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Desarrollo educativo

doi: http://dx.doi.org/10.16925/me.v12i21.862

La psicología y las metodologías críticas


de investigación educativa
Claudia Lorena Carrasco-Aguilar*, María Julia Baltar-de Andrade**

Resumen
Introducción: este artículo de reflexión analiza el papel de la psicología en la metodología de inves-
tigación sociocrítica en educación. Metodología: se analizan artículos publicados en los años 2007 y
2010, vinculando psicología y educación; se realiza igualmente un análisis teórico de los principales
exponentes académicos de los conceptos de emancipación, resistencia y concientización, buscando
establecer metodologías de investigación con base en la teoría crítica. Resultados: se realiza una pro-
puesta desde las metodologías de investigación críticas en educación y diferentes escuelas como la
macroetnografía, análisis crítico del discurso (acd), investigación-acción (ia), para establecer mé-
todos de investigación que permitan pensar y actuar en y desde una psicología educativa transfor-
madora. Conclusiones: es necesaria la participación activa y consciente de todos los actores dentro
del proceso educativo para resignificar la labor docente y el proceso de trasmisión del conocimiento,
partiendo del enfoque dado por la teoría crítica en educación y apoyándose en la teoría de la psico-
logía social crítica, fundamentalmente en la investigación educativa. La ayuda de la psicología en la
labor investigativa permite el acceso a otras esferas del conocimiento y posibilidades de análisis, de
interacción con el entorno, para ser parte activa de la transformación social.
Palabras clave: metodologías de investigación, psicología en educación, interés emancipador,
resistencia, concientización.

Psychology and Critical Methodologies for Educational Research


Abstract
Introduction: This thought piece analyzes the role of psychology in the methodology of socio-critical re-
search in education. Methodology: Articles published in 2010 and 2007 are analyzed, linking psychology
to education; a theoretical analysis is also made of the main academic exponents of the concepts of eman-
cipation, resistance and sensitization, seeking to establish research methodologies based on critical theory.
Result: A proposal is put forward based on critical research methodologies in education and diverse schools
such as macro-ethnography, critical discourse analysis (cda) and research-action (ra), to establish research
methods that facilitate thinking and acting based on transformative educative psychology. Conclusions:
There is a need for active and conscious participation by all actors within the educational process to re-signi-
* Magíster en Psicología Social, fy the work of teaching in the process of knowledge transmission, based on an approach using critical theory
Doctoranda en Ciencias de la in education and supported by socio-critical psychology theory, fundamentally in educational research. The
Educación. Coordinadora, use of psychology and research work facilitates access to other spheres of knowledge and possibilities for
Área Educacional de la carrera analysis and interaction with the surroundings, to be an active part of social transformation.
de Psicología, Universidad de
Keywords: research methodologies, psychology in education, emancipating interest, resistance, consciousness­
Playa Ancha, Valparaíso, Chile.
raising.
Correo electrónico:
claudia.carrasco@upla.cl
** Magíster en Educación, Mención A psicologia e as metodologias críticas de pesquisa educativa
Currículum. Docente auxiliar Resumo
en la Escuela de Psicología de la
Pontificia Universidad Católica de Introdução: este artigo de reflexão analisa o papel da psicologia na metodologia de pesquisa sociocrítica
Valparaíso,Valparaíso, Chile. em educação. Metodologia: analisam-se artigos publicados nos anos 2010 e 2007, vinculados à psicologia e
Correo electrónico: educação; realiza-se igualmente uma análise teórica dos principais expoentes acadêmicos dos conceitos de
maria.baltar@ucv.cl emancipação, resistência e conscientização buscando estabelecer metodologias de pesquisa com base na teoria
crítica. Resultados: realiza-se uma proposta a partir das metodologias de pesquisa críticas em educação e
Recibido: 20 de octubre de 2013 diferentes escolas como a macroetnografia, análise crítica do discurso (acd), pesquisa-ação (ia), para esta-
Aprobado: 3 de mayo de 2014 belecer métodos de pesquisa que permitam pensar e agir em e sob uma psicologia educativa transformadora.
Conclusões: é necessária a participação ativa e consciente de todos os atores dentro do processo educativo
Cómo citar este artículo: Carrasco-Aguilar, para ressignificar o trabalho docente e o processo de transmissão do conhecimento partindo do enfoque dado
C. L. y Baltar-de Andrade, M. J. (2014). La pela teoria crítica em educação e apoiando-se na teoria da psicologia social crítica, fundamentalmente na pes-
psicología y las metodologías críticas de quisa educativa. A ajuda da psicologia no trabalho investigativo permite o acesso a outras esferas do conheci-
investigación educativa. Memorias, 12(21), mento e possibilidades de análise, de interação com o contexto, para ser parte ativa da transformação social.
103-120. doi: http://dx.doi.org/10.16925/
Palavras-chave: metodologias de pesquisa, psicologia em educação, interesse emancipador, resistência,
me.v12i21.862
conscientização.

BY NC ND
104 Desarrollo educativo Memorias / Volumen 12, Número 21 / enero-junio 2014

Introducción1 posibilidades de producción cultural y resistencia a la


dominación. Para Prieto (2001b), los centros de for-
El interés emancipador estaría dando lugar a la acción mación educativa podrían y deberían cumplir un pa-
autónoma y responsable, enmarcada en un determi- pel esencial en este sentido.
nado tipo de saber. Este saber se materializa en las teo- Esta perspectiva dialéctica se posiciona a sí misma
rías críticas, que se constituyen sobre los individuos como una forma de superar los enfoques culturalistas
y la sociedad, en relación con los análisis vinculados y estructuralistas en educación. La tradición culturalis-
con las posibilidades de transformación o reproduc- ta, también denominada subjetivista, es analizada por
ción social (Grundy, 1991). Para las corrientes críti- Giroux (1992), quien plantea que para esta corriente
cas emancipadoras, a pesar del carácter reproductivo la conciencia, experiencia y estructuras de sentimien-
de la cultura dominante, la educación puede llegar a to son el punto de partida desde donde se explican los
ser entendida como un proceso dialéctico, resultando orígenes de los sucesos y las formas culturales. De esta
de la praxis reflexiva y consciente de seres humanos manera, se recobra al sujeto histórico y se analizan la
en momentos históricos determinados, transformán- historia y la cultura desde la experiencia de la parti-
dose en un quehacer esencialmente problematizante cipación humana. Los aportes de la psicología tradi-
(Baltar, 2003). En este sentido, autores como Lewis y cional, como ciencia que estudia al individuo en sus
Spencer, citados en Posso, Cuesta, Lancheros, Mora contextos, ha sido insuficiente en este enfoque, con-
y Vargas (2012), conciben el modelo educativo emanci­ siderando el aporte que podría realizar para la com-
pador como una alternativa que promociona el pen- prensión de la participación individual en los procesos
samiento crítico, reflexivo y creativo, frente a los mo- de construcción social. Por otra parte, la tradición es-
delos neoliberales, tecnocráticos, reproductores del tructuralista es abordada por Giroux (1992) respecto al
orden existente. moldeamiento de las subjetividades dentro de prácticas
El paradigma sociocrítico en investigación educa- materiales de la sociedad con el fin de sostener las rela-
tiva asume una visión global y dialéctica del fenóme- ciones sociales capitalistas. En esta perspectiva, el po-
no social a estudiar, en el que también teoría y realidad der se sitúa en las estructuras, las cuales constituirían
encuentran llamadas a mantener una constante ten- en los seres humanos un pensamiento y práctica de ca-
sión dialéctica. Además, en este modelo conceptual, la rácter técnicos.
investigación asume una perspectiva democrática del La teoría crítica en educación a la que Prieto (2001b)
conocimiento, así como los procesos implicados en su hace referencia implica un enfoque dialéctico que reco-
elaboración. El estudio se constituye de este modo en noce la contribución par­cial de las posturas culturalista
una práctica participativa en la que tanto el investiga- y estructuralista, admitiendo el aporte estructuralis-
dor como los sujetos investigados comparten respon- ta en cuanto a las limitaciones “objetivas” del pensa-
sabilidades. Por otro lado, esta investigación intenta miento y la acción, y el aporte culturalista en cuanto a
articularse, generarse y organizarse en la práctica y las limitaciones “subjetivas” para cambiar supuestos y
desde la práctica. Se trata de investigaciones construi- prácticas (Carr y Kemmis, 1988). Para estos teóricos,
das en y desde realidades situacionales de sujetos, por sería necesario analizar no sólo las condiciones subje-
lo que se encuentran comprometidas con la transfor- tivas que limitan la libertad humana, sino también las
mación de la realidad desde una dinámica liberadora objetivas y cómo podrían cambiar las unas y las otras.
y emancipadora de los sujetos implicados en ella (Pé- La aspiración de la aproximación crítica sería aumen-
rez, 1994). tar la autonomía racional de la comunidad educativa.
La teoría crítica en educación postula que los espa- “Persigue esta aspiración interpretando la práctica edu-
cios educativos mantienen una relación dialéctica con cativa no simplemente como una práctica moral sino
la sociedad de la cual forman parte, en función de sus también como una práctica social que está histórica-
mente localizada, culturalmente asentada y, por con-
siguiente, siempre vulnerable a distorsión ideológica”
1 Artículo de revisión, resultado de investigación y análisis inicial (Carr, 1990, p. 83). De acuerdo con estas perspectivas,
de artículos académicos publicados en 2007 y 2010 sobre temas de edu- el conocimiento no sería neutral tal como ha sido pro-
cación y construcción de conocimiento, como una aproximación teórica clamado por la ciencia moderna (Bazán, 2002).
entre las nociones de “emancipación”, “resistencia” y “concientización”,
fortaleciendo el metodologías de investigación en educación con base en A partir de la década de los sesenta e inicios de
la teoría crítica. los setenta, según Bonal (1998), comienza a aparecer
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una desconfianza en que el consenso y el equilibrio son mente el 23 de febrero de 1923, en Fráncfort, Alemania,
los fundamentos de una sociedad “normal”, para co- como Instituto de Investigación Social, por un grupo
menzar a aceptar que el conflicto también es parte de la de intelectuales burgueses ideológicamente marxistas,
sociedad. Este periodo se vio caracterizado fundamen- pero que no militaban en ningún partido. Rechazando
talmente por dos corrientes teóricas: una actitud epis- la posibilidad de un positivismo marxista, los miem-
temológica ecléctica que combina a Marx, Durkheim, bros de esta escuela trataron de desarrollar una teoría
Parsons, Mead y otros pensadores, y una actitud reno- crítica de la sociedad, destacando el interés teórico-
vadora del marxismo europeo de los sesenta y setenta práctico por el marxismo, generando un análisis de la
en las tesis neomarxistas, que desde distintos matices filosofía como teoría crítica de la sociedad, suscitan-
teóricos ven a la educación como un instrumento para do un rechazo a la especulación filosófica que enfatiza
la preservación del poder, la división de clases y el ca- “el conocimiento del mundo de la vida”; gestando una
pitalismo occidental. Estas son representadas en lo que oposición a los planteamientos de la escuela neoposi-
Giroux (1983) denomina como “teorías de la reproduc- tivista lógica y al concepto de razón como “razón ilus-
ción social”, a las que se ha aludido anteriormente. trada” (Austin, 2006).
Sin embargo, luego surgen las que pueden ser de- Entre los principales teóricos de esta escuela se
nominadas fielmente como “teorías críticas”, que se nu- distinguen: Horkheimer, Adorno, Marcuse, Habermas,­
tren fundamentalmente de la sociología forjada a partir Dagman, Pahre, Fromm, Neumann, Kirchheimer, Gur-
de la década de los ochenta. Esta nueva corriente se ale- land, Offe, entre otros. En resumen, las teorías críticas
ja tanto de la sociología de la educación funcionalis- serían teorías acerca de las personas y sobre la sociedad
ta, con su carácter positivista y su optimismo ingenuo, que explican cómo actúan la restricción y la deforma-
como de las teorías de la reproducción, con su mecani- ción para inhibir la libertad. Pero las teorías no bastan,
cismo y pesimismo. ya que una teoría crítica debiera ser confirmada por
La crítica a la que hace mención el nombre de es- cada individuo o grupo, enfatizando los procesos de
tas teorías presentaría varios ámbitos. En primer lugar, autorreflexión (Grundy, 1991).
una crítica a la sociedad occidental capitalista (Austin, Como resultado del proceso analítico iniciado en
2006). Si bien no se puede señalar una sola teoría crítica los artículos académicos “La práctica de la investiga-
universalmente compartida, sí se puede establecer que ción educativa desde la psicología: intereses implícitos
todas intentan evaluar las nuevas formas de capitalis- y finalidad social” (Carrasco, 2010) y “La investigación
mo, y por lo tanto las formas cambiantes de dominación social: un análisis crítico desde los intereses constituti-
subyacentes; además, existiría un intento de repensar y vos del conocimiento” (Carrasco, 2007), a continuación
reconstruir las significaciones y posibilidades de eman- se presenta una distinción teórica entre las nociones de
cipación humana (Giroux, 1992). En segundo lugar, emancipación, resistencia y concientización, para lue-
una crítica a las ciencias sociales, especialmente a las go establecer cuáles serían las metodologías de investi-
norteamericanas imperantes de tipo empirista y posi- gación en educación que efectivamente favorecen es-
tivista (Austin, 2006). En tercer lugar, una crítica a la tos procesos con base en los desarrollos de la teoría
teoría marxista, del positivismo, de la sociología, de la crítica.
sociedad moderna y de la cultura (Austin, 2006). En
cuarto y último lugar, una crítica autorreflexiva como el Desarrollo
desarrollo de un discurso y práctica de transformación
y liberación social (Giroux, 1992). La autorreflexión De la emancipación en Jürgen Habermas
crítica sería el primer paso contra el dogmatismo, en
el que el yo autónomo sería capaz de revisar las signifi- Tal como se señaló con anterioridad, para el autor la
caciones, liberando al ser humano de falsas creencias. emancipación implica lograr una independencia de
Para Sgró (2001), la lucha contra el dogmatismo puede todo aquello que se encuentra fuera del individuo, y
ser entendida como un objetivo fundamental de cual- sólo sería posible por medio de la autorreflexión, es
quier educación crítica que busque la construcción de decir, cuando el yo se vuelve sobre sí mismo. Para Ha-
nuevos consensos sociales. bermas, citado por Grundy (1991), la emancipación
Según Giroux (1992), la noción de teoría crítica es una experiencia individual, aunque para que tenga
tiene una fuerte herencia del trabajo teórico desarrolla- realidad no puede mantenerse en este ámbito. En este
do por la Escuela de Fráncfort. Esta fue fundada oficial- sentido, Habermas destaca la naturaleza interactiva de
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la sociedad constituida por seres humanos, por lo que el aseguramiento de esto, el poder disciplinario acude
esta libertad individual buscada por medio de la au- “al uso de instrumentos simples: la inspección jerárqui-
torreflexión jamás podría separarse de la libertad de ca, la sanción normalizadora y el examen” (Foucault,
los demás. Esto le otorga un sentido ético y político 2002, p. 175). Desde estos planteamientos, la función
a dicha concepción de emancipación, incorporando el social de las escuelas estaría centrada en conseguir una
componente social. De todas maneras, la emancipa- penalidad perfecta, con el fin de ubicar a los individuos
ción en estos planteamientos se conceptualiza en sus en el lugar socialmente designado para ellos. Esta pe-
orígenes como algo individual. nalidad perfecta, sería aquella que controla todos los
Uno de los puntos más críticos de la obra donde instantes de las instituciones disciplinarias, compara,
Habermas trabaja este tema, es decir, en Conocimiento diferencia, jerarquiza, homogeniza, excluye, es decir,
e interés, sería no aclarar suficientemente la diferencia normaliza.
entre reflexión y acción política o compromiso prácti- Sin embargo, y frente a esta lógica, Foucault habla
co para la emancipación. Habermas desarrollará este de un afuera del pensamiento, en un uso metafórico
tema tiempo después, cuando reconceptualiza la re- del término. Ese afuera estaría constituido desde nues-
lación existente entre teoría y práctica analizando los tra resistencia al poder, una resistencia a pensar que
fundamentos de la teoría crítica (McCarthy, 1987). las cosas son como son por necesidad, como si existie-
Habermas (1990) resalta la relación entre conoci- se un universal. Esa resistencia aparecería como forma
miento e interés, destacando para ello la dimensión po- de liberación respecto de las fuerzas que ejerzan poder
lítica del conocimiento, la que para Montero (2001) se sobre los individuos, y se daría cuando nuestro pensa-
referiría a lo relativo a la vida organizada colectivamen- miento se niegue a pensar que las cosas son porque sí,
te y al espacio público, es decir, todo lo concerniente a necesariamente, y que los valores son inamovibles. Si
los derechos y deberes civiles y a las relaciones de po- todo ha tenido un origen histórico, puede haber otro
der y su dinámica en ese espacio. punto histórico en que se cambie (Gómez, 2001).
Pese al énfasis de Foucault (1982) sobre el tema del
De la resistencia en Michel Foucault poder, este no ha sido el tópico central de sus escritos,
sino más bien el sujeto. El poder en sí mismo, aparece
Siguiendo a Zunino (2002), Foucault entendería el po- como algo intrínseco a los seres humanos y a la consti-
der como una relación social siempre presente, cuyo tución de las sociedades, no así, la forma de constituir
principio de funcionamiento serían normas discur- lo que es la subjetividad. Los fines del especialista es-
sivas que establecen lo permitido y prohibido para la tarían dirigidos a investigar las relaciones entre racio-
elaboración de conceptos, conocimiento y reglas. Estas nalización y poder desde un punto de vista diferente a
normas responderían a condiciones históricas deter- la forma central en que lo trabaja la escuela de Fránc-
minadas. fort, dejando de lado el enfoque relacionado con tomar
Foucault muestra cómo la creación de tecnologías como una totalidad la racionalización de la sociedad.
de control social responde a disyuntivas sociales e his- A modo de entender cómo nos encontraríamos atra-
tóricas determinadas. Para este académico, además, los pados en nuestra propia historia actualmente, propone
métodos disciplinares carcelarios son comparables con tomar como punto de partida las formas de resistencia
aquellos instaurados en otros aparatos institucionales, y los intentos de desintegrar estas relaciones (Foucault,
posibilitando una relación con aquellos que se impar- 1982). En general, siguiendo a este experto, se puede
ten en las escuelas. Foucault (2002) comprende las dis- decir que hay tres tipos de luchas: las que se enfrentan
ciplinas como los “métodos que permiten el control a la dominación (étnica, social y religiosa), las que se
minucioso de las operaciones del cuerpo, que garan- dirigen contra las formas de explotación que separan al
tizan la sujeción constante de sus fuerzas y les impo- individuo de lo que produce, y las que se orientan con-
nen una relación de docilidad-utilidad” (p. 141). Este tra lo que ata al individuo a sí mismo y, de este modo,
poder disciplinario tendría como fin el encauzamiento lo somete a los demás (luchas contra la sujeción, contra
de conductas, por lo que le otorga una visión a la con- las formas de subjetividad y de sumisión). Para el autor,
cepción del poder en la que afirma que este no elimina, si bien es cierto que no se pueden estudiar los mecanis-
sino más bien produce. De esta manera, la disciplina, mos de subyugación al margen de los mecanismos de
como mecanismo, se enfocaría a la fabricación de indi- explotación y dominación, estos mantienen relaciones
viduos como objetos e instrumento de su ejercicio. Para complejas y circulares con otras formas.
La psicología y las metodologías críticas de investigación educativa 107

El aporte que el filósofo realiza a las teorías crí- describe Habermas (1990). De esta manera, la eman-
ticas tradicionales y a su forma de comprender la re- cipación debiera devenir un constructo analítico y un
sistencia radica fundamentalmente en que las formas modo de averiguar que es autocrítico y sensible a sus
de sumisión resultarían en poder tanto individualiza- propios intereses, conciencia radical en aumento y una
dor como totalizador. El ser humano tendría que ima- acción colectiva crítica (Giroux, 1983).
ginar y construir lo que podría ser para librarse de esta Para esto, Giroux (1983) desarrolla una distinción
especie de doble vínculo político que es la simultánea conceptual y analítica con el fin de diferenciar lo que
individualización y totalización de las modernas es- él comprende por oposición y por resistencia en la que el
tructuras de poder. Por lo tanto, para lograr una autén- primer término, pese a encontrarse en un esfuerzo por
tica resistencia, sería necesario impulsar nuevas formas enfrentar la dominación, finalmente constituiría una
de subjetividad mediante el rechazo del tipo de indivi- muestra de poder, lo que lo llevaría a manifestarse a
dualidad que se le ha impuesto al ser humano a lo lar- través de los intereses y discursos de los peores aspectos
go de varios siglos. de la racionalidad capitalista. El segundo, en cambio,
estaría constituido por prácticas que involucran una
De la resistencia en Henry Giroux reacción política contra las relaciones de dominación
construidas por la escuela, con lo cual las personas re-
Uno de los aportes centrales en el desarrollo teórico del sistirían la ideología de esta logrando rechazar el siste-
autor es la noción de resistencia. En adición al desarro- ma en un nivel que no los haría impotentes para poder
llo de una racionalidad para la noción de resistencia volver a resistirla en el futuro. Para el experto, los seres
habría una necesidad de formular criterios contra los humanos podrían optar además por el conformismo,
cuales el término pueda ser definido como una cate-
actuando a favor de las lógicas de reproducción.
goría central de análisis en las teorías de escolariza-
ción. En el sentido más general, la resistencia debiera
De la liberación colectiva y concienciación
situarse en una perspectiva que tome a la noción de
emancipación como un interés guía. Con esto, el teó- en Paulo Freire
rico se refiere a la naturaleza y significado de un acto
de resistencia, los que deben ser definidos por el grado En el contexto latinoamericano y mundial, la obra de
en el cual contiene posibilidades de desarrollar lo que Paulo Freire, con su preocupación por la cultura popu-
Marcuse denominó un contenido de emancipación de lar, es indiscutiblemente la más importante del conti-
la sensibilidad, imaginación y razón en todas las esfe- nente para comprender los ámbitos sociales, políticos y
ras de la subjetividad y objetividad (Giroux, 1983). culturales de la educación. Para Freire, las escuelas son
Por lo tanto, el elemento central para analizar cual- lugares de conflicto y contradicción. Este académico
quier acto de resistencia debe ser uno relacionado con desarrolla la idea de cómo el tipo de conflicto que se
descubrir el grado en que este ilumina, implícita y ex- organiza en forma social debe ser llevado a las escuelas
plícitamente, la necesidad de luchar contra la domina- para que desde y a través de ellas se construyan prác-
ción y la sumisión. En otras palabras, el concepto de ticas de liberación entre docentes y estudiante (Freire,
resistencia debe tener una función reveladora que con- 2003).
tenga una crítica de la dominación y provea oportuni- En la obra de Freire (citado por Baltar, 2004), el
dades teóricas para la autorreflexión y lucha en interés ser humano es el sujeto de la educación y, a pesar del
de la emancipación propia y social. gran énfasis en el sujeto, se evidencia una tendencia
El concepto de resistencia representa un elemen- dialéctica ya que se considera la interacción hombre-
to de contralógica que debe ser analizado para revelar mundo, sujeto-objeto, imprescindible para que el ser
su interés subyacente en la libertad y su rechazo de las humano se desarrolle y se convierta en el sujeto de su
formas de dominación inherentes en las relaciones so- praxis. De acuerdo con este enfoque, los seres humanos
ciales contra los que reacciona. se encuentran insertos en un contexto social, econó-
Si bien este estudioso, en similitud a Habermas, se mico, cultural y político, es decir, en un contexto his-
ubica en la definición de una emancipación como au- tórico. Al considerar esta inserción, la educación sólo
torreflexión, el elemento social se encuentra presente adquiriría validez al tener en cuenta la vocación onto-
de suyo en la conceptualización de esta, yendo más allá lógica como las condiciones en las cuales vive el hom-
de la naturaleza interactiva de la sociedad, tal como lo bre (Freire, 1997).
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Implícitamente, en este enfoque se encuentra la la incesante lucha para recuperar la humanidad del ser
creencia de que el hombre llega a ser un sujeto sola- humano o del pueblo. Se trataría de una pedagogía que
mente a través de la reflexión acerca de su ambiente transforme la opresión y sus causas en objeto de su re-
concreto, ya que se va transformando progresiva y gra- flexión, lo que redundaría en el compromiso del hom-
dualmente en un ser consciente, cada vez más compro- bre con su lucha por la propia liberación.
metido con la realización de intervenciones sobre la Para Freire, la educación verdadera es problema-
realidad con el fin de modificarla. Debido a esto es que tizadora, lo que de alguna manera vendría a apoyar la
el especialista habla de la noción del hombre inacaba- superación de la relación opresor-oprimido. Por lo tan-
do (Freire, 2003), un ser de praxis, enfatizando la ac- to, uno de los mayores cuestionamientos que el teórico
ción y reflexión acerca del mundo, con la finalidad de realiza a la educación en Latinoamérica, se encuentra
transformarlo. centrado en lo que él llama educación bancaria:
Con relación a este tema, Freire (1997) enfatiza la
relación que debe establecerse entre supuesto y prác- En vez de comunicarse, el educador hace comunica-
tica, constituyéndose esta como condición necesaria dos y depósitos que los educandos, meras incidencias,
para el diálogo verdadero. En caso contrario, cuando reciben pacientemente, memorizan y repiten. Tal es la
la acción se hace exclusiva, descontextualizada de la re- concepción “bancaria” de la educación, en que el único
flexión, se convierte en activismo, con lo que la perso- margen de acción que se ofrece a los educandos es el de
recibir los depósitos, guardarlos y archivarlos. Margen
na no es capaz de fundamentar su práctica. De acuerdo
que sólo les permite ser coleccionistas o fichadores de
con el autor, la participación del ser humano como su-
cosas que archivan. (Freire, 1997, p. 50)
jeto en la sociedad, cultura e historia se realiza en la
medida que se desarrolla su concienciación. En este en-
En este contexto, la pedagogía y todas las ciencias
foque, el opresor mitifica la realidad, la cual es captada
sociales serían consideradas un espacio político del po-
por el oprimido en forma acrítica, identificándose con
der cultural. El hecho educativo en sí mismo sería ana-
su opresor. De esto, urge la necesidad de que el traba-
lizado como un lugar de lucha cargado de esperanza
jo humanizante sea inicialmente una labor de desmi-
(Freire, 1993). Estas prácticas se generarían en, con y
tificación, en la que la concienciación sea un proceso
para las masas, pues la emancipación es más bien libe-
de toma de conciencia crítica de una realidad que se
ración, y siempre colectiva, tal como señala Barreiro
va develando progresivamente. De esta forma, los mi-
(Freire, 1972, Prólogo): “Nadie dice la palabra solo, de-
tos colaborarían en la manutención de la realidad de la
estructura social dominante. Por lo tanto, la humaniza- cirla significa decirla para otros. Decirla significa nece-
ción implicaría de suyo la desmitificación de la realidad.­ sariamente un encuentro de los hombres” (p. 16). Así,
Para Freire (1972), el tema fundamental de nuestra toda autorreflexión se construiría en una reflexión co-
época con respecto a la dominación es el que supone su lectiva, dialécticamente sostenida entre lo que es indi-
contrario, es decir, el tema de la liberación como objeti- vidual y social.
vo que debe ser logrado. Sin embargo, esta no ocurrirá
si no se constituye una ideología que, elaborada a par- De la concientización en Ignacio Martín-
tir de las masas, pueda llegar a desencadenar un mo- Baró
vimiento social en el cual el aspecto económico sería
sólo una de sus facetas. Por tanto, la noción de concien- A partir del Concilio Vaticano Segundo de la Iglesia
ciación (Freire, 1972, 1997) cobra particular relevancia Católica, se produjeron profundos cambios en relación
en estos postulados. Sin embargo, el proceso de con- con la definición de la misión que debía desempeñar
cienciación se encontraría siempre inacabado, siendo dicha institución. Desde entonces, las iglesias comen-
continuo y progresivo. Se trataría de una aproximación zaron a aproximarse a los sectores más desposeídos de
crítica de la realidad que fluctuaría entre las formas más las sociedades. A fines de los años sesenta, surgen en
primitivas de conciencia y las más críticas y problema- Latinoamérica movimientos eclesiales que profesaron
tizadoras. La concienciación implicaría y consistiría en fuertes críticas al papel de la Iglesia en la sociedad, rol
un continuo y progresivo develamiento y transforma- fundamentalmente vinculado con la sensibilidad social
ción de la realidad. de esta institución. La crítica apuntaba a que la Iglesia
La pedagogía del oprimido, según Freire (1997), es había estado al servicio de los grupos de poder, en des-
aquella que debe ser construida con él y no para él, en medro de los intereses del pueblo (Montenegro, 2001).
La psicología y las metodologías críticas de investigación educativa 109

En contraparte a esto, la teología de la liberación Esto sólo sería posible gracias a lo que Bruner (1989)
aparece como “opción de liberación de los pobres. Pro- desarrolla cuando incorpora un elemento preponde-
pone una lectura de la Iglesia como institución que rantemente dialéctico en la concepción de negociación
debe estar al servicio de la igualdad entre las personas cultural, con lo que facilita, pero no garantiza, la posi-
y de las transformaciones necesarias para lograr esta bilidad de transformación de la cultura que se negocia.
igualdad y acabar con la opresión” (Montenegro, 2001,
p. 183). Así, “ayudar a las personas a lograr un saber crí- Metodologías de investigación crítica en
tico sobre sí mismas y sobre su realidad sería la misión educación y el quehacer de la psicología
de quienes sostienen las prácticas de los teólogos de la
liberación” (p. 182). La investigación educativa, a partir del interés emanci-
Ignacio Martín-Baró, en su trabajo en El Salvador, pador, posee diversas aristas que la llevan a compren-
propone una concientización religiosa, la que se encon- der la realidad y sus implicancias de diferentes maneras
traría profundamente vinculada a la propuesta de con- vinculadas con las formas que cada una de estas me-
cienciación de Paulo Freire. Esta propuesta implica la todologías ha elaborado para abordar la transforma-
consideración de que
ción social. Cada una conlleva técnicas de producción
y análisis de datos inspirados en el cambio social, que
la religión no necesariamente tiene un impacto unifor-
me de ‘alienación’ como se seguiría de una aplicación
ubican al psicólogo como investigador en educación
mecánica de la teoría Marxista; más bien, este impacto desde determinada posición. En este sentido, es ne-
depende del tipo de religiosidad involucrada y los sig- cesario enfatizar que no son las técnicas en sí mismas
nificados que los valores, símbolos y prácticas religiosas las que determinarán si el interés se corresponde con
adquieran para los individuos en determinadas situa- una ciencia positivista, sino más bien los objetivos y
ciones sociopolíticas (Martín-Baró, citado en Montene- supuestos de la investigación propuesta (Cook y Rei-
gro, 2001 p. 184). chardt, 1982).
A continuación, se realiza un breve análisis de al-
A partir de estos planteamientos, la Iglesia podría gunas metodologías en esta línea, haciendo hincapié en
actuar en y con los individuos en el desarrollo de una las posibilidades que ofrecen para conectar el discur-
conciencia crítica. Aquellos sectores de la Iglesia com- so de la crítica con el de la esperanza transformadora.
prometidos con esta visión, no caerían en prácticas asis- Además, se analiza la posición que en ellas adopta la
tenciales, sino más bien, actuarían a través de círculos Psicología en Educación.
bíblicos y de la pastoral con el fin de interpretar la reali-
dad injusta y buscar alternativas de acción frente a esta. Macroetnografia
En esta corriente, la religión implicaría que los seres
humanos comprendan que no es la voluntad de Dios
Ogbu (citado en Rockwell, 1980) propone que sería
la desigualdad social, sino, más bien, esta sería portada
posible aplicar al estudio de un sistema escolar las
por intereses humanos que nada tienen que ver con lo
mismas categorías que se usan en el estudio de una
divino. Se encontraría, entonces, un sustento en la mis-
comunidad: medio ecológico, lengua, economía, or-
ma fe para desarrollar vías alternativas de acción en pos
de una sociedad más justa y humana, como diría Mar- ganización social, organización política, sistema de
tín-Baró (citado por Montenegro, 2001). creencias, folclore, educación y socialización, cambio,
Para todos estos expertos, y desde los planteamien- entre otros. La escuela podría estudiarse, entonces,
tos de la teoría crítica de Bórquez (2005), los procesos como una pequeña sociedad. En esta línea, Rockwell
educativos se mueven entre dos extremos: la búsque- (1980) plantea como opción metodológica de estudio
da de la reproducción de la ideología dominante, fa- la macroetnografía. Esta sería el recorte de “lo educa-
cilitando la adaptación social del sujeto y, por tanto, el tivo” como un fenómeno autónomo. Se plantea la po-
conformismo con dicha ideología; y la resistencia a las sibilidad de estudiar la estructura educativa como una
fuerzas sociales más amplias que persiguen la domina- descripción alternativa de la sociedad. Si se plantean
ción del ser humano, buscando el desarrollo de habili- relaciones entre lo educativo y lo social en general sería
dades que permitan que nos enfrentemos críticamente mediante los valores de la sociedad, lo que hace que
con los fenómenos sociales y educativos para posibili- existan fuertes intentos de relacionar lo que sucede en
tar su transformación, siempre en conjunto con otros. la escuela con la estructura social.
110 Desarrollo educativo Memorias / Volumen 12, Número 21 / enero-junio 2014

En este contexto, la tendencia sería construir in­ que agregar un enunciado a una serie preexistente de
terpretaciones sobre la base de análisis críticos. Esta enunciados, es hacer un gesto complicado y costoso,
tendencia ha sido caracterizada por Rockwell (1980) que implica unas condiciones (y no solamente una si-
como aquel estudio etnográfico que toma en cuenta la tuación, un contexto, unos motivos) y que comporta
sociedad que existe más allá de la escuela y la comuni- unas reglas (diferentes de las reglas lógicas y lingüísticas
de construcción); mostrar que un cambio, en el orden
dad, haciendo alusión a una forma de etnografía que
del discurso, no supone unas “ideas nuevas”, un poco
no se mantiene en las relaciones microsociales de com-
de invención y de creatividad, una mentalidad distinta,
prensión de la comunidad. En esta lógica, lograrlo su- sino unas transformaciones en una práctica, eventual-
pondría integrar a la perspectiva teórica una sociología mente en las que la avecindan y en su articulación co-
de la educación en la cual la definición de sociedad no mún. (Foucault, 1969, p. 350-351)
sea arbitraria y aplicable a cualquier nivel de la realidad
(salón, escuela, mundo, etcétera). Implicaría reconocer El análisis crítico del discurso “se ha centrado en
a la educación como parte integral de formaciones socia- el estudio de aquéllas acciones sociales que se ponen
les históricamente determinadas. En este contexto, una en práctica a través del discurso, como el abuso de po-
opción posible sería abordar los procesos escolares co- der, el control social, la dominación, las desigualdades
mo manifestación de una función reproductiva de la es- sociales o la marginación y la exclusión sociales” (Íñi-
tructura de clases y de la desigual distribución de la guez, 2003, p. 93). Desde estos planteamientos, se cons-
cultura o el conocimiento, reconociendo en la (macro) tituye como un mecanismo que permite interpretar los
etnografía un instrumento metodológico que permiti- datos a partir de la constante aplicación de una proble-
ría dar cuenta de ello (Rockwell, 1980). matización de estos, “que sintetiza la invitación de Mi-
Esta modalidad de la etnografía posee elementos chel Foucault a dotar a la producción de conocimiento
que son emancipatorios y que le permite posicionar- y saber de un carácter transformador y emancipador”
se en parte desde dicho interés, ya que se establecen (Íñiguez, 2003, p. 78). La problematización cuestiona
relaciones con las fuerzas y estructuras macrosociales. todo lo que ha sido constituido como incuestionable,
Sin embargo, no se constituye como una investigación y permite “entender el cómo y el por qué algo ha ad-
participativa, siendo el investigador quien finalmente quirido un status de evidencia incuestionable. Cómo
construye los informes y otorga sentido y significado es que algo ha conseguido instalarse, instaurarse” (Ibá-
social a los discursos y prácticas de los miembros de la ñez, 1996, p. 54). Dentro de este contexto, la teoría se
comunidad estudiada. Por otro lado, el potencial de utiliza como “una caja de herramientas que permite ur-
transformación social disminuye al no tener un ancla- dir y abrir nuevas miradas y nuevos enfoques, donde el/
je en la acción, ya que el objeto de las etnografías sigue
la analista se convierte en artífice a través de la impli-
siendo la comprensión y no la transformación.
cación con aquello que estudia” (Íñiguez, 2003, p. 93).
A partir de todo lo anterior, se deja entrever la fun-
Análisis crítico del discurso (acd)
ción que tiene este tipo de interpretación, en cuanto los
investigadores
Para Foucault (1969), los discursos escritos, hablados,
etcétera, configuran sistemáticamente los objetos de no sólo conciben el discurso como una práctica social,
los que habla, por lo que habría que abandonar la con- sino que consideran que su propia tarea- develar cómo
sideración de los discursos como conjuntos de signos actúa el discurso en estos procesos- constituye una for-
o elementos significantes que son la representación de ma de oposición y de acción social con la que se trata de
una realidad. En este contexto, el análisis de discurso despertar una actitud crítica en los hablantes, especial-
es una práctica que permite desenmascarar e identifi- mente en aquéllos que enfrentan más a menudo estas
car otras prácticas discursivas, a la vez que se articula formas discursivas de dominación. (Rojo y Wittaker,
como una forma para transformarlas: “Hablar es hacer 1998, p. 10)
algo, es crear aquello de lo que se habla cuando se ha-
bla” (Íñiguez, 2003, p. 78). Es decir, permite El análisis crítico del discurso, si bien asume la ne-
cesidad de cuestionar lo dado al no considerar nada
mostrar que hablar es hacer algo, algo distinto a expre- como neutro u objetivo, trasciende el hecho de in-
sar lo que se piensa, traducir lo que se sabe, distinto a tentar penetrar en la realidad para descubrir lo que le
poner en juego las estructuras de una lengua; mostrar está subyaciendo, llevando el análisis hacia las relacio-
La psicología y las metodologías críticas de investigación educativa 111

nes entre los hallazgos de la investigación y las fuerzas tivo en este caso— para investigar. Apropiándose de las
sociales más amplias que, de una u otra forma, están realidades de las cuales cada individuo forma parte, la
presentes en el discurso y condicionan la acción social autoetnografía considera dichas realidades para ser in-
(Prieto, 2001b). vestigadas de modo que el investigador siempre for-
Si bien es cierto que estos planteamientos son, en me parte activa de la comunidad que investigará. Esta
su forma más general, compartidos por la mayoría de participación se transformaría en el foco de la propia
los estudiosos del análisis del discurso (ad), cabe seña- atención.
lar que existe gran diversidad para comprender lo que El autoetnógrafo, a diferencia del etnógrafo, no
es en definitiva el ad, destacando fundamentalmente sólo debe narrarse a sí mismo en las situaciones inves-
los planteamientos de los siguientes académicos: John tigadas, además, debiera considerar dichas narraciones
Potter y Margaret Wetterel, Ian Parker, Norman Fair- para interpretar los actos, palabras y materiales des-
clought, Teu Van Dijk, Jesús Ibáñez y Derek Edwards.
de su posición social e históricamente situada (Sisto,
De todas maneras, esta metodología de investiga-
2004). Para Scribano y de Sena (2009), en la autoetno-
ción social sólo se podría clasificar como emancipado-
grafía el investigador tiene el privilegio y la responsabi-
ra dentro de la concepción de realidad que propone,
lidad de ser sujeto y objeto, ya que forma parte de una
debido a que no posee la esencia de la emancipación
comunidad, de un colectivo o de un evento que se va a
planteada por Habermas (1990), con lo que la emanci-
pación siempre sería pensamiento y acción. Sólo a tra- observar. El investigador es un participante activo ca-
vés de la concepción del discurso como un acto social paz de narrar la escena en la que trabaja.
es posible comprender el componente de acción trans- En el contexto educativo, lo útil de la autoetno-
formadora, ya que, en rigor, los escritos develadores de grafía llevada a cabo por el docente es que guía no sólo
los análisis críticos del discurso son leídos y revisados hacia la reflexión del investigador, o en este caso el
por comunidades específicas de hablantes ligados al maestro, para comprender más integralmente al alum-
campo de la ciencia e investigación. Las comunidades no dentro de los contextos en que opera, sino también
que se han investigado no necesariamente participan de ayuda al estudiante a reconocer su identidad sociocul-
este proceso de develamiento, por lo que el impacto tural dentro de un ámbito educativo a través de las ex-
de transformación social sobre estas disminuiría con- ploraciones y diálogos que se inician entre maestro y
siderablemente. discípulo. Para esto, la autoetnografía sirve como modo
de transformar las perspectivas mayoritarias y homo-
Autoetnografía géneas que suelen estar presentes en educación, y las
enfoca hacia la comprensión e incorporación de la di-
La autoetnografía es presentada por Denzin y Lincoln versidad individual en la interacción que se crea dentro
(como se citó en Sisto, 2004) como “una de las prin- de la escuela y el aula:
cipales estrategias de etnografía reflexiva, una de las
perspectivas característica del mencionado séptimo La autoetnografía nos concede ver situaciones desde
momento. En la autoetnografía, el investigador con- una perspectiva personal, que al ser desarrollada por
duce y escribe etnografías de su propia experiencia” una serie de interrogantes y convertida en narrativa, si-
(p. 295). Para Denzin (2001), las formas de investiga- túa las diferencias individuales, dentro de un contexto
ción activa implican el involucramiento de los sujetos más amplio y universal. Además nos hace entender la
que investigan. razón de narrar y nos sitúa en el mundo en que interac-
En esta metodología, el investigador sistemati- tuamos, concediéndonos pertinencia y comprensión.
za en escritos escenas culturales de las cuales él forma (Montero-Sieburth, 2006, p. 12)
parte activa, como protagonista y participante dinámi-
co, conformando la comunidad que a la vez estudia. El En este sentido, la autoetnografía puede entender-
investigador utiliza sus propias experiencias, conoci- se como un método que, en tanto proceso y producto
mientos y su acceso privilegiado al material empírico de investigación, se caracteriza por el cruce entre el lu-
como participante que es de la comunidad que estudia. gar del investigador y de lo investigado. En este sentido,
Alvesson (citado en Sisto, 2004) plantea el concep- permite el alejamiento de la concepción tradicional de
to de observando la participación, en el que esta sería la etnografía, que implica desplazarse hacia un campo
previa a la consideración de un hecho social —educa- de estudio ajeno y diferente al propio para conocerlo.
112 Desarrollo educativo Memorias / Volumen 12, Número 21 / enero-junio 2014

En la autoetnografía, el investigador es un agente so- dos extremos. Lo primero puede provocar acusaciones
cial que investiga su propio contexto observándolo y al de insensibilidad, de tratar a la gente como objetos, de es-
mismo tiempo observándose. cuchar las palabras pero no la música y, por supuesto, de
No obstante, esta posición epistemológica no im- etnocentrismo. La segunda provoca acusaciones de im-
plica una aceptación acrítica e irreflexiva de la propia presionismo, de tratar a la gente como marionetas, de
subjetividad, sino más bien implica asumir la posición escuchar música que no existe y, por supuesto, también
de etnocentrismo. En la medida que abandonamos la
desde la cual se investiga, la que condiciona al mismo
ilusión representacionista de la etnografía para asumir-
tiempo que posibilita una cierta mirada.
la como una construcción discursiva que a través de la
La técnica por excelencia asociada a esta metodo- evocación busca persuadir, nos vemos obligados como
logía es el autorregistro, en el que el investigador se asu- investigadores / autores a hacernos responsables de di-
me en una posición particular, por lo que la escritura cha construcción (Fernández, 2005, p. 3).
del texto debiera realizarse también desde esta posición
en primera persona. Este autorregistro opera como un instrumento
Resulta importante plantear que la escritura en que permitiría “congelar” la situación para posterior-
primera persona no es sólo una forma de escribir, sino mente analizarla. Daría cuenta de la transformación
también se trataría de una forma de incorporar la re- desde dentro, desde el sujeto mismo que interviene y
flexividad. Esta consiste en un esfuerzo por explicitar la transforma sus esquemas prácticos. Con un registro de
posición del sujeto que investiga en función de sus ex- estas características, sería posible identificar las accio-
periencias, puntos de vistas, valores e intereses, y todos nes que conforman esa práctica, establecer su intencio-
los elementos que puedan estar incidiendo en el pro- nalidad y aquello que se genera tanto en el docente y los
ceso de investigación. Debido a esto, la autoetnografía estudiantes, como en toda la comunidad educativa en
implicaría presentarle al lector las reflexiones y análisis su conjunto (García, 2000). Sin embargo, y en términos
que el investigador realiza sobre su propia práctica, tan- más técnicos, al encontrarse el investigador inmerso en
to en lo relativo al trabajo de campo como al proceso de la realidad misma que busca registrar, las notas de cam-
análisis y de elaboración del texto (Fernández, 2005). po se convertirán más bien en apuntes producidos en el
De esta forma, la investigación educativa po- transcurso de la interacción observada, por lo que esas
dría implicar la discusión y las relaciones con las ex- notas no constituirán el registro en sí. En un momento
periencias y realidades vividas por otros agentes de la posterior, se debería evocar los hechos y reconstruir el
comunidad, que en la lectura de este escrito pudieran evento ampliando la información (García, 2000).
retroalimentar, confirmar o refutar las interpretaciones
En resumen, la autoetnografía implica un em-
del autoetnógrafo, conformando una visión más am-
poderamiento diferente de las investigaciones etno-
plia desde las propias posiciones situadas.
gráficas tradicionales, ubicando al sujeto investigador
Por otro lado, la escritura etnográfica debiera fun-
como parte de la realidad investigada, portando lo que
damentarse en la escritura misma. Es decir, la eficacia
Habermas (1990) llama autorreflexión cuando se re-
de un texto etnográfico estaría puesta en su capacidad de
fiere al interés emancipador. Sin embargo, compar-
transmitir las impresiones del trabajo de campo del in-
te ciertos elementos de cualquier forma de etnografía
vestigador, aunque, en ese sentido, un buen trabajo de
educativa, ya que en el proceso analítico o de interpre-
campo no aseguraría, aunque favorezca, un texto et-
tación se distingue entre los conceptos teóricos y los
nográfico virtuoso, del mismo modo que un excelente
fenómenos observables que pueden ser relevantes. Así,
texto no asegura que haya habido un buen trabajo de
se trabaja con los conceptos o las categorías que intere-
campo (Fernández, 2005).
san a la investigación, pero no se les define de antema-
El punto está en lo que Geertz (citado en Fernández,­
no en cuanto a conductas o efectos observables. Esto
2005) llama la problemática del autor. Esta proble-
da la flexibilidad necesaria para descubrir qué formas
mática
particulares asume el proceso que se estudia, para dar-
le consistencia y contenido concreto (Rockwell, 1990).
situaría al texto etnográfico en la tensión entre relatar
las cosas tal como son (ausencia de autor) o tal como las
queremos ver (saturación de la presencia del autor). Para Investigación-Acción (ia)
Geertz, esta tensión exige a la vez la actitud olímpica del
físico no autorial y la soberana autoconciencia del nove- Para Suárez (2002), la investigación-acción es un tipo
lista hiperautorial, sin permitir caer en ninguno de los de investigación que conjuga el estudio de un proble-
La psicología y las metodologías críticas de investigación educativa 113

ma específico con las acciones que podrían solucio- acerca de esos desarrollos. La investigación educacio-
narlo. No obstante, puede ser entendida además como nal activa aparecería como forma de investigación para
teniendo implicancias éticas y como construida en un la educación que ofrecería el camino para posibilitar
proceso político, mediante el cual las personas que una ciencia educacional crítica.
participan de la investigación analizan críticamente En palabras de Elliot (1993), “podemos definir la
las situaciones, prácticas pedagógicas y psicológicas, investigación-acción como el estudio de una situación
los conflictos y las resistencias al cambio que emer- social para tratar de mejorar la calidad de la acción en
gen en este proceso, así como también reflexionan y la misma” (p. 88). Siguiendo a Elliot, la expresión “in-
toman conciencia del proyecto social que subyace a sus vestigación-acción” fue acuñada por el psicólogo social
discursos y sus prácticas, en función del develamiento Kurt Lewin, cuyo modelo implicaría un espiral de ci-
de los para qué de su quehacer, de la defensa de cuá- clos. El ciclo básico de actividades consistiría en iden-
les intereses actúan o en oposición a cuáles ideologías tificar una idea general, reconocer la situación, efectuar
realizan su labor profesional. En este sentido, pretende una planificación, desarrollar la primera fase de la ac-
constituirse en una investigación-acción crítica. ción, implementarla, evaluar la acción y revisar el plan
La investigación-acción (ia) parte del supuesto de en su totalidad. A partir de este ciclo básico, los inves-
que la comprensión humana es la cualidad del pensa- tigadores adelantarían un bucle de la espiral para de-
miento que se construye poco a poco en el proceso de sarrollar la segunda fase de la acción, implementarla,
aprendizaje. Sería imposible describir los resultados evaluar el proceso, revisar el plan general, desarrollar
del aprendizaje en cuanto tales con independencia de la tercera fase de la acción, implementarla, evaluar el
los procesos, ya que los resultados no serían más que proceso, etcétera.
cualidades de la mente desarrolladas de un modo pro- De todas maneras, es necesario tener en cuenta
gresivo en el proceso. Por lo tanto, no podrían ser espe- que en este modelo la idea general puede ser modifica-
cificables de antemano, normalizables, ni podrían ser
da y que el reconocimiento incluiría el análisis y el des-
estados finales prefijados del aprendizaje (Elliot, 1990).
cubrimiento de los hechos, reiterándose a lo largo de
Siguiendo las ideas de Van Mannen (citado en Prie-
la espiral de actividades sin circunscribirse al comien-
to, 2001a), el ejercicio autorreflexivo propio del interés
zo del proceso. De esta manera, todas las fases se vuel-
emancipador se desarrolla cuando el individuo inicia
ven relativas, con fuerte hincapié en el contexto en que
procesos racionales críticos, lo que implicaría anali-
se aplica.
zar las influencias ideológicas que actúan sobre la con-
Lewin (citado en Carr y Kemmis, 1988) postulaba
ciencia, con la finalidad de comenzar a liberarse de los
tres características fundamentales de la ia: su carácter
dogmas dominantes que no facilitan el desarrollo de la
participativo, su impulso democrático y su contribu-
identidad, sino más bien, de la alienación y la negación
ción simultánea a la ciencia social y al cambio social.
del sí mismo y del entorno.
Siguiendo los planteamientos de Carr y Kemmis En los postulados de estos autores, con el fin de que
(1988), la ia sería, en su esencia, una forma de indaga- pueda asegurarse que existe una ia, deben darse tres
ción autorreflexiva que emprenderían los participantes condiciones:
en situaciones sociales con el fin de mejorar la racio-
nalidad y la justicia de sus propias prácticas, su enten- •• Que en un proyecto se haya planteado como tema
dimiento de estas y las situaciones dentro de las cuales una práctica social, considerada como una forma
ellas tienen lugar. de acción estratégica susceptible de mejoramiento.
En el terreno de la educación, la ia habría sido •• Que dicho proyecto recorra una espiral de bucles
utilizada para el desarrollo curricular basado en la es- de planificación, acción, observación y reflexión,
cuela, el desarrollo profesional, el mejoramiento de estando todas estas actividades implantadas e inte-
programas de enseñanza y la planificación de sistemas rrelacionadas sistemática y autocráticamente.
y desarrollo de políticas. Aunque con frecuencia dichas •• Que el proyecto implique a los responsables de
actividades se suelen llevar a cabo utilizando plantea- la práctica en todos y cada uno de los momentos
mientos, métodos y técnicas que nada tienen que ver de la actividad, ampliando gradualmente la parti-
con la ia, los que participan en estos procesos de de- cipación en el proyecto para incluir a otros de los
sarrollo recurren cada vez más a la misma como una afectados por la práctica, y manteniendo un control
manera de participar en la elaboración de decisiones colaborativo del proceso.
114 Desarrollo educativo Memorias / Volumen 12, Número 21 / enero-junio 2014

En esta misma lógica, algunos de los trabajos que Los planteamientos de la iap resultan de la inserción de
hoy son denominados como ia en educación no satis- las personas “intervenidas” en la solución de sus pro-
facen estos criterios. De estos, algunos evolucionarán pios problemas, a través de la movilización organizada
hasta llegar a reunir las exigencias, y otros quedarán y consciente hacia la transformación de sus condiciones
como ia inconclusa. De hecho, algunas investigaciones de vida y de relaciones de poder presentes en las estruc-
ni siquiera merecerían ser llamadas ia. turas sociales. (Montenegro, 2001, p. 186)
Con todo lo anterior, son los trabajos del Ford Tea-
ching Project (1973-1976) en Gran Bretaña, dirigido En relación con la crisis de las ciencias sociales, di-
por John Elliott y Clem Adelman, los que marcan el re- versos movimientos académicos quisieron adoptar un
nacimiento del interés contemporáneo hacia la inves- compromiso social de transformación en Latinoaméri-
tigación educativa activa. Este proyecto hizo que los ca con las formas de organización política y social del
profesores intervinieran en una investigación-acción- continente. Pese a la manutención del término interve-
colaborativa (iac) de sus propias prácticas, y su noción nido, esta metodología implica que el investigador se
central del “maestro monitor de sí mismo” se basaba involucre en el proceso que estudia, como militante en
en las ideas de Lawrence Stenhouse sobre el docente un movimiento con objetivos explícitamente políticos.
como investigador. Esto fundamentalmente se basó en En palabras de Montenegro (2001), la iap se da “a par-
la concepción del profesorado cada vez más profesio- tir de este tipo de movimiento (propio de los/as intelec-
nalizado, constituyendo la noción del profesional que tuales y movimientos sociales latinoamericanos) como
investiga su propia práctica (Carr y Kemmis, 1988). una metodología capaz de unir el conocimiento cientí-
En los últimos años comienzan a cobrar fuerza fico y popular, considerando que ambos tipos de cono-
algunos estudios de iac conducidos por estudiantes. cimientos son diferentes y a la vez complementarios”
De esta forma, uno de los objetivos finales de la iac (p. 83). Esta corriente sostiene que la unión de ambos
es el desarrollo de una perspectiva crítica que cree las permitiría que las personas con las que se trabaja pue-
condiciones según las cuales los participantes podrían dan desarrollar una conciencia crítica de su realidad a
considerar sus propios intereses (como estudiantes, partir de las consideraciones aportadas por quienes in-
maestros, etcétera), y la relación entre estos e intereses tervienen.
sociales más amplios. De este modo, se basa en y ge- Los orígenes de la ia de corte crítico poseen fuer-
nera a la vez un interés emancipatorio acerca de cómo tes influencias en Habermas, como diría Pérez (1994),
se configuran y conforman las escuelas y la enseñanza, y la iap no es la excepción. Se constituye como una
que son cuestiones ideológicas, y sobre cómo podrían forma de producir conocimiento autorreflexivo por los
mejorar —mediante el cambio de las condiciones de la participantes en situaciones sociales a fin de mejorar la
comunicación, de la toma de decisiones y de la acción racionalidad y la justificación de las actuales prácticas
educativa— (Carr y Kemmis, 1988). sociales y educativas. Los fines se ubican en el cambio,
En síntesis, la ia educacional utiliza un enfoque transformación y mejora de la sociedad, por medio de
dialéctico de la realidad en tanto que es socialmente
procesos de concienciación y motivación colectiva por
construida e incorporada en la historia, y con él inten-
el cambio (Pérez Serrano, 1994), recibiendo fuerte in-
ta situar las acciones de la gente en un marco social
fluencia en Latinoamérica de los aportes teóricos desa-
e histórico más amplio. Considera al agente educativo
rrollados por Paulo Freire.
como soporte de la ideología y “víctima” de ella al mis-
La posición adoptada por el investigador depende-
mo tiempo. Al cambiar sus prácticas, entendimientos o
rá en gran medida de la identificación con los grupos
situaciones, la ia le recuerda al docente que él está cam-
biando el mundo, aunque sea en pequeña medida (Carr en los que trabaje, y los intereses a los cuales adscriba.­
y Kemmis, 1988). En todo caso, siguiendo el espíritu de investigación par-
Por otro lado, y siguiendo las ideas de Montenegro ticipativa y la necesaria relación entre investigación
(2001), nos encontramos con la investigación-acción y acción, la ia educacional se ocupa, en tanto ciencia­
participativa (iap). Aunque su surgimiento data de los educacional crítica, de la cuestión del control sobre
años sesenta y setenta, actualmente se define como una la educación, y toma partido en favor del control por
alternativa válida para promocionar cambios sociales parte de las comunidades autocríticas de investigado-
que aumenten la calidad de vida fundamentalmente de res, incluyendo a los maestros, estudiantes, padres, ad-
colectivos que se encuentren en situación de despreo- ministradores educativos y otros. La misión de una
cupación social. ciencia educacional crítica sería crear las condiciones
La psicología y las metodologías críticas de investigación educativa 115

de acuerdo con las cuales dichos participantes puedan A partir de esto, siguiendo los planteamientos de
asumir la responsabilidad colaborativa del desarrollo Sisto (2004), el séptimo momento en investigación cua-
y la reforma de la educación. Para esto, la ia educacio- litativa estaría dando cuenta de la necesidad de asu-
nal ofrece un posible camino (Carr y Kemmis, 1988). mir el posicionamiento de investigador históricamente
Por su lado, la investigación-acción colaboradora situado, involucrado en conversaciones críticas sobre
(Suárez, 2002) o iac se vislumbra como la producción democracia, raza, género, clase, nación, libertad y co-
de conocimiento en pro del cambio de algunas prácti- munidad. Se concibe la subjetividad como emergente
cas educativas y psicológicas. En otras palabras, busca de las relaciones sociales, por lo que la comprensión de
transformar o mejorar una situación o “problema de- los individuos implicaría de suyo un compromiso con
tectado”, estimulando la creación de comunidades au- las propias formas de interactuar con este. A partir de
tocríticas y críticas que tengan como meta comprender ello, la investigación contendría en sí misma un com-
y con ello ampliar los propios límites, cambiando accio- ponente performativo sobre la realidad, comprome-
nes, ideas y contextos en la medida que así se requiera, tiéndose de esta forma con el cambio. De esta manera,
con una orientación final hacia la transformación so- surgen diversas formas de comprender la investigación
ciocultural. Este propósito último se sustenta en las re- mediante del interés emancipador, con lógicas asocia-
laciones dialécticas entre educación y sociedad. das a resistencia, emancipación o liberación, tal como
La colaboración en la iac se entiende como un se planteó con anterioridad. Lo que sí queda de mani-
proyecto en el que participan personas con diferentes fiesto es el carácter político de todo proceso investiga-
situaciones sociales, ya sea en su formación, profesión, tivo, carácter que debe ser asumido por el investigador,
estatus, creencias y demás, contribuyendo cada una en este caso, por el psicólogo en educación.
desde su propia mirada con sus diversas experiencias Según Martín-Baró (1998), la psicología debe estu-
en pro de una perspectiva común. Por tanto, colaborar diar la acción humana en tanto ideología. La psicología
no es lo mismo que cooperar. En el caso de esto últi- debiera buscar como objetivo el posibilitar la libertad
mo, los participantes llegan a acuerdos, pero actúan por social e individual. En la medida en que al objeto de
separado para alcanzar metas autodefinidas, mientras estudio lo constituye la acción en cuanto ideología, es
que en la colaboración los participantes trabajan jun- decir, en cuanto determinada por factores sociales vin-
tos en todas las fases del proyecto para conseguir bene- culados a los intereses de clases de los diversos grupos,
se pretendería que el sujeto tome conciencia de esos de-
ficios comunes (Oja y Smulyan, 1989).
terminismos y pueda asumirlos “aceptándolos o recha-
La investigación-acción, en contextos escolares,
zándolos” a través de una praxis consecuente. Ejercer la
viene a mostrarnos una supuesta clave de la pedago-
libertad constituiría de esta forma un verdadero proce-
gía: “No existe pues una pedagogía crítica por sí misma,
so de liberación social. Por eso se presentaría como ob-
sino que son los educadores los que siendo críticos con-
jetivo el hacer posible la libertad, ya que actuarla sería
vierten la acción educativa en acción crítica” (Hurtado,
por principio una praxis social en la que no sólo inter-
2011, p. 134), por lo que no hay investigadores críticos,
vendría el conocimiento.
sino prácticas críticas en investigación.
Para este teórico, se trataría de poner a disposi-
ción de los agentes sociales los conocimientos que les
Discusiones permitieran proceder más adecuadamente en cada cir-
cunstancia, en función de unos valores y principios so-
En términos generales, de alguna manera estas meto- ciales. Cuanto mejor fuese el conocimiento, con mayor
dologías se aproximan a lo que Denzin, Lincoln y Guba claridad se abriría al sujeto el ámbito para su decisión
(2002) y Linoln y Guba (2003, todos citados en Sisto, y acción consciente, es decir, más campo se presenta-
2004) denominan como el “séptimo momento de la ría a su verdadera libertad social. A la psicología le co-
metodología cualitativa”. Este “momento” estaría ca- rrespondería desenmascarar los vínculos que ligan a
racterizado por la asunción del giro lingüístico, el cual los agentes sociales con los intereses de clase, poner de
hace referencia fundamentalmente a la función del manifiesto las mediaciones a través de las cuales las ne-
lenguaje, la que es asumida ya no como una represen- cesidades de una clase social concreta se vuelven im-
tación de la realidad, sino más bien como un elemento perativos interiorizados por las personas, desarticular
en sí mismo constructor de mundos y, por lo tanto, di- el entramado de fuerzas objetivadas en un orden social
rigido a sostener relaciones sociales. que manipula a los sujetos mediante mecanismos de
116 Desarrollo educativo Memorias / Volumen 12, Número 21 / enero-junio 2014

falsa conciencia. La psicología como ciencia, y no sólo Martín-Baró (1998) invita al psicólogo a realizar
el psicólogo como científico, debiera tomar una postu- una praxis contextualizada, en la que la identidad pro-
ra ante esta realidad, ya que las preconcepciones, prin- fesional se vincule directamente con la situación his-
cipios y conceptos estarían condicionados por aquellos tórica de cada sociedad. Para el experto, “no se trata,
intereses de clase que el psicólogo, como agente social por tanto, de preguntarse qué pretende cada cual hacer
que es también, asumiría en su quehacer: con la psicología, sino primero y fundamentalmente
a dónde lleva por su propio peso el quehacer psicoló-
No se trata de indicar al pueblo lo que tiene que hacer gico, qué efecto objetivo produce en una determinada
o no; se trata de incorporar el quehacer científico a una sociedad la actividad psicológica” (Martín-Baró, 1998,
praxis social liberadora, que desenmascare y destruya p. 166). El autor cuestiona cómo en la mayoría de los
la manipulación, promoviendo una sociedad basada en países latinoamericanos los psicólogos tienden a cen-
la solidaridad y en la justicia (Martín-Baró, 1998, p. 35). trarse de tal manera en los aspectos personales de los
problemas, que olvidan los factores sociales. Con base
Al investigar desde un interés emancipador, el in- en esto, este teórico señala cómo la psicología final-
vestigador tendrá que mantener una constante vigi­ mente suele convertirse en un instrumento para la re-
lancia epistemológica (Bourdieu, Chamboredon y producción del sistema.
Passeron, 1973), reflexionando continuamente en tor- El análisis de la psicología en relación con la
no a sus interpretaciones, análisis, inferencias, pre- conciencia es un elemento que puede ser de utilidad
juicios, entre otras cosas, considerándolas parte del para mostrar el carácter social de esta ciencia, según
proceso de construcción de realidad que emprende con Martín-Baró. Si bien la psicología ha asumido trabajar
los agentes sociales involucrados. El investigador ten- con la conciencia en su dimensión más subjetiva, este
drá que estar dispuesto a interpretar su propia subjeti- académico muestra cómo la conciencia “incluye ante
vidad inmersa en los procesos de investigación y acción todo, la imagen que las personas tienen de sí mismas,
imagen que es el producto de la historia de cada cual
de la transformación social, a la vez que el desarrollo in-
y que, obviamente, no es un asunto privado; pero in-
vestigativo modifica su entorno. En este sentido, para
cluye también las representaciones sociales” (Martín-
Bourdieu y Passeron (citado en Téllez, 2002), el investi-
Baró, 1998, p. 168). Por tanto, en la medida en que la
gador constituye su habitus en la medida en que este re-
psicología enfatice el estudio de la conciencia como
presenta la interiorización de la exteriorización. Al ser propio, deberá asumir el saber de las personas tanto en
reflexivo, el investigador se relaciona íntimamente con su dimensión de individuos como en su dimensión de
el tema de investigación y con los informantes, y se in- miembros de una colectividad.
volucra en su mundo social (Denzin y Lincoln, citados En esta lógica, Martín-Baró insiste sobre la con-
en de la Cuesta, 2003). cientización como búsqueda de la psicología, por lo
Para de la Cuesta (2003), el self se constituye a tra- que una psicología en educación debiera orientarse a
vés de un proceso reflexivo que pone a la persona en la búsqueda de la concientización de sí misma y de los
una situación de actuar hacia ella misma en vez de res- espacios educativos en los cuales se desenvuelve, de-
ponder de manera automática; tener un self convierte a velando los componentes ideológicos de la realidad en
los seres humanos en una clase especial de agentes so- pos de la búsqueda de su transformación.
ciales, “De la misma manera que en enfermería se habla
del ‘self terapéutico’ como un elemento esencial para el Al afirmar que el horizonte primordial de la psicología
cuidado, en la investigación podríamos hablar de un debe ser la concientización se está proponiendo que el
quehacer del psicólogo busque la desalienación de las
‘self indagador’” (De la Cuesta, 2003. p. 5). Para la es-
personas y grupos, que les ayude a lograr un saber crí-
tudiosa, la reflexividad involucra al investigador en un
tico sobre sí mismas y sobre su realidad (Martín-Baró,
estudio no como protagonista, sino como agente trans- 1998. p. 170).
formador.
Los términos acción y práctica social, intervención La psicología en educación, según estos plantea-
y comprensión constituyen una tríada fundamental mientos, se ubicaría al servicio de estos procesos en las
para las diversas formas de investigación participati- escuelas con el fin de acompañar los espacios transfor-
va, la que finalmente daría cuenta de un interés eman- madores, dialógicos y, sobretodo, críticos. Martín-Baró
cipador. (1998) sostiene que
La psicología y las metodologías críticas de investigación educativa 117

el proceso mismo de concientización supone un salirse periencia de la participación humana apropiándose de


de la mecánica reproductora de las relaciones domi- los aportes de la psicología como una ciencia dialéctica.
nación-sumisión, ya que sólo puede realizarse a través Existen ciertas características respecto de la me-
del diálogo. En última instancia, el proceso dialéctico todología de investigación que sugieren que, efectiva-
que permite al individuo encontrarse y asumirse como mente, más allá de los análisis críticos que se puedan
persona, supone un cambio radical de las relaciones so-
realizar, esta se puede posicionar desde el enfoque so-
ciales. (p. 171)
ciocrítico como psicología en educación. Estas carac-
terísticas son relevantes porque permiten realizar una
Por ello, la acción de un psicólogo con esta fina-
invitación al psicólogo en educación en relación con
lidad en los procesos educativos tendría la meta de
su posicionamiento a la hora de realizar investigación
transformar la función social de la escuela descrita por
educativa desde el interés emancipador.
Skinner (1978), y modificar el énfasis de la trasmisión Las características a las que se hace mención, se
cultural en pos de la transformación de transforman en una exhortación a la praxis del psicó-
logo en educación que realice investigación educativa,
la capacidad crítica y creativa de los alumnos frente a lo
de la siguiente forma:
que la escuela y la sociedad les ofrecen [...] Se trataría
no sólo de que los alumnos aprendieran según los currí-
culums escolares diseñados, sino sobre todo, que apren- 1. Asumir una visión global y dialéctica del fenómeno
dieran a confrontar la realidad de su existencia con un educativo a estudiar: la investigación se debe orien-
pensamiento crítico. (Martín-Baró, 1998, p. 174) tar a posibilitar la potenciación de la autonomía y
responsabilidad de los sujetos participantes de la in-
Para el académico, el énfasis siempre será trans- vestigación. Lo anterior es posible de ser realizado
disciplinar, las preguntas que debe realizar para sí la facilitando una producción de datos que permita un
psicología cuestionamiento, en forma individual y grupal, des-
de una perspectiva crítica, donde constantemente
no tanto deben centrarse en el dónde, sino en el desde cada agente estableciera las relaciones entre cono-
quién; no tanto en cómo se está realizando algo, cuan- cimiento, sus prácticas y las fuerzas sociales más
to en beneficio de quién, y por consiguiente, no tanto amplias.
en el tipo de actividad que se practica (clínica, escolar, 2. Asumir una perspectiva democrática del conoci-
industrial, comunitaria u otra), cuanto en cuáles son las miento, así como los procesos implicados en su ela-
consecuencias históricas concretas que esa actividad está boración: la investigación se debe constituir en una
produciendo. (Martín-Baró, 1998, p. 175) práctica participativa en la que tanto el investigador
como los sujetos investigados comparten responsa-
En los procesos de construcción social existe cier- bilidades.
ta claridad, como se comentó con anterioridad, de que
para la teoría crítica estos se constituyen a partir de un De esta manera se hace hincapié en la relación que,
enfoque dialéctico. Esto significa a su vez que existen a partir del interés emancipador, debe establecerse en-
aportes de la perspectiva culturalista y estructuralista, tre supuesto y práctica: “no hay palabra verdadera que
de tal forma que se vinculan en una tercera opción, de- no sea unión inquebrantable entre acción y reflexión”
nominada dialéctica. En esta misma línea, existe mayor (Freire, 1997, p. 68).
cantidad de conocimiento producido a partir del enfo-
que dialéctico con énfasis en el develamiento social y Conclusiones
estructural, haciendo hincapié en los aportes desde el
enfoque estructuralista por sobre el culturalista. La psicología posee un pasado que la ha ubicado en
Tal como lo señala Martín-Baró (1998), la psico- distintos momentos sociohistóricos desde una posi-
logía puede resultar un aporte en la comprensión de la ción de poder. Este poder no dejó de hacerse patente
conciencia, profundizando cómo se construye a par- cuando la disciplina comenzó a trabajar en el ámbito
tir de la experiencia y estructuras de sentimiento, que de la educación. Sin embargo, los cuestionamientos en
a su vez servirían como elementos centrales en el co- torno a la educación como facilitadora en la reproduc-
nocimiento sobre los sucesos y formas culturales. De ción social, junto con la emergencia de movimientos y
esta manera, se recobra al sujeto histórico desde la ex- procesos sociales que presentaban el mismo cuestiona-
118 Desarrollo educativo Memorias / Volumen 12, Número 21 / enero-junio 2014

miento a la psicología como ciencia social, no dejaron gía a los cuales obedece cuando actúa en el mundo
de influir en el quehacer de esta disciplina en su trabajo social, criticando fuertemente su actuar desde los
con la ciencia y realidad educativa. sectores dominantes de la sociedad. La Psicología
La teoría de los intereses constitutivos del conoci- en educación debiera orientarse por finalidades de
miento desarrollada por Habermas se constituye como justicia social, favoreciendo la resistencia de quie-
posibilidad para analizar las relaciones de poder que nes se ubiquen en posiciones de sometimiento u
han sustentado a la psicología cada vez que ha intenta- opresión. De esta manera, debiera estar alerta con
do colaborar con la educación, sobretodo en el ámbito respecto a aquello que los modelos de reproducción
de la investigación. Esta teoría desnaturaliza los proce- social en educación aportan, en cuanto a develar la
sos sociales, y por lo tanto desnaturaliza la investiga- función social de las interacciones educativas de las
ción educativa. Al hacerlo, ofrece una posibilidad de cuales forme parte.
cuestionamiento a la psicología cuando interviene en 3. Confrontación crítica frente al sistema social: para
dichos procesos. el experto, la Psicología posee una historia de aco-
En relación con todo esto, emergen las posibilida- modamiento a un sistema social injusto. En este
des analíticas y de acción ofrecidas por el interés eman- sentido, la Psicología debiera orientarse al acompa-
cipatorio. El énfasis se ubica desde la autorreflexión ñamiento de las mayorías oprimidas en su lucha por
para la autonomía y libertad del ser humano. De esta constituirse como seres en y con el mundo, donde
manera, los aportes de la teoría crítica en educación se todos podamos formar parte de procesos educati-
entrecruzan con aquellos derivados de la psicología so- vos liberadores.
cial crítica, con el fin de ofrecer alternativas de acción
a una psicología en educación que pretenda colaborar En síntesis, y desde el interés emancipador, el po-
con la transformación y resistencia social. sicionamiento adoptado por la educación, y por una
Desde este enfoque, los agentes educativos se vuel- psicología que pretenda acompañar a esta disciplina en
ven participantes activos en los procesos investigativos, procesos de investigación, no implican abandonar la
de modo tal que las relaciones de dominación dan paso Psicología,
a relaciones humanizantes, en términos freirianos, con-
cienciados en el mundo, con el mundo y para el mundo. se trata de poner el saber psicológico al servicio de la
En este tipo de investigaciones educativas, la psicología construcción de una sociedad donde el bienestar de los
se posiciona desde la facilitación de espacios y procesos menos no se asiente sobre el malestar de los más, donde
de reflexión conjunta con otros, siempre en miras de la la realización de los unos no requiera la negación de los
transformación de las condiciones de injusticia social. otros, donde el interés de los pocos no exija la deshuma-
A partir de los planteamientos de Martín-Baró nización de todos. (Martín-Baró, 1998, p. 177)
(1998), es posible proponer tres puntos esenciales para
enfrentar lo que él llama “el reto histórico para el cual Esto implica asumir como propia la crítica de Wie-
probablemente no fuimos preparados” (p. 176), alu- senfeld (2000) respecto a las prácticas de la investiga-
diendo a la necesaria colaboración de la psicología con ción social, cuestionando el quehacer del psicólogo en
los procesos de transformación social. En el campo de este proceso. Para la autora,
la psicología en educación, estos puntos serían los si-
guientes: si consideramos que el/la investigador/a es quien gene-
ralmente selecciona y se aproxima a un contexto con
el que se familiariza, sin que lo mismo ocurra con los
1. Replantearse la imagen de sí mismo como profesio-
informantes en dicho contexto; que llega motivado por
nal: la propuesta que elabora el especialista busca ciertos propósitos, que independientemente que los ne-
que la Psicología se despoje de las formas de actuar gocie o modifique en el curso de su interacción, lo colo-
habituales, confrontando su saber con los nuevos can como promotor/a de un proceso; que tiene acceso
problemas que enfrenta la educación, propiciando a la subjetividad, intimidad del informante en virtud de
espacios concientizados en colaboración con los su entrenamiento para preguntar, argumentar, repor-
agentes educativos. tar; que usualmente es quien pregunta y el informan-
2. Asumir la perspectiva de las mayorías populares: el te responde, sin que nada de esto ocurra a la inversa;
aporte del teórico en este punto implica el cuestio- debemos admitir que no estamos frente a una relación
namiento de los intereses de esta rama de la Psicolo- simétrica. Adicionalmente, el investigador/a publica y
La psicología y las metodologías críticas de investigación educativa 119

gana prestigio y reconocimiento a partir de las vidas De la Cuesta, C. (2003). El investigador como instrumento
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