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Con base en esa evidencia recomienda el uso de mascarillas faciales a las personas que tienen
síntomas respiratorios como tos, estornudos o dificultad para respirar, incluso cuando buscan
atención médica.
Una revisión rápida de la literatura ha evaluado el uso de cualquier método para cubrirse la
boca y nariz (mascarillas médicas, mascarillas de elaboración casera, u otros métodos) para
reducir la transmisión comunitaria de virus respiratorios o el desarrollo de síntomas
respiratorios debidos a un contagio por estos virus [2]. La revisión realizó una búsqueda
exhaustiva de estudios controlados primarios (31 estudios, de los cuales 12 fueron ensayos
clínicos, tres cohortes y cinco estudios de casos y controles) de los que solamente se evaluó el
riesgo de sesgo de los ensayos clínicos, y se evaluó la calidad de la evidencia a partir del
conjunto de sus resultados:
los resultados de tres ensayos clínicos (incluyeron más de cinco mil participantes) ofrecieron
resultados de baja calidad sobre una reducción no significativa del 6% de la posibilidad de
presentar síntomas similares a los de la gripe al llevar una mascarilla (OR 0.94, IC95% 0.75 a
1.19);
dos ensayos clínicos (en casi mil participantes) ofrecieron información de muy baja calidad
sobre una reducción no significativa del 5% de la posibilidad de que si una persona con
síntomas similares a los de la gripe lleva mascarilla contagie a las personas que viven con ella
(OR 0.95, IC95% 0.53 a 1.72). En el caso que solamente las personas sanas llevaran la
mascarilla, la reducción de la posibilidad de contagio sería del 7% aunque también de manera
no significativa (OR 0.93, IC95% 0.68 a 1.28);
dos ensayos clínicos (en más de dos mil participantes) ofrecieron información de baja calidad
sobre la posibilidad de reducir de manera no significativa del 19% de desarrollar síntomas
similares a los de la gripe cuando portan mascarilla tanto la persona infectada como las
personas que conviven con ella (OR 0.81, IC95% 0.48 a 1.37)
En términos generales, los resultados del resto de estudio no aleatorizados reforzaron estos
resultados, mostrando incluso diferencias significativas entre usar o no usar mascarillas. Con
estos datos los autores de la revisión concluyeron que el uso de la mascarilla puede tener un
efecto muy pequeño en la reducción de la transmisión comunitaria de virus respiratorios por lo
que, sumado a aspectos como el poco cumplimiento de estas medidas, no apoya el uso
generalizado de mascarillas.
En otra revisión se han actualizado los resultados de una revisión sistemática Cochrane que
inicialmente se elaboró para evaluar el impacto de las medidas de barrera (protección ocular,
mascarillas o distanciamiento físico) durante el brote de SARS-CoV-1 [3]. Esta actualización
solamente se ha focalizado en ensayos clínicos, incluyendo siete (todos ellos considerados en
la revisión sistemática comentada más arriba) [2] en participantes que no fueran profesionales
sanitarios. La revisión no ofrece datos desagregados para los estudios en profesionales
sanitarios o el resto de personas en la comunidad, pero los resultados de nueve ensayos
clínicos muestran que entre las personas que llevan mascarilla se observan reducciones no
significativas del 7% de desarrollar sintomatología similar a la gripe (RR 0.93, IC95% 0.83 a
1.05) y del 16% de tener un diagnóstico de gripe confirmado en laboratorio (RR 0.84, IC95%
0.61 a 1.17) comparado con las personas sin mascarilla. Aún y estos resultados, los autores de
la revisión consideran que en un contexto de pandemia en que la transmisibilidad del virus es
alta los datos son consistentes y apoyan el uso de mascarillas).