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Qualitat de Vida, Igualtat i Esports

Institut Municipal de Serveis Socials (IMSS)


Centre de Serveis Socials Guinardó

DESIGUALDADES Y VIOLENCIA DE GÉNERO.


INTERVENCIÓN GRUPAL Y COMUNITARIA EN EL
DISTRITO DE HORTA-GUINARDÓ/BARCELONA

Autoras: Júlia Masip Serra, jmasip@bcn.cat, psicóloga de IMSS; Lourdes Aramburu,


laramburu@bcn.cat, psicóloga de IMSS; Vanesa Lirola, vlirola@bcn.cat, trabajadora social de
IMSS; Nexus Roca Cortés, nroca@edu.ub, psicóloga, profesora e investigadora UB.
Ayuntamiento de Barcelona (IMSS) y Universidad de Barcelona (UB)

Barcelona, 26 de octubre del 2012

DISCLAIMER: The findings, interpretations and conclusions expressed in this paper are those of the
authors and do not necessarily reflect the policies or views of UN Women, UNICEF or the United
Nations.
DESIGUALDADES Y VIOLENCIA DE GÉNERO. INTERVENCIÓN GRUPAL Y COMUNITARIA EN EL
DISTRITO DE HORTA-GUINARDÓ/BARCELON

Abstract:
Este proyecto se inicia en 1998 en el Distrito Horta-Guinardó de la ciudad de Barcelona.
Partiendo de las demandas de intervención en violencia machista, por parte de profesionales
de Servicios Sociales públicos y de entidades representantes de mujeres, las líneas políticas, con
el objetivo de amplificar, sensibilizar, prevenir e intervenir sobre la violencia de género, inician
su tarea formando a profesionales de los servicios sociales básicos públicos. Con esta formación
y a partir de una iniciativa profesional se facilita la creación y posterior consolidación de grupos
de atención a mujeres y sus hijas e hijos y se refuerzan las derivaciones en la red de servicios de
salud, educación, salud mental, seguridad, entre otros.
Al mismo tiempo que se impulsa el proyecto comunitario, aprovechando la demanda de las
propias mujeres afectadas. Se crean y publican dos materiales para la sensibilización y la
detección: un “Cuaderno para profesionales” (Júlia Masip, Chus Martínez 2002) y un cuento
dirigido a mujeres y a la población general titulado “Cenicienta tiene un mal sueño” (Júlia Masip
y Chus Martínez 2002) el proyecto ha crecido itinerando por espacios colectivos del territorio
en “El viaje de cenicienta”, y finalmente, proyectándose más allá de la comunidad.
La valoración de los resultados es alta, tanto en la población afectada y general, en la red de
mujeres y profesionales, y por la colaboración en investigaciones sobre la recuperación y
empoderamiento con la Universidad, han surgido actuaciones paralelas en diferentes niveles
del contexto, proporcionando mejores recursos para la intervención y aumentando el valor
social de estas.
Por todo ello, se apuesta por ampliar la formación a profesionales de todos los servicios
sociales básicos de la ciudad, conscientes de la necesidad de continuar el desarrollo de estos
proyectos que facilitan la lucha para atender a las supervivientes y erradicar la violencia
machista.

1
Autoras
Júlia Masip Serra.
Psicóloga Social y Comunitaria, Máster en Terapia Familiar en la Escuela de Sant Pau, U.A.B.
Trabaja en Servicios Sociales del Ayuntamiento de Barcelona desde hace más de 20 años, con
larga experiencia en intervención grupal y comunitaria además de soporte y formación a
profesionales y equipos. Formadora en este campo y en violencia de género. Tutora y docente
en el Prácticum de Psicología y actualmente en el Máster de Intervención Psicosocial de la U.B.
Autora de diferentes publicaciones sobre mujer, maltrato y salud.
Lourdes Aramburu Otazu.
Psicóloga especialista en psicología clínica. Terapeuta familiar. Trabaja en equipos de Servicios
sociales básicos del Ayuntamiento de Barcelona. Profesora de la Facultad de Trabajo social y
Educación social de la Fundación Pere Tarrés. Universitat Ramón LLull. Docente de la Escuela de
Trabajo familiar del Instituto de Formación Pere Tarrés. Formadora, investigadora y coautora de
diferentes publicaciones en el ámbito de los Servicios sociales, especializada en el Área de
intervención con familias, grupos, mujer e inmigración.
Vanessa Lirola
Trabajadora Social por la Universidad de Barcelona, postgrado en Mediación Familiar y
Comunitaria, Máster en drogodependencias por la Universidad de Barcelona. Actualmente
cursa postgrado de Terapia Familiar. Ha practicado en la intervención social i en diferentes
ámbitos, disminución, inmigración y atención domiciliaria. Hace cinco años que trabaja en
Servicios Sociales el Ayuntamiento de Barcelona, donde inicia su trabajo en violencia de
género, formándose y co-conduciendo grupos de mujeres que sufren maltrato por sus parejas.
Junto con Júlia Masip, actualmente, está promoviendo un estudio sobre el maltrato a la mujer
mayor.
Neus Roca Cortés.
Psicóloga. Profesora e investigadora de la Universidad de Barcelona. Desarrolla sus tareas
académicas y de investigación en violencia y género, especialmente en su vertiente de
recuperación en el marco del bienestar social. Lleva una larga trayectoria investigando procesos
grupales en sus vertientes teórica y aplicada. Actualmente, forma y supervisa trabajo grupal a
profesionales en activo, habiendo desarrollado su vertiente de intervención en el área social,
educativa y en psicoterapia.

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TERRITORIO, POBLACIÓN Y ENCARGO
Barcelona tiene 1.628.090 habitantes y está dividida en 10 distritos. El territorio de Horta-
Guinardó, pertenece al Distrito VII, con una población de 171.026 habitantes. El 53% son
mujeres, con una media de edad de 45 años y con un índice de soledad de las mayores de 65
años dos veces mayor que el de los hombres 1.
La red comunitaria de la población femenina del Distrito VII adquirió desde antes de la
democracia una reconocida fuerza organizativa, proveniente de los movimientos reivindicativos
históricos y del intenso trabajo de mujeres que se movilizaron para el bienestar e igualdad de
las condiciones de la población femenina, desde acoger a madres solas, promover la educación
y salud de las niñas y mujeres solas, desde iniciativas laborales hasta reivindicaciones
urbanísticas. La organización social femenina de este territorio siempre fue por delante de los
avances políticos.
La red de profesionales del Distrito desde hace años se interesó también por la problemática de
la violencia hacia las mujeres, detectada en las demandas individuales vertidas en los Servicios
Sociales, demandas hechas en su inmensa mayoría por mujeres.
En esta confluencia de implicación profesional, demandas, sensibilidad y activismo social de las
mujeres de la comunidad, la técnica del área de Mujer del distrito administrativo municipal, en
el año 1998, apuesta por la formación de trabajadoras sociales, educadoras y psicólogas, para
iniciar el proyecto de prevención, detección e intervención en violencia machista desde los
cuatro centros de Servicios Sociales que componen todo el territorio.
El encargo que se realiza a las profesionales fue incidir en la intervención directa, grupal y en
red de servicios, y además, crear un proyecto comunitario de sensibilización, detección,
atención y prevención, con un enfoque ecológico. Estos encargos parten de la relevancia de
abordar este fenómeno amplio y considerado socialmente como problemático y, del
reconocimiento y aprovechamiento de las iniciativas de algunas profesionales que ya
intervenían pero no gozaban del marco y la autoridad de “proyecto global comunitario”.
A la pregunta de si habían sufrido al gún tipo de maltrato o abuso, 9.000 mujeres de la ciudad
de Barcelona respondieron que sí la habían sufrido en diferentes grados, maltratos y agresiones
sexistas. De éstas se han atendido aproximadamente 3000 a través de los servicios
municipales 2. La pregunta es ¿dónde están las 6.000 restantes?

1
Datos extraídos de los indicadores socio demográficos del Observatorio Social de Barcelona (2010).
2Datos específicos de la ciudad de Barcelona de la Enquesta sobre violencia masclista a Catalunya (2010) realizada por el
Departament de Interior i l’Institut Català de les Dones, ambos de la administración autonómica de la Generalitat de
Catalunya.

3
Des de Servicios sociales del Distrito de Horta-Guinardó actualmente conocemos y detectamos
mejor las demandas femeninas (el 65% de las demandas son de mujeres), pero a pesar de los
años de trabajo, la estructura de la problemática es tan profunda que sigue emergiendo el de
goteo de mujeres con los diferentes tipos de maltratos, físico, psicológico, sexual, económico,
social, acoso en la calles, a través de los hijos y de las demandas judiciales por separaciones y
divorcio. Estas son la situaciones más frecuentes de intervención directa desde los servicios,
con un perfil común de mujeres, solas o no al cuidado de sus hijos, con dificultades económicas,
trabajos precarios, formación media y con redes sociales pobres, la mayoría con problemas
graves de salud conforme avanza la edad, siendo diferentes las sintomatologías, fibromialgias,
problemas ginecológicos, de espalda, ansiedad, entre las más comunes.
Las situaciones más frecuentes suelen ser mujeres supervivientes con largos años de resistencia
que por carencias económicas, por miedos e inseguridades, por creencias, tardan en dar pasos
hacia la separación, hacia la demanda de ayuda o hacia la explicación a terceros de su situación.
Estas situaciones de violencia a veces se conocerán a través de la escuela de los hijos, o por
informes de salud en urgencias o atención ambulatoria o a través de los puntos de información
a la mujer (PIAD) 3. Aunque en la actualidad se abren las puertas a la comunicación y la
coordinación entre servicios, también los medios de comunicación y las campañas contra la
violencia las llevan a pedir ayuda.

LINEAS Y ENFOQUE DE LA INTERVENCIÓN


Se centran en un enfoque común y aplican diferentes metodologías ante el maltrato de los
hombres hacia las mujeres, hacia su erradicación y la mejora ecológica global de las
desigualdades femeninas (Olga 4 Arisó y Rafael Medina 2010; Lorie Heise, 1998). Trabajamos
desde un enfoque psicosocial, trenzando intervenciones de apoyo a las mujeres atendidas en
las distintas oportunidades de su vida y tratando el impacto de la violencia en ellas, su
liberación y su recuperación.
Más allá del análisis y tratamiento individual, hemos desarrollado procedimientos para
intervenir sobre procesos sociales complejos y dinámicos, que aborden no sólo el componente
individual y/o grupal sino también las estructuras sociales donde se gestan. Nuestro modelo es
ecológico desde la base de nuestras acciones.

3 Servicios públicos de proximidad que atienden inquietudes y demandas específicamente dirigido al conjunto de mujeres con
finalidades de empoderamiento, trabajo comunitario, detección precoz y derivación

4Citamos las referencias bibliográficas según normas APA – American Psychology Association - y añadiendo el nombre propio de los y las
autoras con el objetivo de visibilizar la contribución de las mujeres, siguiendo las pautas de los Women’s Studies

4
Los cuatro centros de Servicios Sociales tienen equipos multidisciplinares (trabajadores/as
sociales, educadores/as y psicólogos/as) que posibilitan tanto la acción comunitaria como la
prestación de recursos sociales y el tratamiento psicoterapéutico de ámbito social.
Contemplamos un abordaje multidireccional del fenómeno de la violencia contra las mujeres:
a) La atención social (factores sociales y de oportunidades vitales) y psicoterapéutica tanto
individual como grupal, para favorecer procesos de detección y recuperación.
b) La comprensión y tratamiento de la violencia en su contexto familiar. La interdependencia
emocional y económica en la familia propicia que todos se vean afectados, incluso
intergeneracionalmente.
c) La perspectiva de género en sus dos vertientes de análisis e intervención. Como referencia
para analizar la sociedad, como radiografía de un sistema patriarcal sustentador de
desigualdades que favorecen la internalización de relaciones de dominio/sumisión. La
perspectiva de género nos hace cuestionar el peso de las creencias y prejuicios que nutren la
violencia y se manifiestan contra las mujeres (Neus Roca y Júlia Masip, 2011).
Nuestro enfoque contempla también, en un nivel profesional, un abordaje multinivel:
a) Formación de los diferentes perfiles de profesionales que conforman los equipos, psicóloga-
os, trabajadora-es sociales y educadora-es, para profundizar en la problemática, en la no
afectación personal y en las diferentes metodologías de intervención.
b) Trabajo en red de los diferentes servicios que intervienen en la misma población, para la
detección de los casos más graves, y poder coordinarse, servicios sociales, salud, salud mental,
educación e infancia, seguridad, fiscalía, etc.
c) Fomentar, promover e incentivar el trabajo en equipo, de las diferentes disciplinas para una
mejor implementación hacia la población de mujeres e hijos que sufren maltrato y violencia de
género. A nivel metodológico individual-familiar, grupal, en red y comunitario.

A nivel político comunitario, a través de la implicación de lo-as políticos, la red de


representantes de la comunidad poblacional del territorio.
-Implicando a los consejos de mujeres, entidades y asociaciones, en el proyecto comunitario y
de intervención (Júlia Masip y Chus Martínez, 2002) para sensibilizar, comprender la
problemática y fomentar la participación así promover cambios culturales, de valores hacia los
factores estructurales patriarcales que persisten y dañan el crecimiento igualitario de mujeres
y hombres.
-Repartiendo el material creado y construido a partir de las propias mujeres afectadas,
reproduciéndolo para jornadas, charlas y diferentes actos que las mujeres promuevan.

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A partir del trabajo en red profesional y social, se la intervención, escuchando y observando el
movimiento social y la evolución de la problemática de la violencia en la comunidad que nos
permite aprovechar oportunidades y detectar precozmente necesidades sociales.
A nivel extraterritorial, nuestro enfoque contempla la apertura hacia territorios más amplios
con la finalidad de mejorar nuestra propia intervención y ampliar su impacto profesional.

DE LA MUJER A LA RED DE SERVICIOS Y A LA COMUNIDAD GENERAL


Todo el proceso de atención psicosocial a la mujer que sufre violencia es largo e intenso, con
avances y retrocesos, desapariciones del circuito de servicios y reapariciones. La posición del
profesional le lleva a no defraudarse por ello y mantener la disponibilidad.
El tratamiento requiere respetar las decisiones de la mujer, evitando dar soluciones rápidas o
derivaciones prematuras, signos de que el-la a profesional no puede contener su propia
angustia.
Uno de los objetivos finales del tratamiento es que la mujer recupere los niveles crecientes de
autonomía y control de su vida. Profesionales y Servicios han de ser consecuentes desde el
principio, sin incidir e indicar a la mujer acerca de sus motivos para irse o quedarse, denunciar
o no…Nada de esto es definitivo, forma parte de una evolución en su manera de hacerse cargo
de un cambio, hay que ayudarla a que el cambio positivo pueda ser el suyo propio .
La red de servicios y profesionales hacen un acompañamiento emocional y un asesoramiento a
lo largo del proceso de cambio personal y toma de decisiones en muchos ámbitos de la vida de
la mujer y con efectos múltiples en todos los miembros de la familia. La escucha, la contención
y la activación de recursos para su protección y autonomía, serán claves para la prestación de
ayuda y asesoramiento por parte de los trabajadores sociales.
La activación de recursos es decisiva en los pronósticos de los casos y en las reales posibilidades
de recuperación y salida. Cuando la mujer no dispone de recursos que les den independencia
pueden más fácilmente volver con el maltratador o ampararse en otra relación que puede ser
dañina.
Conseguir la suficiencia económica se convierte en una de las prioridades del plan de apoyo
social. Para ello se trabaja en las prestaciones económicas básicas, reinserción mínima RMI
(PIRMI) o RAI. En muchas ocasiones también se puede dar soporte con el pago de suministros, o
deudas escolares. Existen elevados impagos de las pensiones de le los hijos por parte de los
padres. La Ley catalana contra la violencia machista de 2008, ampara dicha deuda.
Otro gran punto de dificultad es la vivienda, requisito básico para empezar una nueva vida.
Existe una cartera de servicios públicos que ofrece a la mujer en situación de riesgo

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residencias (casas de acogida) para mujeres maltratadas y sus hijos, pisos puente cuando
consiguen trabajo hasta que encuentran vivienda y pisos para emergencias sociales y de riesgo
destinados a ellas.
La reinserción y formación laboral es otro punto importante de conexión entre servicios, hay
fundaciones privadas subvencionadas i programas específicos en el propio Ayuntamiento de la
ciudad ( Barcelona Activa) que las ayudan a formarse e insertarse al ámbito social de
producción remunerada.
La compatibilización de los horarios de atención a los hijos y a la vida laboral es otra de las
dificultades. La red social propia a veces es inexistente, por ello existen servicios de ayuda
domiciliaria (trabajadoras familiares).
La figura y función del educador social suele ser clave en estos casos para realizar
acompañamiento educativo y facilitar y sostener espacios de socialización, orientación en la
formación, actividades extraescolares… para poder ofrecer a los niños espacios relacionales
estables.
En la ciudad de Barcelona, en los últimos 10 años, se han desplegado desde la administración
pública local, servicios y actuaciones dirigidos específicamente a las mujeres en general, a las
supervivientes de violencia machista, a sus hijas, hijos y a los hombres que la ejercen situados
en los diferentes niveles de intervención de proximidad, especializada, residencial, de trabajo
en red profesional a través del Circuito de Violencia y de sensibilización a través del programa
“Acuerdo ciudadano contra la violencia de género”.

INTERVENCIÓN GRUPAL
Detección y grupos
Desde finales de los años 90, las trabajadoras sociales, educadores y psicólogas de los
diferentes centros de servicios sociales del Distrito iniciamos el trabajo con grupos de mujeres
que sufren violencia de género y con sus hijos e hijas que también consideramos víctimas de
esa violencia.
La co-conductoras del grupo son una psicóloga y una trabajadora social acompañadas de otro
profesional que hace la observación. Las profesionales vamos rotando cada año, de manera que
a lo largo del tiempo, un gran número de profesionales ha tenido tareas de conducción u
observación. Esta cuestión es muy importante dentro de nuestro proyecto porque promueve
una formación, compromiso y sensibilización constante de todos los profesionales que
favorece la detección y una correcta derivación de las mujeres que están siendo atendidas
individualmente.

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Nuestra experiencia grupal continuada ha favorecido que la detección sea más rápida, se
evidencia en edades más jóvenes y las mujeres llegan con una demanda más específica.

La detección es crucial y constituye el primer paso de la intervención. Los servicios sociales son
un espacio primordial para la detección de la violencia, ubicado en el barrio en relación de
proximidad, reciben todo tipo de demandas de atención social para la familia, cuyas
portavoces en el 65 % de casos son las mujeres. Por otro lado son servicios con relaciones muy
estrechas con otros servicios educativos y de salud, lo que facilita el trabajo en red (Neus Roca y
Júlia Masip, 2011). El grupo va dirigido a todas las mujeres del distrito que pueden ser derivadas
desde cualquier servicio de la comunidad.
Los profesionales disponemos de formación y protocolos para la exploración y valoración de la
violencia donde se exponen indicadores de alerta (Margarita Saiz et al.2007) en relación al
cuerpo, a la mente y al entorno. Es importante valorar la existencia de peligro, activar medidas
de apoyo y establecer una relación de ayuda que incluye la posible derivación de la mujer al
grupo. En la fase de detección conviene también interesarse por los hijos e hijas y tenerlos en
cuenta, así como evaluar la posibilidad de que los hijos sean escuchados/as y remitidos/as a
programas de atención específicos, ya que pueden presentar numerosos efectos de daño
emocional.
La incorporación de la mujer al grupo requiere de un trabajo previo entre el profesional
derivante (que seguirá siendo referente del caso individual) y los profesionales responsables del
grupo. Para ello existen fichas de derivación y modelos de entrevista de selección
(Margarita.Saiz.2007) de casos para el grupo. Todo ello supone un trabajo de coordinación
entre todos para consensuar si se dan las condiciones de idoneidad del estado y motivación de
la mujer y el momento es el adecuado para iniciar el trabajo grupal. Dado que la intervención
individual se mantiene simultáneamente a la grupal, es muy importante mantener la fluidez en
la comunicación y trabajo en red entre los diferentes profesionales y servicios.
La intervención grupal dura unos 6 meses, a lo largo de sesiones semanales de dos horas. Los
objetivos que pretendemos básicamente son:
Reconocer e identificar situaciones de maltrato.
Disminuir el malestar y la angustia de la mujer.
Crear una dinámica grupal favorable a la expresión emocional y al apoyo mutuo.
Reforzar capacidades y recursos internos superando la posición de indefensión.
Reparar secuelas de la violencia redefiniéndolas, empoderar a la mujer y recuperar su yo.
Reconstruir red social y proyectos de vida.

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Los contenidos a trabajar en las sesiones surgen a propuesta de las conductoras y de las
propias mujeres. Suelen ser temas sobre los diferentes tipos de maltrato y la comprensión del
ciclo de la violencia, el análisis de creencias, mitos y estereotipos sustentadores de la violencia,
los modelos parentales y la socialización de género en la familia de origen, la elección de pareja
y la historia de la relación, la atención a su salud física, psíquica y la vida social, los efectos de la
violencia en los hijos y cómo ayudarlos, las experiencias judiciales relativas a la violencia de
género y los conflictos que se derivan. Y de manera transversal la recuperación de la
autoestima.

Actividades y Dinámica grupal.-


Las sesiones de dos horas se distribuyen en dos partes: la primera hora y media se les propone
una actividad que permita centrar el tema a trabajar, abriendo la libre expresión de todas las
participantes. Las actividades propuestas son múltiples: trabajo con soporte documental,
dibujos, lecturas breves, invitación de expertos en algún tema específico, cuestionarios, viñetas,
audiovisuales…. Lo que se pretende es facilitar la comunicación y la escucha, invitar a la
reflexión e incentivar la máxima participación. Siempre se deja tiempo para comentar las cosas
que han pasado en la semana, crisis o ansiedades más agudas del momento. Según la
actividad combinamos trabajos por parejas, en subgrupos o en grupo general.
La última media hora hacemos trabajo corporal para integrar el cuerpo en la tarea de conexión
y recuperación, ya que la violencia vivida se somatiza en forma de dolores osteoarticulares,
fatiga y afectaciones de índole psicosomática.
Las fases del proceso grupal podrían dividirse en tres: la primera de acogida, inclusión y
cohesión grupal con predominio de función contenedora, generadora de confianza y
afrontamiento del problema para aumentar protección y minimizar riesgos. La segunda fase de
reparación y refuerzo personal, escuchando y amplificando su voz interior, encontrándose a sí
misma, reconociendo su propio yo. La tercera fase orientada a la salida del grupo y superación
del maltrato, la autonomía vital, el empoderamiento y el futuro.

Hay que destacar la especial intensidad que en este proceso adquieren los momentos iniciales
del grupo: que se sientan incluidas, que se consolide asistencia, que se cohesionen… y los
momentos del final del grupo y las resistencias que despierta.

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Conviene preparar la despedida con antelación, promovemos que ellas conduzcan el grupo las
cuatro últimas sesiones, para fortalecer su seguridad e independencia, además de mejorar el
cierre y diluir las resistencias, lo que propicia una mejor evaluación y retorno valorativo de los
profesionales acerca de su proceso individual y grupal.
Resultados y Evaluación
Es un punto a trabajar concienzudamente que facilita la despedida del grupo y que refuerza el
sentido de todo el proceso. Las profesionales hacemos una valoración del proceso evolutivo de
cada mujer y parte de esta evaluación la retornamos en sesión grupal, acompañada de algún
escrito o regalo personalizado.
A las mujeres se les pasa una hoja de evaluación (M.Saiz, et al.2007) y se les pide verbalmente
que comenten cómo se han sentido, para qué les ha servido su experiencia grupal y qué
aspectos cambiarían o propondrían. Se contrasta la situación actual de cada una con las
expectativas y objetivos que manifestaron en las sesiones iniciales.
Constatamos manifiestamente mejoras en su estado anímico, más claridad y seguridad en sus
percepciones y capacidades, aumento del tono vital, la capacidad de hacer proyectos e
ilusionarse, de disfrutar de las relaciones y promoviendo cambios vitales significativos.
Las mujeres reconocen al grupo como activador de sus cambios y agradecen la oportunidad
vivida. Las palabras que más repiten como aportaciones que han recibido son: apoyo, valor y
fuerza.
Como hemos apuntado anteriormente nuestra intervención grupal incluye simultáneamente la
atención grupal a los hijos e hijas, conducido por educadores-as sociales. Lo que inicialmente se
pensó como un espacio de cuidado infantil para facilitar la asistencia de las mujeres al grupo, ha
ido consolidándose como un espacio de confianza basado en el fomento de la resiliencia
infantil, donde se trabajan aspectos relacionados con la autoestima, las habilidades
comunicacionales, la identificación y expresión emocional y los modelos de convivencia
basados en el respeto y la igualdad. Los dos grupos (mujeres e hijos) están muy conectados e
integrados en un mismo programa, con alguna sesión conjunta.
Esta experiencia está siendo expandida a la ciudad a través de formación a profesionales de los
servicios sociales públicos y un apoyo de supervisión experta en los inicios de su
implementación. La formación está siendo realizada desde hace 4 años. Asimismo, se ha
difundido en otros territorios de Catalunya, España, Europa y Latinoamérica.

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INTERVENCIÓN COMUNITARIA
La intervención comunitaria forma parte tanto del ámbito de los servicios sociales como
del territorio y toma cuerpo con las dificultades y/o problemas que surgen y crecen en la
comunidad. Nuestra intervención comunitaria se guía metodológicamente en la investigación
social participativa (Tomás Villasante et al, 1993, 1998) siguiendo las etapas de la pr e-
investigación, de los síntomas y demandas para la elaboración de la recogida de información a
través de la población afectada y diana, como objeto y sujeto de intervención, implicada y
motivada para formar parte en la construcción del proyecto de acción, prevención y promoción
de cambios que mejoren y reduzcan los efectos del maltrato machista.
La prevención tiene de forma implícita e intrínseca, un lugar preferente y fundamental
en la intervención comunitaria (Alipio Sánchez, 1991) precisa inevitablemente la participación
implicada de las protagonistas en las acciones que se desarrollaran, de las y los profesionales
para la facilitación de procesos y procedimientos aceptando el co-liderazgo con las
participantes e incluso su retirada cuando las mismas ciudadanas y asociaciones ya han tomado
las riendas de la acción. La prevención comunitaria está sujeta a la temporalidad como
elemento indispensable para proporcionar creatividad, desde el inicio del proceso y durante
todo su crecimiento, incluida la evaluación y el proceso continuado de análisis de los
resultados.
En esta confluencia de implicación profesional, demandas, sensibilidad y activismo social
de las mujeres de la comunidad, la técnica municipal de Mujer del distrito apuesta por encargar
a las profesionales la creación de un proyecto comunitario de sensibilización, detección y
prevención, partiendo de su alto interés ya que la intervención estaba más que empezada,
aprovechando el grupo inicial para amplificar con el proyecto comunitario, también con la
participación de las mujeres afectadas, y la alta motivación de las mujeres organizadas en red.
Objetivos
Los objetivos de esta intervención comunitaria son: a) promover la prevención y el
cambio de valores y creencias hacia el respeto y la comprensión de la problemática del maltrato
sexista; b) partir de la población afectada, de la participación de las mujeres en situación de
violencia, también de la red de mujeres organizadas y de los-las profesionales de los diferentes
servicios del territorio; c) que a corto plazo, en dos o tres años, se oiga y se escuche la voz de la
población afectada a niveles más amplios de la población general para reducir la violencia
machista y que los-las profesionales puedan detectar con mayor sensibilidad y celeridad;

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d) crear un material sensible, con el que se pueda identificar la población afectada que
la ayude a cambiar estructuras que persisten y la general entienda la resistencia y persistencia
de la problemática y con el que los y las profesionales la puedan detectar mejor; e) crear un
material con un formato artístico que sensibilice el relato amargo y duro de la problemática, de
manera amable y accesible, que permita poder mirarla de frente, sin girarse de espaldas; f)
crear un material que sea útil, se entienda y se incorpore en la intervención directa, individual y
grupal de la población afectada, a la vez que promueva la difusión amplia y comunitaria hacia
toda la población general y de profesionales; y g) coordinar temporalmente el proceso
participativo y la organización de las acciones desde los y las profesionales que ya estaban
detectando, formándose y creando un grupo de mujeres, hasta la población general.
Método, acciones y dinámicas
Primero surgió el material para profesionales. Se trata de un cuadernillo titulado
“Violencia doméstica. Cuaderno para profesionales”(Júlia Masip y Chus Martínez, 2002), en el
que se explica el maltrato de pareja con una visión comprensiva de la situación, una
clasificación y tipología de maltratos acompañados de indicadores con sus frases escogidas
literalmente de las surgidas en los relatos vivenciales de los grupos mencionados. Se proponen
también pautas a seguir para las profesionales, como profundizar e ir más allá de los tópicos
para poder entender la complejidad del tema, transmitir reconocimiento a las mujeres por
verbalizar su angustia y dolor, darles su tiempo, sin presionar, ayudarlas a tomar decisiones,
etc. Y también recursos con quien asesorarse y/o derivar.
Las aportaciones vivenciales de las mujeres que entraron en un 1er grupo de
intervención, desde el proyecto de Distrito, sirvieron de referencia y asociación en las
clasificaciones por tipologías de maltratos, a la vez que de comprensión para el diagnóstico por
parte de los profesionales y de identificación y aceptación por parte de las mujeres afectadas.
Desde el principio se contó con las con ellas, con sus vivencias y con su permiso. Se les expuso
el concepto de confidencialidad como obligación ética de las profesionales, se preservó la
información íntima de las mujeres se explicó que no saldrían sus nombres, pero sí sus relatos
como elemento contextualizador-identificador decisivo dentro de la problemática que se trata,
los maltratos de los hombres hacia sus parejas, las mujeres.
Para poder llegar al mayor número de personas se transcribió y transformó, a través de
la narrativa el significado del sufrimiento compartido, como elemento curativo y también de
identificación colectiva. Algunos ejemplos de relatos físicos y psicosomáticos: “ Empecé con
muchas taquicardias, ahogos, me tenían que ingresar. Después con depresiones, a meterme en
la cama y no quería salir, a no querer hablar”.“Puede haber una enfermedad enmascarada
porque no tienes manera de expresarte”. “Son los nervios que me atacan al estomago y no
tengo hambre. Es que siempre he sido muy nerviosa”

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Nuestro objetivo fue que se revisara esa gruta oscura del maltrato, explorando cómo
entrar en ella, cuidando pero mostrando lo que se descubriera, dando importancia al
reconocimiento que connota identificación, a la aceptación que lleve a fomentar la implicación,
la participación, el soporte, la comprensión y el contagio y por tanto la sensibilización a nivel de
población general para llegar hasta sus raíces, su estructura, para así incorporar el freno y
eliminación de la violencia en nuestras vidas. Se ordenan los relatos, en forma de indicadores
se perfilan los diferentes tipos de maltratos físicos, psicológicos, sexuales, sociales, económicos,
se identifican relatos que reflejen cómo se inician y qué ciclos recorren, para que den pautas
temporales en la intervención de los profesionales y en la creación de un material accesible y
de articulación constructiva, para población y para profesionales (Neus Roca y Júlia Masip 2011)
Al año siguiente se continuó con la segunda parte de la intervención comunitaria, la más
amplia y por tanto la que tenía que ser de más impacto, dirigida a la población general de
mujeres y también para los hombres. Se construyó de forma distinta, con más seguridad por
parte de las mismas profesionales, y con un elemento artístico fundamental que comportó una
colaboración más atrecha de la artista gráfica, quien formaba parte de la red de mujeres del
distrito e introdujo imágenes en el anterior cuaderno (Olga Arisó, Júlia Masip, Marisa Ordóñez y
Marta Ortega, 2005), material del que ya se estaba comprobando la aceptación. El formato
debería ser distinto, más próximo en cuanto al lenguaje y también más atractivo y creativo
(Michael White 2002), fácil de abrir que incitara a su lectura, sin miedo, a través de los relatos
de las propias mujeres que integraron el primer grupo y que estaba en pleno funcionamiento.
Se trata del cuento en formato de cuadernillo “Cenicienta tiene un mal sueño” (Anexo 1) de las
mismas autoras (2002).
Metodológicamente, el trabajo coordinado fomentó una gran implicación, tanto que de
entre las dinámicas que se crearon durante el proceso temporal, la más gráfica, en cuanto a
construcción artística fue la de la escultora que plasmó el tema en su propia obra, en
esculturas relacionadas con las diferentes etapas del cuento y, cómo no, dando forma a la
propia “Cenicienta”, Ventafocs en catalán que significa alimentar el fuego del hogar, airear las
brasas para calentar a toda la familia. La obra cautivó a todas las mujeres participantes del
proyecto, las propias profesionales, mujeres afectadas del grupo, mujeres representantes de
la comunidad, políticas.
A partir de la presentación empieza el trabajo de difusión en la comunidad, se extiende
hacia la ciudad con otra publicación más amplia y formación a profesionales de Servicios
Sociales de los diez distritos que forman toda la ciudad. Las mujeres afectadas leen el cuento,
la red organizada lo hace circular como elemento preventivo y los-las profesionales lo utilizan
como elemento de intervención, a partir de ahí la construcción comunitaria sigue creciendo
(Silvia Navarro, 2004).

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El proyecto creció de tal manera que actualmente es de las mujeres de Horta-Guinardó.
El cuento pasó a viajar con la escultura (ver Anexo2) que la autora regaló a las mujeres del
distrito, motivo que hizo resurgir el proyecto, creciendo y creando “El viaje de Cenicienta”, El
viatge de la Ventafocs, nombre actual del proyecto. Para su presentación a la comunidad se
crearon plafones con las figuras de las esculturas y las frases representativas del cuento además
de diapositivas para su presentación a diferentes lugares por los que viajaba la exposición
itinerante. La escultura encontró su definitivo lugar, en la biblioteca municipal restaurada Can
Mariné en Horta.
El de goteo ha sido tal, que los 10.000 ejemplares para toda la ciudad se han repartido
en seis años, agotándose la segunda edición con demandas externas que llegaron de diferentes
países de Latinoamérica y Europa. También se formó a los profesionales de Servicios Sociales
del Ayuntamiento de Barcelona, con una alta valoración por parte de los que lo han utilizado
como elemento de detección y trabajo de superación a nivel individual, grupal y comunitario
Las mujeres llegan al despacho con un alto grado de identificación, con el cuento
subrayado, sintiendo que han leído su historia, su vida y pidiendo más ejemplares para su
amiga o vecina. Elementos indispensables en toda intervención comunitaria, participación
activa de la población afectada como objeto y sujeto del proyecto en su prevención, detección,
proyección en la implicación de su difusión e identificación, en su sensibilización e innovación
artística y creativa, más su continuidad en el tiempo, con temporalidad creciente. (Alipio
Sánchez, 1991, 1993).
Resultados avances y proyección
El proyecto sigue, con algunas dificultades, ya que requiere de mucho esfuerzo en tiempo,
formación, coordinación en red, proyección comunitaria, que en los Servicios Sociales con la
amplitud poblacional y de problemáticas es difícil mantener el interés de los responsables y
políticos-as cuando surgen otras emergencias a las que también hay que dar respuesta. La
consciencia y la perspectiva global de género y ecológica (Olga Arisó 2010) abre los ojos y la
escucha en la intervención psicosocial por la permanencia de la alta demanda femenina, que
persiste y continua siendo la más alta en demandas directas, el 65% de mujeres frente el 35%
de hombres.
Actualmente le Instituto Municipal de Servicios Sociales IMSS juntamente con Direcció de
Dones _-Dirección de Mujeres- apuesta con seguir con la formación a profesionales para seguir
con la intervención y aumento de grupos de mujeres afectadas, las valoraciones de los
resultados son muy altas tanto por los equipos como por las propias mujeres. Se apuesta por la
coordinación y el trabajo en red, promoviendo intervenciones comunitarias, aunque cuestan
mucho tiempo y conllevan grandes resistencias .A pesar de ello las mujeres más sanas y
representantes locales y sociales siguen presionando, la problemática se abre a la luz de la

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información, 637 mujeres han muerto a manos de du pareja en todo el estado español desde el
2002 hasta el 2011.
Hace falta más implicación e incidencia en la ampliación en el contexto, en la parte comunitaria
masculina, su sensibilización, su escucha abierta y su participación en el conflicto de frente no
de lado o de espaldas como si con ellos no fuera. La femenina sigue, pero al estar más afectada
y sometida requiere de intervención para su recuperación, el avance es lento, es necesaria la
implicación más fuerte y el freno impuesto por la parte agresora, la masculina.
ACTUACIONES CONVERGENTES DE INVESTIGACIÓN-ACCIÓN
Las intervenciones explicadas hasta el momento corrieron convergentes a una actividad
profesional constante de reflexión, sistematización, evaluación e investigación. En ellas se han
visto implicadas investigadoras académicas (Universitat de Barcelona), profesionales de la
atención y técnicas y políticas de la administración local, siendo iniciativas de unas o de otras
pero siempre reconociéndose, apoyándose y compartiendo diversos grupos de trabajo.
Ante una demanda de supervisión de trabajo grupal centrada en la necesidad de evaluar los
efectos de la intervención grupal se propone y realiza una investigación acción del equipo
conjunto de las profesionales, psicóloga, trabajadora social y educadora, del distrito Nou Barris
encargadas del grupo abierto de apoyo psicosocial a mujeres en situación de violencia y de
investigadoras académicas especializadas en violencia de género. La evaluación de efectos
resultó positiva al mejorar en los síntomas de sufrimiento psicológico, en su salud física y
avanzar en las fases de liberación de la violencia hacia estadios de mayor crítica a la violencia,
independencia socioeconómica y desvinculación afectiva del proyecto familiar (Neus Roca-
Cortés et al, 2007; Montse Paíno, 2011; Neus Roca-Cortés, 2011). Se descubrió también que
algunas mujeres recuperándose pero ya separadas de la ex-pareja violenta veían renacer la
violencia contra ellas en sus hijos mayores y surgían diagnósticos de enfermedades
psicosocimáticas. Estos resultados concuerdan con la revisión de investigación realizada que
reflejando los beneficios generales de la intervención grupal alertan de las importantes
carencias de intervenciones cortas en el tiempo cuando se enfrentan a situaciones de violencia
crónica (Neus Roca-Cortés, 2011). Paralelamente a estos seminarios ha habido la disponibilidad
de supervisión específica de trabajo grupal y actualmente se facilita la formación en
intervención grupal en violencia sexista como estrategia de difusión de este tipo de
intervenciones.
Otra actuación relevante convergente ha sido la protocolización de la intervención
grupal y específicamente dedicada a la evaluación. Se realizó en un seminario de expertas,
profesionales de la atención e investigadoras, que partiendo de recursos ya existentes
consensuaron y elaboraron pautas de intervención y cuestionarios de evaluación dirigidos a

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tres bandas (Mati Albarracín 5 et al, 2007; Neus Roca-Cortés y Masip, 2011). La evaluación de los
efectos de la intervención grupal en la recuperación de las mujeres: listado de indicadores y
batería de evaluación psicosocial (Neus Roca-Cortés et al, 2007; Neus Roca-Cortés, 2011) que
en una investigación posterior de 3 años se ha mejorado y desarrollado (Neus Roca-Cortés, en
prensa). También se evalúa la satisfacción de las mujeres por la intervención grupal y el
protocolo final resultante se realizó a partir del usado en el Distrito de Horta-Guinardó que
permite tomar conciencia de los avances individuales y ajustar estrategias y contenidos de la
misma intervención. Finalmente, se evalúa la dinámica grupal propiamente dicha en el sentido
de conocer si posee las características de grupalidad propias de un grupo de apoyo social con
un inventario de indicadores observacionales o un cuestionario (Neus Roca-Cortés, 2011).
También se comparten espacios de debate e intercambio profesional con la jornadas
anuales del Circuito de Violencia de la ciudad de Barcelona que permiten relación directa entre
profesionales de tipos diferentes de servicios (seguridad, justicia, servicios sociales, salud,
universidad) o con el Simposium Internacional sobre “Creencias y violencia en el proceso de
recuperación” apoyado por las administraciones y organizado por las investigadoras
académicas.
RECOMENDACIONES
Trabajo en red social y de servicios, formando a los profesionales y cuidando que los
profesionales jóvenes adquieran pericia junto a los y las veteranas.
Implicación comunitaria de la TODA la población –masculina y femenina- para extraer de sus
raíces los factores estructurales que causan la violencia, y así, poder intervenir en ellos para
erradicarlos, investigando sobre su antídoto i/o vacuna.
Seguir con la metodología grupal que tan buenos resultados da en el empoderamiento de las
mujeres supervivientes y en la resiliencia de sus hijos-as, fortaleciendo el maternaje.
Reproducir estos proyectos, con buenos resultados, en otros países, adaptándolos a sus
valores, culturas y creencias.
Confluencia horizontal y de reconocimiento mutuo entre los saberes de la intervención y de la
investigación dirigida a promocionar la reflexión sistemática, la elaboración de recursos y la
investigación-acción sobre la intervención para la erradicación de la violencia machista.

55 Esta es la publicación en castellano. Su primera publicación fue anterior, en catalán, en Albarracín et al, 2007)

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Anexo 1) Portada cuento Cenicienta tiene un mal sueño. Pgna.19
Anexo 2) Imagen de la escultura de Ventafocs (Cenicienta) del material: “El viatge de
Ventafocs”. Pgna. 20

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