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3.- EVAPORACION Y EVAPOTRANSPIRACION.
3.1.- Introducción
La evaporación, proceso mediante el cual el agua pasa del estado líquido al estado de vapor,
es un proceso natural de enorme trascendencia, ya que como se analizara anteriormente,
transforma en energía cinética su calor de vaporización ( ≈ 600 cal/gr.), enfriando la superficie
evaporante y traspasando esta energía a la atmósfera. Este proceso evita los recalentamientos
excesivos de la superficie terrestre y contribuye a compensar el desequilibrio existente en el
balance radiativo. Además, los procesos de evaporación inician la circulación del agua en la
Tierra, generando y manteniendo el ciclo hidrológico. La evaporación ocurre desde la
superficie de los mares, desde la superficie de las aguas dulces continentales, desde suelos u
otras superficies húmedas y a través de los procesos de transpiración de organismos vivos,
fundamentalmente los vegetales.
Desde el punto de vista de los recursos hídricos, cuando el proceso de evaporación ocurre
desde la superficie de los mares, es tremendamente beneficioso, pues constituye la fuente
primaria del recurso. Sin embargo, cuando la evaporación ocurre desde las aguas dulces
continentales, es decir, desde lagos, suelos húmedos, transpiración vegetal y otros, el proceso
constituye una pérdida del recurso que puede llegar a constituir una gran parte y en ocasiones
la casi totalidad del recurso agua disponible.
3.2.- Definiciones.
- Evaporación: Proceso por medio del cual el agua pasa del estado líquido al estado
gaseoso, a temperaturas inferiores al punto de ebullición.
- Sublimación: Proceso por medio del cual el agua pasa directamente del estado
sólido al estado gaseoso, sin pasar por la fase líquida.
- Transpiración: Proceso de evaporación del agua absorbida por las plantas y
vegetación natural
- Evapotranspiración: Efecto conjunto de la evaporación del agua contenida en las
plantas y la evaporación desde la superficie del suelo adyacente.
- Uso Consumo: Término utilizado en Agronomía, que corresponde a la
evapotranspiración neta más la cantidad de agua utilizada por las plantas en la
construcción de su tejido vegetal. En términos prácticos es cuantitativamente casi
equivalente a la evapotranspiración.
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- Condensación: Proceso por medio del cual el agua pasa del estado gaseoso al
estado líquido o eventualmente al estado sólido.
- Rocío: Condensación que ocurre al estado líquido, directamente sobre la superficie
del terreno.
- Escarcha: Condensación que ocurre directamente al estado sólido, sobre la
superficie del terreno.
- Déficit higrométrico.
Se vio al establecer las ecuaciones de intercambio turbulento, que para que exista un flujo de
vapor de agua, es necesaria la existencia de un gradiente de humedad, o expresado de otra
manera, un gradiente de presiones de vapor.
En la superficie de un espejo de agua u otra superficie que contenga agua libre, la presión de
vapor va a corresponder a la presión de vapor saturado, dependiente de la temperatura de la
superficie evaporante, que como se mencionara anteriormente, puede cuantificarse utilizando
la ley de Classius-Clayperon, según la expresión:
es mvL
ln( ) = ( 1 / 273 − 1 / T s ) 2.17
6 . 11 R*
17 , 4T
(T + 239)
es = 6,11 * e Hpa (2.20)
donde T= temperatura en °C
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Si el aire en contacto con la superficie del agua tiene una presión de vapor ea menor que la de
saturación, se producirá un gradiente de presiones de vapor, denominándose déficit
higrométrico, a la diferencia entre estas presiones de vapor, es decir,
Este déficit higrométrico se utiliza para cuantificar el gradiente de humedad entre la superficie
del agua y el aire, que originará un flujo o traspaso de humedad desde la superficie a la
atmósfera, lo que constituye el proceso de evaporación.
E = k*(es-ea) 3.2
De hecho, aún hoy en día, la mayoría de las fórmulas empíricas propuestas para cuantificar la
evaporación se basan en la ley de Dalton, cuantificando con distintos criterios el factor k.
- Suministro de calor.
Dado que la evaporación consume calor latente de vaporización, si el proceso ocurre sin
suministro de calor externo, la superficie evaporante comenzará a enfriarse disminuyendo su
presión de vapor saturado, hasta anular el déficit higrométrico. Para mantener el proceso
evaporativo en el tiempo, en consecuencia, es necesario un suministro externo de calor, que
evite el enfriamiento del agua. La fuente de calor es normal y principalmente la radiación
solar, razón por la cual la evaporación natural ocurre fundamentalmente durante las horas del
día, disminuyendo considerablemente, aún hasta anularse o invertirse (condensación) durante
las horas de la noche.
- Vientos.
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- Estabilidad atmosférica.
- Presión atmosférica.
El aumento de la presión atmosférica implica un aumento de la densidad del aire por lo que
habrá un mayor número de moléculas de aire que interfieren y dificultan el flujo de las
moléculas de vapor. En general, entonces, la evaporación tenderá a disminuir con el aumento
de la presión atmosférica.
Dentro de superficies de agua libre, el agua con movimiento u oleaje evapora del orden del 5
al 10% más que el agua en reposo.
Otro factor que influye es la salinidad del agua, ya que la presencia de sólidos solubles
diminuye la presión de vapor saturado de acuerdo a la Ley de Raoult,
ew − ews m
= = f 3.3
ew m+M
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superficie mayor. A lo anterior se suma una mayor influencia de los efectos del viento y del
calor de advección sobre superficies más pequeñas.
Aunque parezca de Perogrullo, es necesario destacar que para que exista un proceso de
evaporación, se necesita disponer de la cantidad de agua necesaria para satisfacer el poder
evaporante de la atmósfera. Si por alguna razón la disponibilidad de agua para evaporar es
menor que el poder evaporante de la atmósfera, ya sea porque la superficie comienza a secarse
o por alguna otra razón, la tasa de evaporación comenzará a disminuir quedando restringida a
la disponibilidad de agua libre, llegando incluso a anularse.
La evaporación no sólo ocurre desde superficies de agua libre; también ocurre desde cualquier
superficie húmeda, como pueden ser los suelos o el follaje de la vegetación.
La evaporación de suelos superficialmente saturados puede ser del orden del 80 al 95% del
valor de un espejo de agua, pero se reduce rápidamente al secarse la capa superficial del
suelo. Valores típicos de evaporación desde superficie de suelos saturados respecto a la
evaporación desde espejos de agua libre, son los siguientes:
Arenas: 95 - 100%
Limos: 85 - 95%
Arcillas: 75 - 85%
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ETp = cc*Ea 3.4
El término evapotranspiración potencial surge del hecho de suponer que en todo momento
existe la disponibilidad de agua necesaria para satisfacer las necesidades transpirativas de la
planta. Si existen restricciones de suministro de agua y el suelo baja de cierto nivel mínimo de
humedad, la evapotranspiración real será menor que la potencial, hasta llegar a anularse si la
planta se marchita.
A la evapotranspiración potencial de otro tipo de cultivos, con coeficientes distintos del valor
1.0, se le identifica en algunos textos de Agronomía como Evapotranspiración Actual, en una
desafortunada traducción del término inglés “Actual Evapotranspiration” que vendría a
corresponder a lo que aquí se ha denominado evapotranspiración potencial, siempre mayor o a
lo sumo igual a la evaporación real.
El instrumento básico para medir la evaporación es el evaporímetro, del cual se distinguen tres
tipos:
Er
C= 3.5
Em
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Donde: C = coeficiente de embalse del evaporímetro, dependiente de su tipo y de las
condiciones de instalación
Er = evaporación real
Em = evaporación medida
Diámetro: 4’ o 122 cm
Alto: 10” o 25.5 cm
Alto de la parrilla sobre la que se instala el instrumento: 15 cm
Bordolibre o revancha inicial de llenado: 2” o 5 cm
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El coeficiente de embalse del evaporímetro de bandeja Tipo A, puede variar, según
recomendaciones de la FAO, entre 0.35 y 0.85 dependiendo del ambiente de su instalación, de
la humedad del aire y de la velocidad del viento, según se indica en la Tabla N° 3.1; en
ausencia de mejor información se recomienda un valor del orden de 0.7.
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dependencia de la evaporación con las características térmicas y de humedad ambiental de las
distintas localidades, además de la eventual dependencia de las condiciones de instalación del
instrumento.
Consisten en esferas, placas o cilindros de porcelana porosa, conectados a una fuente de agua
para mantenerlos permanentemente saturados, que se utilizan principalmente en Agronomía
para estimar la evapotranspiración potencial. Tienen poco uso en Meteorología.
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3.6.- Estimación de la Evaporación y Evapotranspiración.
Este método es tal vez el de mayor base teórica, basado en los conceptos de intercambio
turbulento de masa y energía.
Dividiendo las ecuaciones 2.76 y 2.73 de intercambio turbulento de calor latente y cantidad de
movimiento, se obtiene:
∂q
LE
=L
Kw ∂z
τ Km ∂u
∂z
∂q
o LE = τ * L
Kw ∂z 3.6
K m ∂u
∂z
Utilizando a su vez la ecuación 2.63 de von Karman-Prandtl para estimar los esfuerzos
tangenciales τ , se obtiene,
(u 2 − u1 ) 2
τ = ρk 2 3.7
z
(ln 2 ) 2
z1
K w (q 2 − q1 ) * (u 2 − u1 )
LE = ρLk 2 3.8
Km (ln z 2 ) 2
z1
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(q 2 − q1 ) * (u 2 − u1 )
E = ρk 2 3.9
(ln z 2 ) 2
z1
La ecuación anterior, conocida como fórmula aerodinámica o fórmula de Thornthwaite-
Holzman, debe ser aplicada con precaución, ya que sólo es válida cuando las condiciones
atmosféricas son neutras o cuasi neutras, ( Ri < 0.01) , debido por una parte a la hipótesis de
igualdad entre los coeficientes de intercambio turbulento que es sólo admisible bajo esas
condiciones, y por otra parte porque cuando la atmósfera no es neutra, los perfiles de
velocidad pueden apartarse considerablemente de la ley de von Karman-Prandtl.
RN − LE − H = Qs 3.10
RN − LE − H + Q A = Qs 3.11
LE + H = RN + Q A − Qs
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H
o LE * (1 + ) = RN + Q A − Qs 3.12
LE
Al cuociente entre el flujo de calor sensible y calor latente se le conoce con el nombre de
cuociente o razón de Bowen, β , de donde,
RN + Q A − Qs
LE = 3.13
1+ β
Para evaluar la razón de Bowen se puede recurrir a las ecuaciones de intercambio turbulento
de calor sensible y latente, de donde,
H c p K H δT
β= = 3.14
LE L K w δq
RN + Q A − Qs
LE = 3.15
c p T − To
1+
L q − qo
La ecuación anterior se conoce como ecuación o fórmula de Bowen, que ha demostrado ser
aplicable para condiciones atmosféricas no neutras, ya que la hipótesis de igualdad de los
coeficientes de intercambio turbulento ha resultado más válida que en el caso de la fórmula
aerodinámica. Sin embargo la fórmula pierde precisión, tendiendo a indefinirse, para
condiciones atmosféricas muy particulares en que el coeficiente o razón de Bowen tiende al
valor β = -1.
Los métodos anteriores permiten estimar las tasas de evaporación, estrictamente en forma
instantánea, o a lo más, a escala horaria, requiriendo de mediciones meteorológicas de buena
calidad, lo que es difícil de lograr en la práctica. En consecuencia, son poco apropiadas para
estimaciones rutinarias en que basten valores promedios a escala diaria o mensual. Debido a
lo anterior, se han propuesto diversas fórmulas semiempíricas que tratan de adaptar la teoría a
la realidad, mediante la introducción de coeficientes o funciones experimentales. Estas
fórmulas se pueden clasificar en dos grupos: las fórmulas combinadas y las fórmulas basadas
en la Ley de Dalton.
Las fórmulas combinadas son las que tienen una mayor base teórica y se basan en una
combinación de las ecuaciones de intercambio turbulento y de balance de energía, con el
objeto de eliminar algunas variables desconocidas y expresar las ecuaciones en función de
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variables comúnmente disponibles. Contienen además, alguna función de tipo empírico, que
normalmente representa una estimación de los coeficientes de intercambio turbulento. Entre
diversas fórmulas de este tipo, pueden destacarse las fórmulas de Penman y de Mc Ilroy.
S
LE = ( RN + Qa − Qs ) + h( D − D0 ) 3.16
S +γ
∂es
donde S = = derivada o pendiente de la curva de presión de vapor saturado vs.
∂T
temperatura, evaluada con la temperatura de bulbo húmedo.
cp p
γ = = constante psicrométrica
L ε
D = (T-Tw) = depresión de bulbo húmedo a una cota z
D0 = depresión de bulbo húmedo en superficie
ρc p K H
h= , función a determinar empíricamente.
z
En cuanto a la función empírica "h", experiencias efectuadas en California, con un clima muy
parecido al de Chile Central, proponen estimar esta función mediante la expresión,
h = 0.036 * (1 + u1 ) 3.17
donde u1 = velocidad del viento en m/seg medida a una cota z =1 m y aplicable cuando el
flujo de calor latente se expresa en unidades de cal/cm2 min.
S
En la Tabla 3.3 se presentan valores de la función en función de la temperatura de
S +γ
bulbo húmedo, para una presión barométrica de 1000 Hpa.
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S
Tabla 3.3 Función (p = 1000 Hpa)
S +γ
Temperatura S Temperatura S
bulbo húmedo °C S +γ bulbo húmedo °C S +γ
0 0.400 18 0.651
2 0.431 20 0.675
4 0.461 22 0.699
6 0.490 24 0.722
8 0.519 26 0.744
10 0.547 28 0.765
12 0.575 30 0.785
14 0.601 32 0.805
16 0.626 34 0.824
S γ
LE = ( RN + Q A − Qs ) + LE a 3.18
S +γ S +γ
donde Ea es una medida del poder evaporante de la atmósfera, para lo cual propone la
expresión,
ε
Ea = ρ (es − e)(a + bu ) 3.19
p
donde u = velocidad del viento
a = constante con dimensión de velocidad y b = constante adimensional, ambas a
determinar empíricamente.
S γ
E = 0.0167 ( RN + Q A − Qs ) + 0.265 (1 + 0.0062u 2 )(es − e) mm/día 3.21
S +γ S +γ
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donde RN viene expresada en cal/cm2 día y los términos Qa y Qs, suelen despreciarse.
γ S
Nótese que el término equivale al valor ( 1 − ), por lo que su valor numérico
S +γ S +γ
puede obtenerse de la Tabla 3.3.
Un gran número de fórmulas empíricas han sido propuestas en la literatura especializada para
estimar tasas de evaporación a distintas escalas de tiempo, las cuales se basan en la ecuación
3.1 o Ley de Dalton, proponiendo distintas expresiones para evaluar el coeficiente de
proporcionalidad k.
Esta fórmula, deducida originalmente en 1954, en base a datos de evaporación del Lago
Hefner, ha sido extendida para su aplicación universal mediante la expresión,
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3.6.5.- Fórmulas climatológicas.
Desde un punto de vista climatológico, se han propuesto también una serie de métodos o
fórmulas para estimar la evaporación o evapotranspiración natural a nivel de cuencas u hoyas
hidrográficas. Entre ellas es posible destacar:
En esta fórmula el último factor toma un valor 1 para humedades mayores a 65%. Para su
aplicación a alguna cobertura vegetal específica, debe multiplicarse por su respectivo
coeficiente de cultivo.
ic = (T/5)1.51 3.28
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En la Tabla 3.4 se presentan valores del coeficiente mensual de horas de luz en función de la
latitud u época del año.
En la zona Norte del país existen numerosas cuencas endorreicas que no tienen descarga al
mar, por lo que las aguas se concentran en el punto mas bajo de ellas, conformando lagos o
lagunas cerradas que al evaporar potencialmente más que la alimentación que reciben, se
transforman en salares, de los cuales se evaporan todos o gran parte de los recursos hídricos
de la cuenca.
Cuando los salares mantienen lagunas o espejos de agua libre, o cuando su costra se
mantiene permanentemente saturada, la evaporación debe ser cercana a la evaporación
potencial de agua o suelos saturados, corregidos por un factor que considere la salinidad del
agua.
Si la superficie del salar se seca, y el nivel de las aguas subterráneas del salar comienza a
bajar, las tasas de evaporación deben reducirse considerablemente, en forma análoga a lo
que sucede en los suelos.
A pesar de la enorme trascendencia que tiene el recurso agua en zonas desérticas, existe
muy poca información que permita estimar las tasas de evaporación desde salares.
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donde Ea = Evaporación desde superficie de agua
z = profundidad de la napa (m)
k = constante de decaimiento
Para la constante “k” se han propuesto los valores k=3.25 para el Salar de Atacama
(Mardones) y k=0.92 para el Salar de Bellavista (Grilli y Fernández). Sin embargo, estos
valores se estiman aún muy aproximados y de carácter sólo referencial.
Muy poca información se dispone respecto a las tasas de evaporación desde superficies de
hielo o nieve. En general se estima que la sublimación directa es bastante reducida,
produciéndose principalmente la evaporación cuando el hielo o nieve comienzan a tener
algún contenido de agua líquida. Se han informado valores del orden de 20 a 40 mm/año en
regiones frías septentrionales, del orden de 10 a 20 mm/mes en latitudes medias y valores
de 2 a 4 mm/día en zonas montañosas subtropicales como los Montes Atlas en Marruecos o
la Cordillera de Los Andes en el Norte de Chile.
Tabla 3.5. Valores estimativos de sublimación de nieves Lat. 33º Cota 2600 m.s.n.m.
Mes E F M A M J J A S O N D
mm/mes 52.7* 43.9* 41.8* 26.4* 17.5 12.5 12.5 11.5 20.7* 29.3* 40.5* 45.0*
Los valores marcados con asterisco (*) no corresponden a valores medidos, sino que
estimados en base a correlación con evaporación de agua libre. Todos estos valores son de
carácter sólo referencial y serían sólo aplicables a la cota y latitud indicada, variando en
función de estas variables en forma similar a la variación de la evaporación desde agua, es
decir dependientes principalmente de la humedad, velocidad del viento y temperatura
atmosféricos.
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Período Abril - Septiembre
h 0.951
Es = λ * (85.32 − 7.972 * ln( z )) * (u * (1 − )) (mm/mes)
100
Período Octubre - Marzo
h 1.112
Es = λ * (8.348 + 1.058 * ln( z )) * (u * (1 − )) (mm/mes)
100
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iv) Barreras cortavientos.
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4.- PRECIPITACION
En hidrología se entiende por precipitación a toda agua de origen meteórico que cae o se
deposita sobre la superficie terrestre. Comprende en consecuencia, la lluvia, el granizo, la
nieve, el rocío y la escarcha.
El mecanismo más frecuente utilizado por la naturaleza para condensar el vapor de agua,
formar nubes y precipitar, consiste en provocar el ascenso adiabático de masas de aire
húmedo. El aire al ascender, se enfría; con ello su presión de vapor saturado disminuye,
logrando la saturación y condensación.
Es posible clasificar las precipitaciones dependiendo del mecanismo natural que provoque el
ascenso de las masas de aire, en distintos tipos:
- Precipitaciones convectivas.
- Precipitaciones ciclónicas
- Precipitaciones ciclónico-frontales
- Precipitaciones orográficas.
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El mecanismo generador del ascenso del aire es en este caso de origen térmico, siendo las
precipitaciones convectivas típicas de zonas tropicales o de períodos calurosos en zonas
templadas.
4.1.2.- Precipitaciones ciclónicas.
En presencia de un frente o zona donde se ponen en contacto masas de aire de distinta calidad
térmica, siendo de particular importancia el frente polar que se genera aproximadamente a la
latitud de 60°, donde se ponen en contacto masa de aire caliente y húmedo de origen
subtropical con masas de aire frío y seco provenientes de las regiones polares, si se produce,
por motivos de inestabilidad de la circulación atmosférica, un centro de baja presión o ciclón,
las masas de aire circundantes, frías y calientes se ponen en movimiento, producto del
gradiente de presión, hacia el centro de baja. El movimiento en espiral en torno al centro de
baja presión, provoca el choque de masas de aire de distinta calidad térmica. Esto provoca dos
fenómenos distintos: En algunos sectores, específicamente al oriente del centro de baja en el
hemisferio sur, las masas de aire caliente irrumpen sobre las masas de aire frío y al ser más
livianas las primeras, éstas se ven forzadas a ascender por encima del aire frío, con lo que se
enfrían y condensan. Esto es lo que se denomina un frente caliente. En otros sectores, es el
aire frío el que irrumpe sobre el aire caliente y al ser más denso, penetra como una cuña por
debajo del aire caliente, provocando en definitiva el mismo efecto, las masas de aire caliente y
húmedo, se ven forzadas a ascender, se enfrían y condensan. Esto es lo que se denomina un
frente frío. Las precipitaciones así generadas, se denominan precipitaciones ciclónico -
frontales, las cuales pueden ser de magnitud muy variable, dependiendo de la energía del
frente, son de duración prolongada, alcanzando desde horas a días de duración y cubren una
gran extensión de territorio, de cientos o más kilómetros con una distribución espacial
bastante uniforme.
4.1.3.- Precipitaciones orográficas.
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En Chile, salvo las precipitaciones altiplánicas del Norte Grande (Invierno Boliviano) y
algunas precipitaciones principalmente de verano en la cordillera, que son de tipo convectivo,
las principales precipitaciones son de origen ciclónico frontal.
Los frentes, que se generan normalmente sobre el Océano Pacífico, son desplazados por los
vientos que en esas regiones predominan en dirección oeste – este, hacia la costa y territorio
de Chile, provocando la gran mayoría de las precipitaciones desde la III Región hacia el sur.
El desplazamiento sucesivo de un frente caliente seguido de uno frío en un lapso de uno a dos
días, debiera en principio generar dos períodos de mal tiempo, separados por algunas horas de
tiempo inestable, aún cuando en la práctica, los frentes calientes suelen pasar desapercibidos.
Al alcanzar los frentes la zona continental, se hace presente el efecto orográfico debido a la
presencia de la Cordillera de la Costa y la Cordillera de Los Andes, que obligan a las masas
de aire a ascender aún más, provocando un aumento de las precipitaciones a barlovento de las
montañas, y su disminución a sotavento, generando en definitiva, una distribución bastante
más irregular de las precipitaciones que la que correspondería a un fenómeno ciclónico -
frontal puro.
El desplazamiento anual en sentido norte - sur del ecuador térmico, provocado por la
inclinación del eje terrestre, provoca a su vez el desplazamiento latitudinal estacional de los
frentes de mal tiempo, generándose el clima característico de Chile, donde la zona norte es de
carácter desértico, por encontrarse permanentemente bajo predominio de condiciones
anticiclonales, la zona central presenta una clara distribución de precipitaciones que se
concentran en los meses de invierno, mientras la zona sur se mantiene permanentemente bajo
la influencia del frente polar, con precipitaciones bastante más parejas entre invierno y verano.
Los procesos de crecimiento de tamaño de las gotas, hasta alcanzar el peso suficiente para su
precipitación, ocurren fundamentalmente por dos mecanismos distintos: Coalescencia directa
y Núcleos de Condensación.
Se entiende por coalescencia directa a una serie de procesos que contribuyen al aumento de
tamaño de las gotas, entre los cuales pueden mencionarse las atracciones electrostáticas,
colisiones mecánicas y el arrastre de partículas de agua que caen incorporando a otras en su
paso.
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4.2.2.- Núcleos de condensación.
er 2σm
ln( )= 4.1
e∞ ρrTR *
De acuerdo a esta relación, a una temperatura dada, la presión de vapor saturado aumenta al
disminuir el radio, efecto que se hace particularmente importante para diámetros menores a un
micrón. De esta manera, las gotas de muy pequeño diámetro tienden a evaporarse y a
condensar sobre gotas de mayor diámetro.
Esta relación, sin embargo, se ve alterada cuando existen impurezas en el agua. La presencia
de núcleos de condensación, entendiéndose por ello a pequeñas partículas de sal arrastradas en
los procesos de evaporación desde el mar o simple y más frecuentemente, por impurezas o
partículas de polvo elevadas por el viento, al ser generalmente higroscópicas, atraen la
humedad, generando superficies con presión de vapor saturante más baja que la de las gotas
de agua pura. Esto provoca, en consecuencia, la evaporación de las gotas de agua pura y su
condensación sobre estos núcleos, los que van incrementando progresivamente su tamaño
hasta alcanzar el peso suficiente para precipitar. Algunas investigaciones recientes sugieren la
presencia de microorganismos vivos como integrantes de los núcleos de condensación.
De acuerdo a la teoría del meteorólogo Thor Bergeron, cuando en una nube coexisten gotas de
agua con cristales de hielo, por ser la presión de vapor sobre el hielo más baja que sobre el
agua, los cristales actúan como núcleos de condensación, atrayendo a las gotas de agua, que
evaporan para condensar sobre ellos. Este sería el principal mecanismo de incremento del
tamaño de los cristales y de generación de precipitación en climas templados y fríos donde la
precipitación se genera inicialmente en forma de nieve en zonas altas, derritiéndose
eventualmente durante su caída al ir aumentando la temperatura, para alcanzar la superficie en
forma de lluvia.
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4.3.- Formas de precipitación.
1
Ti =(Tmax + 6Tmin ) 4.2
7
donde Tmax= Temperatura máxima diaria
Tmin= Temperatura mínima diaria
Para valores del índice Ti mayores a -0.9°C, la precipitación diaria sería predominantemente
líquida.
La efectividad de estos métodos es aún materia de controversia, pues se argumenta que sólo
aceleran un proceso que se produciría de todas maneras en forma natural o que provocan
precipitación sobre ciertas áreas en perjuicio de otras donde habría precipitado naturalmente.
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4.5.- Medición de la precipitación.
4.5.1.- Pluviómetro.
Normalmente, la boca del colector descarga en un tubo graduado de sección circular 10 veces
menor, con lo que se logra una precisión 10 veces mayor en la simple lectura ocular del
instrumento. Se recomienda que el pluviómetro debe instalarse en un lugar abierto pero
relativamente protegido del viento, la boca de captación debe ubicarse a una altura de 1.5
metros sobre la superficie del terreno, debiendo existir un cono de pendiente 1V:4H libre de
cualquier obstáculo tales como árboles o construcciones.
Es importante señalar que la medición de la precipitación está sujeta a una serie de errores
aleatorios y sistemáticos, que la eficiencia de captación es variable, principalmente en función
de la velocidad del viento, por lo que en definitiva la medición obtenida debe considerarse
sólo como un “índice” de la precipitación real y no como la verdadera magnitud de la
precipitación caída.
El viento es normalmente la principal fuente de error en la medición de la precipitación,
debido a los torbellinos y perturbaciones aerodinámicas que la presencia del pluviómetro
origina, efecto que es particularmente importante en el caso de la precipitación nival.
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Se denomina eficiencia de un pluviómetro, al cuociente entre la precipitación realmente
captada y la precipitación real. El efecto del viento sobre la eficiencia del pluviómetro o
nivómetro se presenta en la figura 4.1.
Figura 4.1
Fuente: Linsley, R., M. Kohler, J.Paulhus, ”Hydrology for Engineers”, McGraw¸ Hill, 1958.
Para mejorar la eficiencia de captación, en el caso de los nivómetros, éstos suelen equiparse
con pantallas corta viento, de las cuales la más común es la denominada pantalla Alter, que se
muestra en la figura 4.2.
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Por último es necesario señalar que la medición de un pluviómetro es de tipo puntual, es decir
mide la variable o “índice” en el punto específico de su instalación. Para poder cuantificar la
precipitación sobre un área más extensa, cuenca o región, es necesario instalar una red de
pluviómetros adecuadamente distribuidos a lo largo y ancho de la zona a estudiar. La densidad
de la red necesaria dependerá de la uniformidad espacial de las precipitaciones en la región.
En zonas planas con precipitación ciclónica frontal, de distribución muy uniforme, podrá
bastar un instrumento cada cientos de kilómetros cuadrados o más. En zonas con acentuado
efecto orográfico, la densidad ideal sería considerablemente mayor.
4.5.2.- Pluviógrafos.
- Pluviógrafos de báscula
- Pluviógrafos de sifón
- Pluviógrafos gravimétricos o de balanza.
En el pluviógrafo de báscula, el embudo de la boca del colector descarga sobre una báscula o
balanza compuesta de dos compartimentos que oscilan en torno a un pivote de eje horizontal.
Al acumularse una cierta cantidad de agua predeterminada sobre uno de los compartimentos,
la báscula se desequilibra, inclinándose hacia el otro lado, descargando el agua acumulada y
comenzando a llenar el otro compartimiento. Cada oscilación de la báscula acciona unos
engranajes que van inscribiendo la precipitación acumulada en un tambor giratorio. El gráfico
resultante, llamado pluviograma, queda constituido, en consecuencia por líneas discontinuas
en forma de escalera, donde cada trazo vertical indica, por ejemplo, 1 mm de precipitación
acumulada. Este tipo de instrumento, pierde precisión para intensidades de precipitación muy
extremas, altas o bajas, no habiendo sido muy usado históricamente en Chile. En los últimos
años, sin embargo, con la aparición de instrumentos digitales, que reemplazan la inscripción
gráfica por el envío de señales remotas a una central computacional de procesamiento, estos
instrumentos se han hecho más habituales, ya que parecen ser los más adaptables al registro
digital de la información.
En este caso el colector descarga sobre un balde montado sobre una pesa o romana de alta
precisión, registrándose el aumento de peso o precipitación acumulada en un tambor giratorio.
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El pluviograma resultante, en este caso, es una línea continua, cuya tangente representa la
intensidad de la precipitación, medida habitualmente en unidades de milímetros por hora.
dP
i= [mm/hr] 4.3
dt
Este tipo de pluviógrafo es el más adecuado para medir precipitación nival, eliminando el
embudo del colector y cargando inicialmente el balde con una carga de anticongelante
(CaCl2) y una ligera capa de aceite liviano, para reducir la evaporación. En este caso el
instrumento pasa a llamarse nivógrafo, normalmente provisto de una pantalla Alter, para
disminuir el efecto del viento en su eficiencia. Aún así, la medición con nivógrafo mantiene
las dificultades señaladas en el caso de los nivómetros.
En el pluviógrafo de sifón, el embudo del colector descarga sobre una probeta provista de un
flotador conectado mediante poleas y engranajes a una aguja inscriptora que va inscribiendo la
precipitación acumulada en un tambor. La probeta está conectada a un sifón, que se ceba al
alcanzarse una cierta precipitación acumulada (10 mm), vaciando el agua contenida en la
probeta hasta que el sifón se desceba, acumulándose el agua descargada en un recipiente
conectado a la descarga del sifón, lo que permite el registro manual del total de precipitación
acumulada.
30
Este es el tipo de pluviógrafo históricamente más utilizado en Chile, al menos en las versiones
convencionales o mecánicas.
El tubo muestreador más utilizado corresponde al que se denomina tubo "Monte Rosa", que
consiste en un tubo de aluminio que se hinca en la nieve con el objeto de obtener una muestra
cilíndrica del perfil de nieve acumulada sobre el terreno. El tubo, conocido su peso inicial
vacío, se pesa con su contenido de nieve en una balanza portátil especialmente calibrada, que
por diferencia de peso, entrega directamente el peso de la nieve contenida en la muestra,
expresado en términos de su equivalente en agua, definido como la altura de agua líquida que
resultaría de la fusión total de la nieve. El tubo mismo trae exteriormente una escala graduada
que permite, al hincarlo en la nieve, determinar directamente el espesor H del estrato de nieve
muestreado.
E. A.
ρ= [gr./cm3] 4.4
H
Cuando sólo se hacen mediciones de la altura del espesor del manto con alguna regla
graduada, para conocer el equivalente en agua de la nieve, se suele suponer una densidad de
nieve recién caída, de ρ = 0,1 gr./cm3
Uno de los problemas del uso de tubos muestreadores es su representatividad, ya que miden la
cantidad de nieve que queda depositada en un punto específico del terreno, magnitud que no
tiene por qué coincidir con la nieve precipitada, ya que las ventiscas o "viento blanco" suelen
arrastrar la nieve de lugares expuestos, depositándola en lugares protegidos contra el viento.
Para salvar parcialmente esta limitación, deben hacerse varias mediciones simultáneas del
equivalente en agua de la nieve a lo largo de un perfil longitudinal del terreno que sea
representativo de las variaciones topográficas del lugar y de las distintas condiciones de
31
acumulación de la nieve. Un promedio de todas las mediciones efectuadas, se considera más
representativo del equivalente en agua promedio del manto.
Las mediciones sucesivas, deben efectuarse siempre en el mismo lugar, a fin de que sus datos
sean comparables, por lo que el trazado del perfil se señala con balizas o jalones a lo largo de
la zona de medición. Estas instalaciones se conocen con el nombre de "rutas de nieve".
Aparte del uso de tubos muestreadores y rutas de nieve, existen procedimientos más
sofisticados para medir el equivalente en agua de la nieve, entre los que destacan métodos
basados en la atenuación de la radiación emitida por alguna fuente radioactiva instalada en el
terreno, ya que la absorción de la radiación dependerá de la masa de nieve atravesada por la
radiación, e instrumentos conocidos como "colchones de nieve", que consisten en estanques
sellados, con forma de "almohadas" o colchones que se depositan inicialmente en el terreno,
llenos de algún líquido que no se congele. Al irse acumulando nieve sobre el colchón, el peso
de ésta se traduce en un aumento de la presión interior del líquido, cuya magnitud será
proporcional al equivalente en agua de la nieve acumulada sobre él. Los registros de variación
de presión del líquido, pueden trasmitirse en forma remota a alguna estación de control.
Todos estos métodos más sofisticados, tampoco están exentos de incertidumbres y errores,
manteniéndose la precipitación nival como una de las variables hidrológicas más difíciles de
medir en forma confiable.
Con el espectacular desarrollo tecnológico de los últimos años, hoy en día se dispone de
estaciones automatizadas de medición con teletrasmisión de la información, así como de
satélites meteorológicos que permiten conocer en tiempo real el estado del tiempo a escala
mundial. Mediante dichas estaciones y a través de fotografías satelitales en bandas de luz
visible y diversas bandas infrarrojas, es posible identificar las áreas cubiertas por nubes, las
áreas cubiertas de nieve, las áreas donde está precipitando, además de varias otras variables
meteorológicas tales como temperatura, radiación, humedad y vientos. A dicha información y
fotografías, así como a su interpretación y pronósticos en base a ellas, se puede acceder a
través de Internet o instituciones como la Dirección Meteorológica de Chile y la Dirección
General de Aguas.
32
determinado lugar. Esta información estadística es recopilada por los organismos encargados
de su medición, particularmente el Banco Nacional de Aguas de la DGA y la Dirección
Meteorológica de Chile, aún cuando existen diversos otros organismos fiscales, privados o
particulares, que colaboran en esta función.
En primer lugar la estadística debe revisarse y compararse con la de estaciones vecinas, a fin
de verificar su consistencia y detectar errores groseros que pueda contener producto de
omisiones de medición o errores de trascripción.
Es así como la omisión o error en un día de medición en un año completo, invalida el dato de
la precipitación del correspondiente mes y en definitiva del año completo, por lo que resulta
33
altamente conveniente, para aprovechar el resto de la información medida, rellenar o estimar
mediante algún procedimiento confiable el dato faltante o erróneo.
Otras veces ocurre que la longitud del período de medición de una determinada estación es
demasiado corto, invalidando cualquier análisis estadístico, por lo que puede resultar
necesario extender la longitud de dicho período aprovechando otra información cercana
disponible.
Por último puede ocurrir que producto de variaciones de las condiciones de medición,
recordando que el dato medido es sólo un índice, distintas mediciones en un mismo lugar no
sean estrictamente comparables entre sí, lo que requiere de tratamientos de homogeneización
de dicha información.
Los procedimientos y métodos utilizados para este tipo de correcciones se indican en los
acápites siguientes.
Es frecuente que en una estadística pluviométrica falten datos sobre la precipitación caída en
algunos días, meses o años completos, por lo que es conveniente disponer de métodos que
permitan rellenar estadísticas en estas condiciones. Para el relleno de valores faltantes aislados
se recomienda utilizar los valores simultáneos disponibles en al menos las tres estaciones mas
cercanas.
Si los módulos difieren en más de un 10%, es preferible un promedio ponderado según los
módulos de cada estación
Para estos propósitos pueden utilizarse también correlaciones estadísticas entre las estaciones
o aún métodos geoestadísticos, aunque normalmente no se justifica.
34
4.6.2.- Homogeneidad de estadísticas.
Px = α Pp + ε 4.7
Acumulando en el tiempo,
Σ Px =Σ (αPp + ε ) = αΣ Pp 4.8
ya que la suma o promedio de los errores o dispersiones debiera ser despreciable, si no nula.
Luego, si la estadística es homogénea, la curva será una recta de pendiente α que pasa por el
origen. Si se observa una discontinuidad, o dos o más tramos de pendientes distintas α1 y αi ,
significa que en esos períodos hubo cambios en las condiciones de medición. Para
homogeneizar la información, deben llevarse todos los datos a una recta de pendiente única,
corrigiendo los valores medidos, previa investigación de la causa que pudo haber producido el
cambio, por la relación
Pc = Pm α1/αi 4.9
35
Este procedimiento de corrección debe efectuarse en forma cautelosa, no recomendándose
corregir cambios de pendiente no muy notorios o que perduren por menos de cinco años.
Además, el procedimiento debe ser iterativo, partiendo inicialmente con un patrón que
contenga todas las estaciones disponibles y eliminando sucesivamente de él aquellas
estaciones que no resulten homogéneas.
Es frecuente que existan estaciones pluviométricas cuya longitud es demasiado corta para los
efectos de análisis estadísticos, por lo que puede resultar conveniente intentar ampliar la
longitud de la serie de datos. Aunque la información que no se midió, será imposible
conocerla en exactitud, ésta es posible estimarla en base a información de estaciones vecinas.
Los procedimientos utilizados pueden ser en base a las curvas doble acumuladas o a
correlaciones estadísticas.
Px =α Pp 4.10
Esta estimación, sin embargo, genera estadísticas con una desviación estándar parecida a la
del patrón, que por ser un valor promedio, es inferior a la de las estaciones individuales.
Por lo anterior, para precipitaciones anuales, como para escalas de tiempo más cortas,
precipitaciones estacionales, mensuales o aún períodos menores, puede recurrirse a
correlaciones estadísticas, intentando regresiones lineales, simples o múltiples con estaciones
vecinas del tipo:
36
4.7.- Precipitación media areal o en el espacio.
− ∑P i
P= 1
N
4.12
−
∑PA
P=
i i
4.13
AT
37
Fig. 4.6 Polígonos de Thiessen.
Nótese que en este caso pueden y deben incluirse estaciones que se ubiquen fuera de los
límites de la cuenca, siempre que su área de influencia abarque algún sector de la cuenca en
estudio.
Las líneas isoyetas, definidas como las líneas de igual precipitación, se trazan a partir de los
puntos individuales con información medida, en forma análoga a las curvas de nivel
topográfico, obteniéndose un promedio ponderado, según la fórmula 4.13, utilizando como
factor de ponderación, el área o superficie comprendida entre dos curvas isoyetas sucesivas y
como precipitación representativa, el promedio de los valores de las isoyetas que definen
dichas áreas.
Al igual que en el caso de los polígonos de Thiessen, debe considerarse la información que
entregan estaciones ubicadas fuera, pero cercanas a la cuenca en estudio.
El problema de las curvas isoyetas es que éstas son dinámicas. A diferencia de los polígonos
que se trazan una sola vez, ya que sólo dependen de la ubicación física de cada estación, las
curvas isoyetas resultarán distintas para diferentes conjuntos de datos de precipitación.
Otra característica de las curvas isoyetas, es que tienen una componente subjetiva,
dependiendo de la persona que efectúe su trazado. Si bien es cierto que hoy en día, existen
programas computacionales que permiten su trazado objetivo, adoptando algún criterio
matemático predeterminado de interpolación, es conveniente modificar su trazado,
38
incorporando el conocimiento adicional que se tenga de las características pluviométricas de
la región, como ser el efecto de la orografía sobre la distribución de las precipitaciones.
El trazado de isoyetas efectuado por una persona experta y conocedora de las características
pluviométricas del área en estudio, se postula que es la mejor estimación de la precipitación
media sobre una cuenca.
Aún cuando se han propuesto instrumentos para medir directamente esta información,
normalmente se recurre a registros de pluviógrafos, que proporcionan un “pluviograma”, o
curva que muestra la variación en el tiempo de la precipitación acumulada.
Derivando estas curvas, lo que se efectúa en la práctica en forma discreta, estableciendo para
intervalos de tiempo pequeños δt, la intensidad media en el intervalo, dada por la expresión,
−
δP
iδt = δt 4.14
N= T/δt 4.15
39
con T= duración total de la tormenta.
Sin embargo, estadísticamente se ha establecido, en diversas partes del mundo que la forma de
las curvas intensidad-duración es muy poco variable para tormentas de un mismo tipo, por lo
que es posible estimar intensidades en distintas duraciones de las tormentas a partir de un
punto conocido de ellas, normalmente la intensidad media diaria i24
P (t )
C d (t ) = 4.17
P0
donde P(t)= máxima precipitación caída en un intervalo de duración t
P0 = máxima precipitación caída en un intervalo de referencia conocido, normalmente
1 hora o 24 horas.
Los coeficientes de duración se postulan estadísticamente constantes para una estación dada, e
incluso para una cuenca o región con un mismo tipo de régimen de precipitaciones, habiendo
sido determinados en diferentes lugares del mundo.
40
Autor Ciudad DURACION EN MINUTOS
Espinoza Valparaíso 0,354 0,545 0,686 0,813 0,916
Estellé Cca. Maipo 0.394 0.526 0.652 0.773 0.887
Espíldora Generalizado 0,400 0,530 0,600 0,700 0,820 0,910
Grunsky Generalizado 0,408 0,500 0,577 0,707 0,816 0,912
Bell Generalizado 0,460 0,563 0,642 0,764 0,858 0,936
En relación a los valores de la Tabla 4.2, para intervalos de duración menores a una hora, los
valores propuestos por Broekman y Quintana, muy coincidentes entre si, corresponden al
análisis de un grupo reducido de tormentas en la ciudad de Santiago de la primera mitad del
siglo XX. Los valores propuestos por Schroeder, Estellé y Espinoza, para las estaciones
Santiago - Quinta Normal y Valparaíso - Universidad Santa María, respectivamente, también
muy coincidentes entre sí, han sido deducidos de análisis probabilísticos de tormentas, y
corresponden, en consecuencia, a valores promedios de grandes tormentas de lluvias que
ocurren con intervalos de recurrencia entre 2 y 100 años.
Los valores propuestos por Espíldora, corresponden a valores promedios, obtenidos del
análisis de datos propuestos por distintos autores, para diversas ciudades del país.
En la literatura se han propuesto además diversas fórmulas que pretenden tener validez
universal, entre las que destaca, por su frecuente aplicación en Chile, la denominada fórmula
de Grunsky, según la cual,
____
it = i24 √ 24/t (mm/hr) 4.18
Del uso recursivo de esta fórmula, para una duración cualquiera y una duración de una hora,
se obtiene una expresión para el coeficiente de duración en base a la lluvia en una hora, dada
por la relación,
t
C D (t ) = 4.19
60
Para duraciones menores de una hora, ha sido propuesta por Bell, una relación que también
pretende ser universal, la que puede expresarse por la expresión,
Este coeficiente es respecto a una lluvia de una hora, Cd = Pd/P60, y el tiempo se expresa en
minutos.
41
Los valores resultantes de estas expresiones se han incorporado en la Tabla 4.2 y en la figura
4.7. donde se observa la buena correspondencia entre los coeficientes resultantes de los
análisis de Schroeder, Estellé y Espinoza, que respaldan los coeficientes generalizados
propuestos por Espíldora y validan la aplicación en Chile, con un ligero error por exceso, de la
fórmula de Grunsky, para duraciones menores de una hora. La expresión propuesta por Bell
tendería a sobreestimar la intensidad de lluvias de corta duración en Chile.
Para duraciones mayores a una hora, los coeficientes de duración suelen expresarse en
términos de la precipitación en 24 horas. Valores propuestos para diferentes ciudades de Chile
por distintos autores, se presentan en la Tabla 4.3
Figura 4.7
Coeficientes de Duración Menores a 1 Hora
1
Coeficiente Cd = Pt / P60
0,9 Broekman
0,8
Quintana
0,7
0,6 Schroeder
0,5 Estellé
0,4 Espinoza
0,3
Estellé
0,2
0,1 Espíldora
0 Grunsky
0 20 40 60 Bell
Duración (min)
42
PRECIPITACIONES CICLONICAS
1 2 4 6 12 18 24
Rivadavia(2) 0,116 0,200 0,341 0,470 0,740 0,867 1
Paloma (2) 0,156 0,266 0,441 0,597 0,823 0,919 1
Illapel (1) 0,137 0,241 0,401 0,532 0,779 0,914 1
Valparaíso(3) 0,222 0,298 0,452 0,533 0,752 0,896 1
Valparaíso(7) 0.213 0.294 0.447 0.553 0.755 0.885 1
Santiago (4) 0,128 0,208 0,339 0,45 0,711 0,89 1
Santiago (5) 0,165 0,2697 0,439 0,576 0,763 0,909 1
Santiago* (8) 0.183 0.254 0.381 0.490 0.728 0.881 1
Rapel (2) 0,147 0,233 0,337 0,465 0,709 0,907 1
San Fdo. (2) 0,127 0,213 0,346 0,428 0,659 0,83 1
Pencahue(6) 0,194 0,267 0,407 0,497 0,717 1
Talca (6) 0,164 0,286 0,464 0,557 0,738 1
Armerillo (2) 0,080 0,141 0,250 0,349 0,608 0,807 1
Colbún (2) 0,123 0,194 0,294 0,407 0,68 0,806 1
Bullileo (6) 0,123 0,184 0,306 0,414 0,652 1
Parral (6) 0,171 0,248 0,381 0,467 0,743 1
Chillán (2) 0,174 0,245 0,365 0,443 0,677 0,891 1
Concepción 2 0,197 0,307 0,385 0,479 0,708 0,891 1
Quilaco (2) 0,164 0,264 0,39 0,472 0,67 0,877 1
Polcura (2) 0,123 0,193 0,325 0,433 0,683 0,869 1
Temuco (2) 0,193 0,317 0,477 0,583 0,792 0,917 1
Pullinque (2) 0,125 0,205 0,33 0,427 0,655 0,832 1
Valdivia (1) 0,128 0,169 0,29 0,41 0,657 0,885 1
Ensenada (2) 0,166 0,233 0,349 0,468 0,676 0,861 1
Pto. Montt (1) 0,16 0,262 0,343 0,449 0,683 0,875 1
Chaitén (1) 0,184 0,298 0,418 0,503 0,746 0,902 1
Pto Aysen (1) 0,141 0,221 0,377 0,499 0,8 0,988 1
Pta. Arenas 1 0,207 0,329 0,485 0,61 0,865 0,98 1
promedio 0,157 0,245 0,378 0,486 0,722 0,891 1
Grunsky 0,204 0,289 0,408 0,500 0,707 0,866 1
(1) Manual de Carreteras, (2) Varas y Sánchez, (3) Espinoza, (4) Quintana, (5) Schroeder, (6)
Pizarro et al.,(7) Nicoud, (8) Estellé et al. * Promedio varias estaciones Santiago Urbano.
La figura 4.8 muestra los coeficientes de duración promedio para lluvias convectivas, que
pueden representarse razonablemente bien mediante la expresión,
(24 + 1.73) * t t
C D (t ) = = 1.072 4.21
24 * (t + 1.73) (t + 1.73)
donde t se mide en horas.
43
Figura 4.8 Tormentas Altiplánicas (Convectivas)
0.9
0.8
putre
0.7 lequena
Cd=Pt / P24
toconce
0.6
promedio
0.5
ajuste
0.4
0.3
0.2
0 5 10 15 20 25 30
Duración (hrs)
En las zonas con precipitación primordialmente ciclónica, se observa cierta dispersión entre
las distintas estaciones, que en parte parece deberse al método de muestreo y de cálculo. Por
ejemplo, para duraciones de una hora, en la zona central aparecen con los mayores valores las
estaciones de Santiago (Estellé) y Valparaíso (Espinoza y Nicoud), cifras que provienen de un
análisis casi exhaustivo de las series completas de datos, a diferencia de otros estudios que
trabajan con series de máximos anuales.
44
Figura 4.9 Tormentas ciclónicas sin excesivo efecto orográfico (IV a X Regiones)
colbun
0.6 bullileo
parral
chillan
concepcion
0.4 quilaco
polcura
temuco
pullinque
0.2
valdivia
ensenada
pto montt
0 chaiten
0 5 10 15 20 25 30promedio
Duración (hrs) Grunsky
Los coeficientes de duración determinados en los acápites anteriores, son en principio válidos
para establecer la relación entre la máxima precipitación en un intervalo continuo cualquiera y
la máxima precipitación en un intervalo continuo de 24 horas.
45
08.00 horas de un día y las 08.00 horas del día siguiente, el registro de precipitación diaria no
tiene por qué coincidir con el valor máximo en 24 horas continuas, a menos que la tormenta
se centre cronológicamente precisamente en el período de medición entre 08.00 hrs y 08.00
hrs. Debido a lo anterior, el dato de precipitación diaria puede físicamente corresponder a un
valor entre un 50 y 100% de la precipitación en 24 horas dependiendo de su distribución
temporal. En rigor, sólo es posible establecer que la precipitación máxima en 24 horas
corresponde a un valor comprendido entre el valor de la máxima precipitación en un día y la
máxima precipitación en dos días seguidos.
Como se verá mas adelante, para el análisis de cuencas de dimensiones mayores, puede
resultar de interés establecer la magnitud de la precipitación de tormentas que duren más de
un día. En estos casos, dicha información podrá obtenerse a partir de los registros de
precipitaciones diarias, considerando la suma móvil en 2, 3 o más días consecutivos, o
recurrirse a coeficientes de duración extendidos a dichas duraciones.
En la publicación de la Dirección General de Aguas del Ministerio de Obras Públicas, DGA,
“Investigación de Eventos Meteorológicos Extremos, Precipitaciones Máximas en 24, 48, y
72 horas”, hay una amplia recopilación y análisis de precipitaciones máximas en dichas
duraciones, para las diferentes regiones del país.
46
4.9.- Referencias Bibliográficas.
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• Maidment, D., “Handbook of Hydrology”, Mc Graw Hill, 1993
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Tec., UTFSM, Valparaíso, Chile
• Ven Te Chow et al., “Hidrología Aplicada”, Mc Graw Hill, 1994
• WMO, "Manual for the Estimation of Evapotranspiration”
• Espíldora, Fundamentos de Hidrología, U. de Chile, 1975
• Seguel y Stowhas, Crecidas Pluvionivales, Congr. Hidr. 1995?
• CNR-CIREN, Calculo y Cartografia de la ET potencial en Chile,1997
• Mardones,”Características Geológicas e Hidrogeológicas del Salar de Atacama,”, Ed.
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• Grilli, A. y Fernández, C.,”Evaluación de la Evaporación desde Salares Utilizando
Trazadores Naturales Ambientales. VII Congr. Nac. Hidráulica, 1987
• DGA, Balance Hídrico
• DGA, Eventos Hidrometeorológicos Extremos
• Caro R. Lluvias de Santiago, Congr. Hidr.,1997?
• Schroeder Ruperto,”Curvas IDF Santiago”,U. de Chile, 1971
• Varas y Sanchez Coef. Generalizados
• Espildora, Coeficientes Generalizados, 1º Col. Hidr.,1971
• Pizarro, Curvas IDF Talca, Congr. Hid. 2001
• MOP, "Manual de Carreteras", Vol2, 2001
• Espinoza, Curvas IDF Estación USM -Valparaíso, 2005
• SERVIU, "Métodos Alternativos para Soluciones de Aguas lluvias",1996
• Estellé, L. et al “ Curvas IDF Santiago”, Congreso Hidr., 2003
• Nicoud, Julien, “Curvas IDF para la Ciudad de Valparaíso”, USM, 2004
• Maluk, N. “Estimación de Pérdidas por Evaposublimación en Cuencas Nivales”, U. Sta
María, Valparaíso, 2009
47