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En una crisis profunda, el rey David, atraviesa el torrente de Cedrón (en ese momento un
riachuelo casi seco por el verano) y es cuando viene a su imagen el ciervo que brama por
las corrientes de agua. En once versos David, expresa su situación catorce veces. No debe
existir Salmo más egocéntrico que este, ya que el autor menciona catorce veces la
expresión “mi situación”, dieciséis veces “mis problemas” y veintiún veces menciona la
palabra “yo”, leemos frases tales como “mi alma Señor, tiene sed de ti”, “dónde estás tú, oh
Dios”, y finaliza con “porque te abates oh alma mía y te turbas dentro de mí”.
David reconoce que es un hombre que en medio de su situación no tenía la solución para
salir, no podía solucionarlo con dinero, ni siquiera era una enfermedad, su hijo le perseguía
para matarle, quería entronarse en Israel. En medio de su desesperación el rey decide ir al
único que le podía defender: el Dios de Israel, el Dios de sus padres a quien había servido
por años, pero igual debía pasar por su crisis.
Lo interesante en este salmo es que cuando David muestra su abatimiento se compara con
un ciervo que brama. Cuando se ve a un ciervo bramar es porque está en la necesidad de
conseguir agua. Es un animal con la agilidad de caminar por las montañas, su dificultad no
es caer, sino tener profunda sed. Al bramar, un ciervo lo hace desde sus entrañas, su gemir
es interno, sale de lo más profundo de su estómago, necesita saciarse en las aguas del
profundo vacío que siente.
El ciervo tiene dos enemigos: el primero es externo, los lobos y los leones que lo están
cazando para comérselo, pero eso lo podía resolver con la agilidad para caminar en las
montañas; pero el segundo problema no es externo, es interno, el enemigo interno es su
sudor, su aroma, y la única forma de limpiarse de su hedor de ciervo es metiéndose en la
profundidad del agua, porque la única manera que el lobo y el león pueden seguir cazando a
su presa, es por el olor. David se sentía como presa fácil y necesitaba derramar su vida en
el único pozo que puede camuflajear su olor y derramarse en la presencia de este único
Dios vivo que llena con poder y gracia, transformando una situación interna en una fuente
de vida para bendición eterna.
Desesperadamente este ciervo busca agua, dice el salmo: “Un abismo llama a otro a la voz
de tus cascadas; todas tus ondas y tus olas han pasado sobre mí.” Un ciervo que en medio
de su crisis, debe clamar desde lo más profundo para pedirle a Dios que derrame sobre su
vida la profundidad de Su agua, no un poco de agua, sino un río que inunde y se lleve toda
la fragancia y llene del olor de la presencia que salva de todo enemigo, y oler a la presencia
del Espíritu.
Yo no sé cuál es tu enemigo externo, ni tu enemigo interno pero Dios quiere tomarte y
soltar el río que tienes años reprimiendo, y llevarte a la presencia del Espíritu Santo, un río
que nunca se acaba, un río que llena de paz incomprensible y allí sentirás como esa
presencia te baña y quita todo hedor de enfermedad, todo hedor de pecado, y empieza a
emanar la clara y bendita presencia de su Espíritu en tu vida.
Dios quiere llenar tu vida, Él comienza una obra de limpieza desde lo más profundo de tu
ser, es una presencia tal que no la puedes explicar, ni descifrar con códigos y palabras, si
estas enfermo, comienzas a ver la enfermedad como una forma de bendecir tu vida, Dios
quiere impactar tu vida en un profundo quebrantamiento que saque el gemido de lo más
profundo de tu ser, y puedas sentir que en ese gemir se va el alma, se va la vida, no importa
el tiempo, el espacio, ni el momento sino que te derrites como mantequilla y el calor de Su
fuego llena tu ser y puedas perder tu voz para sentir que tu vida huele a la presencia del
Espíritu Santo.
Responder esta pregunta conlleva en primer lugar a observar la vida de este animal hecho por Dios
para vivir en las montañas; al igual que aquellos que como usted y yo hemos nacido del Espíritu
Santo, hechos por Dios para estar en su santo monte. El verbo en esta oración está en femenino
indicando a una cierva jadeante; pues ésta cuando cría requiere altísimas dosis de agua y
mayormente cuando corre huyendo de sus cazadores. Y tal parece ser la motivación más fuerte
que inspiró este salmo; sin embargo tres preguntas atormentan al salmista, las que desembocan
en dos tremendas afirmaciones. Cinco en total son los puntos que nos ayudarán a comprender
¿Por qué brama el ciervo? Un mensaje actual para una iglesia que parece tenerlo todo (grandes
edificios, orquestas, medios de comunicación disponibles, tecnología, dinero, crecimiento
numérico) y sin embargo, "su alma" brama sedienta, en algunos casos vacía de Dios; del Dios vivo
¿Por qué?, por la misma razón que fue hecho este texto bíblico.
Las circunstancias del autor del salmo son bien particulares, tiene sed de Dios, pero no en un
sentido meramente litúrgico o religioso como parece ser el sentir de una buena parte de la Iglesia
actual; satisfecha con actividades, seminarios, retiros, invitados especiales; lo cual en todo caso es
necesario sin ser lo imprescindible de nuestra relación con Dios. David en su adolescencia no tuvo
los privilegios religiosos, culturales y sociales de nuestra época, sin embargo, tenía una profunda
comunión personal con el Dios verdadero. La sed de nuestro protagonista jamás sería satisfecha
por devocionales rutinarios o cursos teológicos meramente intelectuales; su sed requería, no el
agua, sino la fuente de la misma.
Muchos son los que se congregan en el nombre de Cristo, pero, ¿Está Cristo presente, vivo en
medio de ellos?.
Es verdad que en cierta ocasión al apóstol Pablo un joven se le durmió y cayó, muriendo,y fue
resucitado (Hechos 20:9) Pero para él, tal Dios no estaba presente y vivo. Tal es la condición de
muchos feligreses, no adoradores, que duermen incluso literalmente, mientras se presume que
Dios está presente.
¿Le han hecho alguna vez ésa pregunta? Los enemigos de Cristo, son enemigos de la fe y por
tanto, enemigos de los que somos de la fe. No dudo que el autor estaba experimentando
tribulación y quebrantamiento, pero, ¿No nos enseñan las escrituras que es precisamente en estos
momentos de debilidad que Cristo está mayormente presente y fuerte en sus escogidos? Caemos
en el engaño de nuestra mente natural, cuando pensamos que en los momentos buenos Dios está
y que en los malos momentos nos ha abandonado. No fue exactamente lo que expresó Satanás
sobre Job, Dios le había preguntado "¿No has considerado a mi siervo Job?" (Job 1:8) A lo que
el adversario refutó "¿acaso teme Job a Dios de balde?" (V.9) La insinuación maléfica contra el
varón fue que este amaba la provisión de Dios y no a Dios, argumento que fue derribado a lo largo
del libro, probando que la fe, cuando es realmente fe dada por Dios, nos sostiene en cualquier
circunstancia y nos lleva a amar a Dios por sobre todas las cosas (Deuteronomio 30:6) Cuando la
adversidad providencial nos visita, los incrédulos nos tienen por abandonados de Dios, pero esto
es lo de menos, lo más ocurre cuando nosotros llegamos a pensar que Él lo ha hecho.
El "moderno evangelio positivista", falso por cierto, hace que el creyente sea vituperado, pues se
predica una fe por vista, como garantía de la presencia divina en su iglesia verdadera; sin
embargo, ésta es la prueba indiscutible de que es sólo "pensamiento positivo" ¿No fue el Señor
quien dijo: "…Vinieron los días del castigo, vinieron los días de la retribución; e Israel lo
conocerá" ?(Oseas 9:7).
Bien dice la escritura: "…un poco de levadura, leuda toda la masa" (1Corintios 5:6) A pesar de
la fervorosidad por Dios mostrada en este poema, su autor expresa lo permeables que solemos ser
ante las insolencias de los que nos afrentan, su incredulidad se hace contagiosa para aquellos que
lejos de la vid, como "pámpanos autosuficientes", confían en sus estrategias, porque hace
mucho tiempo dejaron de confiar en la palabra de Dios, o de lo contrario responderían conforme a
ésta, a aquellos que los instigan: "Nuestro Dios está en los cielos, todo lo que quiso ha hecho"
(Salmo 115:3) El auto-reproche es válido cuando de permanecer en la fe se trata, ¿Pero hemos de
ceder ante la presión de las aflicciones del mundo que advertidas y vencidas fueron por Cristo?
El abatimiento es propio de la poca fe, debilidad por escasez de la Palabra viva y la piedad en una
vida "La turbación es obvia en el hombre natural, jamás del hombre espiritual, por tanto, ha
de ser rechazada" Recuerda la voz de Jesús diciendo: "Ahora está turbada mi alma; ¿y qué
diré? ¿Padre, sálvame de esta hora? Mas para esto he llegado a esta hora" (Juan 12:27).
¿Cómo interpretar esta porción? Una vez más, recurriremos a la norma hermenéutica por
excelencia a saber: El mejor intérprete de la Biblia es la Biblia misma. Buscando pasajes
concordantes, hallamos al iracundo, rebelde, amargado y quejoso Jonás, declarando literalmente lo
mismo: "Me echaste a lo profundo, en medio de los mares, y me rodeó la corriente; todas tus
ondas y tus olas pasaron sobre mí" (Jonás 2:3) ¿La razón de tal declaración?: Dios no puede
ser burlado, ningún plan de Dios puede frustrarlo el hombre, aunque sea necesario, disciplinará,
azotará, hasta que entremos en razón. "…la maldición nunca vendrá sin causa" (Proverbios
26:2).
La iglesia debe ser corregida por Dios. El salmista, al identificarse con el profeta Jonás, estaba
aceptando que Dios es justo, que aún aquella austeridad obedecía a una causa (nuestro pecado) y
a un propósito divino (nuestra santificación). Dios hizo, Dios lo está haciendo, Dios lo hará, pues
Él no cambia Iglesia.
5. ESPERA EN DIOS
La conclusión del cantor santo es contundente; es verdad que fallamos, es verdad que muchos nos
vituperan por nuestros errores y no permitimos por éstos que los muchos vean en nosotros la luz
de Cristo. Deshonramos a Dios, no sólo con nuestro estilo de vida, sino además con nuestro
reproche al divino Maestro, culpándolo de nuevo, echando sobre Él nuestra maldad y sin embargo,
aún ello, a los que verdaderamente amamos a Dios, nos ayudará para bien (Romanos 8:28). No
obedecimos a Proverbios "De toda cosa guardad guarda tu corazón" (Proverbios 4:23). Y fuimos
por instantes leudados de incredulidad y sin embargo, el sello de "más que vencedores" es
indeleble en nuestro ser. Hemos experimentado por instantes el abandono de parte de Dios para
enseñarnos cuanto dependemos de Él y de su gracia; zarandeados por Satanás fuimos sostenidos
firmes por Cristo (Lucas 22:32). La victoria es nuestra; a los verdaderos hijos de Dios, nada nos
separará de su amor (Romanos 8:39). Tenemos la victoria y como dice Juan "Porque todo lo que
es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra
fe". (1 Juan 5:4).
Comprende ahora:
“Jesús,tú viniste al mundo a expiar en la cruz los pecados cometidos por todos los
hombres, incluyendo los míos. Yo sé que no merezco tu perdón, porque te he ofendido
conciente y voluntariamente muchísimas veces, pero tú me lo ofreces gratuitamente y sin
merecerlo. Yo quiero recibirlo. Me arrepiento sinceramente de todos mis pecados y de todo el
mal que he cometido hasta hoy. Perdóname, Señor, te lo ruego; lava mis pecados con tu
sangre; entra en mi corazón y gobierna mi vida. En adelante quiero vivir para ti y servirte.”