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Salmos para la ansiedad y la Angustia

La búsqueda desesperada por la perfección es una de las mayores causas


de angustia y también es generadora de un temor paralizante ante la
posibilidad de fracasar.

Las personas que buscan el éxito sienten constantemente que algo puede salir
mal. Esta preocupación los lleva a estar tensos y desconfiados de sus
capacidades.

Se preguntan:

¿cómo puedo hacerlo mejor?;

¿qué pasa si meto la pata?;

algo ha salido mal,

¿podré repararlo o habré perdido mi oportunidad para siempre?

Una lista interminable de inseguridades ataca su mente y nubla sus días.

La vida no debe estar marcada por un terror provocado por el propio individuo y
menos cuando está en la búsqueda de sus metas personales. La razón de que
ello sea así radica en el enfoque materialista con que muchas personas escogen
vivir.

 
Quienes, por el contrario, dan valor a la espiritualidad en sus vidas, descubren que
pueden descansar en Dios sus angustias y que los malos hábitos del
perfeccionismo van cediendo frente a la sabiduría que reside en su Palabra.

Para los creyentes, la naturaleza humana tiende a errar y a sufrir, es decir, al


pecado, aunque lo divino los haga aspirar el bien (Romanos 7: 18-25). Pero
encuentran gozo y alivio en saber que “vivo por mi fe en el hijo de Dios, que me
amó y se entregó a la muerte por mí” (Gálatas 2:20) (DHH).

Si necesita ayuda para superar preocupaciones difíciles de soportar, si la ansiedad


en su día a día es dolorosa, busque la Palabra de Dios. Cualquier versículo de la
Biblia es valioso, pero en situaciones como estas, los salmos son especialmente
recomendables.

El salmo es una composición poética (acompañada en sus orígenes con


instrumentos musicales) de alabanza hacia Dios. David y otros escritores
salmistas lamentaron los males colectivos y personales con gran detalle. Al
lamentar la adversidad recurren a Aquel que conoce su sufrimiento y tiene el
control. Estas súplicas empiezan o terminan con una oración de alabanza, un
importante hábito que las personas deberían adquirir.

El Libro de los Salmos se divide en tres grandes categorías por sus temas y
géneros literarios: los himnos, que alaban la grandeza y la bondad de Dios
demostradas en la creación de la naturaleza y el pueblo de Israel; los salmos
deprecatorios son oraciones dirigidas al Señor en medio de las tribulaciones para
pedir su ayuda; y los salmos de acción de gracias son precisamente eso,
agradecimientos por los muchos beneficios en favor de la humanidad o de una
sola persona en particular.

Algunos otros salmos son difíciles de colocar en estas categorías, pero


innegablemente todos ellos pueden emplearse en los actos de culto en el templo
así como en la oración individual.

 
A continuación, conozca y aprenda estos fragmentos de siete salmos, con
versículos para la ansiedad poderosos, que lo ayudarán a entregar su ansiedad a
Dios para que Él la sane con la verdad y poder alejarse en paz y con fe. Lo hará
recordar que aunque el mundo (o su mundo) se esté desmoronando, Dios
permanece fuerte y la salvación está asegurada.

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Salmos para momentos de Angustia:


Dios Todopoderoso te ayuda y te guarda (del Salmo 121)
1. A las montañas levanto mis ojos; ¿de dónde ha de venir mi ayuda?
2. Mi ayuda proviene del Señor, creador del cielo y de la tierra.
7. El Señor te protegerá; de todo mal protegerá tu vida.
8. El Señor te cuidará en el hogar y en el camino, desde ahora y para siempre.
(NVI).

El Señor escucha y da descanso (del Salmo 116)


1. Amo a Jehová, pues ha oído mi voz y mis súplicas;
2. porque ha inclinado a mí su oído; por tanto, le invocaré en todos mis días.
6. Jehová guarda a los sencillos; estaba yo postrado y me salvó.
7. Vuelve, oh, alma mía, a tu reposo, porque Jehová te ha hecho bien. (RV).

Él ama y perdona sin límites (del Salmo 103)


11. Tan inmenso es su amor por los que lo honran como inmenso es el cielo sobre
la tierra.
12. Nuestros pecados ha alejado de nosotros, como ha alejado del Oriente el
Occidente. (DHH).

Dios protege y actúa en el tiempo perfecto (del Salmo 27)


1. El Señor es mi luz y mi salvación, ¿de quién podré tener miedo? El Señor
defiende mi vida, ¿a quién habré de temer?
14. ¡Ten confianza en el Señor! ¡Ten valor, no te desanimes! ¡Sí, ten confianza en
el Señor! (DHH).

El Señor responde y revive a los quebrantados (del Salmo 34)


4. Recurrí al Señor y él me contestó y me libró de todos mis temores.
5. Los que miran al Señor quedan radiantes de alegría y jamás se verán
defraudados.
8. Prueben y vean que el Señor es bueno. ¡Feliz el hombre que en Él confía!
9. Honren al Señor, los consagrados a él, pues nada faltará a los que lo honran.
(DHH).

 
Dios restaura y trae gozo (del Salmo 40)
1. Toda mi esperanza la tengo puesta en Dios, pues aceptó atender mis ruegos.
2. Mi vida corría peligro, y él me libró de la muerte; me puso sobre una roca, me
puso en lugar seguro.
3. Me enseñó un nuevo himno para cantarle alabanzas. Muchos, al ver esto, se
sintieron conmovidos y confiaron en mi Dios.
11. Y tú, Dios mío, no me dejes sin tus cuidados; por tu gran fidelidad, nunca dejes
de protegerme. (TLA).

Él nos asegura y nos sostiene en ayunas (del Salmo 62)


5. Alma mía, en Dios solamente reposa, porque de él es mi esperanza.
6. Él solamente es mi roca y mi salvación; es mi refugio, no resbalaré.
7. En Dios está mi salvación y mi gloria; en Dios está mi roca fuerte y mi refugio.
(RV).

Un aspecto común a todos estos salmos es que recuerdan que Dios siempre está
listo para ayudarnos. Solo tenemos que aprenderlos e invocarlos mediante la
lectura, la escritura, en el rezo o en el canto. Cómo quieras hacerlo. Que la
palabra de Dios llene tu corazón de esperanza y paz frente a la ansiedad.

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