El receptor androgénico (también llamado NR3C4) es un receptor intracelular,
por lo general en el citoplasma, de la subfamilia 3, grupo C, miembro 4 que resulta activado con la unión de cualquiera de las hormonas androgénicas testosterona o dihidrotestosterona.1 La función principal del receptor de andrógenos es el de unirse a factores de transcripción que regulan la expresión genética de diversas proteínas.2 Sin embargo, el receptor androgénico tienen funciones adicionales que son independientes de la unión al ADN.3 Este es un receptor con parecidos estructurales al receptor mineralocorticoide, receptor de la progesterona, y otros. Las progestinas a dosis elevadas son capaces de bloquear la acción del receptor androgénico.
Mecanismo de acción
El receptor androgénico humano unido a la testosterona.66 La proteína es mostrada como un diagrama
de cintas en rojo, verde y azul, con el esteroide mostrado en blanco.
Los efectos de la testosterona en los humanos y otros vertebrados ocurren a través de dos
mecanismo principales: la activación del receptor androgénico (directamente o como DHT), y la conversión a estradiol y la activación de ciertos receptores de estrógeno.6768 La testosterona libre (T) es transportada hacia el citoplasma de las células del tejido objetivo, donde se puede encajar en el receptor androgénico, o puede ser reducida a 5α- dihidrotestosterona (DHT) por la enzima citoplasmática 5-alfa reductasa. La DHT se encaja en el mismo receptor androgénico que la testosterona pero de manera mucho más fuerte, haciendo su potencia androgénica alrededor de 5 veces la de la T.69 El complejo de receptores-T/-DHT se somete a un cambio estructural que le permite a la hormona ingresar al núcleo celular y encajarse directamente en secuencias específicas de nucleótidos de la ADN cromosómica. Las áreas de encaje son llamadas elementos de respuesta a hormonas (HREs), e influencian la actividad transcripcional de ciertos genes, produciendo el efecto androgénico. En los vertebrados, los receptores androgénicos ocurren en varios sistemas de tejidos distintos, y ambos los machos como las hembras responden de manera similar a niveles similares de testosterona. La gran diferencia en los niveles de testosterona antes de nacer, durante la pubertad, y a lo largo de la vida explican las diferencias biológicas entres los machos y hembras. Los huesos y el cerebro son dos tejidos importantes en los humanos donde el principal efecto de la testosterona es a través de la aromatización a estradiol. En el tejido óseo, el estradiol acelera la maduración del cartílago hacia hueso, llevando al cierre de la epífisis y en consecuencia la conclusión del crecimiento. En el sistema nervioso central, la testosterona es aromatizada a estradiol. Es el estradiol y no la testosterona, que sirve como la señal más importante del feedback negativo hacia el hipotálamo (específicamente afectando la secreción de LH). En muchos mamíferos, la "masculinización" prenatal de las áreas de dimorfismo sexual del cerebro son hechas por el estradiol derivado de la testosterona. La hormona humana testosterona es producida en grandes cantidades por los varones, y menos por las mujeres. La hormona humana estrógeno es producida en grandes cantidades por las mujeres, y menos por los varones. La testosterona causa la apariencia de rasgos masculinos (engrosamiento de la voz, vello facial y púbico, incremento de la masa muscular, etc.) Al igual que los hombres, las mujeres dependen de la testosterona para mantener la libido, densidad ósea y masa muscular a los largo de sus vidas. En los hombres, los niveles inadecuadamente altos de estrógeno disminuyen los niveles de testosterona, disminuyen la masa muscular, inhibe el crecimiento en los adolescentes, introduce la ginecomastia, incrementa las características femeninas, reduce la susceptibilidad a contraer cáncer prostático, reduce la libido, causa disfunción eréctil, y causa sudoración excesiva y bochornos. Sin embargo, un nivel apropiado de estrógeno es requerido por los varones para garantizar el bienestar, mantener la densidad ósea, libido, función eréctil, etc.