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Las partículas en el aire incluyen polvo, vapores y neblinas que varían en tamaño desde 0,001 a 500 micrómetros. Las partículas más pequeñas se comportan como moléculas mientras que las más grandes tienden a sedimentar. Las partículas son tanto de origen natural como resultado de procesos humanos como la combustión. Pueden transportar y fijar otros contaminantes, actuando como sustratos para reacciones químicas.
Las partículas en el aire incluyen polvo, vapores y neblinas que varían en tamaño desde 0,001 a 500 micrómetros. Las partículas más pequeñas se comportan como moléculas mientras que las más grandes tienden a sedimentar. Las partículas son tanto de origen natural como resultado de procesos humanos como la combustión. Pueden transportar y fijar otros contaminantes, actuando como sustratos para reacciones químicas.
Las partículas en el aire incluyen polvo, vapores y neblinas que varían en tamaño desde 0,001 a 500 micrómetros. Las partículas más pequeñas se comportan como moléculas mientras que las más grandes tienden a sedimentar. Las partículas son tanto de origen natural como resultado de procesos humanos como la combustión. Pueden transportar y fijar otros contaminantes, actuando como sustratos para reacciones químicas.
Constituyen una amplia gama de contaminantes formados por polvo grueso
(mayor de 100 m), polvo fino (menor de 100 m de diámetro), vapores (0,001-1 m) y neblinas (0,1-10 m). Por tanto, en el aire podemos encontrar partículas desde 0,001 a 500 m, teniendo las más pequeñas (menores de 0,1 m) un comportamiento similar al de las moléculas, caracterizándose por grandes movimientos aleatorios causados por los choques con las moléculas de gas. Las partículas cuyo tamaño está comprendido entre 1 y 20 m tienden a seguir el movimiento del gas por el que son llevadas mientras que si el tamaño es mayor de 20 m muestran velocidades de sedimentación considerables por lo que el aire las arrastra durante períodos relativamente cortos.
Las partículas son un componente natural de la atmósfera e incluyen
productos de procedencia variada: condensación de procesos naturales (incendios forestales, volcanes), de reacción de trazas de gases (cloruro de amonio, sales de sulfatos y nitratos) y materiales dispersados desde la superficie de la Tierra (sales de los océanos y polvo mineral de los continentes). A todas ellas hay que sumar las introducidas por el hombre como resultado de combustiones y procesos de incineración. El transporte atmosférico de partículas supone una de las mayores fuentes de dispersión de contaminantes, además de por la posible naturaleza de la partícula, sobre todo porque pueden servir de sustrato para la fijación de otras sustancias, describiéndose un intenso efecto sinérgico al proveer una superficie para la oxidación del dióxido de azufre a ácido sulfúrico, el cual puede permanecer absorbido en la misma.