de resolver
un conflicto normativo. A la Presidencia de la República le resultaba lógico que
había que salir del statu quo en que estaba empantanado la promulgación de las
reformas al Servicio Nacional del Consumidor. Y eso es fundamental, porque en la
lógica del requerimiento y aplicando el artículo 32, numeral 1° de la Constitución le
correspondería al Presidente de la República una nueva promulgación”.
d) Nº 16 (Hipótesis general y especial de inconstitucionalidad de de-
cretos supremos: heredero de los nº s 5 y 12 del antiguo art. 822): Aquí la
jurisprudencia es más prolífica: 30 requerimientos en total: desde 1990 a
2018, de los cuales solamente se han estimado 10; cuestiones —tanto los
estimados como los desestimados— que han tenido muchas repercusiones,
especialmente en el plano social, político o valórico.
Los períodos se pueden resumir del siguiente modo3:
– Entre el año 1990 y marzo del año 1994, se presentaron cinco requeri-
mientos (roles n°s 116, 124, 146, 153 y 167).
– Entre marzo de 1994 y marzo del año 2000, se presentaron siete (roles
n°s 183, 209, 234, 245-246, 253, 254 y 282).
– Entre marzo del año 2000 y marzo del año 2006, se presentaron tam-
bién siete (roles n°s 305, 325, 362, 370, 373, 388 y 450).
– Entre marzo del año 2006 y marzo del año 2010, se presentaron asi-
mismo siete requerimientos (roles n°s 465, 577, 591, 666, 740, 1035 y
1153).
– Finalmente, desde noviembre de 2010 a noviembre de 2018, se han pre-
sentado solo cuatro requerimientos (roles nº s 1849, 2523, 4757 y
5650).
2
CAZOR, Kamel (2006): En el contexto de esta disposición, es posible distinguir
dos grupos de hipótesis de inconstitucionalidad: a) Hipótesis general, abarca todo
tipo de decretos supremos (autónomo distinto de su hipótesis particular o de ejecu-
ción, general o especial, meramente administrativo o de gobierno que no con-
voquen a plebiscito) y cualquiera sea el vicio invocado (forma o fondo, mediato o
inmediato, inclusive el caso en que la potestad reglamentaria de ejecución se ex-
ceda y pudiera invadir materias cuya densidad normativa esté reservada a la ley); y
b) Hipótesis particular, sólo hace referencia a los decretos supremos dictados en el
ejercicio de la potestad reglamentaria autónoma o independiente, cuando el vicio
se traduzca en la invasión de materias que están reservadas a la ley por mandato
del artículo 63.
3
CARMONA, Carlos (2015).
Dificultades de sustentar la actual competencia atributiva del Tribunal Constitucional... 137
4
MELÉNDEZ, Felipe (2017).
5
CARMONA, Carlos (2015).
6
CAZOR, Kamel (2010).
138 Kamel Cazor Aliste
7
COMUNICADO 5572-2018 CDS y 5650-2018 CDS (acumulados): “En sesión de
fecha 6 de diciembre del año 2018, por 8 votos contra 2, el Pleno del Tribunal
Dificultades de sustentar la actual competencia atributiva del Tribunal Constitucional... 139
to-en-tres-causales/?utm_source=General&utm_campaign=a260d7a9fe-
EMAIL_C AMPAIGN_2018_12_10_07_33&utm_medium=email&utm_
term=0_2bfb3c2e1d-a260d7a9fe-64996713].
Dificultades de sustentar la actual competencia atributiva del Tribunal Constitucional... 141
a cabo “la ejecución de las leyes”, en el caso, claro está, del ejercicio de la
potestad reglamentaria secundum legem.
Sin conocer todavía el texto definitivo de la sentencia del Tribunal Cons-
titucional, estimamos que los requerimientos debieran haber sido desesti-
mados, pues al momento de declararse la inconstitucionalidad del art. 13,
inciso 2º, del Decreto Supremo Nº 67, se está cuestionando igualmente la
normativa legal —y también constitucional— que le sirvió de sustento al
reglamento de ejecución, cuestión que claramente está fuera de la esfera
atributiva que se le entrega al Tribunal en el art. 93, nº 16. A nuestro juicio,
este es el típico caso en donde tiene aplicación la denominada doctrina de
la “ley pantalla”, en el que no se puede cuestionar la norma reglamentaria,
al configurar un “todo jurídicamente armónico” con la norma legal que
está ejecutando, razón por la cual, al objetarse la inconstitucionalidad de
la norma reglamentaria, se cuestionaría igualmente la norma que le sirve
de fundamento. Difícil tarea tendrá el voto de mayoría en esta caso, a fin
de sustentar una argumentación estrictamente jurídica, cumpliendo así el
mandato constitucional de que “fallará de acuerdo a derecho” (art. 92 de
la Carta fundamental).
De todo lo dicho, finalmente, se pueden añadir dos cuestiones que re-
sultan esenciales en esta reflexión, a fin de entender la atribución del art.
93, nº 16 en particular.
Por una parte, no se trata de un control administrativo exclusivamen-
te concentrado en el Tribunal Constitucional, sino que convive con un
serie de mecanismos preventivos y represivos de control de los decretos
supremos; además, es muy acotada su legitimación activa, centrada en las
Cámaras del Congreso Nacional, y con un conocimiento abstracto en la
verificación y, asimismo, con un control esencialmente atributivo y no del
ejercicio de la respectiva potestad. Y, por la otra, se debe hacer referencia al
alto contenido político de los requerimientos de control de los decretos su-
premos, que en muchos casos han involucrado los paradigmas liberal (visión
rígida de los elementos del Estado de Derecho y de la reserva legal) y social
(flexibilizan la interpretación de los elementos del Estado de Derecho y
del rol de la reserva legal), a la hora de resolver estas cuestiones, lo que en
última instancia ha tenido consecuencias, tanto en la comprensión de la
ley como en la comprensión del reglamento. Por ejemplo, hay que recor-
dar los períodos de la jurisprudencia en el que predominó la reserva abso-
luta de ley o la reserva relativa. Cuyos puntos más álgidos (entre los años
2007 y 2008) se vislumbran en los fallos de la píldora y del transantiago. En
donde se polarizaron las posiciones de los propios ministros del Tribunal
142 Kamel Cazor Aliste
III. CONCLUSIONES
Como conclusión general se debe precisar que la crítica desarrollada
a esta esfera atributiva de control, no es una deslegitimación del Tribunal
Constitucional en su conjunto, del cual reafirmamos su importancia den-
tro de la estructura de nuestro Estado constitucional y democrático. Si no
más bien se centra en un problema estructural de nuestro sistema constitu-
cional, dentro del cual resulta muy dificultoso lograr un resultado óptimo
por vía jurisprudencial.
Todo este cuadro configura un panorama que, a nuestro parecer, hacen
difícil sustentar la permanencia de esta competencia atributiva del Tribu-
nal Constitucional en el control de los decretos supremos, tal como se en-
cuentra establecida en la actualidad en la Carta Fundamental. Conclusión
que, además, está avalada por la imposibilidad, hasta el día de hoy, de nues-
tro máximo órgano de control de constitucionalidad, de poder elaborar
criterios orientadores objetivos en su jurisprudencia a la hora de resolver
el difícil dilema de la relación ley-reglamento. Lo que unido a la debilidad
en la configuración de las potestades normativas en nuestro sistema, colo-
can al Tribunal Constitucional en una verdadera imposibilidad al momento
de tener que sustentar una consistente hermenéutica cuando ejerce esta
esfera atributiva.
Dentro de este complejo panorama, no se puede partir de un a priori
argumentativo excluyente, toda vez que se trata no sólo de una temáti-
ca estrictamente jurídica sino también con claros contenidos políticos; en
donde hay que añadir el hecho —no del todo negativo— que existen múl-
tiples posibilidades regulatorias que brinda la Constitución en este tema.
Por ende, de difícil solución por parte del Tribunal Constitucional (lo que
ha demostrado su ambigua jurisprudencia), en donde pugnan dos órganos
legitimados democráticamente y con claras atribuciones constitucionales
en el plano normativo, como es el poder del Congreso y el poder guber-
namental. Circunstancia en que hay que considerar, por un lado, el fuerte
contenido democrático que encarna la deliberación en el Parlamento de
los proyectos de ley; y, por el otro, la necesaria operatividad que debe po-
9
CAZOR, Kamel (2010).
Dificultades de sustentar la actual competencia atributiva del Tribunal Constitucional... 143
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Presidencialismo en América Latina puesto
a prueba por el “Impeachment” o Golpe de
Estado parlamentario y por el continuismo o
reeleccionismo presidencial en vía judicial
I. PROEMIO
En una aproximación comparatista latinoamericana, Salvador Valencia
Carmona hace casi cuatro décadas observa mecanismos constitucionales
“anticaudillistas” que morigeran el presidencialismo en el subcontinente,
en especial dos mecanismos: no reelección inmediata o consecutiva e “im-
peachment” o acusación en juicio político1.
Como veremos hoy prospectivamente, ambos mecanismos “anticaudi-
llistas” son, en el balance, problemáticos. Primero, el reeleccionismo o
continuismo (inmediato o consecutivo, y en ocasiones indefinido) se mul-
tiplica en nuestros países como “la buena nueva”, reforzando una deriva
plebiscitario-populista o derechamente autoritario-populista, y segundo, el
*
Francisco Zúñiga Urbina, profesor titular de Derecho Constitucional, Universi-
dad de Chile. Correo Electrónico: fzuniga@zcabogados.cl.
1
VALENCIA CARMONA, Salvador (1979). También JORGE CARPIZO (1978).
146 Francisco Zúñiga Urbina
2
Íbid, p. 13.
3
SAGÜES, Néstor Pedro (2016).
150 Francisco Zúñiga Urbina
Ahora bien, la utilización del término golpe de Estado (coup dÉtat) para
designar juicios políticos contemporáneos en América Latina, debe dar
cuenta de lo complejo que es definir este término y diferenciarlo de revolu-
ción; que ha sido objeto de tratamiento en la doctrina del derecho político y
constitucional de los últimos cien años. En la antigüedad clásica grecolatina
Aristóteles en el libro VIII de su “Política”4, distingue dos tipos de revolucio-
nes, siguiendo un método que aborda condiciones materiales y energéticas,
marco conceptual y finalidad: unas atacan el principio mismo del gobier-
no, para reemplazar a las constituciones monárquica, aristocrática o Politeia
por tiranía, oligarquía o demagogia; y otras conservan las constituciones y
generan desplazamientos en el ejercicio del poder. Modernamente, Carl J.
Friedrich5 retoma la distinción aristotélica entre revoluciones ilimitadas y
limitadas; siendo modélica de las primeras “la grande revolution” de 1789
asumiendo como rasgo distintivo ser meta-constitucionales, a no soportar el
orden de cosas, el nuevo espíritu del tiempo; como lo sería la Constitución
de la república de Weimar que sucumbe al conferir el parlamento poderes
extraordinarios a Hitler el 21 de marzo de 1933. Las constituciones no resis-
ten revoluciones; observándose en estas una etapa de primigeneidad genéti-
ca del poder constituyente originario (Sánchez Viamonte)6.
El golpe de Estado obliga a responder dos preguntas: ¿quién lo hace?,
y, ¿cómo lo hace? En cuanto, a la primera pregunta: el golpe de Estado
lo hacen detentadores del poder (civiles y/o militares), para desplazar a
otros detentadores en el marco de un régimen político, sin un cambio en
el orden jurídico institucional; “…vendría ser el aspecto puramente instru-
mental de la coerción triunfante” (Sánchez Viamonte)7. Y en cuanto a la
segunda pregunta, el golpe de Estado puede ser cruento o incruento, su
violencia puede ser física o moral, y como bien observaba Malaparte en
1931 en su libro “La técnica del golpe de Estado”8 la toma violenta de edifi-
cios gubernamentales, es de menor importancia, lo importante era ocupar
los centros del poder (telecomunicaciones, transportes, abastecimiento),
contando con la fuerza armada o la fuerza pública o con su neutralidad,
cuando no fueren sus protagonistas (Finer)9; y el asalto al poder mismo
(toma de edificios gubernamentales) pasaba a tener un valor simbólico.
4
ARISTÓTELES (2017).
5
FRIEDRICH, Carl J. (1946).
6
SÁNCHEZ Viamonte, Carlos (1957). También JORGE CARPIZO (1983).
7
SÁNCHEZ, Viamonte, Carlos (1957).
8
MALAPARTE, Curzio (2017).
9
FINER, Samuel E. (1969).
Presidencialismo en Ámérica Latina puesto a prueba por el “Impeachment” o Golpe de... 151
10
ZÚÑIGA, Francisco y CÁRCAMO, Roberto (2015).
160 Francisco Zúñiga Urbina
ley. Esto se debe a que agregarle una revisión a priori causaría una excesiva
rigidez en el proceso.
Además, la revisión a posteriori de la enmienda constitucional podría
tener consecuencias políticas y generar diversos problemas, por lo que la
Comisión considera que, si se cumplen con los estrictos requisitos para la
enmienda constitucional, estos constituyen una garantía suficiente contra
el abuso.
Finalmente, el Informe comprendía algunas conclusiones sobre los lí-
mites a la reelección presidencial, a saber:
a) No existe un derecho humano a la reelección, esta constituye una
modalidad del derecho a la participación política, específicamente, a con-
tender por un cargo.
En conformidad a las normas internacionales los Estados tienen la obli-
gación de adoptar las medidas necesarias para garantizar los derechos de
los ciudadanos, sin embargo, aquellos pueden tener limitaciones objetivas
y razonables.
b) Los límites a la reelección no restringen indebidamente los derechos
humanos y políticos de los candidatos, estos pueden verse limitados por
requisitos legales o por el número reducido de vacantes. Además, en los
sistemas presidenciales o semipresidenciales, estos límites tienen por fun-
damento disminuir el peligro del abuso del poder o de un “monarca repu-
blicano”. Finalmente, deben cumplir con ciertos requisitos para que no se
califiquen como restricciones indebidas, estos criterios son la objetividad,
la razonabilidad y la no discriminación.
c) Respecto de los derechos humanos y políticos de los electores, la
limitación a la reelección es una consecuencia necesaria de la necesidad
de restringir el derecho a la reelección de los candidatos para preservar
la democracia y proteger el derecho humano a la participación política.
Junto con ello, la Comisión señala que el pueblo es quien decide un siste-
ma presidencial y el período de la presidencia, por lo que los límites a la
reelección constituyen una limitación autoimpuesta por el pueblo.
Además, abolir los límites a la reelección presidencial es un retroceso
en la democracia, estos límites tiene por objetivo prevenir concentraciones
de poder en un solo candidato.
Por lo que concluye que la limitación a la reelección tampoco restringe
los derechos humanos y políticos de los electores.
168 Francisco Zúñiga Urbina
IV. CONCLUSIONES
Para concluir, Valencia Carmona observaba en 1979 que en la estruc-
tura constitucional de poderes de la presidencia o Poder Ejecutivo se li-
bera paradójicamente una “lucha histórica fundamental” entre dos tesis
opuestas: “ejecutivo fuerte y ejecutivo débil”. La primera concepción de
ejecutivo fuerte “(…) propiciada por el gobernante autoritario, ha tenido
los siguientes rasgos: mandato presidencial prolongado, generosa esfera
de atribuciones y escuetas obligaciones, amplia potestad de nombramien-
to, facultades extraordinarias vagas e imprecisas, sujeción del legislativo y
del judicial. La tesis del ejecutivo débil que se pone en rigor durante los
cortos intervalos de anarquía o democratización, se integra por los rasgos
opuestos: breve mandato presidencial, precisa descripción de facultades,
cláusula de no reelección, incorporación y utilización de algunos matices
Presidencialismo en Ámérica Latina puesto a prueba por el “Impeachment” o Golpe de... 169
11
VALENCIA CARMONA, Salvador (1979), p. 94.
12
Sobre la relación política justicia, es una obra clásica la de OTTO KIRCHHEIMER
(2001). También sobre reelección y cortes consultar a: MARTÍNEZ BARAHONA,
Elena (2010), pp. 723-750. También monografía de LOVO CASTELAR, Luis
(2009), pp. 519-543.
13
KOOPMANS, Tim (2003).
170 Francisco Zúñiga Urbina
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Principio “non bis in ídem” en la
jurisprudencia constitucional
*
Abogado. Profesor de Derecho Constitucional de la Universidad de Chile y de la
Universidad Finis Terrae. Correo electrónico: enavarro@uft.cl.
1
NAVARRO Beltrán (2010), pp. 241-265; (2014), pp. 17 y ss.
2
ICA de Santiago, 30 de enero de 2008, Rol Nº 4436-2007, confirmada por CS, 14
de abril de 2008, Rol Nº 1620-2008, en la cual se señala: “Que la Superintendencia
de Electricidad y Combustibles, como otros varios órganos de la Administración
del Estado, está dotado de facultades sancionatorias, las que deben ser ejercidas y
regirse conforme a los principios y garantías reconocidos en las normas constitu-
cionales, legales y reglamentarias en sus relaciones con los entes y personas sujetos
a su ámbito de fiscalización. Estos principios amplia y reconocidamente aceptados
son, a saber, la existencia de un debido proceso, racional y justo; la existencia de
una investigación efectuada con la debida rigurosidad e imparcialidad; el apego
172 Enrique Navarro Beltrán
I. DOCTRINA
Como señala un autor, al tenor de este principio “una persona no puede ser
procesada ni condenada dos veces por un mismo hecho”. Se trata de “un principio
de derecho natural que configura una garantía constitucional innominada cuyo
sustento se encuentra en el debido proceso legal prescripto en art. 18, CN, como una
consecuencia de la cosa juzgada penal”. Además, también se fundamenta en la
“garantía de razonabilidad de los actos estatales (art. 28, CN) en virtud de que, al
admitirse una segunda condena por un mismo hecho, se genera una evidente despro-
porción entre la falta o el delito cometido y la sanción”. El carácter constitucional
de esta garantía, que veda la doble persecución penal, “ha sido admitida en
la jurisprudencia de la Corte Suprema, aun cuando sin profundizar mayormente en
su fundamentación positiva. Por ello y no obstante lo prescrito en el art. 7°, CPPN,
el principio non bis in idem resulta aplicable a las faltas y contravenciones cuando
la sanción posea naturaleza penal. Tal es el caso que acontece en materia de los lla-
mados ilícitos tributarios”5.
6
GARCÍA DE ENTERRÍA y RAMÓN FERNÁNDEZ (2014), p. 172.
7
BERMUDEZ SOTO (2014), p. 624.
8
SOLER, Sebastían, p. 292.
174 Enrique Navarro Beltrán
gica entre la pena y la sanción o que entre ellas sólo media diferencia cuantitativa,
sino fundamentalmente, por cuanto estas medidas represivas intentan cautelar el
mismo interés público protegido”9.
También se ha dicho que el “principio non bis in ídem, tradicionalmente
entendido como la prohibición de que alguien pueda ser condenado dos veces por un
mismo hecho, ha sido reconocido por la doctrina y la jurisprudencia nacional como
uno de los pilares del Derecho administrativo sancionador”10.
Incluso, algunos administrativistas, lo han planteado en términos más
extensos; de forma tal que, en definitiva, de acuerdo a esta regla, “una
misma conducta no puede ser juzgada dos veces dentro de una misma esfera jurisdic-
cional (judicial o administrativa, por ejemplo)”11.
En cuanto a sus fines, otro autor ha puntualizado que “con la incorpora-
ción de este principio se busca proteger la seguridad jurídica de los administrados
que sus conductas solo podrán ser imputadas, procesadas y, por ende, sancionadas,
sucesiva o independientemente, una sola vez. Proscribe la duplicidad de imputa-
ciones, procesamientos y sanciones para parte de la administración integralmente
considerada”12.
Se ha señalado también, que el non bis in idem, constituye “Un princi-
pio general del Derecho que, basado en los principios de proporcionalidad y respeto
a la cosa juzgada, prohíbe la aplicación de dos o más sanciones o el desarrollo de
dos o más procesos o procedimientos, cuando se de una identidad de sujetos, hechos
y fundamento”13. En otras palabras, “impide sufrir realmente […] dos castigos y
sólo en los casos de identidad de sujeto, hecho y fundamento que se originan con los
concursos de normas punitivas”14.
Asimismo, se ha señalado que “El non bis in ídem hace su aparición cuando,
ante una misma conducta, el ordenamiento jurídico prevé dos o más normas que
imponen un castigo. La posible imposición de dos o más sanciones afecta la libertad
individual porque el individuo difícilmente podrá llevar a cabo un proyecto de vida
si debe estar pendiente de modo permanente de la posibilidad de ser sancionado dos
o más veces por los mismos hechos por los que fue castigado en una primera oportu-
nidad. De otro lado, el bis in ídem afecta el principio de seguridad jurídica, porque
9
CAMACHO, Gladys (2010), pp. 230 y ss.
10
CORDERO QUINZACARA, Eduardo (2014), p. 264.
11
MARIENHOFF, Miguel (2004), p. 439.
12
MORÓN URBINA, Juan Carlos (2006), p 35.
13
JIIMÉNEZ-GARCÍA, Angela María (2011), 81-92.
14
ALARCÓN SOTOMAYOR, Lucía (2008), p. 201.
Principio “non bis in ídem” en la jurisprudencia constitucional 175
15
BOYER CARRERA, Janeyri (2012), p. 323.
16
CARRANZA TAGLE, Horacio (2011), p. 17.
17
CARPIO BRIZ, Daniel (2012), p. 223 y 224.
18
MONTOYA RAMOS, Isabel (2013), p. 2146.
19
CAMACHO, Gladys (2010), p. 228.
20
ANSELMINO, Valeria (2013); p. 110.
21
VICTORINO CASTILLO VERA, p. 6.
176 Enrique Navarro Beltrán
22
MAÑALICH, Juan Pablo (2011), p. 140.
23
MAÑALICH, Juan Pablo (2011), p. 142-143.
24
VAN WEEZEL, Alex (1997); pp. 465-466.
Principio “non bis in ídem” en la jurisprudencia constitucional 177
25
Tribunal Constitucional de Chile, Roles 2331/2011 y 1968/2011.
26
TC Rol 2133/2011, c. 26°
27
TC, Rol 2402/2013.
178 Enrique Navarro Beltrán
28
TC, Roles 2254/2012 y 2045/2011, c. 4 y 5. Igualmente, Rol 2773/2015.
29
Tribunal Constitucional, Rol 1441/2009. c. 10 y 11.
Principio “non bis in ídem” en la jurisprudencia constitucional 179
estándar que obliga, en principio, al juez, «porque la premisa ideológica que subyace
a la aplicación del principio en su modalidad de prohibición de doble valoración es
la necesidad de evitar las consecuencias de una eventual redundancia legislativa
circunstancial»”30.
De esta manera, se ha sentenciado que la regla del non bis in idem es un
principio que “no prohíbe que una persona pueda ser castigada doblemente (por)
unos mismos hechos si la imposición de una y otra sanción responden a distinto
fundamento”. Así podría decirse que “lo proscrito por el principio non bis
in idem no es tanto que alguien sea castigado o perseguido doblemente por idénticos
hechos, cuanto por idéntico ilícito, entendido como hechos que lesionan o ponen en
peligro determinado interés protegido por la norma sancionadora”31.
30
Tribunal Constitucional 2403/2013.
31
Tribunal Constitucional, Rol 2402/2013.
32
Corte Suprema, Rol N°5920/2007, c. 7.
180 Enrique Navarro Beltrán
33
Corte Suprema, Rol 4116/2012.
34
Corte Suprema, Rol 196/2009.
Principio “non bis in ídem” en la jurisprudencia constitucional 181
35
Corte Suprema, Rol 1071/2012.
36
Corte Suprema, 18 de abril de 2016, c. 10º.
37
ICA de Santiago, 19 enero 2010, Rol Nº 1540/2009, c. 12 y 13.
182 Enrique Navarro Beltrán
38
ICA de Copiapó con fecha 21 de marzo de 2006, en los autos Rol 39-2006, confir-
mada por la Excma. CS, en los autos Rol 1595/2006.
39
Tribunal Constitucional Español 2/1981 del 30 de enero de 1081.
Principio “non bis in ídem” en la jurisprudencia constitucional 183
40
Tribunal Constitucional Español 77/1983 del 3 de octubre de 1983
41
Corte Constitucional de Colombia, Sentencia C-115-08.
184 Enrique Navarro Beltrán
Con ello se impide, por un lado, la dualidad de procedimientos (por ejemplo, uno de
orden administrativo y otro de orden penal) y, por otro, el inicio de un nuevo proceso
en cada uno de esos órdenes jurídicos (dos procesos administrativos con el mismo
objeto, por ejemplo)”42.
V. DICTÁMENES DE LA CGR
Del mismo modo, como se ha dictaminado por el organismo contralor,
este principio “impide sancionar a un servidor dos veces por los mismos hechos”43.
En tal sentido, se ha precisado que “incurrirán en responsabilidad admi-
nistrativa cuando la infracción de sus deberes y obligaciones fuere susceptible de la
aplicación de una medida disciplinaria, no como se hizo en esta oportunidad en que
se impuso a la ocurrente y al profesor (…) una doble sanción por los mismos hechos,
esto es, censura y multa, vulnerando el principio del „non bis in idem “44.
Por su lado, en materia ambiental, se ha establecido que “los ámbitos
de fiscalización y aplicación de sanciones en lo relativo a la descarga de residuos
industriales líquidos, de las Superintendencias del Medio Ambiente y de Servicios
Sanitarios, son diferentes”45.
En otro caso se hace presente que el fiscal considera como agravantes
de la responsabilidad de los inculpados las mismas conductas que han sido
materia de cargos, “lo que implica vulnerar una de las manifestaciones del prin-
cipio non bis in idem, en el sentido que no se deben considerar los hechos que consti-
tuyen la acción sancionada como elementos que hagan a la misma más reprochable,
contraviniéndose, de ese modo, el derecho a un racional y justo procedimiento, de
acuerdo a lo prevenido en los artículos 19, N° 3, de la Constitución Política y 18,
inciso segundo, de la ley N° 18.575”46.
También se ha concluido por la CGR que según dicho principio se “im-
pide castigar dos veces por el mismo hecho, aplicar al afectado una medida discipli-
naria por haber vulnerado el deber de observar una vida social acorde a la dignidad
del cargo, toda vez que por tal infracción éste ya fue objeto de una sanción”47.
42
STC No. 2050-2002-AA/TC, reiterado en la STC No. 2868-2004/TC.
43
CGR, Dictamen 37921/2013.
44
CGR, Dictamen 77203/2012.
45
CGR, Dictamen 25.248/2012.
46
CGR, Dictamen 5468/2012.
47
CGR, Dictamen 42.499/2011.
Principio “non bis in ídem” en la jurisprudencia constitucional 185
48
CGR, Dictamen 24.278/2010.
186 Enrique Navarro Beltrán
doble sanción por los mismos hechos investigados, vulnerando con ello el principio
“non bis in idem”49.
También se ha dictaminado que “la posibilidad que prevé el artículo 174 tan-
tas veces citado en orden a aplicar a una infracción, además de la multa, las otras
sanciones que indica, conforme a los exactos términos de esta disposición, sólo resulta
admisible „cuando proceda “y ello de una manera estrictamente excepcional, respecto
de las más graves infracciones al ordenamiento sanitario, comoquiera que entenderlo
de otro modo significaría afectar el principio del „non bis in idem “que limita el ejerci-
cio de las potestades sancionatorias de la Administración, las que deben ejercerse sin
arbitrariedad, llegándose a decisiones racionales, justas y equitativas, desprovistas
de discriminación y proporcionales a la falta y mérito del proceso”50.
Por último, la CGR afirma que de acuerdo a la normativa “los funcio-
narios incurrirán en responsabilidad administrativa cuando la infracción de sus
deberes y obligaciones fuere susceptible de la aplicación de una medida disciplinaria,
no como se hizo en esta oportunidad en que se impuso a los inculpados una doble
sanción por los mismos hechos, vulnerando el principio del „non bis in idem “51.
49
CGR, Dictamen 49.136/2009.
50
CGR, Dictamen 4.197/2008.
51
CGR, Dictamen 41.736/2004.
Principio “non bis in ídem” en la jurisprudencia constitucional 187
VII. CONCLUSIÓN
En suma, tanto la doctrina como la jurisprudencia constitucional exi-
gen, en función del debido proceso, de la legalidad y proporcionalidad
de las sanciones, que éstas no incurran en exceso, ajustándose a un justo
y racional procedimiento; evitando juzgar, valorar y/o sancionar dos veces
el mismo hecho, de manera que la sanción sea constitucionalmente justa
y razonable. De acuerdo a lo sentenciado por el Tribunal Constitucional,
constituye una base esencial de todo ordenamiento penal democrático y
en deriva además de la dignidad personal y del respeto de los derechos
esenciales que emanan de la naturaleza humana. Así, por ejemplo, lo ha
expresado en reiteradas oportunidades, respecto de infracciones impues-
tas en materia de Ley del Tránsito, al adicionar automáticamente sanciones
a las ya impuestas, sin intervención alguna judicial.
52
OTTAVIANO, Santiago (2013), p. 168.
188 Enrique Navarro Beltrán
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cionalidad del proyecto de ley, aprobado por el Congreso Nacional, enviado por la
Cámara de Diputados y que modifica la ley Nº 4.601, Ley de Caza.
El Fondo, Forma y Técnica en la
Jurisprudencia Constitucional
SUMARIO: I. EN EL INICIO VINO EL TÍTULO… POR ÚLTIMA VEZ. II. CUANDO SE ACA-
BA EL MATRIMONIO. III. YA TE DIJE QUE NO SOY TU PADRE. IV. LA HONRA DE UN
HONORABLE.
*
Ministro del Tribunal Constitucional. Doctor en Derechos Fundamentales por
la Universidad Carlos III de Madrid y Magíster de Derecho Constitucional por la
Universidad Católica de Chile. Es profesor de la Escuela de Derecho de la Univer-
sidad Alberto Hurtado. Correo electrónico: ggarcia@tcchile.cl.
192 Gonzalo García Pino
1
Sentencia del Tribunal Constitucional, Rol N°2253-2012-RPL, de 20 de agosto de
2012.
El Fondo, Forma y Técnica en la Jurisprudencia Constitucional 193
2
Sentencia del Tribunal Constitucional, Rol N°2253-2012-RPL, de 20 de agosto de
2012. Consid. 6°
3
Sentencia del Tribunal Constitucional, Rol N°2253-2012-RPL, de 20 de agosto de
2012. Consid. 7°
4
Sentencia del Tribunal Constitucional, Rol N°2253-2012-RPL, de 20 de agosto de
2012. Consid. 14°
194 Gonzalo García Pino
5
Sentencia del Tribunal Constitucional, Rol N°2253-2012-RPL, de 20 de agosto de
2012. Consid. 22°
6
Sentencia del Tribunal Constitucional, Rol N°2253-2012-RPL, de 20 de agosto de
2012. Consid 27°
El Fondo, Forma y Técnica en la Jurisprudencia Constitucional 195
7
Sentencia del Tribunal Constitucional, Rol N°2102-2011-INA, de 27 de septiem-
bre de 2012.
8
Sentencia del Tribunal Constitucional, Rol N°2207-2012-INA, de 26 de marzo de
2013.
9
Sentencia del Tribunal Constitucional, Rol N°2690-2014-INA, de 6 de agosto de
2015.
10
Sentencia del Tribunal Constitucional, Rol N°2102-2011-INA, de 27 de septiem-
bre de 2012, Consid. 1°.
196 Gonzalo García Pino
11
Sentencia del Tribunal Constitucional, Rol N°2102-2011-INA, de 27 de septiem-
bre de 2012. Consid. 8°.
12
Sentencia del Tribunal Constitucional, Rol N°2102-2011-INA, de 27 de septiem-
bre de 2012. Consid. 15°
El Fondo, Forma y Técnica en la Jurisprudencia Constitucional 197
13
Sentencia del Tribunal Constitucional, Rol N°2102-2011-INA, de 27 de septiem-
bre de 2012. Consid. 26°
14
Sentencia del Tribunal Constitucional, Rol N°2102-2011-INA, de 27 de septiem-
bre de 2012. Consid. 35°
198 Gonzalo García Pino
15
Sentencia del Tribunal Constitucional, Rol N°2102-2011-INA, de 27 de septiem-
bre de 2012. Consid. 36°
16
Sentencia del Tribunal Constitucional, Rol N°2102-2011-INA, de 27 de septiem-
bre de 2012. Consid. 44°
El Fondo, Forma y Técnica en la Jurisprudencia Constitucional 199
17
Sentencia del Tribunal Constitucional, Rol N°2690-2014-INA, de 6 de agosto de
2015. Consid. 8°
200 Gonzalo García Pino
18
Sentencia del Tribunal Constitucional, Rol N°2690-2014-INA, de 6 de agosto de
2015. Consid. 9°
19
Sentencia del Tribunal Constitucional, Rol N°834-2007-INA, de 13 de mayo de
2008. Consid. 22°
20
Sentencia del Tribunal Constitucional, Rol N°1340-2009-INA, de 29 de septiem-
bre de 2009. Consid. 9°
21
Sentencia del Tribunal Constitucional, Rol N°2303-2012-INA, de 2 de julio de
2013.
El Fondo, Forma y Técnica en la Jurisprudencia Constitucional 201
22
Sentencia del Tribunal Constitucional, Rol N°2296-2012-INA, de 13 de noviembre
de 2013; N°2408-2013-INA, de 6 de marzo de 2014; Rol N°2739-2014-INA, de 6 de
agosto de 2015.
23
Sentencia del Tribunal Constitucional, Rol N°2690-2014-INA, de 6 de agosto de
2015. Consid. 19°
202 Gonzalo García Pino
24
Sentencia del Tribunal Constitucional, Rol N°2690-2014-INA, de 6 de agosto de
2015. Consid. 20°
25
Sentencia del Tribunal Constitucional, Rol N°2690-2014-INA, de 6 de agosto de
2015. Consid. 20°
26
Sentencia del Tribunal Constitucional, Rol N°2690-2014-INA, de 6 de agosto de
2015. Consid. 21°
El Fondo, Forma y Técnica en la Jurisprudencia Constitucional 203
27
Sentencia del Tribunal Constitucional, Rol N°2690-2014-INA, de 6 de agosto de
2015. Consid. 22°
204 Gonzalo García Pino
del artículo 315 del Código Civil, toda vez que hasta ahora (el requirente)
tiene filiación paterna indeterminada”28.
28
Sentencia del Tribunal Constitucional, Rol N°2690-2014-INA, de 6 de agosto de
2015. Consid. 27°
29
Sentencia del Tribunal Constitucional, Rol N°3329-2017-INA, de 23 de agosto de
2018.
El Fondo, Forma y Técnica en la Jurisprudencia Constitucional 205
30
Sentencia del Tribunal Constitucional, Rol N°3329-2017-INA, de 23 de agosto de
2018. Consid 3°.
206 Gonzalo García Pino
31
Sentencia del Tribunal Constitucional, Rol N°3329-2017-INA, de 23 de agosto de
2018. Consid. 10°
32
Por todos, ver GALDÁMEZ, Liliana (2014) p. 329; HENRÍQUEZ, Miriam (2013)
pp. 227; JORDÁN, Tomás (2013); entre otros.
33
Sentencia del Tribunal Constitucional, Rol N°3329-2017-INA, de 23 de agosto de
2018. Consid. 13°
34
Sentencia del Tribunal Constitucional, Rol N°2493-2013, de 06 de mayo de 2014.
Consid. 7°
El Fondo, Forma y Técnica en la Jurisprudencia Constitucional 207
35
Sentencia del Tribunal Constitucional, Rol N°3329-2017-INA, de 23 de agosto de
2018. Consid. 13°
36
Sentencia del Tribunal Constitucional, Rol N°3329-2017-INA, de 23 de agosto de
2018. Consid. 29°
208 Gonzalo García Pino
37
Sentencia del Tribunal Constitucional, Rol N°3329-2017-INA, de 23 de agosto de
2018. Consid. 31°
38
Sentencia del Tribunal Constitucional, Rol N°3329-2017-INA, de 23 de agosto de
2018. Consid. 40°
El Fondo, Forma y Técnica en la Jurisprudencia Constitucional 209
39
Sentencia del Tribunal Constitucional, Rol N°3329-2017-INA, de 23 de agosto de
2018. Consid. 39°
40
Sentencia del Tribunal Constitucional, Rol N°3329-2017-INA, de 23 de agosto de
2018. Consid. 43°
41
Sentencia del Tribunal Constitucional, Rol N°3329-2017-INA, de 23 de agosto de
2018. Consid. 51°
210 Gonzalo García Pino
42
Sentencia del Tribunal Constitucional, Rol N°3329-2017-INA, de 23 de agosto de
2018. Consid. 54°
43
Sentencia del Tribunal Constitucional, Rol N°3329-2017-INA, de 23 de agosto de
2018. Consid. 62°
El Fondo, Forma y Técnica en la Jurisprudencia Constitucional 211
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sobre ley de pesca que asigna rango infraconstitucional a los tratados de derechos
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JORDÁN, Tomás (2013): “El TC y la jerarquía infra-constitucional de los tratados de
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rio.com/Legal/Noticias/Opinion/2013/01/31/El-TC-y-la-jerarquia-infraconstitu-
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Gobernanza constitucional en
el mundo globalizado*
I. INTRODUCCIÓN
En los últimos años, se ha presenciado (y vivido) un proceso transfor-
mador profundo de las sociedades no solamente en el campo económico,
sino también en la manera de interactuar con otros países, otras personas,
en los conceptos sobre el mundo y la vida. Todo esto fue provocado mayor-
mente por un enorme fenómeno llamado globalización.
*
Este artículo es una versión adaptada, revisada y alterada en algunos elementos
de mi participación en el International Workshop on Constitutional Governance
in Globalized World, realizado entre el 4 y 5 de diciembre de 2018, en la School
of Indian Legal Thoughts, Mahatma Gandhi University, Kottayam, Kerala, India
y en la clase magistral en la K. L. E. Society’s Law College, en Bangalore, India.
Agradezco a todos los cuestionamientos que me fueron formulados después de las
ponencias por una audiencia compuesta por profesores indios y alumnos de pos-
grado en Derecho y que colaboraron a perfeccionar el contenido de este texto.
**
Profesora del programa de posgrado en Derechos Fundamentales y Democra-
cia, del Centro Universitario Autónomo de Brasil, UniBrasil, en Curitiba, Paraná,
Brasil. Doctora y maestra en Ciencias Jurídicas y Políticas por la Universidad de
Salamanca, España. Se encuentra en una estancia postdoctoral en la Universi-
dad El Externado, de Colombia. Profesora de derecho constitucional, electoral y
parlamentario en diversos cursos de grado y posgrado en Brasil y en el exterior.
Correo electrónico: anaclaudiasantano@yahoo.com.br.
214 Ana Claudia Santano
1
Cf. AAVV, Preface. Globalization and constitutionalism. [fecha de consulta: el 28 de
diciembre de 2018] [Disponible en: https://www.kas.de/c/document_library/
get_file?uuid=997c94e0-2b85-b6bb-c27e-4187f03201d0&groupId=252038].
2
MARX, Karl (2003).
Gobernanza constitucional en el mundo globalizado 215
3
MARX, Karl (2003).
4
MARX, Karl (2003).
5
BAUMAN, Zygmunt (1999).
216 Ana Claudia Santano
6
Para informaciones sobre el Europartido Verde, cf. [fecha de consulta: 28 de
diciembre de 2018] [Disponible en: https://europeangreens.eu/.] Ya sobre los
europartidos en general, cf. SANTANO, Ana Claudia; PEREIRA, Rodolfo Viana
(2015), p. 123-145, 2015.
Gobernanza constitucional en el mundo globalizado 217
7
Sobre el tema de las pandillas en Centroamérica, cf. AGUILAR, Jeannette; CA-
RRANZA, Marlon. Las maras y pandillas como actores ilegales de la región. San Salva-
dor, 2008. [Fecha de consulta: 28 de diciembre de 2018] [Disponible en: https://
www.estadonacion.or.cr/files/biblioteca_virtual/centroamerica/003/Ponencia_
Aguilar_Carranza_maras.pdf].
8
BBC NEWS. Migrant caravan: What is it and why does it matter? [Fecha de con-
sulta: el 28 de diciembre de 2018.] [Disponible en: https://www.bbc.com/news/
world-latin-america-45951782].
9
UN NEW. Causes of Rohingya refugee crisis originate in Myanmar; solutions must
be found there, Security Council told. [Fecha de consulta: 28 de diciembre de
2018] [Disponible en: https://news.un.org/en/story/2018/02/1002612].
10
BLACK, Richard. Environmental refugees: myth or reality? [Fecha de consulta:
28 de diciembre de 2018] [Disponible en: https://www.unhcr.org/research/
working/3ae6a0d00/environmental-refugees-myth-reality-richard-black.html].
218 Ana Claudia Santano
11
BAUMAN, Zygmunt (1999).
Gobernanza constitucional en el mundo globalizado 219
12
Dicho fenómeno es muy bien tratado por NEVES, Marcelo (2009).
13
El texto del documento se encuentra [Fecha de consulta: 28 de diciembre de
2018]. [Disponible en: http://www.un-documents.net/a3r217a.htm].
220 Ana Claudia Santano
14
El texto del documento se encuentra en: [Fecha de consulta: 28 de diciembre de
2018] [Disponible en: http://www.un.org/en/development/desa/population/
migration/generalassembly/docs/globalcompact/A_RES_2200A(XXI)_civil.
pdf].
15
Para más informaciones, cf. [Fecha de consulta: 28 de diciembre de 2018] [Dispo-
nible en: https://www.ushrnetwork.org/our-work/issues/iccpr].
16
El texto integral puede ser encontrado en: [Fecha de consulta: 28 de diciembre
de 2018]. [Disponible en: https://www.ohchr.org/en/professionalinterest/pa-
ges/opcescr.aspx].
17
Cf. TRINDADE (1997) pp. 167-177. [Fecha de consulta: 28 de di-
ciembre de 2018] [Disponible en: [http://www.scielo.br/scielo.
php?script=sci_arttext&pid=S0034-73291997000100007&lng=pt&nrm=iso].
Gobernanza constitucional en el mundo globalizado 221
http://dx.doi.org/10.1590/S0034-73291997000100007].
18
[Fecha de consulta: el 28 de diciembre de 2018] [Disponible en: [https://ijrcen-
ter.org/regional/inter-american-system/#Inter-American_Commission_on_Hu-
man_Rights].
19
Cf. GORCZEVSKI, Clóvis; DIAS, Felipe da Veiga (2012), p. 241-272 [Acce-
so el 28 diciembre de 2018] [Disponible en: [http://www.scielo.br/scielo.
php?script=sci_arttext&pid=S2177-70552012000200011&lng=en&nrm=iso].
20
Información completa puede ser encontrada en [Fecha de consulta: 28
de diciembre de 2018] [Disponible en: [https://ijrcenter.org/regional/
222 Ana Claudia Santano
inter-american-system/#Inter-American_Commission_on_Human_Rights].
21
Información completa puede ser encontrada en: [Fecha de consulta: 28 de di-
ciembre de 2018] [https://ijrcenter.org/regional/inter-american-system/#Inter-
American_Commission_on_Human_Rights] Aún, cf. CAMBIAGHI, Cristina
Timponi; VANNUCHI, Paulo (2013), p. 133-163, [Fecha de consulta: 28 de di-
ciembre de 2018] [Disponible en: [http://www.scielo.br/scielo.php?script=sci_
arttext&pid=S0102-64452013000300006&lng=pt&nrm=iso].. http://dx.doi.
org/10.1590/S0102-64452013000300006.
22
[Fecha de consulta: 2018] Datos disponibles en: [http://www.oas.org/en/iachr/
multimedia/statistics/statistics.html].
Gobernanza constitucional en el mundo globalizado 223
23
Información completa puede ser encontrada en: [Fecha de con-
sulta: 28 de diciembre de 2018] [https://ijrcenter.org/regional/
inter-american-system/#Inter-American_Court_of_Human_Rights].
24
Información completa puede ser encontrada en: [Fecha de con-
sulta: 28 de diciembre de 2018] [https://ijrcenter.org/regional/
inter-american-system/#Inter-American_Court_of_Human_Rights].
25
Información complete sobre firmas y ratificaciones puede ser encontradas en:
[Fecha de consulta: 28 de diciembre de 2018] [Disponible en: http://www.oas.
org/dil/treaties_B-32_American_Convention_on_Human_Rights_sign.htm]
Además, la OEA ya se pronunció oficialmente sobre esta decisión de Venezuela,
expresando su preocupación, en: [Fecha de consulta: 28 de diciembre de 2018]
[Disponible en: http://www.oas.org/es/cidh/prensa/comunicados/2012/117.
asp] La decisión de Venezuela fue motivada por un malestar entre este país y
la OEA tras muchos casos de condena. Desde 1995, la Corte Interamericana ha
emitido 16 sentencias contra el Estado venezolano, por su responsabilidad en el
asesinato de 18 pescadores a manos de militares en 1988, en el caso conocido
como El Amparo; por la represión de la revuelta popular de 1989 conocida como
El Caracazo; por la desaparición forzada y el asesinato de decenas de reclusos
en el retén de Catia en 1992; y por vulnerar la labor de los medios con el cierre
del canal Radio Caracas Televisión en 2007. Aunque algunos de estos episodios
ocurrieron antes del Chavismo, que comenzó en 1998, muchos de los soldados y
policías hallados responsables de muertes, torturas o desapariciones de entonces,
eran generales y comandantes durante el régimen. Para mayores detalles, [Fecha
224 Ana Claudia Santano
los ciudadanos de los Estados miembros como entre los territorios que se
encuentran bajo su jurisdicción28.
En el proceso de aceptación de las visiones universales de derechos hu-
manos, hay muchas y valiosas contradicciones que necesitan ser resueltas
tanto en el sentido teórico como práctico. El punto más importante es la
relación entre las convenciones internacionales de derechos humanos y
las leyes de protección de derechos humanos en los Estados miembros,
particularmente en lo que se refiere a la manera de conexión entre los
derechos humanos universales y aquellos protegidos por las leyes internas
de los Estados miembros29.
Con eso, se hace necesario debatir esta relación entre las convenciones in-
ternacionales de protección de derechos humanos y las leyes internacionales
en los Estados miembros. Esencialmente, se debe cuestionar sobre la relación
entre el Estado de derecho y la protección de derechos humanos. Sin la con-
formidad o un tipo de consenso entre las leyes internacionales y nacionales
y sus principios ante el Estado de derecho, los valores de los derechos huma-
nos pueden volverse más blandos debido al gran número de contradicciones
entre Estados miembros y otros, que quizás no se resuelvan pacíficamente30.
Se hace muy importante en el nivel de los Estados nacionales que di-
cho diálogo y entendimiento mutuo pueda establecer consensos, para que
todos los países puedan ser respetados y encorajados en el campo de la
protección de los derechos humanos.
28
NEVES, Marcelo (2003) [Fecha de consulta: 28 de diciembre de 2018]] [Disponi-
ble en: [http://www.bidforum.com.br/bid/PDI0006.aspx?pdiCntd=12542].
29
Cf. AAVV, Preface. Globalization and constitutionalism. Disponible en: [Fecha de
consulta: 28 de diciembre de 2018] [https://www.kas.de/c/document_library/
get_file?uuid=997c94e0-2b85-b6bb-c27e-4187f03201d0&groupId=252038].
30
Cf. AAVV, Preface. Globalization and constitutionalism. Disponible en: [Fecha de
consulta: 28 de diciembre de 2018] [https://www.kas.de/c/document_library/
get_file?uuid=997c94e0-2b85-b6bb-c27e-4187f03201d0&groupId=252038].
226 Ana Claudia Santano
31
CHIAM, Madeleine. Monism and dualism in International Law. Cf. AAVV, Preface.
Globalization and constitutionalism. Disponible en: [Fecha de consulta: 28 de diciem-
bre de 2018] [https://www.kas.de/c/document_library/get_file?uuid=997c94e0-
2b85-b6bb-c27e-4187f03201d0&groupId=252038] [Disponible en: [http://
www.oxfordbibliographies.com/view/document/obo-9780199796953/obo-
9780199796953-0168.xml].
32
TORO HUERTA, Mauricio (2005), pp. 325-363.
33
CHIAM, Madeleine. Monism and dualism in International Law. Cf. AAVV, Preface.
Globalization and constitutionalism. Disponible en [Fecha de consulta: 28 de diciem-
bre de 2018] [https://www.kas.de/c/document_library/get_file?uuid=997c94e0-
2b85-b6bb-c27e-4187f03201d0&groupId=252038] Disponible en: http://
www.oxfordbibliographies.com/view/document/obo-9780199796953/obo-
9780199796953-0168.xml].
34
Cf. KELSEN Hans (1965). p. 377-397, Montevideo.
Gobernanza constitucional en el mundo globalizado 227
35
CHIAM, Madeleine. Monism and dualism in International Law. Cf. AAVV, Preface.
Globalization and constitutionalism. Disponible en: [Fecha de consulta: 28 de diciem-
bre de 2018] [https://www.kas.de/c/document_library/get_file?uuid=997c94e0-
2b85-b6bb-c27e-4187f03201d0&groupId=252038] [Disponible en: http://
www.oxfordbibliographies.com/view/document/obo-9780199796953/obo-
9780199796953-0168.xml].
36
Cf. CRAWFORD, James (2012). p. 48 y ss.
37
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9812304312504005602911610301512611809008604801601302208802211210011
7124118076109036058071125083070015025065120096120118020004065124102
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3009812304312504005602911610301512611809008604801601302208802211210
0117124118076109036058071125083070015025065120096120118020004065124
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0300981230431250400560291161030151261180900860480160130220880221121
0011712411807610903605807112508307001502506512009612011802000406512
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0300981230431250400560291161030151261180900860480160130220880221121
0011712411807610903605807112508307001502506512009612011802000406512
4102009124081073117003103097098086096&EXT=pdf].
230 Ana Claudia Santano
42
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9811203009812304312504005602911610301512611809008604801601302208802
2112100117124118076109036058071125083070015025065120096120118020004
065124102009124081073117003103097098086096&EXT=pdf], Armin; et al. (eds)
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43
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6900511300209811203009812304312504005602911610301512611809008604801
6013022088022112100117124118076109036058071125083070015025065120096
120118020004065124102009124081073117003103097098086096&EXT=pdf].
Gobernanza constitucional en el mundo globalizado 231
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9095014069005113002098112030098123043125040056029116103015126118090
0860480160130220880221121001171241180761090360580711250830700150250
65120096120118020004065124102009124081073117003103097098086096&EXT
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13022088022112100117124118076109036058071125083070015025065120096120
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el 28 de diciembre de 2018.
Interpretación constitucional y
convencional: sus posibles conflictos
SANTIAGO ARDISSON*
I. INTRODUCCIÓN
La ley por ser un documento escrito, en donde se carece de puntos de
inflexión, de puntuaciones, de ironías y de la posibilidad de preguntar,
situaciones que suceden en una conversación oral, requiere ser interpre-
tada. Esto no es solo para aplicarlo a un caso concreto, sino también es
necesario para aquellos que estudian la ciencia jurídica.
La interpretación de la ley, según un concepto restringido, debe ser
entendida como aquella actividad por la cual se investiga y busca explicar
el significado de la ley. Mientras que en una noción más amplia, la inter-
pretación adquiere la función de investigar cuales son los principios que
dan fundamento a esa ley1.
La Constitución, o ley fundamental, no es ajena a estos considerando
generales, pero su interpretación presenta ciertas particularidades. Cues-
tiones que se dan por la importancia del contenido que está bajo su regula-
ción. Estos contenidos, pueden encontrarse en situaciones contrapuestas,
posicionando al intérprete en la situación de decidir un conflicto.
Los conflictos que se suscitan a la hora de la interpretación, serán el
objeto de este trabajo. Especialmente, se abordará, aquel que ocurre cuan-
*
Doctorando en Derecho (UCA), Abogado (UCA), Bsc in International Develo-
pment (University of London, London School of Economics). Prosecretario del
Centro Interdisciplinario en Derecho Procesal Constitucional (Argentina), miem-
bro del Centro Argentino en Derecho Procesal Constitucional. Correo electróni-
co: ardissonsantiago@hotmail.com
1
COVIELLO (1938), p. 70.
236 Santiago Ardisson
2
SAGÜÉS (2013), p. 60.
3
Ibídem, p. 61.
4
SAGÜÉS (2013), p. 61.
5
SAGÜÉS (2013), p. 61.
Interpretación constitucional y convencional: sus posibles conflictos 237
6
SAGÜÉS (2013), p. 62.
7
SAGÜÉS (2013), p. 63.
8
Corte Inter-Americana de Derechos Humanos, Caso Radilla Pacheco VS Estados
Unidos Mexicanos, Sentencia, 23 de noviembre de 2009, considerando 339.
238 Santiago Ardisson
9
SAGÜÉS (2013), p 325-330.
10
SAGÜÉS (2013), p. 328-329.
11
SAGÜÉS (2013), 329-330.
12
La cuestión presenta un estudio más amplio en el ámbito del derecho civil, que
dentro del derecho público, es por ello que se remite al libro Rivera (2007),
Interpretación constitucional y convencional: sus posibles conflictos 239
V. SUPUESTO DE CONFLICTOS
El trabajo del intérprete no es sencillo, ya que este puede encontrarse
con problemas, incluso en aquellas situaciones donde la norma constitu-
cional aparentemente es clara.
Un primer supuesto, es el conflicto entre normas constitucionales de
igual jerarquía. La solución que se presenta, puede darse mediante la in-
troducción de una cláusula de excepción o mediante la invalidez de la
norma. En caso de no poder agregar la excepción, es posible establecer la
invalidez de la norma, mediante las reglas: ley posterior deroga ley ante-
rior, ley especial deroga ley general, o considerando la importancia de las
normas17. El segundo de los principios, no es aplicable en caso donde la
norma general es de orden público, o en el ámbito internacional, posee el
carácter de “jus cogens” o derecho perentorio.
Un segundo supuesto, se da cuando entran en colisión los “techos ideo-
lógicos” de la Constitución. Como explica Sagüés, las constituciones son
creadas en un contexto, siendo receptoras de demandas de intereses, socia-
les, económicos, políticos o culturales, los cuales se reflejan en una doctri-
na política. Puede ocurrir, que los “techos”, no sean uniformes y coexistan
dos corrientes contrarias en un mismo texto fundamental. Esto se puede
dar de forma concomitante o de forma escalonada. En el primer caso, es
cuando al tiempo de sancionar la Constitución, se contienen distintas co-
rrientes ideológicas. En el segundo caso, es cuando se van incorporando
con las progresivas reformas al texto constitucional, diferentes doctrinas.
Las opciones para darle solución, son varias, pudiendo adoptar un méto-
do conciliatorio; interpretar las secciones de la Constitución conforme las
doctrinas predominantes en cada una de ellas; o acudir al principio de “lex
poterior derogat priori”, donde se privilegia la doctrina de la reforma más
reciente sobre las anteriores18.
Un tercer supuesto, es la colisión entre principios. Se da, por ejemplo,
cuando un principio permite algo, y otro lo prohíbe. La opción en este
caso, es considerar cuál de los principios tiene mayor peso, para lo cual
se recurre a la ponderación. A diferencia del conflicto de normas, que se
resuelve con la invalidez de una de ellas, en el caso de principios, que abs-
17
ALEXY (1993), p. 147, p. 88.
18
SAGÜÉS (2013), pp. 139-143.
Interpretación constitucional y convencional: sus posibles conflictos 241
tractamente tienen el mismo rango, uno de ellos cede ante el que posea el
mayor peso en el caso concreto19.
Un cuarto supuesto, es el que puede plantearse entre la norma cons-
titucional escrita y los principios y valores iusfundamentales. Este caso no
posee una solución clara, por eso intentaré plantear algunas respuestas
ante este escenario.
19
ALEXY (1993), p. 90.
20
GARDELLA (2009), p. 132.
21
KELSEN (2009), Cap. 1.
22
GARDELLA (2009), p. 125.
242 Santiago Ardisson
Se podría decir que lo que está en juego entre estas dos soluciones es
si se prioriza a la justicia por sobre la seguridad jurídica o a la seguridad
jurídica por sobre la justicia. Una u otra postura tiene sus adherentes y de-
tractores. En el caso que nos convoca, según lo expresado hasta ahora, los
principios y valores entendidos como la inspiración de la norma, le permi-
ten al juez optar por una interpretación conforme los principios y en caso
extremo no aplicar la ley positiva.
La idea de seguridad jurídica, que es uno de los valores del positivismo,
tiende a buscar certezas y a su vez evitar una arbitrariedad de los jueces. Su
máxima expresión se dio con el Código Napoleónico, donde se idolatra a
la ley, considerada como la razón escrita, sobre la cual los juristas se detie-
nen, y al interpretarla se mira solamente sus palabras. El intérprete subsu-
me un acto de la realidad en la ley y a este le aplica la consecuencia que esta
expresada. Ahora, dentro de esta postura, ¿Que sucede si esa ley es injusta?
¿La certeza que plantea esta corriente positivista, no se vería afectada por
una pérdida de confianza en una ley que es injusta? Son estas dos pregun-
tas que son de difícil respuesta dentro de este pensamiento.
Rodolfo Vigo expresa que el derecho positivo confirma, aclara, garanti-
za y completa lo suyo natural, pero en la medida en que contradice lo justo
natural pierde juridicidad intrínseca con el riesgo de quedar reducido a
una juridicidad meramente extrínseca o aparente. Según él, los principios
pueden estar explícitamente reconstruidos en el ordenamiento jurídico,
pero su respaldo es propiamente ontológico desde el momento en que
se sustentan en el ser del derecho, es por ello que valen a pesar de que se
los ignore o violen por el derecho positivo, aunque resulte inconcebible
plantear una sociedad en donde rijan normas jurídica que total y sistemá-
ticamente se opongan al derecho natural23.
En la misma postura se encuentra el autor español, Javier Hervada,
quien sostiene que la interpretación es la búsqueda de lo justo en un caso
planteado. De ahí desprende que para que haya coherencia entre el dere-
cho natural y el derecho positivo, el último no debe lesionar al primero,
siendo el derecho natural el que prevalece; y el derecho natural opera
como un sistema vigente a través de la positivización y formalización; sien-
do esta exigencia de la unidad del orden jurídico y de los principios de
seguridad y certeza24.
23
VIGO (1999), p. 119.
24
HERVADA (2008), p 199.
Interpretación constitucional y convencional: sus posibles conflictos 243
25
HEVADA (2008), pp. 199-202.
26
RADBRUCH (1962), p. 35.
244 Santiago Ardisson
27
RADBRUCH (1962p. 36.
28
RADBRUCH (1962), pp. 37-38.
29
SAGÜÉS (2013), p. 172.
Interpretación constitucional y convencional: sus posibles conflictos 245
30
SAGÜÉS (2013, pp. 173-175.
31
SAGÜÉS (2013pp. 177-178.
32
SAGÜÉS (2013), pp. 178-180.
246 Santiago Ardisson
VII. CONCLUSIÓN
Cómo hemos visto a lo largo de este trabajo, la interpretación consti-
tucional y convencional, es una actividad ardua, donde conocer el signifi-
cado de la norma, implica para los operadores jurídicos ir más allá de la
palabra escrita.
El intérprete debe analizar una Constitución que forma parte de un
sistema que está regido por los tratados internacionales, pero también por
el plexo que conforman los principios y valores jurídicos. No basta con
conocer la ley para poder dictar una sentencia conforme a la justicia, es
necesario entender los fundamentos del sistema y sus finalidades.
Esta mayor libertad para interpretar, conlleva mayor responsabilidad. El
intérprete puede verse en situaciones contradictorias, donde por un lado,
se encuentre con un camino, y por el otro lado, con otro que es opuesto.
33
GRAJALES (2016), pp. 87-92.
34
GRAJALES (2016), pp. 93.-97.
Interpretación constitucional y convencional: sus posibles conflictos 247
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La ejecución provisional de las sentencias
en el Proyecto de Nuevo CPC*
*
Publicado, con pequeñas modificaciones, en Cuadernos de extensión jurídica de
la Facultad de Derecho de la Universidad de los Andes, 23, 2012. En las referen-
cias que se realizan en este trabajo a la situación de la ejecución provisional en la
normativa española nos valemos de nuestro trabajo publicado el año 2006, junto
al profesor Rafael Hinojosa. Véase: Palomo e Hinojosa (2006).
**
Abogado. Doctor en Derecho. Profesor de Derecho Procesal de la Universidad de
Talca. Correo electrónico: dpalomo@utalca.cl.
1
Como se sabe, al poco tiempo de asumir el segundo Gobierno de la Presidenta
Bachelet, la tramitación del Proyecto se suspendió, estado que mantiene hasta la
fecha. El actual ministro de Justicia Hernán Larraín, del segundo Gobierno de
250 Diego Palomo Vélez
serie de reformas que han buscado cambiar el rostro a una Justicia que
progresiva y peligrosamente, con el paso de los años y la perpetuación de
un modelo agotado, estaba perdiendo las cuotas de confianza que desde la
ciudadanía eran requeridas.
Los cambios fueron iniciados a inicios del presente siglo, en el sistema
jurisdiccional penal, con la instalación del mecanismo del juicio oral, y han
seguido con la jurisdicción de familia y laboral, dónde la decisión procesal
central también estuvo dada por la asunción de un modelo de proceso
por audiencias, al cual se le reconoce una serie de ventajas por sobre lo
que ofrecía el modelo escriturado, en especial desde la perspectiva del ac-
ceso de los ciudadanos a la Justicia y la obtención de mayores grados de
eficiencia.
Como se puede constatar, todas las reformas aludidas han asumido
como idea fundamental para la mejora del funcionamiento de la Justicia
la conveniencia de adoptar la oralidad como forma protagonista del nuevo
sistema, la que se ha instalado como la mejor fórmula para enfrentar los
problemas que aquejan a la Justicia. Es en este contexto y con estos prece-
dentes que se recoge el desafío de trabajar en una reforma a la Justicia civil,
que muestra al día de hoy un escenario afectado por una grave obsolescen-
cia, situación especialmente delicada si se considera que estamos haciendo
la referencia al sistema procesal general y supletorio de todos los demás.
Tras no pocos años de discusión, debate y un Proyecto frustrado, en
marzo del presente año, bajo el Gobierno del Presidente Piñera, se ingre-
sa a tramitación ante el Congreso Nacional un Proyecto de nuevo CPC
(Mensaje Nº 432-359, 12 de marzo de 2012)2. Trátase, nuevamente, de un
proyecto que toma partido por la fórmula del predominio de la oralidad3,
dos propios que se les reconoce en este modelo. Tras lo cual, corresponderá la
dictación de la sentencia definitiva.
4
Véase: PALOMO (2008).
5
Véase: DE LA OLIVA Y PALOMO (2007); Palomo (2010).
6
Véase: PALOMO (2009).
7
Véase: CARPI Y ORTELLS (2008).
252 Diego Palomo Vélez
8
Con todo, es nuestro parecer que la búsqueda de una mayor eficiencia en la
Justicia civil no debe agotarse en mejorar los índices o las estadísticas del factor
tiempo, pues muchas veces la prisa puede esconder un deficitario desempeño en
cuanto a otro de los aspectos que no debemos perder de vista jamás: la calidad del
servicio justicia y del producto de la jurisdicción.
9
Cabe realizar una precisión. Cuando aludimos a la incorporación del instituto
de la ejecución provisional de las sentencias, hacemos referencia a la aplicación
de este instituto a las sentencias de primera instancia. En rigor, no se trata de un
instituto completamente ajeno a nuestro sistema, dado que está previsto con algu-
nas manifestaciones, especialmente en relación al recurso de casación que, como
sabemos, por regla general, no suspende el cumplimiento de lo resuelto (art. 773
del CPC). Ahora bien, en este caso, ha antecedido un juzgamiento realizado en
dos instancias. Véase: MENESES (2009).
10
Especialmente véase: CABALLOL (1993); CARPI (1979); GOZAÍNI (1998).
La ejecución provisional de las sentencias en el Proyecto de Nuevo CPC 253
11
En otras palabras, y en principio, a una mayor profundización del contacto inme-
diato real y efectivo entre el juez y los distintos medios de prueba aportados por
las partes (contacto que se asegura, sobre todo, gracias a la nueva estructura pro-
cesal recogida basada en el predominio de las reglas de la oralidad y concentra-
ción procesal), menor debe ser la probabilidad de éxito del recurso de apelación
que eventualmente se intente en contra de la sentencia dictada en el marco de
un proceso estructurado y desarrollado bajo las antedichas coordenadas formales.
Véase: PALOMO E HINOJOSA (2006).
12
Aunque algún autor ha minimizado el eventual impacto que puede tener la asun-
ción del instituto de la ejecución provisional de las sentencias en la reducción de
esta clase de prácticas. Véase: RAMOS (2006).
13
Véase: DE LA OLIVA (2003); DE LA OLIVA (2000). Así se señala también en la
Exposición de Motivos de la LEC española (Apartado XVI, párrafo 9º): “La pre-
sente Ley opta por confiar en los Juzgados de Primera Instancia, base, en todos los
sentidos, de la Justicia civil. Con esta Ley, habrán de dictar sentencias en principio
inmediatamente efectivas por la vía de la ejecución provisional; no es sentencias
en principio platónicas, en principio inefectivas, en las que casi siempre gravite,
neutralizando lo resuelto, una apelación y una segunda instancia como aconteci-
mientos que se dan por sentados”.
La ejecución provisional de las sentencias en el Proyecto de Nuevo CPC 255
14
No huelga traer a colación nuevamente la Exposición de Motivos de la LEC espa-
ñola (Apartado I, párrafos 1º, 2º y 3º) en la cual se deja sentado este propósito: “El
derecho de todos a una tutela judicial efectiva, expresado en el apartado primero
del artículo 24 de la Constitución, coincide con el anhelo y la necesidad social de
una Justicia civil nueva, caracterizada precisamente por la efectividad. Justicia civil
efectiva significa, por consustancial al concepto de Justicia, plenitud de garantías
procesales. Pero tiene que significar a la vez, una respuesta judicial más pronta,
mucho más cercana en el tiempo a las demandas de tutela, y con mayor capacidad
de transformación real de las cosas. Significa, por tanto, un conjunto de instru-
mentos encaminados a lograr un acortamiento del tiempo necesario para una
definitiva determinación de lo jurídico en los casos concretos, es decir, sentencias
menos alejadas del comienzo del proceso, medidas cautelares más asequibles y
eficaces, ejecución forzosa menos gravosa para quien necesita promoverla y con
más posibilidades de éxito en la satisfacción real de los derechos e intereses legí-
timos. Ni la naturaleza del crédito civil o mercantil ni las situaciones personales
y familiares que incumbe resolver en los procesos civiles justifican un período de
años hasta el logro de una resolución eficaz, con capacidad de producir transfor-
maciones reales en las vidas de quienes han necesitado acudir a los Tribunales
civiles”.
15
Véase: SILVA (2008).
256 Diego Palomo Vélez
señala que no debe obviarse otro riesgo, que también debe ser tenido a la
vista a la hora de definir un instituto como el que estamos comentando:
el riesgo de la demora del acreedor en ver satisfecho su crédito y el riesgo
de que el deudor condenado disponga del tiempo de la segunda instancia
y de un eventual recurso extraordinario para prepararse para eludir su
responsabilidad.
Habiendo contextualizado la propuesta, y en la línea de avanzar en una
reflexión que contribuya en el trabajo de revisión del Proyecto de nuevo
CPC, a continuación nos ocupamos de la nueva regulación que en esta
reforma se prevé para la ejecución provisional de las sentencias dictadas
en primera instancia para de esta manera contribuir en el análisis de este
mecanismo.
16
Como enseña Andrés de la Oliva, no se trata de deliberar en el vacío, utópica
y acrónicamente, sino de analizar y resolver la cuestión como es propio de una
genuina perspectiva jurídica, a saber: con practicidad, buscando un resultado po-
sible, que, a la vez, sea razonable y justo.
La ejecución provisional de las sentencias en el Proyecto de Nuevo CPC 257
17
Sobre este punto véase especialmente: PALOMO (2010).
18
No es necesario prestar fianza ni ofrecer caución alguna por el solicitante, aunque
como se verá al ejecutado le cabe oponerse a la ejecución en los casos previstos en
el Proyecto.
19
La legitimación para ejecutar provisionalmente una sentencia se le reconoce sin
limitaciones a todo aquel que haya obtenido a su favor un pronunciamiento de
condena, siendo irrelevante si ha recurrido la sentencia.
20
CABALLOL (1998).
21
El riesgo que posee toda ejecución provisional es que la sentencia no firme pro-
visionalmente ejecutada sea revocada por el Tribunal que conoce del recurso. La
confirmación de la sentencia impugnada no acarrea problema alguno, debiendo
seguirse con la ejecución (si ella no hubiese concluido) en carácter de provisional
o definitiva dependiendo de si la sentencia que falló el recurso es firme o no (art.
240). Sin embargo, la sentencia de la Corte puede revocar la sentencia ejecutada
provisionalmente. Para tal hipótesis señala el Proyecto que quien hubiere solici-
tado la ejecución provisional deberá proceder a la devolución de lo percibido,
en su caso, y estará obligado a compensar los perjuicios ocasionados al ejecutado
con motivo de la ejecución, para lo cual distingue según las siguientes reglas (arts.
241): a) Si la sentencia provisionalmente ejecutada fuere de condena al pago de
258 Diego Palomo Vélez
del ejecutado es, en principio, pleno si la indebida ejecución provisional lo fue de una conde-
na pecuniaria y, además, la sentencia provisionalmente ejecutada se revoca en su totalidad.
(…).
Cuando así sucede, el ejecutante «provisional» está obligado a devolver al ejecutado: a) la
cantidad que hubiera percibido como resultado de la ejecución provisional; b) las cantidades
que el ejecutado hubiera pagado por las costas de la ejecución; c) los daños y perjuicios que
la ejecución le hubiere ocasionado (533.1 LEC) que, a criterio de esta Sala, incluyen
siempre los intereses del dinero. Es este un tratamiento razonable; pero sólo en la medi-
da en que efectivamente se incluyan en los daños y perjuicios de que habla el art. 533.1 LEC
todos aquellos que el ejecutado haya experimentado como consecuencia de la ejecución (v. gr.,
el coste actual de reposición si se embargaron bienes fungibles; el coste actual de
adquisición si se enajenaron divisas; el coste de reposición si se subastó un bien
inmueble, etc.).
No es pleno, en cambio, el resarcimiento —incluso puede generar un injusto desequili-
brio— cuando el tribunal superior revoca parcialmente una sentencia pecuniaria.
En este caso al parcialmente frustrado ejecutante le basta con devolver la diferencia entre lo
que percibió y lo que concede la sentencia que devino firme, más el interés legal del dinero
(533.2), pero no los daños y perjuicios que la ejecución provisional hubiera podido producir
al ejecutado —que pueden ser extraordinariamente graves—, y ni siquiera se grava a quien
«indebidamente» ejecutó con el incremento en dos puntos del interés legal (al modo en que
lo hace el art. 576.1 LEC para los intereses procesales).
23
Véase: RAMOS (1997). En igual sentido, BANACLOCHE (2000), que señala que
“la regulación de la ejecución provisional en la LEC de 1881, además de su carác-
260 Diego Palomo Vélez
ter restrictivo, terminó por favorecer a quien tiene más recursos económicos, en
claro detrimento de los menos poderosos desde un punto de vista económico”.
24
Como se recoge en la propia Exposición de Motivos de la nueva LEC española
(Apartado XVI, párrafo 10º).
25
No son provisionalmente ejecutables, conforme al art. 236 del Proyecto: 1) Las
sentencias constitutivas y las declarativas, salvo los pronunciamientos condenato-
rios que regulen las obligaciones y relaciones patrimoniales relacionadas con lo
que sea objeto principal del proceso; 2) Las sentencias que condenen a suscribir
un acto o contrato; 3) Las sentencias o laudos arbitrales; 4) Las resoluciones en
contra de las cuales se hubiere concedido un recurso que comprenda un efecto
suspensivo respecto de la cual se hubiere concedido una orden de no innovar que
La ejecución provisional de las sentencias en el Proyecto de Nuevo CPC 261
27
Véase: CABALLOL (2000).
28
Han surgido voces críticas en la doctrina, que dan cuenta de algunos problemas
que la práctica evidencia cuando se trata de modelos orales, realidad que no cabe
desatender para evitar la concreción de perjuicios que finalmente pueden resul-
tar irreparables. En este sentido, muy interesante resulta consultar los aportes
realizados por el profesor Nieva que, desde un enfoque crítico, realiza plantea-
mientos que buscan poner en cuestión fórmulas que requieren de nuestra ATEN-
CIÓN por el concreto desempeño que muestran en la realidad. Imprescindible la
consulta de los siguientes trabajos: Nieva (2007, a); Nieva (2007, b); Nieva (2010);
Nieva (2012).
La ejecución provisional de las sentencias en el Proyecto de Nuevo CPC 263
29
La ejecutabilidad provisional de una sentencia se da ex lege y no tiene que ser
concedida por el tribunal. El tribunal debe en todo caso despachar la ejecución
provisional si concurren los requisitos previstos por la ley. En otras palabras, el
despacho de la ejecución provisional, una vez solicitada por la parte favorecida
por la sentencia, no es potestativo para el tribunal sino obligado, salvo que concu-
rra alguno de los supuestos de exclusión legal o que aquélla no contenga pronun-
ciamiento de condena.
264 Diego Palomo Vélez
oír previamente al ejecutado30. De acuerdo a lo que se lee del art. 238 del
Proyecto será el ejecutado quien tendrá la carga de oponerse a la ejecución
provisional solicitada, una vez que ésta haya sido decretada por el juez. Si
no lo hace, vale decir, si no formula oposición, la ejecución seguirá adelan-
te. Nada señala el Proyecto respecto a si de la demanda de oposición y de
los documentos que se acompañen se debe dar traslado al solicitante de
la ejecución provisional, para que manifieste y acredite lo que consideren
conveniente. Se trata de un vacío que debiera llenarse durante la tramita-
ción del Proyecto.
Ahora bien, debemos destacar que la oposición del ejecutado sólo po-
drá fundarse en los motivos explícitamente establecidos. En otras palabras,
el Proyecto plantea una ejecución provisional con la posibilidad de opo-
sición, pero limitada (art. 238). En efecto, dispone que la demanda de
oposición a la ejecución provisional podrá fundarse únicamente, en las
causales que recoge. De la lectura del texto se pueden reconocer causales
que son comunes a toda oposición, mientras se plantean otras en dónde se
distingue en función de la naturaleza de la sentencia.
La primera causal de oposición resulta bastante obvia, y consiste en que
la sentencia no admita ejecución provisional. Vale decir, que se trate de
alguna de las sentencias que señala el art. 236 y a las cuales ya hicimos
referencia en este trabajo. Si este motivo es acogido deberá el Tribunal
declarar no haber lugar a que se prosiga con la ejecución provisional, y
deberán alzarse los embargos y medidas de garantía adoptadas. Si no lo es,
la ejecución provisional debe seguir adelante.
Luego, el Proyecto contempla causales que distinguen si se trata de una
sentencia de condena a una obligación de hacer, no hacer o de mera entre-
ga de una especie o cuerpo cierto, o se trata de una sentencia de condena
a dar una cantidad de dinero. Tratándose de la oposición a la ejecución
provisional de condena a una obligación de hacer, no hacer o de mera
entrega de una especie o cuerpo cierto cabrá solamente cuando vaya a ser
imposible o muy difícil (¿qué parámetros deberán tomarse en cuenta para
valorar esto?), restablecer la situación al estado anterior a la ejecución pro-
visional. Si no concurriere la imposibilidad alegada, se contempla la posibi-
lidad que el ejecutante rinda caución suficiente para garantizar el pago de
30
Del Proyecto parece desprenderse que el ejecutado sólo podrá oponerse a la eje-
cución provisional una vez que ésta haya sido decretada, ya que la ejecución se
decreta inaudita parte debitoris.
La ejecución provisional de las sentencias en el Proyecto de Nuevo CPC 265
31
Lo que establece el Proyecto es que para que prospere la oposición debe ser im-
posible o muy difícil restaurar la situación anterior, lo que debe ser valorado ob-
jetivamente. En este sentido, y como lo ha entendido la doctrina, lo único que
puede resultar en ciertos casos imposible o muy difícil es la restitución in natura,
mientras que la restitución por sustitución (esto es, por el equivalente dinerario
del bien o bienes objeto de la ejecución provisional) no tiene por qué resultar
imposible o muy difícil.
266 Diego Palomo Vélez
32
En la LEC española la regulación es bastante similar. A su respecto se ha expli-
cado que la idea que inspira el régimen de oposición a la ejecución provisional
de condenas dinerarias es que el carácter genérico de su resultado permite con-
seguir su satisfacción afectando a distintos elementos de un mismo patrimonio
siempre que este tenga un haber suficiente. Ello hace posible que si al intentar la
ejecución sobre un bien concreto se estima que concurre una causa de oposición,
aún exista la posibilidad de intentar la ejecución sobre otros bienes o elementos
del patrimonio del ejecutado. Por ello la LEC establece que el ejecutado tan solo
puede oponerse a actuaciones concretas y le exige que simultáneamente designe
alternativas con las que proseguir la ejecución provisional del pronunciamiento.
Véase: CABALLOl (2000).
33
Así se ha explicado, tratándose de la LEC española, que tras la estimación del
motivo alegado el juez decretará la sustitución de los elementos patrimoniales
afectados por los ofrecidos como alternativa por el ejecutado, si considera que
son de eficacia equivalente. En este caso deberá estarse al valor económico del
bien. Aceptada la alternativa no será posible plantear de nuevo el incidente de
oposición a la ejecución provisional en relación con el bien sustituido. Véase:
CABALLOL (2000),
La ejecución provisional de las sentencias en el Proyecto de Nuevo CPC 267
do en cuenta. “En estos casos quizá hubiera sido preferible, que se hubie-
ras previsto la posibilidad de estudiar los motivos alegados y, en atención
a su relevancia, que se hubiere contemplado la posibilidad de solicitar al
ejecutante una garantía que asegurara, cuando menos por equivalente, la
efectividad en su caso, de la revocación”34. Nuevamente queda en eviden-
cia un déficit de equilibrio en la propuesta tenida a la vista.
Para concluir con las consideraciones ligadas a las causales de oposición,
el Proyecto finalmente autoriza el planteamiento de oposición fundándose
en una o más de las causales de oposición previstas en el procedimiento eje-
cutivo (art. 434: pago, prescripción, transacción, etc…), siempre que ellas
consten en un antecedente escrito y se sustenten en hechos acaecidos con
posterioridad al pronunciamiento de la sentencia que se pretende ejecutar.
Expuesta la propuesta de regulación, y teniendo a la vista lo ya adelantado
en cuanto a valoraciones de la propuesta de regulación, corresponde pregun-
tarse si las posibilidades que se brinda a la oposición del ejecutado provisional
cumplen el estándar mínimo que cabe exigir a un modelo que postula este
instituto sin exigencia de caución previa. La pregunta es pertinente si se atien-
de a lo que ha puesto de relieve la mejor doctrina35 cuando advierte que la
ejecución provisional tiene su fundamento y sus límites en el derecho a la tu-
tela judicial efectiva, desde el momento que con ella se busca que la duración
del recurso no retrase o frustre la efectividad del derecho reconocido en la
sentencia; pero que, a su vez, la ejecución forzosa de una sentencia recurrida
no puede ser la causa de la ineficacia de lo que pueda resolverse finalmente
en el proceso. Por ello, siguiendo con esta sana doctrina, esta institución es-
tará correctamente regulada cuando se evite transformarla en la causa de la
indefensión del ejecutado en caso de revocación (aquí está el límite), y cuan-
do, en el resto de los supuestos, consigue continuar con su tramitación hasta
conseguir la satisfacción del ejecutante. En definitiva, no se trata de otra cosa
que una invitación a una regulación equilibrada del instituto.
34
CABALLOL (2000).
35
CABALLOL (2000).
268 Diego Palomo Vélez
36
CABALLOL (1998).
La ejecución provisional de las sentencias en el Proyecto de Nuevo CPC 269
37
De la Oliva enseña: “…al factor humano principal de la Justicia civil, se le debe
prestar preferente atención. En cuanto al número de juzgadores, pienso que será
suficiente mencionarlo… Pero no es el número lo único que importa y ni siquie-
ra lo más importante. Quizá aún de más relevancia es la formación judicial que
podríamos llamar promedio, pues en todas partes coexisten (y son disfrutados
o padecidos) buenos y malos jueces qua tales, es decir, no mirando a su bondad
personal, sino a la bondad o calidad de su trabajo judicial”. Véase: De la Oliva, A.
(2010).
270 Diego Palomo Vélez
38
Por descontado además que el uso por los jueces de potestades oficiosas no elimi-
na posibles errores o injusticias. Véase: De la Oliva, A. (2010). En sentido similar
se ha dicho muy ilustrativamente por Prieto Castro que no es consustancial a la
jurisdicción acertar a la primera.
39
Encontramos ejemplos en España, país dónde este instituto se aplica bajo una
regulación normativa muy similar a la que el Proyecto chileno está proponiendo.
Así, el Auto del Juzgado de Primera Instancia nº 7 de Valencia de 29 de mayo
de 2001 recoge un caso basado en la consideración a la complejidad del asunto.
“Aunque la exposición de motivos de la nueva Ley de Enjuiciamiento Civil, va
encaminada a que las sentencias se puedan ejecutar provisionalmente, ello va
encaminado a evitar los posibles recursos en plan dilatorio que se venían produ-
ciendo. Ahora bien, casos en los que la complejidad del asunto es como en el presente, pese
a la confianza que el legislador ha presupuestado en los Juzgados de Instancia, pueden ser
modificadas las sentencias por la superioridad, creándose ante tales revocaciones, situacio-
nes que podrían devenir irreparables para quien ha sido condenado, ha cumplido en razón
a la ejecución provisional, y posteriormente al ser revocada aquella, no puede recuperar lo
entregado. En razón a ello, hay que examinar cada ejecución provisional, atendiendo las
circunstancias que en cada caso concurren. El art. 530.3 de la Ley de Enjuiciamiento
Civil, establece que cuando la condena sea dineraria, y la oposición se hubiera
formulado respecto a actividades ejecutivas concretas, se estimará dicha oposición
si el tribunal considerara posibles y de eficacia similar las actuaciones o medi-
das alternativas indicadas por el provisionalmente ejecutado. En el caso que nos
ocupa, la parte ejecutada ha ofrecido aval bancario suficiente para garantizar el
cumplimiento de la sentencia, e incluso los perjuicios que al demandante ejecu-
tante pudiera irrogarle la espera a que tal sentencia sea definitivamente firme.
Por ello, accediendo en parte a la oposición, procede anotar preventivamente los
embargos practicados sobre los bienes inmuebles propiedad de los demandados,
a instancias del acreedor, y no seguir adelante la ejecución provisional para la rea-
lización de los mismos, al considerar que están garantizados las responsabilidades
perseguidas, y los perjuicios que el retraso en la ejecución pudieran irrogar al
demandante, con el aval ofrecido por el demandado para el cumplimiento de la
sentencia recaída, caso de su confirmación”.
La ejecución provisional de las sentencias en el Proyecto de Nuevo CPC 271
u otros40, para que el juez, atendiendo a las circunstancias que en cada caso
concurrieran resolviera la solicitud de ejecución provisional. No hacerlo
de este modo podría traer como consecuencia que en no pocos casos se
transformaría en definitiva una ejecución que se ha previsto y regulado
como provisional, haciéndose realidad todos los riesgos y peligros que ro-
dean a la ejecución provisional.
40
Por ejemplo, también en España, un caso en que se alegó la existencia de jurispruden-
cia del Tribunal Supremo contraria a la fundamentación de la sentencia que se ejecutaba y
la falta de afianzamiento de los ejecutantes lo que haría imposible la restitución de las
cantidades entregadas caso de revocarse la sentencia. Pues bien el Juzgado de Pri-
mera Instancia nº 49 de Madrid, en Auto de 7 de marzo de 2002 declaró: “Ahora
bien, no cabe sustraerse al hecho acreditado de que con posterioridad a la sen-
tencia que se está ejecutando provisionalmente —también con posterioridad a las
sentencias de la AP de Madrid que se citan por la parte ejecutante— la Sala 1ª del
Tribunal Supremo ha dictado cuatro sentencias conformes, constitutivas por tan-
to de doctrina jurisprudencial, resolviendo supuestos idénticos al de autos, en las
que el Tribunal Supremo ha dado la razón (a las ejecutadas), negando la proce-
dencia del cobro de las letras de cambio que constituyen el título de los actores…
Argumentos contrarios a los que han basado la sentencia objeto de ejecución
provisional. Por ello, aunque la LEC, en esa idea de anteponer la efectividad de la sen-
tencia al posible riesgo de no restitución, establezca una estricta limitación en las causas de
oposición a la ejecución provisional, ello no puede llevar a un sistema aberrante de ejecución
automática e indiscriminada cuando, como es el caso, es más que previsible que el pronun-
ciamiento judicial que se ejecuta vaya a quedar sin efecto. Con base en tales razonamientos
ha de interpretarse el requisito fáctico de la imposibilidad de restauración o compensación
del art. 528 LEC, estimándose muy probable la necesidad de proceder a la devolución de las
cantidades entregadas por virtud de la ejecución provisional, con el consiguiente trastorno
para ejecutantes y ejecutados. El art. 528 exige que el ejecutado indique otras medi-
das o actuaciones ejecutivas que sean posibles así como ofrecer caución suficiente
para responder de la demora en la ejecución si las medidas alternativas no fuesen
aceptadas por el tribunal. En este sentido, la ejecutada ofrece la constitución de
fianza o aval bancario para garantizar la ejecución íntegra e inmediata de la sen-
tencia, lo que se estima adecuado a las circunstancias del caso”.
272 Diego Palomo Vélez
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La ejecución provisional de las sentencias en el Proyecto de Nuevo CPC 273
I. INTRODUCCIÓN
En el año 2017 no solo se conmemoraron 100 años de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos publicada el 5 de febrero de 1917
que reformó aquella del 5 de febrero de 1857, sino también más de la
mitad de las constituciones locales cumplen entre el 2017 y este 2018 el
centenario de su promulgación. Por lo anterior, poco más de cien años de
existencia de la norma superior federal y de la mayoría de aquellas locales,
resulta pertinente reflexionar sobre la importante autonomía que la Cons-
titución de 1917 le otorgó a las Entidades Federativas, una autonomía que
de forma paulatina ha ido disminuyendo. Por otro lado, basta mencionar
los ordenamientos nacionales como el Código Nacional de Procedimien-
tos Penales1, las leyes generales en materia de educación2, disciplina finan-
*
Secretario Técnico Comisión de Justicia Cámara de Diputados H. Congreso de la
Unión de la LXIII Legislatura, México.
Maestro en Derecho Parlamentario con mención honorífica, Facultad de Dere-
cho de la Universidad Autónoma del Estado de México. Licenciado en Derecho
con mención honorífica, Facultad de Derecho y Criminología de la Universidad
Autónoma de Nuevo León. Estudios en derecho público comparado, Universi-
dad de Boloña y derechos fundamentales, Universidad Complutense de Madrid.
Miembro profesor de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad de Bolo-
ña y miembro de la Sociedad Jurídica Internacional Phi Delta Phi.
Correo Electrónico: emanuel.lopezsaenz@gmail.com.
1
Esto con las reformas constitucionales publicadas en el Diario Oficial de la Fede-
ración el 18 de junio de 2008 y 8 de octubre de 2013, esta última por la que se
faculta al congreso para expedir la legislación procedimental penal única.
2
Surge derivado de la reforma constitucional en materia educativa, publicada en el
Diario Oficial de la Federación de fecha 26 de febrero de 2013.
276 Emanuel López Sáenz
3
Con motivo de la reforma constitucional, publicada en el Diario Oficial de la Fe-
deración en fecha 26 de mayo de 2015.
4
Derivado de la reforma constitucional, publicada en el Diario Oficial de la Fede-
ración, 27 de mayo de 2015.
5
SODI CUELLAR (2015), pp. 10.
6
Artículo 40 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
7
CAMACHO QUIROZ (2015).
8
VALADÉS (1998), pp. 25.
9
ASTUDILLO, Reyes (2006), pp. 44.
10
Reforma publicada en Decreto no. 53 en la Gaceta Oficial del Estado de Veracruz,
el 3 de febrero de 2000. u.
La Justicia Constitucional Local en los Sistemas Federales: El Caso Mexicano 277
11
SACCO (1991), pp. 343; SACCO (1992), pp. 43; PEGORARO (2013); ENRÍQUEZ
FUENTES (2010), pp. xix.
12
[Fecha de consulta: 28 de diciembre de 2018] [Disponible en: https://www.scjn.
gob.mx/pleno/secretaria-general-de-acuerdos/justicia-constitucional-local/legis-
lacion; http://sitios.te.gob.mx/mesas_redondas/].
278 Emanuel López Sáenz
13
Artículo 22, Apartado B de la Ley Reglamentaria del artículo 88 fracción IV de la
Constitución Política del Estado de Campeche.
14
El 29 de junio de 2013 se crea la Sala Constitucional, por Decreto publicado en el
Periódico Oficial del Estado, por el que se reformó la constitución local y la Ley
Orgánica del Poder Judicial del Estado.
15
El 29 de abril de 2017 se elimina del marco constitucional la Sala Constitucional y
sus mecanismos.
La Justicia Constitucional Local en los Sistemas Federales: El Caso Mexicano 279
16
Artículo 13 fracción. V de la Ley Reglamentara de la Fracción. III del Artículo 104
de la Constitución Política del Estado de Sinaloa.
17
Artículo 100, fracción IV de la Constitución Política del Estado Libre y Soberano
de Zacatecas.
18
Artículo 12, fracción II de la Ley Orgánica del Poder Judicial del Estado de
Zacatecas.
280 Emanuel López Sáenz
19
Con la reforma constitucional en materia político-electoral de fecha 10 de febrero
de 2014, ahora los diputados locales podrán reelegirse hasta por tres periodos
consecutivos.
282 Emanuel López Sáenz
así como la votación de las dos terceras partes de los integrantes quienes
aprueben la designación (61%). e) Sobre la duración. Respecto de la dura-
ción de la función jurisdiccional se puede observar que el 50% de las Enti-
dades contempla un rango de permanencia inicial de entre 7 a 14 años, el
67% contempla expresamente la reelección, pero solo el 44.5% señala la
duración de la misma, y que igualmente el 44.5% de las Entidades Federa-
tivas contemplan entre 15 años o más de permanencia de sus magistrados
contando el periodo ordinario y de reelección.
Con base en lo expuesto, a continuación se presentan una tabla con un
ranking del grado de independencia e imparcialidad de las 18 Entidades
Federativas:
Durango
2º 18 puntos
Oaxaca
Tabasco
Nuevo León
Quintana Roo
3º Tamaulipas 16 puntos Entidades en la media
Veracruz
Yucatán
284 Emanuel López Sáenz
cer las formas y criterios tan diversos de su regulación a nivel local, es ne-
cesario conocer el contenido constitucional y de la legislación secundaria
aplicable de los mecanismos de control constitucional previstos en las 18
entidades federativas a fin de responder a las siguientes cuestiones: ¿Cuán-
tos mecanismos de control constitucional existen en la totalidad de las 18
Entidades?, ¿Cuántos mecanismos existen en cada entidad federativa en
su norma constitucional?, ¿Cuántos mecanismos existen en sus legislacio-
nes secundarias?, ¿Quiénes contemplan controles preventivos y sucesivos, y
quienes solo sucesivos?, ¿Cuántas Entidades contemplan controles para la
protección de los derechos humanos?, ¿Cuántos sujetos legitimados están
previstos para promover el único medio de control constitucional que to-
das las entidades federativas prevén: la controversia constitucional? y ¿Cuál
es el parámetro de regularidad de control de los derechos humanos? Dicha
información ayudaría a conocer las siguientes seis categorías comparativas:
a) Con base en la cantidad de mecanismos previstos en la constitución
local se conocerá el grado de protección general a la ley suprema. Ya que
dependiendo de dicha cantidad, resultarán todas las formas y medios al
alcance del gobernado y de los poderes constituidos para hacer valer los
derechos humanos de aquéllos y las facultades expresas conferidas a éstos.
b) Con base en la cantidad de mecanismos constitucionales previstos en
la legislación secundaria se conocerá el grado efectivo de protección de
la ley suprema. Ya que pese a que existan medios de control previstos en
la constitución, de no ser que en efecto se encuentren regulados en una
ley secundaria, se violentaría el derecho humano de acceso efectivo a la
justicia, al no estar previstas las normas procesales correspondientes para
poder activar y acceder al mecanismo de control específico. c) Con base
en la existencia de medios preventivos y sucesivos se conocerá la tempo-
ralidad de acceso a la justicia constitucional. Es relevante la existencia de
medios preventivos, ya que permiten que se realice un control de constitu-
cionalidad antes de que se actualice la violación a la norma, lo cual genera
un mayor acceso a la justicia, adicionalmente a los mecanismos sucesivos.
d) Con base en la previsión de controles protectores de los derechos hu-
manos se conocerá el grado de acceso a la justicia protectora a la digni-
dad humana. Es fundamental la existencia de mecanismos tendientes a
garantizan los derechos reconocidos en el parámetro de regularidad de los
derechos humanos y que son inherentes a toda persona, como lo son los
juicios de protección de derechos humanos o el control difuso de constitu-
cionalidad y convencionalidad. e) Con base en la cantidad de sujetos con
legitimación activa sobre las controversias constitucionales, se conocerá el
grado de acceso a la justicia constitucional por el tipo de sujeto. Relevan-
te es conocer cuántos sujetos tienen la posibilidad de acudir a un medio
286 Emanuel López Sáenz
V CONCLUSIONES
El análisis aquí desarrollado y los planteamientos propuestos como solu-
ción, buscan ser un punto de partida para seguir enriqueciendo el diálogo
en pro de la justicia constitucional local, para su consolidación.
Sin duda, por las circunstancias actuales del paradigma constitucional
mexicano, es necesario que la discusión y estudio siga en el campo aca-
démico como en el foro judicial, e igual de relevante es la discusión en
el ámbito legislativo20, es decir al interior del Congreso de la Unión, con
la finalidad de dar certeza y solidez a estas instituciones jurisdiccionales
locales protectoras de sus constituciones a través de su regulación en la ley
suprema general.
20
Iniciativa suscrita por integrantes de los Grupos Parlamentarios del PRI, PAN,
PRD, MORENA, MC, y NA, publicada en gaceta parlamentaria publicada el 20 de
marzo de 2018, en la que se señala que “De forma preliminar, es menester señalar que
la presente iniciativa es autoría del ciudadano Emanuel López Sáenz, quien la ha propuesto
por medio de una petición legislativa presentada ante esta honorable asamblea”. [Fecha
de consulta: 28 de diciembre de 2018] [Disponible en: http://gaceta.diputados.
gob.mx/Gaceta/63/2018/mar/20180320-V.html#Iniciativa5]; http://www5.
diputados.gob.mx/index.php/esl/Comunicacion/Agencia-de-Noticias/2018/
Abril/25/9902-Aprueba-Comision-de-Puntos-Constitucionales-ocho-dictame-
nes-para-reformar-la-Carta-Magna-como-la-eliminacion-de-la-figura-de-arraigo;
y http://www5.diputados.gob.mx/index.php/esl/Comunicacion/Boleti-
nes/2018/Marzo/30/5158-Legislar-en-materia-de-Justicia-Constitucional-Local-
para-tener-mayor-acceso-a-ella.
La Justicia Constitucional Local en los Sistemas Federales: El Caso Mexicano 291
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La LO 15/2015 y la desnaturalización
del Tribunal Constitucional
I. INTRODUCCIÓN
El 16 de septiembre de 2015, un mes antes de que concluyese la X legis-
latura (en la que el Partido Popular disfrutaba de mayoría absoluta en el
Parlamento), se tramitaba por el procedimiento de lectura única una Ley
Orgánica para reforzar las competencias del Tribunal Constitucional en
materia de ejecución de sus propias Sentencias.
El contexto y trasfondo político de esta modificación es —como de-
muestran los debates parlamentarios1— el desafío soberanista catalán, que
*
Profesor Serra Hunter de Derecho Constitucional, Universitat de Lleida. Correo
electrónico: manuelfondevila@dpub.udl.cat.
1
Durante la presentación de la Proposición de Ley, el representante del Grupo Par-
lamentario Popular afirmó: “De este modo, cuando el Tribunal Constitucional,
señorías, solicita en un fallo (sic) una acción positiva por parte de un poder públi-
co y este responde con una consciente inactividad, se produce el incumplimiento
y el desacato por su explicita negativa a dar cumplimiento a lo dispuesto, ya sea
a través de la omisión dolosa de lo exigido o simplemente rehusando proceder a
la derogación de la ley o actos autonómicos reprobados por el Tribunal Constitu-
cional” y, tras poner algunos ejemplos, continuaba poco después “En todos estos
casos la Generalitat de Catalunya ha puesto y está poniendo de manifiesto una única
actitud: el incumplimiento como respuesta, el desacato como conducta y la des-
lealtad institucional como bandera” (Diario de Sesiones del Congreso de los Diputados
Pleno y Diputación Permanente, nº 306, 16 de septiembre de 2015, p. 104).
Por su parte el representante socialista, que se oponía, al igual que toda la opo-
sición, a la aprobación de dicha norma comenzó el debate afirmando: “Estamos
aquí porque el Partido Popular y el Gobierno, sin complejos, han decidido instru-
mentalizar una institución básica de nuestra arquitectura constitucional en plena
campaña de elecciones en Cataluña” (ibídem., p. 107).
294 Manuel Fondevila Marón
8
Vid., HERNÁNDEZ (2016).
9
Vid., ALVAREZ (2018), p. 9.
10
Vid., LÓPEZ (2017).
11
Vid., BIGLINO (2018).
296 Manuel Fondevila Marón
12
Vid., art. 87 LOTC, en la redacción otorgada por la LO 15/2015.
13
La primera vez que se utilizó fue en el recurso del Gobierno contra Resolución 1/
xi del Parlamento de Cataluña, de 9 de noviembre de 2015.
14
Estas multas ya estaban previstas anteriormente (art. 95.4 LOTC), pero con una
cuantía de entre 600 y 3000 euros, por lo que el aumento resulta considerable.
La LO 15/2015 y la desnaturalización del Tribunal Constitucional 297
15
Aunque el art. 92.5 LOTC in fine también establece que: “En la misma resolución
dará audiencia a las partes y al Ministerio Fiscal por plazo común de tres días, tras
el cual el Tribunal dictará resolución levantando, confirmando o modificando las
medidas previamente adoptadas”.
298 Manuel Fondevila Marón
16
Vid. VP del Magistrado Xiol Rios a la STC 215/2016 §4.
17
“La presunción de constitucionalidad de normas con rango de ley no puede des-
virtuarse sin una justificación suficiente, no siendo admisibles impugnaciones glo-
bales carentes de un razonamiento desarrollado que las sustente” (STC 185/2016
FJ 7.c).
18
“El alcance del control de constitucionalidad sobre nuestra Ley Orgánica pre-
senta ciertas especificidades. Así, al margen de los límites del concreto proceso
utilizado, hemos de “extremar las consideraciones institucionales y funcionales
que siempre acompañan al control del legislador democrático”, siendo evidente,
en primer lugar, “que nuestro enjuiciamiento es exclusivamente de constituciona-
lidad y no político, de oportunidad o de calidad técnica”, debiendo limitarnos a
contrastar “con carácter abstracto y, por lo tanto, al margen de su posible aplica-
ción práctica los concretos preceptos impugnados y las normas y principios consti-
tucionales que integran en cada caso el parámetro de control”. En segundo lugar,
tratándose del legislador democrático, “no podemos perder de vista que la pre-
sunción de constitucionalidad ocupa un lugar destacado en el desarrollo de dicho
control, correspondiendo al recurrente no sólo ponerlo en marcha mediante el
ejercicio de su legitimación, sino concretar los motivos de la pretendida incons-
titucionalidad y colaborar con la jurisdicción constitucional”. En tercer lugar, he-
mos de tener presente, como cuestión de principio, “que el legislador no debe
limitarse a ejecutar la Constitución, sino que está constitucionalmente legitimado
para tomar todas aquellas medidas que, en el marco caracterizado del pluralismo
La LO 15/2015 y la desnaturalización del Tribunal Constitucional 299
21
“Si bien la actual regulación del Tribunal Constitucional contiene los principios
generales para garantizar la efectividad de sus resoluciones, la necesidad de adap-
tarse a las nuevas situaciones que pretenden evitar o soslayar tal efectividad obliga
a desarrollar los instrumentos necesarios para que la garantía de efectividad sea
real”.
22
Vid., PEGORARO y RINELLA, (2018), pp. 275-387.
23
Donde, en realidad, hay un modelo dual de control difuso por los jueces ordina-
rios, y concentrado en la Corte.
24
Vid., ARZOZ, (2018), p. 13.
La LO 15/2015 y la desnaturalización del Tribunal Constitucional 301
25
En concreto Raul Bocanegra afirma: “Creo que en todo caso puede suscribirse,
con Herzog, que el significado del art. 92 LOTC [se refiere al texto original que
estaba vigente en 1982] es el de atribuir al Tribunal Constitucional, como “señor
de la ejecución de sus decisiones” la competencia general para exigir a todos los
órganos del Estado y a todos los ciudadanos el cumplimiento de sus obligaciones
en el caso concreto, pero sin que esa genérica atribución de competencia lleve
consigo, en todos los casos, la puesta en sus manos de un procedimiento de ejecu-
ción forzosa de sus sentencias que, equivalente al existente en los procesos ordina-
rios, pueda ser directamente dirigido contra los altos órganos del Estado (o de las
Comunidades Autónomas) porque ello excedería la esencia de la Constitución,
en cuanto un aparato de ejecución, que hace perfecto cualquier orden jurisdic-
cional, únicamente es pensable frente a los particulares, no cuando se actúa en
relación a complejos de poder del más alto rango, en donde no pasa de ser una
utopía” (BOCANEGRA, 1982, pp. 246-247).
26
Se entiende así, al menos, desde la publicación de un trabajo clásico en la materia:
SALAS y PALOMINO (1987), p. 91.
27
Ídem.
28
Vid., supra, nota 19.
302 Manuel Fondevila Marón
29
Vid., por todos, FERNÁNDEZ (2018), p. 131.
30
Sobre esta cuestión, que abordar en profundidad nos conduciría a superar los
límites impuestos para esto trabajo, me remito a FONDEVILA (2016), p. 326 y ss.
Es, también un tema magistralmente expuesto por los primeros autores españoles
que han abordado esta cuestión [Vid., LUCAS (1984), p. 824; GARCÍA (2006), p.
201] y otros más recientes (Vid., FERRERES (2012), p. 166].
La LO 15/2015 y la desnaturalización del Tribunal Constitucional 303
V. CONCLUSIONES
La LO 15/2015 ha ampliado enormemente los poderes de ejecución de
las Sentencias del Tribunal Constitucional. Esta ley se aprobó por el proce-
dimiento de lectura única con el rechazo de todos los grupos políticos sin
31
Alguna autora ha señalado que se trata un desarrollo o casi mejor una modifica-
ción de facto del art. 155 (Vid., GONZÁLEZ (2016), p. 51).
32
Vid., VIRGALA (2005), p. 93.
304 Manuel Fondevila Marón
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306 Manuel Fondevila Marón
I. INTRODUCCIÓN
La sentencia del Tribunal Constitucional (TC) relativa a la despenali-
zación del aborto en tres causales plantea una serie de interrogantes vin-
culadas a las competencias con que éste cuenta para realizar el control de
constitucionalidad de preceptos legales, en concreto, los límites que éste
tiene para llevar a cabo su labor propia y específica, a saber, controlar del
principio de supremacía constitucional.
En efecto, en esta sentencia el TC, recurriendo a la técnica de la incons-
titucionalidad parcial, decidió suprimir determinadas expresiones del pro-
yecto de la ley, que implicaron, desde el punto de vista del precepto legal
impugnado, cambiar el sentido original previsto por el legislador, el cual
buscaba consagrar legalmente la objeción de conciencia, sólo en términos
personales y, en ningún caso, hacerla extensible a las personas jurídicas.
Por su parte, desde el punto de vista del texto constitucional, importó la
consagración de un derecho fundamental implícito extraído de la libertad
de conciencia, el derecho a la objeción de conciencia, no sólo de las perso-
nas naturales sino que también de las instituciones.
*
Doctor en Derecho, Universidad de Chile. Profesor de Derecho Constitucional y
Director de la Escuela de Derecho, en la Facultad de Humanidades de la Univer-
sidad Mayor. Correo electrónico: felipe.melendez@umayor.cl.
308 Felipe Meléndez Ávila
1
FIORAVANTI (2001), pp. 85-86.
2
ARAGÓN (1987), p. 17.
3
KELSEN (1995), p. 219.
4
GARCÍA DE ENTERRÍA (1994), pp. 95-96.
La objeción de conciencia institucional 309
to, a posteriori, por vía principal, ex nunc y con efecto erga omnes5. En este
contexto, el TC ejercería un control jurídico, por llevar a cabo su misión
en términos semejantes a las de un órgano jurisdiccional, lo que se aprecia
en la aplicación de normas constitucionales sobre normas de rango legal,
por medio del silogismo judicial. Pero, por otro lado, también ejercería
una especie de órgano político, en el entendido que el TC participa de la
función legislativa, ya que a través de una decisión estimatoria de inconsti-
tucionalidad, éste puede eliminar una ley del ordenamiento jurídico con
efectos generales erga omnes, en términos similares al acto de derogación
parlamentaria. En tal sentido, Kelsen sostiene que el TC oficiaría, en este
caso, como un legislador negativo, pero, a diferencia del Parlamento, obra-
ría de tal forma no por un tema de oportunidad o mera liberalidad, sino en
aplicación del principio de supremacía constitucional6.
De esta manera, para Kelsen una sentencia emanada del Tribunal Cons-
titucional, en el marco del control de constitucionalidad de la legislación
importaría un acto tanto de aplicación —de la constitución— como de
creación de derecho —en el acto de la derogación—, dejando en claro las
particularidades de éste órgano en la función legislativa. Con todo, el autor
austríaco delimita cuidadosamente esta prerrogativa pensada, principal-
mente, para ser ejercida en el marco de constituciones orgánicas, carentes
de declaraciones de derechos, ya que en tales casos, existiría el riesgo de
que éste termine suplantando la labor del Parlamento, transformándose
en un legislador en sentido positivo7.
Tras la segunda postguerra, este modelo fue adoptado por buena parte
de los países adscritos a la tradición europeo-continental, sin perjuicio que
también se fueron introduciendo diversos cambios o adiciones, de acuerdo
a la realidad normativa y necesidades prácticas de cada país que, de cierta
forma, comenzaron a alejarse del diseño kelseniano de los años 20. En
efecto, el ámbito de competencias de los tribunales constitucionales co-
menzó paulatinamente a ampliarse a otras fuentes del derecho, como las
sentencias judiciales y los reglamentos, así como a diversas actuaciones de
los poderes públicos vulneratoria de los derechos fundamentales8, tras el
advenimiento del denominado constitucionalismo de los derechos9.
5
CAPPELLETTI (1966), pp. 34-55.
6
KELSEN (2014), pp. 276.
7
KELSEN (2011), pp. 159-161.
8
RUBIO LLORENTE (2012), pp. 1266-1267.
9
PRIETO SANCHÍS (2004), p. 48.
310 Felipe Meléndez Ávila
10
FERRERES (2000), pp. 30-33.
11
RUBIO LLORENTE (2012), p. 1266.
La objeción de conciencia institucional 311
esta manera, agrega el autor, “la disposición es (parte de) un texto aún por
interpretar; la norma es (parte de) un texto interpretado”12.
La distinción disposición-norma, por tanto, resalta el valor fundamen-
tal de la interpretación en el proceso de control de constitucionalidad de
la legislación, y con ello, el rol del intérprete constitucional —el tribunal
constitucional— no limitándolo a los casos oscuros, dudosos (exégesis),
o difíciles (Hart, Dworkin), sino que haciendo posible el proceso herme-
néutico a todo evento. En tal sentido, este enfoque posibilita que el tribu-
nal constitucional ejerza su labor determinando una interpretación que se
ajuste con lo establecido en la Constitución, con potestas —no con simple
autoritas como ocurre con la doctrina— determinado el o los sentidos po-
sibles que configuran la ley objeto de control.
Con todo, la práctica jurisprudencial de las sentencias atípicas plantea
una serie de problemas, principalmente, vinculados a su legitimidad, por
cuanto, a través de ellas, el TC está yendo más allá de su diseño original,
para operar como un verdadero legislador en sentido positivo. Al respecto,
la experiencia comparada muestra que los tribunales han recurrido a di-
versos criterios de fundamentación para sustentar este tipo de decisiones,
al tiempo que han establecido una gradualidad en su utilización, pudiendo
apreciarse diversas tipologías, como se verá más adelante.
Dentro del fundamento de este tipo de decisiones se encuentra el prin-
cipio de interpretación conforme con la Constitución, que de acuerdo a lo
señalado por García de Enterría, consiste en que “antes de que la Ley sea
declarada inconstitucional, el juez que efectúa el examen tiene el deber de
buscar en vía interpretativa una concordancia con dicha Ley con la Cons-
titución”. En el caso del Tribunal Federal Constitucional alemán “es válido
el principio de que una Ley no debe ser declarada nula cuando puede ser
interpretada en consonancia con la Constitución”13.
De este principio, se deriva el principio de presunción de constitucio-
nalidad de la obra del legislador, que para García de Enterría implica tres
aspectos: “primero, una confianza otorgada al legislativo en la observan-
cia y en la interpretación correcta de los principios de la Constitución;
en segundo término, que una ley no puede ser declara inconstitucional
más que cuando no exista «duda razonable» sobre su contradicción con la
Constitución; tercero, que cuando una Ley esté redactada en términos tan
12
GUASTINI (2011), p. 136.
13
GARCÍA DE ENTERRÍA (1994), p. 96.
312 Felipe Meléndez Ávila
14
GARCÍA DE ENTERRÍA (1994), p. 96.
15
NOGUEIRA (2004), p. 136.
La objeción de conciencia institucional 313
16
BON (1998), p. 162.
17
ROMBOLI (1996), p. 65.
18
PRESNO Y CAMPIONE (2010), p. 89.
314 Felipe Meléndez Ávila
19
GUASTINI (2001), pp. 276-277.
20
PRESNO Y CAMPIONE (2010), p. 88.
21
ROMBOLI (1996), p. 65.
22
MARTÍN DE LA VEGA (2003), p. 221.
23
Al respecto, véase: Martín de la Vega (2003), pp. 262-270 y 286-324.
24
PRESNO Y CAMPIONE (2010), p. 88.
La objeción de conciencia institucional 315
25
GROPPI (2003), pp. 494-495.
26
ROMBOLI (1996), p. 75.
316 Felipe Meléndez Ávila
este mismo derecho gozará el resto del personal al que corresponda desarro-
llar sus funciones al interior del pabellón quirúrgico durante la intervención.
En este caso, el establecimiento tendrá la obligación de reasignar de inmedia-
to otro profesional no objetante a la paciente. Si el establecimiento de salud
no cuenta con ningún facultativo que no haya realizado la manifestación de
objeción de conciencia, deberá derivarla en forma inmediata para que el pro-
cedimiento le sea realizado por quien no haya manifestado dicha objeción.
El Ministerio de Salud dictará los protocolos necesarios para la ejecución de
la objeción de conciencia. Dichos protocolos deberán asegurar la atención
médica de las pacientes que requieran la interrupción de su embarazo en con-
formidad con los artículos anteriores. La objeción de conciencia es de carácter
personal y podrá ser invocada por una institución»”.
27
NOGUEIRA (2004), pp. 134-157; ZAPATA (2006), pp. 175-187; AVILÉS (2010),
pp. 211-225.
28
ZAPATA (2006), p. 178.
318 Felipe Meléndez Ávila
29
La temática de los derechos implícitos ha sido desarrollada por la doctrina na-
cional, identificando detractores como promotores de ellos. Al respecto véase,
respectivamente: CANDIA (2015), pp. 873-902; NOGUEIRA (2007), pp. 245-285.
30
Considerando 123°
31
Considerando 130°
La objeción de conciencia institucional 319
32
Considerando 136°
33
Los Ministros señores Carlos Carmona Santander y Gonzalo García Pino estuvie-
ron por rechazar los requerimientos de autos en lo concerniente a la impugna-
ción en materia de objeción de conciencia.
320 Felipe Meléndez Ávila
V. CONCLUSIONES
La justicia constitucional surge como un mecanismo jurídico des-
tinado a controlar los límites trazados por la constitución del consti-
tucionalismo. Para ello, el sistema europeo continental estableció tri-
bunales o cortes constitucionales encargados de ejercer el control de
constitucionalidad de la legislación, a través del binomio clásico o típico
constitucional-inconstitucional.
La práctica jurisprudencial, en cambio, da cuenta de una realidad di-
versa, ya que dicho binomio clásico, que permitió caracterizar al Tribunal
Constitucional como un legislador negativo, fue complementando pau-
latinamente a través de las denominadas sentencias atípicas. Ellas se ca-
racterizan, en cuanto a su estructura, por la distinción disposición-norma,
esquema que abre el abanico de posibilidades para que el TC pueda ac-
tuar también como un legislador positivo, ya sea condicionado el sentido y
alcance de los preceptos objeto de control, o bien manipulando derecha-
mente los textos normativos emanados del legislador.
Sin embargo, esta caracterización no es tan simple, por cuanto las deci-
siones atípicas tienen un carácter plural, identificándose distintos grados
de intensidad en su utilización. Asimismo, que determinadas categorías de
ellas han sido perfectamente tolerables a nivel comparado, como las con-
dicionales, mientras que otras, como las manipulativas, han sido objeto de
fuertes cuestionamientos, al punto que han terminado mutando a decisio-
nes más deferentes con los restantes poderes públicos (sentencias aditivas
de principios).
La sentencia del Tribunal Constitucional analizada no escapa a la rea-
lidad presente a nivel comparado, ya que en ella se expresa una decisión
atípica manipulativa aditiva. Ello por cuanto, a través de la técnica de la
inconstitucionalidad parcial, no sólo altera el sentido querido por el legis-
lador, de prohibir la objeción de conciencia institucional, sino que el enun-
ciado mismo, al suprimir la expresión “en ningún caso”, posibilitando con
ello ampliar esta excepción al derecho de la libertad de conciencia, a las
personas jurídicas. En tal sentido, la sentencia en cuestión, terminó dictan-
34
Consideración 100°
La objeción de conciencia institucional 321
BIBLIOGRAFÍA
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La objeción de conciencia institucional 323
JURISPRUDENCIA
Sentencia Tribunal Constitucional de Chile, 28 de agosto de 2017 (control preventivo
facultativo), Rol 3729 (3751) - 2017.
El Derecho al Olvido ante la
Corte Suprema en Chile: desde su
reconocimiento a su denegatoria
I. INTRODUCCIÓN
La Corte Suprema ha revertido lo que pareció ser una línea abierta en
lo que hoy en el mundo se denomina “el derecho al olvido” en la web, me-
diante lo que fue su sentencia Rol Nº 22.243-2015, de 21 de enero de 2016,
en cuyo considerando 5° reconoció expresamente la existencia y justiciabi-
lidad del tal derecho fundamental, siguiendo doctrina hispana, al señalar
que “siguiendo al autor catalán Pere Simón Castellano, “frente a las ingentes
posibilidades que ofrece la informática, el derecho al olvido pretende garantizar la
privacidad, el libre desarrollo y la evolución de las personas, evitando la persecución
constante del pasado. Así, cuando hablamos de “derecho al olvido” hacemos referen-
cia a posibilitar que los datos de las personas dejen de ser accesibles en la web, por
petición de las mismas y cuando estas lo decidan; el derecho a retirarse del sistema y
eliminar la información personal que la red contiene” (Castellano, Pere Simón: “El
régimen constitucional del derecho al olvido en Internet”, en “Neutralidad de la red y
otros retos para el futuro de Internet. Actas del VII Congreso Internacional Internet,
Derecho y Política. Universitat Oberta de Catalunya, Barcelona, 11-12 de julio de
2011”, Huygens Editorial, Barcelona, 2011, pp. 391-406”)”.
*
Magister en Derecho Constitucional, Profesor Derecho Constitucional Universi-
dad San Sebastián, Profesor Derecho Procesal Universidad de Chile. Correo elec-
trónico: rodrigopica@hotmail.com.
326 Rodrigo Pica Flores
1
El texto completo de la sentencia se encuentra en [Fecha de consulta: 29 de oc-
tubre de 2018] [Disponible en: https://www.tribunalconstitucional.es/NotasDe-
PrensaDocumentos/NP_2018_060/2016-2096STC.pdf].
328 Rodrigo Pica Flores
2
[fecha de consulta: 29 de octubre de 2018] [Disponible en: https://eur-lex.euro-
pa.eu/legal-content/ES/TXT/PDF/?uri=CELEX:32016R0679&from=ES].
El Derecho al Olvido ante la Corte Suprema en Chile 331
3
NOGUEIRA (2006), p. 451.
334 Rodrigo Pica Flores
4
NOGUEIRA, H. op. cit, p. 458.
5
MUÑOZ, A. (2015), pp. 215-261.
6
La expresión no es mía, la utiliza ZARATE (2013), p. 2.
El Derecho al Olvido ante la Corte Suprema en Chile 335
7
LETURIA (2016) [fecha de consulta: 21 de agosto de 2018] [Disponi-
ble en: https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-
34372016000100005&lng=es&nrm=iso. ISSN 0718-437. http://dx.doi.
org/10.4067/S0718-34372016000100005].
8
CORRAL T, (2017) [fecha de consulta: 21 de agosto de 2018] [Disponible en
www.rjd.uandes.cl/index.php/rjduandes/article/view/7/39].
336 Rodrigo Pica Flores
9
Entre los pasajes relevantes de la sentencia de 1ª instancia, cabe mencionar:“no
existe una norma que obligue a las recurridas a eliminar de su motor de búsqueda
en el caso de Google, o de sus sitios de internet, en el caso de las demás recurridas,
una noticia que en su oportunidad fue comunicada en el ejercicio de la libertad
de expresión” y “la historia no se borra ni se elimina, por el contrario debe pre-
servarse, y parte importante de ella está constituida por los registros noticiosos”
y que la existencia de diversas sentencias, nacionales y extranjeras “más bien de-
muestran que no existe una consagración legal expresa del llamado “derecho al
olvido”, que tampoco hay parámetros objetivos para decidir cuándo se accede a él
y cuando no”.
El Derecho al Olvido ante la Corte Suprema en Chile 337
10
No es objetivo de este trabajo, ni es la sede idónea, para proceder a la problemá-
tica de cómo cuantificar la “relevancia pública” de un asunto.
El Derecho al Olvido ante la Corte Suprema en Chile 339
11
Nuevamente se ve la necesidad de considerar dicho concepto como dinámico y
no estático en el tiempo.
El Derecho al Olvido ante la Corte Suprema en Chile 341
12
PAZOS CASTRO (2016). Dicho autor propone dejar de lado la expresión “dere-
cho al olvido” y sustituirla por “derecho a la oscuridad digital”.
342 Rodrigo Pica Flores
VI. CONCLUSIONES
1) El derecho al olvido en la jurisprudencia de la Corte Suprema ha
tenido un giro relevante: desde su reconocimiento a su denegación.
2) Los temas ligados al derecho al olvido han sido abordados por la Cor-
te Suprema en clave conflictivista, entre libertad de informar y garantías de
honra e intimidad.
El Derecho al Olvido ante la Corte Suprema en Chile 343
BIBLIOGRAFÍA
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La protección por el juez constitucional de los
Derechos Fundamentales de las Comunidades
Vulnerables. El Caso Colombiano
I. INTRODUCCIÓN
La competencia de las jurisdicciones constitucionales de anular las leyes
emitidas por el Órgano legislativo cuando estas son contrarias a la Cons-
titución, aun cuando buscan proteger los derechos de los ciudadanos, ha
sido una cuestión altamente discutida en los Estados que han adoptado
una justicia constitucional. Esto se debe, a que en estos lugares la jurisdic-
ción constitucional, que no es elegida popularmente, puede anular la ley
y de esta forma desconocer la voluntad del Órgano que, siendo elegido
por el pueblo, es encargado de representar su voluntad. Esta situación se
conoce en la doctrina comparada como la dificultad contra mayoritaria de
las jurisdicciones constitucionales (counter-majoritarian difficulty)1.
*
Doctor en Derecho de la Université Panthéon-Assas (Paris II-Francia). Coordina-
dor de la Maestría en Derecho de la Universidad de Medellín (Colombia). Direc-
tor de la línea de investigación en estructura y funcionamiento del Estado. Correo
electrónico: sosilva@udem.edu.co.
El presente artículo es producto del proyecto de investigación sobre “La suprema-
cía interpretativa de las jurisdicciones constitucionales”, de la línea de investiga-
ción en estructura y funcionamiento del Estado, adscrita al grupo de investigacio-
nes jurídicas de la Universidad de Medellín.
Las citas de referencias en lengua extranjera fueron traducidas por el autor.
1
La dificultad contra mayoritaria se produce, porque “en la medida en que la
democracia implica una respuesta a la voluntad popular, [es difícil de explicar]
¿cómo una rama del gobierno cuyos miembros no rinden cuentas ante el pueblo,
346 Sergio Orlando Silva Arroyave
6
En el caso colombiano es necesaria la revisión de la protección de las minorías en
los Estados Unidos, puesto que la protección de estos grupos por el juez consti-
tucional colombiano encuentra su origen en la doctrina defendida por la Corte
suprema norteamericana. Romero (2011), p. 156.
7
LANDAU (2015), p. 161 y s.
8
ZOLLER (2010), p. 241.
9
Ibíd, p. 241. Esta “regla consistía en que la inconstitucionalidad de una ley solo de-
bía ser pronunciada cuando se observara en un caso muy claro (a very clear cas)”.
Ibíd, p. 241. Ver: Hylton v. United Stated, (1796) 3 US, 3 Dallas, 171 y Calder v. Bull,
(1798) 3 US, 3 Dallas, 386.
348 Sergio Orlando Silva Arroyave
10
(1821) 19 U.S., 6 Wheat. 264.
11
ZOLLER (2010), p. 152.
12
Ibíd, p. 153. Ver: Lochner v. New York, (1905) 198 U.S. 45.
13
ZOLLER (2010), p. 157.
14
N.L.R.B. v. Jones & Laughlin Steel Corp. (1937) 301 U.S. 1, 30.
La protección por el juez constitucional de los Derechos Fundamentales de las Comnidades... 349
15
ZOLLER (2010), p. 245.
16
Ibíd, p. 157.
17
Ver: West Virginia State Board of Education v. Barnette (1943) 319 U.S. 624, 630.
18
ZOLLER (2010), p. 266.
19
Así, la Corte parece aceptar finalmente que “no le corresponde a ella proteger
directamente [los derechos a la propiedad y a la libertad contractual], porque
tenía claro que estos derechos debían ser finalmente defendidos en las urnas a
través del voto y no por los jueces a través de acciones en justicia y de la garantía
del debido proceso”. Ibíd, p. 267.
350 Sergio Orlando Silva Arroyave
20
Ibíd, p. 268.
21
Ibíd, p. 269.
22
Ibíd, p. 270.
23
Estas minorías tienen “como rasgo fundamental el hecho de que se [encuentran]
desprotegidas en el proceso político de una democracia, es decir, que [son] gru-
pos que carec[en] de la posibilidad de influir en las decisiones políticas del Esta-
do como consecuencia de un defecto estructural de los sistemas políticos mayori-
tarios”. Romero (2011), p. 158.
24
ZOLLER (2010), p. 270. Ver nuestro otro estudio sobre la Noción de Activismo
judicial.
La protección por el juez constitucional de los Derechos Fundamentales de las Comnidades... 351
25
(1944) 323 U.S. 214. Ver también: Oyama v. California, (1948) 332 U.S. 633.
26
(1967) 388 U.S. 11. Este control estricto de constitucionalidad ha sido también
empleado por la Corte suprema de los Estados Unidos, en la Sentencia Graham
v. Richardson de 1971 (403 U.S. 365), con la finalidad de analizar si una ley que
realizaba discriminaciones en razón de la ciudadanía o extranjería era contraria
o conforme a la Constitución. Igualmente, en la Sentencia Craig v. Boren de 1976
(429 U.S. 190), la Corte suprema realiza este control intenso con la finalidad de
identificar si las distinciones hechas en razones de sexo para definir la edad mí-
nima a partir de la cual se puede comprar licor eran conformes o contrarías a la
Constitución. Finalmente, la Corte suprema en la Sentencia Trimble v. Gordon de
1977 (430 U.S. 762), realizó un control estricto con la finalidad de identificar si
era conforme a la Constitución una ley que impedía a los hijos ilegítimos reclamar
la herencia de sus padres.
352 Sergio Orlando Silva Arroyave
27
Yoshino, (2009), p. 10.
28
Ibid, p. 10.
29
“Las minorías discretas e insulares son grupos minoritarios que no están deter-
minados previamente sino que deben identificarse en un contexto específico de-
bido a que es probable que algunos de estos grupos logren una inclusión social
mientras otros continúan con la exclusión o que, simplemente, aparezcan nuevos
grupos que se ubiquen en esa situación”. ROMERO (2011), pp. 158-159.
30
ARCKEMAN (2009), p. 129.
31
ROMERO (2011), p. 160.
La protección por el juez constitucional de los Derechos Fundamentales de las Comnidades... 353
de proteger a las mismas minorías que han sido protegidas en los Estados
Unidos.
32
Sentencia C-600A de 1995, N° 15.
33
Sentencia C-070 de 1996, N° 14.
34
Sentencia C-100 de 1996, N° 10. “El principio de conservación del derecho ma-
terializa el reconocimiento de que el legislador es el legítimo representante de
la voluntad popular y de que al derecho, como cuerpo normativo de regulación
social, debe reconocérsele un mínimo de estabilidad que le permita cumplir con
su cometido institucional”. Sentencia C-1153 de 2005.
35
Sentencia C-067 de 1997, N° 11.
354 Sergio Orlando Silva Arroyave
36
En desarrollo de estos principios, la Corte constitucional se ha permitido corregir,
por ejemplo, los defectos del lenguaje utilizado por el legislador. Ver: Sentencia
C-320 de 1997, N° 9.
37
Sentencia C-093 de 2001, N° 4.
38
Ibíd., N° 5.
39
La voluntad del legislador debe ser respetada, porque “el principio democrático
supone la idea de alternación y esta solo se cumple si es posible que se debata
en el panorama político con ideas y doctrinas diferentes a partir de las cuales la
voluntad popular, representada en las urnas elija la que a su juicio desarrolle de
mejor manera los conceptos de justicia que encierra la Carta política”. Ibíd., N° 11.
La protección por el juez constitucional de los Derechos Fundamentales de las Comnidades... 355
termina por vaciar la función normativa del Legislador, con lo cual no sólo
se desconoce el pluralismo político, sino que se afecta la propia capaci-
dad del ordenamiento jurídico para regular en forma diferenciada la vida
en sociedad. Pero, de otro lado, un análisis constitucional de la igualdad
demasiado flexible y amplio puede hacer perder toda eficacia jurídica al
principio de igualdad, que es una norma y un derecho fundamental de
aplicación inmediata (CP art. 13), cuya integridad y supremacía debe ser,
entonces, garantizada por el juez constitucional”40.
De esta manera, acercándose a la política jurisprudencial fijada por la
Corte suprema de los Estados Unidos, la Corte constitucional colombiana
analiza la conformidad de la ley a la Constitución a través de un control
con “tres niveles de intensidad: (i) por regla general, se aplica un control
débil o flexible, en el cual el estudio se limita a determinar si la medida
adoptada por el legislador es potencialmente adecuada o idónea para al-
canzar un fin que no se encuentra prohibido por la Constitución; (ii) el jui-
cio intermedio se aplica a escenarios en los que la autoridad ha adoptado
medidas de diferenciación positiva (acciones afirmativas). En este análisis
el examen consiste en determinar que el sacrificio de parte de la población
resulte proporcional al beneficio esperado por la medida frente al grupo
que se pretende promover; (iii) por último, el examen estricto se efectúa
cuando el legislador, al establecer un trato discriminatorio, parte de cate-
gorías sospechosas, como la raza, la orientación sexual o la filiación políti-
ca. En tal caso, el legislador debe perseguir un fin imperioso, y la medida
debe mostrarse como la única adecuada para lograrlo”41.
El control débil o flexible, que se realiza a través del test leve de razona-
bilidad, es aplicado por la Corte constitucional “en ciertos casos que versan
exclusivamente sobre materias 1) económicas, 2) tributarias o 3) de polí-
tica internacional, sin que ello signifique que el contenido de una norma
conduzca inevitablemente a un test leve”42. El control o test intermedio es
aplicado por la Corte constitucional cuando analiza ciertas medidas legis-
lativas que afectan ligeramente el goce de un derecho prestacional protegi-
do por la Constitución, o “cuando existe un indicio de arbitrariedad que se
refleja en la afectación grave de la libre competencia”43. El control o test es-
tricto de razonabilidad es aplicado por la Corte constitucional: “1) cuando
40
Ibíd., N° 16.
41
Sentencia C-520 de 2016, N° 1.14.
42
Ibíd., N°1.18.2.
43
Ibíd.
356 Sergio Orlando Silva Arroyave
44
Ibíd.
45
Sentencia T-150 de 2002, N° 3.3.
46
ROMERO (2011), p. 166.
47
Sentencia T-217 de 2004, N° 13.4.
48
ROMERO (2011), pp. 164-165.
La protección por el juez constitucional de los Derechos Fundamentales de las Comnidades... 357
49
Sentencia T-884 de 2006, N° 23.
50
ROMERO (2011), p. 167.
51
Sentencia T-059 de 1999, N° 5.
52
Sentencia SU-214 de 2016, N° 9. Aunque, en la Sentencia C-577 de 2011 la Corte
afirmó que las parejas del mismo sexo son una “minoría tradicionalmente despro-
tegida” (N° 2.2). Sin embargo, en esta decisión no explica las razones de porque
se consideran así.
358 Sergio Orlando Silva Arroyave
53
Sentencia SU-214 de 2016, N° 10.
La protección por el juez constitucional de los Derechos Fundamentales de las Comnidades... 359
54
Sentencia C-077 de 2017, N° 10.
55
Ibid, N° 10.
56
Sentencia T-606 de 2015, N° 7,3.
360 Sergio Orlando Silva Arroyave
57
Sentencia C-077 de 2017, N° 9. Ver: Peláez (2014), pp. 135-136.
58
Sentencia C-077 de 2017, N° 9.
59
CUERVO, (2016), p. 6.
60
Parece ser esta la razón por la cual Xiomara Romero a afirmado que “en el tema
de minorías las Sentencias de la Corte Constitucional no son muy numerosas”.
(Romero (2011), p. 165), cuando en realidad muchas de las decisiones que han
protegido estos grupos lo han hecho invocando la doctrina de sujetos de especial
protección”. Ver: Peláez (2014), p. 142.
La protección por el juez constitucional de los Derechos Fundamentales de las Comnidades... 361
61
Sin embargo, la protección de los grupos vulnerables por la Corte constitucional
genera también problemas, “por cuanto sus decisiones judiciales sobre la especial
protección adolecen de dispersión, desorganización, superproducción, aplicabili-
dad solo al caso concreto, tienen problemas de exigibilidad, gozan de un lenguaje
demasiado técnico y difícil de entender y apropiar por los sujetos de especial
protección y son vistas como una vía contra mayoritaria que coloca en riesgo la
democracia”. Ibid, p. 129.
62
Sentencia C-077 de 2017, N° 44.
63
Ibid, N° 47. Para la Corte “los persistentemente elevados índices de desempleo,
las condiciones estructurales de pobreza y la situación de informalidad en la que
sobreviven muchas personas, impone al Estado el desarrollo de políticas que enfo-
quen de manera integral esa realidad y hacen imperativo evaluar muy cuidadosa-
mente, en cada caso, el impacto que dichas políticas puedan tener sobre sectores
marginados y discriminados”. Ibid, N° 47.
362 Sergio Orlando Silva Arroyave
V. CONCLUSIÓN
De esta manera, se observa que para la Corte constitucional colombia-
na la aplicación de un control estricto de constitucionalidad no depende
principalmente de la necesidad de proteger un grupo social minoritario
que no tiene la capacidad de influenciar las decisiones políticas para que
ellas los favorezcan. Para la Corte constitucional se debe adelantar una
protección especial a través de un control estricto de constitucionalidad,
para proteger también a otros grupos sociales que, no siendo necesaria-
mente minoritarios, se encuentran en un estado de vulnerabilidad que los
64
Ibid, N° 44.
65
ARCKEMAN (2009), p. 153.
La protección por el juez constitucional de los Derechos Fundamentales de las Comnidades... 363
hace más sensibles a los efectos adversos que pueden generar las leyes del
Congreso.
La aplicación de un control estricto de constitucionalidad de las leyes
con la finalidad de proteger a una variedad más amplia de grupos sociales
no parece violentar excesivamente la libertad del legislador, porque en to-
dos estos casos se busca que la ley no afecte de manera irrazonable o des-
proporcionada los derechos constitucionales de los grupos sociales que,
por su condición de vulnerabilidad, más fuertemente sentirían el impacto
de la ley. Esta consideración, parece estar en consonancia con el espíritu
inicial del primer párrafo de la nota de pie de página cuatro de la Sen-
tencia Carolene Products, que lleva a concluir que “la presunción de cons-
titucionalidad también puede ser derrotada cuando la legislación parece
claramente caer dentro de una prohibición específica de la Constitución,
como las de las primeras diez enmiendas”66.
66
Ibid, pp. 153-154.
364 Sergio Orlando Silva Arroyave
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1977, 430 U.S. 762.
MIGUEL ROBLEDO*
I. INTRODUCCIÓN
Constituye un verdadero honor participar del merecido homenaje al
Profesor Dr. Domingo Hernández Emparanza, cuyas enseñanzas han tras-
cendido hacia distintas latitudes de Latinoamérica.
En este marco, el presente trabajo se inserta en la órbita de los procesos
colectivos1 y, particularmente, en lo que respecta a la tutela del derecho
al ambiente en la República Argentina2. En primer lugar, se analizará el
derecho al medio ambiente, desde el punto de vista constitucional y con-
vencional. En segundo lugar, se focalizará en el derecho al medio ambien-
te, desde el punto de vista legal, con particular referencia a los principios
*
Profesor de Derecho Procesal Civil y Comercial y Derecho Procesal Constitucio-
nal (Universidad Nacional de Córdoba). Magister en Derecho Procesal por la
Universidad Nacional de Rosario. Correo electrónico: ab_miguelrobledo@hot-
mail.com.
1
Sobre los procesos colectivos —en general—, hemos profundizado con anteriori-
dad en: ÁVILA PAZ DE ROBLEDO, Rosa y ROBLEDO, Miguel (2009); ROBLE-
DO, Miguel (2015); (2016) (2011) (2010), (2011) (2014).
2
En relación a la tutela del medio ambiente, nos hemos ocupado previamente:
ROBLEDO, Miguel (2008); (2014).
368 Miguel Robledo
3
El Comité DESC, interpreta que el derecho a la salud “…no sólo abarca la aten-
ción de salud oportuna y apropiada sino también los principales factores deter-
La Tutela Constitucional, Convencional y Procesal del Derecho al Medio Ambiente... 369
5
Confr. Corte IDH 21/14 de 19 de agosto de 2014, Solicitada por la República Ar-
gentina, la República Federativa de Brasil, la República del Paraguay y la Repúbli-
ca Oriental del Uruguay, Derechos y garantías de niñas y niños en el contexto de
la migración y/o en necesidad de protección internacional; Corte IDH, Opinión
consultiva, 22/16 de 26 de febrero de 2016 solicitada por la República de Panamá,
referida a la titularidad de las personas jurídicas en el sistema interamericano de
derechos humanos (interpretación y alcance del artículo 1.2., en relación con los
artículos 1.1, 1.1, 8, 11.2, 13, 16, 21, 24, 25, 29, 30, 44, 46 y 62.3 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos, así como del artículo 8.1 A y B del Proto-
colo de San Salvador), párr. 26; Corte IDH, Opinión Consultiva 23/17 de 15 de
noviembre de 2017, solicitada por la República de Colombia, referida al Medio
Ambiente y Derechos Humanos, (Obligaciones estatales en relación con el medio
ambiente en el marco en la protección y garantía de los derechos a la vida y a la
integridad personal - Interpretación y alcance de los de los artículos 4.1 y 5.1, en
relación con los artículos 1.1 y 2 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos), párr. 28. En igual sentido, SAGÜÉS Néstor (2015), p. 374; BAZÁN,
Víctor (2015) p. 395; FERRER MAC GREGOR, Eduardo (2013). Para profundizar
el control de convencionalidad en Argentina, ver nuestro trabajo: “El Desarrollo
de la doctrina del control de convencionalidad y su aplicación en la República
Argentina” (2017).
La Tutela Constitucional, Convencional y Procesal del Derecho al Medio Ambiente... 371
2. Ambiente sano
En segundo lugar, de los debates de la Convención Constituyente de
1994, se desprende que, al decir de la Miembro Informante, Convencional
Roulet, “El concepto de sano no solamente tiene que ver con la preservación y no
contaminación de los elementos como el aire que respiramos, el agua que bebemos o el
suelo del cual podemos obtener los alimentos, sino además con todos aquellos ámbitos
construidos por el hombre. Sano significa una ciudad con cloacas, con agua corrien-
te, control del ruido y de las emanaciones, y con espacios verdes suficientes en relación
con el espacio construido. Sano significa una vivienda adecuada, seca, aislada y
luminosa; un ámbito de trabajo —ya sea una fábrica o una oficina— adecuado a
su función, seguro y confortable. Sano significa que las escuelas donde los niños y los
adolescentes pasan una gran parte de su vida tengan este mismo tipo de condiciones,
pudiendo hacer extensivo lo mismo a los hospitales, las cárceles, etcétera”9.
Bajo esta perspectiva se amplían las proyecciones del derecho al medio
ambiente, toda vez que comprende los elementos propios de la naturaleza,
conjuntamente con aquellos “construidos” por el hombre.
6
CSJN, Fallos: 329:2316, “Mendoza, Beatriz Silvia y otros c/ Estado Nacional y otros
s/ daños y perjuicios (daños derivados de la contaminación ambiental del Río
Matanza-Riachuelo)”, 20/06/2006.
7
Confr. BIDART CAMPOS, Germán (2000), p. 86.
8
BIDART CAMPOS, Germán (2000), p. 86. En el mismo sentido, sostiene ROSATTI
“[e]n realidad, estamos en presencia de un derecho que se alimenta con el correlativo deber,
o, para decirlo con otras palabras, se trata de un derecho irrenunciable. Y una de las conse-
cuencias que se siguen de esta conclusión radica en comprender que no es sólo el Estado quien
debe velar (y responsabilizarse) por el medio ambiente sano sino —en variadas pero efectivas
maneras— todos y cada uno de sus habitantes” ROSATTI, Horacio (2007), pp. 52 y 53.
9
Diario de Sesiones de la Convención Nacional Constituyente de 1994, 13° Reunión, 3°
Sesión Ordinaria, p. 1609, [fecha de consulta 15 de octubre de 2018] [Disponible
en: www.1.hcdn.gov.ar/dependencias/dip/Debate-constituyente.htm].
372 Miguel Robledo
3. Ambiente equilibrado
En tercer lugar, se aprecia que el texto constitucional protege el de-
recho al medio ambiente “equilibrado”, locución que, en palabras de la
Convencional Roulet, significa el “equilibrio” de todos los ambientes que
hayan sido “transformados por el hombre”, y respecto de los cuales sea preciso
adoptar las “respuestas que sean equivalentes” para su necesaria protección11.
En esta línea, se ha expresado que la idea de “equilibrio” importa
“…ecuanimidad, razonabilidad y proporcionalidad (…) [en] la relación hombre-
ambiente”. Gráficamente se habla de “…un ambiente que no excluya al hombre,
ni un hombre que excluya al ambiente”12.
10
DROMI, Roberto y MENEM, Eduardo (1994), p. 135. Asimismo, los autores refe-
renciados consideran que: “Es condición necesaria para el desarrollo de la personalidad
del hombre. En el caso del medio ambiente, lo sano es que no afecte el desarrollo de la vida, ni
que existan factores que puedan agredirla, sino que por el contrario el ambiente, conjunción
de naturaleza y cultura, facilite la perfección y realización de la plenitud humana, acechada
por la ingeniería genética”. En esta línea, sostiene ROSATTI: “A la pregunta acerca de
cuándo estamos en presencia de un medio ambiente “sano”, conforme a la adjetivación cons-
titucional, diremos —como criterio interpretativo genérico— que el calificativo “sano” debe
asumirse en sentido amplio, no sólo como lo contrario a “enfermo” sino también en el sentido
de “agradable”, aun desde el punto de vista estético” ROSATTI, Horacio (2007) p. 65).
11
Concretamente, sostuvo que “…no es una noción que se refiere a los equilibrios natura-
les del ambiente intangible, aquel donde el hombre no ha tenido ninguna actividad. Signi-
fica el equilibrio de los ambientes transformados por el hombre, lo que quiere decir que a las
modificaciones a que se somete ese ambiente se le deben buscar respuestas que sean equivalen-
tes, en condiciones aceptables, a las que resultan de la propia actividad del hombre” (Diario
de Sesiones de la Convención Nacional Constituyente de 1994, 13° Reunión, 3°
Sesión Ordinaria, p. 1609, [fecha de consulta 15 de octubre de 2018] [Disponible
en: www.1.hcdn.gov.ar/dependencias/dip/Debate-constituyente.htm].
12
DROMI, Roberto; MENEM, Eduardo (1994) p. 136.
La Tutela Constitucional, Convencional y Procesal del Derecho al Medio Ambiente... 373
5. Para que las actividades productivas satisfagan las necesidades presentes sin
comprometer las de las generaciones futuras
En quinto lugar, es dable precisar que el texto constitucional receptó el
concepto de desarrollo sostenible pergeñado por el informe Brundtland,
con el objeto de tutelar no sólo a los “hombres de hoy”, sino también los “hom-
bres del futuro”15.
En esta línea, señala Zlata Drnas de Clément que, en el informe Nuestro
Futuro Común (1987) de la Comisión Mundial sobre el Medioambiente y
el Desarrollo (conducida por Gro Harlem Brundtland), se “definió al desa-
rrollo sostenible como el desarrollo que tiene en cuenta las necesidades del presente
sin comprometer las posibilidades de las generaciones futuras en atender sus propias
necesidades”16.
13
Confr. ROSATTI, Horacio D. (2007), p. 71. Según Dromi y Menem: “Este concepto
está vinculado a una versión finalista del ambiente: el derecho al ambiente es un “derecho
para…”; es un derecho-medio, orientado a un fin: el desarrollo humano. Necesitamos el am-
biente no simplemente para respirar y vivir, sino para crecer, progresar, para desarrollarnos”
DROMI, Roberto; MENEM, Eduardo (1994), p. 137.
14
Diario de Sesiones de la Convención Nacional Constituyente de 1994, 13° Reu-
nión, 3° Sesión Ordinaria, p. 1609, [fecha de consulta: 15 de octubre de 2018]
[Disponible en: www.1.hcdn.gov.ar/dependencias/dip/Debate-constituyente.
htm].
15
Diario de Sesiones de la Convención Nacional Constituyente de 1994, 13° Reu-
nión, 3° Sesión Ordinaria, p. 1609, [fecha de consulta: 15 de octubre de 2018]
[Disponible en: www.1.hcdn.gov.ar/dependencias/dip/Debate-constituyente.
htm].
16
Luego agrega que “[e]llo implica el “buen gobierno” en la administración de los recursos
naturales de modo de obtener de ellos la máxima satisfacción sin poner con ello en peligro la
posibilidad de las generaciones venideras de contar con esos recursos para sus propias necesi-
dades. La idea ya no es sólo preservar, es también mejorar el medio ambiente y potenciar los
aprovechamientos con miras al futuro” DRNAS DE CLEMENT, Zlata (1999), p. 7).
374 Miguel Robledo
17
CSJN, Fallos: 329:2316, “Mendoza, Beatriz Silvia y otros c/ Estado Nacional y otros s/
daños y perjuicios (daños derivados de la contaminación ambiental del Río Matanza-Ria-
chuelo)”, 20/06/2006.
18
CSJN, Fallos: 339:142, “Cruz Felipa y otros c/ Minera Alumbrera Limited y otro s/
sumarísimo, 23/02/2016.
19
Confr. BIDART CAMPOS, Germán J (2000) p. 87.
20
Al respecto, la Corte Suprema de Justicia de la Nación ha sostenido “…la Nación
legisla las pautas mínimas de protección, y al ser esta una facultad compartida por su ob-
jeto, la autoridad provincial ejerce la porción del poder estatal que le corresponde con base
constitucional; extremo que implica que la provincia en su ámbito propio realiza en plenitud
una atribución que traduce un grado de valoración con relación al fin especial de carácter
preventivo que persigue, la protección del medio ambiente” (CSJN, Fallos: 338:1183, “Pa-
pel Prensa S.A. c/ Estado Nacional (Buenos Aires Pcia. citada 3°) y otro s/Acción
meramente declarativa”, 03/11/2015).
La Tutela Constitucional, Convencional y Procesal del Derecho al Medio Ambiente... 375
21
El principio precautorio se encuentra receptado en el art. 15 de la Declaración
de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, art. 15. (1992) y, en el art. 3° del
Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el cambio climático, ratificada
por Ley N° 24.295 (BO 11/01/1994).
22
Confr. ADORNO, Roberto (2002), p. 111.
23
Zlata Drnas de Clement identifica semejanzas y diferencias entre el principio pre-
cautorio y el de prevención: “…la similitud (…) radica en las seguridades sobre la
virtualidad de una actividad para producir un daño. La diferencia entre ambos principios
se halla en que, en el caso de la “precaución”, no hay base científica suficiente como para
tener una convicción razonable de que el daño va a producirse…”. Estas diferencias se pro-
yectan respecto de las medidas estatales, en el principio precautorio, se relaciona con la idea
de “buen gobierno”, mientras que en el principio de prevención se relaciona con la idea de
“diligencia debida”. (DRNAS DE CLEMENT, Zlata (2001) pp. 7 y 8). Por su parte,
CAFFERATTA considera que: “[a]sí como el principio de prevención tiende a evitar un
daño futuro pero cierto y mensurable, el principio de precaución introduce una óptica distin-
ta: apunta a impedir la creación de un riesgo con efectos todavía desconocidos y por lo tanto
imprevisibles. Opera en un ámbito signado por la incertidumbre. No debe confundirse este
principio con el de prevención. En efecto, la prevención es una conducta racional frente a un
mal que la ciencia puede objetivar y mensurar, o sea que se mueve dentro de las certidumbres
de la ciencia. La precaución —por el contrario-— enfrenta a otra naturaleza de la incerti-
dumbre: la incertidumbre de los saberes científicos en sí mismos”. CAFFERATTA, Néstor
(2004).
24
CAFFERATTA, Néstor (2006).
376 Miguel Robledo
25
Confr. MORELLO, Augusto y CAFFERATTA, Néstor (2004), p. 137.
26
Confr. Corte IDH, Opinión Consultia 23/17, párrafo 47.
27
Confr. AMARILLO, María del huerto (2007), p. 221.
La Tutela Constitucional, Convencional y Procesal del Derecho al Medio Ambiente... 377
28
CSJN, Fallos:331:2925, “Salas, Dino y otros c/ Salta, Provincia de y Estado Nacional s/
Amparo”, 29/12/2008.
29
CSJN, Fallos:332:663, “Salas Dino y otros c/ Salta, Provincia de y Estado Nacional s/
Amparo”, 26/03/2009.
378 Miguel Robledo
30
Cabe destacar que, recientemente, con fecha 13/12/11, la Corte teniendo en
consideración la voluntad del Estado Provincial en resolver el conflicto, tales
como el dictado de normas y decretos específicos sobre el tópico en cuestión,
resolvió levantar la cautelar, a mérito de no subsistir la circunstancias que motiva-
ron su dictado, y declararse incompetente para entender el asunto por vía de su
competencia originaria.
31
En este sentido, se sostiene que “…a partir del caso Salas se instala en la Administra-
ción y en el Poder Judicial el desafío de implementar el principio precautorio como argumento
para otorgar protección cautelar…” AGUIRRE ASTIGUETA, Sebastián, (2009), pp.
683.
32
CSJN, Fallos:334:1754, “Salas Dino y otros c/ Salta, Provincia de y Estado Nacional
s/ Amparo”, 13/12/2011.
33
CSJN, Fallos: 339:142, “Cruz Felipa y otros c/ Minera Alumbrera Limited y otro s/
sumarísimo, 23/02/2016.
La Tutela Constitucional, Convencional y Procesal del Derecho al Medio Ambiente... 379
34
CSJN, Fallos: 339:201, “Martínez Sergio Raúl c/ Agua Rica LLC SUC Argentina y
su propietaria Yamana Goldo Inc. y otros s/ Acción de amparo, 02/03/2016.
La Tutela Constitucional, Convencional y Procesal del Derecho al Medio Ambiente... 381
35
Para profundizar, ver: ROBLEDO, Miguel y ROBLEDO, Diego (2014).
36
CSJN, Fallos: 340:1193, “Mamani, Agustín Pío y otros c/ Estado Provincial Direc-
ción Provincial de Políticas Ambientales y Recursos Naturales y la Empresa CRAM
S.A. s/ Recurso”, 05/09/2017.
382 Miguel Robledo
V. CONCLUSIONES
Finalmente cabe señalar que hace más de una década Néstor Cafferatta
publicó un artículo titulado “El tiempo de las cortes verdes”37, donde plantea
la progresiva tutela del derecho al medio ambiente por parte de los Tribu-
nales de Justicia.
Indudablemente, las líneas jurisprudenciales trazadas por la Corte, tan-
to en el terreno de la admisibilidad de la acción de amparo ambiental,
cuanto en la concesión de las medidas cautelares tienden al fortalecimien-
to del acceso a la justicia ambiental.
En un escenario de reformas procesales en la República Argentina38,
uno de los grandes desafíos que se presenta es diseñar un método de deba-
37
CAFFERATTA, Néstor (2007), p. 423.
38
El 17/05/2018 el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación publi-
citó el borrador del Anteproyecto de la Ley de Procesos Colectivos, en el portal
de Justicia 2020, comisión “3.2. Civil. Cambios procesales para un mejor servicio
de justicia” [fecha de consulta: 15 de octubre de 2018] [Disponible en: https://
www.justicia2020.gob.ar/]. Se trata del del trabajo llevado a cabo por la Comisión
(RESOL-2017-1026-APN-MJ), integrada por los Dres. María Claudia Caputi, Ma-
tías Casal, Leandro Martín Castelli, Javier Jorge Cosentino, Matías Horacio Ferra-
ri, Pablo Damián Heredia, Esteban Laguinge, Eduardo David Oteiza, Fernando
Ignacio Saravia y Carina Pamela Tolosa y, en representación del Estado, el Dr.
Hernán Calvo. Está estructurado en cinco partes. El título I, “Aspectos Generales”
—arts. 1 a 20—, el Título II, “Procesos colectivos referentes a derechos individua-
les homogéneos” —arts. 21 a 38—; Título III, “Procesos colectivos referentes a de-
rechos de incidencia colectivas indivisibles” —arts. 39 a 42—. Concretamente, en
La Tutela Constitucional, Convencional y Procesal del Derecho al Medio Ambiente... 383
su art. 39, establece que serán aplicables las disposiciones del Título II, “en lo que
fuera pertinente”. A renglón seguido, el Título IV, “Registros Públicos de Procesos
Colectivos” y finalmente, el Título V, “Disposiciones Complementarias”.
39
CAPELETTI, Mauro (1973), p. 15.
40
Dentro de este orden de ideas, precisa Rivas que “La clásica función de la jurisdic-
ción es resolver el conflicto una vez que éste se encuentre configurado; al efecto, el órgano
jurisdiccional operará con dicha finalidad dictando la sentencia de condena, constitutiva o
declarativa negativa (absoluciones) o declarativa específica y de signo positivo (p. ej., refe-
rente a situaciones de incertidumbre, simulación o nulidad de actos jurídicos, filiación). Sin
embargo al lado de la referida, la jurisdicción puede cumplir un papel preventivo, destinado,
precisamente, a evitar la violación concreta del derecho con los perjuicios consiguientes…”.
RIVAS, Adolfo (2005), p. 213 y 214.
384 Miguel Robledo
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CSJN, “Salas, Dino y otros c/ Salta, Provincia de y Estado Nacional s/ Amparo”,
29/12/2008.
CSJN, Fallos:332:663, “Salas Dino y otros c/ Salta, Provincia de y Estado Nacional s/
Amparo”, 26/03/2009.
CSJN, Fallos:334:1754, “Salas Dino y otros c/ Salta, Provincia de y Estado Nacional s/
Amparo”, 13/12/2011.
CSJN, Fallos: 338:1183, “Papel Prensa S.A. c/ Estado Nacional (Buenos Aires Pcia. cita-
da 3°) y otro s/Acción meramente declarativa”, 03/11/2015.
CSJN, Fallos: 339:142, “Cruz Felipa y otros c/ Minera Alumbrera Limited y otro s/ su-
marísimo, 23/02/2016.
CSJN, Fallos: 339:201, “Martínez Sergio Raúl c/ Agua Rica LLC SUC Argentina y su
propietaria Yamana Goldo Inc. y otros s/ Acción de amparo, 02/03/2016.
CSJN, Fallos: 340:1193, “Mamani, Agustín Pío y otros c/ Estado Provincial Dirección
Provincial de Políticas Ambientales y Recursos Naturales y la Empresa CRAM S.A.
s/ Recurso”, 05/09/2017.
Los derechos de la Naturaleza en la
jurisprudencia colombiana e india
SILVIA BAGNI*
*
Profesora-Investigadora en Derecho Público Comparado, Universidad de Bolonia
(Italia). En correo electrónico: Silvia.bagni@unibo.it.
1
Nos referimos a B. de Sousa Santos, Una Epistemología del Sur. La reinvención del
conocimiento y la emancipación social, Buenos Aires, 2009. V. sin embargo, fuera de
America, U. Baxi, Towards a climate change justice theory?, en Journal of Human Rights
and the Environment, Vol. 7, No. 1, 2016, 7-31.
388 Silvia Bagni
2
El programa Harmony with Nature, [fecha de consulta: 12 de septiembre de 2018]
[Disponible en: http://www.harmonywithnatureun.org], cura la actualización de
un database de actos normativos y jurisprudenciales donde se reconocen los dere-
chos de la Naturaleza en todo el mundo. Los ordenamientos donde existen sen-
tencias sobre derechos de la Naturaleza son: Colombia, Ecuador, India y Estados
Unidos. V. también L. Cano Pecharroman, Rights of Nature: Rivers That Can Stand
in Court, en Resources, vol. 7, n. 1, 2018, 1-14.
Los derechos de la Naturaleza en la jurisprudencia colombiana e india 389
II. COLOMBIA
1. El caso Río Atrato
La primera sentencia en orden cronológico es la T-622 de 10 de noviem-
bre de 2016, emitida por la Sala sexta de revisión de la Corte constitucio-
3
“Art. 79. Todas las personas tienen derecho a gozar de un ambiente sano. La ley
garantizará la participación de la comunidad en las decisiones que puedan afec-
tarlo. Es deber del Estado proteger la diversidad e integridad del ambiente, con-
servar las áreas de especial importancia ecológica y fomentar la educación para el
logro de estos fines.
Art. 80. El Estado planificará el manejo y aprovechamiento de los recursos natura-
les, para garantizar su desarrollo sostenible, su conservación, restauración o susti-
tución. Además, deberá prevenir y controlar los factores de deterioro ambiental,
imponer las sanciones legales y exigir la reparación de los daños causados”.
390 Silvia Bagni
4
“Art. 86. Toda persona tendrá acción de tutela para reclamar ante los jueces, en
todo momento y lugar, mediante un procedimiento preferente y sumario, por sí
misma o por quien actúe a su nombre, la protección inmediata de sus derechos
constitucionales fundamentales, cuando quiera que éstos resulten vulnerados o
amenazados por la acción o la omisión de cualquier autoridad pública. La protec-
ción consistirá en una orden para que aquel respecto de quien se solicita la tutela,
actúe o se abstenga de hacerlo. El fallo, que será de inmediato cumplimiento,
podrá impugnarse ante el juez competente y, en todo caso, éste lo remitirá a la
Corte Constitucional para su eventual revisión. Esta acción solo procederá cuan-
do el afectado no disponga de otro medio de defensa judicial, salvo que aquella se
utilice como mecanismo transitorio para evitar un perjuicio irremediable”.
Los derechos de la Naturaleza en la jurisprudencia colombiana e india 391
5
“Art. 88. La ley regulará las acciones populares para la protección de los derechos
e intereses colectivos, relacionados con el patrimonio, el espacio, la seguridad y
la salubridad públicos, la moral administrativa, el ambiente, la libre competencia
económica y otros de similar naturaleza que se definen en ella. También regulará
las acciones originadas en los daños ocasionados a un número plural de personas,
sin perjuicio de las correspondientes acciones particulares. Así mismo, definirá
los casos de responsabilidad civil objetiva por el daño inferido a los derechos e
intereses colectivos”.
6
En la sentencia T-411 de 1992, la Corte interpreta la Constitución de manera sis-
temática, axiológica y finalista, deduciendo el concepto de constitución ecológica
de 34 disposiciones constitucionales. V. También la jurisprudencia citada en la
nota 44 de la sentencia anotada.
7
K. S. BAVIKATTE, T. BENNETT (2015), 7-29.
392 Silvia Bagni
III. INDIA
Los tres casos indios que se van a analizar abajo surgen todos de accio-
nes llamadas Public Interest Litigation (PIL) y han sido juzgados por la High
Court of Uttarakhand. Se trata entonces de una Corte estatal, y no federal.
8
La sentencia en comento podría leerse también como expresión de una tendencia
contemporánea a la recuperación de algunos principios éticos y morales, como la
solidaridad, la fraternidad y la compasión. V. recientemente, Conseil constitutionnel,
Décision N° 2018-717/718 QPC du 6 juillet 2018.
Los derechos de la Naturaleza en la jurisprudencia colombiana e india 395
9
Es necesario apuntar que el Gobierno de Uttarakhand ha apelado esta sentencia
a la Corte Suprema india, la cual, en la espera del veredicto final, ha suspendido
el fallo de la Alta Corte (Order de 7 de julio de 2018).
10
Cfr. V. NARAIN, Indian Court Recognizes Rivers as Legal Entities, en Int’l J. Const. L.
Blog, June 13, 2017, [Fecha de consulta: 21 de septiembre de 2018] [Disponible
en: http://www.iconnectblog.com].
396 Silvia Bagni
dos («Rivers and Lakes have intrinsic right not to be polluted»), sino llega
a equiparar el daño a la persona, al daño a la Naturaleza («Polluting and
damaging the rivers, forests, lakes, water bodies, air and glaciers will be le-
gally equivalent to harming, hurting and causing injury to person»). Final-
mente, el estatuto de derechos reconocido a las entidades naturales sigue
fielmente la formulación del art. 71 const. ecuatoriana: “Rivers, Forests,
Lakes, Water Bodies, Air, Glaciers and Springs have a right to exist, persist,
maintain, sustain and regenerate their own vital ecology system. The rivers
are not just water bodies. These are scientifically and biologically living” y
más “We must recognize and bestow the Constitutional legal rights to the
«Mother Earth»”.
En la sentencia se encuentra también una referencia muy rápida a los
derechos de las generaciones futuras (“The past generations have han-
ded over the «Mother Earth» to us in its pristine glory and we are morally
bound to hand over the same Mother Earth to the next generation”), que
hemos visto como argumento fundamental en la sentencia de la Corte Su-
prema colombiana.
En la segunda parte de la ratio decidendi, la Corte se vuelve nuevamen-
te al aspecto técnico-formal de la representación parens patriae. Sobre este
tema, la Corte saquea con muchas manos la jurisprudencia y la doctrina
estadounidenses.
cierta medida los animales comparten con el ser humano, como la inteli-
gencia, el altruismo, la capacidad de comunicar, el hombre siempre ha sen-
tido más compasión para con los animales. Por eso, ha sido más disponible
a reconocerles un estatus jurídico casi-humano, extendiendo el sentido de
algunos conceptos como “derecho a la vida” o “sujeto de derecho”.
El parámetro utilizado por la Corte es precisamente el art. 21 const.
india, que reconoce el derecho a la vida y a la libertad. La Corte, citando
precedentes de la Corte Suprema de la Unión, recuerda cómo la palabra
“vida” siempre ha sido interpretada de manera extensiva, tanto en su titu-
laridad (incluyendo cada forma de vida, no sólo humana), cuanto en su
sentido intrínseco (vida digna), en aplicación de principios ecocéntricos.
El instrumento jurídico para garantizar la situación jurídica reconocida
es el mismo que en los otros casos, es decir, la atribución de personali-
dad jurídica a todo el reino animal, y el reconocimiento de todos los ciu-
dadanos del estado de Uttarakhand como personas in loco parentis. Sobre
este punto, la Corte cita el dissent (disentimiento) del juez Douglas en el
caso Sierra Club, de 1972, en donde él y su hermano Blackmun apoyaron
la extensión del standing a todos los que benefician de un hábitat natural.
Douglas, en su dissent (disentimiento) citó el reconocido artículo de Stone
“Should trees have standing”11. La Corte utiliza también la metáfora del
juez Douglas sobre la necesidad de escuchar la “voz” de la Naturaleza12:
“We have to show compassion towards all living creatures. Animals may be
mute but we as a society have to speak on their behalf”.
Entre las motivaciones utilizadas por la Corte, hay incluso el argumento
cultural, que, sin embargo, es mencionado ad abundantiam, después del ar-
gumento ecológico. En particular, la Corte recuerda que en India muchos
animales son considerados sagrados, y que uno de los principales rasgos de
la cultura india es ahimsa, la no violencia, entendida hasta propiciar una
vida totalmente vegetariana.
11
C. D. STONE, Should Trees Have Standing? Towards Legal Rights for Natural Objects, en
Southern California L. R. 45 (1972), 450-501.
12
“The river as plaintiff speaks for the ecological unit of life that is part of it. Those
people who have a meaningful relation to that body of water - whether it be a fis-
herman, a canoeist, a zoologist, or a logger - must be able to speak for the values
which the river represents and which are threatened with destruction. […] The
voice of the inanimate object, therefore, should not be stilled”.
Los derechos de la Naturaleza en la jurisprudencia colombiana e india 399
tutela como la PIL, aun naciendo de casos concretos, extienden sus efectos
más allá que a los accionantes, hacia todos los que han sido afectados por
la situación ilegitima.
Queda, sin embargo, una diferencia fundamental. Para presentar una
tutela constitucional, hay que demostrar su propia legitimación procesal,
es decir, ser titular del derecho constitucional amenazado. En contra, en
la PIL cada persona puede recorrer por la tutela de un interés público, sin
deber demostrar la titularidad directa y personal del derecho violado.
Esta diferencia procesal es la causa de otra distinción en el plano
substancial.
En Colombia, la protección de la pacha mama es una consecuencia se-
cundaria del reconocimiento de un distinto objetivo: garantizar los de-
rechos culturales e identitarios de las comunidades étnicas13. Es el único
modo para encontrar una conexión entre los accionantes y la situación
jurídica, asegurando la procedibilidad de la acción de tutela14. En India,
en cambio, como no existe un problema probatorio de standing, la Corte
se ha centrado directamente en fundamentar el derecho subjetivo de la
Naturaleza a su existencia y al respecto de su ciclo vital, con el fin de crear
una doctrine valida pro futuro.
Un perfil argumentativo muy interesante y común a la jurisprudencia
analizada es el enfoque crítico hacia el concepto de desarrollo sostenible
(un poco más escondido en Colombia, abiertamente declarado en India),
con la consiguiente adhesión a las nuevas doctrinas ecocéntricas sobre de-
rechos de la Naturaleza.
La Corte constitucional colombiana, cuando explica los derechos bio-
culturales en el marco del constitucionalismo internacional, afirma que sus
componentes básicos (desarrollo económico y sostenibilidad ambiental) di-
13
“Por lo tanto, la protección del medio ambiente sano de las comunidades negras
adquiere especial relevancia desde el punto de vista constitucional, dado que es
una condición necesaria para garantizar la vigencia de su estilo de vida y de sus
tradiciones ancestrales”.
14
Francisca Pou, comentando la sentencia de la Corte Suprema colombiana, subra-
ya el hecho de que, en términos substanciales, no se introducen novedades en el
panorama de los derechos reconocidos por el ordenamiento jurídico. La objeción
es verdadera, pero no aguanta la relación entre la motivación del fallo y el tipo de
acción procesal disponible. Cfr. F. POU GIMÉNEZ, (2018 [Fecha de consulta: 21
de septiembre.
de 2018] [Disponible en: http://www.iconnectblog.com/].
Los derechos de la Naturaleza en la jurisprudencia colombiana e india 401
15
“The time for mere “deliberate speed” has run out”. Justice Black, delivering the
opinion of the Court, Griffin et al. v. County School Board of Prince Edward County et al.,
377 U.S. 218 (1964).
402 Silvia Bagni
16
Sobre la comparabilidad entre sistema colombiano y sistema indio v. D. BONILLA
Maldonado (ed.) (2013) en part. 26-28.
17
Por ej., Amirante subraya el rol central que juega el poder judicial en la tutela del
ambiente en India, con particular referencia a la institución de un Tribunal verte:
D. Amirante (2012) [Fecha de consulta:21 de septiembre de 2018] [Disponible
en: http://digitalcommons.pace.edu/pelr/vol29/iss2/3], en part. 455: “Having
considered all these elements, it must be noted that the main factor of the entire
process for the establishment of the National Green Tribunal of India should be
indicated in the judiciary itself”.
18
V. el intento de sistematización de los fundamentos de la materia en L. J. Kotzé,
Global Environmental Constitutionalism in the Anthropocene, Oxford-Portland, Ore-
gon, 2016. He compartido la idea que sólo el derecho ecológico puede ser con-
Los derechos de la Naturaleza en la jurisprudencia colombiana e india 403
siderado global en Comparative law and… love: contro la globalizzazione del diritto,
per la globalizzazione del giurista, en Annuario di diritto comparato e studi legislativi,
2017, 64. Critican el concepto de “derecho global”, si desvestido de una dimen-
sión ecológica, M. Carducci, L. P. Castillo Amaya, La Naturaleza como “Grundnorm”
y “Tertium comparationis” del constitucionalismo global, en T. Bustamante, B. Gonçal-
ves Fernandes, J. A. Leite Sampaio, É. Nacur Rezende, A. L. Navarro Moreira, J.
V. Nascimento Martins e I. de Carvalho Enríquez (orgs.), O funcionamento da Corte
Constitucional: a interpretação constitucional, as práticas argumentativas, a teoria do dire-
ito e o comportamento judicial, Anais do I Congresso Internacional de Direito Consti-
tucional e Filosofia Política, Belo Horizonte, 2015, DOI: 10.17931/dcfp_v2_art16.
19
P. MAGALHÃES, 121.
20
Ibidem, 122.
404 Silvia Bagni
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Los derechos de la Naturaleza en la jurisprudencia colombiana e india 405
*
Abogado, Magíster en Derecho Constitucional por la Universidad de Talca y Doc-
tor en Derecho por la Universidad de Valparaíso. Correo electrónico: hugotorto-
ra@gmail.com.
1
BERMÚDEZ (2000).
408 Hugo Tórtora Aravena
2
HÄBERLE (2007).
3
ZAGREBELSKY (2013).
4
CARDUCCI Y CASTILLO (2016).
Protección Constitucional del Medio Ambiente en clave no antropocéntrica 409
creción del buen vivir (suma qamaña o sumak kawsay), el cual será entendido
preliminarmente como un principio que, como lo señala Jaria i Manzano
nace de la experiencia de los pueblos originarios y que “propone una «vida
armoniosa entre los seres humanos y de éstos con la Naturaleza, lo que se
considera un fundamento apropiado para pensar una sociedad diferente,
una respuesta antisitémica al concepto individualista de bienestar»”5.
La radical incorporación de la temática ambiental a estas constituciones
se aleja de la práctica latinoamericana de considerarla sólo como un dere-
cho de tercera generación, como sucede con las constituciones de Argen-
tina, Brasil, Colombia, Chile, Perú o Venezuela, lo cual implicará que sólo
se protegerá la naturaleza cuando, simultáneamente, exista afectación al
ser humano6.
Las cartas ecuatoriana y boliviana, en cambio, representan lo que Gudy-
nas llama un “giro biocéntrico”, donde el medio ambiente es reconocido,
más que por sus valores instrumentales, por sus valores intrínsecos. La Na-
turaleza, dirá Gudynas, “ya no puede ser concebida únicamente en función
de su utilidad para el ser humano, como conjunto de bienes y servicios que
pueden tener un valor de uso o de cambio, o tratados como una exten-
sión de los derechos de propiedad o posesiones humanas (individuales o
colectivas)”7.
Evidentemente el singular trato dado a la naturaleza en este nuevo cons-
titucionalismo, nunca antes recogido en Latinoamérica es señal de que
este modelo implica algo “nuevo” en su evolución, una característica que
muchos podrían catalogar como una simple “curiosidad folklórica”8, pero
que logra evolucionar desde un derecho constitucional centrado en el in-
dividuo humano a uno donde éste “es sólo un individuo más de entre mu-
chos otros seres vivos que «viven» junto a la naturaleza/sociedad”9.
5
JARIA I MANZANO (2013).
6
A manera ejemplar, revísense los arts. 19 N° 8, 19 N° 24, y 20 inciso segundo de
la Constitución de Chile; arts. 5 N° 72, 18 N| 4, 23 N°6, 24 N° 6, 24 N°8, 129 N° 3,
170 N° 6, 174 N° 3, 186 N° 2, 200 N° 8, 220 N° 2, 225, y 231 de la Constitución de
Brasil; arts. 49, 66, 67, 79, 80, 88, 95, 267, 268, 277, 289, 300, 310, 317, 331, 333,
334, 339, 361, y 366 de la Constitución de Colombia; arts. 2 N° 22, 67, 192 N° 7, y
195 N° 8 de la Constitución de Perú; Preámbulo y arts. 15, 87, 107, 112, 127, 129,
153, 156 N°23, 178 N° 4, 184 N° 1, 299 y 326 de la Constitución de Venezuela; y
arts. 41 y 43 de la Constitución de Argentina.
7
GUDYNAS (2009).
8
ZAFFARONi (2011).
9
CARDUCCI Y CASTILLO (2016).
410 Hugo Tórtora Aravena
10
VELA Y ALFARO (2013).
Protección Constitucional del Medio Ambiente en clave no antropocéntrica 411
11
La cosmogonía debe entenderse como “las concepciones del origen del mundo y
al lugar que ocupa el hombre en ese universo” VARGAS (2010).
12
PRIETO (2013),
412 Hugo Tórtora Aravena
13
PRIETO (2013).
Protección Constitucional del Medio Ambiente en clave no antropocéntrica 413
14
Para la noción de entidades no vivientes, véase: FLORIDI (2006).
15
Respecto de los referidos principios, se establece que: (a) es fin y función esencial
del Estado, promover y garantizar el aprovechamiento responsable y planificado
de los recursos naturales e impulsar su industrialización (…), así como la conser-
vación del medio ambiente para el bienestar de las generaciones actuales y futuras
(art. 9, número 6); (b) es deber de las bolivianas y bolivianos, proteger y defender
un medio ambiente adecuado para el desarrollo de los seres vivos (art. 108); (c) la
negociación, suscripción y ratificación de tratados internacionales, se debe regir
por el principio de armonía de la naturaleza (art. 255.II); (d) la economía plural
debe desarrollarse en el marco del desarrollo sostenible y en armonía con la natu-
raleza (art. 311:II); (e) es deber del Estado y de la población, conservar, proteger
y aprovechar de manera sustentable los recursos naturales y la biodiversidad, así
como mantener el equilibrio del medio ambiente (art. 342); (f) la integralidad
del territorio indígena originario campesino incluye el derecho a la definición
de su desarrollo de acuerdo a sus criterios culturales y principios de convivencia
armónica con la naturaleza (art. 403.I).
16
La CPB garantiza el derecho: (a) de las naciones y de los pueblos indígena origina-
rio campesinos a vivir en un medio ambiente sano, con manejo y aprovechamien-
to adecuado de los ecosistemas (art. 30.II); (b) de todas las personas a un medio
ambiente saludable, protegido y equilibrado, derecho que será ejercido de modo
que permita a los individuos y colectividades de las presentes y futuras generacio-
nes, además de otros seres vivos, desarrollarse de manera normal y permanente
(art. 33); (c) de toda persona a ejercitar, a título individual o en representación de
una colectividad, las acciones legales en defensa del derecho al medio ambiente
(art. 34); y (d) a que la educación esté orientada a la conservación y protección
del medio ambiente, la diversidad y el territorio para el vivir bien (art. 80.I).
414 Hugo Tórtora Aravena
17
Por ejemplo: (a) el deber y responsabilidad de todos los ecuatorianos y ecuato-
rianas de respetar los derechos de la naturaleza, preservar un ambiente sano y
utilizar los recursos naturales de modo racional, sustentable y sostenible (art. 83,
número 6); (b) el deber general del Estado de garantizar los derechos de las per-
sonas, las colectividades y la naturaleza, para la consecución del buen vivir (art.
277, número 1); y (c) la responsabilidad del Estado de garantizar la libertad e
investigación con respeto al ambiente (art. 383, número 4).
18
Es el caso de: (a) el derecho de la población a vivir en un medio ambiente sano y
ecológicamente equilibrado, que garantice la sostenibilidad y el buen vivir, sumak
kawsay; declarándose de interés público la preservación del ambiente, la conser-
vación de los ecosistemas, la biodiversidad y la integridad del patrimonio genético
del país, la prevención del daño ambiental y la recuperación de los espacios na-
turales degradados (art. 14) y (b) el derecho de todas las personas a vivir en un
medio ambiente sano, ecológicamente equilibrado, libre de contaminación y en
armonía con la naturaleza (art. 66, número 27).
19
A manera ejemplar, se puede mencionar (a) la educación debe centrarse en el ser
humano y garantizar, entre otros objetivos, el respeto al medio ambiente (art. 27);
y (b) el derecho a la objeción de conciencia no podrá menoscabar otros derechos,
ni causar daños a las personas o a la naturaleza (art. 66, número 12).
20
Esta incidencia se demuestra, por ejemplo, de la siguiente manera: (a) el régimen
de desarrollo es definido como “el conjunto organizado, sostenible y dinámico de
los sistemas económicos, políticos, socio-culturales y ambientales, que garantizan
la realización del buen vivir, del sumak kawsay” (art. 275); el régimen de desarro-
llo tendrá, entre otros objetivos, el de recuperar y conservar la naturaleza y mante-
ner un ambiente sano y sustentable que garantice a las personas y colectividades el
acceso equitativo, permanente y de calidad al agua, aire y suelo, y a los beneficios
de los recursos del subsuelo y del patrimonio natural (art. 276, número 4); (b)
el sistema económico es social y solidario y propende a una relación dinámica
y equilibrada entre sociedad, Estado y mercado, en armonía con la naturaleza
(art. 283); (c) en el endeudamiento público debe velarse para que no afecte a la
soberanía, los derechos, el buen vivir y la preservación de la naturaleza (art. 290,
número 2); y (d) los recursos naturales no renovables pertenecen al patrimonio
inalienable e imprescriptible del Estado, y para su gestión priorizará la responsa-
bilidad intergeneracional y la conservación de la naturaleza, entre otras conside-
raciones (art. 317).
Protección Constitucional del Medio Ambiente en clave no antropocéntrica 415
21
Finalmente, es necesario destacar que la CPE dedica, dentro del Título VII (“Régi-
men del buen vivir”), el Capítulo II a la “Biodiversidad y recursos naturales” (arts.
395 a 415). En él, se establece que el Estado garantizará un modelo sustentable
de desarrollo, ambientalmente equilibrado y respetuoso de la diversidad cultural,
que conserve la biodiversidad y la capacidad de regeneración natural de los ecosis-
temas, y asegure la satisfacción de las necesidades de las generaciones presentes y
futuras (art. 395, número 1), y se dispone una serie de deberes del Estado en este
ámbito. En materia de diversidad, se establece que el Estado ejercerá la soberanía
sobre la biodiversidad, cuya administración y gestión se realizará con responsa-
bilidad intergeneracional, declarándose de interés público la conservación de la
biodiversidad y todos sus componentes, en particular la biodiversidad agrícola y
silvestre y el patrimonio genético del país (art. 400). Se establecen normas espe-
cíficas en materia de patrimonio natural y ecosistemas (arts. 404 a 407), recursos
naturales (art. 408), suelo (arts. 409 y 410), y del agua (arts. 411 y 412).
416 Hugo Tórtora Aravena
22
ACOSTA, (2011).
23
ZAFFARONI (2012).
24
ACOSTA (2011).
25
Murcia, (2011).
26
En los siguientes párrafos me referiré a: GUDYNAS (2011) y Prieto (2013).
27
GUDYNAS alude a ella, como sustantivo propio, con mayúsculas.
418 Hugo Tórtora Aravena
28
Declaraciones de prensa del 21 abril de 2010, Agencia Boliviana de Informaciones
ABI, citado por GUDYNAS (2011).
Protección Constitucional del Medio Ambiente en clave no antropocéntrica 419
29
Este último punto excede a la finalidad de este trabajo, por lo que no me referiré
a ella.
30
Hay una conexión en este punto con GUDYNAS, ya que este último reclama que
la protección de la Naturaleza no sólo debe ir dirigida al cuidado de recursos o
ecosistemas de mayor valor productivo o estético, sino que también debiera tener
presente lo que él llama “las especies inútiles y feas”. Tomar en serio los derechos
de la naturaleza incluye, por lo tanto, la protección de todas las especies, ya que
todas ellas tienen el derecho de proseguir sus procesos ecológicos y evolutivos.
GUDYNAS (2011), 258-260.
420 Hugo Tórtora Aravena
lógicas, las cuales, por razones propias de las limitaciones de este trabajo
no puedo desarrollar. Una es la perspectiva biológica, donde los conceptos
claves serán los de “procesos vitales”, “flujo de energía”, “ciclos de nutrien-
tes”, “procesos de evolución”, etc. La otra, es la perspectiva desde el cono-
cimiento ancestral, que se centra, justamente, en la noción de Pacha Mama
y del sumak kawsay.
Finalmente, no puede dejar de mencionarse el abordaje de los dere-
chos de la naturaleza por parte del constitucionalista ecuatoriano Ramiro
ÁVILA en su libro “Los derechos y sus garantías”. En él, reflexiona en torno
al fundamento y contenido de los derechos de la naturaleza31.
Sobre los fundamentos, el autor demuestra que algunas de las teorías
que se usan para explicar la existencia de los derechos humanos, en prin-
cipio no serían aplicables a los derechos de la naturaleza. Así, por ejemplo,
la dignidad no sirve para explicar los derechos de la naturaleza ya que dicha
condición significa —al menos en términos kantianos— que quien cuente
con ella, es un fin en sí mismo, y no un medio, que no es algo que se pueda
predicar de la naturaleza, ya que siempre es útil para fines humanos. Tam-
poco sería aplicable la teoría de los derechos subjetivos, ya que ella se basa en
la capacidad que tiene su titular para exigir su derecho ante los tribunales
de justicia, cosa que aquí no podría operar. Otra argumentación que sería
inútil será la de la capacidad, en el sentido que sólo se puede tener derechos
cuando el ordenamiento jurídico reconoce capacidad32, lo cual es inapli-
cable para la naturaleza, ya que no tiene las condiciones para expresar su
voluntad ni para obligarse. Finalmente, en relación con las fundamentacio-
nes basadas en el principio de igualdad, tampoco serían correctas respecto
de los derechos de la naturaleza, ya que se trata de construcciones teóricas
dirigidas a que todos los seres humanos son iguales, pero no reconocen
que otras entidades puedan tener la misma categoría.
Sin embargo, Ávila propone una lectura no tradicional de las cuatro
fundamentaciones antes señaladas. Sobre la dignidad, el autor recurre a
una gama importante de teorías que reconocen a la Tierra es un ser vivo y
que, incluso, tendría inteligencia planetaria. En tal caso, habría que consta-
tar que la Tierra tiene sus propios fines, los cuales no pueden ser obstaculi-
zados por los seres humanos, quienes terminaríamos siendo medios para el
31
ÁVILA (2012).
32
El art. 1461 del Código Civil ecuatoriano dispone que “la capacidad legal de una
persona consiste en poderse obligar por sí misma y sin el ministerio ni la autoriza-
ción de otra”.
Protección Constitucional del Medio Ambiente en clave no antropocéntrica 421
33
EASTERMANN (2009).
422 Hugo Tórtora Aravena
34
EASTERMANN, (2009).
35
ÁVILA (2012),
36
EASTERMANN (2009).
Protección Constitucional del Medio Ambiente en clave no antropocéntrica 423
V. CONCLUSIONES
Las Constituciones contemporáneas han nacido de una concepción
dualista en la relación ser humano — naturaleza. Esta concepción dua-
lista ha supuesto que, por una parte el ser humano existe, y por la otra,
dicha existencia se desenvuelve en un entorno al cual se le llama medio
ambiente. Por lo tanto, la referencia a la naturaleza siempre ha sido como
“un otro”, como algo diferente al individuo, que debe ser protegida, pero
siempre en función del ser humano.
Lo que se plantea en este trabajo es la necesidad de utilizar otros pa-
radigmas conceptuales y éticos para recoger a la naturaleza en los textos
constitucionales. Este nuevo paradigma tendrá que ver con asumir que el
ser humano forma parte del entorno natural, no como un ente ajeno, sino
como miembro de una misma comunidad de vida.
En este sentido, se plantea la urgencia de comprender que no existe
superioridad jerárquica de la vida humana respecto de las demás, y por lo
mismo, es posible sostener que así como el ser humano es titular de dere-
chos, nada obsta a considerar estos mismos derechos a otros entes, vivos o
no, que convivan en la naturaleza.
37
ÁVILA (2012).
424 Hugo Tórtora Aravena
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426 Hugo Tórtora Aravena
I. INFLUENCIAS DE LA CONSTITUCIÓN
La Constitución Americana contó con diversas referencias de origen di-
verso. No abarcaremos en este análisis, las influencias del denominado Bill
*
Abogado. Licenciado en Derecho por la Universidad Autónoma de Madrid y ac-
tualmente, Doctorando por la UNED. Correo electrónico: luissanchezquinones@
hotmail.com.
1
Innegables son en este sentido, las aportaciones de los trabajos de Bailyn, Aparisi
Miralles y Brewer-Carias, algunos de los cuales relacionamos en este artículo y que
han arrojado interesantísimas conclusiones al respecto.
428 Luis Sánchez Quiñones
2
MARTÍNEZ MAZA, pp. 215-226.
3
MADISON J., HAMILTON, A. y JAY, J (2015), p. 244.
Los orígenes de la Constitución Americana de 1787 429
4
Ibídem, pp. 222.
5
Ibídem, pp. 223.
6
DÍAZ TEJERA (1970), pp. 31-43.
7
Y que constituyeron fuente principal para otros historiadores posteriores como
Apiano. Cfr. APIANO (1980).
8
LÓPEZ EIRE, A (1990), pp. 75-96.
430 Luis Sánchez Quiñones
estadio inicial sea la monarquía9, que se produce, cuando tras una fuerte
crisis, surge un hombre, capaz de aglutinar a su alrededor al resto de la
población que necesita un líder que los dirija. Esa monarquía, degenera en
tiranía10, cuando el rey o sus herederos son débiles o cae en excesos, siendo
necesario que los hombres justos y valientes del reino, asuman su control,
lo que llevaría a la aristocracia11. Cuando la aristocracia, se corrompe a su
vez, se pasaría a la oligarquía12, que conduce al descontento popular, se
evoluciona hacia la democracia13, puesto que la multitud derroca al gobier-
no. Corrupta ésta nuevamente, se implanta el gobierno oclocrático14 que
9
“Mientras la autoridad se mide por las fuerzas, se llama monarquía; pero después que con
el transcurso del tiempo se introduce en la sociedad una educación común y un trato mutuo,
ya entonces pasa a ser reino; y este es el momento en que el hombre comienza a formar idea de
lo honesto y de lo justo, así como de los vicios contrarios (…)”. POLIBIO (1971), pp. 551.
10
“Pero después que sus herederos y sucesores hallaron prevenido todo lo concerniente a la segu-
ridad, y aún más de lo que necesitaban para satisfacer las necesidades de la vida, entonces
lisonjeadas sus pasiones con la abundancia, creyeron que la majestad debía fundarse en
traer un vestido más rico, mantener una mesa más opípara, gastar un tren más costoso que
sus súbditos, y en que ninguno pudiese contradecirles en sus amores y pasiones aunque ilíci-
tas. De estos desórdenes, unos se suscitaron la envidia y ofensa, otros el odio e ira implacable,
y de reyes pasaron a tiranos; pero al mismo tiempo se echaron los cimientos de su ruina, y
se conspiró contra su autoridad; propósito que nunca fue de hombres despreciables, sino de
los más ilustres, más magnánimos y más esforzados; porque éstos son los que menos pueden
sufrir la insolencia de los tiranos”. Ibídem, p. 551.
11
“Así que se ve el pueblo con jefes, cuando les presta su poder contra los reyes; y abolida hasta
la sombra de reino y monarquía, pasa a fundar y establecer la aristocracia. El pueblo, reco-
nocido a los que le han liberado de los monarcas, se entrega sin reflexionar su conducta, y les
fía sus personas”. Ibídem, p. 551.
12
“Pero suceden sus hijos en las mismas dignidades, gentes poco acostumbradas a trabajos, sin
la más mínima noción de la igualdad y de la libertad constitutivos de una república, criados
desde la infancia entre los honores y dignidades de sus padres; y abandonándose unos a la
avaricia y torpe deseo de riquezas, otros a las borracheras y comilonas insaciables, otros a los
adulterios y amores infames, transforman la aristocracia en oligarquía (…)”. Ibídem, pp.
551.
13
“Si después alguno, vista la envidia y odio de que el pueblo está animado, tiene la audacia
de decir o hacer alguna cosa contra los jefes, y halla a la multitud en disposición de coadyu-
var sus intentos, las consecuencias son la muerte de unos… y el destierro de otros. En este
caso a nombrar rey ya no se atreven; dura aun el temor de la injusticia de los pasados. Para
confiar el gobierno a muchos no tienen ánimo; está aún muy reciente la memoria de sus an-
teriores yerros. Sólo les queda salvo el recurso que hallan en sí mismos, a éste se atienen, y he
aquí transformado el gobierno de oligarquía en democracia, y sustituido el poder y cuidado
de los negocios en sus personas (…)”. Ibídem, p. 551.
14
“Una vez enseñado éste a dejarse sobornar y vivir a costa de la loca ambición de honores de
sus jefes, desde aquel punto desaparece la democracia, y sucede en su lugar la fuerza y la
Los orígenes de la Constitución Americana de 1787 431
19
“Es bien sabido que en la república romana la autoridad legislativa, en última instancia,
residió durante mucho tiempo en dos cuerpos políticos diferentes, no como ramas de la misma
legislatura, sino como legislaturas distintas e independientes, en cada una de las cuales
prevalecían intereses opuestos: en una los patricios, en la otra los plebeyos. Podrían haberse
aducido múltiples argumentos para probar lo inconveniente de dos autoridades tan contra-
dictorias al parecer y dotadas cada una del poder de anular o derogar los actos de la otra.
Pero en Roma se habría considerado como loco al hombre que hubiera intentado probar que
no existían. Es fácil comprender que me refiero a la COMITIA CENTURIATA y a la COMI-
TIA TRIBUTA. La primera, en la que el pueblo votaba por centurias, estaba organizada en
forma de dar la superioridad al interés de los patricios; y en la segunda, donde prevalecía el
número, dominaba por completo el interés plebeyo. Y, sin embargo, estas dos legislaturas coe-
xistieron durante siglos y la república romana alcanzó la cumbre de la humana grandeza”.
MADISON J., HAMILTON, A y JAY, J (2015), pp. 127.
20
Cincinato era un patricio romano dedicado a la agricultura, al que el Senado
atribuyó poderes de dictador, para hacer frente a diversas crisis, y en concreto
a una guerra con los ecuos y volscos. Finalizada la misma, y aunque su mandato
podía ser prorrogado devolvió sus poderes a la República, volviendo a sus tareas
Los orígenes de la Constitución Americana de 1787 433
2. John Locke
La segunda influencia reseñable, es la proveniente de las ideas de la
Ilustración así como del liberalismo económico inglés. No podemos olvi-
dar que el argumento principal que justificaba la Revolución Americana,
era en el fondo una cuestión económica, vinculada a la ausencia de repre-
sentación política, que equilibrase la carga que por la Coronase pretendía
que asumieran los colonos. Sin ser una cuestión desdeñable, tal idea, ya
había sido anticipada por John Locke en su obra Dos Tratados sobre el
Gobierno Civil (1689)25, indicando que la propiedad privada, es un dere-
cho inalienable del hombre, así como el derecho a trabajar, y a adquirir
lo trabajado. Esa mentalidad del liberalismo económico, acompañó a las
colonias americanas desde los primeros albores del siglo XVIII, forjando la
mentalidad que actualmente aún perdura en la sociedad norteamericana.
Pese a que no podemos negar que el pensamiento de Locke tenía como
objeto justificar políticamente la conquista y adquisición de los territorios
norteamericanos, esa misma argumentación fue empleada en los años si-
guientes por los revolucionarios para otorgar al ciudadano algunos de los
derechos más célebres que le fueron concedidos, entre los que se encuen-
tran, el derecho a ser feliz, el derecho a ser libre, y por supuesto el derecho
a ser propietario26.
La noción persona y propiedad en Locke resulta indisoluble, puesto
que el hombre emplea su persona en trabajar, y al haber sido creado a
imagen y semejanza del Creador, puede obtener igualmente propiedad
sobre la tierra con su esfuerzo27. Esta vinculación directa de la propiedad
con el hombre, permite que se cree una sociedad en torno a la misma, que
proteja el fruto de ese trabajo, y que castigue cualquier atentado contra el
mismo28. Así, la ley divina es la que rige el estado de la naturaleza y del pro-
25
POLO SANTILLÁN, M. A. (2005), pp. 39-65.
26
La idea no era estrictamente original. Los derechos políticos del hombre vincu-
lados a su condición de propietario ya se habían recogido en la Carta Magna.
HOLT, J. C. (1985), pp. 169.
27
“Y así entiendo que es facilísimo concebir, sin dificultad alguna, cómo el trabajo empezó
dando título de propiedad sobre as cosas comunes de la naturaleza, y cómo la inversión para
nuestro uso lo limitó; de modo que no pudo haber motivo de contienda sobre los títulos, ni
duda alguna sobre la extensión del bien que conferían. Derecho y conveniencia iban estre-
chamente unidos. Porque el hombre tenía derecho a cuanto pudiere atender con su trabajo,
de modo que se hallaba a cubierto de la tentación de trabajar para conseguir más de lo que
pudiera valerle”. LOCKE, J. (2006), p. 34.
28
SEVERO CHUMBITA, J (2011), pp. 25-52.
Los orígenes de la Constitución Americana de 1787 435
pio poder político. La ley divina contiene los mandatos de Dios y constituye
los términos básicos de la moralidad29, resultando que lo no están sujeto a
mandatos o prohibiciones de la ley divina, se encuentra dentro de la liber-
tad natural del hombre, y por ende, dentro del ámbito en el cual han de
configurarse los poderes de la autoridad política.
Esa construcción del Estado requiere a su vez, que se designe el mismo
por la fórmula de la república (que identifica con la monarquía parlamen-
taria británica)30, asumiendo que el estado primordial e idóneo, sería el
consagrado por la república romana, si bien efectúa una referencia a la
realeza, buscando evitar que se considere la preferencia que efectúa como
una afrenta a la figura monárquica.
Abundando en lo anterior Locke consagra más adelante (Capítulo XII,
apartados 143 a 148)31, la llamada separación de poderes, definiéndolos
como legislativo, ejecutivo y federativo, si bien estos dos últimos eran esen-
cia el mismo, puesto que el ejecutivo tiene el mandato de poner en prác-
tica las leyes, el federativo busca las relaciones externas con la república.
Esta facultad se vería perfeccionada años más tarde con Montesquieu que
fijo la separación de poderes, que posteriormente se vería reflejada de una
forma más completa en la Constitución de 1787.
Todo lo anterior, se veía además imbuido de la proclama esencial, que
esa sí, se reprodujo de forma sistemática tanto en la Declaración de In-
dependencia como en la Constitución de 1787 y que proclamaba que los
hombres eran iguales y que son perfectamente libres32.
29
SOLAR CAYÓN, J. (1998), pp. 601-636.
30
“Estado” he entendido constantemente no una democracia ni cualquier otra forma de gobier-
no, sino cualquier comunidad independiente, por los latinos llamada civitas, palabra a la
que corresponde con la mayor eficacia posible en nuestro lenguaje la de república, que expresa
adecuadamente tal sociedad de hombres, lo que no haría la sola palabra “comunidad”, pues
puede haber comunidades subordinadas en un gobierno, y mucho menos la palabra “ciu-
dad”. Teniéndolo en cuenta, y para evitar ambigüedades, pido que se me permita usar la
palabra república en tal sentido, según la usó el mismo rey Jaime”. LOCKE, J (2006), p.
130.
31
Ibídem, pp. 143 a 146.
32
“Para entender rectamente el poder político, y derivarlo de su origen, debemos considerar en
qué estado se hallan naturalmente los hombres todos, que no es otro que el de perfecta libertad
para ordenar sus acciones, y disponer de sus personas y bienes como lo tuvieren a bien, dentro
de los límites de la ley natural, sin pedir permiso o depender de la voluntad de otro hombre
alguno”. Ibídem, p. 10.
436 Luis Sánchez Quiñones
3. La influencia francesa
En una línea similar a John Locke influyeron las ideas francesas sobre
el texto norteamericano. Francia había sido la principal protagonista du-
rante el siglo de las luces, con autores de la relevancia e importancia de
Rousseau, Montesquieu o Didérot, correspondiendo el protagonismo a los
dos primeros.
En el caso de Montesquieu, estas ideas fueron expuestas en su obra
cumbre El Espíritu de las Leyes38. En la citada obra, Montesquieu, expone
que existen tres tipos de gobierno: republicano, monárquico y despótico,
expresando su predilección por la forma republicana por entender que el
pueblo es “sumamente apto para elegir las personas a quienes debe confiar parte
de su autoridad”39, aclarando en todo caso que el pueblo no es suscepti-
ble de ser considerado corrupto puesto que en su naturaleza se encuentra
el obrar con pasión. Por tanto, debe ser ley fundamental de la democra-
33
LOCKE, J., pp. 1-44.
34
ALVEAR TÉLLEZ, J. C. (2008), pp. 141-156.
35
SOLAR CAYÓN, J. I. (1995), pp. 95-108.
36
SOLAR CAYÓN, J. I (1998), pp. 601-636.
37
JEFFERSON, T (2014), pp. 380-384.
38
DE SECONDAT, C. L. BARÓN DE MONTESQUIEU (1906).
39
Ibídem, p. 23.
Los orígenes de la Constitución Americana de 1787 437
cia que solo el pueblo haga las leyes. Asimismo, Montesquieu defiende la
república romana, como forma ideal de gobierno, por entender que la
misma, fue la que mejor representó las virtudes de la democracia, otorgan-
do un contrapeso de poderes que no se encuentran en la monarquía. De
hecho, Montesquieu niega la existencia de virtud alguna en el gobierno
monárquico40.
Por tanto, y no existiendo virtud alguna —al menos aparente en la mo-
narquía— y no pudiendo buscar la misma, por su propia naturaleza, en la
forma de gobierno despótica, la república, que en el fondo representa la
democracia, es la única vía plausible que puede otorgar al hombre la to-
talidad de los derechos que le corresponden, entre los que se encontraría
la igualdad41 o el derecho a ser escuchado y conocer los delitos de los que
fuera acusado42, e incluso niega la posibilidad de aplicar la tortura, como
fin para obtener confesiones43.
Precisamente esta disquisición en torno a la justicia, permite que Mon-
tesquieu esboce la que es su idea principal, y que estriba en la separación
de poderes, ya anticipada por Locke. Así, rebate la idea de la concentración
de poderes del soberano, el cual no puede ser rey y juez al mismo tiempo44.
Los anteriores principios, convencen a Montesquieu, de que la democracia
se relaja, cuando el “espíritu” de igualdad se obvia, y todos los ciudadanos
desean acceder al poder, bien mediante su compra, o mediante la violen-
cia, lo que desemboca en la aristocracia o el despotismo, porque al final,
solo unos pocos lograrán su objetivo de dominar el poder, o en todo caso,
uno solo, que se erigirá en tirano.
Para evitar lo anterior, y aun reconociendo que la libertad del hombre
es evidente, Montesquieu afirma que sin embargo, no es la facultad de
hacer lo que no quiera, sino lo que las leyes permitan45, afirmando que la
democracia no es un estado libre, sino que solo es libre, en la medida que
40
Ibídem, p. 43 “El cardenal de Richelieu insinúa en su testamento político que si hay en el
reino algún hombre honrado, el monarca debe guardarse de servirse de él. Tan cierto es que
el gobierno monárquico no tiene por resorte la virtud; en verdad, no la excluye, pero no es su
resorte”.
41
Ibídem, p. 75: “Cualquier desigualdad en la democracia debe dimanar de la naturaleza
misma de la democracia y del principio de la igualdad”.
42
Ibídem, p. 114.
43
Ibídem, p. 140.
44
Ibídem, p. 123: “Convienen, por el contrario, tribunales de justicia que procedan con sere-
nidad y para los cuales sean los asuntos en cierto modo indiferentes”.
45
Ibídem, p. 225.
438 Luis Sánchez Quiñones
46
Ibídem, p. 226: “Una constitución, puede ser tal, que nadie se vea precisado a hacer aque-
llo a que la ley no le obliga, ni a dejar de hacer lo que le permite”.
47
Ibídem, p. 229: “Todo estaría perdido si el mismo hombre, o el mismo cuerpo de los próceres
o de los nobles o del pueblo, ejerciese estos tres poderes: el de hacer las leyes, el de ejecutar las
resoluciones públicas y el de juzgador los delitos o las diferencias de los particulares”.
48
Ibídem, p. 229.
49
Ibídem, pp. 230 y 231. Montesquieu justifica dicha atribución de esta forma: “El
poder ejecutivo debe estar en manos de un monarca, porque esta parte del gobierno, que exige
casi siempre una acción rápida, la administra mejor uno que mucho, al contrario de lo que
acontece con lo que depende del poder legislativo, que se orden comúnmente mejor por mucho
que por uno”.
Los orígenes de la Constitución Americana de 1787 439
50
De hecho, frente a la voluntad general de Rousseau que relativiza y difumina al
hombre en el estado los revolucionarios americanos apostaban por potenciar el
individuo, lo que se evidencia en la concepción de ambos textos. SAUQUILLO, J.
(2007), pp. 1-14.
51
ROUSSEAU, J. J. (1985), p. 65: “el hombre ha nacido libre, y sin embargo, vive en todas
partes entre cadenas”.
52
Ibídem, pp. 63 y 73.
53
ARTOLA GALLEGO, M. (1985), p. 241.
54
ROUSSEAU, J. J. (1985), p. 60.
440 Luis Sánchez Quiñones
nocer a unos individuos libres e iguales, pero siempre dentro de los límites
que fije el contrato suscrito con la sociedad, las leyes y el soberano5556.
Aun aceptando que Rousseau defendía parte de los principios recono-
cidos en la Constitución Americana, su menor popularidad —cuestiones
personales aparte— obedecía también, a que establecía una suerte de lími-
tes a la libertad del hombre, como sujeto individual. Tales limitaciones no
eran del agrado de los revolucionarios americanos, puesto que suponían,
aceptar que una vez estipulado el pacto o contrato con el soberano —inde-
pendientemente de quien fuera— la libertad individual, debía ceñirse al
mismo, siendo aceptables otras formas de gobierno distintas de las pacta-
das si las circunstancias así lo requiriesen57. Dada cuenta, la falta de entu-
siasmo que sentía la Convención Constitucional por experimentos pasados
ya fallidos, o por experiencias ciertamente recientes, la idea de concentrar
los poderes en un solo hombre, era motivo más que justificado para poster-
gar a este pensador francés, en beneficio de figuras más generosas con las
libertades personales y el equilibrio político como Locke y Montesquieu.
55
Ibídem, p. 61.
56
Rousseau asumía parte de los postulados hobbesianos, en el sentido de entender
que aquello que no ha sido expresamente prohibido por el soberano, se encuen-
tra autorizado. FOISNEAU (2007), pp. 57-70.
57
ROUSSEAU, J. J. (1985), p. 74. Rousseau lo expresa en estos términos: “Si para
remediar el mal basta aumentar la actividad del gobierno, se le concentra en uno o dos de
sus miembros: de esta suerte, no es la autoridad de las leyes la que se altera, sino la forma de
la administración. Mas, si el peligro es tal que el aparato de las leyes constituye un obstáculo
para dominarlo, entonces se nombra un jefe supremo que haga callar las leyes y suspenda
temporalmente la autoridad soberana”.
58
Poeta inglés, autor de El Paraíso Perdido. En 1644 escribió la Areopagítica, un po-
lémico ensayo en torno a la libertad de expresión. Curiosamente, y como hemos
visto, esta libertad no fue expresamente reconocida hasta que se aprobó la Prime-
ra Enmienda en 1791. Según parece, aun en aquella época, la idea propugnada
por Milton seguía siendo demasiado adelantada.
59
Conflicto interno entre los seguidores de Carlos I y los adeptos de Oliver Cromwell,
que finalizó con la decapitación del primero y la instauración de la república.
Los orígenes de la Constitución Americana de 1787 441
60
SALDAÑA DÍAZ, M. N. (2012), p. 696.
61
Lo expresaba en estos términos: “Porque si seguros andamos de estar en lo cierto, y no
sustentamos verdad culpablemente, lo que sería incongruencia; si no condenamos nosotros
mismos nuestras flaca y frívola enseñanza, ni al pueblo por chisma vagabunda, ignorada
e irreligiosa ¿habrá cosa más justa que cuando un hombre juicioso, buen sabedor y cuya
conciencia, a lo sepamos, tan buena sea como la de aquellos que nos enseñaran lo que co-
nocemos, publique al mundo, no privadamente de casa en casa, lo que es más riesgoso, sino
por escrito, cuál sea su opinión, cuáles sus razones y por tanto lo tenido a la sazón como no
seguro?” MILTON, J (2000), p. 75.
62
“Se alega, además, que no debemos exponernos sin necesidad a las tentaciones; ni, en pos
de esto, perder el tiempo en cosas vanas. Para ambas objeciones servirá una sola respuesta,
del mismo tenor de razones ya dichas: que no para los nombres todos han de ser tales libros
tentaciones ni vanidades, pues habrá quiénes los empleen como útiles drogas y materiales
con que templar y componer fuerzas (…) Y de ello prometí ocuparme luego: esto es, de que
tal sistema de licencias en modo alguno conduce al fin para que fue inventado, lo que un
tanto prematuramente saltó a la vista mientras andaba en estas anteriores explicaciones”.
Ibídem, p. 41.
63
Por el contrario, Milton era muy crítico con la Iglesia anglicana a la que acusaba
de no seguir las reglas fijadas en los primeros tiempos de la Reforma “la mesa de
comunión se ha convertido ahora en mesa de separación (…) el pueblo, vilipendiado y recha-
zado por ellos, abandona el serio estudio de la virtud y la piedad, como una cosa de mayor
pureza de la que ellos necesitan (…)”. MARTÍNEZ RODRÍGUEZ, M. A. (1999), p. 70.
442 Luis Sánchez Quiñones
64
John Peter Zenger. Editor del diario New York Weekly Journal de Nueva York. En
1735 fue procesado por libelo, al acusar al Gobernador de la Colonia acusándole
de una serie de irregularidades en su gestión. Fue absuelto al considerarse que los
hechos eran ciertos y que por lo tanto, no existía responsabilidad criminal.
Los orígenes de la Constitución Americana de 1787 443
65
El texto indicaba: “Gran Bretaña ha declarado cruel guerra a la misma naturaleza huma-
na, violando sus más sagrados derechos a la vida y la libertad en las personas de distantes
gentes que jamás la habían ofendido, capturándolas y conduciéndolas a otro hemisferio
para someterlas a esclavitud o haciéndolas sufrir la más miserable de las muertes durante su
transporte hasta aquí”. APARISI MIRALLES, M. A. (1990), pp. 209-224.
66
DICKINSON, J., pp. 127-164.
67
APARISI MIRALLES, M. A. (1990), p. 219.
68
APARISI MIRALLES, M. A. (1990), pp. 455-468.
69
Esa falta de compromiso hizo que los estados del sur celebrasen la aprobación
de la Constitución con júbilo, llegando uno de sus delegados a afirmar: “Hemos
obtenido el derecho a recuperar nuestros esclavos en cualquier parte de América en la que se
hayan refugiado (sic)”. HOLTON, W. (2007), p. 244.
444 Luis Sánchez Quiñones
70
APARISI MIRALLES, M. A. (1990), p. 467.
71
APARISI MIRALLES, A. (1995), p. 134.
72
HOPKINS, S., pp. 41-62.
73
Los juicios con jurado provenían de la herencia normanda y fueron empleados
como medio probatorio directo en la elaboración del Libro de Doomsday. BE-
LLOC, H. (2005), p. 105.
Los orígenes de la Constitución Americana de 1787 445
optó por revisar los textos legales ingleses para evitar verse sometidos en
pleno proceso, a una tarea hercúlea y de discutible resultado74.
Las referencias a textos como la Carta Magna de 1215, el Bill of Rights
de 1689, el Habeas Corpus Amendment Act, entre otros, denotan, que
pese a buscar referencias propias, y justificar la construcción de un nuevo
estado sentado sobre nuevos cimientos, los revolucionarios americanos no
dudaron en refundir, modificar y adaptar aquellas estructuras preexisten-
tes que pudieran servirles.
Esa adaptación se produjo no solo en la modificación de su estatus jurí-
dico, sino en la reorientación de su sumisión frente al monarca, convirtién-
dola en participación en el nuevo estado.
Sin embargo, debemos recordar que tales antecedentes se fundaban en
la existencia de un monarca absoluto, que realizaba una suerte de conce-
siones a sus súbditos, los cuales recibían y agradecían dichos derechos. Tal
fue el origen de la Carta Magna de 1215, la cual consistía en una serie de
concesiones realizadas por el Rey Juan I (conocido como Juan Sin Tierra)
a la nobleza británica para poner fin a la incipiente guerra civil que se ha
había declarado en su reino.
Dicha Carta, a la que nos hemos referido con anterioridad, sentaba los
privilegios de la nobleza y al clero, concesiones que realizaba la Corona,
pero partiendo siempre de su posición de supremacía y de la supeditación
que le debían las demás clases del reino. Las referencias que se realizaban
a los hombres libres (liberi homines) de la Carta, se debían únicamente para
barones de la nobleza, y hombre del clero, no siendo en modo alguno
equiparables a los siervos7576. Ello no impidió que el texto, constituyera un
hito, que fue tomado en consideración para posteriores reivindicaciones,
durante los siguientes quinientos años77.
La adopción de estas normas, implicaba a su vez, la aplicación de los
principios del common law, y la interpretación que se hizo de los mismos,
principalmente en la obra de Sir Edward Coke, “Institutes of Law”, la cual,
como veremos más adelante, fue una referencia inicial, en los pronuncia-
74
JEFFERSON, T (2014), pp. 40-45.
75
BREWER-CARIAS, A. R. (1992), pp. 32-33.
76
Porque no eran propietarios. Cfr. Nota 25.
77
Pese a ello, el texto de la Carta Magna era una ampliación de la llamada Carta
de Libertades, ya otorgada por Enrique I y en la que se comprometía a respetar
diversas libertades feudales y de la Iglesia. BELLOC, H. (2005), pp. 115-116.
446 Luis Sánchez Quiñones
78
APARISI MIRALLES, A (1995), pp. 138-139.
79
Ibídem, p. 142.
80
Aunque tenía su antecedente en la Carta Magna, la idea de que el rey no podía
arrebatar derechos a sus súbditos se encontraba muy arraigada en la mentali-
dad parlamentaria inglesa. Debate en comité de 22 de mayo de 1610 sobre la
Petición de Derechos de los Comunes. MARTÍNEZ RODRÍGUEZ, M. A. (1999),
p. 52.
81
En este sentido, y sin perjuicio de los ya enunciados, es apreciable la relación de
derechos que contienen los tres textos que posteriormente están incluidos en las
distintas Enmiendas, aunque desprovistas estas, del deber de obediencia y supe-
ditación a la figura del monarca que se desprende de los textos ingleses.
Los orígenes de la Constitución Americana de 1787 447
82
Jefferson recogió tales ideas en el panfleto “A summary view of the rights of British
America”. Es una denuncia de la situación de las colonias, en la que se exponen las
infracciones de los derechos naturales que han padecido los colonos. Cuestiona
asimismo, la figura de la esclavitud, aunque como hemos visto, Jefferson, man-
tuvo una posición, ciertamente ambigua sobre el tema. APARISI MIRALLES, A.
(1995), pp. 226-230.
83
Esta clasificación, es la propuesta por APARISI MIRALLES, A (1995).
448 Luis Sánchez Quiñones
84
BAILYN, B (2012), P. 85.
Los orígenes de la Constitución Americana de 1787 449
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Perspectivas de participación de Instituciones
Nacionales de Derechos Humanos en la
justicia constitucional. Un análisis a partir
del artículo 26 de la Carta Africana de
Derechos Humanos y de los Pueblos
JOSÉ PINA-DELGADO
I. INTRODUCCIÓN
Varios países incluyen en su estructura de protección de derechos ins-
tituciones no judiciales. Por regla general son órganos colegiados como
comisiones (o institutos) de derechos humanos o comisiones, institutos
o comisiones sectoriales de derechos u órganos singulares como los Om-
budsman (Defensores del Pueblo). En ciertos casos, la creación de tales
instituciones se deriva de obligaciones que el Estado asume al vincularse
a tratados internacionales de derechos humanos. Es lo que ocurre con los
países que forman parte del convenio regional africano, la Carta Africana
de Derechos Humanos y de los Pueblos, el único de los tres principales
454 José Pina-Delgado
1
Cf. [Fecha de consulta: 19 de diciembre de 2018] [Disponible en: https://au.int/
en/treaties/african-charter-human-and-peoples-rights].
2
Ibíd.
3
M’BAYE (2002); MUBIALA (2005); KAMTO (dir.) (2011) y VILJOEN (2012).
4
Véanse para el caso de Chile GUILOFF (2008); ZALAQUETT (2010); CODDOU
(2010); Letelier Wartenberg (2011) y FRIES Monleón (2012); y, para la experien-
cia de Cabo Verde, Duarte (2007).
5
MBELLE (2008); DINOKOPILA (2010).
6
African Charter on Human and People’s Rights (2016).
Perspectivas de participación de Instituciones Nacionales de Derechos Humanos... 455
7
Cf. Principles Relating to the Status of National Institutions (1995), Annex 1.
8
Cf. ANKUMAH (1996), passim.
9
Véase Concluding Observation and Recommendations on the Initial Periodic Re-
port of the Republic of Liberia on the Implementation of the African Charter
on Human and Peoples’ Rights, 17th Extra-Ordinary Session, 19-28 de febrero de
2015, párr. 47.
10
MANBY (2008); OLANIYAN (2008).
11
OLANIYAN (2008).
12
BALDWIN y MOREL, “Group Rights” (2008), pp. 244-288.
456 José Pina-Delgado
13
Observations Finales et Recommandations relatives au Rapport initial et cumulé de la Ré-
publique Gabonaise sur la mise en oeuvre de la Charte Africaine des droits de l’Homme et
des Peuples (1986-2012), 15ème Session Extraordinaire, 7-14 de marzo de 2014, párr.
66v; Observations finales relatives au 3ème Rapport Périodique de la République du Came-
roun, 15ème Session Extraordinaire, 7-14 de marzo de 2014, párr. 18; Concluding
Observations and Recommendations on the 5th Periodic Report of the Federal Republic of
Nigeria on the Implementation of the Africa Charter on Human and Peoples’ Rights (2011-
2014), 57th Ordinary Session, 4-18 de noviembre de 2015, párr. 47.
14
DE BECO y MURRAY (2014).
15
La Comisión ya tomó posición en el sentido de que el incumplimiento de reco-
mendaciones del Ombudsman puede afectar el derecho de acceso a la justicia en
las Concluding Observations and Recommendations on the Initial and Combined Periodic
Report of the Republic of Malawi on the Implementation of the African Charter on Human
and Peoples’ Rights (1995-2013), 57th Ordinary Session, 4-18 de noviembre de 2015,
párr. 96.
16
Esta cuestión ha merecido recomendaciones a varios Estados para que garanticen
esa capacidad y eficacia, principalmente en lo que respecta a los medios humanos
y financieros puestos a disposición (Observations Finales et Recommendations Relatives
au Rapport Périodique cumulé de la République du Burundi, párr. 54 iv; Observations
finales relatives au Rapport Périodique combiné du Niger (2003-2014)) sur la mise en
oeuvre de la Charte Africaine des droits de l’homme et des peuples, párr. 64; Concluding
Observations and Recommendations on Sixth Periodic Reports of the Republic of Namibia
on the Implementation of the African Charter on Human and Peoples’ Rights (2011-2013),
58th ordinary Session, 6-10 de abril de 2016, párr. 44).
17
Cf. Concluding Observations and Recommendations on the 5th Periodic Report of the Federal
Republic of Nigeria on the Implementation of the African Charter on Human and Peoples’
Perspectivas de participación de Instituciones Nacionales de Derechos Humanos... 457
22
Concluding Observations on the Cumulative Periodic Reports [2nd, 3rd, 4th, 5th] of the Re-
public of Angola, Twelfthe Extraordinary Session, 30 de julio-4 de agosto de 2012,
Recommendation VIII, disponible en la página web de la Comisión Africana:
http://www.achpr.org/files/sessions/12th-eo/conc-obs/2nd-1999-2010/conclu-
ding_observations_angola_eng.pdf, accedido el 20 de octubre de 2017).
23
Adicionalmente, cf. Reif (2004), passim.
24
Egyptian Initiative for Personal Rights and Interights v Egypt II) (2012), párr. 235.
Perspectivas de participación de Instituciones Nacionales de Derechos Humanos... 459
25
Esta lógica también la asume un documento importante de las Naciones Unidas,
National Human Rights Institutions. A Handbook on the Establishment and Strengthening
of National Institutions for the Promotion and Protection of Human Rights (1995), párr.
40-62, y la práctica de la propia Comisión (v. Observations finales et recommandations
relatives au 3ème, 4ème et 5ème Rapport Périodiques Cumulés de la République du Togo, para.
12; Observation finales relatives au Rapport Périodique combiné du Niger [2003-2014] sur
la mise en oeuvre de la Chatre Africaine des droits de l’homme et des peuples, párr. 14).
26
African Charter on Democracy, Election and Good Governance (2016).
27
Protocol on Democracy and Good Governance Supplementary to the Protocol relating to the
Mechanism for Conflict Prevention, Management, Resolution, Peacekeeping and Security
(2010).
28
PINA-DELGADO (2016).
29
Action pour la Protection des Droits de l’Homme v. Côte d’Ivoire (2016).
30
BESSELINK (2001), y POHJOLAINEN (2006).
460 José Pina-Delgado
31
Protocolo Facultativo de la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas
Crueles, Inhumanos o Degradantes (2014), Art. 18(4).
32
Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad (2014), art.
33(2).
Perspectivas de participación de Instituciones Nacionales de Derechos Humanos... 461
33
En este momento, de acuerdo con los datos disponibles en el informe anual de
la Comisión, hay 27 instituciones acreditadas (42nd Activity Report of the African
Commission on Human and Peoples’ Rights, Banjul, African Commission on Human
Rights, 2017, párr. 34). Sin embargo, la lista de miembros de la Red Africana de
Instituciones Nacionales de Derechos Humanos es mayor, además de los conoci-
dos, porque hay ejemplos lusófonos de algunas instituciones nacionales que no
forman parte ni de una ni de otra, lo que eleva este número a más de cuarenta
[véase The Network of African National Human Rights Institutions (2016)].
34
Cf. Resolution on the Granting of Affiliate Status to National Human Rights Institutions
and Specialized Human Rights Institutions in Africa, 2, ACHPR/Res 370 (LX) 2017, 22
de mayo, disponible en http://www.achpr.org/sessions/60th/resolutions/370/,
accedido el 20 de octubre de 2017), que, pese a haber renunciado al criterio que
aparecía en la versión de 1998 de acuerdo con los Principios de París (v. Resolution
on Granting Observer Status to National Human Rights Institutions in Africa (2016)), si-
guió refiriéndose a ellos como un modelo de organización en la parte preliminar.
35
Resolution on the Granting of Affiliate Status to National Human Rights Institu-
tions and Specialized Human Rights Institutions in Africa (2016).
36
Cf. las Guidelines on the Role of NHRI in Monitoring Implementation of Recommendation
of the African Commission on Human and People’s Rights and Judgements of the African
Court on Human and People’s Rights (2016).
37
Resolution on the Granting of Affiliate Status to National Human Rights Institu-
tions and Specialized Human Rights Institutions in Africa (2016).
462 José Pina-Delgado
38
JUMA (2007); PINA-DELGADO (2016) y VILJOEN (2018).
39
Véase lista que incluye Burkina Faso, Malawi, Mali, Gana, Tanzania, Costa de Mar-
fil y Benín, [Disponible en https://au.int/sites/default/files/treaties/7778-sl-
protocol_to_the_african_charter_on_human_and_peoplesrights_on_the_estab.
pdf].
40
VILJOEN y ABEBE (2014), pp. 41-42.
41
Cf. Protocol on the Statute of the African Court of Justice and Human Rights (2016).
42
Véase también con esta asociación el artículo de Paul Tavernier y Roland Adjovi
(2011), pp. 663-664.
Perspectivas de participación de Instituciones Nacionales de Derechos Humanos... 463
en el punto de mira43. Los destinatarios son las personas y los pueblos, los
titulares de esas posiciones jurídicas, para que conozcan sus derechos y los
mecanismos de protección previstos en la Carta y puedan exigir44, un co-
nocimiento que a juicio de la Comisión Africana dista de ser aceptable en
el continente, puesto que uno de los principales problemas con los que se
encuentra el mecanismo es que la población desconoce el (los) sistema (s)
de protección de derechos. Aunque esto también ocurre con los órganos y
agentes del Estado, que tienen el objetivo de conformar su conducta a los
preceptos que los concretan. Por este motivo, la Comisión ha insistido en
la necesidad de que se den a conocer esos derechos e instrumentos, sobre
todo a ciertas entidades estratégicas (magistrados, abogados, miembros de
las fuerzas de seguridad, funcionarios de prisiones)45.
En segundo lugar, dichas instituciones tienen un deber de protección,
que, como confirma un estudio clásico de esa materia46, sea reparador de
una vulneración ya concretada, estableciéndose mecanismos, aunque no
judiciales, a los que las personas y los pueblos pueden acceder para defen-
der sus derechos, a veces de manera más especializada y más rápida. Así
pues, el sistema de protección africano de derechos, como se ha dicho y
resulta evidente, no solo depende de una declaración de derechos sin que
haya medios de protección. Asimismo, la Bill of Rights se completa a través
de la existencia de un conjunto de instituciones y mecanismos de defensa
de derechos, incluso, en este momento, por la vía judicial a través del Tri-
bunal Africano.
Y no se limita a esto, puesto que dichos medios en un principio se con-
sideran complementarios, ya que el locus por excelencia de protección de
derechos se halla la esfera interna, donde están las personas (individuales
y colectivas) y los pueblos —en el caso africano— que son sus titulares.
43
KEBA M’BAYE (2002).
44
Observations Finales et Recommandations Relatives au Rapport Périodique cumulé de la
République du Burundi, 13ème Session Extraordinaire 19-25 février, párr. 32; Observa-
tions Finales et Recommandations Relatives au 3ème, 4ème et 5ème Rapport Périodique Cumulé
de la République du Togo, 51ème, 18 abril - 2 maio, párr. 37; Observations finales relatives
au Rapport Périodique combiné du Niger [2003-2014] sur la mise en oeuvre de la Charte
Africaine des droits de l’homme et des peuples, 18ème Session Extraordinaires 29 de ju-
lio-7 de agosto, 2015, párr. 57.
45
Véase Concluding Observations and Recommendations on the 4th and 5th Periodic Re-
port of the Republic of Sudan, 51th Session, 18 de abril-2 de mayo, 2012, párr.
57-58.
46
KEBA M’Baye (2002).
464 José Pina-Delgado
47
PINA-DELGADO (2016).
48
Ibíd. (2019), passim.
49
IBÍD. Y UDOMBANA (2006).
Perspectivas de participación de Instituciones Nacionales de Derechos Humanos... 465
titulares de los derechos recurran a esas instituciones para cumplir con ese
criterio de impugnabilidad50.
Además de estas manifestaciones de las relaciones de complementarie-
dad entre los tribunales y las instituciones nacionales de derechos huma-
nos, hay un tercer desdoblamiento, cuya materialización y estado de re-
flexión están poco desarrollados. Por lo cual, urge promover su discusión
con mayor intensidad, con independencia del sistema jurídico a partir del
cual cada analista aborde el problema. Es lo que haremos, con las limitacio-
nes indicadas, a continuación.
50
Patrick Okiring and Agupio Samson (represented by Human Rights Network and
ISIS-WICCE) v. Republic of Uganda (2017).
51
GIESEN (2015).
466 José Pina-Delgado
52
BAZAN (2003).
53
SHELTON (1994); BARTHOLOMEUSZ (2005), y WIIK (2018).
54
VAN DEN EYNDE (2013) y DOLIDZE (2016).
55
DE PIÉROLA Y BALTA y TAMAYO Loayaza (1996).
56
VILJOEN y ABEBE (2014).
57
KOCHEVAR (2013).
58
BAZAN (2010), passim; BAUER Bronstrup (2016).
59
DWORKIN (1986), passim.
Perspectivas de participación de Instituciones Nacionales de Derechos Humanos... 467
60
BAZAN (2003).
61
HART (1994).
62
KRISLOV (1963).
63
MOHAN (2010), passim.
64
BAZÁN (2010).
65
CARVER (2010).
468 José Pina-Delgado
66
GENTILI (2011).
67
CREGO (2010).
Perspectivas de participación de Instituciones Nacionales de Derechos Humanos... 469
68
Para un panorama de varias regiones y jurisdicciones en SÁNCHEZ Morón (1983);
NOGUEIRA Alcalá (2005); y AAVV (2016).
470 José Pina-Delgado
69
CAVALLO Aguilar (2013) y GAÏA (2008).
70
Cf. la discusión de BENAVIDES Casals (2017).
71
Véase Welch (2017).
72
Martín Minguijón (2010).
73
Pohjolainen (2006), passim.
74
Véase, en especial, Crego (2010), pp. 307-349, 309-316.
Perspectivas de participación de Instituciones Nacionales de Derechos Humanos... 471
75
Carver (2010), pp. 1-32, también incluye algunos elementos relevantes en la discu-
sión que promueve sobre la participación de las instituciones nacionales de dere-
chos humanos en la adaptación local del Derecho Internacional, y Guiloff (2008),
pp. 563-565, y Letelier Wartenberg (2011), p. 160, exponen algunas cuestiones
relacionadas con el establecimiento de la institución en Chile.
472 José Pina-Delgado
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Constitución y políticas públicas en clave con
los derechos sociales en el contexto cubano
I. PREFACIO
El Estado como garante de los derechos que posee el individuo, es crea-
dor de la norma jurídica y debe legitimar las instituciones de legalidad
y seguridad jurídica como mecanismos de regulación social y reservorio
axiológico del Derecho. Su sistematización permite que actúen como prin-
cipios deontológicos carentes de antinomias, donde las obligaciones no
se conviertan en lagunas que nieguen el derecho subjetivo que le asiste al
titular.
En este sentido, la Constitución refrendada el 24 de febrero de 2019,
devenida de una amplia participación popular delineó en cada artículo la
defensa de un texto atemperado a las condiciones actuales de la sociedad,
a partir de la actualización del modelo económico social, la tradición cons-
titucional y la influencia de los procesos constitucionalista desarrollados en
América Latina.
La dimensión material que alude al reconocimiento y garantía de los de-
rechos sociales como elemento estructural de la Constitución es entendida
de buena fe como un eslabón más en el apuntalamiento de la seguridad
*
Doctora en derecho, Profesora Titular Universidad Máximo Gómez, Ciego de Ávi-
la, Cuba. Correo electrónico: idarmisknightsoto@gmail.com.
**
Magister en Derecho, Profesora Asistente Universidad Máximo Gómez, Ciego de
Ávila, Cuba.
478 C. Idarmis Knight Soto - Marla Iris Delgado Knight
1
Cfr. PRIETO VALDÉS, M., MATILLA CORREA, A., PÉREZ GALLARDO, L B. Y
VALDÉS DÍAZ, C. C. (2006).
2
SAVIGNY (1979).
3
Para abundar sobre el tema Cfr. FERRAJOLI, L (1999).
4
Vid artículo 40 de la Constitución refrendada el 24 de febrero de 2019.
Constitución y políticas públicas en clave con los derechos sociales en el contexto cubano 479
5
DÍEZ-PICAZO, L. Y GULLÓN BALLESTEROS, A. (1993).
6
Vid artículo 46 Todas las personas tienen derecho a la vida la integridad física y
moral, la libertad, la justicia, la seguridad, la paz, la salud, la educación, la cultura,
la recreación, el deporte y a su desarrollo integral.
7
Víd. Artículo 42 Constitución de la República de Cuba.
480 C. Idarmis Knight Soto - Marla Iris Delgado Knight
8
Cfr. Conferencia de naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo. Río
de Janeiro de 1992, el capítulo 18 del Programa 21 refrendó la Resolución de la
Conferencia de Mar del Plata sobre el Agua por la que se reconocía que todas
las personas tienen derecho al acceso al agua potable, lo que se dio en llamar “la
premisa convenida”, [fecha de consulta: 19 de enero 2017] [Disponible en: www.
un.org/esa/dsd/agenda21_spanish/res_agenda21_18.shtml].
9
Observación General No. 15. El derecho al agua. Comité de Naciones Unidas de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Noviembre de 2002.
10
La Convención sobre los Derechos del Niño (art. 24), la Convención sobre la
eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (14.2)y la Con-
vención sobre los derechos de las personas con discapacidad (art. 28.2).
482 C. Idarmis Knight Soto - Marla Iris Delgado Knight
11
BIDART CAMPOS G. J. (2003).
12
Víd: Ley 126 Ley del Presupuesto de fecha 22 de diciembre de 2018, aprobada en
la Asamblea Nacional del Poder Popular.
13
La Contraloría General de la República es el órgano del Estado que tiene como
misión fundamental velar por la correcta y transparente administración de los
fondos públicos y el control superior sobre la gestión administrativa, cfr. art160 de
la Constitución de la República.
Constitución y políticas públicas en clave con los derechos sociales en el contexto cubano 483
entablan entre el Estado y los individuos —ya sean los ciudadanos o los
extranjeros— al regular los derechos, los deberes y las garantías14 que posi-
bilitan el disfrute y la defensa de estos, con la implementación de políticas
públicas y leyes para potenciar la inclusión social y la salvaguarda de los
derechos de las personas cuya condición lo requieran.
Todo ello nos indica que la incidencia económica en la consecución
de los derechos sociales tiene una amplia incidencia, y así se contempla
una serie de preceptos constitucionales que tienen la función de habilitar
y orientar la acción económica15, y puede definirse como el conjunto de
“normas básicas destinadas a proporcionar el marco jurídico fundamental
para la estructura y funcionamiento de la actividad económica o, dicho
de otro modo, para el orden y proceso económico. Tales normas sirven
de parámetros jurídicos básicos para la acción de los actores económicos
públicos y privados, y pueden ser enunciación de principios y valores di-
rectivos orientadores de la acción, o pueden tener formulación y garantías
más vigorosas”16.
Constitucionalmente la propiedad es reconocida como parte integrante
de los fundamentos políticos, sociales y económicos. No se regula expresa-
mente como derecho, aunque, en algunas de las modalidades reguladas, es
ineludible inferir esa condición.
Como se puede apreciar la Constitución garantiza el status quo de pro-
tección social a través de una estructura jurídica que vincula a los ciuda-
danos con los medios que le son propios, para garantizar la conservación
de su patrimonio, promoviendo condiciones favorables para el progreso
social y económico.
Resulta insoslayable agregar que en etapa de excepcionalidad estable-
cida por guerras, desastres o acontecimientos naturales (ciclones, inunda-
ciones, etc), están creadas todas las instituciones para la existencia de una
14
Víd. Título V de la Constitución de la República.
15
En la República de Cuba rige un sistema de economía socialista basado en la pro-
piedad de todo el pueblo sobre los medios fundamentales de producción como
la forma de propiedad principal, y la dirección planificada de la economía, que
tiene en cuenta, regula y controla el mercado en función de los intereses de la
sociedad, es loable indicar que se reconoce además la propiedad cooperativa, de
las organizaciones políticas, de masas y sociales, privada, mixta, de instituciones y
formas asociativas, personal; Cfr. artículo 18 y siguientes de la Constitución de la
República de Cuba.
16
GARCÍA-PELAYO M. (1991).
484 C. Idarmis Knight Soto - Marla Iris Delgado Knight
17
Durante la vigencia de las situaciones excepcionales y de desastre, la ley deter-
mina los derechos y deberes reconocidos por la Constitución, cuyo ejercicio
debe ser regulado de manera diferente, víd. artículo 224 de la Constitución de la
República.
Constitución y políticas públicas en clave con los derechos sociales en el contexto cubano 485
18
Cfr. GARCÍA Villaluenga Leticia y VÁZQUEZ DE CASTRO, E. (2014).
19
Cfr. artículo 195-d) de la Constitución de la República de Cuba 2019.
488 C. Idarmis Knight Soto - Marla Iris Delgado Knight
V. REFLEXIONES FINALES
1. Los derechos sociales como institución jurídica han experimentado
en Cuba un desarrollo teórico, doctrinal y normativo en el tránsito hacia
la actualidad, sujeto al principio de legalidad como necesaria expresión de
seguridad jurídica sustentándose en el redimensionamiento de las aspira-
ciones de la sociedad, desarrollándose un sistema de garantías adaptadas
a las características del sistema socioeconómico pautando la suficiencia y
calidad de los servicios sociales.
2. Los derechos sociales reconocidos constitucionalmente se han rede-
lineado a partir de presupuestos interpretativos de los ciudadanos por la
multiplicidad de mecanismos de participación establecidos, que permiten
su exigibilidad y consiguientemente la proyección de políticas públicas.
3. Los derechos sociales exigibles a través de distintos mecanismos insti-
tucionales como mandato del pueblo constituyen una garantía para lograr
su efectividad, al integrarse con carácter sistémico y con fundamento de
igualdad, interdependencia e intangibilidad.
4. La actualización del modelo económico social cubano está abierto
a nuevas realidades sociales, y debe interpretarse conforme a la norma
suprema, configurando mecanismos de garantías en función del interés
general, tutelando la acción de los poderes públicos, cuya relevancia justi-
fique la justicia y defensa de los derechos sociales.
20
Cfr. artículo195-a) de la Constitución de la República de Cuba 2019.
Constitución y políticas públicas en clave con los derechos sociales en el contexto cubano 489
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El Principio de “dedicación exclusiva” del
Conacyt. Algunas notas de Impacto en el
Derecho a la Educación superior en México
I. INTRODUCCIÓN
Las obligaciones de protección, tutela y garantía en materia de dere-
chos humanos han tenido mayor apertura en México luego de la reforma
a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (CPEUM), del 10 de
junio de 2011. Y no quiere decir que, con anterioridad a esa fecha no hu-
biera habido intentos por la garantía efectiva de los mismos, sino que con
posterioridad a diversos sucesos jurídicos, como el reconocimiento consti-
tucional de los derechos humanos tanto a aquellos taxativos en la Consti-
tución Federal, así como los encontrados en los tratados internacionales;
la resoluciones de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), v.gr.,
al Expediente Varios 912/2010 y a la Contradicción de Tesis 293/2011,
así como las múltiples sentencias emitidas por tribunales internacionales
como la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CoIDH) en contra
del Estado, se ha permeado con mayor ímpetu la exigibilidad y justiciabili-
dad de derechos que hasta antes de la segunda década del siglo hubieran
sido, incluso impensables.
*
Licenciado en Derecho y Maestro en Derechos Humanos y Justicia Constitucio-
nal, por la Universidad Veracruzana. Académico del Sistema de Enseñanza Abier-
ta de la Universidad Veracruzana, Región Veracruz-Boca del Río. Doctorando en
Derecho por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Correo electróni-
co: irvin-221090@hotmail.com.
492 Irvin Uriel López Bonilla
1
JONGITUD (2017).
El Principio de “dedicación exclusiva” del Conacyt 493
2
La concepción del bloque de constitucionalidad y/o bloque de regularidad cons-
titucional es elástico semánticamente. Rodríguez Manzo, Arjona Estévez y Fajardo
Morales, lo conciben como “[u]na categoría jurídica del derecho constitucional
comparado que se refiere al conjunto de normas que tienen supremacía constitu-
cional en el ordenamiento jurídico de cada paí[s]”. RODRÍGUEZ, et. al. (2013),
p. 17. Y, en ese tenor, se integra por los preceptos de la misma CPEUM; el trata-
miento que los tratados internacionales proporcionen a derechos humanos, siem-
pre que se encuentren suscritos por México y, la jurisprudencia tanto de la SCJN
como de la CoIDH y, en el caso de ésta, no importando si el Estado mexicano ha
sido o no parte del asunto que resuelva. LÓPEZ (2015), p. 121.
494 Irvin Uriel López Bonilla
3
En abril de 2014, la SCJN resolvió la Contradicción de Tesis 293/2011. En ella
resolvió el tema de las restricciones constitucionales, fijando que cuando exista
una expresa en la CPEUM, se deberá estar a su mandato. Sentencia de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación, abril de 2014.
Sin embargo, a finales de 2017, la Segunda Sala de la SCJN, estableció que el
favorecer la norma constitucional que establece una restricción sobre la conven-
cional, no impide que el intérprete constitucional practique un examen herme-
néutico pro persona, siempre que se delimite el alcance interrelacionadamente con
el resto de las disposiciones constitucionales de dicho texto, sin que se traduzca en
vaciar el contenido de la disposición restrictiva, sino haciendo una lectura lo más
favorable posible. Sentencia de la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia
de la Nación, diciembre de 2017.
4
Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (1999), párr. 17.
El Principio de “dedicación exclusiva” del Conacyt 495
5
Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (1999), párr. 26.
6
Comisión Nacional de Derechos Humanos (2016), p. 11.
496 Irvin Uriel López Bonilla
7
Sentencia de la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, no-
viembre de 2017.
8
Sentencia de la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, octu-
bre de 2017, p. 180.
9
Sentencia de la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, octu-
bre de 2017, p. 182.
El Principio de “dedicación exclusiva” del Conacyt 497
10
Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (2017), p. 37.
11
Ello, mediante Fondos Institucionales. Las fracciones I, II y V, del artículo 24 de la
Ley de Ciencia y Tecnología, consigna que éstos serán: constituidos en fideicomiso; su
destinatario serán las instituciones, universidades públicas y particulares, centros,
laboratorios, empresas públicas y privadas o personas dedicadas a la investigación
científica, el desarrollo tecnológico y la innovación que se encuentren inscritos en
el registro, conforme se establezca en los respectivos contratos y en las reglas de
operación de cada fideicomiso; y, tendrán el objeto de otorgar apoyos y financia-
mientos para:
· Actividades directamente vinculadas al desarrollo de la investigación científica y
tecnológica;
· Becas y formación de recursos humanos especializados;
498 Irvin Uriel López Bonilla
13
En el artículo 2 del Reglamento de Becas, se entiende como “[e]l registro oficial
que hace el CONACyT a los Programas de estudio de posgrado, impartidos por
instituciones nacionales considerados de excelencia. Cuyos procesos de evalua-
ción y seguimiento dan como resultado la acreditación de los programas que cum-
plen con los más altos estándares de pertinencia y calidad en el país definidos en
la metodología del PNPC”.
14
Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, “Marcos de referencia para la evalua-
ción de y seguimiento de programas de posgrado”.
15
Dedicación exclusiva, [fecha de consulta: 15 de noviembre de 2018] [Disponi-
ble en https://www.conacyt.gob.mx/images/Becas/2018/dedicacion_ exclusi-
va_2018.pdf].
500 Irvin Uriel López Bonilla
16
Diccionario de la Real Academia Española, [fecha de consulta: 15 de noviembre
de 2018] [Disponible en http://dle.rae.es/srv/fetch?id=C0Pk 5Wa].
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DERECHO INTERNACIONAL
DE LOS DERECHOS HUMANOS
Acceso a la energía como Derecho Humano:
una cuestión de dignidad humana
*
Abogado y Especialista en Ciencias Penales y Criminológicas (Venezuela). Master
en Derecho (LL. M.) por la Universidad de Heidelberg y doctor en Derecho por
la Universidad Ruhr-Bochum de Alemania. Investigador visitante del Instituto de
Derecho de Minas y de la Energía de la Universidad Ruhr-Bochum y del Instituto
Max Planck de Derecho Público Internacional y Derecho Público Comparado de
Heidelberg. Profesor y coordinador de los Diplomados sobre Energía, Cambio
Climático y Derechos humanos, de la Universidad para la Paz de las Naciones
Unidas (UNO) y del Heidelberg-Center para América Latina de la Universidad
de Heidelberg. Consultor Sénior en proyectos sobre eficiencia energética. Temas
de investigación: transición energética, litigio climático, acceso a la energía como
derecho humano, cambio climático y su vinculo con los DESCA, entre otros. Co-
rreo electrónico: henryjimenezguanipa@gmail.com.
1
BLUSTEIN, Sholam (2012), p. ii.
508 Henry Jiménez Guanipa
2
Véase en detalles, CAF y otras instituciones, Energía: una visión sobre los retos y opor-
tunidades en América Latina y el Caribe. Aspectos sociales del acceso a la energía. 2013,
p. 1. [fecha de consulta: 15 de septiembre de 2018] [Disponible en: https://www.
caf.com/_custom/static/agenda_energia/assets/caf_agenda_energiat6_sociales.
pdf].
3
El World Energy Outlook (AIE) de 2011, lo define como: “El acceso de los hoga-
res a un nivel mínimo de electricidad; el acceso de los hogares a cocinas y estufas
de cocina y calefacción más seguras y más sostenibles que las estufas de biomasa
tradicionales; acceso que permite la actividad económica productiva; y acceso a
los servicios públicos.[Fecha de consulta: 15 de septiembre de 2018] [Disponible
en: https://www.iea.org/publications/freepublications/publication/WEO2017S-
pecialReport_EnergyAccessOutlook.pdf].
4
UNO, 2012, Año Internacional de la Energía Sostenible para Todos. shtml [Fecha
de consulta: 15 de septiembre de 2018] [Disponible en: http://www.un.org/es/
events/sustainableenergyforall/help].
Acceso a la energía como Derecho Humano 509
5
OLADE, Cobertura eléctrica América Latina y el Caribe. shtml [Fecha de con-
sulta: 15 de septiembre de 2018] [Disponible en: http://www.olade.org/
boletines-olade/16/].
6
Cfr. OLADE, shtml [Fecha de consulta: 15 de septiembre de 2018][Disponible en:
http://www.olade.org/sectores/energia-y-acceso/].
7
Cfr. Poverty and Indigence Reduction Stalls in Most of Latin American Countries,
Panorama Social de América Latina 2014 en, Cepal, 26 de enero de 2015, p. 17.
[Fecha de consulta: 15 de septiembre de 2018] [Disponible en: http://reposito-
rio.cepal.org/bitstream/handle/11362/37627/4/S1420728_en.pdf.
510 Henry Jiménez Guanipa
8
Cfr. UN-Water, Partnerships for improving water and energy access, efficiency and
sustainability. Prepared by UN-Water Decade Programme on Advocacy and Com-
munication (UNW-DPAC) with United Nations University (UNU) and United
Nations Industrial Development Organization (UNIDO) y Resolución del Con-
Acceso a la energía como Derecho Humano 511
10
Cfr. TODD BRIDGMAN, (2010), pp. 311-322.
11
Cfr. nzherald.co.nz, My wife died because of $34’ - Lopaavea Muliaga, en shtml
[Fecha de consulta: 15 de septiembre de 2018] [Disponible en: http://www.nzhe-
rald.co.nz/nz/news/article.cfm?c_id=1&objectid=10511273].
Acceso a la energía como Derecho Humano 513
12
Véase, Introducción de la Convención sobre la Eliminación de la Discriminación
contra la Mujer. shtml [Fecha de consulta: 15 de septiembre de 2018] [Disponible
en: http://www.un.org/womenwatch/daw/cedaw/text/sconvention.htm].
13
Recopilación de las Observaciones Generales y Recomendaciones Generales
adoptadas por Órganos Creados en virtud de Tratados de Derechos Humanos,
HRI/GEN/1/Rev., del 12-05-04. shtml [Fecha de consulta: 15 de septiembre de
2018] [Disponible en: http://www.derechos.org.ve/pw/wp-content/uploads/
dcp.pdf].
14
Cfr. Declaración sobre el Derecho al Desarrollo, Preámbulo y art. 1, párr. 1. shtml [Fecha
de consulta: 15 de septiembre de 2018] [Disponible en: http://www.un.org/es/
events/righttodevelopment/declaration.shtml].
514 Henry Jiménez Guanipa
15
Véase, Corte IDH, Documentos básicos en materia de derechos humanos en el
Sistema Interamericano, febrero de 2012, p. 1. shtml [Fecha de consulta: 15 de
septiembre de 2018] [Disponible en: http://www.corteidh.or.cr/sitios/libros/to-
dos/docs/documentos-basicos-12-spa.pdf].
Acceso a la energía como Derecho Humano 515
16
Cfr. LEDESMA, Héctor (1999), p. 32.
516 Henry Jiménez Guanipa
cuales no sería posible asegurar tal protección, donde los servicios básicos
y públicos como la energía ocupan un papel central.
Del mismo modo, la obligación que asumen los Estados por mandato
del artículo 26, referido a los Derechos Económicos, Sociales y Culturales
de lograr “progresivamente la plena efectividad de los derechos que se
derivan de las normas económicas, sociales y sobre educación…”, tiene
implicaciones en cuanto a la garantía del acceso a los servicios básicos para
mejorar la calidad de vida y el bienestar de la población y en particular el
AE.
Por su parte, el Protocolo de San Salvador sobre Derechos Humanos en
materia de DESC adoptado en noviembre de 1988 por los Estados Partes
de la CADH y que entró en vigor en 1999, establece en el art. 11, el dere-
cho de toda persona a vivir en un ambiente sano y a contar con servicios
públicos básicos, con lo cual se estrecha aun más la relación entre el AE
y la realización de otros derechos humanos y el reconocimiento de que la
disposición de servicios básicos; como por ejemplo el agua, el saneamiento
y la electricidad, constituyen derechos esenciales para el desarrollo de una
vida digna17.
17
Es importante destacar que en Suramérica solo Chile y Venezuela no han ratifi-
cado el Protocolo de San Salvador. En América del Norte y el Caribe tampoco lo
han ratificado; Canadá, EEUU, Bahamas, Barbados, Belice, Dominica, Grenada,
Guyana, Haití, Jamaica, República Dominicana, San Kitts y Nevis, Santa Lucía,
San Vicente y las Granadinas, Suriname, Trinidad y Tobago. Cfr. Comisión Inte-
ramericana de Derechos Humanos. shtml [Fecha de consulta: 15 de septiembre
de 2018] [Disponible en: http://www.oas.org/es/cidh/mandato/Basicos/sansal-
vadorrat.asp].
Acceso a la energía como Derecho Humano 517
Para el Juez Sierra Porto, “no es necesario declarar la violación del ar-
tículo 26 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos para al-
canzar la efectiva protección y garantía de los DESC. En ese sentido afir-
ma “que esa vía para intentar hacer justiciables los DESC, en el marco del
sistema interamericano, puede llegar a ser incluso más problemática que
otras vías existentes y ya aplicadas por la Corte. Por ejemplo, en el presente
caso —Gonzales Lluy y otros vs. Ecuador— la Corte protegió el derecho a
la salud vía conexidad con los derechos a la vida y a la integridad perso-
nal, al declarar vulnerada “la obligación de fiscalización y supervisión de
la prestación de servicios de salud, en el marco del derecho a la integridad
personal y de la obligación de no poner en riesgo la vida”18.
Por su parte Ferrer Mac-Gregor Poisot —en el mismo caso— destaca
que es “necesario dar pasos con mayor claridad hacia la justiciabilidad
directa de los DESC teniendo en cuenta los avances del derecho interna-
cional de los derechos humanos y atendiendo a los claros avances de los
Estados Parte de la Convención Americana”, sobre esto último hace re-
ferencia a “la Carta Social de las Américas de 2012 y muy en particular la
reciente Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos
Humanos de las Personas Mayores, aprobada el 15 de junio de 2015”,
la cual en artículo 36 dispone la posibilidad de que opere el sistema de
peticiones individuales en relación con los derechos previstos en dicha
Convención, los cuales incluyen, entre otros, el derecho a la seguridad
social (Art. 17), derecho al trabajo (Art. 18), derecho a la salud (Art. 19),
el derecho a la vivienda (Art. 24) y Derecho a un medio ambiente sano
(Art. 25). Este último señala que “La persona mayor tiene derecho a vivir
en un medio ambiente sano y a contar con servicios públicos básicos, a
tal fin los Estados Parte adoptarán las medidas pertinentes para salvaguar-
dar y promover el ejercicio de este derecho, entre ellas: a) Fomentar el
desarrollo pleno de la persona mayor en armonía con la naturaleza. b)
Garantizar el acceso de la persona mayor en condiciones de igualdad a
servicios públicos básicos de agua potable y saneamiento, entre otros” (des-
tacado nuestro). No hay que hacer un esfuerzo especial de interpretación
para comprender que el significado de “entre otros” se refiere a servicios
tales como; acceso a la energía (eléctrica o suministro de gas natural o
licuado) y la reelección de basura.
18
Véase en detalles, Corte IDH. shtml [Fecha de consulta: 15 de septiembre de
2018] [Disponible en: www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/resumen_298_
esp.pdf].
518 Henry Jiménez Guanipa
En el caso Lagos del Campo vs. Perú, el juez Ferrer en su voto “La jus-
ticiabilidad directa de los DESCA19: una nueva etapa en la jurisprudencia
interamericana”, señala…” Este caso muestra cómo la afectación a un dere-
cho catalogado como social no conlleva necesariamente a la necesidad de
evaluaciones sobre la progresividad o no regresividad, o sobre aspectos sobre
la disponibilidad de recursos, o sobre la legislación o marcos regulatorios
generales o políticas públicas. Pensar que los derechos sociales se reducen a
este tipo de análisis es perpetuar los falsos mitos relativos a que los DESCA
solo dependen del paso del tiempo para ser garantizados. Esta creencia no
tiene en cuenta que existen las obligaciones estatales de respeto y garantía,
que son aplicables a todos los derechos humanos sin distinción. No se pre-
tende judicializar las políticas públicas sociales, sino de lograr la protección
efectiva de los derechos humanos en un caso particular”. “A partir de ahora,
el Tribunal Interamericano puede abordar las diversas problemáticas que se
le presenten, ya no a través de la conexidad o vía indirecta, subsumiendo el
contenido de los DESCA en los DCyP; sino teniendo una visión social más
amplia de las violaciones que se presenten en los futuros casos”.
El juez Sierra Porto señaló que, “Si de por sí, intentar construir un catálo-
go de DESC a partir de la Carta es una tarea interpretativa compleja, entrar a
utilizar cuanto tratado de derechos humanos existe para llenar de contenido
al artículo 26 de la CADH, lo único que puede generar es una dinámica de
“vis expansiva” de la responsabilidad internacional de los Estados. Es decir
que al no tener presente un catálogo definido de los DESC cuya infracción
genera responsabilidad de los Estados, estos no pueden prevenir ni reparar
internamente las posibles infracciones porque básicamente la Corte IDH
puede modificar el catálogo de los derechos dependiendo del caso”.
En el más reciente caso, Poblete Vilches v. Chile, la Corte IDH ha dejado
sentada su jurisprudencia sobre la justiciabilidad de los DESCA determi-
nando por unanimidad lo siguiente: (i) que los servicios de salud brin-
dados al señor Poblete Vilches no cumplieron con los estándares de dis-
ponibilidad, accesibilidad, calidad y aceptabilidad, lo que constituyó una
violación a su derecho a la salud; (ii) que el Estado incumplió con su deber
de obtener el consentimiento informado de los familiares de la víctima
19
Para más detalles véase, Calderón, Jorge Gamboa, La puerta de la justiciabilidad
de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales en el Sistema Inte-
ramericano: relevancia de la sentencia Lagos del Campo. shtml [Fecha de consul-
ta: 15 de septiembre de 2018] [Disponible en http://www.corteidh.or.cr/tablas/
r37415.pdf].
Acceso a la energía como Derecho Humano 519
20
Caso Lagos del Campo Vs. Perú. Sentencia de 31 de agosto de 2017. Serie C No.
340. shtml [Fecha de consulta: 15 de septiembre de 2018] [Disponible en http://
www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_340_esp.pdf].
21
Caso Lagos del Campo Vs. Perú. Sentencia de 31 de agosto de 2017. Serie C No.
340. shtml [Fecha de consulta: 15 de septiembre de 2018] [Disponible en http://
www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_340_esp.pdf].
520 Henry Jiménez Guanipa
22
Para más detalles véase, Morales Antoniazzi, Mariela (2013), pp. 186-202.
23
Cfr. Resolución aprobada por la Asamblea General el 20 de diciembre de 2010.
https://undocs.org/es/A/RES/65/151. [visitado el 15/09/2018].
Acceso a la energía como Derecho Humano 521
24
En Paraguay el Ejecutivo promulgó el decreto presidencial No. 6.474, del 20 de
abril de 2011, mediante el cual establece que “la energía eléctrica es un derecho
humano y fuente de otros derechos humanos…”.Esta consideración ha sido el
soporte para que se aprueben importantes subsidios a un sector pobre de la pobla-
ción que no podría acceder al servicio eléctrico sin una reducción considerable
del precio. [Fecha de consulta: 15 de septiembre de 2018] [Disponible en http://
www.leyes.com.py/disposiciones/subcategoria/2/6/24/administracion-nacional-
de-electricidad-ande-.html].
522 Henry Jiménez Guanipa
los derechos garantizados por esta Constitución, así como por los tratados
internacionales ratificados por Chile y que se encuentren vigentes”.
Igualmente la Constitución de Brasil en su art. 1. apela a la dignidad
humana como gran paraguas de protección de los derechos sociales al
instituir que, “La República Federal del Brasil… se constituye en Estado
Democrático de Derecho y tiene como fundamentos: 1. la soberanía; 2.
la ciudadanía; 3. la dignidad de la persona humana…”. Pero además en
su art. 4. señala que, “La República Federativa de Brasil se rige en sus re-
laciones internacionales por los principios: 1. independencia nacional; 2.
prevalencia de los derechos humanos…”.
La Constitución de El Salvador en su Preámbulo asume como funda-
mento de la convivencia nacional, “el respeto a la dignidad de la Persona
humana” y en el art. 144, en referencia a los tratados internacionales cele-
brados por El Salvador con otros Estados o con organismos internaciona-
les, establece que “constituyen leyes de la República al entrar en vigencia,
conforme a las disposiciones del mismo tratado y de esta Constitución”.
Por su parte la Constitución del Perú ampara la protección de los de-
rechos sociales que no estén previstos en el listado del capítulo I sobre los
derechos fundamentales, “ni otros de naturaleza análoga o que se fundan
en la dignidad del hombre”.
25
En detalles véase, Sentencia T-881/02, Sala Séptima de Revisión de la Corte Cons-
titucional de Colombia. [Fecha de consulta: 15 de septiembre de 2018] [Disponi-
ble en: http://www.corteconstitucional.gov.co/relatoria/2002/t-881-02.htm].
26
Cfr. Sala Constitucional de la CSJ de Costa Rica expedientes:14-006447-0007-CO
Sentencia:009132-2014; No. 7139-08. Denegatoria de suministro de agua potable
y Electricidad; No. 15058-12. suspensión del servicio eléctrico a vivienda por un
particular de manera arbitraria; No. 6614-11.
27
AVILES, Luis (2012), Vol. 19, p. 7.
28
LOBEL Jules, (2012), p. 20. [Fecha de consulta: 15 de septiembre de 2018] [Dis-
ponible en https://www.diakonia.se/globalassets/blocks-ihl-site/ihl-file-list/
ihl--expert-opionions/the-threatened-destruction-of-solar-panels-of-the-village-of-
imneizel.pdf].
524 Henry Jiménez Guanipa
V. CONCLUSIONES Y REFLEXIONES
Comprender el alcance del derecho al acceso de la energía como un
derecho humano, puede y debe tener un impacto trascendental. Invocar el
enfoque del Derecho internacional de los Derechos humanos y del Sistema
Interamericano de protección de los derechos humanos en particular, a la
luz de la reiterada jurisprudencia en cuanto a la interdependencia existen-
te entre los derechos civiles y políticos y los económicos, sociales, cultura-
les y ambientales sin jerarquía entre sí y exigibles en todos los casos ante
aquellas autoridades que resulten competentes para ello, abre un espacio
no solo para el cumpliendo de los Estados de su deber de brindar mejores
condiciones de vida a la población, sino además para detener la discrimi-
nación que existe entre quienes tienen y no tienen acceso a la energía,
con las consecuencias que tal diferencia acarrea en el desarrollo humano,
el trato digno sin distinciones entre los ciudadanos y la privación de otros
derechos humanos que dependen directamente de la disposición de ener-
gía, como es el caso de la vivienda adecuada, el derecho a la salud y la vida
digna, entre otros.
La relevancia constitucional del acceso a la energía como un derecho
humano aun no se ve reflejada en las constituciones de la mayoría de los
países, sin embargo su directa vinculación con los derechos humanos (vi-
vienda, salud, ambiente sano y otros) le permiten destacar su gran preemi-
29
Cfr. BVerfGE 30, 292, 323-24, [Fecha de consulta: 15 de septiembre de 2018] [Dis-
ponible en http://www.servat.unibe.ch/dfr/bv030292.html].
30
Cfr. BVerfGE 91, 186 [206]), [Fecha de consulta: 15 de septiembre de 2018] [Dis-
ponible en http://www.servat.unibe.ch/dfr/bv091186.html].
31
Cfr. BVerfGE 66, 248, 258, [Fecha de consulta: 15 de septiembre de 2018] [Dispo-
nible en https://www.bundesverfassungsgericht.de/SharedDocs/Entscheidun-
gen/DE/2008/09/rk20080910_1bvr191402.html].
Acceso a la energía como Derecho Humano 525
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De la “irrealización” hacia la “proyección” del
derecho a una vida digna: El caso Venezuela
*
Becario para el programa PHD Constitucional Justice and Fundamental Rights
(2017-2019). Universidad de Pisa, Italia. Doctor en Derecho Constitucional, Uni-
versidad de Sevilla, España. Ex Juez titular de Municipio, Caracas. Conferencista
nacional e internacional, con ponencias y/o investigaciones: Argentina, Bélgica,
Brasil, Canadá, Colombia, Costa Rica, Chile, Ecuador, España, Italia, México, Pa-
namá, Paraguay, Perú, Uruguay, Vaticano, Venezuela. Correo electrónico: luispe-
titguerra@hotmail.com.
530 Luis Alberto Petit Guerra
1
GARRIDO ROVIRA (2008), pp. 403-410.
2
BREWER (2008), p. 197.
3
HARTLYN, J; VALENZUELA, A. (1997), p. 3 y p. 27.
4
Entre otros, el Pacto Internacional de los derechos civiles y políticos (PIDCP); el
Pacto Internacional de los derechos económicos, sociales y culturales (PIDSC),
la Convención sobre los derechos del Niño (CDN); la Convención Internacional
contra toda forma de discriminación racial (CICDR); la Convención contra la
Tortura y toda clase o penas crueles, inhumanas o degradantes (CCTPC).
5
RANGEL (2013), p. única.
6
BREWER CARÍAS (2004), pp. 14 y ss.
De la “irrealización” hacia la “proyección” del derecho a una vida digna 531
7
PÉREZ PERDOMO (2003), p. 640.
8
Sobre estas disputas en Latinoamérica y sus consecuencias “extremas”: GARGA-
RELLA (2014), p. 134.
9
La izquierda radical jamás dejó de “trabajar” para tomar el poder. Apenas iniciada
la democracia ya se usaba la violencia política en forma de guerrilla (con asesi-
natos y secuestros selectivos). En 1960 hubo intento de asesinato al Presidente
de la República (carro/coche bomba); alzamientos militares sucesivos (febrero
1961, junio 1961, mayo 1962; invasión militar promovida desde Cuba a Venezuela
(1962); revuelta popular (febrero 1989) y dos nuevos golpes militares fallidos (27
de noviembre 1992 y 04 de febrero de 1992).
10
Art. 50 de la Constitución (1961).
11
Art. 73 de la Constitución (1961).
532 Luis Alberto Petit Guerra
12
Art. 76 de la Constitución (1961).
13
Art. 78 de la Constitución (1961).
14
Art. 81 de la Constitución (1961).
15
Art. 84 de la Constitución (1961).
16
Art. 85 de la Constitución (1961).
17
Art. 87 de la Constitución (1961).
18
Art. 94 de la Constitución (1961).
19
Art. 95 de la Constitución (1961).
20
Por ej., el educación pública que estaba regulado en la Constitución como dere-
cho fundamental, sería desarrollado solo 19 años después por ley orgánica; gene-
rando un precario sistema educativo, de escuelas, de profesores, de materiales.
Casi dos décadas de “personas” que no tenían consciencia básica de cuáles eran
sus deberes ni tampoco de sus derechos.
21
PERDOMO (2003), p. 648.
De la “irrealización” hacia la “proyección” del derecho a una vida digna 533
22
HARTLYN, J. VALENZUELA, A. (1997), p. 26.
23
PÉREZ PERDONO (2013), p. 640.
24
PETIT GUERRA (2013), pp. 205 y ss.
25
Sobre la gratuidad en Venezuela (bienes y servicio); sin contraparte productiva e
impositiva, Vid. GIANFORCHETTA (2011), p. 3.
26
PÉREZ PERDOMO (2003), p. 642.
534 Luis Alberto Petit Guerra
27
Referendo aprobatorio del 15 de diciembre de 1999, publicada en Gaceta Oficial
de la República de “Venezuela” nro. 36.860 y re-publicada en fecha 24 de marzo
de 2000, en la Gaceta Oficial de la República “Bolivariana de Venezuela”, nro.
5.453. Extraordinaria.
28
Fuente: Consejo Nacional Electoral (2015), p. única.
De la “irrealización” hacia la “proyección” del derecho a una vida digna 535
29
Human Rights Watch (2004), p. 12.
30
CHAVERO GAZDIK (2010).
536 Luis Alberto Petit Guerra
31
Organización de Naciones Unidas (2017).
32
Asamblea Nacional de la República Bolivariana de Venezuela (2017), pp. 1-7.
33
BREWER; A. Soto, C. [et. al.] (2017), pp. 1-756.
De la “irrealización” hacia la “proyección” del derecho a una vida digna 537
34
Ej., Ley orgánica de la jurisdicción contencioso administrativa, Gaceta Oficial Nº
39.451, de 22 de junio de 2010, con un capítulo encargado de las demandas ciu-
dadanas por mal funcionamiento prestacional de los servicios públicos.
538 Luis Alberto Petit Guerra
35
Art. 281 CRBV (1999).
36
Art. 285 CRBV (1999).
37
Art. 253 CRBV (1999).
38
Art. 145 CRBV (1999).
39
Art. 146 CRBV (1999).
40
Art. 255 CRBV (1999).
41
Art. 286 CRBV (1999).
42
SAGÜES (2001), p. 57.
43
COMANDUCCI (2010), p. 73.
44
Art. 2 CRBV (1999).
De la “irrealización” hacia la “proyección” del derecho a una vida digna 539
básicos (no solo por el legislador; sino también por los jueces45); lo cual
requiere un fuerte compromiso institucional conforme a los propios fines
del Estado, en donde destacan el respeto de la “dignidad”, la “prosperidad”
y del “bienestar del pueblo”; fines que se buscarían —según expresa la pro-
pia Constitución— a través del trabajo y la educación46.
Dentro de esa visión, sin trabajo y sin educación sería “imposible” reali-
zar los fines descritos. Por lo tanto, revisemos las regulaciones específicas
relacionadas con ambos derechos-mecanismos. Con relación al “derecho
a la educación gratuita” es posible conseguir dos direcciones al tema, una
dimensión subjetiva según la cual existe un tipo “especial” de “vida digna”
para determinado universo (el estudiantil) basado en las libertades para
escoger su forma de pensamiento y desarrollar sus aptitudes47 y al mismo
tiempo, una dimensión objetiva con relación a la responsabilidad de los
órganos del Estado para la dotación de todos los servicios ligados al géne-
ro (recursos humanos, económicos, base salarial de empleados del sector,
etc.48). Es por lo anterior, que podemos ir conectando un tercer elemento
con doble valencia (subjetivo-objetivo) mediante el llamado de otros gru-
pos de personas implicadas con aquel derecho-mecanismo que también
tendrían un tipo especial de “vida digna” (el sector de maestros y profe-
sores) para quienes se postula determinado sistema que le permita un im-
portante nivel de salarios dignos49, con la obligación estatal de garantizar
y promover el ejercicio de sus profesionales y oficios mediante la objetiva
competición a través de concursos públicos y dotación de recursos50.
Sobre el otro derecho-mecanismo circunscrito al “derecho al trabajo”51,
se consigue una categoría especialmente importante en la concepción del
“salario mínimo vital” en tanto ligado a la “vida digna” (más allá del trabaja-
dor y su grupo familiar), desde cuyo derecho es posible a su vez identificar
otros elementos según determinado tipo de “vida digna” para grupos espe-
ciales; como sería el caso del trabajo de las personas con condiciones espe-
ciales52. A su vez, una vez que las personas dejen de trabajar (jubilación),
es posible identificar un plano objetivo respecto de las obligaciones que
45
PETIT GUERRA (2015), pp. 1-291.
46
Art. 3 CRBV (1999).
47
Art. 102 CRBV (1999).
48
Art. 103 CRBV (1999).
49
Art. 104 CRBV (1999).
50
Art. 104 CRBV (1999).
51
Art. 91 CRBV (1999).
52
Art. 81 CRBV (1999).
540 Luis Alberto Petit Guerra
53
Art. 91 CRBV (1999).
54
Art. 83 CRBV (1999).
55
Art. 100 CRBV (1999).
56
Art. 82 CRBV (1999).
57
Art. 299 CRBV (1999).
De la “irrealización” hacia la “proyección” del derecho a una vida digna 541
58
MAC ARTHUR (2017), p. 233.
59
VALLENILLA SANZ (1919), p. 151.
542 Luis Alberto Petit Guerra
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De la “irrealización” hacia la “proyección” del derecho a una vida digna 543
MÔNICA DE MELO*
I. INTRODUCCIÓN
El ámbito de investigación de este trabajo se concentra en el análisis
del modelo que se considera más adecuado para la garantía del acceso a la
justicia, considerándose la necesidad de formulación de políticas públicas
para la garantía de derechos, así como el deber de los Estados de remover
todos los obstáculos que dificulten a las personas la defensa de sus dere-
chos. Considera asimismo que el acceso a la justicia no se limita a garanti-
zar el acceso al sistema judicial, sino que entiende como igualmente impor-
tante la educación en derechos, la concientización e información sobre los
derechos, así como los mecanismos extrajudiciales de resolución de con-
flictos, desde una perspectiva emancipadora y fortalecedora de mujeres y
hombres. Cabe también subrayar que la preocupación es con el acceso a la
justicia de las personas en situación de vulnerabilidad, sea porque no cuen-
tan con recursos económicos para costear los gastos inherentes, sea porque
*
Defensora Pública do Estado de São Paulo, Professora Assistente-Mestre de Direi-
to Constitucional da Faculdade de Direito da Pontifícia Universidade Católica de
São Paulo - PUC/SP, Brasil. Diretora da Associação Brasileira dos Constitucionalis-
tas Democratas - ABCD, Co-Coordenadora do Curso de Especialização em Direito
Constitucional da PUC/SP e Doutoranda em Direito Constitucional na PUC/SP.
E-mail: monicademel@gmail.com.
546 Mônica de Melo
1
[fecha de consulta: 04 de agosto de 2015] [Disponible en www.comjib.org].
2
[fecha de consulta: 04 de agosto de 2015] [Disponible en www.cumbrejudicial.
org.br] Consultar sobre el documento “Reglas Básicas de Acceso a la Justicia de
las Personas en Condición de Vulnerabilidad”, que está en el sitio.
3
[fecha de consulta: 04 de agosto de 2015] [Disponible en http://www.comjib.
org/publicaciones/programa-iberoamericano-de-acceso-la-justicia].
Derecho de acceso a la justicia en el sistema interamericano e impacto en el modelo... 547
básica sobre los derechos, así como los procedimientos y requisitos para
asegurar un efectivo acceso a la justicia de las personas en condición de vul-
nerabilidad. Se destaca la conveniencia de promover una política pública
destinada a garantizar la asistencia técnico-jurídica de la persona vulnera-
ble para la defensa de sus derechos en todos los órdenes jurisdiccionales:
ya sea a través de la ampliación de funciones del Defensor Público, no sólo
en el orden penal sino también en otros órdenes jurisdiccionales, o sea me-
diante la creación de mecanismos de asistencia complementaria: consul-
torías jurídicas con la participación de las universidades, casas de justicia,
intervención de colegios o asociaciones de abogados. Se resalta la necesi-
dad de garantizar una asistencia técnico-jurídica de calidad y especializada.
Se promoverán, a estos efectos, los instrumentos destinados al control de
calidad de la asistencia y se fomentarán las acciones destinadas a garantizar
la gratuidad de la asistencia técnico-jurídica de calidad a aquellas personas
que se encuentran en imposibilidad de enfrentar los gastos con sus propios
recursos y condiciones.
Tanto la iniciativa de los Ministros de Justicia en el ámbito interamerica-
no como de la Cúpula Judicial Iberoamericana defienden que el acceso a
la justicia se ha de garantizar por medio de Políticas de Estado no sólo en el
ámbito judicial, sino en los momentos que lo anteceden y que consisten en
la garantía de información de derechos, concientización, o que previene
la judicialización de conflictos, además de entenderse, también, que hacen
parte del acceso a la justicia todas las formas de solución alternativa de con-
flictos, como la mediación, justicia restaurativa, conciliación, etc.
En lo que se refiere al análisis jurisdiccional del acceso a la justicia, ya
existe, en el ámbito del sistema, manifestación expresa cuanto a la necesi-
dad de adopción de un modelo público de garantía de acceso a la justicia,
tal cual se observa en algunos Estados que componen la región4/5.
4
La “Cartografía del Acceso a la Justicia en el Mercosur”, organizado por Adria-
na Fagundes Burger y Amelia Soares da Rocha, Editado por Bloque Públicos
Oficiales del Mercosur y de la Asociación Nacional de Defensores Públicos en
Brasil, Porto Alegre, 2012, al analizar diversos puntos de la Defensa Pública de
Argentina, Brasil, Chile, Paraguay, Uruguay y Venezuela señala que en todos estos
Estados el modelo de derecho de acceso garantizado es público, en la mayoría
proporcionado con autonomía y recursos propios. En Chile el servicio público de
acceso a la justicia se limita a asuntos penales y el cuerpo está vinculada a la rama
ejecutiva. [fecha de consulta: 04 de agosto de 2015] [Disponible: file:///F:/De-
fensoria%20P%C3%BAblica%20Artigo/Cartografia%20do%20Acesso%20a%20
Justi%C3%A7a%20no%20Mercosul.pdf].
548 Mônica de Melo
5
7
Ob. Cit., p. 9.
8
En el ámbito del derecho a tener un defensor más allá de la justicia penal ver
SOARES DA ROCHA, Amelia (2013), p. 30 y ss.
9
Resolución 2656/2011 aprobado durante el 41o período ordinario de sesiones
de la OEA en junio en la ciudad de San Salvador. La integra de la resolución y
la historia de su preparación se pueden encontrar em [Fecha de consulta: 21
de junio de 2015] [Disponible en http://www.anadep.org.br/wtksite/cms/
conteudo/11698/AG_RES_2656_pt.pdf].
10
Resolución 2714 de 2012, aprobado en el 42 período ordinario de sesiones de la
OEA en junio en la ciudad de Cochabamba. La integra de la resolución y la his-
toria de su preparación se pueden encontrar en [Fecha de consulta: 21 de junio
de 2015] [Disponible em: http://www.anadep.org.br/wtksite/grm/envio/1396/
index.html].
11
Resolución 2,801 de 2013, [Fecha de consulta: 21 de junio de 2015] [Disponible
en http://www.anadep.org.br/wtksite/grm/envio/1608/index.html.
12
Resolución 2821 de 2014 adoptada en la sesión ordinaria número 44 en Asunción,
[Fecha de consulta: 21 de junio de 2015] [Disponible en http://www.anadep.org.
br/wtk/pagina/materia?id=20086].
550 Mônica de Melo
13
La Comisión Interamericana encargó estudio titulado El acceso a la justicia como
garantía de los derechos económicos, sociales y culturales. Estudio de los están-
dares fijados por el sistema interamericano de derechos humanos. OEA/ Ser.L/
V/ II. Doc. 4. Aprobado el 07/09/2007. Disponible en www.cidh.org. Este estudio
revisa y sistematiza la jurisprudencia del sistema interamericano. Uno de los as-
pectos analizados el derecho de acceso a la justicia es una obligación de remover
obstáculos económicos para la garantía de los derechos sociales.
14
OEA/ Ser.L/ V/ II.129,1.
15
Op. Cit., 2.
552 Mônica de Melo
16
Op. Cit., 9.
17
Condición Jurídica y Derechos de los Migrantes Indocumentados.
18
Op. Cit., 11.
Derecho de acceso a la justicia en el sistema interamericano e impacto en el modelo... 553
19
Caso Simone André Diniz, Informe n. 66/06.
20
Para profundización consultar Amelia Soares da Rocha. Op. Cit. p. 35-40.
21
Alma Corina Borjas Monroy hace una retrospectiva histórica que precedió a la
aprobación de la nueva normativa en el artículo El defensor interamericano. En
Apuntes sobre el sistema interamericano IV, coord. ACOSTA ALVARADO, Paola
(2013).
554 Mônica de Melo
22
CAPPELLETTI y GARTH.(1938), pp. 31 a 73-
Derecho de acceso a la justicia en el sistema interamericano e impacto en el modelo... 555
23
Op. Cit. p. 39.
24
Op. Cit. p. 40.
25
Ibidem. P. 40.
26
Op. Cit. p. 42-43.
27
La Constitución del Estado de San Pablo en 1999 y la Ley Orgánica que creó
la Defensoría Pública del Estado de San Pablo en 2006 predijo la existencia de
Acuerdo con la Orden de Abogados de Brasil para prestar asistencia jurídica a la
556 Mônica de Melo
(ADI 4163, Relator (a): Min. CEZAR PELUSO, Corte Plena, juzgada el 29/02/2012,
SENTENCIA DE ELECTRÓNICA DJE-040 Divulgación 28/02/2013 PÚBLICA
01/03/2013).
28
Cappelletti. Op. Cit. p. 75 y siguientes. El autor discute una serie de modificacio-
nes en virtud de esas limitaciones expuestas, como la reforma de los procedimien-
tos judiciales en los métodos generales, alternativas de resolución de conflictos,
los incentivos económicos, los tribunales especiales para pequeñas reclamaciones,
los tribunales vecinales, el uso de “parajurídicos” el desarrollo de la asistencia ju-
rídica previsto por el “pacto” o “grupo” y “simplificación de la ley”.
29
Por tema de la profundización de los diferentes modelos de estructuración de los
servicios de asistencia jurídica para los pobres también se refieren a la excelente
labor de ALVES CLEVER (2006), p. 45-50.
30
80 de 2014.
31
SOARES DOS REIS; GUIMARÃES ZVEIBIL; GUSTAVO JUNQUEIRA (2013). p.
25.
558 Mônica de Melo
32
Resumen: El artículo 104 de la Constitución del Estado de Santa Catarina. Ley
complementaria Estado 155/1997. Acuerdo con la sección de la Asociación de
Abogados de Brasil (OAB/ SC) para proporcionar el servicio “dativo defensor
público”. Ausencia en el estado de Santa Catarina, la agencia estatal para el ase-
soramiento jurídico y la defensa de los más necesitados. Situación institucional
que establece asalto grave a la dignidad humana. Violación inc. LXXIV de art. 5
y el art. 134, caput, el texto original de la Constitución de 1988. La acción directa
confirmada para declarar la inconstitucionalidad del art. 104 de la Constitución
del Estado de Santa Catarina y la ley estatal complementaria 155/1997 y admitir
la continuidad de los servicios actualmente prestados por el estado de Santa Ca-
tarina en virtud de un acuerdo con la OAB/ SC por un período máximo de un
(1) año desde la fecha de la sentencia Esta acción, después de lo cual debe estar
en la agencia estatal de operación estructurada defensor público de conformidad
con la Constitución de 1988 y en estricto cumplimiento de la legislación nacional
complementaria LC 80/1994).
(ADI 4270, Relator (a): Min. Joaquim Barbosa, Corte Plena, juzgados en
14/03/2012, SENTENCIA DE ELECTRÓNICA DJE-188 Divulgación 24/09/2012
PÚBLICA 09/25/2012).
Derecho de acceso a la justicia en el sistema interamericano e impacto en el modelo... 559
solamente un modelo de este tipo será capaz de enfrentar los enormes re-
tos de garantizar la defensa de derechos, la reducción de las desigualdades
sociales, la educación en derechos, el fortalecimiento de la ciudadanía y el
acceso más igualitario a la justicia.
Como afirma Daniel Sarmento: “no hay duda de que el fortalecimiento
de la Defensoría corresponde a un importantísimo interés público prima-
rio de la sociedad. No obstante, hay una perversa tendencia de los gober-
nantes —infelizmente, hasta de aquellos que preconizan presuntos com-
promisos con los derechos de los excluidos— de preterir a la Defensoría,
en el momento de definición de sus prioridades administrativas y financie-
ras. Esta es la razón que ha llevado al poder constituyente reformador a
otorgar autonomía funcional y administrativa, además del poder de inicia-
tiva de propuesta presupuestaria, a la Defensoría: la constatación de que,
sin esas garantías, la institución tiende a ser sistemáticamente descuidada
por el Poder Ejecutivo en sus acciones, lo que compromete gravemente
el desempeño eficiente de su misión de protección de los derechos de los
hipo suficientes, perpetuando un triste escenario de exclusión e injusticia
social”33.
33
SARMENTO, Daniel. “Autonomia da DPU e Limites ao Poder de Reforma da
Constituição”. Parecer Jurídico da ADI 5296. [Fecha de consulta: 21 de junio de
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Pobreza y desigualdad como
barreras de acceso a la justicia
I. INTRODUCCIÓN
El derecho fundamental de acceso a la justicia está reconocido en di-
versos instrumentos jurídicos, de orden nacional e internacional, empero,
evidentemente esta consagración normativa no es suficiente per se para im-
pedir que en la práctica existan diferentes barreras y trabas al goce pleno
y efectivo de este derecho. En efecto, se trata de dificultades que deben
ser sorteadas tanto por quienes pretenden ingresar al sistema de justicia
como por aquellas personas que ya están insertas en el desarrollo de un
proceso judicial. De ahí, que no puede soslayarse que la vigencia práctica
de este derecho se ve limitada por el contexto cultural, social, económico e
institucional que rodea a los justiciables. La dificultad propia de garantizar
el efectivo cumplimiento de todos los derechos fundamentales aumenta
cuando las personas están inmersas en una situación de fragilidad que las
lleva a formar parte de un grupo vulnerable, pues, tal como analizaremos,
ellas deben enfrentar una mayor cantidad de obstáculos para conseguir
*
Abogado, Profesor de Derecho Procesal, Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales,
Universidad de Talca, Chile. Doctor en Derecho, Universitat de Barcelona, Espa-
ña. Correo electrónico: ccontreras@utalca.cl.
**
Abogada, Asistente de Investigación, Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales,
Universidad de Talca, Chile. Correo electrónico: claudia.tobar@utalca.cl.
564 Cristian Contreras Rojas - Claudia Tobar Cid
1
Reglas de Brasilia sobre acceso a la justicia para personas en condición de vulne-
rabilidad, 2008.
2
LA ROSA (2008), pp. 106-108.
3
En este sentido, el concepto de pobreza ha adquirido “nuevas dimensiones en cuanto
a su conceptualización y medición. En términos conceptuales, ya no sólo se consideró pobre a
quien carecía de los ingresos suficientes para satisfacer sus necesidades básicas o en la falta
de los servicios públicos básicos indispensables para llevar una vida digna. A partir de la
Cumbre de Copenhague, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la
Ciencia y la Cultura (UNESCO) consideró como pobres a quienes no sólo carecen de ingresos,
sino también de servicios públicos básicos como salud, educación, agua potable, etcétera.
Además, de que carecen de oportunidades, se les margina y excluye de la toma de decisiones,
y de las diversas políticas sociales. El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo
(PNUD) menciona que la pobreza no sólo se manifiesta por un bajo nivel de ingresos, sino
que también se traduce en deficiencias en los sistemas de salud, educación y servicios públi-
cos, lo que a la postre limita a las personas para que ejerzan sus derechos humanos, políticos,
ciudadanos y sociales”. MENDOZA (2011), p. 243.
4
ARBELÁEZ Y RUÍZ (2018), p. 27.
Pobreza y desigualdad como barreras de acceso a la justicia 565
5
RIBOTTA (2012), pp. 29-32.
6
CABAS et al. (2015), p. 5.
7
PAUGAM (2015), p. 98.
8
CABAS et al. (2015), p. 5./ OVIEDO (2016), p. 211.
9
GAJARDO (2014), p. 27.
10
MINISTERIO DE DESARROLLO SOCIAL (2018), p. 9.
11
En Chile, a la fecha de aplicación de la encuesta Casen 2017, la línea de pobreza
por persona equivalente consistía en $158.145, mientras que la línea de pobreza
extrema por persona equivalente era de $105.430. Como resultado de ello, un
2,3% de la población se encuentra en situación de pobreza extrema (412.839
personas), mientras que un 6,3% en situación de pobreza no extrema (1.115.445
personas), lo que implica una cifra total de un 8,6%. MINISTERIO DE DESA-
RROLLO SOCIAL (2018), p. 12.
566 Cristian Contreras Rojas - Claudia Tobar Cid
nas que se encuentran apenas por sobre ella y que en la práctica viven en
condiciones idénticas que aquellos que se consideran integrantes del gru-
po objetivo12. La obtención de un ingreso escasamente mayor no permite
que las personas tengan más oportunidades sociales, y a la inversa, quienes
obtienen un poco menos de ganancia no se encontrarán en una posición
radicalmente inferior. De ahí que utilizar este método para determinar la
pobreza resulta peligroso, debido a que si los resultados de su aplicación
sirven para definir las políticas públicas tendientes a disminuirla, la con-
sideración del ingreso como único factor determinante implicará que el
objetivo central de esas medidas sea simplemente aumentar los ingresos
de la población. Sin embargo, se ha remarcado que el incremento de las
rentas familiares no debe ser el fin último, sino únicamente un medio para
que las personas pobres puedan salir de la situación de precariedad en
que se encuentran y pasen a estar en posición de ejercer libremente sus
derechos13.
El segundo enfoque que suele utilizarse para determinar la pobreza
consiste en una aproximación multidimensional. Según ella, la pobreza
no solo está dada por la obtención de bajos ingresos, sino que implica una
serie de privaciones a las cuales se ven expuestos quienes se encuentran en
este estado. Esta forma de medición considera diferentes factores que in-
ciden en la calidad de vida de la población, y que constituyen necesidades
mínimas que deben ser satisfechas para poder gozar de una vida digna14.
Así, una persona se encontrará en situación de pobreza cuando no pueda
solventar suficientemente alguna de estas dimensiones15, lo que de paso
podrá afectarlo en su dignidad humana.
Las personas pobres suelen verse enfrentadas a situaciones de discri-
minación, atropello de sus derechos y dignidad, desigualdad de trato y
aislamiento social16, lo que las sitúa en una posición de desventaja y genera
injusticia en los distintos ámbitos de la vida en sociedad17. Quienes se en-
cuentran en este escenario suelen tropezar con una serie de barreras de di-
12
PAUGAM (2015), p. 91.
13
GAJARDO (2014), pp. 29-30.
14
MINISTERIO DE DESARROLLO SOCIAL (2018), pp. 10-11. En Chile, la Encues-
ta Casen considera 5 dimensiones: educación, salud, trabajo y seguridad social,
vivienda y entornos, y redes y cohesión social.
15
GAJARDO (2014), p. 31.
16
GAJARDO (2014), p. 32.
17
OVIEDO (2016), p. 206.
Pobreza y desigualdad como barreras de acceso a la justicia 567
18
MARTÍNEZ (2015), p. 21.
19
OVIEDO (2016), p. 211.
20
AHRENS et al. (2015), p. 145.
21
BARICHELLO Y CASAS (2014), p. 43.
22
CABAS et al. (2015), p. 6.
23
PAUGAM (2015), p. 90.
24
RIBOTTA (2012), pp. 91-100.
568 Cristian Contreras Rojas - Claudia Tobar Cid
25
Decreto 100, 2005.
26
PAUGAM (2015), p. 90.
27
AHRENS et al. (2015), p. 34.
28
AHRENS et al. (2015), p. 60.
29
En este sentido, Nogueira señala que la dignidad humana es una “cualidad intrín-
seca, irrenunciable e inalienable” de todo ser humano, “siendo una cualidad integrante
e irrenunciable de la condición humana”. Agrega que “es el rasgo distintivo de los seres
humanos respecto de los demás seres vivos, la que constituye a la persona como fin en sí
mismo”, además de dotarla de “capacidad de autodeterminación y de realización del
libre desarrollo de la personalidad”. Por consiguiente, constituye un “valor supremo y es
fuente de todos los derechos fundamentales, irradiando todo el sistema jurídico, el que debe
interpretarse y aplicarse conforme a las condiciones en que dicha dignidad se realice de la
mejor forma”. NOGUEIRA (2010), pp. 13-15.
Pobreza y desigualdad como barreras de acceso a la justicia 569
30
Corte Interamericana de Derechos Humanos (1990), párrafos 22-27.
31
CENTRO DE DERECHOS HUMANOS DE LA UNIVERSIDAD DIEGO PORTA-
LES (2010), pp. 18-23./ AGUILAR (2012), p. 10.
32
ARBELÁEZ Y RUÍZ (2018), p. 26.
33
VIAL (2017), pp. 360-361.
34
AHRENS et al. (2015), pp. 253-254; BIRGIN Y GHERARDI (2011), p. 170. En
este sentido, se ha afirmado que el derecho de acceso a la justicia pertenece al
570 Cristian Contreras Rojas - Claudia Tobar Cid
dominio del ius cogens, con toda la fuerza vinculante que ello implica para todos
los órganos estatales. AGUILAR (2010), p. 742.
35
VIAL (2017), p. 360; COMISIÓN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMA-
NOS (2007), pp. 7-8.
36
VIAL (2017), p. 361.
37
AHRENS et al. (2015), p. 57.
38
AHRENS et al. (2015), pp. 60, 257 y 384.
39
Resolución 217, 2009.
Pobreza y desigualdad como barreras de acceso a la justicia 571
40
Decreto 778, 1989.
41
Decreto 789, 1989.
42
Resolución 61/295, 2007.
43
Decreto 873, 1991.
44
Decreto 1640, 1998.
45
VII CUMBRE IBEROAMERICANA DE PRESIDENTES DE CORTES SUPREMAS
Y TRIBUNALES SUPREMOS DE JUSTICIA (2002), p. 2.
46
Reglas de Brasilia sobre Acceso a las Justica de las Personas en Condición de Vul-
nerabilidad, 2008.
572 Cristian Contreras Rojas - Claudia Tobar Cid
47
CUMBRE JUDICIAL IBEROAMERICANA (2013), pp. 9-10.
48
Decreto 100, 2005.
49
SOTO (1998), p. 275.
Pobreza y desigualdad como barreras de acceso a la justicia 573
50
Sobre tipos de conflictos, y en particular, las controversias de carácter jurídico, ver
CARNELUTTI (1973), pp. 25-28. También, HOYOS (2001), pp. 98-99.
51
Por persona (o grupo) vulnerable, siguiendo lo dispuesto en las Reglas de Brasilia
sobre Acceso a las Justicia de las Personas en Condición de Vulnerabilidad, debe
considerarse a quienes encuentran especiales dificultades para ejercer con pleni-
tud ante el sistema de justicia los derechos reconocidos por el ordenamiento ju-
rídico, por razón de su edad, género, estado físico o mental, o por circunstancias
sociales, económicas, étnicas y/o culturales.
574 Cristian Contreras Rojas - Claudia Tobar Cid
52
RIBOTTA (2012), pp. 104-109.
53
Piénsese, por ejemplo, en la Ley N°20.886, de 18 de diciembre de 2015, que es-
tableció la tramitación digital de los procedimientos judiciales, que aunque para
muchos resultó ser un gran avance que simplifica las diligencias judiciales, para
quienes no cuentan con acceso a internet o con cultura informática, solo vino a
establecerse como una nueva barrera con la que lidiar a la hora de realizar una
solicitud judicial.
54
OVIEDO (2016), p. 212.
55
BERIZONCE (2012), p. 26.
56
CAPPELLETTI (1981), p. 766.
Pobreza y desigualdad como barreras de acceso a la justicia 575
57
AHRENS et al. (2015), p. 50.
58
BIRGIN Y GHERARDI (2011), pp. xv-xvi y 23./ AHRENS et al. (2015), p. 41.
59
AHRENS et al. (2015), p. 62.
60
ARBELÁEZ Y RUÍZ (2018), p. 27.
61
AGUIRRÉZABAL (2013), pp. 298-299.
62
COMISIÓN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS (2007), p. 9.
576 Cristian Contreras Rojas - Claudia Tobar Cid
63
AHRENS et al. (2015), p. 31.
64
COMISIÓN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS (2007), p. 12.
65
COMISIÓN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS (2007), pp. 20-21.
66
Sobre el privilegio de pobreza y la función que a este respecto le cabe a la Corpo-
ración de Asistencia Judicial, ver CORTEZ Y PALOMO (2018), pp. 419 y ss.
Pobreza y desigualdad como barreras de acceso a la justicia 577
67
Para ser usuario de estas unidades (pertenecientes a la CAJ Región Metropolitana)
y obtener el patrocinio judicial, es necesario ser trabajador y que la última remu-
neración por 30 días trabajados no supere los 2,36 Ingresos Mínimos Mensuales
($710.360 bruto mensual a marzo de 2019); o, en causas por desafuero materna,
que la última remuneración por 30 días trabajados de la trabajadora no supere los
4,72 Ingresos Mínimos Mensuales ($1.420.720 bruto mensual a marzo de 2019).
Además se otorga representación a sindicatos que cuenten con 25 asociados o me-
nos para la interposición de acciones derivadas de derechos colectivos de trabajo o
por tutela laboral, y cuya cuota sindical sea igual o inferior a 0.24 UF. Para más in-
formación acceder a http://www.cajmetro.cl/quien-puede-ser-nuestro-usuario/.
68
En efecto, la normativa ha establecido criterios sumamente amplios para que la
mediación familiar sea un servicio gratuito, pues para acceder a ello los ciudada-
nos deben percibir ingresos iguales o inferiores a $1.241.962 per cápita o cumplir
con uno más de los factores de vulnerabilidad socioeconómica establecidos (por
ejemplo, encontrarse cesante durante los últimos seis meses, ser adulto mayor,
presentar algún tipo de discapacidad o pertenecer a una etnia indígena). Sobre
este tema, ver: CONTRERAS (2018), pp. 435 y ss.
69
ASAMBLEA NACIONAL DE NACIONES UNIDAS (2012).
578 Cristian Contreras Rojas - Claudia Tobar Cid
en esta materia, creemos que todavía falta camino por recorrer para garan-
tizar realmente el acceso a la justicia de las personas en situación de po-
breza. En primer lugar, no puede soslayarse que la defensa disponible para
quienes se encuentran representados por las Corporaciones de Asistencia
Judicial no es la misma que para quienes tienen la posibilidad de contratar
un abogado particular, abocado únicamente a esta labor y focalizado en
alcanzar la mejor tutela posible en el caso particular. Los postulantes de
las Corporaciones no están todavía en posesión del título de abogado y no
cuentan con experiencia en el ejercicio forense, además de verse expues-
tos a una sobrecarga de trabajo que les impide otorgar la dedicación sufi-
ciente a cada proceso que deben tramitar. En segundo lugar, estas medidas
están únicamente destinadas a resolver problemas derivados de la carencia
de recursos económicos, pero no se hacen cargo de las otras dimensiones
que envuelven al fenómeno de la pobreza. Y, por último, los requisitos para
ser patrocinados por ellas aluden únicamente al monto del ingreso fami-
liar, sin tomar en cuenta las situaciones particulares que vive cada persona
y que lo puede hacer también merecedor de esta defensa gratuita.
70
BIRGIN Y GHERARDI (2011), pp. xiv-xv/ HEIM (2014), pp. 108-113.
Pobreza y desigualdad como barreras de acceso a la justicia 579
71
BIRGIN Y GHERARDI (2011), pp. 169-170.
72
BIRGIN Y GHERARDI (2011), pp. 169-170.
73
Sobre el particular, ver http://www.pjud.cl/comision-lenguaje-claro_
580 Cristian Contreras Rojas - Claudia Tobar Cid
74
BIRGIN Y GHERARDI (2011), p. 24.
75
AHRENS et al. (2015), p. 50.
76
BIRGIN Y GHERARDI (2011), pp. xv-xvi.
77
BIRGIN Y GHERARDI (2011), p. 26.
78
MINISTERIO DE DESARROLLO SOCIAL (2018), p. 5.
79
MINISTERIO DE DESARROLLO SOCIAL (2018), p. 13.
80
MINISTERIO DE DESARROLLO SOCIAL (2018), p. 21.
Pobreza y desigualdad como barreras de acceso a la justicia 581
81
En este aspecto, es muy destacable la iniciativa llevada a cabo mediante el progra-
ma de Justicia Móvil del Poder Judicial, a través del cual funcionarios y jueces visi-
tan distintas localidades, muchas de ellas alejadas de los grandes centros urbanos,
a fin de entregar información, atender consultas y orientar en asuntos judiciales.
Para más, ver a modo ejemplar: http://www.pjud.cl/noticias-del-poder-judicial/-/
asset_publisher/kV6Vdm3zNEWt/content/bus-de-la-justicia-atendio-mas-de-un-
centenar-de-consultas-en-antofagasta-y-mejillones.
82
AHRENS et al. (2015), p. 32.
83
AHRENS et al. (2015), p. 64.
582 Cristian Contreras Rojas - Claudia Tobar Cid
84
AHRENS et al. (2015), p. 42.
85
AHRENS et al. (2015), pp. 63-64.
86
BIRGIN Y GHERARDI (2011), p. 28.
87
La Corte Interamericana de Derechos Humanos, en la búsqueda de concretar
el contenido del concepto de “plazo razonable” ha invocado los elementos que
a su vez ha señalado la Corte Europea de Derechos Humanos en varios fallos,
señalando que para establecer la razonabilidad del plazo se debe atender a: 1) la
complejidad del asunto; 2) la actividad procesal del interesado; c) la conducta de
las autoridades judiciales; y d) la afectación generada en la situación jurídica de la
persona involucrada en el proceso. Sobre esta materia, ver: Corte Interamericana
de Derechos Humanos, de 29 de enero de 1997, párrafo 77. También: Corte Inte-
ramericana de Derechos Humanos, de 27 de noviembre de 2008, párr. 155; Corte
Interamericana de Derechos Humanos, de 14 de noviembre de 2014, párr. 506;
Corte Interamericana de Derechos Humanos, de 22 de junio de 2015, párrafo
255.
88
AHRENS et al. (2015), pp. 22-24.
Pobreza y desigualdad como barreras de acceso a la justicia 583
Por otro lado, la gran cantidad de formalismos que rodean a los proce-
sos judiciales no hacen más que agudizar el problema de la lentitud que los
caracteriza. En efecto, los requisitos de ingreso de demandas y solicitudes
son excesivamente complejos para alguien ajeno al sistema de justicia89,
por lo que asesoría letrada se vuelve imprescindible aunque en algunos su-
puestas no se exija por mandato legal. Si no se es abogado o funcionario ju-
dicial, difícilmente se comprenderán las etapas del proceso o la terminolo-
gía técnica utilizada en todas sus etapas, las que se suelen encontrar desde
la mera consulta inicial hasta el texto mismo de la sentencia90, que en lugar
de dirigirse a los justiciables que solicitaron el pronunciamiento judicial,
se elabora pensando en los pares de quienes las redactan, en los tribunales
superiores y en el público letrado general que podría llegar a usarla como
referencia91. Así las cosas, esta barrera se encuentra directamente relacio-
nada con la carencia de información, porque la falta de conocimiento del
Derecho y de los usos forenses hace que las exigencias que rodean a las
causas judiciales sean ininteligibles y, por ende, muy difíciles de cumplir.
89
AHRENS et al. (2015), p. 63.
90
ARBELÁEZ Y RUÍZ (2018), pp. 27-28.
91
AHRENS et al. (2015), pp. 117-120.
584 Cristian Contreras Rojas - Claudia Tobar Cid
la tutela del aparato jurisdiccional. Con esto se hace referencia a los costos
que implica el iniciar y llevar a cabo un proceso judicial, la carencia de in-
formación —especialmente respecto a los propios derechos y la forma de
hacerlos efectivos—, la dilación en la obtención de la solución judicial del
conflicto, el excesivo formalismo forense y las distancias geográficas, todo
lo cual redunda en una desconfianza hacia la forma en que se administra
justicia.
4. No hay dudas de que el Estado tiene la misión de entablar acciones
tendientes a que las personas en situación de pobreza puedan exigir el
cumplimiento de sus derechos. En esa perspectiva, el otorgamiento de asis-
tencia legal gratuita es un deber de cumplimiento esencial e ineludible,
que en todo caso demanda altos estándares de calidad en la prestación de
este servicio, de modo que no se transforme en una asistencia meramente
formal o artificial.
5. Por último, los injustificados retardos en el funcionamiento del apa-
rato judicial constituye claramente una vulneración del derecho de acceso
a la justicia, particularmente cuando los justiciables se encuentran en si-
tuación de pobreza. En efecto, será usual que estas personas no tengan las
posibilidades de esperar el pronunciamiento de la decisión sin sufrir nin-
guna consecuencia negativa, lo que les genera una enorme desconfianza
en el sistema y los aleja del mismo, más aún si a esto le sumamos los costos,
formalismos y las distancias geográficas que deben ser cubiertas para de-
mandar el respeto y cumplimiento efectivo de sus derechos.
Pobreza y desigualdad como barreras de acceso a la justicia 585
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El Acuerdo de París en la consecución de los
objetivos de Desarrollo Sostenible: Reflexiones
a propósito de la aproximación basada en las
contribuciones determinadas a nivel nacional
I. INTRODUCCIÓN
La Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Resolución
Transformar nuestro mundo: la Agenda 2030 sobre el Desarrollo Sosteni-
ble el 25 de septiembre de 2015, en la que se incluyeron los 17 Objetivos de
Desarrollo Sostenible (ODS) cuya consecución se fijaba como propósito.
Este nuevo programa de acción para el desarrollo continuaba la actividad
anterior de la Asamblea en este ámbito, al tiempo que incluía novedades
como establecer unos objetivos a cumplir por la totalidad de los Estados,
independientemente de su desarrollo económico, y promover una meto-
dología que pretendía incrementar la eficacia de la acción al fijar metas
concretas en cada uno de los ámbitos de actuación. Los ODS debieran,
por tanto, orientar la actuación de todos los Estados, y no sólo de los en
vías de desarrollo, de tal forma que se promueve una aproximación a la
consecución de un desarrollo sostenible en el que se comparten objetivos
comunes, aunque las diferentes capacidades conlleven que sea necesaria la
adopción de actuaciones diversas en cada espacio nacional. En la Agenda
*
Doctora en Derecho y Profesora Titular de Derecho Internacional Público y Rela-
ciones Internacionales de la Universidad de Huelva (España). Este trabajo se rea-
liza en el marco de los Proyectos de I+D+I DER2016-75841-R y DER2015-65906-P,
financiados por MINECO/FEDER, UE. Correo electrónico: giles@uhu.es.
590 Rosa Giles Carnero
1
En palabras de la Agenda 2030, “[l]os presentes Objetivos y metas […] son de
carácter integrado e indivisible y conjugan las tres dimensiones del desarrollo
sostenible”, ver parágrafo 5, p. 3.
2
La Agenda 2030 precisó que “[e]l cambio climático es uno de los mayores retos de
nuestra época y sus efectos adversos menoscaban la capacidad de todos los países
para alcanzar el desarrollo sostenible […]. Peligra la supervivencia de muchas
sociedades y de los sistemas de sostén biológico del planeta”, ver parágrafo 14, p.
6; asimismo, las referencias al cambio climático aparecen en las metas concretas
incluidas en diversos ODS, de forma que se asume el carácter transversal de las
consecuencias del cambio climático, y la necesidad de actuar en diversos campos
para combatir sus efectos adversos.
3
En particular, en la Agenda 2030 se señaló que “[r]econocemos que la Conven-
ción Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático […] es el princi-
pal foro intergubernamental internacional para negociar la respuesta mundial al
El Acuerdo de París en la consecución de los objetivos de Desarrollo Sostenible 591
4
El Informe de síntesis sobre el efecto agregado de las contribuciones previstas de-
terminadas a nivel nacional (FCCC/CP/2015/7) fue publicado el 1 de noviembre
de 2015, por la Secretaría de la Convención marco. En este texto se incluyeron
unas estimaciones de los niveles de las emisiones agregadas de gases de efecto
invernadero en 2025 y 2030 resultantes de la aplicación de las medidas comunica-
das, y se avisó de que no serían suficientes para mantener el aumento de la tem-
peratura media por debajo de los 2 grados centígrados en relación a los niveles
preindustriales. Ya en la Agenda 2030 se había previsto este resultado, de forma
que se incluyó el aviso de que “observamos con grave preocupación el importante
desfase que existe entre el efecto agregado de las promesas de mitigación de las
emisiones anuales mundiales de gases de efecto invernadero para 2020 hechas
por las partes y la trayectoria que deberían seguir las emisiones agregadas para
que haya buenas probabilidades de que el aumento de la temperatura global me-
dia no supere los 2 grados centígrados, o los 1,5 grados centígrados por encima
de los niveles preindustriales”, ver parágrafo 31, p. 10.
El Acuerdo de París en la consecución de los objetivos de Desarrollo Sostenible 595
5
WINKLER, Harald (2018), p. 143.
El Acuerdo de París en la consecución de los objetivos de Desarrollo Sostenible 597
las NDCs debe hacerse con carácter periódico, en un plazo de cinco años
conforme a lo previsto en el artículo 4.9, y conforme a lo señalado, en cada
nueva presentación se debe incluir una mejora respecto de las medidas am-
bientales previstas en la anterior. A mayor abundamiento, el artículo 4.11
prevé que pueda incrementarse también la ambición en las NDCs durante
su periodo de vigencia, promoviendo la idea de que este sistema supone
un proceso de gestión del cambio climático que debiera estar en continua
progresión.
Frente al amplio margen de discrecionalidad que se permite a las Partes
para configurar las NDCs, el principio de progresividad pretende asegurar
su eficacia ambiental al establecer la obligatoriedad del incremento suce-
sivo de la ambición climática en unos plazos prefijados. Se establece, de
esta forma, la expectativa jurídica de que se incrementarán y mejorarán
los objetivos climáticos de las políticas nacionales, de forma que podrá su-
perarse la insuficiencia inicial de los compromisos presentados, y avanzar
en el requerimiento incluido en el artículo 4.19 de “formular y comunicar
estrategias a largo plazo para un desarrollo con bajas emisiones de gases
de efecto invernadero”. No cabe duda de que el principio de progresión
introduce un elemento positivo para incentivar la eficacia del Acuerdo de
París, de forma que ha sido acogido favorablemente por la doctrina. Como
ejemplo, Laurence Boisson de Chazournes califica a este requerimiento
de progresión como uno de los elementos innovadores que producen más
avance en el acuerdo, de forma que supone incrementar progresivamente
las demandas en materia de mitigación, adaptación, y apoyo financiero6.
Aunque la correcta implementación de este principio promovería que el
Acuerdo de París pueda convertirse en un instrumento eficaz para conse-
guir a largo plazo los objetivos ambientales que se ha fijado, sólo la práctica
a partir de su efectiva implementación a partir de 2020 podrá despejar la
incógnita de su incidencia real en los sistemas nacionales.
El segundo elemento con el que limitar el marcado carácter voluntarista
de las NDCs es el sistema de obligaciones procedimentales recogidas en
el artículo 4 del Acuerdo de París. Como ha señalado José Juste Ruíz, “la
escasa intensidad normativa de las disposiciones sustantivas del Acuerdo
tiende a compensarse con disposiciones que establecen obligaciones pro-
cedimentales, mecanismos de información, transparencia y claridad […],
sistemas de verificación y promoción del cumplimiento […], y apoyo a los
6
BOISSON DE CHAZOURNES,(2017), p. 101.
598 Rosa Giles Carnero
7
JUSTE RUÍZ (2018), p 37.
8
El artículo 4.8 del Acuerdo de París precisa que “[a]l comunicar sus contribucio-
nes determinadas a nivel nacional, todas las Partes deberán proporcionar la in-
formación necesaria a los fines de la claridad, la transparencia y la comprensión,
con arreglo a lo dispuesto en la decisión 1/CP.21 y en toda decisión pertinente
que adopte la Conferencia de las Partes en calidad de reunión de las Partes en el
presente Acuerdo”; asimismo, en el artículo 4.13 se añade que “[l]as Partes debe-
rán rendir cuentas de sus contribuciones determinadas a nivel nacional. Al rendir
cuentas de las emisiones y la absorción antropógenas correspondientes a sus con-
tribuciones determinadas a nivel nacional, las Partes deberán promover la integri-
dad ambiental, la transparencia, la exactitud, la exhaustividad, la comparabilidad
y la coherencia y velar por que se evite el doble cómputo, de conformidad con las
orientaciones que apruebe la Conferencia de las Partes en calidad de reunión de
las Partes en el presente Acuerdo”.
El Acuerdo de París en la consecución de los objetivos de Desarrollo Sostenible 599
9
Para un mayor análisis de la implementación del principio de responsabilidades
comunes pero diferenciadas de los Estados en el régimen jurídico internacional
en materia de cambio climático, y en particular por el Acuerdo de París, ver GI-
LES CARNERO (2018).
10
Así, por ejemplo, en el artículo 4.4 se incluye un llamamiento conforme al cual
“[l]as Partes que son países desarrollados deberían seguir encabezando los esfuer-
zos, adoptando metas absolutas de reducción de las emisiones para el conjunto de
la economía”.
El Acuerdo de París en la consecución de los objetivos de Desarrollo Sostenible 601
11
MALJEAN-DUBOIS (2016), p. 154.
12
VOIGT y FERREIRA (2016): p. 72.
602 Rosa Giles Carnero
13
Ver en este sentido los artículos 4.5 y 4.6 del Acuerdo de París.
El Acuerdo de París en la consecución de los objetivos de Desarrollo Sostenible 603
IV. CONCLUSIONES
La Agenda 2030 identificó expresamente al régimen jurídico interna-
cional instaurado por la Convención marco sobre Cambio Climático como
el sistema en el que desarrollar las acciones necesarias para dar cumpli-
miento a su Objetivo 13, y a las metas asociadas. De esta forma, se apostaba
por la continuidad de un foro de negociación que había sufrido impor-
tantes vaivenes desde su inauguración en 1992, pero que seguía siendo
el espacio en el que cada año se producía un dialogo global sobre la ges-
tión internacional de esta amenaza ambiental. La Agenda 2030 se adoptó
sólo unos meses antes de que en el régimen internacional se aprobase el
Acuerdo de París, que pretendía convertirse en un nuevo y decisivo paso
para promover una acción climática con resultados ambientales y sociales
relevantes. La implementación eficaz del Acuerdo de París se convierte, de
esta forma, en la acción que debiera permitir alcanzar las metas fijadas en
el Objetivo 13, y hacer posible una mitigación y adaptación al cambio cli-
mático que permita también la implementación del resto de los ODS cuyas
metas se conectan a la necesidad de evitar o acomodar sus efectos adversos.
En este marco, uno de las principales interrogantes será el de la capacidad
de las NDCs para convertirse en una herramienta eficaz en la consecución
de los objetivos del Acuerdo de París y, en consecuencia, para promover el
modelo de desarrollo sostenible que se propugna en la Agenda 2030 con
carácter global.
Para la configuración concreta de las NDCs las Partes tendrán un am-
plio nivel de discrecionalidad, por lo que podrán adaptar su contenido a
las particulares circunstancias físicas, ambientales y socioeconómicas na-
cionales, mientras que de la suma de sus resultados debería lograrse un be-
neficio ambiental global compatible con alcanzar los objetivos del Acuer-
do de París. Esta flexibilidad para el diseño del contenido de las NDCs
se sustenta sobre un alto grado de voluntarismo, por lo que pese a que
604 Rosa Giles Carnero
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El Comité de los Derechos del Niño:
Origen, Evolución y Funciones
I. INTRODUCCIÓN
El 20 de noviembre de 1989, la Asamblea General de las Naciones Uni-
das adoptó, por unanimidad, la Convención sobre los Derechos del Niño,
quedando abierta a la firma de los Estados el 20 de enero de 1990 y entran-
do en vigor el 2 de septiembre del mismo año.
Este tratado internacional gestado a partir de las propuestas del Estado
polaco1, se estructura en tres grandes bloques: el Preámbulo, que esboza
los principios básicos fundamentales; el articulado, que define las obliga-
*
Profesor Asistente de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad
de Talca. Doctor y Magister en Derecho de Familia e Infancia por la Universidad
de Barcelona (España). Director del Centro de Estudios sobre los Derechos de la
Infancia y la Adolescencia de la Universidad de Talca. Vocal del Observatorio de
la Infancia de la Generalitat de Cataluña (España). Secretario General de la Aso-
ciación para la Defensa de los Derechos de la Infancia y la Adolescencia (ADDIA).
Correo electrónico: iravetllat@utalca.cl.
1
El gobierno de Polonia en 1978 presentó a la Comisión de Derechos Humanos
de las Naciones Unidas un texto sobre una convención relativa a los derechos del
niño con vistas a su adopción en 1979, Año Internacional del Niño. En esta fecha
se creó en Ginebra, a petición de la Asamblea General y de la Comisión de Dere-
chos Humanos, un grupo de trabajo de composición no limitada con el fin de ela-
borar un tratado internacional partiendo de la propuesta polaca. El borrador de
Convención tardó prácticamente diez años en ser elaborado. DETRICK, DOECK
& CANTWELL (1992); CILLERO (2016) pp. 85-121.
608 Isaac Ravetllat Ballesté
2
Cfr. RAVETLLAT (2006) pp. 47-62; RAVETLLAT (2018) pp. 17-47; y SÁNCHEZ
(2017) pp. 21-37.
3
Sus actuaciones se rigen por el contenido del Reglamento del Comité de los De-
rechos del Niño —CRC/C/4, de 14 de noviembre de 1991—, cuya última revisión
es de 1 de abril de 2015 —CRC/C/4/Rev.4, de 1 de abril de 2015—. COMITÉ DE
LOS DERECHOS DEL NIÑO (2015).
4
En su redacción originaria el texto de la Convención de 1989 fijaba que el Comité
de los Derechos del Niño debía estar compuesto por 10 expertos de integridad
moral y prestigio internacional reconocido en materia de derechos de la infancia
nombrados por un período de 4 años reelegibles. No obstante lo apuntado, y
desde el mes de febrero de 2003, por reforma del artículo 43 del texto de la Con-
vención se elevó el número de sus integrantes y se pasó de 10 a 18. Con ello se
pretendió dar mayor agilidad a las tareas de examen de los informes presentados
por los Estados Parte y evitar así los retrasos en la emisión de las observaciones
y recomendaciones que el Comité realiza de los mismos. La propuesta inicial de
reforma del mencionado artículo de la Convención fue realizada por Costa Rica
el año 1995, y un año después la Asamblea General de las Naciones Unidas la
aprobó, pero tuvo que esperarse hasta febrero de 2003 para que esta enmienda
entrara en vigor —momento en que fue aceptada por una mayoría de dos tercios
de los Estados partes—.
5
En un momento inicial, durante cada período de sesiones el Comité sobre los
Derechos del Niño analizaba seis de los informes presentados por los Estados. Ello
significaba que cada año se supervisaban 18 de esos informes. Posteriormente, en
enero de 2000, el Comité de los Derechos del Niño decidió examinar anualmente
los informes de 27 Estados partes, aumentando así su volumen de trabajo en un
50%, para ocuparse del retraso en el examen de los mismos —CRC/C/100, de 14
de noviembre de 2000. Informe sobre el veinticincoavo período de sesiones del
Comité de los Derechos del Niño—. COMITÉ DE LOS DERECHOS DEL NIÑO
El Comité de los Derechos del Niño: Origen, Evolución y Funciones 609
los miembros del Comité son elegidos por los Estados partes, ejercen sus
funciones a título personal, es decir, no representan a los gobiernos de sus
países, ni a ninguna otra organización a la que pertenezcan6.
En el desempeño de sus tareas, el Comité no adopta un planteamiento
de confrontación, sino que, por el contrario, procura involucrar a los Esta-
dos en un diálogo constructivo con miras a valorar de manera crítica cuál
es la situación real que vive la infancia y la adolescencia en su ámbito terri-
torial y alentar su cooperación en la aplicación de la Convención de 1989.
Además, no podemos olvidar que el Comité de los Derechos del Niño no
es un órgano de supervisión convencional que deba considerarse de forma
aislada, sino que por el contrario se encuentra inserto dentro del sistema
de promoción y garantías de los derechos humanos de las Naciones Uni-
das. Este modelo de intervención está compuesto por dos clases principa-
les de instrumentos: aquéllos constituidos en virtud de la Carta de la ONU,
incluyendo la Comisión de Derechos Humanos; y, los creados en atención
a los tratados internacionales de protección de los derechos humanos, cuya
tarea fundamental es la de actuar como mecanismos de control7.
(2000). Finalmente, desde enero de 2005, y por un período inicial de dos años,
el Comité examinó los informes en dos cámaras paralelas, cada una formada por
nueve de sus integrantes, teniendo debidamente en cuenta la distribución geográ-
fica equitativa, por lo que el número de informes de los Estados partes examina-
dos por el órgano ginebrino aumentó de 27 a 48 por año —CRC/C/133, de 12 de
enero de 2004. Informe sobre el treinta y cuatro período de sesiones del Comité
de los Derechos del Niño—. COMITÉ DE LOS DERECHOS DEL NIÑO (2004).
6
Antes de asumir sus funciones, cada miembro del Comité debe realizar en sesión
pública de este organismo de las Naciones Unidas la siguiente declaración so-
lemne: “declaro solemnemente que, en el desempeño de mis funciones y en el
ejercicio de mis facultades como miembro del Comité de los Derechos del Niño,
actuaré en forma honorable, fiel, imparcial y concienzuda”. Artículo 15 del Regla-
mento del Comité de los Derechos del Niño.
7
Ahondando en lo apuntado, mentar que actualmente son nueve los comités pre-
vistos en los convenios de protección de los derechos fundamentales encargados
de supervisar su puesta en acción: Comité de Derechos Humanos (HRC), Comité
de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (CESCR), Comité para la Elimina-
ción de la Discriminación Racial (CERD), Comité para la Eliminación de la Discri-
minación contra la Mujer (CEDAW), Comité contra la Tortura (CAT), Comité de
los Derechos del Niño (CRC), Comité para la Protección de los Derechos de todos
los Trabajadores Migratorios y de sus Familiares (CMW), Comité de los Derechos
de las Personas con Discapacidad (CRPD), y Comité contra las Desapariciones
Forzadas (CED).
610 Isaac Ravetllat Ballesté
8
Protocolo Facultativo relativo a la venta de niños, la prostitución infantil y la utili-
zación de niños en la pornografía, y Protocolo Facultativo sobre la participación
de niños en los conflictos armados, adoptados por la Asamblea General el 25 de
mayo de 2000 (A/RES/54/263).
9
El 14 de abril de 2014, tres meses después en que fue depositado en poder del Se-
cretario General de las Naciones Unidas el décimo instrumento de manifestación
del consentimiento requerido, umbral mínimo que se logró con la ratificación de
Costa Rica, entró en vigor de forma general el Protocolo Facultativo de la Conven-
ción sobre los Derechos del Niño relativo a un procedimiento de comunicacio-
nes. Adoptado por la Asamblea General el 19 de diciembre de 2011 —Resolución
66/138—. De acuerdo con esta nueva posibilidad que se le reconoce al Comité
de los Derechos del Niño, Carmona entiende que la doctrina-jurisprudencia de-
rivada de este mecanismo especializado debe contribuir significativamente a la
interpretación de la Convención, así como beneficiar a los mecanismos y órganos
nacionales, regionales e internacionales. CARMONA (2011) p. 143.
El Comité de los Derechos del Niño: Origen, Evolución y Funciones 611
10
En palabras de Cardona, con este Protocolo facultativo “los niños dejan de ser
mini-personas con mini-derechos, para ser definitivamente personas con dere-
chos plenos que pueden hacer valer no sólo en el ámbito interno sino también en
el internacional”. CARDONA (2012) p. 65.
11
También son los propios Estados los que pueden ofrecer información suplemen-
taria si así lo consideran adecuado fuera del marco del proceso general de pre-
sentación de informes, cuando se producen emergencias nacionales o aconteci-
612 Isaac Ravetllat Ballesté
inicial y de cinco para los informes sucesivos, nos parece ajustada respecto
del primero, pero es, en cambio, excesiva entre los siguientes. La continua
modificación de las condiciones sociales de vida y la utilidad de disponer
de un documento actualizado que refleje el estado real en que se encuen-
tra la población infantil en un país en un momento determinado, hacen
que el intervalo de cinco años entre documento y documento se nos antoje
desmesurado.
El propio Comité de los Derechos del Niño consciente de la necesidad
de homogeneizar la estructura y el contenido de los distintos informes pre-
sentados por los Estados partes emitió en el año 199112 unas Orientaciones
generales respecto de la forma y el contenido de los reportes iniciales, y,
posteriormente, en el año 199613, hizo lo propio con respecto a los perió-
dicos. Tiempo después, concretamente en el año 2015, el Comité modificó
y modernizó estas instrucciones durante su sesenta y cinco periodo de se-
siones celebrado del 13 al 31 de enero de 201414.
Este conjunto de directrices se configuran como un mecanismo o ins-
trumento básico de referencia que viene a facilitar a los Estados la tarea
de estructurar y dar debido cumplimiento a las obligaciones que tienen
asumidas en virtud del artículo 44 de la Convención. Con esta finalidad el
órgano ginebrino exige —desde el año 2010— que estos informes estén
divididos en dos partes: un documento básico común —válido para cual-
quiera de los órganos de seguimiento y control previstos en los diferentes
tratados internacionales de derechos humanos— y otro referido específi-
camente a la aplicación de la Convención sobre los Derechos del Niño y sus
dos Protocolos Facultativos sustantivos —ambos del año 2000—.
15
Las directrices armonizadas del Secretario General de las Naciones Unidas para la
presentación de informes a los órganos internacionales de tratados de derechos
humanos, incluida la elaboración de un documento básico común, se revisaron
por última vez en 2009 —HRI/GEN/2/Rev.6, de 3 de junio de 2009—. SECRETA-
RIO GENERAL DE LAS NACIONES UNIDAS (2009).
614 Isaac Ravetllat Ballesté
16
Panorama general del procedimiento de elaboración de informes que deben pre-
sentarse ante el Comité de los Derechos del Niño —CRC/C/33, de 24 de octubre
de 1994—. COMITÉ DE LOS DERECHOS DEL NIÑO (1994).
El Comité de los Derechos del Niño: Origen, Evolución y Funciones 615
17
Según el artículo 19 (1), el protocolo debe entrar en vigor tres meses después de
la fecha en que se deposite el décimo instrumento de ratificación o de adhesión.
Tal circunstancia acaeció con el depósito de la ratificación de Costa Rica.
El Comité de los Derechos del Niño: Origen, Evolución y Funciones 619
18
El Protocolo —artículo 12.1— permite, asimismo, a los Estados partes formular
tal declaración de voluntad respecto de todos o sólo algunos de los instrumentos
bajo supervisión del Comité de los Derechos del Niño: la Convención y los dos
Protocolos facultativos sustantivos del año 2000.
19
El Comité de los Derechos del Niño hubiera preferido utilizar la noción de “vio-
laciones graves o repetidas” en lugar de referirse a “violaciones graves o sistemá-
ticas”. El órgano ginebrino encuentra que el adjetivo “sistemáticas” es demasiado
restrictivo, ya que del mismo se desprende que el Estado ejerce una política deli-
berada de violación de los derechos del niño. Además, defendieron la necesidad
de añadir en el Protocolo facultativo una disposición en la que se indicara que co-
rresponde al Comité la competencia de elaborar unas normas que contengan los
criterios con los que definir qué se consideran “violaciones o repetidas”. ASAM-
BLEA GENERAL DE LAS NACIONES UNIDAS (2010) párr. 21.
620 Isaac Ravetllat Ballesté
20
Para Riquelme, un elemento a resaltar de la entrada en vigor de este Protocolo
facultativo del año 2011, radica en el hecho de que, al igual que ocurriera con la
entrada en vigor del Protocolo facultativo del Pacto Internacional de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales, de 10 de diciembre de 2008, el procedimiento
se extiende por vez primera a los derechos económicos, sociales y culturales, tra-
dicionalmente considerados de segunda generación por imponer no obligaciones
de resultado como las derivadas de los derechos civiles y políticos, sino meras
obligaciones de comportamiento progresivo supeditadas a la disponibilidad de
recursos y a la política económica y social estatal. RIQUELME (2014) p. 12. En
este mismo sentido se pronuncia SAURA (2013) pp. 53-80. Asimismo, también
pone de relieve esta circunstancia, DE BECO (2013) p. 368.
21
Durante el segundo período de sesiones del Grupo de Trabajo abierto encargado
de elaborar un borrador de Protocolo facultativo, se consideró que el derecho a
presentar una comunicación debía adjudicarse a “personas o grupos de perso-
nas”, por ser éste un concepto más amplio que el de “niños o grupos de niños”.
ASAMBLEA GENERAL DE LAS NACIONES UNIDAS (2011) párr. 38.
22
Entendemos que por capacidad jurídica de una persona el artículo 13 del Regla-
mento se está refiriendo a la posibilidad de que un sujeto pueda obligarse por sí
El Comité de los Derechos del Niño: Origen, Evolución y Funciones 621
legislación de los Estados partes. En otras palabras, quedan fuera del Pro-
tocolo las conocidas como comunicaciones colectivas, es decir, la posibilidad
de que el Comité pueda recibir y examinar comunicaciones provenientes
de instituciones nacionales de derechos humanos o de organizaciones no
gubernamentales —tanto nacionales como internacionales— denuncian-
do violaciones recurrentes de los derechos que asistan a un grupo de pre-
suntas víctimas en el que no todas pueden ser debidamente identificadas24.
24
El Comité de los Derechos del Niño, instituciones nacionales de derechos huma-
nos, ONGs y el Unicef se mostraron muy favorables a la inclusión de un procedi-
miento de comunicaciones colectivas en el Protocolo facultativo, pues estimaron
que colmaba una laguna de los mecanismos de protección. En especial con los
niños y niñas que pertenecen a grupos vulnerables, como los internados en ins-
tituciones, los que son víctimas de la prostitución, o los sometidos a prácticas tra-
dicionales. Incluso se barajó la posibilidad de admitirlas a través de una cláusula
opting o contracting in. Es decir, permitiendo que cada Estado parte pudiera decla-
rar al momento de firmar o ratificar el Protocolo o de adherirse a él, si reconocía
la competencia del Comité para recibir y examinar comunicaciones colectivas.
ASAMBLEA GENERAL DE LAS NACIONES UNIDAS (2010) párr. 13-15. Sí se
admite esta posibilidad, en cambio, en la Carta Africana sobre Derechos y el Bien-
estar del Niño y en el Protocolo adicional de la Carta Social Europea de 1995.
25
Originariamente, junto a la exigencia de que la comunicación sea por escrito,
se preveía que ello era sin perjuicio de que el Comité de los Derechos del Niño
pudiera admitir evidencias no escritas en apoyo de las alegaciones contenidas en
las comunicaciones. Esta última mención fue eliminada del redactado final del
Protocolo facultativo —artículo 7.b)—, a pesar de existir un aparente consenso al
respecto. Sin ir más lejos, el Protocolo facultativo a la Convención sobre Derechos
de las Personas con Discapacidad no contiene esta exigencia (adaptando, de este
modo, el procedimiento de comunicaciones a la posibilidad real de que personas
en situación de discapacidad, incluida la discapacidad intelectual, puedan hacer
El Comité de los Derechos del Niño: Origen, Evolución y Funciones 623
28
Cfr. OCHOA (2004), pp. 309-310.
29
Por ejemplo, si el caso ya hubiera sido presentado ante la Comisión Europea de
Derechos Humanos o ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
El Comité de los Derechos del Niño: Origen, Evolución y Funciones 625
30
Cfr. PHILIPS (2013) p. 8.
626 Isaac Ravetllat Ballesté
una sanción jurídica, sino de tipo moral o político, por lo que el procedi-
miento no redunda necesariamente en una mejora de la situación del o los
individuos reclamantes. Además, con el objeto de ejercer una presión adi-
cional sobre los Estados con vistas a que cumplan con lo estipulado en los
dictámenes, el artículo 11 del Protocolo y el artículo 28 de su Reglamento
de aplicación, prevén un sistema de seguimiento, que sólo el tiempo nos
dirá cuál es su verdadero nivel de eficacia.
31
Según Laso, desde un punto de vista dogmático pone de relieve “la creación de
una garantía colectiva en la aplicación del Tratado, a través de la cual se expresa
el interés de todos los Estados en la aplicación efectiva de todas las disposiciones
reconocidas en el acuerdo, reafirmando el carácter procedimental erga omnes de
sus disposiciones”. LASO (2014) p. 175. Por su parte, Ochoa nos presenta un
análisis exhaustivo de la génesis de este tipo de mecanismos de reclamaciones
interestatales aplicados a tratados de protección de derechos humanos. OCHOA,
op. cit. pp. 387-390.
32
Cfr. RIQUELME, op. cit. p. 33.
El Comité de los Derechos del Niño: Origen, Evolución y Funciones 627
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El Comité de los Derechos del Niño: Origen, Evolución y Funciones 629
I. INTRODUCCIÓN
El título se refiere a los derechos económicos, sociales y culturales
(DESC). Esta es una terminología que proviene del derecho internacio-
nal de los derechos humanos, especialmente, a partir del Pacto Interna-
cional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC) de 1966.
Nos gustaría incorporar, en este trabajo, a los derechos ambientales. De
esa manera, hablaremos de los derechos económicos, sociales, culturales
y ambientales (DESCA) en el contexto de los niños, niñas y adolescentes
(NNA). Cada vez que usemos la expresión derechos sociales deberá enten-
derse que nos estamos refiriendo al plexo normativo constituido por los
derechos económicos, sociales, culturales y ambientales.
El objetivo principal de este estudio consiste en determinar el abanico
de derechos sociales de que podrían gozar los NNA y las condiciones de
su ejercicio. La pregunta que orientará el análisis será ¿cuáles son los de-
rechos sociales de los NNA y cuáles serían las obligaciones del Estado para
lograr su efectividad? El trabajo sigue la metodología del análisis dogmáti-
co con la técnica del examen documental.
*
Abogado (Chile), Doctor en Derecho (España), Magister en Relaciones Interna-
cionales (España), Master en Derechos Humanos y Derecho Humanitario (Fran-
cia). Postdoctorado en el Max Planck Institute for Comparative Public Law and
International Law (Heidelberg, Alemania). Profesor de Derecho Constitucional,
Internacional, Ambiental y Derechos Humanos, Centro de Estudios Constitucio-
nales de Chile, Universidad de Talca (Santiago, Chile). Subdirector del Centro de
Estudios Constitucionales de Chile (Santiago, Chile). Correo electrónico: gagui-
lar@utalca.cl.
632 Gonzalo Aguilar Cavallo
1. Concepto y fuentes
Los derechos sociales pueden conceptualizarse como aquellos derechos
humanos que persiguen un fin colectivo y, consecuentemente, solidario, ya
sea que su ejercicio sea individual o propiamente colectivo, y que, en térmi-
nos generales, apuntan a establecer un nivel mínimo de protección social,
ya sea en la esfera de la protección del trabajo o de la seguridad social, de la
protección de la educación, de la protección del acceso a la salud, del acce-
so a la vivienda, a la alimentación, al medio ambiente sano, al agua potable
y el saneamiento, a la cultura, a la familia, etc. Se ha sostenido que “los
derechos económicos, sociales y culturales son derechos considerados de
una naturaleza económica, social o cultural. Estos derechos se relacionan
con la realización de necesidades humanas básicas y que incluyen derechos
necesarios para la subsistencia o derechos básicos”1.
De los derechos sociales emanan tanto obligaciones positivas como
negativas, esto es, pueden ser prestacionales como no prestacionales, y la
prestación, en su caso, puede provenir, tanto del Estado como de particu-
lares. De acuerdo con Danilo Türk “los derechos económicos, sociales y
culturales tienen una relación de interdependencia con los derechos civi-
les y políticos y su naturaleza es tan jurídica como la de éstos. Son intempo-
rales en su esencia; su aplicación y pertinencia deberían ser consecuentes
y sostenibles, a pesar de los frecuentes vaivenes del entorno económico
tanto interno como externo. Debe prestarse una atención constante a la
1
CAHILL-RIPLEY, Amanda and HENDRICK, Diane (2018), p. 13.
Los derechos sociales y derechos del niño 633
2
Comisión de Derechos Humanos: Realización de los derechos económicos, sociales y cul-
turales. Segundo informe sobre la marcha de los trabajos preparado por el Sr. Danilo Türk,
Relator Especial. Doc. N.U. E/CN.4/Sub.2/1991/17, de fecha 18 de julio de 1991,
par. 52, b).
3
Carta Encíclica Mater et Magistra de Su Santidad Juan XXIII sobre el reciente de-
sarrollo de la cuestión social a la luz de la doctrina cristiana, de fecha 15 de mayo
de 1961, par. 73.
634 Gonzalo Aguilar Cavallo
4
En lo que respecta a la Carta Social Europea, vid. BELORGEY, Jean-Michel (2007),
pp. 349-377, PRIETO SUÁREZ, Ramón (2008), pp. 355-365.
5
CRUZ VILLALÓN, Pedro (2017), pp. 85-101.
Los derechos sociales y derechos del niño 635
6
GIALDINO, Rolando (2014), pp. 8-27.
636 Gonzalo Aguilar Cavallo
7
Comisión de Población y Desarrollo: Examen y evaluación del programa de Acción de
la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo y su contribución al segui-
miento y examen de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Informe del Secretario
General. Doc. N.U. E/CN.9/2019/2, de fecha 18 de enero de 2019, par. 1.
Los derechos sociales y derechos del niño 637
calidad tal que le permita llevar una vida digna y gozar de bienestar, y tiene
la solemne obligación de proteger y mejorar el medio para las generacio-
nes presentes y futuras»”8.
En cuanto a los instrumentos regionales vinculantes aparece la Carta
Africana sobre los Derechos Humanos y de los Pueblos (Carta de Banjul)
de 1981. El artículo 24 de este tratado regional indica que “Todos los pue-
blos tendrán derecho a un entorno general satisfactorio favorable a su
desarrollo”. Esta formulación inicial es muy rescatable porque destaca la
dimensión naturalmente colectiva del medio ambiente. Posteriormente, el
sistema interamericano de protección de los derechos humanos incorporó
una referencia de esta naturaleza en el Protocolo Adicional a la CADH
sobre Derechos Humanos en materia de derechos económicos, sociales y
culturales (Protocolo de San Salvador) de 1988. En efecto, el artículo 11
de este instrumento señala:
“Derecho a un Medio Ambiente Sano: 1. Toda persona tiene derecho a vivir
en un medio ambiente sano y a contar con servicios públicos básicos. 2. Los
Estados partes promoverán la protección, preservación y mejoramiento del
medio ambiente”.
8
UGARTETXEA DE LA CRUZ, Julen (2017), p. 12.
9
Cfr. GÓMEZ REINO Y CARNOTA, Enrique (2013), pp. 175-193.
638 Gonzalo Aguilar Cavallo
10
Asamblea General: Informe del Relator Especial sobre la cuestión de las obligaciones de
derechos humanos relacionadas con el disfrute de un medio ambiente sin riesgos, limpio,
saludable y sostenible. Doc. N.U. A/73/188, de fecha 19 de julio de 2018, par. 37.
11
Asamblea General: Informe del Relator Especial sobre la cuestión de las obligaciones de
derechos humanos relacionadas con el disfrute de un medio ambiente sin riesgos, limpio,
Los derechos sociales y derechos del niño 639
saludable y sostenible. Doc. N.U. A/73/188, de fecha 19 de julio de 2018, par. 36.
12
Corte IDH: Medio ambiente y derechos humanos (obligaciones estatales en relación con el
medio ambiente en el marco de la protección y garantía de los derechos a la vida y a la integri-
dad personal - interpretación y alcance de los artículos 4.1 y 5.1, en relación con los artículos
1.1 y 2 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos). Opinión Consultiva OC-
23/17 de 15 de noviembre de 2017. Serie A No. 23.
13
Consejo de Derechos Humanos: Informe del Relator Especial sobre la cuestión de las
obligaciones de derechos humanos relacionadas con el disfrute de un medio ambiente sin
riesgos, limpio, saludable y sostenible. Doc. N.U. A/HRC/37/58, de fecha 24 de enero
de 2018, par. 15.
640 Gonzalo Aguilar Cavallo
2. Características
Dentro de las características más sobresalientes de los derechos sociales
queremos destacar la indivisibilidad y la justiciabilidad, y las obligaciones
estatales en materia de DESCA.
2.1. Indivisibilidad
La Conferencia Mundial de Derechos Humanos de Viena de 1993, con-
firmó las principales características reconocidas a los derechos humanos.
En efecto, la Declaración final de esta Conferencia, de 25 de junio de 1993,
señaló, en su párrafo 5°, lo siguiente:
“Todos los derechos humanos son universales, indivisibles e interdependien-
tes y están relacionados entre sí. La comunidad internacional debe tratar los
derechos humanos en forma global y de manera justa y equitativa, en pie
de igualdad y dándoles a todos el mismo peso. Debe tenerse en cuenta la
importancia de las particularidades nacionales y regionales, así como de los
diversos patrimonios históricos, culturales y religiosos, pero los Estados tie-
nen el deber, sean cuales fueren sus sistemas políticos, económicos y cul-
turales, de promover y proteger todos los derechos humanos y las libertades
fundamentales”.
14
Consejo de Derechos Humanos: Informe del Relator Especial sobre la cuestión de las
obligaciones de derechos humanos relacionadas con el disfrute de un medio ambiente sin
riesgos, limpio, saludable y sostenible. Doc. N.U. A/HRC/37/58, de fecha 24 de enero
de 2018, pars. 32-33.
15
Consejo de Derechos Humanos: Informe del Relator Especial sobre la cuestión de las
obligaciones de derechos humanos relacionadas con el disfrute de un medio ambiente sin
riesgos, limpio, saludable y sostenible. Doc. N.U. A/HRC/37/58, de fecha 24 de enero
de 2018, par. 35.
Los derechos sociales y derechos del niño 641
16
Consejo de Derechos Humanos: Cuestión del ejercicio efectivo, en todos los países, de los
derechos económicos, sociales y culturales. Doc. N.U. A/HRC/37/L.24, de fecha 19 de
marzo de 2018.
17
Ibíd; Consejo de Derechos Humanos: Cuestión del ejercicio efectivo, en todos los paí-
ses, de los derechos económicos, sociales y culturales. Doc. N.U. A/HRC/RES/34/4, de
fecha 6 de abril de 2017; Consejo de Derechos Humanos: Cuestión del ejercicio efec-
tivo, en todos los países, de los derechos económicos, sociales y culturales. Doc. N.U. A/
HRC/RES/31/5, de fecha 23 de marzo de 2016; Consejo de Derechos Humanos:
Informe del Relator Especial sobre la extrema pobreza y los derechos humanos. Nota de la
Secretaría. Doc. N.U. A/HRC/32/31, de fecha 28 de abril de 2016.
642 Gonzalo Aguilar Cavallo
18
“Esta Corte ha reiterado la interdependencia e indivisibilidad existente entre los
derechos civiles y políticos, y los económicos, sociales y culturales, puesto que
deben ser entendidos integralmente y de forma conglobada como derechos hu-
manos, sin jerarquía entre sí y exigibles en todos los casos ante aquellas autori-
dades que resulten competentes para ello”. Corte IDH: Caso Lagos del Campo vs.
Perú. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 31
de agosto de 2017. Serie C No. 340, par. 141; Corte IDH: Caso Acevedo Buendía y
otros (“Cesantes y Jubilados de la Contraloría”) vs. Perú. Excepción Preliminar, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 1 de julio de 2009 Serie C No. 198, par. 101;
Corte IDH: Caso Suárez Peralta vs. Ecuador. Excepciones Preliminares, Fondo, Re-
paraciones y Costas. Sentencia de 21 de mayo de 2013. Serie C No. 261, par. 131;
Corte IDH: Caso Gonzales Lluy y otros vs. Ecuador. Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 1 de septiembre de 2015. Serie C No. 298,
par. 172.
19
“Una situación de discriminación se produce cuando existe un tratamiento dife-
renciado, con base en un motivo prohibido que menoscaba o anula el reconoci-
miento, goce o ejercicio de derechos”. CIDH: Institucionalidad democrática, Estado
de derecho y derechos humanos en Venezuela. Informe de país. Doc. OEA/Ser.L/V/
II. Doc.209, de fecha 31 diciembre 2017, par. 408; Vid. Corte IDH: Caso Gonzales
Lluy y otros vs. Ecuador. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 1 de septiembre de 2015. Serie C No. 298, par. 253; Corte IDH: Caso
Atala Riffo y niñas vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 24 de fe-
brero de 2012. Serie C No. 239, par. 81.
20
Corte IDH: Condición Jurídica y Derechos de los Migrantes Indocumentados. Opinión
Consultiva OC-18/03 del 17 de septiembre de 2003. Serie A No. 18, par. 101; Cor-
te IDH: Caso Atala Riffo y niñas vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 24 de febrero de 2012. Serie C No. 239.
Los derechos sociales y derechos del niño 643
de riesgo en las calles de nuestros países de América Latina. […] El deber del
Estado de tomar medidas positivas se acentúa precisamente en relación con
la protección de la vida de personas vulnerables e indefensas, en situación de
riesgo, como son los niños en la calle. La privación arbitraria de la vida no se
limita, pues, al ilícito del homicidio; se extiende igualmente a la privación del
derecho de vivir con dignidad. Esta visión conceptualiza el derecho a la vida
como perteneciente, al mismo tiempo, al dominio de los derechos civiles y
políticos, así como al de los derechos económicos, sociales y culturales, ilus-
trando así la interrelación e indivisibilidad de todos los derechos humanos”21.
21
Corte IDH: Caso de los “Niños de la Calle” (Villagrán Morales y otros) vs. Guatemala.
Fondo. Sentencia de 19 de noviembre de 1999. Serie C No. 63. Voto Concurrente
conjunto de los jueces A. A. Cançado Trindade y A. Abreu Burelli, pars. 4 y 6.
22
CEDH: Caso Airey vs. Irlanda. Demanda N° 6289/73. Sentencia de 9 de octubre
de 1979, par. 26; CEDH: Caso Sidabras and Dziautas vs. Lithuania. Demanda N°
55480/00 y 59330/00. Sentencia de 27 de julio de 2004, par. 47; PÉREZ ALBER-
DI, María (2011), pp. 93-105; ARREGUI, Carla (1980) pp. 376-687.
23
Corte IDH: Caso Gonzales Lluy y otros vs. Ecuador. Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 1 de septiembre de 2015. Serie C No. 298,
par. 171.
644 Gonzalo Aguilar Cavallo
24
Consejo de Derechos Humanos: Cuestión del ejercicio efectivo, en todos los países, de los
derechos económicos, sociales y culturales. Informe del Secretario General sobre la función de
los derechos económicos, sociales y culturales en la creación de sociedades sostenibles y resi-
lientes para la aplicación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Doc. N.U. A/
HRC/37/30, de fecha 18 de diciembre de 2017, par. 26.
25
Consejo Económico y Social: Alerta temprana y derechos económicos, sociales y cultu-
rales. Informe del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.
Doc. N.U. E/2016/58, de fecha 13 de mayo de 2016, par. 4.
26
“La determinación de abordar la desigualdad extrema solo es posible si hay po-
líticas y programas que se tomen en serio los derechos económicos, sociales y
culturales y les den tanta prominencia y prioridad como a los derechos civiles
y políticos. A pesar de todo lo que se ha conseguido en esta esfera en los dos
últimos decenios, lo cierto es que los derechos económicos, sociales y culturales
siguen siendo de segunda categoría”. Consejo de Derechos Humanos: Informe del
Relator Especial sobre la extrema pobreza y los derechos humanos, Philip Alston. Doc. N.U.
A/HRC/29/31, de fecha 27 de mayo de 2015, par. 50; Sobre la idea de que, en
la actualidad, los derechos económicos y sociales siguen siendo secundarios en la
mayoría de los ámbitos, vid. Consejo de Derechos Humanos: Informe del Relator Es-
pecial sobre la extrema pobreza y los derechos humanos. Nota de la Secretaría. Doc. N.U.
A/HRC/32/31, de fecha 28 de abril de 2016.
Los derechos sociales y derechos del niño 645
27
Consejo de Derechos Humanos: Cuestión del ejercicio efectivo, en todos los países, de los
derechos económicos, sociales y culturales. Informe del Secretario General sobre la función de
los derechos económicos, sociales y culturales en la creación de sociedades sostenibles y resi-
lientes para la aplicación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Doc. N.U. A/
HRC/37/30, de fecha 18 de diciembre de 2017, par. 29.
28
Cfr. KENNA, Padraic (2009), pp. 479-501.
29
Comité de los Derechos del Niño: Observación general Nº 15 (2013) sobre el derecho
del niño al disfrute del más alto nivel posible de salud (artículo 24). Doc. N.U. CCR/C/
GC/15, de fecha 17 d abril de 2013, par. 71.
30
Corte IDH: Caso Ximenes Lopes vs. Brasil. Sentencia de 4 de julio de 2006. Serie C
No. 149, pars. 89 y 90.
646 Gonzalo Aguilar Cavallo
31
Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (CEDAW): Caso
Alyne da Silva Pimentel Teixeira vs. Brasil, Decisión de 25 julio de 2011. Doc. N.U.
CEDAW/C/49/D/17/2008, de fecha 27 de septiembre de 2011; Comité de los
Derechos del Niño: Observación general Nº 15 (2013) sobre el derecho del niño al disfrute
del más alto nivel posible de salud (artículo 24). Doc. N.U. CCR/C/GC/15, de fecha
17 d abril de 2013, pars. 75, 76 y 77.
32
DE ROUX, Carlos y RAMÍREZ J., Juan (2004), p. 14; Comité de Derechos Eco-
nómicos, Sociales y Culturales: Observación General Nº 3. La índole de las obligaciones
de los Estados Partes (párrafo 1 del artículo 2 del Pacto). Doc. N.U. E/1991/23, de
fecha 1 de enero de 1991.
33
Consejo de Derechos Humanos: Cuestión del ejercicio efectivo, en todos los países, de los
derechos económicos, sociales y culturales. Informe del Secretario General sobre la función
de los derechos económicos, sociales y culturales en la creación de sociedades sostenibles y
resilientes para la aplicación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Doc. N.U.
A/HRC/37/30, de fecha 18 de diciembre de 2017, par. 30; Vid. Todos los Esta-
dos, con independencia de su nivel de desarrollo, deben adoptar de inmediato
medidas para cumplir estas obligaciones con carácter prioritario y sin imponer
discriminación alguna. Cuando pueda demostrarse que los recursos disponibles
son insuficientes, los Estados deberán adoptar medidas selectivas para proceder
lo más expedita y eficazmente posible en pro de la plena realización del derecho
del niño a la salud. Independientemente de los recursos disponibles, los Estados
tienen la obligación de no adoptar medidas retrógradas que puedan entorpecer
el disfrute por el niño de su derecho a la salud”. Comité de los Derechos del Niño:
Observación general Nº 15 (2013) sobre el derecho del niño al disfrute del más alto nivel
posible de salud (artículo 24). Doc. N.U. CCR/C/GC/15, de fecha 17 d abril de 2013,
par. 72.
34
Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales: Observación General Nº 3.
La índole de las obligaciones de los Estados Partes (párrafo 1 del artículo 2 del Pacto).
Doc. N.U. E/1991/23, de fecha 1 de enero de 1991, par. 1.
Los derechos sociales y derechos del niño 647
35
“Si bien la plena realización de los derechos pertinentes puede lograrse de mane-
ra paulatina, las medidas tendentes a lograr este objetivo deben adoptarse dentro
de un plazo razonablemente breve tras la entrada en vigor del Pacto para los Es-
tados interesados. Tales medidas deben ser deliberadas, concretas y orientadas lo
más claramente posible hacia la satisfacción de las obligaciones reconocidas en el
Pacto”. Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales: Observación Gene-
ral Nº 3. La índole de las obligaciones de los Estados Partes (párrafo 1 del artículo 2 del
Pacto). Doc. N.U. E/1991/23, de fecha 1 de enero de 1991, par. 2; Vid. CIDH: Ter-
cer Informe sobre la Situación de los Derechos Humanos en Colombia. Doc. OEA/Ser.L/V.
II.102 Doc.9 rev.1, de fecha 26 de febrero de 1999, par. 6; CIDH: Institucionalidad
democrática, Estado de derecho y derechos humanos en Venezuela. Informe de país. Doc.
OEA/Ser.L/V/II. Doc.209, de fecha 31 diciembre 2017, par. 408.
36
“Todas las medidas de carácter deliberadamente retroactivo en este aspecto re-
querirán la consideración más cuidadosa y deberán justificarse plenamente por
referencia a la totalidad de los derechos previstos en el Pacto y en el contexto del
aprovechamiento pleno del máximo de los recursos de que se disponga”. Comité
de Derechos Económicos, Sociales y Culturales: Observación General Nº 3. La índole
de las obligaciones de los Estados Partes (párrafo 1 del artículo 2 del Pacto). Doc. N.U.
E/1991/23, de fecha 1 de enero de 1991, par. 9.
37
“Sí se les puede reclamar [a los Estados] que aseguren unos niveles esenciales
de cada uno de esos derechos, y que actúen deliberada y de manera persistente,
con arreglo a un plan sistemático, en pos de hacerlos plenamente efectivos”. DE
ROUX, Carlos y RAMÍREZ J., (2004), p. 14; “Corresponde a cada Estado Parte
una obligación mínima de asegurar la satisfacción de por lo menos niveles esen-
ciales de cada uno de los derechos”. Comité de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales: Observación General Nº 3. La índole de las obligaciones de los Estados Partes
(párrafo 1 del artículo 2 del Pacto). Doc. N.U. E/1991/23, de fecha 1 de enero de
1991, par. 10.
648 Gonzalo Aguilar Cavallo
tres y los efectos adversos previsibles del cambio climático38. De este modo,
las medidas adoptadas deben ajustarse al contenido sustantivo y procedi-
mental de los derechos económicos, sociales y culturales y a las exigencias
de disponibilidad, accesibilidad, aceptabilidad y calidad de cada derecho39.
Por ejemplo, en el caso específico del derecho a la salud, el Comité de
Naciones Unidas sobre los Derechos Económicos, Sociales y Culturales, ha
desarrollado estos elementos de contenido, como el estándar mínimo que
debe ser respetado y garantizado por los Estados, a saber:
“a) Disponibilidad. Cada Estado Parte deberá contar con un número suficiente
de establecimientos, bienes y servicios públicos de salud y centros de aten-
ción de la salud, así como de programas. Con todo, esos servicios incluirán
los factores determinantes básicos de la salud, como hospitales, clínicas y
demás establecimientos relacionados con la salud, personal médico y pro-
fesional capacitado, así como los medicamentos esenciales definidos en el
Programa de Acción sobre medicamentos esenciales de la OMS.
b) Accesibilidad. Los establecimientos, bienes y servicios de salud deben ser
accesibles a todos, sin discriminación alguna, dentro de la jurisdicción del
Estado Parte. La accesibilidad presenta cuatro dimensiones superpuestas:
i) No discriminación: los establecimientos, bienes y servicios de salud de-
ben ser accesibles, de hecho y de derecho, a los sectores más vulnerables y
marginados de la población, sin discriminación alguna por cualquiera de los
motivos prohibidos.
38
“Estos principios implican que, incluso en caso de desastre o crisis, los Estados
tienen la obligación de garantizar que la población afectada tenga acceso a los
servicios y recursos básicos necesarios, sin discriminación. […] Por lo tanto, las
obligaciones en materia de derechos humanos se aplican no solo a las medidas de
protección directa, sino también a las medidas de mitigación y adaptación que tie-
nen por objeto proteger el disfrute de estos derechos por las personas”. Consejo
de Derechos Humanos: Cuestión del ejercicio efectivo, en todos los países, de los derechos
económicos, sociales y culturales. Informe del Secretario General sobre la función de los dere-
chos económicos, sociales y culturales en la creación de sociedades sostenibles y resilientes para
la aplicación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Doc. N.U. A/HRC/37/30,
de fecha 18 de diciembre de 2017, par. 31.
39
SEPÚLVEDA, Magdalena y NYST, Carly (2012), p. 42; Consejo de Derechos Hu-
manos: Cuestión del ejercicio efectivo, en todos los países, de los derechos económicos, sociales
y culturales. Informe del Secretario General. Doc. N.U. A/HRC/34/25, de fecha 14 de
diciembre de 2016, par. 51 a); Vid. CIDH: Institucionalidad democrática, Estado de
derecho y derechos humanos en Venezuela. Informe de país. Doc. OEA/Ser.L/V/II.
Doc.209, de fecha 31 diciembre 2017, par. 445; En particular, respecto al derecho
a la salud, vid. Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales: Observa-
ción General Nº 14. El derecho al disfrute del más alto nivel posible de salud. Doc. N.U.
E/C.12/2000/4, de fecha 11 de agosto de 2000, par. 12.
Los derechos sociales y derechos del niño 649
40
Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales: Observación General N°
14: El derecho al disfrute del más alto nivel posible de salud (artículo 12 del Pacto Interna-
cional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales). Doc. N.U. E/C.12/2000/4, 11 de
agosto de 2000, par. 12.
41
Comisión de Derechos Humanos: Realización de los derechos económicos, sociales y cul-
turales. Segundo informe sobre la marcha de los trabajos preparado por el Sr. Danilo Türk,
Relator Especial. Doc. N.U. E/CN.4/Sub.2/1991/17, de fecha 18 de julio de 1991,
par. 52, d).
650 Gonzalo Aguilar Cavallo
42
Comité de los Derechos del Niño: Observación general Nº 15 (2013) sobre el derecho
del niño al disfrute del más alto nivel posible de salud (artículo 24). Doc. N.U. CCR/C/
GC/15, de fecha 17 d abril de 2013, par. 7.
652 Gonzalo Aguilar Cavallo
43
Comité de los Derechos del Niño: Observación general Nº 15 (2013) sobre el derecho
del niño al disfrute del más alto nivel posible de salud (artículo 24). Doc. N.U. CCR/C/
GC/15, de fecha 17 d abril de 2013, pars. 113, 114, 115 y 116.
Los derechos sociales y derechos del niño 653
44
Comité de los Derechos del Niño: Observación general Nº 15 (2013) sobre el derecho
del niño al disfrute del más alto nivel posible de salud (artículo 24). Doc. N.U. CCR/C/
GC/15, de fecha 17 d abril de 2013, pars. 48 y 49.
654 Gonzalo Aguilar Cavallo
IV. CONCLUSIÓN
Los derechos sociales son derechos que se encuentran sometidos, fun-
damentalmente en doctrina, no sólo a un especial test de obligatoriedad
sino también de justiciabilidad. En este trabajo, hemos tratado de exponer
los ejes principales de estos debates doctrinarios, tanto en la esfera interna-
cional como en el ámbito doméstico. Sin duda que las características de in-
divisibilidad, interrelación e interdependencia marcan la pauta acerca del
goce efectivo de los derechos sociales. Las obligaciones estales en el marco
de los DESCA refuerzan esta realidad. Los derechos sociales implican una
obligación actual, no futura, de satisfacción paulatina de los mismos. Esta
realidad se ve reforzada cuando hablamos de los derechos sociales de los
NNA, respecto de los cuales el Estado tiene, según la Convención de los
Derechos del Niño, la obligación de proporcionar una protección especial
a los NNA a lo largo de todas las etapas de su desarrollo y la obligación de
considerar, como un principio rector y primordial, el principio del interés
superior del niño. Bien valdría la pena que todos los órganos del Estado
recordaran estos deberes en el cumplimiento de sus funciones en el año
del aniversario de la referida Convención.
656 Gonzalo Aguilar Cavallo
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Comité de los Derechos del Niño: Observación general Nº 15 (2013) sobre el derecho del niño
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fecha 17 d abril de 2013.
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El derecho a un medio ambiente sin
riesgos, limpio, saludable y sostenible:
el problema del cambio climático y sus
efectos sobre la diversidad biológica
*
Profesor Asociado de Derecho internacional en la Universidad Mayor, miembro
del Centro Sociedad y Salud y de la Escuela de Derecho. Profesor titular de la
Universidad Bernardo O’Higgins. Miembro de la Sociedad chilena de Derecho
internacional y de la Sociedad Europea de Derecho internacional y de la Interna-
tional Law Association (Chilean Branch). Este trabajo es parte de un proyecto de
iniciación ganado en la U Mayor Santiago y de la Beca Brandon como Research
Fellow, Centro de Investigación Lauterpacht en Derecho internacional de la Uni-
versidad de Cambridge (2017-18). Correo electrónico: Sergio.penaneira@gmail.
com.
662 Sergio Peña Neira
1
REAY, David S., (2006).
2
Lomborg, Bjorn, The skeptical environmentalist, Cambridge, Cambridge Univer-
sity Press, 2001.
El derecho a un medio ambiente sin riesgos, limpio, saludable y sostenible 663
3
Protocolo de Kioto, Tratado Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climatico.
4
Villafranca, Georgina, México y el Cambio Climático: Una visión desde las políticas pú-
blicas en Sanabria, Juan, Análisis de Políticas Públicas, Metodologías y Estudios de
Casos, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 2017, p. 69 ss.
5
Intergovernmental Panel on Climate Change, Summary for Policymakers of IPCC
Special Report on Global Warming of 1.5°C approved by governments, United Framework
Convention on Climate Change, Seul, 2018, press reléase. Asimismo, Secretariat of the
Convention on Biological Diversity, Promoting synergies in addressing biodiversity and
climate change adaptation issues: Linking national adaptation plans and national biodi-
664 Sergio Peña Neira
versity strategies and action plans, Convention on Biological Diversity, 2014, pp. 2-3,
Ch Harley, Climate change, keystone predation, and biodiveristy loss, (2011) 334 Science
1124, Dawson, T P, et al., Beyond predictions: Biodiversity conservation in a changing
climate (2011) 332 Science 53, Ris Lambers, J H, Extinction Risk from climate change
(2015) 348 Science 501.
6
Secretariat of the Convention on Biological Diversity, Interlinkages between biological
diversity and climate change: advice on the integration of biodiversity considerations into
the implementation of the United Nations Framework Convention on Climate Change and
its Kyoto Protocol, Conference of the Parties to the Convention on Biological Diver-
sity. Ad Hoc Technical Expert Group on Biological Diversity and Climate Change,
Secretariat of the Convention on Biological Diversity, 2003, Montreal, Quebec,
Canada, pp. 3-7.
7
Ibidem.
8
Kelsey Cascadia, Rose Juliana, et al., p. 2.
El derecho a un medio ambiente sin riesgos, limpio, saludable y sostenible 665
9
Case concerning the Gabcikovo-Nagyamaros project (Hungary/Slovakia), (Merits)
[1997] Rep 7. Case concerning the International Status of South West Africa (Advisory
Opinion) [1950] Rep 128, Legality of the threat or use of nuclear weapons (Advisory
Opinion) [1996] Rep 226. Case Pulp Mills on the River Uruguay (Argentina vs. Uru-
guay) (Merits) [2010] Rep 14. Certain Activities Carried out by Nicaragua in the Border
Area (Costa Rica v Nicaragua) (Merit) [2015] Rep 665. Construction of a Road in Costa
Rica along the San Juan River (Nicaragua v Costa Rica) (Merit) [2015] Rep 665. Ae-
rial Herbicide Spraying (Ecuador v Colombia) (Institution of proceedings) [2008]
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the Antarctica (Australia v. Japan: New Zealand intervening) (Merit) [2014] Rep 226.
Certain Activities Carried out by Nicaragua in the Border Area (Costa Rica v Nicaragua)
(Merit) [2015] Rep para 79. Certain Activities Carried out by Nicaragua in the Border
Area (Costa Rica v Nicaragua) (Merit) [2015] Rep, Construction of a Road in Costa
Rica along the San Juan River (Nicaragua v Costa Rica) (Merit) [2015] Rep.
666 Sergio Peña Neira
es de carácter mundial. Lo que resulta más relevante aun es que estas ideas
han sido utilizadas ya en un caso internacional que se cita como uno de los
primeros hitos del Derecho internacional del Medio Ambiente. Así el caso
Smelter, conocido como “Trial Smelter” planteó este tema10. Es posible de-
rivar, para los Estados Unidos, la necesidad de actuar como “buen vecino”,
de impedir el “abuso del derecho”11 y un agregado extra es la posibilidad
de no poder actuar en contra de sus propios actos. Esto último como con-
secuencia de la sentencia y por no haberse opuesto Estados Unidos a la
misma sino haberse beneficiado de su reclamo es que debería mantener la
consecuencia en dicha interpretación y sostener los fundamentos de que
los actos contrarios a la supervivencia humana (en este caso, producto de
la contaminación) no pueden admitirse. Si el gobierno de dicho país lo
alegó en su favor, obteniendo la razón por el tribunal, hoy no debe alegar
lo contrario o dejar de ejecutar actos destinados a dicha ejecución.
2. La Costumbre internacional
Como es de todos sabido, el Derecho internacional público es y ha sido
costumbre internacional12. No es descartable, dada la profusión de normas
jurídicas internacionales en tratados internacionales, que nos encontremos
con un cambio a lo expresado, es decir, que hoy el Derecho internacional
público tenga un componente convencional muy importante o tan impor-
tante como el derivado de la costumbre internacional. Es posible que las
normas jurídicas internacionales en un futuro cercano, como se ha expre-
sado en el libro “Fuentes del Estado de Derecho internacional”13 las nor-
mas jurídicas internacionales sean estrictamente de carácter convencional
o de fuente convencional o fundadas en tratados. Esto es particularmente
cierto en materias técnicas propias de las actividades científicas o comercia-
les. La costumbre internacional se divide en elemento objetivo y subjetivo.
Este último plantea problemas, uno es la posibilidad de la creencia por una
persona jurídica internacional, el Estado, que uno o un conjunto de actos
son “derecho”, un segundo es el número de actos para lograr este efecto y
el tipo de obligación sobre la materia y el tercero es el relativo al concepto
10
Trail Smelter case, Reports of International Arbitral Awards, Volume III, 2006, pp.
1905-1982.
11
Ibidem, p. 1980. En el sentido que no debe causar daño y no debe actuar o no se
debió actuar empleando normas jurídicas permisivas para causar daño.
12
CRAWFORD, James (2014), p. 57.
13
PEÑA, Sergio (2017).
El derecho a un medio ambiente sin riesgos, limpio, saludable y sostenible 667
14
BYERS, Michael (1995) p. 136.
15
Ibidem, p. 137.
16
International Committee of the Red Cross, Rule 53. Starvation as a Method of Warfa-
re, IHL Database, 2018. [Fecha de consulta: 19 de abril de 2018] [Disponible en:
https://ihl-databases.icrc.org/customary-ihl/eng/docs/v1_rul_rule53].
17
Acuerdo de Paris, cit.
18
Fisheries Case, (United Kingdom v Norway), Judgement of December 18th, 1951, Le-
yden, AW Sijthoffs’s Publishing Company, p. 30. “Esos derechos, fundados en las
necesidades vitales de la población y fundados en usos antiguos y pacíficos, pue-
den ser tomados en consideración legítimamente para el dibujo de una línea la
cual, además, aparece a la Corte haber sido mantenida dentro de los límites de lo
que es moderado y razonable”. Ibidem, p. 30.
668 Sergio Peña Neira
19
Acuerdo de París, cit., artículo 28.
20
Conversación con el Dr. Esteban Calvo, Esteban, Conversación, Universidad Ma-
yor, Santiago de Chile, 2018.
El derecho a un medio ambiente sin riesgos, limpio, saludable y sostenible 669
III. CONCLUSIÓN
La política internacional del Presidente Donald Trump en cuanto a no
ratificar el Acuerdo de París así como rechazar tomar medidas en materia
de cambio climático en el Derecho nacional provoca necesariamente que
la prevención de desastre por parte de la ciencia actual disminuya en fuer-
za. Técnicamente podría provocar un incremento de las posibilidades de
un cambio del clima inesperado así como elevación de temperaturas con
los consiguientes efectos sobre la biodiversidad de carácter negativo.
Desde otro punto de vista, el jurídico, tal negativa a ratificar el tratado
mencionado tiene claramente un efecto jurídico respecto de las obliga-
ciones internacionales. El país que debería contar con normas interna-
cionales es un tercero a las mismas y no es posible, desde la normativa
internacional de Derecho internacional público, efectuar el proceso de
exigir jurídicamente las obligaciones nacidas del tratado internacional. Sin
embargo, queda la pregunta si dentro del Derecho internacional de los tra-
tados o fuera del mismo a través del derecho internacional general o de la
costumbre internacional y eventualmente a través de principios generales
de Derecho podría exigírsele obligaciones internacionales.
670 Sergio Peña Neira
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El Derecho Humano al alimento
y el etiquetado de los alimentos
transgénicos en Brasil
I. INTRODUCCIÓN
Teniendo en cuenta la complejidad de la crisis informacional, el presen-
te estudio quiere evidenciar que el modelo económico adoptado —mar-
cado por la voracidad industrialista— fuerza una nueva postura de las em-
presas, del Estado y de la sociedad civil. Hoy, la incertidumbre relacionada
a los riesgos y beneficios que los Organismos Genéticamente Modificados
(en adelante OGMs) representan para salud humana, animal y vegetal,
requiere prudencia en el sentido de que en una ponderación de valores,
el etiquetado de los alimentos representa la información necesaria a todo
buen funcionamiento del sistema.
*
Profesor Titular de Derecho Internacional de la Pontifícia Universidade Católica
do Paraná (PUCPR), Profesor Adjunto del Curso de Derecho de la UNINTER.
Correo Electrónico: eduardobiacchigomes@gmail.com.
**
Abogada. Maestranda en Derechos Fundamentales y Democracia por el Cen-
tro Universitário UniBrasil (2018/2020), Experta en Derecho Civil por la LFG,
Experta en Derecho Público por la Escola da Magistratura Federal do Paraná
(ESMAFE). Experta en Derecho Aplicado por la Escola da Magistratura do Para-
ná (EMAP), Experta en Derecho Tributario por la Universidade Positivo (UP),
Experta en Diplomacia y Relaciones Internacionales por el Centro Universitario
Curitiba (UNICURITIBA). Correo Electrónico: beatrizde.lara@hotmail.com.
672 Eduardo Biacchi Gomes - Beatriz Cobbo de Lara
1
LEMOS (2017), p. 31.
El Derecho Humano al alimento y el etiquetado de los alimentos transgénicos en Brasil 673
2
GASPARINI (2009), p. 177.
3
PENTINAT (2010), p. 220.
4
ALMEIDA APUD. DA SILVA (2014), p. 27.
674 Eduardo Biacchi Gomes - Beatriz Cobbo de Lara
5
MAGALHÃES (2011), p. 74.
6
STÉFANO (2013), p. 14.
7
Ibid, p. 74.
8
OCTAVIANI (2013), p. 121.
9
Idem.
El Derecho Humano al alimento y el etiquetado de los alimentos transgénicos en Brasil 675
Si por un lado las críticas crecen en el sentido de que hoy hay el “aba-
rrotamiento del mercado con productos potencialmente dañosos e irrever-
sibles a la alimentación adecuada, y, a su vez, a la salud y a la vida”11, por
el otro, la Monsanto, transnacional notable en el segmento, garantiza que
“el etiquetado equivale a colocar una «calavera y huesos cruzados» en los
paquetes de comida”12. En este sentido, señala SAVORANI:
“la formulación y especificación del principio de la coexistencia entre cultu-
ras transgénicas, biológicas y convencionales, representa el punto de síntesis
entre los intereses divergentes, de importancia constitucional, constituido de
un lado por la libertad de iniciativa económica del empresario agrícola y de
otro por la necesidad de que esa libertad no sea ejercida en contraste con la
utilidad social y, en particular, causando daños desproporcionales al medio
ambiente y a la salud”13. (Traducción nuestra).
10
LEMOS (2017), p, 32.
11
Idem.
12
DELITTI (2014), p. 35.
13
SAVORANI (2016), p. 195.
14
MINISTERIO DE LA SALUD (2008), pp. 58-60.
676 Eduardo Biacchi Gomes - Beatriz Cobbo de Lara
15
YOSHIZATO (2007), pp. 143-144.
16
Ibid.
17
VERELLA (1999) apud LEME (2001), p. 879.
El Derecho Humano al alimento y el etiquetado de los alimentos transgénicos en Brasil 677
18
CAMARA; MARINHO; GUILAM; NODARI (2009), p. 674.
19
PAVONI (2015), p. 14.
678 Eduardo Biacchi Gomes - Beatriz Cobbo de Lara
20
Ley nº 11.105 de 2005.
21
ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS SOBRE LA ALIMENTACIÓN Y
AGRICULTURA (1945).
22
De acuerdo con la Ley 11.105 de 2005: “Art. 2º Las actividades y proyectos que en-
vuelvan OGM y sus derivados, relacionados a la enseñanza con manipulación de
los organismos vivos, a la pesquisa científica, al desarrollo tecnológico y a la pro-
ducción industrial quedan restrictos al ámbito de entidades de derecho público o
privado, que serán responsables por la obediencia a los preceptos de esta Ley y de
su regulación, bien como por las eventuales consecuencias o efectos procedentes
de su incumplimiento. § 2º Las actividades y proyectos de que trata este artículo
son prohibidos para personas físicas en actuación autónoma e independiente,
aunque mantengan vínculo laboral o cualquier otro con personas jurídicas”.
23
De acuerdo con la Constitución Federal: “Art. 5º Todos son iguales ante la ley, sin
distinción de cualquier naturaleza, garantizándose a los brasileños y a los extran-
jeros residentes en el País a inviolabilidad del derecho a la vida, a la libertad, a la
igualdad, a la seguridad y a la propiedad, en los términos siguientes: § 2º Los de-
rechos y garantías expresos en esta Constitución no excluyen otros resultantes del
régimen y de los principios por ella adoptados, o de los tratados internacionales
en que la República Federativa de Brasil sea parte. § 3º Los tratados y convencio-
nes internacionales sobre derechos humanos que aprobados, en cada Casa del
Congreso Nacional, en dos vueltas, por tres quintos de los votos de los respectivos
miembros, serán equivalentes a las enmiendas constitucionales”.
El Derecho Humano al alimento y el etiquetado de los alimentos transgénicos en Brasil 679
24
FAO (1945).
25
DENNY; PAULO; DE CASTRO (2017), p. 126.
680 Eduardo Biacchi Gomes - Beatriz Cobbo de Lara
O también:
9.7. Los Estados deberían adoptar medidas para proteger a los consumi-
dores del engaño y la desinformación en los envases, las etiquetas, la publi-
cidad y la venta de los alimentos y facilitar a los consumidores la elección
velando por la divulgación de información adecuada sobre los alimentos
comercializados, y proporcionar vías de recurso ante cualquier daño causa-
do por alimentos nocivos o adulterados, incluidos los vendidos por comer-
ciantes ambulantes. Esas medidas no deberían emplearse como obstáculos
injustificados al comercio y deberían ser conformes a los acuerdos de la
OMC (en especial el Acuerdo MSF y el Acuerdo sobre Obstáculos Técnicos
al Comercio)26.
Así, independientemente de los riesgos y beneficios que los alimentos
transgénicos representan a la salud humana, el etiquetado de los alimentos
transgénicos, léase: información, refleja la buena fe, la transparencia, no
solo para con los consumidores, sino para con los otros productores, y para
con el Estado y, todos los actores sociales que necesita de informaciones de
calidad.
De otro modo, conforme el Código de Defensa del Consumidor (en
adelante CDC), el proveedor-fabricante tiene el deber de ofrecer informa-
ciones escritas al consumidor sobre la calificación del producto fabricado
o fornecido (art. 6 y 9). Esas informaciones deben ser claras, evidentes,
manifiestas y, deben ser ofrecidas de forma apropiada27.
No obstante, la necesidad de información como mecanismo garantiza-
dor del Derecho Humano a alimentarse, en Brasil, país con bancada con-
gresista predominantemente agraria, permean proyectos de ley evidente-
mente contrarios a la efectivación de ese Derecho Humano. Por eso que
en el próximo tópico será analizado el Proyecto de Ley (en adelante PL)
número 34 que todavía tramita en el Congreso Nacional y trata del etique-
tado de los alimentos transgénicos.
26
FAO (1945).
27
De acuerdo con la Ley nº 8.078 de 1990: “Art. 6º Son derechos básicos del con-
sumidor: III.– la información adecuada y clara sobre los diferentes productos y
servicios, con especificación correcta de cuantidad, características, composición,
calidad, tributos incidentes y precio, bien como sobre los riesgos que presenten;
Art. 9° El proveedor de productos y servicios potencialmente nocivos o peligrosos
a la salud o seguridad deberá informar, de manera ostensible y adecuada, respecto
su nocividad o peligrosidad, sin perjuicio de la adopción de otras medidas razona-
bles en cada caso concreto”.
El Derecho Humano al alimento y el etiquetado de los alimentos transgénicos en Brasil 681
28
Proyecto de Ley nº 34 de 2015.
29
BELTRÃO (2017), p. 3.
30
EFING; GONÇALVES (2017), p. 72.
31
ANVISA, Resolución de la Junta Colegiada nº°136, de 08 de febrero de 2017:
“Art. 3º La declaración de la presencia de lactosa es obligatoria en los alimentos,
incluyendo bebidas, ingredientes, aditivos alimentares y coadyuvantes de tecno-
logía, que contengan lactosa en cuantidad mayor que 100 (cien) miligramos por
100 (cien) gramos o mililitros del alimento tal como expuesto a la venta. § 1º En
el caso de las fórmulas infantiles para lactantes destinadas a necesidades dieto-
terápicos específicos y de las fórmulas infantiles de seguimiento para lactantes
y niños de primera infancia destinadas a necesidades dietoterápicos específicas,
la declaración es obligatoria cuando el producto contiene lactosa en cuantidad
mayor que10 (diez) miligramos por 100 (cien) kilocalorías, considerando el pro-
ducto preparado para el consumo, de acuerdo con las instrucciones de preparo
fornecidas por el proveedor. § 2º En el caso de las fórmulas para nutrición enteral,
682 Eduardo Biacchi Gomes - Beatriz Cobbo de Lara
OGMs a la cuantidad del 1%, pues sobre los transgénicos aún plantean mu-
chas incertidumbres sobre los riesgos, beneficios e impactos en situaciones
específicas. Así, se entiende que toda y cualquier cuantidad de cualquier
substancia presente en la composición del alimento debe ser informada,
no solo por una cuestión de salud, sino también por una cuestión de op-
ción del consumidor.
Además, la expresión “análisis específico” penaliza productores que de-
sarrollan una producción libre de transgénicos, ya que en contra tendrán
que costear investigaciones de laboratorio para comprobar la ausencia de
esa tecnología32. Ese cambio agrava mucho la situación de los micro-pro-
ductores. Si antes poseían una vulnerabilidad técnica y económica en el
proceso de certificación de los productos, en el caso del PL ser aprobado,
enfrentarán otra dificultad: la vulnerabilidad científica.
Cuanto a la facultad del etiquetado con la expresión “libre de transgé-
nicos” y la substitución del símbolo “T” de los alimentos para “(nombre
del producto) transgénicos”, aparece como una propuesta más publicitaria
que propiamente dirigido a la información de calidad en relación a los
riesgos y beneficios que están relacionados a los transgénicos. Así, lo más
razonable sería en este momento, rechazar discursos radicalistas e invertir
en investigaciones que demuestren los efectos —buenos y malos— que los
transgénicos pueden generar y conceder a la debida información.
En este sentido, señala Miranda:
“Para que la información sea eficiente y esté en armonía con las disposiciones
del Código de Defensa del Consumidor, es imprescindible que el etiquetado
esclarezca el origen y características de los genes que han sido introducidos
en el alimento o a partir de los cuales el alimento genéticamente modificado
ha sido cultivado o producido, no bastando la simples afirmación de que se
trata de alimento transgénico o de que contiene organismos genéticamente
modificados, principalmente para prevenir enfermedades o reacciones alér-
gicas al consumidor”33.
34
MATSUBAYASHI (2018).
35
EFING; GONÇALVES, (2017), p. 77.
36
ALEXANDRIDIS (2006), p. 56.
684 Eduardo Biacchi Gomes - Beatriz Cobbo de Lara
V. CONSIDERACIONES FINALES
Queda claro que el Derecho Humano a alimentarse actualmente, es
más amplio que el Derecho a la alimentación; pese a que las controversias
acerca de los riesgos y beneficios que los alimentos transgénicos represen-
tan para la salud humana, animal y vegetal, el Derecho a la información
sirve como garantía para todo el sistema como está estructurado; que debe
haber armonía entre normas internas e internacionales sobre el asunto
de forma a adecuar los dispositivos de la Ley de Bioseguridad brasileña y
atender los derechos de los consumidores.
Impedir el derecho a la información clara, adecuada, transparente y
restringir el acceso a la información de los alimentos, el manejo de la infor-
mación de acuerdo con los intereses puramente mercadológicos significa
retirar del consumidor la posibilidad de elección, retirar del legislador la
información verídica necesaria a la creación de normativas, retirar del Esta-
37
APRÁ; DE LARA (2017), p. 141.
38
EFING; GONÇALVES (2017), p. 82: “Así, el derecho fundamental a la informa-
ción del consumidor va más allá del etiquetado: es necesario que se etiquete ade-
cuadamente los productos derivados de OGMs, incluso, se hace imprescindible
que el consumidor tenga acceso a las informaciones sobre los posibles riesgos
en el consumo de esos productos. El deber de informar por parte del proveedor
debe ser interpretado de forma amplia, buscando fundamentalmente la protec-
ción del consumidor”.
El Derecho Humano al alimento y el etiquetado de los alimentos transgénicos en Brasil 685
BIBLIOGRAFÍA
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El Derecho Humano al alimento y el etiquetado de los alimentos transgénicos en Brasil 687
EDGARDO RIVEROS*
I. INTRODUCCIÓN
El 1 de octubre pasado la Corte Internacional de Justicia (CIJ), órga-
no judicial de la Organización de Naciones Unidas con sede en La Haya,
pronunció su fallo en el caso sobre “Obligación de negociar acceso sobe-
rano al Océano Pacífico” (Bolivia v. Chile). Dicho juicio fue promovido
unilateralmente por Bolivia mediante demanda presentada el 24 de abril
de 2013. El país altiplánico pidió a la Corte Internacional que declarara
los siguientes tres aspectos: 1) Chile tiene la obligación de negociar con
Bolivia con el fin de llegar a un acuerdo que conceda a Bolivia un acceso
pleno y soberano al Océano Pacífico; 2) Chile ha infringido dicha obliga-
ción; 3) Chile debe llevar a cabo la mencionada obligación de buena fe,
sin demora, de manera formal, dentro de un tiempo razonable y en for-
ma eficiente, a fin de conceder a Bolivia un acceso plenamente soberano
al océano Pacífico1.
*
Abogado, Magister en Derecho por la Universidad de Heidelberg. Profesor de De-
recho Internacional de la Facultad de Derecho de la Universidad Central. Correo
electrónico: riverosmarin@gmail.com.
1
Las citas y referencias de la sentencia se hacen a partir de una traducción no ofi-
cial de ella.
690 Edgardo Riveros
2
La CIJ en el párrafo 85 de la sentencia ha mención a esta circunstancia al señalar
“En sus presentaciones, que han permanecido sin modificaciones desde la pre-
sentación de la Solicitud, Bolivia requirió a la Corte que falle y declare que «Chile
tiene la obligación de negociar con Bolivia con la finalidad de llegar a un acuerdo
que otorgue a Bolivia un acceso plenamente soberano al Océano Pacífico»”.
3
Es preciso a este respecto recordar los párrafos siguientes del fallo sobre la cues-
tión preliminar: (32) Bolivia no demandó que tenga un derecho a un acceso so-
berano, tema que por lo tanto queda excluido de la discusión. La Corte asume
que el acceso soberano es, al final, el objetivo de Bolivia, pero debe distinguirse
de aquello que es demandado en este caso, que es una obligación de negociar.
(33) Incluso aunque la Corte se pusiera en el caso de reconocer la existencia de
una obligación de negociar, no le corresponderá a ella predeterminar el resultado
de cualquier negociación. (31), (33), (40) y (50) La demanda (por tanto, el fallo
definitivo de la Corte) no puede afectar el Tratado de 1904, el que mantiene su
plena vigencia.
4
Los doce votos de mayoría corresponden al Presidente de la Corte Yusuf; al Vice-
presidente Xue y a los jueces Tomka, Abraham, Bennouna, Cancado Trindade,
Donoghue, Gaja, Sebutinde, Bhandari, Gevorgian y el juez ad hoc McRae. Los
votos de minoría corresponden a los jueces Robinson, Salam y el juez ad hoc
Daudet.
El fallo de la Corte Internacional de Justicia en el asunto entre Bolivia y Chile sobre... 691
5
En este fundamento la CIJ hace mención a la “Controversia territorial y marítima
entre Nicaragua y Honduras en el Mar Caribe (Nicaragua v. Honduras), Senten-
cia, Informes de la CIJ 2007 (II), p. 735, párr. 253”.
6
Ver párrafo 116 de la sentencia.
692 Edgardo Riveros
7
Ver párrafo 117.
8
Ver párrafos 120 y 121.
9
Ver párrafos 123, 124 y 125.
El fallo de la Corte Internacional de Justicia en el asunto entre Bolivia y Chile sobre... 693
10
El fallo se refiere a este episodio también en el párrafo 67.
11
Párrafo 127.
694 Edgardo Riveros
12
Caso Plataforma Continental del Mar Egeo (Grecia v. Turquía). Sentencia, Repor-
tajes de CIJ 1978, p. 39, párr. 96.
13
Ver párrafo 131 de la sentencia.
14
Ver párrafo 132.
El fallo de la Corte Internacional de Justicia en el asunto entre Bolivia y Chile sobre... 695
15
Ver párrafo 135.
696 Edgardo Riveros
16
Ver considerando 137.
17
Ver párrafo 138.
18
Ver considerando 139.
El fallo de la Corte Internacional de Justicia en el asunto entre Bolivia y Chile sobre... 697
19
Ver SUY E. Les actes juridiques unilatéraux en Droit International Public. Paris,
1962, p. 443 PASTOR RIEDRUEJO (2007).
20
Ver considerandos 140, 141, 142 y 143.
21
Ver párrafos 144 y 145.
22
Ver párrafo 146.
698 Edgardo Riveros
3. La aquiescencia
Un tercer elemento argumental esgrimido por Bolivia, íntimamente li-
gado al anteriormente expuesto, es la aquiescencia. De acuerdo al derecho
23
Sentencia, Reportajes CIJ de 1974, p. 472, párr. 46.
24
Caso de las actividades armadas en el territorio del Congo (Nueva demanda:
2002) República Democrática del Congo v. Ruanda, competencia y admisibilidad.
Sentencia, Reportaje CIJ de 2006, p. 28, párr. 49.
El fallo de la Corte Internacional de Justicia en el asunto entre Bolivia y Chile sobre... 699
25
Ver PASTOR RIDRUEJO, JOSÉ ANTONIO.
26
Ver párrafos 149 y 150.
27
Ver párrafo 151.
28
En relación a la primera cita invoca la sentencia en el caso sobre Delimitación
de la frontera marítima en el Golfo de Maine Área (Canadá v. Estados Unidos
de América). Sentencia, Reportajes CIJ de 1984, p. 305, párr. 130. La segunda se
refiere al asunto referente a: La soberanía sobre Pedra Branca/ Pulau Batu Puteh,
Middle Rocks y South Ledge (Malasia v. Singapur). Sentencia, Reportajes CIJ de
2008, p. 51, párr. 121.
700 Edgardo Riveros
5. Confianza legítima
El quinto punto invocado por Bolivia es lo que se individualiza en el fa-
llo como “confianza legítima”, que durante el desarrollo de la causa se co-
noció como “legítimas expectativas” o “derechos expectaticios”. Esta es una
29
Ver párrafo 152.
30
Ver PASTOR RIEDRUEJO, José Antonio. Op. cit., pp. 145 y ss. VARGAS CARRE-
ÑO (2007):
31
Ver párrafo 158.
El fallo de la Corte Internacional de Justicia en el asunto entre Bolivia y Chile sobre... 701
32
Ver párrafo 160.
33
Ver párrafo 161.
702 Edgardo Riveros
nales deben resolverse por medios pacíficos, “de tal manera que la paz, la
seguridad y la justicia no estén en peligro”34.
El párrafo 164 del fallo consigna la posición de Chile al respecto. Pri-
mero, reconoce que la Carta de la ONU impone la obligación de resolver
disputas a través de medios pacíficos, aunque las negociaciones son uno de
esos medios, no deben ser preferidas respecto a otros. Segundo, el térmi-
no “negociar” no aparece en ninguna parte del artículo 2, párrafo 3, de la
Carta; si bien existe libertad para negociar, la Carta no impone la obliga-
ción de hacerlo. Tercero, respecto al artículo 3 de la Carta de la OEA, esta
disposición no puede constituir la base jurídica de la obligación de Chile
para negociar con Bolivia respecto al tema de acceso soberano de Bolivia
al Océano Pacífico.
Respecto a este punto alegado por Bolivia, la Corte fija su posición en
tres párrafos de la sentencia (165, 166 y 167). En el primero, junto con
establecer el alcance del artículo 2, párrafo 3, de la Carta de las Naciones
Unidas, señalando que la negociación es uno de los medios pacíficos esta-
blecidos para resolver conflictos, precisa que “no hay ninguna indicación
en esta disposición que requiera que las partes de una controversia deban
recurrir a un método específico de arreglo, como la negociación”. En la
misma línea se refiere al artículo 33 de la Carta mencionada, vale decir,
reitera que la negociación es uno más de los medios de solución de con-
troversias y que esta disposición “también deja la elección de los medios de
solución pacífica a las partes interesadas y no señala ningún método especí-
fico, incluyendo la negociación. Por lo tanto, las partes en una controversia
a menudo pueden recurrir a la negociación, pero no tienen ninguna obli-
gación de hacerlo”. El segundo párrafo indicado asume lo establecido por
la Resolución 2625 (XXV) de la Asamblea General de las Naciones Unidas,
que contiene la Declaración sobre los Principios de Derecho Internacional
referentes a las Relaciones de Amistad y a la Cooperación entre los Estados
de conformidad con la Carta de las Naciones Unidas. También se refiere
a la Resolución 37/ 10 (Declaración de Manila sobre arreglo pacífico de
los conflictos internacionales). Expresa el fallo que ambos instrumentos
siguen el mismo enfoque, esto es, la proclamación del “principio de la libre
elección de los medios”. La Corte concluye, basada en las disposiciones de
la Carta de Naciones Unidas “que no existe obligación para Chile de ne-
gociar una salida soberana de Bolivia al Océano Pacífico originada en las
disposiciones de la Carta sobre el arreglo pacífico de controversias”. Por úl-
34
Ver párrafo 163.
El fallo de la Corte Internacional de Justicia en el asunto entre Bolivia y Chile sobre... 703
35
Ver VARGAS Carreño, Edmundo.
36
Ver párrafo 168.
37
Ver párrafo 169.
704 Edgardo Riveros
38
Ver párrafo 170.
39
En el párrafo 171 se transcribe la parte pertinente de la Resolución señalando que
la Asamblea General, sólo insta a las Partes “A iniciar un proceso de acercamiento
y fortalecimiento de la amistad de los pueblos de Bolivia y Chile, dirigida hacia la
normalización de sus relaciones y la superación de las dificultades que los sepa-
ran, incluyendo, en particular, una fórmula para dar a Bolivia una salida soberana
al Océano Pacífico, sobre bases que tengan en cuenta las mutuas conveniencias,
los derechos e intereses de todas las partes involucradas”.
El fallo de la Corte Internacional de Justicia en el asunto entre Bolivia y Chile sobre... 705
40
Ver párrafo 173.
706 Edgardo Riveros
41
La Corte indica que se vean los párrafos 13, 14 y 15 que se refieren a las presenta-
ciones de Bolivia.
El fallo de la Corte Internacional de Justicia en el asunto entre Bolivia y Chile sobre... 707
42
La CIJ en el párrafo 91, situado en el capítulo III de la sentencia, referido a las
bases legales alegadas de la obligación de negociar el acceso soberano al Océano
Pacífico, efectúa la afirmación transcrita. Coincidimos con el profesor Hugo Lla-
nos Mansilla en la importancia que posee este párrafo contenido en la sentencia.
Ver LLANOS MANSILLA; Hugo (2018).
43
Ver LAGOS ERAZO (2016), pp. 103 y 104.
708 Edgardo Riveros
cupación acerca del futuro de las relaciones entre ambos países y sobre qué
bases debieran darse.
Es nítido que estas relaciones tienen dos elementos ineludibles a con-
siderar: primero, lo dispuesto en el Tratado de 1904, que fijó de manera
perpetua la situación territorial entre ambos países, estableciendo deta-
lladamente sus límites y que, a la vez, entregó a Bolivia —también a per-
petuidad— un derecho de libre tránsito a través de puertos chilenos. En
segundo lugar, se agrega el fallo emitido el 1 de octubre pasado, que, como
ha sido expuesto, resuelve jurídica y definitivamente que Chile no tiene
obligación legal de negociar una salida soberana al mar para Bolivia.
El cumplimiento estricto de ambos elementos debiera abrir la posibili-
dad de un diálogo con perspectivas de una real integración en beneficio
de ambas naciones. Es evidente que estos países vecinos poseen grandes y
complementarias capacidades naturales, que bien orientadas pueden ser
aprovechadas para beneficio común. Por su parte, ambos pueblos pueden
hacer un aporte para crear confianzas recíprocas que actualmente se en-
cuentran dañadas. El litigio pendiente sobre el río Silala, que tiene un ca-
rácter técnico y científico acotado, no debiera obstaculizar la construcción
de un mejor escenario.
La construcción de ese ambiente más positivo no es una labor fácil y
será necesario para sumar voluntades una fuerte dosis de paciencia, gra-
dualidad y prudencia. No es ajeno a estos esfuerzos la superación de la
anómala situación de no tener relaciones diplomáticas formales por más
de 40 años, desde que las autoridades bolivianas decidieron romper unila-
teralmente dichas relaciones con Chile.
El fallo de la Corte Internacional de Justicia en el asunto entre Bolivia y Chile sobre... 709
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1984.
La vida digna en la protección de los
derechos sexuales y reproductivos de las
mujeres migrantes irregulares en Chile
I. INTRODUCCIÓN
Entendiendo que los derechos humanos son dinámicos y progresivos,
una de las facultades fundamentales que en los últimos años ha estado en
la palestra son los derechos sexuales y reproductivos, si bien estos derechos
son de todas las personas, para las mujeres quienes se encuentran en una
situación de vulnerabilidad han visto violentados estos derechos, por lo
que la perspectiva de género que ha aplicado la Corte Interamericana,
ha adquirido gran importancia para el desarrollo del contenido de estos
derechos. Además, es relevante el concepto de vida digna, derecho que
implica que el Estado debe otorgar las condiciones de existencia mínimas
necesarias para el ejercicio de otros derechos fundamentales, permitiendo
así el pleno desarrollo de la persona.
Para las mujeres estos derechos tienen una gran preponderancia, y dado
su situación de vulnerabilidad, debido a su género, pueden verse discrimi-
nadas e inclusive verse expuestas a situaciones de violencia que vulneran
sus derechos. Esta vulnerabilidad aumenta cuando hablamos de mujeres
migrantes, en especial aquellas que se encuentran en una situación migra-
toria irregular. Es por esto que el Estado tiene una obligación especial de
protección de estas personas en situación de vulnerabilidad en razón de
*
Abogada. Magister en Derecho Constitucional. del Centro de Estudios Constitu-
cionales de Chile, Universidad de Talca. Correo electrónico: ignaciasandoval.ga@
gmail.com.
712 María Ignacia Sandoval Gallardo
1
Decreto Ley N° 1094, 1975, artículo 4° y 22°. También ver Decreto con Fuerza de
Ley N° 69, de 27 de abril de 1953, artículo 5° y 6°.
2
El artículo 1.1 establece el principio de igualdad y no discriminación; el artículo
4.1 derecho a la vida; el artículo 26 el desarrollo progresivo de los derechos eco-
La vida digna en la protección de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres... 713
8
Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Villagrán Morales vs. Guate-
mala, párr. 144. A su vez, Caso “Instituto de Reeducación del menor” vs. Paraguay,
párr. 152.
9
BELOFF (2016), p. 144.
10
BELOFF (2016), p. 150. También Nash (2006), pp. 144, 145 y 146.
11
Corte Interamericana de Derechos Humanos, caso Comunidad Yakye Axa vs. Pa-
raguay, párr. 161, 162 y 163.
12
ROBLES (2016), p. 214.
13
Corte Interamericana de Derechos Humanos, caso Comunidad Yakye Axa vs. Pa-
raguay, párr. 165, 166 y 167.
La vida digna en la protección de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres... 715
14
Programa de Acción del Cairo (1994), pp. 53 y 54. [Fecha de consulta: 15 de
diciembre de 2018] [Disponible en http://www.unfpa.org.mx/publicaciones/
PoA_sp.pdf].
15
LANDA (2017), p. 325.
16
LANDA (2017), p. 338.
716 María Ignacia Sandoval Gallardo
17
Declaración Universal de Derechos Humanos, artículo 25, de 1948; Pacto Inter-
nacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, artículo 12, de 1966.
Suscrito por Chile el 16 de septiembre de 1969 y vigente en Chile desde la publi-
cación del Decreto N° 326 de 27 de mayo de 1989. Convención Sobre la elimina-
ción de todas las formas de discriminación contra la mujer, artículo 12 y vigente
en Chile desde la publicación del Decreto N° 789, de 9 de diciembre de 1989.
Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos en ma-
teria de Derechos Económicos, Sociales y Culturales “Protocolo de San Salvador”,
adoptado el 17 de noviembre de 1988, entrando en vigor el 16 de noviembre de
1999. Chile es uno de los países que firmaron, el 5 de junio de 2001, pero este ins-
trumento no ha sido ratificado. Convención sobre la Protección de los Derechos
de los Trabajadores Migratorios y sus Familiares, artículo 28 y vigente en Chile
desde la publicación Decreto N° 84 de 8 de junio de 2005. Convención Sobre los
Derechos de Personas con Discapacidad, artículo 16 y 23, vigente en Chile desde
la publicación del Decreto N°201, 17 de septiembre de 2008.
18
FACIO (2008), pp. 26, 27 y 28.
La vida digna en la protección de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres... 717
19
GARAT (2015), p. 71.
20
GARAT (2015), p. 72.
21
ROBLES (2016), p. 206.
22
ROBLES (2016), p. 234.
718 María Ignacia Sandoval Gallardo
23
ROBLES (2016), p. 233.
24
ROBLES (2016), p. 234.
25
LANDA (2017), p. 338.
La vida digna en la protección de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres... 719
26
Fue agregada por medio del Decreto Supremo N°67, Ministerio de Salud, del año
2105, lo que permite que los migrantes sean beneficiaros del sistema de prestacio-
nes de salud, según lo dispuesto en el art. 136, letra e), del DFL N° 1 del año 2005,
del Ministerio de Salud.
27
Cabe señalar que este grupo tiene acceso a una visa especial para regularizar su si-
tuación migratoria, en el caso de los menores de edad es válida hasta que cumplan
18 años.
28
Artículo 11, que pasó a ser el 16 aprobado por la Comisión de Gobierno inte-
rior, Nacionalidad, Ciudadanía y Regionalización en sesión N° 22, celebrada el
11 de julio de 2018, [fecha de consulta: 10 de diciembre de 2018] [Disponible en
https://www.camara.cl/pdf.aspx?prmID=54976&prmTIPO=ACTACOMISION].
720 María Ignacia Sandoval Gallardo
29
Ley N° 21.030 “Regula la Despenalización del aborto en tres causales”, entró en
vigencia el 23 de septiembre de 2017.
30
CABIESES, OYARTE y DELGADO (2017), p. 153.
La vida digna en la protección de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres... 721
31
NUÑEZ y TORRES (2007), p. 16.
32
UPEGUI (2016), pp. 215 y 216.
33
LANDA (2017), p. 338.
34
GÓMEZ (2014), p. 243. También Asamblea General Naciones Unidas, Resolución
60/169, de 16 diciembre 2005.
35
GÓMEZ (2014), p. 242.
36
ESTUPIÑAN-SILVA (2014), pp. 212, 217 y 218. También REYES (2014), p. 63.
722 María Ignacia Sandoval Gallardo
37
Organización Internacional para las Migraciones (2010), p. 12. [fecha de con-
sulta: 10 de diciembre de 2018] [Disponible en: http://www.acnur.org/t3/fi-
leadmin/Documentos/nuevo_sitio/2010/conferencia/3.%20Background%20
Information%20on%20Mixed%20Migration/Migration%20Management%20
and%20the%20Enhancement%20of%20Protection%20for%20Refugees%20
%20and%20Other%20Vulnerable%20Groups/CSM-LO~1.PDF].
38
ESTUPIÑAN-SILVA (2014), p. 201. También ver Corte Interamericana de Dere-
chos Humanos, Opinión Consultiva OC-18/03, de 17 de septiembre de 2003.
39
GÓMEZ (2014), pp. 245 y 246. Instituto Interamericano de Derechos Humanos,
Acceso a la justicia y derechos humanos de los grupos vulnerables y excluidos de
Guatemala (2009), p. 60. [fecha de consulta: 10 de diciembre de 2018] [Disponi-
ble en: http://www.corteidh.or.cr/tablas/26730.pdf].
40
Manual de Derecho Humanos de Grupos vulnerables (2014), p. 14. [fecha de
consulta: 10 de diciembre de 2018] [Disponible en: https://www.upf.edu/dhes-
alfa/materiales/docs/DHGV_Manual.pdf]; ZÚÑIGA (2014), pp. 189, 190 y 191.
41
PÉREZ (2012), p. 86. GÓMEZ LUGO (2014), p. 159. Ver Corte Interamericana de
Derechos Humanos, Caso del Penal Miguel Castro Castro vs. Perú, sentencia de
25 de noviembre de 2006.
42
MAQUEDA (2008), p. 84. Ver también Corte Interamericana de Derechos Huma-
nos, Cuadernillo N° 4 Género, pp. 5, 6 y 7. Corte Interamericana, Caso González y
otras Vs. México, 16 de noviembre de 2009, párrafo 132, 134, 394, 395, 396 y 397.
La vida digna en la protección de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres... 723
43
Existen instrumentos internacionales que protegen a la mujer contra la discrimi-
nación y violencia, como son la Convención Interamericana para prevenir, san-
cionar y erradicar la violencia contra la mujer, además de la Convención sobre la
eliminación de toda discriminación contra la mujer. PÉREZ (2012), pp. 86 a 89.
Ver DEUSDAD-AYALA (2012), p. 15.
44
MORA (2002), pp. 6. 12, 17. Ver también LEYVA (2011), pp. 27, 28 y 29.
45
CLÉRICO y NOVELLI (2014), p. 20. Ver a su vez Comisión Interamericana de
Derechos Humanos, Estándares jurídicos vinculados a la igualdad de género y a
los derechos de las mujeres en el sistema interamericano de derechos humanos:
desarrollo y aplicación, 3 de noviembre 2011, OEA/ Ser. L/V/II.143, p. 6.
724 María Ignacia Sandoval Gallardo
V. CONCLUSIÓN
Existe un claro contenido de los derechos sexuales y reproductivos, den-
tro de los cuales debe garantizarse el más alto nivel de salud sexual y repro-
ductiva, no pudiendo establecerse, en razón del principio de igualdad y no
discriminación, restricciones en materia de acceso a prestaciones de salud
de mujeres migrantes en situación irregular. El Estado no puede restringir
el acceso a servicios de salud reproductiva, y en definitiva limitar el ejerci-
cio de estos derechos basado en carecer de algún permiso de residencia.
Existe un deber de asegurar las condiciones de vida digna de las personas
indistintamente de su situación migratoria, ya que debe protegerse la dig-
nidad de la persona, quedando clara la conexión entre el derecho a la
salud y la vida digna.
46
Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Estándares jurídicos vinculados
a la igualdad de género y a los derechos de las mujeres en el sistema interameri-
cano de derechos humanos: desarrollo y aplicación, 3 de noviembre 2011, OEA/
Ser. L/V/II.143, p. 11.
47
Corte interamericana de Derechos Humanos, Caso Penal Miguel Castro Castro
Vs. Perú, sentencia de 25 de noviembre de 2006, párr. 276, 303, 306 y 470.
48
Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Estándares jurídicos vinculados
a la igualdad de género y a los derechos de las mujeres en el sistema interameri-
cano de derechos humanos: desarrollo y aplicación, 3 de noviembre 2011, OEA/
Ser. L/V/II.143, pp. 12 y 13. Ver también Corte Interamericana de Derechos Hu-
manos, Caso Gonzáles y otras Vs. México, sentencia de 16 de noviembre de 2009,
párr. 602, 286, 293 y 100.
La vida digna en la protección de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres... 725
49
DÍAZ (2015), p. 57.
726 María Ignacia Sandoval Gallardo
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dhes-alfa/materiales/docs/DHGV_Manual.pdf].
La vida digna en la protección de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres... 727
JURISPRUDENCIA CITADA
Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Villagrán Morales versus Guatema-
la, de 19 de noviembre de 1999.
Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso “Instituto de Reeducación del me-
nor” versus Paraguay, 2 de septiembre de 2004.
Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Comunidad Yakye Axa versus Pa-
raguay, 17 de junio de 2005.
Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Penal Miguel Castro Castro versus
Perú, de 25 de noviembre de 2006.
Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso González y otras versus México, 16
de noviembre de 2009.
Corte Interamericana de Derechos Humanos, Opinión Consultiva OC 18 /03 solicita-
da por los Estados Unidos Mexicanos respecto de la condición jurídica y derechos
de los migrantes indocumentados, de 17 de septiembre de 2003.
Los Pueblos Originarios en el Derecho
Internacional: Recepción por la Legislación
y la Jurisprudencia Argentina
ÓSCAR BENÍTEZ*
ARTURO PAGLIARI**
I. INTRODUCCIÓN
Largo fue el camino por recorrer para los pueblos originarios para que
se les reconozca el derecho a ejercer la autodeterminación. La noción
de Nación es el antecedente del principio de autodeterminación de los
pueblos.
Los Estados en el siglo XV eran construcciones artificiales que incluían
en su seno un universo de pueblos, con diferentes lenguas, costumbres y
cultura. Con el fortalecimiento de las monarquías europeas la Nación se
confundió con el Estado, que también era un factor aglutinante de grupos
humanos de la más diversa índole. Con la Revolución Francesa aparece el
Estado Nación, se busca la coincidencia entre la Nación y el Estado, coinci-
dencia que no se daba en la Francia de la época. Francia decide tomar las
*
Ab. Especialista en Derecho Público. Profesor de Derecho Internacional Públi-
co de la Universidad Nacional de Córdoba. Correo electrónico: abocat@hotmail.
com.
**
Dr. en Derecho. Profesor Titular de la Cátedra “B” de Derecho Internacional Pú-
blico de la Universidad Nacional de Córdoba. Correo electrónico: apagliari@ar-
net.com.ar.
730 Óscar Benítez - Arturo Pagliari
1
OBIETA CHALBAUD (1985), p. 25.
2
Fundado en este Grecia obtiene la independencia en 1829, Bélgica en 1830 e
Italia en 1859.
3
OBIETA CHALBAUD. Op. cit., p. 18.
4
WAMBAUGH (1933), V, I, p. 4.
Los Pueblos Originarios en el Derecho Internacional 731
que habían estado bajo el yugo de los Estados que perdieron la guerra, era
lógico que buscaran lo mismo para los pueblos que integraban sus propias
colonias. Los miembros de la Sociedad de las Naciones se comprometían a
asegurar un trato equitativo de las poblaciones indígenas en los territorios
sometidos a su administración.
Sin embargo la búsqueda de trato igualitario y respetuoso para los pue-
blos indígenas no fue escuchada por la Liga de las Naciones5. Con la Se-
gunda Gran Guerra fenece la Sociedad de las Naciones, una vez finaliza-
da comienza el proceso de fortalecimiento y desarrollo del principio de
autodeterminación.
5
El intento del representante de la Confederación Iroquesa de presentar un pac-
to suscripto con los europeos en Ginebra cosechó algunos apoyos como Persia,
Irlanda, Estonia y Panamá pero chocó con la resistencia de las grandes potencias
que paralizó el intento. Tampoco tuvo éxito el líder maorí cuando pretendió ser
escuchado para hacer valer las condiciones del Tratado de Waitangi.
6
Artículo 1 de la Carta de las Naciones Unidas.
732 Óscar Benítez - Arturo Pagliari
7
Artículo 55 de la Carta de las Naciones Unidas.
8
MORENO LÓPEZ (1977), p. 55.
Los Pueblos Originarios en el Derecho Internacional 733
9
BOU FRANCH y CASTILLO DAUDÍ (2008), p. 56.
10
ANAYA, James (2009), p. 187, en [[Fecha de consulta: 14 de noviembre de 2018]
[Disponible en: http://www.internationalfunders.org/documents/Makingthe-
DeclarationWork.pdf].
11
Declaración sobre la concesión de la independencia a los países y pueblos coloniales adopta-
da el 14/12/1960.
734 Óscar Benítez - Arturo Pagliari
12
La Resolución 1541 (XV) denominada Principios que deben servir de guía a los Estados
miembros para determinar si existe o no la obligación de transmitir la información que se pide
en el inciso “E” del Artículo 73 de la Carta expresa que los autores de esta tenían la in-
tención de que el Capítulo XI se aplicara a los territorios de tipo colonial, se vincula
el concepto de territorio no autónomo a un estado dinámico de evolución y progreso hacia “la
plenitud de gobierno propio”. Hasta ese momento existe la obligación de transmitir la informa-
ción. Existe a primera vista la obligación de transmitir información respecto de un territorio
que está separado geográficamente del país que lo administra y es distinto de éste en sus aspectos
étnicos o culturales. Una vez establecido que se trata a primera vista de un territorio distinto
desde el punto de vista geográfico y étnico o cultural, se pueden tener en cuenta otros elementos.
Esos elementos podrán ser, entre otros, de carácter administrativo, político, económico o histó-
rico. Si influyen en las relaciones entre el Estado metropolitano y el territorio de modo que éste
se encuentra colocado arbitrariamente en una situación o en estado de subordinación, esos
elementos confirman la presunción de que existe la obligación de transmitir la información que
se pide en el inciso e del Artículo 73 de la Carta. Puede considerarse que un territorio no
autónomo ha alcanzado la plenitud del gobierno propio: a) Cuando pasa a ser un
Estado independiente y soberano; b) Cuando establece una libre asociación con un
Estado independiente; o c) Cuando se íntegra a un Estado Independiente.
13
Actualmente la designación de algunas posesiones de estos dos Estados como
Provincias de Ultramar fueron resueltas favorablemente para los pueblos que re-
clamaban su independencia, el caso más reciente es el de Timor Oriental que
alcanzó su independencia el 20 de mayo de 2002.
14
Tanto en Malvinas como en Gibraltar el Reino Unido fomenta la aplicación del
principio de libre determinación de los pueblos a sabiendas que las poblaciones
de ambos territorios usurpados, ciudadanos británicos, votarían a favor de perma-
necer bajo la soberanía del usurpador. Los territorios pertenecen legítimamente
a Argentina y España y vienen reclamando durante décadas al Reino Unido su
restitución.
15
Gran Bretaña, que en otros casos sostiene el principio de Libre Determinación de
los Pueblos, expulsó a la población nativa de Chagos. Chagos es un archipiélago
conformado por siete atolones en el Océano Índico que contó con población
nativa durante 150 años hasta que el Reino Unido y los EEUU los expulsaron,
justamente el año de celebración de los Pactos de Nueva York, en 1966, mientras
Los Pueblos Originarios en el Derecho Internacional 735
se escribía con la mano en las oficinas de Naciones Unidas se borraba con el codo
en el Océano Índico, todo con el objetivo de que los EEUU pudiera construir una
base en la Isla Diego García, los chagosianos fueron trasladados a Mauricio y a las
Islas Seychelles. Los EEUU reconocían la soberanía a Gran Bretaña para que esta
arrendase las instalaciones de Diego García a otro gran defensor de las libertades
internacionales, los EEUU. Actualmente las islas son reclamadas por Mauricio y
está en trámite una solicitud de Opinión Consultiva ante la Corte Internacional
de Justicia sobre la cuestión.
16
Mayotte es una isla del archipiélago de las Comoras que fue cedida a Francia,
junto con el resto de Las Comoras, en 1843. Fue la única isla del archipiélago que
voto en los referéndums organizados mantener los lazos con Francia. En base a
esto Francia rompió la integridad territorial de Las Comoras que continúan re-
clamando la isla y estuvieron a punto de recuperarlas en el Consejo de Seguridad
de la ONU en 1976, en una Resolución respaldada por 11 de los 15 miembros,
que hubiese reconocido la soberanía de Comoras sobre Mayotte y que fue blo-
queada por el veto francés. Nueva Caledonia por su parte integra el grupo de 17
territorios no autónomos bajo supervisión del comité de descolonización de las
Naciones Unidas.
17
Resolución 2625 (XXV) de la Asamblea General de Naciones Unidas, de 24 de
octubre de 1970, que contiene la Declaración relativa a los Principios de Derecho
Internacional referentes a las relaciones de amistad y a la cooperación entre los
Estados de conformidad con la Carta de las Naciones Unidas.
18
Resolución 1541 (XV), de quince (15) de diciembre de 1960, Principios que de-
ben servir de guía a los Estados miembros para determinar si existe o no la obliga-
736 Óscar Benítez - Arturo Pagliari
recho erga omnes de disponer de sí mismo, existe una carga que pesa sobre
todos los Estados que consiste en la obligación de reconocer este derecho.
Si primase lo contrario estaría privándose al derecho de su contenido esen-
cial y por tanto negando su existencia misma.
Para comprender la real dimensión de la afirmación precedente es ne-
cesario analizar cuál es el contenido de este principio. En efecto, con fre-
cuencia ha existido una tendencia a vincular la libre determinación con los atributos
de la estatalidad, siendo entendida la libre determinación “plena” como el logro de
un Estado independiente o, al menos, con el derecho a elegir la independencia como
Estado20.
La libre determinación no sólo debe ser entendida como la forma a
través de las cuales los pueblos pueden acceder a su independencia po-
lítica. En el principio coexisten dos planos perfectamente diferenciados:
uno interno y otro externo. En las contribuciones efectuadas por algunos
Estados en la Opinión Consultiva sobre la Independencia de Kosovo se
puede apreciar nítida esta distinción. Ambas formas de ejercicio de la libre
determinación son igualmente válidas en el Derecho Internacional con-
temporáneo, diferenciándose únicamente en virtud de las situaciones en
que cada una de ellas se aplica como regla. La dimensión interna implica
el ejercicio de una cierta autonomía en el seno de una entidad más vasta,
sin dejarla completamente pero acordando sobre las cuestiones de interés
local21. Constituye una forma que se ejerce esencialmente en situaciones
no coloniales, y que se concreta en el establecimiento de sistemas internos
de autogobierno y autonomía dentro de un Estado soberano. La autode-
terminación externa significa el derecho de un grupo22 de determinar li-
bremente su estatuto político y constitucional en el nivel internacional. En
este sentido, si bien la autodeterminación se puede manifestar a través de
la creación de un nuevo Estado independiente, ello no constituye la regla
general, ni la única forma de manifestación del mencionado derecho. Por
el contrario, es un modelo característico de los procesos de independencia
colonial y, además, no puede ejercitarse si no es con pleno respeto al Prin-
cipio de Soberanía e Integridad Territorial del Estado.
20
GOMIZ Y SALGADO (2010), p. 32.
21
Contribución de Alemania en el Caso Kosovo.
22
Disentimos con la utilización del término “grupo” por parte de Alemania en su
contribución en el Caso Kosovo ya que entendemos que sólo los “pueblos” en el
sentido que este término recibe en el Derecho Internacional gozan del derecho a
la libre determinación en su dimensión externa. No se trata de mera semántica ya
que la noción de grupo no se puede asimilar a la de pueblo en esta temática.
738 Óscar Benítez - Arturo Pagliari
23
Una población cuyo nivel de desarrollo económico, cultural o político aún hace
inviable la libre determinación de su pueblo podrá hacer uso de ese derecho una
vez que desaparezca la condición negativa.
24
Como es el caso de las Islas Malvinas, Gibraltar o parte de las Islas Seychelles por
parte del Reino Unido.
25
MORENO LÓPEZ, Op. cit. p. 136.
26
La Asamblea General de las Naciones Unidas reconoció mediante la Resolución
1803 (XVII) denominada “Soberanía permanente sobre los recursos naturales” recono-
ce el derecho de los pueblos y las naciones a la soberanía permanente sobre sus
riquezas y recursos naturales.
27
Resolución 1314 (XIII) de 12 de diciembre de 1958 Recomendaciones concernientes
al respeto internacional del derecho de los pueblos y de las naciones a la libre determinación.
28
Resolución 1803 (XVII) de 14 de diciembre de 1962 Soberanía permanente sobre los
recursos naturales.
Los Pueblos Originarios en el Derecho Internacional 739
29
Resolución 2232 (XXI), Cuestión de Antigua, Bahamas, Bermudas, Dominica, Grana-
da, Guam, Isla Mauricio, Isla Pitcairn, Islas Caimán, Islas Coco (Keeling), Islas Gilbert
y Ellice Islas Salomón, Islas Seychelles, Islas Tokelau, Islas Turcas y Caicos, Islas Vírgenes
Británicas, Islas Vírgenes de los Estados Unidos de América, Monserrat, Niue, Nuevas Hé-
bridas, Samoa Americana, San Cristobal-Nieves-Anguila, San Vicente, Santa Elena y Santa
Lucía.
30
Esto ocurrió en su momento con Timor Oriental donde Indonesia impulsó la
afluencia de inmigrantes a fin de cambiar el mapa demográfico de la región.
31
BROTONS (1997), p. 121,
32
Entró en vigencia el 2 de junio de 1959 y contó con 27 ratificaciones entre ellos
siete estados sudamericanos, Argentina, Brasil, Bolivia, Ecuador, Perú, Paraguay y
Colombia.
740 Óscar Benítez - Arturo Pagliari
33
Entró en vigencia el 5 de septiembre de 1991 y Cuenta con 22 ratificaciones, en-
tre ellas la de nueve estados sudamericanos faltando solamente la ratificación de
Uruguay.
34
TOMEI, Manuela y SWEPTON, Lee, Pueblos indígenas y tribales: Guía para la apli-
cación del Convenio Nº 169 de la OIT, Oficina Internacional del Trabajo, Ginebra,
1996, p. 7 en http://staging.ilo.org/public/libdoc/ilo/1996/96B09_253_span.
pdf.
35
ANAYA, Op. cit., p. 65.
Los Pueblos Originarios en el Derecho Internacional 741
36
Fue adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 13 de septiem-
bre de 2007 por 144 votos a favor, 4 en contra (EEUU, Canadá, Nueva Zelanda y
Australia) y 11 abstenciones (Azerbaiyán, Bangladesh, Bhután, Burundi, Colom-
bia, Georgia, Kenya, Nigeria, Rusia, Samoa y Ucrania).
742 Óscar Benítez - Arturo Pagliari
37
Political status en las versiones anglófonas.
38
ANAYA, Op. cit. p. 184.
39
PAGLIARI (2013), p. 58.
Los Pueblos Originarios en el Derecho Internacional 743
5. La labor del Relator Especial sobre los derechos de los Pueblos Indígenas
Desde el año 2001 el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones
Unidas designa un relator especial sobre los derechos de los pueblos indí-
genas41. Este, en su último informe anual dirigido a la Comisión de Dere-
40
ANAYA, Op. cit. p. 189.
41
Primero recibió el nombre de Relator Especial de las Naciones Unidas sobre la
Situación de los Derechos Humanos y Libertades Fundamentales de los Pueblos
Indígenas, en 2010 el Consejo de Derechos Humanos cambió el título del man-
dato por el de Relator Especial sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas. El
primer relator fue el Prof. Rodolfo Stavenhagen elegido en 2001, fue reemplaza-
do en 2008 por el Prof. James Anaya, y desde 2014 ejerce el mandato la Sra. Vicky
Tauli-Corpuz.
744 Óscar Benítez - Arturo Pagliari
chos Humanos42, reconoce que los pueblos indígenas están dotados del
derecho a la libre determinación por el que tienen derecho a determinar
su propio desarrollo social, cultural y económico. La Relatora Tauli-Corpuz
admite que el concepto de pueblos indígenas no está definido en el Dere-
cho Internacional, pero considera que tiene características universalmente
aceptadas que incluyen la auto-identificación como pueblo indígena, la
existencia y el deseo de mantener una relación especial con los territorios
ancestrales, el derecho a tener sistemas sociales económicos o políticos dis-
tintos de la sociedad dominante, que pueden reflejarse en el lenguaje, la
cultura, las creencias y el derecho consuetudinario, y una posición histó-
rica no dominante dentro de la sociedad. Reconoce en su informe que
los derechos territoriales y de propiedad de los pueblos indígenas son de
naturaleza sui generis y abarcan los territorios y recursos que tradicional-
mente han poseído, ocupado o utilizado o adquirido e incluye el derecho
a poseer, utilizar, desarrollar y controlar los recursos. Expresa que estos de-
rechos colectivos son independientes de los títulos de los Estados y se basan
en su condición de pueblos autodeterminados que tienen derecho a las tierras
y los recursos necesarios para su supervivencia física y cultural. Los Esta-
dos están obligados a establecer mecanismos culturalmente apropiados
para permitir la participación efectiva de los pueblos indígenas en todos
los procesos de toma de decisiones que afectan directamente a sus dere-
chos. Recomienda, para la Solución de Diferencias en materia de inversión
que afecten a los derechos de los pueblos indígenas, que se promueva la
convergencia de los Derechos Humanos y los acuerdos internacionales de
inversión. Que se reconozca el derecho de intervención de los pueblos
indígenas interesados mediante comunicaciones amicus y teniendo plena-
mente en cuenta sus argumentos. Las cláusulas contractuales no deben
imponer limitaciones a la capacidad del Estado de proteger los derechos
de los pueblos indígenas. Recomienda que los Estados de acogida cumplan
con su deber de reglamentar en relación con los derechos de los pueblos
indígenas a tierras, territorios y recursos, que requieren demarcación ba-
sada en la tenencia, y uso de la tierra consuetudinaria; La restitución de
tierras, territorios y recursos obtenidos sin el consentimiento libre, previo e
informado; la libre determinación, en virtud de la cual pueden determinar
su propio desarrollo social, cultural y económico y mantener y desarrollar
42
Informe del Relator Especial sobre los derechos de los pueblos indígenas 2016,
A/HRC/33/42. [fecha de consulta: 15 de diciembre de 2018] [Disponible en:
http://www.ohchr.org/SP/Issues/IPeoples/SRIndigenousPeoples/Pages/
AnnualReports.aspx].
Los Pueblos Originarios en el Derecho Internacional 745
43
Ley 24.071.
44
Evaluación sobre el cumplimiento del Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos en Argentina en el marco de la presentación del quinto informe periódi-
co ante el Comité de Derechos Humanos 117º Período de sesiones - Derechos de
los pueblos indígenas en Argentina de mayo de 2016 [fecha de consulta: 15 de di-
ciembre de 2018] [Disponible en: http://tbinternet.ohchr.org/Treaties/CCPR/
Shared%20Documents/ARG/INT_CCPR_CSS_ARG_24354_S.pdf].
746 Óscar Benítez - Arturo Pagliari
45
Anexo del Decreto 1086/2005, Hacia un Plan Nacional contra la Discriminación,
Boletín Oficial Nº 30.747, Buenos Aires, 2005, p.. 69.
Los Pueblos Originarios en el Derecho Internacional 747
46
Reglamentada mediante el Decreto Reglamentario 1122/2007.
47
Previamente había sido prorrogado por ley 26.554 y 26.894.
748 Óscar Benítez - Arturo Pagliari
48
Otras funciones son: a) Fortalecer la identidad sociocultural y el autogobierno,
b) Impulsar el relevamiento y ordenamiento del territorio para la efectiva pose-
sión de las tierras por las comunidades, c) Impulsar medidas para la protección,
defensa y desarrollo de los recursos naturales, genéticos y de biodiversidad de
los territorios, los conocimientos y saberes ancestrales, y cualquier otro tema que
revista importancia para los pueblos y/o comunidades indígenas.
Los Pueblos Originarios en el Derecho Internacional 749
49
F. 284 XXVI.
50
Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto.
51
CSJN, Recurso de hecho deducido por la Comunidad Indígena del Pueblo Wichi Hoktek
T’Oi en la causa Comunidad Indígena del Pueblo Wichi Hoktek T’Oi c/ Secretaría de Medio
Ambiente y Desarrollo Sustentable, C. 1205 XXXVII del 11/07/2002.-
52
CSJN, Recurso de hecho deducido por la actora en la causa Comunidad Indígena Eben Ezer
c/ provincia de Salta - Ministerio de Empleo y la Producción s/ amparo, Fallo C 2124 del
750 Óscar Benítez - Arturo Pagliari
30/09/2008.-
53
CIDH, Comunidad Indígena Yakye Axa vs. Paraguay, sentencia del 17-6-2005, Serie C n°
125, párrs. 135 y 154, entre otros.
54
CSJN, Fallo C 1324 XLVII.
Los Pueblos Originarios en el Derecho Internacional 751
55
Además de estar contenidos en la Constitución, ley nacional de política indígena
y su decreto reglamentario.-
56
CSJN, Martínez Pérez, José Luis c/ Palma, Américo y otros s/ medida cautelar s/ casación,
fallos 388:1277 del 10/11/2015.-
752 Óscar Benítez - Arturo Pagliari
año 2000 sin que esto impida que la comunidad continúe ejerciendo allí
la ocupación tradicional indígena como lo venía realizando desde antaño.
La controversia se desencadenó cuando miembro de la comunidad deci-
dieron que establecerían su morada en esa parcela. La ley 26.160 declaró la
emergencia en materia de posesión y propiedad de las tierras que tradicio-
nalmente ocupan las comunidades indígenas originarias del país la que fue
objeto de sucesivas prorrogas. El artículo 2 de la ley suspende, por el plazo
de la emergencia declarada, la ejecución de sentencias, actos procesales,
o administrativos cuyo objeto sea el desalojo o desocupación de las referi-
das tierras, cuando la posesión sea actual, tradicional y pública. La Corte
consideró que estos requisitos se reúnen respecto de la parcela en disputa.
Reconoce que miembros de la Comunidad ejercen la posesión comunita-
ria tradicional en las tierras en disputa y que el lanzamiento vulnera lo que
dispone la ley 26.160. Agrega que no ocuparon las tierras de modo próxi-
mo a la fecha en que se dictó la medida cautelar, sino que ejercían desde
antaño la posesión tradicional indígena y aclara, siguiendo a la CIDH, que
este tipo de posesión va más allá del establecimiento de aldeas específicas
e incluye tierras que se utilizan para la agricultura, la caza, la pesca, la re-
colección, el transporte, la cultura y otros fines57. Consideró que en el caso
existían elementos que revelaban con un grado de verosimilitud suficiente
que las tierras pueden formar parte de la ocupación tradicional de una
comunidad indígena y que el desalojo de miembros de la comunidad im-
pediría el acceso pleno al territorio indígena y a los recursos naturales, así
como la continuidad de las costumbres tradicionales que allí desarrollan.
Si bien el fallo de la Corte se limitó a impedir el desalojo, no resolviendo
sobre el fondo, pero es clara la dirección tomada de manera que reunida
las condiciones de posesión actual, tradicional y pública la propiedad pri-
vada cede ante la propiedad comunitaria.
III. CONCLUSIONES
El Principio de Libre Determinación de los Pueblos ha tenido un im-
portante desarrollo dentro del Derecho Internacional de los Derechos Hu-
57
Comisión IDH, Derechos de los pueblos indígenas y tribales sobre sus tierras ancestrales y
recursos naturales, párr. 40. [fecha de consulta: 15 de diciembre de 2018] [Dispo-
nible en: https://www.oas.org/es/cidh/indigenas/docs/pdf/tierras-ancestrales.
esp.pdf].
Los Pueblos Originarios en el Derecho Internacional 753
manos que ratificó el concepto que todos los pueblos tienen el Derecho a
libre determinarse.
La libre determinación cuenta con dos dimensiones perfectamente di-
ferenciadas, una externa y una interna. La primera, está regulada por el
Derecho Internacional General y se aplica a los pueblos autóctonos de los
territorios coloniales o sometidos a subyugación a los que se autoriza a de-
cidir sobre su estatus político pudiendo incluso alcanzar su independencia.
Este reconocimiento debe provenir de los órganos de las Naciones Unidas
cuyas competencias así lo permitan, es decir la Asamblea General, la Corte
Internacional de Justicia y el Consejo de Seguridad. La segunda, interna, se
ejerce en situaciones no coloniales. Se desarrollo en el marco del Derecho
Internacional de los Derechos Humanos y se ejerce en situaciones no colo-
niales y permite a los pueblos determinar su condición política, perseguir
libremente los distintos planos del desarrollo y, obviamente, el derecho
a la autonomía o al autogobierno en aquellas cuestiones que sean sobre
asuntos internos o locales respetando la integridad territorial o la unidad
política de los Estados.
Los Pueblos Indígenas son titulares de derechos de conformidad con el
Principio de Igualdad de Derechos y Libre determinación de los Pueblos,
en el marco de la dimensión interna de este Principio. Aunque postergado
su reconocimiento, el Derecho Internacional se ocupó de los derechos de
los pueblos originarios o indígenas. Se puede afirmar que existe una ten-
sión entre teorías que pretenden ampliar los derechos de las Comunidades
Originarias y los que consideran suficiente el amparo que actualmente les
otorga el ordenamiento jurídico. De los instrumentos internacionales ana-
lizados surge de manera indubitada que existe un expreso y uniforme re-
conocimiento del amparo que brinda a los pueblos originarios el principio
de igualdad de derechos y libre determinación de los Pueblos. Principio
que goza en el ordenamiento jurídico internacional del reconocimiento
de que se trata de una norma imperativa.
Se puede advertir del tratamiento dado en el ordenamiento jurídico
internacional y la doctrina que no existe un criterio uniforme para defi-
nir a los Pueblos Indígenas. Se debe esto a la variedad de características o
condiciones que se tienen en cuenta para identificarlos, lo cual dificulta
determinar con precisión que grupos humanos ingresan dentro de esta
categoría. Esto ha llevado a que se creen definiciones descriptivas de carac-
teres muy generales lo que se ha prestado a tentativas de abuso de grupos
humano de dudoso origen. Siempre que se tomen decisiones que afecten
los derechos de los pueblos indígenas se debe activar un procedimiento de
754 Óscar Benítez - Arturo Pagliari
BIBLIOGRAFÍA
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Algunas notas sobre el parámetro
del Control de Convencionalidad en
sede de Inaplicabilidad. El bloque
de Constitucionalidad y el bloque de
Convencionalidad de los Derechos
*
Doctor en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid, profesor de la Uni-
versidad de Talca y del Centro de Estudios Constitucionales y ex Ministro Suplen-
te del Tribunal Constitucional de Chile. Correo electrónico: csuarez@tcchile.cl.
758 Christian Suárez Crothers
regular las relaciones entre los Estados y los seres humanos bajo sus respecti-
vas jurisdicciones. Por lo tanto, esta Corte debe adoptar un criterio adecuado
para considerar la cuestión sujeta a examen en el marco de la evolución de los
derechos fundamentales de la persona humana en el derecho internacional
contemporáneo”.
1
SUÁREZ CROTHERS, Christian (2018).
2
FERRER MAC-GREGOR (2011), pp. 531 a 622.
3
FERRER MAC-GREGOR (2011), pp. 559.
Algunas notas sobre el parámetro del Control de Convencionalidad en sede de Inaplicabilidad 759
4
Como lo expresa el ex Ministro CORREA SUTIL, Jorge (2001), pp. 44, el Tribunal
más bien ha rechazado esta noción. Véanse los considerandos quinto y sexto de la
causa Rol N.° 1284.
5
El Tribunal Constitucional, en el hecho, rechazó de manera expresa esta noción
en la sentencia Rol N.° 1284-2008, Requerimiento de inaplicabilidad por inconsti-
tucionalidad de Agrícola Bauzá S.A., respecto de los artículos 124 y 125 del Códi-
go de Minería, en rol 85-2004 del Tercer Juzgado de Letras de Ovalle, al razonar
en su considerando sexto que: “cabe señalar que el parámetro de referencia que tiene en
cuenta esta magistratura al resolver una inaplicabilidad, es sólo la Constitución. La norma
contra la cual debe examinarse el precepto legal objetado es únicamente la Constitución, no
la ley”. El considerando da respuesta a la afirmación del requirente, recogida en el
considerado quinto, en el que “…se afirma que este Tribunal debe enjuiciar las normas
cuestionadas teniendo como punto de referencia no sólo la Constitución, sino el bloque de
constitucionalidad”.
760 Christian Suárez Crothers
6
FAVOREU, Louis (1991).
7
Tipo de entitemas lógicos o silogismos truncados de aquellos que suelen ocultar
falacias y que Riccardo Guastini llama “legislación intersticial”. Esto es, “no son
inferencias lógicamente válidas… y/o representan premisas que no son normas
expresas. Dice Guastini, en un artículo sobre “derechos implícitos: “Las normas
no expresas derivadas de razonamientos del primer tipo pueden denominarse
“implícitas” (en el sistema jurídico) en sentido estricto. Por el contrario, aque-
llas que derivan de razonamientos del segundo tipo son fruto de una actividad
nomopoietica de los intérpretes: “legislación intersticial”, como suele decirse, de
la doctrina y/o de los jueces”. Ver en: [Fecha de consulta: 28 de diciembre de
2018] [Disponible en: http://www.uasb.edu.ec/UserFiles/372/File/pdfs/NOTI-
CIASYSUCESOS/2009/Guastini%20derechos%20implicitos.pdf]. (Traducción de
Alí Lozada Prado), p. 5.
762 Christian Suárez Crothers
8
Ver: ZÚÑIGA URBINA (2011).
9
Aunque no en la parte resolutiva de sus fallos.
Algunas notas sobre el parámetro del Control de Convencionalidad en sede de Inaplicabilidad 763
10
En el caso de Clodomiro Almeyda, STC, Rol N.° 46, de 22 de diciembre de 1987.
También en las causas roles números 309 y 312; esto es, en el requerimiento res-
pecto del Convenio Nº 169, “Sobre Pueblos Indígenas y Tribales en Países In-
dependientes”, adoptado por la Organización Internacional del Trabajo, el 27
de junio de 1989; y, a propósito del requerimiento respecto del tratado entre
la República de Chile y la República de Argentina sobre integración y comple-
mentación minera, respectivamente. En la sentencia Rol Nº 346, de 8 de abril
de 2002, “Requerimiento de inconstitucionalidad presentado por treinta y cinco
señores Diputados respecto del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacio-
nal, adoptado en dicha ciudad el 17 de julio de 1998”. En STC Rol N° 1288-2009,
“Proyecto que modifica la Ley Nº 17.997 Orgánica Constitucional del Tribunal
Constitucional.
11
Francisco Cumplido, uno de los negociadores de la Reforma de 1989 (que, entre
otras cosas, modificó el artículo 5°) ha señalado que no se quiso resolver expre-
samente la cuestión de la jerarquía de los tratados, para no entrabar la reforma
constitucional. CUMPLIDO, Francisco, p. 4.
764 Christian Suárez Crothers
12
En la sentencia sobre el Convenio N° 169 de la OIT (STC Rol N.° 309/2000). La
regla fijada, supone que antes de adoptar una decisión sobre la constitucionalidad
o inconstitucionalidad de las normas de un tratado, el tribunal debe determinar si
las normas del tratado son o no autoejecutables.
Para realizar esta calificación el Tribunal procedió a definir lo que entiende por
unas y otras. En este sentido, son normas self executing “las que tienen el contenido
y precisión necesarias que las habilita para ser aplicadas sin otro trámite como
fuente del derecho interno (en otros términos, son auto suficientes, y entran a
la legislación nacional cuando el tratado que las contiene se incorpora al dere-
cho vigente, con la precisión que hemos señalado del c. octavo de la sentencia
Rol N.° 1483-2009, “Proyecto de Acuerdo Aprobatorio del Proyecto Relativo a
Algunas notas sobre el parámetro del Control de Convencionalidad en sede de Inaplicabilidad 765
14
Artículo 80.
Algunas notas sobre el parámetro del Control de Convencionalidad en sede de Inaplicabilidad 767
BIBLIOGRAFÍA
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Sagües, Nestor. Editorial Astrea, Buenos Aires.
ZÚNIGA URBINA, Francisco (2011): Acciones de Inaplicabilidad e inconstitucionalidad. 2ª
edición, Legal Publishing Chile, Santiago.
JURISPRUDENCIA
Requerimiento de inaplicabilidad por inconstitucionalidad de Agrícola Bauzá S.A.,
respecto de los artículos 124 y 125 del Código de Minería, en rol 85-2004 del Tercer
Juzgado de Letras de Ovalle.
Sentencia del Tribunal Constitucional, Rol N.° 1483-2009, “Proyecto de Acuerdo Apro-
batorio del Proyecto Relativo a la Convención Internacional para la Protección de
todas las Personas contra las Desapariciones Forzadas. Boletín Nº 55000-10”.
Sentencia del Tribunal Constitucional, Rol N° 1288-2009, “Proyecto que modifica la
Ley Nº 17.997 Orgánica Constitucional del Tribunal Constitucional.
Sentencia del Tribunal Constitucional, Rol Nº 346, de 8 de abril de 2002, “Requeri-
miento de inconstitucionalidad presentado por treinta y cinco señores Diputados
respecto del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, adoptado en dicha
ciudad el 17 de julio de 1998.
Sentencia del Tribunal Constitucional, Rol N° 309 y Rol N°312; de 27 de junio de
1989 “Requerimiento respecto del Convenio Nº 169, “Sobre Pueblos Indígenas y
Tribales en Países Independientes”, adoptado por la Organización Internacional
del Trabajo.
Sentencia del Tribunal Constitucional, Rol N°46, de 22 de diciembre de 1987, Caso de
Clodomiro Almeyda, STC.
Reflexiones en torno al Control
de Convencionalidad
MAXIMILIANO TORICELLI*
I. INTRODUCCIÓN
El auge que ha tomado el derecho internacional durante los últimos
lustros es innegable. Ello se debe a múltiples causas, como la búsqueda de
la paz entre los distintos pueblos, los avances tecnológicos que permiten
un mayor y más accesible intercambio de personas, o la necesidad y conve-
niencia de andar por caminos comunes.
En este marco de universalización, que no significa suprimir las notas
que nos caracterizan por costumbres, lugares de pertenencia o sentimien-
tos, el desarrollo del derecho internacional de los derechos humanos es
indudablemente uno de los aspectos más destacables.
Al igual que en otras áreas, el derecho internacional de los derechos
humanos se ha nutrido de los derechos fundamentales consagrados en di-
versas cartas constitucionales, a la vez que las ha retroalimentado.
Pero el proceso no es ni tan pacífico ni tan lineal, y ello ha generado
distintas miradas sobre el tema; y según la posición en que el analista se
sitúe, se considerará la primacía del derecho internacional de los derechos
humanos o de los derechos fundamentales adoptados en las constituciones
de los diversos países.
*
Profesor Titular de las asignaturas “Derecho Constitucional” y “Derechos Huma-
nos” de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Rosario; Profesor
titular de “Derecho constitucional” y de “Derechos y garantías” de la Facultad de
Derecho y Ciencias Sociales del Rosario, de la Pontificia Universidad Católica Ar-
gentina. Correo electrónico: mt@toricelliyasociados.com.ar.
770 Maximiliano Toricelli
1
Dentro de este sistema podemos encontrar al Consejo Constitucional Francés (para una
ampliación del tema remitimos a nuestro trabajo TORICELLI, Maximiliano (2010).
Reflexiones en torno al Control de Convencionalidad 771
Los sistemas que mayor aceptación han tenido han sido los jurisdiccio-
nales, donde son los integrantes del Poder Judicial los encargados de deci-
dir la adecuación de una disposición normativa con la Constitución.
Mayormente están integrados por abogados, pudiendo decidir sobre
la constitucionalidad de las normas tanto en un conflicto de intereses de
particulares, como por pedido de alguno de los sujetos reconocidos expre-
samente. Generalmente lo hacen dentro del marco de un caso, con dos
partes contrapuestas con derecho a defender la constitucionalidad o in-
constitucionalidad de las normas, las que en igualdad de condiciones son
oídas, para sólo después arribar a una decisión.
Cuando todo magistrado integrante del Poder Judicial tiene a su cargo
este control, el sistema es difuso; en cambio, cuando sólo un tribunal es-
pecializado se encuentra habilitado para efectuarlo, nos encontramos ante
un sistema jurisdiccional concentrado.
El sistema de control jurisdiccional difuso tuvo su origen en los Estados
Unidos de América, no como fruto de una expresa mención de parte de la
Constitución, sino como consecuencia lógica de la facultad de interpreta-
ción de leyes concedida a los jueces. Fue de esa manera como, en el prece-
dente “Marbury vs. Madison”, se admitió la potestad judicial para declarar
inconstitucional normas emanadas de otros poderes.
Como consecuencia de esta atribución interpretativa del Poder Judicial,
se colige que los límites al control están dados por los límites naturales del
propio poder encargado de llevarlo adelante.
Así, las decisiones que al respecto se tomen tienen aplicación sólo al
caso concreto, siendo sus efectos inter partes y no erga omnes, manteniéndose
vigente de esa manera la norma declarada inconstitucional, aunque inapli-
cable para quien la impugnó exitosamente.
En este sistema el juez no anula la ley; simplemente se limita a declarar
una nulidad preexistente —a menos, claro está, que se reconozca expresa-
mente que la inconstitucionalidad es sobreviniente—. Por ello, en el caso
concreto, se prescinde de la norma como si nunca hubiera existido (efica-
cia retroactiva o ex tunc).
Este sistema tiene como inconvenientes la necesidad de promover un
largo derrotero judicial en busca de la solución ya reconocida en otros
casos, y la posibilidad que distintas interpretaciones, dadas por diversos
magistrados, impongan a los justiciables soluciones diferentes. Como con-
trapartida, tiene la ventaja que se puede analizar el impacto que la norma
genera en el individuo, en sus particulares circunstancias.
772 Maximiliano Toricelli
2
Ver NIETO ORTEGA, Roberto (2013) pp. 195 y ss.
Reflexiones en torno al Control de Convencionalidad 773
3
Entre algunas de sus obras puede verse MARK TUSHNET (1999); (2009).
4
WALDROM, Jeremy (2018).
5
Ver SALAZAR UGARTE, Pedro () p. 356.
774 Maximiliano Toricelli
6
Esta norma, luego de establecer que es atribución del Congreso aprobar o des-
echar los tratados internacionales expresa que “Los tratados y concordatos tienen je-
rarquía superior a las leyes.
La Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre; la Declaración Universal
de Derechos Humanos; la Convención Americana sobre Derechos Humanos; el Pacto Inter-
nacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales; el Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos y su Protocolo Facultativo; la Convención sobre la Prevención y la Sanción
del Delito de Genocidio; la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las
Formas de Discriminación Racial; la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas
de Discriminación contra la Mujer; la Convención contra la Tortura y otros Tratos o Pe-
nas Crueles, Inhumanos o Degradantes; la Convención sobre los Derechos del Niño; en las
condiciones de su vigencia, tienen jerarquía constitucional, no derogan artículo alguno de
la primera parte de esta Constitución y deben entenderse complementarios de los derechos y
garantías por ella reconocidos. Sólo podrán ser denunciados, en su caso, por el Poder Ejecu-
tivo Nacional, previa aprobación de las dos terceras partes de la totalidad de los miembros de
cada Cámara.
Los demás tratados y convenciones sobre derechos humanos, luego de ser aprobados por el
Congreso, requerirán del voto de las dos terceras partes de la totalidad de los miembros de
cada Cámara para gozar de la jerarquía constitucional”.
7
CIDH, 29/11/06, “La Cantuna c/Perú”; íd., 20/11/07, “Boyce y otros c/Barbado”.
Reflexiones en torno al Control de Convencionalidad 775
exclusivamente por las manifestaciones o actos de los accionantes en cada caso con-
creto, aunque tampoco implica que ese control deba ejercerse siempre, sin considerar
otros supuestos formales y materiales de admisibilidad y procedencia de este tipo de
acciones”8.
Además del análisis de compatibilidad de las normas del derecho inter-
no con las cláusulas del Pacto, los jueces deben tener en cuenta —según
lo dicho en “Almonacid”— “la interpretación que del mismo ha hecho la Corte
Interamericana, intérprete última de la Convención Americana”.
Si comparamos lo expresado por la Corte Interamericana con lo dicho
por la Corte argentina, especialmente en la causa “Ghiroldi”, las diferen-
cias, en apariencia, no son tan sustanciales. Allí expresó que “la reforma
constitucional de 1994 ha conferido jerarquía constitucional a varios acuerdos in-
ternacionales (art. 75, inc. 22, párr. 2º) entre ellos la Convención Americana sobre
Derechos Humanos” y continuó diciendo (consid. 11) que “la ya recordada jerarquía
constitucional de la Convención Americana sobre Derechos Humanos (consid. 5º)
ha sido establecida por la voluntad expresa del constituyente «en las condiciones de
su vigencia» (art. 75, inc. 22, párr. 2º), esto es, tal como la Convención citada efec-
tivamente rige en el ámbito internacional y considerando particularmente su efectiva
aplicación jurisprudencial por los tribunales internacionales competentes para su
interpretación y aplicación”9.
En “Bramajo”, el alto Tribunal incluso hizo extensivos los principios sen-
tados en “Giroldi” a las decisiones que tome la Comisión10, aun cuando
este criterio sufrió un retroceso en “Acosta”, donde expresó que, en las
decisiones de la Comisión, el deber para los jueces se limita a “dar cumpli-
miento a su contenido al no tratarse aquéllas de decisiones vinculantes para el Poder
Judicial”11.
“Acosta” fue confirmado posteriormente en “Felicetti”, al decir que las
recomendaciones de la Comisión deben ser admitidas para lo sucesivo,
8
Esta doctrina fue reiterada en CIDH, 9/5/08, “Rexcacó Reyes c/Guatemala”.
9
CSJN, 7/4/95, “Giroldi, Horacio D., y otro s/recurso de casación”, Fallos, 318:514,
especialmente consid. 5º.
10
CSJN, 12/9/96, “Bramajo, Hernán”, Fallos, 319:1840. Con agudeza apuntaba
SAGÜÉS que los miembros de la Comisión no son jueces y, por tanto, sus decisio-
nes no deben ser acatadas con la misma obligatoriedad que la de los jueces de la
Corte Interamericana (El valor de los pronunciamientos de la Comisión Intera-
mericana de Derechos Humanos, JA, 1997-II-745).
11
CSJN, 27/11/98, “Acosta, Claudia, y otros s/hábeas corpus”, Fallos, 321:3555.
776 Maximiliano Toricelli
pero que no pueden generar la revisión de un fallo que cuenta con autori-
dad de cosa juzgada12.
Hasta aquí, al menos en el caso argentino, no parece existir conflicto
entre el control judicial difuso de constitucionalidad de las normas y la
aplicación del control de convencional, como deber de todo juez en el
caso concreto, al preferir una norma de un tratado internacional por sobre
normas de derecho interno, que tienen, constitucionalmente reconocida,
menor jerarquía que la de los tratados.
12
CSJN, 21/12/00, “Felicietti, Roberto, y otros”, Fallos, 323:4130.
13
NÉSTOR SAGÜÉS (2009), p. 761.
14
En esta aplicación del derecho internacional de oficio, el juez no puede apartarse
a los criterios explicitados, según lo establece la propia Corte Interamericana. De
Reflexiones en torno al Control de Convencionalidad 777
ello se sigue que esa aplicación no puede modificar las pretensiones procesales.
15
SILVIA PALACIO DE CAEIRO propone el control de convencionalidad con res-
pecto a los convenios de la OIT, pero en el marco de la Constitución, dado que, si
bien expresa: “no obstante que tanto la CSJN como algunos tribunales inferiores aluden al
control de convencionalidad en relación a la aplicación de los tratados de derechos humanos
vigentes, esa noción resulta extensible a la comprensión e intelección de todos los tratados
internacionales respecto a los cuales el país se halla obligado”; aclara luego que el objeti-
vo de este control es “asegurar la supremacía constitucional, en los términos del art. 75,
incs. 22 y 24, de la Const. nacional” (“El control de convencionalidad y los convenios
de la OIT”, LL, 2009-D-1082).
16
CSJN, 24/8/04, “Arancibia Clavel, Enrique L. s/homicidio calificado y asociación
ilícita y otros”, Fallos, 327:3294.
778 Maximiliano Toricelli
17
El primero, con fundamento en el art. 75, inc. 22, dice que estos tratados sólo son
válidos en tanto no contradigan la Constitución, y los dos últimos se fundamentan
principalmente en el art. 27 de la carta magna.
18
CSJN, 14/6/05, “Simón, Julio H., y otros”, Fallos, 328:2056. Este precedente contó
con la sola disidencia del doctor FAYT, pero cada uno de los ministros que for-
maron la mayoría (BOGGIANO, MAQUEDA, ZAFFARONI, HIGHTON DE NO-
LASCO, LORENZETTI, ARGIBAY Y PETRACCHI —cuyo voto formaría la senten-
cia—), lo hicieron por sus fundamentos, lo que dificulta enormemente cualquier
análisis, dada la volatilidad del resultado.
19
Considerando 16.
Reflexiones en torno al Control de Convencionalidad 779
20
Considerando 17.
21
CSJN, 13/7/07, “Mazzeo, Julio L., y otros s/recurso de casación e inconstituciona-
lidad”, Fallos, 330:3248.
22
Considerando 21. Lo importante de este precedente es que el voto mayoritario
fue único (lo suscribieron los doctores LORENZETTI, HIGHTON de NOLASCO,
MAQUEDA y ZAFFARONI), votando en disidencia parcial la doctora ARGIBAY y
en disidencia total el doctor FAYT.
23
Considerando 20.
780 Maximiliano Toricelli
recursos eficaces para evitar la impunidad”24, y afirmó que “el instituto de la cosa
juzgada y non bis in ídem no resultan aplicables respecto de este tipo de delitos contra
la humanidad”25.
La doctora ARGIBAY, en su voto en disidencia, aun cuando dejó en cla-
ro el disgusto que le ocasionaba el sobreseimiento oportunamente dictado
por los magistrados de la causa, entendió que no se cumplían, en el caso,
las condiciones para hablar de cosa juzgada írrita.
Esta postura fue modificada en la causa “Fontevecchia”, fallo en el que
se trasunta que, para la Corte argentina, al menos en la actual composi-
ción, la Constitución nacional prevalece por sobre el criterio de la Corte
Interamericana.
En dicho precedente, la Corte Interamericana había considerado vulne-
rada la libertad de expresión periodística al condenar a Jorge Fontevecchia
y Héctor D’Amico a la indemnización de daños y perjuicios, consecuencia
de lo cual dispuso que se publique un resumen de su sentencia, que se
le restituyan los montos pagados en las condenas y se les abonen las re-
paraciones admitidas; y además ordena dejar sin efecto las condena civil
impuesta a los actores así como todas sus consecuencias.
Esta última obligación fue la que generó controversia y sobre la cual, la
Corte argentina, entendió que su cumplimiento vulneraba la Constitución
nacional.
El fallo expresó que “Se encuentra fuera de discusión que las sentencias de la
Corte Interamericana, dictadas en procesos contenciosos contra el Estado argentino
son, en principio, de cumplimiento obligatorio para este (art. 68.1, CADH) (conf.
doctrina de Fallos: 327:5668, voto de la jueza Highton de Nolasco, considerando
6°). Dicha obligatoriedad, sin embargo, alcanza únicamente a las sentencias dicta-
das por el tribunal internacional dentro del marco de sus potestades remediales. En
efecto, es con ese alcance que el Estado argentino se ha obligado internacionalmente
a acatar las decisiones de la Corte Interamericana”26.
Remarcó que “las obligaciones internacionales asumidas por nuestro
país, deben tenerse en consideración los principios estructurales del siste-
ma interamericano de protección de derechos humanos, el que se autode-
24
Considerando 29.
25
Considerando 37.
26
CSJN, 14/2/17, “Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto s/ informe sentencia
dictada en el caso «Fontevecchia y D’Amico vs. Argentina» por la Corte Interame-
ricana de Derechos Humanos”, Expte. 368/1998 (34-M)/CS1, considerando 6.
Reflexiones en torno al Control de Convencionalidad 781
fine como subsidiario…”, por lo que “no constituye entonces una “cuarta
instancia” que revisa o anula decisiones jurisdiccionales estatales sino que,
siguiendo los principios estructurales recordados, es subsidiaria, coadyu-
vante y complementaria (véase, entre otros, Corte IDH, caso “Perozo y
otros v. Venezuela”, sentencia de 28 de enero de 2009, Serie C, núm. 195,
párr. 64)”27.
Entendió que “dejar sin efecto la sentencia dictada por esta Corte Suprema”
es sinónimo de revocar, lo que “implicaría transformar a dicho tribunal, efectiva-
mente, en una “cuarta instancia” revisora de las sentencias dictadas por esta Corte,
en clara violación de los principios estructurantes del sistema interamericano y en
exceso de las obligaciones convencionalmente asumidas por el Estado argentino al
ingresar a dicho sistema”, y que además, “dejar sin efecto la sentencia de esta Corte
pasada en autoridad de cosa juzgada, ha recurrido a un mecanismo restitutivo
que no se encuentra previsto por el texto convencional. Este análisis textual es de
fundamental importancia, puesto que la letra de los tratados —en el contexto de
sus términos y teniendo en cuenta su objeto y fin (art. 31, Convención de Viena
sobre Derecho de los Tratados)— determina los límites de la competencia remedial
de los tribunales internacionales. Por definición, los tribunales internacionales son
órganos con competencia limitada de la manera prescripta en los instrumentos que
los han constituido (Michael Reisman, “Has the International Court Exceeded its
Jurisdiction”, American Journal of International Law, vol. 80, año 1986, p. 128)
Y carecen de una jurisdicción inherente e inalterable para seleccionar los remedios
que quieran (Chittharanjan Felix Amerasinghe, “Jurisdiction of International Tri-
bunals”, Kluwer Law International, La Haya, 2003, p. 389)…”.
” En este caso, dejar sin efecto la sentencia de esta Corte pasada en autoridad de
cosa juzgada es uno de los supuestos en los que la restitución resulta jurídicamente
imposible a la luz de los principios fundamentales del derecho público argentino.
Desde esta perspectiva constitucional, el arto 27 de la Carta Magna prescribe “[e] l
Gobierno federal está obligado a afianzar sus relaciones de paz y comercio con las po-
tencias extranjeras por medio de tratados que estén en conformidad con los principios
de derecho público establecidos en esta Constitución”. Estos principios reseñados se
traducen en el modo en que deben ser interpretadas las obligaciones asumidas por el
Estado argentino. El constituyente ha consagrado en el art. 27 una esfera de reserva
soberana, delimitada por los principios de derecho público establecidos en la Consti-
tución Nacional, a los cuales los tratados internacionales deben ajustarse y con los
cuales deben guardar conformidad (Fallos: 316:1669; entre otros).
27
Considerando 8.
782 Maximiliano Toricelli
V. CONSIDERACIONES FINALES
Queda entonces por definir si el control de convencionalidad es parte
del control de constitucionalidad, o si el control de constitucionalidad se
encuentra sometido al de convencionalidad.
En el primero de los supuestos el punto de partida será la constitución
estatal y las normas de las convenciones serán confrontadas con el resto del
ordenamiento en base a lo que la carta magna del país establezca.
En un caso como el de Argentina, especialmente a partir de la reforma
constitucional de 1994, se ha dado una importante revalorización a los
tratados de derechos humanos, pues todos tienen jerarquía supralegal y el
grupo integrado por los tratados de derechos humanos enumerados en el
art. 75 inc. 22, así como los votados expresamente con más de dos tercios
de la totalidad de los miembros de cada Cámara del Congreso, cuentan
28
Considerandos 11 a 17.
29
Considerando 19. Cabe remarcar que en dicho precedente, el voto del Dr. Rosatti
remarca la necesidad de diálogo jurisprudencial para mantener la convergencia
de las decisiones; mientras el Dr. Maqueda, en disidencia, propone dejar sin efec-
to la sentencia cumpliendo con lo ordenado por la Corte Interamericana.
Reflexiones en torno al Control de Convencionalidad 783
30
Incluso, más allá de las divergencias interpretativas que la expresión genera, la
norma dice que estos tratados jerarquizados no derogan artículo alguno de la
primera parte de la Constitución y que deben entenderse complementario de los
derechos allí reconocidos (para ver la divergencia interpretativa sobre esa parte
del inciso remitimos a MAXIMILIANO TORICELLI (2010), pp. 42 y ss.
31
Art. 7º, ley 24.309.
32
Cabe preguntarse si en dichos precedentes la Corte quiso reconocer primacía al
derecho internacional, o acudió a él para resolver la justicia del caso, en tanto el
ordenamiento local no lo permitía. En pocas palabra ¿comulgó ideológicamente
la Corte Suprema con la mayor jerarquía del derecho internacional o simplemen-
te lo utilizó para justificar su criterio?
784 Maximiliano Toricelli
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786 Maximiliano Toricelli
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