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Introducción del sistema
de créditos
Esta otra innovación importante introducida por el Amauta,no por simple imitación, sino con el
fin de llevar a cabo una evaluación integral, objetiva, técnica y científica.
Actualmente, los créditos son pesos específicos que se asignan a las asignaturas, de tal modo
que un curso con un crédito puede significar una hora, si es de carácter eminentemente
teórico o dos horas si es de carácter práctico. Sin embargo, la mayoría de las asignaturas son
teórica y prácticas, por tanto un curso de tres créditos puede significar dos horas de teoría y
dos de prácticas, ya que una hora de práctica vale medio crédito; un curso de cuatro créditos
puede significar dos horas de teoría y cuatro horas de prácticas, según su naturaleza, cuando
se trata de un curso en donde las prácticas juegan un papel muy importante.
El currículo en el Instituto Pedagógico Nacional de Varones hasta 1951, era anual y rígido. A
partir de 1952 se introdujo el currículo semestral por créditos y flexible. Una de las razones por
la que se introdujo el currículo semestral era que los currículos anuales que regían en las
universidades no permitía un aprendizaje eficaz de la asignatura, ya que en cada año se
programaban de 08 a 10 asignaturas, que se llevaban simultáneamente. Como se
comprenderá un alumno en esa situación se distraía e incluso se olvidaba de los cursos que
tenían una sola hora.
El sistema de créditos, recién se introdujo en las universidades en 1969, con la Ley
Universitaria 17437, pero recién se aplicó cuando el Amauta llegó a ser Director de Evaluación
y Desarrollo Académico, del Consejo Nacional de la Universidad Peruana, CONUP, en 1970.
Véase el Cuadro Nº 1, de distribución de créditos por semestres, en la Escuela Normal
Superior-Enrique Guzmán y Valle, en el período 1959-1962.
Cuadro Nº 1: Distribución de créditos y porcentajes por áreas y por semestre, 1959-1962
Semestres
De acuerdo con la concepción de la educación, es decir coherente con los fines últimos que
son la hominización, la culturación y la socialización el Amauta estableció estructuras
curriculares equilibradas y coherentes. Él pensaba que para ello era necesario un conocimiento
equilibrado de las Ciencias de la Educación, entre las cuales la Pedagogía y la Metodología
general y la Metodología de la especialidad jugaban y juegan un papel principal.
A-75 o más A-83 o más A-90 o más A-90 o más A-92.5 o más
B-65 a 74.99 B-75 a 82.99 B-75 a 89.99 B-80 a 89.99 B-82.5 a 92.49
C-60 a 64.99 C-63 a 74.99 C-65 a 74.99 C-65 a 79.99 C-65 a 82.49
D-50 a 59.99 D-51 a 62.99 D-53 a 64.99 D-55 a 64.99 D-55 a 64.49
Sin embargo, lo más innovador de la evaluación integral ha sido la determinación del índice
global, en la constancia y en el certificado de estudios semestre a semestre que permitía
evaluar al alumno su rendimiento a través de la Carrera.
Castellano I 3 B 6
Inglés I 2 C 2
Religión I 1 B 2
Psicología General 4 B 8
Sociología General 2 B 4
Literatura Antigua 3 B 6
Historia Antigua 3 C 3
Dibujo I 1 B 2
Total 23 34
SEMESTRE 1959
Práctica Escolar -- -- -- -- --
“Para designar el grupo de asignaturas o materias que han de ser enseñadas por el profesor
preferimos el término de área, en vez de especialidad. Pensamos que el primer vocablo
describe más adecuadamente la naturaleza de las cosas: el curriculum de la Escuelas está
constituido por una variedad de asignaturas que pueden agruparse desde el punto de vista de
sus afinidades…El término especialidad, en cambio, sugiere que el maestro puede considerarse
como un especialista en el campo en el cual enseña” (Marrero, op. cit: 52).
Partiendo de esa definición, Peñaloza en 1952 modificó las tradicionales especialidades que se
ofrecían en el Instituto: de Matemáticas y Física, Biología y Química, Historia y Geografía,
Filosofía y Ciencias sociales, en Áreas principal y Áreas secundarias. En consecuencia, la
formación de profesores de primaria, secundaria y técnica debería tener un área principal y
dos áreas secundarias.
En nivel de Primaria, por ejemplo, las áreas principales eran, al escoger: Primaria común, o
Primaria Pre-vocacional; mientras que las áreas secundarias eran: Primaria Primer Grado,
Segundo Grado, Supervisión Agropecuaria.
Esta ampliación del abanico de áreas o menciones en la formación del docente de primaria,
secundaria y técnica fue muy beneficiosa porque permitía al egresado encontrar una plaza
laboral con facilidad.
Como ya vimos, otra innovación importante por la cual bregó el Amauta es el establecimiento
de la formación general científica-humanística, pero no al estilo de Estudios Generales, en
forma vertical en compartimentos estancos sino en forma diagonal, es decir a lo largo de
carrera profesional, teniendo mayor peso en los dos primeros semestres académicos y
disminuyendo hasta el final. El amauta recusó la concepción remedialista, propedéutica y
suplementarista de los Estudios Generales que existía en algunas universidades.[7]
El tutor pedagógico era el profesor de aula, del Colegio de Aplicación, quien realmente era el
que observaba las prácticas de los practicantes, por ende era el único que podía informar
fidedignamente sobre el rendimiento del practicante y sobretodo quien podía aconsejar al
practicante a mejorar la programación de sus clases y sus exposiciones. Magistralmente nos
dice: “Si los profesores de los Planteles de Aplicación eran modelos en su acción magisterial,
resultaba absurdo convertirlos en estatuas con ninguna o escasa voz en el proceso de prácticas
como ocurría antes” (Peñaloza, 1989: 103).
Consistía, en que el profesor de la sección profesional debía, al mismo tiempo, tener unas
horas en el Colegio de Aplicación para enseñar al practicante con clases magistrales y
supervisar adecuadamente la asignatura del practicante. Gracias a esta innovación la calidad
de la educación en el Colegio de Aplicación se elevó considerablemente y por ende su
prestigio. Por ello las vacantes de educación inicial, primaria y secundaria eran muy disputadas
por las mejores familias de Chosica. En ese entonces no existía el prejuicio academicista de ser
profesor del Colegio de Aplicación.
Fue sumamente honroso tener a un Luis Jaime Cisneros, eminente profesor de la Pontificia
Universidad Católica, y a Daniel Valcárcel, distinguido profesor de San Marcos, como
profesores del Colegio de Aplicación.
Mediante el examen de admisión, en diferentes ciudades del país, se terminó con la falta de
postulantes a la carrera de educación, pero sobre todo se logró captar a los mejores
postulantes de escasos recursos económicos (que no podían rendir los exámenes en Lima) en
La Cantuta misma. Con esta disposición se eliminó así mismo el sistema de la “influencia” o
“injerencia” a que estaban acostumbrados diputados y senadores de entonces.
Esta es otra innovación que introdujo el Amauta con el objetivo de optimizar la calidad
académica de la formación del profesorado, evitando el “cachuelaje” (trabajo eventual de poca
remuneración), que existía y que existe todavía en las instituciones de educación superior y
universitaria, atentando contra la calidad de la educación y al derecho a un trabajo digno.
Mientras el 90 % de las universidades tenían profesores a Tiempo Parcial, Peñaloza estableció
el Tiempo Completo para el 90% de los docentes. Con ese propósito impulso la construcción
de viviendas para los docentes nombrados en la ciudad universitaria.
Pese a que la Ley Universitaria 10555, de 1946, no establecía la evaluación del profesorado, el
Reglamento General de la Escuela Normal Superior, del año 1956, estableció la necesidad de
evaluación de los docentes. Para ello debería tener en cuenta los informes de los supervisores,
de los coordinadores de la División Académica respectiva, del Coordinador de la División de
Servicios al Estudiante.
Se designaba una Comisión Especial que estudiaba los informes y la documentación pertinente
a la publicación de obras, sílabos y la opinión evaluadora de los estudiantes, mediante la
aplicación de una encuesta anónima.
El Reglamento General vigente en 1956, constituye la norma más detallada que se conoce
sobre docentes y su evaluación, en comparación con las leyes universitarias que se dieron
posteriormente (ENS-EGV, 1956: 30-42).
También fue establecido en el Reglamento General del año 1956, en su artículos 86, 87 y 88,
anticipándose a la Ley 17437, del año 1969 (Peñaloza, 1989: 267).
Entre las innovaciones aportadas por La Cantuta, léase por Peñaloza y su equipo de maestros
históricos, está la autoevaluación institucional. Según el Amauta:
“La realizamos bajo la forma de una autoevaluación. Fue la primera vez en el país que los
profesores de una institución universitaria abrían un compás en su trabajo continuo para
reflexionar en grupo y en conjunto sobre lo que estaban haciendo. En las jornadas de este
seminario de autoevaluación, que se efectuó en 1959, participaron como es natural los
estudiantes” (Peñaloza, 1989: 277).
Según el Reglamento General del año 1956, art. 251 y 252, se estableció los estudios de
Especialización y Maestría, anticipándose a la Ley 17437 de 1969. Como dice el maestro: “Fue
en La Cantuta donde se introdujo por primera vez en el Perú el concepto de Maestría como
ciclo de estudios posterior al título profesional y donde se lo contrastó a los estudios de
Especialización y, asimismo, donde ambas-Especialización y Maestría- fueron concebidas como
previas al Doctorado” (Peñaloza, 1989: 268).
Con su visión de formación integral y equitativa del magisterio nacional, sentó las bases para la
unificación de los sindicatos nacionales de profesores de educación primaria, secundaria y
técnica. Al respecto nos dice: “Propugnamos la creación de una sola gran entidad que reuniese
a todos lo maestros. En este punto nos pusimos de acuerdo los directivos de la Escuela Normal
Central, de modo que en los numerosos lugares del territorio nacional a donde nos invitaban
para dar charlas y conferencias hacíamos hincapié en la conveniencia de constituir una
organización general comprensiva de todas las ramas del magisterio” (Peñaloza, 1989: 295).
En nuestra última visita a Venezuela, del 12 al 18 de agosto del año 2010, especialmente a la
ciudad de Maracaibo, pudimos recoger algunas informaciones que nos permitieron probar la
hipótesis referente al aporte del Amauta al desarrollo de la educación en América Latina.
Conversando con la Dra. Inés Laredo y la Dra. Imelda Rincón, profesoras cesantes de la
Universidad del Zulia (LUZ), la primera ex -Coordinadora de la Comisión de Reforma del
Currículo a la que asesoró el Dr. Peñaloza y la segunda ex - Rectora de la Universidad, en los
años de reforma del currículo, expresaron que el Dr. Peñaloza dejó un fuerte influjo en LUZ,
porque gracias a los trabajos realizados por él como asesor y como docente de las Maestrías
en las que enseñó, influyó mucho en hacer realidad las tesis del currículo integral, el currículo
semestral, el sistema de créditos, la práctica profesional y las actividades no cognoscitivas.
Por lo expresado hasta ahora, podemos concluir que el Dr. Peñaloza es el más grande maestro
del Perú, que lo convierte en paradigma del magisterio nacional, sin desmerecer los aportes
de otros grandes maestros de la primera la primera mitad del siglo XX. Sin embargo, nadie se
consagró por completo a la tarea de forjar proyectos y realizarlos con tesón y persistencia, aun
a costa de su futuro personal y familiar como lo hizo el Amauta. La prueba de su gran estatura
moral e intelectual está en que jamás pensó en enriquecerse valiéndose de los cargos y por
ello mismo podríamos decir que vivió en condiciones de austeridad.
Peñaloza es ejemplo de dignidad y limpieza, de eficiencia, de entrega, de estudio e
investigación, de lucha por los grandes principios de la educación, de responsabilidad pero
también al mismo tiempo de rebeldía cuando el tirano de turno no entendía que una
educación de calidad pasa necesariamente por la formación de maestros en un ambiente
universitario y asegurándosele un desempeño laboral respetuoso y digno.