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relacionada con la cantidad de fuerza dispen- La obra acusa a “la normalización de los
sada, que se complica al disponer de manera supuestos de anormalidad constitucional” (p.
cotidiana de la capacidad letal de las fuerzas 127). Le atribuye a la excepcionalidad en el
militares para enfrentar delincuentes y 3) la uso del poder la consecuencia de crear una
responsabilidad, inherente al Estado de dere- crisis en el Estado de derecho (p. 128). Pero
cho, que se activa como consecuencia de los cuando se resuelve normalizar la operación mi-
dos criterios anteriores (p. 75). litar para atender problemas delictivos graves
El último de los retos –que parece ser el y cotidianos, el vertido de la opción castrense
que mayor influencia ha tenido– radica en la en los espacios de vida civil se hace ordinario.
política de cooperación estadounidense en la Tal argumento se basa en la producción de un
región, la cual ha supuesto el rol criminógeno claroscuro entre los límites constitucionales de
del tráfico y uso de drogas con respecto a otras la actuación militar y el estado de necesidad
manifestaciones delictivas. De allí la “doctri- provisto de justificación política, o como se
na de contención”, que se ha diseminado y ha menciona en el texto, “la quiebra nítida entre
dado lugar a la militarización de las soluciones la regla y la excepción” (p. 120).
(p. 79). La cooperación internacional brinda- El libro analiza el empleo de las fuerzas
da a América Latina siempre ha estado im- armadas para enfrentar las formaciones de
pregnada de militarismo, mientras que en el crimen organizado en América Latina. En tal
ámbito interno, Estados Unidos ha confiado sentido, delimita tres grupos: (1) los países
la represión a las agencias federales civiles, y que son completamente favorables a esta po-
el juzgamiento de los infractores a la jurisdic- lítica, como México, Guatemala, Honduras y
ción criminal ordinaria. Sansó-Rubert men- El Salvador; b) los países que son flexibles a
ciona a la actuación diplomática, que avanza esta política, pero que no la consideran esen-
en paralelo a través de la cooperación militar cial, como Brasil, Nicaragua, Ecuador, Bo-
y policial, para difundir criterios y estrategias livia, Perú y República Dominicana y c) los
semejantes a las de una guerra convencional países que siguen la orientación tradicional
(p. 80). que insiste en diferenciar los roles de defensa y
En el capítulo 3 el autor se refiere a los de la Policía, tales como Uruguay, Argentina,
cambios constitucionales producidos en Amé- Chile y Paraguay.
rica Latina, que amplían el ámbito de acción El capítulo 4 se refiere a la adaptación de
de las fuerzas armadas en los problemas de la actuación gubernamental requerida para
seguridad pública (p. 58). A esta transforma- combatir la delincuencia organizada. Tal ade-
ción la describe como “la quiebra de la excep- cuación es puesta en contexto partiendo de la
ción en pro de recurso ordinario” (p. 120). La obligación que tiene el Estado de prevenir y
intervención militar está vinculada en forma castigar los delitos. Ante la brecha que subsis-
intrínseca a la defensa y preservación del Esta- te entre los objetivos de política criminal y la
do a través de su atención a los problemas de incapacidad de lograrlos de manera satisfac-
seguridad interna, por la vía del estado de ex- toria, pareciera que los Estados de la región
cepción, del estado de alarma o del estado de apelan al argumento de considerar legítimo
sitio, todos limitados dentro de las tradiciones controlar al “mal mayor” haciendo el sacrifi-
constitucionales más aceptadas. cio de usar un “mal menor”. Esto conlleva un
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estado de necesidad política que presiona a los de seguridad democrática como “una estrate-
Estados democráticos a legitimar la descarga gia que ostenta la autoridad legítima del Esta-
incontrolada de fuerza militar para contener do, que encierra la capacidad de disuadir a los
la violencia criminal, asunto que constituye el violentos, dentro del marco al respecto de los
argumento central de la obra. El autor analiza derechos humanos” (p. 185). Para llegar a ella,
tal dilema con gran rigurosidad empírica, a la refiere algunos de los parámetros a cumplir,
vez que sustenta sus observaciones críticas con tales como “reestructurar la institucionalidad
argumentos teóricos muy eficaces. del aparato estatal, generando sinergias entre
La doctrina de adecuación democrática las entidades competentes y dirigiendo la ma-
que refiere Sansó-Rubert está orientada hacia yor cantidad de esfuerzos a garantizar la pro-
el equilibrio que debe mantenerse entre la ga- tección integral de los ciudadanos” (p. 182).
rantía de seguridad y el respeto de las liberta- Como respuesta al examen situacional
des y derechos. Esto es uno de los mayores re- anterior, en el capítulo 5 la obra propone al-
tos de la política criminal contemporánea. Se gunas bases de política criminal, que sugieren
propone que mantener la seguridad pública es abandonar las prácticas reactivas para pasar a
la mejor garantía para el libre desenvolvimien- las preventivas, porque las primeras demostra-
to de la vida individual de los ciudadanos. No ron haber perdido mucha capacidad operati-
obstante, la realidad actual ha forzado a acep- va. Los lineamientos sugeridos comienzan fo-
tar una premisa que legitima el sacrificio de calizando los esfuerzos para valorar la amenaza
los derechos individuales en favor de la segu- constituida por la delincuencia organizada, así
ridad del Estado y, por ende, de la ciudadanía. como la gestión de los riesgos que esta pre-
Este razonamiento lleva a creer que, al prote- senta para el desenvolvimiento del Estado de-
ger el funcionamiento del Estado, se protege mocrático. Luego se propone hacer énfasis en
a los ciudadanos porque la población forma la cooperación y coordinación internacional,
parte de sus elementos constitutivos, y no lo para conducir estrategias acertadas de desarti-
contrario. culación, lo cual implica el uso de herramien-
Otro aspecto considerado por el profesor tas prospectivas (p. 195).
Sansó-Rubert un esfuerzo de acomodación de El autor enfatiza en una perspectiva in-
la política criminal con respecto a las exigencias novadora, que denomina “seguridad inteli-
democráticas modernas es el tipo de respuesta gente” (p. 196), fundamentada en incorporar
política que se le da a las consecuencias de la capacidades de inteligencia en la articulación
criminalidad organizada en el funcionamien- de la política criminal y en las estrategias de
to del Estado de derecho, configurada como seguridad destinadas a enfrentar con éxito las
una aspiración de “seguridad democrática” (p. manifestaciones de criminalidad organizada
181). Una vez más el autor llama la atención transnacional. Este último lineamiento es pre-
sobre la dialéctica derivada de contraponer la sentado en detalle como un recurso de gran
preservación de las garantías constitucionales valor preventivo, que promete un mejor con-
con los derechos individuales, ante las tenden- trol del impacto de las actividades delictivas.
cias seguritizadoras que abundan en América Esto se basa en las explicaciones sobre la exis-
Latina para contener las manifestaciones del tencia del problema delictivo y en su posible
crimen organizado. Luego, define a la política evolución a través del desarrollo de escenarios
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probables. Esta perspectiva trastoca de manera alineación con los presupuestos democráticos
definitiva a la estrategia reactiva tradicional. de mantenimiento del orden y la seguridad
Daniel Sansó-Rubert Pascual concluye su pública, sin perjuicio del apoyo proveniente
obra con varios corolarios derivados de los ar- de las fuerzas armadas, reservado para situa-
gumentos expuestos a lo largo de ella, que se ciones especiales en las cuales la exigencia de
refieren directamente a las orientaciones estra- uso de la fuerza guarde proporción con la ca-
tégicas y de políticas públicas que el Estado pacidad de choque de los grupos criminales.
debe procurar. El primero de ellos es que la Como reflexión final, Sansó-Rubert ex-
opción militar sí puede tener cabida dentro de presa que “la seguridad de los ciudadanos en
las opciones de política criminal en un Esta- una democracia no puede ser lograda a cual-
do de derecho, pero bajo la condición de que quier precio ni de cualquier manera, sino que
se articule fuera del contexto bélico, para evi- debe alcanzarse con pleno respeto a los dere-
tar su uso como recurso primario, porque tal chos y garantías, que el sistema político mis-
priorización conduciría a la militarización de mo reconoce a las personas” (p. 207). En ello
la seguridad interior (p. 204). La clave ope- condensa sus demostraciones previas acerca
rativa está en equilibrar de modo estratégico de la disyunción que viven los Estados demo-
los planes de acción para enfrentar este tipo cráticos al procurar respuestas idóneas contra
de delincuencia sin socavar las garantías in- la criminalidad organizada, frente a la obliga-
dividuales y los derechos humanos, yendo a ción de respetar los derechos individuales.
los puntos verdaderamente importantes de las
formaciones de crimen organizado, a través de
las aplicaciones de inteligencia. Bibliografía
El autor subraya la precaución de los daños
colaterales vinculados al desarrollo de opera- Sansó-Rubert Pascual, Daniel. 2017. Demo-
ciones militares. Insiste en que sean evitados, cracias bajo presión. Estado, Fuerzas Ar-
ya que la persecución de la delincuencia orga- madas y Crimen Organizado en América
nizada debería ser conducida usando las capa- Latina: ¿éxito o fracaso de la estrategia de
cidades investigativas policiales. Esto guarda contención militar? Madrid: Dykinson.
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