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Carlos García, Martín Greco, La ardiente aventura.

Cartas y documentos inéditos de Evar Méndez, director del periódico Martín Fierro 04/12/2017 19)03

Amerika
Mémoires, identités, territoires

17 | 2017 :
Autour de Manuel GONZÁLEZ PRADA (Lima, 5 janvier 1844 – Lima, 22 juillet
1918)
Compte-rendus
Littérature

Carlos García, Martín Greco, La


ardiente aventura. Cartas y
documentos inéditos de Evar
Méndez, director del periódico
Martín Fierro
Madrid, Albert editor, 2017

DANIEL ATTALA
Référence(s) :
Carlos García, Martín Greco, La ardiente aventura. Cartas y documentos inéditos de Evar Méndez, director
del periódico Martín Fierro, Madrid, Albert editor, 2017.

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Palabras claves : literatura argentina, vanguardias, años 1920
Géographique : Argentina

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Carlos García, Martín Greco, La ardiente aventura. Cartas y documentos inéditos de Evar Méndez, director del periódico Martín Fierro 04/12/2017 19)03

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1 Es obra desde hace tiempo prometida por los autores y esperada con avidez por
quienes se interesan en la historia de la vanguardia hispanoamericana. La demora tal
vez obedeció, es de imaginar, a los rigores del mercado editorial argentino, de lo
contrario la promesa se hubiera cumplido antes y el pie de imprenta no sería Madrid.
La situación no deja de ser irónica, de esas ironías imprevistas con que las
circunstancias suelen agravar el sentido de las cosas, ya que Carlos García y Martín
Greco se proponen en este libro iluminar un período esencial precisamente de aquel
mercado literario. Es verdad que el período en cuestión –la década de 1920,
ensanchada por acontecimientos ocurridos tres lustros antes y seis después–, ha
acaparado por sí solo una parte enorme de la producción historiográfica y por lo tanto
se supone ya suficientemente conocido. Una rápida lectura de las seiscientas páginas de
esta obra basta sin embargo para sospechar que el esquema con el que tras tantos
estudios todavía se lo suele describir tendrá que ser revisado. Me refiero a la pretendida
polarización del campo cultural de aquellos años, en el que dos quiméricos grupos
literarios, Florida y Boedo, se habrían enfrentado en un sistema de posiciones
antitéticas demasiados simétricas para ser reales y que lo abarcan todo sin resto ni
anomalías : géneros literarios, tradiciones históricas, estilos poéticos, modelos
estéticos, público, ideales políticos, clase social de sus miembros, etc., como si no
hubieran existido terceras y cuartas o quintas posiciones, ni mezclas y matices y aun
incongruencias en lo más íntimo de esos cómodos bandos. Esta, pues, incómoda
revisión, ya la efectúan en parte los autores en las cien páginas que ocupa la densa
biografía de Evar Méndez con que arranca el libro (“Estudio Preliminar”). Pero en parte
es también labor a realizar ya que los documentos que siguen al estudio exceden con
mucho la figura durante tanto tiempo enigmática, por no decir ignorada, del director de
Martín Fierro, el “hombre detrás de la vanguardia” según lo llaman Carlos García y
Martín Greco1.
2 El libro se compone de dicho “Estudio Preliminar” y de cinco secciones. En las cuatro
primeras se reparte un monumental dossier de 460 textos –la mayoría jamás
publicados o inhallables– tocantes a Evar Méndez pero que han sido reunidos con el
designio de desplegar, allende esta figura, un abanico de perspectivas más o menos
inéditas sobre el contexto de la vanguardia rioplatense de los años 1920 en general2. La
última sección es una cronología desde el nacimiento de Méndez en 1885 hasta su
muerte setenta años después. Cierra el libro una bibliografía copiosa y servicial de
treinta apretadas páginas. Las cuatro secciones están organizadas de la manera
siguiente :
3 1) Redes intelectuales : cartas y documentos. En número de 342, se reúnen aquí, en
un orden cronológico que va de 1907 a 1954, las siguientes clases de textos : a) cartas,
postales o telegramas que tienen por autor, destinatario u objeto a E. M. y que
involucran, salvo las misivas familiares, a personalidades del medio literario o artístico

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como Ricardo Rojas, José Ingenieros, Fernando Fader, Atilio Chiappori, Ricardo
Güiraldes, Oliverio Girondo, Jorge Luis Borges, Alfonso Reyes, Pedro Henriquez Ureña,
Guillermo de Torre, Macedonio Fernández, Nicolás Olivari, Juan Filloy o Norah Lange
(la ínfima proporción de mujeres en la vanguardia de aquellos años, igual que el
machismo y algún que otro exabrupto homofóbico, ponen al descubierto la escasez de
estudios sobre estos tópicos en la bibliografía especializada) ; b) dedicatorias de libros
por o a E. M. ; c) notas periodísticas de fondo o de ocasión que atañen de algún modo a
E. M. ; e) volantes publicitarios de las publicaciones relacionadas con el mismo ; f)
documentos oficiales relativos a su vida (bautismo, nombramientos, etc.).
4 2) Evar Méndez : Ensayos y artículos. Son 29 piezas ordenadas cronológicamente
desde 1909 hasta 1955 y publicadas en libros y en la prensa diaria o especializada
(Ideas y figuras, La Gaceta de Buenos Aires, Nosotros, Caras y Caretas, El Orden de
Tucumán, El País de Córdoba, Martín Fierro, etc.). Destacan varios panoramas
antológicos y razonados sobre la nueva literatura argentina escritos por E. M. en años
diferentes, lo que permite al lector seguir la evolución tanto de la perspectiva y de la
estrategia del autor como de la reali​dad íntima del movimiento literario de esos años
vertiginosos y confusos. Los últimos, de carácter retrospectivo, por el hecho de revelar
los intereses en juego en los actores de esa histo​ria, muestran lo cuidadoso que hay que
ser –y cómo no siempre se lo ha sido– a la hora de querer reconstruirla.
5 3) Evar Méndez : Antología poética. Los autores, que en acuerdo con la crítica y en
cierto modo con el propio E. M. califican su obra poética de posmodernista, ofrecen
aquí una serie de poemas en verso y en prosa extraídos bien de periódicos, bien de sus
tres únicos libros : Palacios de ensueño de 1910, El jardín secreto de 1923 (publicado
tan sólo, según declara el autor en uno de los documentos de la primera sección, para
obtener un ascenso en la administración), y Las horas alucinadas de 1924. El interés
de este apartado es menor que el de los dos anteriores, porque siendo documental más
que poético (el propio autor duda desde muy temprano del valor intrínseco de su
poesía), hablan menos directamente de la vanguardia que lo que lo hace el resto del
dossier.
6 4) Testimonios sobre Evar Méndez. Reúne reseñas o párrafos sobre sus libros o
sobre libros de otros autores que hacen referencia a E. M. o a su entorno literario,
homenajes o sátiras en verso o prosa relativas a su persona o al martinfierrismo,
necrológicas de su desaparición en 1955, así como testimonios y entradas de
diccionarios relativos al autor y a la vanguardia junto con la que alcanzó, según su
opinión de 1945, su “gran hora”. Figuran aquí juicios, de acceso tan difícil como
indispensable para el estudioso, emitidos por testigos privilegiados : Idelfonso Pereda
Valdés, Nicolás Olivari, Leopoldo Marechal, Carlos Mastronardi, Francisco Bernárdez,
Emilio Pettoruti o Ulises Petit de Murat.
7 En cuanto al apasionante “Estudio Preliminar”, sus autores parecen no haberse
propuesto más que volver a situar a E. M. “en la historia del campo cultural argentino”.
Sólo que al hacerlo, por el rol central que tuvo el personaje en la coyuntura del
periódico Martín Fierro (1924-1927) y de los proyectos editoriales que encabezó (Proa,
Martín Fierro, Cuadernos del Plata, donde vieron la luz varios hitos de la evolución
literaria del siglo XX3), lo que en verdad hacen es promover una revisión de conjunto
de dicho campo cultural. Es que la historiografía suele mirar este campo a través del
prisma de la noción de autor, y con demasiada frecuencia, aun de la noción de gran
autor. En el primer caso, olvidan el contexto de producción en que afloran esos autores
y sin el cual serían éstos muy distintos o ni siquiera existirían ; en el segundo, caen en el
anacronismo de estudiar la década de 1920 en función de los tres o cuatro que
triunfaron unos años o varias décadas después. Es así como en no pocos estudios se

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reduce aquella época a un ordenado diálogo en el que apenas participan Ricardo


Güiraldes, Oliverio Girondo, Jorge Luis Borges, Leopoldo Marechal, Roberto Arlt y a lo
sumo, interrumpiendo quizá la conversación, un Macedonio Fernández o (en aras de
un imposible restablecimiento de la paridad), alguna de las Norah, Borges o Lange. No
sólo de este modo se relega a una infinidad de otros autores bien activos en aquel
entonces pero de cuyos nombres ya el tiempo no quiere acordarse, sino que se olvida
que esos autores y el supuesto diálogo entre ellos no son más que la punta de iceberg de
un vasto entramado de producción sumergido bajo las tapas de los libros y ante todo
bajo las primeras planas de los diarios, y cuyos desplazamientos no obedecen
únicamente a la genética autoral ni a la lógica del diálogo (“For life is a fight and is not
a conversation”, escribe Chesterton en los días de apogeo de las vanguardias, antes de
la Primera Guerra Mundial4) : el fuego cruzado y sordo de la combativa maquinaria
comercial, política, religiosa, así pues muchas veces violenta, de la industria editorial y
en última instancia, simplemente, de la humanidad.
8 Carlos García y Martín Greco no niegan lo que las historias suelen afirmar, cuando
algo afirman, sobre la figura de E. M., a saber, que se trata de un mediocre epígono del
modernismo. Lo que niegan es, en primer lugar, que se pueda reducir subrepticiamente
el rol de ese hombre a la autoría de tres regulares poemarios a los que como se dijo ni
siquiera su autor acordaba gran valor. Lo importante, lo verdaderamente importante,
es su obra de editor, la que, en segundo lugar, tampoco puede ser entendida según la
lógica de la autoría (noción según ellos “estrechamente romántica”). Evar Méndez no
es, como ya alguno de sus amigos de entonces lo creía, un autor sin obra, especie de
asceta que en un arranque de abnegación sacrificó la suya a la de los vanguardistas,
sino un editor de insólita envergadura que en un momento delimitado de la historia
supo invertir una gran fuerza de trabajo, con todo lo que esta última noción implica de
contrario a la de inspiración literaria.
9 El “Estudio Preliminar” es pues también una reflexión “acerca de las funciones del
director de una publicación cultural”, al que se trata de entender en analogía con el
director de cine, dominio éste último en el que hace tiempo que la crítica prescinde de
la óptica “estrecha​mente romántica” y aún criptoteológica del autor solitario. Con el
soporte del exuberante dossier que la acompaña, tal reflexión es necesaria para tomar
conciencia de los efectos distorsivos que la maquinaria editorial produce sobre la
superficie ilusoriamente límpida que muestran las publicaciones cuando sólo se las lee
desde aquella óptica. Cuánto más distorsiva, además, si se enfoca al autor (y no me
refiero en este punto al que es objeto de este libro) desde el pedestal en que se yergue la
estatua que le han levantado los años posteriores (precisamente la posteridad). La
ignorancia de pormenores como la tirada que pudo alcanzar Martín Fierro en su
momento de esplendor –a lo sumo 7.000 ejemplares, contra los 20.000 que se le
suelen imaginar–, o como las fechas de los nombramientos de E. M. en un cargo del
Estado –que contra la opinión recibida ocurrió mucho antes de la división del campo
intelectual en torno a Hipólito Yrigoyen que precipitó, junto a otras causas no menos
importantes que desconocidas, el cierre del periódico–, la ignorancia de estos y otros
pormenores, decía, ha tenido un impacto directo en la versión que de toda esta historia
transmiten los manuales y aún varios trabajos especializados. Ahora, desmentidos
como estos se encuentran de a montones en La ardiente aventura. Transcribo uno de
los pasajes en los que Greco y García declaran el propósito de esta revisión :

En el espacio privado se debate, a veces con aspereza, la estrategia del espacio


público ; las disputas suelen ocultarse para presentar en el espacio público un
frente único. Puede hablarse entonces del anverso y del reverso de una
publicación ; el reverso no siempre es accesible al investigador por carencia de
fuentes […]. Entre el revés y el derecho hay una circulación de señales que no es

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fácil interpretar porque la mayoría de las veces faltan las piezas testigo, por ello
es necesario recurrir a otras fuentes de información, impresas y manuscritas.
En la presente investigación se saca a luz abundante documentación referida al
espacio oculto de Martín Fierro, que no puede ser considerado como un bloque
único (p. 43).

10 El lector, al volver la última página del libro, no puede menos que volver a
preguntarse por la razón de que la publicación de este volumen suceda en España y no
en Argentina. La respuesta no puede ser la falta de interés de los lectores potenciales
del último de estos países, como tampoco puede ser el mayor interés que puede suscitar
en los del primero. Tampoco tendría sentido responder con una reedición del debate
sobre el Meridiano Intelectual de Hispanoamérica, que tuvo en vilo durante unos meses
de 1927 a los jóvenes de uno y otro lado del Atlántico y del que este libro también trata.
¿Y a quién se le ocurriría, en tercer lugar, pensar que con el paso del tiempo se haya
vuelto válida la especie que sobre los intelectuales argentinos lanzó en voz baja Alfonso
Reyes en una carta a José Ortega y Gasset de 1930 ? Esa carta figura en la primera
sección de documentos. Tras referirle a Ortega sus relaciones con el entramado de la
vanguardia martinfierrista, el mexicano escribe : “Y le cuento a usted estas nimiedades
porque tienen sentido y van a esto : la necesidad que hay aquí de clasificar cuanto antes
las cosas para quitárselas de encima y juzgarlas de montón, para no tener que entender
cada una separadamente : todo, ahorro de esfuerzo. Pero el efecto es de una inso​-
portable grosería mental”. Nadie creerá ya en este tipo de generalizaciones, tan del
gusto del autor de La rebelión de las masas y que Reyes manifiesta aquí con la soltura
de la comunicación privada. Es verdad, por supuesto, que el hecho de publicarse este
libro en Madrid y no en Buenos Aires, más que de los lectores argentinos habla del
mercado editorial, descendiente lejano del que Evar Méndez contribuyó a formar. Sea
como sea, el interés que desper​tará entre aquéllos bastará para refutar a los
malintencionados que valiéndose de aquel hecho querrán dar por sentado el juicio del
gran Alfonso Reyes. El cual, dicho sea de paso, en la misma carta a Ortega únicamente
encontraba valor en apenas uno de los tantos buenos colegas en ciernes en aquellos
años de idealismo fácil y ardua realización. Al lector de esta nota no le costará adivinar
quién es.

Notes
1 Martín Greco vive en Argentina y es autor de varios estudios (libros y artículos) sobre
miembros de las vanguardias hispánicas, especialmente Oliverio Girondo, de cuya obra
prepara, según explica la contratapa de La ardiente aventura, la edición crítica. Carlos García
(Hamburgo) es autor de numerosos artículos y libros sobre tema similar y editor de una
docena de epistolarios de autores tales como Guillermo de Torre, Rafael Cansinos Assens,
Alfonso Reyes, Juan Ramón Jiménez, Ramón Gómez de la Serna (junto a Martín Greco),
Federico García Lorca, Jorge Luis Borges, Macedonio Fernández o Vicente Huidobro. En
Albert editor, este año se ha publicado también, de Carlos García, el volumen Arte y literatura
en Mallorca (1920-1928), cuatro estudios centrados en el joven poeta y pintor Jacobo Sureda y
tocantes así mismo a figuras aledañas como Jorge Luis Borges o Eugenio D’Ors ; es la primera
entrega de una serie, siempre sobre las vanguardias hispánicas, que se anuncia nutrida.
2 Más o menos inéditas por cuanto los mismos autores vienen entregando desde hace años
trabajos que avanzan en esta dirección y porque no dejan de reconocer, en los de otros
estudiosos, aportes que van en el mismo sentido.
3 En Martín Fierro se hizo la segunda edición de Veinte poemas de O. Girondo, La musa de la
mala pata de N. Olivari y La guitarra de los negros de I. Pereda Valdés ; en Proa se publicó,
entre otros libros, Inquisiciones, Luna de enfrente y El tamaño de mi esperanza de J. L.
Borges, Don Segundo Sombra de R. Güiraldes, La voz de la vida y El rumbo de la rosa de N.
Lange, Panegírico a Nuestra Señora de Luján de R. Molinari, Espantapájaros de O. Girondo ;

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Carlos García, Martín Greco, La ardiente aventura. Cartas y documentos inéditos de Evar Méndez, director del periódico Martín Fierro 04/12/2017 19)03

en Cuadernos del Plata, por fin, aparecen por ejemplo Seis relatos de R. Güiraldes, El
cuaderno San Martín de J. L. Borges y Papeles de Recienvenido de M. Fernández. La lista
completa es detallada en la página 77 de La ardiente aventura.
4 En “Fiction as food”, T. P.’s Weekly, Londres, 1911, vol. 17, p. 424.

Pour citer cet article


Référence électronique
Daniel Attala, « Carlos García, Martín Greco, La ardiente aventura. Cartas y documentos
inéditos de Evar Méndez, director del periódico Martín Fierro », Amerika [En ligne], 17 | 2017,
mis en ligne le 04 décembre 2017, consulté le 04 décembre 2017. URL :
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Daniel Attala

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