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Club de No Ficción

CRÓNICAS (marcianas) POR BOGOTÁ

Fecha: 12 de junio de 2020

3:00 pm

GUION

Descripción pieza publicitaria:

PRESENTACIÓN
● Nombre: Club de No Ficción
● Título: Crónicas por Bogotá
● Proyección: 12 de junio de 2020
● Descripción:
● ¿Crees que la realidad puede superar la ficción? Iniciamos nuestra segunda temporada
del Club de no ficción con algunas historias reales que parecen de mentiras. Todo esto, de
la mano de los cronistas Cristian Valencia, Felipe González Toledo y Lizeth León, quienes
nos abren una nueva perspectiva a los lugares que conocemos y que muchas veces
hemos transitado.
No se lo pierdan, este viernes 12 de junio a las 3:00 de la tarde, por nuestro
canal de youtube

● Presentadores: Beatriz Pinilla, Diana Cardona, Martha Lizarazo


● Guion y apoyo técnico: Catalina Aponte, Angélica González

● Invitado especial: Julián Hernández

Colección colabortiva: https://bibliotecadigitaldebogota.gov.co/collections/4126/

TEMAS:

Oficios de la ciudad
Crónicas de la ciudad
Historias de la ciudad desde el arte

ESCALETA
Tiempo Voz/Control Texto
¡Buenas tardes para todos!

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participes de nuestros retos, utilices nuestros servicios y partícipes de las
actividades que planeamos para ti. Recuerda que puedes consultar libros,
revistas, canciones, partituras, libros infantiles y más recursos en la Biblioteca
Digital de Bogotá

Nos encontramos en una emisión más del Club de No Ficción, esta vez, con
Crónicas por Bogotá. ¡Historias reales que parecen de mentiras! ¿Han
escuchado eso de que la realidad a veces supera la ficción?

Mi nombre es Diana Cardona y hoy estaremos junto a Beatriz Pinilla y Martha


Lizarazo hablando de las historias que habitan nuestra ciudad.

Beatriz Pinilla El propósito y el carácter del uso del material durante esta sesión del
Club de no ficción, incluido el uso de naturaleza comercial, responde
a objetos educativos sin fines de lucro. Todo ello, enmarcado en las
excepciones al derecho de autor vigentes para Colombia.

Recuerden seguirnos en nuestras redes sociales Facebook,


Instagram, Twitter cómo @bibloredBogotá. Recuerda Que Biblored
se va contigo a casa.

Martha Lizarazo ¡Buenas tardes, para todos!

Quiero iniciar con la siguiente pregunta:

¿Qué es Bogotá?

Algunos responderán

· La capital de Colombia y el departamento de Cundinamarca


· Una ciudad latinoamericana

· El nombre que recibió, Bacatá

· Los Millenias, Pueden responder que es un personaje de la serie


la casa de papel..

Todas respuestas válidas, aunque falta decir que Bogotá es el epicentro


de miles de historias narradas en el cine y el epicentro de muchas
crónicas. ¿Pero cuándo hablamos de Crónica a qué nos referimos?

La crónica es un género periodístico que se caracteriza por un estilo


Diana Cardona propio. Se trata de un texto que está elaborado con rasgos creativos ya
que su objetivo es “Informar literariamente” pero sin perder claridad,
sencillez y precisión. Se trata entonces de historias reales, que cuentan
con todo el rigor de investigativo del periodismo.

Los cronistas le imponen su sello personal, no solo porque son los que
cuentan la historia, sino porque comentan, amplían, y organizan los
hechos según su preferencia y lo hace con estilo literario sin dejar de ser
periodístico (Martínez Vallvey).

Yo podría decir que este es mi género favorito. Lo conocí de boca de mi


maestro de estos asunto “Mi Chapulín literario”. Creo que la primera
crónica que leí y de la que sinceramente me enamoré fue una de Alfredo
Molano “100 horas como vendedor ambulante” un reto que le ponía la
revista Semana a escritores Colombianos sobre un oficio determinado
que debían ejercer en carne propia y después relatar la experiencia a
través de una crónica.

Experiencia personal de la lectura

Martha Lizarazo

Experiencia personal de la lectura


Beatriz Pinilla

LECTURA CHAT

Diana Cardona
Les cuento que con Molano se abrió la puerta, y a la fecha son muchas
las que han entrado. Hace poco, en el Banquete Literario me encontré
cara a cara con Christian Valencia, estaba rodeado de otros cronistas
muy buenos, pero hubo algo que en especial llamó mi atención, el
desparpajo con el que hablaba un estilo propio para escribir la crónica y
de las letras de él me permito presentarle quizás la historia más
sorprendentes con las que me he encontrado últimamente. El eterno
vuelo de Giselle.

La historia de una habitante de calle que embelesa a todos con su relato


y la forma tan impresionantemente literaria con que la cuenta. En esta
crónica se pone a prueba la frontera de lo real y lo ficticio, y la
protagonista de esta historia, verdaderamente se aprovecha de esto.

Cree llamarse Giselle Campoalegre. Cree tener cuarenta y cuatro, y ser


bogotana. Y cree, también, que sobrevivió a un accidente aéreo, pero no
sabe a cuál. Todo eso dice que cree, está convencida de que algo ha de
ser cierto. Le dicen La siempreviva. Mientras cuenta El Cuento, sentados
en un andén del centro de la ciudad, al menos cinco indigentes más se
han arrimado a escucharla. La conocen, pero quieren oírla una vez más
por el sólo placer de alucinar con la historia de nuevo, de salirse con la
imaginación de su desdichado destino de legionarios del fin del mundo.
se sienten en cine, como niños en el teatro. Aquella historia tiene acción,
drama, dolor e injusticia. Tejido todo con lo que a mí más me gusta, con
un fino humor negro, inclemente, que a veces raya en la perversidad.
Giselle construye y reconstruye esa historia con retazos de recuerdos, o
trozos de la imaginación, pero jamás afirma nada.

Los médicos le han dictaminado amnesia. Ignora si lo que cuenta es


producto de la imaginación, o de algunos pequeños relámpagos de
memoria que insisten en construirle un pasado. Tiene un compañero que
la ama, fue quien la encontró y desde entonces buscaron su identidad de
mil maneras. La encontró con un papel que decía algo sobre una
indemnización, no lo sabe con certeza porque se perdió la misma noche
en que la encontró Pepe, su enamorado. Pepe no sabe leer dice que ella
leyó el papel, pronunció algunas cosas más y el resto lo ha olvidado
también. Intentaron hallar su identidad en la Registraduría Nacional,
pero resultó tener la huellas digitales quemadas. Formularon hipótesis:
Volada de un sanatorio mental, la realidad de un accidente aeréo .

Termina el relato después de inimaginables aventuras en busca de su


identidad. Cierra el mágico telón con esta frase: Ah, y si alguno de
ustedes cree saber quién soy, le ruego el favor de no tomarse el trabajo
de decírmelo.

Ahí le dejo esa inquietud, señor periodista —me dice, ya sobre la


marcha, dándome la espalda pero mirándome de soslayo, con cierto
devaneo cinematográfico también.

Me dice adiós con su mano sin huellas y se marcha con paso de desgano
tropical. Y me quedo allí, alelado como los indigentes que la escucharon
junto a mí, pensando en escribir para ustedes todo esto y poder terminar
con las palabras de ella: ahí les dejo esa inquietud.

Quisiera invitar a nuestros espectadores que nos cuenten esa historia


sorprendente que se han encontrado en una calle Bogotana

Chicas ¿Qué les parece? ¿Real o ficticio? ¿Cuál ha sido la mejor historia
con la que se han encontrado en la calle?

Bueno, mientras contestan esa pregunta, yo digo que las calles están
Beatriz Pinilla llenas de historias sorprendentes, lo que tenemos que hacer es echar ojo,
mirar bien lo que pasa en estos escenarios.
Hace poco, estaba con una amiga hablando de cosas. Contar historia.

Martha Li Más allá de lo real o ficticio considero al igual que Alberto Salcedo
Ramos, Que la crónica tiene un elemento central que hace que se
disfrute, para quien la escribe y quien la lee y es el acercamiento a la
gente. Citando al Alberto Salcedo Ramos, para hacer crónica hay que
escuchar y

Cuando se trabaja con la gente “no puedes hacerle un desaire a una


persona que te da su mejor vaso (de agua), su vaso de gala, porque no
solo te da el vaso, te da su alma, da su corazón, su tiempo, su cariño, te
da todo”,
zarazo
Ese para mi es el resultado de la crónica, se escucha una historia, un voz
a voz, que luego el escritor transmite, cambia o relata.

Es cierto eso de que en la crónica la disfruta tanto el que la leee como el


Diana Cardona que la escribre. Lectura del chat

Beatriz Pinilla Continuando un poco con eso que nos cuenta Diana de la crónica, a mi
me gusta, porque permiten ver la historia de los que lugares conocemos
o transitamos desde otra mirada. Algo así, como un más allá del lugar.

Por eso, también quiero compartir con ustedes, uno de los cronistas del
siglo pasado, en esa época en donde el periodismo y la policía iban de la
mano, descubriendo e informando los sucesos y acontecimientos. Les
estoy hablando de Felipe González Toledo. Para este programa utilicé un
libro que se llama 20 crónicas policíacas, del cual, haré énfasis en una
crónica que se llama “La fritanguera y el retratista”. Se desarrolla en el
salto del Tequendama con un entramado de sucesos y descripciones que
no pueden perderse.

Les propongo un juego muy rápido. Brevemente, definan en una o dos


palabras, que piensan de este lugar. A ver si se asemeja un poco a lo que
les traigo con esta crónica ¿Conocen el salto de Tequendama? ¿Qué
sensación les suscita este lugar?

Pero ustedes se preguntarán, ¿por qué estoy hablando del salto del
Tequendama, si estamos hablando de las crónicas de Bogotá?

Precisamente este era el lugar de encuentro, ocio y paseo de los


bogotanos en esta época del siglo pasado. El hotel que hoy está lleno de
fantasmas, historias de terror y espantos, en algún momento fue el
recinto de la elite y burguesía capitalina. Fue un lugar, que pese a estar
“lejos” de la capital, guardó las cartas y los últimos alientos de muchos
bogotanos. Es acá donde González Toledo, nos hace un recorrido de la
importancia de este lugar, en la disputa de dos periódicos de la época,
que aún existen, pues, les cuento que en esta época el atractivo de este
lugar eran las personas que a diario se arrojaban por este precipicio, se
creía que, por su altura, no quedaba ni el rastro del cuerpo, lo que hacía
merecer una página completa en el periódico. Hasta con un leve humor
negro, nos dice que al menos estos suicidas, pensaban en lo monetario,
pues sus familias no tenían que lidiar con todos esos trámites y deudas
para un sepelio.

¿Conocen el salto de Tequendama? ¿Qué sensación les suscita este


lugar?

Revisión Chat

Martha Lizarazo Martha: Es más, este lugar también se relaciona con el distinguido
doctor Nepomuceno Matallana, el famoso doctor Mata, un abogado
que, a través de estafas y trampas, robaba las propiedades y dineros,
pues se dice que, en el salto cometió varias de sus fechorías. esta
crónica la encuentran en el libro “20 crónicas policíacas” de González
Toledo.

Diana Cardona Otro cronista que le dio la fama a estos acontecimientos, con estilo
periodístico fue José Joaquín Ximénez,. Con un estilo de original
investigación, lo que le dio una página completa en el periódico, y
aumentó el atractivo (si así puede llamársele) al lugar- Si quieren ver
estas crónicas, las encuentran en el libro “Las famosas crónicas de
Ximénez, el reportero que se hizo famoso escribiendo poemas y
guardandolos en las ropas de los suicidas que se arrojaban al salto del
Tequendama”.

Beatriz Pinilla Después de una serie de descripciones de las tranmsformaciones del


lugar, de pasar de ser el lugar burgués, el escape de los suicidas, de dejar
de ser el lugar de suicidios por la falta de credibilidad y finalmente a
convertirse en ese lugar lleno de espantos, el autor nos cuenta los
sucesos de los dos personajes y su importancia en esta rivalidad
periodística.

Les cuento que en esta disputa y esta nueva era de reportajes suicidas,
cada uno de los periódicos mandó un corresponsal al lugar. Uno, envió a
un retratista, que, con su cámara y buen ojo, ponía atención a los
visitantes al lugar, a los sucesos y posibles últimas notas. Después ya
solo era escribir el relato, junto a la carta y ya. Propina en mano. Por otro
lado, adivinen quien era la corresponsal del otro periódico, ¡así es! La
fritanguera era la responsable de esas notas y relatos, que ayudarían a
levantar el nombre de este periódico, y así, entre papita criolla y bocados
de carne de cerdo, observaba y analizaba los turistas. La competencia
cada vez era más reñida.

Ya finalizando todo este relato que ha atravesado un montón de


información, para llegar a estas dos personas, les cuento que un día llegó
un visitante solitario, preguntando por unos amigos que ya debían estar
allí, con actitud de disimulo, muy sospechoso, por cierto. Sin más ni más
corrió hacía el precipicio y en su trayecto arrojó su última nota. Y tal
como en los duelos de las películas del lejano oeste, empezó la
competencia. Nuestros personajes corrieron muy rápido para tomarla en
sus manos, y así fue, la tomaron, ¿Qué creen que pasó con estos
personajes?
Tripas y morcilla
Martha Lizarazo

Comentario sobre los personajes. Referencia de la crónica “La balada


Diana Cardona del perro y la muerte” Eliezer Budasoff, ganador del premio Nuevas
plumas perros que se ‘suicidan’ en una plaza de Rosario” El Parque de
España Clarín publicaba que unos 50 perros ya se habían tirado desde
ese lugar, todos de la misma manera. Leyenda urbana para los rosarinos-
patio del centro cultural.

Invitación a la lectura del texto y revisión chat

Martha Lizarazo Historias de animales….Y las historia que traigo a continuación.! ¡Salió
en los periódicos!

Narración Crónica Muerte en el ruedo

“Yo creo en muchas cosas que no he visto, y ustedes también, lo


sé”.

—Eso salió en los periódicos. ¿Por qué no busca en Gúglor? No


sé, yo no sé mucho de sistemas, ¿sí? Pero, por ejemplo, si usted
pone “toro mata en ascensor”, ahí de pronto le sale…

Es 2014. Han pasado veinte años y Ernesto Alfaro sigue


diciendo que estuvo ahí. Sigue diciendo que estuvo ahí, pero no
que lo vio. A veces dice que lo vio, pero solo si le preguntan
directamente si lo vio y si no sintió miedo. Entonces dice sí, que
lo vio y que fue terrible, porque imagínese usted cómo iba a
reaccionar la gente al ver a un toro por la calle.

Dice que el gentío corrió y que él se escondió, aunque no se


detiene en la intimidad del recuerdo. se pregunta cómo es que
viene una persona a morir así, “¡cor-ne-a-da-en-un-ascen-sor!”,
y recuerda que él mismo, un día mientras entrenaba marcha, se
encontró de frente a un caballo, que lo pateó.

—Me rompió todo este músculo de aquí —y se toca el brazo


menudo—. No me refiero al hueso, pero sí me rompió todo el
músculo. Me hospitalizaron, ¿sí?..Yo no entiendo entonces
cómo este señor viene a morir ahí?.

No se lo pregunta con asombro. En cambio cuando piensa en el


caballo abre como platos los ojos profundamente oscuros. En el
fondo lo que no puede creer es que la .vida lo haya enfrentado a
él, con su contoneo femenino y ridículo de marchista
profesional, a un animal tan noble y altivo.

El toro, para Ernesto Alfaro, es lo de menos.

—Yo supe después que los toros venían por allá… ¿sí? En los
periódicos, porque eso salió en los periódicos, ¿sí? Yo vi cuando
el toro entró ahí, pues, al edificio… Y después, cuando salió el
toro, pues yo nunca me imaginé, ¿sí? Sino que ya después la
gente empezó “¡Ay, que una ambulancia, que una ambulancia!
¡Que un médico, que un médico!”. Entonces ya me acerqué a
mirar y alcancé a ver al hombre ahí tendido en el ascensor.
Luego llegó la Policía, después vino la ambulancia, después lo
llevaron…

—¿Y el toro?
—A él lo lazaron y se lo llevaron, ¿sí?

Ernesto Alfaro lanza datos que van más allá de su frontera de


testigo, y que mezcla con anécdotas personales y reflexiones
sobre lo extraña que es la vida y sus azares. Porque la vida tiene
que ser muy rara para permitir que un hombre y un toro se
encuentren en el momento exacto en que el ascensor abre sus
puertas o que a un atleta promisorio lo arrolle un caballo y no un
auto. La vida tiene que ser muy rara, se dice, para que el hombre
del ascensor esté muerto y yo el atleta vivo. “La vida tiene que
ser muy rara”, insiste,

Si yo no me equivoco, eso fue un viernes, ¿sí? Eso fue un


viernes tipo… tipo once de la mañana, diez de la mañana. Venía
un camión por ahí por la Primera con Caracas, por la calle
Primera. Eran toros de lidia… y el camión se volcó. A lo que se
volcó, pues claro, los animales rompieron la cosa de madera y se
volaron todos. Y parece que eran toros bravos, ¿eh? Porque eran
de lidia. Todo el mundo empezó a lazar ganado por toda parte, y
este parece que fue el que más lejos vino. Él vino a conocer el
centro de la ciudad —y sonríe

Eso sí, el toro entró en un edificio de la calle Doce, junto al


Murillo Toro.

–¡El Murillo Toro! Mire usted la coincidencia…

El edificio de la calle Doce está junto a un café, y tiene una


puerta “así grande” y al fondo un ascensor. Al decir “así grande”
abre los brazos lo suficiente para que quepa un toro, y para
hacerme ver el ascensor del fondo señala en frente y dibuja una
caja larga con los dedos.

—Ahí fue.

Lo se porque conozco y he vivido en el centro “desde pequeño”;


porque entonces trabajaba allí, en el Banco Central Hipotecario;
porque ha caminado mucho La Candelaria, y el centro, y toda
Bogotá, entrenando, marchando, andando… como ese día que el
caballo. Aunque eso no fue en el centro sino en la vía a
Guaymaral, una de las autopistas de la ciudad en las que
entrenaba cinco horas diarias —muestra la mano con sus cinco
dedos y repite c i n c o—. Por eso estuve en los Olímpicos,
aunque no en el año de la patada del caballo, porque algo tan
simple pero contundente me dejó fuera de forma.

Ernesto Alfaro habla y habla y cada vez se aleja de ese centro de


la calle Doce donde hay un toro y un hombre sin capote. Ernesto
Alfaro se aleja de ese centro para adentrarse al centro que es él
mismo, como si quisiera robar de un hecho insólito un par de
minutos para volver los focos sobre sí y publicitar su propia
vida; como si ser el extra de algunas circunstancias
determinantes nos hiciera ya protagonistas.

Entonces lo traigo de vuelta para que me señale el edificio.


—Ahí fue.

En la Carrera Séptima 12-25, Edificio Santodomingo, está la


Puerta Grande —más bien angosta, pero suficientemente ancha
para recibir a un toro——Eso no fue acá.

—¿Está segura?

—Claro.es He sido portera de este edificio por más de treinta


años. Eso sí pasó, pero no acá. Yo vi la noticia. Ocurrió hace
más de 25 años por el Centro Internacional.

***

“Yo creo en muchas cosas que no he visto, y ustedes también, lo


sé”.

LIzeht León

***

Diana Cardona ¡Muy sorprendente! Es muy común que uno crea conocer historias de
primera mano pero la forma en que las recuerda necesariamente no es la
correcta. La memoria también ficcionaliza. Me hace pensar en la forma
como se manejan las noticias en mi familia.

Mi tía llama a mi mamá a decirle que atracaron a mi primo Jose, solo se


dejó robar el célular p

Beatriz Pinilla En relación a esto que acaban de mencionar, sobre todas las versiones
que pueden salir de una historia, esa balanza de realidad y ficción, eso
que sale a estilo de chisme. Les cuento que precisamente sobre esta
crónica del toro surgieron dos versiones, juzguen por ustedes mismos:

“Esta crónica fue escrita entre enero y mayo de 2014, año en que ganó el
Premio Distrital de Crónica Ciudad de Bogotá, que le valió su
publicación en Seis historias para ser contadas (Ícono Editorial) en 2015.
Sólo hasta el año pasado y por un golpe de suerte, encontré el registro
noticioso del hecho en los periódicos El Tiempo y El Espectador del
viernes 18 de octubre de 1985. Mientras El Espectador titulaba “Toro
que llevaban al matadero escapó: mató a ciudadano e hirió a dos”, El
Tiempo registraba un tímido “Estampida de 5 novillos ayer en pleno
centro”. Ambas notas coinciden en los pormenores del accidente”:

Después de una serie de descripciones que nos hace sobre el desarrollo,


finaliza con esta cita:

Y de retazos sigo armando mi propio camino de pistas buenas y pistas


malas, migajas de pan en las que a veces hay un muerto que quisiera
tener nombre y no un toro forajido que es muchos toros de verdad. Pero
esa es otra historia.

Martha Lizarazo ¡A propósito de Lizeth León! Ella también tiene un trabajo muy
interesante sobre la fachadas de Bogotá.

Mostrar Video fachadas por Bogotá Datos sobre el video

Lizeth León es la hija de un cachaco,la nieta de un abuelo nacido en


Cota pero de una firme esencia Cachaca.

Ella es periodista y filósofa de profesión, ilustradora de corazón,Twitera


de tiempo completo.
En el ciberespacio su nombre se asemeja a una canción de Jorge Velosa,
Ella es una cucharita de palo, que escribe e ilustra,las historias y del día
a día en Bogotá

mDiana Presenta

Y sin más preámbulos, les presentamos a Lizeth

¿Hola lizeth cómo estás? Bienvenida a nuestro Club de No Ficción:


Crónicas por Bogotá. Gracias por aceptar nuestra invitación y sin
más:

¿Cuéntanos sobre tu propuesta creativa acerca de narrar a Bogotá?

En su experiencia,Creativa Por que los lugares..

Lizeth León

Diana Cardona ¿Cómo se convierte Bogotá en el protagonista de sus textos e


ilustraciones? Historia de vida como escritora

Lizeth León

Beatriz Pinilla Bogotá tiene una parte rural. Nos gustaría que nos compartieras tu
experiencia sobre esa parte de Bogotá que pocos conocen.

Lizeth León

Martha Cecilia Hemos visto que eres muy activa en las redes sociales, sobre todo en
Twitter y me parece muy curioso que un escritor sea tan próximo con
sus lectores, nos gustaría que ya para terminar pudieras invitar a todos
nuestros espectadores al universo creativo de las letras y las
ilustraciones, al mejor estilo de Cucharita de palo. No sin antes
agradecer tu participación en este programa. Nuestro equipo de
promotores admiramos tu trabajo y nos sorprende la manera tan bonita
que impacta tu obra en las bibliotecas de las que hacemos parte.

Lizeth León

Beatriz Pinilla Lectura de chat

Cierre.

El tiempo se nos fue súper rápido y quedaron muchas cosas por decir,
por eso los invitamos a que visiten la colección colaborativa que hicimos
para este programa y a usar los préstamos a domicilio que Biblored está
realizando.

Al igual, los invitamos a que participen en el próximo café literario el


miércoles a las 3:00 p.m.

Muchísimas gracias compañeras, muchísimas gracias a nuestra invitada.


Y a todos ustedes por acompañarnos en este espacio.

REFERENTES:

Bibliográficos:

Páginas Web:

Las famosas crónicas de Ximenez, el reportero que se hizo famoso escribiendo poemas y
escondiéndolos en las ropas de los suicidas que se arrojaban al Salto del Tequendama:

http://babel.banrepcultural.org/cdm/ref/collection/p17054coll10/id/2784

20 crónicas policíacas: las memorias de un gran reportero sobre medio siglo de crímenes en
Bogotá.

http://babel.banrepcultural.org/cdm/ref/collection/p17054coll10/id/3635
Cucharitadepalo: ilustraciones y escritos de Lizeth León:

https://cucharitadepalo.co/

https://cucharitadepalo.co/fachadasbogotanas/

https://cartelurbano.com/arte/las-ilustraciones-de-fachadas-bogotanas-de-lizeth-leon

La víctima del paseo: Alberto Salcedo Ramos:

https://letralia.com/127/articulo05.htm

El eterno vuelo de Giselle: Cristian Valencia

https://cronicasperiodisticas.wordpress.com/2010/10/30/el-eterno-vuelo-de-giselle/

Audiovisuales:

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