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Los fundamentos teológicos del culto familiar están arraigados en el mismo ser de Dios. El
apóstol Juan nos dice que el amor de Dios es inseparable de su vida trinitaria. Dios nunca ha
sido un individuo solitario carente de algo en sí mismo. El majestuoso Dios trino no se moldeó a
sí mismo a partir de nuestras familias.
Nuestra vida familiar refleja ligeramente la vida de la Santa Trinidad. Siendo conformadas al
Hijo, las personas podrían entonces participar de la santidad y el gozo benditos de la vida
familiar de la Trinidad. Dios creó a Adán a su propia imagen, y creó a Eva a partir de Adán. Dios
en el marco de un pacto.
Como una familia de dos personas, nuestros primeros padres adoraban reverentemente a Dios
mientras él andaba con ellos en el jardín del Edén. No obstante, Adán desobedeció a Dios
convirtiendo el gozo de la adoración y de la comunión con Dios en miedo, culpa, y alejamiento.
Como nuestro representante, Adán rompió la relación entre la familia de Dios y la familia de la
humanidad. Sin embargo, el propósito de Dios no podía ser frustrado.
Cristo a la ley y su sacrificio por el pecado, Dios abrió el camino para salvar pecadores
satisfaciendo al mismo tiempo su justicia perfecta. En la vida diaria, los padres representan a
los hijos, un padre representa a su esposa ya sus hijos, los oficiales de la iglesia representan a
los miembros de la iglesia, y los legisladores representan a los ciudadanos. Por ejemplo, se nos
habla de la descendencia piadosa de Set, o de que Noé y Job ofrecieron sacrificios en
beneficio de sus hijos. Dios organizó la raza humana en familias y tribus, y se relacionó en gran
medida con ellos a través del liderazgo del padre.
Dada la importancia del culto familiar como una fuerza poderosa capaz de ganar incontables
millones para la verdad del evangelio a través de las épocas, no debería sorprendernos que
Dios exija a las cabezas del hogar hacer todo lo posible para guiar a sus familias en la
adoración del Dios vivo. Quiten los dioses que sus padres sirvieron al otro lado del río y en
Egipto, y sirvan al Señor. En el versículo 14, Josué acaba de ordenar a Israel temer al Señor.
Ahora, en el versículo 15, enfatiza que el Señor desea ser adorado y servido de manera
voluntaria y deliberada en nuestras familias.
Dios en las familias. El versículo 1 deja claro que se está dirigiendo a los jefes de hogar. Josué
tiene tal autoridad sobre su familia, que habla por la familia entera.
Sin embargo, Josué confía en que, una vez muerto, seguirá influyendo sobre su familia y que
esta no abandonará la adoración. Él sabe que su familia nadará contra la corriente al continuar
sirviendo al Señor, pero declara enfáticamente que, de todos modos, eso es lo que harás. El
registro histórico muestra que la influencia de Josué era tan amplia que, durante al menos una
generación, la mayor parte de la nación siguió su ejemplo. ¡Qué alentador para los padres
temerosos de Dios saber que la adoración instaurada por ellos en el hogar puede durar
generaciones después de ellos!
Dios con nuestra raza indica que el líder de cada familia debe representar a esta delante de
Dios debería ser adorado mediante la lectura y la instrucción diaria basada en su palabra. A
través de preguntas, respuestas, e instrucciones, padres e hijos deben interactuar diariamente
en relación con la verdad sagrada. Las enseñarás diligentemente a tus hijos, y hablarás de
ellas cuando te sientes en tu casa y cuando andes por el camino, cuando te acuestes y cuando
te levantes.
En un hogar ordenado, estas actividades se llevan a cabo en momentos específicos del día.
Dan diariamente la oportunidad de tener momentos regulares y consistentes de instrucción.
Moisés no estaba sugiriendo sostener una charla breve, sino la conversación y la instrucción
diligente que fluyen del corazón ardiente de un padre. Moisés dice que los dichos de Dios
deben estar en el corazón de un padre.
Los padres deben enseñar diligentemente estas palabras a sus hijos. Por ejemplo, Timoteo se
benefició mucho de la instrucción diaria de una madre y de una abuela que temían a Dios.
Orando diariamente al trono de Dios. Todas las familias deben invocar el nombre de Dios, o de
lo contrario, se someterán ellas mismas al disgusto de él.
A menos que la providencia divina lo impida, las familias deben orar juntas cada día. Las
familias comenzaron y beben en sus mesas la provisión diaria de un Dios generoso. Si quieres
comer y beber para la gloria de Dios, y la comida que te dispones a comer ha de ser apartada
para ese propósito, Pablo dice que debes santificarla con oración. Y tal como pedimos que lo
que comeremos y beberemos sea santificado y bendecido para nutrir nuestros cuerpos,
deberíamos orar pidiendo que Dios bendiga su palabra para nutrir nuestras almas.
Dios exige que lo adoremos no solo en privado como individuos, sino públicamente como
miembros del cuerpo y la comunidad del pacto, y socialmente como familias. El Señor Jesús es
digno de ello, la palabra de Dios lo ordena, y nuestra conciencia afirma que es nuestro deber.
Nuestras familias deben lealtad a Dios. Él nos ha colocado en una posición de autoridad para
guiar a nuestros hijos en el camino del Señor.
En primer lugar, ten biblias, ejemplares del Salterio y hojas de canto para todos los hijos que
sepan leer. Para aquellos que no pueden hacerlo por ser demasiado pequeños, lee unos
cuantos versículos bíblicos y selecciona un texto para memorizar como familia. Díganlo varias
veces todos juntos en voz alta, y luego refuérzalo con una breve historia bíblica que ilustre el
texto. Toma un momento para enseñar a los niños una o dos estrofas de una selección del
Salterio, y anímalos a cantar contigo.
Si se trata de niños pequeños, procura usar libros que incluyan una guía de explicación
doctrinal para padres y maestros. Cualquiera sea la edad que tengan, explica a tus hijos lo que
has leído y hazles una o dos preguntas. Si son niños más grandes, lee un texto bíblico, haz que
lo memoricen juntos, y luego aplica un proverbio.
Segundo: El culto familiar puede realizar alrededor de la mesa del comedor, pero si hay menos
distracciones en la sala de estar, puede ser mejor trasladarse allí. Cualquiera sea el lugar que
elijas, asegúrate de tener allí todo tu material devocional.
Tercero: En cualquier caso, los jefes de hogar deben ser conscientes del programa familiar y
mantener involucrado a cada miembro. Preserva cauteloso este tiempo de adoración familiar.
Si sabes con antelación que el momento habitual no será adecuado en un día determinado,
reprograma el tiempo de adoración. Combate cada enemigo del culto familiar.
1. Brevedad. El culto familiar que es demasiado largo pone a los niños inquietos y puede
inducirlos al enojo.
Un período de veinticinco minutos puede dividirse de la siguiente manera: diez minutos de
lectura e instrucción basada en la Escritura; cinco minutos para una lectura devocional
diaria, algún libro edificante, o para discutir algún asunto importante a la luz de la Biblia;
cinco minutos de canto; y cinco minutos de oración.
2. Constancia. El culto familiar nos provee «el maná que cae cada día a la puerta de la tienda
para mantener nuestras almas con vida», como escribió James W. Alexander en su
excelente libro sobre la adoración familiar No te permitas excusas para evitar el culto
familiar. En momentos así, no tienes que huir de Dios sino volver a él como el publicano
arrepentido. Empieza el tiempo de adoración pidiendo perdón a cada uno de los que te
vieron perder los estribos, y luego ora para pedir perdón a Dios. Tolerarán las debilidades e
incluso estos pecados de sus padres mientras confiesen sus faltas y busquen sinceramente
seguir al Señor. Lidera el culto familiar con mano firme y paternal, y con un corazón blando y
arrepentido. Al negarte a ti mismo, verás cómo él te fortalece durante el culto familiar, de
modo que, al término de este, habrás superado tu cansancio.
3. Solemnidad con Esperanza. En el culto familiar debemos mostrar este equilibrio de
esperanza y asombro, temor y fe, arrepentimiento y confianza. Espera grandes cosas de un
Dios grande que es fiel a su pacto.
Se Claro: Pregunta a tus hijos si entienden lo que la familia está leyendo. En todo esto, el
jefe de hogar debe llevar el liderazgo, y cualquier miembro de la familia puede proponer
alguna pregunta o duda para resolver. En línea con el procedimiento hebraico de preguntas
y respuestas, alienta el diálogo familiar en torno a la palabra de Dios. Si no conoces las
respuestas, díselo, y anímalos a buscarlas.
Sé doctrinalmente puro. Tito 2: 7-8
Haz aplicaciones relevantes. Cuando sea apropiado, no temas compartir tus
experiencias, pero hazlo con sencillez. Usa ilustraciones concretas. Idealmente, vincula la
instrucción bíblica con lo que recientemente has oído en sermones.
Compórtate afectuosamente. Proverbios usa continuamente la frase hijo mío, mostrando
la calidez, el amor, y la urgencia de las enseñanzas de un padre temeroso de Dios.
Exige atención. Proverbios 4: 1 dice: «Oigan, hijos, la instrucción de un padre, y presten
atención para que ganen entendimiento». Los padres y las madres tienen verdades
importantes que comunicar.
PARA ORAR
Sé breve. Con algunas excepciones, no ores más de cinco minutos
Sé simple pecado ser superficial. Ora por cosas de las cuales tus hijos sepan algo, pero
evita que tus oraciones se vuelvan triviales.
Sé directo. Expón tus necesidades delante de Dios, argumenta tu situación, y pide
misericordia.
Sé natural pero solemne. Habla con claridad y reverencia. No hables de manera poco
natural, aguda o monótona. Sé variado. No hagas la misma oración todos los días; eso
se vuelve monótono. Desarrolla más variedad recordando y enfatizando los diversos
ingredientes de la verdadera oración, tales como: Invocación, adoración y dependencia.
PARA CANTAR
Canten cánticos doctrinalmente puros. No hay excusa para cantar errores doctrinales
sin importar cuán atractiva sea la canción.
Canten prioritariamente salmos, sin dejar de lado himnos sanos.
Canten salmos simples, si hay hijos pequeños. Al elegir salmos para cantar, busca
aquellos que sean fáciles para los niños, y agrega canciones de importancia
particular que deben conocer.
Canten con ganas y con sentimiento. Como dice Colosenses 3:23: Todo lo que
hagan, háganlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres. Mediten en
las palabras que están cantando. Ocasionalmente, analicen alguna frase de la
canción.
Cuando se retiren para dormir, ora pidiendo que Dios bendiga el culto familiar: Señor, usa la
enseñanza para salvar a nuestros hijos y darles más gracia para que pongan su esperanza
en ti. Usa la alabanza que cantamos a tu nombre para producir en sus almas inmortales
amor por tu nombre, el de tu Hijo y el de tu Espíritu. Usa nuestras balbuceantes oraciones
para llevar a nuestros hijos al arrepentimiento.
El bienestar eterno de tus seres queridos. Dios usa medios para salvar las almas. Por lo
general, él usa la predicación de su palabra, pero también puede usar el culto familiar.
La satisfacción de una conciencia limpia. Ryle dijo: Les encargo, padres, que hagan
todos los esfuerzos posibles por instruir a sus hijos en el camino que deben andar.
Ayuda en la crianza de los hijos. El culto familiar promueve la armonía del hogar en
tiempos de aflicción, enfermedad, y. Permite conocer más las Escrituras y acrecienta
tanto tu propia piedad personal como la de tus hijos.
La brevedad del tiempo. Sin embargo, ustedes no saben cómo será su vida mañana.
Solo son un vapor que aparece por un poco de tiempo y luego se desvanece (Santiago
4:14).
Amor a Dios ya su iglesia. Los padres piadosos quieren glorificar a Dios y servir a su
iglesia. Quieren dar a estos hijos espiritualmente robustos.
MI OPINIÓN:
El culto familiar es una excelente herramienta que tenemos a nuestro alcance para poder
consagrar nuestras familias a los pies de Cristo. Vivimos en tiempos difíciles y le hecho de
poder dedicar un momento de estudio y oración, será la gasolina que necesitamos para
emprender nuestros días bajo el cuidado y la protección del Señor.
Son muchas los testimonios de familias que han sentido la protección de Dios en el día
mientras están haciendo las tareas diarias, mientras trabajan o están de paseo. Cuando
entregamos nuestras familias, nuestras decisiones, nuestras necesidades a Dios, el promete
suplirlas y cuidar de cada uno de nosotros.
Sin dejar de mencionar, que cada día en nuestro culto diario enriquecemos nuestra fe en Dios y
esto nos permite tener una mejor relación con nuestro Creador.
En los tiempos bíblicos el pueblo de Dios erigía altares para celebrar, festejar o para
conmemorar eventos y las familias de la biblia, transmitían sus experiencias con sus hijos de
generación en generación.
El culto familiar tiene como propósito entender que reunir a la familia es una experiencia de
renovación del pacto, donde la familia renueva su lealtad, fidelidad y obediencia a la única
fuente de amor inagotable que es Dios. Ello pone a la familia aparte como algo sellado y
protegido por la sangre del Cristo.
Ahora, para que el culto familiar pueda ser una experiencia refrescante y beneficiosa, para
miembro del hogar, es necesario que cada persona que compone la familia, tenga por
costumbre realizar siempre su culto individual o culto personal. Ese tiempo que cada uno
separe para conocer más a Dios y aumentar cada día su fe, permitirá que la experiencia en
familia sea una de mayor bendición para todos.
Ahora, el culto familiar no es una varita mágica, como tampoco el cristianismo es un seguro de
protección garantizada.
Nuestra razón para celebrar el culto familiar no es primordialmente para protegemos de las
dificultades o inconveniencias. Es verdad que deseamos la protección de Dios para que
podamos vivir para alabarlo.
¿Cuánto tiempo?
No debería ser mucho tiempo para que sus hijos no sientan que es otro culto más.
Personalmente pienso que 30-40 minutos al día es suficiente para poder captar la atención de
todos.
Sugerencias
Sea creativo
Los ángeles ministradores guardarán los hijos así dedicados a Dios y es el deber de los padres
creyentes levantar así, mañana y tarde, por ferviente oración y fe perseverante, una valla en
derredor de sus hijos.
POR LO TANTO, Comprométete con Dios a reunir a tu familia diariamente para adorarle.
REFERENCIA BIBLIOGRAFICA