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RCCES

San Nicolás de Bari


Galeana, Morelos.

Objetivo:
1. Aprenderemos los frutos del espíritu santo.
2. Aprenderemos como se manifestaron los frutos en algunos santos.
3. Los frutos que digo yo tener, ¿son realmente frutos?

1. Los frutos del espíritu santo.


Por sus frutos
Si te paras frente a dos árboles, un manzano y un limonero, ¿cómo reconoces
cuál es uno y cuál es otro?
¡Si! Por el fruto que hay en cada uno de ellos.
Jesús dijo en Mateo 7:16-18
“Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de
los abrojos? Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos
malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos
buenos.”
En Gálatas 5:22 leemos
“Más el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,
mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.”
Dios dice que nosotros, como los árboles damos fruto por medio del Espíritu
Santo.
¿Cuáles son esos frutos?
amor,
gozo,
paz,
paciencia,
benignidad,
bondad,
fe,
mansedumbre,
templanza

El catecismo dice en el número de tres mas

Modestia,
Continencia,
RCCES
San Nicolás de Bari
Galeana, Morelos.
Castidad

Por ejemplo
 podemos amar a nuestras familias, a nuestros amigos,
 podemos ser buenos compañeros, buenos hijos, buenos amigos,
 podemos tener paciencia cuando nos toca jugar,
 podemos ser obedientes a nuestros papás,
 podemos tener fe de que Dios cumple sus promesas,
 podemos estar alegres y gozosos, contentos con lo que tenemos,
 podemos tener paz aun cuando tenemos problemas
 podemos ser bondadosos con nuestros amigos, con nuestros vecinos,
Tal vez eres muy paciente, pero te cuesta estar alegre cuando las cosas no salen
como esperabas...
Tal vez te resulte fácil amar a tu familia, pero te cuesta amar a ese compañero que
te molesta siempre...
Tal vez seas bondadoso y bueno, pero pierdes la fe al esperar que Dios responda
tu oración...
¡No importa! El fruto del Espíritu está en ti, solo tienes que pedirle a Dios que te
ayude a ejercitar eso que te está costando un poquito.

1 ¡Aprendamos sobre un fruto del Espíritu, “el amor”!


Dios quiere que amemos a las personas.
Jesús Palabra nos dice acerca del amor de Dios por nosotros.
“Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos
pecadores, Cristo murió por nosotros.”
Romanos 5:8
Dios nos ama tanto que dio a Su único Hijo, Su Hijo perfecto, para morir en
nuestro lugar por nuestros pecados. Cuando aceptamos ese regalo, somos
adoptados a la familia de Dios.
Eso sucede a causa del gran amor de Dios.

Hoy vamos a leer algo que dijo Jesús sobre el amor.


Busca en tu Biblia Marcos 12:28-31 ¿Qué dijo Jesús?
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2 Aprendamos sobre un fruto del Espíritu, ¡“el gozo”!


Pero ¿qué es el gozo?
Tener “gozo” es más que estar contento. Es lo opuesto a la tristeza, o dolor, o
amargura.
Hay ocasiones en que el gozo se expresa con cantos de alegría.
La Biblia habla acerca del gozo muchas veces, 172 veces sólo para la palabra
“gozo” y a veces se usa como verbo en la forma “regocijar.” Dios nos dice en su
Palabra sobre diferentes personas que tuvieron gozo o estaban contentos.
Por ejemplo, la gente estaba llena de gozo cuando ganaban una batalla o cuando
Dios ofrecía protección, la gente cantaba de gozo. Los profetas del Antiguo
Testamento sintieron gozo cuando prometieron el nacimiento de Jesús. Y en el
Nuevo Testamento cuando nació Jesús y cuando él resucitó de los muertos hubo
gozo.
Hoy vamos a leer sobre dos personas que sintieron
gozo en una circunstancia bastante especial.
Busca en tu Biblia Hechos 16:16-40

3 Aprendamos sobre un fruto del Espíritu, ¡“la paz”!


Pero ¿qué es la paz?
Cuando pensamos en la paz, tal vez pensamos que es lo opuesto a la guerra.
Pero la paz no tiene tanto que ver con lo que está sucediendo a tu alrededor sino
lo que está sucediendo en nuestro corazón. La paz es la ausencia de confusión,
preocupación o temor.
La Biblia dice que la paz es dada por Dios a través de Su Espíritu Santo y el
Espíritu Santo a los que siguen a Dios.
También la Biblia dice que debemos buscar, seguir, o perseguir la paz.
¿Pero cómo lo hacemos?
Recordando que Jesús ya venció en la cruz por nosotros y no hay nada de que
temer.
Hoy vamos a leer sobre los amigos de Jesús
en una tormenta muy especial.
Busca en tu Biblia Marcos 4:35-41
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4 Aprendamos sobre un fruto del Espíritu, ¡la paciencia!


Pero ¿qué significa tener paciencia?
Cuando tenemos paciencia, podemos esperar nuestro turno para hablar, nuestro
turno para jugar, podemos hacer la fila sin pelearnos, etc…
La Biblia también habla de la paciencia, y nos dice que significa tolerar o esperar
antes de reaccionar a algo.
Es mejor idea mantenerse calmado o no enojarnos tan rápido.
El Salmo 37:7 también nos habla de la paciencia.
¿Puedes buscarlo? ¿Qué dice?
También demostramos paciencia cuando perdonamos a nuestros enemigos.
Hoy vamos a leer sobre José,
una persona que fue muy pero muy paciente.
Busca en tu Biblia Génesis 39:3-4

5 Aprendamos sobre un fruto del Espíritu, ¡la benignidad!


Pero ¿qué significa?
Ser benigno es ser amable, bueno, comprensivo, tener buenas intenciones, etc.
Jesús dice en Juan 10 que Él es el Buen Pastor, y que el buen pastor da su vida
por sus ovejas.
Y en Lucas encontramos una parábola que Jesús contó para enseñar sobre el
amor que un pastor siente cuando se pierde una de sus ovejitas.
Jesús quería enseñarle a la gente que Dios nos ama así y que nosotros debemos
amar a las personas de esa misma forma.
Hoy vamos a leer esa historia.
Busca en tu Biblia Lucas 15:3-7
¿Qué hizo una de sus ovejas?
¿Qué hizo el buen pastor?
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6 Aprendamos sobre un fruto del Espíritu, ¡la bondad!


Pero ¿qué significa ser bondadoso?
Es hacer cosas amables y buenas. La bondad es lo opuesto a la maldad.
Dios nos habla en su Palabra sobre cómo debemos demostrar esa bondad a
través de una historia que contó Jesús.
Hoy vamos a leer sobre esa persona.
Busca en tu Biblia Lucas 10:25-38
¿De qué manera el buen Samaritano demostró
ser bondadoso?

7 Aprendamos sobre un fruto del Espíritu, ¡la fe!


Pero ¿qué significa tener fe?
Tener fe es estar seguro de que algo que espero va a pasar. Es lo contrario de la
duda.
Pero para tener fe, debemos confiar en alguien que sabemos no nos va a fallar.
Y sólo hay una sola persona que merece que confiemos en El, si ¡Dios!
La Biblia nos enseña que la fe puede crecer, que la cantidad de fe no es tan
importante como el hecho que tengamos fe. Aun con una poca de fe puede
esperar cosas grandes. Y aprendemos que la fe aumenta cuando leemos u oímos
la Palabra de Dios.
Hoy vamos a leer sobre 4 amigos que tuvieron fe sobre
la enfermedad de un paralítico.
Busca en tu Biblia Marcos 2:1-12

8 Aprendamos sobre un fruto del Espíritu, ¡la mansedumbre!


Pero ¿qué significa tener mansedumbre?
Ser mansos es más que estar tranquilos.
Es no enojarse fácilmente, es callar, aunque tengamos la razón, es buscar la paz
siempre que sea posible.
Jesús demostró todos los frutos del Espíritu cuando estuvo en la Tierra.
Pero sin dudas uno que siempre mostraba fue la mansedumbre.
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Cuando Jesús fue arrestado y tuvo que comparecer ante Pilato y el Sanedrín, El
no discutió ni se enojó ni se defendió.
Hoy vamos a leer sobre esto.
Busca en tu Biblia Mateo 27.
Con tus palabras cuenta la historia

9 Aprendamos sobre un fruto del Espíritu, ¡la templanza.!


En algunas versiones de la Biblia también lo llaman dominio propio. ¿Qué significa
tener templanza o dominio propio?
El dominio propio es decirse que “no” cuando sabemos que no tenemos que hacer
algo, aunque todos digan “si”.
Tener dominio propio es hacer lo correcto aun cuando nadie lo haga.
Dios nos enseña en su Palabra en 1 Corintios 10: 23-24
“Yo puedo hacer lo que yo quiero,” pero eso no significa que es saludable o bueno
o de beneficio.”
Hoy vamos a leer sobre Daniel, un joven que en muchas
oportunidades tuvo el valor de decir “no” aun cuando
estaba en juego su vida.
Busca en tu Biblia Daniel 1:1-21.
¿De qué manera el demostró templanza?

Modestia. Como me comunico, como me visto,


Continencia. No todo es para mi
Castidad. - Cuida tu corazón. - solo para dios, para tus hijos, para tu esposo
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FUENTE;

2 Como se manifestaron los frutos en algunos santos.


Los frutos del Espíritu no son cosas que nos van a caer del cielo. No creas que de
repente el Espíritu Santo te va a ser paciente o alegre o tolerante. Son cosas que
debemos cultivar con Él. Los carismas vienen del cielo y sin embargo, no solo
debemos desarrollarlos. Los dones también. Pero en el caso de los frutos depende
mucho de nosotros. Los frutos nacen como las virtudes cuando tenemos una
fuerza que viene de Dios. Y tú y yo la tenemos. Una palabra que viene de Dios y
aquí la compartiremos, pero también una decisión que, ayudada por Dios, viene.
Es de nosotros mismos. Y vamos a hablar de algo sumamente importante, de algo
que está en el corazón del Evangelio. Hoy vamos a hablar del servicio. Yo te invito
a que busques en tu Biblia el capítulo 13 del Evangelio de San Juan. Ese
Evangelio que leemos todos los Jueves Santos y que nos describe una de las
cosas más inusitadas de Jesucristo. Algo imposible de soñar en el Mesías en el
tiempo de Israel, pero algo fundamental porque el Mesías sería el Rey, el Señor.
Y se nos manifiesta como el que sirve, no como el que manda, sino como el que
sirve. Hoy vamos a estudiar y a conocer un poco más en la vida de los santos y en
Cristo sobre el servicio. Y esa debe ser nuestra actitud fundamental, porque el
mismo Jesús nos dice que debemos hacer como Él, que no vino a ser servido,
sino a servir. Y ese es uno de los problemas fundamentales de nuestra familia. Y
uno de los problemas fundamentales de nuestra sociedad, que buscamos más ser
servidos que servir a los demás. Jesucristo nos dice en el Evangelio de San Juan,
sorprendiendo a los apóstoles con sus gestos. ¿Después que les lavó los pies,
tomó sus vestiduras, volvió a la mesa y les dijo Ustedes entienden lo que acabo de
hacer? Ustedes me llaman Maestro y Señor, y están en lo cierto, porque yo lo soy.
Pues si yo, el Señor y el Maestro, les he lavado los pies a ustedes, ustedes
también deben lavarse los pies unos a otros. Porque yo les he dado ejemplo para
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que ustedes hagáis. Para que ustedes hagan lo que yo he hecho. Esa es la
palabra de Jesucristo para nosotros. Yo creo que entre esos santos no
canonizados, que por los frutos de su corazón nos dejan deslumbrados, brilla para
mí con singular brillo Gabriela Mistral. Solamente un corazón realmente tocado por
Dios. Podían salir palabras como esta que quiero recordar contigo.
Cada vez que las leo me hacen tanto bien
y que se llaman el placer de servir.
Es una poesía en prosa.

Toda la naturaleza es un anhelo de servicio. Sirve la nube, sirve el


viento, sirve el surco donde haya un árbol que plantar, plantarlo tú,
donde haya un error que enmendar, enmienda lo tú. Donde hay un
esfuerzo que todos esquivan. Acéptalo tú. Sé el que aparta la piedra
del camino. El odio entre los corazones y las dificultades del problema.
Hay una alegría de ser sano y la de ser justo. Pero sobre todo la
hermosa, la inmensa alegría de servir. Qué triste sería el mundo si
todo estuviera hecho, si no hubiera un rosal que plantar, una empresa
que emprender. Que no te llamen solamente los trabajos fáciles. Es
tan bello hacer lo que otros esquivan. Pero no caigas en el error de
que sólo se hace mérito con los grandes trabajos. Hay pequeños
servicios que son buenos servicios. Ordenar una mesa. Ordenar unos
libros. Peinar a una niña. Aquel que critica, este destruye. Se tú el que
sirve. Servir no es faena de seres inferiores. Dios, que da el fruto y la
luz sirve. Pudiera llamarse el que sirve y tiene sus ojos fijos en ti, en
nuestras manos, y nos pregunta cada día. ¿Serviste hoy? ¿A quién?
Al árbol, a tu amigo, a tu madre. Sublime. Dios es el que sirve .
Y como dice un himno de la liturgia de las olas, prolonga nuestras manos, sus
manos amorosas. Dios quiere cómo servir a través de ti. Te puso allí para servir. Y
como dice Gabriela Mistral, no hay servicios grandes para ser meritorios. Basta
que los servicios sean buenos. La Madre Teresa de Calcuta, Juan Pablo Segundo,
José Rivera, que es siervo de Dios. Gente que ya está en el cielo y que vivió aquí
en la tierra. Lo cual nos dice a todos que es posible que seamos santos. Es
posible que lleguemos allá. Y cuando la Madre Teresa hablo, nos dijo que
nosotros admiramos el trabajo que hacen las Hermanas de la Caridad, las
Misioneras de la Caridad. Es verdad que en Venezuela tocaron las hermanas,
hacen una labor preciosa y sabemos lo que hacen en Calcuta y en todos los sitios
donde viven, entre los más pobres, con los leprosos, con los niños abandonados,
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con las personas indigentes de la calle. Hemos escuchado la historia de la monja
que le arrebató su bebé de la

boca a un perro que se lo iba a comer porque lo habían abandonado.


Obras admirables. Pero la Madre Teresa nos decía que eso nos parece admirable
a nosotros. Pero Dios no admira la proeza por su grandeza, sino por el amor que
hay en ella. Y nos decía que, si simplemente nosotros apagamos la luz que
alguien dejó encendida sin protestas, sin decir porque dejaron la luz encendida, no
se dan cuenta de que el gasto es excesivo. ¡Qué irresponsabilidad! Sino que uno
calla todo comentario y con amor apaga la luz. Eso, ante Dios tiene un mérito
infinito. O sea que lo importante no es lo heroico y lo grande que tú hagas en el
servicio. Sino el amor que tú le pongas a ese servicio. Activa tu amor en eso
poquito que Dios te llama a hacer, porque el servicio es lo que nos distingue a
nosotros como verdaderos cristianos. En Roma, el Papa llamó a su sacerdote
excelente San Felipe Neri. Y como obispo de Roma le dijo Estoy preocupado. En
las cercanías de la ciudad hay una monja que hace milagros. Se ha hecho
famosa. Es capaz de curar a los enfermos. Cambia las reglas de la naturaleza. Y
yo quisiera que usted fuera a ver si eso realmente es de Dios. Porque la iglesia
siempre discierne que las cosas carismáticas milagrosas vienen de una de estas
tres fuentes. El mismo poder humano. La sugestión. O el diablo que es un
engañador o el mismo espíritu de Dios. A veces algunas de esas cosas están un
poco mezcladas. Pero el Papa quería saber el discernimiento, si esa monja
realmente era un instrumento divino. Y Felipe Neri fue para allá en un día
tormentoso, lleno de barro. Llovió muchísimo en el camino y cuando llegó al sitio
se puso en la cola de los enfermos, leprosos que salían viendo, ciegos que salían
viendo. Otros salían igual. Y cuando entró Felipe, le dijo a la monja. Hermana.
Buenas tardes. ¿Qué quiere usted, padre? Hermana, tengo frío. Me he mojado
mucho. Y, sobre todo, tengo los pies muy fríos. También haz el favor de
descalzarme. Ya Felipe era un cura viejo y de ponerme un poquito de agua
caliente para salir de este frío que tengo. ¿Y las monjas? ¿Se puso brava, se
levantó enojada y dijo Usted cree que yo soy una sirvienta? Yo soy una ungida de
Dios, una escogida. Y Felipe le dijo Era todo lo que quería saber. Hasta luego. Y
se devolvió y le dijo al Papa El Espíritu no es de Dios. Yo no sé de dónde viene,
pero lo que se está moviendo allí será sugestión, será algo, pero allí no está
obrando Dios. Porque Felipe calificaba la presencia de Dios por la capacidad de
servicio. Y eso es algo muy bueno para nosotros, Imagínense, los Sacerdotes
tienen el poder de consagrar el cuerpo de Cristo y de perdonar los pecados,
porque Cristo ha dado ese poder como sacerdotes. Y seguro que usted también
tiene carismas y dones de Dios, pero si no los efectúa como un servicio, está
perdiendo el tiempo y su acción realmente no repercute en el Reino de los Cielos,
porque todo nuestro obrar debe de estar movido por ese afán de servicio que tuvo
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Jesús y que nos enseñó a nosotros. Y el Papa Francisco justamente se da cuenta
de que uno de los grandes problemas de la Iglesia son los arribistas, quienes son
los arribistas los que consiguen un lugar en la Iglesia y un puesto de servicio, pero
lo usan para prestigio,

para gobierno e incluso para estar por encima de otros. Hermanos, eso está en
todos los niveles, incluso en el laicado. Hay una voz conmovedora en el Evangelio
en que Jesucristo se autodefine de una manera maravillosa. A mí, casi me saca
las lágrimas. Cuando yo lo pienso detenidamente, Jesucristo dijo esta frase y
retumba en mi corazón.
Yo estoy en medio de ustedes como el que sirve.
A veces estuve en una cena, en una reunión, y veo a la señora de servicio.
Llevando y trayendo sin disfrutar de nada. Haciendo que los demás disfruten. Y
digo si Jesús estuviera en esta sala, sería esa señora. Porque Jesús está en
medio de nosotros como el que sirve y es maravilloso ver cómo Dios
Todopoderoso se cuela con sus milagros en el servicio de los santos para
manifestarnos lo importante que es esta realidad para él.
Por ejemplo, nuestro querido San Martín de Porres hay una escena en su vida
muy bella.
Había un fraile dentro de su casa que tenía discriminación racial, como era tan
común en ese tiempo y no estaba de acuerdo para nada en que ese mulato de
sangre mezclada con negro, aunque tuviese un origen español, Hidalgo, estuviese
metido en el convento. Era aceptada que Martín fuera un donado, una especie de
esclavo voluntario de los frailes, pero que le hubieran hecho hermano a él y le
hubieran dado su misma dignidad, siendo el español, no lo consentía. Por eso, un
poco en broma y con mucha saña, comenzó a llamarlo perro mulato, una palabra
terrible de desprecio. Perro mulato. Pues este hombre tan amargado es lógico, se
enfermó porque la amargura del alma termina enfermando el corazón. Y a veces
las enfermedades son expresión de lo que uno lleva por dentro. Y a este hombre
le dio gangrena. Una gangrena que estaba destruyendo su pierna y solo
esperaban días para cortarla, para salvarle la vida. Porque si no iba a morir por
sepsis que le iba a producir. Entonces estaba con los dolores enormes de la
gangrena, el hedor a muerto que despedía su pierna. Iba el humilde Fray Martín a
preguntarle si se le ofrece algo. Y este hombre le dice perro mulato. Lo único que
me consolaría sería una ensalada fresca de lechuga con aceituna. Pues Martín
movió cielo y tierra y consiguió la ensalada. Y a medida que le fue metiendo la
ensalada en la boca al enfermo débil, ardiente, de fiebre, poco a poco la fiebre
cedió. La pierna se restauró y terminada la ensalada, la pierna estaba curada.
Nunca más se le ocurrió llamar perro mulato a Martín.
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En la vida de San Francisco se nos cuenta que había un leproso maledicentes que
maldecía a nuestro Señor. Maldecía a todo el mundo por la rabia de la
enfermedad de la lepra. Yo creo que Dios lo comprendía y lo miró con amor,
porque sabía que, aunque blasfemaba con su boca, era enorme el dolor que
llevaba en el alma. Y

entonces Francisco pidió ser él quien bañara ese leproso. Le despegó las vendas
llenas de pus y lo fue lavando con el agua del río mientras recibía todos los
insultos que se le ocurrían a ese pobre hombre lleno de amargura. Pero nos dicen
los escritos originales del inicio del franciscanismo que al ver la humildad de
Francisco, comenzó ese hombre a enternecerse, a arrepentirse de todas las cosas
que había dicho, y llegó hasta las lágrimas y con la curación interior. Llegó a la
curación física y al terminar Francisco su servicio en el hombre no había lepra.
Tú y yo nos quejamos a veces de los demás y chocamos con ellos porque nos
presentamos con una actitud de dominio, una actitud de uso de los demás. Pero
esa no es la actitud con la que Cristo quiere que nos acerquemos a nadie. Ni
dominio, ni prepotencia, ni utilización, ni manipulación. Nuestra actitud tiene que
ser en humilde servicio. Aún el mismo Papa se califica como el siervo de los
siervos de Dios. Me encanta el Papa Francisco, porque, aunque todos lo han
hecho siempre así, él evidencia en su actitud que lo que está haciendo en el
puesto que Dios lo colocó es servirnos. En este mismo programa estamos un
equipo completo conmigo, sirviéndote a Ti, sirviendo al Señor y sirviéndote a Ti,
porque este programa es para tu alimento y tu consuelo espiritual. La gente se
sorprende cuando se entera de mi boca que San Francisco odiaba un animal. Sí,
es verdad. Francisco conservó siempre un gran desprecio y un aborrecimiento por
un animal en concreto. El patrón de la ecología. Un animal que, si por él hubiese
sido, hubiese pedido que se extinguiera. Me sorprende. ¿Verdad? Pues ese
animal es la mosca. San Francisco dice que él desprecia de corazón a la hermana
Mosca, porque la hermana mosca no sirve para nada. ¿Díganme ustedes qué
utilidad tiene una mosca? Busca la utilidad. Solamente estorba.
Francisco tampoco la quería porque Francisco odiaba las moscas. Porque no
producen nada, no sirven nunca. Están al servicio de los demás.
Fastidian en todo y encima de eso, echan a perder las cosas.
Así son los hermanos que se niegan a servir.
Y cuando tú no sirves. No sirves, es tremendo. Pero cuando tú sirves, sirves al
mismo Dios. No importa a quién sirvas. Y la paga es una cosa del otro mundo.
En Venezuela la hermana María de San José, la Beata María de San José, que
está incorrupta en Maracay. Esa pobre mujer, al final de su vida tuvo una
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depresión tan grande que somatiza y cayó en cama. Y si usted se pregunta por
qué una mujer que tuvo tanta vitalidad desde niña, que sembró de hospitales y
escuelas y asilos a toda Venezuela, que contaba con una fortaleza tan
extraordinaria y de repente una depresión con somatización y en campamento.
Todo fue porque se les ocurrió en el aniversario de la congregación, darle una
medalla, una simple medalla que colgaron

de su pecho y que simplemente decía medalla al mérito. Y ella pensó ahora perdí
todo lo que había hecho, ahora ya los hombres me dieron gloria y ya no tengo
ninguna recompensa de mi Padre Celestial. Hasta que un sacerdote en La Pastora
en Caracas le dijo Madre, si usted no pidió la medalla, ni le importa la medalla, ni
usa la medalla, eso no tiene ningún significado y no perdió nada.
Inmediatamente se curó de todo y volvió a las andadas, porque ya tenía como un
obsesivo celo de que el único que le iba a premiar su servicio era Dios. Un
ejemplo para nosotros. Y yo quiero decirte una cosa, sirve, sirve al que sea,
aunque te llame perro mulato, y sirve especialmente al que no te quiere, al que no
se lo merece, porque cuando tú lo haces estás sirviendo al mismo Cristo. Hay
cantidad de historias en las vidas de los santos que no lo demuestran. Por
ejemplo, San Martín. San Martín era un caballero, un soldado romano que tenía
una hermosa capa de terciopelo rojo. Y un día, y eso motivó su conversión. Yendo
en el camino, había un viejo tiritando de frío. No soportó, se bajó del caballo, cogió
su hermosa capa, la cortó, dejando para él solamente lo que le exigía llevar su
reglamento del ejército romano y el resto de la capa, que era puro boato y lujo, se
lo dio al pobre viejo para que se envolviera. Y esa misma noche tuvo un sueño en
la que vio a Jesucristo envuelto en la capa que él le había regalado al viejo, y se
dio cuenta de que ese viejo que tiritaba en el camino era el mismo Cristo.
Isabel de Hungría. Santa Isabel, difamada por sus cortesanos, diciéndole que
había metido un hombre en su cama, el que había metido un leproso, que ya tenía
el castillo tan lleno de pobres que no tenía dónde colocarle, y lo acostó en su
cama. Cuando su esposo, celoso, incitado por las lenguas de los enemigos de la
reina, se acercó al lecho. En vez de ver al leproso, encontró el cuerpo yacente del
mismo Jesucristo, lo cual motivó su conversión.

Dios quiso que eso ocurriera en la vida de los santos y se


transmitiera a nosotros
como esas leyendas doradas, para decirte que en esa persona pobre está el
mismísimo Señor Jesucristo, esperando tu compasión, esperando tu ayuda,
esperando tu consuelo. Por eso debemos servir a los grandes y a los pequeños
para definirnos como Jesús Yo estoy en medio de ustedes como el que sirve, y
saber que no lo hacemos por ellos, sino por Jesús.
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Santa Teresa del Niño Jesús tenía en su comunidad una monja que le caía, pero
muy mal. Todos tenemos gente como el caso de Teresita, que solamente con
verlos se nos descompone el cuerpo. Pobrecitos. Y esa monja se sentía preferida
de Teresa de Lisieux. Querida al extremo por ella.

Tanto así que le advertía no fuera que siguiera con tanto apego hacia ella. ¿Y un
día le preguntó Qué me ve usted? Qué es eso de mí que le atrae tanto a usted
que siempre me regala una sonrisa, la mejor de sus miradas, que está atenta a
servirme, a acompañarme, a ayudarme en todo. Y Teresita le dice Es que cuando
la veo a usted, veo a Jesús. Pasados los años, Teresita murió y sus hermanas
escribieron sus confidencias. Y cuando esta hermana se enteró de lo mal que le
caía Teresita se llevó una tremenda sorpresa. Yo quisiera que en el cielo se
llevaran sorpresas. La persona que a ti y a mí nos cae mal. Y cuando alguien te
cueste, sírvele. Ora por esa persona, bendícela y verás como tú puedes ampliar tu
corazón. Porque al final en esta vida es que nosotros aprendamos la finalidad de
Dios en esta vida para nosotros. Aprendamos a servir a todos, a amar a todos sin
distinción, para que terminemos pareciéndonos a nuestro Padre del Cielo, que es
el principal servidor de todos y que nos dice Jesús que manda el sol sobre buenos
y malos, y manda la lluvia sobre justos y pecadores.
Ese Padre que siempre está a nuestro servicio. Enséñanos, Padre, a servir.
Enséñanos, Jesús, a ponernos a los pies de los demás y, como dice San Pablo,
considerarlos a todos superiores a nosotros mismos. Porque sabemos que, si
servimos como tú, reinaremos como tú, como Reina tu Madre, nuestra Madre, la
Virgen María, que cuando fue a definirse, sólo encontró unas palabras la servidora
del Señor. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

Biografía
Monseñor Roberto Sipols
Los frutos del espíritu

3. Los frutos que digo yo tener, ¿son realmente frutos?


Hoy quiero compartirles lo que dicen Juan capítulo 15 versículo 8, Jesús nos dice
La Gloria de mi padre es que den mucho fruto, fruto en abundancia y así probarán
que son discípulos míos.
Hay frutos como las granadillas que al abrirlos están huecos por dentro, están
secos. Está en juan 15, 8 dice Jesús la Gloria de mi padre es que den mucho fruto
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y fruto en abundancia y el fruto permanezca. Hermano estamos llamados en un
mundo, en el que necesitas signos, en un mundo de oscuridad en el que tú y yo
llevemos los frutos del evangelio.
Tal vez muchos de nosotros pues dando a conocer, expresando posiblemente lo
que es el servicio de labor, como dice san pablo siendo campanas que resuenan
pero por dentro estamos huecos, la Gloria de mi padre es que demos fruto dice
Jesús, la Gloria de mi padre es que demos fruto y fruto en abundancia y el fruto
permanezca y el fruto mi hermano es algo que tiene que germinar en otro árbol,
cual es el objetivo de la naturaleza, cuando un fruto sale de cualquier árbol tiene la
semilla interna para que así se reproduzca y asa allá más matas, más arboles más
racimos es la manera que sobrevive la naturaleza, pero qué sucede cuando sale
un fruto y ese fruto es hueco ese fruto no tiene nada ese fruto es estéril, cuánto
cristiano cuanto carismático puede haber que por fuera tenemos mucha
exposición, diría yo, por afuera demostramos hombres santos hombres íntegros tal
vez con ministerios florecientes personas que tienen pues a veces grandes
comunidades, grandes equipos, ministerios, se les ve y se les aplica lo que dice en
el apocalipsis tienes fama de estar vivo per estas muerto, la gloria de mi padre es
que den mucho fruto y el fruto permanezca, hermano Dios nos llama a que
nosotros demos fruto, pero que el fruto debe permanecer en qué sentido
permanece un fruto cuando el fruto da más vida y nosotros como cristianos el fruto
que tenemos tiene que dar más vida, podemos ser nosotros huecos por dentro,
se nos ve por fuera carismáticos que aplaudimos carismáticos que alabamos
vamos a convivencias vamos a retiros vamos a seminarios y por dentro estamos
simplemente huecos.
Gandhi decía que el problema del cristianismo es como la roca dentro del rio está
bañada está sumergida en la corriente, pero sacas la roca del río por fuera está
mojada, pero si le partes por dentro está seca. Cuantas veces nosotros podemos
estar de esa manera estamos absorbiendo de la vid estamos chupando de la vid
estamos pues aparentemente dando un fruto, pero por dentro estamos huecos.

Fuente:
Tema Verdaderos o falsos frutos en la renovación carismática
Renovación Carismática Católica Siloé

¿Hermanos cómo están tus frutos?


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¿Los estas ejercitando al servicio del señor o son huecos como las granadillas?

Oremos por los frutos espirituales….

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