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Lo llaman: El Pico de la Virgen…

Por Moisés Fco. López Smith


Apuntes del Zarco…

“La historia no contada…”

América es lo suficientemente extensa para poder proporcionar subsistencias a
cincuenta veces más habitantes que los que tiene California y en tierras mucho más
fértiles. ¿Cómo entonces imaginarse que alguien haya tomado la resolución, sin otro
móvil que su propia voluntad, de establecer su tabernáculo en medio detales rocas
áridas y salvajes?

Juan Jacobo Baegert, 1772.

Crónicas de la Antigua California-. Unos lo llaman el Pico de la


Virgen o Pico de Guadalupe por la forma que toma y que se asemeja a la
Virgen de Guadalupe, por la forma que a cierta hora las sombras
proyectadas sobre una parte del pico, asemejan a la Virgen de Guadalupe
en posición de súplica, otros lo llaman el monje.

Hablando de manera histórica, esa montaña sagrada para los


antiguos californios y como para muchas culturas, las montañas tienen
polaridad, la dualidad estaba presente en sus culturas y filosofía, por lo
que cada montaña es la expresión femenina o masculina de las fuerzas
de la naturaleza, por lo que el llamado pico de la virgen era la máxima
expresión de la feminidad, lugar sagrado, fuente de vida y sin dudarlo por
experiencia propia, un centro de energía muy especial, tanto así, que los
antiguos californios no plasmaban pinturas rupestres, ni se asentaban en
cualquier lugar que se les ocurría, pues cada lugar donde las plasmaban
era sagrado y por si fuera poco, obedecían a campos bioenergéticos muy
especiales, como los llamados vórtices de energía o chacras terrestres,
que al igual que en el cuerpo humano existen así mismo existen en la
tierra y el universo.
A una altitud de1200 msnm aproximadamente, este pico servía de
orientación a los viajeros de la Laguna Salada para llegar al agua de sus
manantiales; también indicaba el inicio de la vereda prehispánica utilizada
para subir a la sierra de pinos. Para el viajero del desierto, en la parte
posterior del Pico de Guadalupe se encuentra la única laguna de Sierra
de Juárez: Hanson o Juárez. Promesa de agua (Alberto Tapia Landeros
2009).

Queda evidente (no lo podemos dudar) que visto desde El Cañón


de Guadalupe hacia la Cordillera de Molina la imagen y forma imponen y
evoca al eterno femenino, una imagen muy femenina, y no por lo
explicado anteriormente que las sombras asemejan a la Virgen de
Guadalupe, sino, principalmente porque asemeja al símbolo y expresión
sagrada de la feminidad y fertilidad por excelencia en las culturas
antiguas, el sacro santo yoni de los indostanes; el pedernal de los
aztecas, el órgano femenino; lo otro por su ubicación, forma, perfil,
orientación y los cañones que lo abrazan y ella, el Pico de la Virgen, el
centro de la luz. En la misma naturaleza, la dualidad también se cumple.
Según datos del Arqueol. A. Porcayo, menciona que a finales del
siglo XVIII, (sus primeros dueños) sabían que el nombre de Guadalupe no
es por la virgen, sino por la palabra árabe “Wad al luben” que significa:
“Río escondido”.
Lo que nos resta, es conocer a fondo, qué ritualizában los
chamanes o curanderos en éste lugar, el significado y fin de cada símbolo
plasmado en el arte rupestre de los californios en éste bello cañón:
“libros escritos en roca”.

No se sabe si aún las culturas europeas que llegaron a conquistar


a los nativos de éstas tierras, fue mejor que la de los nativos, lo que sí
sabemos es que aún se les debe mucho a los nativos, pues hemos
demostrado hasta ahora que esta sociedad no es mucho mejor que, en la
que ellos vivían.

El mismo Sacerdote Jesuita Juan Jacobo Baegert, se asombraba y


menciona que los indígenas no construían casa y por lo mismo no era
necesario construir muebles. Por lo general cuando deseaban descansar
se tumbaban en el suelo y ya en este sitio realizaban las actividades
como alimentarse, acicalarse y realizar largas pláticas, a las que eran
muy afectos. Cuando les venía el sueño simplemente se acurrucaban en
algún pedazo de suelo y de inmediato caían dormidos. Como podemos
concluir no existían los sentimientos de la avaricia o la acumulación entre
estas personas. Incluso el mismo Ignaciano se asombraba de cómo, a
comparación de sus compatriotas en Europa, estos indígenas eran más
felices con lo poco que necesitaban para vivir. Que no añoraban riquezas
y que por lo mismo no vivían sufriendo ante la posibilidad de su pérdida
(Sealtiel Enciso Pérez 2019).

Sería absurdo pensar, que consideraban a una montaña sagrada


por su forma o altura, sí, pero la forma sigue a la función, por ello, cada
montaña sagrada para los nativos de cualquier latitud del mundo, tenía
una función geobiomagnética, una trinidad: la unidad entre la tierra, el
hombre (ellos) y el cielo, universo, pues lo sensible del campo en esa
área, altura y latitud, les permitía a través de rituales, meditación y
oración, lograr lo que cuando alguien busca señal para su celular en
zonas donde no lo hay, subir a la loma de un cerro o montaña para poder
obtener algo de señal para su celular, solo que aquí, ellos se convertían
en una antena viviente: y obvio saber, por qué las consideraban
montañas sagradas, pues la información que allí obtenían era de vital
importancia para el grupo, familia, tribu o sociedad.
(El que tenga oídos para oír, que oiga).

Así la historia…
moises.l.smith@gmail.com
https://www.youtube.com/user/pi9lab/videos
https://independent.academia.edu/MoisesFcoLopezSmith

Fotografías y video: Moisés Fco. López Smith

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