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Análisis de lo Ambiental desde la Semiótica de Greimas:

El Caso de los Estudiantes de la Universidad de Concepción

Alvaro Elgueta Ruiz1,


Universidad Central, Chile

Elizabeth Parra Ortiz2,


Universidad de Concepción, Chile

Resumen

Se analizan los discursos verbales sobre lo ambiental de una comunidad


estudiantil universitaria chilena, desde la semiótica de Greimas, con el objeto de
re-significar la relación entre el hombre y la naturaleza en el contexto de una
compleja relación entre una determinada estructura social (Universidad) y unas
prácticas educativas-socio-culturales concretas de sus estudiantes.

Palabras claves: Semiótica, universidad, ambiente, Greimas, estudiantes.

Análise do Ambiental desde a Semiótica de Greimas:


O Caso dos Estudantes da Universidade de Concepción

Resumo

Analisam-se os discursos verbais sobre o ambiental de uma comunidade


estudantil universitária chilena, desde a semiótica de Greimas, com o objeto de re-
significar a relacão entre o homem e a natureza, no contexto de una complexa
relacão, entre uma determinada estrutura social (Universidade) e algumas práticas
educativas-sócio-culturais concretas de seus estudantes.

Palavras-chave: Semiótica, universidade, ambiente, Greimas, estudantes.

1
Álvaro Elgueta Ruiz. Dr. en Comunicación Pública. Docente e investigador de la Facultad de Comunicaciones de
la Universidad Central de Chile. Trabaja en áreas de investigación de medios, opinión pública, comunicación
política, y comunicación y educación. Email: alvaro.elgueta@ucentral.cl
2
Elizabeth Parra Ortiz. Dra. en Ciencias de la Información. Docente e investigadora del Departamento de
Comunicación Social de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Concepción. Trabaja en áreas de
investigación de análisis de medios, semiótica textual y educación. Email: elparra@udec.cl

Revista Investigación Cualitativa


Grupo de Interés Especial en Investigación Cualitativa en Español y Portugués
International Association of Qualitative Inquiry
Elgueta y Parra, Análisis de lo Ambiental desde la perspectiva de Greimas

Analyzing the Environmental from Greimas’ semiotic model:


The Case of the Students of the University of Concepción

Abstract

Verbal discourses about the environmental impact of a Chilean university student


community are analyzed, from the semiotics of Greimas, in order to re-signify the
relationship between man and nature in the context of a complex relationship
between a particular social structure (University) and specific educational-socio-
cultural practices of their students.

Keywords: Semiotics, university, environment, Greimas, students.

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Introducción

Este artículo analiza desde una mirada semiótica los discursos sobre lo ambiental de
estudiantes de la Universidad de Concepción (Chile), en el contexto de una compleja relación
entre una determinada estructura social y unas prácticas sociales específicas.

La complejidad ambiental se ha vuelto discursiva. El foco de atención ya no está en la


cuestión de si hay crisis ambiental o catástrofes naturales, sino esencialmente se ha centrado en
la interpretación del fenómeno (Hajer 1997), reafirmando Leff (2000) la idea que la complejidad
ambiental no radica en la naturaleza en sí, sino que emerge de una nueva manera de entender las
relaciones con la naturaleza y el entorno social que se traducen en nuevas formas de abordar lo
ambiental.

A la fecha, el desarrollo de un área de estudio que conjugue la semiótica y lo ambiental


ha sido escasa. Una excepción han sido Andrade Frich y Ortiz Espejel (2006), quienes desde el
campo de la investigación en educación ambiental, han contribuido a la construcción de una
línea de investigación sobre procesos de significación ambiental, educación y participación
ciudadana.

Con este trabajo, de igual forma, se pretende articular los campos de conocimiento de la
educación, lo ambiental y la semiótica, para indagar sobre el sentido que tiene el medioambiente
para los jóvenes universitarios, a partir de la indagación sobre los procesos de significación
ambiental que ellos construyen y proponen, desde la estructura de los valores que rigen la vida
cotidiana e institucional, que permitan orientar sus prácticas culturales.

La teoría de los discursos sociales (Verón, 1987) señala que todo aquello que es
susceptible de ser problematizado de manera social se inscribe dentro del proceso de la semiosis
y cabe interpretarlo. Por tanto, en este caso, se trata de comprender las complejas relaciones entre
el decir y la praxis de los estudiantes mediante el descubrimiento de códigos comunes que se
manifiestan en el discurso verbal.

Para el caso que se estudia y siguiendo la perspectiva greimasiana, quien concibe al


discurso como un campo de estrategias de manipulación discursiva (Greimas y Courtés, 1979;
Lozano et al. 1982; Fabbri 1988), la finalidad de este tipo de discurso es la trasmisión eficaz de
un saber que se ocupa de la naturaleza formal de ese conocimiento que se quiere trasmitir.
Greimas (1988: 63) acuña el concepto de semiótica didáctica para referirse a lo que sucede en el
aula. En ese lugar, se constituye el sujeto aprendiz como sujeto competente y sujeto existente; el
primero adscrito a un tipo de modalización (persuasión) y el segundo a una escala de valores
(Greimas 1988: 66). Por tanto, la semiótica didáctica que nos propone Greimas, define al hombre
por sus relaciones con el universo y los valores que se adscriben están modalizados por el
contexto institucional en que se desenvuelve, cuestión que también se vislumbra en el estudio
abordado.

Se parte de la base que la semiótica responde a un contexto cultural concebida como una
dimensión analítica de la vida social, que aunque medianamente autónoma y regida por una
semiótica propia, se opone a la naturaleza o no-cultura (Giménez 2005). Esta manera de enfocar
la cultura corresponde a lo que Geertz (1987) y Thompson (1993) denominan la concepción
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semiótica de la misma. Dicho lo anterior, la cultura se entiende como un conjunto de hechos


simbólicos presentes en una sociedad, con pautas de significados históricamente trasmitidos, por
medio de los cuales los individuos se comunican y comparten experiencias, conceptos, creencias
y mitos.

En efecto, el símbolo no sólo representa algo (modelo de), sino también orienta las
prácticas (modelo para) de los sujetos. Sin embargo, hay que considerar, además, que las
prácticas culturales se visibilizan en torno a la institucionalidad vigente de las comunidades,
puesto que son éstas las que fijan las normas y/o pautas de comportamientos, como también su
estandarización, jerarquización, exclusión o anulación.

En el caso estudiado, los sujetos han construido un sistema de creencias, principios y


visiones generales acerca de la realidad académica gracias al conocimiento adquirido por las
relaciones intersubjetivas que se generan en el mundo de la vida (Schütz, 1962) y de la
institución. Con ello, se afirma que la presencia de un nuevo paradigma – ambiental - puede
influir en la construcción de nuevos significados que los sujetos otorguen a los eventos naturales.

Justificación del trabajo

Este trabajo se levanta como un producto del proyecto de creación artística Nº


210.174.005-1.0 titulado Productos periodísticos destinados a difundir y educar sobre desarrollo
sustentable en la Región del Biobío, dirigido por la profesora Elizabeth Parra Ortiz. En el marco
de este proyecto de creación artística se realizó en 2012 la Feria del Pensar Sostenible en el Foro
de la Universidad de Concepción durante un día en el que participaron alrededor de 1000
personas. Allí se realizaron actividades de venta de productos ecológicos, experiencias de
compostajes, música, Red de campesinos del Valle del Itata, Escuela Ecológica de Nonguén,
Tienda Red, sitio web Tinta Verde, Permacultura, Tratamientos de residuos químicos,
Agrupaciones de recicladores, entre otras presentaciones y actividades.

Metodología

De igual forma, el presente estudio es parte de la producción de un proyecto de


investigación interna financiado por la Universidad de Concepción ( DIUC Nº 209.174.004-1.0),
titulado Comparación de las representaciones sociales y prácticas culturales sobre desarrollo
sostenible, en estudiantes del área científico biológica, matemático y social, que desde una
perspectiva cualitativa-interpretativa aborda los procesos de significación ambiental en una
muestra representativa de la comunidad estudiantil.

El corpus del estudio son los textos transcritos de dos grupos focales conformados por
alumnos de ambos sexos de la Universidad de Concepción provenientes de distintas carreras:
Ingeniería Química, Arquitectura, Ciencias Políticas, Trabajo Social, Antropología, Sociología,
Química y Farmacia y Periodismo.

El criterio de selección de los participantes respondió a que se trató de elegir un abanico


lo más amplio y representativo de los estudiantes, participando finalmente quienes demostraron
disponibilidad y tiempo para ello. De hecho, se pidió la ayuda a los jefes de carrera para apoyar

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la iniciativa. Sin embargo, no todos colaboraron y, por tanto, los estudiantes de leyes, medicina,
y enfermería fueron quienes menos que respondieron a nuestra convocatoria.

Los resultados que se presentan corresponden al cuestionario aplicado vía on line a


estudiantes de 2º y 4º año (cohortes 2006 y 2008) de carreras de pregrado de la Universidad de
Concepción. La muestra representativa responde a que son alumnos regulares; por una parte, con
al menos un año de permanencia y, por otra, ad porta de finalizar sus estudios.

Para la selección de la muestra se utilizó un muestreo probabilístico estratificado, con un


universo de 6.498 alumnos, con un margen de error de 5% y 95% de confiabilidad. La muestra
quedó conformada por 301 estudiantes, representados a través de tres estratos que constituyeron
las áreas de formación del pregrado que se definieron en el proyecto según el total de las carreras
que se imparten (84 carreras) las cuales fueron: Área Biológica con 66, el Área Matemática con
90 y el Área Social-Educativa con 145 estudiantes.

Los grupos focales (Kitzinger, 1994) se estructuraron a partir de dos núcleos temáticos: i)
Rol de la Universidad en relación al cuidado del ambiente y el cambio climático; ii) Prácticas
individuales y colectivas de los estudiantes en su casa y en la universidad. Lo que se tradujo en
dos ejes temáticos subdivididos en cuatro preguntas: 1) ¿Cuál es el rol que la Universidad, a
través de sus autoridades, debería ejercer para educar sobre estos temas?; 2) ¿La Universidad
tiene responsabilidad pública de difundir nuevos paradigmas?; 3) ¿Qué significa, desde sus
experiencias cuidar el medio ambiente?, y 4) ¿Existe conflicto entre el discurso (ideología) sobre
lo ambiental que se trasmite en el aula y las creencias (representaciones sociales que tiene la
comunidad universitaria)?

Las respuestas obtenidas en los grupos focales fueron grabadas y posteriormente


transcritas. Para proceder al análisis de contenido (Krippendorff, 1990; Bardin, 1991) de las
opiniones estudiantiles, se consideró sólo el texto explícito de los estudiantes. Se identificaron
primero unidades de texto y en seguida categorías de análisis respondiendo a la pregunta ¿de qué
se habla? Posteriormente, en la descripción cualitativa, se clasificaron las unidades de análisis
agrupando las unidades de texto que correspondían a la misma categoría y se procedió a
continuación a la decodificación de los datos procurando responder a las preguntas ¿qué se dice?
y ¿en qué sentido se orientan las afirmaciones? Posteriormente se describieron los datos,
explicitándose los tipos de respuesta y las tendencias.

En una segunda etapa se procedió al análisis del discurso de los estudiantes siguiendo las
orientaciones de Greimas (1998) del análisis de lo semántico de los textos y también de
Fairclough (2003), desde la perspectiva de la teoría social de los discursos en donde se afirma
que el análisis crítico del discurso consiste en considerar que el análisis textual debería centrarse
en el análisis de la textura de los textos, (forma y organización) y no sólo en un comentario sobre
los contenidos, porque los textos se vuelven indicadores claves de los procesos, las relaciones y
los cambios socioculturales que ocurren en un contexto, y de ese modo, dar cuenta de las
representaciones sociales respondiendo a las preguntas ¿Qué se dice y en qué sentido se orientan
las afirmaciones sobre lo ambiental?, por ejemplo, ¿Qué discursos hay disponibles en la sociedad
para entender lo ambiental?, ¿Cuál es el relato que da origen a este discurso?, ¿Qué efecto tiene
este discurso en los estudiantes? Cuestiones que este trabajo se hace cargo.

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El perfil del estudiante que participó en el estudio obedece a un joven promedio de 23


años, que al menos tiene dos años de permanencia en la universidad, que prefiere vivir en una
sociedad ordenada y limpia, aunque se limiten los espacios de convivencia social en el medio;
una buena calidad de vida implica para éste satisfacer sus necesidades personales. Tiene alguna
conciencia verde. Sin embargo, sus prácticas habituales distan mucho de ser consecuentes.
Delega en las autoridades e instituciones nacionales, regionales y/o locales la responsabilidad de
elaborar las políticas públicas sobre medio ambiente que ellos más tarde cumplan. La
representación social que estos estudiantes tienen sobre el desarrollo sostenible y cambio
climático halla su fundamento en un conocimiento del sentido común, transversal a las áreas de
formación académica universitaria, asociada más bien a una dimensión de los recursos naturales
más que a los procesos socio-culturales.

Resultados

Los datos que se presentan se ordenaron a partir de dos etapas: 1) A partir de una
categorización temática siguiendo criterios de presencia/ausencia, recurrencia (como categoría
sustituta de frecuencia), orden, dirección e intensidad; y 2) Desde de la interpretación de sentido
de los discursos sostenidos por los universitarios participantes en términos del uso de recursos
expresivo-discursivos, metáforas, comparaciones o todo aquello que tenga que ver con la
interpretación semiótica propiamente tal.

En definitiva, se distinguieron temáticas y se facilitó el establecimiento de variedades


discursivas y descripciones, que a su vez se relacionan con un determinado contexto y una
práctica social específica; las más de las veces, en oposición a los ámbitos cognitivos sobre
desarrollo sostenible declarados por los estudiantes; reconociéndose entonces: temáticas,
variedades y estilos.

Propuesta de categorías que se caracteriza por tener un sentido de cadena que obedece a
un núcleo central temático de lo ambiental y para efectos didácticos se desglosan en las unidades
más abajo explicitadas. De esta forma, las categorías emergentes (o establecidas) en el ámbito de
las temáticas son: 1) Sentido y significado de "Cambio Climático" y "Desarrollo Sostenible"; 2)
Rol de la universidad como Campus Sostenible; 3) Construcción de una identidad, 4)
Descentramiento de la cultura universitaria, 5) Qué saben y para qué sirve; 6) Entre el decir y el
hacer: Un conflicto cultural; 7) Prácticas colectivas e individuales y políticas públicas; y 8)
Proyecciones, futuro y estrategias: tareas, retos y desafíos.

Sentido y Significado de Cambio Climático y Desarrollo Sostenible

En los discursos estudiantiles se advierte el surgimiento de un nuevo relato acompañado


por la anulación de creencias y mitos sobre lo ambiental. Los estudiantes adhieren a éste, en
donde la vuelta a lo ambiental (Naturaleza) permite prefigurar un nuevo paradigma de una vida
superior como fundamento y finalidad de la existencia humana. Esto significa que la idea de
progreso económico, que sentó las bases de la Sociedad del Bienestar, habría quedado relegada
por ser una profecía falaz.

En lo educativo, se señaló con convicción que lo ambiental solía tener un peso muy fuerte
en aquellos conocimientos provenientes de la Biología sobre la composición de los diversos
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elementos de la Naturaleza y sus interacciones, dejando de lado la contribución proveniente de


las Ciencias Sociales o desde la interpretación semiótica, como en este caso. Sin embargo, no es
menos cierto que en la construcción semántica los ámbitos de lo ambiental se juegan en tantos
escenarios como personas existen y, por tanto, cómo su significado es entendido. Entonces, ¿Qué
entiende por “lo ambiental” el ecólogo, el geógrafo, el urbanista, el sociólogo, o el educador?
Vemos que hay consensos que no necesariamente se encuentran y de ahí la relevancia del
presente estudio.

Por ello, se vuelve trascendente estudiar los discursos de los universitarios, quienes están
en medio de un contexto en el que se distinguen -a lo menos- tres dimensiones: a) una en la que
domina un discurso científico tradicional; b) otra en la que domina un discurso vulgar o del
sentido común; y c) una intermedia, propia de los jóvenes participantes del estudio, en la que se
vislumbra en ellos la presencia de un discurso que podríamos catalogar como conciencia verde
(componente socio-crítico) de responsabilidad institucional auto-excluyente.

En razón de lo anterior, los enunciados apuntaron a la distinción de: 1) un nivel (de


responsabilidad) colectiva: borrosa, anónima, general y vaga…que por lo general se traduce en
“la sociedad tiene que…” o “la sociedad debe…”; 2) otro (de responsabilidad) institucional, que
surge inmediatamente como concreción imaginaria de la categoría anterior, que es concreta,
demandada, (sobre) exigida, y que se traduce en esferas de acción/inacción; ya sean del mercado,
del Estado, de la universidad, o de otros actores sociales; y 3) otro (de responsabilidad)
individual: que da lugar a una conciencia discursiva verde que es sólo un modelo
representacional, a la espera de la acción previa y decisiva de otros actores antes que el propio
estudiante. De ahí las ideas de responsabilidad institucional y la autoexclusión.

No obstante, la conciencia discursiva de los estudiantes no es suficiente como capacidad


de intervención, puesto que la demanda del cambio que exige esta conciencia verde pasa primero
por otros actores (el gobierno, los políticos, la universidad) antes que la iniciativa o la acción del
propio estudiante.

En ese contexto, en este nuevo relato se observa una mirada integral y sistémica, puesto
que para ellos la sustentabilidad o sostenibilidad del desarrollo pasa por una esfera social
asociada a las otras que afectan la convivencia entre las personas y que pone más énfasis en el
proceso y menos en el resultado. A modo de ejemplo señalan:

“…lo sustentable incluye aspectos sociales también… ¿Qué pasa con los problemas
locales que pueda haber en cada Facultad? Por ejemplo, las personas que trabajan
aseando la universidad creo que son tres y ganando lo mínimo”

“Ser una universidad sustentable no sólo se basa en el cuidado del medio ambiente, sino
en lo que nos entrega como calidad, en el área social también, en los espacios públicos”.

“Debería hacerse una especie de Agenda 21, como se propuso a nivel nacional, pero esa
Agenda quedó en mucha burocracia y mucho trámite como para poder realizarla y
tomarla en cuenta. Con este aspecto de la sustentabilidad como base principal podrían
desarrollarse planes de acción de forma sectorial o de Facultad, de unidad…no sé…y un
plan de acción general”.
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“Es importante la influencia que tenemos nosotros sobre nuestros pares en un futuro
cercano, quizás van a tener hijos y se relacionarán con personas, van a tener amigos.
Entonces mientras tú les comentes a ellos que puedes hacer tal y tal cosa, eh… Vas a
estar educándolos en cierta forma, entregarles una herramienta para que ellos en su rubro,
en sus hogares, con su familia, sus pares también, puedan utilizar esta herramienta y… no
sé… empezar a reciclar… ahorrar energía, agua”.

Se obtuvieron resultados que corroboran la competencia informativa que manejan los


estudiantes, pero que no supera la etapa del describir. Pasar a la modalidad de persuasión implica
un grado de coherencia con la conciencia verde que manifiestan tener. Sin embargo, en la
práctica falta articular a los distintos actores involucrados en esta nueva mirada, toda vez que se
reconoce la urgencia de la convocatoria hacia la sostenibilidad del planeta.

Rol de la Universidad: Campus Sostenible

En el nuevo relato hay actores relevantes que deben asumir roles dado que se presentan
giros sociales, lingüísticos, políticos y ambientales. Si antes el paradigma que orientaba las
prácticas sociales eran las ideologías de partidos políticos; hoy son las prácticas verdes
ambientales las que suscitan atención por parte de los jóvenes. Este giro obliga a instituciones
como la Universidad a replantear su misión y funciones, puesto que los jóvenes le reconocen y
asignan la tarea de liderar el cuidado de la naturaleza-ambiente, porque debiera ser un faro
referencial en el nuevo relato de Desarrollo Sostenible por la misión que tiene.

Al surgir la representación social de la Universidad como un Campus Sustentable (o


Sostenible) se les consultó: ¿Qué entienden por Campus Sustentable? Frente a ello los alumnos
plantean que es:

“Poner cosas que faciliten disminuir de la contaminación (en el barrio), como ceniceros,
basureros, la iluminación”.

“Que no entren autos a la Universidad, eso ya es cambiar el medio ambiente”.

“La Universidad no está diseñada para andar en bicicleta o en silla de ruedas… la


Universidad no tiene la infraestructura para los discapacitados”.

“Debe también contemplar ampliar las salas (salas muy pequeñas en relación con el
número de alumnos”.

“En la Universidad no están los recursos como para que uno (actué) porque a veces no
hay basureros, o cosas para reciclar o botar las botellas de vidrio”.

“La Universidad incluso podría implementar poner paneles solares, que para la
Universidad sería una gran inversión y significativo para los estudiantes y para las
personas que ven la Universidad”.

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En su imaginario el campus sustentable es un hogar, una segunda casa donde es necesario


saber quiénes viven allí y qué hacen:

“Se ve muy poco al rector, falta de cercanía o disposición a lo que le pasa al alumno, la
universidad pasa a ser una segunda casa. (Tenemos) buena relación con el personal
auxiliar y administrativo”.

“Antes, la relación entre los alumnos y los profes era diferente, también hay falta de
convivencia entre los alumnos, ya que los intereses son diferentes, por ejemplo, entre
jóvenes de distintas facultades”.

La idea de preocuparse de lo ambiental-naturaleza no tiene una intención contemplativa


como en los años 70, sino más bien hay una actitud crítica hacia los comportamientos; de ahí que
se hable de Campus, un concepto híbrido que da cuenta del equilibrio entre naturaleza y cultura.
La percepción de los estudiantes indica que para la existencia de un Campus Sostenible hay que
incluir y estimular la convivencia entre los alumnos, profesores y el cuerpo directivo de la
Universidad, dando como resultado ambientes inclusivos y creativos, donde se entiende que a
mayor difusión de actividades entre las carreras; mayor será el grado de convivencia que se
genere, siendo necesario un trabajo interdisciplinario entre docentes y estudiantes, aprovechando
o incorporando los talentos de estos últimos, quienes se convierten en un verdadero recurso de
capital humano y social.

La representación social de la Universidad se revela con la imagen de un hogar donde se


aprende a vivir, a compartir, a relacionarse con otros desde diferentes ámbitos, abierta a la
comunidad con un ideario planetario, priorizando el uso de las energías renovables, con acciones
sustentables dentro del campus.

Construcción de una Identidad

En general, el tema ambiental circunscribe el área del universo semántico que abarca el
texto y las modalidades de su desarrollo, estableciendo el grado de validez que pueda tener la
narración. Existen marcas semánticas como hogar, campus, rol público-comunitario, formación
académica, hábitos que proporcionan pistas para entender qué significa ser parte de una
universidad hoy. Entre los factores que aparecen están los actantes. En este caso, la universidad
aparece como un actante que tiene una función social, tiene la competencia de ser un referente de
vida, un punto de partida para adquirir habilidades para la vida; es el lugar donde el otro actante-
estudiante busca adquirir la competencia para lograr el objeto de su deseo, vivir en un campus y
el ayudante-profesor debe apoyar la gestión de los conocimientos. El hogar se ve obligado a
instalar nuevas prácticas de vida, como el uso de energías renovables en el marco de un modelo
de Desarrollo Sostenible, lo que es refrendado por sus estudiantes. De manera recurrente en el
discurso, emplazan a la universidad a definir una identidad, un sello que la distinga, más allá de
su labor académica:

“La universidad tiene un rol público- comunitario. Tiene un rol relacionado a una
responsabilidad social porque es una institución que forma capital humano y social (pero)
no tiene una política real de sustentabilidad” (sostenibilidad, el paréntesis es nuestro).

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“La Universidad (debe ser) un ejemplo para la gente, y como un punto de partida de los
hábitos que hay que crear “

“Debería ser protagonista principal en la formación, pero no un protagonista de la nada


sino tanto como en un cambio sobre en qué forma llevar lo que nosotros aprendemos de
cuidar el planeta”.

“El rol que yo creo que ellos deberían cumplir, sería como un hogar en el cual los
integrantes de éste tengan una formación académica muy elevada y muchos
conocimientos, que deberían actuar en base a los otros conocimientos que manejan, como
de sustentabilidad, de ahorro energético y en cosas concretas como lo son los basureros
segregados”.

“Falta como un compromiso, algo más cordial, si al final la universidad pasó a ser más
una casa que la propia a la que llegamos a dormir y comer. Uno convive y vive mucho
acá”.

“La Universidad es el núcleo del conocimiento y los profesores son los que tienen más y
tienen que difundirlo hacia los alumnos”.

Descentramiento de la Cultura Universitaria

A juicio de los estudiantes, el compromiso de la Universidad con el Desarrollo Sostenible


supone un re-crear otro mundo en el campus. Requiere una transformación de las tareas que se
cumplen de manera fragmentada. Este nuevo mundo hoy requiere que la docencia tenga un
carácter interdisciplinario, que la investigación sea asociativa y horizontal, y que la extensión sea
un puente para que la comunidad se nutra de los saberes hasta hoy encapsulados en las
disciplinas. En este aspecto, hay que reconocer con Hintze (2003) que no se puede concebir un
cambio socio-cultural, sin el compromiso activo de la universidad, cuestión que reclaman los
estudiantes.

El descentramiento cultural a que se ve enfrentada la universidad como campus, en


palabras de Lotman (1979), se entiende como el proceso de continua producción, actualización y
transformación de modelos simbólicos que son posibles de reconocer a través de las prácticas
individuales y colectivas. Este nuevo relato evidencia que la universidad debe ser una entidad
dinámica, abierta a las transformaciones y de paso responsabilizar a todos los actores
involucrados: la comunidad universitaria en el actuar concreto. Sin duda, la Universidad como
campus tiene que informar, comunicar y vivir los valores y visiones de mundo que propugna, así
lo señalan los estudiantes en cuanto a que no sólo las autoridades deben informar a la comunidad
de lo que realiza la Universidad, sino generar estrategias que vayan en favor de políticas reales
que se visualicen en acciones sustentables al interior de la Universidad: Al decir de los
estudiantes, por ahora, “no se visibilizan acciones sustentables al interior del campus y de la
comunidad, faltando a su rol público comunitario, encargado de formar capital humano y social,
principalmente porque no es (o no ha sabido que sea, la cursiva es nuestra) una actividad o
acción rentable para la institución que en este caso corresponde a la universidad a través de la
definición de políticas en torno al desarrollo”.

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En este sentido, toda la comunidad universitaria es responsable de la difusión y


fortalecimiento de valores y visiones de mundo más allá de la educación formal que entrega la
institución a través de las carreras profesionales. De manera particular, se reclama por un sistema
de gobierno más democrático-participativo con relaciones más horizontales que connote más
cercanía y pre-ocupación:

(Faltan relaciones auténticas de convivencia y) “sobran relaciones burocráticas, los


Directores, los Jefes, los Decanos, del mismo Rector…falta, por lo menos eso es lo que
yo siento. O sea, sí veo que hay mucha buena onda con los auxiliares, con los
laboratoristas, tú te desenvuelves como uno más y con la secretaria ¿Y el resto que son
nuestros formadores? ¿Qué pasa? Falta esa cercanía, disposición de no sólo entregar
conocimiento, sino que también educar a esa persona en lo moral, en lo ético, o
simplemente en lo correcto”.

¿Qué saben y para qué sirve?

Una idea generalizada entre los estudiantes son las transformaciones sociales necesarias
para generar sinergias, los enfoques interdisciplinarios y transversales anulando, de esta forma, el
código de disciplina como entidad pura y descontextualizada. De acuerdo a lo anterior, los
jóvenes proponen un enfoque multidisciplinario sobre la sostenibilidad en todas las parcelas
agrupadas en las facultades del campus, simulando un juego de pensar y hacer entre distintas
Facultades que promuevan la construcción de nuevos conocimientos. El objeto del deseo se
centra en:

“Me gustaría participar y aprender del tema medioambiental en otras facultades que no
fueran solo en mi facultad”.

[Me gustaría] “hacer (como) grupos interdisciplinarios”, “entre los mismos estudiantes se
pueden hacer esos proyectos, pero falta juntarnos a hacer”.

Para ello, los alumnos afirman que la Universidad debe incorporar y compartir los
estudios e investigaciones con la comunidad y de manera transversal estimular prácticas
concretas, como la creación de una planta de reciclaje de basura o promover la disminución de la
tasa de CO2 emitida por los alumnos, como actualmente se realiza en países como Francia,
según se dijo:

De hecho sería (súper) rentable vender la basura que tiramos. Es un montón que se sacan
diariamente de la Universidad.

Entre el decir y el hacer: un conflicto cultural

Partimos de la base que los discursos siempre surgen y se establecen a partir de las
prácticas. Aceptar esta tesis implica “que el lenguaje verbal… es parte de un contexto histórico-
social y no una cosa instrumental” (Pinto, 1999: 24). El discurso de los estudiantes sobre lo
ambiental alude a la relevancia del tema y su preocupación por el cuidado del ambiente que se
tematiza a largo de su intervención de manera recurrente. No obstante, ellos mismos se dan
cuenta del conflicto que tienen al momento del hacer. Ellos postulan que tienen una “conciencia
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verde”, una conducta pro-ambiental, sin embargo los hábitos para vivir son contrarios a esos
discursos, refrendado a través de expresiones tales como:

“Hay un conflicto, ya que no se práctica siempre o permanentemente las cosas que


ayudan al medio ambiente”.

“Me doy cuenta que no hago mucho por el medio ambiente tampoco en mi casa, acá en la
Facultad, no sé de repente parecemos locas con una amiga, pero vemos una sala
desocupada, vemos las luces prendidas y empezamos a apagar todas las luces. Pero
tampoco es grande lo que hacemos. O sea, en mi casa tampoco se hace nada más allá de
reciclaje, recolección de basura”.

“Pero es que yo creo que eso igual parte de cada uno, lo que te digo sobre eso de empezar
a separar las basuras o ir apagando las luces, dejar las cosas desenchufadas. Yo por
ejemplo tengo amigos en mi casa y si ven que yo hago esas cosas, se van a dar cuenta que
si ellos lo hacen, ya no van a ser los únicos. Por ejemplo, acá (estoy) cateteando
mucho… pucha chiquillos apaguen las luces” cuando están en la sala, cosas así, después
van a llegar a sus casas y se van a dar cuenta que hay luces prendidas que nadie está
ocupando… entonces, yo creo al final, (que) si yo motivo a otras personas a hacer las
cosas, igual va haber un cambio en general”.

“El trabajo colectivo es lo que debe preocuparnos (Pablo, alumno de intercambio,


comenta medidas que se aplican en Francia). Hay cosas que podemos hacer solos
(compost), pero otras son colectivas (uso de la energía)”.

“Entonces al final decir que yo no lo puedo hacer en mi casa no es excusa. Yo no lo hago


por flojera, porque de verdad llego a la casa y digo no quiero hacer esto y no lo hago,
pero podría hacerlo”.

“…Si motivara a mis dos hermanos, capaz que ellos también me ayudarían, pero existe
siempre es ¿qué voy a sacar yo si lo hago? ¿Pero si no lo haces? Nunca vas a sacar nada.
Entonces es un tema sobre el conflicto que hay: “ya, yo no voy aportar nada, pero y si lo
hago quizás voy a concientizar a más personas”.

“Pero, sí tiene que partir de un todo, yo creo que los jóvenes sí pueden llegar a hacer
cosas muy buenas, pero es demasiado protocolar todo el sistema. Hace falta menos
burocracia”.

“En Arquitectura, por ejemplo, la mayoría de los trabajos de urbanismo, semestres


enteros trabajando, y termina el año y los trabajos se guardan y a la basura. Y los temas,
proyectos de título, igual podrían aprovecharse mejor esos trabajos”.

“Hasta en las memorias de título… de repente hace más falta tomarle peso al trabajo con
los alumnos”.

Los estudiantes están conscientes de la disonancia entre el decir y sus prácticas culturales.
Por un lado, reconocen que no tiene hábitos internalizados y que resulta más cómodo no hacer
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Elgueta y Parra, Análisis de lo Ambiental desde la perspectiva de Greimas

nada, y ser espectador de lo que otros dicen y hacen. Por otro lado, la falta de prácticas
sustentables puede estar relacionada con factores internos como el régimen académico, los
tiempos y los costos, donde -por ejemplo- la carga académica del estudiante impide muchas
veces que participe en realizar acciones a favor del medio ambiente. Otro factor que puede
justificar dicho comportamiento es quizás que el régimen académico está pensado para que los
estudiantes no tengan tiempo, ni espacios para “pensar” más que en la rutina de las clases en pos
de una orientación técnico–profesional.

“Creo que pasa por un cuento de tiempo, que igual nosotros como estudiantes, estamos
constantemente con muchas actividades académicas y quizás no tenemos el tiempo para
pensar en realidad qué estamos haciendo por el medio ambiente. Creo también que en el
caso personal, de nosotros, desde la casa, pasa por un cuento de comodidad”.

“Muchas veces uno se encuentra con charlas, foros o cualquier actividad y uno dice…voy
a esto, pero tengo un certamen pasado mañana que tienen créditos, notas, etc.”

“Para tomar (ramos) complementarios sería ideal que el horario de la mayoría de las
carreras tuviese una disponibilidad horaria en ese período, que pueda tomarse ese
electivo, ojalá por la mayoría de esas personas. No sólo ese electivo, sino la mayoría de
esos electivos. Al final uno termina botando esos ramos porque topan con otras
asignaturas de la carrera, porque no hay coordinación de horarios, no sé si es de Docencia
o del Director de Departamento”.

“Pasa por un tema de tiempo igual, porque estamos ocupados, con muchas cosas y no se
genera la instancia en cada carrera o facultades, quizás tener… no sé, empezar a no dictar
ramos que no sean tan necesarios y empezar hablar este tipo de temas”. Es un trabajo
súper difícil porque también tiene que ver con un cuento de costos, quizás la ampolleta
sale más cara. Por eso ver ese tema, y quizás concientizar a nuestras familias puede tener
un costo más elevado, como tener ciertas prácticas o lugares específicos para reciclar,
pero (creo) que eso va a generar un cambio en la comunidad, en nuestro entorno y al final
para todos nosotros”.

“Otro, lo de los costos, es verdad, pero hay que entra a jugar más en las políticas del
Estado, porque mientras valga lo mismo botar 50 bolsas de basura que una en cada
ocasión que pasa el camión de la basura… la gente va hacer lo que le convenga más. Si le
cobraran por la cantidad de bolsas que eliminan, yo creo que sería más factible tomar
conciencia del daño”.

Se hace hincapié en la implementación de construcciones sustentables (sostenibles)


dentro del Campus, levantando proyectos como la creación de más estacionamientos para
bicicletas, incorporando un mayor número de ramos complementarios y/o electivos relacionados
con el Desarrollo Sostenible compatibles con los horarios de carreras para favorecer la asistencia
de los alumnos interesados, como también contar con docentes que también apliquen en su vida
diaria prácticas y acciones sostenibles para difundirlas en la Universidad. Por ejemplo se dijo:

“Entonces qué es lo que pasa, que el tener una política individual propia, en armonía con
el medio ambiente es costoso y que para poder tomar acciones individuales también se
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necesita un poco el apoyo de políticas públicas, en el sentido, que por ejemplo, sea más
barato usar bolsas de papel que bolsas plásticas, que en el tema de las construcciones se
usen paneles solares u otras formas de generación de electricidad de la que se usa
comúnmente, a través de subsidios tal vez o de otras formas”.

“Encuentro súper positivo que tengamos esta instancia y conocer las otras visiones de las
otras carreras, igual eso es súper importante, ya que generalmente estamos inmersos o
muy metidos en ese pensamiento. Creo que sería bueno, un trabajo en conjunto de parte
de todos nosotros, que cuando egresemos podamos generar algún tipo de proyecto, algo
…no sé… una empresa sustentable, cosas, ideas innovadoras, yo creo que tenemos el
capital (intelectual) para poder hacerlo, y como decíamos es sólo tener la energía y las
ganas”.

“Lo que le falta, es fomentar eso, y eso se puede hacer de diversas formas, con foros de
debate, levantando proyectos también y creo que eso es lo que falta un poco, que de
acuerdo a las distintas disciplinas de los estudiantes lo trabajen y hagan una síntesis de
esto”.

Prácticas colectivas e individuales y políticas públicas

En cuanto a las prácticas individuales, los estudiantes señalan que éstas dependen del
círculo social en que vive el alumno, como también de un tema de conciencia, voluntad y
cultura que es capaz de afectar a su entorno más cercano.

A juicio de los estudiantes, es más fácil que los jóvenes cambien sus prácticas que la
gente mayor, porque están más proclives a los cambios y a desinstalar creencias arraigadas en la
tradición. Por ello, enfatizan que en el caso de prácticas individuales y colectivas que vayan en
contra del cuidado del ambiente se apunte a generar espacio de construcción y no de sanciones
castigadoras. Las propuestas de los estudiantes en relación a este subtema son promover un
“enfoque multidisciplinario de los proyectos”. La “creación de instancias de encuentro entre
distintas carreras”, la “creación de una planta para tratar los residuos de la Universidad” y
“aprovechar en forma adecuada los talentos de los estudiantes de la universidad”.

Se reitera la urgencia de contar con políticas públicas a nivel de país que sean la base
ejemplificadora de prácticas sostenibles individuales y colectivas, porque en -en primer lugar- es
el Estado quien debe generar mayores (y mejores) políticas públicas y fomentar temáticas socio-
ambientales desde la educación y en el campus es la universidad (en términos estratégicos y de
superioridad técnica y ética) la que debe fijar las políticas para toda la comunidad.

“En Chile se debería regularizar esto y ver porqué venden tantos terrenos a extranjeros, y
ver que resguarden esas áreas, pero ponerle alguna exigencia, cumpliendo también con
las normas medio ambientales que se fijan para el sector que se está utilizando”.

En este sentido, los alumnos concuerdan en que la Universidad se encuentra lejos de ser
considerado un Campus Sustentable, entendiendo por éste, la construcción de un espacio que
resguarde el medioambiente y el aspecto social para la convivencia de una ciudadanía activa.

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Proyecciones, futuro y estrategias: tareas, retos y desafíos

Hacia el futuro se requiere implementar lugares de encuentro en el aula universitaria que


puedan tener el carácter de ágoras ciudadanas, veedurías sociales o cátedras estudiantiles donde a
través de talleres, seminarios en forma transversal a las disciplinas, se hagan cargo de una
mirada distinta, diversa y crítica que fortalezcan un carácter y una impronta ciudadana sólida en
una nueva convivencia sostenible, siendo este es uno de los desafíos.

“A lo mejor no sé, creo, difundiendo sus electivos, haciéndole propaganda o publicidad


para que los jóvenes se motiven a tomar más electivos de temas medio ambientales”.

“Yo creo que faltan las institucionalidades, que se cree un lugar real, como en el hecho de
acopiar la basura, que ya es un aporte que la U no lo hace, y eso parte por el ejemplo,
nuestra cultura no se aprende, lamentablemente, sino es por el ejemplo. Entonces, quizás
sería más efectivo ver cómo se hace, más que basarse en una teoría”.

Se requiere contar cada vez más con jóvenes con conductas pro-ambiente, que lideren
acciones en favor de un desarrollo sostenible regional que revalore la región sur con sus recursos
naturales que puede ofrecer al mundo y que no visibilizamos de manera constructiva. Para esto
se plantea la necesidad de contar con una agenda social clara donde se puedan establecer planes
de acción sectoriales que se implementen en la universidad a través de una metodología
participativa, es decir, a través de un “aprender haciendo”.

Conclusiones

En general, lo ambiental cobra relevancia humana y social en tanto la relación que


establece el individuo con la naturaleza sólo es posible develarla a través de la mediación de los
lenguajes. Es el lenguaje lo que permite que las personas sientan curiosidad por lo que acontece
y lo que sucede a su alrededor y se atrevan a nombrarlo.

La mirada semiótica faculta poner énfasis más bien en el sustantivo, en el nombrar lo que
sucede en un contexto, que adjetivarlo mediante una lista de hitos, cuestión que en el pasado ha
sucedido al circunscribir lo ambiental a catástrofes naturales y no hacernos cargo de la
participación que tenemos como seres humanos en la civilización planetaria, al decir de Morin
(1993).

La complejidad ambiental conlleva un cambio de paradigma al aceptar que no hay una


sola realidad que permita entender los problemas, sino múltiples realidades que coexisten
simultáneamente.

Relacionar el quehacer educativo, lo ambiental y la orientación semiótica permitió no


sólo hacer un ejercicio intelectual, sino que relevar la importancia de los discursos de los
jóvenes que habitan de manera transitoria entre un paradigma tradicional y uno emergente.

La universidad, a través del discurso de los jóvenes, deja en evidencia las dificultades que
tiene para adaptarse a las transformaciones. La crítica que estos hacen, deja en evidencia las
contradicciones y la necesidad imperativa de trabajar coordinada y cooperativamente en redes.
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En definitiva, los estudiantes reclaman una refundación de la misión universitaria enfocada en


una educación para la ciudadanía más allá de la formación técnico-profesional con un fuerte
componente ético. En otras palabras, existe la urgencia de integrar transversalmente los estudios
de lo ambiental en la Universidad.

El consenso discursivo de los participantes en los focus groups, a nuestro juicio, responde
más que al tipo de carreras seleccionadas, a las características propias de este tipo de dinámica o
técnica, que tiende a la construcción de los puntos comunes y la estructuración de un diálogo
común y participativo. Así mismo, también creemos que responde al tipo de formación que la
universidad entrega al estudiante que es la misma para todos. Por ejemplo, en los primeros años
estudian disciplinas que apuntan a fijar las bases para la especialización y no a desarrollar en los
estudiantes un sentido de ciudadano del mundo comprometido con los conflictos que suceden en
sus vidas cotidianas. Es más, los estudiantes solicitaron abiertamente asignaturas de carácter
interdisciplinario para saber qué hacen las otras facultades, conocer lo que investigan sus
profesores, y conformar espacios de diálogos y tertulias.

Igualmente, en la muestra que logramos construir los ingenieros civiles químicos y los
arquitectos fueron los más informados y conscientes de los problemas ambientales, aunque sus
prácticas no son congruentes con la información que se la entregado. Por su parte, los
estudiantes de educación y de ciencias sociales, fueron los menos informados y sus prácticas se
asocian a lo que los demás hacen. Aún más, los estudiantes en general, asumen que los procesos
de cambio climático son de orden natural y no lo asocian necesariamente a problemas sociales de
comportamiento y visiones de mundo.

En resumen, la experiencia de haber trabajo lo ambiental desde una perspectiva semiótica


facilitó la apertura hacia la comprensión integral de un fenómeno. Al mismo tiempo, abre una
línea de investigación incipiente que enriquece tanto a la semiótica como a la propia
comprensión del fenómeno estudiado. En el campo de lo educativo, teniendo como referente lo
ambiental como eje paradigmático, lo semiótico como metodología aplicada, a través de
maniobras didácticas (Fabbri, 1998), el sujeto estudiante podrá desarrollar las competencias
necesarias para fortalecer sus talentos, es decir, no sólo investido o dotado como sujeto
competente, sino también como sujeto existente en sus relaciones con los otros.

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