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tSCUHA fiEUDIANA DE BUENOS AJRES
Título original: ·Naissance de l'Autre. Deux psychanalyses: Nadia (13 mois):
. Marie-FranfOÍSe (30 mois)
~IBLIOTECA v CENTrO BE DOCUMENTA CION
Publicado en francés por Éditions du Seuil, París
INDICE
Traducción de Marta Vasallo
Revisión técnica de Fernando de Vicente

Cubierta de Mario Eskenazi

C~lección dirigida por Jacques-Alain y Judith Miller

Prefacio 9

! ~ ) .'~ t ~.: .· /. , . l . - NADIA ·O EL ESPEJO

l. El pequciío otro 1.3


:'.',, (8-15 de octubre)

1.• edición, 1983 2. El gran Otro 23


1.• reimpresión, 1995 (16 de: octubtc:-7 de noviembre)

3. La pulsi6n c:sc6pica 33
Quedan rigurosameme prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares dd (9, 10 y 12 de noviembre)
"Copyright", bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial
de esta obro por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía 4. La primera identificación 41
y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler (13 de noviembre-S de diciembre) "
o préstamo públicos: .•:.

© 1980 by Éditions du Seuil, Paris 5. El fantasma fundamental 57


{10 de diciembre)
© de todas las ediciones en castellano,
Ediciones Pa.idós Ibérica, S.A., 6. Lo ·pre-especular 67
Mariano Cubí, 92- 08021 Barcelona (11 de dicic:rribre-3 de enero)
y Editorial Pa.idós, SAICF,
7. El pequeño otro: la muñeca 93
Defensa, 599 - Buenos Aires
(4-16 de enero)

ISBN: 84-7509-174-1 8. El espejo I: n\}estra imagen 109


Depósito legal: B-33.399/1995 (17-31 de · enero)

9. El espejo II: el retorno 151


Impreso en Hurope, S.L. ( 1-8 de febrero)
Recaredo, 2 - 08005 Barcelona
1O. El espejo III: el tc:rcc:r término 167
Impreso en España - Printed in Spa.in (9 de febrero-1.0 de marzo)
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11. El cuerpo perforado, tórico 189 1
· (4 ·de marzo-23 de abril)
PREFACIO
12. El intercambio 215
(25 de abril-8 de mayo)
!.:'...·;' 1,
.~

13. La vida 225 ;: ¡


(mayo-septiembre) ·;¡~ ;
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0 1

II. - MARIE-FRAN<;:OISE O EL AUTISMO

l. La locura: ni «a», ni 4Ja


(.30 de septiembr~ de oCtubre)
245

2. El Otro: una ausencia real 2:55
(7 y 8 de octubre) ·
lleyé a cabo los tratamientos que constituyen la II1flteria de este

ll
3. Lo Real y el agujero del cuerpo 265 libro, lo mismo que otros dos, el de Robert, «el niño del lobo» y el
(9. y 10 de octubre) de Maryse --que son el material de otros dos libros- entre sep-
4. Rellenar verdaderamente el agujero de su cuerpo 273 tiembre de 1951 y noviembre de 1952 en la Fondatibn Phent de
(13 y 14 de octubre) Rosan, que pertenecía al servicio de Jenny Aubry. 1
5. Lo Real y el $ignificante separados 283 Era una institución de asilo temporario de niños, que dependía
.:~~l.:r·
de la Asistencia Pública, al estilo de las que todavía existen para ni-

1
(15, l7 · y 18 de octubre)
ños de poca ed.ad que esperan ser colocados; o en la mayoría de los
6. Lo Real, la demanda y el significante 297 casos, que han sido confiados temporalmente a ella durante la en-
(21, 22 ~ 23 de octubre)
fermedad de la madre.
7. El doble y lo Real .311 llevé a cabo esos tratamientos antes de recibir formación teórica
( 2.5, 27 y 29 de octubre) alguna, y están estrechamente vinculados con mi propio análisis .
..
8. La tentación del Otro portador del objeto 323 El tratamiento de Nadia fue el primero desde el punto de vista
(31 de octubre, 3 y 5 de noviembre) cronológico. Hemos de ver cómo es que lo inicié. Ese tratamiento
duró aproximadamente diez meses, desde octubre de 1951 hasta julio
9. El espejo en lo Real 335 de 1952.
(10-19 de noviembre)
En octubre de 1951, hacía dieciocho meses que. yo había iniciado
1O. La emergencia de una llamada al Otro 353
(22 y 24 de noviembre) l. Estos tratamientos se inscribían en el .marco de una i,nvestigación acer-
ca de las . condiciones y consecuencias de la internación prolongada de niños
III.- CONCLUSIONES pequeños (hospitalismo), investigación realizada desde 1948 hasta 1953 en el
servicio -de Jenny Aubry, inicialmente subvencionada por el Instituto nacional
de higiene, y después, a partir de :fines de 1950 y hasta 1953, por el Centro
1• Cl{nlcn y topología 361 internacional de Ia: infancia (Pr. Robert Debré), asociada en este segundo pe-
--------------~------------------~~--- ríodo con la investigación · del equipo inglés de Tavistock, bajo la dirección de
Mf1tMora y metonimia ,,
John Bowlby. Los resultados se publicaron en el -libro de Jenny Aubry y sus
J, l'.ll"lllrntoa do topologla colaboradores CaTence de soins maternels, PUF, 1953, reeditado en :Bditions
--------~-------------------------
de la Parole en 1964 (agotado).

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PREFACIO .!11¡
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' 1
un análisis, impuesto por mi necesidad de salir de un sufrimiento neu- I
rótico, y que por esa razón me resultaba muy difícil. Dificil hasta el
punto de que en el curso del tratamiento de Nadia me sentí durante NADIA O EL ESPEJO
varios meses en la imposibilidad de seguir regularmente las sesiones
de mi propio análisis.
El tratamiento de Nadia, lo mismo que el de los demás niños, que
c.omencé sucesivamente en el curso de los tres meses subsiguientes,
. desempeñó, pues, de !Üguna rilánÚ~, 1~ función de sustituto en mi
proceso analítico, dentro del cual se inscribió.
t5CltflA flfUDJANA D~ ~UENOS RE)
tllliOTECA y CUTIO 8I DOCUMEIUCIO~

ADVERTENCIA

Los relatos de las sesiones, transcritos con margen y señala-


dos con dos cuadros, son los que · escribí durante los · años
1951 y 1952, por la noche, después de cada una de. las sesiones.
Hice estos tratamientos antes de adquirir formación teórica,
fuera psicológica o analítica, por una parte, y por otra escribí
estos informes antes de que Lacan diera sus seminarios, de ma-
nera que los términos y formulaciones que empleo son los que
tenía entonces a mi disposición, y como tales y en esas condi-
ciones han de ser tomados.
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Resine Lefort

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lfiUOTECA ·y -~Nao St DOCUMfWTA.CIOh


1

EL PEQ~O OTRO
LA INVIDIA

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8-15 octubre
OO Nadia llega a la fundación cuando tiene trece meses y me-
dio de vida. Desde que nació ha sido separada de su madre tu-
berculosa, de modo que no conoce otra cosa que este tipo de
estableci.iniento.
Como suele suceder en estos casos, las reiteradas afecciones
rinofaríngeas impiden una crianza estable: Nadia va de ia ·casa
cuna al hospital y del hospital a la casa cuna. Su legajo médico
nos informa de que a los dos meses padeció una adenoidecto-
mía. Esta afección se prolongó acompañada de otitis y diarreas
hasta culminar, a los cinco meses, en una mastoiditis doble gra-
ve, que requirió una antrotomía bilateral. Debido a un abceso
sobre la cicatriz de la antrotomía, Nadia se quedó en el hospi-
tal durante tres meses.
Cuando ingresa en Parent de Rosan, Nadia tiene un aspecto
a
deplorable; y los pocos díaS su estado general se agrava debi-
do a una otorrea y una diarrea permanentes .
. . En esa época me encuentro en el servicio de Jenny Aubry
a dtgo de la observación de ocho a diez niños de 1 a 3 años .
Cuando los niños llegan son agrupados por espacio ·de quince
días en .u n lazareto, para prevenir enferined~des .infantiles con-
tagiosas. Nadia fo~a parte .de ese . grupo, y de ning¡lna rpanera
es entre los demás niño~ el único objeto de mi atención. De
modo que en las notas que tomé a propósito de eJ1a hay que
tener en .cuenta ante todo las condiciones de 1~ relación que es-

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NADIA O EL ESPEJO EL PEQUEÑO OTRO

tableó con ella: nada que ver, en un primer momento, con una DO Lo que percibo el 8 de octubre, la primera vez que la veo,
psicoterapia individual. es. precisamente la posibilidad de un contacto. Pero ella no lo
Nadia es muy delgada, tiene la piel amarillenta. Su rostro manifiesta francamente.
es demacrado; lo que llama la atención son sus grandes ojos Está sentada en su cama, en su actitud habitual, con las dos
negros, con ojeras; en su rostro sólo su mirada es viva, muy manos crispadas en el borde de la cama y .el cuerpo completa-
atenta a lo que sucede a su alrededor. mente inmóvil. Los pocos gestos que hace muestran .una tenden-
El atraso en estatura y peso es considerable : pesa solamen- cia a la perseveración; la fijeza de sus actitudes llega a dar la
te 8 kilos y medio, y mide 71 cm, así que uno creería encontrar- impresión de que su estado es catatónico.
se ante una niña de ocho meses.
El 12 de octubre, cuando vuelvo a .verla, está en la·. cama,
Si se la observa en su habitación, llama la atención su inmo- en su dormitorio. Se precisa la posibilidad de -un contacto con-
vilidad. Pasa días enteros sentada en lo alto de su almohada, . migo: sonríe y .parece encantada cuando le .hablo. Va. a sentar-
con las dos manos aferradas al borde de la cama. Si alguien le se en lo alto de su almohada; todavía .más sonriente. · ·
tiende un pastel no hace el menor movimiento por tomarlo. Si i..e tiendo un muñeco de caucho; lo toma, lo aprieta con
la levantan y la colocan en el suelo no se desplaza, su o.irada las dos manos, pero con movimientos torpes y gestos. parásitos,
se apaga y se balancea violentamente. Sentada en medio de los ·de acuerdo con el tipo de aprehensión que he descrito. Acuna
demás niños, tampoco hace ning;Jn movimiento para tratar de al muñeco, lo besa, lo lame, lo arroja, lo toma y me lo da, lo
apoderarse de un juguete. Pero si junto a ella otro riiñó lo hace, vuelve a tomar.
grita y se echa violentamente hacia atrás, después vuelve a sen- En ese momento, la enfermera . empieza a dar de comer a
tarse y reanuda su balanceo. los otros. Cada vez que Nadia· la ve ocuparse de otro niño le
Esta reacción ante la aparición de otro bebé en su campo, pega al muñeco y lo arroja, pero .no hay una carga afectiva per-
nos orientará hacia la naturaleza de su relación con el pequeño ceptible en lo que hace.
otro. Cuando la enfermera se .acerca a ella para darle ·de comer,
Su aprehensión de los objetos es muy peculiar. Si aproxima parece feliz, pero cierra la .boca con·,un movimiento de rechazo
la mano, una mano enfl::iquecida de largos dedos, animados de cuando siente la cuchara contra ·sus labios. Después se deja lle-
movimientos de araña, no hace más que rozar el obje_to con la .nar pasivamente. «Siempre es...así, dice la enfermera, pero Nadia
punta de los dedos; si logra tomarlo,. su mano se abre casi de termina comiendo todo.»
inmediato, como si un resorte automático . desencadenua . el
gesto de abandonar el objeto. NiDguna macifestación emotiva El 13 de octubre, cuando llego, está sentada en la cama y
acompaña a estos movimientos. atenta a cuanto sucede a su alrededor. Tiene d pulgar en la
Nadia no tiene contactos espqntáneos i::ori lo:;; adultos. El boca, pero no chupa. Me impresiona esa ausencia de movimien-
personal lo atribuye · al miedo, pero ~lla . no demuestra tener tos de succión: el pulgar está bien colocado en la .boca, pero no
miedo. · - hay placer autoerótico.
En el curso· de una discusión sobre ell'a no se plantea m1 En cuanto me acerco a ella; .una sonrisa ilumiria su cara oje-
diagnóstico propiamente ·dicho, porque la falta de contacto e:1 rosa: hoy tiene mucha fiebre. Entra en contacto físico conmigo ·
ella no justifica la evocación de un síndrome patológico; su ais- jugando con mi mano que descansa en el borde de. la cama, ti-
iamiento está lejos de ser total; lo testimonia su mirada vi•:az, rándome de los dedos y hasta lamiéndome.
muy atenta. Cuando se inclina mucho hacia mí, creo poder levantarla en
brazos, pero su rostro se cierra. Al cabo de un tiempo esboza

14 15

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NADIA O EL ESPEJO EL PEQUEÑO OTRO
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rJ una sonrisa, pero en seguida desvía la mirada hacia la vent:aila En aquel momento, recién llegada al servicio de Jenny Aubry, no
que da al jardín. Sin embargo, cuando vuelvo a ponerla en la se trataba de que yo «me permitiera» asumir el papel -de analista.
cama parece enfurruñada. Sin embargo, lo que sucede entre Nadia y yo no se puede reducir a
·Le dejo el muñeco y. me alejo; como me acerco a otro niño una simple peripecia de ·contacto entre una adulta encargada de una
ella nos mira y arroja el muñeco. Se lo devuelvo; me vuelve la observación -¿qué observación, una observación de laboratorio?,
espalda para jugar con él y se vuelve a veces, tratando de atraer afortunadamente yo no estaba preparada para eso-- y un bebé aban-
mi atención por todos los medios: suspiros, gritos, risas. donado.

El 15 de octubre vuelve a dirigirme su demanda .. Sonríe El empeoramiento de Nadia fue lo que me planteó entonces más
cuando -me acerco a ella, después lanza en mi dirección breves interrogantes acerca de la relación que se hábía establecido entre ella
gritos cuando. me acerco a otro ni$o del lazareto de quien tam- y yo: una relación completamente_ajena a la de la crianza, por ejem-
bién me ocupo y, finalmente se echa a llorar. Entonces renun- plo. Es seguro que no aparezco ante ella bajo la forma de algún sus-
cia, me vuelve la espaida, coloca su pulgar en la boca sin suc- tituto ma~ernal que se propusiera reconfortarla y satisfacerla. Aparez-
cioñarlo, y cruza la otra mano sobre la primera·. Imprime a sus co ante ella· como completamente difer~~e de los deq¡.ás ·adultos .a
mliilos. un ·movimiento de balanceo y .se acuna a sí misma. quienes ha conocido en su vida de internada: .
-Cuando vuelvo a su lado suelta las manos, me mira; sonríe, l . Me mantengo aparte de las manipulaciones corporales de · que
deja su pulgar y va a sentarse sobre la almohada; juega con una ella es objeto por parte de lás enfermeras.
de mis manos. Le ti~do· un muñeco de caucho; -aproxhna va- 2. Tampoco me Ocupo de darle de comer, de satisfacer su nece-
rias veces.la mano como para agarrarlo, después .la retira; se de- sidad oral.
cide .a tomarlo, pero lo deja caer inmediatamente; hace eso dos 3: La relación entre ella y yo se establece exclusivamente ~ ni-
veces consecutivas y la tercera vez lo arroja al otro extremo de 'f vel de la vista y de la voz: allí donde algo de su demanda de amot es
la cima. soportable para ella .
.Se niega a. tomar el bizcocho que le . tiende la enfennéra; Ella misma dice el13 de octubre lo que rechaza, cuando creí que
ésta ló deja en la cama y Nadia no· lo toca. debí!! tomarla en brazos porque se inclinaba hacia mí: su rostro se
En conjunto, su actitud es menos despierta. : cierra y ella se da vuelta. Es Nadia, pues, la que pone los limites de
Después de este comienZo, que en mi ánimo .no era todavía la relación entre ella y yo : lo Real puro de los cuerpos imposibilita
más que una observación, porque ante uná niña tan pequeña no toda relación; es lo que ella ha conocido hasta entonces: la han mani-
me había atrevido ni a proyectar un tratamiento, ella sufre un ver- pulado sin hablarle.
dadero empeoramiento. Su estado se agrava en los días siguien- Esta n0ción de «Real del cuerpo» ha de ser situada .desde el co-
tes. Está cada vez más .pálida, completamente replegadii en sí mienzo en el contexto y la dialéctica que seguirá Nadia en el curso
misma, muy triste, se niega a tomar fiingún obje~o que se le de su tratamiento. Aquí lo Real se plantea solamente como . registro
tienda, sea un juguete o un bizcocho, y se balancea constante- respecto de los otros dos -lo Simbólico y lo Imaginario-:- y espe-
mente. En su carita de vieja queda sólo la mirada desolada y cialmente. respecto de lo Simbóli:co, al cual Nadia demuestra tener
pntética que me lanza cuando la dejo. acceso desde el comienzo de su tratamiento: aunque no sea más que
Es esa m.ir,ada la que me hará volver; iniciar para ella y para por la demanda que me dirige. Lo Real para ella es lo que falta sim-
mf unn aventura analítica, convertirme en analista. bolizar en su relación conmigo, mejor dicho, con rhi cuerpo. Es en
este sentido que lo Real como registro cobra todo su valor de irn
o posible.
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l Lo Simbólico se funda en el acceso al signi.6cnnt e: y e~ prrris

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NADIA O EL ESPEJO EL PEQUE~O OTRO
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mente la articulación de lo Real, articulación esencial como veremos, 1 la satisfacción de sus necesidades que recibe son sólo una estructura
la que espera ser transmutada en significante mediante la palabra del 1 que la excluye y la deja vacía, muerta. Ya no tiene relación de ob-
1
Otro. Al Otro, a quien ella ha conocido en su multiplicidad de exis- jeto: sólo la tiene mirando a otro niño en relación con un adulto.
tencia, le falta darle a Nadia su condición de sujeto a través de la
palabra~ condición que ella encontrará en el tratamiento donde yo
l Es lo que manifiesta el 12 de octubre cuando ve a la enfermera
ocupo el sitio del Otro. que da de comer · a los otros niños: Nadia golpea al muñeco y lo
En ese momento no puedo dejar de ser sensible a los límites que arroja. No hay una carga afectiva perceptible que acompañe su .gesto,
ella me impone, porque he vívido intensamente en mi cuerpo el su- pero no por eso su gesto revela menos su reacción cuando otro niño
frimiento .neurótico que he padecido; un cuerpo con. el cual, como es objeto de cuidados delante de ella por parte de un ·adulto. Fuera
sucede siempre en estos casos, yo no sabía qué hacer, salvo conver- de esa situación, el otro niño parece inexistente para ella. Además, el
tirlo en objeto de cuidados. Por su parte, Nadia tiene .cuerpo sólo. en carácter discreto de su reacción, que se reduce a arrojar el objeto que
tanto objeto de cuidados. Tanta en la. familia como en una institu- tiene en la mano o a soltarlo con su reflejo habitual, hace qu~ pase
ción, .la ambigua solicitud del · contorno puede dejar al ·sujeto en el desapercibida a los ojos de todos. Es preciso que esté yo presente y
desamparo total de un cuerpo manipulado en el nivel de lo real, s:u me haga cargo de su movimiento a través de lo que le digo para que
que una palabra venga a darle cuenta de su _situación de sujeto. Lo de él comience a emerger un sentido. ·
cual explica hasta qué punto, a partii- de esta experiencia dolorosa, me ¿Cabe evocar aqw los celos, el deseo de tener para sí lo que el
siento poco inclinada a la crianza, esto es, a entregar un suplemento otro obtiene del adulto? Es .dificil de sostener, puesto que lo que la
de cuidados· y a poner en juego impensadamente lo Real de los tuer- enfermera da a los otros es comida, y Nadia, cuando le toca el turno
pos, el del bebé y el mio. de ser alimentada, se niega en primer~ instancia·_y después traga, sin
Excluida la crianza, en ese momento no tengo, sin embargo, nin- ( (;;
placer. Como tampoco encuentra placer en estar sobre las rodillas
guna idea. preconcebida acerca de lo que soy susceptible ·de aportar { del adulto, donde la he visto a veces con¡o un objeto sin vida, ip.erte.
a Nadia, salvo mi atención y mi disponibilidad a: lo que ella pueda Nos vemos entonces ·obligados a 11acar la conclusión de que para
pedirme, o mejor dicho, empezar a ·pedirme, con todas sus reticen- Nadia se trata de «ver>>: ver a un adulto .que se ocupa de un niño.
cias cuando se trata de contactos físicos. Es un espectáculo habitual para ella en su yida de internada. En la
Soy ajena a todo saber teórico, no tengo ni sombra de él. Si poseo escena anterior, aunque se trate de comida, para Nadia el objeto no
un saber es un .saber que puede -ser calificado .de inconsciente, que es oral¡ es .no objeto escópico, el de la .envidia. No podemos dejar de
1
concierne a. la articulación de la demanda y del .cuerpo. evocar aqtÚ el pasaje que Lacan dedica. a la invidia.
En la relación que N adia establece conmigo reintroduce progre- «lnvidia viene de videre: Para nuestros analistas, la invidia más
sivamente los cuerpos, el suyo y el mío; a través de lo que me expre- ejemplar es la que hace mucho destaqué en Agustín para darle toda
sa y me dirige, sean sus requerimientos o sus rechazos. En la relación su suerte, la del niñito que mira ·a su ·hermano prendido del seno de
analítica que se instaura, Nadia me coloca en un ·sitio ·donde me mues- su madre, lo mira amare cpnspectu, con mirada amarga, visión que
tra el carácter real de mi cuerpo, al tiempo que me impone que re- lo descompone y tiene sobre él el efecto de un veneno.
nuncie a él. En ese sitio me dejaré interpelar por ella, escuchar lo »Para comprender lo que es la invidia en su función de mirada
que tiene que decir, decir la muerte para poder vivir; a partir de allí no hay que confundirla con los celos. Lo que el niño pequeño, _o
me obliga a abandonar toda idea de su bien, a despojarme de toda cualquier otro, envidia no es necesariamente, como suele entenderse
intención de ayudarla, a colocarme en el diapasón de su drama; a per- de manera impropia, aquello que podría codiciar. ¿Quién dice . que
mitirle que oscile hacia mí como hacia el sitio donde su drama puede
formularse y ser escuchado. l. Séminaire, livrc: XI, Les Quatre concepts fondamentaux. de la psycha-
(1,.,.,
En efecto, soy el sitio donde ella puede decir que los cuidados y 1
nalyse, Éd. du Seuil, págs. 105-106. (Paidós, próxima edición.)
J

18 19
NADIA O EL ESPEJO EL PEQUEf-lO OTRO

el niño que mira a su hermanito necesita realmente succionar.. el pe- sólo conoce la dimensión de la necesidad, es decir de lo Real, de la
cho? Todos sabemos que la envidia suele estar motivada por.la pose-
sión de bienes que no serían de ninguna utilidad a quien envidia, y
1 «cosa», «das Ding», a la que le falta estar inscripta en una relación
con el Otro inexistente para ella para que ella encuentre en eso una
J
cuya verdadera naturaleza ni siquiera sospecha. ~sa es la verdadera satisfacción. Se ve reducida al retiro total de demanda, y a no poder
envidia . . mantener su deseo sino en el vacío del objeto que abandona; o en la
»¿Ante qué hace palidecer al sujeto? Ante la imagen de algo invidia.
acabado que se cierra sobre sí mismo, del hecho de que el·!' a", el~ a" En la relación física se trata del mismo proceso. A veces se le
separado del que está pendiente, pueda ser para otro la posesión que escapa un movimiento de demanda, cuando me tiende un brazo, e
lo satisface, la Befriedigung.» · incluso los dos; pero no puede tolerar que la tome en brazos ni que
Cierto que para Nadia no se trata de ·u n objeto tan e~peó:fico la toque, así como tampoco soporta su relación con el objeto, como
como el seno materno -más adelante ésa será la cuestión; todavía si el peligro estuviera en que yo responda a sus esbozos de demanda:
se trata solamente del alimento aparentemente banal que a la hora la manipulación real de su cuerpo, que le resulta tan conocida, la ha-
de la comida es distribuido a todos los niños, por turno, para alimen- ría perder su deseo.
tarlos y ~atisfacer sus necesidades. Ahora bien, la reacción de .Nadia Este es el sentido del limite que me impone y que respeto en las
instaura ese alimento en un registro que no es el de lo .Real ,de sa- relaciones físicas; éste es también el sentido de su empeoramiento a
ciedad. Así como el niño ante su -hermanito que mama, no acepta- lo largo del primer mes: se encuentra en un callejón sin salida, al no
ría que en un impulso de ternura ante su turbación la madre le diera poder dirigirme su demanda sin encontrarse con lo Real de los cuer-
el pecho a él, tampoco Nadia acepta esa comida que viene a aplastar pos que borraría su deseo; deseo que a pesar de todo ella salvaguar-
su m9vimiento -de envidia ante lo que aparece como la imagen de.Ia da dramáticamente, en el último bastión que le queda: la pulsión .es-
pleriifud del . otro y su satisfacción antes que como el objeto-comida (•:<: cópica donde se manifiesta la invidia.
en cuanto. tal;. En· este divtlrcio entre el objeto··· y la :imagen que des- Fuera de esas situaciones, la mirada que Nadia lanza a su alrede-
pierta su eíividia, se pone en evidencia con toda claridad que a pesar dor está llena de una curiosidad que no expresa ningún sentimiento
del hasta" entonces permanente "ahogo de su demanda, llevada al nivel de pérdida, como si esa mirada la protegiera y llevara consigo todos
de satisfacción de una necesidad, Nadia ha salvaguardado una dimen- los objetos que ella ve. «Lo específico del campo escópko, dice Lacan,
sión de su ·relación con el objeto-comida que implica no solamente al es que la caída del sujeto no se percibe en él, porque se reduce a
adulto sino al otro niño, poniendo entre paréntesis lo Real del ob- cero.l).. Nadia se ha refugiado en lo escópico que la protege de una
jeto. pérdida irremediable y de la muerte: sólo su mirada está viva.
Es lo que define precisamente a la inviáia, que sólo puede mani-
festarse en el campo escópico y que ·sella la persistencia ·del. deseo de
Nadia. Su deseo está en esa relación peculiar con un· objeto que sólo
excita su codicia cuando es objeto de otro niño, y que en ningún caso
puede satisfacerla. Este objeto en relación con otro y que debe man-
tener a distancia, ¿no es ya el objeto "a", el del deseo, del que:habla
Lacan? ·
Este distanciamiento del objeto aparece con toda claridad en Na-
<Ua desde la escena inicial, con un tipo de aprehensión vacilante se-
¡Wida por el reflejo de abandono. ¿No muestra acaso con ese gesto
que el objeto, · que. a pesar de todo la atrae, sigue siendo para ella {k-
completamente inadecuado para satisfacerla?: . de .la satisfacción ella
.,
2o 21
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2

J EL
EL GRAN OTRO
OBJETO SEPARABLE

16 de octubre-7 de noviembre
OO En los días siguientes, sola frente a mí, está anonadada, con-
siderablemente replegada en sí .misma. , Hasta su olor evoca algo
de ~uerte, debido a su qtorrea y a su diaxrea permanentes.
. Sin embargo la llevan al jardín. Está señt~da en el suelo
con;¡o los demás, y lie balancea . con aspecto doliente. Me acerco
a ella pero paxece ~gnorax mi presencia. Su pürada . se apaga.
Me siento detrás de ella. Reacciona como de costumbre
cuando otro niño quiere apoderars~ del cubo que coloqtJ..é a su
lado: lanza ~ grito lloroso, se echa hacia atrás, contra mis pier-
nas, se . vuelve hacia mí y me tiende un brazo, sólo uno. Es su
'lit primera demanda auténtica ante m,í, pero ..es preciso advertir
que esa demanda ha sido desencadenada por la sorpresa que le
ha producido la agresi6n del otro. .·

El 23 de octubre me siento en el suelo cerca de ella. No


hace nada; cerca de ella hay un cubo. Su mirada es mortecina,
. tiene muy mala caxa. Le sonrío pero no la toco. No responde y
me mira sin que ningún sentimiento se refleje en su.. rostro. Pa-
rece indife¡;ente. .
Otro niño se acerca a mí. Entonces me tiende los brazos,
primero con vacilación, después los mantiene tendidos; pero las
manos están vueltas hacia atrás, con las palmas hacia axriba.
La pongo sobre mis rodillas. Me. mira largamente, esboza
una sonrisa, después empieza a explorarme la boca con un dedo .
.Al cabo 'de UD tiempo, sonríe francamente.

23.
,!
f
NADIA O EL ESPEJO
l EL GRAN OTRO

l
OO De nuevo otro niño se acerca a mí y me toca . Ella se echa O O cama, entonces Nadia vuelve a mostrarse muy activa y se . ocu-:
hada atrás, poniendo de manifiesto un gran disgusto por d con· pa de mí.
tacto de ese niño. Se crispa y su rostro se cierra. En cuanto d Toma mi lápiz, que sobresale del bolsillo de mi blusa, lo
niño se aleja, se relaja y rean.uda la exploraci6n de mi boca 1,~ arroja al suelo, lo mira para que yo lo recoja y se ríe a carca-
riéndose. · jadas; al mismo · tiempo tiene diarrea. Una enfermera viene a
Má¡ tarde, a la hora de cenar, está instalada en una sillita. cambiarla; Nadia llora buscándome con la ~mirada. Deja de llo-
Se balancea violentamente sosteniéndose con las dos manos en rar en cuanto me acerco de nuevo a ella y reanuda su juego con
el borde de la mesa. Termina por deslizarse debajo de la mesa, el lápiz, riéndose a carcajadas.
sin tocar el trozo de queso que tiene delante de ella. Cuando me
acerco me sigue con los ojos sin dejar de mirarme. Al día siguiente, · 28 de octubre, continúa' su contact-o con-
migo. En cuanto me acerco a ella se agita, hunde su dedo en
Al día siguiente, 24 de octubre, quiso venir a mis brazos y ·mi .boca, lo chupa y vuelve a ponerlo, después pasa a mis ma-
explorar mi boca; ,por primera .vez, balbucea un poco. Le tien- nos, que · roza con sus largos dedos. Entonces toma uno de mis
do un cubo y se apodera de él. Lo conserva, pero lo sudta en dedos, lo sacude, y se detiene bruscamente, co~o si la descon-
cuanto un niño se cuelga de mi bata, con el inismo movimiento certara el hecho de no poder hacer coino .con· el lápiz: separarlo
de rechazo de antes. En ese momento e!; · presa de un ·reiterado y arrojarlo para que yo lo recoja. Y a no saoe qué hacer. Sus
. parpadeo, como un tic, que no se le volverá a repetir:· Si lo movimientos parecen pedirme que la tome, pero cuando le tien-
anoto e's porque ' constituje tm indicio invalorable; a cada mo- do los brazos su rostro se crispa y se da vuelra poniendo sus
mento,' en su rdaci6ii conl:i:rigo o con C:ualqillerotro ad~to, tiene brazos hacia atrás. No insisto en mi invitación, entonces puede
una viva' reacción de· violencia contra sí ·misma •'eri cuanto otro volver a explorar mi cuerpo alrededor de mi .boca, mirándome
.. niño aparece en su campo, para apoderarse de un objeto o p~a largamente y con mucha ansiedad . . ·
tocarme: · nó puede' tolerar · verlo. · - ' El médico que llega atrae su atención. Se concentra muy
:··: .. . •'
rápidamente, se pone el pulgar en la boca y la otra mano contra
A partir del 25 de ·octubte ya .rio 1a bajan al jardín, en pri- la mejilla, como si en presencia de un tercero se apartara de mí.
mer lugar porque está enferma, y ·además" porque la ·colectivi-
dad no le proporciona más que téb.si6n ñemósa; cómo lo ates- El 1.0 de noviembre está en su cama, tiene fiebre; mira mis
tiguan su mirada que se apaga y su balanceo. · · manos pero no puede decidirse a tocarlas. Cabría decir que en
lugar de ellas toma un juguete, i.J.n elefante de caucho, lo tira ·
El 27 de octubre la sesión tiene lugar, como las anteriores, para que yo lo recoja, se ríe. En determinado momento se da
en el dormitorio, donde hay siete camas. ,Nadia sonríe desde un golpe con él sin querer y llora. Me tiende los brazos; la
que entro, y me reconoce muy bien. Cuando ve que tomo la tomo · en mis rodill~s; en seguida explora mi boca con i.rna gran
silla para sentarme cerca de ella se ríe balbuciendo. Se acomoda ansiedad-. Como había hecho con mis dedos, tira de mis dien-
.n lo alto de la al1:nohada y después de algunas vacilaciones se tes; y como si no lograra lo que busca, me golpea bastante vio-
indina y pone su dedo en mi boca. lentamente en la boca, con una expresión tensa y crispada. En-
Quiere que la ponga sobre mis rodillas. Pero repentinamen- tonces cae en una gran tristeza y pone su cabeza sobre mi hom-
11 loNtro se cierra y se crispa cuando sin darme cuenta pon- bro, aferrándo'se con las dos manos a mi blusa. ·
HI-' h1 11111110 110bre el borde de la ·cama de al lado, que está va- Bruscamente vuelve a mi boca, pone en ella un dedo, des-
dll, tl.u lt~ <¡111' l o~ demás niños están .en el jardín. Comprendo pués toda la mano, mirando siempre para otro lado: es dema-
1.-, '"" • 111 n i,. y y11 no rango la. mano en el ·borde de 1a otra siado, se queda petrificada.

4 25

;1
NADIA O EL ESPEJO EL GRAN OTRO

OD El 3 de noviembre por la mañana cambió de habitación. La


1 D O ñeca en su boca. Trata de arrancar la mano con los dientes, no
encuentro bastante mal; tiene muy mala cara, y un aire an- lo consigue, y muy crispada, con expresión de disgusto, golpea
sioso. Me tiende :los brazos pero con las manos levantadas. Está a la muñeca y la arroja al fondo de la cama.
sentada en la almohada, una pierna cruzada sobre la otra, y se Después quiere volver a mis rodillas y me pega en la boca,
sostiene un pie con la mano. Rehúsa todo contacto. esa boca a la' que .siempre vuelve, y que como hemos visto es
Cuando llego a la hora de la siesta me sonríe. Le tiendo los tanto la mía como la suya.
brazos y se inclina hacia mí.
Por primera vez la llevo a una habitación que no · es su dor- Los días siguientes prosigue la elaboración de su relación
mitorio -la habitación contigua- como resultado de una de- conmigo a través de un pollito de felp·a, pero siempre para in-
cisión que el equipo encargado de ella tomó el 31 de octubre: terrogar mi boca y la suya, sucesivamente, apretando el objeto
confiármela para que prosiga lo que parecen ser los prelimina- contra ella.
res de un tratamiento analítico, .y no ya una simple obserVación. Es preciso creer que ese juego convierte al pollito en objeto
Las condiciones de la observación han reforzado ciertas reac- manipulable: no solamente Nadia no lo suelta con su reflejo
ciones de Nadia. Pero . a pesar de la.s circunstancias desfavora- habitual de abrir la mano y realiza firmemente su deseo de que
bles, en el curso del mes de octubre se ha .establecido entre yo lo bese, sino que además es capaz de separarse de él y arro-
ella y yo una relación que le permite aceptar venir sola conmi- jarlo enérgicamente para que yo lo recoja. Envuelta en su juego,
go a esa habitación nueva, para la primera sesión . indi~idual de también es capaz cie tocarme los cabellos cuando me inclind a
su tratamiento. Sin embargo manifiesta cierta reticencia, .como recogerlo, de ponerme el dedo en la oreja, y de acariciarme des-
lo demuestran sus braios alzados y las palmas de sus manos vuel- pués la mejilla .con su mano, durante tin rato. Pero en ese mo-
tas hacia arriba cuando la llevo. mento se crispa y se pone ansiosa.
La pongo en una cama con una muñeca de trapo y un animal
de hule. Me siento al lado de la cama y acerco los juguetes. Dejo El 7 de noviembre, en UIJ. juego con el mismo pollito, podrá
la puerta abierta sobre el pasillo. tocar mis manos guiando el juguete hacia ella, sin ansiedad: se
T ama el animal, lo suelta, vuelve a tomarlo, lo pone contra ·ríe, gozosamente conmovida, con los ojos brillantes y agitando
mi boca, después contra la suya . balbuciendo un poco. Sin em- las piernas. El juguete es el intermediario· necesario para acep-
bargo sigue tensa. La segunda vez que pone el juguete contra tar mi contacto y · gozar de ·él.
mi boca lo beso; ella parece sorprendida, se lleva el animal a la Arroja al suelo el ·pollito y toma el auto verde con el cual
boca, lo lame, después vuelve a ponerlo contra mi boca, tra- me pega en la boca balbuciendo, trata de introducírmelo en la
tando al principio de introducirlo en ella, y dejándolo después boca, en vano, y hace ir .y venir el auto entre su boéa y la mía.
contra mis labios: lo beso. La mano de Nadia está tan cerca que Arroja el auto, después se interesa por una muñeca a la que
el beso es mitad para el juguete y mitad sobre su mano. Se lleva toma y la pone en ·mis rodillas. Acaricio y acuno ·a la. muñeca.
el animal a la boca, mirándome primero ansiosamel)te, y después Mientras tanto Nadia se ·ríe y se agita. Después vuelve a apo-
sonríe. Repite varias veces ese ,juego. derarse de la muñeca e inspecciona sucesivamente sus dos bra-
En ese momento llega una enfermera que le trae la merien- zos, como si tuvie:a que verificar que siguen siempre allí. Al
da: es una papilla. Nadia cierra obstinadamente la boca ante la cabo de un tiempo reproduce sobre la muñeca, con aire con-
cuchara, mirándome. Después, dada la insistencia de la enfer- centrado, lo que yo acabo de hacer: la acaricia, la besa y la
mera, se deja llenar, con la mirada ausente y baja. acuna. Después se detiene, con el rostro tenso, tironea la falda
Una vez que la enfermera se ha ido, Nadia toma la muñeca de la muñeca para bajarla y la arroja. En ese momento está muy
que está a su alcance, la agita mucho, pone la m.ano de la mu- conmovida, me pone un dedo en la boca, como de costumbre.

26 27
NADIA O EL ESPEJO EL GRAN OTRO

I:J O La escena siguiente tiene lugar a la n_oche del mismo día, 4


.; retiro la mano, es decir, en cuanto me separo del otro. Y como ese
después de cenar,. cuando _vuelvo a pasar por su habitación. Na- pequeño otro no está en su cama, se trata de su huella; una huella
dia me sonríe, le tiendo el bizcocho que es su postre. Lo toma que anulo al retirar mi mano.
y lo sut:lta inmediatamente _dos veces· consecutivas. Me tiende Si asociamos esta escena con la anterior en la cual el adulto d~ba
los b~azos; la levanto~ Entonces ·logra conservar el bizcocho y de comer al bebé, y en la cual lo que .excitaba .eJ deseo de Nadia na
lo lleva a mi boca. Muerdo un pedacito. era la comida sino la relación del niño con el adulto, su satisfacción
Vuelvo a ponerla en la cama y allí vomita. Pero debo aña- proviene de que me separo no de un niño sino de su huella. Lo cual
dir que vomita mientras le vuelvo la espalda . para irme, y so- coloca al otro niño .en el mismo registro que la comida: es tal la exi-
bre todo cuando le digo algo a otra niña a quien con.ozco. gencia de Nadia que. para ella ese registro de objetos ya es simbólico.
.Me doy la vuelta, ella sonríe ligeramente, se deja cambiar En este marco, d hecho de retirar mi mano de la cama del vecino
por la enfermera, siempre sonriendo, y cuando me acerco para tiene un valor de interpretación y me coloca en primer plano, ~n tan-
saludarla me pone su dedo en la boca, después de haber pasado to que Otro que puede separarse .de un objeto, es decir., _marcado por
furtivamente su mano por mi mejilla. .¡
una· ausencia. Por primera. vez Nadia se . encuentra. con un adúlto a
quien puede faltarle el pequeño otro. _El .otro y Otro que hasta en-
.o tonces e.staban para ella escópicamente a,dherido.s ·se separan .
Es la última. vez q1,1e Nadia se siente destrclda y anulada ~te
En la primera etapa de este período, entre el 16 y el 27 de octu- ot;ro niño. Ya no _perderá el contacto coD.migo en presencia d~ otro
bre, yo empiezo · a existir para ella · a través del pequeño, .otro. E~ (con excepción de la escena del 10 de diciembre). ·
efecto, basta ·que en su campo aparezca otro niño y se apodere del ~
~
En ctianto reanuda su actividad despu~ de verme retirar mi' niano
11
cubo que yo había puesto a su disposición sin dárselo para que ella
se vuelva a mí y me tienda un· brazo, primero. O que otro niño me de la cama de al_lado, reproduce la ¿,peración de separación sobre mi
toque: ella, que un momento antes parecía ·indiferente. a mi presencia, euerpo. Toma el lápiz del bolsillo de mi blusa y lo arroja para que
me tiende· los brazos, los .dos esta.vez. En cambio, cuando está en mis ;¡¡ yo lo recoja, lo que la hace reír. · ..
brazos y explora ·:ini boca se echa hacia atrás y se aparta ,de mí si otro ~~.~1 A partir del 28 de octubre, esta experiencia tiene un efecto radi-
niño. se .acerca y me toca. O bien, en .cuanto un niño se prende de i cal sobre el h¡illazgo de su autoerotismo oral. Hunde su dedo enmi
mi bata, arroja el cubo que yo le había. dado. '~
boca, lo chupa, vuelve a empezar, como si el objeto erótico sacado
De modo que es el otr9 niño quien. la. lleva .hacia el adulto que de su propio cuerpo no pudiera cumplir esa función sino en relación
soy yo; es el pequeño otro quien la. conduce al gran Otro: en, la me- con el hueco de mi boca. El objeto-dedo no excita su boca sino con
dida en que el pequeño ·otro siempre puede venir a quitarle el pbjeto .'J• la· condición de que esté en el lugar del objeto que me ha quitado,
de ese gran Otro -sobre mí, sobre mi :cuerpO-- y ~atisfacerse; lo que me ha hecho perder: el otro niño o mi lápiz.
cual la deja a ella excluida: .como cuando ,la enfermera-le da de comer En la misma sesión se confirma .que 1o que Nadia busca es ·el ca-
a otro niño en su presencia, Una escena que aparece a cada momento rácter separable del ·objeto en cuanto tal, cuando tira de_uno de mis
:ll
ante sus ojos-en su vida en la institución. Su reiterado parpadeo del dedos, lo sacude y se desconcierta al no podei: hacer con él lo que
24 ·de octubre es suficientemente significativo ,de que ella no soporta hizo con el lápiz. ElLo de noviembre, al explorar mi boca y tirar en
el espectáculo. · · -~
;1
vano de uno de mis dientes, busca la misma «separabilidad». Enton-
La escena del 27 de octubre ,..,..-cuando retiro la mano del borde ces me pega en la boca.
de la cama del vecino cuando éste no está allí- será resolutiva en El objeto es erótico o autoerótico sólo en el caso de que sen Re·
cuanto a la presencia turbadora y fascinante del otro niño. La prueba parable, caduco¡ y esto en los diferentes niveles pulsionales, snlvo en
s, en efecto, concluyente, 'dado que ella vuelve a sonreír en cuanto el nivel escópico, donde no aparece el carácter separnble. Pntn que
,;¡
28 29
NADIA O EL ESPEJO EL GRAN OTRO

un objeto sea un objeto de deseo, para provocar el deseo, tiene que intrincación ~¿tal vez hay desintrincación?- entre la pulsión escó-
ser «separable de mi cuerpo». Mil
pica y la pulsión oral.
No es el caso de la comida para Nadia. Lo demuestra en la· sesión El objeto pulsional no se revela en la mirada. La comida lo reve-
del 3 de noviembre, cuando rechaza la papilla que una enfermera la pero prolu'be la mirada, cuando Nadia come la papilla; y cuando
quiere darle: lo manifiesta cerrando obstinadamente la boca mientras me da un trozo de bizcocho, mi mirada que se aparta revela ese ob-
me mira; sólo pUede aceptar ese objeto bajando los ojos y con mirada jeto pulsional en la comida y prolu'be lo oral.
ausente, sin mirarme más, pasivamente. Reanuda su actividad sola- Surge allí una orden doble: «¡No verás el "a" y tampoco lo con-
mente des¡més de que la enfermera se haya marchado, cuando trata sumirás !». Cabría añadir: «Comerás la comida ·sin saber que llevas
de arrancar con sus dientes ·una ~ano de la muñeca ; prueba en la mu- en la mirada el "a", causa de tu deseo».
ñeca lo que le falta a la comida para .ser objeto de deseo y de satis-
facción: ser un objeto separable del cuerpo del Otro. El objeto desea-
do no es la comida, es la mano que da ·de comer.
Su relación ccmmigo pasa al primer : plano; da vueltas alrededor
de mi boca, como un sido, una abertura q'Ue ha descúbierto· en ·mi
cuerpo; aunque Nadía intente crear por sí misma otras tirándome del
dedo o ·de los dientes. Pero esa b'oca; esa abertura, no tiene que lle- ~.··
~·.

narse; cuando el 7 de noviembre por la noche muerdo · el trozo de


bizcocho que me h~ ·puesto en la boca, es ella la que vomita --eri el
transitivismo en juego entre ella y yo-: como si no pudiera tolerar
que el más mínimo objeto· venga a llenar la abertura de mi boca. Ese
objeto que me he comido es la irrupción de un Real entre ella y yo,
que la remite al momento anterior, al momento en que yo había
puesto mi mano en el borde de la cama de al lado. Aquí estoy verda-
deramente llena, no por el pequeño otro, sino por el objeto en cu~s­
tión entre el adulto y el niño ·en la invidia. Es ·cómo un· efecto de
revelación del objeto en cuestión entre ella y yo. Si .es ella quien vo-
mita es evidentemente porque no :puede hacer¡:ne vomitar a ·Óú; . pero
el .transitivismo es suficientemente signiP.cativo de que ya . está en
marcha ·la identificación entre su cuerpo y el mío, ima. pri.tUera forma
de identificación ariterior a toda búsqueda de objeto sobre el cuerpo
del Otro. Lo. que surge es la exigencia del agujero en. el cuerpo del
Otro, y Nadia 1~ re¿tablece a través del trapsitivismo. . .. ~s:­
Además ella no vomita sin qtie la pérdida .de mi- ;m.~da, atraída ¡

en ese momento por otro niño, demuestre el estrecho Vínculo entre


los ojos y la boca. P~ro ~a no puede establecer todavía ese vínculo;
o lo hace a través de una relaCión de exclusión: o bien me mira y no ..~,··
puede absorber la comida, o bien no. absorbe la comida sino apartan-
do de mí y del mundo exterior la mirada. Para ella todavía no -hay

30 31
tSCUELA t!.EUDIANA De BU~Nn:, Alk b
JtiUOHCA y CENTiO BE DOCUMEUTA.CIO~
3

LA PULSION ESCOPICA
«HACERSE VER»
~
¡¡¡

11
~
.~
1

~.,!
t~
.. 9, 10 y 12 de noviembre
J
~
DO Puse una cama en la habitación donde tienen lugar la~ se-
11

1
~ siones,' dada la importancia que tiene este objeto para Nadia.
~
En ·efecto, en su cama ·e ra donde su mirada era más vivaz al co-
11 mienzo . Al mismo · tiempo puede apoyarse en el borde de la
1
1
cama, adonde se agarra con las manos .
El 9 de noviembre, cuando llego al dormitorio por la maña-
~ na, duerme. Duerme . boca arriba, con los brazos .encima de la
¡~ cabe;z;a,las manos abiertas, las palmas hacia arriba. Su carita con

-J ~
·~
1
l
los ojos cerrados, con las ojeras más pronunciadas en el sueño,
me recuerda tanto a la muerte que me impresiona. Vuelvo a la
hora de la siesta. ·
Una vez q11e la he puesto en d diván, toma un autito verde;
y . pero lo abandona, varias veces consecutivas, eón su reflejo de la

., l
i
mano. Termina por .tomarlo y conservarlo .r iendo a carcajadas;
lo pone contra s:u boca, después contra la mía, me golpea con
bastante Íqerza, riéndose. Después arroja el auto para tomar el
pollito, con el que hace el mismo juego, lo pone contra su boca,
~
"l después contra la mía, aprieta también su mano contra mi boca
gorjeando alegremente.

1
1-
Después toma la muñeca y me la tit:;nde. Pongo a la muñeca
en mis rodillas y la acuno . Entonces Nadia la toma de nuevo, la
·mira, la echa en la cama y quiere venir a mis rodillas . Está un
poco ansiosa, después gorjea; por primera vez, su mirada es viva
y muy "expresiva. Pone su dedo en mi boca, inspecciona mis

'
~~} ~


.. blusas, apárta un poco el cuello de mi ropa para arañarme con

33

1
~
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' ~

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¡¡i.
NADIA O EL ESPEJO ·ir LA PULSION ESCOPICA

O O expresión grave y tensa. Quiere volver a su cama, toma a la mu- e o su boca el movimiento de besar; la beso una vez, pero me re-
ñeca, me la tiende. La acuno; ella vuelve a tomarla después de chaza. A partir de entonces se muestra agitada y ansiosa.
hacérmela besar, y con ella quiere volver a mis rodillas. Se de- La llevo a su habitación, donde se balancea cuando me voy.
"'
dica un poco a la muñeca, la lame, hace que yo la acune de nuevo
antes de arrojarla. Entonces me mira y trata de saltar, como si yo 1 El12 de noviembre me entero de que Nadia, por la mañana,
la hiciera saltar sobre mis rodillas, riéndose a carcajadas . La hago
saltar; se pone todavía más contenta, se inclina hacia mí y la beso, ~
f se ha negado espontáneamente a tomar su desayuno si no era
en el biberón.
Comienza la sesión en su cama. Mira los juguetes y salta· de
cuando tiene la cabeza apoyada contra mi pecho. La apoya varias 1
veces, y cada vez se queda un poco más de tiempo. Sin embargo, ~ alegría mirándome . Arroja el auto al suelo, y después el bizco-
siempre está alerta a la posición de mis manos alrededor de su j* cho, y me tiende los brazos para venir a mis rodillas. Allí quiere
que la haga saltar y que la bese; después se inclina y toma uno
cuerpo: no deben tocarla, y hago lo estrictamente necesario para
mantenerla en equilibrio . 1 a uno los juguetes de la cama para echarlos al suelo.
Por primera vez, quiere que la siente en el suelo, donde es-
Cuando vuelvo a ponerla en el diván me tiende los brazos,
con las palmas de las manos hacia arriba, como de costumbre, 1
~1 tán los. juguetes y el bizcocho. En el suelo se muestra radiante,
1>onríendo tímidamente. Está inquieta, y cuando la dejo tengo la ·l l
• •1
agita las piernas mientras me mira. Está muy activa; recoge los
juguetes, los coloca sobre una silla baja que he dejado libre para

¡-~
ll:J.presión de un choque, hasta tal punto es evidente que se ha
quedado atrás· respecto de lo que quería en el curso de esta ir a sentarme en el suelo con ella. Incluso se arrastra para apode-
rarse de los juguetes que están un pace;> lejos. Está a la vez en

1
sesión.
contacto conmigo y feliz de estar sentáda en el suelo.
Terminada la sesión le pido a la enfermera que lleve a Nadia
El 10 de noviembre, mientras la enfermera la cambia, me
tiende continuamente la mano, riéndose, ·pero no llega a tomar
®
--~
un poco con los otros, pero que observe si ella lo tolera y no
insista si se pone ansiosa.
~
la que yo le tiendo.
1
En la sesión, desde que está en la cama, se vuelve · a mí,
salta riéndose y mirándome. La pongo sobre mis rodillas: quiere
que la haga saltar mientras .manipula un pollito de felpa.
•m1·
. ~

J.
D
Estas tres sesiones conciernen al tránsito de la invid.ia a la pul-
Le tiendo un bizcocho; lo toma con muchas vacilaciones, y a~ 1 sión escópica propiamente dicha: «hacerse ver»; no dejan de demos-
después muy rápido lo suelta con su mecanismo habitual. Lo ~ trar las implicancias estructurales de ese tránsi~o .
recojo y hago como que se lo doy a la muñeéa. Nadia lo vuelve
a tomar, lo pone contra mi boca; muerdo un trozo; lo mira, des-
~1
~ En un primer momento Nadia utiliza sucesivamente dos objetos
pués vuelve a soltarlo. Vuelvo a ponerlo en mis rodillas, pero 1 a ~os que aborda de manera diferente, y cuyo futuro no ha de ser me-

1•
ella ya no se ocupa de él. Siento que está tensa y ansiosa; vuelve nes diferente: un autito verde y un pollito de felpa.
a tomar el pollito sonriendo im poco, acurrucándose con fuerza En la sesión del 9 de noviembre el auto aparece como un objeto
contra mí durante-unos instantes. imposible, a juzgar por el hecho de que no puede asirlo sin verse obli-
En ese momento entra en la habitación otra niña; Nadia se ga:fa a soltarlo con el mecanismo habitual; sólo confrontándolo con
interesa mucho por ella, pidiéndome siempre que la haga saltar su 'Soca y después con la mía puede conservarlo, riendo a carcajadas.
sobre mis rodillas. No vacila en tocar a la otra nena: le tira un En seguida me golpea con él en la boca, riéndose siempre: de lo im-
poco del pelo, le pasa la mano por la mejilla. Entre un gesto y posible a la risa, el auto se ha transformado en otro objeto, y puede
otro me mira, mientras la hago saltar. Al mismo tiempo hace con jugar a negármelo.

34 '#

·"
"•~.
NADIA O EL ESPEJO ~ LA PULSION ESCOPICA

En cuanto al pollito, . es menos extraño, puesto que .. al oprimirlo sean los objetos sustitutos que ella introduzca en su juego, se vc:tá
contra mi mejilla se pone en su lugar, apretando también allí su remitida siempre a ellos. Pero también son significantes, en la mcdidn
roano; entonces ya no me . pega en la boca, sino que gorjea alegre- 1.1 en que la imposibilidad de alcanzarlos los convierte en objetos veda-
mente. ::~
dos, con lo cual pasan de la condición de . Real a la condición de sig-
La diferencia entre .estos objetos proseguirá: el auto servirá siem- 1 nificante: «La prohibición es uno de los medios más s.eguros y . más
-~
pre para pegar, para hacer.. ruido y" hacerse escuchar, mientras que el ~
·~
cortos para elevar lo Real a la dignidad de significante». 1
pollito conservará su papel de mediador, para abordar o apartar otros . Como todavía no puede acceder a esos objetos separables en mi
objetos como el biberón., \1
--~
cuerpo, Nadia ·vuelve al objeto anterior, la «muñeca-pequeño otro»
que me tiende y de la que vuelve a apoderarse para lamerla, arrojarla
'{f.
Nadia da el paso siguiente ·con la muñeca, cuando la toma y me la ;i1J después, antes de volver a ocupar su sitio sobre mis rodillas, 'esto ·es,
J.¡ siempre el sitio del niño en las rodillas del adulto, donde los cuerpos
da en el momento en que está en su cama. Yo contesto: .pongo a la :~
muñeca en mis rodillas y la acuno. Entonces Nadia toma ese lugar están unidos. Pero a propósito de la muñeca aparece un elemento nue-
~'
en mis rodillas; arrojando a la muñeca a la cama que acaba de aban- ·~ vo: la h~ lamido después de hacérmela besar, de modo que la ha con-

-·.~:,.-
_donar. · Gorjea. . vertido en objeto real.
En realidad, ocupa el sitio del hueco que instaura en. mi cuerpo, A partir de entonces se pone en actividad: trata de saltar sobre
de la ausencia que ha generado en mí 'al privarme de algo: la muñeca; mis rodillas; la hago .saltar y Sf! ríe a carcajadas. A continuación hemos
o bien el pequeño otro a quien separó.de mí el 27 de octubre, o mejor
i de ver la importancia del dominio motriz. La motricidad activa se aso-
i
~-
dicho de quien yo me separé para satisfacer su deseo, al retirar mi cia a ¡a búsqueda del objeto · sobre mi cuerpo, que Nadia prosigue
~lí.
mano del borde de la cama. apoyando su cabeza contra mi pecho varias veces y cada vez durante
Se perfila un rasgo de estos objetos: el auto, el pollito, la muñeca;
no tienen nada que ver con una necesidad, sino-con la demanda de
1 más tiempo·. '
Insiste en que la haga saltar. Pero vigila la posición de mis manos,
Nadia. Su función de mediación les confiere una dimensión significante que no tienen que tocarla, así como ella no tiene que tocarme cuando
que queda en evidencia en la repetición a la que dan lugar en la rela- la llevo a su habitación (conserva las palmas de las manos hacia ru;ri-
ción de Nadia conmigo. ¡ ba): ¿no es eso una denegación de lo que trata de asir en mi cuerpo
'i\
Esta relación no se resume en una entrada en juego de los signi- ·$ y que yo no debo saber?
·¡~.
ficantes. Nadia se ve llevada en sentido pulsional a dirigirse más direc-
,.i\
tamente a mi cuerpo a través de una necesidad estructural, 'que hace lJt: En la sesión del 10 de nqviembr~, frente a otra niña, Nadiá- con-
:··,
al objeto partícipe simultáneamente del significante y del cuerpo del .
·1'·
...:;
~,

cluye el tránsito de la invidia a la pulsión escópica propiamente dicha .


Otro; al inspeccionar mi blusa, aparta un poco el cuello de la blusa . t:c Cuando la otra niña entra fortuitamente en la habitación donde nos
-ij"
para arañar mi cuello. En ese momento no se ríe ni gorjea, y tiene que ...~ encontramos, Nadia, que está sobre mis rodillas, se interesa inmediata-
huir. ¿De qué huye, sino de lo Real de nii cuerpo? Lo que busca en ....
.,~
mente por ella; pero con la condición de que yo siga haciéndola saltar .
mi cuerpo es el objeto que mi cuerpo :llevaría ·y que sería . separable .;§ Entonces, saltando siempre, mira a la otra, puede tocarla, acariciarla,
de él, como él pequeño otro y ellápíz que 'ellii' separó. Los intentos 2
,.;;, mirándome tras cada uno de sus movimientos. Al mismo tiempo hace
que hizo con mi dedo y mis dientes han subrayado el carácter separa- .:¡.
con sus labios un ruido de beso.
ble del objeto que ella busca. j, El otro deja de .ser un mero objeto escópico, el objeto de la invidia
:\'< .
Desde ahora podemos anticipar que esos objetos constituyen un
-~­
sobre las rodillas del adulto. Ahora no es sólo un objeto a tocar y a
obstáculo contra el cual Nadia choca constantemente. ¿Cuál es su
condición? Esos objetos son reales porque están allí, sobre· mi cuerpo, ~·~¡ l. J. Lacan, Séminaire del 23 de abril de 1958 (inédito), «Les formation~
y ella lo sabe. Permanecen siempre en el mismo lugar,· y cualesquiera
11
·/f"
de l'Inconscient». ·

36 37
NADIA O EL ESPEJO

manipular bajo mi mirada, sino además un objeto relacionado con la


excitación oral, tal como lo testimonia el ruido de besó. Por último,
1_,

._:1_

.,
LA PULSION ESCOPICA

dialéctica escópica de la invidia que ha conocido hasta ahora, esto es,


la de una pura mirada sin correspondencia, sin posibilidad de ser
~: mirada.
hay una relación evidente con la actividad muscular, puesto que du- ~~
rante toda la escena Nadia quiere que la haga saltar sobre mis rodillas. ~· En presencia de la otra niña ha aceptado ser vista porque yo . no
·~
Hemos visto que el camino que va de lo escópico puro a la inttinca- me be ocupado de la otra, sino solamente de ella, que está en mis
ción de las pulsiones tal como aparece aquí, ha pasado por la muñeca ·~
rodillas. No ha dejado de mirarla, y menos aún de mirarme: la ha
y el pequeño otro. Nadia ha reanudado activamente el cuadro de la · ~~! mirado a partir del «verse vista» en mi mirada.
invidia. fi
~... No es el caso del tacto, no puede descubrir su aspecto activo por-
El carácter activo de las pulsiones conforme se manifiestan eil Na- ·:m· que ~o puede alcanzar el objeto que llevo; tampoco es el caso de lo
día se opone al carácter pasivo propio de lo escópico, en tanto fasci-
·nación del «ver», generador de la .invidid y la catatonia. De una situa-
1 oral, porque por la misma razón no puede consumir el objeto del

ción en que estaba sola y pasiva ante su Visjón, Nadia pasa a una acti- 1 Otro. No puede tolerar ser hesada-comida antes de comer ella misma.
Allí falta el aspecto activo de la pulsión: el 12 de noviembre por la
vidad que concierne no solamente al objeto sino al Otro que soy yo. -..
~,~ mañana se ve llevada a establecerlo al reclamar su desayuno en bibe-
Es como si le dijera a la otra niña: «Mira qué feliz soy en las rodillas rón. El hecho de que ella lo reclame fuera de la sesión no es ajeno por
del Otro (verse), cuando me hace saltar (ofrecer a la vista), entonces í;~ una parte al imposible objeto de cuerpo del que soy portadora, y ¡)or
puedo mirarte (ver)» .

'
otra a la ausencia del biberón en la sesión. Razón por la cual be de
Decir que se lo dice a la otra niña es un artificio, porque eviden- introducirlo desde el día siguiente en el material de ·la sesión, como
temente su discurso se dirige a mí: el otro ,se ha convertido en el so- ~-~;·.
~ .; objeto dialéctico en la relación -entre Nadia y yo. ·
porte de su discurso al Otro. Esta. es la diferencia -fundamental entre lo '
El hecho de que haya podido consumir activamente ese objeto le
-~
la invidia y la pulsión: el objeto ya no es un elemento de fascinación, .if hace dar un paso decisivo en la jugada pulsional, dado que a partir
sino un elemento de discurso que implica necesariamente al Otro en .IJ~ del 12 de noviembre, después de beber ~ biberón, ella es la que me
tanto sitio de referencia, incluso de inscripción, es decir de signifi-
cación.
Otra diferencia es la puesta en juego de pulsiones nuevas . .Lo ates-
1!J :
~-
pide que la bese, mientras la hago saltar en mis rodillas. En esa misma
sesión pone en circulación los objetos -juguetes y bizcochos- de su
sitio -la cama que abandona para venir a mis rodillas-- al mío: la
,_~,1
tigua el ruido de besar que hace con la boca mirando. a la otra. Pero ·r·· silla que dejé. No se trata de los objetos en cuanto tales, sino de su
la jugada pulsional oral no implica todavía sus .tres tiempos. Dado
que no besa realmente a la otra, el ruido de beso ¿se dirige . a la otra
.~
~ dimensión signilicante, simbólica para Nadia en su relación conmigo .
f'i' Se ve así libre de la verdadera cadena que era la cama para ella, así
niña o a sí misma? Esos dos tiempos, besar y ser besada, están implí- ·!M
.:?; como yo misma, en el sitio del Otro que ocupo, pierdo una presencia
citos en el ruido del beso; pero Nadia no puede soportar que yo la
~ demasiado real.
bese: cuandQ lo hago se agita y se pone ansiosa. ~
La sesión culmina entonces en una escena· en que Nadia, feliz de
Acaba de mostrar la misma reticencia en cuanto al tacto. Si tocar 'i
al otro y tocarse están combinados. en las caricias que otorga bajo mi t estar sentada en el suelo, se muestra radiante y accede al goce de hacer-
se ver: saltando, arrastrándose, en estrecho contacto conmigo. Ahora
mirada a la otra niña, hemos visto que vigila que mis manos no la
toquen.
Ser besada y tocada implica al Otro. Acaba de aceptarlo plenamen-
1
~f
:] ~
ha pasado definitivamente de la relación con otrd al Otro, y es preciso
advertir que ha adquirido cierto narcisismo.
:t~~.
Su actividad, la movilidad de su juego, expresan suficientemente la
te en el «ser visto», todavía no puede aceptarlo en otros niveles, razón
ji·· brecha que ella acaba de abrir hacia un orden que es otro que el de lo
por la cual se balancea cuando me voy: me pierqe realmente porque
no ha podido todavía aceptarme en sus «jugadas» pulsionales en tanto :~~- Real. Aquí todo se ordena en una sucesión en función del espacio, en

l-lr:~.-
Otro. Es preciso asociar el hecho de que no pueda aceptarme a la un nivel simbólico de presencia y ausencia, con ayuda de objetos (los
'
39

\·~ ~
38

,.

;8. '~
tS(UtlA fUUDIA~ Dt BU~NO~ Alkt)
j . ;,.f1ADIA O: EL ESPEJO tltUGTECA y HNUO SE OO.CUMt~TACHHi
juguetes) anulados en lo que son, en cuarito tales, promovidos a la fun. 4
ci6n de ~ignüicantes: se trata de un decir.
En el curso de estas tres sesiones es preciso advertir que mis. inter-
venciones han sido muy activas, opuestas a una actitud de. espectador.
Para resumir esta acción,. puedo decir que yo sigo de cerca a .Nadia o
que la precedo apenas, cuando acuno a la muP.eca que me entrega .o.que
•••
·~

~
LA PRIMERA IDENTIFICACION ·
LA RELACION TRANSITIVISTA coN EL OTRo

coloca en mis rodillas, cuando muerdo un. trozo. 'del bizcocho que. me

ha puesto en la boca, a pesar de la .experiencia anterior que la había
1
hecho vomitar. Lo importante es que aunqu,e me mantenga atenta .a
sus reacciones mi actitud no es pasiva, porque es evidente que tanto 1
mi p~sividad como una actividad excesiva irían. en contra de su bús-
queda, en el nivel plllsional; nivel donde los .fines -no .el ~pulso-
están lejos ..de ser unívocos¡ activos o pasiv.os. . . 1 13 de noviembre-8 de diciembre
. He sentido q1le la movili4ad de mi .actitud podía responder a su
movilidad cuando el 12 de novi~bre, por ejemplo, creí tener ·que
en
deíar mi silla pa~a ir a sentar.rpe el suelo a sulado . . . '
1
w
OO ·. El hecho de que el día anterior Nadia haya ·reclamado el
bib~rón para desayunar hace que el 13 de noviembre yo intro:-
duzca en la sesión un biberón lleno de leche.
Es evidente que así como · no n:Í.e queclo pasiva tampoco me q\le·
do callada, . sin por eso iD.terpretar ¡¡u conducta: hemos de 'ver la 'im~ 1
¡
Encuentro a Nadia con mejor aspecto. En seguida la.instalo
eti el suelo, cosa que le encanta.
portancia que tiene para Nadia escucl¡ar mi voz. La · primera parte de la . sesión se centra en el biberón. Su
1 atención vuelve a· él a cada momento. Al pollito lo -derriba dos
1: veces, después le da la espalda. De~pués juega a apretar al polli-

,,
••
J:
~
to contra mi boca y se hace besar .
·Entonces trata de sostenerse sobre sus piernas apoyándose
en la silla, pero rechaza mi ayuda, poniendo las piernas en án-
gulo recto cuando lo intento. También trata de artastrars~ .

1 Viene a mis rodillas, se hace besar, toma el bizcocho, vacila,


después lo arroja para ocuparse del biberón, al que trata de

1
¡
·atrapar mientras hace con la boca .movimientos ruidosos e inten-
sos de succión. Se lo presento. Cuando la tetina está a veinte
centímetros de su boca, la abre y adelanta la- -cabeza. Bebe golo-
-·~r
~·!¡:· samente el biberón, como si llenara un agujero, sentada sobre
~·~

f una de mis rodillas, el cuerpo muy rígido y sin mirarme.


La segunda parte de la sesión está consagrada al intento de
ponerse de pie, ayudándose con la pata de la cama. Está encan-

' !
.i ·¡
ó~~···
.,
'· rJ
·~,1
'1
tada y gorjea mirándome, sin huellas de ansiedad. Despu~s quie-
re que la haga saltar; en cuanto me detengo se muestra discon-
forme y ansiosa.
Cuando la vuelvo a su sitio, como los demás niños estl\n en
el suelo coloco también a Nadia en el suelo. Por un momento se:
40

1-,
;1,.. .
·....
.
41
NADIA O EL ESPEJO LA PRIMERA IDENTIFICACION

O O agarra de mí, después acepta. Verifica que sigo allí y se inte- O O ella, y de vez en cuando vuelve a mi cara. Entonces la vuelvo a
resa vivamente en los demás, con aire avisado; me mira de vez su sitio, vuelvo a ponerla en el suelo, donde casi inmediatamente
en cuando, se vuelve en todas direcciones, y llega a tomar un se interesa en los demás.
juguete de la mano de otro niño para alcanzármelo encantada. En cuanto a su ansiedad, la sesión de hoy me ha hecho pen-
La enfermera le encuentra una expresión muy cambiada. sar que se manifiesta a través de dos actitudes diferentes, según
que el origen de la ansiedad sea interno o que la provoque más
El 14 de noviembre por la noche tuvo una otitis aguda que directamente yo. En el primer caso Nadia me mira ·intensamente,
requirió una paracentesis bilateral. con el rostro crispado; en el segundo caso evita mi mirada, fijan-
Se alegra de que la levante. En el suelo balbucea contenta. do la suya en diferentes puntos de la habitación, con el cuerpo
Sin embargo la siento tensa e irritable. El pollito es el único ju- :enso y el rostro inexpresivo.
guete que le proporciona alegría; con él aparta violentamente al
auto y a la muñeca, hacia la cual parece alimentar .una gran hos-
Infortunadamente, estuve ausente durante diez días. Nadia
tilidad. me reconoce el 27 de noviembre. Tiene muy mala cara¡ _me in-
Mira varias veces el biberón pero no lo quiere. Quiere venir
forman que durante mi ausencia padeció otra paracentesis, · La
a mis rodillas, pero allí está tensa e inquieta; sonríe fugazmente
encuentro mucho menos sonriente, y acentúa la posición-tic de sus
cuando se hace besar. Quiere que la haga saltar en mis rodillas,
brazos. Cuando voy a levantarla se inclina hacia mí, pero con
pero en seguida se crispa. los brazos y las palmas hacia. atrás.
Entonces vuelvo a llevarla a su habitación y me quedo cinco
La tonalidad de la sesión· es triste e inquieta; Nadia no pide
minutos al lado de la cama: mi presencia parece tranquilizarla.
nada. Toma el pollito y por un largo rato reproduce su juego,
Se aísla conmigo, balbucea y gorjea . el vaivén entre su boca y la mía. Después advierte ·el biberón:
Jo mira cada vez ron más frecuencia y tiende su brazo hacia éL
El 16 de noviembre la encuentro en el suelo con los demás
Lo ace~co, pero ella se aparta y se pone a chupar el pollito mi-
niños, y un juguete en la mano . En cuanto me ve sonríe radian- rándoq¡.e. Entonces siento a Nadia sobre mis rodillas, y le mues-
te; y por primera vez trata de arrastrarse hasta mí; pero se des- tro el biberón. Vacil.a larg~ . rato antes de ácercar su boca, con
plaza muy poco. Me tiende los brazos, con las manos tendidas vaivén 'de las manos y nii.dos de succión. Se pone la tetina en la
hacia mí; la levanto y ella apoya la cabeza contra mi mejilla. boca y la rechaza con la lengua, mirándome con ansiedad. La beso
Desde que comienza la sesión la siento ansiosa; sin embargo, canturreando, bebe golosamente el biberón. Después descansa
me . reclama diferentes contactos: venir a mis rodillas, que la 1a cabeza contra mí mirándome con iilquietud; también mira con
tome en .brazos por primera vez; pone s~ cabeza contra mi me- :msiedad el biberón vacío.
jilla, una mano sobre mi hombro y un brazo alrededor de mi Cuando la llevo a su cama quiere que vuelva a levantarla
cuello. Me mira sonriendo, se hace besar y da palmadas en mi en brazos por un momento. En el curso de la sesión sólo se re-
hombro. lajó cuando bebía el biberón, aunque uno de sus brazos quedó
Su rostro se crispa, quiere volver a mis rodillas; con· los bra- crispado y echado hacia atrás.
zos alzados y las palmas hacia arriba vigila la posición de mis ·
manos, golpeando con un juguete la mano más próxima; la reti-
ro, entonces me mira y sonríe. El28 de noviembre, cuando .llego a buscarla, Nadia acaba de
Su ansiedad, subyacente siempre, de vez en cuando se hace sufrir una paracentesis bilateral. Tiene la cabeza vendada, y su
ostensible .. La expresa. de otra manera que en otras ocasiones: rostro está crispado. Cuando me acerco a su cama levanta los
mira en todas direcciones dentro de la habitación, también tras brazos, pero con las palrnas hacia atrás; y cuando le tiendo los

42 43
NADIA O EL ESPEJO LA PRIMERA IDENTIFICACION .

ll J brazos para levantarla no inclina el cuerpo hacia mí como hacía O O quedarme al lado de ella. Pero en cuanto la levanto su actitud
antes de mi ausencia. cambia: se agarra a mí y sonríe un poco. Cuando llego ante la
La llevo. Sentada en el suelo como de costumbre está tan puerta de su habitación se vuelve violentamente y se agarra con
qi.spada, tensa, los brazos alzados, inmóvil, mirándome fijamen- más fuerza a mi blusa . Entonces la llevo de nuevo a la habita-
te, que la ' pongo en mis rodillas. Entonces su mirada se vuelve ción de las sesiones; allí deja que sus brazos descansen sobre mi
menos tensa, pero recobra pronto su expresión del comienzo y hombro, balbuciendo algo.
sus brazos siguen levantados. Como me parece que sufre física- Mira intensamente sus juguetes . de siempre; entonces me
mente, la acuno dulcemente canturreando y hablándole de su do- siento en el suelo teniéndola siempre en mis ·rodillas. Se ríe con-
lor. Se relaja poco a poco, apoya la cabeza contra mí, baja los tenta y su rostro se relaja. Juega un momento con el bot6n de mi
brazos, pero sus manos y su cuerpo siguen crispados. Por un blusa, después se inclina para asir el pollito, J~ega a wrojarlo, a
momento su cuerpo se abandona: se acuesta casi en mis brazos recogerlo riendo y mirándome: lo chupa cada vez por"IDás tiem-
y me mira intet;lsarnente haciendo ruidos .de Sl].cción. Varias ve- po, lanzando miradas furtivas al biberón. Se lo acerco; abandona
ces acerc;a su mano . !i rrÍi rostro'. Pero· sqlo después de a).gunos el pollito, se ríe, abre la boca y .empieza. a beber apoyando la
ip.ten,tos pone la manq contr¡l mi baca! sin inir¡¡,rme. Le. beso la cabeza contra mí. Sólo absorbe unos tragos y rechaza la tetina
mano . y ella no la reili!l. Tira .de mi nariZ.' y mis gafas, termina · con la lengua, único movimiento que hace para expresar que no
incorporándose. Manosea el l;>otón de mi. blusa blan~ay sonríe quiere más. Retiro el biberón; vacila, lo quiere de nuevo, bebe
francamente. ,, ·· un trago, lo rechaza. Entonces recoge el autito verde.
Acerco el polUto; se ríe, lo aga!ra, se di.yie¡te arrojándolo y Se sienta muy derecha, y por un largo ,rato .]uega alegre-
recogl.éDdolo, para lo ·cual se esilia, Se ríe a carcajadas, cada vez mente a hacer ruido golpeando el auto .contra mi silla. Le en-
y
más; entre un juego otro me mira, cada veZ m,ás relajada; y canta el ruido y me mira a menudo lanzando grititos de alegría.
hasta cálidamente. · · · Después se pone seria, su rostro se inmoviliza, y se golpea dos
Cu.~do la vuelvo a su sitio co~serva los brazos hacia atrás, veces la cabeza con el auto. Durante dos minutos golpea alterna-
pero SU rO.StrO y Sl,lS ojos. ~e ~onr~en. be nuevo en la cama, no tivamente sobre la silla,. riéndose, y contra su cráneo, pero en-
me pide q~e 1~ vuelva a levantar; me mira ansiosamente y des- tonces con un aire concentrado y cierta vacilación. Al principio
pués se relaja. No recobra su expre$ión del comienzo; me sonríe. pensé que se trataba de un juego con el cuai buscaba la diferen-
cia de ruido, pero cuando se golpea la cabeza, su rostro se pone
El 30 d~ novie~bre Nadia, instalada en su almohada, me tenso: parece preguntarse lo que le hace, y entre el primer golpe
sonríe cuando . entro en su habitación.. Me irripresionan su mala y el segundo marca un momento de vacilación.
cara y ojeras; sin embargo los oídos y,¡ no le supurap. Cuando voy De vuelta en su cama sonríe, pero su rostro se . fija cuando
a levantarla se pone seria .Y no hace ningún movimiento hacia abandono la habitación.
mí; si lanza un grito de alegría, en cuanto está en mis brazos,
mantiene los suyos lev?ntados .. . · El 1.0 de diciembre me sonríe en cuanto entro en la habita-
La siento como de costumbre. Se queda inmóvil hasta· que me ción; y patalea. En mis brazos tiene un momento de vacilación,
Riento a mi vez; me mira con una expresión lamentable y se chu- después apoya un brazo sobre mi hombro, conserva el otro alza-
pn el pulgar. Durante un cuarto de hora está tensa, inquieta, do, pero sin dar vuelta la palma de la mano.
lNl!Stada. Su mirada roza de vez en cuando los juguetes sin cam- La siento en mis rodillas , posición que parece preferir a la
!JIJir de expresión; cada ruido que llega de afuerá le da miedo. de sentada en el suelo a mi lado. Me mira un minuto, ansiosa-
r~n Ml nríe, no emite un sonido, en sus ojos no se lee ni una dis- mente, los brazos en alto, después sonríe, ríe y se inclina para
lt'll~I(H\ fugaz. Entonces decido volver a ponerla en la cama y alcanzar el auto verde; da dos golpes con él sobre la sillita, en-

.44 45
NADIA O EL ESPEJO LA PRIMERA IDENTIFICACION

0 0 cantada con·el ruido. Ve los bizcochos, se apodera de uno, se lo O O entero, bastante rápidamente, mirándome con gravedad. Su ca-
lleva a la boca haciendo ruido de succión, después lo deja en el beza está apoyada contra mí, pero su cuerpo no se relaja; per-
suelo -sin reflejo ni gesto de arrojar-; lo mira por un segun- manece sentada bastante rígida.
do, y con el auto verde empuja al.otro bizcocho hasta el borde de Entonces parece intentar ponerse de pie.
la silla, poniéndolo fuera de ·su alcance. En su habitación, antes de que la eche en su cama, hunde su
Durante diez minutos juega a hacer ruido con el auto, · gol- dedo en mi"boca, haciendo un ruido curioso: un suspiro de alivio
peándolo contra la silla. Me mira continuamente, riéndose, agi- y distensi6n, bastante articulado.
tándose y moviendo las piernas. Mientras juega golpea dos veces
mi pierna con el auto, riéndose, y se golpea una vez la cabeza con El 4 de diciembre, Nadia está en el suelo con los demás ni-
expresión seria. ños cuando llego. Me sonrie radiante y se inclina hacia mí. Cuan-
. Entonces apoya su cabeza contra mí y me introduce ·el auto do la levanto, la enfermera me dice que está sorprendida de la
en la boca. Se incorpora, ve el biberón, arroja el aútci , toma el actitud alegre y el apetito de Nadia.
pollito y tratando de tocar · con él el biberóri hace ruido de suc- Mientras la levanto me pasa la mano por la cara balbuciendo; .
ción;. mirándome, suelta el pollito, tiende la mano hacia el bibe- es muy breve; vuelve a echar los brazos hacia atrás, pero son-
rón alargándose en mis brazos y abriendo la boca. Bebe todo el riendo.
biberón con expresión seria, mirándome, con el cuerpo bastante No la siento en mi rodilla como de costumbre, sino en el
r elajado. Esto dura aproximadamente seis minutos, y la cantidad suelo, donde la encontré al llegar. Me mira gravemente, sonríe y
de leche no parece satisfactoria para ella. ve los bizcochos sobre la silla detrás de ella. Llega a darse vuelta
Se sienta y hasta el fimil de la sesión salta sobre mis rodillas, para tomar uno. Con éste empuja al otro para que se caiga al
muy excitada, golpeando alegremente la mesa . A intervalos regu- suelo, después se divierte por un momento haciendo ruido con
lares se estira casi del todo en mis brazos, me mira ; la beso. Es el bizcocho que tiene en la mano contra la: silla, mirándome
lo que quiere; pero siento que son sólo ensayos, y que ella no siempre, risueña y relajada . Su mirada parece querer decir por
toleraria que yo aumentara su posición recostada ni su duración . primera vez : «Estoy contenta de h~cer ruido porque tú estás cer-
ca de mí» . ·
La vuelvo a colocar en ·su cama, radiante .
De pronto se inclina mucho hacia mí, sonriendo, , como si
El 3 de diciembre se ríe y se agita desde que entro en la esperara algo: entonces la pongo sobre mi rodilla y ella lanza un
habitación . Y a no le supuran los oídos, tiene mejor aspecto . En fuerte suspiro de alivio. Está muy rdajada.
mis brazos tiene un primer movimiento de retracción de los su- Varias veces lleva a mi boca el bizcocho, para golp~arse des-
yos, pero se· ríe . pués la cabeza. con él suavemente (está tensa de nuev.o, pero no
Durante la primera parte de la sesión hace ruido golpeando angustiada). Se calma iD.spe'ccion~do mis botones y frotando con
la silla con el auto . Con el auto empuja los bizcochos para apar- fuerza su mano contra mi blusa -sobre mi pecho-, lo que la
tarlos · y se hace besar, muy relajada, pero sólo por UD· 'momento. llena de ansiedad. Entonces cambia el bizcocho por el auto, y con
Después se pone agresiva conmigo: me golpea las manos con el auto me golpea con bastante fuerza, con agresividad acentuada;
el auto, y me pega en la cara con su mano, con expresión bas- pero no está angustiada.
tante hostil. Me rechaza, salvo cuando quiere que la bese. Des- En ese momento oye llorar a un niño en la habitación conti-
pués trata de inz.roducirme .todo el auto en la boca con una mímica gua. Se incorpora, su cuerpo se pone tenso, su mirada vaga .ansio-
de succión. samente por la habitación, después tira dos veces de mi blusa
Al final de la sesión bebe el biberón; no vacila en tocarlo hacia ella y me rechaza violentamente. Acerca a ella la sillita y. la
pero no se atreve a estrechar la mano a su alrededor. Se lo bebe mueve de un lado a otro, lo cual la calma; poco a poco me son-

46 47
NADIA O EL ESPEJO LA PRIMERA IDENTIFICACION

O O ríe, quiere. que la haga saltar sobre mis rodillas, se ríe a carca~ O O me vio por primera vez cuando vine a su habitación a buscar
jadas. V arias veces entre los saltos se relaja por completo en mis una silla. Me sonrió , se agitó; yo le hablé. Cuando vuelvo la en-
brazos, sonriendo gravemente cuando la beso. cuentro coi:l el rostro inmóvil con que me vio alejarme. Su rostro
Reanuda alegremente su juego con la silla, percibe el biberón, no se ilumina, ni ella se agita. Cuando la levanto en brazos echa
rechaza la silla para tratar. de tomarlo. Coloco d biberón sobre los suyos hacia atrás, con las palmas vueltas; esboza una sonrisa
la silla. Me mira bastante tensa, toca el biberón varias vec"es y lo pálida y vuelve a su aire petrificado anterior.
empuja cada vez con más fuerza: Deja de hacerlo pero juega a La siento .en el suelo cerca de mí. Durante largos minutos
sacudir la silla hasta que el biberón se cae al suelo. Entonces tien- tiene los ojos clavados en mi, con mucha ansiedad, y se chupa el
de el cuerpo, pero no los brazos, hacia el biberón; haciendo un pulgar sin lanzar una mirada a la habitación, a los juguetes: al
ruido de succión. Se lo doy y ella bebe casi extendida en mis biberón, los pasteles, la silla.
brazos, sonriendo gravemente; mueve los pies de gusto; sus dos Entonces .la siento en mis rodillas; no se registra la menor
brazos se abandonan, pero la mano ·izquierda sigue cerrada con reacción, ni siquiera en la tipresión de su rostro . Me mete su
fuerza. Una vez que ha terminado espera ansiosa durante un dedo en la boca mientras sigue chupándose el pulgar de la otra
minuto; después, muy alegre, balbucea de manera articulada. mano: su rostro se anima un poco con una mímica de succión;
La llevo de nuévo a su habitación, sonriente y alegre. pero su mirada sigue siendo tensa.
Ap.oya su cabeza contra mí para que la bese, pe.ro sus ojos
Cuando la ·llevo el 5 de diciembl;'e está muy sonriente y apo- tienen una expresión infinitamente triste, sus brazos están tendi-
. ya sus brazos sobre mis-hombros. dos hacia adelante, con los puñ9s cerrados. Y sin embargo su
En su primera parte la sesión es casi idéntica a la del día cuerpo está más abandonado que nunca. No puede soportar que
anterior.: hacer ruido; balbucear, sacudii- la silla, para terminar mi afecto se exprese sino a través de los besos, que· se le vuelven
· en el biberón, del que. Nadia se apodera y lo acerca · a mi mano. insoportables si son más largos de lo que ella quiere. En ese
Lo bebe, muy distendida. Cuando' es'tá vacío lo mira largamente, .caso se incorpora, la tensión de sus brazos alimenta, .y dobla más
·después se pone agresiva conmigo, me golpea el muslo, con el violentamente hacia afuera el brazo que está del lado de mi
rostro crispado y los ojos hostiles; me pega una .vez en la boca; cuerpo .
y su agresividad se termina: En ese momento me llaman por teléfono; No me atrevo a de-
A contiDuaci6n inventa: me mira, pone sus dos manos sobre jar a Nadia sola en la habitación, y la llevo a la cama de su habi-
mi pecho, bastante crispadas, y balbucea «mama-mama» . Riéndo- tación, donde se queda anonadada, perdida. Cuando vuelvo a
se, reanuda su juego de balancear la silla, después quiere que la buscarla unos minutos después no ha cambiado de posición. La
siente sobre mi brazo, -como a un bebé, pero tardo en compren- levanto muy tensa, y en el trayecto de retomo se orina en mis
derla. Cuando lo hago sonríe alegre, balbuceando <(ma-ma-ma», brazos. En la habitación de las sesiones, sentada, con la mirada
me acaricia la cara, me. mira apaciguada, pone sus brazos alre- inquieta, se chupa el pulgar, después se apodera de un trozo de
dedor de mi cuello, aprieta su cabeza contra mi mejilla. bizcocho que se había caído de mi bolsillo. Me lo pone en la boca,
Toma el bizcocho, lo oprime contra mi boca, después contra lo mantiene allí, lo retira, lo mira, se lo lleva a la boca; entonces
la suya; no se decide a comerlo, mira el biberón vado haciendo lo rompe y lo arroja con disgusto. A su mano quedan pegadas
ruido ·y mímica de succión. algunas migas: su disgusto se hace intenso, y hace un mo-
No .está contenta cuando la llevo: se crispa contra mí cuando vimiento tras otro con la mano para lib~arse de ellas ... La se-
me dispongo a abrir la puerta de su habitación'. sión ha terminado. Lanza una mirada al biberón, después a la
puerta.
La sesión del 7 de diciembre comienza mal, porque Nadia ya Cuando la llevo, sus brazos se crispan alrededor de mi cue~

48 49
NADIA O EL ESPEJO · LA PRIMERA IDENTIFICACION

O O llo, apoya la cabeza contra mi mejilla ante la puerta de su habi- orden institucional en el que ha vivido hasta ahora. Por otra parte, el
tación. biberón es el objeto de la demanda de .Nadia. Es precisamente esta
demanda la que ella interroga y la que está en juego en su análisis y
El 8 de diciembre Nadia está menos crispada que el día an- en la transferencia; porque es allí donde, sin que yo tenga por enton-
terior. Me sonríe pero sus brazos están siempre echados · hacia ces de ello una consciencia clara, aunque sí una intuición profunda,
atrás. Esta sesión será la mejor desde que comenzó el tratamien- puede jugar lo que es efectivamente el motor de la transferencia: re-
to, y Nadia desplegará en ella una gran actividad sin angustia. petición irreductible de esta demanda. Es este segundo aspecto, el de
Quiere venir sobre mis rodillas. Su mirada es viva y gozosa. la demanda del biberón, lo que se conviérte para Nadia en una· apertu-
Me pone un bizcocho contra los labios. Muerdo un trozo, lo que ra; porque ¿qué cabría decir de la otra dimensión, de la dimensión de
parece llenada de felicidad; vuelve a empeza:t varias veces.; al lo Real~ por poco aislable que sea? Marie-Fran~oise nos demostrará la
final de la sesión me pondrá el bizcocho en la boca para después imposibilidad de aspirar a ella.
lamerlo sin comerlo; es digno de notar que el gesto con que se En cambio la demanda implica la signíficancia al mísmo· tiempo que
lleva el bizcocho ~ la boca no es vacilante, y que está libre de la repetición. ¿A quién dirige esa .demanda sino a un Otro que no
ansiedad. responde porque nó habla verdaderamente? Para Nadia y en su mi-
En el curso de la sesión trata de arrastrarse para conseguir lo rada, ese Otro está siempre disfrazado de otro; no le falta nada, no
que quiere. Hace equilibrio sobre sí misma, se incorpora sobre tiene deseo: es lo que trata de disociar el 27 de octubre. Al signi-
nna rodilla y avanza así a trompicones a lo largo de un metro ficante implícito en su demanda no respondía el significante del Otro;
aproximadamente, . hasta el biberón. Lo toma, lo levanta y se le respondía la leche del biberón, que le es administrada y que ella
vuelve . a mí, pero no logra llegar hasta donde yo estoy con el bi- bebe. En última instancia, el significante del Otro era la leche; esa
berón . La ayudo y la pongo en. mis rodillas,. dejando el .biberón leche era el Otro . Entonces cuando Nadia bebía esa leche no había
en el suelo al alcance de .su mano .. Ella se inclina para agarrarlo. ninguna diferencia entre Nadia y el Otro.
Bebe algunos tragos, estirada en mis brazos; el cuerpo dis- ¿Quiere decir que para ella no había Otro? No, no es eso. Que-
tendido, incluso las manos y los brazos .. Rechaza ·la tetina con daba aquel a cuya .demanda ella tenía que responder bebiendo la leche
su lengua, retoma el biberón sin beber, varias veces seguidas . o ~jándose manipular a propósit9 de los cuidados cotidianos. Sólo su
Después se queda tendida unos instantes en mis .brazos, son- sen.;ibilidad, a la vista del pequeño semejante, alimentado y cuidado
riéndome y gorjeando con aspecto feliz. Después se dedica a ha- por el Otro, desencadenaba en ella, como hemos visto, la inviditi, que
cer ruido con un juguete. Durante toda esta sesión en la que se atestiguaba su . deseo, que se inscribía en el intervalo ' entre ella y el
ha mostrado activa e independiente respecto de mí ha estado semejante. Aquí el Otro no era más que el agente de la plenitud del
pendiente de mi inirada. La siento dinámica. Cuando la llevo a mi pequeño otro; y a la inversa a los ojos de Nadia el pequeño otro re-
habitación se cuelga de mi cuello con los dos brazos. presentaba el objeto de la plenitud del Otro.
En esas condiciones, ¿dónde puede estar ella sola· con su deman-
o da, cuando la respuesta .del Otro se confunde con la leche que bebe?
¿ Q:riere estar en el lugar del pequeño otro a quien el Otro 11acia?
Si en la sesión del 13 de noviembre introduzco el biberón, des- Vimos que no se trataba de eso; incluso es lo que ella más teme, a
pués de que Nadia lo hubiera reclamado la víspera fuera ele sesión, no juzgar por el modo como bebe el biberón el Ú de noviembre, golosa-
es con el ánimo de proporcionarle un objeto de consumo y satisfacción. mente, como quien colma un agujero, el cuerpo derecho y rígido, sin
Este biberón tiene . dos aspectos. Por una parte, la dimensión de mirarme. No se trata de ser el objeto metafórico gl9bal que responde
objeto de satisfacción de una necesidad para la subsistencia: es la fun- a una supuesta demanda del Otro separado de ella. El Otro no habla,
ción de saciedad que Nadia conoce cada día y que forma parte del no tiene una existencia separada: ella lo bebe con la leche.

50 .51
NADIA O EL ESPEJO L4 PRIMERA IDENTIFICACION
¿Se trata entonces de esa identificación primaria de la que Freud, de succión que hace cuando lleva un objeto a mi boca. Llenarme para
en El yo y el ello, dice que estaría en relación con la fase oral primitiva llenarse, .ése es un transitiVismo en acción que funda la forma más
del individuo, «camino directo e inmediato», anterior a toda catexia arcaica de la identificación, en la cual no se trata solan:iente de consu-
de objeto? Es · casi insostenible, dado que la dialéctica de la deman- mir el objeto para llenarse, sino también de que el Otro no . sufra por
da implica el significante y la repetición. De hecho, lo que Nadia repi- ello, y no pierda nada: negativa a que el Otro quede tachado.
te, lo que .se ve llevada a repetir cuando bebe la leche, es la negación Nadia lo expresa a través de su desasosiego ante el biberón vaóo
de mi presencia en tanto que Otro. Si se niega a ser el objeto meta- que representa el agujero que podría haber hecho en mí; o bien, en
~
fórico .que completa· al. Otro, hace de la.leche el objeto metafórico que virtud de otro efecto del transitivismo, se diría que í:ne reprocha haber
me representa. Según ella yo no estoy allí, dado el acto que ella repite, vaciado yo el ·biberón sin dejarle ·nada a ella; por .eso me pega en la
y sin embargo estoy, Está atrapada en la trampa de su pasado, que la boca. Resumiendo, rechaza esa separación que aparece entre ella y · el
ha obligado, para defenderse, a inscribir ' al Otro" en la leche que ella Otro. Beber el biberón es al mismo tiempo negar que esté vado y re-
bebía, y convertirse en · su envoltura. Pero .mi . presencia denuncia la prochármelo; otras veces es un bizcocho lo que aprieta contra mi boca
signllicación metafórica de esa leche, y revela ·¡a carencia radical del y después contra la suya; o un dédo que me mete en la boca mientras
Otro, de ·un Otro a quien -le falta la palabra. Allí está para Nadia. el se chupa el pulgar. ·
dolor de la ausencia que ha de escuchar y el punto de llamada ·de ese · Pero no hay nada que hacer. De sesión en sesión, a partir del 13
dolor, la otitis que es el precio que ella paga por haberse bebido el de noviembre, se le impone la diferencia entre ella y el Otro que soy
biberón. Ese dolor· físico es también el que conoce hace tiempo, de- yo. Cabría incluso decir que se impone a través de cierta reiteración
bido a sus múltiples otitis y a la doble antrotomía a que fue sometida de su deseo de que no me falte nada: en consecuencia, me convierto
cuando tenía 5 meses. en portadora del objeto de su deseo. . .
· ~'
Sabemos que la otitis es muy frecuente en las casas cuna; la·noción En primer lugar son los botones de mi blusa; el 4 de diciemb_re
de epidemiología que invocan los pecliatras encuentra aquí su impug- frota su mano sobre mi pechó, no sin ansü!dad; por último el 5 dé di-
nación y revela su insuficiencia, al elidir el elemento . relacional: el ciembre, siempre sobre mi pecho, crispa sus manos ·sobre -mi blusa.
Otro a quien el pequeño sujeto incluye en el objeto, a falta de que la Entonces surge de su boca el significante «mamá», que sella la dife-
palabra lo convierta en referente externo. rencia entre ella y yo . Lo cual no significa que ella no cuestionará de
Es lo que Lacan expresa a través de la coalescencia, la holofrase nuevo esta diferencia. Sin embargo sabe que el surgimiento de «mamá»
de ·S1 y S2, respectivamente el significante que representa el sujeto y instituye algo completamente diferente en su relación corim.igo, y lo
el significante primordial del Otro, como condición de toda-reacción pone de manifiesto en su alegría al verur a mis brazos para núrarme a
'j]
psicosomática. •.. ¡~ la cara, en el gesto de poner sus brazos alrededor de mi cuello y su
En -las sesiones siguientes Nadia tratará de articular el biberón, cabeza contra mi mejilla, repitiendo siempre su «mamá».
que bebe en varias oportunidades, con mi cuerpo, con el Otro que soy
yo. -Razón por la cual no volverá a tener otitis: al dirigirse a mi cuerpo, A partir del 12 de noviembre cuando bebió, su motriddad ha
disociará del biberón que se bebe ese otro orden de .objeto de que soy cobrado un impulso" considerable. Ese día se ofreció a mi vista en su
portadora; como por ejemplo el 28 dé noviembre, cuando tira de mi actividad motriz y se regocijó con ello. No fue lo mismo el 13 de
nariz y mis gafas, y manipula un botón de mi. blusa, lo que la llena noviembre, puesto que al mostrar mayor audacia en sus intentos de
de regocijo. Se ayuda asf poniendo en lugar del biberón el seno, o -lo movilidad, al pretender incluso ponerse de pie, me aparta, rechaza mi

~:
que cumple su función. ayuda; tal vez ese movimiento de rechazo hacia mí en un primer-mo-
El Otro no se instaura como separado sin que Nadia trate de lle- mento esté fundado en la presencia del biberón, en el cual, como
nurlo, llenar mi boca, con un bizcocho o con el auto. -Esta imagen· del -JI hemos visto, estoy incluida en tanto que Otro. ·
Otro a quien quiere llenar es también la suya: lo atestiguan los ruidos Otra cosa son las sesiones en las que no bebe el -biberón; enton"

52 53

::.'a:~~·¡
LA PRIMERA IDENTIFICACION

ac:s su actividad está vinculada con mi presencia, sea que me pida que Nadia tru:;Obién para agredirme, golpeándome la boca .o tapándomela,
la haga saltar en mis rodillas o que trate de trepar hacia mí. En varias por otro lado sin mirarme; el auto relaciona varias pulsiones.
oportunidades se establece un vínculo entre mi presencia y la activi~
dad motriz, cuando juega a sacudir la silla que he dejado vacía; sacu- Por último, la pulsión escópica demostrará todavía su primacía
diéndola hace caer el biberón, antes de reclamar beberlo tendida en mis en este período, de manera peculiar. Después de las sesiones del 9
brazos. al 13 de noviembre, en las que se había podido completar el giro pul-
P or último, el 8 de diciembre la calidad de la sesión que hice sional escópico, la introducción del biberón vuelve a cuestionar d sitio
notar proviene del despliegue de actividad motrizi Nadia logra sobre del objeto.
todo establecer un vínculo entre el biberón al que va ·a buscar des- En efecto, cuando Nadia el 1.3 de noviembre bebe el biberón lo
plazándose sobre una rodilla y mi presencia; durante todo el tiempo hace sin mirarme; hemos .visto que en ese momento el biberón incluye
se mantiene prendida de mi mirada. al Otro y al otro, como en el Cl,ladro de la invidia. Si Nadia puede
mirarme y buscar el contacto con mi cperpo es cuando ya no bebe ·d
A partir del 30 de n~viembre, tambié~ desarrolla la actividad de biberón. Pero el hecho de mirarme la inquieta, y .el 16 de noviembre,
«hacetse· oír». Al principio Nadia se mostraba inquieta y asustada por ejemplo; sentada sobre mis rodillas, :mira para .todos lados, incluso
ante cada ruido que venía de fuera de la habitación de las sesiones. decás de sí, y sólo de vez en ·cua:ndo vuelve a mi rostro, como cuando
En cuanto bebió unos tragos del biberón pasó del miedo pa~ivo a 1~ al principio, instalada sobre su almohada, dejaba errar la mirada; en-
que"oía al «hac;erse oír» activ!) , golpeando el autito contra la ·¿illa, lan- tonces lo único vivo en ella era esa mirada. Otras veces,. es como si
zando gritos de alegría y mirándome con frecuencia. Evidentemente, el tuviera que dar la espalda al biberón para chupar el pollito; entonces
puede Inirarme. O bien rechaza con la lengua la tetiria que está dentro
ruido que hacía se dirigía a mí, como lo atestiguaban sus miradas. No
de su boca; mirándome ansiosamente. Es que para ella. mi presencia y
faltab:,~ un cariz agresivo: golpeaba contra mi silla, aunque me golpea-
la del biberón están unidas por una relación de exclusión.
ba en el sitio donde yo ya no estaba. . · .
Pero Nadia no se detiene allí; al pasar gradualmente del· biberón a
Un comportamiento c~mo éste implica la posibilidad de 1~ reci-
los objetos de los que soy portadora, vincula el biberón con mi pre~en­
procidad: la explora golpeándose ella misma la cabeza con el auto~ Se
cia y bebe mirándome. Entonces mediante esa mirada pasa de una rela-
trata de una exploración cuyo objetivo es «escucharse» a sí misma
ción de exclusión a una relación de. inclusión: . incluyo al biberón que
--como un tercer tiempo de una pulsión auditiva-, y no de una al incluirme me excluía.
conducta masoquista de autocastigo, puesto que no se propone pro- Esta inclusión no deja de ser causa de que ella encuentre a veces
vocar dolor. «Hacerse oír» y «oírse» comportan un elemento activo escollos que podrían dar lugar a que yo suceda fuera de ella, y a que
que excluye el miedo, el temor, la espera vinculada co~ lo «oído» . se termine el transitivismo entre ell~ y yo; lo cual la pone . agresiva,
Lo «oído» tiene una relación indudabl~ con mi presencia-ausencia: salvo que haga como si la inclusión del objeto en mí tuviera un doble
resulta muy claro el 4 de diciembre, cuando al oír llorar a un niño sentido: me pega en la boca después de mirar largamente el biberón
me agarra de la blusa para atraerme a sí y rechazarme alternativa- vacío que se ha bebido, como si fuera yo la que lo hubiera bebido,
mente con ~iolencia, reproduciendo d juego de la silla. Lo «oído» como si no fuera yo la que estaba incluida en el biberón gracias a su
participa también de la expectativa de la sesión; es la expectativa de mirada, sino el biberón incluido en mí.
«oír» mis pasos y mi voz en el pasillo cuando vengo a buscarla.
El <<hacerse oír» cobra así todo su valor pulsional de tránsito a la Todo en este período se dirige a un solo fin: encontrar una imagen,
actividad, en relación con lo <<oído» pasivo, y con el impulso paralelo . la :!el fantasma fundamental, unidad del A y del «a», causa de su
de la actividad muscular de Nadia. El «hac~.i:se oír» se dirige por natu- deseo. Será la fascinación del 10 de diciembre.
raleza al Otro que soy yo. El auto que es el instrumento le sirve a Antes de llegar a eso, no podemos dejar de señalar al menos dos

54 55
NADIA O EL ESPEJO
5
d ementas que por su caráctei: de anticipación son un indicio precioso
acerca de la apertura que representan para Naclia: precesión dd cami~ EL FANTASMA FUNDAMENTAL
no que encontrará y que hemos de ver que es decisivo para esa fasci-
nación. Ya conocemos d primer punto: es d surgimiento dd «mamá, LA REPRESION ORIGINARIA
maniá» cuando sus manos están crispadas . sobre mi pecho ·y me mira
después para manifestarme ternura mediante gestos nuevos. El segun-
do punto también es una brecha abierta en el transitivisme: el7 de
diciembre mantiene en mi boca un trozo de bizcocho, lo quita, 16 mira,
lo lleva a la suya, pero no experimenta más que disgusto, hasta el pun-
to de que hace un movimiertto tras ot¡:o para librarse de ·las migas ·que
quedaron .adheridas a su málio. No igriora que su disgusto implica una
diferencia entre ella y yo, puesto que después de ril.i.:rar el biberón mira 1O de diciembre
a la puerta, para poner. M 'a la sesión, para huir de esta triste realidad
de que haya dos bocas, la suya; y la núa, y de' que seamos dos. Ahora
DO Cuando llego el 10 de dicie¡nbre encuentro a Nadia sentada
en su cama, completamente fascinada por 'el espectáculo de una
bien, ella necesita que no estemos separadas para entontrar en su mi·
enfermera que hace saltar a otra niña sobi:e sus rodillas.
rada su fantasma fundamental, una imaget1 :totalizadora del adulto 'y
Esta fascinación está acompañada de rul.dosos movii:r1ientos de
d niño que la fascinará ellO de diciembre, añtes·· de ·reprimkla.
succión. El cuerpo está inmóvil y rígido en la actitud que Nadia
tenía al comien.Zo del trat~ento. Sin embargo, ya no es la mi-
Esta era ia exigencia de su itinerario ·analítico en el marco de la
rada lo único que está vivo en ella, como antes: s~ boca está en
transferencia, combinando como todo .análisis dos movimientos; pór
aCtividad, lo cual es nuevo.
una parte, en la rdación coi1 el Otro, la institución dd obje~o del 'deseo
Me siento detrás de ella y la llamo varias veces por su nom-
en d cuerpo del Otro, esto es, instaurar la dimensión significante que
bre ..antes de que·se dé vt.lelta. Sonríe brevemente, pero cuando
implica úna pérdida¡ por otra parte el mantenimit;Ínto del trarisl.tivis-
le tiendo los brazos se echa violentamente hacia atrás, con los
mo, esto es, de la inclusión del Otro adulto en ella através dd eclace
escópico: mantenimiento que . se decanta hasta el punto.· nodal de su brazos levantados y los puños cerrados.
fantasma fundamental . en el campo escópico . . · · Está tan angustiada que no puedo llevarla a la sesión.
Sin embargo, me quedo un rato cerca de ella. Me hace jugar
con sus pies . y se ríe un poco; pero en seguida vudve a hacer
presa de ella la angustiá. -En dos oportunidades intenta sentars'e,
pero renuncia a hacerlo, como si al sentarse temiera aproximarse
demasiado a mí. Juguetea con mi anillo, y en un detenb.i.nado mo-
mento me golpea en la mano con el rostro crispado, balbuciendo
~<ma-ma-ma» una vez; de vez en cuando tiene una míinica de
succión.
La dejo. Cuando estoy en la puerta de la habitación, se sienta
y vuelve a mí un rostro inmóvil, de mirada tensa.

o ~:···.

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56
NADIA O EL ESPEJO EL FANTASMA FUNDAMENTAL

Esta escena, de intensidad excepcional, es la realización lógica y mis rodillas: al tiempo que se asegura de que no me dedico a la otra
alucinatoria del deseo de Nadia. sino a ella.
Resulta lógica después del debate del período anterior, donde vi- Entonces puede reanudar su búsqueda del objeto por sí misma:
mos los dos movimientos que animaban a Nadia: por una parte su re- el 12 de noviembre pide el biberón. Pero lo hace fuera de sesión; en
lación transitivista ·con el Otro que soy yo; por otra su relación con el el sitio donde ese biberón no es más que un objeto infinitamente divi-
Otro comó portador del significante, por anticipación. sible, no vinculado todavía específicameflte al gran Otro, allí donde el
En la escena del 1 O de diciembre están en cuestión sucesivamente Otro es inconsistente en su multiplicidad.
esas dos estructuras del Otro, entre las cuales Nadia ha oscilado a par- 4. Entre d 13 de noviembre y el 8 de diciembre· sobreviene el
tir del comienzo del tratamiento: debate. acerca del sitio del objeto en relación con el gran Otro, con
l. En un primer momento, lo" mismo que hoy, en su vida de los dos aspectos de este último. Si bien Nadia · indica en efecto por
internada Nadia no ha conocido -ni conoce más que la imagen del Otro momentos que el Otro es portador del objeto de deseo hasta alcanzar
y el otro acopladas: A + a. Es lo que siempre ve, es lo que la mira por anticip~ción su primera enunciación del «mamá» el 5 de diciem-
cuando a la hora de los biberones tiene que esperar su turno para bre, en conjunto sigue mucho más prendida a la imagen primordial,
recibir el suyo. De modo que esta imagen es indisociable en sus dos o a la forma primitiva del Otro, a la q1,1e está vinculada por el transiti-
elementos; .Y a ella vuelve Nadia en la escena · de la fascinación, que vismo. Este úlcimo funda, la irrupción lógica de la imagen del 10 de
ilumina aquello de que se trata: una relación meramente escópica, una diciembre, Está fascinada y «la mirada fascinada es el sujeto mismo»
imagen donde se encuentra incluida. (Lacan).
2 . El comienzo de la cura tuvo como efecto casi inmediato la El Otro ya no tiene para Nadia en esta fascinación ningún ser fuera
disociación de la totalidad A + a, y provocó el empeoramiento y la de su ojo: su ojo como punto privilegiado de la envoltura a la que el
desolación de Nadia. Otro está adherido. El sujeto, es decir toda la superficie de su piel,
Yo aparezco como el Otro separado, prematuramente; me disocio se resume en este punto privilegiado.
y nazco del pequeño otro. En el mismo movimiento, el pequeño otro En esta primera forma del Otro, no se trata aún de una pérdida:
se convierte en quien priva a Nadia del Otro. Ella se desespera y des- el sujeto produce. su propio objeto sobre su ojo, adheñdci a su ojo,
cubre la znvidia. El otro, cuando se satisface de alguna manera junto al sin necesidad del Otro real; en efecto, ese Otro real estaría separado
Otro, le arrebata a Nadia su objeto, es decir, lo que forma parte de su y es lo que Nadia ha rechazado en varias oportunidades en el curso
cuerpo . del período anterior. Yo estoy ausente en realidad en la imagen qrie
3 . Oscila en un movimiento que hace nacer a la vez su det11anda la fascina, y sL-1 embargo estoy incluida en ella en la medida en que
al Otro y la interrogación del deseo de ese A por eL otro. Es .la escena a lo largo del tratamiento hasta ahora yo he sido para Nadia la causa
del 27 de octubre, cuando retiro mi mano de la cama del vecino. Allí de una exacerbación de la cuestión del Otro. Es pu~s en la transfer~n­
pruebo ante sus ojos que puedo estar separada del peq~eño otro, o cia donde me coloca en el lugar de objet~ incluido; inclusióri superfi-
de mi objeto, que puedo tener un agujero. Ella lo confirmó tomando mi cial-podría décirse de cobertura, si la metáfora no corriera·el peligro
lápiz, queriendo sacarme un dedo, explorando cada vez más mi boca. de sugerir la noción de un saco de tres dimensiones, cuando se trata,
Pero durante todo ese comienzo todavía no se ha separado de roí, como hemos de ver más tarde, de wia estructura de supedicie-~
no hasta el punto de que en virtud del transitivismo mi pérdida no El Otro está incluido en la superficie del sujeto; ésta es la primera
sea también la suya, a menos que lo niegue vomitando lo que llena el forma de la identificación a través de la cual el sujeto empieza a cons-
agujero de mi boca. tituirse en tanto tal, una forma a la que no puede dejar de llamarse
La verdadera separación entre A y «a» resulta evidente cuando Na- de incorporación, con la condición de destacar su lógiéa, esto es, su
día puede interesarse a la otra niña, tocarla y acariciarla el 10 de no- topología de superficie.
viembre, mientras asegura su relación con mi cuerpo saltando sobre Los movimientos de succión durante la escena están allí para expre-

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NADIA O EL ESPEJO EL FANTASMA FUNDAMENTAL

sar el logro de Nadia en lo que hace a la realización alucinatoria -y clusión que le sigue da a mi llamada el peso de una demanda, la mía,
que sólo puede ser alucinatoria- de su deseo primordial. Los movi- a la que ella debiera responder verdaderamente.
mientos de succión adhieren al Otro a la superficie del cuerpo, así Nadia hará frente a esa inversión, tanto al final de la sesión como
como la mirada · adhiere la imagen sobre el ojo. Participan a un nivel ulteriormente, en el curso del análisis.
pulsional de satisfacción diferente del de la fascirfación, sin necesidad En primer lugar trata de tenderme un trozo de su cuerpo, su· pie,
sin embargo de implicar más precisamente la presencia del objeto, en lugar de todo el cuerpo, con un paso metonímico. Si se ríe un poco
puesto que suponer uri objeto sería .suponerlo separado· (es lo que Na- es que en ello hay un logro, contrariamente a la tentación metafórica
día ha descubierto bajo la forma de biberón el 13 de noviembre), y que provoca la angustia y el rechazo de venir a mis brazos o de sen-
esta separación se encontraría en contradicción lógica con la relación tarse en su cama, por miedo de acercarse demasiado a mí, es decir,
por enlace de que se trata. En realidad, el pequeño otro sobre las ro- de acercarse a la situación de completarme. Por último, opera una in-
dillas de li mujer forma parte del cuerpo de ella: es su seno. ·. versión: pasa de su cuerpo al mío; ya no me tiende un 'pedazo de su
En suma, el fantasma fundamental que Nad.ia encuentra es el del cuerpo; juega con mi anillo, es. decir, un objeto pegado a mi cuerpo
sujeto mismo en tanto que cobertura del Otro y de todos los obj.etos y que se. puede separar de él, pero me pega en la mano, que no se
por enlace, con total ausencia de separación. Sólo a través de la trans- puede separar. En esa inversión descubre sobre mi cuerpo y el suyo
ferencia ha podido llegar a .ese puntó .de regr~sión i51Hma. .. el objeto metonímico; y concluye la sesión con un significante «ma-
¿Qué sucede cuando la 'llamo varias veces por su nombre; «Na- ma-ma», que hace eco a mi llamada. Del peligro de lo real' de los cuer-
día»? Evidentemente no puede renunciar en seguida a lo que la.fas- pos ha pasado a la vía significante, y más aún a la conexión significante,
cina, y sin embargo no .está éapturada hasta el punto de ser insensibl~ la metonimia.
a la percepción de su nombre, de no volverse por fin y sonreírnie Ella conoce la vía metonímica, como lo demostró el 5 de diciem-
fugazmente; es decir. que. me reconoce. Por breve que sea, esa sonrisa bre, cuando con la~ manos crispadas sobre mi pecho lanzó su llamada
es el signo de la brecha que ha abierto mi llamada; Nadia es se'nsible «mamỡ .como lo lanza hoy, en el nuevo camino de su deseo. Entre
a n:ii presencia y esa presencia es introducida por el significante . de mi mi llamada y su «mamá» ha ocupado un lugar la metorünii;t, pero será
llama:da. La sensibilidad que ella demuestra es signo de 'que no está preciso, como hemos de ver, un largo desvío en la metáfora antes de
irremediablemente encerrada' en lo que la fascina, aun C:uando le cues- que Nad.ia constituya a1l..í su deseo; en ocasi6n del prii:ner espejo.
te renunciar a ello. Esa sonrisa que me dirige Nadia indica que no es Lo esencial en esta $esión es el advenimiento en.Nadia de la con-
psicóti;ca. .· · .. · · . .. · , . . .dición para que exis.tan la metáfora y la metonimia. .
Ija dado el salto de la satisfacción aludnatC?ria ,de su deseo a.ini pre~ Esta condición es la mutación de lo Real, ~u promodón a signifi~
senda: en Otro, a tra:yé~ de mi llamada, Pero .es dema~iado para ella qu~ cante al nivel de la imagen: de fascinante que era; la imagen se
yo" le tiei:)d~Jos brazos para llevarla a la sesión, y además no podría lle- vuelve significante en el mismo movimiento de represión que sUfre
varla: a mi invitación se echa violentamente hacia atrás en la cama, con cuando yo la llamo por su nombre. Es el significante el que ,fund~
los brazos e~ alto y los puños cetJ~ados. las estructuras metafóricas y metonímicas: está tejido de ellas.
Se pone en evidencia el se~tido del salto que acal;>a de dar: ciel La primada en Nadia de la metonimia sobre la .metáfora duran-
Otro adherido a ella a la irrupc,ión del .Otro real.separac!o. L~;t identi- te esta sesión, tiene que .ver con la resistencia al retorno de lo re-
ficación que unía al .Otro con ella caml;>ia .de sentido;. y pasa aJa ideg- primido, retorno (el de la imagen significante que acaba de reprimir)
tificación por .unión de ella al Otro, en un movimiento recíproco. Es que acompañaría a la metáfora, mientras .que la metonimia de su lla-
lo que ella descubre en un abrir y cerrar de ojos, y contra lo ~allu­ mada «mamá», aunque se encuentre en conexión con la imagen re-
' luud: lo que la convertiría en el objeto real que completa al Otro. La primida, no la revela.
11rlu ~ ión del Otro tenía en la transferencia tal .intensidad que la ex- Para esclarecer más lo que sucede con esta imagen y su función

60 61
NADIA O EL ESPEJO EL FANTASMA FUNDAMENTAL

hemos de retomar los efectos de estructura de la intervención en que Freud, son el soporte del cordón umbilical del sueño: significantes no
la llamo por su nombre tres veces antes de que ella se vuelva. ligados, inaccesibles al proceso secundario: más allá del principio del
La saco de la satisfacción llamándola por su nombre: con un sig- placer. Este más allá se puede articular con la noción misma de re-
nificante. En ese preciso momento ella separa de sí la imagen y no presión originaria: 2 «Las huellas mnésicas reprimidas de las experien-
volverá a encontrarla nunca más. Mi acto de nombrarla tiene el cias vividas en los tiempos originales no están presentes de manera
valor de «intimación que el Otro hace al suje.to mediante su discur- ligada en el sujeto, y de hecho en cierta medida son inaptas al prO-
so», de acuerdo con la fórmula de Lacan; y de una prohibición que ceso secundario. A esta ausencia de vinculación deben su capacidad
para Nadia implica la pérdida que dest¡:uye la certeza de la imagen; para formar un fantasma de deseo».
como si yo le dijera que el Otro no está allí donde ella cree verlo, en En este sentido A. Didier-Weill ve en una orden, como es mi
esa imagen, sino donde yo hablo; y a través de eso le digo ml deseo . acto de llamar a Nadia por su nombre, el surgimiento de un «super-
No soy sin embargo agente de la pérdida. El agente es el signifi- yó arcaico». cuyo efecto correspondería . a un <~eres Nadia, eres sola-
cante de su nombre a través de mi voz; y yo soy sólo el testigo de mer:te Nadia y no la imagen que te .fascina y que me incluiría haciendo
la pérdida, en mi sitio de analista. Cuando lanzo el significante «Na- la suma de A+ a».
día» me dirijo a ella en tanto que sujeto, y la reconozco como tal Mi llamada introduce entonces a través de mi voz la castración
al nivel del significante que la representa . Hago desaparecer a la ima- que Nadia evitaba mediante la imagen, y al mismo tiempo la repre-
gen, la anulo y hago que ella la reprima. . sión de ésta. Nadia debe reprimirla porque yo me hago presente en
Es en ese momento, si es que no se había producido antes, cuan- la ausencia en que ella me mantenía durante su fascinación . Ya no· es
do la imagen es promovida al. rango de significante'. Pero , ¿era real. «la que mira», sino que es mirada por mí; ya no está fascinada por
mente una imagen lo que, como dice Freud a propósito del material la L-nagen, sino mirada por el significante Nadia, que es lo que me
del sueño, de hecho ya es un significante? ¿O era algo anterior a toda la impone a ella en lo Real.
significación, y que se convierte en significante sólo una vez que. ha Se trata de un eje en la relación del sujeto con el Otro, eje que
sido reprimido? ¿Es entonces lo Real que se muta en significante? puede realizar en todo sujeto un «mom~to fecundo» de ingreso en
¿En qué significante? . . la psicosis, eh cuanto el sujeto caiga en la tascinación de una imagen
Es evidente que Nadia no podía alcanzar ningún reconocimiento que haga que para él el otro no exista. El Otro permanece en esta-
de esa imagen que ella .producía casi alucinatoriamente; per6 yendo do :ie significante no ligado; no llega al punto en que· debe ser la
aún más lejos, ·yo no podía reconocerla, ya que mi. ausencia era una sede de todos los demás significantes, en tanto concernido "por · una
condición necesaria para su · producción. dim:::nsión real de ser que es la única que puede fundar la signifi-
Esta iinagen que adquiere la función de significante de la mujer cación. Esta dimensión no funda el significante sino en función de la
y el niño a partir de un Real anulado, no está, sin embargo, some- represión de un significante primordial originario que inaugura el
tida a una relación con otro significante. Es lo que la coloca en el inconsciente y hace participar a este úitimo de le- significación a tra-
sitio de no-reconocida, de «imposible de reconocer» que Lacan pro~ vés de todas las represiones ulteriores, al tiempo que de la dimen-
pone señalar como represión originaria. «Lo reprimido priinordial sión de lo Real del Otro en su cuerpo. .
es un significante» .1 En Marie-Fran~oise hemos de ver la ilustración de una tal fija-
Este significante puede asociarse con los significantes que, según
2. En varios puntos, nos referimos en este comentario a la comunica-
ción de Alain Didier-Weill en d Congreso sobr~ la transmisión dd psicoaná-
l. ]. Lacan, Les Quatre Conceptes fondamentaux de la psycbanalyse, op: lisis (París, julio de 1978)· cuyo texto nos ha comunicado amistosamente. En
cit ., Séminaire del 1.3 de mayo de 1964 y del 17 de junio de 1964: « ... la ne· su texto retomamos especialmente la f6rmula dr:: Lacan sobre la represión ori-
cesidad 16gica de ese momento en que el sujeto en tanto X se constituye so- ginaria, y la 'cita dr:: Freud sacada de una traducci6n inédita de Más allá del
lamente de Urverdriingung, de la necesaria caída de ese primer significante». principio del placer.

62 63
NADIA O EL ESPEJO EL FANTASMA FUNDAMENTAL

ción en el nivel escópico y de SJlS c;:onsecuencias; el 10 de diciembre ~alegrar el filo del significante y reducir el análisis a la maternidad,
Nadia se vuelve a mi llamada y sonríe. remitiendo a Nadia a la · imagen totalizadora, esto es, a la psicosis.
Si bien ella se miraba con placer en esa totalidad de la imagen, Por otra parte, lo dijo ella misma un poco ante:s, al negarse tan viva-
en una perspectiva que yo le arrebato, se niega a no ser para el Otro mente a venir a mis brazos: mostró que no se trataba de mí, bajo la
lo que ha sido siempre en las instituciones: un objeto manipulable, forma de un sustituto materno, sino de un más allá. Dicho de otro
a disposición ·de lo Real, que excluye ~oda representación significante. modo, más allá de la significación de «mamá» hay una función signi,
Es la condipón qe los pequeños sujetos que viven en instituciones ficante irreductible. No podemos dejar de pensar en la función del
y que conocen solamente esa vida: ningún Otro viene a responder significante «trimetilamina», que desencadena la culpabilidad de
de manera perman~te con un significante. que los represente. Afor- Freud en el sueño de la inyección aplicada a Irma, después de ver la
tunadamente, a pesar de todo, hasta en las instituciones se habla, y imagen intolerable de su garganta infectada. El bebé que era Nadia
el pequeño sujeto siempre tiene que ver con . el significante, aunque no tenía a su disposición otro significante que «mamá», que hubiera
no sea más que su nombre, q1,1e necesariamente escuchará de muchas podido servir de señuelo si yo lo hubiera entendido al pie de la letra.
bocas, bocas a las que tal vez él debiera ir a buscar el sentido .de ese También hubiera podido ser el significante «papá», el primero
acto .de nombrar, como lo hizo Nadia. tantas veces. Búsqueda: vana en que pronuncian todos los niños del mundo, y ¿ante quién? Ante su
la · que el amor apenas esbozado ha r~tido a Nadia el gQce de un madre. Como Nadia, pero ellos lo dicen con claridad; dicen que su
Real que no era más que un significante a la espera, y que sólo se llamada se dirige más allá de la madre, más allá de su cuerpo real,
conyierte en signific;:ante .en la · transferencia, en el .momento en que cuyo significado en cuestión los libera, así como el «mamá» inaugura
la imagen cae debajo.3 la liberación de "Nadia.
E~te significante al. que eleva a una función e~encial,, fundadora del Más allá de la demanda que pasa por el significante, se instaura
tránsito que realiza entonces y que será fuente . de su debate hasta en la insatisfacción el deseo de lo que cayó para Nadia el 10 de di-
el espejo. En efecto, es · el signo de que en un in.stante ella ha pasado ciembre, y que quedará reprimido para siempre: la imagen de la
del miedo de que el Otro 1a incorpore a una _relación que es la que mujer y el niño, A + a. Al mismo tiempo me convierto para ella en .
ha conocido siempre en la institución hospitalaria, y que inevitable- el gran A, portador de los objetos «a» que ella no puede asir; de
mente la hubiera llevado a .desarrollar de nuevo su imagen pr.otecto- allí sus puños cerrados . Mi intervención en la esce¡1a ha tenido un
ra, a su demanda al Otro en el campo del significante, advenimiento efecto de separación entre A y de <<a».
mismo del sujeto. En un primer momento mi llamada la cercaba en su St, signifi-
Este significante tiene otra implicación, que no aparece inmedia- cante de su cuerpo, a la espera del significante del cuerpo del Otio.
tamente y que tiene que ver con el más allá. En efecto, hubiera bas- En un segundo momento, su «mamá» que se dirige más allá de mí·,
tado con que el «mamá» se adhiriera a algún deseo que yo hubiera más allá de ella también, más allá de todo saber entre ella y yo, fun-
alimentado de asociarlo con la significación que de él surgía para da el S2, es decir, el significante del cuerpo del Otro, en la puesta en
suspenso de lo que se anuda entre el «mamá» y el Otro. St puede
3. J. Lacan, u.r Quatre Concepts fondamentaux · de la psyéhanalyse, op. cit.
vincularse entonces con el más allá de ese significante, con el S2 inac-
(Séminaire del 12 de' febrero de 1964): «Esos puntos radicales en lo real que cesible a todo saber del que me convierto en sostén.4 Allí es donde
yo llamo "encuentros", que nos hacen concebir la realidad como algo a sopor-
tar, como sufrimiento que está allí, que.·espera, y ~1 uzwang", la, coacción,:'que 4. ] . Lacan, Les Quatre Concepts fondamentaux de la psychanalyse, op. cit.
Freud define como la MWiederholung" determina_ .el c;:urso del proceso primario. (referencia al seminario del 17 de febrerq de 1964).
No hay otro sino el que he defulldo bajo .la forma del Inconsciente. Y es pre• Lacan definió las articulaciones respecto de un primer campo, el del Yo,
ciso que lo aprehendamos, en su experiencia. qe ruptura, en~re. percepción y con otro campo, el del Otro, como la alienación y la separación. Define la
consciencia, en:. ese sitio intemporal. que .:nos obliga , a .· plantear ,lo que Fr~uq. separación como intersección entre dos conjuntos, uno de los cuales representa
llama "la otra escena", "el entr~: percepción y conciencia"». · al sujeto y el otro al Otro adulto, donde se produce el sentido. El punteado

64 65
NADIA O EL ESPEJO

ella inaugura su relación de sujeto en la cura y realiza la concis!ón 6


de la fórmula Iacaniana: «UD ·sujeto está representado por un signi-
ficante para otro significante». LO PRE-ESPECULAR

LA AMBIVALENCIA

11 de diciembre-3 de enero
O O El 11 de diciembre por la lnañana no pude llevarla a la se-
sión porque dormía. Por la tarde está vestida y levantada; cuan-
do me ve me sonríe, pero de maneta fugaz, y parece ansiosa.
Durante el trayecto a la habitación de las sesiones, en mis
brazos, tiene un brazo hacia atrás y el otro sobre mi hombro .
.En cuanto la siento, toma un bizcocho y me lo pone en la
boca. Muerdo un trozo, se ríe a carcajadas y vuelve a empezar
varias veces; después arroja el bizcocho lejos de ella.
Trata de jugar con la silla, renuncia, me mira y chupa su
pulgar ocultando por completo su boca con la otra mano. De
vez en ·cuando se detiene unos segundos para balbucear y sa-
.cudir su n:.ano, como si quisiera pegarme, pero es en el vacío;
que recubre · los dos círculos representa el cubrimiento d~ dos faltas y es el cl. mismo tiempo mueve la cabeza de derecha a izquierda como
·sitio del no sentido donde se realiza· el sujeto del Inconsciente. si dijera «no-no-no». .
La alienación está representada por el «vel», que en el caso de Nadia po- Su mirada es tan ansiosa y está tan atenta a los ruidos que
dría decirse: . «la imagen de la mujer y el niño o la muerte». La interpretación, vienen del pasillo que cuando la llevo me ·paseo un poco con
que sólo se aprehende en el movimiento conjunto de la sesión no se dirige
tanto al sentido como a la reducción de los significantes a . su no sentido, que ella por ese pasillo. Sus brazos están distendidos, pero cuando
permitió reasumir en un momento privilegiado los determinantes de la estruc· entro en su habitación los echa haCia atrás.
tura de Nadia. Sentada en el suelo entre los demás, su interés ansioso se
Mi deseo como analista aparece aquí como una función esencial en su re· distnouye entre la enfermera y 'yo.
lación con el deseo de Nadia, donde «se conserva algo de la alienación, no con
el S1 y el S2 de la primera pareja de significantes -de donde se deduce la
fórmula de la alienación del sujeto- sino por una parte con lo que se ha Cuando llego el 12 de diciembre la supervisora me dice de
constituido a partir de la represión originaria, de la caída del significante bi- Nadia: o.lEs toda lengua, y lame todo».
nario; y por otra parte con lo que en primera instancia' aparece como una falta,
en lo que está significado por la pareja de significantes, en el intervalo que -los Encuentro a Nadia vestida y levantada, con un juguete en
une, a saber el deseo del Otro». la mano . Cuando me inclino para levantarla no inclina el cuer-

66 67
NADIA O EL ESPEJO LO PRE-ESPECULAR

O O po hacia mí, pero no echa los brazos hacia atrás; por primera O O El14 de diciembre Nadia me dirige una sonrisa radiante des~
vez los tiende hacia mí en la posición normal de un niño que de que entro en la habitación. La tomo en brazos y lanza un sus-
espera que lo levanten en . braios. Sin embargo, su rostro se piro de alivio seguido de un balbuceo gozoso; por primera vez
crispa como siempre en el intervalo que transcurre entre el mo- pone inmediatamente sus dos braz.o.s sobre mis hombros y apo-
mento en que siente los brazos alrededor de mi cuello y el ya su cabeza contra mi mejilla. En el trayecto bal,bucea y son-
momento en que está sentada en n:iis brazos; entonces sonríe ríe continuamente, pero me doy cuenta de que su pañal estaba
balbuciendo. sucio desde antes de que la levantara: se la doy a una enfer-
En la sesión lleva el bizcocho a mi boca, pero yo no lo mera para que la cambie. Mientras la cambian no llora como
como; además Nadia roza solamente mi boca con el bizcocho antes, pero no me quita los ojos de encima y tiende un brazo
y lo retira en seguida riendo . No insiste, y con Ia ayuda del hacia mí agitándolo. Cuando vuelvo a tomarla en brazos lanza
primer bizcocho hace caer el que está sobre la silla, encantada. un gran suspiro de alivio .
Se despbza para recoger el que está en el suelo y vuelve a em- Cuando quiero dejarla en el suelo se aferra a mí, no me deja
pezar su juego. Después arroja el que conserva y hace varias cuando me siento, y me mira durante unos minutos, sonriente,
veces ademán de pegarme, pero en el vacío, balbuciendo de ma- pasiva, pero muy relajada.
nera gutural y haciendo movimientos de negáción con la cabe- Esta sesión tiene varias caracterí~úcas acentuadas :
za. Me mira . intensamente. pero sin angusúa. l. Nadie se muestra muy acúva, sin huellas de inhibición.
Por primera vez se cuelga ele mi bata para que la ponga en 2. A I!lenudo se estira contra mí, lanzándome u.o,a mirada
mis rodillas. Allí mira los juguetes; .Peto su atención está con- tierna, y reanuda su acúvidad; no quiere más.
centrada en ella misma, para saber lo que de~ea. Me mira fija- 3. Despliega una. gran agresividad contra el biberón y los
mente por unos segundos, manosea el botón de mi blusa, des- juguetes, a los que rechaza lejos de sí sin angustia.
pués úra de la blusa. para que ,la siente en mi brazo. Lo pago y Comienza con los bizcochos : hace ruido con ellos, los agita
me sonríe; . su rostro esi:á teoso, pero su cuerpo -es menos un y termina rechazándolos , incluso con los pies. Ni rastro de an-
paquete eo mis brazos, está presente. Intento de un contacto gustia.
más estrecho; pero hasta con un breve úempo: qi.úere ir a re- Después le toca el turno al biberón; que acerca a ella. Se
coger un juguete . que está en el suelo; al hacerlo advierte el extiende en mis brazos para beber dos tragos, y después de
. biberón al que se aproxima con la vacilación habitual. Me lo inspeccionar la tetina la rechaza. No le basta. que esté en el
entrega, vuelve a mis rodillas y por primera vez lo bebe com- · suelo, · lo · levanta para arrojarlo violentamente, y no termina
ple~amente extendida en mis brazos, mirándome en los ojos. hasta que con las manos.y los pies lo envía debajo del radiador.
Cuando ha terminado de. beber, se queda ''en la misma postura. Hace lo mismo con los demás juguetes. Agresividad carente de
y se chupa . el P,ulgar mirándome profundamente, muy grave y angustia.
distendida. Por primera vez siento que goza verdaderamente con .Después se vuelve hacia mí, agitando su brazo por encima
. ese contacto que ha ·querido. · · de mi pierna. Manipula los l;>otones de mi blusa, se hace be-
Cuando la llevo a su habitación balbucea todo el tiempo, con sar, salta, balbuciendo alegremente «ma-ma-ma», ·«da-da-da» . En
los brazos alrededor de mi cuello. ese momento su mirada tiene una vida y una picardía sorpren"
Una vez que está en el suelo entre los demás, ignora el ju- dentes.
guete que coloqué a su lado, y se dirige a otra niña para quitarle Al saltar sobre mis rodillas se pone a soplar curiosamente
un trozo de cartón con el que se divierte. A pesar de sus con la nariz; la frunce, con el rostro crispado, la boca torcida
gritos, Nadia . consigue arrancárselo, y .me lanza una mirada en una mueca; todo .esto mientras me mira largamente. No
triunfante. comprendo.

68 69
NADIA O EL ESPEJO LO PRE-ESPECULAR

O O Al final de la sesión se muestra agresiva. Toma un papel O O Se suceden dos acontecimientos nuevos.
del bolsillo de mi blusa: hace ruido con él, lo sacude, lo des- Primero contempla largamente mi rostro: ojos, cabellos, na-
garra, se excita, y de vez en cuando lo pone en su boca miran- riz, boca, apoyando de vez en cuando su cabeza contra mí. Una
do el biberón que está debajo del radiador, y hace ademán de vez llega a echar la cabeza hacia atrás, y me mira del revés. Se
darle un puntapié. Retira violentamente el papel de su boca, lo incorpora, intrigada, para mirarme del derecho, se ríe y con mi-
coloca en la mía, lo retira con más violencia aún y lo destroza rada pícara vuelve a ponerse cabeza abajo para mirarme larga-
por completo; todo esto sin angustia. mente.
Cuando la llevo a su habitación está muy bien, pero tiene Se incorpora, su rostro se pone grave y tiene diarrea. Se ex-
la misma conducta negativa que tuvo en la sesión con el jugue- tiende entonces en mis brazos, se chupa e). pulgar, me mira con
te que pongo en su cama: lo arroja al suelo mirándome. seriedad; está tranquila. La mimo, me doy cuenta de que estl':
En el curso de las dos últimas sesiones advierto un gran incómoda y la llevo a que la cambien; mientras. la cambian no
cambio motor, no de cantidad sino de calidad: sus movimien- me quita los ojos de encima, pero sigue contenta.
tos han sido los mismos que los de las sesiones de la semana De nuevo en la sesión, quiere estar sentada en mis brazos,
anterior, pero sin inhibición; traduce inmediatamente en actos después en mis rodillas, para atrapar un juguete. De nuevo se
sus emociones, lo que contrasta con los gestos torpes y automá- muestra activa. Pero en ese momento un niño grita en la habi-
ticos del comienzo de la cura, hace dos meses. Ya no hace in- tación contigua. Entonces se detiene, me mira inquieta, aprieta
tentos con las piernas ; sus movimientos son espontáneos. Para su cabeza contra mi, se chupa el pulgar después de extenderse
expresar su agresividad para conmigo necesita un intermediario, en mis brazos y se tapa un oído para no esctichar el llanto. La
el papel; igual que en el curso de las primeras sesiones, en sus llevo a su habitación.
intentos de contacto conmigo usaba al pollito.
El 17 de diciembre, sentada en su cama, me 'sonríe pero no
El. 15 de diciembre la encuentro delante de una silla sobre se inclina hacia mí. Sin embargo, Una vez que está en mis bra-
la cual trata de sentar a una muñeca bastante grande. La llamo, zos apoy~ los suyos sobre mis hombros:
se da welta, sonríe, trata una vez más de sentar a su muñeca, Primero .se interesa por el bizcocho: lo sacude, hace ruido
me la tiende. La levanto en brazos junto con la muñeca. con él, lo mete en mi boca, después en la suya, golpea violen·
En cuanto nos sentamos, ella sobre mis rodillas, . Nadia tamente la mesa, después la base de mi cuello. Después · de un
reanuda la misma actividad de la víspera: agresividad contra vaivén entre su boca y la mía se ensaña con d bizcocho y lo
bizcochos y juguetes, a los que aparta violentamente; miradas manda a paseo. Se welve a mi p'ara inspeccionar detenidamente
furtivas al biberón que no tocará. La misma ausencia de inH- los botones. de mi blusa, balbuciendo «mamá» y no «ma-ma-
bición motora; balbuceo muy . articulado, sobre todo «ma·ma- ·ma>¡..; después me pega en · el pecho con la mano. Entonces se
ma», mirándome o manoseando los botones de mi blusa. Está hace acariciar, sentada en mis brazos .
francamente agresiva conmigo, porque me golpea la pierna con Después de agredir al bizcocho, le toca el turno al biberón :
la mano sin mediación del papel. En determinado momento lo lo sacude y lo golpea tan violentamente contra el suelo que se
toma para manipularlo y volver a meterlo en mi bolsillo. No quiebra; la leche se desparrama: ella está encantada. Saca el
percibo ninguna crispación en su rostro cuando me pega; no papel de mi bolsillo, lo agita, lo embadurna con la leche espar-
está inhibida; está feliz . cida, de modo que de él quedan :sólo unos restos muy sucios.
En dos oportunidades me aparta con sus brazos, haciendo Vuelve a mis brazos y toma mis gafas; las arroja detrás de ella,
«no-no» con la cabeza, casi diciéndolo. se inclina mucho hacia atrás para recogerlas y lo consigue.
La fase activa de la sesión ha concluido. La enfermera me dice que Nadia en su cama se sostiene

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N.A.DIA O EL :ESPEJO LO PRE-ESPECULAR
O O sobre sus piernas . y que se muestra muy vivaz. Incluso quiere O O que reclama más comida. Nadia no parece contenta de que la
mostrármelo al.final de la sesión, y no me da tiempo de decirle sesión se haya terminado.
que no lo haga. Efectivamente, bajo mi mirada Nadia se opone
terminantemente a mantenerse de pie, y me lanza miradas an-
gustiadas. El 19 de diciembre encuentro a Nadia de pie, sostenida por
una enfermera. Está encantada de que la lleve. ·
El 18 de diciembre la sesión es un estallido de gozosa ac- Toda la sesión está dedicada a la alegría del movimiento.
tividad. Al principio Nadia se queda cinco minutos en mis ro- Hace ruido con el papel, con el bizcocho, y los mancia a paseo
dilla-s; hace· ruido con el bizcocho, se ríe, balbucea, golpea las lo mismo que al auto, a la muñeca y al pollito. Se arrastra para
. manos contra la silla. Después ·quiere sentarse en el suelo, pero volver a apoderarse de los objetos y arrojarlos todavía más le-
como me mira con cierta ansiedad, la siento contra: mí. Me diri- jos. Va de mis rodillas a la ventana arrastrándose, vuelve a mis
ge ·una sonrisa radiante. rodillas adonde trata de trepar para que la bese. Entonces se
Entonces se entrega a una gran actividad, -llena de alegría dirige al radiador, donde hace ruido con intensa al~gría. Cuan-
y excitación, al descubrir lo que pueden hacer sus brazos y do se arrastra lo hace sobre una rodilla y los dos brazos, es
piernas. Para recoger los objetos que lanza lejos -usa dos modos decir' que casi gatea.
de locomoción: o bien se arrastra sobre el vientre reculando, Cuando la llevo a su habitación oprime contra· sí un jugue-
volviéndose de vez en cuando para· ver su objetivo, · o bien se te que trae de la sesión, y cuando Otra niña quiere arrebatárselo
incorpora casi sobre su pierna derecha doblada y vuelve a caer sen- se arrastra hasta su cama. .
tada sobre la izquierda, con el brazo derecho· extendido hacia el Nadia advierte qu~ me he olvidado las gafas y viene a pal-
objeto; también logra dar vueltas. <;::ada nuevo movimiento des- par mis ojos, intrigada. Me araña el entrecejo, donde suele en-
ericadéna un estallido de risa, una gran agitación · de los brazos contrar mis gafas para quitármelas. . .
y piernas. Parece gozar intensamente del uso de sus miembros,
y me mira alegremente tras cada nueva iniciativa. El 21 de diciembre despliega una gran actividad en cuanto
Fuera de esta explosión de actividad que la absorbe, los está en .el suelo, se agita con una agresividad teñida de violen-
rasgos destacados de la sesión son: l. La agresividad contra el cia contra mí . Me golpea varias veces, con la mano o · con un
biberón, al que toma, .sacude, golpea contra el suelo, golpea juguete, pero después de haberse .golpeado ella. misma la cabeza
con un juguete y aparta muy lejos de sí con -las manos y los con bastante fuerza, con su juguete. Se tranquiliza golpeando
pies; 2. El manoseo de los botones de mi blusa, para lo cual el biberón, volcándolo por el suelo y extendiendo las manchas
ha querido volver a mis- rÓdillas·, manoseo acompañado de fre-
de leche con la mano; por último arroja el biberón debajo del
cuentes «mamá>>, de palmadas en mi pecho y en mi pierna;
radiador. Su agresividad, disminuida, se vuelve contra· mis ga-
3. Acude a mí sin ambivalencia cuando tiene 'miedo: asustada
fas . No puede verme con ellas, me las quita y las arroja lejos.
por _el ruido de la silla ·que ha tirado al suelo se desplaza, se
Se arrastra mucho, pero sólo se anima a hacerlo si yo le
cuelga de mi bata y trata de subirse a mi falda; la siento en
sonrío. Cuando vuelve es para hacerse mimar en mis brazos .
ella, se hace besar y vuelve a descender hacia sus actividades.
Se cuelga del guardapolvo, me tiende los brazos sonriendo. Sen-
Por primera ·vez advierto que la entrada de una persona en
tada en mis brazos me acaricia la cara con aire de adoración, para
la habitación no la acapara por entero: mira; después me mira volver a empezar la exploración casi en seguida.
y reanuda casi inmediatamente su actividad, aunque la enfer-
mera' siga en la habitación. .
Al final de la sesión se arrastra para recoger el biberón que
está debajo del radiador; lo golpea violentamente contra el ra-
Cuando llevo a Nadia a su habitación, la enfermera me dice
diador y lo arroja ·muy lejos .en la habitación; esparce los ju-
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73
NADIA O EL ESPEJO LO ?RE-ESPECULAR

O O guetes. Trata de ponerse de pie agarrándose al borde de la ven- O O laja un poco en mis brazos y me sonríe a lo largo del trayecto.
tana y vuelve a mis brazos. Esta sesión es diferente de las demás por: l. La ansiedad
Cuando la pongo en su cama camina sobre ella ante mi de Nadia; 2. Su actividad disminuida; 3. Su demanda de estar
vista, de la cabecera a los pies; la cena ha comenzado y parece a menudo en mis brazos, donde se muestra violenta contra mi
tener mucha hambre. Agresiva conmigo, me da un manotazo boca.
en el pecho: con la alegria de verla caminar la había vuelto a Comienza por arrojar lejos de sí los bizcochos, la muñeca,
tomar en brazos. Después se pone tierna, apoya con. fuerz:a la el auto, y, se ensaña con mis gafas que no podré volver . a p~
boca contra mi mejilla, sin besarme, y estrecha los brazos alre- nerme en toda la sesión. Después de volcar el biberón sin ocu-
dedor de mi cuello. parse más de él, empieza con mis gafas, las arroja cada vez más
lejcs, las golpea con el auto, y con el mismo auto se golpea la
El 22 de diciembre Nadia se incorpora sobre sus piernas cabeza y después mi boca. Está tensa y violenta.
cuando- vengo a buscarla. Mira a su alrededor en mi· habitación, ve· el jersey y la ta-
Hace una escena violenta en cuanto ·la pongo en el st:elo: bla de tres ruedas del día anterior, per:o no v·a a ellos, como an-
aparta violentamente los bizcochos, rompe uno al arrojarlo al tes y en cambio viene para que la tome en brazos. Baja de nue-
suelo, se golpea la cabeza con la muñeca, me pega en la pier- vo para ir a sacudir a .la muñeca en la silla, después vuelve: a
na y me quita las gafas que arroja lejos. No se interesa por el mis brazos y allí sonríe con expresión dichosa, acariciándome.
biberón. · la cara: es el único momento de alegría de la sesión de hoy;
A continuación explora la habitación durante veinticinco todo el resto está impregnado de violencia.
mjnutos. En el otro extremo ve que en el suelo hay un jersey A continuación manipula los botones de mi blusa y toca mi
y se dirige a él en cuatro patas; a mitad del camino se detiene piel por azar: se detiene en seco, muy ansiosa, y quiere volver
para mirarme y balbucear de manera articulada y modulada: pa- al suelo, aunque se queda contra mí. Hace pedazos un bizcocho
rece explicarme algo. Vuelve a gatear, se apodera del jersey al y quiere volver a mis brazos. Alli vuelve a manipular los boto-
que arrastrará con ella a todas partes. Empieza pcir frotarse con nes de mi blusa, poniendo cuidado en no tocarme la pi~l. Tie-
él la cara, con risas y un balbuceo de deleite; lo sacude agitán- ne hlpo, cosa que la intriga por un momento, después no hace
dose, lo arrastra tras ella hasta la puerta para recoger un trozo más caso. Entonces se ensaña con mi boca, con ~ rostro crispa-
de bizcocho que vuelve a arrojar, -vUelve a ·mis brazos para que do y hostil: .me golpea la boca con su mano, la araña, me tira
la. acaricie y para quitarme las gafas. de los labios . Después me echa violentamente la cabeza hacia
Arrastrando siempre el jersey, marcha hacia el rincón de la atrás con su mano y me mantiene así. Si hago ademán de incor-
· habitación donde lo había recogido ; allí ha visto un juguete porarme acentúa su presión y se pone todavía más hostil. Con
roto: tres ruedas, una tabla y una cuerda. Lo toma, lo manipu- la ctra mano me araña el cuello, hunde los ,dedos en mi piel y
la, lo sacude, inspecciona las ruedas; sobre todo el hueco de la_ tira de ella . Está verdaderamente poseída de una emoción de
rueda que falta . Después arroja el juguete lejos de sí, pero lo rara intensidad . --el hipo no la aban~ona-, tanto: que para
acerca de nuevo tirando de la cuerda. calmarla un poco la llevo .cerca de la ventana. Alli se distrae
De nuevo en su cama, se pone de pie y camina en dirección con la llegada de un grupo de niños, y quiere quedarse a mirar-
a mí, para agarrarse a mi bata. los, más inquieta que tensa.
Durante el regreso me sonríe, bastante tranquila; en su cama
El 24 de diciembre está ansiosa cuando voy a buscark por me pega con la mano, sin ansiedad, y sonríe un poco con mirada
la mañana; no hace rúngún movimiento hacia mí, no me scmíe, pícara. En ese momento llegan dos enfermeras; Naclia se vuel-
pero no .echa los brazos hacia atrás. Ayer tuvo diarrea. Se re- ve a mí, sonriente, se estremece de alegría palmeándome, como

74 75
NADIA O EL ESPEJO LO PRE-ESPECULAR

O O si bajo la mirada de los demás hiciera de mí un objeto suyo. 0.0 arroja lejos de sí por encima de su pierna cae un poco dt• lt1l1
Pero la violencia de la escena que tuvo lugar la deja inquie- sobre su pie; detiene su gesto y se enfurece. Golpeo el bll1rtú11
ta; me enteraré de que cuando me fui defecó, se embadurnó con contra mi pierna, lo golpea con mis gafas, toca la leche C)llr ftl'
sus excrementos hasta la cara, y comió algo · de ellos. ·le ha caído en el pie, y después las manchas de leche que huy
en el suelo. Se chupa el dedo mojado en leche, golpea con vio
El 25 .de. diciembre, día. de Navidad, se oye llorar mucho lencia el charco de leche con la mano. Un poco más tranquila,
·en la casa: ·hay menos enfermeras y los niños mayores no han se apodera del biberón que ha quedado contra mi pierna, trata
bajado al .jardín. Nadia se balancea en su can:i.a, pero se queda de llevarse la tetina a la boca, pero no lo . consigue, está descon-
quieta cuando me vé, ·se levanta y camina hacia mí hasta los tenta, y arroja deiinitiva,mente el biberón lejos de ella:
pies de su cama. Toma un papel de mi bolsillo, lo agita y lo chupa mucho.
Hoy está todavía bastante violenta. Lo primero que hace es Quiere sentarse en mis brazos, pero su violencia y su cólera
arrancarme las gafas: se ensaña mucho tiempo con ellas y hace son tan grandes que pr~ero ponerla en la cama de la habita-
todo lo que puede para romperlas. No podré volver a ponérme- .ción de las sesiones. No se tranquiliza, me pega, vuelve a echar
las en toda la sesión. Después le toca el turno al biberón: lo mi cabeza hacia atrás apoyando su mano sobre mi boca. Está
. vuelca·, -lo vacía en parte en el ·suelo y lo arroja bajo la ventana.· tan ansiosa que la llevo a su habitación. Cuando la pongo en la
Con el pollito extiende los charcos de leche, y arroja el pollito. cama, una vez más me arranca las gafas y se va al otro extremo
Vuelve a apoderarse del biberón para arrojarlo bajo el radiador; de la cama.
esto la hace reír. Maryse, otra niña a . quien estoy tratando .y .que tiene la
·Quiere venir a mis brazos, y una vez que está allí debo ha- · cama en el mismo dormitorio, está acatarrada. Me llama: veo
cerla saltar en mi~ rodillas. Po:r un momento esconde su cabeza que el rostro de Nadia se pone fijo y sus ojeras se acentúan. La
en mi cuello, me estrecha con fuerza con los .dos brazos, se in- enfermera la levanta para cambiarla y por un momento la deja
corpora radiante, mirándome con ternura. con d trasero desnudo. Nadia se arrastra hacia su cama, muy
Si la siento en el suelo; .se pone agresiva y violenta contra deprisa, y· simula no escucharme cuando la llamo.
ella misma. O se aleja de mí o quiere que la tenga en brazos.
En conjunto, la sesión ha sido la expresión de una gran El 28 de diciembre me entero que al' día siguiente de. la úl-
violencia para con: l. Los objetos, con los cuales se ha con- .tima sesión ·se embadurnó con caca que sacó de su pañal, con
tenido sin embargo, estallando brutalmente y calmándose; 2. las dos manos , y que la puso en sus cabellos, sus oídos, en la
Conmigo, a través de mis gafas, pero también directamente mi cara y en las piernas; hasta se llenó la boca.
boca, como en la sesión anterior; 3. Ella misma, al golpearse Esa mañana, cuando llego, está de pie al pie de su cama y
la cabeza. se agita sonriendo. Sin embargo estará inquieta y ansiosa du-
Una vez que está en su cama, la atmósfera de la habitación rante toda la sesión. De entrada me quita las gafas y arroja los
la inquieta, y quiere volver por un momento a mis brazos. bizcochos. En dos ocasiones quiere agredir al biberón y renun-
cia. Quiere venir a mis brazos, apretarse contra mí. Allí se ve
El 26 de diciembre la encuentro de pie en su cama, con la desgarrada por las emociones, muy inestable, pasa sin cesar de
mirada muy vivaz. La llevo sonriente. agredir mi boca, mi cuello y mi blusa a repetir los mismos mo-
Empieza por quitarme las gafas, Y· durante cinco minutos vimientos contra los barrotes de la cama donde estoy apoyada.
las arroja y las golpea con agresividad. Se ensaña violentamente Recoge un bizcocho y me lo pone eit la boca. Sencillamente,
con los bizcochos ·que esparce lejos de ella, después con el bi- cierro los labios por un segundo; entonces lo retira, lo mira, y
berón al que vuelca y vada parcialmente en el ·suelo. Como lo araña mi lengua con su uña, para ver si hay algo. Vuelve a po-

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NADIA O EL ESPEJO LO PRE-ESPECULAR

1: 1n Qt~iel'e bajarse de mis rodillas pata volcar el biberón, . lo OO Baja de mis rodillas para enviar d biberón a paseo; pero no
pr l'sigue bajo el radiador, lo golpea contra éste, vuelca . la leche lo golpea y en seguida vuelve a mis brazos, donde varias veces
y lo envía a paseo·, lejos. Entonces se tranquiliza, se vuelve dis· seguidas se pone de pie, ·ayudandose con la cama y mirándome
tendida y sonriente; quiere estar en mis brazos, y desde allí encantada,. mientras se hace besar con expresión tierna.
juega con ios barrotes de la cama-; se ayuda con los barrotes Durante toda la sesión ha estado contenta y relajada. El in-
. para enderezarse sobre sus piernas, después de poner . una de termedio que dedicó a la boca, aunque importante, ha sido me-
mis manos .sobre el barrote. Después se extiende en . mis brazos nos violento y más breve.
para que la bese. Se diría que no le gusta que canturree. La llevo y la siento en d suelo con los demás niños. Reco-
Durante la sesión ha orinado en el p~al; cuando la pongo ge un juguete y ·se coloca frente a mí; pero al ver que· un. niño
de nuevo en la cama me da unos. manotazos sot;lriendo. me tiende un · juguete que yo tomo, insinúa un movimiento de
trepar hacia mí, renuncia, se aleja y se sienta volviéndome la
El 31 de diciembre encuentro a Nadia sentada en el suelo, espalda. Cambia de opinión, vuelve ;~. riú tendiéndome los bra-
con una muñeca de caucho y los ojos muy vivaces. En cuanto zos , pero para bajarlos en seguida; la tomo en brazos, ella me
está en mis brazos me quita las gafas y las arroja. quita las gafas.
Por primera vez tiene zapatos, y en la sesión· experimentará La enfermera me dice que ha vuelto a comer ·su propia caca,
una gran alegría al descubrir el ruido que puede hacer. con ellos pero. que nunca se come los mocos.
al patalear. En el curso de .la sesión lo hará muchas .veces, rien-
do a carcajadas, lanzando miradas a sus zapatos y después a los El 1. de enero encuentro a Nadia vestida, pero descalza.
0

míos. Entonces le pongo los calcetines y los zapatos; patalea de alegría


No estamos en la habitación habitual que está ocupada. y se ríe.
Mita en todas direcciones, después ine .mira a mí, envía a paseo Como de costumbre, me quita las gafas, las golpea sobre la
a los bizcochos, vuelca el biberón, sacude mis gafas, .. las coloca silla, las arroja lejos;. hace lo mismo con los bizcochos. Quiere
contra sus oios, después contra los mios, y por últi.ino los arto· hacer otro tanto con el biberón, pero no lo consigue y queda
ja poniéndolos fuera de alcance y ·viene a mis rodillas. desconcertada, hasta el punto de que a lo largo de la sesión ten-
Toma el papel de mi bolsillo; al volverse, ve bajo la cama drá veleidades de volver a empezar y no lo hará; lo .mirará con
· una gran:pelota de caucho. Se. baja, va a buscarla. desplazándose .expresión de intriga.
sobre su trasero con una piern¡¡ flexionada. Vuelve con la pelota Viene a mis rodillas pata que la bese y vuelve a. alejarse
a mis rodillas; la chupa babeando mucho y la· recoge cada vez para buscar mis gafas . Me las tiende contra mis ojos; .me las
que se -le cae. La abandona para que la bese, ocultando la cara pongo; ella se ríe a carcajadas y me las quita. Así tres veces con-
contra mi pecho. secutivas, pero la tercera vez no me las devuelve, sino q11e las
. Se· incorpora y me tira de los labios, mientras saca la. lengua. arroja después de pegarme con ellas en d pecho. Después toca
Busca la mía con el dedo, y cttando la encuentra la rechaza ha- un botón de mi bata, y por unos segundos hunde su cabeza ent.re
cia dentro con gesto de disgusto, cerrando su propia boca. De mi bata y mi blusa .. Después coloca violentamente un trozo u
nuevo saca la .lengua y vuelve a buscar la· mía, que araña cor¡ bizcocho en mi boca, lo retira en seguida y lo arroja.
su uña, haciendo muchos movimientos con la · lengua y lq boca. Entonces quiere estar sentada en mis brazos, escond<" nn r ,,
'Por último, como moquea mucho, se frota ·durante un rato la beza en mi cuello, después baja, se dirige a la puer tn y VIII lv
nnriz con la mano y después introduce su mano en mi boca vio· tendiéndome los brazos con expresión pícara, t ie: 11111 y ~ ~~~ 1111
lrntumente. Retira su mano .sonriente y ya no se ocupa de mi siedad.
hnrn.
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NADIA O EL ESPEJO LO PRE-ESPECULAR

O O nerme el bizcocho en la boca, allí muerdo un trocito que ella O O el dedo lo que ha caído sobre el hule, y después se lleva ese
retirará con el dedo. La tercera vez muerdo un trozo que ella saca dedo a la boca.
de mi boca, lo mira, babea mucho, lo. arro;a con repugnancia. Quiere venir a mis rodillas, pero lo mismo que en la sesión
Entonces trata de tomar un papel de mi bolsillo. Como no anterior, cambia continuamente de posición, pasa de la posi-
lo consigue y está a punto de ·Uorar, se lo doy. Lo arroja, vuel- ción sentada a la posición de pie, y es agresiva con mi boca; a
ve a tomarlo y se lo pone en la boca babeando mucho. veces se extiende por un breve momento, distendida, y está tan
Vuelve a mis rodillas para que la mime, pero .está tensa, abandonada que yo canturreo dulf:emente. Ella me mira con
cambia de postura 4a cada momento, mirándome ansiosamente. intensidad, y cuando he terminado me contesta. No hay otro ·
Se estira un momento en mis brazos, después quiere est.ar en el 'modo de definir su ·balbuceo de ese momento; muy articulado,
suelo contra mi, y apoya su cabeza ·contra mi cuerpo. Ayudán- modulado, lento, cargado de sentido como el lenguaje.
dose con los barrotes de la cama se incorpora tres veces sobre Por momentos, .explora un tornillo ·de .la c.ama con su dedo.
sus piernas y se mantiene de pie, derecha. Cada vez me mira Al final de la sesión, mientras chupa el papel que ha saca-
tímidamente, y se sienta unos · segundos en mis rodillas antes do de mi bolsillo, lo desgarra, arrojando los trozos lejos de ella,
de -volver a empezar (estoy siempre sentada en el suelo). devuelve de nuevo papilla y orina.
Se sienta de nuevo contra mí, pero está .tan ansiosa, . como También chupa a menudo··las patillas de mis gafas, y conser-
lo muestran sus ojeras que se acentúan, que parece no saber ya va continuamente la mímica de chupar.
t¡ué es más doloroso, si callarse o expresar su violencia. La llevo Durante el trayecto de regreso, está crispada, quiere que la
a su cama . ponga en seguida en la cama, donde se ríe y me pega.
. Allí golpea un juguete y me mira, pero mientras sonríe se
arma. . · El 30 de diciembre Nadia se agita en cuanto me ve; está
muy intrigada porque le pongo los cal~etines; patea de alegría. En
conjunto la sesión será sonriente. La ansiedad aparece sol-amen-
El 2~ de diciembú: encuentro a Nadia de pie al pie ce su . te cuando Nadia está sentada en el. suelo. De modo que trans-
cama, muy- animada pero con mal~ cara. La enfermera me dice curre en mis rodillas, salvo. la escena de las gafas al comienzo y
que nunca está tranquila y que se mueve continuamente . la del biberón al final. ·
Durante el trayecto me quita las gafas y en la se<sión se en- Nadia me arrebata las gafas, no se ensañ~ con ellas, y quie-
saña con. ellas ; pero la novedad está en que en -dos ocas:ones re venir a .mis rodillas. Desde allí recoge un bizcocho; después
las tiende contra mis ojos,. esperando que vuelva a ponérn:.elas de arrojarlo y recogerlo varias veces, me lo coloca en la boca -y
para darse el gusto de quitármelas. Arroja lejos de sí los bizco- me 1o ·deja. Gran parte .de ese bizcocho asoma fuera de mi boca:
chos ; uno de ellos se rompe en dos : Nadia se desconc.ie::-ta y da un gol pe para hac_erlo caer, lo . que la hace reír a carca;adas.
después se enfurece. Mira el biberón, que está lej.os, pero no Vuelve a empezar dos veces consecutivas, y siempre .me coloca
quiere llegar hasta él ; hace dos sesion~s que no se desplaza con cierta violencia el bizcocho en la boca; su rostro se crispa.
m ucho por la habitación, quiere estar en mis rodillas o contra Después arroja los bizcochos lejos de ella con disgusto y ·furor.
ellas, tocándome. Quiere tomar el papel de mi bolsillo, pero no lo logra, lo
Se ensaña. de nuevo con un trozo de bizcocho, me lo lleva que la enfurece: me golpea en el pecho. Al hacerlo me toca la
a la boca, pero introduce sólo sus dedos . Los retira en seguida piel y se . detiene ~n . seco ; me araña un .poco. la piel, después
y tiene una regurgitación importante .de -papilla . Cobra un~ ex- aparta mi blusa blanca y hunde su cabeza para mirar dentro por
presión de disgusto : un poco de papilla regUrgitada ha caído unos segundos. Se reincorpora, furiosa, y me golpea con más
sobre su pie, y lo sacude. Pero extiende voluptuosamente con fuerza en el pecho, con las dos manos.

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NADIA O EL ESPEJO LO ?RE-ESPECULAR

OO El 2 de enero patalea de alegría mientras la calzo. O O un ra~o me dirige una boca en forma de hociquito, y vuelve
Es una sesión de gran actividad en la habitación; no se sube hacia el biber6n pt;~ra sacudirlo, golpearlo, enviarlo lejos y agran-
a mi, llega hasta mis rodillas y vuelve a alejarse en dirección dar con su mano los charcos de leche.
....
opuesta riendo y diciendo una vez «no-no». Balbucea todo el :•,
La llevo a su habitación: está muy bien.
tiempo, de una manera tan articulada que me hace pensar que
seguramente empezará pronto a hablar.
Me quita las gafas, vuelca el biberón, extiende los charcos
o
de leche. Me .pone un biz¡;ocho en la boca y con su dedo hace
que el trozo que ha quedado adherido a mi lengua se caiga . Se Nadia ha perdido la imagen de totalidad ~<A+ a» que se ,dés-
chupa ese dedo . Me pega en el pecho y se golpea a sí misma con prendió de su vista cuando la llamé por su nombre. A través de la·
juguetes. No está ansiosa. ¡:reponderancia de la pulsión escópica qpe funciona en dos dimen-
siones, . había J_ogrado metafóricamente la , negación de toda pérdida
El J de enero encuentro a Nadia de pie en su cama; se sos- asociando en su visión 1~ imagen del Otro y ~1 oti:o; el Ótro era para
tiene en un borde y se golpea el trasero contra el borde opues- Nadia el objeto «a», dado que el Otro, lh mujer, llevaba sobre su
to; Cuando me ve detiene su movimiento y soruíe; la siento para cuerpo es!! objeto, causa del dese.o d~ Nadia. ·Hemos 'visto .que ese
calzarla, lo que la hace feliz . Durante el trayecto estrecha su otro, objeto «a» del cuerpo del Otro, era el seno.
mejilla contra la mía. El 1O de diciembre mi acto de nombraria tuvo un ef~~to · diso-
Lo mismo que la víspera, se desplaza mucho, trata de mar- ciador: ella ha perdido ahí la inclusión por el ojo,'enco~trÓ ·mi .'cuer-
char verdaderamente en cuatro patas; si no lo consigue, para po real y las dos .verúentes de su relación corurugo: o bien gCÚpa el
apoderarse de algo se pone de rodillas. s:tio d~l objeto metifórico, esto es, del objeto que ha caído,· o bíen,
Me quita las gafas, las manda lejos; hace lo mismo con los respondif;Qdo con su «m~á» a mi acto de nombrarla, coloca ese.. cuer~
bizcochos; ante el biberón vacila y ·después renuncia. po a una distancia signifi~ante . .Concrebtmente, la metáfora es el horror
Al ver que en el fondo de la habitación ·hay restos de papel de. estar pegada a mi, de formar parte de mi cuerpo, de ser mi seno;
y de cartón se dirige a ellos contorneando ·mis piernas. Chupa un la metonimia es la distancia significante, es el pie que me tiende, .mi
papel, golpea varias veces el cartón contra el suelo, 'sin agresivi- mano de la que se apodera, su «mamá», q11e lanza como respuesta a mi
dad, y en dos ocasiones trata de volver a mi, pero a mita¿ de llamada.
camino ·vuelve al cartón ... Siempre contorneando . mis piernas, A partir de entonces, el cuerpo del Otro qu~ soy yo será .d cen-
vuelve a mi y vuelca d biberón con ·la muñeca. El biberón ter-
.-',.;:., tro de esta fase pre-especular .bajo dos .aspectos. A la vez objeto de
mina debajo de la ventana. Manda lejos de ella todos los . ju- contemplación y port~dor de los objetos «a». Ella busca ep él sim);ll~
guetes. Entonces se acerca a mi y hunde -tiernamente su cabeza táneamente el amor y el objeto de' pulsiÓn. Oscila continuamente entre .
en mi pecho. la demanda incondicional de amor y la agresividad dirigida a despren-
· Me pone un bizcocho en la boca; muerdo un trozo; arroja der el objeto de mi cuerpo. Esta oscilación es la ambivalencia; su
el bizcocho ·y . hace caer con su. dedo los trocidos arañando mi búsqueda de amor la pone en situación de hacerse mi objeto, situa-
lengua como para asegurarse de que no hay nada más. Su ex- ción metafórica, y su búsqueda del objeto la conecta con ese mismo
presión no es de disgusto, como la víspera. Entonces viene a mis registro de ese objeto de mi cuerpo, el significante, posl.ción meto-
brazos para que la bese; me mira con ternura y vuelve a alejar- núnica.
se. Balbucea mucho hasta que se termina la sesión. . La oscilación sigue siendo completamente exterior a Nadia hasta
· Sacude violentamente al pollito, me pega con él en dos que en un último pasaje, el 16 de enero, veremos · que se hace por
oportunidades en la pierna, después se sienta frente a mí; por sí misma o'6je:o metafórico, caído a mis pies, . posición insostenible

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NADIA O EL ESPEJO LO PRE-ESPECULAR

que la empujará a .ir a buscar la metonimia, la de la imagen de : st.i que espontáneamente la he vuelto a dejar entre los demás y no en su
propio cuerpo en el espejo. Por otra parte, desde ellO de diciembre cama, lo cual hubiera tenido el efecto de una clausura en ·una relación
ella había anticipado ese camino y ese trayecto para escapar de la dual entre ella y yo: la relación contra la cual se defendió no sin
. .~.;,_·
metáfora. angustia en la segunda parte de la sesión del 10 de diciembre, refu-
En este debate de su relación con el cuerpo del Otro persiste ·.·· giándose, cabria decir, en la metonimia.
.\:
evidentemente lo ·que ya estaba presente en su relación con la ima-
gen adherida a su ojo, esto es, una estrUctura topológica de superli- ···:- En el curso de las dos sesiones subsiguientes., confiima este re-
cie: la de la piel, la del Otro donde Nadia buscad, agujero, o la :;uya chazo de la metáfora y este acceso a la metonimia precisando. su sen-
cuyo agujero ha de .cerrar el ·Otro por cbniacto.
• \ • J, ' • •• ,
.
;'
tido y demostrando sus relaciones con el significante y la pérdida~
El 14 de diciembre, por ejemplo, si por un momento se' abando-
EÍ 12 de diciembre es una se~ión ejemplar en lo que se refiere al na al tomar el biberón en mis brazos, es para rechazarlo después de
ingre5o dé Nadia en.es'te debate: En ella 1a ~bivalerida es paténh!: dos tragos. Lo rechaza por primera vez con una gran violencia, envián-
después · de colo.cai normalmente los brazos para que yo la levante · dolo con las manos y los pies al otro extremo de la habitación, bajo
(los pondrá en
segUida alrededór de .oll :cuello), hace aderrián de pe- el radiador. En cambio, cuando se vuelve casi inmediatamente hacia
garme, no sin hacer inov:iini.entos 'ae
negación con lá cabeza, y desa~ los botones de mi blusa, lo hace con un balbuceo regocijado «ma-ma-
tendiendo todos los objetos de la sesión 'bÜsca· un oojeto ·sobre .mi ma, da-da-da», con los ojos llenos de vivacidad y malicia. De objeto
cuerpo manipulando ló~ botones de mi blusa. metafórico a objeto metonímico, ella muestra que el primero está
Por ¡:irÜnera y linica ..Jei se produce la realización metafórica . de vinculado con la violencia y .la destrucción, el segundo con el diS-
la imagen 'del 10 de diciembre, cuando bebe' ei biberón i::xtendida en curso; su oscilación entre estos dos tipos de objetos proseguirá .hasta
mis brazos, con sus .ojos 'en lo~ míos. El deseo· que había ' realizádci el espejo. . ·
alucina:toriamerite, ahora lo ' realiza en :un·coritaét9 real corporal ;con: . · · Esta oposición entre las dos clases de objeto vuelve a aparecer
migo, en 'el que halla placer, .si no goce: úna mirada ·plena, sus ojo's a finales- de la sesión del 14 de diciembre, no sin que Nadia intente
en .los míos hasta su autoerotismo cuando chupa su ·pulgar en nils superarla: en el bolsillo de mi pecho buscará un papel .que a lo largo
brazos después de haber bebido. · ·· de aproximadamente un mes, hasta la víspera del espejo, le servirá
Ha pasado de la realización alucinatoria del fantasma primordial para expresar no solan;¡ente los caracteres del objeto, · sino también
(el 10 de diciembre) a la realización de su deseo en función de lb sus relaciones con mi cuerpo.
Real del euerpo del Otro: ·como si fuera preciso que ella fundara, Este papel es un objeto metonímico, separable, del que se apo-
arraigara eri lo Real S~ 'debate, cosa que probablemente no hubiera dera como del trozo de cartón del otro niño; en un primer momento
conocido nunca antes. Es . una úruca vez, que no se reproducirá en participa del bizcocho, del biberón y de la palabra, simultáneamente.
su plenitUd, _que ella ri.o volverá a encontrar y . que buscará contiiiuli~ Lo mismo que ·el bizcocho, me lo introduce en la -boca, lo retira y lo
mente: esta 'vei participa también de la represión originaria, cotriple~ destruye para privarme de él. Lo mismo que el biberón, lo introduce
tándola en cierto modo con las raíces reales de la relación con ·el en su boca (mirando precisamente al biberón). Lo mismo que la pa-
Otro. labra, lo ha:ce .oír cuando lo estruja y lo desgarra; todci ello sin angus-
Al final de la escena no a¡:iarece ·ninguna angustia, que hubiera tia, porque contrariamente al objeto metafórico, el papel no se re-
podido surgir si mi goce como Otro, en la transferencia, de haberle vela como lo que .representa.
duelo el biberón la hubiera convertido en mi objeto metafórico~ En En cambio este último· tiene que ver con una representación susti-
¡•frno, lo mismo que el 10 de diciembre, Nadia no puede tolerar ese tuta. patente de mi cuerpo. Como la muñeot grande que trata de sentar
hiHJII; rc:-"liza una apertura· metonímica, quit~ndole a otro niño un en una silla cuando llego el 15 de diciembre; la lleva a la sesión, pero
1111111 dr rnrt6n que me muestra con expresión triunfante. Es cierto en seguida la cambia por los objetos metonímicos adheridos a mi cuer-

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NADIA O EL ESPEJO LO PRE-ESPECULAR

po: los botones de mi blusa que manipula balbuciendo y el pape~ que De modo que hasta el 24 de diciembre ella pasa de un objeto
vuelve a sacar de mi bolsillo. Sin embargo, no puede evitar volver a mi metafórico como el biberón, a objetos metonímicos como el papel,
cuerpo y experimentar ambivalencia; oscila entonces entre la ternura mis gafas, y el 22 de diciembre un jersey viejo con el que se frota la
y la hostilidad que la hace golpearme juguetonamente y rechazarme cara balbuceando y pataleando de alegría.
con movimientos de negación de la cabeza, diciendo casi «no-no». Tiene que destruir al objeto metafórico que es el biberón, al que
El retorno a la ternura la lleva luego a la contemplación pormeno- golpea violentamente hasta el punto de que se rompe y la ieche salta,
rizada de mi rostro . Incluso vuelca la cabeza para mirarme del revés, o lo vuelca y vacía extendiendo con la n;¡ano los charcos de leche. Allí
riéndose, precisamente como me veía cuando extendida en mis brazos aparece el fenómeno de extender,. que volverá a menudo, a propósito
bebía el biberón. Pero aquí el biberón está ausente, y ento~ces su de la leche o de otros objetos ·en relación con estructuras de superficie . .
contemplación se aproxima tanto más a la del 1O de diciembre,' cuando Esta superficie es la del cuerpo, el mío o el suyo: predomina en toda
la imagen estaba pegada al ojo. Desde entonces lo Real de mi presen- la sesión del 24 de diciembre.
cia ·desempeña plenamente el papel de una orden: no puede ind1:.irme Ese día Nadia hace un descubrimiento cargado de consecuencias.
en ella por asociación; me quedo irremisiblemente afuera; lo reprimido Al interesarse por los botones, toca mi piel bajo la blusa: se detiene en
primordial (el del10 de diciembre) le intima esta pérdida, que se ma- seco y huye. En el suelo hace pedazos un bizcocho. Al cabo de un mo-
nifiesta en seguida en su cuerpo: se incorpora con expresión gr2ve y mento pide volver a mis brazos para manipular de nuevo los botones
tiene diarrea . Por primera vez ·la caca. aparece en su vínculo ccn el de mi blusa, pero con precaución, como para no tocarme la piel.
Otro: en tanto objeto que representa una pérdida, el desprendimiento A continuación se ensaña con mi boca, me pega, me tira de los labios,
del Otro. me araña con rostro hostil; después me echa violentamente la cabeza
A partir del día siguiente, Nadia me ha hec;ho s1,1frir esta pérdida, hacia atrás con una mano, y con la otra me araña el cuello, hundiendo
que era la de la imagen primordial: me arranca mis gafas y me las los dedos en mi piel, que pellizca y tironea. Es tan violento que para
arrancará en casi todas las sesiones, a veces en varias oportunidades, distraerla la llevo a la ventana. Se tranquiliza un poco. Pero la violen-
hasta más allá de la primera fase del espejo. Incluso se ensañará con cia de la escena ocasionada por el descubrimiento de mi piel la deja
ellas hasta el punto de romperlas. En esta fase pre-especular, el inquieta, y me entero de que· una vez que me fui no sólo tuvo diarrea
transítívismo que todavía .une a Nadia con el Otro que yo soy, ot.orga sino que además se embadurnó con ella hasta la cara y la comió.
a estas gafas la función de representar la imagen que se . ha separado De mi piel, a la que no podía tolerar como superficie cerrada, sin
de su ojo: como si esa imagen se hubiera adherido a mi visión, y ella agujeros, pasa a· la suya, y al untarse con caca incluso en la boca dice
tuviera necesariamente que despegarla y destruirla. En la evolución que es su piel la que debe ~er una superficie sin. fallas ni agujeros,
de Nadia hay Uil aspecto activo, atesttguado por sus rápidos progre- continua, sin exterior ni interior. Es la versión de la· imagen del 10 de
sos motores; por ejemplo,. ·DO se conforma con c;onstatar; el 19 de diciembre sobre su piel. Allí donde .falló la visión, a .causa de . mi
diciembre, que yo por alguna razón estoy sin gafas; el hecho la ir...triga intervención significante al llamarla, será la piel quien responda de la
y araña con el dedo mi entrecejo, de donde suele tomar mis . gafas totalidad A + a. Y esto sucede en cuanto me voy, es decir, cuando
para quitármelas. Es como si lo importante no fuera que falten, sino ya no estoy allí; como no estaba el 10 de diciembre.
que al arrancarlas ella despega una imagen que bajo esa forma sería ·Aquí aparece con claridad algo de lo que deben ser mi cuerpo
negativa y presente, si· cabe decirlo así. Se perfila la separación -!ntre y el suyo unidos uno a otro: mi cuerpo debe ser una superficie aguje-
las gafas y la imagen, y esa separación sitúa a las gafas en un nivel reada en razón de los objetos que ella quiere sacar de él, para que los
metonímico que hace que Nadia se sienta a sus anchas cuando n:.e las agujeros de la superficie de su cuerpo estén llenos. Por esa razón se ha
quita, al tiempo que confirma en.su condició11 de significante a la ima- desencadenado cuando descubrió mi piel, que era lo Réal de la ausen-
gen destinada a despegarse. cia de agujero. Por ·esa razón quiso ostensiblemente abrir una brecha
en esa superficie continua, hundiéndome el dedo en el cuello. El agu-

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NADJA O EL ESPEJO LO PRE-ESPECULAR

jera en la superficie de mi cuerpo es la garantía de que el objeto de siva para consigo misma. De nuevo en mis brazos, reanuda la agresi-
mi cuerpo forme parte del suyo. vidad contra mi cuello. Esta violencia contra nú prosigue en las sesio-
También por eso, cuando me voy sustituye metafóricamente mi nes subsiguientes hasta el 30 de diciembre; también la violencia que -
presencia y la del objeto de mi cuerpo con ese objeto de su propio cuer- ejerce contra sí misma; y en varias oportunidades, en mi ausencia, se
po, tanto sobre su piel como sobre su boca. Muestra que el interior y embadurna con caca, como la prin;lera vez.
el exterior de su cuerpo son una continuidad, esto es, que su ctierpo El transitivismo -ali~dedor de mi boca· reanuda la intensidad que
es :una superficie de un solo costado. Lo hace después de que me voy: había tenido al cpmienzo, cuando yo mordí un trozo de bizcocho y fue
mi ausencia como Otro hace que lo :keal reemplace al significante. ella quien vomitó. El 28 de diciembre, en un primer momento QJ.e
En el curso del tratamiento, es la primera vez que se embadurna pone un bizcocho en la boca, lo retira y lo inspecciona, después me ara-
con caca; le sucederá dos o tres veces más, siempre en mi ausencia, ña la lengua con su uña. Si vuelve a ponérmelo en la. boca y muerdo
fuera de la sesión. un trozo, es para retirarlo con el dedo y arrojarlo con disgusto. En la
sesión siguiente falla en su intento de introducir en mi boca un trozo
Si Nadia llega a una estructura de superficie del cuerpo que topo- de bizcocho; entran sólo sus dedos y los retira en seguida, al tiempo
lógicamente correspon&: a. una banda de Moebius, es porque búscó la que tie:ne un¡t regurgitación considerable de papilla. Entonces se ma-
relación física entre ella y .yo en tmto que Otro como ineluctablemente nifiesta disgustada como el día anterior; pero esta vez su disgusto no
sostenida- en una relación de inclusión, primero por contacto cori el proviene del objeto que sale de mi boca o de la suya: ' sino de que
ojo, y después sobre la piel. hay un poco de papilla regurgitada sobre su pie, y ella la sacude para
Pero la dificultad y hasta la imposibilidad que encuentra para ac- que caiga.
ceder a una relación corporal por indusión provoca en ella una .agre- Por último, repetirá esta expresión de disgusto el 31 de diciembre,
sividad que se desarrolla en dos tiempos: en cuanto toca mi piel se al ocuparse de mi boca: ese día no se trata del agujero de mi boca,
ensaña con mi boca, o mejor dicho con mis -labio¿, antes de obturar sino de mi lengua. En un primer momento la rechaza y cierra simé-
esta boca con su mano y dirigirse en una segunda et-apa a mi .cuello tricamente su propia boca._Después saca su -lengua mientras busca la
para intentar abrir un agujero .en él con el dedo. mía. Entre su lengua y la mía se establece un juego; su disgusto surge
Aquí volvemos a encontrar el transitivismo ent¡e su cuerpo y el de este hallazgo metafórico del órgano que siempre transiávamente re-
mío. Lo que Nadia expresa, ¿no es la ausencia del agujero de .mi ·boca, vela un fantasma oral mediante el encuentro con lo Real. Si este descu-
que ella -debiera reparar, a_pesar de que desde el comienzo la _explo- brimiento del órgano real provoca disgusto es porque entra en con-
ración: de mi cuerpo para ella -había empezado por el agujero de. mi tradicción con el efecto de prohibición, estructuralmente vinculado con
boca?- Habría .que interpretar el sentido de su rechazo de .esa boca el significante.
como rechazo .al nivel de la suy.a propia: ella no tiene boca; su boca no El cocjunto de la escena se resuelve solamente cuando Nadia pasa
existe en la medida en que no puede ser llenada por la unión del Otro su mano por debajo de su nariz, porque moquea mucho, la introduce
o del objeto del que es portador. Es lo que · permite ,que en esta di- por entero en mi boca con violencia, la retira sonriendo y ya no se
mensión transitivista su caca pueda en mi ausencia venir a llenar poi' ocupa más de mi boca. Como si hubiera restablecido el agujero en su
adhesión no sólo su piel, sino también su boca. integridad. -
Volvemos a encontrar este doble movimiento transitivista el 25 de A partir de estos episodios en que ella siente el asco, se puede pre-
diciembre, cuando después de ocultar su cabeza en mi cuello y estre- cisar la articulación de la metáfora con la metonimia. La metáfora ,
chatme con fuerza entre sus brazos, con mir.ada tierna, resulta difícil más próxima a lo Real, en un efecto sustitutivo fortalecido . por el
decidir quién de las dos completa a. la otra, si ella o yo. En todo caso, transitivismo, resulta aquí reveladora de Jo que ha sido reprimido.
lo que ella no puede soportar ese día es el hecho de verse físicamem.e La metonimia, más próxima al significante, surte el efecto de dcspren·
ft Cpnrnda de nú, cosa que la violenta, y que confirma volviéndose agre- der a Nadia de ese transitivismo y -de una proximidad excesiva n lo

88 89
NADIA O EL ESPEJO LO PRE-ESPECULAR

Real de los cuerpos. Hemos visto que todo estaba planteado así para ~elado, y el velo le confirma la prohibición con la. que tiene que v:ér-
ella desde la segunda parte de la sesión del 1O de diciembre. El paso selas, esto es, la de incluir al objeto del Otro sobre su ojo, a través
de la metáfora a la metonimia estaba ya en el miedo que manifestaba de la mirada. Entonces opera una inversión: se extiende en mis 'bra-
Nadia de estar demasiado cerca, pegada a mí, razón por la cual me zos, se estrecha contra mí para que ·la bese, como sí al no poder in-
tendía metonímicamente un píe antes de dirigirme su «mamá». cluir lo que es del Otro, se convirtiera una vez más en objeto del Otro:
En esta fase pre-especular todo su debate consiste en que se ve un proceso metafórico, que como veremos culminará el 16 de enero.
empujada a la inclusión del Otro por adhesión, y en que no puede so- La búsqueda del objeto sobre mi cuerpo tiene prolongaciones,
portar el revelármelo, porque al nombrarla y hablarle yo soy el agente porque en el curso de la escena Nadia se orina en el pañal, bajo el velo
de lo prohibido . de su pañal, introduciendo a través de su micción, es decir, lo' Real de
Para salir de este callejón sin sa!!da tiene dos caminos: la inversión su. cuerpo, otro objeto que falta: r~a<;ción agresiva. después de su decep-
y el velo. ción, cómo ha ocurrido ya en dos sesiones precedentes. ·
La inversión es lo que realiza una vez que ha descubierto mi len- En tres oportunidades, hasta el 3 efe enero, volverá a hundir su
gua, y que no solamente oculta la suya sino que rechaza la mía con su cabeza en mí blusa por unos segundos, y cada vez con esta culminación
. mano untada de moco, como si volviera a colocar sobre mí esa sustan· metafórica en que a falta de poder apoderarse mediante la mirada del
cía que corre sobre su piel (su caca) en mí, y en adelante ya no vol- objeto metonímico y velado, el seno, sobre mf cuerpo, se convierte
verá a embadurnarse. Después de haberme hundido en.Ja boca mi len- en objeto en mis brazos, pegada a mí, en un movimiento no sin ter-
gua-objeto metafórico; ¿no ha invertido la metáfora, hasta el punto de nura.
pasar de «pegarme s~bre ella» a un «pegarse sobre mí», en mi boca?
El acto de arrancarme las gafas da lugar a una inversión semejante En su relación conmigo hay otro elemento que ocupa el primer
cuando el 29 de diciembre, por ejemplo, después de ensañarse sobre plano: sus pies. Es el primer objeto de mí cuerpo que me había tendido
ellas las tiende dos veces contra mis ojos, esperando que yo ·vuelva cuando salió de la fascinación del10 de diciembre. El 30 de diciembre
a coiocarlas para quitármelas de nuevo: .es decir, transformando· el acto lo que la regocija vivamente no es que me ocupe de sus píes sino que le
de arrancármelas en un juego, y atenuando el sentido de desprendi- ponga calcetines, esto es, que los vele. En adelante· estará calzada en las
miento de la imagen que tenía. Al final de esta sesión en cuyo curso . sesiones, y desde el día siguiente tendrá zapatos por primera vez en su
ha tenido una regurgitación de papilla, que ha extendido con el dedo vida. Es una gran alegría; y lo que la hace mirarme riendo a carcajadas
antes de chupárselo, chupa a menudo las patillas de mis gafas, esta- ya no es solamente el objeto velado, sino el ruido que hace al patear,
bleciendo una ecuación entre lo que ha perdido y lo que me ha hecho el «hacerse oír» a través de ese objeto que ni ella ni yo vemos; objeto
perder: se trata de borrar cuanto agujero aparezca sobre la superficie, cuya presencia está situada al nivel del oído, al que Nadia es tan sen-
tanto sobre ella como sobre mí. sible. De ahora en adelante cada sesión comenzará bajo el signo de los
En cuanto al velo, lo descubre más que otorgarle función el 30 de calcetines y los zapatos: en cuanto ve que los tomo su rostro cerrado
diciembre. En esta sesión me ha puesto un bizcocho en la boca y ha se ilumina con una sonrisa de alegría, y patalea.
desprendido con un golpe el trozo que sobresalía de mi boca, lo que la El 31 de diciembre los zapatos aparecen plenamente en.su función
ha hecho reír mucho . En cambio, no consigue quitarme el papel y me dialéctica. No solamente son metonímicos por el hecho de que no
pega en el pecho; al hacerlo me toca la piel y se detiene en seco, como revelan su relación con el fantasma fundamental del deseo de adhe~
el 24 de diciembre; pero esta vez vuelve, me araña la piel con el dedo, rirse al Otro, si..r:¡o que adquieren la dimensión del más allá de todo
después, impulsivamente, aparta mi blusa y hunde la cabeza para mirar saber cuando Nadia manifiesta una gran alegría al mirar alternativa-
al interior durante unos segundos: se reincorpora, furiosa, y me pega mente sus zapatos y los míos en la sesión. Su función de enlace eviden-
en el pecho. ¿Qué es lo que ha visto? Nada, sino el catnisero bajo mí te le hace acceder al nivel de identificación en una anticipación lograda
blusa. ¿Por qué su cólera brusca? Porque el objeto que bus·:a está respecto de su debate actual, muy ligado todavía a la primera forma

90 91
.. tS(UfU ~UUDlANA D~ BU~NO~ AJRb
'
., ... , · -'
. . .
NADIA ·o EL ESPEJO
~ .

ltiHQHCA v CUltO SE DOCUMEIU(IQ~


de identificación por adhesión, que la deja en un transitivismo que es 7
un callejón. sin salida.
Los agujeros en · la superficie del cuerpo se revelan como lo que EL PEQUEÑO OTRO: LA MUÑECA
son: elementos a obturar; con los zapatos, un aguj.ero puede .por pri-
EL SITIO METAFORICO DEL SUJETO
mera vez ser metonímicamente asumido como el más al,lá de la super-
ficie, sin revelar pérdida ninguna, ni suya ni mía, esto es, sin que el
Otro se entere de la pérdida; esto la hace anticipar la existencia del
interior de una envoltura. Este más allá . del agujero de la envoltura
explica la alegría de Nadia y abre una brecha en su inquietud de verme
llegar a la sesión: la metáfora de .mi presencia se ve superada por la
metonimia de los zapatos, que prefigura la estructura corporal que ella
descubrirá a través del espejo: la estructura t6rica.
4-16 de enero
O O El 4 de enero en la institución ponen el árbol de Navidad.
Conservo alguna ilusión ·porque llevo a Nadia cuando todavía no
hay nadie. Tuve que envolverla en una manta, está emocionada,
tensa, respira con esfuerzo. Mira un poco el árbol, pero le inte-
resa mucho más lo que tengo en el bolsillo. Vuelvo a subir con
ella a la habitación. . ·
Cuando vengo a buscarla al mediodía para la sesión está muy
bien y trae consigo la bola que recibió del árbol de Navidad.
Sentada en el s~elo, chupa y muerde la bola, después la deja
por un momento para arrojar los bizcochos con violencia. Viene
a mis rodillas, chupa y muerde de nuevo la bola; percibe en el
fondo de la habitación una vieja pelota desinflada y va a buscarla
para chuparla como a su bola, después vuelve a ·mí empujándola
ante .ella. La pelota rueda y al perseguirla Nadia . voltea involun-
tariamente con un pie el biberón. Se detiene en seco; ¡:nira el
biberón . que ha quedado en equilibrio sobre su. zapato, lo toma,
lo sacude violentamente, lo golpea contra el suelo, traza grandes
· semiciiculos frotándolo contra el suelo. La leche se desparrama
por todas partes, arroja los juguetes lejos de ella. Después arroja
también el biberón. Esta escena es violenta y el rostro de Nadia
es tenso ..
Una vez que el biberón está lejos de ella me IDira riendo a
carcajadas, golpeando sus zapatos en el suelo, y vuelve encantada
a mis ro.dillas; quiere que la haga saltar, pero le dura poco porque
está muy excitada.

92 93
NADIA O EL ESPEJO EL PEQUEÑO OTRO: LA MUÑECA

OO Vuelve a bajar y sólo en ese momento me quita las gafas; me O O mano una vez y está ansiosa. Quiere volver a mis brazos, donde
las da una vez para poder sacármelas de nuevo. se relaja y se ríe.
Toma el papel de mi bolsillo, lo frota en los charcos de lech~ Vuelvo a llevarla, a colocarla en el suelo: se desplaza como
y me frota con él la cara sonriendo. Después recoge un bizcocho una rana por toda la habitación, mirándome con frecuencia y son-
empapado en un charco de leche, lo lame varias veces, lo arroja riéndome .
violentamente y se apodera de la muñeca a la que riega con la Durante toda la' sesión, aparte de los breves momentos en que
leche del biberón, le arranca el sombrero, le golpea con fuerza estuvo sentada en mis brazos, ha estado más bien ·ansiosa e inhi-
la cabeza en el suelo, traza con ella grandes semicírculos en el bida en su motricidad y en su .balbuceo. Al final de la sesión ha
suelo, y por último la arroja muy lejos. Me golpea con la muñeca tocado a menudo su pañal entre sus piernas.
una vez, y ella misma se ha golpeado la cabeza con el auto . Todo
esto balbuciendo de una manera muy articulada y traviesa. El 6 de enero la encuentro todavía tensa; no me sonríe en
Cuando vuelvo a dejarla en el suelo entre los demás , lo que seguida; pero lo mismo que la víspera se agita y se ríe en cuar::::o
le interesa es quitarles los juguetes, y se desplaza mucho para me ve . buscar calcetines y zapatos; está contenta, pero con vio-
hacerlo. Sigue mostrándose exuberante y en contacto conmigo , lencia. Me entero de que tiene diarrea desde el día anterior.
pero se aleja cuando otro niño se aferra a mí. LA gran innovación de la sesión es que empíeza a andar; pero
Durante la sesión ha esbozado el gateo. su marcha está impregnada de agresividad con~ra mí.
Empieza con la escena habitual de los bizcochos: arroja uno,
que se rompe, no se ocupa más de él, peto el segundo no se
El 5 de enero acaban de cambiarla y de lavarle la cara cuando rompe y ella se ensaña sobre él con mis gafas a las que arroja,
llego; parece asustada. Su expresión de miedo se transforma en furiosa por no haber conseguido romperlo . Entonces retoma d
angustia cuando me ve, e insinúa un gesto de retroceso . Le hablo bizcocho y lo hunde violentamente eh mi boca, sin soltarlo, con
un poco para calmarla, pero su expresión no cambia. Par2. saber sus dedos y todo . Lo retira, lo mira, furiosa de verlo intacto; y
si a pesar de todo quiere venir a la sesión, saco sus calceünes y disgustada lo arroja lejos de sí, lanzando un pedo· sonoro. ·
:z.-apatos ; antes de que los haya tomado bajo su colchón patalea de Vuelca el biberón, esparce la ·leche, vuelve a empujar el bi-
alegría, se ríe mirándome y trata de quitarme las gafas . berón. Se chupa el dedo que ha mojado en· un charco de leche;
En la sesión me las quita, rompe y arroja los bizcochos, chupa pasea por ese charco toda su mano, bastante crispada:
mis gafas con energía. V arias veces seguidas me pone un bizcocho Vuelve por un segundo a mis · brazos, no quiere quedarse y
en la boca: cada vez muerdo un trocito ; ella lo arroja y con el se aleja para recoger el bizcocho recalcitrante, al que lame y des-
dedo saca de mi boca lo que queda en mi lengua, con disgusto. pués lanza con fuerza e:o un chat!=O de leche: por fin se rompe,
Envía a paseo juguetes, muñeca, bizcochos, con los brazcs y pero Nadia se da por satisfecha sólo después de dispersar· todos
las piernas , el rostro tenso . Vacila ante el biberón, le da un golpe- los trozos. ·
cita para voltearlo, pero el golpe es demasiado tímido, y el bibe- Entonces viene a mi rodilla y sonríe, relajada por primera vez.
rón sigue en pie. Entonces viene a mis brazos y sonríe. Vuelve a Baja para buscar mis gafas y me las da para quitármelas en
alejarse, y como en -la sesión de la víspera hace caer el biberón sin seguida y chuparlas . Toma el papel de mi bols.illo y se aleja con
querer. Entonces se enfurece contra él, lo golpea, esparce la leche él; desde allí me mira y se mete el papel en la boca; pronto vuel-
por todos lados. Se detiene para lamer la tetina, · antes de arrojar ve a mí, con las cejas fruncidas, con una expresión que me hace
lejos el 'biberón para no ocuparse más de él. . pensar que quisiera comerme. Pero antes de haber llegado a mí
Después se acerca a mí y me lame la manga; tengo la im- deshace el camino y se ayuda con los barrotes de la cama para
presión de que quisiera comerme: se lo digo. Me golpea con su ponerse de pie, después de arrojar el papel.

94 95
NADIA O EL ESPEJO EL PEQUEÑO OTRO: LA MUI'lECA

OO Durante ·los últimos diez minutos de la s~sión camina a ·lo O O molinetes. Entonces se golpea la cabeza con la mano y vlenc l\
largo de la cama, sosteniéndose en los barrotes, yendo y viniendo mis brazos, sonríe de felicidad y se hace besar largamente.
desde mí hasta el ángulo opuesto de la cama, balbuciendo mien- .Lo mismo que en la sesión anterior, se complace en marchar
tras tanto con violencia «ga-ga-da-da». Su rostro está tenso: pa- a lo largo de la cama balbuciendo mucho y mirándome continua-
rece furiosa contra mí y contra ella nusm~~· . ' ·- mente, como para hacerme partícipe de su alegría.
Cuando la levanto en brazos para llevarla tiene una risa ale- Entonces ve tina escoba c.erca de la puerta; quisiera alcan-
gre, y me estrecha el cuello, .pero le dura poco, y en el pasillo zarla. Sacude violentamente la cama de manera que se desplace
me rechaza. lentamente hacia la escoba. Como no puede asirla, abandona su
En la habitación quiere que la ponga en el suelo en seguida; proyecto y viene a mí para librarse a una gran demostración de
recoge un juguete que hace ruido y lo agita con fuerza haciendo ternura: me acaricia un hombro; me mira muy de cerca, me lame
molinetes por encima de su cabeza. Cuando atravieso la habita- la mejilla balbuciendo de alegría.
ción para salir me sigue muy rápido en cuatro patas; ~ando me Se aleja para recoger el papel que había tomado y arrojado
vuelvo va a buscar el juguete, pide venir a mis brazos y me golpea antes: al volver, me golpea la espalda con el papel riendo; des-
la cabeza con el juguete riendo. Por otra parte se había golpeado pués suelta el papel y me golpea la mano . Se ríe. Recoge el papel,
la cabeza contra la cama "al inco;rporarse, y ·descontenta había gol- se lo mete en la boca y anda a cuatro patas , con el rostro tenso.
peado la cama, Vuelve a mí; tengo la mano apoyada sobre el pollito: Nádia la
Durante toda la sesión Nadia tuvo hipo; se le fue una vez que levanta y la pone un poco más lejos para apoderarse del pollito.
estuvo de nuevo en su habitación. Cuando vuelvo con ella a la habitación se agita para que lá pon·
ga en el suelo. Se apresura por ar¡ancarle un juguete. a otro niño;
_como no lo consigue me mira descontenta, y se desplaza rápido
El 8 .de ei1ero encu~ntro a Nadia cqn la misma ~resión de para apoderarse de un zapato que anda por allí.
miedo; lo mismo que eh_los días anteriores, su r.ostro no cambia
sino cuando me ve tomar l.os calcetines y los zapato~: ¡;ntonces El 9 de enero encuentro a Nadia llorando sentada en el suelo
se agita de alegría y balbucea. entre los demás . Cuando me ve levanta los brazos, pero .e n un
Al comienzo de la sesión está incón¡.oda porque en la habi- movimiento incompleto , a la espera. Sólo se relaja en mis brazos.
tación hay . un ~édic.o y .ut?-a enfermera: En su presencia puede La enfermera me dice que Nadia llora .porque es muy celosa y no
apoderarse de los bizcoch~s, pero ~ólo podrá arrojarlos ruando puede tolerar verla mimando a otro niño .
los otros se hayan marchado. En la sesión me quita las gafas, se ensaña con ellas, me la.s
Durante la primera · parte de la sesión se muestra enojada pone en la mano; vuelve a tomarlas, me las devuelve;· así varias
pero no ansiosa. Envía todo a paseo, tr~ta en dos oportuni:dades · veces consecutivas, con movimientos normales, sin ·tk. Por fin,
de volcar con su mano el biberón, y como no lo consigue ~e da un me las deja en la mano para recoger un bizcocho que se lleva a la
fuerte golpe con el poW.to . .Cuax¡do está volcado no se ensaña boca; tengo la impresión de que ha mordido un trocito, pero no
con él: no lo toca y se queda largo. rato ante él en xpuda contem- veo huellas en el bizcocho que ella analiza atentamente después
plación, con el rostro _crispado. de retirarlo de su boca, sm precipitación ni disgusto; lo lame
Después de ex~ender el charco de leche se ensaña con la mu- antes de arrojarlo lejos de ella. Voltea el biberón pero no lo toca.
ñeca, a la que estrella violentamente la cabeza contra el suelo Entonces balbucea de alegría en mis brazos, lame mi hombro,
después de .hacer con ella grandes molinetes. Me quita las gafas palpa mis brazos ; se pone de pie en el suelo para com innr 1111
y con la muñeca las arroja. lo más lejos posible. poco alrededor de la cama . No se aleja mucho 'de m{, y 11 cndn
Abandona la muñeca después de golpearse la mano al ·hacer momento vuelve a sentarse :en mis rodillas o a montc:ncrsc" ele pl

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NADIA O EL ESPEJO EL PEQUE~O OTRO: LA MU~ECA

O O frente a mí, sosteniéndose en mis hombros. Su rostro expresa OO Viene .a mis brazos, palpa mi piel, me lame la mejilla, apro-
una gran ternura. xima su boca a la mía sin más. Ve el orinal y después me mira
Después de muchas vacilaciones extiende los charcos de leche riéndose.
mirando siempre el biberón, al que .no toca . Tengo que llevarla a su cama para que cene.
Se pone sumamente violenta contra la muñeca, después se Tiene diarrea desde el 6 de enero.
golpea la cabeza, y·me golpea·riéndose. Vuelve a ponerse de pie,
encantada .. El 11 de enero me sorprende encontrar a Nadia tendida en el
La llevo contenta, sosteniendo un trozo de bizcocho. suelo; la enfermera la ha puesto· allí para cambiarla. Está cris-
pada y sólo en mis brazos se relajará.
Como por la tarde me dicen que .Nadia tolera mal el tiempo En la sesión toma un bizcocho, muerde un trocito, lo inspec-
entre las sesiones, que se repliega en sí misma y no se la puede ciona de nuevo y lo arro;a. Entonces hunde su dedo en mi boca
distraer, decido tener con ella otra sesión el mismo día. y me araña la lengua como si fuera yo quien hubiera comido ese
La encuentro con d rostro fijo . trozo de bizcocho.
En la sesión coloca los bizcochos en el suelo, viene a sacarme A continuadón quisiera voltear el biberón, pero ·no se atre-
el lápiz del bolsillo, me. lo pone en la boca, lo pone después en . ve, ni con la mano ni con el pollito. Va a .recoger una pelota de
la suya, lo mira largamente, ·lo arroja, viene a· que la acaricie, de · abajo de la cama, pero al recordar que en una sesión anterior se
pie contra mí, sonriendo tiernamente, con un balbuceo que es casi golpeó la cabeza contra esa cama, le da dos golpes antes de aven-
un canto. turarse debajo. Chupa la pelota y va a buscarla cada vez que
Abre la boca y la coloca un segundo sobre la mía, babeando rueda lejos; al hacerlo su píe toca el biberón que se cae. Enton-
y con movimientos de succión, sonriente, feliz; después me ces se olvida de la pelota, recoge el biberón, lo sacude con la
almea el cuello tiernam;:nte. tetina hacia el suelo para que caiga la leche, lo arroja, tensa,
Ve el orinal, elemento nuevo en su interés. Se dirige a él agresiva.
pero vuelve a recoger el lápiz, y se sienta a cierta distancia del Recoge la muñeca para arrojarla también lejos de sí, después
orinal . Deja el lápiz y se dirige a cuatro patas·hacia el orinal para se golpea la cabeza y viene ·a mis brazos. Me lame el hombro, se
mirar dentro . Entonces vuelve a buscar el lápiz con el cual tantea pone de pie ayudándose con la cama, da dos pasos y v1Ielve a mis
el orinal antes de hundirlo por largo tiempo y varias veces. Bal- brazos para que ia acaricie. La beso, se incorpora y se ensaña so-
bucea regodjadamente y vuelve a mis brazos . bre mi boca, tirándome de los labios, echando mi cabeza hacia
La llevo de nuevo a su cama. atrás, la mantiene allí palpándome el cuello; si hago ademán de
Al pasar de nuevo más tarde por su habitación, veo a Nadia levantar la cabeza ella la empuja hacia atrás enfurecida.
en la cama tendida de lado, el rostro inerte y chupándose el Desciende para ir hacia la puerta .y tengo la impresión de
pulgar. que quiere caminar, pero no en .la habitación de las sesiones. La
tomo y abro la puerta para ver lo que quiere: se tiende hacia el
El 10 de enero como es. más .tarde que de costumbre encuen- pasillo balbuciendo. Entonces la llevo a su habitación; allí quiere
tro a Nadia acostada. Se chupa el pulgar casi don;nida, pero en primera instancia estar en el suelo. como los demás. Le pega
cuando saco sus zapatos se despierta en seguida. Siento· que está a un niií.o que quería quitarle el auto que ella tiene en la mano
tensa. desde la sesión, vuelve a mí y me tiende los brazos. · Lo· que
En la sesión rompe los bizcochos, toma mis gafas, me las de- quiere es caminar con mi apoyo. Como su pañal se le ha desli-
vuelve y después las arroja lejos de ella. Empuja ligeramente el zado y estorba su marcha la entrego a una enfermera para que la
biberón que no se cae, y no insiste. cambie; Nadia llora; vuelvo a levantarla, se niega a que la ponga

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.NADIA O EL ESPEJO EL PEQUEÑO OTRO: LA MUÑECA

I:IITJt ll elsucio, pero qu.iere que la lleve al pasillo y después a 1a DO Cuando cierro la puerta de la habitación de las sesiones 1ª•
hnbltoción coptigua; allí qUiere caminar:, y se dirige a una caja de golpea y se interesa por el interruptor eléctrico. Arroja los bizco-
juguetes de donde saca un muñeco de caucho. chos pero su agresividad está disminuida. Quiere ir a buscar uno
de ellos que ha caído detrás del silloncito, pero el biberón se
El 12 de enero camina bastante poco y quiere sobre todo interpone en el camino; lo toca con precauciones y retrocede: va
estar en mis brazos, donde me agrede en la boca; está de nuevo y viene v::rias veces para encontrar una solución que le permita
atraída por los botones de mi blusa. pasar sin tocar el biberón; sin embargo no evita que ·se caiga, lo
De .nuevo en su habitación, se muestra agresiva con los de- rechaza; el biberón choca con mi pie; Nadia lo empuja más lejos,
más niños y qUiere andar. bajo una silla, yno se ocupa más de él.
Entonces recoge el bizcocho, al que coloca en contacto con el
El ·13 de .enero me tiende su pie derecho para que la . calce, tubo de la calefacción. Lo abandona para tocar el tubo con la
pero se niega a. que le ponga el zapato izquierdo; ine lo quita y lo mano, intrigada por el calor y sacudiendo la mano rillentras mira
arroja. La enfermera se lo pone sin ninguna dificultad .. su.palma.
Durante toda 'hi sesión estará muy violenta, 'sobre todo des- En mis brazos me quita las gafas, me las devuelve riendo,
pués de ir ·a golpear el auto contra el orinal. Después' ya no se las pone contra mis ojos. Me las pongo de nuevo, acto que ella
,anima a· acercars'e al orinal, y se pone a dar vueltas a su *ededor, espera con expresión traviesa; me las quita otra vez. Baja para
lanzando agresivamente ante ella el ·auto para volver a tomarlo y ir a buscar ~u bizcocho, con el que golpeará el borde del .orinal
.volver a lánzarlo·. después de dar vueltas a su alrededor; después golpea dentro.
Hace muchos interv:alos en mis brazos donde se muestra vio- V ilelve a mí; me hace comer un trozo de bi,zcocho que retira
lenta con mi boca; me golpea en ella con mucha fuerza con el auto de mi boca .con su dedo; se lo digo, me sbnrfe, continúa, después
cuando le 'digci 'mientras 'me ' tiraba !lgtesivamente de los labios' arroja el bizcocho. ·
que ella está resentida con mi boca porque no ha tenido con ella
A partir de ese momento está tensa y agresiva. Quisiera acer-
todo lo que hubiera querido , Entonces se queda un minuto quieta
carse al orinal pero da vueltas a su alrededor y se aleja. De nuevo
ante mi blusa, .a la altura del pecho, y empieza a arrojar h.acia
junto a mí, oculta la cabeza en mi pecho y me mira con ternura.
atrás, por encima de su hombro, los juguetes y el auto con el
que se golpea: al pasar. · Maltrata UI1 rato a la muñeca, después viene a quitarme el papel
y lo arroja _por encima de su cabeza. .
. Baja y se pone a andar de una cama a otra balbuciendo ·como
si lanzara· insultos. De n:uevo pone la cabeza contra mi peCho, tiernamente; des-
En su Habitación quiere andar para quitarles a los otros lo pués se pone de pie con ayuda de los barrotes de la cama, quiere
que tieneri, pero sobre todo da la impresión de no saber lo que ·que la admire, se hace besar y vuelve a empezar.
quiere. La asusta la llegada del padre de otra niña, y se refugia Al final de la sesi~rz ya no sabe dónde está ni lo que quiere:
en mis brazos mirando insistentemente 2.1 desconocido. irse le;os de mÍ. o venir a mis brazos, ' y hace alternativam,ente una
cosa y otra/ hace las dos mal, las esboza apenas, abandona una por
También el 14 de enero se niega a que le ponga el zapato . la otra con · un balbuceo muy modulado, por momentos violento
izquierdo., que la enfermera en cambio le ·coloca muy fácilmente, como un insulto y por momentos tierno y .cantante.
como ·la otra vez. La llevo a .su habitación. Allí quisi~ra marchar hacia mf ~in
I-Ioy ·se ac~ntúa cierto r~chaz.o por las sesiones, · y manifiesta apoyo. Como no lo consigue viene a mis .brazos para que In ncn
un
preferencia por. la marcha;·.en ' ··primer tiempo en ' su: habi- ricie, después quiere que la deje en el suelo para arrnRt rarNc- hnd
tación , la habitación contigua, donde oye jugar a otros nii\oR. Si 1111 nll\o

1.0D 101

¡,,.. · · - ·- - -

l
EL PEQUE:flO OTRO: LA MU:flECA
NADIA O EL ESPEJO

O O llora, se detiene inmediatamente, inquieta, y vuelve a mis brazos O O brazos, se estrecha contra mí. En dos oportunidades quiere vol-
ver al suelo; pero tras de un breve sollozo vuelve a estrecharse
en busca de seguridad antes de volver a alejarse.
contra mí antes de decidirse.
A partir de ese momento hace ruidos de succión. Se aleja para
El 16 de enero la encuentro extendida en la mesa, llorando
recoger el soldado de plomo, le chupa el fusil mirando el biberón,
porque la puericultora acaba de lavarle las orejas; tenía un flujo
después lo coloca én .diferentes lugares, cerca del biberón al que
espontáneo. Ha debido llorar mucho porque tiene los ojos muy
no se atreve a tocar; vuelve a tomar el soldado para chuparlo de
enrojecidos.
nuevo mirando el biberón. ~ digo que lo chupa en lugar del
Deja de llorar cuando me ve, pero no me tiende los brazos.
· biberón; en:onces lo abandona, hace ruidos de succión, recoge·
La levanto, tiene un sollozo breve y estrecha mí cuello en sus
el barco para chuparlo una vez y lo lanza violentamente lejos de .
brazos, patalea discretamente; se echa un poco-hacia atrás pero
ella, 'despúés se pone a chupar al muñeco. Lo deja para venir a
sólo para m.i¡arme a la qra intensamente; sonríe y sus dos bra-
mis brazos y sobre todo para estar de pie contra mí, apoyándose
ms .están apoyados en mis hombros.
en mis hombros. Es -la única oportunidad en toda la sesión en
Está contenta de entrar en la habitación de las sesiones. Tien-
qtie me mira tiernamente; después me muerde la bar.billa muy
de un brazo ha~ía los juguetes nuevos: un arca de Noé con dife-
cerca de la óoca, sin agresividad, y con un movimiento de suc-
rentes animales de madera y un muñeco de caucho. Decidí no
ción esbozado débilmente.
sentarme más en el suelo sino en una sillita baja, ahora que ella
Después...·sentada en mis .brazos, me quita las gafas, las arroja
puede incorporarse; pero el estado en que está esta mañana me
y se aleja para recoger al muñeco al que chupa enérgicamente.
obligará a ponerme dos veces a su nivel.
No lo-dejará más. Vuelve a mí, con el muñeco en la mano_,. y se
El tono emocional de esta sesión está dominado por un deseo
extiende en el suelo a mis pies, riéndose, jugando con sus pies,
ardiente de hacerse acariciar y un violento negativismo que obliga
dando vueltas sobre sí misi:na, dichosa.
a Nadia a rechazarme, en cuanto se ha abandonado un poco. No
La escena dura cinco minutos. Nadia trata de levantarse y no
balb1.1cea . . puede; me pide ayuda con el rostro crispado. ..
Inmediatamente va hacia el arca y empieza a .sacar juguetes.
Cuando la llevo de nuevo a su habitación, siempre con el
Sus movimientos son de nuevo torpes, y ha reencontrado su mo-
muñeco, Nadia se ve en un espejo en mis brazos. Es preciso decir
vimiento automático· de abrir la mano cuando suelta un juguete;
·que pasanioE todos los días delante de ese espejo cuando la llevo
sin ·embargo, este ·movimiento es diferente del del comienzo, por-
a la sesión. Es un espejo grande colocado encima de una chime-
que una vez que ha dejado caer el juguete lo mira, inerte, pero nea; con una mesa para cambiar delante. Cuando se ve ese_día,
conserva encima det'juguete su mano con los dedos crispados. quiere que l:s ponga de pie ¡obre. la mesa ante el espejo. Su ros-
Vuelve a poner .en el arca lo que ha. sacado ·y sólo se interesa
tro . es fijo, .casi angustiado, y termina por dar vuelta violenta-
en un barquito de celuloide y en el muñeco de cauCho; más tarde mente la cab!:z.a.
en un soldado de plomo. Agarra el muñeco y lo suelta varias ve- La dejo de pie ante un silloncito. Conserva siempre su mu-··
ces automáticamente antes de arrojarlo lejos·; '-a partir de aquel
ñeco.
momento ya no tendrá más movimientos automáticos. De un pun- Unos momentos después oigo llorar y encuentro a Nadia llo-
tapié lanza un cubo bajo la cama. Varias veces arroja- el barco al rando, sin el muñeco, sentada cerca de la cama. Se cuelga de mi
suelo y lo abandona para venir a mí. Entonces se aprieta con · bata; la levanto, se tranquiliza en mis brazos, pero sin que le dé
fuerza contra nl.i pecho, pero sus manos están crispadas y se rein- .el muñeco. La pongo en su cama; ella se echa hacia atrás en el
corpora pronto apartándome con sus brazos. ·colchón y cuando cierro la puerta se pone a llorar en silencio,
Descubre que puede andar empujando ante ella el silloncito; dolorosamente, como nunca la. había visto hacerlo antes.
se detiene en su movimiento y se echa a llorar, se refugia en mis
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102
NADIA O EL ESPEJO
EL PEQUE!Vo · OTRO: LA MUÑECA

o berlo, lame la manga de mi. blusa o me lame la mejilla. Si se lleva un


bizcocho a la boca se lo vuelve a sacar, lo analiza para asegurarse de
Es preciso aislar este período del 4 al 16 de enero, aunqu~ forme que no le ha dejado ninguna huella, lo lame, como me lame a mí, una
pttrte de la fase pre-especular, porque en él Nadia vuelve a .introducir vez y lo arroja.
w1 elemento de su fantasma escópico que había abandonado a partir
El 9 de enero, durante la segunda sesión de la jornada, llega a
del 9 de noviembre: la muñeca. Esta mUñeca da lugar a una acentua- colocar por un momento su boca abierta sobre la mía, babeando mucho
ción .tal de la relación metafórica con el. Otro, que Nadia termina por y con movimientos de succión. Se muestra muy feliz y tierna, como si
quedar bloqueada por ella el 16 de enero, justo antes del espejo. La accediera a la relación ejemplar de superficie donde el agujero estaría
muñeca es el pequeño otro en las rodillas del . gran Otro: como el re- obturado tanto para ella como para m( : relación absolutamente despo-
torno de lo reprimidq de la imagen del 1 O de diciembre. :Pero el ca- jada de todo deseo de devorarnos una a otra. Días antes había mani-
mino que ha recorrido en su relación conln.igo· permite a Na~a; mos- festado un esbozo de ese deseo ; pero había renunciado a él, como s~
trarse activa· y agresiva, tanto contra la muñeca como. c~ntra la mu- yo debiera ignorarlo. Esta necesidad de que el Otro n6 sepa, que apa-
ñeca conmigo, hasta el punto de que el fantasma sádico que subtiende rece como tal en Ia fase pre-especular, está vinculada por ·una parte al
esta agresividad le da miedo. manteni:miento del deseo sádico del pequeño sujeto, -pero al mismo
En efecto, a partir del 5 de enero, cuando llego; la .encuentro. asus- tiempo es lo que reprime ese deseo (la estructur¡¡ metafórica, fortale-
tada, y sólo se tranquiliza cuando me ve traerle sus .calcetines y zapa- cida ·por el transitivismo, juega un papel preponderante en esta. repre·
tos, cuyo · importante carácter metonínii.co hemos señalado; son los sión, tal como hemos visto). Así es como una vez que le revelo su
únicos objetos que garantizan su no disolución en. mi cuerpo y e~ el deseo de comerme cuando ella me lame, me da un manotazo y se mues-
otro. En la vida cotidiana no soporta su tc;nsión iriterp.a mejor que en tra ansiosa. Después quiere subiJ:: a mis brazos, esto es, pegarse a mí
la sesión, y llora con facilidad: por ejemplo, criando ve otro niño en para anular ese deseo , y que yo no lo sepa.
las rodillas .de la enfermera.- .Además eri la sesión todas las violencias El mismo día en que pone su boca abierta sobre la mía; hay otro
contra la muñeca se .vuelven contra· ella y ella se· golpea la ca~eza y agujero de la superficie de su cuerpo que le hace señas bajo la forma
me golpea a .mí después, lo que rio arregla nada. Después de esas esce- del orinal; he advertido que era un factor nuevo en su interés, pero
nas, generalmente quiere hacerse besar en ·mis brazos·; perq esta aproxi- nuevo sólo en la sesión, porque sabemos que en estas instituciones la
mación la hace ir de Escila a Caribdis. Razón por la cual al fiD,.al de este ceremonia colectiva del orinal se produce varias veces por . día. Pero
período advierto que ya .no sabe dónde .está ni lo que quiere. Al mismo le sucede con él lo ·mismo que con el biberón: ¿qué puede saber ella
tiempo soporta mal el intervalo entre las sesiones y se mantiene reple- si la han dejado en el estricto nivel de la necesidad? Más que de una
gada sobre sí. demanda del Otro que se inscribiría en una .verdadera relación con él,
Pese al callejón sin salida que encuentra: en el camino metafórico, se trata de obturar un orificio: en la escena anterior el orificio de la
se hunde en él inexorablemente, dado el carácter de su relación con el boca; en ésta; lo que obtura el orificio anal, agujero en la superficie
Otro, relación sujeta a la represión y por eso mismo al retorno de lo de su cuerpo, es el orinal. La inscripción de este fenómeno de superficie
reprimido. El 13 de enero incluso se niega a recurrir metonímicamente se confirma una vez más al .día siguiente, cuando palpa mi I,Jiel, lame
1 calzado. mi mejilla, aproxima su boca a la .mía sin tocarla, ve el orinal y se da
vuelta para mirarme riendo.
1\n cuanto a su boca, se precisa una relación particular conmigo. Lo que hace el 9 de enero con mi lápiz cuando explora el orinal
ll, n 1111 rrlmer momento, como no puede acceder a un comportamiento. hundiéndolo profundamente en él podría pasar por la exploración de
!'11 11 l ptoplnmente dicho, ni bebiendo el biberón ni comiendo bizcocho, un recipiente, si el contexto de la estructura corporal no viniera a inva-
11 tl1u ltrm en el juego de lamer: lame la tetina del biberón sin be- lidar esta interpretación. Además .d. orinal ha sido antes objeto de su
mirada, esto es, de una exploración de superficie; sólo en segundo tér-
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Ji
···;;;. EL PEQUEfW OTRO: LA MU~ECA
~·j,
NADIA O EL ESPEJO ;_r 1

"
~r-·7.
(en la segunda parte de la sesión, inmediatamente después de la repre-
mino ella buscará el lápiz que me había quitado para tantear el orinal, ·-~~· sión de la imagen). Redescubre su comportamiento y sus síntomas del
antes de hundirlo en él como si fuera preciso que un obj~to sacado de ·:.:~ comienzo, sobre todo el movimiento automático de la mano que le
mi cuerpo viniera a obturar el ~gujero de ese orinal que es también el
• y·

hace soltar el objeto que acaba de asir.


orificio de su cuerpo. Por otra parte no cabe desechar la asociación de También se acentúa su ambivalencia mtre .el deseo de hacerse aca"
ese lápiz con el termómetro, que le ponen dos veces por día desde que riciar y un violento negativi.smo. Si ese día crispa l¡s manos sobre mi
nació. pecho, no es para culminar en una llamada: «mamá», que no pronuncia
Evidentemente el orinal que Nadia explora, en tanto objeto :zela- hace un mes; por el contrario, me rechaza. Además en el curso de esta
cio'1::tdo con la superficie de su cuerpo, es por desplazamiento idéntico sesión no sale .de su boca un solo' sonido articulado. Trata de reencon-
al -o orificio del agujero del cuerpo, la boca (siendo la ooca y el.ano trar alguna satisfacción muscular del movimiento, pero el corazó.n no
los orificios de un solo y único agujero del cuerpo). Ella pegó su boca está allí y a la primera dificultad se echa a llorar.
a la rilla: se ocupa del orinal· como de algo que se pega a una parte de El muñeco de caucho que aparece elll·de enero está en una situa-
su piel. Demuestra esta identidad el14 de enero, cuando al apoderarse ción privilegiada. Lo reencuentra el 16 de enero en el arca y suscita
de un bizcocho, golpeará con.él el borde del orinal, después de ha"Serle vivamente su interés; pero no puede tomarlo sin reincidir en su mo-
dado vueltas alrededor, y golpeará dentro antes de hacerme comer un vimiento automático. Entonces, después de varios intentos, termina
trocito que me retira de la boca con su dedo. Se lo digo; ella sonrÍe, arrojándolo lejos .de ella: en todo el resto de la sesión no volverá a
pero se pone tensa y agresiva, quisiera volver a aproximarse al orinal, tener ese movimiento automático, como si .estuviera vinculado con la
no lo consigue, vuelve a estrechar su cuerpo contra el mío -y confirma prohibición de agarrar el objeto, un objeto que ella debe perder.
su fracaso sacando por última vez el papel de mi bolsillo, y arrojándolo Sin embargo podrá volver a tomar el muñeco, pero antes habrá
por encima de su cabeza. Lo que ese papel tení.a de metonímico .cede chupado el fusil del soldado de plomo, haciendo ruido de .succión y
su puesto a la adhesión del. cuerpo, cuyo carácter metafórico ya hemos mirando el biberón. Cuando le digo que lo chupa en lugar del biberón,
visto (es una conducta que había insinuado .el día anterior; arrojmdo su respuesta es inmediata: abandona el soldado, desvía la mirada del
agresivamente los juguetes detrás de sí). ¡, biberón, toma el muñeco y lo chupa mirándome. A través de sus rá-
Esta elección de lo metafórico es un retorno de .lo reprimido, que pidos cambios de objeto, muestra la indecisión en la que se encuentra.
la lleva aún más lejos, puesto que al final de la sesión del 14 de enero, El verdadero objeto metonímico, el fusil del soldado de plomo, ha
si se despega de mí es para ponerse de pie frente a mi y que yo la cambiado remitiéndola al objeto sustitutivo; el biberón. Incluso aban-
admire, movimiento que prefigura lo que hará ante el espejo pa::a en- dona al objeto .metafórico . que es el muñeco para venir a mis .brazo.s.
contrar en él el corte unitario de su cuerpo . Pero si estoy en el lugar Lo mismo que en la sesión. del 14 de enero, de nuevo quiere estar de
del espejo como un espejo real no puedo sino devolverle su sitio de pie contra mí, frente a mí, apoyándose en mis hombros y mirándome
objeto metafórico. con ternura, como si por un instante se reflejara en mis ojos, convir-
Es en ese momento cuando advierto una vez más que · no sabe ya tíéndose en mi objeto de pie sobre mis rodillas. Pero contrariamente al
dónde está ni lo que quiere: alejarse de mí o venir a mis brazos, esbo- 14 de enero, la proximidad de nuestros cuerpos la precipita hacia una
zando alternativamente los dos movimientos con un balbuceo tiemo o inclusión por adhesión a mi cuerpo: me muerde la barbilla cerca de la
violento como un insulto. boca y esboza un débil movimiento de succión.
A partir de entonces intentará el desenlace imposible en el campo
El 16 de enero es la última sesión de esta fase pre-e~pecular que metafórico, cuidando en primer lugar de quitarme las gafas, esto es., de
concluye con el primer espejo. apartar algo de mis ojos para que yo no vea lo que hará a continuación:
Nadia no puede más. Vuelve masivamente al sitio metafórico que se aleja para recoger el muñeco y chuparlo enérgicamente. Pero vuelve
se vio empujada a buscar, como para encontrar lo reprimido de ~a i.t:Da- hacia mí. Si el muñeco tenía originalmente un aspecto metonímico, lo
gen, y que sin embargo había rechazado en conjunto el i O de diciei:nbre
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NA.DIA O EL ESPEJO

Jllismo que el fusil del soldado, Nadia lo abandona para venir .· a estre- 8
horse contra m:í, morderme y chuparme, efectuar con y a trav.és de él
la zambullida en la metáfora. Con un objeto así viene, después de EL ESPEJO I: NUESTRA IMAGEN
haberme privado simbólicamente de· la vista, a convertirse en mi ob-
jeto caído a: IDis piés. ·Lo que quiere es lo que dice cuando -me pide
DE LA METAFORA A LA METONIMIA

ayuda, con expresión tensa, para levantarse: que yo recoja · el objeto


metafórico ·en que se ha convertido para mí, para el Otro, conservando
siempre :para si su propio objeto metafórico: el muñeco. .. '
En esta escena rechaza tanto su .pérdida como la mfa,. y permanece
enteramente aferrada a la imagen del lO de diciembre. Entran en·juego
simultáneamente su deseo de estar en el sitio del otro y mi deseo,
supuesto ·pbr reciprocidad, de recogerla . para colocarla enci.ina de mí,
última realización de su fantasma fundamental; peró esta realización 17-31 de enero
ya no tiene las .virtudes de la imagen donde lo escópico enmascaraba
OO Al día sigui~nte, . L7 de enero, Nadia está mucho mejor.
toda pérdida, fundamentalmente en ·mi ausencia. Porque estoy presen-
te, como lo estaba ·el ·10 de diciembre; .y ya rio se trata para ella de A partir de la ~esión de la .víspera ,no tiene diarrea, por primera
perderse ·en el :«ver» el objeto, sino en tenerlo y chuparlo. Como no vez en diez días. La entuentro sentada en su cama, chupándose el
puede conseguir que yo no lo sepa, paga el precio de tenerlo convir- pulgar, risueña~.cosa que hacía mucho tiempo 1:10 hacía. Se prende
tiéndose en un objeto a mis pies, que debo recoger como ella ha reco- a mi bata para que la levante. Le pido a una enfermera que la
gido el suyo. Si se muestra feliz, lo es de manera tan puntual como en calce; mientras tant,o Nadia m~ tiende los brazos, pataleando de
ocasión de haberse bebido el biberón en mis brazos el 12 de diciem- impaciencia.
bre; lo mismo que en ese día, ahora su ·felicidad dice algo de un arrai• . A partir del día que siguió al pr~er espejo, todo el .mundo
gar en lo Real su relación con el Otro. Entonces' lo había resuelto constatará -aunque en ese momento yo no hice esa asocia,ción-
tendiéndome un trozo de cartón, objeto metonímico, que le había qi.ú~ que Nadia ha cambiado de aspecto: ha perdido su aire de..viejita, .
tado a otro cima; ahora se encuentra por entero en el lugar del objeto su rostro se ha vuelto infantil, tiene el rostro de una niña de su
metafórico que me da. Al final ·de la sesión, lo resolverá solamente edad.
mediante la promoción del objeto metonímico · por excelencia: ·1a ima~ .. La llevo radiante a la sesión. Me siento en la silla baja:
gen de la totalidad de su, cuerpo en el espejo. 1 Nadia verifica mi posición respecto a la suya con inquietud. Se
tranquiliza, va a sacar los juguetes del .arca uno tras .otro. Hoy
sus movimientos son menos torpes, más directos, y no tiene
· .·· gestos automáticos. Se interesa por una tacita en torno.de la cual
girará toda la sesión: después de arrojarla, la recoge y ~~ revisa .
Le digo que es .una taza para beber, del mismo moqo como he
n_qmbrado cada uno de los juguetes que sacaba del ar~a.
Se lleva la taza a la boca, la chupa; pero su mirada está B,ja
en el biberón·; arroja la taza, trata de volcar ,con la mano el bibe-
rón, no se atreve y trata de llegar a él con un palo :de ll):¡qe~a que
ha .sacadQ · del arca y que chupa antes de ac;ercarlo al biberón.
WMc el comentario de este primer descubrimiento del espejo, pág. 121: Todavía no se atreve a tocarlo y arroja el palo cada. vez más

108 109
·::~1-l

~~
NADIA O EL ESPEJO t~.
:t~ EL ESPEJO I: NUESTRA · IMAGEN .

O O cerca, sin conseguirlo. Sólo logra volcarlo haciendo girar el ~ca OO El 18 de enero cuando yo llego Nadia duerme boca abajo,
~)e
bruscamente. Entonces se aferra al biberón y lo arroja violenta- .~ en postura de rana, y ronca. La enfermera la despierta. La pri-
mente contra la pared; el biberón rebota y viene a dar contra mera miradt de Nadia cae sobre -la enfermera, Nadia welve a
mi pierna. Nadia lo mira por un segundo, va a buscar la taza y
:·~ ( poner la cabeza en la almohada para volver a dormirse. La llamo,
viene a mis brazos con ella. Se hace besar, arroja la taza, va a .da vuelta la cabeza, me ve, sonríe, se sacude, se sienta y se le-
recogerla pero vuelve a mis brazos sin la taza. Se hace besar de vanta para que la tome en brazos, medio dormida todavía. Mien-
1
nuevo, coloca tiernamente sus dos brazos alrededor de mi cuello, tras la enfermera la cambia y la calza, me tiende todo el tiempo
su cabeza contra mi mejilla y se estrecha contra mí con un bal- los brazos. Termina por impacientarse y me pega en el pecho
buceo tierno. Es la primera vez que expresa su ternura como una sacando la lengua_
niña de su edad. Ya no tiene diarrea, aumenta de peso, come mucho y se mue-
Instituye el juego de arrojar la taza, ir a buscarla y subir a ve continuamente. Cuando la llevo sonríe y. tiene una expresión
mis rodillas. A partir de la tercera · o cuarta vez la arroja en la traviesa; saca un poco la lengua.
cama;. sentada sobre mis· rodillas, le basta con inclinarse para Comienza la sesión sacando del arca una muñeca de caucho
atraparla; antes de hacerlo chupa y lame con dekite el barrote de que no es el muñeco y la arroja. Hace lo mismo con los cubos,
la cama. Por fin arroja la taza al suelo y quiere bajar- para ·ii: :3 se divierte· >acándolos del arca y volviéndoios a poner, con el
buscar el biberón, al que arroja violentamente en un rincón de rostro interesado de una criatura libre y que se siente segura. El
la habitación como si se tratara de una pelota -lo ha levantada arca se vuelca arrastrando al biberón que rueda bajo la ventana;
por primera vez- después de golpearlo varias veces con la taz:a ella lo mira, después pierde el interés, no sin antes golpearse la
balbuciendo «a-pa, a-pa» . · ' cabeza con un juguete.
Una enfermera entreabre la puerta para dejar en el suelo un Como el arca está caída de lado, trata primero de tomar los
poco de viruta cerca de la puerta y se va. En seguida Nadia se · juguetes a través de los barrotes que forman 1,lllO de los costados ;
l~a a toda velocidad para saber lo que es ; está llena de curiosi- se obstina y sacude el arca, furiosa . Después, muy rápido, se da
dad; pero cuando casi había llegado a su objetivo . se detiene, se cuenta de q:_¡e puede sacarlos por la tapa.
pone de pie, me mira con ternura y vuelve a mis rodillas. Encuentra un platito al que inspecciona largo rato. Le digo
La llevo a su habitación. No quiere que la deje en seguida, y que es un piato; vuelve a colocarlo en el arca. Me mira y viene a
bien sentada sobre mi brazo, con una mano sobre mi hombre·, q~tarme las gafas para devolvérmelas en seguida riendo . Vuelve
mira lo que sucede con rostro despierto, sacando un pocola len- a sacar el plato del arca, pero el plato está arrinconado y Nadia
. gua. Apenas la he dejado en la cama y estando todavía cerca de lanza un gemido; logra tomarlo, lo chupa, lo arroja, vuelve a to-
ella se acerca una practicante. que le . tiende los brazos. Nadia se marlo para dármelo. Cuando adelanto la mano retira el plato, lo
aprieta contra su almohada, . con los brazos echados .hacia atrás, chupa, lo arroja y quiere venir a mis brazos. Desde allí, lo mismo
como hada antes; pero su expresión -ya no es la· misma: ··rechaza que ~1 día anterior con la taza, juega a arrojarlo y a bajar a bus-
a la desconocida porque yo estoy allí, pero no está angustiada; sus carlo por des veces.
ojos van de la practicante a mí. Por nn momento vuelvo a levan- Rechazando los bizcochos, toma un trozo de azúcar y lo co-
tarla en brazos; d~a se aferra a mí y muy pronto recobra la acti- loca en el plato, para arrojarlo de allí dos veces seguidas. Vuelve
tud distendida e interesada de hace un momento. Al' irme creo a mis brazos con el plato y vuelve a empezar el juego anterior,
poder dejarla' en brazos de la practicante; pero es una prueba con un balbuceo variado y articulado: «a-pa, a-pú, a-té, a-da,
demasiado dura para Nadia, como lo testimonian su mirada an- a-ca», mirándome con ternura. '
gustiada y su rostro sumido; ha reruperado su aspecto de vie- En el curso de este juego, Nadia se extiende en el suelo,
jecita. como el 16, pataleando, jugando con sus píes, haciéndome admi-
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:;11
-··.+2:
·..'5f.
-~.:.:

·:~~
NADIA O EL ESPEJO EL ESPEJO 1: NUESTRA IMAGEN
.<.;:: ·"
1
O Orar sus movimiep.tos. Hoy logra levantarse sola. Su rostto -· se
. {\_! \
O O ro, Nadia tiene fiebre , le duele un oído y le supura la uña de un
crispa durante el esfuerzo, pero desde que está sentada se vuelve dedo. La encuentro en su cama; no parece sufrir. Mira con sumo
a· mí triunfante.
'
. ·:~--
interés lo que sucede en la habitación. Se levanta y me tiende los
La llevo sonriente a su habitación, con el plato. No quiere brazos. Está encantada con su vendaje. Mientras me ausento para
que la ponga en el suelo, y desde mis brazqs mira lo que ocurre ir a buscar sus zapatos se niega a tomar el desayuno.
con e-xpresión ~aliciosa, un pedazo de lengua fuera. Arroja el En la sesión está violenta y expresa una verdadera agresividad
plato en una cama, quiere que la ponga de pie contra 1a cama para contra mí. Empieza por arrojar todo lo que hay en él arca, y la
r.ecogerlo, después vuelve a mis brazos. ·-~\} misma arca, lejos de ella. Conservad J?l¡¡~~- ¡ bromea conmigo
. - ~-~~: .
Se la entrego a la practicante~ Nadia está. menos angustiada ?2~
con expresión maliciosa: me lo tiende, después se tiende hacia mí
que la víspera. ~~;::~-. como si quisiera que la levantara, pero se niega riendo.
Arroja los bizcochos , sube a mis rodillas para quitarme ·las
Cuando llego el19 de enero encuentro a Nadia pegando repe- ~-~~~~ gafas balbuciendo mucho. Desde mis rodillas arroja a la muñeca
tidas veces con una muñeca de madera a dos niños a quienes ha .'/.:
a la cama cada vez más lejos, después quiere que la ponga a su
.....
arrfuconado contra la ventana con ayuda de la cama y que están vez en la cama. Con expresión de conformidad, toma posesión
.asustac;lísimos. Cuando me ve, redobla su ~violencia, que -distribuye de la cama como de un campo de batalla conquistado y me mira
entre los niños, el cristal y la cama. La llevo, y ella conserva su triunfalmente.
muñeca de madera ..Su rostro está tenso y su respiración es rui- Arroja fuera de la cama la muñeca, así como ropa de lana.
dosa. Satisfecha, se pone de pie, viene a mí, y con la boca abiert(! trata
Durante la primera parte .de la sesión se vuelve a mí ;para ver de comer mi pómulo, suavemente. Vuelve a sentarse, se muestra
cómo acepto yo esa violencia --contra la que .en seguida si<;nto excitada, después agresiva contra mí; acompasando los golpes que
que hay quqirotegerla-~ Trata de romperlo todo, golpeando los me propina coii exclamaciones del tipo de: «toma, ten». Tomán-
juguetes contra el suelo; de esa manera hace muchísimo ruido . dome de los cabellos me baja la cabeza, y manteniéndome en esa
Persigue con ensañamiento a los ·juguetes y los manda lo más postura me pega con la otra mano. Después, me levanta la cabeza
'lejos posible de ella, como si le hubieran hecho daño . Primero se tirándome siempre de los cabellos, y con las dos manos me pega
ocupa del arca y de su contenido, después .del plato al que ha en las mejillas y en la boca. Su violencia culmina cuando quiere
chupado, del trapo, después de habérmelo dado y haber venido a hundir su dedo en mi ojo. Toda esta escena de violencia está en-
hacerse mimar en mis rodillas; entonces, apoyada contra mí, trata trecortada de caricias breves y acompasada de gritos: <~ma-ma­
de desgarrarlo. roa».
Todo esto tiene hasta tal punto un acento ,de autodesttucción · La llevo a su habitación y quiere caminar.
por carencia que se lo digo. No sé qué es lo· que habrá compren- Supe que por la noche estaba muy bien, había comido muy
dido, pero .se detiene y me mira balbuciendo «a·ga, a-pum» (como bien y no pareóa sufrir.
cuando algo cae).
En seguida va a recoger el biberón y se pone a golpearlo con- Cuando llego el 21 de enero, me entero de que a Nadia le
tra el suelo .con tanta fuerza; 1a tetiria hacia abajo, que se raja; duele mucho el oído. Me sonríe y se pone de pie en cuanto me
entonces ló patea y hace -sUfrir .a la muiíeca la n;tisma suerte. acerco. No encuentro sus zapatos, y mientras espero que una
Cuando la llevo a su habitación . está más tranquila; quiere enfermera me los traiga me sien.to cerca de ella. Su decepción es
andar, después la pongo en brazos de una enfermera. muy grande: vuelve a sentarse, me mira con rostro fijo , cchn loa
brazos hacia atrás y sus ojos se llenan de angustia. Le tícnoc> ln
Después de esta sesión explosiva, al día siguiente, 20 de ene- brazos; acentúa por un momento la posición de sus brnzos rchn

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NADIA O EL ESPEJO EL ESPEJO 1: NUESTRA IMAGEN

D O dos hacia atrás, después se incorpora y se inclina hacia mí, son-


riendo primero con los ojos, y después francamente, cuando la
¡ O O interesa mucho por su imagen y después por la mía cuando me
las arreglo para reingresar en su campo. Su mirada va de su ima-
. levanto. Está muy excitada mientras la enfermera la cambia y la gm a la mía y de la mía a mi rostro real .
Como la víspera, comienza la sesión quedándose unos minutos
calza, pero compruebo que si me alejo cae en la inmovilidad.
Me entero de que el examen ORL ha revelado que es un ' en mis rodillas, muy relajada. Saca el papel de mi bolsillo y lo
arroja; trata de sacar el lápiz, pero ·no lo consigue en primera
ganglio y no el oído lo que le produce dolor; pero en la sesión
no registro ninguna manifestación de que sufra. instáncia y abandona; quiere que la ponga en el suelo.
En la sesión se queda por un momento en mis rodillas, con Saca algunos objetos del arca, entre ellos el plato. A conti-
el cuerpo abandonado, mirando lo que hay en el suelo; después nuación, pone por primera vez. algunos objetos de nuevo en el
pide que la ponga en el suelo. · arca. Con el plato en una mano, vuelca con la otra el bib,erón; lo
Saca con violencia los juguetes del arca, salvo dos objetos: toma, lo sacude, lo arroja lejos, mira adónde va, le \ruelve la
·! trapo al que mampula, deja y vuelve a ·tomar vari-as veces espalda y recoge el papel para chuparlo. Entonces le digo que no
'ltes de alejarlo de el!a; y el plato al que manipula. y deja antes quiere el biberón, que le recuerda cosas malas, y que chupa el
de alejarlo, ·como el trapo. Este trapo desencadena contra el bi- papel que vien'e de · mi bolsillo.
berón una agresividad que ella no se atreve · a expresar; entonces Sube a mis brazos y pone tiernamente su boca sobre mi hom-
se vuelve a mí para que la ponga en la cama. Alli se acomoda ·bro, me qui.ta las gafas, las arroja; lame los barrotes de la cama
confortablemente, me mira radiante, balbucea con regocijo. Viene y quiere ir dentro. Como el día anterior, se extiende en ella mi-
fren te a mí a lamer un barrote de la cama y después mi brazo. rándome, .conmovida y sonriente. Se sienta y aproxima mucho su
Despqés de varios intentos logra ponerse de pie sola, se hace ad- rostro al mío, con expresión de plenitud; se inclina -todavía más
mirar, frente a mí, apoyándose en mis hombros y durante; largo para rodear mi C:uello con sus brazos, y después de lamer mi hom-
rato coloca su boca abierta sobre uno de ellos babeando mucho. bro vuelve a mis rodillas, se abandona en ellas un momento y baja
. Quiere volver a mis rodillas, donde me mira en los ojos con ale- al suelo .
gría antes de volver al suelo. Allí juega con un bizcocho que me Arroja bastante agresivamente fuera del arca los oLjet'os que
pone en la mano para después quitármelo vivamente _y mirarme había vuelto a poner, después envía el arca a paseo. También me
riendo, pateando varias veces. Le voy diciendo que ella me hace pone en la mano el bizcocho que me arrebata dos veces consenl-
lo que le han hecho a ella; y que comiendo se aprende a amar, a tivas. Del otro lado de la cama percibe el papel que hace un rato
ser amada y a amar la vida. Entonces quiere que vuelva a ponerla ha chupado y arrojado; se dirige rápidamente a él, pero se detiene
en la cama; se tiende allí con el rostro vuelto a mí y una expre- a mitad de camino para recoger un bizcocho que arroja detrás de
sión de felicidad. Se abandona sólo un instante; se sienta y pone sí, después el plato al que conserva. Se extiende. en el suelo, agi-
una mano en mi hombro. tando alegremente las piernas y mirándome.
Cuando la llevo de nuevo me pide que la ayude a caminar. Entonces arroja el plato y lo recoge· rodando sobre sí mis-
Se dirige a otra habitación donde se interesa mucho por el barri- ma. Para tomarlo se pone en cuatro patas y después se sic.::1ta:
do . Por la noche ya no tiene fiebre y su dedo está curado. realiza todos estos movimientos sih ayuda, pero necesita obstina-
ción para lograrlos, como lo demuestran los grititos que lanza en
El 22 de enero tiene una venda alrededor de la cabeza a causa medio "de sus esfuerzos .
de su ganglio, pero no tiene -fiebre y parece muy bien. Siempre Vuelve a mis pies, vacila en darme el plato, no lo hace y
reacciona con la misma excitación cuando me acerco a su cama. viene a mis rodillas para ir a la cama. Se estira de nuevo en ella,
La enfermera le pone los zapatos en la mesita que está frente muy distendida, la cabeza vuelta hacia mí. Quiere que acerque
al espejo. Después de asegurarse de que estoy cerca de ella, se mi rostro, lo acaricia con las dos roanos, con una risa ahogada y

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NADIA O EL ESPEJO EL ESPEJO I: NUESTRA IMAGEN

O O dichosa. Después quiere que la levante y la saque de la cama to- O O sin diarrea; quiere que la ponga en el suelo. Después de sacudir
mándola por debajo de los brazos, cuando sigue extendida: es- el arca con bastante violencia y de lanzar lejos el plato, se sienta
trecha contra el mío todo su cuerpo, p(Jne sus brazos alrededor con un bi2cocho en la mano, lo arroja y levanta su ropa, pone la
de mi cuello, pone su boca abierta sobre ·mí mejilla, babeando, y mano en el pañal sucio y me mira. Se alegra de que la lleve para
deriva hasta mí boca. No insinúa ni mordiscos ni succión. Emite que la cambien. En cuanto le quitan el pañal sucio Nadia me mira
gritit~ abogados de felicidad y su rostro está radiante ·cuando agitándose y balbuciendo.
me ·mira muy de cerca, con una mano sobre mi meji.l.k. De regreso en la habitación de las sesiones va a la cama y me
Después de esta efusión de ternura ~engo la impresi6n de que lame el hombro. Después se pone violenta. Quiere bajar, pisotea
renace, y se lo digo; se pasea grave y lentamente alrededor de la el plato y lo manda a paseo de un puntapié. Quiere recoger el
.. habitación, reencontrando su interés por el mundo exterior. az
plato apoyándose en mi brazo y me lo muerde pasar. ·Después
Cuando la llevo a su habitación, la encontramos en desor- toma un bizcocho y muerde un trozo por primera vez: me lo
den: hay un montículo de tierra en el medio .Y las camas están tiende, lo recupera vivamente, muerde un trozo, arroja el resto
fuera de su sitio. No hay ninguna enfermera. Vacilo un poco, y y viene a mis brazos. Vuclve a la cama, arranca y arroja mis gafas.
como tengo prisa la pongo en la cama. Pero Nadia adquiere una Después se alarga sobre mis rodillas, con la cabeza en el vacfo
expresión indefinible, que me hace pensar ·que cuando uno renace para que la enderece varias veces seguidas. Vuelve a la cama, vie-
en esas condiciones no puede. ser devuelto a una cama, síiD.bolo ne a mis brazos, me pega en la boca y me muerde violentamente
para ella del sitio de ese desamparo que hizo necesario .su rena- la barbilla. Se tranquiliza.
cimiento. Vuelvo a· tomarla en br~os; me aprieta el cuello, des- Me la llevo todavía agresiva, pero no tensa; se. la entrego a la
pués quiere andar y va a b~car ·en el montículo de polvo un enfermera.
trozo de pan viejo, que chupa y tiende a otro niño . .
Entonces llega una enfermera. Le pongo a Nadia en los bra- El 24 de enero paso varias veces ante su habitación antes de
zos; la enfermera queda sorprendida ante la expresión radiante ir a buscar a Nadia.La encuentro golpeándose el trasero con fuer-
de Nadia. Nadía la mira sonriente, y me tiende los brazos incli- za contra uno de los bordes de su cama, mientras se apoya en el
nándose para que la tome. Vuelve a poner su mejilla contra la otro borde. Tarda en relajarse y en mis brazos se ríe.
mfa, co~ gran ternura. Como sabe que no me ocupo de ella todo En la sesión se mantiene agresiva. Me arranca mis gafas y las
el tiempo, y lo acepta sin ansiedad ni miedo, tiende los brazos a arroja a lo lejos, arroja lo que hay en el arca y voltea el 'biberón
la enfermera y me voy. tirando del trapo con que lo ha cubierto. Lo mira, y recogiendo
la patilla de mis gafas viene a chuparla volviéndose a mí.
El 23 de enero Nadia está de pie entre los demás niños. En Vuelve a mis brazos para hacer el mismo ejercicio que el día
cuanto me ve se pone agresiva contra ellos. Se prende a mi bata; anterior, q~e la relaja. Al volver a bajar me muerde ei brazo ; en
la llevo encantada, tiene en la mano la muñeca que le servía de el sueio se incorpora sobre s_us piernas, casi sii:i ayuda, y me hace
arma contra los otros. Es preciso advertir que desde hace dos se- admirarla. ·
manas, cuando vengo a buscar a Nadia y ella tiene que esperar Cuando la llevo a la habitación ha comenzado la cena . Nadia
que la cambien o la calcen, se golpea la boca y se tira de los se aprieta contra la almohada con expresión hostil. Después de
labios, como si jugara. irme la oigo llorar porque la enfermera tarda en darle de comer
Comienza la sesión sobre mis rodillas, con la muñeca en las .un segundo plato de papilla.
rnnnos. Mira si el papel está en mi bolsillo pero no lo saca. Ano-
Jn ln muñeca y quiere que la ponga en la cama. Me mira radiante,
lrlt' ncnricia la cara y se agita: acaba de hacer caca en su pañal, El 25 de enero encuentro a Nadia llorando, defendiendo du-

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NADIA O EL ESPEJO
EL ESPEJO I : NUESTRA IMAGEN
O O ramente un bizcocho que otro niño le quiere quitar. En cuanto
me ve le propina un buen golpe y me la llevo sonriente. O O Después quiere comer su postre, sentada en mis rodillas; pero
La sesión es mucho más relajada que la anterior. Si empieza después de haber comido unas cuchá.radas frente a mí sin quitar-
por irse a la cama no tarda en bajar para ocuparse del arca. Per- me lo-s ojos de encima empieza a comer el postre con el dedo.
manecerá casi toda la sesión de pie; la ayudo a mantenerse desde Cuando ha terminado dejo el plato y la cuchara sobre la al-
mi silla. Si se aleja y me levanto para que ella pueda· seguir ca- mohada de la cama de al lado, y entonces su objetivo es apode-
minando, vuelve a mí y se sube a mis rodillas o a la cama: no rarse de la cuchara; es como un combate que hay que ganar.
quiere que deje la silla. Si se empeña en irse lejos irá 3entada. Eri efecto, necesita ensayar tres veces, y soltarla tres veces con
Saca todo del arca sin violencia, y ~na vez que el arca está el movimiento automático, antes de apoderarse verdaderamente
vacía no la :x;nanda a paseo .. Me quita las gafas y las ar:oja, las · de la cuchara. Cuando la enfermera quiere hacerle beber su
recoge y . quiere que la ponga en la cama; las conserva siempre, y tila, Nadia la rechaza y la vuelca en el plato, toma la caldera y
con la ·otra. mano me acaricia el rostro y babea sobre mi mejilla . la tira al suelo. Vuelve a la cuchara con la cual golpea el plato.
Vuelve a bajar, sacude las gafas; una patilla se rompe. Intrigada, Después pasa una mano por el plato, a continuación por mi
mira, me mira a mí y los dos pedazos de las gafas; después deja cara, y lame el fondo del plato. Ahora Nadia enarbola triunfal-
la patilla en el arca por un segundo, la recupera' y no la dejará mente la cuchara. Me la muestra entusiasmada; ya no la solta-
más. (La enfermera me la devolverá después de la sesión.) Baja, rá: se aleja para explorar todo el piso, camina sosteniendo vic-
arroja los bizcochos y chupa la patilla de las gafas, después me toriosamente su cuchara. Cuando se encuentra con el médico,
muerde suavemente el puño. le pega con la cuchara, después va a tocar con ella todos los ob-
Entonces la llevo a su habitación y le pido a la enfermera que jetos que encuentra por el camino.
me gtiarde la segunda parte de la cena de Nadia, para darle de Vuelve a su cama caminando. Cuando la pongo en la cama,
comer yo misma. Sentí que terua que unir por una parte lo que . siempre sosteniendo la cuchara, quiere que welva a levantarla
-sucedía en la sesión cuando Nadia agredía y arrojaba los objetes- en brazos. El médico entra· y se acerca a ella; ella le da golpes
alimento habituales (el plato, el biberón ... ) y se dirigía a mi con la cuchara cuando se le acerca demasiado.
cuerpo, para pegarme en la boca, para morder mi barbilla o mi
puño, lamer mi hombro o mi mejilla, y por otra esta con:ida que El 46 de enero encuentro a Nadia caminando por el pasi-
ella reclama ·con fuerza, y de la que la privé el día anterior, por- llo; se ha ido de exploración. Como la víspera, quiere ·hacerlo
que volvimos de la sesión en medio de la cena, cosa que me re- todo de pie durante la sesión, y no quiere que yo me levante
prochó angustiosamente. ·· de la -silla.
Entonces vuelvo una hora después . Nadia está sentada en la Va il arca, saca el trapo, pero ve el biberótt y lo vttelca sin
cama; se chupa el pulgar, lloriquea un poco viendo a la enfer- vacilar con la mano, volviéndose enseguida a mí con expresión
mera que da de comer a otro niño. Tomo su plato, me siento en satisfecha.
el borde de la cama de al lado y empiezo a darle su puré con la Viene a mis brazos, vacila en tomar el papel, renuncia y
.C11chara. Al principio está intrigadísima: me mira, illira a la en- vuelve al · arca; saca una taza y un plato. Arroja la taza; le in-
fermera, después al plato, y comienza a comer; a continuación teresa sobre todo el plato; . nombro el plato, porque ·ella conoce
se muestra muy emocionada de que yo le dé de comer; s·e echa el nombre. Araña el fondo con el dedo y quiere ir a la cama
boca abajo, con la cabeza vuelta hacia un lado para mirarme. donde juega con el plato, no sin soltarlo varias veces con mo-
Sonríe, feliz, llena de vida y agitándose un poco. En dos ocasiones vimientos automáticos. Termina arrojando el plato y volvién-
se extiende de espaldas, y en esa posición espera las cucharadas dose hacia mí para quitarme las gafas; De .nuevo las agita de
con gran alegría. tal manera, balbuciendo, que rompe una patilla. Cuando baja
para recogerla, me muerde un brazo al pasar. Rechaza mis gafas,
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EL ESPEJO I: NUESTRA IMAGEN
NADIA O EL ESPEJO
O O mano y la cuchara en la otra. Después deja a la muñeca y se
O O chupa la patilla. Por último, va a golpear con la patilla el borde pone agresiva contra la cuchara: se pone de pie para pisotearla.
del orinal, después su interior, y cambia la patilla por el plato. La toma, la arroja, la recupera, se tiende con ella, me la pone
Recomienza su juego con el plato, arrojándolo y recogién- en la boca, lo cual .aumenta su agresividad contra la cuchara.
dolo cuatro veces consecutivas, pero' en una de esas ocasiones, . Se hace quitar un calcetín y un zapato que arroja fuera de
como el plato ha caído boca abajo contra el suelo, a Nadia le la cama; después sigue manipulando la cuchara. Lo hace tan
cuesta mucho recogerlo. Con gran esfuerzo, hace que el plato ágilmente que parece un gatito jugando con un ovillo de lana.
se deslice contra su pañal, levantándose mucho el vestido para Su rostro está muy animado y me mira de vez en cuando con
verlo. Refunfuñando, da vueltas sobre sí misma y consigue aga- la misma expresión emocionada que tenía cuando le di la ce1;1a.
rrarlo. Ya no chupa el plato, araña a menudo su fondo, me A lo largo de esta escena le digo que quiere dar de comer:
lo tiende dos veces sin dármelo; me lo da ·sólo más tarde. a sí misma, a b muñeca o a mí. Pero yo no puedo darle de co-
En un momento dado ve un palito de chupete debajo de la .. roer en la sesión, ella no lo toleraría, porque quiere simultá-
cama, lo va a buscar, lo chupa y lo arroja,. después en defini- neamente que le dé y que no le dé, y esto con violencia y agre-
tiva me lo da. sividad, porqm.e le ha faltado.
Al final de esta sesión decido poner, a partir del dfa siguien- Entonces se levanta, se aferra de mi hombro y me da un
te, en la habitación de las sesiones un · plato de papilla. y una golpe en la cara con la cuchara, en la boca con la mano, me
cuchara: creo que Nadia necesita descargar una gran dosis de muerde el hombro. De$pués, balbuciendo ·y expansiva, Vüelve
negativismo violento contra la comida. Preveo que se ·embadur- a su juego con la cuchara.
nará con ella y me embadurnará · a mí. · Su regreso a la habitación con la ·cuchara en la mano des-
encadena violentas reacciones. Un rllño se la quita, muy con- ·
El 27 de enero en la sesión se queda por un momento· sen- tento, mientras Nadia grita. Una enfermera que la ve no hace
tada en mis rodillas para mirar los juguetes y 'objetos que están otra cosa que decirle al niño lo satisfecha que está de que él
en el suelo; sólo al cabo de unos segundos :v:e elplato .de pa- se haya apoderado de la cuchara. Unos minutos más tarde, cuan-
pilla. Baja, se detiene ..un instante ante el arca, pero no le inte- cio ya me he marchado, Robert, el «niño del lobo», ataca con vio-
resa y .va a sentarse ante el plato. Toma la cuchata, la lame un lencia a Nadia, y ella llora frenéticamente . Vuelvo y la levanto
poco y la arroja. Hunde" la mano en la papilla, la lame por en- en brazos para tranquilizarla; pero vuelve a llorar cuando ten-
tero por primera vez; vuelve a hundirla, la lame apenas, y Vi- go que marcharme.
siblemente descontenta trata de enj~garla eri el suelo. ·
Entonces vuelca el plato, va a buscar -la cuchara, se apode-
ra de ella después de soltarla automáticamente· varias veces y El 28 de enero encuentro a Nadia sonriente, pero hay que
viene a mis rodillas desde donde la arroja, lo mismo que mi cambiarla porque ha ensuciado su pañal. Llora mientras la
lápiz, qtie .ha sacado de mi bolsillo, y las gafas. Recupera la cu- cambian, y porque la enfermera le reprocha no haber hecho en
chara, va a la cama, juega sonriendo; lo arroja de nuevo, me el orinal por la mañana. Hay que cambiarle también la camisa,
muestra su zapato y vuelve· a bajar, y ella se resiste llorando.
Va a buscar la cuchara; toma la muñeca, la mira intensa- En la sesión se dirige enseguida al arca para sacar el trapo,
mente y le acerca la cuchara .·a la boca, pero enseguida golpea que toma, arroja, recupera, me tiende; me lo quita antes de
violentamente a la muñeca contra el suelo., ·después me la tien- colocarlo sobre mis rodillas balbuciendo mucho. Va junto al
de. La mira encant"ada cuando la pongo sobre mis rodillas, pero plato, toma la cuchara, la lame y la arro;a sin movimiento áuto-
In recupera para golpearla, después qtiiere venir con ella a mis mático para hundir su mano en la papilla y lamerla; todo esto
tocl i1l ns, por último ·quiere ir .a la cama, con la -muñeca en una
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NADIA O EL ESPEJO
EL ESPEJO I: NUESTRA IMAGEN
O O con bastante agresividad. Va a buscar la cuchara, golpea con ella
O O hace gimnasia sobre mis rodillas, con la cabeza echada hacia
los bizcochos . atrás, como en la sesión anterior.
Como en las sesiones anteriores, cuida que yo no abandone
Va al arca de la que saca y arroja el perro y un cubo;
la silla para ayudarla cuando quiere ir al otro extremo de la
toma la taza y la chupa agresivamente, mirando el plato. Le
habitación a recoger un papel. Como no puede ir caminando
dije que le gustaría que yo le diera de comer, pero que ese
sola y no puede llegar arrastrándose sobre su trasero, patea de
deseo la pone violenta, porque la comida siempre la ha decep-
impaciencia, después renuncia para venir a mis rodillas a hace:
ejercicios de gimnasia que la hacen reír. A continuación hace cionado dado que la persona que ella hubiera querido que le
que la deposite en el suelo, donde tendida de espaldas agita las diera de comer no . estaba allí. Entonces ella quiso no comer
piernas con alegría, jugando con la cuchara: nada y la obligaron. Ella sabe que yo no la obligo; ella quisie-
· Vuelve a mis brazos para ir a la cama; allí se pone· de pie., ra que yo -la obligara, pero eso le haría daño . Yo no le daré de
sacude la cama, va a tocar la pared y vuelve a mis rodillas comer sino cuando ella pueda pedírmelo, porque ·entonces sí le
haría bien. ·
donde se mantiene de pie, apoyándose en mis hombros; babea
sobre un hombro y me pone un dedo en la boca. Por último, Al mismo tiempo Nadia hace exactamente lo que digo, si-
baja para golpear la cuchara contra la pared balbuciendo. Cuan- guiendo el orden. Toma la taza y me la tiende esperando con
do la dejo, juega en la cama con su cuchara. ansiedad. Pongo en ella un poco de papilla. Viene a mis rodi-
llas con expresión tensa y la r~spiración ruic:losa . Sostengo la
El 29 de enero hay én la habitación una atmósfera muy taza delante de ella sin acerca,rla a su boca -,que ·ella tampoco
tensa; muchos niños lloran y la enfermera no les presta aten- abre_: hablándole. Hunde los dedos y se ios lame~ lo cual la
ción. Me llevo a Nadia: su rostro · seilurnin~ desde que sale de pone más ansiosa.
la habitación. · Quiere ir a la cama, me quita la taza ·y la vuelca so~re mi
Se agita de alegría cuando entramos en la habitación de las mano; vuelve a tomar la cuchara y ansiosamente se coge de
sesiones y va a sacar el trapo del arca. Quiere ponerlo sobre mis hombros para venir a mis rodillas, donde su rostro se re-
mis rodillas, pero lo hace mal y el trapo se cae. Entonces lo hja cuando le digo que ve por qué no le doy de come.t;; no pue-
pisotea, me lo da ptlra quitármelo enseguida y ya no se ocupa de aceptarlo todavía, porque quiere estar violenta contra esa
más de él. comida que le han oblig~do a comer sin que ella tuviera a quién
Va hacia el plato; pero antes de ap6d~erarse de la cuchara amar. Me sonríe, radiante, me lame ]a bárbilla: una vez más le
voltea el biberón con un movimiento lento, consciente y volun- digo que qui.siera comerme a mí. ·
tario, sin violencia - yo la sostengo; cuando el biberón est:í La llevo a su . habitación con la cuchara en la mano, pero
caído no lo toca y se vuelve hacia el plato. tengo· que quedarme un buen rato con ella antes de poder de-
Toma la cuchara, la lame, después lame su 'mano que ha jarla. Carnina, se aparta de la enfermera, va a tocar la puerta
hundido en la papilla. Pronto su agresividad se desencadena con- mirándome, como si esperara. Abro la puerta; sale inmediata-
tra todo lo que tiene que ver con la comida: pone el plato boca mente y carnina un poco por todo el piso, pero se desvía cuan-
abajo; lo golpea con la cuchara, balbucea con furor, despué; do pasa por la puerta de su habitación.
con tono quejumbroso, porque no logra poner el plato del Por último se queda ansiosa, y la pongo en brazos de una
derecho . Con la cuchara golpea también los piiiochos, el suelo, ·enfermera quien Nadia conoce,. porque no quiere que la deje
la pared, la cama; primero esboza una gran sonrisa de satisfac- en el suelo en medio de los demás.
ción; después vuelve a mis rodillas para pegarme en la boca
con su cuchara, quitarme las gafas y tocarme los ojos. Después El 30 de enero encuentro a Nadia en la cama porque la
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NADIA O EL ESPEJO . EL ESPEJO I : NUESTRA IMAGEN

O O han vacunado. Está muy ansiosa mientras una enfermera, · a O O tan~e contenta. No la ha dejado caer agresivamente ni con an-
quien ella no quiere, la prepara para la sesión. siedad . Es evidente que necesita expresar su antiguo rencor
Entra en la habitación de las sesiones con expresión fascina- .contra la comida. Al ver su expresión de contento le digo que
da, y va a sacar lf.)s juguetes del arca para dejarlos a su lado sin es bueno poder expresar eso con seguridad, sabiendo que yo
arrojarlos y esto para poder apoderarse del plato y la taza. He comprendo lo importante que es llenarse de cosas buenas y
notado que ~ muestra yiolenta exclusivamente con todo lo que dulces, - al lado de. alguien con que su presencia le hace encon-
tiene que ver con la comida, y con. la mu,ñeca, Desde ha_ce unas trar buenas las. cosas, cuando eso le ha faltado. Esa comida que
sesiones ya no arroja el con~enido. del arca, sistemáticamente, y le obligaban a comer la ha hecho odiar a todo el mundo. Nadia
hasta es capaz. de vol.ver .a poner en el~a los objetos que ha sa- escucha muy bien, ine hace recoger y llenar la cuchara tres veces:
cado, e incluso de poner mis gafas. · . . sigue un orden inverso al ·de la veZ anterior; las dos primeras
De pie ante. el plato de papilla lame la cuchara, despq.és lame veces hace caer la cuchara de mi mano, y la. tercera vez la
su mano que ha hundido en la papilla; le gusta, y vuelve a toma, la lame con expresión de gran contento y me -tiende los
empezar en dos oportunidades. Pero e.S evidente que el hecho brazos.
de gustarle la comida desencadena su ~iolencia. Vuelve a hundir En mis rodillas, estrecha su mejilla contra .la mía, después
la cuchara en la papilla, la saeude violentamente sphre el suelo, trata de . hacer penetrar la cuchara en la abertura de mi blusa
extendiendo y borrando . las manch~s de . papilla COO. la ·Otra para lamerme después la barbilla. Le digo . que desea mucho
mano. Vuelve a hundir la cu~bara, trepa sobre . mis rodillas una comida que venga de mí, una incorporación de mí en ella,
lamiéndola. De pie y aferrándose a uno de ·mis 4ombros sacude y recíprocamente de ella en mí.
con fuerza la cuchara sobre mis mejillas y cabeillos, sin ,golpear La llevo muy satisfecha, pero el regreso a la habitación es
de veras. Va a la cama, se sienta frente a mí, me pone la cu- difícil. Tengo que volver a tomarla en brazos, porque llora .al
chara en . ia boca y la deja alli como si .esP.erara: la lamo un verme partir. Quiere volver ·a salir: la llevo sólo .un momento,
poco; ella me sonríe, radiante, me pone los brazos aliededor del diciéndole que volveré mañana, como todos los días.
cuello". y vuelve él sueló: · . · .
Pero la violencia vuelve ·a empezat; Nadia sigue soste- El 31. de enero por la mañana se aferra de mi dedo mien-
niendo su. cuchara; toma la tacita, a la que sacude' 'y arroja a tras la enfermera le lava la cara, los oídos y la nariz; después
lo lejos, lo mismo qrie al plato. Me quita las gafas y las arroja· la cambia: Nadia no soporta el pañal sucio, y hace tres días que
debajo' de la cama. Recoge el plato, lo lame, y mirándome lo tiene diarrea de nuevo.
arroja furiosa. . ·'·. En cuanto entra en la sesión va al arca, saca la taza y el
Le voy explicando la escena en relación coñmigo, diciendo plato, y los arroja antes de venir a mis rodillas. Allí se pone de
las mismas cosas que la sesión .anterior. pie, me golpea los cabellos y la frente con dos cucharas, pero
Vuelve a subir a mis rodillas con la cuchara. Va a la cama sin violencia. Ha recogido estas dos cucharas de la mesa qonde
y se instala en ella; confortablemente sentada, me da ·[a cucha- la enfermera la cambiaba.
ra, me muestra el plato de papilla y espera; Después me chupa. la punta de la nariz, mordisqueando un
Lleno la cuchara y pongo la mano en que la sostengo sobre poco y babeando mucho, como si quisiera absorberme. Se lo
la cama, cerca de ella, diciéndole que hará lo que quiera y que digo, y añado que se da cuent'<! de que no puede porque su
ella sabe que yo la comprendo. Radiante, toma la cuchara, la cuerpo y el mío son dos; también le digo que si está enojada
lame con deleite, y la encuentra muy buená. Me la tiende una contra la taza y el plato, es decir, contra una comida exterior
vez más, para seguir lamiéndola. Me la tiende por tercera vez; que no soy yo, como yo estoy todos los días en la sesión con
pero esta vez la hace caer de mi mano al suelo y me mira bas- ella puede descubrir, como ayer, que la papilla es buenn, y q11e

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.,

NADIA O EL ESPEJO EL ESPEJO I: NUESTRA IMAGEN

110 hngo otra cosa que seguirla. Si me remito al registro de la sesión de la metáfora. Tiene que ver con lo Real, esto es, con el intentq d~
clrl l6 de enero he de notar que, e~ re.alidad, al final de la sesión es- incluir al Otro, y con el significante que plantea su prohibición . .La
uib!: «Olvidé decir que Nadia me pidió que la pusiera de pie ar¡.te verdad asociada a ello es la aspiración a -la inclusión, que en Nadia
l espejo ... ». Es decir, que. en ese momento el espejo. no .se refería aparece a través de lo Real de los cuerpos; y la contradicción estalla ·
para mí a ningún conocimiento teórico: conocimiento del que no tenía dado que el orden del significante plantea su realización, lo Real, como
ni la sombra, como ya advertí. Lo que estaba en juego era mi· propia imposible. La represión asociada a .mi acto de nombrarla el 10 de
relación con el espejo y con mí imagen en el espejo, relación puesta diciembre hizo tambalearse lo Real de la imagen fascinante al tiem-
en duda; en este sentido puedo decir con .toda exactitud que el trata- po que plantear la prohibición en el significante .
miento de Nadia forma parte de mi análisis, porque con y a través En esta experiencia fundamental· podemos descubrir lo que hace
de ella yo abordaría mi propia imagen especular, o mejor dicho sus el . paso de la metáfora a la metonimia en relación con el Otro: .la
relaciones con el Otro. ilustración ejemplar del lugar de enseñado imagen del Otro estaba incluida por adhesión sobre la mirada de
que ocupa el analista respecto del analizado; pero todavía más que Nadia, y conservaba una dimensión de Real antes de que yo la lla-
de enseñanza se trataba del .trayecto inconsciente · esencial que ese mara por su nombre; la prohibición implícita en esta llamada hace
bebé analizado me haría cumplir. Después del tratamiento de Nadia caer la imagen y excluye para Nadia toda adhesión sobre su cuerpo
yo ya no estaré frente al espejo como antes. del Otro que soy yo . Surge la metonimia, anticipando lo que se¡:á la
Para Nadia todo se juega en el tránsito de la metáfora a la me- exclusión del Otro en ocasión del primer espejo : efectivamente, en
tonimia en el marco estructurado por el sigriificante, significante sux- esta ocasión estoy completamente excluida en tanto imagen. En ese
gido por mutación de la relación de lo Real de los cuc::rpos. momento crucial del final de la se¿ión del 16 de enero, se produce
El16 de enero Nadia se convierte por primera vez, por si. misma, una articulación entre el cuerpo incluido metafóricamente sobre el
en mi objeto metafórico .caído a mis pies; y también por primera. vez Otro y la exclusión del Otro a través de la relación del sujeto con
ante el espejo se constituye por sí misma en objeto metonímico. . El otra imagen, la suya propia, en el espejo. .
tr¡Ínsito de la metáfora a la ·metonimia se radicaliza solamente CU!!.D· La metáfora aparece así como una estructura de inclusión apun-
do ella pone en juego su propio cuerpo como objeto metafórico y tando al cuerpo, donde el significante se acuerda del Real que lo ha
metoníin.ico global. promovido. Tal como lo demuestra Nadia, la metonimia excluye la
La metáfora es el objeto parcial que ella ha querido sacar .de mi imagen del Otro .como sitio de adhesión. Lo que el Otro era transi-
91erpo, ahora es la relación cpn el Otro bajo la forma de adhesión tivamente como imagen real cae; su función de espejo real se con-
a la superficie, es la interrogación del agujero del :. cuerpo .del Otrp vierte en caduca en el encuentro del sujeto con su propia imagen: la
que puede figurar el deseo de éste bajo la forma de una falta: que pérdida se vuelve real a causa de la imposibilidad de adhesión con
ya es signific¡mte -es lo que funda e· instaura el deseo del Otro, .al una imagen virtual por una parte, y al nivel del muñeco por otra; el
que Nadia ha de responder para obtener su amor: . el _amor de trans- muñeco simbolizaba esa pérdida cuando ella lo chupab¡¡. bajo mi mi-
ferencia está íntegro en ·~a metáfora. Pero la metáfora conserva sus rada y aprehendía ya la imposible inclusión del Otro que era yo. Es
vínculos con lo Real; a partir de entonces el amor de transferencia cierto que el hallazgo de ese muñeco el 11 de enero, fuera de la ha-
aspira a la inclusión del Otro por adhesión. Como la. resistencia de bitación de las sesiones, señalaba ya la exterioridad del objeto en re-
lo Real de los cuerpos le impide alcanzarlo, el sujeto mismo se ·pro- lación con el Otro; ese muñeco representa la pérdida conjugada del
pone a la inclusión sobre el Otro. ·Es a esto último a lo que llega Otro y del objeto, en ocasión del primer espejo.
Nadia el 16 de eriero, a mis pies. Si ahora digo que Nadia no dirigió ni una mirada al mufieco en
Este proceso implica la participación simultánea de ló Real de el espejo, lo digo a destiempo; en ese momentq no lo perdbf. Tnm
los cuerpos -¡oh, cuánto!- y de lo que perteneciendo a lo Real ha poco le otorgo existencia cuando vuelvo desp.ués de ln sesión por
sido convertido en significante. El síntoma se despliega en el campo que oigo llorar a Nadia y la levanto para ponerla en In cnmn, pt:"

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NADIA O EL ESPEJO EL ESPEJO I: NUESTRA IMAGEN

a constatar que en ese momento llora porque le han quitado el mU:- muchos más elementos en el registro de la pulsión que una mera ade-
ñeco. También a destiempo puedo decir ahora que si registré la pér- cuación del objeto a la satisfacción de una necesidad.
dida del muñeco para Nadia, esa pérdida era también la mía, dado Por la intensidad de la reacción que muestra ante él, por la dis-
que espontáneamente no me ocupé de eso. Al menos en ese momen- tancia que guarda respecto de un .objeto oral. propiamente dicho, por
to, si ella sufre a causa de esa pérdida, yo vuelvo a precederla en su su vínculo en los dos niveles, escópico y oral, y por último por su
itinerario mediante cierto saber inconsciente: saber que no debo pro- asociación con la escena del 1O de diciembre, el muñeco implica un
tegerla de su pérdida. debate muy diferente: el de un objeto que colma realmente la falta,
¿No inscribo acaso la pérdida a mi cuenta al seguirla así? ¿No es la suya y la mia.
también mi pérdida? Dichosa ignorancia que al poner al muñeco Colmar mi falta, es lo que Nadia había interrogado al acostarse
entre paréntesis, lo reduce a ser solamente d objeto de umi pérdida. a mis pies y hacer que yo la recogiera, esto es, al tomar ella para mi
Allí swge la diferencia fundamental entre la metáfora, que ·no el sitio que había atribuido al muñeco respecto de ella. Pero este sitio
es ambiguo, porque se refiere al objetp real que Nadia quisiera qui-
borra el objeto mismo incluso si lo sustituye con otro, y la metoni-
tarme. Es un objeto como el que encontró en la escena del 10 de di-
mia que deshace ese vmculo borrandO el objeto y asignándole un
ciembre: como lo atestiguan sus movimientos de succión; pero yo.
signo (-). Mi ignorancia condicionaba la partida que yo tenía que
estaba radicalmente excluida de él, y ella tropezaba con la prohibi-
jugar en esa circunstancia, precediendo e incluso ocupando el lugar ción de mi muerte.
de Nadia~ Nada .Íúega, a posteriori, que ' haya sido un amor de con~
¿Entonces es su mutación lo que busca cuando va hacia· el espe-
tratransferencia el que me guiaba cuando ·veía solamente a Nadia en jo para encontrar en él la imagen espe<;ular del muñeco que haría de
el espejo. Misterio del análisis, puesto que cabría decir que hubiera él un objeto que no es real: un objeto simbólico, un objeto fálico,
bastado con que yo estuviera menos implicada personalmente y más como el que puede poner en acción lo obsesiv9, al precio de volver
disponible para aprehender la relación de Nadia con ese muiieco para imposible el deseo, ocupando él mismo el sitio del falo que simbóli-
verme en la tentación de dev~lverle el J;Duñeco y protegerla de su camente sacia el deseo de la madre?
pérdida. ¿Cuáles habrían sido las consecu~ncias? · Este lugar del objeto fálico no está desprovisto de asociaciÓn con
Si el muñeco no hubiera representado también para mi la pérdida, el de otros dos objetos que aparecieron recientemente: por una parte
hubiera podido ser sensible . a la importancia que este objetó tenía el lápiz de la sesión .del 9 de enero, con el cual Nadia exploró mi
para ella, y devolvérselo para consolarla . .Pero en ese caso, y a la iuz boca, y que chupó antes de ir a explotar el orinal; por otra parte, el
de toCio lo que precede respecto de la relación de Nadia con el obje- 12 y el 14 de enero, su zapato izquierdo, que se niega a que yo le
to, ¿no hubiera hecho entonces lo que no hice nunca, esto es; imp<>:- ponga al comienzo de la sesión.
nerle un ,objeto para ·que no le faltara nada? A, través de ese objeto;
el biberón, por ejemplo, me habría propuesto como ~ustituto del ob- Otra hipótesis puede hacernos dar un paso adelal)te, esta vez en
jeto que a ella verdaderamente le falt~ba. Esta ·actitud no es rara -en el camino que hubiera saciado la falta de Nadia por identificación,
los tratamientos de niños de. poca edad, en cuanto el analista, en esto es, el camino de la perversión. En efecto, si yo hubiera manifes-
lugar de ser sensible al registro de la carencia. en el que se despliega tado algún interés por el muñeco, esto hubiera podido llevarla no a
la relación de objeto se deje llevar' por el prejuicio del objeto bueno ocupar el sitio del muñeco, como en el caso anterior, sino a otorgár-
o malo. selo sobre el modelo que yo le habría proporcionado - tenerlo yo
Hacía mucho tiempo que Nadia me había preparado para conce- también: es decir, presentarme ante ella como una mujer verdadera-
bir que el objeto bueno no es el de la necesidad, al mostrarme su mente fálica.
inhibición frente al objeto oral: se tratara del biberón o del. objeto Este caso tampoco es raro, si el analista no tiene· cuidado, y con-
del que soy portadora; para ver que la relación de objeto implica funde el fantasma necesario para el niño de la madre fálica con un

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hncerle creer en la existencia real de ese falo . En El pequeño Hans to, pende de un hilo el hecho de que el pequeño sujeto se vuelva
Freud señala: a propósito de esto la frontera entre el fantasma y lo hacia el Otro o sea remitido contra el muro de un objeto que puede
real, cuando le hace decir al padre, sin ningun;¡ ambigüedad, que la apartarlo para siempre de la presencia del Otro, que habrá dejado
madre no tiene falo. Es lo que pondrá a Hans. a salvo de la perver· vacío ~u sitio en el preciso momento en que es interpelado; momento
sión: no tom_ará las bragas de su madre como objeto deseado, a lo fecundo, si los hay, para el ingreso en la psicosis, sea que el Otro no
sumo se interesará por ellas cuando la madre las lleva puestas, es responda o que no se ofrezca . Así es como, paradójicamente, la ·psi-
decir, las reduce a un velo detrás del cual el fantasma fálico podrá cosis tiene más probabilidades de surgir de una ruptura de relación
conservar su función dialéctica, sin ningún efecto de clausura por -ne- con Otro de quien el niño espera u obtiene mucho, se .trate de su
gación de la falta. madre o de un terapeuta, que de una relación más neutra, que puede
dejarlo .a la espera, no sin causar daños irreversibles si esa espera se
Una tercera hipótesis · consistiría en que ~1 muñeco podría ser un prolonga.
objeto transicional, no sería ni mío ni de Nadia. Pero esta hipótesis A esto nos remite la diferencia en Nadia entre el objeto ·aÍuciná-
es insostenible; porque si me hubiera . interesado por él como se in- do y el muñeco: el primero puede funcionar como corte y defensa
teresa un adulto en un objeto así para el niño, cuidando .de devolvér- contra un Otro indiferente o casi indiferente: en sus relaciones con
selo para consolarlo, nos veríamos obligatoriamente remitidos a ~ uno las enfermeras, demasiado poco investidas y no privilegiadas,- Nadia
de los dos casos anteriores. · no planteaba el problema del relevo del objeto a través de la mirada
del Otro; el segundo pone en juego la prohibición · de la muerte del
Hay otra hipótesis de importancia considerable .por 1o que tiene Otro, en tanto ese Otro ya está allí .
de báscula en la psicosis. .Antes del 1O de diciembre yo estaba allí, el riesgo de ese día erá
En efecto, imaginemos que en el momento en que Nadia, delante mi muerte. A través de mi muerte Nadia me introdujo en su vida,
del espejo, se aparta violentamente de su imagen para esconderse en a lo largo de su debate, en la fase pre-especular. .
mis brazos, yo no estoy realmente allí, que mi sitio está vacío . .¿Qué Sólo esta última hipótesis tiene en cuenta lo que hay de funda-
le quedaría entonces? Ya no sería el objeto alucinado del 10 d.e di- mental en el debate, esto es, la relación con el Otro, donde el sujeto
ciembre, ·sino un objeto real, el muñeco que tiene en la mano. Lo ha corre el riesgo de la psicosis. En los otros casos, neurosis o perversión,
vinculado tan íntimamente conmigo mediante la mirada y la boca . que el Otro está allí y no está radicalmente en cuestión.
sería inconcebible que ella pudiera remitirlo de nuevo a la categoría Uno de los dos, el objeto o el Otro, ha de perderse. Nadie había
de objetos intercambiables e indiferentes. Entonces quedaría fijada, mostrado que era el objeto el susceptible de perderse, cuando lo
unida a ese muñeco, y lo reincorporaría a través de la .vista y la boca, soltaba con el movimiento automático de abertura de la mano; mo-
infinitamente, sin cesar, ·para colmar el vacío abierto por mi desapa- vimiento que había redescubierto precisamente antes del primer es-
rición. pejo. Veremos que Marie-Fran~oise había quedado fijada en ese ob-
Es el caso del objeto psicótico, que veremos en Marie-Fran~oise, ·jeto, última defensa contra su pérdida que había reencontrado en la
que es lo que queda como testimonio real del Otro radicalmente per- fascinación escópica y el fenómeno del doble; pero ál precio de la
dido. · anulación del Otro, esto es, de la psicosis.
Lo que Nadia pone en evidencia . al fracasar ei1 su intento de ir
a buscar la imagen de su plenitud a través del muñeco es que el ¿Cuál ha sido entonces en los hechos la consecuencia de que yo
espejo no la remite a él, y ella se aparta angustiada, y me busca. no haya devuelto el muñeco a Nadia? He instituido ·una pérdida ltrt"
En la transferencia, en el trayecto de la transferencia a que ella mediable para ella en el plano real; y al seguir SU actitud nO¡(\lSI hldll
ha llegado en su relación conmigo, está en ese punto de articUlación ante el espejo, he ratificado el fracaso en que ha ca.fdo en Nl l illtt"llto
de la búsqueda del objeto y la presencia del Otro. Llegado a ese pun- de colmar la pérdida.

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~1

NADIA O EL ESPEJO
~j EL ESPEJO I: NUESTRA IMAGEN

nivel en el espejo 2 + 1 = 3. Pero en el espejo no ve · ni mi ímagen


~···
En este primer encuentro con el espejo se ha abierto un cainino
esencial. Se ha podido abrir gracias a lo que ha sucedido entre Nadia ~~
ni la del muñeco, dado que el descubrimiento de su propia imagen la
y yo con el muñeco. Nadia perdió ese objeto, pero supo que yo no hace apar::arse en seguida. En lugar de 2 + 1 encuentra sólo 2-2,
}

lo tecla. Entonces se ha cumplido el viraje desde la búsqueda del ob- ella y su imagen de un lado, yo y el muñeco del otro.
jeto real sobre mi cuerpo, ·pese a la imposibilidad con que ella trope- En esta secuencia hemos de admitir que el movimiento lógico del
·~~ 1
zaba, hasta el cuestionamiento de la falta. ~o¡: 1
final de la sesión del 16 de enero, que lleva a Nadia hacia el espejo,
Y a no es lo Real lo que está en juego, sino lo Imaginario y lo ..1\ en cierta medida inexorablemente, es la búsqueda que aspira a re-
:&~~
Simbólico los que abren _la relación con la carencia de objeto, y que encontrar lo que ha vivido a mis pies donde la recogí, esto es, el
encontrarán su campo privilegiado en el espejo,
En tanto objeto· de la pérdida de Nadia, y en tanto que yo no se i 2 - 1 = 3, que en el espejo daría por simetría el 2 + l. Y o había
recogido a mis pies el objeto «a». Ella va a buscar el suyo al espejo.
lo he devuelto, el muñeco es su «a». Lo confirmé porque a partir Pero la. ~~etría no se produce, porque todavía no hay nada que se
del encuentro de Nadia con el espejo, la imagen del · muñeco «i(a)» pu~da especularizar; seguramente el objeto no se puede; pero yo
que ella tiene en sus manos. no aparece: no se puede especulari.zar.
Lo Real del muñeco excluido del espejo dará consistencia a lo
Imaginario para Nadia.

J unto a los registros expuestos, hay un modelo aritméti.co que


puede dar cuenta de la clínica.
Si .retomamos la sesión del 16 de enero, exactamente anterior al
1 tampoco. De modo que ella no puede promoverme a la categoría de
otro, de «nuevo sujeto», porque elimina no mi mirada sino mi ojo en
tanto · que portEdor del objeto «ti». También elimina al muñeco, a
quien ni siquiera mira. Lo perderá· verdaderamente cuando yo no se
lo devuelva; entonces el muñeco se vuelve para siempre i..IJ:iposible
de especulariz2r. }J mismo tiempo la consuelo, al recogerla por se-
gunda vez para ponerla en la cama. Pero enseguida me ma,cho. Ella
espejo, encontramos en un primer tiempo á Nadia sobre mis rodillas me pierde en el momento en que yo podía pertenecer todavía a- la
pegando su boca a mi rostro, como si tratara de absorberlo: tenta- imagen del 10 de diciembre, que contenía su ojo. Se le cae la venda
ción de unicidad: 1 + l = l. de los ojos: el (muñeco - otro) y (yo - Otro) real (no tachado).
Después, en un segundo tiempo, se baja, vuelve a apoderarse de Ya no es;:á ciega: cuando franqueo la puerta me dirige una mirada,
su -muñeco y frente .a mí lo chupa enérgicamente: de un lado yu y mi una mirada patética pero que existe en tanto que mirada, una mira-
t:ni!ada = 2; del otro ella y su muñeco= 2. La situación deja de da que funcionará ulteriormente en el campo mismo de lo especular
evolucionar como si 2 + 2 = O, es decir, que en cada uno de los aun cuando en ese momento su ojo esté todavía desesperado.
dos miembros de la ecuación falta un tercer término: lo Simbólico . El efecto es ostensible a partir del día siguiente: por fin tiene el
La situación siguiente hace aparecer la' posibilidad de una pérdi- rostro de una ni.ña de su edad.
da cuando Nadia se presenta como caída a mis pies: se ofrece a mi
vista como objeto de mi pérdida = - l. Yo era 2; 2 - 1 = 3, Sólo el 22 ce enero Nadia volve!'á al espejo. Entre el ·17 y d 22
en la medida en que esta pérdida puede contabilizarse como tercer de enero persiste en su rostro el efecto espectacular del descubrimien-
elemento con los otros dos: mi imagen + mi ojo. Es preciso advertir to de su imagen en el espejo, acoplada a la pérdida del muñeco, pero
que mi imagen no es aquí una imagen especular, que vendrá sólo en es sólo el primer tiempo del estadio del espejo: el tiempo en que
ocasión del tercer espejo, sino la que Nadia conoce desde el comien- el pequeño sujeto ha encontrado su propia imagen pero todavía no
zo, en la que ha podido reflejarse: pre-especular y narcisista primaria. ha descubierto la del Otro. Y en el curso de las cinco sesiones si-
Este tercer tiempo que comporta una imagen así, un elemento guientes Nadia demostrará con su violencia y su somatización la in-
real, mi mirada, y una pérdida, abre el camino al cuarto tiempo, el suficiencia raclical de esta primera etapa del espejo. Se revelan tres
del espejo. de sus aspectoa: en su relación con el objeto, en su relación con mi
Después de 2 + 2 = O, 2 - 1 = 3, Nadia intenta a su propio cuerpo, en su relación con su propio cuerpo.

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NADIA O EL ESPEJO ·:~!.. EL ESPEJO 1: NUESTRA IMAGEN
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En la relaci6n de Nadia con el objeto es patente el efecto de su de violencia, hasta de estallido destructor. Esto se hace aún más evi-
encuentrq con su propia imagen, en cuanto a la posibilidad de sepa- dente en la relación de Nadia con los demás niños o csm la muñeca.
raci6n. Ya no necesita el movimiento automáti~o de abandono para Así es como el 19 de enero la encuentro golpeando a dos . niños, y
separarse del objeto; el 17 de enero, por ejemplo, se apodera activa ·>. 1 ella me mira para ver cómo acepto su violencia; o arroja la muñeca
y voluntariamente del biberón, lo golpea antes de arrojarlo, · acompa- · después de romper el biberón .
- ~~-
sando su ácción con un significante por primera veiz. claro: «a-pa; ··;, Todas estas escenas se inscriben evidentemente en su relación
a-pa». Sin embargo en los días ulteriores el significante le falla fren- conmigo. Ya no es la relación metafórica de antes del espejo, cuando
te al biberón y su violencia crece. Pero llega ·a expresar activamente ella se bloqueaba ante su deseo de tomar un objeto de mi cuerpo; o
su deseo de destruir ese biber6n al día siguiente, cuando lo golpe~ se ofrecía ella misma para llenarlo. La experi~ncia del espejo, a tra-
con tanta fuerza que lo ·resquebraja; entonces lo envía, a paseo con vés de la cual ha encontr:ido la imagen unitaria de su cuerpo al ·pre-
SUS pies !;:OmO lo hada en la fa~e pre-especular (el 17 de diciembre, cio de una pérdida la lleva a hacer sufrir a mi cuerpo la misma pri-
por eje!IJ.plo ). . vación. La agresividad que despliega no sólo contra los objetos sino
Cuando se qrrige .a ¡;nÍ puede hacer un juego más matizado, .con contra mí -lo cual remite a lo mismo, porque los objetos son obje-
el bizcocho que coloca y 1;etira alternativamente del plato, balbucien- tos de los que me priva- es bastante significativa del cambio ·. que
do «a-pa, a-pu, a-té, a-cá» mientras me mira. Por primera vez el sig~ ha sobrevenido desde que adquirió Su imagen: cambio que tal como
nificante se enriquece con la : dimensión del significado; en efecto, hemos visto está inscrito en su rostro. Ahora, al precio de una pér-
basta .. con duplicar las cuatro sílabas .finales para obtener . «papá>~, dida, ·es verdaderamente Nadia, pero se ve inexorablemente empuja-
«teté» y «caca»; «pu» tiene que ver con «pum», que para ella quie- da a. ponerme en ese mismo sitio · marcado por una pérdida, a tachar
re decir «Caer». La «a» privativa que precede estas sílabas representa la «A» (A) y a no convertirse más en mi objeto. La metáfora tenía
al Otro q~e yo soy y a. quien ella se dirige.* · que ·ver con la plenitud del Otro que vení:a de la imagen generadora
Desde que Nadia perdió al muñeco, ese Otro es agente de la de la invidia. La metonimia, nacida del encuentro de Nadia con su
privación, y al mismo tiempo lugar d~ un significant~ d¡;mde puede imagen, tiene que ver con la unidad de su cuerpo; pero en la bús-
inscribirse la desaparición y aparición del objeto, en un proceso sim- queda sólo puede asegurarla si paso por el mismo camino, el de una
bólico en cuanto al registro y metafórico en . c;:uanto al significante. pérdida que podría constituir mi unidad como la ha constituido para
Inmediatamente después de esta .sesión ella se convie¡te en mi objeto ella.
caído a mis pies, como el 16 de enero, pero esta vez lo hace por Antes del ségundo espejo, la búsqueda de Nadia choca con la
juego, y se levanta sola. El 20 de enero acentúa aún más esta dimen- aprehensión del registro real de mi pérdida, generador de violencia
sión de juego metafórico, cuando me tiende el plato y me burla voi- y de estallidos de destrucción que la ponen en peligro; si no estoy
viendo a recuperarlo, antes de tenderme todo su cuerpo, como si marcada por la pérdida es porque conservo sobre mi ojo la imagen
quis.iera que la tomara, para rehusar riéndose. que ella perdió el 1O de diciembre; es allí donde ella quiere ir a
Durante este período en otras ocasiones asume ella misma la fun- buscarla; como si la imagen significante para ella en el momento en
ción de agente de la privación, que es mía: me tiende un bizcocho que la perdió conservara su huella de Real sobre la superficie de mis
para quitármelo enseguida riendo. ojos.
Todos estos elementos testimonian un gran dominio de los obje~ La metáfora cederá plenamente su puesto a la metonimia sólo
tos, sea que lo.s destruya o me los niegue; pero todo permanece to- gracias al valor exclusivamente significante de la imagen sobre mi ojo:
dwv{a en una relación excesivamente impregnada de Real, generadora borradura de su huella y represión. :gsta pérdida que debe afectarme
en estas condiciones es necesaria para que entre Nadia y yo se esta-
• El término francés correspondiente a «otro» comienza gráficamente con blezca una verdadera relación metonímica.
•!l» l AUTRE, aunqu~ la sílaba «au» s~ pronuncia «O». [T.] Aquí podemos aprehender al paso lo que está en juego en los

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pequeños sujetos que han encontrado su imagen en el espejo pero El 22 de enero se produce el segundo encuentro de Nadia con
no han encontrado la del Otro, lo que los abandona a una destructi- el espejo, al comienzo . de la sesión, cuando una enfermera la calza
vidad psicótica. sobre la mesita, precisamente al pie del espejo. Allí Nadia manifiesta
Otro peligro es el .que muestra la conducta de Nadia el 20 de un gran interés por las imágenes, la suya y la mía; la suya que ese
enero, cuando de pie viene hacia mí y suavemente trata de comer día puede mir.ar de veras mientras estoy a su lado, y la mía a la que
mi pómulo, de absorberme: como si al no lograr encontrar metoní- confronta con mi cuerpo real.
micamente mi unidad me convirtiera · en su objeto metafórico, invir- La sesión que sigue está salpicada de efusiones corporales de ter-
tiendo la situación del 16 de enero. Pero allí se encuentra con lo nura; me acaricia el rostro, pone todo su . cuerpo contra el mío, ver-
imposible, lo Real; entonces su violencia se desata, y agarrándome de ticalmente, los brazos alrededor de mi cuello, su boca abierta contra
los cabellos me baja la cabeza, me mantiene en esa posición y me mi mejilla, lanza grititos de felicidad, me mira a los ojos. Tengo la
pega con la otra mano. Su violencia culmina cuando quiere hundirme impresión de que «renace>> y se lo digo; es decir, de que realiza entre
su dedo en mi ojó: es decir, ir a buscar allí o destruir en mí la ima- su cuerpo y el mío las palabras que le dije el día anterior: «Comiendo
gen del 10 de diciembre. se aprende a amar, a ser amada, a amar la vida».
Es una escena de la que tendremos otro ejemplo desde la prime• En este momento ella . está lejos · del conflictivo amor de transfe-
ra sesión del tratamiento de Marie-Fran¡;;oise, en que ésta confirma rencia, impregnado de metáfora, donde en la fase pre-especular su cuer-
esta necesidad de abrir una brecha en el Otro, cosa que · Nadia.· lcr. po debía ser para mí, donde a partir del pri..t:Oer espejo mi q:¡erpo
grará .en ocasión del segundo espejo, pero donde Marie-Fran!YoÍse fra- debía ser para ella.
casa, a raíz de lo cual queda psicótica. Es cierto que Nadia, en ,una Cqando volvemos, su aire radiante llama la atención de la enfer-
ambivalencia que todavía no está lejos, entrecorta su violencia con mera, a quien tiende los brazos por primera vez; le da un trozo .de
caricias que acompasa con «ma-ma-ma», ·esto . es, con el sjgnificante pan a otro niño: frente a la mujer, frente al niño, por un momento
del sitio metonímico (por venir) del Otro. se ha desatado algo de ese vínculo metafórico que la trababa; a tra-
Sin embargo, lo mismo que en la fase pre-especular, el acerca- vés de mí palabra, la metonimia la hace acceder a la libertad signi-
miento que Nadia hace a mi cuerpo en su búsqueda no está lo bastan- ficante .
te asegurado en cuanto a la separación de su cuerpo y el núo! paga

su precio a nivel somático, . con un oído doloroso y un panadizo que '· Pero a partir del día siguiente lo que de su yo y el amor tenía
supura. Esta reacción en su cuerpo atestigua su malestar, pero · tam- que ver con lo no-pulsional .se borra ante el regreso masivo de lo Real
bién expresa el .campo donde tiene lugar su drama: . el del significante, del cuerpo; esta vez ya no a nivel escópico sino a nivel digestivo:
donde están en juego su cuerpo y el I;Il.Ío, no solamente en lo Real abriendo el camino a la reanudación del debate oral, que como· vere-
sino en la pareja primordial de los. significantes (S1 y S2) que los .re- mos seguirá sin una verdadera solución intrínseca hasta el final de
presentan respectivamente : Estamos en condiciones de afirmarlo aun- la cura de Nadia.
que ·más no sea por la ausencia prácticamente constante de estas En efecto, el 23 de enero, mientras me acaricia el rostro conti-
reacciones somáticas espontáneas en el drama similar de un niño · nuando con la efusividad de la víspera, defeca en su pañal. En segui-
psicótico: precisamente porque no evoluciona en el campo del signi- da me muerde el brazo, la barbilla, me pega en la .boca: lo .Real de su
ficante. cuerpo ha vuelto con lo pulsional. Como dice Freud, no es lo mismo
Nadia corre .detrás de mi S2: lo .encontrará en mí imagen especu- el amor que acaba de descubrir que lo ¡:iulsional.
lar en el segundo espejo, .haciéndome pasar de un sitio de .objeto .Lo pulsional tal como aparecerá ahora es devorarme o quitarme
metafórico a un sitio metonímico, necesario para la relación de los un objeto: mis gafas, cuya patilla rompe varias veces antes de chu-
significantes; evolución lógica, inexorable, pero velada. Velo que ella parla, estableciendo un vínculo entre lo escópico y lo oral. Este
introdujo por primera vez, bajo la forma del trapo, el 19 de enero. vínculo persistirá aún durante mucho tiempo, dado que para Nadia

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lo escópico ha reemplazado a lo oral, cuya aspiración aparece ahora Cuando le di la segunda parte de la cena .ocurrió lo que yo había
cada ve:z. más. Es probaple que fuera la aspiración que conocía antes previsto: el ritual de la comida la salva de las inhibiciones anterio-
de su refugio en lo escópico; vuelve a encontrarla muy rápido des- res. Apenas intrigada al principio, muy pronto sonríe y manifiesta su
pués del segundo espejo, bajo la forma del deseo de absorberme, al alegría ante el hecho de que sea yo quien le dé de comer, en el marco
tiempo qu~ se muestra cada vez más hambrienta· en la mesa .. El hecho y el tiempo de su comida en medio de los otros . Es cierto que ya ha
de que . la oralidad vuelva al primer plano la sume de nuevo en su tenido lugar el desprendimiento de la imagen metafórica, aun cuando
búsqueda anterior al espejo, esto es la de la inclusión del Otro, de a Nadia le cueste aceptarlo. Ese día la metáfora de la adhesión de los
la cual la oralidad es el prototipo en -el nivel pulsional. cuerpos puede ceder el lugar a la ·cuchara, cuya definición hemos de
Entonces reproducirá un ciclo que ·durará aproximadamente diez precisar. ahora .
días y que culminará con una verdadera separación entre ella y yo, l. Cuando llego encuentro a Nadia sentada en la cama, chupán-
entre ella y el Otro. Pero en ese momento tengo la impresión de · que dose el pulgar, lloriqueando ante la escena de una enfermera que le .
a través de la oralidad el retorno masivo de lo Real de los cuerpos, o da de comer a otra niña con la cuchara. Cierto que ya no es -la ima-
mejor dicho de la metáfora, puede llegar a fijar a Nadia en un callejón gen fascinante , que ha sido reprimida; pero queda d autoerotismo
sin salida donde la metonimia de lo. especular sufra un eclipse. Intui- oral, que antes motivaba movimientos de succión ante la escena; en-
tivamente, yo trataba en es::: momento de reinscribir esta oralidad en tonces la que le proporcionaba placer era su lengua, hoy es su pulgar.
algo más vivible, esto es, menos directamente conectado con. mi cuer- Entonces el objeto estaba incluido, adherido a su ojo; hoy está fue-
po. Es lo que el 25 de enero me decidió a volver una ·hora después ra : el placer ya no es tan primario como antes, y ella lloriquea ante
de la sesión para darle el fiD. de la cena, fuera de la sesión y fuera esta realidad nueva. La realidad para ella es que hay un Otro, un
del espacio analítico. En mi ániino se trataba de atemperar el rigor Otro que da al pequeño semejante un objeto supuestamente satisfac-
de la exigencia oral, inexorable cuando se dirigia a mi cuerpo en el torio : la comida. El objeto que ella espera dd Otro tiene ahora más
curso de las sesiones, mediante el ensanchamiento de esa relación peso en la realidad que la satisfacción autoerótica, a la que utiliza
oral . a través del ritual de la comida que Nadia conocía y a través de solamente como un mal menor mientras espera su turno.
los utensilios vinculados a ella: el plato, la cuchara, la caldera. Tal 2. · Así es como, lo hemos visto, acepta que sea yo quien le dé
vez me dejaba llevar por lo que Nadia ya me había indicado en cuan- de comer en d marco · habitual de la satisfacción de su necesidad; el
to a la importancia de lo fuera de sesión, fuera del espacio. analítico, placer. que manifiesta mientras Ie doy de comer atestigua que se trata
cuando el 11 de enero fue a buscar al muñeco de caucho a otra ha- de algo más que de una necesidad, y que a su autoerotismo le faltaba
bitación para el 16 de enero hacer de él un objeto oral que chupa el Otro; no puede sino surgir de inmediato el problema de su rela-
mientras roe mira, e inmediatamente después el objeto de su pérdida ción conmigo en este sitio del Otro que soy yo; y su necesidad sa"
en ocasión del primer espejo. Lo que no podía prever el 25 de enero ciada deja intacto el problema de su deseo, un deseo que sigue tra-
al darle el final de la cena era la promoción al primer plano de un bado respecto del objeto-comida: no es una exigencia de comer .más
objeto, la cuchara, del que Nadia se servi.ria como mediador en su lo que me dirige , y va a buscar un objeto vinculado simultáneamente
debate oral conmigo. con mi cuerpo y con el suyo. La cuchara responde espedalmente a esta
Recordemos que esta cuchara había aparecido desde el comienzo definición, en la medida en que la he utilizado para alimentar a Nadia
del tratamiento, el 12 de octubre por primera ve:z. y el 3 de noviem- y en la medida en que para Nadia concierne no solamente a lo oral
bre la segunda vez, cuando una enfermera quiso dar a Nadia la me- sino también a la pulsión escópica, con referencia a la escena anterior
rienda con la cuchara, en mi presencia. Pero entonces la cuchara no ante la cual Nadia lloriqueaba chupándose el pulgar,
tenía nada de objeto de primer planó, y el rechazo de la comida por Esta cuchara es la prolongación de mi cuerpo; la deposito sobre In
parte de Nadia se refería a su relación con el Otro bajo mi mirada; almohada de la cama del vecino y Nadia quiere apodernrsc de d ln
la cuchara no podía todavía servir de mediadora. enseguida, o más bien debe conquistarla.

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3. En efecto, lo que sucede entonces demuestra que para ella no que se a::erca a ella. Así como yo no tengo que saber lo que· ella me
se trata solamente de apoderarse de un objeto, sino de darle un lu5ar ha quitado, ella no quiere saber lo que tiene, enteramente volcada
lógico y esencial en su relación corporal conmigo. Así es como cuar..do hacia el mundo exterior: tal es la dimensión de su propia falta. La
quiere tomarla no necesita menos de tres intentos seguidos de otros cuchara le sirve para bautizar el mundo, que pierde en ella su exce-
tantos movimientos automáticos de abandono ant~s de tomarla ver:la- so de Real. El bautismo es «en nombre de ... », eD. nombre del Otro,
deramente: prueba de que la cuchara sigue infiltrada por su condición mucho más -allá de mí que lo represento: el padre mítico.
de objeto corporal, ese objeto que quiso quitarme en todas las fases
anteriores y cuyo carácter excesivamente impregnado de real inh:be Como suele . suceder en los análisis, Nadia ha anticipado amplia-
su evolución. mente el carácter metonímico de la cuchara. No es la primera vez
4. Una vez .que ha tomado de veras la cuchara, rechaza la tL.a; que anticipa de esta manera adónde debe llegar; lo hemos constatado
cuando la enfermera quiere hacérselo beber · en ·la taza ella vuelca la cuando me tendió su pie el 1O de diciembre, después de que yo la
taza en el plato y la arroja al · suelo, después golpea el plato on llamara, antes de entrar en el prolongado debate de la fase pre-es-
la cuchara . Por otra parte el sitio del plato viene a hacer contrapt:n- pecular.
to al de la cuchara en cuanto a la relación con mi cuerpo; hemos de A partir del día siguiente, 26 de enero, ya no es la cuchara quien
volver sobre ello a propósito de la sesión del 26 de enero. la interpela sino el plato, bajo la forma de un platito que saca del
5 . Todo el final de la sesión del 25 de enero demuestra la · rr.u- arca. Vuelve al plato como ·si volviera al cuestionamiento de mí cuer-
tación que Nadia acaba de hacer sufrir a la cuchara. Ya no es ·Jn . po. Y además casi en seguida dejando .el plato me quita las ·gafas y
objeto real: ella la toma. Tampóco es un objeto metafórico vincula.:lo las agita balbuciendo hasta .el punto de que rompe una patilla. Chu-
con mí cuerpo: la huella de ese vínculo está borrada hasta el punto pará estl:. patilla no sin morderme antes el puño, subrayando así su
de que Nadia puede hacer de ella la prolongación de su cuerpo, como retorno a la relación física vinculada con la oralidad; pero no .so1a-
ella era la prolongación del mío; su aspecto triunfal. cuando la enar- mente eso, puesto que con la patilla de las · gafas golpeará el borde
bola, su entusiasmo cuando me la muestra, su despliegue de acthd- del orinal y después · su interior. Y a no es el objeto metonímico lo
dad cuando se aleja victoriosamente y toca con ella todos los al: je- que está en juego, sino el objeto de la pérdida: se trate de la imagen
tos demuestran suficientemente el nuevo lugar que viene a ocupar la que quiere recuperar o de los e:¡¡:crementos que defeca el 23 de enero,
cuchara. ¿Cuál es? cuando h tengo en brazos.
La desaparición de su carácter metafórico hace de la cuchara ,~n Deja la patilla de las gafas, vuelve a apoderarse del plato, y en-
mero objeto significante, separado de su dimensión sustitutiva de un tonces juega sentada en ·el suelo a arrojar y recoger alternativamen-.
objeto de mí cuerpo que ella hubiera tomado . Como; tal, puede .pri- te el plato, en un juego simbólico de pérdida y reencuentro, cuyo ob-
varme de ella sin que quede al descubierto la falta con que me afec- jeto aparece en filigrana cuando el plato se desliza entre sus . piernas
ta, como tampoco queda al descubierto para ella su · deseo de <r.e- contra el pañal y ella refunfuña levantándose el delantal para tomar-
ner algo de mí cuer·po». Mi falta y su posesión -marcada, cono lo, señalando así otro sitio de falta en su cuerpo. Lo cual confirma
veremos, por su propia carencia- permanecen encubiertas al nhel cuando, abandonando el plato, va a buscar el palito de chupetín que
de la cuchara, gracias a la promoción significante, metonímica de ese ha visto debajo de la cama·; lo chupa, quiere dármelo, no sin antes
objeto; promoción que es el secreto del estallido de su poder sobe haber vacilado, dado que lo ha arrojado y lo ha vuelto a tomar.
el mundo exterior. Cabe decir que la cuchara se ha convertido . ~n En el curso de esta escena el objeto ha vuelto 'hacia el debate
significante de la falta: esto es, estructuralmente, d falo del que :ne imaginario : ya no se trata de la cuchara como significante metonímico
despoja, en el supuesto de que yo no sé que me falta, y cuya condi- de la carencia, que empuja a Nadia a la acción en el entusiasmo de
ción de objeto ella misma ignora para convertirlo en instrumento de un no-sa:,ido pero de nuevo de un saber: problema insoluble, el
un sello que impone a todos los demás objetos, incluido el méd:Co saber quién de las dos, si ella o yo, debe padecer la carencia. Si es

142 143
~
NJ.LDIA O EL ESPEJO EL ESPEJO I: NUESTRA IMAGEN
~
1
ella, no puede sino mostrarse agresiva conmigo; y si soy yo, y ella ción metafórica. Este retorno de lo Real de los cuerpos es el retomo
sabe que lo sé, no puede sino renunciar. a la situación dual.
Si al final de esta sesión decido poner al día ~iguiente un plato La metonimia introduce una dimensión suplementaria que Frcud
con un poco de papilla y una cuchara como material de la sesión es ha expresado en el término Vorstellungsreprasentanz, que plantea tan.
porque me :ha impresionado el regreso masivo de la oralidad sin sa- tos problemas para su traducción: repetición del mecanismo en cues-
lida, el mismo que antes de que le diera de comer; .pienso que no tión, donde la Vorstellung, en tanto «representación» no define un
puse a su disposición lo que acaba de conquistar sobre mi cuerpo fenómeno único que concierna a un objeto dado sino a un campo;
bajo la forma de la cuchara; ·también pienso, y lo anoto en el mo- ese campo de la representación es el significante; en ese campo es
mento, que eri la sesión la papilla podría adquirir una dimensión di- donde el «representante» del objeto, el repriisentanz, puede inscri-
ferente de la de mero alimento: exj,lícitamente la del embadurnamien- birse como significante, y en cuanto tal, de acuerdo con la lógica del
to de Nadia y mío, que no dejará de producirse . . significante, · entrar en conexión con los demás significantes de la ca-
Nadia no vacila ante la cuchara y el plato de papilla: lame· la dena. Es lo que excluye aquí la posibilidad del retorno imaginario, y
cuchara una vez y come la papilla con su mano. Pero vuelve a la cu- también real, de los cuerpos. Lo no-sabido borra aqui toda captura
chara muy rápido; la ~chara ya no tiene para ella el carácter triunfal directa sobre la significación, y para retomar los términos de Freud
que tuvo el 25 de enero. vincula a ella la energía, cuyo quantum es el del afecto. De allí el ca-
En un primer momento viene a significar el objeto de la pérdida, rácter liberador y triunfal de la cuchara.
su objeto dado que la anoja; pero también arroja mi lápiz· que ha El carácter metonímico del objeto-cuchara sigue siendo, sin em-
sacado de mi bolsillo, y mis gafas, acoplando en ese momento su pér- bargo, transitorio. ¿Se debe a la pobreza, propia de la edad que tiene
dida y la mía. Nadia; de la cadena de significantes cuyas conexiones son poco nu-
En cambio, cuando inmediatamente después recupera la cuchara merosas? ¿o se trata del siempre posible retorno hacia la metáfora
y juega primero sonriendo, si la arroja de nuevo es para mostrarme .
r
' a través de la pérdida del objeto, sea que ya no lo tiene, que se lo
su zapato, uno solo. ¿Es para negar ante mí su propia pérdida? Sa- han quitado o que ella misma se prive de él?
bemos qué ·importantes han sido los zapatos para Nadia, cuando .a lo La dificultad propia de la oralidad puede por naturaleza llevar ai
largo de la fase pre-especular,. tan difícil, su rostro se iluminaba no • sujeto al callejón sin salida de la consumición del cuerpo. Así es
cuando me veía ~ino cuando .yo le traía sus zapatos al comienzo de la ·" como Nadia otorga a la cuchara su carácter de representante · puro
del objeto oral cuando la aproxima a la boca de la muñeca; pero, .ex-
sesión; ¿Representaban entonces al .objeto que quería quitarme? Es
poco probable, dada su inhibición ante un objeto de mi cuerpo, o su plicitando enseguida la prohibición vinculada al significante a partir
mero representante. · del 10 de diciembre, es sólo para castigar a la muñeca, golpeándola
Más bien encontramos allí el carácter enmascarado, no sabido ni violentamente contra d suelo.
por ella ni por mí, que hace que ese día un objeto como la cuchara Lo prohibido se desplaza después de la muñeca a la cuchara, una
pueda cumplir su función metonímica. vez que Nadia se ha ido a la cama, con la muñeca en una mano y la
Una vez más hay algo que se precisa a propósito de estos obje- cuchara en la otra; le toca el turno a la cuchara de sufrir su agresi"
tos en cuanto a la diferenCia fundamental entre ·la metáfora y la me- viciad, y Nadia la pisotea. Lo mismo que Nadia y la muñeca, yo tam-
tonimia. poco tengo derecho a la cuchara, puesto que cuando Nadia me la
En la metáfora el representante psíquico del objeto, si está ya pone en la boca se desahoga todavía más contra la cuchara. Preciso
n c11rn ino hncia el significante, puede, a pesar del sentido que surge es decir que no es contra mí que se ha puesto agresiva, sino contra
dt- ¡CJ, e incluso debido a ese sentido que se revela en él, remitir al este objeto-cuchara que la ha traicionado al venir a representar el ob-
111r'10 hurln un retorno a lo Real de los cuerpos: mediante el tra- jeto de la pérdida. Y ella realiza esa pérdida haciéndose quitar un
:udo de• h1 hnt rn que separa los significantes presentes en la sustitu- zapato y un calcetín y enviándolos a paseo. Una vez que ha pngado

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NADIA O EL ESPEJO EL ESPEJO 1: NUESTRA IMAGEN

ese precio, puede reencontrar por un breve momento la cuchara en ¡ entonces: la imposición del ·sello de la cuchara conserva la huella del
!
su sitio anterior, y juega balbuciendo, con una apariencia de plenitud. conflicto que une a Nadia con los objetos que ella «bautiza». La ·ener-
Sin embargo, cuando interpreto la dificultad que tendría en tolerar
¡ gía que insume en ello, su tensión, expresan lo bastante la resistencia
!
que yo le. diera de comer en la sesión me agrede con la cuchara y me de lo Real que ella tiene · que dominar.
muerde un hombro. Este Real es ante todo el de su relación física conmigo, en el cual
En esa época ya no deja su cuChara cuando vuelve de la sesión; la cuchara desempeña un papel de puntal. Hemos visto que en un pri-
pero existe un gran riesgo de que otro i:úño se la quite, lo que la mer momento, el 27 de enero, quiso ponérmela en la boca, después de
hace gritar. En estos casos se la devuelvo, contrariamente a lo que haberla lamido al comienzo de la sesión: allí reencontraba la dimensión
hice con el muñeco, señalando, corno es ostensible, que no es objeto transitivista del comienzo del tratamiento, su boca y la mía confun-
de la pérdida, aun cuando como hemos visto pueda a veces cobrar didas.
la apariencia de tal en el debate de Nadia conmigo. Lo que le devuel- El 30 de enero trata de introducir la cuchara en la abertura de mi
vo no es un objeto para protegerla de una pérdida, sino d objeto blusa, reencontrando su búsqueda de la fase pre-especular que se di-
que el 25 de enero ella supo promover a la categoría de Vorstellungs- rigía al objeto de mi cuerpo. Pero esta vez ya no hunde su cabeza en mi
reprasentanz. blusa. Además es la última vez que insinúa la búsqueda del seno: la
cuchara lo ha desrealizado.
Sin embargo, la cuchara no puede dejar de remitirla inexorable- A partir de entonces, la cuchara servirá para reanudar lo que en
mente a su relación con el objeto-comida, bajo la forma de papilla. Es la fase ·pre-especular se refería a la topología de superficie de nuestros
lo que domina el debate de las cuatro sesiones siguientes, entre el 28 cuerpos. Si la utiliza un poco para comer, :la utiliza sobre .todo para
y el 31 de enero, que culmina en el tercer espejo. extender la. papilla, primero por el suelo, donde ella misma trata de
Después de la explosiva. anticipación de la función metonímica de (' borrar las manchas que ha hecho, pero sobre todo sobre mí,- cuando
la cuchara el.25 de enero Nadia cumple todo un ciclo en estas cuatro el 30 de enero sacude la cuchara llena de papilla contra mis .mejillas
sesiones para interrogar su propia relación con el objeto-comida. La y mi pelo. El 29 de enero me ha quitado las gaf~s y ha palpado la su-
ayuda la función de instrumento, y también de mediadora, de la cucha- perficie de mis ojos, en un retorno a lo escópico a través del órgano de
ra, tanto en su relación . con la comida propiamente dicha como en su la vista, que define la relación de los cuerpos en dos dimensiones: re-
relación corporal conmigo. Pero la importancia que ella confiere a este lación topológica de supemcie.
objeto testimonia que ella se acuerda de la dimensión metonímica que El 31 de enero, la misma preocupación respecto de la superficie del
tuvo de entrada. En efecto, la cuchara le sirve, más que para con:er, cuerpo. Al comienzo de esta sesión, cuando ella me chupaba la punta
para imponer un sello tanto a la comida como a mi cuerpo, e incluso de la ·nariz y me mordisqueaba babeando mucho, le dije que quería ab-
a la habitación de las sesiones. sorberme, pero que era.imposible porque su cuerpo y el mío son dos;
La cuchara es un recurso respecto de la comida, eon la cual Nadia añado que a ella no le satisface ninguna comida exterior que no sea yo,
mantiene una relación tan difícil. El 29 de enero,· con la cuchara en pero que puede encontrar buena la papilla, que es lo que le ha sucedi-
una mano, hunde la otra en la papilla antes de lamerla y desatar su do, porque puede llenarse de ella cerca de mí. Por toda respuesta Nadia
agresividad contr¡¡ todo lo que sea comida : el biberón al que . aparta se come con la cuchara la mitad de la papilla, mir~dome, balbuciendo y
con un movimiento lento, consciente y voluntario, el plato al que da relamiéndose; dando así a la papilla la función de metáfora de mi cuer-
vuelta y en cuyo dorso golpea con la cuchara, los bizcochos después. po, en oposición a mi cuerpo real que es lo imposible de que le acabo
Después repite la imposición de este sello con su cuchara golpeando el de hablar. Después extiende el resto · de la papilla sobre el suelo, pri-
suelo, la pared, la cama,. no sin satisfacción. Volviendo a mis rodillas mero con la cuchara, después .con su mano, y por último volcando el
me pega en la boca. Sigue así lo que he denominado e~ «bautismo del plato al . que arrastra un trecho. No se trata de ingerir, sino de exten-
mundo exterior», pero ya no victoriosamente y sin ambigüedad, como der; extender sobre la piel, la suya y la mía, cuando toda embadurnada

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NADIA O .EL ESPEJO j EL ESPEJO I: NUESTRA IMAGEN

dr pupilht quiere subir a mis brazos y frota su mejilla contra la mía con panda ~s ojos. En los dos casos, en tanto Otro, no estoy afectada por
rx pn:"lón radiante. ninguna pérdida.
Nudla conoció este acto de extender en la sesión del 24 de dicieril-
-
1 Ella hace pasar esta imagen que la fascinaba por el espejo en oca-
hlc, después de tocar mi piel; entonces se había embadurnado la suya
i sión de su segundo encuentro con éste. Es precisamente el retorno de
con su propia caca~ Hoy ya no necesita representarme .como objeto so- lo reprimido, dado .que ingresamos en ello una y otra en una perspec-
bre su piel mediante un objeto de su cuerpo, porque la cucha.ta desem- tiva que apunta a excluir toda pérdida: pérdida no simboliZada que
peña ahora su función de mediadora, significante que representa a los resurge en lo Real al día siguiente del segundo espejo. Es el resto de la
cuerpos, hasta el punto de que se ha desdoblado al comienzo de la se- . patología anterior al análisis, centrada en el transitivismo, aun cuando,
sión --quiero decir que Nadia vino con dos cucharas que recogió sobre como hemos visto, Nadia haya abordado la estructura metafórica en el
la mesa donde la cambiaron, una para ella y otra para mí-. Su cuchara debate pre-especular. Sólo ese significante permite hablar de estruc-
y la mía, objetos metonímicos, hacen posible nuestro embadurnamiento tura en ese momento.
mutuo y abren el camino a la metonimia de huestros cuerpos; así es Lo que en la posición de Nadia se revela como «a» en la metá-
como Nadia reclama el espejo por tercera vez. fora cede su lugar a la metonimia; primero para ventaja suya, en oca-
Lo único que mira . esta vez en el espejo es mi imagen; pierde. la sión del descubrimiento de su imagen en el espejo; después para la
sonrisa y vuelve a mis brazos de donde no quiere irse. ¿Es que el es- mía, en ocasión del descubrimiento de mi imagen en el tercer espejo,
pejo le ha revelado mi pérdida, la 'que ella experimenta al ver mi ima- como: veremos.
gen a distancia, sin verse a sí misma? Dicho ·de otro modo, la· metáfora De la metáfora que reproducía en el campo significante la.' imagen
activa en el contacto de ·nuestras mejillas se desvanece para dar lugar «A + a», al convertirse Nadia en mi «a» caído a mis pies, esto es, sa-
a la imagen metoi:llm.ic¡¡. de mi é:uerpo; la que ella buscaba sin saberlo; biéndolo ella y yo, pasa a la metonimia como creación de significante
Es la · experiencia simétrica del primer espejo, donde se había visto sin que el sujeto lo sepa, por conexión entre dos significantes; lo ·no

i
sola, sin ver mi imagen ni la del muñeco, pero cuyas consecuencias se- sabido releva a lo reprimido, esto es, lo que de la imagen se había vuel-
rían decisivas para ella. · to inconsciente, y que a cada momento operaba un empuje para volver.
Como la primera experiencia del espejo, la tercera será decisiva: lo Si en estos tres primeros espejos la promoción significante es deci-
demos'trarán'los tres días subsiguientes, en cuyo curso no habrá menos siva para la evolución de Nadia, paradójicamente cada espejo revela una
de seis espejos. pérdida, que ella acusa y que percibe primero en lo inmediato de su
descubrimiento. Es lo que corta abruptamente todo júbilo. Estas pér-
Como conclusión, .los tres primeros ·espejos aparecen retrospec;ti." didas: el muñeco del primer espejo, la defecación al día siguiente del
vamente como la liquidación del pasado por parte de Nadiá y la des- segundo espejo, y yo en tanto que cuerpo real a ·partir del tercer es-
trucción de su patología, ·a través de la creación de ·una estructura me" pejo, revelan el carácter patológico de las construcciopes que Nadia se
diante el análisis . . había fabricado, tal vez en los confines con la psicosis.
Th:spués de ·que mi acto de nombrarla la hizo reprimir la imagen Pero no podemos menos que medir la considerable ganancia que
«A + a» que llevaba sobre su ojo, lo cual la instituye como sujeto, obtuvo a partir de su descUbrimiento del espejo, y que en su caso fue
tiende a ocupar el sitio metafórico de mi objeto «a» en el curso de la más demostrativo aún que lo que habitualmente cabe observar en un
fnse pre-especular. La imagen metonímica de su cuerpo que descubre niño. A través de su análisis, Nadia creó su estructura en el campo del
en ocasión del pri.nler espejo es lo que la libera y la 'transforma. · sigrilii.cante y el espejo es la pieza fundamental de un tránsito decisivo
Pero a partit: de ese primer espejo no ·puede encontrárme porque de la metáfora a la metonimia, de la metáfora de inclusión de superfi-
ru All pntologfa o bien yo formo parte de la imagen, o bien soy portado- cie a la sublimación metonímica de la superficie del cuerpo a través
I'U dr r lln sobre la superficie de mis ojos(como lo eraella, tainbién), de la superficie del espejo. Allí ella alcanza el paradigma de la fun ción
("
y " lln In lmscn en varias oportunidades arrancándome las gafas y pal- que el espejo cumple para cualquier sujeto.

148 149
!
'

1
9

EL ESPEJO II: EL RETORNO


DE LA SUPERFICIE AL ESPACIO

1-8 de febrero
0
O O El 1. de febrero Nadia comienza la sesión sobre mis rodi-
llas, mirando intensamente mi rostro mientras balbucea «ma-ma-
ma»; después toma mis gafas, me las de~elve y las recupera para
arrojarlas debajo de la cama. Saca el trapo del arca, toma la tacita
que chu?a antes de arrojar, hace lo mismo con el plato. Vuelve
a mis rodillas y me tata durante largo rato los ojos, después pone
los braz.?s alrededor de mi cuello y me mordisquea la barbilla
babeando mucho. Vuelvo a decirle lo mismo que en la sesión an-
terior.
Entonces se dirige al .plato de papilla, empieza por hundir
.en él la cuchara, la lame, hunde su maria, la lame em,badurnándo-
se la cara, y se vuelve para mostrármelo, lo que parece regoci-
jada. Sosteniendo siempre la cuchara, toma el plato por el borde,
vuelca le papilla tirando hacia sí el. plato para.alargar el reguero y
vuelve a poner el plato al derecqo. Despu~s deja la cuchara, frota
las dos manos en el reguero de papilla, se las chupa alternativa-
mente, recupera la cuchara y viene hacia mí .
. Se pone de pie ayU.d;indose con mis rodillas, me toca los ojos,
busca con la mirada mis gafas. Las ve cerca de la. puerta y se diri-
ge a .ellas. Se detiene a mitad de camino, balbucea mucho -como
lo hace desde que comenzó la sesión-, vuelve. a .mis brazos y de
allí a .la cama. De pie en la cama, frente a mí, estrecha con fuerza
mi cuello entre sus brazos, pone la boca sobre mi hombro babean-
do mucho y quiere que la saque de la cama en esta posición,
que conserva sobre mis rodillas por un tiempo bastante largo.

151
NADIA O EL ESPEJO EL ESPEJO II : EL RETORNO .

OO Baja, va a explorar la pared, balbuciendo cada vez más, llega O O ticulado, y me reserva el «ma-ma-roa» que se transforma en «ma-
a la ventana donde mira hacia fuera y vuelve a mis brazos. má-mamá».
De regreso en su habitación no quiere que la vuelva a poner Comienza por arrojar fuera del arca el trapo, para poder apo-
en la cama, pero me lleva caminando a la mesa que está delante derarse del platito y la taza y arrojarlos, después de haber lamido
del espejo y me pide que la ponga encima. Se mira, mira mi ima- la taza. Vuelve a mis brazos y de pie sobre mis rodillas me quita
gen y ini realidad, vuelve a su imagen, a la que toca agitándose; las gafas, toca mis ojos durante largo rato. Estrecha mi cuello
sacude el espejo, toca con cautela mi imagen e inmediatamente se entre sus brazos, muerde-chupa mi barbilla, sin agresividad ni
vuelve para estar en mis brazos; estrecha con fuerza mi cuello, verdaderos movimientos de succión : es algo en la tonalidad del
como para sentirse segura de mi presencia, y desliza una mirada beso.
rápida hacia el espejo para ver esta imagen diferente. Baja a sentarse ante el plato de papilla: hoy es tapioca.
Entonces quiere explorar toda la casa, incluida la cocina en la Toma, moja, lame, y me hace lamer la cuchara. 'Después le toca
planta baja, donde el maullido de un gato la deja anonadada. el turno a su mano ; se embadurna mucho. Vuelca el contenido
Toca con curiosidad todos los objetos: botones eléctricos, boto- del plato en el suelo, vuelve a poner el plato al derecho, recoge
nes de las puertas, extintores ... Los toca 'de veras, tratando ·de con las manos la tápioca darramada y come embadurnándose to-
sentirlos. . davía más . Recupera la cuchara, viene a mis rodillas; donde se
Cuando volvemos a 'la habitación quiere que la ponga de nue- queda de pie para ponerme los braZos alrededor del cuello y fro-
vo ante el espejo. Representa la mism:a escena qué hace :·un mo- tar su rostro embadurnado contra el mío, balbuciendo «mamá-
. mento, más bre've y menos tensa; sonríe ligerami!ttte, cuando la mamá» con expresión radiante.
rodeo con un brazo. Vuelve a bajar, explora la pared, excitada, con un balbuceo
Se la entrego a una enfermeta diciéndole que vuel-:o mañana. creciente; llega a la ventana, mira hacia fuera encantada; va a
Ella vuelve a tetlderme·los brazos; la tomo por unos münitos para arrojar los bizcochos, recoge uno del que come un 'trocito; me
· repetirle lo mismo, y Nadia acepta con resignación lo -inevitable.
hace comer un poco a mí también.
Esta sesión compuesta de dos partes tan diferentes ine ha
La llevo a su habitación muy bien . Quiere volver ante el ese
: dado la ·impresión de' que Nadia cobraba concieñcia de que so-
pejo; mira su imagen, la mía, después me mira a mí, poniendo
.
1
• ÍDOS dos. Si esto es decepéidnánte y lleno de riesgos de iriseguri-
con ternura su cabeza contra la mía, y sin cambiar de posición
. dad; contra los cuales puede lúthar gr¡¡cias al despertar de su inte-
mira esta nueva imagen de las dos. Sonríe, resplandeciente, y des-
rés por el mundo eXterior, se atreve a lanzarse porque a pesar de
todo estoy ..yo allí. Será menos décepcion:ante que -pretender co~ pués golpea la superficie del espejo con un cúbo, excitada pero sin
merme, como lo ha demostra:do·la -últiina · .escena ·ante ·el espejo, violencia. . .
en la cual Nadia se mostró incluso soruHente. El 3 de febrero, mientras la enfermer~ la cambia y la viste,
me veo obligada a irme de la habitación en dos ocasiones. Una
·E l 2 de febrero Nadia se levanta y se agita en cuanto me ve. y otra vez encuentro a Nadia llorando con desesperación; se tran-
Una enfermera la cambia y la viste para ir a la sesión; Nadia no quiliza en cuanto me ve . Cuando pasamos frente al espejO se vuel-
me quita los ojos de encima. Balbucea, agita las piernas; trata de ve en otra dirección .
nlrapar el espejÜ' delante -del cual la están cambiando, después me EI1 la sesión empieza por arrojar fuera del arca lo que le Í¡n-
w urn un dedo ·que no suelta más ~ Antes de irnos, quiere quedar- pide apoderarse de la taza y el platito. Los toma y los arroj a. No
(: 11 n rnto ante el espejo, pero es.to no le produce placer. vacía el arca del todo, pero la sacude mucho, balbuciendo impe-
Dm nnte toda la · sesión Nadia estará muy distendida y e:x:ci- riosamente. Está bastante violenta, pero sin angustia ni inhibi-
tudn. , ft ln IHII{U~tin ni violencia. Utiliza un balbuceo variado y ar- ción . Vuelve a mis rodillas para arrancar y a~rojar mis gafas; se

152 153
NADIA O EL ESPEJO EL ESPEJO II: . EL RETORNO

O O estrecha un segundo contra mí, me pone. la cuchara en la boca, ·y O O la mía, y quiere bajar para ir al arca, de la que saca un. trapo .y
después baja a sentarse ante el plato de papilla. un muñeco al que reconoce con alegría: ·na es el del16 de enero
Prueba la tapioca, se embadurna con la mano, pero dura :?Oco y el primer espejo, smo otro que le traía al comienzo, cuando ve-
porque vuelca el biberón que estará en el centro de su int:::rés, nía a verla.
salvo en tres intervalos bastante breves durante los cuales, sucesi- Sobre el silloncito advierte inmediatamente que además de
vamente, arroja los juguetes fuera del arca y coloca en ella la cu- · los biZcochos hay un trozo de chocolate. Sólo después de dos mo-
chara, después come la tapioca recogiéndola con las manos y se vimientos ·de abandono automáticos puede apoderarse de él y lle-
. embadurna toda la cara, por último viene a mis rodillas y a la várselo a la boca, después viene a mis rodillas a comerlo, ponien-
cama, se muestra tierna y balbucea «mamá-mamá» . En cuanto al do tiernamente su cabeza contra mí y dando·la impresión de que
biberón, lo manipula con agresividad: lo hace rodar, lo saeude experimenta en ese momento la sensación de plenitud de un bebé
para que la leche salpique eJ su~lo, aplasta la tetina entre su: de- a quien le han dado el pecho o el biberón en brazos. Tiene una
do s, er¡.cantada cuando la le_che. salta, o la hunde en el golleu del expresión extasia,da que conservará hasta el final de la sesión_
biberón. Goza intensamente con esta manipulación agresivd; la Hoy se interesa muy poco en la papilla, sólo una vez lame su
pr,olonga largo rato, balbuciendo imperiosamente, y en dos opor- cuchara y después su mano. · · •·
tu nidades viene a esconderse en mis rodillas diciendo «m;.má- Viene a mis. brazos, me quita y arroja las gafas, me toca largo
mamá» . Me mira de vez en cuando; siento que es libre. rato ·un solo o¡o, después va a la cama, pero solamente para que
Al :final de la. sesión chupa los juguetes que cayeron en la pa- yo la saque de allí, y para permanecer poi:. unos segundos apretada
pilla, arroja los bizcochos y explora la pared, interesándose en los contra mí. Esto varias veces.
papeles pegados a ella y en el interruptor eléctrico. Después de arrojar los bizcochos con la cuchara, vuelve al
Cuando la llevo de nuevo a la habitación no quiere quedarse arca, la vacía por completo, palpa su fondo, deposita la cuchára.
allí, sino volver a explorar todo el piso, manifestari:do un gran Entonces mira a la muñeca, la toma, parece vacilar, después trata
interés por toda clase de cosas, especialmente por la bafiera don- de acostarla en el arca, después de sacar de allí la cuchara. Como
de la lavan todas las mañanas. En el curso de esta exploración la muñeca no entra de primera intención la acuesta al través y la
quiere· tantearlo todo; de vez en cuando pone su mejilla. eoba- deja unos segundos para venir a apoyarse en mis rodillas. Des-
durnada contra la mía .. pués va a sacarla en seguida, y vuelve a poner la cuchara en su
Cuando regresamos se vuelve ha~ia el espejo en el momento sitio dentro del arca.
en que pasamos delante de él. Se queda en mis brazos, nos "~tira Entonces se apodera del biberón, lo vuelca, oprime una vez la
a una y otra, me estrecha el cuello, pone su mejilla contra la mía tetina entre los dedos balbuciendo, se lo lleva fugazmente a la
sonriendo con emoción y siguiendo toda la escena en el espejo. boca, lo tira y no se interesa más por él. .
Después se vuelve) hunde la cabeza en mi cuello. Después de cinco minutos de mimos, en que salta sobre mis
Me lleva a la ventana para mirar fuera. Se la entn:gO a la en- rodillas y se hace besar, emprende l,IDa exploración gozosa de la
fermera; acepta, pero cuando me voy cerrando la puerta la expre- pared y la ventana.
sión de su rostro es triste. No está conforme con que vuelva a llevarla a su habitación.

El 4 de febrero Nadia está radiante y balbucea desde que la Al día siguiente, 5 de febrero, cuando yo llego, el médico
tomo en brazos estando todavía en su habitación, cuando hasta está al pie de la cama de Nadia. Ella me mira, después lo mira a
ahora el balbuceo comenzaba solamente en Ia habitación de las él, después a mí, se agita, se echa boca abajo, mueve los pies, me
sesiones. mira riéndose muy emocionada; se pone de pie y se prende de mi
Una vez aquí me. dice «mamá-mamá», con su mejilla contra bata para que la levante en brazos. Se libra a grandes ma-

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:::;

NADIA O EL ESPEJO 1 EL ESPEJO JI: EL RETORNO

O O nifestaciones de ternura, estrechándome d cuéllo entre . sus__ bra· OO En la sesión Nadia sigue unos minutos en mis brazos, apretan-
zos, poniendo su boca sobre mi nariz, después sobre mi mejilla, do mi . cuello, estrechando su mejilla contra la mía y diciendo
largo rato. La cambian y la calzan. Hac;e dos días que no tiene «mamá-mamá».
diarrea. Va al arca; saca el trapo, lo vudve a poner; siento que pien-
' En la habitación de las sesiones hay por casualidad en un rin- sa en otra cosa. En realidad busca la mesita de la víspera, que esta
cón una mesita de niño; Nadia la descubre en seguida y se intere- mañana no encontré. La busca con los ojos por todos los rincones
sa exclusivamente por ella. Se apodera de ella con gran alegría, la y parece decepcionada.
golpea con una espátula que tomó mi~ntras la cambiaban; lo hace Va a arrojar los bizcochos, vuelve a mí con el chocolate. Chu-
con ddeite, balbuciendo imperiosamente,. con alegóa. pa un poco, después lo deja. Se acerca al plato, lame varias veces
Uevo la mesa junto a los demás· juguetes. Nadia se mantiene la cuchara, vuelca un poco de papilla. Después se vudve al bibe-
de pie frente a ella, raspando con la espátula los trocitos de bar- rón, al que vuelca con un «a-ga» imperioso, y se apoya contra el ·
.quillo ·que han quedado adheridos; -también los. lame, y después vidrio que le gusta golpear con la cuchara .
parece querer sentarse en el sillo.p.cito: se lo acerco y ella tiende Viene a mis rodillas para quitarme las gafas y tirarlas, des-
el trasero para sentarse. Se sienta y-después de un segundo de ins- pués vuelve al arca. Arroja d trapo y el muñeco de caucho, recu-
pección de su nueva posición me mira encantada, y · golpea de pera d trapo, vacila en llevárselo a la boca después de haberlo
·nuevo la mesa. mirado durante largo rato, después trata de desgarrarlo con los
Quiere venir ~ mis brazos, donde se estrecha .contra mí di- dientes. Lo arroja y no se ocupará más de él, pero tengo la impre-
ciendo «mamá-mamá»; después va a la cama donde juega y me sión de que el trapo representa -algo preciso para ella.
hace jugar _con la espátula, que en determinado momento me Entonces vacía el arca por completo arrojando .todos los ju-
tiende diciendo: «ten». guetes, recuperando al pasar, agresivamente, la .taza y el platito.
Quiere que la siente de nuevo ante la mesa, encantada; des- Ahora el arca está vacía; levantándola con una mano, Nadia com-
pués va a explorar la pared y la ventana balbuciendo. Allí quiere prueba con la _otra que está vacía; la deposita y busca algo con la
que. la levante en brazos para mirar fuera; está sumamente inte- mirada: son mis gafas, que ella recoge y pone en el arca. Levanta
resada ·en los carboneros. que llevan sus sacos al depósito. Este el arca de nuevo; con su mano libre manipula mis gafas en el fon-
espectáculo la absorbe durante cinco minutos~ do, después deja el arc:t en el suelo.
Cuando volvemos a su habitación se niega a estar en brazos Se interesa en la muñeca, la mira largamente, la sacude por
· de una enfermera a quien no conoce. Se estrecha patéticamente un brazo suavemente, sin agresividad; no sé lo que quiere, pero
contra ·mi, poniendo su mejilla contra la mía. •La tranqUilizo y se tengo la impresión de que ella tampoco sabe muy bien qué hacer
la entrego a una enfermera a quien ella conoce-: nii partida la con esa mufi.eca. Entonces pasa al biberón, al que vuelca muy
entristece, pero la .acepta, como si _esta última enfermera le diera suavemente.
la seguridad- de que yo vuelvo. Vuelve al arca y verifica que mis gafas siguen allí dentro. En
seguida va a buscar la cuchara que coloca al lado de mis gafas,
.E1 6 de febrero Nadia balbucea desde que me ve. Es la pri- después levanta el arca, la estrecha contra sí, mira dentro, la deja,
mera vez que lo hace antes de que yo la tenga en brazos. La en- y va junto a la pared a jugar con el platito. Vuelve al arca, saca
fermera que la cambia se queja de que Nadia se mueva continua- de ella mis gafas y su cuchara, tantea el fondo vacío y vuelve a
mente .y la riñe; per.o al ver que Nadia me tiende los brazos dice colocar los dos objetos. Hace todo esto balbuciendo mucho, y
que después de su ausencia de un mes no reconoce a esta Nadia, viniendo a apoyarse contra mí de vez en cuando.
que antes pasaba desapercibida debido a su inmovilidad y a su Por último se sube a mis brazos, .y después, muy fdiz, quiere
silencio. explorar la habitación.

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NADIA O EL ESPEJO EL ESPEJO II: EL RETORNO

O O La llevo a su habitación. Camina un poco. Me lleva mc.cho O D tiene dos : con una golpea cada vez con más fuerza un plato, con
tiempo conseguir que acepte quedarse en brazos de una enferme- la otra la pared. Siento una violencia que necesita exteriorizarse;
ra; le hablo dulcemente, hasta que acepta. y creo que sería conveniente llevarla a la habitacií5Ii de las sesio-
Pido que la pongan en contacto con dos o tres niños más nes durante cinco minutos para que ella pueda expresarse, porque
grandes que juegan en la habitación contigua. Pero no hay ningu- la nuev_a experiencia ha sido dura.
na enfermera y la experiencia no marcha: más tarde la oigo llorar De modo que se la doy a una enfermera para ir a preparar la
con angustia, llamando «mamá-mamá». habitación de las sesiones. Aunque le digo que vengo en seguida
Nadia empieza a sollozar. Cuando vuelvo cinco minutos después
Infortunadamente al día siguiente, 7 de febrero, llego dema- sigue llorando y me tiende los brazos desde lejos, en cuanto
siado tarde como. para que Nadia tenga una verdadera sesión. Sin me ve.
embargo, la llevo por un breve momento a la habitación de las La llevo a la habitación de siempre; allí Nadia expresa inme'
sesiones, donde se .muestra muy dinámica, balbucie;ndo mucho, diatamente la violencia que ha desencadenado la angustia: arroja
explorando la pared y la ventana: todo le. interesa. todo, sacude el arca, balbuciendo y caminando.
Cuando la llevo a su habitación ha empezado la cena. La pon- Al cabo de diez minutos siento que está distendida y la llevo
go en la cama, pero no puede tolerar esperar su turno y er_ segui- a su habitación, pero a Nadia le cuesta dejarme partir.
da se pone a llorar tendiéndome los brazos. La pongo en la cama
sólo cuando le llega el turno; la enfermera le da de comer sen-.:ada D
en el borde de la cama de al lado: Nadia come rápido y bien; pero
como me mira y siento. que quiere que esté cerca de .ella me que- Y a dijimos que lo que había de decisivo en el tercer espejo én lo
do, hablándole o hablando de ella a la enfermera . No pide que yo que hace al descubrimiento de su imagen, aun cuando no -fuera más
le dé de comer, pero termina su cena con el trocito de chJColate evidente en ese momento que en ocasión. del primer espejo, cobraría
0
que trajo de la sesión. toda su dimensión en el curso-de los tres días subsiguientes, 1. 2 y 3,

de febrero. Es lo que sucede con la función metonímica de la imagen


El 8 de febrero llevo a Nadia por primera vez a la habitación especular~ la de Nadia y la· mía, en los registros de lo oral y de lo es-
donde acostumbro hacer los tratamientos, que está situada en el cópico.
otro edificio.
Está bastante tensa durante el trayecto, y una vez en la sesión ~i nos atenemos exclusivamente a los hechos saliel'ltes de 1~ sesión
la ¡;nantengo sentada sobre mis rodillas. Sigue crispada pero mira dell. de febrero que precede a los espejos 4. y 5. podemos advertir:
0 0 0
;

todo lo que hay· en la habitación y no se concentra en los •Jbjetos l . La mirada intensa de Nadia sobre mi rostro, a.compañada por
que saca de mi bolsillo, como lúzo cuando la llevé a ver el árbol el balbuceo «ma-ma-ma»: esto es, el acoplamiento de lo escópico con el
de Navidad. Se decide a apoderarse de los bizcochos, que arroja, signi:J.cante. ·
y del chocolate que conserva y lame. "Sin embargo, su expresión 2. El retorno al objeto escópico del que yo sería portadora, cuan-
sigue fijada. Quiere que la ponga en el suelo, da dos pases y me do una vez que me quitó las gafas toca mis dos ojos durante largo rato.
tiende los brazos mirando a la puerta. 3. El tránsito a la oralidad, cuando de nuevo mordisquea mi bar-
Entonces la llevo a· su habitación. La fijeza de su ex?resión billa babeando. Entonces le repito que no puede absorberme y que so-
desaparece. Ve debajo de una. cama una caldera que un niño ha mos .;los.
dejado caer. La toma, se sienta, y hace como si quisiera beber. 4. Su respuesta es la misma que la de la víspera, al menos en lo
Me lleva al pasillo, y ve otras calderas sobre una mesa. Quie- que .:1ace al embadurnamiento de su cara con la mano empapada en
re que la ponga de pie sobre esa mesa y toma una caldera. Así papilla.

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NADIA O EL ESPEJO EL ESPEJO Il: EL RETORNO

5. · De ·nuevo me . toca los ojos y busca mis gafas con la mir~da imagen en un. nivel desreal, donde su significación unitaria -su fun.
como si qp.isiera devolvérmelas, movimiento que esboza pero se detie- ción de agrupamiento-- lleva a Nadia a la verdadera conclusión de lo
ne a mitad de camino, b?lbuciendo intensamente. que es su itinerario a partir del primer espejo: la función metonímica
A través c:le estos cinco puntos Nadia. muestra, si fuer¡;¡ todavía ne- de su imagen; es decir, no una -función sustitutiva, sino una función de
cesario, la persistencia de la relación entre la jroagen incluidl!, si cabe conexión entre esa imagen y ella.
decirlo así,- sobre la super!icie de mis ojos y el equivalente sustitutivo Si hiciera falta una prueba de su evolución hacia su propia imagen,
en que convierte ·a la papilla con que se embadurna: El objeto oral es, nos la brindaría su actitud hacia la mía. En efecto, la cautela con la
pues, un objeto de-superficie, y l;l() .le aporta satisfacción sino en el ni- que toca mi imagen señala el miedo que tiene de que mi imagen
vel del «ser visto» .o. del «hacerse ver» por mí ese _día, tal como me lo sea mi sustituto, mi doble, cuya dimensión de Real la privaría de mí.
muestra cuando está erp.badurnada. En seguida se acurruca en mis brazos para huir de esta sustitución
Lo mismo que hizo la víspera antes de .mirarse en el espejo, me metafórica que como vemos conjuga la imagen y cierto Real. Pero for-
estrecha con fuerza el cuello entre los brazos, lo que hace que ponga talecida con su propia experiencia de la relación entre su cuerpo real y
contra la mía su mejilla embadurnada, y más aún, pone su boca sobre su imagen, fortalecida por los espejos anteriores , especialmente el se-
mi ·hombro babeando. Así nuestras relaciones físicas no ·son solamen- gundo, puede hacerme entrar en el espejo y teñir con él lo Real de mi
te de superficie; participa .activamente en ellas el agujero de su boca, cuerpo, cuando desliza hacia ese espejo una mirada, por fugaz que sea,
.lo cual sintetiza los dos puntos precedentes del mordisqueo y el em- para ver en él nuestra imagen.
badurnamiento. El hecho de que la dialéctica ex¡tre lo Real y el significante esté en
Es la misma estructura que Nadia .proyecta en su relación con la juego. cuando Nadia quiere explorar toda la casa y palpar la consisten-
habitación .de las sesiones, cuando 'balbuciendo con ritmo muy intenso cia de ·todos. los objetos con los que se encuentra, proviene de que ya
va, a explorar la superficie opaca de la pared hasta el hueco de la ven- no se trata de la desrealización de los objetos que ella bautizaba con
tana, •por donde sus ojos se dirigen al exterior: introduce así _por pri- la cuchara, debido a que lo Real de esos objetos la estorbaba, y a que
mera vez de ·1!1anera·muy nítida un más allá de la pura superficie, esto con la ayuda del objeto metonímico ella podía disminuir su consisten-
es, una tercera ~ensión, que funda un exterior y un interi01;, no cia. Aquí se trata de un movimiento inverso; es decir, que .a partir de
solamente de· la habitación sino de su cuerpo. Es como la mirada que la ex-sistencia de la imagen, Nadia quiere encontrar la consistencia de
sólo puede surgir de la superficie del ojo si puede pasar por lo que re. los objetos. Incluso cabe añadir que cuando Nadia sacude el espejo la
presenta un hueco en esta superficie. ex-sistencia de la imagen trae la necesidad de controlar · su per-sisten-
Al volver, me lleva a la mesa ante el-espejo: es el cuarto espejo. cia. Por otra parte, la verifica cuando pide volver ante el espejo por
Toda inhibición ha desaparecido .e n cuanto a la mirada que dlrige a su quinta vez, y repite la misma escena del cuarto espejo, que tuvo lugar
imagen y ala mía, antes de volverse hacia mí; -hacia la presencia real un cuarto de hora antes·. Está menos tensa y más sonriente --es cierto
de mi cuerpo. Por primera vez el tacto concernirá a la imagen _especu- que la rodeo con un brazo-- para seguir en el espejo su movimiento
lar, como concernía hasta .entonces a la superficie de mis ojos. Es cierto de búsqueda de la condición de su imagen. Lo que está en juego es lo
que también allí se trata de una superficie, la superficie del espejo. que corresponde a la existencia de esta imagen, como si ésta sólo pu-
Si Nadia se agitay sacilde el espejo tocando su imagen es porque diera persistir sobre el fondo de la consistencia del mundo exterior;
acaba de dar un salto .considerable respecto de la experiencia anterior como si el significante no pudiera articularse en sus conexiones meto
de la sucesión entre la pared y la ventana: aquí confluyen la superficie nímicas sino sobre la consistencia de un mundo de objetos reales, cuy
y el agujero; el agujero ha perdido su carácter de Real, puesto que sola cualidad es consistir.
corresponde a la. superficie del espejo. Razón por la cual Nadia sacude Gracias a su función de significante metonímico , la cuchnra lt' prr·
d espejo, como para poner a prueba la desaparición del hueco real y la rrútió eliminar un exceso de consistencia en los objetos; d cNprJo lu
tpnrición de su imagen en un hueco que no es tal, lo que coloca a la empuja a restablecer una consistencia de los objetos, que lu rx ,¡ft lrn

160 161
NADIA O EL ESPEJO EL ESPEJO II: EL RETORNO

cia de su imagen y la . mía correría el peligro de contaminar, y hasta de 1\o es sorprendente, pues, que ese mismo objeto sea sustitución y me-
anular. táfora del Otro en su insuficiencia. En el dinamismo que en ese mo-
mento anima a Nadia, no se trata de que ella haga de ese objeto susti-
El 2 de febrero Nadia reanuda el mismo ciclo de la víspera, entre tutivo el centro de una pena donde ella se refugiaría fijándose en ella¡
la superficie de mis ojos que toca largo rato y la superficie de la piel: 1\adia no hace otra cosa que manifestar una violencia comprensible con-
la suya y la mía, unidas mediante el embadurnamiento. Del mismo tra mí, razóñ por la cual el desplazamiento hacia el biberón no es aquí
modo, explora la pared de la habitación hasta el hueco de la ventana. más que la oportunidad de una peripecia sin ninguna formación de
Por primera vez ya no se dirige a mí con un «ma-ma-ma» que invoca, síntoma. Además hemos visto que el rele:vo de este objeto metafórico,
sino con un «mamá» que me designa. relevo no sucesivo sino simultáneo, es la cuchara: en efecto, Nadia no
El séptimo espejo concierne sobre todo a esta imagen de las dos deja de comer la papilla con las manos, embadurnándose copiosamente
que ella miró apenas en los espejos 4.0 y 5. 0 • Si sonríe resplandeciente y reservando para mí la cuchara vada que me pone en la boca -esta
sin embargo interroga todavía la superficie del espejo golpeándola con vez es un engaño para mí- antes de ponerla al abrigo en el arca,
un cubo, excitada, como si practicara sobre la superficie del espejo· el para un empleo futuro .
mismo intento de despegar la imagen que le había impuesto el transi- Tras lo cual, lo mismo que entre los espejos cuarto y quinto, quiere
tivismo: lo que estaba sobre su ojo debía estar necesariamente sobre explorar de nuevo la casa y palpar la consistencia de todos los objetos;
el mío . y reconoce la bañera. Cada vez que toca un objeto, se ríe mirándqme¡ es
A partir del octavo espejo que tiene lugar al comenzar la sesión decir, yo garantizo otro orden, no el de los obJetos, sino el de los sig-
del 8 de febrero, Nadia realiza 1~ prueba inversa, que concierne a la n::ficantes, en el Otro que soy.
irilportancia de lo Real de mi cuerpo y la de mi imagen: como he tenido
que ausentarme verdaderamente dos. veces mientras la preparaban,. ella Sen las premisas de lo que buscará en el espejo nueve. Allí acepta
aparta francamente la vista del espejo cuando pasamos delante de é:.. p~enamente nuestra imagen, ella en mis brazos, y hace la experiencia
Lo que ha perdido cuando yo me ausentaba le impide reproducir ante de uru su mejilla a la mía, sin olvidar sin embargo, al -final, una rela-
el espejo la misma experiencia de pérdida. ción física más directa, en que hunde su cabeza en mi cuello.
Es una vuelta atrás 'lue sigue durante la sesión cuando Nadia vue~­ Cierto que · algo queda por ~cular de este orden, dado que en
ve al biberón. Cierto que su. interés por el biberón ya no se dirige 21 seguida me lleva a la ventana para mirar afuera. ¿Se trata del resto de
biberón como objeto consumible o no, sino como objeto de destruc- la violencia que en ocasión del octavo espejo le había impedido acep-
ción . Durante todo ese tiempo balbucea imperiosamente, y por dos a
tar la imagen especular y la había obligado a volver los objetos?
veces viene a esconderse en mis rodillas diciendo «mamá, mamá».
Como consecuencia de mis ausencias del comienzo, que Nadia ha so- Ahora no pedirá el espejo hasta el 9 de febrero. Lo que domina las
portado tan mal, el biberón se ha convertido en un objeto embaucador cinco sesiones subsiguientes -tal vez en relación con la .fragilidad que
y tramposo¡ en cuanto tallo rechaza activamente y elimina su acces::> tiene para Nadia la imagen especular, sobre todo la .mía, que experi-
oral, hundiendo la tetina en el gollete. Ya no se trata de chupar a mentó el 31 de enero, en ocasión del tercer espejo- es cierto retomo
quien engaña. a la cuchara y su función metonímica.
Su desolación se transforma en violencia contra el objeto que me En un primer momento la cuchara, en tanto significante que la re-
representa¡ repetición de una violencia que no está tan lejos y que ella presenta, se asocia con la muñeca, representación mucho más figura-
ha conocido entre el primer y el segundo espejo, éuando su .destruc- tiva de ella misma. El 4 de febrero esa muñeca reemplazará a la cucha-
tividad era la consecuencia de mi ausencia de imagen en el espejo. Por ra en el fondo del arca; pero como Nadia no consigue hacerla entrar
otra parte, esta violencia era la repetición de la violencia pre-especular en el arca coloca en ella la cuchara.
que apareció después que Nadia se bebió el biberón el 12 de diciembre. Aunque malograda, esta sustitución señala sin embargo con cla-

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NADIA O EL ESPEJO EL ESPEJO JI: EL RETORNO

rielad el . tránsito siempre posible de un representante metonímico a canzado por anticipación al final de la sesión del 10 de diciembre, esto
un representante metatórico, y hasta 1~ posibilidad que tiene UÍl sujeto es, que un significante representa un sujeto para otro significante . Para
de otorgar a un representante metonímico una dimensión metafórica; ella esa arca que contiene mis gafas y su cuchara es también un tesoro
El resto de la sesión señala que se trata de un ·intento así. En .efecto, que ella estrecha contra su corazón.
Nadia vuelve por un instante al biberón, al que incluso se lleva fugaz- Esta realización significante instaura el espacio en el cual Nadia se
mente a la b-oca antes 'de arrojarlo. Después me pide que lahaga saltar sitúa, esto es, un espacio cerrado de tres dimensiones , con un fondo
en mis rodillas, reencontrando el placer físico del comienzo del análisis. del que se asegura palpándolo. Si esos objetos han perdido todo carác-
A continuación pasa a la exploración de la pared, después de la ventana ter (identificable) de lo que metonímkamente representan en tanto que
desde ·donde mira hacia fuera, cosa que bará en varias oportunidades significantes (el campo de la Vorstellung), el vínculo entre ellos y lo
en el curso de estas· sesiones: es decir, vuelve a lo que ha hech0 el 1. 0
que son como representantes (reprasentam:) persiste sin embargo por
de febrero delante del cuarto espejo, antes del momento en que el-agu- intermedio de esta dimensión espacial; porque es también la dimensión
jero se integra en la superficie del espejo, como si ella quisiera encon" de la habitación donde nos encontramos las dos , y que ella quiere ex-
trar detrás del vidrio lo Real de los objetos . ¿Qué es -del vidrio en rela-· plorar a continuación con ostensible felicidad .
ción con el espejo? Es una pr¡;gunta que cobrará toda su dimensión en
la c:Ura de Marie-Fran~oise .
Pero el dinamismo de Nadia y la libertad de su estilo testimonian
ya que se trata más. 'de una interrogación que de una regresi~n. Por
otra parte lo dice el 6 de febrero, cuando después ·de volcar el biberón
lanzando un «a-ga» imperioso, se apoya 'en el vidrio y se complace en
golpearlo con ·la cuchara. La continuación de su balbuceo, sus «mamá»
acompañados de ternura en mis brazos, O 'ComQ- llamada de SOCOrtO
cuando se asusta de los rmás grandes después de la sesión del 6 de fe-
brero son expresión de que su trayectoria sigue y prepara otros es-
pejos. ·
Otros espejos porque ·el espejo se transforma en el único .lugar de
su imagen: el 4 de febrero ·por última vez me quita las gafas, y esa vez
me toca largo rato solamente un ojo. A Nadia ya sele ha planteado la
cuestión del sentido de este desdoblamiento -a propósito del pie que
me tendió el 10 de diciémbre y del zapato después~. o mejÓr dicho
de la reducción de un objeto físico duplicado a la unidad cuando .ese
objeto entra ·en el discurso en tanto que significante, y pierde su carác-
ter de atributo de los cUerpos, del c:Uerpo portador de objetos o de
imágenes . De modo que es-la última vez que Nadia. toca la superfiCie
de mis ojos, o más·· bien de mi ojo: esa singularidad es una referencia
que tiene que ver con el lenguaje.
Además mis gafas cambiarán ahora de condición y se convertirá11
en un sigriificante que me representa. En efecto, el 6 de febreró Nadia:
lo demuestra claramente, cuando coloca en el arca que ha vaciado, .una
junto a: otra, mis gafas y la cuchara; reencontrando lo que ya hab!a al-

164 165
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10

EL ESPEJO III: EL TERCER TERMINO


EL NOMBRE-DEL-PADRE; EL IDEAL DEL YO
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9 de febrero-1. de. mat:zo
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:~r~ O O El 9 de febrero encuentro a Nadia de pie, sosteniéndose en


una cama. En cuanto me ve se agita violentamente, después sa-
cude la éama. · Siento que está violenta. Me acerco a ella~ sigue
1
·agitándose y me mira furiosa: está resentida conmigo, por lo de
i
1 ayer y porque acaba de oírme hablar en el pasillo con otra niña
·á quien estoy tratando.
Yo había escuchado que la enfermera decía: «¡no salir!», ce-
rrando la puerta. Cuando entro, un niño llora: es Nadiá. Le digo
que me ha oído;· pero que la puerta estaba cerrada, y que com-
prendo que .esté decepci~nada. . .
. .Sigue .sacudiendo la cama por un momento, después me tiende
los brazos pero conserva ·su expresión enfurecida. .
Durante toda la s~sión se muestra violenta. No eS la violencia
de hace u~ mes, que !e dirir,ía a los objetQs, y al mundo· exterior;
;~ entonces se distendía cuando la única en cuestión era yo, y ma-
nifestaba un negativismo violento contra todo lo qile n.o era yo:
liquidaba el pasado gracias a la relación que había establecido.
La violencia de hoy se dirige contra mí, · la provoco yo. Si
todavía la expresa a través de los. objetos ya no es con la misma
tonalidad, su rostro y sus actitudes se dirigen especialmente a
1
mí. La he hecho nacer: de nuevo tiene emociones, y yo la hago
.t~...:: 1 sufrir .
En el arca se interesa por un potecito de plástico. Lo arroja
una vez, después no se separa más de él hasta el final de ·la sesión.
Lo chupa, lo mordisquea, simula beber en él y hunde la mano a

167

''~l
~.z;

NADIA O EL ESPEJO

O O menudo. Saca del arca la tacita y el plato, pero los tira y no vuel-
1'{~ -

..
-~
,;.:
·::a ~
EL ESPEJO III: EL TFf.RCER TERMINO

"' O O Ella no tira los zapatos y me tiende los pies balbuciendo inten-
ve a ocuparse de ellos.
Viene a mis. rodillas, se baja, patalea, lame la cuchara del ·~·
~r-=-
..:;.~;-
. samentl..
plato · de papilla, tira el chocolate, vuelve a mis rodillas con un En la sesión arroja fuera del arca el trapo para sacar el pote-
• 1
bizcocho. Come un trocito y me h~ce comer a mí, vuelve a comer . 1 cito; con él se dirige al plato con crema, lo lame y mordisquea,

ella, vUelve a bajar sosteniéndolo siempre. ,r


mirando la crema; balbucea. Se lleva su otra mano a la boca y veo
Saca el muñeco del arca, lo vuelve a poner y vuelve a tirar los i:· que ha traído de su habitación un mendrugo de pan, que se come.
~
cubos. Se sienta con su potecito de plástico y después de hundir ~ Hunde la mano en el orinal y balbucea imperiosamente al
la mano en él hac~ como que bebe; rio está conforme. Le digo que .~j constatar que está vaáo. Le digo que está vaáo, sí, pero que
está vacío, lo mismo que la taza y el platito, pero que hay leche en I ~1
hay leche, crema, bizcochos y chocolate. Lame también el pote-
el biberón y papilla en el plato. Por toda respuesta, Nadia toma cito, paseando su mirada de mí al plato. Le digo que tal vez
el biberón, y poniéndolo con la tetina hacia abajo lo sacude para
que la leche se derrame por el suelo, después vuelve a ponerlo
i! quiera tener crema en su pote: entonces ~e lo tiende, lo lleno un
poco y s~ lo devuelvo. Se apodera de él con un rápido balbuceo

·
derecho, sosteniéndolo por la tetina.
Vuelve a mis brazos, se alarga en ellos, siempre furiosa, se
baja para acercarse al arca, de · donde sáca un autito .que quiere
li ¡.
1
imperioso, mira el interior y lo vaáa sobre el suelo: expresa una
gran satisfacción.
Viene a mis rodillas, se alarga, muy abandonada, con leves
1

coiocar en el orinal: lo coloca dentro, pero retira lá mano ,volcan-


e 1 cloqueas. Juega un poco con sus pies y vuelve á bajar.
do el pote, lo que hace que el auto caig~; sin e!llbargo, p~r dos Tira fuera del arca el platito y la taza, toxpa una bola transpa-
veces ella deja el pote bien apoyado y lo agita, fascinada, con el
auto dentro, al que en~onces recupera con la mano. .
. . Quiere ir a la cama; arroj~ el po'tecito, po~e sus brazos alre-
dedor de mi cuello; 'muy apretados, para que la saque de la cama,
. y se queda en mis br~os. . . .
La llevo a su habitación: está en mis brazos y quiere que me
'1l·

i '
rente llena de agua y tres patos. Vuelve a nil.s rodillas con la
bola, la sacude, la mira, trata por una v.ez de atrapar un pato y
me hace participar de lleno en el juego. Por último juega con la
bola, casi extendida en mis brazos.
La arroja al suelo, baja, la empuja delante de ella como si
fuera una pelota, mientras explora la pared, el cristal, y vuelve a
menudo a esti,rarse por.un minuto sobre mis ródillas. ·
detenga ante el espejo. Apoya su mejillá contra mi boca ·y sigue ~.
intensamente en el espejo tos besos ·que le doi Entonces vuelve ~ Al llevarla a la habitación; debo ponerla de pie ante el espejo .
la cabeia, coloca su boca ;obre mi rnejill~, lent(zmente y' por largo 1 ~
Reanuda el juego del beso de la víspera, con la miSma intensi-
dad; golpea el espejo, con excitación, pero sin agresivzdad. Ve
rdio, tal como viO úi' ~l espejq que bada yo aliúmpo que ella
sentía el 'h'eso. Escena sorprendente, sobre todo por la e.i:noción
profunda que se manüiesta en su expresión.
La separación de~pués se hace muy difícil, tanto más cuanto
que Nadia ha visto a un niño llorando enlas rodillas de una en-
1' ~

4'
en el espejo a una enfermera a quien conoce¡ mira muy interesa-
da la imagen, y sin la menor vacilación ni tanteo vuelve la cabeza
. para ver la realidad de la enfermera. Se ríe ante el descubrimien-
to, me rodea el cuello con los brazos pa~a poner su mejilla contra
~ ·
fermera y há apartado vivamente la cabeza de ese espectáculo,
~!
¡, la mía. Esta vez no sentí que se refugiara en mí, sin~ que me
estrechando con fuerza mi cuello con till brazo y mostrándome la
~1
hacía compartir la alegría de ese descubrimiento, d~ ese progreso

~i
puerta con el otro. La tranquilizo un poco, pero sigue llorando hacia la vida. ·
cmndo me voy. Estaba muy feliz, y fue el gran acontecimiento de la sesión .
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1\1 1O de febrero calze a Nadia: no hay ninguna enfermera. .f~


El 12 de febrero Nadia está de nuevo en su antigua habita·
ción. La encuentro balanceándose con fuerza , golpeándose lu CS·
168 ;l 169
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NADIA O EL ESPEJO EL ESPEJO III: EL TERCER TERMINO

O O palda contra el borde .de la cama. No tiene buena cara, tiem: oje- DO volver a levantarla. Uora un poco estrechando con fuerza mi
ras, como cuando está a punto de hacer una otitis. cuello. En ese momento viene la practicante y Nadia le tiende los
En la sesión saca el trapo del arca, balbuciendo «pa-pa-pa». brazos; pero si la practicante hace ademán de tomarla, Nadia se
Es la primera vez que oigo ese balbuceo, que sin embargo es por aprieta inmediatamente contra mí. Después quiere ir ante el es-
lo general el primero en los niños . Nadia dice también otras pa- pejo.
labras, todas tienen la misma estructura, empiezan con «a» : «a-ga, En el espejo nos mira a las tres, a ella, a mí y a la practicante.
a-pum, a-da, a-ca» , además de «ma-ma-roa» y «mamá» . Se vuelve como si se apartara de algo desagradable, me besa en la
-· ! mejilla y me muerde la barbilla.
Se pone en la boca un trozo de trapo, después lo arroja para
apoderarse del potecito, que viene a lamer a mis rodillas. Baja Termina por aceptar que la ponga en brazos de la practicante.
para ir a volcar todo lo .que hay. en la mesita: el plato de papilla, -.
el chocolate, los bizcochos; vuelca una parte de la papilla sobre la '¡
El 13 de febrero Nadia sigue bajo los efectos de una otitis
.•: leve, y está muy nerviosa.
mesa, y el resto en el suelo. Conserva la. cuchara, extiende con la
mano el charco de papilla sobre la mesa, apenas una vez se lame En la sesión no toca ni el plato de papilla ni el chocolate. Sólo
la mano . Camina un poco alrededor de la cama, vuelve a colocar los recipientes para la comida vacíos excitan transitoriamente su
el trapo en el arca, de la que saclJ, el muñeco y la bola con los violencia. Está incómoda, como ayer.
patos . Se dispone a jugar· con ella sobre mis rodillas cuando la =~-
,Empieza por inspeccionar un conejo de. trapo. Saca el muñeco
bola se le escapa; balbucea furiosa. Baja para recogerla, la vuelve :~ del arca, me lo pone en la mano, lo mira y vuelve a ponerlo' en d
~/...
a poner en el arca, vaciando el arca .de todo lo demás y añadiendo ;:'!" •

arca. Saca la bola con los patos y la. lame; la deja para sacar el
junto a la bola la cuchara. ~!,1. trapo. Bajo el trapo descubre wi juego de comida rosa, lo toma y

.~·
Quiere ir a la cama, pero en la cama se siente incómoda como lo tira al suelo; se ensaña con él písoteándolo y golpeándolo con
en cualquier otra parte en el día de hoy .. Pone sus brazos alrede- un cubo.
,. '. Viene a abandonarse en mis rodillas. Camina un poco alr.ede-
dor de mi cuello, su mejilla contra la mía; la ·saco así de la cama, r.~

··"'
·'7 dor de la cama y v-iene a sentarse a mis pies, para volver a poner
y conserva esta posición durante unos minutos. Después va al
arca a buscar la cuchara pero vuelve a guardarla en seguida: en el arca d muñeco y algunos animales de madera. Lo hace va-
acaba de ver sobre- el tadiad~r un cuadro de hojas de temperatu- rias veces seguidas, únicamente por el placer de sacar y poner, de
ra, y quiere que se lo dé. La pongo en el suelo, y ella inspecciona poner fuera y dentro. Balbucea mucho. ·
el cu~dro ~ todos los sentidos, se divierte lJ,bríendo y dejando Sigue enervada y sólo entre mis brazos se tranquiliza un poco.
caer 'el batiente, apoyando su pie dentro. Termina sentándose Quiere jugar con el cuadro de hojas de temperatura, después sien-
porque se resbala.. ~obre sus zapatillas; trata de q_uitárs~las pero to que busca algo que no está ·allí.
se las tengo que quitar yo; ella misma se saca los calcetines con La llevo a su habitación y lo que buscaba era el espejo. QUie-
un balbuceo intenso, Toma un calcetín en cada mano, los sacude re que la ponga de pie ante él. Nos mira, se ríe, se hace besar,
en todos los sentidos balbuciendo, después golpea las zapatillas sacude el espejo, se hace besar de nuevo, mirando bien · en el es-
contra el suelo. Quiere ponerlas en el arca con la bola de los pejo, y se ·vuelve para besarme. No trata de besar la imagen en el
patos: Después levanta el arca y la estrecha contra sí, encantada. espejo,
La deposita suavemente para golpear con los calcetines el charco Entonces ve a la practicante en el espejo, sonrie a su imagen,
de crema, mientras balbucea excitada y descontenta. reconociéndola, después se vuelve a ella. La practicante le tiende
La llevo a su habitación y se la entrego a una enfermera. los brazos, pero Nadia se agarra de mi cuello. Le hablo con dul-
Vuelvo a tomarla por una vez porque llora, y me marcho. Pero zura y se la doy a la practicante; pero cuando llego a la puerta
como la oigo ·llorar con una desolación monótona vuelvo para cambia de opinión y me tiende los brazos.

170 171
NADIA O EL ESPEJO EL ESPEJO III: EL TERCER TERMINO

OO Me ausento sin embargo por unos minutos; cuando vuelvo . OO Ahora quiere ir a la cama con la caja y el trapo que al pasar
encuentro a Nadia radiante, caminando, de la mano de la practi- ha sacado del arca. Balbucea mucho agitando el trapo en todas
cante. Va .y viene dos veces ante mí, mirándome y balbuciendo. direcciones, sin violencia, como si fuera un pañuelo, y me mira
Se cuelga de mí, me estrecha el cuello, me.lame, me.besa, esconde sonriendo. Una vez lo tira y me lo hace recoge~; después lo agita
la cabeza en mi cuello. La paseo durante U.n minuto, después le de nuevo. Por último se levanta, viene ·a mis brazos, pone los
digo que seguirá con la practicante. Me mira mientras le hablo, suyos alrededor de mi ruello.
se inclina hacia la practicante que le tiende los brazos; pero su La llevo a la habitación, se da vuelta ante la puerta y me
rostro está triste. Me marcho. golpea un hombro ·con balbuceo de descontento cuando abro la
Una enfermera me · dice que Nadia está llena de vida y es puerta. Pero cuando ve en la habitación a la practicante le dirige
afectuosa. Me cuenta que sacudiendo su cama llegó hasta el caj6n una sonrisa espléndida y le tiende los brazos; cuarido la practican-
de una mesa, lo .abri6 y sac6 todo su contenido para ponerlo en te se acerca de veras se echa atrás riendo a carcajadas y agita el
la cama; inspeccionó con interés una lámina de vidrio. trapo. Como la practicante insiste, Nadia aprieta mi cuello, escon-
de en él la cabeza, y me besa con un esbozo de succión. Le gusta
Al día siguiente, 14 de febrero, Nadia tiene mucha fiebre .Y mucho este juego: simular que va a los brazos de la practicante
sufre una paracentesis de un solo lado. Me quedo un rato con y en seguida esconderse contra mí: la hace reír a carca;adas.
ell~ pero no puedo llevarla a la sesión. Después se vuelve al espejo y se pone delante de pie. Ade-
más de nuestras dos imágenes ve la de la practicante; se ríe ante
El15 de febrero está mucho mejor, pero ha perdido aproxi- ia nueva imagen y se vuelve rá[Jidamente para reírse ante la rea-
madamente un kilo y tiene diarrea. lid_ad de. la persona. La practicante le tiende los brazos pero Na-
En la sesión comienza por ir a apoderarse del trapo en el día vuelve a estrecharse contra mí riéndose. Nos mira largamente
arca; me lo hace admirar, lo palpa mucho, lo pone en mis rodillas a las dos, a la practicante y a mí, en el espejo, y vuelve a mis
sin soltarlo y vuelve a ponerlo en el arca. Al hacerlo, descubre alli brazos para besarme sin succión.
.una cajita rusa y la toma. La arroja, después la pone derecha Vuelve a ponerse de pie sobre la mesa para tomar nna cu-
en el ·suelo, parece encantada ante el equilibrio de la caja. · Ca- .chara, después otra, una vez que ha vuelto a mis brazos . La
mina un poco con ella, balbucea mucho, es un balbuceo de varias preparo para mi partida. La practicante le tiende los brazos . Nadia
sílabas, sobre todo «a-pum-ca"da»; articuladas como si formaran va con ella sin llorar, pero sigue vuelta hacia mí; todo su cuerpo
una palabra. Viene a sentarse en mis rodillas; manipulá la cajita, rechaza a la practicante.
hunde en ella el dedo indice diciendo «ca:ca-ca»¡ también hunde A la hora de la cena oigo a un niño que llora desolado . Me
la lengua. Después pone esa caja en mi boca, pero sin soltarla. ·-·'';< parece que es Nadia, y una enfermera me lo confirma. Como no
Trata de poner también mis gafas, pero como ve que no se puede ··;··.
puede sino haberme escuchado, voy a ver. La enfermera ha em-
las arroja violentamente. ..:y pezado a dar la cena de manera que Nadia será la última . Llora
~;:
Saca casi todo lo que hay en el arca, especialmente el juego con una mano muy hundida en la boca. En cuanto me ve se levan-
:~·
de vajilla, pero no ·se interesa por él; después el' muñeco; pone ta y me tiende los brazos, en un gesto implorante . Se acurruca
mis gafas en el arca, y también el muñeco. Vuelve a mis rodillas vivamente· contra mi cuello y su llanto se detiene de inmediato .
·:~

donde se abandona por entero; apoyada contra mí, manipula su En ·pocos minutos reencuentra su sonrisa y su interés por cosas
cajita durante un largo rato, después baja y va al arca de donde ..¡1;:;
-;~ ajenas a la comida. Mira con interés el jardín bajo la nieve, bal-
saca la bola de los patos y la vuelve a poner. En ese momento ·;,•¡
buciendo. Quisiera salir de la habitación, pero le toca que le den
pierde un zapato y lo manda lejos. Después lanza por el aire, muy --~~f de comer.
lto contra la pared, la cajita, y va a· buscarla caminando. Como no puedo ni dejarla ni darle de comer, ln tengo C'n mi ~
172 173
3·.. , '

·~':

NADIA O EL ESPEJO EL ESPE]O ·III: EL TERCER TERMINO

O O rodillas y me siento en el borde de su .cama mientras la enfermera O O dilla y ha colocado sobre ella la boca abierta, cerrándola un poco
le da rápidamente de comer. Durante todo ese· tiempo Nadia con- lentamente .
. serva la cabeza apoyada contra mí, mueve las piernas y los pies y Después de esta escena va a la mesa, lame la cuchara, la uti-
roe mira a menudo. liza para hacer caer el chocolate y un bizcocho, después va a colo-
Una vez que ha terminado su cena, quiere estar senta:la de carla en el arca. La reciJpera para volver a mis· rodillas, y al pasar
nuevo en mis brazos, y después ir al espe¡o. Ante el espejo se 1
¡ welca el biberón; después lame y me hace lamer la cuchara.
hace besar, me besa a su vez, me sonríe con placidez mirando mi Vuelve ·al suelo y se entretiene por unos minutos en arrojar la
imagen. Se inclina .. para tomar una cuchara que me pone en la cuchara del otro lado del arca, en inclinarse por encima de ella
boca. Antes .de apoderarse de otra cuchara recoge con la roano lo 1 para recogerla, y volver a empezar balbuciendo gozosamente, con
·. 1
que queda en el plato y lo come. Vuelve a mis brazos coa dos un rostro sonriente y. juguetón: «-¡ca-da, a-pum-ca-da!».
cucharas. Como he verbalizado, Nadia repite por primera ~-ez la
i 1
Vuelve a la mesita para poner la cuchara en el plato; se da
..-: 1

palabra «cuchara>>', y me mira, muy orgullosa. .,. ¡ vuelta adelantando el trasero hacia mí, mirándome las rodillas, y
;,·. 1
;y
En ese momento llora un niño. y Nadia se acurruca contra mí, espera. La siento en mis rodillas, y ella trata de tirar de la mesa
inquieta como cada vez que oye llorar. :i
.\'
para acercarla; la ayudo a hacerlo, y ella .roe mira radiante. Se
La tranquilizo y se la doy a una enfermera. .~t~ instala cómodamente, apoya por unos segundos su cabeza contra
;"¡
mi pecho mientras roe mira tiernamente, y después se pone a la
mesa. Acercando el plato con una mano, llena torpemente: la cu-
El 16 de febrero cuando llego Nadia a fuerza de sacudir su
chara con el plátano aplastado y lo come. Parece preguntarse si
~(
cama, la ha empujado contra la cama de aliado. Está todav:a en-
furruñada, pero . tiene mejor cara y ·ya no tiene fiebre . La llevo
.. es bueno; después deja la cuchara sobre la mesa, y come y me
hace comer la mayor parte del contenido del plato. Al comienio
descalza, porque arroja calcetines y zapatos y r{o ,hay ninguna en- se pone tensa, debido a las porciones de plátano que caen por el
..:.:
fermera para calzarla; se niega ostensiblemente a que la calce yo. camino sobre su pañal, sus piernas o mi bata; después se relaja
En seguida ve que el arca contiene algo nuevo: dos cajas em- y lo encuentra divertido. Por último, vuelca lentamente. sobre la
butidas. Se apodera de ellas y no las abandonará durante diez mesa lo que queda en el plato y lo tira al suelo. Baja y se sube
.minutos. Cuando las saca del arca las cajas se separan; ton:.a una con los dos pies sobre el plato' volcado. Lo golpea altemativa-
con cada roano . Palpa su interior, lame la más pequeña, y camina mente con cada pie, con la actitUd, la expresión y el balbuceo de
a través de la habitación, con ellas en la mano, balbuciendo. Vuel- quien entra en posesión de algo que deseaba. D.espués vuelve a Írú
ve a colocarlas una dentro de otra. pero ya no consigue separar a un rostro luminoso y triunfante.
la más pequeña· de la grande. Se pone nerviosa, golpea con el pie, Vuelve· a mis rodillas para extender el plátano sobre la mesa
su balbuceo se vuelve furioso, las arroja violentamente contra el . con su roano, comiendo de vez en cuando.
suelo, lo que las separa: las mira por un momento, muy asom- Cuando la llevo a su habitación está muy bien. Ha reencon-
brada, después les da rápidamente la. espalda, camina hasta llegar trado la expresión. que tenía antes de la otitis.
detrás de la cama y se inclina para mirar abajo; desde allí también Quiere ir ante el espejo. Mira en él su imagen y la mía, y sin
ve las cajas : lo cual la hace balbucear regocijadaroente y mirarme apartar los ojos de esta imagen apoya la cabeza contra mi mejilla
con expresión feliz. Vuelve a acercarse a las cajas, toma t:.11a en y después contra mis labios. La beso, me sonríe en el espejo, se
cada mano de nuevo. Es como un juego de escondite, que re?ro- vuelve para besarme, después de rodearme el cuello con los
duce por segunda vez. Antes ha sacado el muñeco del arca, lo ha brazos.
vuelto a poner y ha venido a mis brazos para ocultar la cabeza Acepta con más facilidad ir a los brazos de una enfermera
en mi cuello . Al volver a bajar, ha tanteado mi media bajo la ro- cuando me voy.

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NADIA O EL ESPEJO EL ESPEJO III: EL T-ERCER TERMINO

OO
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Al día siguiente, 17 de febrero, encuentro a Nadia de pie,
·; i
O O boca y mira alternativamente al arroz y a mí, se inclina hacia el
sosteniéndose . con una mano en las rodillas de ·una enfermera, y arroz y espera. «¿Quieres?». Ella sonríe y acerca el plato a mi
golpeando con la otra al niño que la enfermera tiene en sus rodi- mano. Le doy una cucharada; Nadia quiere que le haga comer la
llas; riéndose, la enfermera le dice que se está poniendo dema- mitad del arroz; al fin come sola, primero con la cuchara y des-
siado celosa. pués con la mano.
Én la habitación camina mucho, con alegría, vuelca el plato Mientras le doy de comer o cuando come sola se estremece de
de compota pero conserva la cuchara. alegria, su rostro está ilumi.p.ado y me mira radiante.
Quiere salir y e.."Cplora toda la casa, incluida la cocina, donde Baja de .mis rodillas para inspeccionar .el contenido del arca;
pide confitura, que sin embargo suele rechazar. Pero hoy Nadia no tira nada del juego de vajilla, pero conserva una tacita.
come confitura en una cuchara, pide más, y conserva la cuéhara, Vuelve a la mesa, donde con la cuchara echa por tierra el
que lame mientras vuelvo a subir con dla a su habitación. chocolate y los bizcochos, después se dirige a la puertá.
En el rellano nos encontramos con Robert, el «i:úño del lobo», La llevo a su habitación de donde quiere volver a salir para
que nos sigue. Le tiende a Nadia un pequeño adorno de árbol de que la pasee. Me quedo un cuarto de hora más con ella y me
Navidad, que ella toma encantada, y me mira agitando las piernas cuesta irme.
con alegría. Una vez que Robert se ha ido, otro nifio le tiende un
bizcocho, y el rostro de Nadia resplandece, mientras agita las pier- Hasta el 1.0 de marzo, cuando vengo a buscarla hace conmigo
nas aún más. lo que yo hago con ella: vengo y me voy; entonces ella empieza
Mi partida se hace difícil. por irse, para volver en seguida a mis brazos. En estas .sesiones
tne comunica que está resentida conmigo porque no estoy con ella
El 18 de febrerO encuentro a Nadia en su cama; la ha sarudi- todo el tiempo, y paralelamente se apega a una enfermera que le
!
do hasta arrimarla a la ventana, desde donde mira para afuera. toma cariño, mejor dicho, a quien Nadia ha seducido, porque
Lo mismo que el 8 de febrero, trato 'de nuevo de llevarla .a la ha- es.ta enfermera no tenía ninguna inclinación por Nadia; por el
bitaci6n donde suelo hacer los tratamientos, dado que a ella le contrario, era bastante dura con ella: ahora le enseña muchas
gusta cambiar de escenario y descubrir. Su respiración se vuelve t· Cosas.
más profunda en el trayecto, pero ella no está rígida; tiene un Nadia quisiera muchas cosas de mí. Se la ·ve ávida, pero es
poco de miedo, y su reflejo consiste en est;recharse contra mí, capaz de explotar esta avidez fuera de mí, tanto más cua.tito que
::.·:::
sobre todo · en el breve instante en que pasamos de un edificio a está resentida conmigo.
otro; entonces apoya su frente contra nú mejill-a como si quisiera
entrar. El 22 de febrero Nadia quisiera ir a la nueva habitación de
Sentada en mis rodillas, como siempre, mira todo lo que hay sesiones; pero no me atrevo a pasar de un edificio a otro porque
en la nueva habitación. Atrapa con la mano arroz chocolatado y hace mucho frío.
lo chupa . Al ver una caja que he llenado de arena -'-tnás accesi- Se queda en mis brazos junto a la ventana; mira el jardín y
ble para ella que la caja de arena grande- balbucea «ca-da» y - la gente que se pasea por él. Balbucea de un modo especiai; se
baja para hundir la mano en la arena. ·En seguida se lleva la mano ·:·.; concentra antes de lanzarse: ya no es un balbuceo, está al borde
a la boca; como su boca está pegajosa la arena se le pega y a de la palabra.
Nadia no le gusta, empieza a llorar y viene a mis rodillas. Le
··¡·
Me lleva al pasillo y a otra habitación. Examina todo, inclni·
limpio la boca y vuelve a bajarse balbuciendo «ca-da»: Mira el .dos los niños; pero esto último refiriéndose a mí. Me lleva a lu hn
arca y sus juguetes habituales·, pero no los toca. hitación para comer crema. Come la mitad y vuelca el restó, W ·
Vuelve a subir a nús rodillas, atrae a ella el plato. Abre la chazando mi boca.

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NADIA O EL ESPEJO EL ESPEJO III: EL TERCER TERMINO

O O No quiere volver a-su habitación y me lleva al cuarto de baño. 1 O O gría con él, lo palpa, lo deposita ·en el suelo, lo vuelve a tomar,
lo estrecha contra sí. Le digo qué contenta está de·tene! un pote
El 23 de febrero, todavía en la antigua habitación de sesio- para ella, de disponer de él como quiere, porque ella sabe que yo
nes, después de arrojar las cajas embutidas, Nadia camina hacien- '1 no se lo exijo; hace lo que le gusta y eso le da placer.
do ruidos de succión. Saca juguetes del arca balbuciendo mucho, Nadia pone la mano dentro del pote, palpa sus bordes. Des-
con expresión despierta. pués toma mis gafas para ponerlas dentro .y va a la puerta para
Dos veces consecutivas me lleva a la puerta, se vuelve, da salir y caminar triunfalmente por el pasillo, !:levando siempre el
tres pasos hacia el interior de la habitación y quiere que la levante pote, de donde las gafas terminan por caer.
en brazos. Baja a volcar el biberón, después se sienta sobre mis Así va de habitación en habitación con su pote, como hizo la
rodillas, atrae a sí el plato de plátano aplastado, come una por- primera vez que agarró y sostuvo triunfalmente la cuchara. Bal-
ción, lo vuelca por el suelo, lo mismo que los bizcochos y el cho- bucea muchísimo; de vez en cuando se hace llevar, sin soltar nun-
colate a los que empuja ella misma con ayuda de la cuchara. ca el pote. Me mira a menudo, con una expresión tierna y un
Después me lleva a las otras habitaciones y al cuarto de baño, poco juguetona.
pero esta vez ya no es una simple exploración; es para introdu- Cuando deja momentáneamente el pote, o bien camina a su
cirme en su escenario cotidiano. alrededor balbuciendo intensamente o bien se va a otra habita- ·
ción sólo para volver rápido; reencontrar el pote y volver a to-
El 27 de febrero el tiempo permite que pasemos al otro edi- marlo.
ficio y a la nueva habitación de sesiones. Encuentro a Nadia ju- Vuelve de la sesión andan<;lo, siempre con su pote. Viene .a
gando con otro niño; al verme arroja su juguete y .me tiende los mis brazos y quiere que la ponga de pie ante el espe;o. Es ev,i-
brazos. De nuevo le supura el oído derecho y le están saliendo Í'l
dente que quiere verse en él, sosteniendo el pote con las dos ma-
los dientes. '
1 nos. Se ríe encatJtada y sacude un poco el espe;o, con excitación;
En la sesión lo mira todo, toca la arena, arroja los bizco- 1'l apoya por un momento el. pote contra él para estrecharlo con más
chos y el chocolate. Viene a mis rodillas a apoderarse de la cu- ¡ fuerza contra su corazón .
chara y comer un poco., pero apenas, porque para ella se trata de i Vuelve a mis brazos con d pote, y ve una llave sobre un pla-
,t
chupar la cuchara. card. Quiere tomarla para ponerla dentro del orinal. Me hace
sentar en el suelo y se sienta en mis rodillas para jugar con la
0
El 1. de marzo encuentro a Nadia de pie; ha arrinconado a llave en el pote. Quiere que la ayude a defender su pote si otro
un niño a quien quiere impedirle que salga. Cuando me ve bal- niño trata de quitárselo. ·
bucea profunda y sonoramente. Le pega un manotazo al niño y Ese día Nadia casi habla.
viene a instalarse en mis brazos con· una sonrisa radiante.
En cuanto está en la nueva habitación de las sesiones, como o
en la sesión anterior~ mira riéndose todo lo que hay, y camina
hacia .Za puerta balbuciendo «ca-ca-ca», «po-po-po». Como sé que Esta tercera fase implica siete espejos, entre el 9 y d 16 de febre-
la ponen en el orinal dos veces por día, y que hace sin dificultad, ro; y otro más d 1. de marzo, que será la última referencia explícita
0

le digo que tal vez quiera que vayamos a buscar un pote. Nadia de Nadia al espejo.
camina hasta la escalera. La tomo en brazos para ir a buscar ese
pote y volvemos a la habitación, donde coloco el pote junto a la De entrada, el 9 de febrero Nadia introduce en su relación conmi-
cama. go los celos propiamente dichos. Ya no es la . invidia dd comienzo,
Me siento, Nadia baja a buscar el pote. Está delirante de ale- vuelta por entero hacia el otro supuestamente saciado por lo que le

1'78 179
NADIA O EL ESPEJO EL ESPEJO JII: EL TERCER TERMINO

aporta el Otro .. Ahora el reproche violento.


y agresivo se dirige
.
a mí, al cía; era la misma suerte que por entonces le reservaba a lu nJ\.11\Cl:n .
menos aparentemente. Oaro que esta dimensión de Real del otro se desdibuja en el juego c.le 1
¿Quiere decir que el tránsito de la invidia a los celos sería el trán· relación con el Otro, para adquirir un sello significante bajo la (orm
sito de la relación con el otro a la relación con el. Otro? La pregunta del lugar de objeto metafórico que puede tener para el Otro . Pero lo
no encilentra respuesta sino retomando los puntos de la estructura inhe· que no adquirirá es una imagen especular: nunca Ío mirará en el es-
rentes a las situaciones de invidia y de celos; lo cual, como veremos, pejo; así es como el otro conserva un carácter no especularizable que lo
nos llevará directamente a la introducción del tercer ·término en el coloca en la categoría de objeto «a»: para Nadia, desde el comienzo del
espejo. tratamiento, el pequeño otro siempre ha tenido esa función de objeto
Al comienzo del tratamiento, la invidia se manifestaba exclusiva- «a» del Otro.
mente en mi presencia. Yo era necesaria entonces para: ella; como pre- Así es como los celos conciernen fundamentalmente al Otro y la
sencia real y única; al parecer, e.n mi ausencia Nadia no la manifiesta, interrogación del sujeto a la carencia del Otro, cosa que Nadia comen-
si nos atenemos al testimonio de las enfermeras que hablan de su esta-. zó a hacer el27 de octubre, por anticipación, cuando retiré mi mano de
do de repliegue amorfo. De manera que en este primer ·cuadro están la cama de al lado.
presentes un Otro único; no intercambiable,·prese.Qte en lo·Re·al, y otro, Los celos son la pregunta que el sujeto le plantea al Otro acerca de
no importa quién, que es intercambiable: es ·preciso y suficiente que quién es él mismo para ese Otro; y ya no, como en la invidia, el pro-
el otro -se acerque o atraiga la atención .del Otro. blema del objeto del Otro que satisface al otro.
El cuadro de los celos tiene una estructura diferente. El Otro no
es único; yo ya no necesito estar verdaderamente presente: Lo atesti- El sitio del Otro evolucionará a. partir de los espejos siguientes. El
guan .Jas enfermeras, cuando dicen:.que Nadia se está ·poniendo ~<depla­ 9 de febrero, después de expresar sus celos al comienzo de la sesión y
siado celosa». El Otro se ha vuelto intercambiable, aun cuando en la a continuación su agresividad contra mí, Nadia le pedirá al espejo, al
transferencia es a mí a quien Nadia comunica especialmente su intole- final de la sesión, la confirmación de que .ella sigue siendo mi objeto,
rancia al ver o al oír que atiendo a otro niño. De modo que la. condi- cuando coloca su mejilla contra mi boca y -sigue intensamente en el es-
ción deJ Otro. ha cambiado de la invidia a los celos: el Otro ha adqui- pejo lo.s besos que le doy. Ser mi objeto, pero no cualquier objeto: mi
rido para Nadia su imagen especular, pero más aún, está en camino de objeto oral, con la condición de haberlo librado antes de toda dimen-
ocupar un lugar que lejos de ser único entra en conexión con otros sión de absorción por el atajo más radical, esto es, simulando beber en
Otros; y es lo que sucederá en el curso de los últimos espejos. Claro el potecÍto vacío, cuyo vacío confirma incluso hundiendo su mano en él
que esto no quiere decir que ocupen el lugar de Otro del Otro, lo cual antes de arrojarlo y no ocuparse más. El objeto oral de que se trata
remitiría a Nadia esa multiplicidad de Otrcis· que conoció . siempre, es una «nada»: todo Real ha· sido eliminado, no queda más que el sig-
sin ninguna relación posible con uno de ellos . Si para ella hay una rela- nificante, y entonces es .el objeto metafórico propiamente dicho: des-
ción posible es porque el Otro ha adquirido su dimensión significante, pegado de lo Real. Ya no queda más que la profunda emoción que
metonímica de su deseo, y que así puede entrar en conexión con otros manifiesta Nadia ante .el espejo, al ocupar el sitio de un · objeto así
significantes: es el caso de .mis gafas y su cuchara. El Otro ha perdido para mí.
su dimensión exclusiva de Real, exterior a ella, y con'ello ha ganado la Es el mismo juego que reproduce al día siguiente, cuando· vacía
posibilidad de estar representado por otros adultos. con satisfacción en el suelo la escasa crema que me pidió que pusiern
Pero el otro no ha seguido el mismo camino; sigue todavía en .esta- en el potecito, antes de ir ante eLespejo a representar la misma esr~n
do de objeto excesivamente impregnado de Real, y en tanto tal atrae la que la víspera. En ocasión de ese .espejo número 11 golpea su nup!'l f1
agresividad y la violencia destructora de Nadia: la que .mostr6 el 19 cie con aire excitado, pero no agresivo, más bien como si t.nnlcflrn r.ft
de enero, por ejemplo, cuando la encontré golpeando frenéticamente a superficie, una superficie que tiene que ver con el espacio . gn t'frrlo, rn
dos niños, y me miró solamente para ver cómo aceptaba yo su violen~ el curso de la sesión acaba de .hacer la experie ncia del t:Apnrlo '1 111\Hlu

180 181
NADIA O EL ESPEJO EL ESPEJO III: EL TERCER TERMINO

encontró en el arca la bola transparente a medias llena de agua con CU!'SOS, dada la imposibilidad de adherirse al cuerpo de ese nuevo
patos. Cierto que no ha dejado de explorar la superficie de esa bola, Otro. Aquí es verdad que su mirada «desespera a su ojo».
pero también de intentar atrapar un pato en vano, y además sin ma-
yor insistencia, antes de jugar con la bola como si fuera una pelota, Entonces es todo un trabajo de elaboración el que hace Nadia entre
haciéndola rodar por el suelo. Como su experiencia del espaci'o del arca, el12 y el16 de febrero para situar al Otro en tanto _que tercer término .
donde el 6 de febrero colocó mis gafas y su cuchara, la había incitado a El primero de sus req¡rsos es un significante que dice por primera vez,
explorar con placer la habitación donde nos encontramos, después de y que designa para todo niño el tercer término: «pa-pa-pa». Hasta en-
jugar con la bola de los patos va a explorar la pared, pero más aún el tonces todos sus fonemas comenzaban con una «a» privativa: «a-pa,
cristal de la ventana, es decir, lo que la separa del mundo exterior. La a-ga, a-pum, a-da, a-ca», con excepción de «ma-ma-ma». Los niños que
habitación de las sesiones se transforma en la bola; en su fuego, Nadia no han conocido el desamparo de Nadia lanzan el significante «pa-pa»
se coloca tanto fuera respecto ·de la bola como en el interior · de un a su madre, antes del espejo, como un eco de su deseo por ella. En
continente, conmigo, respecto de la habitación; del mismo modo como el caso de Nadia, es el punto al que llegará en la secuencia siguiente, y
nos había puesto metonímicamente en el arca . Pero aquí los patos estár:i q~ plantea aquí en primer término. Lo vincula directamente con el
fuera del alcance, lo mismo que ·lo que ella ve en el espejo. El fondo del tr~po, al que saca del arca al tiempo que pronuncia «pa-pa-pa».
arca, que ella tanteó al manipular allí mis gafas, que todavía· conserva- Este trapo no es un elemento nuevo; hemos visto la dimensión
ban una densidad real, es reemplazado por la superficie del espejo, que de velo que le ha otorgado Nadia el 24 de enero, cuando volcó el bibe-
está delante de los objetos que en él se ven. rón al que había tapado con el trapo, tirando del trapo sin tocar el
El paso decisivo que da Nadi:r en el -espejo número -11 tiene lugar biberón. También lo asoció en su función de velo con el pañal que vela
cuando ella ve la imagen -de una enfermera . a quien conoce. Se detiene su cuerpo, y con mi cuerpo al que . vela · al depositar el trapo en mis
y se vuelve sin vacilar a la enfermera, riéndose y oprimiendo su mejilla rodillas y dejarlo allí. Si el 29 de enero vuelve a ponerlo en mis rodi-
contra la mía. Cierto que es un pasci decisivo que le exigirá aún una llas es para quitármelo en seguida, con:¡o si no supiera si quiere que
trayectoria, dado que el espejo se separa radicalmente del cristal y del desempeñe su función de. velo o que no esté alü. El 6 de febrero trata
fondo del arca, y en él se instaura verdaderamente el mundo de las de desgarrarlo con las· dientes.
imágenes; especialmente la del Otro, que pierde allí su carácter de El hecho de que el 12 de febrero lo saque del arca balbuciendo
ser línico, al borrar lo Real de su cuerpo por su especular; sin embar- «pa-pa-pa», lo vincula al significante en tanto velo. Nadia vuelve a
go, Nadia no aceptará con facilidad la pérdida de ese atributo del Otro, ponerlo en el arca par::. sacar de ella el muñeco y la bola con los patos,
aun cuando, anticipándose como siempre -no es la primera vez que objetos metonímicos cuyo lugar ha llegado a ser el arca. Cosa que Nadia
se anticipa-, al descubrir en el espejo el tercer término no haya mos- co::lfi.rma vaciando en seguida el arca de todos lo~ juguetes que con-
trado más que la alegría de su descubrimiento. Alegría que está lejos ,;,,
tiene para colocar en ella la bola de los patos, su cuchara y por último
de balancear la pérdida q:ue ha sufrido, puesto que a partir del día si~ sus zapatos, antes de estrechar el arca contra sí con expresión fascinada:
guiente tiene mala cara, como cuando está a punto de hacer una otitis;· es el tesoro reconstituido de sus significantes (¡el arca de la alianza!).
otitis que terminará haciendo el 14 de febrero. Al volver de esta sesión juega al cucú. con la estudiante, a quien
En mis brazos ante ese espejo no había experimentado todavía la tiende los brazos para refugi¡use en seguida contra mí cuando la practi-
pérdida que ·sufre con el descubrimiento del tercer término en el espe- cante se .dispone a tomarla. Y en ocasión del espejo número doce se ve
jo; en efecto, ella podía compensar en seguida la pérdida impücita en confrontada con nuestras tres imágenes. Allí su juego 1=esa de inmedia-
la imagen especular refugiándose contra lo Real de la consistencia de to; porque si en lo Real ella intentaba familiarizarse con la imagen del
mi cuerpo, y hasta no presentándose ante el espejo, sino con su me- tercer término mediante su juego de cucú, no puede dejar de apartarse
jilla adherida a la mía. A pesar de la alegría con que Nadia descubre de esa imagen en el espejo para pegarse a mí, su mejilla contra la mía,
en la realidad la imagen de la enfermera, esa imagen la deja sin re- y :nordisquearme el mentón. Lo mismo que el 23 de enero, cuando en .

182 183
EL ESPEJO 111: EL TERCER TERMT NO
NADIA .O EL ESPEJO .
de los brazos y la rechaza riéndose a carcajadas. En el espejo Riguicnt
el curso de una escena de tertlura defecó y ·SU ternura se transformó ·en el número catorce, acepta mejor la imagen de · la estudiante conf ron·
agresividad contra mi. Agresividad debida a la pérdida que sufría tándola con la realidad de ésta, como había hecho al comienzo conmigo
en su cuerpo, como hoy, ante la imagen de la practicante, sufre una ante el espejo. Entonces mi cuerpo real era su refugio contra la ima-
pérdida én su mirada. Renovación de la pérdida de la imagen del lO de gen, mientras que ahora lo real de la eru~rmera sólo provoca rechazo en
diciembre, pegada sobre su ojo. Nadia. Entre mi imagen y mi cuerpo elegía mi cuerpo; cabría decir que
Al día siguiente, 13 de febrero, la otitis sorda continúa y el males- entre el cuerpo de la practicante y su imagen elige la imagen, Es como
tar persiste. Si Nadia levanta el trapo que deseubre un juego de comida si en la dimensión de Real del Otro sólo pudiera haber uno -la in.vidia
rosa, se ensaña sobre este objeto destapado golpeándolo con un cubo. del comienzo-- y la presencia de otro Otro sólo pudiera pasat: a tra-
Al final de esta breve sesión, parece bu"Scar algo que no está allí. Lo vés de la imagen, a la espera de la dimensión última del significante.
que busca es el espejo: me lo dice llevándome ante él. Lo que repre- Esta es la que Nadia encuentra precisamente antes del espejo número
senta en él, no sin placer puesto que se ríe, es la persistencia de nues- quince.
tras imágenes: .se hace besar, sacude el espejo, roe besa mirándonos . en Nadia reclamó ese espejo cuando volví a la hora de cenar porque oí
el espejo. En ese momento advierto que Nadia nunca intentó besar en que ella lloraba de impaciencia y sobre todo porque pensé que me
el espejo una imagen, la suya ni la mía, porque distingue .niuy bien habría oído hablar a una enfermera . Me tiende los brazos, la levanto,
entre lo especular y lo Real. se tranquiliza, no porque yo le dé de comer, sino porque en mis brazos,
Es entonces cuando ve a la estudiante en el espejo; sotírie a su olvidando la comida que parecía esperar, mira por la ventana el jardín
imagen y se vuelve, pero no acepta ir a los brl!Zos de aquélla sino cuan- bajo la nieve. Si en seguida quiere ir ante el espejo es para reconfor-
do yo le hablp: es decir, yo le doy mi palabra para· que ella 'acepte a tarse; haciéndose besar y besándome mientras mira nuestras imágenes .
ese Otro que es la estudiante. A contin11ación Nadia se empeñará acti- Ahora bien, el tercer término que no había podido ocv.par sitio en
vamente en aceptarla, no pasivamente, estrechándose contra ella; .sino el espejo ya no es la practicante sino la cuchara. Esta cuchara no es
activamente, caminando a lo largo de la .habitación de la mano de la solamente la suya, sino también la mía, dado que me la pone enla
estudiante. boca; más aún, recoge otra cuchara, una para ella y una para mí. Es
Es preciso creer que en el fondo su alegría no es completa, · dado probable que este juego de las cucharas no pueda completarse en sen-
que el 14 de -febrero tiene una otitis y mucha fiebre, y que al día si- tido significante sino porque durante su cena yo no le di de comer pero
guiente, además de tener diarrea, ha perdido un kilo. le hablé: Nadia muestra esta separación entre la comida y la cuchara
Ahora le interesan mucho los recipientes, se trate del cajón que cuando después de recoger la segunda cuchara come con su mano lo
vacía sobre su cama o de la cajita rusa que encuentra en el arca, en la que queda en el plato. Vuelve a mis brazos con las dos cucharas y allí
sesión. Hunde en ella su índice diciendo «·ca-ca-ca», anticipándose a lo repite el término «cuchara», muy orgullosa, dando a este significante
que dirá al reclamar el orinal en la sesión, quince días después. Después la proni.mciación de una designación articulada. ·
hunde en ella su lengua, quiere meterme la cajita .en la boca, indicando El ciclo del tercer término se cumplió entre el «pa-pa·pa» del 12
por primera vez la ·estructura del cuerpo, conio continente agujereado de febrero y el «cuchara» del 15 de febrero . Lo que percibimos de ese
en la boca y en el ano. El primero de todos los continentes ha sido el tercer término en el «pa-pa-pa» está ilustrado y mostrado entre los es-
arca, con objetos metonímicos; quiere hacer otro tanto con la caja rusa pejos once y quince: de la articulación de la imagen a lo Real del cuerpo
cuando intenta colocar en ella mis gafas, y después sucesivamente .el del Otro -como tercero y como sitio metafórico de la carencia en In
muñeco y la bola de los patos, De modo ·que ·el arca conserva su ·fun- imagen especular- a la designación de la cuchara como significante dr
ción de depósito de significantes antes de que la suplante la catb.a de esa carencia, que anula al mismo tiempo lo Real engorroso ele e Rt" I C' t'
la habitación de las sesiones: esta vez sube ella misma ton .la cajita y cer término. Después de la interrogación de la imagen espt<rulur, ln
el trapo que agita como un pañuelo. designación libera a Nadia, así como mi acto de nombrnrln !11 hnhf
Al regresar, usa el trapo para velar a la practicante; después'le. tien-
185
184
~

NADIA O EL ESPEJO ·~-­


:t.

1
.;. EL ESPEJO III: EL TERCER TERMINO

hecho salir de su fascinación el 10 de diciembre; allí había encontrado


el significante que Ia representaba (S1): rehízo un ciclo que la condujo ~i casa; en la cocina se pone a probar la confitura que hasta entonces re-
chazaba en su habitación.
-;!
al significante metonímico del Otro (Sz), que es también el del padre Hacia fines de febrero establece con los adultos relaciones más ri-
.:·
mJtico. ''"t
cas, espe::ialrnente con una enfermera-que le ha tomado cariño, o mejor
A partir del día siguiente, la cuchara abandonó ese papel de signifi-
,.-~g
dicho, a quien N lidia ha seducido, lo que atempera· considerablemente
cante que remitió a Nadia al significante primordial del Otro; ya no es su a~;idez por mí. Por otra parte, hace conmigo lo que yo hago con ella,
más que un objeto de uso. Así es como Nadia la coloca en el plato de t! con mi alternancia de presencia y ausencia. Cuando llego, lo primero
papilla, me pide que la siente a la mesa y empieza a comer con la cu- ~
que hace es irse, para volver en seguida a mis brazos.
chara.
En cuanto al decimosexto encuentro con el espejo, que es el último
t
~
En nanto a los demás niños, es presa de unos celos evidentes que
la llevan a pegarles sin inhibición, y es capaz también de jugar con
:<!:
de esta serie -puesto que el decimoséptimo espejo s9lo llegará quince ;~ ellm, y hasta de recibir algunos regalos.
.¡¡¡
días después- Nadia lo cierra con el estatuto de la imagen que experi-
'"M
"
0
El 1. de marzo es una sesión clave por la aparición de entrada, en
menta sonriendo, antes de aceptar esta vez ir a los brazos de una enfer-
mera cuando me voy, como si el tercer término ya no constituyera !~ fl
'a'
primer plano, de los significantes «Ca-ca-ca» y «po-po-po».
No es la primera vez que Nadia se las ve con un orinal en la sesión;
problema. i'ti' ya se había interesado por él entre el 9 y el 14 de enero; pero hoy se
El itinerario de Nadia desde el comienzo aparece ahora nítidamente 'i
!j¡ interesa sin ningt:na inhibición, lo que no suce~a a comienzos de ene-
como una ubicación sucesiva de los significantes primordiales: «Nad:a», ;'; ro. El l.o de febrero también había evocado el pote hundiendo su dedo
'~
«mamá», «pa-pa-pa». En tanto Nadia no .la há nombrado, la cuchara ''l en la cajita rusa y diciendo «ca-ca-ca».
en
viene a ocupar el sitio del objeto de la cru:encia, esto es, un lugar el ~ Cuando se apodera del pote parece particularmente fascinada _al
campo del significante, cosa que Nadia no podía decir, obstaculizada
como estaba por lo Real de mi cuerpo, que ella sabía que tenía que per-
der y al mismo tiempo no aceptaba perder. La desígnación de la cu-
'i comprobar que ese recipiente tiene bordes y un interior: descubrimien-
to paradójico para un bebé que hace mucho tiempo conoce ese objeto
por lo menos dos veces al día. Pero se trata de un descubrimiento,
chara devolvióla c~rencia al «pa-pa-pa» con el que ella plantea ~cial­
mente la existencia por el significante, y devolvió a Nadia la cuchara
1
1~ '
como si hasta el momento el orinal no hubiera tenido existencia propia
como si ~ormara parte de su cuerpo al modo del seno, parte del cuerpo
p:ua que ella la utilizase. En cierto modo, era preciso que ella planteara ·~- del pequeño sujeto, que al comienzo obtura el orificio de la boca. El
el sitio de la carencia para designar a su representante .1IletonÍIIfÍCO, ~
·~ urinal taponaba sn orificio anal y formaba parte de su. piel.
' Ji
cosa _q ue no podía aportarle el espejo en la oscilación que le provocaba 1 El e-spejo, donde Nadia pide explícitamente verse con el orinal en

1-·!1
~
entre la imagen y el cuerpo Real. Lo que aparece en filigrana en el las oanos, es quien otorga a ese objeto, como a todos los objetos, pa-
decimosexto espejo es esta dimensión de apaciguamiento; es por eso tente de existencia, y quien le da a ella, Nadia, otro orificio para ~u
por lo que es prácticamente el último, como un punto :final. cuef?O . Entonces Nadia se ríe encantada, sacudiendo el espejo como
;.o;
para comprobar una vez más la persistencia de la imagen. También apo-
En los quince días siguientes, Nadia cambia mucho; esos cam-
bios no son otra cosa que el efecto de lo que ha conquistado en un mes 1\l
ya el orinal contra el espejo, ese límite del espacio que sella a todos los
objetos humanos reales con un más allá de virtualidad. Lo mismo que
respecto de· su estructura. ':'i•
·$i en su cuerpo, el espejo crea en el orin_al un interior, un exterior, bor-
Sus relaciones con el mundo exterior de los objetos están teñidas
~ des, fondo, y también una carencia: la llave del placard que Nadia
de una gran curiosidad. Es posible intentar de nuevo el cambio de la
1~' introduce en el orinal simboliza ese objeto de la carencia.
habitación de las sesiones. Lejos de sentirse perdida en el nuevo esce-
;
nario, como la primera vez, Nadia descubre en él cosas nuevas, espe-
cialmente la arena. En esta época también le gusta pasearse por la
le Es la última vez que Nadia se refiere explícitamente al espejo.
Ese día está al borde de la palabra. Tiene diecinueve meses.

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11

EL CUERPO PERFORADO, TORICO

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l 4 de marzo-23 de abril
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O O El 4 de marzo cuando llego Nadia está de pie junto . a una
cama, sin apoyarse en ella. Al verme balbucea, camina hacia nú,
1 se enfurece porque no la levanto en seguida: primero tengo que
t tomar la manta para llevarla. ·Entonces retrocede balbuciendo, y
•1
~
una vez en mis brazos me quita las gafas y las arroja: le digo por

••
1
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·qué hace eso .
Una VeZ qúe está arriba, en la habitación,de las sesiones, toma

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B y arroja el orinal por tres veces, balbuciendo ~nérgicamente.
·' Se detiene asombrada ante la caja de arena: no balbucea, no
se mueve, se va sin haber hecho nada con ella.

'
~
~
~
Entonces parte para explorar afuera de .la habitación. Cuando
vuelve, come crema una _vez., ¡ne. hace comer a mí, me da la cu-
cha,ra, abre !aboca y espera. Quiere qué le. haga comer toda la
~ crema.
1 Una vez que ha terminado toma la caldera, hunde la mano y
no parece contenta de saber que está vacía. Toma el biberón, se
lo p<>ne en la boca, lo deja sobre la mesa para subir a mis rodilla~
y lo recupera para dármelo. Palpa largo rato la tetina balbuciendo
i
~
«ga-ga-ga» y se la pone en la boca, pero no para beber. Vuelve a
tomar el biberón por la tetina, baja y lo deposita teniéndolo siem-
1
~~
pre del mismo modo. Cuando Nadia quiere atrapar la bola de los
~

; patos el biberón se cae; entonces ella lo manda a paseo. ]uCfllt


i un poco con la bola como si fuera una pelota; Después va nl pn
~ sillo, con una caldera en la mano. Vuelve a la habituc!ón purn

189
NADIA O EL ESPEJO EL CUERPO PERFORADO, TORICO

O O cambiar la caldera por dos bizcochos, y vuelve a use . con un OO Digo que la sesión ha terminado y la llevo en brazos una vez
bizcocho en cada mano. que Nadia ha cambiado la cuchara por el b~cocho que queda;
Le digo que la sesión ha terminado; descontenta, arroja un pero quisiera volver a subir; en cuanto llegamos a la habitación
bizcocho pero conserva el otro, y empieza a comerlo al bajar la quiere volver a salir y me lleva hasta la escalera.
escalera.
Una vez en su habitación, quiere volver a salir e ir de El 7 de marzo es demasiado tarde como para que la lleve a la
nuevo a la habitación de las sesiones. Así que me quedo con ella sesión, porque la cena ya ha comenzado. Nadia ya ha comido
diez minutos para prepararla para la separación, que hoy es difí- su sopa pero le falta el puré. Cuando llego está pasando de su
cil, y que se ve agravada por el llanto de un niño a quien le están cama a la del vecino. No me haría ver por ella si no fuerá porque
curando los oídos. La enfermera se acerca a Nadia, que sigue en después de que la enfermera le ordena que vuélva a su cama la
mis brazos, para examinarle los oídos; Nadia se aferra a mí y se oigo llorar. Entro; ella ~e tiende los brazos, deja de llorar y se
pone a llorar. Pero no necesita que le curen los oídos; la tran- ríe. Quiere que la pasee, y se olvida de su cena durante im cuarto
quilizo, la pongo en brazos de esta enfermera que la lleva· a su de hora. Vuelvo con ella al final de la cena.
cama, para que Nadia esté segura de que no le harán esa cura que Nadi~ come el pw;é que le da la enfermera mirándome y bal-
· teme tanto. buciendo entre una cucharada y otra. También sonríe a la enfer-
El 5 de marzo no hay enfermera, así que tengo que vestir y mera, con la que ahora ha establec;:ido una relación , lo que hará
calzar yo misma a Nadia. Está muy contenta, y me tiende los pies menos dramática la ruptura de los finales de las sesiones. Sin
para que la calce. embargo en el curso de esta escena advierto que si yo me acerco
Dejo abierta la puert;¡ de la habitación de las sesiones, ya que a otro niño ella s~ pone furiosa y arroja la cuchara que tiene en
a Nadia le gusta pasearse, ir y venir, curiosear por todas partes. .~.., la mano.
Empieza arrojando bombones, después se come ~ bizcocho casi ;fr Quiere pasear una vez más cuando ha terminado, pero vuelve
entero, caminando muy contenta desde el rellano a la habitación.
Me pide que la lleve en brazos para seguir fisgiindolo todo, bal-
buciendo intensamente, sobre todo ante cada objeto nuevo que
1"'
~+
sin dificultad a los brazos de la enfermera que le da un plátano.

El 9 de marzo, cuando vengo a buscar a Nadia, ella me hace


descubre. Vuelve riéndose a la habitación para apoder:;trse de la sentir que desde el 5 de marzo no tiene una sesión propiamente
:uchara y darme de comer dos veces compota. Se ríe cuando ha
terminado, ve la arena, la toca un poco y \ruelca el pote con cierta j
*
:'....:J.~
dicha. Me hace una escena en cuanto me ve: balbuceo furioso,
miradas furibundas y golpes en el suelo. Le digo riendo que está
agresividad: lo arroja varias veces seguidas golpeando con los . :.;~
disconforme conmigo porque hace días que no me ve y cree que
pies y emitiendo balbuceos enérgicos. ~~¡ la abandono. Le hablo riendo porque ella está agresiva pero sin
~:·
Viene a instalarse en mis rodillas y me pide que le dé de co- ,.f.
~. angustia. Entonces se ríe y me tiende los brazos; acurrucada en
mer toda la compota, muy distendida, agitando los pies de ale- ·~,;; mi cuello, cloquea de placer, balbucea y se ríe durante todo el
gría, apoyando la cabeza contra mí o mirándome. Al final quiere trayecto hasta la habitación de las sesiones, en el segundo piso
también que raspe el plato. . del otro edificio.
Después vuelve a bajar de mis rodillas para apoderarse de la Carnina hasta la puerta de la habitación, pero viene a mis
cuchara, y encantada .camina hacia afuera enarbolándola. Vuelve brazos para abrirla.
para hundirla en la arena, volcar un poco fuera de la caja; pero Arroja los bombones, me hace lamer la cuchara, toma un biz-
recuerda su primera .experiencia y no se lleva la .cuchara a la cocho que come caminando; vuelve a tomar otro, que deja al ver
boca. el orinal. Se apodera de él con alegría diciendo: «caca». Los deja

190 191
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·: .
NADIA O EL ESPEJO :. ., EL CUERPO PERFORADO, TORICO
~
·.¡¡¡.
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U cerca de la caja d!;! arena que contempla antes de salir a explorar OO El 14 y el15 de marzo tengo que verla en su habitación por-
el re.llano, balbuciendo y riéndose. 1 que tiene mucha fiebre; pero no está abatida y no comprende que
Vuelve a la habitación, arroja los juguetes que están encima '$ yo no pueda llevarla a la sesión . No lo acepta, me pega, pero sin
~
de una J:episa y vuelve a alejarse con una muñeca de caucho a la ·J~~~ angustia; inmediatamente después es capaz de tener conductas
que chupa. Mientras chupa a la muñeca como si fuera comida, :¡'$: muy tiernas.
mirando el plato, le digo que no quiere comer porque cree que ·~-
...,
~~

yo la he abandonado , y que por lo tanto no quiero que coma; El 17 de marzo la encuentro en una habitación del fondo,
añado que la comida está en la habitacion para que ella haga lo f sola con un niño ciego. Han puesto allí su cama porque Nadia
que quiere. Por toda respuesta Nadia se vrielve riendo hacia mi i pasa a las camas de los demás, sobre todo a la de un varoncito.
silla, de la .que se apodera como si fuera una mesa, extendiendo
sobre ella las dos · m~os; quiere que yo ponga el ·plato sobre la
j Está de pie cerca de su cama y patalea; tiene mala cara, el oído
le supura.
silla y me pide que la haga comer con la cuchara;· unq ~ez me la l,
~
Comienza la sesión sentada sobre mis rodillas . Chupa la cu-
quita para darme ella de comer amí. Por últiino me mira y me chara que ha empapado en tapioca y me la ·hace chupar; la arroja
devuelve la cuchara, riéndose cap. dulzura y balbuciendo; el con-
junto significa: «¿No es cierto que es bueno?>~. Entonces le digo
1~ para tomar un bizcocho. Entonces sale a explorar, balbuciendo.

~···~ ·
Vuelve a tomar una pequeña locomotora que chupa mientras
que a ella le ha gust¡¡do lo que me pidió que le diera de comer, ~?1. mira el plato. Le interpreto su deseo de comer y su inhibición;
y que también a mí me ha gustado lo que me dio de comer ella.
· Quiere beber en la cuchara l¡¡ leche del biberón que me hizo vol- 1 le digo que cree que soy yo guien le saca la comida porque las
dos últimas veces no la traje a la sesión. Añado que a ella le do-
car en el plato.
Recoge la muñeca, la deja en la caja de arena, después vuelve
a tomarla para arrojarla. Hunde su mano en una caja donde hay
i.¡: lían los oídos y que yo no quiero que esté enferma.
Entonces deja la locomotora, me da.la cuchara y abre la boca.
Le doy tres cucharadas, después toma la c~chara y la arroja para
~ena¡ tengo que limpiarla para llevarla a la habita:ción; ella está comer con su mano . Ha comido con satisfacción, balbuciendo, las
radiante. ' · ·f;f cucharadas que le di; y en esa medida puede ser agresiva sin an-
Ahora la veo un promedio de cuatro veces por semana, y ya ,-~:,, gustia. Ahora se muestra sumamente dinámica.
no a diario. ·!í
·;/' Baja de mis rodillas y durante un cuarto de hora va y viene
·.~
g¡ entre el rellano y la habitación de las sesiones diciendo: «caca .. .
Por alguna razón que no conozco, el 11 de marzo N:!dia tiene :~ po ... po ... mamá ... mamá» . Al principio ignota al pote, que
el rostro fijo y está incómod.a. ~ está en un rincón de la habitación, como siempre. Después se
Se conforma con el biberón, que bebe integro en mis brazos. ~ detiene ante él, lan:za unos pedos sonoros y vuelve a alejarse. Por
Entonces cobra un aspecto confiado; se .relaja y en seguida reen- :~ último, se acuclilla a cierta distancia del orinal pero no sobre él.
cuentra su dinamismo y su actividad. · ·~·
I.
Le digo que quiere hacerme un regalo, pero que no está con-
·~ forme conmigo hoy. Añado que uno no puede dar sino lo que está
El 12 de marzo camina un poco sin ayuda, lo que la pone ¡¡; seguro de poseer como propio, y que el juego con el pote le ga-
muy contenta. En la primera parte de la sesión come tapioca y .'~ rantiza que yo admito su propiedad y su independencia. Al de-

bebe el biberón. En la segunda parte tiene juegos agresivos y ·~
•1 círselo pienso que siempre la han puesto en el orinal dos veces
dinámicos con el orinal, y quiere comer tapioca ayudándqse con por día.
mis gafas.
Manifiesta interés por la arena y el agua, y camina mucho, *:~
11' Cuando la llevo a la habitación está mucho mejor que al prin
cipio .
con o sin mi ayuda.

192 i~ 193

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NADIA O EL ESPEJO '


. EL CUERPO PERFORADO, TORICO
.
O El 19 de marzo tiene buena cara. Toda la sesión está domi- O O lanza, rodeada de pañales sucios de caca. Me tiende los brazos y
nada por su alegría de caminar sin ayuda ni apoyo, juego que me estrecha el cuello.
recomienza indefinidamente y entre un ensayo y otro vie:::~e a acu- Empieza la sesión sobre mis rodillas, t:J;le pone la cuchara en
rrucarse en mi cuello. la boca para darme tres cucharadas, después arroja la cuchara.
Come, me hace comer e ignora el orinal. Pero parece advertir Hunde su dedo en la papilla, me lo hace chupar y espera que yo
por primera vez a un bebé de juguete en la cuna; lo mira inmóvil, hunda :rti dedo para chuparlo ella. Le digo que no está contenta
vuelve a alejarse muy dinámica. Mira la arena, pero se limita a con ~a cuchara porque es el seno que ella quisiera, lo que la sacia-
mirarla. ría. ::.l'adia balbucea y yo añado que no soy su mamá y que esto
Cuando la llevo a la habitación quiere volver a salir porque la es sólo mi dedo, que ella lo sabe y es por eso que a veces quiere
enfermera no se ocupa en seguida de ella; me ·mira con bastante tirarlo todo.
agresividad, pero yo no abro .la puerta. Entonces se baja de mis rodillas y se pone muy violenta con-
tra el bebé, el colchón, la almohada. Después sale de la habitación
El 21 de marzo me ayuda por primera vez a vestirla. para caminar.
Comienza la sesión en mis ·rodillas, come un trozo de cada Una vez que ha vuelto a acurrucarse tiernamente en mis bra-
bizcocho antes de arrojarlo. El nuevo ritmo de las s~siones desen- zos chupándose el pulgar, toma el biberón, lo bebe entero y va
cadena su agresividad. a jugat con el orinal y a usar la caldera a modo de pala en la
Toma la cuchara, me la hace lamer, la llena una vez para ella, arena.
come y la tira. Baja de mis rodillas, se lleva la caldera a la boca, La llevo a su habitación.
hace ademán de beber como si hubiera algo que beber. La tiendl"
hacia el biberón y espera. Vuelco un poco la leche; mira esa leche 31 23 de marzo cuando vengo a buscarla nos mira a la en-
y la ·vacía a conciencia en el suelo con fascinación. fermera y a mí con cierto bienestar.
De nuevo en mis rodillas, se pone a comer y me da de comer, En la sesión, sentada en mis rodillas, me hace chupar la cu-
tomando la tapioca con la mano . Parece experimentar un profun- chara que está en la compota, la chupa ella misma, pero prefiere
do placer en hacerme comer así, y en hacerme lamer sus dedos. com-er y hacerme comer con la mano pequeños trozos de plá-
que lame inmediatamente después. A continuación me hace hun- tano .
d:r mi dedo en la tapioca para chuparlo ella voluptuosamente, y Toma un animal de madera al que se le separa la cabeza.
le digo que es otra manera de succionar el pecho. Nadia re::oge la pequeña pieza de madera que unía la cabeza al
Muy dinámica, se va a fisgonear el rincón de las en:ermeras, cuerpo, la hunde en el plato de compota y la chupa; pero 'rio está
deteniéndose para mirar a la gente que pasa. Vuelve, toma 1~ satisfecha. Entonces hunde y chupa su dedo, después le toca al
caldera que sirve de pala en la arena. Vacía una caja que contiene mío, me lo hunde y lo chupa. Lo hago una vez diciéndole que no
arena y la palpa. ·es eso lo que quiere, que chupar el dedo no reemplaza al pecho
Entonces recupera un bizcocho, que q'uiere arrojar en la cama materno. Nadia arroja lejos de sí el juguete.
a la que trata de subirse. La tonalidad emocional de la sesión cambia: Nadia se pone
La llevo a la habitación para acostarla. Se prende de mi, des- dinámica, balbucea su agresividad y parece aceptar muy activa-
pués le tiende los brazos a la enfermera que empieza a des- mente la frustración que acaba de padecer. Se pone de pie sola,
vestirla. para ir a tirar fuera de la cuna el bebé, el colchón y la almohada.
Vuel-•e a mi lado a comer un trozo de bizcocho, después va a
tomar el orinal, lo sacude y lo tira varias veces en la arena; yo soy
El 22 de marzo encuentro a Nadia de cuclillas sobre la ba- quien debe recogerlo y devolvérselo cada vez.

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Ai1
1'
.

•:
~'¡
NADIA O EL ESPEJO l¡w EL CUERPO PERFORADO, TORICO
~
l•:xcitada, va a caminar por el rellano y viene a precipitarse a OO El 5 de abril la cena se atrasa; encuentro a Nadia a¡:ostncln ti
1odillas con un balbuceo de ternura.
111is
La llevo a su habitación, donde me entero de que esa mañana
1! ~.
lado, chupándose el pulgar, como si durmiera. La llevo pero m
equivoco: esperaba la cena y no está conforme. Me lo demuestra
Nadia atravesó caminando sin ayuda toda la longitud de la ha- en la habitación de las sesiones, tirando todo al suelo. La llevo
bitación. a su habitación bastante rápido y me quepo junto a ella hasta
que la enfermera comienza a darle de comer.
El 25 de marzo está cenando cuando llego. Por un momento
la tomo en bra2os y la dejo para ir a preparar la habitación.
El 6 de abril vacilo en llevarla a la habitación porque tiene de
Cuando vuelvo, un poco más tarde, está encantada, y es la pri- i
nuevo otitis, pero es ella quien me lleva hasta la puerta.
mera vez que a pesar de que me vio y de que diferí el comienzo ! Muy interesada, mira cómo pongo orden en la habitación,
de la sesión no manifiesta angustia ni agresividad. Está muy bien
que está muy sucia después de la sesión con otro niño, Robert,
y balbucea abundantemente. · . '• i
«el niño del lobo».
Se pasa toda la sesión de pie ante la mesita. Come toda la 1
La sesiÓn es breve. Nadia se manifiesta en ella muy dinámica,
crema, en varias etapas y de diferentes maneras: me hace comer !
habladora y traviesa. Vuelca el biberón y juega a pedirme la
conla cuchara y yo tengo que .hacer lo mismo con ella; después
compota para decir:tp.e «no-no» con la cabeza, con un balbuceo
arroja la cuchara, come con su mano y me hace hundir el dedo
gutural cómico.
para chuparlo en los intervalos. Camina hasta la cama 'y de allí
Descubre una caja de bizcochos, la vuelca y palpa su fondo
hasta la silla, tira juguetes que recoge, se sienta para manipular
con el mismo interés .. Coloca en ella un pájaro de caucho, des-
el muñeco y va a buscar a la repisa la caldera que arroja; la cal-
pués saca el papel alabeado que tapiza la caja y juega cori él : lo
dera cae en la palangana, cosa que desconcierta .a Nadia.
dobla, lo sacude, pone un objeto dentro del papel y lo saca.
Entonces va a buscar una silla y quiere que la ponga encima
No está nada conforme cuando la llevo. ·
de pie para accionar .el intermptor eléctrico: consigue encender
y apagar la luz.
A propósito de la comida ha orinado dos veces en su pañal. El 8 de abril me dicen que Nadia llora mucho hoy. La en-
Cuando la llevo a la habitación está muy bien; por primera vez cuentro llorando extendida en el suelo. Debajo de la nariz tiene
desde la sesión del. 22 de enero, e.n que .·dije que ·Nadia renada, azul de metileno, y acaban de hacerle una cura en los oídos; le
puedo volver .a ponerla en su cama. · supuran siempre.
. . . En cuanto la levanto en bra2os me sonríe y tiende el cuerpo
. El 29 de marzo es tarde -hace cuatro días que Nadia no tie- hacia la puerta.
ne ·sesión-, está sentada, sonriente, en su cam!l; se lev~ta y Esta sesión será excelente. Demuestra que Nadia ha conquis-
pataleá mirándome;. y su ¡;ostro se ilwclna cu~do le t,j.e1,1do los tado realmente la habitación; se siente en ella tan a sus anchas
bra2os. Se frota contra mi cuello, arrulla, me palmea les hombros como en la habitaCión que hace sólo tres semanas servía de habi-
y la m~jilla, no sin ·hacerme sentir el reproche de. haber dejado tación de sesiones. Sabe adónde va durante el trayecto. Balbucea
pasar tanto tiempo sin verla. . de alegría' y mueve las piernas.
Le pongo. un «mono». Nadia está muy intrigada. Empieza lamiendo la cuchara, me la hace lamer, me pide que
Al volver, me pide -por primera vez desde hace tiempo- le dé un poco de compota. Arroja el pájaro y el .conejo balbucic:n
C)ue la lleve ante el espejo: acaricia su imagen, se hace besar y do y riéndose. En ese momento ve en la cama el biberón que m
11" vuelve para besarme. olvidé de quitar después de la sesión con ot!o niño. Antes deo lO
marlo, Nadia juega con la tetina, tirándola y hundiéndol11 alter

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NADIA O EL ESPEJO EL CUERPO PERFORADO, TORJCO

O O nativamente; después se sienta en el suelo con el biberón, lo '


' O O su alegría ayer cuando la cambié, le dig.o que voy a buscar un
sacude para hacer saltar un poco de leche, lo abandona . . pañal y vuelvo. Dejo abierta la puerta; no· parece inquietarse, lo
Después de pedirme dos cucharadas de papilla y de advertir ~~ que demuestra que ha comprendido. Cuando regreso balbucea ale-
que puse sus bizcochos y bombones en la caja de. la sesión ante- gremente cuando me ve con un pañal en la mano. La cambio en
rior, deposita sobre la cama una cestita de alambre. Muerde un :f.
:~
la cama. Se ríe y agita las piernas mientras tanto, y cuando vuel-
trozo de bizcocho, da vuelta a la caja, vuelve a tomar la cesta y "
:J.¡
vo a ponerla en el suelo está profundamente feliZ; me mira con
se sienta con ella cerca de la caja. Allí trata de sacar del cesto una expresión a la vez de alegría, agradecimiento y ternura. Se
dos animalitos de madera; lo consigue, vuelve a ponerlos, los saca, apoya· en mis rodillas para decírmelo y reanuda sus actividades
después los pone definitivamente, tras haberlos puesto por un en la habitación con un balbuceo gozoso.
momento en la caja. Después de mirar el biberón toma al muñeco y lo chupa vol-
Con un balbuceo de placer chupa un qombón y me hace chu- viendo la espalda al biberón. En cuanto le digo que lo chupa en
par otro sosteniéndolo. Sigue chupando los dos en mis rodillas . lugar del biberón, tira los juguetes que están sobre la repisa y se
Vuelve a bajar pa¡:a pedirme un poco de papilla, vuelca el acuclilla para disponer los cubos en dos cajas.
recipiente con leche y después de poner todos los juguetes en el Pone un bombón en una caja de lata y trata en vano de qui-
suelo se sienta en medio de ellos. Juega durante largo rato a cam- tarle el papel a otro bombón. Lo hago yo y se lo doy. Va ? sen-
biar el contenido de las cajas embutidas, a darlas vueltas en to- tarse. con sus tesoros al pie de. la repisa, chupa y me hace chupar
dos ~os sentidos. Encuentra unos cubos que golpea unos contra el bombón antes de ponerlo en la caja, que agita para hacer ruido,
otros, gozosamente, inspecciona un caniión aplauc#endo y mirán- encantada. Vuelve a sacar de la caja el bombón no descortezado
dome. Entonces vuelve andando a la mesa para pedirme el fin de y me lo tiende para que le quite el papel; pone el papel y el bom-
la compota. · bón en la caja. Se divierte durante largo rato sacándolos y ponién-
Después va a la arena y defeca, riéndose: dos minutos antes dolos en la caja, y roe pide ayuda cuando se le pegan en la mano.
había dicho «caca» . Siento que está incómoda; la llevo a su habi- De vez en cuando dice <<caca» con expresión radiante, y termina
tación, donde la cambio de pañal por primera vez; ella parece muy poniendo un bombón en el orinal. Lo saca, lo chupa y envía el
feliz. La pongo en el suelo y durante diez minutos camina de una orinal a paseo. Entonces muerde el otro bombón.
habitación a otra; ri.o hago otra cosa que seguirla. ''. ! Camina por la habitación, y a menudo va a ap<;>yarse de es-
Pone dos juguetes en la cama de otro niño, pero no es un paldas en la cama, mirándome, con la expresión dichosa que tenía
regalo, porque en cuanto el otro se apodera de ellos Nadia tira hace un rato, cuando la cambié. Siempre con la caja en la mano
de los juguetes y ganan alternativamente él o ella, según quien se acerca a la ca;a de arena, donde ve una vieja caldera que sirve
ponga más fuerza . Este juego está dirigido por mí, y Nadia está de balde; su mirada va de esa caldera a mí, después se decide a
muy cómoda . tomar la caldera para tirarla al suelo y poner la caja en su lugar.
No se ocupa más de ella.
El 9 de abril encuentro a Nadia andando en cuatro patas, y Se lleva · a la boca una piedrecita que le impido que se coma.
noto que gatea cada vez mejor desde gue sabe caminar de pie. Juega con el interruptor eléctrico. Vuelve cerca de la mesa para
En cuanto llega ante la puerta de la habitación de las sesiones volcar gozosamente la caldera de leche, bebe la gota que queda y
hace una explosión de balbuceos y pataleo. viene a mis rodillas para que yo le haga comer tres cucharadas de
Empieza lamiendo y haciéndome lamer la cuchara, después compota. Baja para recoger un bizcocho con el que la llevo a su
me la da para que la haga comer. Ve los bizcochos en la caja que habitación.
está en el suelo; los saca, vuelve a ponerlos, y se pone de pie
con expresión turbada . Compruebo que tiene sucio el pañal. Dada El 11 de abril encuentro a Nadia tendida en la camilla; se

198 199
;·.

NADIA O EL ESPEJO EL CUERPO PERFORADO, TORlCO


[] O constatará que ninguno de sus oídos supura. N adia llora y se O O el platito; después ve un rollo vacío de esparadrapo, lo imu
debate; me quedo junto a ella, le hablo para tranquilizarla. Me para chuparlo mientras mira el biberón; se lo digo, sube n mi s
quedo para que después Nadia pueda expresar respecto de mí la rodillas y continúa. Entonces le digo que tal vez quiera que: yo
agresividad que ha. desencadenado el dolor. Una agresividad que le dé el biberón, pero que ella tiene que dármelo para que
se expresará a partir del momento en que se sienta segura en mis yo esté segura de que verdaderamente quie.te beber; si no le
brazos·, fuera de la habitación, hasta el momento en que le cam- hará más mal que bien. De pronto se va a séntar al suelo, dis-
bio el pañal. gustada, volviéndome la espalda, excitándose solá con un cubo,
En cuanto se termina le tiendo los brazos; ella se acurruca en en la verdadera actitud de un niño enfurruñado.
ellos como en un refugio hasta que salimos de la habitación . Le hablo con dulzura y riendo, porque és un poco cómico y
}.':
A partir de ese momentó Nadia desvía ostensiblemente la cabeza, en absoluto desagradable. Entonces me tiende los brazos, y ex-
pero se estrecha contra mí en cuanto nos crúzamos con algnien; si tendida en los míos tiende la mano hacia el biberón. Se lo doy;
quiero besarla, aparta la cabeza pero no su cuerpo. Le hablo de bebe poca cantidad, pero con verdadero placer. Está verdade-
todo eso. -:· ramente radiante y agita suavemente los pies.
En la sesión empieza por lamer la cuchara y hacérmela lamer, A continuación instaura un juego: quiere que le dé el bibe-
después pide que le dé linas cucbaradas. Pero siempre disconfor- rón; aparta, riéndose, la cabeza. Este juego la regocija mucho. Es
me ante mi no intervención en la cura de sus ·oídos, arroja el como si me dijera: «soy feliz, era bueno gracias a ti, pero hoy
pájaro y la caja; encaja y desencaja las cajas embutidas y se pone no quiero más porque te esperé mucho tiempo; puedo jugar y
en la boca un bombón sin. haberlo descortezado, lo cual la disgus- hacerte bromas con el biberón pOFque sé que volveré a encon-
ta. Entonces quito el papel del bombón; Nadia muerde el ·bombón trarlo y será bueno».
y lo chupa, y parece encontrarlo muy bueno. Después hace el mismo juego con la compota. Cuando la
La he llevado a la sesión ·eón ·im pañal sucio, y parece verda- llevo a su habitación está muy bien, y tiende los brazos a la
deramente incómoda: La pongo en ··la cama para cambiarla, lo enfermera mirándome con expresión maliciosa.
que le produce- la misma alegría que las veces anteriores; pero
hoy además eso la hace blvidarse de su ·resentimiento .contra la
cura de oídos,. y yo misma m:e asombro de la felicidad que le El 15 de abril cuando llego los niños juegan en el suelo y
proporciona; es otra niña: libre, feliz, juguetona, sin' el menor Nadia huye de mi como siempre que hace días que no la veo.
rastro de angustia. Después se vuelve, sonríe y me tiende los brazos. En cuanto
.· De nuevo en el suelo;pide unas cucharadas y viene a mis ro- salimos de la habitación su rostro se ilumina; y entra encan-
dillas para que la acune; se abandona por completo y acompaña tada en la habitación de las sesiones.
mi canturreo. Después de uri momento baja para inspeccionar los La característica de esta sesión será la actitud de abandono
cubos y golpearlos unos contra otros, balbuciendo enérgicamente. de Nadia respecto de mí. La mayoría del tiempo permanecerá
Toma el bebé que· está eii la cuna, lo suelta, se sienta en el suelo tendida en mis brazos en estado de relajación total, jugando
y quiere acostarlo en el camión. Está furiosa porque -no lo con- también con los cubos y con las piezas de la vajilla de juguete.
sigue, y envía a paseo a los dos. Entonces toma .el' mUñeco al No la cambio de pañal. Comerá todo el plato de compota
que chupa mirándome y agitando los pies. Vuelve a los cubos; con los dedos, dándome a mí de tiempo en tiempo, y yo dándo-
construyo una -torre con tres de ellos, lo que la enfurece; la des- le de 'la misma manera, con la mano. Mirará a menudo In llr"
truye y arroja lejos los cubos, balbuciendo enérgicamente sin na, pero no la tocará.
angustia.
Se divierte tirando y recogiendo para chuparlos la taza ·y El 17 de abril Nadia se chupa el pulgar cuunclo ll t'Wl. Me
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NADIA O EL ESPEJO EL CUERPO PERFORADO, TORICO

O O tiende los brazos muy sonriente, y se· hace besar muchas veces O O nándome toda. Por último viene a instalarse en mis rodillas
durante todo el trayecto. para hacerse acunar: su cuerpo está completamente abandona-
Comienza la sesión sentada en mis rodillas y mira sonrien- do, su rostro tiene una expresión de felicidad tranquila; de vez
do el plato de compota . Sin embargo parece esperar algo antes en cuandc· chupa su bombón y me lo hace chupar inmediata-
de poder acercarse al plato. La he traido con el pañal mojado mente después:
y le pregunto si quiere que la cambie. Tiende la mano hacia el Vuélve al plato; no es el plato lo que mira sino la caldera.
pañal y la cambio en la cama. Mientras lo hago balbucea con- Antes de decidirse a hacer nada con ella lanza un pedo sonoro
tinuamente, agita las piernas, y juega con un conejo que recogió que parece intrigarla, porque me mira desconcertada. Después
en la mesa. si.I mirada va de mí a la caldera con un estremecimiento de im-
En cuanto está en el suelo come una cucharada, me tiende :~i: paciencia: le· parece que no interpreto su deseo con suficiente
la cuchara, arroja la caja y el pájaro y sube a mis rodillas; allí j; rapidez. Entonces .tomo la caldera con la mano; inmediatamente
:!,
quiere que le dé de comer, tendida o sentada, somiente. Sólo ij, se incline hacia ella con la boca abierta: así bebe la mitad de la
come la mitad del plato esta primera vez; el resto lo comerá 't;~f· leche. Tengo que dejar la caldera porque Nadia quiere subirse
después. a nis rod1las, donde se abandona por unos . minutos antes de
1~:
Va a buscar los bombones a. la caja, no está conforme de ·i!~ bajar a tomar .con las dos manos la caldera y beber casi todo
;.~·
qne estén sin descortezar y sólo después de diez minutos dedi- lo que qu~da de leche; me la tiende para que la haga. beber los
cados a expresar su descontento me pedirá que lo haga: arroja últimos tragos. .
los juguetes, se sube a mis rodillas, pide compota para recha- Concluye la sesión manipulando Jas cajas y los cubos, siem-
zarla, balbucea como si me insUltara, golpea los cubos unos pre apoyada contra mis rodillas; incluso viene a mis brazos para
·contra otros. Por fin se decide a darme un bombón para que le contnuar el juego.
quite el papel, y una vez que tiene los dos bombones descorte-
zados, uno en cada mano, radiante, los chupa alternativamente. El 19 de abril encuentro a Nadia sentada en d borde de su
Vuelve a mis rodillas para que yo los chupe inmediatamente cama sonriente. Es la primera vez que la encuentro en su ·habi-
después.. Como yo no puedo darle el pecho, chupar lo que yo tación con una expresión viva y alegre antes de que yo Uegue.
he chupado es lo único que le proporciona la impresión de ab- Advjerte d abriguito blanco que le pongo, nuevo para ella; lo
sorberme como si yo fuera alimento. mira con interés y parece gustarle.
Cuando la llevo a la habitación está muy bien pero echa de La sesión es breve debido a lo tardío de la hora, pero tam-
menos la sesión. Sus oídos están curados, no tiene diarrea . bién a que Nadia se abandona y se conduce de manera muy de-
pendiente respecto de mí.
El 18 de abril cuando vengo a buscarla, camina primero Come toda la papilla y el resto del tiempo se hace acunar
alejándose de mí, después, una vez que llega a la pared, se vuel- en mis b:::uos, alimentándose ostensiblemente no sólo de papi-
ve a mí .Y viene a mi encuentro tendiéndome los brazos. Su pa- lla Úlo de ternÚra y confianza, con ·su' cuerpo abandonado en
ñal está muy sucio, pero la llevo así y la cambiaré en la sesión. mis brazos. Al fin puede recibir . plenamente; pero creo que no
Así que empiezo por cambiarla en la cama, lo que siempre hay que prolongar la experiencia para evitar una reacción de
le proporciona la misma alegría . Después viene a mis rodillas angustia, que haría más penosa para ella la posibilidad de reci-
para que le dé papilla. Come poco y baja a buscar los bombo- bir en las sesiones próximas; pero tiene una gran necesidad de
nes; los chupa uno después de otro, después los chupa de nue- recibir.
vo tras haberlos mojado en la papilla. Parece apreciar mucho AUn.que está limpia, quiere que la cambie por el placer de
esta manera de comer; me hace comer a mi también, embadur- que yo la manipule; el resto del tiempo, tendida en mis bra-

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NADIA O EL ESPEJO EL CUERPO PERFORADO, TORICO

O O zos, juego con sus manos y me acaricia la cara con un balbuceo O O juego sustituto en torno de la caca que seguirá de inmcd.into.
tierno . Sobre la repisa descubre un caldero que contiene perlas. Du·
rante un cuarto de hora ;uega con ellas diciendo «ca-ca-ca» rién-
El 22 de abril me pidieron que no fuera a buscar a Nadia dose. En el curso del juego se apodera de uh libro de imágenes,
hasta las siete menos cu~o, para que la cena ya esté termi- lo pone sobre mis rodillas y se ríe muy interesada, mirando y
nada. Pero no ha empezado todavía cuando llego.' Nadia se acariciando la imagen del gato. Parece reconocerlo: es el único
chupa el pulgar y cuando me ve me·. tiende los brazos. La visto animal que tuvo la oportunidad de ver en la institución. No
y la llevo, pero la sesión será breve siempre a causa de esa co- reacciona de ningún modo ante la imagen del perro, que está
mida. frente a la del gato.
Pasa el tiempo extendida en mis brazos; se hace- alimentar Reanuda su juego con las perlas, que consiste en sacarlas
con placidez. No ·trata de caminar, y la. ·llevo precisamente en :·.
i
de la caldera, volverlas a poner, espar~las por el suelo para
el momento en que la cena· comienza. ' que yo las recoja, fascinada cuando las pongo en la caldera de
Es interesante comprobar que Nadia no parece expeiimen-
-~·

(1." nuevo.
··rr
tat cómo una frustración --como· antes- el hecho de que la ~. Por último, toma una perla entre los dedos, me hace ten-
lleve cuando la cena ha empezado. La pongo en la cam:a son- -~--~
·¡
der la mano y simula dármela, después la coloca riéndose den~
!x: tro de la caldera. Todo este juego es alegre, excitado, y acom-
riente y la desvisto yo misma para no hacerla esperar más. Nada ¡,,
.;:
de todo eso parece significarle un .problema, pero. sólo Ja ·sesión -~;~ pasado de «caca» enérgicos. Cuando la llevo a la habitación está
del día siguiente lo aclarará. :~\~ muy bien.
~
El 23 de abril los niños no se han levantado y la attn<$sfe- ~~ o
ra de la habitación es mortecina. El rostro de Nadia se ilumina ·'·
::·_,
--~

cuando me ve. Me ayuda mucho cuando la visto: me tiende los ,,


.~· ;Este período que sigue al último espejo es bastante .prolongado :
pies, uno tras otro, para que le · ponga los calcetines y zapatos, .{~: cubre aproximadamente dos meses, desde el 4 de marzo hasta el
siempre riéndose. Toca mis gafas pero no me las quita. 29 de .abril. Sobre todo en la segunda parte de este período ya no
Sentada en mis rodillas, empieza por pedirme dos cuchara- tengo sesión con Nadia todos los días como antes, sino tres veces por
das de flan, después toma el pañal limpio -'-que ahora forma semana.
parte del material desde que me pidió que la cambiara en la La dominante sigue siendo oral, pero la oralidad que Nadia des-
sesión- y espera. La cambio en la cama; no 'vuelvo a ponerle cubre ahora ya no tiene nada que ver con el objetivo anterior·. A lo
el «mono» porque no lo quiere. largo de las sesíones, la oralidad se manifiesta solamente en la espe-
A continuación se queda un momento tendida en mis .bra- ra de ·algo más en relación conmigo: lo cual culminará en la sesión
zos , feliz, me pide de nuevo un poco de flan y dejo la cuchara del 23 de abril. Lo que está a la espera es lo anal, que se transpa-
· cuando me dice · «no» : Entonces se lleva el pulgar a la · boca, renta sin embargo a cada momento en los intereses ·de Nad.ia. Lo
pero baja lii mano· antes de haber llegado a ella, como si se die- que ella espera es mi demanda, el paso de su demanda hacia mí a
ra cuenta de que estando yo allí y habiendo todos los tipos de mi demanda hacia ella, esto es, la conexión de lo anal con el Otro.
comida que ella puede querer no es necesario. Se lo digo . Se Esta conexión se puede establecer sólo con la condición de que:
ríe, me tdca la mejilla y va a buscar los bombones para chupar- l. El pequeño sujeto aprehende su cuerpo como ·algo que com-
los en mis rodillas y hacérmelos chupar alternativamente. Está porta un exterior y un interior, e inscribe el orificio inferior del 111111
muy contenta mientr:as dura ese juego; como si .ahora hubiera jera del cuerpo en el . campo del Otro; sobreentendiendo q11c d
aceptado un sustituto de . la mamada; como va a confirmarlo el agujero del cuerpo va de la boca hasta el ano .

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NADIA O EL ESPEJO EL CUERPO PERFORADO, TORICO

2. Viva su cuerpo como autónomo desde el punto de vista mo- demanda que Nadia precisará, una demanda que se dirige a mi cuer-
tor. A lo largo del período que sigue al espejo, la oralidad tiene que po y que sigue siendo metafórica del objeto de su carencia.
ver con el cuerpo de tres dimensiones, con un interior y un exterior. Entre el 21 y el 29 de marzo .insiste en su demanda del biberón
La comida ha dejado de ser un problema, se trate de la absorción o pero dice claramente que ese biberón ya no tiene el valor de objeto
del don que Nadia puede hacerme de ella, ya en una perspectiva de corporal, porque hay otros objetos que vienen a relevarlo: sus dedos
intercambio. En el espejo mi cuerpo, lo mismo que el suyo, com- y uno de los míos, cuyo efecto de significación metafórica es muy
porta un interior. claro. Es como si el biberón le hubiera vtielto a dar solamente el pla-
El 5 de marzo, por ejemplo, se divierte -haciéndome probar la cer de chupar, pero desde el punto de vista del cuerpo malograra su
papilla con la cuchara, después me da la cuchara para que yo le haga efecto metafórico. ¿No se ha transformado acaso en un recipiente de
comer todo el plato de compota, e incluso al final insiste para que leche, puro alimento del que Nadia dice que no es. de eso de lo que
yo rebañe el plato. En esta escena la atmósfera es muy diferente de se trata cuando vacía en el suelo la poca leche que me pidió que vol-
lo que ocurría antes: por una parte la cuchara es despojada de sL cara en la caldera? En cambio inmediatamente después hunde su
función meramente significante o representativa, y esto después de mano en la tapioca, la lame y me la hace lamer, lame sus dedos des-
que Nadia la nombró el 15 de febrero, en ocasión del décimoquinto .;~ pués que los he lamido yo, y sobre todo me hace mojar el dedo en
espejo; ahora la cuchara está reducida a su valor de uso. Debido a la tapioca para chuparlo voluptuosamente: otra manera de mamar,
eso advierto que Nadia «se divierte»; lo que concierne a la alimen- '· le digo. .
·.~
tación está lo bastante desdramatizado como para comportar una di- Al día siguiente, 22 de marzo, Nadia reinicia el mismo juego, a
mensión de juego, es decir, Nadia se muestra muy alegre y se ríe ·~~· propósito del cual interpreto, diciéndole que no soy su mamá, que
~~;·
mucho. Esto en el mejor de los casos, es decir, en caso de que la eso es sólo mi dedo, que ella lo sabe y que por eso a veces quiere
J~
comida tenga valor de objeto metonímico entre ella y yo. tirarlo todo. Entonces se -desahoga contra d representante del otro,
Pero no siempre es así, y durante un mes, a partir del 9 de mar- ~~~
d bebé en la cuna: ese bebé y esa cuna 'son objetos nuevos en la
zo, Nadi .. oscilará entre este valor metonímico de la comida y la ·~ nueva habitación de sesiones, adonde ella comprueba que otros niños
··:·
tentación de encontrar en ella un objeto metafórico del cuerpo . Aquí vienen conmigo.
se sitúa- mi trabajo de interpretación, con los límites que tengo que Nadia no acepta este límite que le impongo, como lo demuestra
imponerle. d hecho de que al día siguiente vuelve a chupar y me hace chupar
El 9 de marzo, por ejemplo, Nadia chupa una muñeca de caucho ~!!:·:;:·
sus dedos, después uno de los míos tras habérmelo mojado en la
mirando el plato. Como hace días que no tiene sesión, le digo que papilla.
cree que la he abandonado, o sea que no quiero que ella coma. Nadia El 25 de marzo, durante el juego de chuparse los dedos, se orina
entiende -muy .bien, porque entonces puede pedirme que le dé de co- dos veces, lo cual confirma que insiste en la metáfora y rechaza mi
mer con la cuchara, ·y una vez hasta me da de comer ella . con la cu- interpretación. La orina aclara de qué se trata en cuanto al objeto de
·su búsqueda en mi cuerpo: le he dicho que mi dedo no era el seno
chara.
En las sesiones que siguen, sin embargo, este intercambio de c;;o- materno; ella me contesta que su búsqueda del seno es también la
mida entre ella y yo cambia de sentido; se reduce a la dem¡uida de búsqueda del falo imaginario; d objeto-dedo que quiere encontrar si-
comida que Nadia me dirige, verdadera regresión puesto que varias métricamente en ella y en mí equivale a una negativa de la carencia.
veces me pide que le dé el biberón. Cierto qu,e ya no tiene el carác- Le he impedido que creyera que podía poseer metafóricamente el ob-
ter que tenía en el mes de diciembr.e, debido a qué la relación entre jeto de su deseo oral bajo. la forma sustitutiva de un trozo de mi cuer-
Nadia y yo ha pasado por el espejo; es lo que permite que elll de po; y más aún , en el campo de la metáfora , dejarle creer en el mon-
marzo Nadia se encuentre distendida y dinámica después. de beber taje simétrico que ella opera: que bastaría con hacerme chupar sus
el biberón en mis brazos. No por ello es menos sintomático de una dedos para satisfacerse chupando el mío, nuevo transitivismo que

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NADIA O EL ESPEJO EL CUERPO PERFORADO, TORICO

pasa por la inscripción metafórica que aspira á anular la pérdida que habitación a otra, de curiosear por todas partes, de ir y venir enu·
ella ha descubierto en el espejo . la habitación y el rellano, de querer pasearse teniéndome en lo mnM,
Todo lo que precede puede considerarse como el .esbozo de la todo esto balbuciendo, riéndose, regocijándose ante sus progresos mo-
vertiente perversa en tapto negación de la castración; esbozo al cual
,, tores: sea que camine cada vez más sin apoyo o que inaugure la ver-
puso fin mi interpretación de mis límites y de mi carencia, mediante dadera marcha en .cuatro patas. Este. despliegue de actividad en cad\1
mi negativa a ese retorno a la metáfor~. sesión constituye el medio y el fondo de sú debate, que prosigue pa-
Nadia concluye cuando el 29 de marzo vuelve por única vez al sando continuamente de la comida al orinal y a la arena.
espejo . .El hecho de que acaricie sU imagen, de que se haga: .besar y En cuanto a la are.na, Nadia se muestra la mayoría de las veces
se vuelva para besarme, aun cuando se trate de un consuelo narcisis- muy inhibida ante ella. Su primera experiencia había sido desdichada
ta después de cuatro días sin sesión, es también un retomo a 1a ima- el 18 de febrero , cuando la descubrió en la nueva habitación de se-
gen especular, a su implicación metonímica que . va: acompañada de siones -sin saber lo que era, porque nunca en su vida había bajado
la renuncia al objeto metafórico anterior. Esta renuncia no está exen- a un jardín- : había hundido en ella su mano pegajosa y la había chu-
ta de tensiones, dado que en los días subsiguientes Nadia hace una pado, cosa que la hizo llorar. De modo que ante la arena se inmovi-
otitis, y necesita quince días para encontrar un objeto . metonímico liza, no la toca o la toca apenas . A comienzos de marzo, en cuanto
bajo la fatma de los bombones que chupa y me hace chupar, y que hunde su mano en la arena, me la hace secar.
no conciernen a la relación de cuerpo desde el punto de vista oraL En cuanto al orinal,. Nadia comienza a agredirlo en la sesión a
partir de comienzos de marzo. El 17 plantea el problema en estos
A comienzos de abril, después del fracaso de su intento de .col- términos : yendo y viniendo entre la habitación y el rellano balbucea
mar su carencia mediante un objeto de cuerpo oral y metafórico, Na- .{
«caca .... po-po ... mamá, mamá» , pasando siempre ante el orinal e
día se ve empujada a abordar más francamente otro campo, el del 1 ignorándolo. No se detiene ante él más que para lanzar unos pedos,
¡
polo anal de su cuerpo. Hay dos razones para ello: por ..una p;irte, la y después se aleja y se pone de cuclillas en el suelo, no sobre el ori-
estructura tridimensional que ha adquirido de su cuerpo y su posi- nal. El19 come y me hace comer, pero ignora el orinal. El 23 torna
)~
bilidad de interrogar al objeto que expulsa de él; por otra parte, su . · .~:
el orinal y lo arroja en la arena tres veces para que yo lo recoja. El
creciente autonomía motora. · .. ! 29 establece un vínculo muy claro entre el biberón que vuelca, des-
Como siempre, Nadia había introducido por anticipación el pués de comer un poco de papilla, y el orinal contra el que se mues-
1. de marzo -la interrogación de este nuevo polo de su cuerpo, bajo
0
tra muy agresiva inmediatamente después . Ni el biberón ni el pote.
la .forma del orinal en· el espejo, lo que había despegado al objeto Esta oscilación entre la comida y el pote demuestra hasta qué
de la superficie de su piel; pero todavía no·.había puesto en relación punto ante este último Nadia encuentra los mismos problemas que
con el Otro que soy yo el orificio inferior del aguferci de su cuerpo. ante la comida, y especialmente el biberón. Todo lo que ha podido
Durante todas las sesiones del mes de marzo Nadia se qued¡¡ en debatir, desplazar y hasta resolver en el curso del análisis referido al
una interrogación dubitativa e inhibida de .los objetos metafóricos biberón, aparece ahora como reactivado por el debate que concierne
vinculados de modo clásico· al polo anal: el orinal, la arena, las cajas . al orinal.
En lo que hace a la relación con su cuerpo propiamente dicho, en este Hay dos razones para esto. Por una parte el problema oral no
momento no hay más que una importancia cada vez mayor del ejer- se resuelve en una relación que se haría buena debido a que el bibe-
cicio de la motricidad y de los progresos que ella realiza en ese sen- rón se vuelve bueno. Por el contrario, a lo largo del trayecto Nncll
tido . Esto le permite experimentar no solamente su cuerpo como in- ha probado que de lo que se trata en cuanto al objeto no es dd ob-
lrpc-ndiente y autónomo, y en tanto tal fuente de placer, sino jeto mismo sino de su carencia, carencia central, única condición el
111111llléu la habitación de las sesiones como un interior respecto de un la mutación de lo Real en significante, donde ha de con51ltulr·No d
rx tr rlnr No deja de salir de ella, de caminar por el pasillo o de una sujeto. Así, cada vez que Nadia descubre un objeto tnn lnqmr t1tnl

208 209
NADIA O EL ESPEJO

objeto, puesto que hay objetos no especularizables cuya pérdida no 12


puede inscribirse entre lo Real y la imagen, dado que no tienen :roa~
gen: tienen que quedar velados. EL INTERCAMBIO

En suma, entre él 4 de marzo y el 23 de abril Nadia establece es-


tructuralmente el agujero de su cuerpo; el resultado es la estructura
tórica de ese cuerpo.
Para que advenga el agujero del cuerpo, es preciso que ;se esta-
blezca el orificio inferior de ese agujero, y hay para ello un sok ca-
mino: la inscripción del orificio en el campo del Otro. Para, hacerlo,
Nadia tiene .como única referencia previa el orificio superior, la boc;a.
pata establecerse-, este orificio tuvo que pasar por todas las, vicisitu-
des del transitiv!smo primero y de la búsqueda del objeto del cperpo 25 de abril-8 de mayo
que lo obture después, en la ambivalencia. Sólo encontró su estatuto
en el espejo, mediante la metonimia del intercambio de los besos y OO El 25 de abril llego después de cenar: encuentro a Nadia
el surgimiento del tercer término articulado en el «pa-pa-pa» . bajando de la cama. Es la gran innovación de los últimos días,
El orificio inferior del agujero del cuerpo sólo puede establecer- me dice la enfermera, que añade: «En ~anto uno se da vuelta,
se sobre esas bases ya adquiridas por la confrontación de las imáge- Nadia baja».
nes, la suya y la mía, en el espejo. Lo Real ya ha sido · eliminado del Nadia me «ayuda» mucho mientras la vi-sto, pero no le gus-
agujeJ:o. Para tratar de obturarlo lo único que queda es un objetO ta que le ponga el «mono» :
metafórico, el de mi dedo en tanto falo imaginario; perspectiva ne·J- Comienza la sesión apoderándose de los bombones, hace que
rótica, perversa incluso, a la que mi interpretación pone fin, lo cual yo les quite los papeles y no los chupa sino después de habér-
_permite ·a Nadia reanudar la .dialéctica de la inscripción del orificio melos hecho chupar. Trepa a mis rodilla-s, chupa y me hace
en el campo del Otro . Lo hace mediante la reintroducción de un ob- chupar de nuevo los bombones y quiere cucharadas de crema.
jeto metonímico, el bombón, que puede oficiar de vínculo entre el Baja de mis rodillas y se dirige a la repisa con un objetivo
orificio superior oral y el orificio inferior anal; por otra parte, este preciso: las perlas. Hundiendo la mano en la caldera llena de
último está relacionado, no menos metonímicamente, con el orinal, perlas se da vuelta para sonreírme balbuciendo y vuelve a em-
con su hueco y sus bordes. Entonces el objeto no sacia, ni en el nivel pezar el juego de la sesión anterior; pero hoy ¡>ara inaugurar el
oral ni en el anal; lo que se inscribe más allá del objeto, metonímica- juego me ·da una perla. No tarda en excitarse, balbucea conti-
mente, son los orificios superior e inferior del agujero del cuerpo. nuamente «caca-caca», deja caer las perlas, las recoge y vuelve
La imagen especular es el camino de esta ~scripción, camino a ponerlas en · la caldera, que coloca provisoriainente sobre la
único, necesario y suficiente. único y necesario porque la imagen del tabla. Entonces toma la pequeña locomotora y la mete en el
Otro fuera del espejo no es otra cosa que fascinación y transitivi~mo, orinal. Varias veces consecutivas coloca ese juguete en el orinal,
en el mejor de los casos metáfora, con el goce del Otro, donde éesa- y vuelca el orinal para hacerlo caer, balbuciendo mucho. Por
parece lo Simbólico, en el horizonte; suficiente porque el espeje re- último da un · golpe al orinal, lo. envía a paseo y vuelve a las
mite al sujeto a la. carencia del Otro, velado por su imagen, y de la perlas.
que fuera del espejo responde otro objeto, el. tercer término, el sig- En ese momento compruebo que ha defecado en su pañal y
nificante del Nombre-del-Padre. se lo digo. Se muestra bastante violenta hasta el momento en
que me pide que la cambie: esparce las perlas diciendo «caca»

214 215
EL INTERCAMBIO
NADIA O EL ESPEJO
O O recoge sino que los pone en la caja embutida, mirándome sil' m
O O y volviéndome la espalda. Después va a depositar la locomotora
pre con expresión triunfal.
en la cuna, de la que saca al bebé tomándolo del pañal, pero le .
Cuando la llevo a la habitación la cena ha comenzado, pero
da mledo y quiere que yo levante al muñeco del suelo donde lo
Nadia no se siente afectada por eso.
ha dejado. Entonces viene a mis rodillas con los bizcochos. Me
hace cqmer y come ella misma, baja a dejarlos en la caja, toma
El 29 de abril, cuando llego a la institución, me entero de
el pañal y me lo tiende. Entonces la cambio; expresa siempre la las fechorías de Nadia : sale continuamente de su cama, para ir
misma alegria; no le pongo el «mono».
a las camas ·de los demás o para salir al pasillo. De hecho, cuan-
La llevo a la habitación, la desvisto y la pongo en la cama, do voy a buscarla la encuentro en el ba.lcón: la ventana está
cosa que ahora le gusta mucho. muy abierta y mira con enorme interés a los niños que juegan
en el jardín. La llevo radiante; me ayudó mucho mient~as la
El 26 de abril encuentro a Nadia con una carita lamenta- vestía, balbuciendo y canturreando.
ble; Je sangra la nariz porque le han quitado unas costras; en- En la sesión primero me . hace chupar los bombones, pero
cima le han puesto azul de metileno. Ese· embadurnamiento de ella no los chupa. Después de comer un poco de arroz con le-
rojo 'y azul la desfigura. Se ayuda mucho cuanpo la visto. Nci le che sobre mis rodillas baja para hacer caer de la repisa la lo-
pongo el mono. · ,; comotora y la caja embutida, pidiéndome más" cucharadas. Re-
En cuanto estamos en la habitación · de las sesiones, toma .coge la locomotora y la caja, después va a buscar el libro y lo
los bombones, y lqs chupa después de hacérmelos . chuparr'Vuel- coloca en mis rodillas; pero · hoy, aunque sigue mostrándome
.ve a mis rodillas para que le dé ·unas cucharadas de -sémola, des- especialmente el gato, se interesa por la imagen de un ternerito
pués se dirige a la repisa, hoy -no. tanto por las perlas (a -las Junto a un cubo de leche. Después vuelve a poner el libro sobre
que manipula un poco, me da una y. después se olvida de ellas) la repisa.
como por la locomotora: se sienta -y '·le imprime un movimiento Entonces quiere que le cambie el pañal mojado; pero esta
de vaivén, sin soltarla; todo su cuerpo a~ompaña ese movímien- vez .quiere que la cambie en mis rodillas, no en la cama.
to que evoca el del balance0. El rostro de Nadia está sonriente En cuanto la pongo de nuevo en el suelo, reclama arroz con
y muy atento . a lo que ellá.hace. Hace rodar la locomotora hacia leche, después va a buscar las perlas. A partir de ese momento
mí; yo se la envío de regreso y ella st; ríe a carcajada~. y hasta el final de la sesión, esto es, durante veinticinco minu-
Se acerca a mí para comer -sémola, después me trae el libro; tos -porque se niega a poner fin a la sesión--: jugará con las
busca en él la imagen que prefiere, la del gato, porque· la reco- perlas y desplegará un dinamismo, una libertad y una riqueza
noce. Vuelve a c.olocar el libro sobre la repisa ·paciendo un rui- de emociones sorprendentes. El juego es por momentos gozoso
do de succión.: un · ruido que hace a menudo cuando la llevo a y por momentos colérico. O me da las perlas o las esparce pai'a
la sesión antes de cenar. · que yo las recoja, o las convierte en su propiedad y juega con
· Toma un platito del juego rosa y lo . sos~ene en 1:¡. boca con ellas. Las cambia de recipiente: vuelve a ponerlas en el camión
los dientes, como una negra con un ·platillo. A,sí viene a mí, con y no en la caldera. Una vez que las ha esparcido se pone a re-
los ojos brillantes. Como su mirada va de mí a la caja de biz- cogerlas, de pie o en cuatro patas, balbuciendo apasionadamen·
cochos dejo uno en d platito. Nadia lo retira, ,arroja el plato, te: «Caca ... cu ... caca ... cm>.
toma el bizcocho, come la mitad y rechaza el resto. En medio de este juego tiene un breve momento de cólero:
Entonces quiere que le dé el resto de la sémola. Hay breves después de esparcir las perlas muy lejos orina de pie. Vuel vo
intermedios durante los cuales empuja los objetos hasta el borde cambiarla y ella vuelve a las perlas.
de la mesa para que caigan, y va a recogerlos. No solamente los En el curso del juego hace algunos altos , para que: Ir dé un

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NADIA O EL ESPEJO

O O poco de arroz con leche o para acurrucarse en mis rodillas bal-


1 EL INTERCAMBIO

O O el suelo, pero no le gusta que su mano se moje y me la tiende


buciendo con ternura. para que se la seque.
Cuando después de cuarenta y cinco mínutos de sesión con-
sigo llevarla a su habitación se tiende hacia la habitación de la
que venimos como para volver a ella. Cuando la pongo en la
1
j'•
Balbuciendo imperiosamente se dirige a meter la locomoto-
ra en el orinal; la coloca allí, la saca, la hace rodar hasta mí
para que yo se la envíe de vuelta como hace un rato. Gran ale-
cama está muy bien. gría.
Vuelve a comer, y entre una cucharada y otra tiene gestos
El 30 de abril Nadia maniflest:i\ una gran alegría cuando ven- de te mura adorables: inclina sonriendo la cabeza y viene a que
go a buscarla : hace cábriolas en .la cama, balbucea y trata de la nime. Deambula a través de h habitación, volviendo a me~
bajar de la cama para hacer más rápido. Se tiende riendo hacia nudo para acurrucarse en mis rodillas, pero se mantiene de pie,
la habitación de las -sesiones, cuya puerta está abierta. libre para volver a alejarse.
Baja de mis rodillas para chupar un bombón, después, de Cuando la llevo a la habitación está muy bien. Se aferra a
pie ante la mesa, me pide que le dé un poco. de papilla . Mien- mi blusa, y no quiere dejarme partir. No está angustiada, peto
tras come aproximadamente la mitad del plato empuja la caja quisiera que la llevara de nuevo arriba.
por el suelo, recoge los objetos y vuelve a ponerlos riendo en
la caja. Manipula un momento las perlas en la caldera, después 0
El 1. de mayo, mientras busco los zapatos de Nadia, la en-
vuelca la caldera celebrando con carcajadas la dispersión de las fermera se empeña en cambiarle el pañal que está mojado. Na-
perlas. día tolera muy mal que no sea yo quien la cambie estando allí,
Apoya el libro en mis rodillas, da vuelta a las páginas, ri~n­ y llora. En cuanto termina la operación, se abalanza en mis bra-
dose ante las imágenes y acariciándolas. zos y la visto. No solamente ayuda, sino que llega a tenderme
Después de pedirme un poco de papilla vuelve a las perlas. un zapato al mismo tiempo que su pie. .
Juega a recoger una o dos y a arrojarlas diciendo «caca ... cu»; Pero el hecho de que la hayan cambiado ante mí y que no
se muestra muy dinámica y se divierte de veras . En medio de la haya cambiado yo, repercutirá en la sesión. No hay huella de
este juego se orina; no la cambio porque advierto qu:e ella no angu~tia. Come todo como de costumbre, pero se interesa casi
me lo pide cuando se trata de orina, contrariamente a lo que exclusivamente en las perlas, que esparce encolerizada. Se hace
hace con la caca: diferencia entre el pis agresivo y la caca re- mimar más que de costumbre, y sobre todo se acuesta en el
galo. Sin embargo no se trata todavía del don anal; se lo digo, suelo para que yo la levante; entonces se ríe con ternura.
añadiendo que es muy divertido esparcir las perlas delante de Cuando la llevo a la habitaci6n ha comenzado la cena; su.
mí . diciendo «caca», le digo que ella no quiere dar porque yo no rostro se crispa, pero no llora. ·
estoy siempre allí, y que está resentida conmigo, como lo estaba
.con su mamá por no estar junto a ella y darle de mamar para El 3 de mayo Nadia está de pie; le pongo su abrigo y en su
que Nadia pudiera llenarse de ella. Reanuda su juego con las pancarta veo que por fin ha alcanzado los 1O kilos de peso para
perlas y lanza un pedo sonoro que la· hace reír. Después se si:!n- su estatura de 80 cm ..·
ta en "el suelo con la locomotora, le imprime un movimiento de fu la sesi6n come primero algunas cucharadas de papilla,
vaivén sin soltarla, después la suelta y la locomotora llega hasta tendida en mis brazos. Baja a tomar un pastel y quiere que le
mí; yo se la envío a ella, Nadia se ríe a carcajadas y reanuda su cambie el pañal; había defecado.
juego varias veces. Entonces la tonalidad emocional de la sesión cambia; creo
Viene a pedirme algunas cucharadas de papilla volcando la que este cambio se debe a la correspondencia entre el color de
caldera de leche. Le gusta ver caer la leche gota a gota sobre la caca en el pañal que le quité y el de la papilla -hecha de

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11

-~
.,r
1;
NADIA O EL ESPEJO g EL INTERCAMBIO
'
O O bizcochos aplastados con leche concentrada- que además tiene O O pués de mucho tiempo. La encuentro sentada en el orinal, lo rni~
;;.:
una consistencia parecida. El desarrollo posterior de la sesión ., mo que otr<:>s cuatro niños. Todos lloren salvo Nadia que mir
me da la impresión de que Nadia cree que le haga volver a in- ' muy interesada a los demás, al acecho de qué juguete podrE.
gerir su caca, lo que ella hizo en .un momento del tratamiento. atrapar
Quiere sólo una cucharada de papilla, la escupe y hunde el dedo Como está de espaldas a la puerta no me ha visto, y le
en lo -que ha escupido, pero no se lo chupa. pido a la enfermera que la vista: en la fase actual no se trata
Entonces va a jugar con el orinal; termina por poner en él de que yo la levante del orinal.
un bombón que welve a sacar .para chuparlo, arrojando violen- Cuando vuelvo está dispuesta. La enfermera me dice que
tamente el orinal lejo~ .de ella. está muy avispada y muy despierta. Por otra parte, en toda .su
La llevo a la h.abitación muy · relajada, pero la sesión ha te- conducta se percibe una adaptación lo menos mutiladora posi-
nido que ser breve. ble a la vida diaria de la institución.
En el curso de esta sesión hizo en dos oportuttidades una En la sesión después de tomar unas cucharadas quiere que
torre . d~ .tres cubos. Hasta entonces arrojaba los cubos o .se des- le quite el pañal. Pero hoy me muestra con mucha nitidez que no
interesaba de ellos. quiere que le ponga un pañallimp1o, porque eso significaría que
rechazo su regalo. Sin pañal, su caca cobrará todo su valor de
El 6 de mayo llego durante la. cena, que Nadia concluye sin don hecho por un ser distinto, y libre de dar o negar, ya que
problemas .mientras y.o preparo sus cosas. No le pongo-los. zapa- no tendrá que pedirme que le quite el pañal. Como le pongo
tos porque la enfermera me dice que Nadia tiene ·.Una ampolla uno, orina dos veces por resentimiento, y señala este sentido
.en el pie. El hecho de que esté en calcetines abreviará la sesión, esparciendo las perlas y caminándoles por encima .
porque caminar sin zapatos sobre las perlas · desperdigada.s le Toda la sesión consiste en eso. Pero Nadia hace algo nuevo:
hará daño. en determinado momento choca con la mesa, y un conejo cae
.En la sesión quiere comer compota, no con .cuchara sirio y queda tumbado sobre la mesa; con una gran precisión en sus
con mis dedos, que hu,nde profundamente en ·su boca para chu- movimientos, Nadia vuelve a ponerlo derecho tomándolo de una
parlos, aun · después de haber .absorbido la compota . .Así crea la oreja, como muchas veces me ha visto hacer a mí. Es conciente
ilusión de absorberme, cosa que ella necesita para poder darme de ·ello, porque se vuelve a mí radiante y viene a estrecharse
después. Mientras le doy de comer le hablo de todo esto. •iernamente en mis rodillas.
Va a esparcir. las perlas y vuelve para que le cambie el pa·
ñal, pero orinará dos veces más en el pa,ñal limpio. Creo que El 8 de mayo llego en el momento de la comida. Me siento
esta agresividad proviene del hecho de que N adia no quisiera a esperar que Nadia haya terminado, lo que no le ocasiona nin-
que yo le ponga un pañal limpio. Para ella esto significaría un gún problema. La llevo muy bien a la sesión.
rechazo de mi .parte al don de su caca que .me hace, y eso la Nadia comienza la sesión haciéndose alimentar primero un
vuelve agresiva. Pienso c;so porque cuando le ato el pañal lim- poco en mis brazos; después de haberme hecho volcar las per-
pio está muy agitada, hace todo lo que puede para di.ficultarme las hace que le quite · el pañal. No le pongo otro, le muestro
la tarea; y también porque entre un cambio de pañal y otro se que sobre mis rodillas tengo un pañal limpio: está allí a su dis-
empeña en arrojar lejos las perlas. Después quninar ·sobre ellas posición, pendiente de su deseo, · no para obedecer a las normas
le hace daño. Veré mañana. de la vida cotidiana que yo representaría .si le pusiera un puñal
La llevo a la habitación. limpio de oficio; cosa que ella interpretaría en el sentido en qnc
lo hizo en la sesión anterior. Se aventura un poco por la lwhi ·
El 7 de mayo vengo por la mañana, por primera vez des- tacióri, muy contenta de tener el trasero désnudo delante de mf.

220 221
NADIA O EL ESPEJO EL INTERCAMBIO

OO Entonces me pide que le haga comer la mitad de la papilla. camente para hacerla caer volcando el orinal, y eso varias veces con-
Viene a mi lado para mirar el pañal que tengo sobre las rodi- secutivas.
llas, y disconforme va a dispersar las perlas y a orinar en el Por simbólico que sea, este juego no está menos conectado en
suelo, lo que me exhibe con satisfacción. Interpreto. ese momento con su cuerpo, puesto que defeca en el pañal al mismo
Va a jugar con las perlas diciendo «caca, caca», y después tiempo que se pone violenta y esparce .las perlas volviéndome la es-
«po-caca». Repito lo que ella dice. Viene a ponerse frente a mí, palda, y sólo al final de la sesión me pide que la cambie. Hay allí un
mira el orinal, después a mí, y espera repitiendo «caca-caca, po- fracaso momentáneo del intercambio, que confirma yendo a deposi-
caca» . Quiere que la siente sobre el orinal, y una vez instal2da tar la locomotora en la cuna de la que saca al bebé teniéndolo por
allí me dirige una sonrisa radiante y tierna. Sentada en el ori- el pañal; pero con miedo. En lugar de un intercambio conmigo a tra-
nal, se desplaza para ir a jugar con las perlas. Recoge una y me vés Cle un objeto ajeno a la dimensión de objeto corporal como las
la da precisamente en el momento en que hace caca. Viene a perlas, Nadia se ha conectado con una sucesión de equivalentes me-
que la levante del orinal, resplandeciente, tafóricos: caca, locomotora, bebé. Lo que le hace señas, lo que le da
Entonces, sentada a mis pies, reanuda riéndose el juego con miedo, probablemente sea un retorno de lo reprimido, lo Unheimlich:
la locomotora, interrumpiéndose para ofrecerme expresiones va- las perlas hacían de la caca un objeto metonímico, la caca en d pañal
riadas de ternwa o para que le dé una cucharada. es r.emitida a su dimensión de embadurnamiento del cuerpo, como
Cuando se levanta para traerme el libro; le pongo un pciñal antes del espejo, en d momento en que el cuerpo no era más que una
para que se dé cuenta de q_ue he comprendido que ella me ha superficie.
hecho un regalo y de que el pañal ya no es señal de un rechazo No podemos dejar de evocar aquí el sitio del niño anal en la
por mi parte. estructura: una extensión sobre la piel; y hasta evocar el sitio del
Se la vez muy feliz, y la llevo a la habitación. niño autista para su madre: sobre la piel de ella, en tanto superficie
sin agujeros.
En el curso de las sesiones posteriores, Nadia encuentra el cami-
o no del intercambio conmigo, con los bombones y la comida primero,
que inducen después el camino del intercambio con la locomotora:
Después del periodo anterior, en que Nadia ha estructwado su la hace rodar hasta mí y se ríe a carcajadas cuando se la devuelvo.
cuerpo y los orificios de su cuerpo, desde el 25 de abril hasta el 8 de En cuanto a las perlas, hasta la orlminación del intercambio anal
mayo vuelve a planteársele el problema del objeto en tanto valor de el 8 de mayo, Nadia juega mucho con ellas, las esparce, las transvasa
intercambio entre ella y yo. Ahora se trata de la condición del obje- balbuciendo «caca-cu, caca-cu», pero se niega a dármelas, a convertir-
to anal. · las en objeto de intercambio. Su juego con ellas es siempre variado y
El establecimiento de esa condición pasa en primer lugar por un continuamente acompañado de balbuceo, pero también da lugar a
intercambio oral. Hemos visto que -se trata de los bombones que movimientos de ira en que las esparce y se orina de pie en el pañal.
chupa después de hacé.rrnelos chupar a mí, y que participan del cam- Acepta que le quite el pañal, pero no se presta a que le ponga otro
bio a través del acto de quitarles el papel que los envuelve. Enton- limpio, por el contrario se resiste; escribí que parecía interpretar el
ces ella puede pasar al objeto anal, que representará alternativamente pañal limpio que yo le ponía como un rechazo de mi parte al acto de
con las perlas y con una pequeña locomotora que introduce en el ori- ella de donarme su caca, lo que la ponía agresiva. Terminé por com-
nal. En cuanto a las perlas, el 25 de abril puede darme una ·balbu- prender; el 7 de mayo le quité un pañal pero no le puse otro; el
ciendo con excitación «caca-caca»; pero si las hace caer, · las recoge y 8 de mayo, con el trasero desnudo, Nadia orina primero en el suelo
vuelve a ponerlas en la caldera, es decir, no en el ormal; sino en un con satisfacción antes de esparcir las perlas diciendo «Caca» y «po-
recipiente oral. Si coloca la pequeña locomotora en el orinal es úni- caca». Entonces concluye en una síntesis asombrosa: me da una per-

222 223
NADIA O EL ESPEJO

la en el momento en que hace caca en el orinal, con expresión radian- 13


te . Me ha dado el objeto metonímico del objeto real del cuerpo.
¿Cuál es el sentido de oriD.ar en la sesión -cosa que por ·otra LA VIDA
a
parte ya no volverá hacer- sino el de una protesta fálica imagina-
ria ante lo-que ella consideraba un rechazo mío a pedirle su caca cuan-
do ie ponía el pañal? Tal vez tardé un poco en ~emprender lo que ella
terminó haciéndome entender: Pero pensándolo bien ¿no es p-refe-
rible que mi demanda llegara en esas condiciones a minima, para des-
prenderla de todo compromiso con ese Real sin Otro ·que Nadia había
conocido siempre? El largo trabajo · de renuncia al ·. obíeto corporal
desde el · punto de vista oral me había hecho prudente~ Gracias a ese
trabajo logrado desde el punto de vista oral Nadia ·logró la culmina-
ción metonímica delTdon anal; acoplando lo ·Real con el significante. Mayo-septiembre
OO C~ando llego el 14 de mayo la cena no ha terminad<?, y
Robert, el «niño del lobo», con quien me encontré en el pasi-
llo, entra de mí mano en la habitación de Nadia . Saluda a Na-
dia sacudléndole con fuerza la mano : ella lo mira con interés y
sonríe a pesar de ese gesto un tanto brutal. La enfermera llega
con el plato de Nadia y expulsa a Rol:>ert. El ambiente se pone
tenso. T,engo que irme de la habitación para llevar a Robert,
.; pero eso no .inquieta a Nadia. Come, y además dejé sobre su
cama su abriguito blanco. Así que sabe que voy a volver. La
llevo a la sesión un poco después, radiante .
En la sesión se queda por un momento tendida en mis bra-
zos, me pide una cucharada de compota, después me pide una
segunda cucharada para poder desviar la cabeza. Es divertido
constatar la conducta de Nadia, que se las compone para poner-
me en la situación de una madre a quien se le pide algo par.a
poder decirle que no, se trate de la comida o del orinal.
En cuanto. al orinal, la primera vez que se sentó en él me
pidió ayuda e hizo caca. En esta sesión se sienta sola y a1li se
queda todo el tiempo de la . sesión; se pasea por la habitación
desplazándose sobre el orinal; pero no hace nada. No sólo no
hace nada sino que ya no quiere que le cambie el pañal.

El 16 de mayo encuentro a Nadia en el jardín, fuer~ po•·


primera vez en su vida, y parece muy contenta.
En la sesión advierte uri juguete nuevo: el poto. Lo IOJ1111

224 225
m¡·!
9.\i
!f,.,\'
:W:
\~:·''
NADIA O EL ESPEJO l~~:-
LA VIDA

O O y le encanta su «Cuá-cuá» cuando lo oprime. Sentada .en el suelo,


se divierte triturándolo en todos los sentidos para escuchar ese
«cuá-cuá».

\~~
:4·:'
O O cubrimientos . Llega a entrar en el cercado de arena y salir de
él sin ayuda. Sentada en la arena, se divierte tomando puñados
de arena que deja deslizarse lentamente entre sus dedos.
Después me pide que le dé de comer casi todo el plato de Se la ve verdaderamente feliz en el jardín, con los niños
compota. Tras lo cual sacude la caldera de perlas y las esparce más grandes cUya compañía busca, abandonando a los pequeños
por el suelo; se sienta para recogerlas y volver a guardarlas en y a sus compañeros de habitación.
la caldera. Vuelve cerca de la mesa para que le dé de beber
toda la otra caldera, la de leche. Dejo la caldera vacía pero Na- El 20 de mayo por la noche, ya terminada la cena, voy a
dia parece esperar: vuelco en dos veces la leche del biberón en buscarla al refectorio, para llevarla a la sesión. La rodean unos
la caldera y ella se la bebe.· Después recoge con la caldera lo que ·quince niños¡ uno duerme sobre .la mesa, otros tres lloran, pero
~ue~a de compota y tengo que hacérsela beber. . Nadia, 'sonriente, muerde una manzana.
· ·· Cuando la llevo de nuevo al jardín está muy bien. La sesión es breve y la pasa casi exclusivamente en mis bra-
zos. Se hace besar y se libra riendo a ejercicios motores. En el
El 17 de mayo, cuando llevo al jardín a Maryse despt:és de suelo se entretiene andando en cuatro patas o sosteniéndose
su sesión, sólo al cabo de cinco minutos me doy cuenta de la sobre las rodillas, siempre riéndose.
presencia de Nadia. Se ha acercado a mí. La habitación no está
preparada para ella, pero la llevo igual, ya que ha venido hasta El 25 y 26 de mayo los niños de su habitación no bajan al
mL jardín, y Nadia, a quien le gusta mucho ir, me responsabiliza de
Me acompaña a tomar sus cosas y a instalarlas en la habi- eso en la sesión. Golpea el libro, después me golpea en las ro-
tación de las sesiones. La dejo un momento porque he olvidado dillas con el libro, bastante fuerte; sl.n embargo, se ríe cuando
algo, y cuando vuelvo está de pie ante la mesa comiéndose la yo le interpreto lo que hace.
papilla. Se sienta en mis rodillas y me pide algunas cucharadas,
después se va· a jugar con las perlas, sacudiendo la caldera hasta El 27 de mayo encuentro a Nadia en el jardín porque he
que se desparramen todas. Se divierte recogiéndolas para vol- pedido que la bajen. Está en medio de la escalera del tobogán;
ver a ponerlas en la caldera, pero también en el camión. la llevo a la sesión, pero allí Nadia expresa su cólera ante el he-
De pie ante la mesa, come algunas cucharadas, después se cho de que yo la haya privado de sus actividades de descubri-
sienta en mis rodillas y me da la cuchara para que yo la haga miento.
comer, pero baja enseguida, y de pie junto a mí come y me hace No he registrado por escrito una serie de sesiones que se
comer alternativamente, con un gesto adorable. Cuando el plato caracterizaron por su vacío, porque eran la reacción de Nadia
está vacío me tiende los brazos. Como es hora de cenar bajo ante el inevitable esfuerzo que le exigía su inserción en la vida
con ella al refectorio, y está muy contenta de cenar por prioe- del jardín de infancia. Allí vive ~ mismo ritmo que los demás,
ra vez con los grandes. come en el refectorio y sólo vuelve a su habitación para hacer la
siesta y por la noche. Es la única de su habitación que lleva esta
El 18 de mayo por una ventana veo a Nadia . en el jardin; vida.
juega con su sombra, aplaudiendo de alegría los cambios .de for- De modo que ha tenido que adaptarse a:
ma que imprime a su sombra al cambiar ella de posición. - un ritmo de vida diferente, que implica numerosos cam-
Por otra parte compruebo su espíritu de iniciativa, su cu- bios de habitación y de adultos en un solo día;
riosidad, su capacidad de interesarse, su dinamismo. No hay en - niños que en su mayoría son mayores que ella, de com-
ella la menor huella de ansiedad o de miedo: le gusta hacer des- portamiento muchas veces agresivo y violento. Atraída por ellos,

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NADIA O 'f.L ESPEJO LA VIDA
i
·~
O O siempre la atrajeron los demás niños, inteligente y empeñada O O lada en mis rodillas; primero come sola, después 111r pido flit
· en hacer las mismas cosas. que ellos, se encontró en inferioridad le dé el final . -
de condiciones debido a .su marcha todavía inestable .. Cuando bajo con ella está muy bien.
Invertía mucha ener~ y vitalidai:l en este tra_'Qajo de adap-
tación y .•durante quince días las sesiones· fueron vacías. En pri- El 21 de junio Nadia hace una gran demostración de ale.
mer lugar porque era la última a quien llev~ba a· la sesión, muy gría cuando la traigo a la habitación de las sesiones. Me hace
tarde, y Nadia estaba rendida de cansancio, con una ansiedad descortezar los bombones, los chupa sentada sobre mis rodillas,
subyacente; en segundo lugar porque interpretaba el esfueno y pide que le haga comer un poco de papilla. Toma y sacude el
que se le exigía como un rechazo de mi parte, tanto más . cuan- recipiente de las perlas hasta que se caen todas. Pero eso no le
to que -era la primera vez· que me veía traer. y llevar de la ha- basta. Se sienta en el suelo para desparramarlas con la mano por
bitación de las sesiones a otros niños. De .ahí su negativa a ex- los cuatro rincones de la habitación, mientras me mira riéndose
presarse y su incapacidad de pedirme . una compensación en la como si dijera: «Me diste una comida que me gust·a y me hace
.!
comida. Sólo cuando lo logró pudo salir del vacío, y dio un gran vivir, pero yo no quiero dar; es a ti a quien te toca dar siem-
salto adelante. pre».
Va a ponerse de cuclillas ante la casa para divertirse abrién-
dola y cerrándola varias veces; después juega a encajar y desen-
En efecto, el 20 de junio l'fadia r_eencuentra su alegría. Bal- cajar las cajas embutidas . .
bucea en mis brazos y agita alegremente las piernas, lo mismo Después pasa de mis rodillas a la cama y quiere que abra
que antes de este períqdo .difícil. ·. , · . .. la ventana. Hasta el final de la sesión .quedará encan(iilada ante
En la habitación de las sesiones, en cuani:ci .está en el suelo, el espectáculo de la calle. Cuando algo le. llama mucho la aten-
~a ·a buscar los bombones y me los trae para que les qúite. el ción se vuelve a mí para decirme: «¡Mira!». Son los árboles,
papel, con una risa feliz; pone la cabeza sobre mis rodillas. Se un avión que pasa por el cielo, los peatones en la calle, y por
trepa a ellas ·par11 chupar los bombopes y pat:a que le dé de co- encima de todo el canario de la vecina, cuya jaula, colocada en
mer toda la papilla. · · · . la vertiente del techo, sobresale apenas a dos metros de noso-
Va a buscar el libro, lo deposita sobre mis rodillas . con la tras. El canto de ese pájaro la colma de felicidad, y de vez en
única fin.alidad de pedirme que dé v~elta las. páginas, . negán- cuando viene a ocultar por un segundo su cabeza en mi cuello,
dose a mirar las imágenes, con una agresividad gozosa. como si se sintiera demasiado dichosa.
Denuevo en mis rodillas, advierte una casa de muñecas que Cuando bajo con ella está radiante, pero se le crispa la cara
hay ahora en la habitación. Se pone de cuclillas ante ella, y fis- cuando ve que la dejo.
goneando .por todas partes termina por caer sobre la puerta
que se abre. Nadia saca las camas de adentro; las manipula WI El 25 de junio empieza con la escena habitual de los bom-
rato, vuelve a colocarlas adentro y cierra la puerta para dedi- bones, después Nadia sube a la cama para mirar a la calle. Allí
carse a la arena. está el pájaro en su jaula. Nadia mira con interés los autos, los
Pone una caldera junto a la caja de arena y · dentro coloca peatones, los árboles y el pájaro, con la misma alegría que la
diez piedrecitas que .ha entresacado de la arena. Viene a darme sesión anterior; pero esto dura sólo cinco minutos y pasa a
esa caldera, y en cuanto la tengo en la mano la vuelco con una otra cosa.
carca;ada. Después vuelve al plato, y ella sola termina lo poco Se sienta en la cama, se estira para que yo la mime; des-
que queda. Cuando el plato·está vacío me dice «más» y espera. pués quiere que la levante y la saque de la cama. Scntrldn tll
Voy a buscar un poco de 'papilla que ella viene a comer, insta- mis rodillas, me hace darle dos cucharadas de papilln, de ~ pli ~A

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NADIA O EL ESPEJO LA VIDA

O O come sola la mitad, siempre bebiendo la leche de la caliera. O O pero parece advertir algo anormal en mi cara: entonces me doy·
Está encantada de derramar papilla sobre su delantal. cuenta de que tengo gafas de sol y, que no las usaré con ella.
Trae a mis rodillas una pequeña marniita. Al levantar· la Comienza la sesión con los bombones y come la compota a
tapa encuentra un bombón, y me lo hace descortezar antes de 1 veces con la cuchara y a veces con los bombones, que moja y
ponérselo encantada en la boca. Después instaura un juego con chupa.
la tapa en el que tengo que participar: yo la pongo, ella la quita; Baja de mis rodillas, va a mirar el bebé en la cuna¡ y mirándo-
vuelvo a ponerla, ella la da vtielta y la pone del-revés, para mos- me a la cara la vuelca.
trarme por último que sabe ponerla al derecho, después de ha- Más tranquila, vuelve a mis rodillas a comer compota, pero
berla quitado otra vez. no es eso lo que quiere. Mira largamente al biberón y me lo mues-
Después me hace jugar a lo mismo con la casa: yo abro la tra imperiosamente mirándome. Dejo el .biberón sobre la me-
puerta y ella la cierra. sita y espero, hablándole. Viene a mis brazos y se extiende, abre
Trae a mis rodillas las cajas embutidas unas en las otras y la boca: le doy el biberón. Al principio su rostro expresa felici-
se divierte separándolas y volviendo a encajarlas; después las dad, después veo que se le crispa y ella rechaza el biberón. En-
separa definitivamente y las hace rodar por el suelo riénd.;:¡se . tonces compruebo que se trata de una tetina nueva que no está
Vuelve a mis rodillas para termi.riar la pápilla y la leche, ; perforada : la perforo, pero cuando vuelvo a darle el biberón
pero involuntariamente vuelca la caldera. Se aflige y mira con Nadia, furiosa, lo tira al suelo. Interpreto. Entonces va a recoger
ganas la otra caldera de leche colocada sobre la tabla·: la pon- el biberón, bebe dos tragos, pero quiere leche, no el biberón.
go sobre la mesa; Nadia la toma con ambas manos y bebe tado. Bebe la leche de la caldera, a la q1,1e me hace pasar la lec;he del
Bajo con ella a la hora de cenar, ella está muy bien. biberón; entonces la bebe co.ti placer. Interpreto su rencor con-
El 27 de junio la llevo a la sesión antes de la merienda. Na- tra el biberón : cree que quise privarla de ¿1.
<lia está callada, no oigo ni el sonido de su voz. Come la ·pa?illa Va a abri.i la casa, saca las camas que arroja en un rincón, .des-
ella sola, y su silencio expresa su interpretación de los hechos; al pués abre y cierra varias veces la puertita. Después juega a en-
Tievarla justo antes de la merienda la privo de su comida, le cr.llto cajar y desencajar las cajas embutidas. La primera vez se equivoca
el pan de la boca, como ella hizo tantas veces conmigo hace apro- de · tamaño en la caja y le; re~mlta imposible encajarlas; sacude
ximadamente tres meses. furiosa el conjunto, rabiosamente, y trat~ de nuevo. En los suce-
Sólo la reconozco en su comportamiento con los bombones, sivos ensayos parece haber comprendido: ya no se enoja más, y
-que siempre me trae con la misma alegría pata que les quit:: el busca la caja que corresponde.
papel. Entonces advierte el bebé en el suelo, .va· a recogerlo, lo mira
Después arroja violentamente al suelo lo que rodea al plato y dubitativamente, y después tomándolo del pañal lo envía a pa-
a la caldera sobre la mesa: las cajas embutidas, el conejo y la cu- seo; riéndose a carcajadas quiere subir a la cama.; allí se estira
-chara. A la cuchara la va a recoger para terminar la papilla. para que yo la levante. Después quiere mirar por la ventana, sen-
tada en mis brazos.
A partir de aquí, consigné solamente las sesiones i.inpoitar.tes . Cuando bajamos está muy alegre, sobre todo después de esa
El 3 de julio no le anuncio a Nadia mis vacaciones, como :-uce escena final a través de la cual ha expresado que no quería que yo
-con los más grandes. Ba5tará con que lo haga una semana ar.tes, me ocupara de otros niños que no fueran ella. Al pasar por el
y hasta ese momento mantendré el mismo ritmo de sesiones, con- jardín, ve un gato y quiere correr detrás de él; en cuanto intenta
trariamente a lo que he dispuesto para los demás . acariciarlo el gato se aleja, pero ella no desiste.
Viene a la sesión vestida solamente con una braguita, cosa que
parece encantarla. En el trayecto está risueña, se agita de alegría El 8 de julio la sesión es semejante a la anterior. Pero des-

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NADIA O EL ESPEJO LA VIDA

O O pués de comer im poco de papilla con un bizcocho, Nadia saca ".t O O sollozar. Se consuela solamente en mis brazos, y una vez que he-
de su boca una mezcla de papilla y bizcocho y lo pone en 'la mía, mos franqueado la puerta del jardíri de infancia.
··'
muy feliz. En la sesión, una vez que he quitado el papel a los bombones,
Echa por _el sucio las perlas y viene a darme una. Después se Nadia se queda mucho tiempo en misrodillas, comiendo o aban-
sienta en el suelo, recoge las perlas y vuelve a colocarlas en la donada en mis brazos. Una vez que está segura de que estoy allí
caldera. Una vez que las ha puesto todas, agita el recipiente y lo para ella y de que no la abandono, baja de mis rodillas para exte-
envía a paseo. Me mira y comienza a recoger las perlas dispersas riorizar, sin angustia pero encolerizada, lo qu~.:: interpretó como
a su alrededor, pidiéndome ayuda; dentro 'del recipiente han que- mi abandono. Echa por tierra todo lo que hay encima de la mesa,
dado solamente algunas perlas. Entonces viene a mis rodillas para salvo la caldera de leche que se bebe. Hace que le quite el pañal,
hacer gimnasia; está turbada. toma el orinal y demuestra inequívocamente que se niega a sen-
Le hablo de la comida que me ha dado y de la escena de las tarse en él por represalia. Después de un breve y violento juego
perlas y la llevo abajo muy bien. cob. la puerta de la casa, toma el bebé y durante diez minutos
trata de desarticularlo.
El 9 de julio la sesión comienza como las anteri()res: bombo- Cuando bajo con ella está tranquila y sonriente.
nes, papilla. .
Después Nadia vuelca las perlas -en el orinal y arroja el reci- La última semana corista de sesiones parecidas, en las que
piente vacío. Torp.a otro recipiente donde vuelca las perl_as . Va ~ sin embargo el anuncio de n::¡i próxima partida le hace buscar
1á cama, mira para afuera y vuelve a ini~ rodillas parabeber la mucho más mis rodillas y mis brazos .
leche de la c3ldera sosteniénclolá con ambas manos. Después me ·Se constata un gran salto adelante en su vida en colectividad.
dice «caca}> y .va a buscar el orinal; Hace q11-e le quite su braga
-hace una semana que no "usa pañal; sino una bragllita-, se Me dicen que durante el mes de agosto en el jardín de infan-
sienta en el orinal, con la espalda :apoyada en inis 'rodillas. Me cia es fácil y afectuosa. Despliega una gran actividad, corre, salta,
hace jugar COO SUS pies, tendiéndomelos UnO después del OtrO, se trepa a las sillas, representa farsas ante los otros, de las que
riéndose, d~spués se levanta. No ha hecho nada y vuelve a sentar- ella misma se ríe a carcajadas. Habla cada vez más y trata de re-
se para orinar. · · petir palabras nuevas . Nlinca se enoja.
Entonces trepa a''mis rodillas, donde se abandona:"a juegos Tiene iniciativas con los más pequeños : los toma de la mano,
tiernos conmigo, me pasa la ma:no-por la cara;"inclina la cabeza los ayuda a caminar y cuando se caen hace esfuerzos desesperados
de lado_para verme en todos lo~ 'sentidos, esconde la cabeza en por levantarlos. Tiene muy alta opinión de sí misma ante un niño
mi cuello riénd9se con t~mura. · · · · ··· varón, y muchas véces se divierte poniéndole una cinta en el pelo.
·sabe decir «hola, adiós, se fue» , y llamar por su nombre a las
El 11 de julio la sesión cop.siste en dos escenas. Sentada en el personas que se ocupan de ella.
orinal, Nadia mira el interior de la casita, jugando a abrir y ce- No tiene diarrea ni otitis. Come bien, sin bulimia.
rrar la puerta. Segunda escena: en mis brazos, mira largamente al
pájaro de la vecina, deleitándose con su canto. Cuando vuelvo de las vacaciones la llevo varias veces a la
sesión. Ha crecido mucho y la encuentro muy cambiada, en la me:·
dida en que su estatura, su andar estable, sus gestos finos y pre-
El15 de julio la -enfermera está cambiando a Nadia el pañal cisos, su carne, irradian lo que ha llegado a ser : una niñn de don
-¿por qué?-. Me quedo a su lado y todo va bien hasta que años (los ha cumplido en el mes de agosto).
Robert se me acerca y yo·Ie respondo. Entonces Nadia empieza a

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LA VIDA
NADIA O EL ESPEJO

OO El 5 de septiembre me resulta difícil evaluar la transforma,


DO ·Bajo con ella, y está distendida por primera vez desde mi
. regreso.
ción de Nadia, que todo el mundo me ha señalado: no oigo ni un
sonido de ella, ni veo ningún movimiento, salvo el de chupar los
EllO de septiembre Nadia se ríe en mis brazos mientras su-
bombones que traía del jardín. bimos la escalera. La sesión de hoy no tiene n~da que ver con las
La retengo diez minutos, durante los cuales se queda en mis
tres anteriores; Nadia se mostrará muy activa, balbucea, está
brazos chupando sus bombones, al principio sin mirarme. Le
distendida, y por fin dará curso a la expresión directa de su agre-
hablo dulcemente; entonces sus ojos no se apartan de mi cara,
sividad. Este gran cambio es de hecho provocado por una diarrea
la suya es una mirada profunda, pero donde voluntariamente no
formidable que tiene desde la mañana, puerta de salida de la
se enciende ni una chispa; como si no me reconociera. Está disten-
angustia desencadenada por mi regreso, esto es, por los senti-
dida y sin ansiedad. mientos violentos contra mí que no puede expresar. Ahora bien,
La llevo de nuevo al jardín. No ha mostrado el menor interés
Nadia no. tuvo diarrea ni una vez durante mi ausencia. Es para-
por los objetos de la habitación de las sesiones; pero por su aban-
dójico, porque esta diarrea no le impide aumentar de peso desde
dono en mis brazos sé que ella no roe ha manifestado su rechazo,
que he vuelto, mientras que durante mi ausencia, sin diarrea, no
sino su confianza. En cambio su mirada expresaba algo así como:
aumentó de peso, pero sí de estatura.
«Me abandonaste, bueno, no te expresaré ninguna alegria. Hicis-
Lo mismo que antes de las vacaciones, la sesión comienza qui-
te como si yo no existiera; ahora te niego mis progresos; soy
tando yo el papel de los bombones, mientras Nadia se apoya en
pasiva». mis rodillas. Después viene a chuparlos tendida en mis brazos.
A continuación examina cada una de las cajas embutidas has-
.El 6 de septiembre Nadia me tiende los brazos para que la
ta que encuentra la que contiene perlas. Como de costumbre,
lleve, pero continúa en la misma actitud de la víspera. Sin em-
encuentra el recipiente sobre la repisa. Toma una perla y quiere
bargo los bombones que chupa durante diez minutos tendida en comérsela. Unos ·minutos · antes de la sesión, en el jardín de in-
mis brazos son los de la habitación de las sesiones y no :os del
fancia; vio que Maryse volvía de su sesión con un recipiente lleno
jardín, como ayer. Interpreto su comportamiento, y ella aparta
de perlas y que Robert se las comió. Se lo digo y vuelve a meter
· por un momento la cabeza para :sonreír; después me lanza una la perla en el recipiente. Durante largo rato se divierte dándome
mirada oblicua y aplasta con la mano al pato, encantada con el
perli:zs para que yo vuelva a ponerlas en el recipiente. También
ruido; toma el conejo diciéndome: «Robert», y se pone a chu-
pone perlas en mi bata, con el mismo objetivo. Después pone
parle enérgicamente las dos orejas. Mira la puerta y bajo con ella.
perlas también en el suelo, y las recoge. Por Óltiíno, mirándome
No be escuchado un solo sonido de· ella, salvo la palabra «Ro-
a la cara, las esparce por todas partes y allí las deja.
bert». Se dirige a la repisa, orina en el pañal y arroja todos los jugue-
tes, salvo la marmita con leche y el biberón. Vuelve a mí para
El 8 de septiembre Nadia sonríe y se estremece de ·alegria
<lecirme «beber», y le tiendo la caldera donde bebe la leche.
cuando voy a buscarla. Entonces quiere ir a la cama para mirar afuera. Me muestra
Tendida en mis brazos, me dice «bombones» y los chupa con la columna sobre la cual antes de las vacaciones veía a los gatos,
expresión seria. Al cabo de un momento da puntapiés en e: vacío. y me dice «mira» porque ya no están. Se estira, me tiende los
Evidentemente están destinadas a mí. Le hablo largamente de su brazos y bajo con ella, distendida y habladora.
resentimiento provocado por mi ausencia. Mi explicación es En su manera de beber la leche y de redamar más había un
acompasada por puntapiés en el vacío aún más violentos :::uando .:asgo de bulimia que interpreté en el sentido de un intento de
le digo que creyó que yo. la había abandonado porque ei:. el pa- llenar el vacío abierto en ella por mi ausencia.
sado ...
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234
NADIA O EL ESPEJO LA VIDA

OO Sus ojos tienen una gran sutileza expresiva y traducen -una <<nada» que se asocia con la nada del potecito de leche, do11d
gran intensidad emocional, se trate de humor o gravedad, alegría muió beber.
o rechazo.
El 20 de mayo Nadia da la imagen más poética de sí misma: la vcu
En. otra sesión, Nadia tiene diarrea mientras está conmigo, .~. por la ventana en el jardín, jugando con su sombra: aplaude con alegría
y le hablo de la significación de esa diarrea· en relación cbn mi los cambios de forma de la sombra . La muerte está allí y ella no lo sabe,
ausencia. Será la última vez que tiene diarrea. /;
aplaude a la vida.
·.: A continuación desinviste más o menos por completo el tratamien-
Al día siguiente me da una perla, sin tener diarrea, y después
de mirar hacia afuera me dice: «adiós». ~·· to, porque ahora frecuenta el jardín de infancia y está muy apegada a
él. El 27 de mayo, por ejemplo, enteramente consagrada a su juego; o
Así es como Nadia puso fin al tratamiento, de acuerdo con- contentísima en el tobogán, está menos conforme con la idea de ve-
migo, invistiendo cuanto hacia en su vida en el jardín de infancia, nir a la sesión. Además en la sesión ma.nillesta mucho más interés
apegándose especialmente a una enfermera, y dejando de necesi- por el exterior, y la fascina el espectáculo de la calle. Este interés por
tar expresar sus problemas en el marco de la transferencia. el exterior es paralelo al desctibrimiento que hace en su vida cotidiana
Posteriorinente se encontrará conmigo a menudo eh la jnsti- de todo lo que no conocía antes; ahora tiene 20 meses.
tución. Muy sonriente, viene a mí para que la tome·en brazos y la A partir de principios de mayo, cabe decir que esd enteramente
bese, y después vuelve a sus ocupaciones. · disponible para esa nueva vida en medio de los demás que hace en el
jardín .de infanci~ , y para descubrir ·siempre cosas nuevas. No se trata
necesariamente de objetos nuevos, sino en la mayoría de los casos - y
o esto es .demostrativo del itinerario que ha cumplido- de objetos co-
nocidos a los que por fin usa sin inhibición. Si por ejemplo a comienzos
Después de lo que el 8 de mayo llamé· «conclusión» para . Nadia de junio abandona un poco los objetos-comida porque se retrae en su
en cuanto a su éondicióri de sujeto, lo que en la transferencia· era «la demanda, Nadia los reencuentra con alegría cuando ellos vuelven al
puesta en ·acto del ·inconsciente» ya no tiene razón de ser: además, ya primer plano, se trate de los bombones que chupa, de la papilla que
está cumplido el debate de su pérdida del «a>>, puesto que lo garantizo se come .toda, diciéndome incluso «más» y «espera» . Ahora cuando
a través de mi propia falta, que ella conoce. bebe leche lo hace sin preocuparse de que se le derrame en el delantal.
Conoce mi falta de dos maneras; por el significante de ·su demanda Cuando vuelca la caldera es inadvertidamente; se queda consternada y
que le vuelve <<bajo forma i.tivertida»; y por el. sÍii:lbolo que puede reclama otra. La famosa cuchara no es más que un simple utensilio, y
darme, una perla, como objeto de mi deseo, o más exactamente· causa ha perdido la totalidad de su antiguo valor.
de mi deseo. Con esta perla que me ó, funda la certeza del deseo del Lo que más llama la atención es que le gusta reírse y que no se
Otro; y es probable que esto sea más esencial que la clásica dimensión priva de haterlo. Su risa es comunicativa, es verdadera, y me río a
del «regalo», destinado a asegurarse del amor del Otro, un Otro que menudo con ella. La naturaleza de su carcajada es la del 20 & ·junio,
esperaría algo para sentirse colmado. Aquí habría que ·interrogar a las cuando coloca en el recipiente piedrecitas que ha entresacado de la are-
estructuras obsesivas. na, y me pone· ese recipiente en las manos para volcarlo en seguida:
En todo caso, Nadia está tan poco conectada con esta perspectiva en esto hay sólo la forma de lo que antes había hecho en el orinal, pero
de regalo, que en la sesión del 14 de mayo juega con la demanda y el ahora es para reírse, no de veras. Lo inconsciente, lo pulsional está allí,
deseo: pide compota para apartar lá éabeza; pide para poder negarse. pero está presente solamente en el guiño que me hace, que me hace
Después juega el mismo juego con el.orinal. Esta vez se sienta sola en reír como ella, sin que yo tenga evidentemente necesidad de añadir
él, sobre él se pasea por toda la habitación, peto' no hace nada, un nada en palabras. Nuestra complicidad en el humor, hasta en el ionc-

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.......
NADIA O EL ESPEJO

nio, basta para nues.tro gozo. Se trata de un goce, que sólo podía tener II
lugar a partir de la separación, de la alienación, constitutivas del sujeto
del inconsciente: el inconsciente que ahora sólo emerge en puntos privi- MARIE-FRAN<;OISE O EL AUTISMO
legiados en la relación con el Otro: los que señala la risa.
Cuando el 3 de julio Naclia descubre al representante del pequeño
otro, que es el bebé en la cuna, puede, sin vacilar y mirándome a la
cara, volcar la cuna, y además, recogiendo al muñeco y :mirándolo dubi-
tativamente, como si recordara, teniéndolo por el pañal, ~viario a
•,:
paseo riéndose a carcajadas, y subir a la cama como para ocupar por ,t~

un instante susitio. Su risa y su bienestar bastan para comunicar que


ya no le concierne la imagen del pequeño otro que antes la fascinaba;
porque ahora ella tiene su imagen, su «yo». Esquemáticamente pode-
mos decir que la libido que antes del espejo se prendía del otro y que
la desesperaba, después del espejo ha sido drenada por 'el «JO~>._; el «yo»
que sólo puede ser especular, y que como dice Freud, al .no ser pul-
sional, desexualiza la realidad exterior.
Nadia ha llegado a ese punto en que aparece el agotam.iento ·de la
transferencia. Para ella la transferencia no ha sido solamente la puesta
en act:O del .ipconsciente, también ha sido el sitio de surgimiento de.ese
inconsciente, el sitio del surgimiento del.sujeto «Nadia», gracias a mi
acto de nombrarla, que ha fundado la r~presión originaria.
· Lo que queda aquí d~mostrado es la necesidad de que haya un
inconsciente para que el sujeto deje de ser presa de lo Real. Todo el
itinerario ulterior ha sido la prosecución de esa relación con el Otro 1
que era yo, primero demasiado masivo eri su presencia, aunque nece,
saria garantía del debate. Después he terminado por ser el sitio de la t
carencia, el sitio de la castración, cuyo Simbólico liberó a Nadia de la
pura privación. La identificación, funcionó a lo largo del proceso de
NacUa, pero no culmffió en mí, sino en la carencia q1,1e ·me atribuyó~
·Su «yo» en tanto construcción especular podía dejar de inclJ,Ürme {
en tanto que su espejo, porque ella había descubierto el espejo real.
Entonces pudo desprenderse de mí, o mejor dicho, dejarme .caer,
allí donde su narcisismo especular no podía incluirme, esto es, en el
sitio mismo del objeto de la pérdida: el «a» no especularizable, el «a»
que separa. En. ese moment.o dije: «Ya no tenemos nada que hacer
juntas».

238
1'
1

.'i
:~-·

S La hlstoria de Marie-Frán~oise es la historia de w:ia larg~ serie de


cambios a partir del día en que su madre la ·abandonó eri la Asistencia
pública, con dos meses de vida.
Hasta los diez meses estuvo en la casa-cuna, pero su salud debió
ser ·1Ilotivo de muchas preocupaciones, a juzgar por las sucesivas hes-
pi talizaciones ·que padeció después de un período muy breve de crianza
estable, ~tte lo~ diez.ylos doce meses'. Cada una de las hospitalizacio-
nes· se prolongó, a'veces hasta los trés ó c:Uatro meses. se· sabe poco de
ellas, salvo que. estuvo internada en el hospital daude-Bernard a causa .
de una escarlatina.
A los dos años llega a la institución «Parent de Rbsan», donde
estaba ~adia y donde _la trataría yo; su cociente de desarrollo arroja
una cifra muy baja: 40.

·Cuando la vi por prifnera vez tenía treinta meses, y ya estaba deci-


dido que me sería confiada para su tratamiento; esta decisión siguió a
u.ria' disc:Usión que culminó evocando los diagnósticos de esquizofrenia
infantil o autismo. 1

l. · Frances Tustin,. en .kltismo y Psicosis del niño, que apareci6 en Ingla-


terra en 1972 y en Francia en 1977 (Éd. du Seuil, •traducido del inglés por
Mireille Davidovici), da en el cuadro III las características qúe diferencian el
aticiSmo infantil precoz de !á esqui2ofren.ia infantil. A continuación sintetizllmos
los· rasgos más significativos.
En el autismo el retraimiento se remonta a la primera infancia , P11rdrn
darse crisis de gritos y Cólera. · La salud física es buena desde el nneirnlrntn .
El cuerpo es rígido e. ins=ihle; permanece rígido cuando lo llevan . 1\1 nlno
evita toda forma de contacto con los demás. Su mirada evito 3 l o~ Ultm Mu

241
MARJE-FRAN<;OISE O EL AUTISMO MARIE-FRANCOISE O EL AUTISMO

En efecto, ofrece el siguiente cuadro: 6. Sobre este fondo de repliegue, es capaz de estallidos de cólera
l. En presencia del adulto, llama la atención su mirads, que violentos, en los qu~ se golpea la cabeza contra el suelo lanzando gritos
yerra en el vacío como extraviada; es una mi.:tada muerta, da la im- estridentes.
presión de una pared. 7. También tiene crisis nOcturnas, con rechinamiento de los dien-
2. No -tiene ningún contacto con los adultos, ni con los :riños tes, crispación en el rostro, gritos, flujo de saliva y ojos en blanco. Sin
que están a su alrededor. En sus relaciones con los objetos tiene difi- embargo, el electroencefalograma es normal.
cultades de aprehensión: los toca solamente con la punta del deio ín- 8. Tiene bulimia, después de haber sido anoréxica.
dice y con la nariz, a la que usa en lugar de la boca.
3. No habla.
4. Desde el punto de vista motor, no camina sola, sino que se
desplaza sobre el trasero. Si alguien la sostiene consigue caminar, pero
en la mayoría de los casos se niega.
5. Presenta un síntoma muy característico: un balanceo que afec-
ta o bien todo su cuerpo .o bien más parcialmente sq cabeza o sus
brazos. · ·

tismo o ecolalia. Destreza en la manipulación de los objetos. Desorient=.ción . y


desapego: los sujetc:>s parecen no tener el menor interés por lo que suceda a
su alrededor; se muestran m:ís bien retraídos y abstraídos de su contor;::o. Sus
órganos sensoriales son hipersensibles. Los faséinan los objetos mecánicos.. Per-
severan en el empleo de . objetos autísticos. · ·· · ··
·En la esquizofrenia los síntomas graves aparecen de5pués de un periodo de
normalidad. E! niño pre-esquizofrénico es muy fácil, se educa muy rá¡:.:do, es
precozmente limpio; en suma, es ·UD bebé perfecto (Rimland 1964) . . St: salud
física suele ser precaria: tiene problemas respiratorios y de metabolismo .. Cuan-
do se lo lleva se desliza «como material plástico o coino pasta», afenfudose. Su
contacto es patológicamente invasor. Su mirada vaga. Su lenguaje ::ria:l articu-
lado. Los movimientos de su cuerpo son inconexos, . mal coordinados. Mani-
pula sin destreza los objetos. El niño esquizofrénico parece desorientado, -con-
fundido y. angustiado. Suele mostrarse muy interesado por su contorne· (Rim-
land 1964). Puc:de utilizar un objeto traosicional y _p=anecer muy a~ado
a él. ··
Si lo confrontamos con estos dos cuadros, el estado de Marie-Fran~oise pa-
rece situarse en la vertiente .del autismo, especialmente en cuanto a su:s .crisis
de cólera y gritos; su rigidez y su modo de evitar toda forma de contacto con
los demás, incluso con la mirada.
Dado que Marie-Fran~oise fue abandonada a los dos meses y dada la larga
serie de hospitalizaciones tenemos que referirnos al hospitalismo. Pero el hos-
pitalismo es sólo un cuadro, a juzgar aunque más no sea por las dife::-ocias
entre los cuadros clínicos que ofrecen Nadia o el «niiío del. lobo~>, -x:.inguoo
de los cuales tiene la misma patología. De modo que cabe plantear d diag-
nóstico de autismo para Marie-Fran~oise como UD diagnóstico que espc=cifica
su situación, más illá de las condiciones de vida que ha conocido.

242 243
1

LA LOCURA: NI «a», NI «A»


LAs CONVULsiONES ANTE LA COMIDA

30 de septíeinbre-4 de octubre
O O _ La primera sesión es el 30 dt:: septiembre y transcurre junto
a la cama. Contra la cama _he puesto una sillita y una mesa sobre
la cual he colocado un material: dos pasteles, dos bombones, un
perro y un bebé de caucho, Un plato de papilla con una cuchara.
Es el material que elegí para un primer contacto; muy pronto
será muy variado, en función del contenido de las sesiones.
Marie-Fran~oise me mira, empieza a balancearse, balanceo
que se detiene en seco cuando advierte la mesa. Se apodera de los
dos bombones; prueba uno de ellos, lo coloca en seguida sobre
el colchón, muerde un trozo de ·bizcocho, después come sucesiva-
mente los dos bizcochos. -y a contitiuaci6n los dos bombones.
Una vez que ha:terminado me nfua un momento y durante-un
milluto se absorbe en la exploración de un autito que estaba en
su cama; pero siento que se trata de una actividad le espera y
diversión.
Bruscamente arroja el auto,. se levanta sin apoyarse en los
bordes de la cama, tan grande es la agresividad dinámica que la
empuja hacia ·mí. Me golpea una vez ~ la cabeza :rjéndose, y
después, .endei:ezándome la cabeza, me da una bofetada magistral,
con el brazo muy extendido, sin la menor huella de inhibición.
Me mira con un rostro radiante y encantado que.contrasta con lu
expresión mortecina que lo precedía, aun cuando su mirndn no
haya cambiado. Una vez que ha comprobado mi sonrisn dt· C'OJII
prensión, me da cinco bofetadas, todas igualmente mugi AtrnlcH y

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MARIE-FRAN<;OISE O EL AUTISMO LA LOCURA: NI «a», . NI «A>>

O O bien aplicadas. Está de pie frente a mí, y se sostiene solamente O O El 3 de octubre, en la tercera sesión, Marie-Fran~oise ine
con una mano que ha apoyado en mi hombro. mira riendo cuando llego. También riéndose, la enfermera le pide
Satisfecha, vuelve a sentarse y mira al .perro; pero al advertir el balón que tiene en las manos, pero ella lo defiende contra la
la papilla toma la cuchara del plato para arrojarla debajo de la enfermera, le vuelve la espalda, arroja los juguetes a su ·alrede-
cama. Mira de nuevo al perro, se pone a balancearse y termina dor, y mirándome con excitación lanza la pel0ta en la habitación
por quedarse inmóvil, con la cabeza apoyada en el colchón. Se contigua, la -de la sesión.
queda así. Después me tiende los brazos, acercándose a los dos escalo-
nes, para que la ayude a bajarlos, pero sólo e-so. A continuación
Al día siguiente, 1. de octubre, la enfermera trae a Marie-
0
me dirige una mirada enfurecida. Vuelve a ponerse de pie sin
Fran~oise a la cama de la habitación donde hago las sesiones antes ayuda, pero al acercarse a la mesa se.cae y me mira, disconforme.
de que esté preparado el material de la sesión. Lo instalo y me Concluye el trayecto sobre su trasero. Emonces quiere que ponga
siento cerca de la cama. en el suelo, junto a ella, todo lo que hay sobre la mesita.
Comienza balanceándose, primero sin mirarme y mirándome Arroja violentamente el auto contra mi pierna, chupa los dos
después. bombones, se pone de pie sin apoyo. Al levantarse babea, y toca
Se levanta, toma un bombón, lo chupa una vezj me lo mues- · el jugo de bombón que cae al suelo con su dedo índice, con un
tra. Toma el otro, lo chupa, me lo tiende, después ·lo deja en el movimiento franco, sin el palmoteo habitual con que toca los
colchón y toma la cuchara de la papilla para tirarla. Viene a qui- objetos.
tarme las gafas, las arroja y vuelve cerca de mí para mirarme de Lentamente su interés se concentra en el plato de arroz con
muy cerca. leche que es:á en el suelo. Tira los bombones para mirar sucesi-
Vacila continuamente en pedirme que la ponga en el sudo, vamente al plaw y a mí; pero se -;ustrae de nuevo a su emoción-
pero no consigue decidirse. Advierte el vaso, se levanta; se inclina deseo: toma el muñeco, lo oprime contra su nariz por unos se-
para tomarlo, mira lo que hay dentro, y después, . disgustada y gundos, después lo tira.
furiosa, lo arroja fuera de la cama lo mismo que los pasteles y los Vuelve a ponerse de pie, y apoyándose con las dos manos en
bombones, después de haber vuelto a chupar un~. el borde de la mesa indina la cabeza entre sus brazos separados,
Parece satisfecha . de haber tirado todo, se pone ,de pie, se acercándola cuanto puede al plato, haciendo ruidos con los la-
. sostiene sin ayuda, me mira, su rostro se il~a pero su mirada bios.
· ·· sigue siendo la misma. Se acerca a mí, l;Ile tir1l del c_abello, des- Busca otro derivativo: al ver los pasteles se pone de cuclillas,
pués toma mis gafas y se apresura 'a arrojarlás en el charco de los recoge, me vuelve la espalda para pellizcar un trozo, después
leche. En el .curso de la sesión se incllitará varias veces para ad- los arroja violentamente lejos de ella. Se vuelve hacia la mesa,
mirar este charco, donde nadan bombones, bizcochos y gafas, y vuelve a ponerse de pie y me da a entender que debo poner el
mirarme con expresión desafiante, haciéndome testigo de su ha- plato ante ella sobre la mesa.
zaña. Pero si este charco es e1 centro de su interés, le impide ab- Entonces comienza una escena sumamente penosa, que no
sorberse en ninguria otra cosa. Siento que está inquieta, que trata tardará en volverse insostenible. Ella que padece bulimia y que
de encontrar una puerta de salida a su caos in'terno y no lo con- se muere de ganas de comer ese arroz con leche, no puede hacer-
sigue. Lo cual no tarda en desencadenar un balanceo violento, . lo, y su angustia no <;e hace esperar. No comprende esta reacción,
acompañado de gritos guturales,· mientras ella cierra los párpados. tan nueva para ella. Se mantiene de pie ante el plato, devorándolo
No insisto y le pido a la enfermera que venga a buscarla. La con los ojos. Incluso acerca mucho su rostro. Sus ojos están dila-
sesión ha durado diez minutos. · tados por el deseo, sus manos crispadas sobre el borde de la mesa,
y hace ruidos de succión muy sonoros. De vez en cuando vuelve

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LA LOCURA: NI «a», NI «A»
MARIE-FRAN<;OISE O EL AUTISMO

OO Entonces intercambia de nuevo bombones y pastele~, pam


O O el rostro hacia mí, con ojos extraviados y un grito de auxili9,
tomar con una mano un bombón y con la otra un pastel; inter-
pero vuelve a contemplar el plato. ·
cambio en cuyo curso lanza una mirada desorbitada hacia el plato
Su tensión es tan grande que se echa a temblar violentamente,
de arroz con leche; pero aparta violentamente la vista de él, cc-
cop los ·brazos crispados. Retrocede, recoge los bombones, se vuel-
rranclo voluntariamente la puerta al trastorno emocional que ese
ve a incorporar, y siempre frente al plato pero lejos de la mesa
plato desencadenó la víspera. Trata de olvidar chupando un poco
se crispa sobre los bombones, con uno en cada mano,. y sus brt11.os
el bombón, después me lo tiende, lo mismo que el pastel, con
cast tienen una crisis convulsiva. Esta crisis gana todo su rostro,
una mirada presente al momento: será el úrúco reconocimiento
que levanta hacia el techo .con los párpados cerrados, la boca
por su parte de mi presencia junto a ella el día de hoy.
abierta sobre un grito que no sale.·
Pero el plato la obsesiona, y busca atajos para acercarse a él
Hago oír d sonido de mi voz para romper esa tei~Sión insos-
balanceándose trap,sversalmente. Termina por quedarse inmóvil,
tenible. Ella se deja caer sentada, me vuelve la .espalda, y tenien-
con el rostro a quince centímetros del plato, pero no puede ni
do siempre sus bombones empieza a balancearsf!.
siquiera echarle un vistazo, se incorpora vivamente y apoya un
Entonces voy . a buscar a una enferm~a para . que lleve a
bombón contra su nariz. Entonces se echa a temblar con todo su
Marie-Fran~oise entre los demás. Tardo y vuelvo dos :Veces para
cuerpo, y lo mismo que la víspera sus brazos se crispan con agita-
decirle que busco ii la enfermera. Pero es duro para ella y .la se-
ciones incontrolables. Trata de gritar para aliviarse, pero su grito
. gWida vez su rostro se crispa: lágrimas .que no corren. La enfer-
se le queda en la garganta. Vuelve el rostro hacia el techo, ·los
mera llega y yo me voy.
párpados cerrados, y con una máscara de sufrimiento intolerable.
La sesión duró quince minutos.
Se detiene bruscamente, me mira y empieza a balancearse.
Todo el mundo la encuentra más viva y más atetita.
Le pido a la enfermera que la lleve a su habitación, donde va
a comenzar la cena. La sesión dura quince minutos.
El 4 . de octubre, ruando vengo a buscar. a Marie-Fran~oise, la
La sesión de hoy me dio una impresión muy fuerte de com-
están cambiando. Dejo la habitación para ir a buscar el .material
portamiento esquizofrénico. Salvo un momento muy breve, no
de; la sesión. Cuando .vuelvo cinco minutos después, Marie-Fran-
estuvo en contacto conmigo.
~oise trata de salir por la puerta por donde me fui yo . .
Dado que las enfermer.as y el médico señalan en ella un cam-
En cuanto me ve · que instalo el material, ya no intenta irse
bio, y la encuentran mucho más atenta y dinámica, creo que su
al pasillo. Me mira hacer, balanceándose; y cuando estoy sentada
comportamiento en la sesión y la evolución de su comportamiento
se pone a balbucir violentamente, co~ la barbilla tendida hacia el
·desde el principio se resume así: estableció conmigo un contacto
techo peto los ojos fijos en el material.
poco profundo, pero ha adquirido una certeza muy sólida de mi
Descbrtezo los bombones. Ella-se apodera inmediatamente de
pasividad; una cosa y otra le permiten vivir su mundo interior,
ellos, se lleva uno a la boca, lo chupa apenas,. se dobla hacia ade-
en parte segura de mi no intervención y en parte un poco prote-
lante, el rostro bajo, los brazos rígidos, un bombón sobresale
gida por mi presencia.
de cada uno de sus puños cerrados. En esa postura lanza una sal-
Media hora más tarde Marie-Fran~oise me ve y me saluda
modia gutural y ahogada.
Se incorpora, intercambia bombones por .bizcochos, apoya uno
sonriendo con la mano cuando cruzo su habitación.
contra su nariz; después se balancea. Se queda inmóvil, el cuerpo
inclinado hacia la derecha, la cabeza sobre un hombro y la mirada o
puesta en mí, pero vada, una mirada que no revela ninguna vida,
Si nos remitimos a Nadia, yo tenía motivos para sorprenderme onle
ni siquiera en su mundo interior. Se queda · así durante más de
un minuto. la violencia de Marie-Fran~oise en su contacto físico conmif!O. En d ..

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MARIE-FRANc:;OISE O EL AUTISMO LA LOCURA: NI «a», NI (<A»

to, para Marie-Fran<;oise no se trata de explorar el agujero de mi J:.oca clava sus ojos en los míos a un centímetro de distancia, dtirante un
--de mi cuerpo agujereado-, ni resulta interpelada por la presencia momento, de cuya significación nos ocuparemos.
del pequeño otro, como Nadia. Lo que caracteriza la relación de Marie- Cierto que aunque su mirada sea el signo -de _la gravedad de su es-
Fran~oise con los objetos es que no existe el Otro, como tampoco el tado, se dirigirá a mi lo bastante como para que a partir de la tercera
pequeño otro, y que yo soy un objeto entre otros objetos. sesión el 3 de octubre yo pueda decir que ella me mira ·riendo cuando
Esto no significa que ella no me privilegie a su modo. llego. Pero la mirada no se despierta. Lo muscular es lo único que
En un primer momento se interesa por la comida: se come los dos traduce, bajo la forma de la gesticulación del rostro, su reacción, y
pasteles, después los bombones, sin ninguna inhibición, en la medida hasta su demanda: que le haga bajar los . escalones, por ejemplo. La
en que estos objetos-alimento son completamente ajenos a t·Jda re- mirada expresa en seguida rechazo y cólera.
lación con mi cuerpo. Para Nadia esta relación con mi cuerpo era la En una «primera aproximación», estalla pues la diferencia con Na-
fuente de la inhibición. día. Nadia lanza continuamente a su alrededor y especialmente sobre
Sin embargo, en un segundo tiempo, me distingue de los demás mí miradas patéticas, que contrariamente a la negativa de Marie-Fran-
objetos dirigiéndose a mí de una manera privilegiada: el privilegio que ~oi-se son una llamada al Otro. Cuando Naclia está entre los demás en
me otorga consiste en aplicarme una serie ·_de bofetadas-mag:strales. el jardín de infancia está en estado de stress, su mirada se apaga y su
Pero al agredirme no manifiesta la menor huella de inhibición, no está la
cuer:Po se pone rígido, en el límite con la catatonia: en misma situa-
más inhibida ante mi que ante -los demás objetos. _Incluso parece e:J.te- ción, Marie-Franc;oise se absorbe en el golpeteo sin fin de un opjeto,
raii?ente satisfecha, en la medida en que puedo juzgar, dada la ausencia no Ímporta cuál. Para Marie-Ftan<;oise el mundo destruye o debe ser
de expresividad de su mirada que no cambia. destruido; para Nadia el mundo la mira o ~stá para ser mirado.
- Este es _el primer contacto que~ Marie-Fran<;oise tiene conmigo el
30 de septiembre; un contacto que pasa por lo muscular antes que por 3emos visto la importancia de lo escópico cuando es lo que pre-
lo escópico, y que en ese sentido está más dirigido _a destruirme que a domina en la relación con el mundo, como le ocurre a Nadia: sin que
verme. Cuando aparece la inhibición, su lugar será lo muscular; en el sujeto lo sepa, en lo escópico puede inscribirse alguna pérdida y pre-
efecto, ese día tanto como los siguientes y durante mucho tiempo, su figurar lo que Nadia encontrará el 10 de diciembre, bajo la forma de
actividad se vuelve contra ella: se cae sentada, -replegada en sí _misma, la represión primordial. Para Nadia lo muscular proseguirá, sin suplan-
y después de unos balanceos termina por quedar inmóvil c;on l;; cabeza tarlo sin embargo, lo que lo escópico tiene de profundamente estruc-
en el suelo-entre sus .piernas separadas. turante a través de la experiencia del espejo.
Si la comparamos con Nadia, cosa que haremos a menudo ?ara es- P'ara Marie-Franc;oise la predominancia de lo muscular no permite
clarecer la diferencia de estructura -mduso veremos que ·en Marie- la misma apertura hacia una pérdida posible e ignorada a la vez; des-
·Fran.<;oise hay que poner en cuestión la noción de estru~ra-, nos _im- emboca a lo sumo en la exaltación del carácter destructor de la pul-
presiona esta doble ausencia del Otro y el otro. Sin embargo, estas dos sión, porque lo pulsional siempre tiene que ver con la pulsión de la
ausencias tendrán en el curso de las sesiones un destino diferer.te_. muerte. Marie-Franc;oise descubrirá la pulsión escópica y su callejón sin
salida a partir de la tercera ~esión, en una escena que no tarda en vol-
En lo que hace al Otro (que es reconoscible en su ausencia), -tal vez verse insostenible.
mis informes de las sesiones no han insistido bastante en el aspecto En esta escena que transcurre ante el plato de arroz están en cues-
profunda:nente patológico de Marie-Fran<;oise, cuya total ausen::ia de tión tres caminos pulsionales. Simultáneamente, en principio, sus ojos
mirada contrasta con la mirada viva y patética de Nadia; ausencü de mi- y su boca: la fascinación desorbita s:us ojos, al tiempo que ella hace
rada de la que saldrá en ciertos momentos sólo para lanzar una mirada ruidos de succión muy sonoros. Sus ojos se apartan por un momento
extraviada, de demente. A propósito de eso ha:blé de caos. del ¡::lato y se vuelven a mi, pero con una mirada extraviada, al tiempo
En una oportunidad, sin embargo, después de quitarme las gafas que emite un grito de auxilio. Entonces en un tercer momento ocupa el

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MARIE-FRANc;OISE O EL A,UTISMO LA LOCURA: NI «a», NI «A»

primer plano otro nivel, muy predominante en Marie-Fran~oise, que es como el reverso de ese obstáculo; y que la intensidad de esa dificultad
el nivel muscular. Se echa a temblar viol~tamente, y -llega casi a la en Marie-Franc;oise es proporcional a la inhibición absoluta en relación
crisis convulsiva. La crisis afecta a su rostro y ,a sus brazos; levanta la con la ausencia del Otro para ella.
cabeza hacia el techo, con los párpados cerrados y la boca ;lbierta. en un En lo que hace a la diferencia entre Nadia y Marie-Franc;oise en el
grito que no sale. El sonido de mi voz hace caer esta tensión intolera- nivel muscular, Nadia se sitúa en la vertiente catatónica, y Marie-
ble: Marie-Frari~oise se deja caer sentada, me vuelve la espalda y em. Fran~oise en la vertiente convulsiva. Pero es difícil tener en cuenta .res-
pieza a balancearse con un rostro que llor¡¡ si.p.lágrimas. pectivamente la estructura y la diferencia de edad: en efecto, Nadia
Al día siguiente se reproduce la .misma escena, siempre delante del tiene trece meses y Marie-Franc;oise treinta. ¿Se trata de dos momentos
plato, cuando inmoviliza el rostro a quince centím~.tros .de.l plato, Pera diferentes de desarrollo? Marie-Fran~oise habría accedido a un nivel de
la escena es diferente en el sentido de qu,e si su cuerpo se echa a tem- expresión muscular con un componente predominante de pulsión sádi-
blar y su~ brazos a agitarse de manera incontrolable, no·puede n.i siqui.e- ca. Es muy probable; pero es completamente insuficiente para dar cuen-
ra lanzar una mirada al plato. En lugar de eso., apoya un bombón con- ta de la diferencia esencial entre estas dos niñas.
tra su nariz . Lo mismo. que la víspera, levanta el rostro hacia el techo, Nadia saldrá de su pasividad muscular sobre todo entre el 10 de
los párpados cerrados, con una máscara de ~ufrimiento intoleral;,le.y.un diciembre y el 16 de enero. Manifiesta una gran violencia muscular
grito que . se le queda en la garganta. Termina balanceándose. contra mí, pero existe otro nivel, el de la ternura: lo pulsional destruc-
En Nadia nunca se había puesto de manifiesto una intensidad de tor, que implica al objeto «a», se ve permanentemente contrabalancea-
sufrimiento semejante ante el objeto. El 13 de noyiembre, la ·primera do por el amor que me tiene, que tiene por el Otro que yo soy. En la
vez que descubre el biberón en la sesión, Nadia vacila, pero. no tarda relación de Nadia conmigo se despli~ga la ambivalencia.
en resolver su inhibición: se vuelve a mí, y contrariamente a Marie- En Marie-Frani;oise, que es mayor en edad y más adelantada desde
Fran~oise puede pedirme, a mí que. estoy presente para ella, que le dé el punto de vista muscular, no hay ambivalencia. Cierto que su fasci-
el biberón. nación está enteramente centrada en un objeto, que aunque oral en su
En cambio para Marie-Fran~oise yo no estoy. allí. No hay Otro, su apariencia es más bien un objeto real escópico, a despecho del muro de
grito de auxilio es sólo un esbozo que no puede mantenerse, porque su mirada ante el mundo exterior: se trate de los objetos o del Otro.
Marie-Franc;oise se dirige a la .ausencia; y después de emitir el grito Por el contrario, lo que fascina a Nadia es una imagen, la imagen
una vez ya no puede dejarlo salir, ya no puede hacerse oír ..Por último, que hace presentes simultáneamente al otro y al Otro «a + A»; cosa
su mirada desaparece tras de sus párpados cerrados; su tensión muscu- que Marie-Franc;:oise ignora por completo, lo que le impide toda identi-
lar incontrolable, vuelta. 'hacia un objet~vo imposible, desemboca en ficación posible por una parte, pero más todavía toda pérdida, objeto
movimientos convulsivos y se resuelve en balanceo. de la represión primordial a partir de la cual, y solamente de ella,
Nadia despliega su ambivalencia hacia mí, en un más allá de la imagen
La continuación de las sesiones nos mostrará que de hecho todo el que la conducirá al espejo.
problema de Marie-Franc;oise está .centrado en la ausencia del Otro. Marie-Franc;oise se ha quedado en el objeto real, que ha surtido
Sin embargo, es preciso advertir la contradieción .entre. lo que ella el efecto de clausura de esta división del sujeto que Nadia ha descubier-
expresa en la sesión, esto es, esta ausencia tan dolorosa del Otro,. y to después de la represión del 10 de diciembre.
el despertar que todos constatan en su vida cotidiana. Me dicen que en
la vida diaria Marie-Franc;oise se muestra más viva, y más en la reali-
dad . Pero ¿cuál «realidad», si sabemos que padece bulimia, cuyo único
mérito consiste en tranquilizar al adulto que le proporciona la comida?
Si nos atenemos a lo que sucede .en la sesión, en el enorme obstáculo
que se opone entre ella y la comida, resulta· fácil concebir su bulimia

252 253
2

EL OTRO: UNA AUSENCIA REAL


LA LLAMADA A LA VENTANA

7 y 8 de octubre
OO El 7 de octubre, una vez que he instalado el material de la
sesión, voy a sentarme en los· escalones que comunican d dormi-
torio con la habité.ción de las sesiones, y le hablo a Maríe'Fran-
~oise. Ella me dirige una ancha sonrisa y tiende los brazos para
quitarme las gafas; pero al ver 'que no me muevo, me vuelve la
espalda, furiosa durante un minuto. Después, muy rápido, se
desplazá hasta mí y me tiende los brazos para que la ponga al
píe de los escalones.
Voy a sentarm=:; ella mira a los niños que quedan en la habi-
tación que· acaba de abandonar y después el material de la sesión.
Se desplaza rápidamente hasta la mesa, toma los bombones, se
pone de pie sin ap•Jyo para mirar d plato de arroz con leche.
I)urante diez minutos su mirada va del plato al vaso, del vaso
al bebé sentado sobre la mesa, y de allí al plat~. Cada vez que su
mirada vuelve al plato y durante todo el tiempo que está fija en
él, hace movimientos con las mandíbulas como si comiera, y ya no
movimientos transversales como antes; con ruidos de succión.
En su comportamiento ante d plato hay un gran cambio emo-
cional. Ya no tiene temblores casi conVulsivos, ni balanceo, ni
gritos guturales, n: esa cara de sufrimiento con !Qs párpados ce-
rrados levantada al techo. Por el .contrario está muy atenta, lo veo
también en su mirada, cuando la dirige a mí con una sonrisa ra-
diante.
Me mira, después mira el plato como si deseara que yo le
diera de comer; pero no hago un solo movimiento en ese sentido .

255
MARIE-FRAN<;OISE O EL AUTISMO
EL OTRO : UNA AUSENCIA REAL
O O Le recuerdo su comportamiento ante ese plato en las sesiones an-
teriores, qué atroz es tener ganas de comer y no poder hacerlo sin O O míen tos de mandíbula, como si comiera, y ·se lo digo. Entonces
saber por qué. Como ella mism~ no lo sabe, yo no le daré de co- su conducta cambia, su mirada sigue yendo del plato a mí, pero
mer más qpf: <;uando ella haga .~ gesto de darme la cuchara, cuando está sobre el plato mantiene abierta la boca, como si es-
porque hace daño recibir comida de otro si ¡¡o se la quiere ver- perara que alguien le introdu;era la cuchara. En esta posición me
daderamente. mira con ojos de auxilio que no tardan en volver al plato.
A partir de este momento, la escena cobra una significación Para facilitarle la compren:;ión de lo que voy a decirle, esto es,
profunda; Marie-Fran~oise sigue de pie ante la mesa y en . rela- que estoy dispuesta a darle de comer pero que es preciso que me
ción con la comida: su mirada va del plato a la ventana abierta, . lo pida, si no le hará daño, muevo la cucilara en el arroz con
y balbucea hacia ella, un balbuceo de llamada y demanda. Des- leche y la dejo, llena, del lado del plato próximo a su mano. Ella
pués mira de nuevo el plato ante el cual permanece en silencio. sigue todo atentamente y parece perpleja. Muy rápido aparta el
Esto parece ser una llamada a un ser ausente, a quien ella qui- rostro hacia la ventana, sin el grito de auxilio de la víspera, y se
dirige a ella.
siera pedirle precisamente que le dé de comer. Le digo que pare-
ce pedirle algo a alguiel;l que no está, q!le está fuera, invisible, y En ese momento escucha la voz del médico que está visitan-
no me pide nada a mí que est9y en la habitación .. do en la habitación contigua. Entonces se sienta frente a la puerta
Se sienta en el suelo, chupa una vez su bombón, se pone de de comunicación y se vuelve a mí para decirme «papá» con aire
pie y por primera vez camina sin el m(!nor apoyo hasta la cama, excitado. Después empieza a balancearse mirando la puerta. En- ·
vuelve a la mesa, ante la ventana: Repite por seguilda vez 1a es- tonces abro la puerta e invito al médico a que entre. En cuanto
-- cen¡~. de la ventana. En el suelo pay una man;!:ana; la récoge, come lo ve, Marie-Fran~oise se pone· de pie y camina hacia él balbu-
1m bocado ~liodome; la tira y se despla.Zl!- sentada hacia mí. ciendo y riéndose. Se sienta en el suelo y dirige su risa alternati-
vamen •..: a él y ¡1 mí. Parece muy contenta y le dice «adiós» con
Pero ·a mitad de camino me da la espalda, vuelve a ponerse de
pie par¡t ir ante la ventana, a la que dirige otro balbuceo de la mano cuando el médico se va.
llamada. · . Después parece vacilar acerca de lo que hará, pero parece
. Se dirige a la salida~ necesita huir de mí. querer proseguir la apertura que ha hecho entre nosotras dos. En
. Me quedoun momento en la entrada de la otra habitación. La e{ecto, es como si quisiera volver con los demás niños, pero al
mismo tiempo que yo esté allí. Así que la pongo en lo alto de los
veo jugar riendo a carcajaP.as con otro niño; riéndo.se, va a refu-
giarse bajo la mesa de donde sale un momento ·p ata mirarme escalones, en la otra habjtación. La enfermera le pide uno de los
sonriendo Y. v_olvei: debajo. bombones que tiene en la mano: Marie-Fran~oise le contesta con
un «no» perentorio y le da la espalda. La misma escena se repite
El 8 de octubre,. mientras preparo .el matérial de la sesión, la con un niño. Vuel~e a mí, me quita las gafas, no para tenerlas
puerta de comunicación está abierta; y Marie-Fran~oise ma:rnfiesta ella, sino para que yo no las tenga sobre los o;os, que no vea,
muy vivamente su disconformidad gruñendo cuando otro niño se porque las deja caer cerca de mí y se dirige de nuevo hacia el niño,
acerca para ver lo que estoy haciendo. Me:tiende los brai6s para a quien acaricia la cara. Entonces vuelve a mí, comprueba que
que la ponga al pie de los escalones. mis gafas están en el sitio donde las dejó caer. Entonces me mira
Toma los ·dos bombones, chupa apenas uno de ellos y se pone encantada; me tiende los brazos y cierra la puerta de comunica.
de pie para dar los pasos que la separan de la mesa, y por lo ción sobre la habitación de las sesiones. Le digo «adiós».
tanto del plato. Lo mira, después mira al bebé, despues de nuevo Me entero de que desde hace· dos días Marie-Frnn¡;:o i~t cllrr
al plato y para · terminar me mira a mí. Después el circuito se muy enérgicamente «no», que ya no se balancea y está rnlty IIIC'II
circunscribe al plato y a mí, su mirada se acompaña de movi- ta entre los demás niños. El golpet~o que aplicaba colldnwt ••t t'lllt•
a todos los objetos ha desaparecido . Sólo persis te el qur l111rr NO
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MARJE-FRAN(:OISE O EL AUTISMO EL OTRO: UNA AUSENCIA REAL

O Obre el b_o rde de la cama para dormirse. Es su única fuente de se trata: de una relación física, en que el cuerpo del Otro es portador
placer autoerótico, en ausencia de la succión del pulgar, de la del objeto causa del deseo, del cual el niño debe privarlo.
que a todas luces es psicológicamente incapaz. En la anorexia el Otro sigue siendo portador .de ese objeto. En la
bulimia ya no lo es, y el objeto oral cae en lo Real, perdiendo su sen-
tido de objeto del cuerpo.
o Lo que Márie-Franc;:oise quería era reproducir conmigo esta situa-
En estas dos sesiones del 7 y el 8 de octubre Marie-Fran~oise da ción de alimentación en la que ella se mantendría completamente pa-
un salto. Pero puede darlo porque rehusé la trampa: la de ocupar el siva, conmigo como con la enfermera. En .estas primeras sesiones no
sirio del adulto que le proporciona comida sin que ella la pida, lo que hace sino esbozar algunos signos de esa reproducción. Por otra parte,
la dejaba hundirse en un total desinvestimiento de la comida, no otra esos signos SOn los que prOVOCan IDÍ negativa explícita a darle de CO·
mer, si ella no lo pide. Lo que me anima es ese saber y esa certeza de
cosa es la bulimia.
Marie-Fran<;oise se hizo bulímica después de haber sido anoréxíca, que para que ella pueda salir de su pasividad yo no debo ocupar el
y conocemos el carácter profundamente manifiesto de la afirmación del sitio del otro que le da de comer. Es preciso que yo esté allí y que no
propio deseo en el sujeto que padece anorexia . Lejos de ser una sim· intervenga con movimientos de mi cuerpo en lo Real.
ple inercia, es un rechazo completamente activo, que vincula el deseo
del niño con la muerte, lo cual lo coloca a él y al Otro, al adulto, frente El hecho de que yo haya hecho estos tratamientos en el curso de
mi propio análisis, en el surgimiento de mi propia relación con la ca-
al deseo, uno y otro en tanto deseantes .
En cambio la bulimia -que en los niños internados suele suceder rencia, esto es, en la carencia del objeto y no en el señuelo de un objeto
a la anorex1a- es el naufragio del deseo del sujeto, el naufragio del bueno a descubrir, influyó por cierto en que estas niña~ centraran en la
sujeto en tanto deseante, lo cual implica la desaparición del. Otro en carer::cia su relación de objeto. Evidentemente yo no podía equivocarme
tanto polo relacional. De activo que era en su rechazo anoréxíco, el pe- y creer que estas niñas, abundantemente alimentadas, padecieran algu-
queño sujeto se vuelve pasivo dejándose llenar por el adulto: esto ya na frustración oral. Más aún, mi situación de analizada determinó que
no es una manifestación pulsional con objetivo pasivo, sino pura pa· yo fuera sensible a una brecha que se abría par!\ estas niñas tanto como
para mí. Más allá de toda confrontación maternal, pude establecer y
sividad. . mantener mi interpretación en el nivel de la carencia, y nunca en el
Aquí se plantea el problema de la condición de este Otro y de su
nivel del objeto.
registro. La interpretación en el nivel del objeto en cuanto tal bien puede
La anorexia apunta a la angustia del Otro, esto es, a su deseo. En
coloc:3.! al pequeño analizado en la situación de cubre-agujero y provo-
la bulimia ya no se trata del deseo del Otro, puesto que el Otro ya
car la depresión del analista; mientras que la interpretación que se
no está allí en tanto tal. El adulto cumple realmente su función nu::ri-
manúne en el registro simbólico de la carencia alivia al niño, debido
tiva, para huir de su propia angustia de muerte. Es decir que allí, en
a que el analista no le impone como satisfacción un objeto real, en un
virtud de una relación narcisista primaria, el adult.o se mira en el pe-
contrasentido cierto. El objeto real así impuesto se transforma inevita-
queño sujeto a quien sacia en el nivel de lo Real, en .una confesión de
blemente en persecutorio, y si se trata por ejemplo de un objeto oral
incapacidad de interrogar qué quiere decir en verdad la comida, tanto
da lu,sar al surgimiento de un objeto anal a expulsar contra el mismo
para él, ad~to, como para el niño: hay que saciarlo para que se calle.
analista.
Las condiciones de la vida en instituciones pueden llegar a elimi.."lar
toda relación verdadera, en la medida en que el ·adulto, solicitado por
De manera que yo tengo que estar presente y no .hacer nada. En
tantas bocas a alimentar, no puede en medio de los gritos dar otra res-
cierto modo, es Marie-Fran<;oise quien me intima a actuar así, al vol-
puesta que la de desembarazarse de ellas. En ese acto de llenarlo, no
verme la espalda y al huir de mí, por una parte como sí me abandonara
hay nada en lo que el niño pueda descifrar de le que verdaderamente
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MARJE-FRAN90ISE O EL AUTISMO EL OTRO: UNA AUSENCIA REAL

y reprodujera lo que habían hecho con ella, cuando teniendo dos meses meses y que expresa el vado de su ausencia real, no parece tener nin-
su ¡padre la abandonó; por otra parte, como si pudiera decir de nuevo guna huella de la imagen del otro en relación con el Otro.
«no» a lo que conoció después, esto es, lo real de las personas y de la Cabe decir, sin embargo, que esta imagen del otro, combinatoria de
comida. lo Real y la imagen, de la place~¡ta y el recién nacido, parece ser el ca-
Este rechazo que ella reintroduce de entrada como juego de la se- mino obligado de advenimiento del Otro, en el orden significante, por
sión le permite reencontrar cierta dimensión de la anorexia. Pero hace anticipación de la pérdida que debe afectarlo, y que para el pequeño
mucho tiempo que la comida está vinculada con la pasividad; y la buli- sujeto puede ·inscribirse en el algoritmo del A.
mia ha relegado lo oral en lo imposible, debido a su imposible articula-
ción con el Otro. El 7 de octubre Marie-Franc;oise concibe por primera vez al otro y
En consecuencia, el campo esc6pico se ha colocado en primer plano, lo hace ingresar en su campo, cuando al comienzo de la sesión se ,vuelve
como campo donde la relación con el otro y con el propio cuerpo es para mirar a los niños que están en la habitación que ella acaba de
predominante. Si al comienzo ella tiene una mirada fija y muerta, es a abandonar, antes de interesarse en los objetos que están en~a de la
través de la mirada por donde inicia su retomo a la actividad en el mesa. Reencuentra. la misma presencia del otro . al final, cuando jtieg~
tratamiento. Me reduce hasta el punto de no verme, cuando mueve los con otro niño riendo a carcajadas. Por otra parte, en el curso de la.
ojos en mi dirección; y por encima del plato de arroz experimenta la sesión su atención es atraída por la representación del otro bajo la for-
pérdida de sus ojos, órganos, desorbitados. ma del bebé de caucho, al que incluye en el circuito de su mirada entre .
En lo que a mi persona se refiere, aparece con mayor claridad un el plato y yo, en el momento en que interroga, todavía sin salida posi-
aspecto nuevo de esta reducción a· la n~da del otro, en la presencia que ble, al plato.
tengo: tener un cuerpo y no existir, apunta a una nueva dimensión -la Pero Marie-Franc;oise no está en condiciones de relacionar a esi:e
del Otro, dice Lacan- allí donde el otro real del psicótico se borra otro con el A, porque la dimensión del cuerpo del Otro no existe: es
sin que el sujeto se encuentre por ello destruido. Es lo que sucede, pero sólo una ausencia desrealizada, invisible más allá de la ventana. Cabria
en Marie-Franc;oise está lejos de haber sucedido. decir que no tiene imagen especular, esto es, que está por entero en el
Queda todavía mi palabra., mediante la tualle digo, en la medida sitio del objeto «a» en tanto que no especularizable, en el sitio del ob-
en que es posible, esto es, a medias, la verdad de mi negativa a <;iarle jeto del que es portador; sin embargo, alguna realidad ha de tener.
de comer sin que ella me lo pida. Su respuesta casi inmediata es la Lo que se pone de manifiestoen la dimensión de un Real alucina-
otra mitad de esa verdad que yo no dije : ella le habla a la ventana.. a torio, que no está l!!jos cuando Marie-Franc;oíse dirige su llam.ada a la
la ausencia. Es ella quien dirige la llamada, una llamada que no puede ventana, es el hecho de que no tiene ninguna realidad posible de sim-
a
dirigir al Otro, sino la ausencia real. . . bolización. Contrariamente a Nadia, no es dobjeto lo que Marie-Fran~
Si el Otro no está presente para ella, tiunpoco lo está el otro. Al ~oise está en situación de alucinar, sino al Otro mismo, y eso en .mi
presencia.
pa~tir de la relación «a + A» para llegar muy rápido, al comienzo del
tratamiento y a través de la transferencia .sobre mí en tanto Otro, a Dicho de otro modo, Marie-Franc;oise está confrontada con el Otro
ausente, que reingresa en: lo Real, a falta de haber sido simbolizado, y
«A + a», Nadia nos mostrÓ que esas dos presencias o ausencias están
con lo Real del Otro que soy yo, duplicación del primer Real. En
vinculadas.
cuanto yo hubiera fracasado en Ja suspensión de su existencia, lo Renl
No es fácil saber por qué Nadia, que nunca conoció a su J;lladre,
del Otro hubiera podido persistir en el sitio del primer Rea.I . En efecto,
dado que la separaron de ella en cuanto nació, pudo sin embargo tener
hubiera' bastado la más. mínima precipit~ción hacia su boca abienn rn
en ella la imagen de esta plenituq. «a + A» -respecto de la cual el
cima de un plato, o la facilidad de la crianza en la prolongación de ll)
16 de enero ella dice que p~ede ser la niña-«a», clÍída a mis pies-:-:=,
que Marie-Franc;oise conocía: si yo saciaba su necesidad , lo hndn ul
mientras que Marie-Franc;oise, que .conoció a su madre hasta los dos
precio de librarme de ella en tanto sujeto, para que elln pcu!~ tlc-1 u
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MARIE-FRANCOISE O EL AUTISMO EL OTRO: UNA AUSENCIA REAL

n su pasividad. Hemos visto y veremos que es una pasividad que ella Pa:a M¡¡rie-Fr~oise el Otro es el médico. ¿Será porque por el
me intima, como para anularme y privarme de mi dimensión de Real. momento estoy en el lugar de la ausencia ante la cual puede detenerse
su llamada, como se detuvo en su garganta ante lo imposible del plato
La sesión del 8 de octubre concluye con la irrupción de un signifi- de arroz? Pero esto no nos explica por qué reconoce sin vacilar en el
cante problemático en la boca de Marie-Fran~oise : «papá». Es el pri- médico al Otro que :alta.
mero que pronuncia. Es cierto que esta presencia se manifiesta en otro registro que lo
No ha tomado la cuchara que dejé a su alcance en el plato de arroz escópico donde se manifestaba la ausencia:· en este caso es lo escuchado
con leche, después de lanzarme una verdadera mirada de auxilio, con lo que provoca la irrupción de una presencia y empuja a Marie-Fran-
la boca abierta ante ese plato que la paráliza. ~oise a responder diciendo «papá». La presencia del Otro induce la
Cuando el 7 de octubre introduje la cuchara en lo que. le decía, presencia de Marie-Fran~oise; pero es a mí a quien manifiesta esa pre-
espontáneamente planteé esa cuchara como tercer término. Al día si; sencia, puesto que es volviéndose a mí como lan:za su significante, como
guiente, 8 de octubre, lleno esa cuchara y la pongo a su disposición si yo me encontrara en el sitio del significante de la ausencia y ella
para hacerle comprender lo que le digo, que· se dirige a suscitar su nombrara al Otro más allá de mí.
demanda:, El único resultado es su perplejidad: no le dice nada. Esta~ Sit:.o normativo del padre, lo hemos visto con Nadia; pero que ca-
mas lejas de la cuchara de Nadia. Pero aunque Marie-Fran~oise se:vuel- bría decir que me engloba en una ausencia que persiste. Se trata de un
ve a la ventana no lanza el grito de auxilio de la víspera; como si en más allá, sin duda, porque aun en su alegría, cuando ha entrado el mé-
última instancia lo que percibiera es que su llamada, su demanda, po- dico, no repite un ·«papá» que hubiera sido de esperar si se tratara de
dría formularse por el lado de la ruchara y ya no por el de la ventana. una persona real. En realidad se trata de un más allá de la ausencia y de
En el -silencio que sigue surge la voz del médico, de visita en la una apertura hacia mí en tanto que pura ausencia.
habitación contigua. Marie-Fran~oise se aparta de la-ventana de la au- ¿Cabe hablar a propósito de este surgimiento de «papá» de la iden-
sencia y se vuelve hacia la puerta de lo «escuchado», señal de una pre- tificación primaria ccn el padre mítico de la que habla Freud? Es pro-
sencia. Cuando se vuelve a mí para decirme «papá» con expresión ex- bable, pero poco convincente> en cuanto a lo que es Marie-Fran~oise y
citada es cuando surge una· cuestión inesperada en cuanto al. oliígen de en cuanto a las consecuencias en las sesiones subsiguientes.
ese· «papá». Sea como fuere, inmediatamente después ella quiere proseguir la
Dos reacciones siguen entonces a su llamada. En primer lugar, se experiencia de este más allá de mí. Quiere volver con los demás niños
balancea inirando la puerta . Una vez· que he abierto la puerta y he pero que yo siga allí, empujada en cierto modo a introducir el pequeño
invitado .aJ. médico á..-que entre, Marie-Fran~oise se levanta y camina otro-objeto «a» en mi presencia, e intentar el «a + A» que Nadia co-
hacia él, balbuciendo y riendo. Después se sienta en el suelo y dirige nocía como condición del A, por acoplamiento del pequeño otro con el
su rfsa alternativamente ¡),'él y· a mí, y por último, muy contenta; lo sa- A que .>oy. Entonces se produce \llla escena donde ya no es lo oído, sino
luda con la mano cuando el médico se va. el tacto, lo que opera una apertura hacia mí. Después de quitarme las
Ante todo -digamos que estamos lejos de la primera reacción de gafas, esto es, de pooer entre paréntesis lo escópico vinculado con la
Nadia en las rni~mas eircunstancias el 28 de octubre. Nadia entonces ausencia, se cfuige a un niño a quien acaricia el rostro.
había ·mirado al médico; y había distribuido su atención entre él y yo, Esta segunda escena introduce la cuestión del nivel estructural don-
pero muy pronto se había replegado, chupándose el pulgar y ocultán- de debe inscribirse el paradójico «papá». Si estábamos tentados de
dose con la otra mano. Habrá que esperar mucho después, la sesión inscribirlo en seguida en la cuenta de la promoción del Otro en cierta .
del5 de febrero, para que N~dia se libre bajo la mirada del médico a la plenitud de efecto, la caricia al pequeño otro sitúa de otro modo su
demostración de que me posee. Para Nadia la presencia de un tercero alcance; y nos aproxima a lo que habíamos encontrado en Nadia en
está referida a mí, tanto si esa presencia la aparta de tní como si de- cuanto al sitio del Otro ante el espejo, que participaba mucho de la
muestra lo que yo soy para ella, es decir, que ocupo el sitio del Otro ; existencia del otro y de su goce amenazador.

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3

LO REAL Y EL AGUJERO DEL CUERPO


EL MIO Y EL TUYO

9 y 1o de octubre
OD El 9 de octubre instalo el ID!lterial de la sesión y voy a sen-
.tarme ·en los escalones, en la puerta de comunicación. Oigo a un
niño que grita porque.le ponen salicilato en la cabeza contra los
piojos. Marie-Fran~óise me ve, arroja· el juguete y se .acerca para
cambiar un cubo por· mis gafas . En ese momento dejan en el sue-
lo, grit~do, al niño a quien acaban de tratar. Le toca el turno a
Marie.~Fran~oise, que ci:inser\ra ~ la mano mis gafas. Me quedo
d¡:mde estoy y espero. Marie-Fran~oise lanZa continuos alaridos
duiante todo ,el tiempo .que dura esa op~ación no dolorosa, euyo
. ~itio y manipulaciones le recuerdan .el electroencefalograma. Se
·· ve q"ue #ene mucho ~iedo . No digo nada; y ellano puede ver:rñe
.porque ~stoy en Jos éscalones; .dentro de la otra habitación. Ter-
minada la operadóri.,' vlielven a ponerla en el sitio de donde la
levantaron, es decir, frente a mí, muy cerca. Su mano está cris-
pada sobre mis gafas y grita. Sigue.lanzando alaridos durante unos
diez minutos; sin embargo, se detiene en ser;o cuando le hablo, su
.rostro pierde .s u crispación, sus brazos su temblor, sus ojos se cla-
v·an en los míos ; después vuelve a empezar. Lo que se propone
. ost¡::nsiblemente es expresar que me acusa.
En dos oportunidades le dirijo unas palabras que giran alre-
dedor de su electroencefalograma .y de que yo no he hecho nada ,
ni para impedirlo ni para prot~gerla. Cuando deja de gritar se
pone a golpetear mis gafas, con su movimiento estereotipado de
agresividad. Le digo que hace como . antes para no mostrar c¡11r
• .'
está re$entida conmigo, pero que eso no la alivia. De prontu cll u

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MARIE-FRAN(:OISE O EL AUTISMO LO REAL Y EL . AGUJERO DEL CUERPO

O O se acerca a mí, arroja violentamente mis gafas en la habitación de O O torno. Come la :mitad de un pastel y se interesa por los juguetes
las sesiones, y riéndose me da una bofetada magistral. Espera el que están a su alrededor. Toma el muñeco de caucho y lo apr:ieta
efecto, después me tira violentamente de los cabellos; y una vez contra su nariz. Lo aparta por un momento, vuelve a colocarlo
., 1
que ha logrado arrancarme algunos me. los muestra triunfalmente. ! contra la nariz y me lo da: ya no quiere verlo. Toma las dos cajas
Después toca un lunar en mi mejilla, y lo oprime con fuerza; su embutidas, trata de separarlas, se pone nerviosa, y me las tiende
movimiento se transforma en arañar, como si quisiera arrancarme para que lo haga yo. Pero cuando se las devuelvo apenas las mira,
el lunar. El movimiento se extiende a mi nariz, a mi pómulo y a estrictamente el tiempo necesario para sacar de la más pequeña
mi ojo. un cubo que se lleva a la boca y que después arroja violentamente
Durante la escena se distiende, su miedo desaparece: se lo en mi dirección.
digo. Cuando siento que está verdaderamente apaciguada anuncio Después de hacer rodar el carrito por un inst~te, toma la
que volveré mañana. Me levanto para guardar. los objetos; pero marmita grande de la vajilla de juguete. Mira dentro, hunde la
mientras lo hago Marie-Fran~oise baja un escalón sobre su trasero mano,. y decepcionada por no encontrar nada vacila. sin saber si
y gruñe para que yo vaya a hacerle bajar el otro: porque ahora colocar o no adentro un bombón; pero no se resigna a hacerlo y
quiere una sesión. . , me mira con un gritito de auxilio. Pongo dentro un bombón que
' Vuelvo a colocar los objetos y me siento. Marie-Franc;oise vie- saco de mi bolsillo y ella está encantada. Lo ioma, lo mira pero
ne a apoderarse de los bombones y los deja sin haberlos chupado, no lo chupa, mientras· se come uno de los suyos.
después se pone de pie para mirar el plato. Me lanza una rápida Entonces se pone de pie y vuelve al plato. Allí, con las piernas
mirada de dei:n~da, sus brazos se crispan por u~ momento; des- muy separadas, se inclina mucho, casi hasta tocar el suelo. con la
pués se vuelve hacia ·la ventana, demanda a la ausencia: se dirige frente, en una actitud que parece corresponder a ·un acto de ado-
a ella y lanza su grito de ·auxilio, me miÍa y se vuélve a .la otra ración y al mismo tiempo a una huida ante el plato.
habitación, donde la dejo. Me voy. · · ·.' Se incorpora para mirar al bebé, después a la ventana, y sin
La viol~ncia que ha padecido -¿evocación del encefalogra- mirar el plato se pone de cuclillas ante la marmita. Ante ella se
nia?- ha vuelto a traer el estereotipado golpeteo · agresivo, la absorbe; la ha dado vuelta, acercando su rostro, para alejarlo en
crispación-temblor ante la comida, los gritos acompañados de seguida y golpearla; vuelve a empezar. Todo este juego está-
temblores sin lágrimas. Pero la exteriorización de la agresividad acompañado de ruidos varios:
contra ·mí no ha traído reacción d!! angustia, e induso ha aliviado l. ruidos de succión muy débiles, que terminan con su boca
a Marie-Franc;:oise. muy abierta, como ante el plato;
2. gruñidos sordos, acompañados de movimientos de su tra-
·:El 10 'de octubre me oye entrar en la habitación de las sesio- sero, como si hiciera fuerza en el orinal.
'nes para ordenar el material. .L a oigo gruñir cuando ya ha bajado Al cabo de un largo rato vuelve a ponerse de pie y vuelve
un escalón sobre su trasero. Me tiende los brazos para que la ante el plato; pero es más explícita y puede enfrentarlo más fá-
ponga en la habitación. · cilmente. Lo mira con la boca abierta, después me mira. No es
Toma los bombones, empieia a chuparlos y se pone de pie Úna mirada de auxilio, sino una mirada destinada a acrecentar su
ante la mesa. Su mirada va del plato al bebé, del bebé al plato y seguridad de que estoy presente; acerca mucho su boca al plato,
del plato a mí. Después acerca cada vez más su rostro al plato, y mira al bebé, después a la ventana y de nuevo al plato, ante el
cuándo su nariz toca casi el borde del plato, aparta de él la mi- cual dice: «mamá-bebé». Se vuelve a mí y repite lo mismo. En-
rada para dirigirla oblicuamente al bebé al que ·contempla. En- tonces se pone nerviosa: quisiera poder comer la papilla, pero no
tonces sus brazos comienzan a temblar, sus ojos a desorbitarse, puede. Lanza puntapiés a los pasteles. Lo mismo que a las cajas,
retrocede y se deja caer sentada en el suelo, para huir de su tras- lanzando gritos de cólera. Vuelve al plato con esperanza; pero

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MARIE-FRAN(:OISE O EL AUTISMO LO ¡\EAL Y EL AGUJERO DEL CUERPO

O O sigue siendo imposible; y renuncia definitivamente al atractivo del después de apartar todos los objetos se volvió hacia un obje to de mi
plato para absorberse en el bebé. cuerpo, los botones de rni blusa; pero la diferencia entre una y otra es
Entonces toma al bebé y se deja caer sentada sosteniéndolo. muy grande. En efecto, Nadia evoluciona en el marco de la ambivalen-
Lo mira, lo apoya contra su ros.tro, lo aleja y lo mira cori la boca cia, que le facilita el empleo de un significante de ternura; manipulando
abierta, como acaba de hacerlo ante el plato. l)espués comienza los botones, dice «ma-ma-roa»; o bien contempla minuciosamente mi
a chuparse el índice, manteniendo siempre el extremo de su t/.edo rostro, illmediatamente después de haberme rechazado balbuciendo
y
meñique de la misma mano en la boca del bebé, cuidan.d o que «no-no» y de haberme pegado en la pierna con su mano. En Marie-
Franc;oise no hay ninguna ambigüedad parecida, ninguna ternura que
esté sobre su boca. Me mira por un momento, después empieza a
balancearse, siempre en la misma postura con _. el bebé; durante venga a atemperar el movimiento . radical que quiere abrir un agujero
cinco minutos; Por último se levanta y se dirige a la ·puerta con en mi ctlerpo; un movimiento que fracasa y permanece en un pur_o Real
el bebé: ··· ' . '· '' !111; 1 que no puede anularse en un significante; en ningún momento Marie-
La llevo con los demás. '. Franc;oise promueve el significante.
Ella no privilegia en absoluto entre los demás objetos ese Real de
·:Es la primera vez que se queda tan"to tiempo en la se.sión, casi rni cuerpo que descubre; así es como se vuelve inmediatamente d"es-
media hora. Con la excepción del final, no hubo períodos .de va- pués hacia lo Real del plato de arroz, cuyo imposible la remite al borde
cío. Su conducta conmigo sigue ·siendo muy esquizofrénica, pese de la convUlsión.
a su demanda de que la ayude con las cajas y a la frase que ha Buscará en la ventana el mismo objeto, connotado de un Real de la
pronunciado. Sin embargo, ha evolucionado con más libertad en ausencia; allí al menos su grito de auxilio puede hacer esperar un más
su propio mundo y se ha mostrado más explícita. allá a ese Real.

o El 1O de octubre el más allá aparece Cuando ella acerca cada vez


más su rostro al plato, cuando su nariz casi toca su borde, pero su
A juigar por el comportamiento y la relación de objeto que se mirada se vuelve tangencial al objeto y se fija sobre el bebé. A juzgar
perfila cada vez más nítidamente en el c\lrso de estas dos · sesiones, por sus brazos que tiemblan, su mirada que se desorbita, todo su tras-
podríamos suponer una verdadera salida de la psicosis, fundada en el torno, este intento de huir del objeto real fracasa, y la remite sola-
hecho de que todo permite creer que ahora para Marie-Franc;oise exis- mente a otro objeto del mismo orden, que nada tiene que ver con una
te un Otro. No obstante, he anotado que me sigue dando la impresión imagen.
de estar muy apartada y muy esquizofrénica. Entonces, déspués de haberse calmado, inaugura otro objeto -en
Hecha esta salvedad, hemos de reanudar la línea dominante de su esta sesión al menos, porque no es nuevo para ella, de acuerdo con lo
proceso. que sabemos de su comportamiento frente a los objetos-, toma el
muñeco de caucho y se lo pone contra la nariz . Hemos de ver el lugar
El 9 de octubre, al comienzo de la sesión, mientras ella lanza ala- fundamental de un objeto así pegado a su nariz.
ridos a causa del tratamiento en la cabeza, sus brazos se agitan con mo- La escena que sigue se refiere de otro modo a la relación con el ob-
vimientos casi convUlsivos, pero conserva en las manos mis gafas/Tam- jeto. Marie-Franc;oise se ha apoderado de una marmita de juguete, mira
bién el hecho de acusarme de lo que le ha ocurrido es una forma de dentro de ella, hunde la mano, explora el agujero que duda en llennr
contacto conmigo; pero después se aparta de mí y empieza a golpetear ella misma con un bombón. Se vudve a mí con un gritito de ayud tl,
las gafas: se lo digo. Y entonces tira
las gafas para convertirme en . señal de que yo existo para ella. Entonces respondo y lleno el ap,u jr ro
con un bombón que tengo en el bolsillo. Pero mi existencia hn sido
objeto de su agresividad.
Nadia también me convirtió en eso el 15 de diciembre, cuando efímera y mi r.espuesta no la hace chupar el bombón C') \ IC' J H I ~t· yo;

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T ...... 11"'1;:.,.•..1'•·.•
MARIE-FRAN(:OISE O EL AUTISMO LO REAL Y EL AGUJERO DEL CUERPO

chupa uno de los suyos. Se queda sola, siempre sola; y lo muestra una siempre dispuesta a volverse hacia un objeto que no sea yo; como si
vez má~ cuando vuelve ante el plato y se prostema ante él. wdos los objetos, yo incluido, fueran indiferenciados; y en que el
No es que ella no trate de encontrar alguna articulación que no sea problema del agujero del cuerpo transcurría tanto sobre mi cuerpo
la huida. Entonces mira al bebé, después a la ventana, y sin l~zar al como sobre la marmita, sin que nada indique que se trate de sustitu-
plato ni una mirada se abso~.:be en la marmi~a que .ha. dadq vuelta, es tos metafórÍcos, sir:o ¡pás bien de un Real cada vez.
decir, que ya no presenta ningún agujero, y en cuyo fondo golpea. Esta escena de la marmita no ·le hace olvidar el plato, al que in-
tenta asociar una vez más con el bebé y 'la ventana. En efecto, es la
Esa es la representación sin agujero del. Otro a la que ella vuelve al ventana de la ausencia la que da su sentido. al bebé: dado que ante el
optar por dar vuelta la marmita. El hecho de que dqrante ese, tiempo plato exclama: «mamá, bebé», y volviéndose a mí repite: «mamá,
haga ruidos de succión y termine con la boca muy abierta, o que emita bebé». ¿Cómo es entonces que el plato sigue siendo un imposible?
gruñidos sordos co~ movimientos de su trasero como si estuviera so- Sólo porque la ven: ana, en t~to ausencia rea,l., no permite que el Otro
bre el orinal significa que si el agujero no está en el Otro es su cuerpo se haga presente en una alternancia simbólica de . presencia y ausencia;
el que está radicalmente agujereado; allí es donde se revela el único y porque el Otro está sellado en lo Real de su ausencia, un Real que
verdadero agujero del cuerpo, abertura real que va de la boca al ano . contai:nina al plato y lo welve mortífero. Alin cuando el bebé pueda
Su cuerpo está agujereado pero no el mío; ella ha intentado incluso, la comenzar a tener una condición de imagen: cabría pensarlo al menos
víspera, abrir un agujero en mi mejilla, por ejemplo. Por el momento si Marie-Franc;oise no terminara la sesión con una escena en que el
conformémonos con constatarlo. bebé está muy lejos de ser una iniagen.
Nadia también había descubierto esta cuestión d¡:l agujero . íl fines Agotada ante el imposible del plato se deja caer sentada (como lo
de diciembre. Pudo dudar de que mi cuerpo fuera agujereado cuando hace siempre en la3 situaciones sin salida) sosteniendo al bebé. Como
al manipular los botones de mi blusa el 24 de diciembre tocó mi piel; . al muñeco., lo apoya contra su rmtro; como a la papilla, lo mira con la
eso la dei.ó anonadada; y si a continuación siguió manipulando los bo- boca muy abierta. Y en ese momento hace una incursión en el autoero-
tones, lo hizo evitando _mi piel. Los botones eran.el objeto separable de tismo con ese doble, reflejándose narcisistamente en el bebé: se chupa
que _yo era portadora; mi piel era el signo de que mi cuerpo no era su índice y le da al bebé el meñique de su misma mano como para que
agujereado. Entonces se encarnizó con mi boca;-echándome la cabeza lo chupe.
hacia atrás_y hundiendo los dedos en la piel de mi cuello, como para Pero el encanto queda roto cuando ella me mita, y se repliega por
hacer un agujero, como si necesitara abrir el otro extremo .del agujero completo en sí misma, balanceándose durante cinco minutos, siempre
de mi cuerpo para asegurarse de que existía. Recordemos que al final de en la misma postura, con el bebé. Es como si yo no le sirviera de nada,
esa sesión se había embadurnado con caca por primera vez, .Y el sentido más aún, como si mi mirada conllevara la prohibición: se levanta y se
asociado a ese acto era la integridad de su cuerpo en ~anto estr,JJcturado dirige a la puerta con el bebé.
como una banda de Moebius, una superficie de un solo costado, no
agujereada.

Marie-Fran~oise hará la misma experiencia de embadurnarse de


caca, y veremos la diferencia de sentido. Desde ahora estalla la diferen-
cia en lo que hace a la violencia que la empujó a tratar de abrirme un
agujero en la mejilla -violencia que sin duda cabe asociar a la de Na-
día-: la diferencia consiste en que aun en los-momentos más intensos
Nadia_conserva siempre el contacto conmigo, mantiene su interroga-
ción y su demanda en un discurso consistente. Marie-Fran~oise está

270 271
4

RELLENAR VERDADERAMENTE EL AGUJERO


DE SU CUERPO

13 y 14 de octubre
O O El 13 de . octUbre, cuando entro en .Sl1 habÚ:aclón, . ·Marie-
Fran~oise me tiende los brazos y no necesito ~perar que venga
la enfermera. La pongo en el suelo al pie de su c:ama, 1a ayudo a
bajar los escalones a su demanda y me vqy a sentar, dejándola
en libertad de hacer lo que .quiera, de mantenerse en, contacto
con su habit:aci6n, si es que el contacto conmigo le resulta _s.ólo en
.parte .tolerable.
Mientras la sacaba de la cap:¡.a se apoderó de mis gafas; du-
rante cinco minutos juega a. arrojarlas._ y recogerlas, mirándome y
lanzando gritos de tiempo en tiempo. Lo cual no produce una
impresión desagradable: significa que somete a las gafas, parte
de mí, a la suerte que quisiera hacerme correr; precisa esa inten-
ción tendiendo su mano hacia mí, la abre y la cierra con una ·
breve llamada, como si quisiera ·atraparme. Inmediatamente des-
pués, arroja ri:ús gafas con más viOlencil;t.
Cuando me ' llama me acerco discretamente, y nié siento en
una silla más cercana a ella; pero al cabo de unos· minutos· tengo
que volver a mi lugar, porque en esa segunda silia me interpongo
entre ella y los objetos de la mesa. Ir hacia ellos la obligaría a
pasar ante mí; ella rio puede decidirse a hacer!~; sus movimientos
se vuélven más violentos, al tiempo que lanza miradas sobre la
mesa y manifiesta la voluntad de no mirarme a mi. En cuanto wo
siento en mi sitio original, se decide. ·
Se pone de pie y camina hasta la mesa.: la IJ?-archa se le: IHtl'
difícil porque no . tiene zapatos; al levantarla los puse cemt de

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RELLENAR VERDADERAMENTE EL AGUJERO -DE SU CUERPO
MARIE-FRAN~OISE O EL AUTISMO
J O O gue~es habituales; pero es lenta para satisfacer su curiosidad. Se
O O ella; pero en lugar de dármelos para que yo se los pusiera los .~~ji lanza, gira sobre sí misma para llegar frente al cesto, lo inclina
arrojó en la habitación. :1f.: · lentamente hacia sí, y manteniéndolo en esa posición saca de él
Toma el bombón que está en la marmita, lo chupa, no se ~tj una lechera y después una marmita mucho más pequeña que la
atreve a mirar el plato y se abstrae en un juego convencional con
la marmita, para huir del atractivo del plato. El juego consi~te anterior y que tiene tapa. Pero su atención no se mantiene mucho
en hundir la mano en la marmita, como si quisiera comprobar el tiempo puesta en un objeto del mundo exterior, y después de
vacío, y en volcar la marmita para golpearla . Vuelve a ponerse de preocuparse por un momento de la tapa, se pone de pie y se diri-
pie y a sentarse en diferentes sitios de la habitación para repro- ge a la mesa.
ducir el mismo juego. Es para mirar el plato. Por un segundo se lo come con los
En el curso de esta escena, su marcha se vuelve cada vez más ojos, pegando su rostro contra el arroz con leche. Después mira
difícil, obstaculizada por el pañal, que se cae. Al pasar por la al bebé; acerca un pastel a su boc~, un pa~tel del que ha comido
habitación la enfermera instala a Marie-Fran~oise en sus rodillas .un troz_o,· pero detiene ·su . movimiento a unos pocos centímetros
para acomodarle el pañal. De nuevo en el suelo, Marie-Fran~oise de la boca del bebé. Esta innovación la perturba, huye dejándose
~tá furiosa contra mí, y representa una escena en dos tiempos: . caer sentada en el suelo, y se absorbe en la contemplación del
primero, sentada frente a mí, me mira y sus br~zos y piernas tiem- muñeco.
blan, como si me pegara con los b~azos y me rechazara con las No es la contemplación de un objeto exterior a ella: en rea-
piernas (por primera vez se hace presente la emoción en sus mo- lidad casi apoya al muñeco contra su ojo, después contra el otro.
vimientos agresivos contra mí). A continuación gira sobre sí mis- Tengo la impresión de que se incorpora ese ob;eto, que se con-
ma sentada, como una v~leta a quien un tomado le impide fijarse vierte entonces en una proyección de sí misma, su doble, que ya
en una dirección. Termina por inmovilizarse· de nuevo frente a no tiene ninguna parcela de existenda fuera de ella y que pro-
mí, y reanuda sus temblores. venga del mundo exterior. Es su manera de huir de una emoción.
Quiere volver a su habitación, poniendo ella misma fin· a la Al cabo de cinco minutos lo arroja lejos de ella; cinco minutos
sesión como a algo insoportable. Pero unos momentos después, que le sirvieron para rehacer su equilibrio interior. Vuelve a po-
cuando n:ie .ve, se echa a llorar. nerse de píe ante la mesa.
Acto fallido o no, al querer apoderarse del vaso hace caer al
El 14 .de octubre tiene un poco de fiebre, como todos los bebé de cabeza en el arroz con leche. Se queda inmóvil, después
niños de .s.u habitación. La enfermera me dice que ha tenido un toma al bebé del pañal, mira su cabeza embadurnada y se cae
acceso de cólera sin motivo, y_que ha ~echazado toda forma de sentada en ei suelo, sosteniéndolo siempre. Lo acerca a su rostro,
consuelo. Es una crisis de desesperación y no convulsiva, porque como hace Un rato al muñeco, pero dura muy poco: la presencia
no .tenía ni agitación ni rigidez. . · del arroz con leche le impide transformar al bebé en su doble.
Mientras preparo la habitación oigo los gritos con que me Entonces lo mantiene a una distancia normal, y cautelosamente
llaina Marie-Fran~oise, que ha reconocido mi vo·L . . acerca un dedo_a la cara embadurnada, y después mira intrigada
La enferm.era la trae y la sienta en una sillita. Marie-Fran- su dedo sucio. Vuelve a empezar, y después, mirándome, acerca
~oise no dice nada, toma un bonibón y .lo chupa; . pero en cuanto lentamente la cabeza del bebé a. su propia boca~ la abre y hunde
la enfermera se va se pone a llorar. Se calma en seguida en cuan- ~n ella la cabeza llena de papilla. No hace ningún movimiento de
to la pongo en el suelo, como de costumbre. Oiupa su qómbón succión. Se diría que muerde para absorber. Sólo al cabo de un
y me lo tiende de vez en cuando, con üna amplia so~isa, única- miimto, cuando se lo saca de la boca, se da cuenta del .gusto que
mente para decirme «no»; lo que la hace reír. · · el arroz con leche le ha .dejado en los labios -los tiene como
Centra su interés · en la cesta que contÍ<!ne algunos de:1os ju-
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274
MARIE-FRANCOISE O EL ~.UTISMO RELLENAR VERDADERAMENTE EL AGUJERO DE SU CUI1RPO

O O dibujados por la papilla- y hace con la boca los nióvimientos de que esas gafas sean, como ·para Nadia, una parte de mi cuerpo que le
quien saborea. sirve para cuestionar el objeto separable, que prefigura la metáfora.
Le ha parecido bueno; de modo que usárá al bebé como inter- Para ella el objeto tiene algo más masivo: esas gafas son todo mi cuer·
..mediario para satisfacer las ganas que tiene del arroz. Vuelve a po, cosa que ella expresa al tender hacia mí una mano que abre y
ponerse de pie, hunde un pie del bebé en el plato y lo chupa; cierra, con un breve grito de auxilio, como ·si quisiera atraparme en-
hace lo mismo tres veces consecutiva$. Me mira cuando le hablo tera.
de la función de intermediario que le hace cumplir al bebé, y que En la escena que sigue, yo soy nada más que un objeto que se
le evita pedirme nada a mí. La tensión es excesiva; se deja caer interpone entre ella y los demás objetos. Como son los otros objetos
sentada. ! ·~ . lo que ella quiere, está tensa ; pero no me dirige ninguna demanda, ni
Recoge la tapa de la marmita y. quiere ponerla en el trasero del siquiera una mirada: lo cual confirma que para ella yo estoy o no estoy,
bebé. Pero .no lo hace, golpea al bebé con la tapa, y arroja la tapa es decii, soy un objeto real, que no ha adquirido para ella la dimensión
para apoderarse del pato, al que hace chillar con· placer. Después de una representación.
hunde en el arroz la. cola del pato, la. cb.upa y vuelve· a empezar. . No me mira, como tampoco puede mirar al plato un rato despuéS.
Me vuelve la espalda, y cons.e.rvando en la bocg la cola del pato, Entonces reanuda el juego al que ya ha jugado con la marmita, de la
lo aprieta para que chille. que por una parte aísla el vacío, y por otra lo lleno, al golpearle el
Pero la sesión ha dw;ado bastante. Arroja el pato, recoge la fondo. El hecho de que repita ese juego en dife.rentes sitios de la habi-
marmita qeptto de la .cual pone ],a lecllera, la Co\lVÍa a paseo. Al ir tación merece un acercamiento a) modo 1:omo Nadia descubrió, des-
a recogerla, arrastra debajo de ella al pato, prendido a su .pañal. pués del espejo, el. carácter tridimensional, de continente, de la habi-
Después se detiene, sentada ante la puertá .de .cqmunicación, y se tación, así como (!1 agujero de ese continente que es la ventana. Cierto
dirige a ella. . .. .,. . . ,. que también para Marie-Fran~oise la ventana es capital; pero ¿tiene el
Oigo que le dice «pipf» a la enfermera que vuelve a ponerla carácter de agujero que regocijaba a Nadia, en función de la estructura
en la cama. l)espués me entero de que se durmió antes de cenar, corporal que ella había adquirido? Por cierto que no . En ella Marie-
agotada. · · Fran~oise no encuentra una abertura hacia un más · allá, sino el sitio
de una llamada hacia una ausencia real, que simultáneamente hace de
o la ventana un agujero real, y del objeto de su llamada, en tanto real-
mente ausente, un objeto masivo, sin cualidades, y que no es portador
:Oado el escaso con~acto que est¡¡bleció Marie-FratJ.~oise conmigo de objetos separables.
en el Cl,ll'SO de las sesiones anteriore,~_) d poco CaS·O q\,le ~ hecho de Entonces al final de esta sesión tiene lugar una escena que desata la
mi presencia, el 13 de octubre opto por uria posición· de retirada, esto violencia de Marie-Fran~oise contra mí con una emoción que por pri-
es, por interrogar su demanda. de ~esiÓn. Más. iillá de . la ausencia de mera vez resulta visible. Los movimientos pueden asociarse con los
contacto, Marie~Fran)oise den;uestra ' qu~ busca algo,dado que se acer- de la crisis convulsiva del 3 de octubre, ante la comida. Pero en esta
ca sin vacilar. Su drama no consiste, pues, eh un:·rechazó ·de su parte, crisis la descarga muscular signaba la ausencia del otro en el sitio don-
sino en la: imposibilidad de plantear un pedido~ por falta de -recursos. de yo estaba y donde ella no podía verme. En el marco de la sesión yo
Su rechazo hubiera sido señal. dé una ambivalencia) a'la que hemos faltaba, del mismo modo que en las crisis nocturnas que ella padecía
visto que ella no tenía acceso. LO único q~e le: queda es dirigirme una desde hacía un tiempo no existía otro. En esta sesión hay un intento
llamada que no es uri.ívoca, y que se sitúa rii:ás hien, en el marco .de su casi logrado de dirigirme los movimientos entrecortados de los brazo~ y
imposible relación con el objeto, eXcl-uyendo la verdadera presericia del las piernas: Marie-Fran~oise no tiene una crisis convulsiva, actúa com
Otro. si me pegara y me rechazara, lo cual tiene sentido.
Por otra parte, .el b'echo de que· juegue con mis •gafas no significa Queda por averiguar por qué esto sucede a propósito cid pnf111l
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MARIE-FRAN<;OISE O EL AUTISMO RELLENAR VERDADERAMENTE EL AGUJERO DE SU CUERPO

que una enfermera le reacomoda delante de mí. ¿No es por la oi.sma bebé, intentando darle de comer un bizcocho del que ella ha mordido
razón por. la que Nadia, al :final de la sesión del 26 de diciembre, no un pedazo. Per::> detiene su movimiento a unos pocos centímetros de la
toleró que la enfermera la dejara ante mí con el trasero desnudo, y se .boca del bebé, y se deja caer sentada, como es su costumbre ant~ lo
desplazó rápidamente hacia su cama, sin mirarme ni oírme, y al día imposible. Por último toma al muñeco, lo apoya casi contra su ojo
siguiente se embadurnó de caca? El polo inferior del cuerpo tiene que para convertirlo en su doble, dije, y esto durante aproximadamente
ver con un agujero. Antes del espejo Nadia planteaba esta cuestión; cinco minutos. Hemos de ver la función primordial que cumple ese do-
Marie-Frans;oise también: acababa de hacerlo con la marmita. Bajo mi ble en el desvío patológico de Marie-Frans;oise. El movimiento fallido
mirada, ese agujero tiene que ver con la abertura real del cuerpo aguje- hacia el recipirote que hace caer al bebé en el arroz con leche la deja
reado; tal como lo mostró el 10 de octubre. Nadia también temía que inmóvil en un primer momento; pero rápidamente, abandonando la
mi mirada la agujereara. imagen de ese bebé embadurnado -el embadumamiento le impide
En cuanto a Marie-Frans;oise, mi mirada me colocó, a pesar de todo, convertirlo en su doble- lo convierte en el objeto que obstruye el
en el límite del surgimiento del Otro; esto se pone en evidencia cuan- agujero de su boca; sigue siendo evidente aquí la diferencia con Nadia
do al verme unos instantes después de la sesión se echa a llorar. ¿Llora en cuanto al embadurnamiento de la piel, con la caca o con la papilla.
como un niño ante un adulto, para llamarlo, o llora por. haber fraca- Después Marie-Frans;oise usa al bebé como intermediario para co-
sado en hacer oír esa llamada que no pasa de ella, así como su grito mer un poco de arroz, hundien_do en el plato un pie del bebé y chupán-
se le queda- en la garganta? Esta es también la cuestión que plan~a el dolo tres veces seguidas. Es un camino que le evita pedirme nada. Es
sentido de la crisis de desesperación que tuvo al día siguiente antes de también un callejón sin salida, y ella se deja caer sentada. En eso sigue
la sesión; crisis que según la. enfermera no tenía razón de ser y era el camino inve:so al de Nadia, que inscribió lo oral eh la cuenta de lo
inaccesible a toda forma de consuelo. escópico; mientras que Marie-FranC,:oise hace pasar el objeto escópico
Sin embargo, el 14 de octubre, mientras preparo el material de la que es el bebé embadurnado a la cuenta de la oralidad, donde se de-
sesión, oigo los grititos de Marie-Fran~oise que ha reconocido mi voz tiene su demaoda al Otro.
y me llama. Esto no le impide llorar al comienzo de la sesión, cuando . Lo que queda paralizada es la posibilidad para Marie-Franl,':oise de
la enfermera la sienta en una sillita en lugar de ponerla en el suelo. it.scribir, en el nivel del cuerpo del Otro, el objeto separable que ella
Por otra parte, se tranquiliza en cuanto la siento en el sitio habitual, podría encontr:~r para obturar el agujero de su cuerpo, dejando el cuer-
como si en su relación conmigo, tan problemática, no le quedaran más po del Otro agujereado por el objeto que ella podría quitarle. Nadia
que sus puntos de referencia en. el espacio. pudo hru:.erlo, en el debate que llevó a cabo desde el cuerpo real, cuya
Entonces da un paso que podría parecer decisivo en su rehción i.oposibilidad era evidente, hasta la inscripción significante del objeto
conmigo, como lo fue el de Nadia cuando emitió el significante -:<mE.IDá» del cuerpo, que abría el camino hacia su demanda. Pudo hacerlo
el 5 de diciembre, lo cual abrió el camino de tránsito de lo Real al porque de ent:ada el Otro que era yo no estaba excluido; o lo que
significante en la relación corporal. Marie-Fran~oise, que está chupando viene a ser lo mismo, porque el significante preexistía para ella, antici-
un bombón, me lo tiende con una amplia sonrisa, únicamente para de- paba la experiencia que ella podía tener.
cirme «DO>> y reírse. Pero su relación ffsica se queda más acá de lo que Este significante que preexiste a todos los demás es aquel a quien
Nadia podía poner en juego, y además ella vuelve en seguida a mani- Lacan le ha prendido el «Nombre-del-Padre», que en El yo y el ello
pular objetos en el cesto, lo cual la aparta de mí. Sin embarg:¡, no es Freud afirma que es «el Padre primitivo», base de la identificación
indiferente que entre esos objetos elija una marmita con tapa, tape que primaria; el ql:.-e, cuando no está excluido, hace posible toda mutación
atrae su atención y cuyo empleo· hemos de ver. de lo Real. Pero para Marie-Frans;oise estaba excluido: busca lo mismo
El aislamiento respecto de mí se acentúa cuando vuelve al plato, q'.Je Nadia, esto es,· obturar el agujero de su cuerpo, pero sólo en apa-
donde reanuda su única relación con el objeto: poner su rostro muy riencia, porque ella se queda en la clliicultad real inicial, en lo impo-
cerca del arroz con leche. Trata de plantear una relación distan:e c::m el sible de la mutación de lo Real en significante, único camino de la de-

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MARIE-FRANC::OISE O EL AUTISMO. RELLENAR VERDADERAMENTE EL AGUJERO DE SU CUFiRP

manda del Otro. Entonces no le queda otra. po_sibilidad que volver tativa, y ocupaba sencillamente el lugar de un escollo temporario de su
siempre sobre esta mostración de lo imposible; y se ensaña en vano, discurso, porque me lo dirigía en medio de la sesión. En tanto tal, ese
porque la pieza esencial del significante-maestro inicial está excluida. pipí tenía que ver con una carencia. El de Marie-Fran~oise en el orden
La cabeza del bebé embadurnado no viene a obturar verdaderamente su de lo Real tiene que ver con un pene; pero no puede mostrarlo más
boca, aunque haya dibujado sus labios, sino para dejar de ser la ima- que en mi ausencia.
gen sustituta del obieto que ella hubiera podido darme y que hubiera Esta secuencia de la sesión del 14 de octubre es capital; en ella
abierto el cruplno de su demanda a mí. Pero no se revela ninguna sus- Marie-Franc;oise demuestra que todo su problema corporal consiste en
titución metafórica; lo Real se cierra sobre sí mismo, y la· desesperanza rellenar el agujero, un agujero real que hay que rellenar realmente:
hace que como siempre Marie-Franc;oise caiga .sen.tada. l. Precisamente antes de la sesión le toman la temperatura rectal,
Una última escena, también en ausencia del Otro, representará d es decir, le «hacen» un agujero en el cuerpo; y justo después de un
último intento de mostrar que de lo que se trata es de obturar el agu- acceso de cóle~a inmotivado e inconsolable.
jero, el agujero del cuerpo que va de la boca al ano: después de tratar 2. Un poco después convierte al muñeco en su doble, adhirién-
de cerrar su boca, Marj.e-Fran~ois~ quiere .pop.er la tapa de la m2;tmita dolo a su ojo, desplazando a la superficie del ojo el taponamiento del
en el iraseró del bebé. Pero no lo hace, y lo que hace en lugar· de eso agujero de su boca.
puede dar un poco de vértigo: toma el pato, lo hace chillar apretán- 3. Rellena el agujero de su boca con la cabeza del bebé que cayó
dolo, hunde ¡a punta de la cola en el arroz, la.chupa, vuelve a empezar, en el arroz.
y volviéndome la espalda, con la cola del pato en la boca, lo aprieta 4. Después de tapar su boca con el bebé, le tapa al bebé el trase-
para que chille. ro con la tapa de la marmita.
Oaro que da vértigo ver que este objeto, habitualmente represen- 5. Por último, obtura su boca con el pato, al que le hace emitir
tativo 4e 1o.s estadios embrionarios, dada su reláción con el agua --en el grito que ella no puede lanzar.
el mes de febrero Nadia lo utilizó para expresar una relación de exterior Sólo en su cuerpo está en cuestión el agujero: su boca o su ojo. No
e interior, tanto la del pato .dentro de la b.ola como .la suya.en la habi- se trata en absoluto del agujero de mi cuerpo.
tación, con el hueco de la. ventana-, ver que este objeto rellena . el
agujero de su boca, y se convierte en una especie .de apéndke que la
nutre. Porque además da el grito. que ella no puede dar. Sólo a través
del Otro y hacia el Ot:ro.que soy yo podría Marie-Franc;oise emitir ese
grito; pero me da la espalda, porque una vez má.s es incapaz.de dirigir
su demanda, que también es su grito; y ella se ve confinada a mostrar.
en lo Reál sólo la vana prolongación de su cuerpo, como .un pene al que
hace gritar, tal vez, pero que no es más que el reverso del irremediable
silencio entre ella y yo.
Sin émbargo, en última instancia ese pato la lleva hast;ilos confines
del sigtrificante, hasta. tal punto lo Real se ordena y se infiltra de lo que
no se puede decir. Al final de la sesión oiré que dice a la enfermera que
la pone en la cama:. «pipí». Ese «pipí» está en lugar del grito imposible,
como la demanda que no pudo dirigirme en la sesión. En varia.s opor•
tunidades el pipí de Nadia en la sesión tenía qJle ver con lo que no se
podía decir en el período de violencia de los últimos días de diciembre;
pero contrariamente al de Marie-Fran~oise tenía una función represen-

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5

LO REAL Y EL SIGNIFICANTE SEPARADOS


PSICOSIS Y ESTRUCTURA

15, 17 y 18 de octubre
0 0 ;El15 de octubre cuando llego Marie-Fran~oise está sentada
en una mesa y una enfermera la calza. Me tiende una mano,
abriéndola y cerrándola, en un movimiento de llamada que acom-
paña un breve grito. Cuando la ponen en el suelo, inmediatamen-
te se dirige a cuatro patas a la habitación de las sesiones.
Se pone de pie frente a la mesa, empieza a chupar los bomb_o-
nes mirándome, y para eso se sienta. Su mirada es muy vivaz,
está muy en contacto conmigo. En dos oportunidades me tiende
un bombón para: mostrármelo. Vuelve a ponerse de pie ante el
plato y durante cinco minutos su mirada va del plato a mí y a la
ven"tana. Sólo al final su mirada incluirá en su circuito al bebé;
y en ese momento excluirá de él a la ventana.
Muy rápido acerca su rostro al borde del plato. Se incorpora
y sonriendo me dirige un gritito. Lo ha profe:r:ido muy suavemen-
te, y no he percibido en él la tonalidad de una llainada; su rostro
es sonriente, y no adelanta la manch'bula como le es habitual. Es
un grito dirigido . a compartir conmigo un interés antes que a
hacerme participar en una acción. Ella sabe bien que yo no toma-
ré ninguna iniciativa: cosa que hace mucho menos conflictiva su
emoción ante la comida. Adem~s, la segunda vez, en lugar del
grito que no era ni siquiera un fonema, dice «mamá», pronun-
ciándolo con nitidez. A partir de ese momento su mirada ya no se
dirige a mí, sino a la ventana; además se queda callada. Se lo
digo. ·
Entonces ya no se dirige al vacío sino al bebé. Su mirada va

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MARIE-FRAN(:OISE O EL AVTISMO LO REAL Y EL SIGNIFICANTE SEPARADOS

O O del bebé a mí y viceversa, sin pasar por el plato. Después toma O O tereotipados, y rostro hostil; cuando nos quedamos solas se ba-
al bebé y lo mi,ra a cierta distancia, sin decir nada, sobre todo sin lancea violentamente. Se detiene en cuanto. le digo que éstá
decir «bebé». Con el bebé pone el plato y la ventana entre pa- resentida conmigo por mi ausencia de ayer, y viene a llevarse los
réntesis y puede mirarme sonriendo; gran distensión de su rostro. bombones que está.ri -sobre la mesa. Empieza a chupar uno, lo
Le recuerdo la escena de la víspera. Vuelve a sentarse con el apoya contra la punta de su nariz y me lo tiende sin dármelo.
e
bebé indecisa lo mira a una distancia normal, como si dudara Lo abandona para apoderarse del muñeco, al que aproxima y
en convertirlo en su doble como antes. No sabe dónde ·ponerlo, mantiene a un centímetro de su o;o derecho, después contra su
lo deja para comer un bizcocho y .abstraerse después en la mani- nariz y de nuevo contra su oio derecho. Le digo que como yo no
pulación de las piezas de la vajilla de juguete. Fisgonea en el ces- vine ayer ella trata de ignorarme, incorporando a ella el m.uñeco,
to, saca de él una · marmita, una tetera y una tapa. Sostiene la al que convierte en su doble para excluirme.
tapa con los dientes, mientras trata de encontrar la manera de que ¿Qué es lo que entiende? Sea lo que fuere, detiene su ope-
la marmita y la tetera estén una dentro de otra. Enfurecida por- ración, me mira directamente en los ojos, primero con hostili-
que no llega en seguida a una solución, las arroja lejos de sí, dad y después sonriendo, dirigiéndome un grito de llamada y re-
después juega con la tapa, tirándola por el aire, golpeándola con- conocimiento, en el que insiste como si quisiera que yo la imita-
tra el suelo y haciéndola rodar. Se cansa, se detiene, la observa. ra. Le hago eco; encantada, insiste dos veces.
Se levanta para ir a buscar la marmita, la frota riéndose contra el A partir de ese momento se mantiene más en contacto con-
suelo, la pone del derecho y le pone la tapa. Está tan contenta de migo: mi presencia cumple un papel en lo que va a hacer. Curio-
haberlo conseguido que se 'da vueha para que la admire·. sea en el cesto, saca la lechera, la marmita y su tapa. Frente a mí,
De. pie, va a buscar la tetera, y trata otra vei de .encajarla en pone la marmita invertida sobre el suelo y la lechera encima. Me
la marmita. Después de muchos ensayos C<;msigue colocar la tnar- toma como testigo de su logro. Por un segundo se pone la tapa
. ·mita sobre la tetera~ fotníando una torre. Acimil:acióri; pero cuan- en la boca antes de colocarla sobre la lechera: todo se viene aba-
do añade la tapa a la marinita todo se viene abajo. Vuelve a em- jo. Furiosa contra la tapa, la recoge, la golpea contra el suelo,
pezar la torre, pat!liea de. impaci~cia, se enfurece porque los después la deposita sobre la base de la marmita, tras haber envia-
objetos· no le obedecen, se pone de pie para trasladar su furia a do a paseo la lechera en dirección de la ventana.
la tapa, a la que golpea contra el suelo balbuciendo violentamente. Carnina hacia la mesa, vuelve a sentarse con los bizcochos, sin
Termina por dispersar los tres objetos por diferentes rincones mirar al plato ni al bebé. Tira un bizcocho después de morder un
de la habitación, y se dirige a -la puerta de silida: Por el cami.I:lo trocito, toma la marmita simulando que bebe en ella, después
le pega puntapiés a la tetera, lo mismo que a la tapa, a la que atrapa un trozo de madera en forma de puente para chuparlo
patea delatJ.te de ella. Cuando llega a la puerta la abre y me mira mientras me mira. Le hago notar que simula beber donde sabe
con expresión dubitativa. Le digo que ha ·hecho una sesión muy ·que está vacío, que nunca quiere beber en el vaso, que tira los
buena, y que en efecto por hoy es bastante. Aparentemente ali- pasteles que están para comer, y que chupa el trozo de madera
. viada, arroja jugando la tapa a un niño que está en la habitación mirá.ridome. Entonces camina hacia la ventana diciendo «mamá»,
para facilitar su partida. La ayudo a subir los escalones y la dejo y arrojando la marmita delante de ella.
muy bien. · Mira hacia fuera queriendo ignorarme, hasta el momento en
El17 de octubre me entero de que el día anterior, día en que que le digo que llama «mamá» mirando a la ventana para decirme
no la llevé a la sesión, cuando perdió la esperanza de verme (pro- que con:io ·su· mamá no está la coi:nida está vacía; y que conmigo
bablemente me había oído), se embadurnó con. caca que sacó de no quiere saber nada porque ayer la abandoné. Se vuelve y CO·
su pañal, se llenó de ella las cejas, los ojos y los labios. mienza a caminar hacia mí empujando la marmita delante de dln.
Hoy me recibe con sus movimientos de brazos y piernas es- Pero oye un avión, cae sentada lanzando un grito, con In manili·

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MARIE-FRAN<;OISE O EL AUTISMO LO REAL Y EL SIGNIFICANTE SEPARADOS

O O bu1a muy adelantada hacia mí, y levanta la cabeza· hacia 2 cielo. O O descargar su cólera sob+e un pedazo de mí, mis gafas, después de
Le hablo de su miedo a todos los ruidos que vienen de h.era, y haberme hecho comprender que cuando la .madre no está, uno
tranquilizada vuelve a ponerse de pie; pero al hacerlo se l,Olpea no come·ni bebe. Habiendo sacudido las gafas, se decide a chu-
la cabeza contra el vidrio. El golpe la hace caer y me mi:a con parlas; pero sólo después de poner su boca sobre la de su doble,
hostilidad, acusándome del daño que se ha hecho. el bebé que el otro día tenía la cara llena de papilla.
Vuelve a levantarse y persigue con furor a la marmita; la mar-
mita choca contra mi pie y sin vacilar viene a recogerla. Se queda Cuando llego el18 de octubre, una enfermera le está dando la
sentada a mis pies por un . momento, sin saber muy bien qué ha- merienda a Marie-Fran~oise, que de pie se apoya en sus rodillas.
cer: su furia contra la marmita iba dirigida a mí, · y esa furia la Cuando oe ve me sonríe, e inmediatamente empieza a oponer
ha traído a mis pies por primera vez. Es una novedad, y ~s evi- difi.cu1tades para seguir comiendo. Así que le digo que en seguida
dente que la novedad de su iniciativa desencadena un trastorno vuelvo.
todavía más fuerte que su furia . Como de costumbre huye de su Cuando vuelvo, se deja caer sentada y se balancea. Mi llegada
emoción aislándose de mí como mejor puede, es decir, cooiendo en medio de la merienda la ha perturbado mucho; y expresará
un bizcocho de espaldas a mí. su resentimiento alternando el rechazo voluntario con la ruptura
Una vez que se ha calmado, se pone de pie de nuevo '! toma de contacto conmigo.
al muñeco sin mirar al plato. Lo pone en el suelo para venir !l Expresa el rechazo voluntario yendo a sentarse de espaldas
tomar mis gafas, y sentada las explora con un dedo, sin golpeteo , frem:e a la ventana. Empieza balanceándose, y en cuanto le hablo
después se libra con ellas al mismo juego que jugaba con k tapa : agita viol::ntamente los brazos Y. las piernas, comó si me pegara y
las sacude, las tira al suelo y las recoge. Las arroja para recuperar me envia:a a paseo rechazándome con los pies. La había atraído
al bebé, y a una distancia normal le mira el pañal y después la a la ventana la llamada del niño del lobo en el jardín: «mamá».
cara, como evocando lo que hizo consigo misma el día ante- Le hablo de su reacción, asociándola con ésa llamada de Robert
rior. A continuación lo apoya sobre su ojo, y termina poniendo y con la significación que tiene para ella. Ella precisa entonces su
su boca sobre la boca del bebé. Entonces lo pone a una buena dis- volrmtad quedándose por lo menos cinco minutos sentada, inmó-
tancia, le toca la nariz, la boca, los dos ojos ... lo cual :a hace vil, derecba,.jrente a la ventana, sin un sonido, sin un movimien-
buscar mis gafas con la mirada. Las acerca a ellas, ·toca el pañal to, pero dándome la espalda en un gesto cargado de hostilidad.
del bebé, después las chupa mirando al bebé, al que sostier.e Al cabo de ese largo rato, gira sobre sí misma para quedar
siempre . frente a mí y me mira sonriendo, con un rostro cuyo poder .expre-
La emoción .es demasiado fuerte: Siento que trata de huir de sivo es sorprendente. Es como si me dijera: «Ya sé que estás allí;
sí misma , y después de resumirle la escena anterior le digo : «Has- ya ves cómo te ignoro. Estoy muy contenta de que estés cerca de
ta mañana». Cuando me voy de su habitación me saluda con la mí, porque como mamá me rechazó ahora te puedo ·rechazar yo
mano. · a ti». Y 7Uelve a girar hasta ponerse frente a la ventana.
Se ha llevado al bebé, y mis gafas han quedado en el suelo. También expresa su rechazo tratando de beber por fuera,
Un poco más tarde me entero de que Marie-Fran~oise respon- por la bese de la marmita y la lechera, a las que después envía
de con entusiasmo a los fonemas de llamada de la enf~rmera, violentamente a paseo. También .trata de comerse la tapa, con
aunque no estén dirigidos a ella. agresividad hacia mí: comer lo que no se puede comer y rechazar
En la sesión de hoy compruebo: l. que Marie-Fran9JÍse me . lo que sí se .?uede.
ha responsabilizado del golpe que se dio al incorpora:se; 2. que Desp-.1és, mirando al cesto, lanza sonidos agresivos contra él
utiliza objetos intermediarios para expresar su agresividad contra durante aproximadamente dos minutos. Después de expresar así
mí, furor que la lleva a acercarse a mí por primera vez. Pudo su rechazo, tema .sin embargo del cesto un perro blanco, y se

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O O eyete dos patas en la boca. Lo sostiene con los dientes mientras lo recer esta primera secuencia a través de la escena en que Nadio dijo
mira y lo explora con el ded,o . Al advertix el cabo de hebra ter- por primera vez «mamá» el 5 de diciembre. El · «mamá» de Naclin
minadq en un nudo que sirve de ·o;o al perró y cuelga un poco, estalla en la culminación de la escena en que la violencia del deseo la
trata de r;:omérselo. Cuando verbalizo la escena del ojo, recordán- había llevado a apoderarse del objeto de mi cuerpo, dado que fue cris-
dole que ella pone los objetos muy cerca de su ojo cuaildo·quiere pando las manos sobre mi .pecho como todo se resolvió para ella a
«dáis.elos a sf misma» para aislarse de todo, arro;a el perro a sus través de esa llamada. Todo se había resuelto en el tránsito del objeto
pies y le pega con la palma de la mano. · real del cuerpo al significante. Mientras que para Marie-Franc;:oise no se
Todas estas escenas ·se ven interrumpidas por verdaderas rup- resuelve nada, puesto que su grito, «mamá», no anula el objeto, que
turas de .contacto conniigo, cuando se incorpora los objetos para sigue radicalmente separado, excluido. Lo Real y el significante siguen
que reingrese.n enesu mundo interior y ya no contengan ni una cada uno por su cuenta; y la ausencia de toda mutación de uno en otro
parcela de mí. deja a Marie-Franc;:oise ante el vacío. Es lo que dice cuando dirige su
· Al cabo de media hora de sesión se balancea mirando la puer- mirada hacia la ventana y ya no hacia mí.
ta. Me niira antes de tenderle los brazos a la enfermera, muy El vacío que ella descubre allí es la ausencia no de lo Real, sino
sorú:iente y emocionada .. Ha chupado los bombones, pero ignoró del significante -Jo que constituye un vaáo que no puede ser más
los pasteles, los bombones, el pl¡¡to y el vaso. real-, es decir, que no hay en esa ventana ningún significante que
pueda devolverle, en forma invertida, la demanda que ella emite.
o ¿Cuál es el significante qce le falta? ¿Cuál sino el primero de to-
dos, el de la represión originaria, el que Nadia encontró el 10 de
El 15 de octubre tiende la mano hacia mí, abri~dola y cerrándola, diciembre y fundó para ella todos los significantes en el lugar. del Otro,
y su movimiento de llamadá se acomp:úía de.tui gritito, como el 13 de garantía necesaria del «hacerse oír» del sujeto?
Un
octtibi:e. poco más tardé, ante el plato de arroz, repite ese grito
dirigido a mí, cuando habiendo acercado su ¡ostro al borde se incorpora En la escena que sigue Marie-Franc;:oise ya no se dirige al vacío,
y se -.;ruelve sonriendo hacia mí. sino al bebé. Antes el bebé había excluido a la ventana del circuito de
· Cierto que el grito es ten\le, y anoté que no percibí en él la tona- la mirada; ahora excluye de él al plato. Es algo así como un nuevo
lidad de una llamada, sino que t~a el sentido de hacerme ·compartir intento. de excluir lo Real, que como hemos ·visto se resiste a mutarse
un interés. Como se trataba del plato, creo poder afirmar que ese grito en significante, a falta de la presencia del Otro.
no apareáa ~amo la demanda de que yo le dier~ de comer, e§tO ·es, no Cierto que al intento no le faltan consecuencias, porque con ese
aspiraba a hacerme partícipe de una acci6n. Le; Real del plato seguía bebé, con ese pequeño otro, Marie-Franc;:oise pone el plato y la ventana
siendo excluido, imposible; lo cual no impedía ,a Marie-Fran~oise dar entre paréntesis, y puede .mirarme sonriendo, con una gran distensión
el salto hacia el significante ·«mamá», que pronuncia con nitidez. En- en el rostro. Anoté que no podía nombrar al bebé, como si su anterior
tonces su mirada se dirige a la ventana, ya no a mí, y se queda c;allada; fracaso del «mamá» se lo impidiera, pero lo mira a una distancia nor-
se lo digo. mal, sin ponerlo contra su ojo para convertirlo en su doble, como
Con esto ella no hace otra cosa que volver a lo que ha precedido, había hecho con el muñeco . Pero entonces no sabe qué hacer con él
cuando después de un intercambio de bombones en que por primera y lo deja . Nuevo fracaso; no puede llevar al bebé a la dimensión de
vez su mirada era vivaz y muy en comunicación conmigo, se quedó in- una imagen donde ella pudiera reconocerse. Lo cual nos lleva a pensar
móvil ante el plato durante cinco minutos, mientras su mirada iba del que la dimensión imaginaria no existe sin la posibilidad de promover
plato a mí y de mí a la ventana. En ese momento su m.irada incluyó al lo Real a lo significante, es decir al sitio del Otro.
bebé en el circuito y excluyó de él a la ventana, Desde el principio Nadia nos dijo hasta qué punto la imagen clc-1
Antes de analizar el papel de ese bebé, podemos examinar y escla- otro estaba relacionada con el Otro, tanto que los suma en el ohjrt

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d~ su fascinación ellO de diciembre: «a + A». Matie-Fran~oise mues inscribirlo no puede tener imagen. A partir de allí su embadurna-
tra que no puede haber «a» sin A. miento no es como el de Nadia. Bordea la superficie solamente donde
hay un agujero, un agujero real. Nadia afirmaba que la superficie de
La escena que sigue es un juego que consiste en encajar una mar- su piel no debía tener agujeros, y que sólo mi superficie de A debía
mita y una tetera, que podría pasar por un juego de continente y tenerlos. Marie-Frans;oise no puede decir lo mismo de la superficie
contenido. En realidad el objeto principal es la tapa, desde el prin- de mi cuerpo," puesto que yo no existo para ella en el lugar de A; y es
cipio al fin de la escena; y como siempre pasa con la tapa, se trata preciso creer que existe una dimensión simbólica de esta exigencia
de rellenar un agujero. Además, una vez que ha renunciado a enca- de que el cuerpo del Otro sea agujereado, dado que como Marie-
jar la tetera en la marmita hace una torre, y en lo alto de la torre Fran~oise no puede descubrir simbólicamente el agujero en mi cuer-
quiere añadir la tapa, lo. que hace. caer todo: . primero de.splaza su po, es~ agt1jero rea_parece en lo real del suyo.
furia sobre la tapa, y después la empuja delante de ella cuando Ten~mos la tentación de discernir allí un aspecto esencial de la
se dirige a la puerta de salida. Termina arrojándosela a otro niño, psicosis del sujeto infantil: la ausencia del Otro tiene como cansé~
como por juego, cuando se va. · cuencia el que no haya agujero. ¿No cabría decir incluso que no es
En · última instancia, es evidente que ella vincula a esa tapa en el Otro sino su agujero, agujero de recepción, único sitio donde el
tanto encubre agujeros con el otro:. un pequeño otro a quien no pce- sujeto puede advenir si no es en un Real, lo que hace que sea él el
de convertir, como Nadia, en objeto separable de mi cuerpo, y por agujereado en lugar del Otro?
consiguiente cuyo agujero llenaría. Fracasa porque yo no estoy en la
escena. Una vez más no se produce la articulación del otro con el El 17 de octubre, después de embadurnarse de manera de dibu-
Otro, a falta de que lo Real se articule con el significante. jar Jos agujeros de su cuerpo --como la cabeza del bebé que cayó
en el plato de arroz, dibujó sus labios, es decir, el borde del agujero
Sin embargo, cabe decir que yo aparezco en negativo el 16 de de su boca-, me recibe con mala cara y balanceándose violentamente.
octubre, día en que no pude llevar a Marie-Fran~oise a la sesión, y Ya hemos dicho que ese balanceo está hasta tal punto relacionado
en que es probable que ella me haya oído en la casa. Por la noche, con el Otro que basta que yo lo interprete en función de mi ausen-
habiendo perdido toda esperania de verme, se embadurnó de c:;.ca cia de la víspera para que ella lo. detenga.
sacada de su pañal: se llenó de caca las cejas, los ojos, el borde de Empieza entonces a saborear un bombón, lo apoya contra la pun-
los labios; la enfermera insistió espontáneamente en el hecho de que ta de su nariz, me lo tiende sin dármelo: intento de hacer pasar el
la caca bordeara los labios. agujero de su cuerpo al mío, con el bombón. Pero en seguida lo
Ese bordear los labios no deja de plantear algunas cuestiones. abandona para apoderarse del muñeco, al que aproxima y mantie-
Difiere sensiblemente de la descripción de lo que había hecho"Nadia: ne a un centímetro de su ojo. Interpreto el sentido de este doble, y
se había embadurnado de caca el cuerpo y la cara, y hasta había co- también entonces ella interrumpe su operación, para lanzarme un
mido caca. Dicho de otro modo, para Nadia se trataba de la superfi.:ie gritito de llamada y reconocimiento, que imito; encantada, ella _insis-
cerrada, no agujereada, entera; cabe decir que es su piel la que debía te dos veces.
ser una superficie sin fallas ni agujeros, de un solo costado, sin ex- Esta secuencia entre los bombones y el grito nos impone el sen-
terior ni i.ri.terior. Versión sobre su piel de la imagen del 10 de di- timiento de los límites de Marie-Frans;oise: ella oye muy bien lo que
ciembre: en ella su piel respondía a la totalidad «a + A». Mi aus<!n- le digo, pero su respuesta sigue manteniéndose en un marco que ella
cia había traído como consecuencia -esa reacción, ·que ponía en · co-n- nci puede hacer estallar. En efecto, después del intento de cuestionar
trapunto la existencia de <<a» y A. un agujero en mí negándome el bombón que había puesto contra mi
Para Marie-Fran~oise no hay ni A ni «a»: ni A reemplazado por nariz, toma el muñeco para colocarlo contra su ojo, contra su nariz,
la ausencia real, ni pequeño otro, que en ausencia de un A donde después contra su ojo, porque más allá del agujero sobre mí busca la

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imagen del otro que sería para ella un punto de anclaje; para poder el contrario, en el caso de Marie-Fran~oise, cuando le digo lo que.
hace, cabría decir que me responde que para ella no se trata de
orientarse frente a · mí.
No podemos dejar de evocar aquí el proceso de Nadia frente a la ~<nada» , sino de lo real de la ausencia: va a la ventana y dice ~<mamá».
imagen a + A. Pero para Nadia el A era la referencia dela existencia Este real de la ausencia cobra repentinamente un aspecto insólito, si
del otro, que podía inscribirse en la imagen: Ahora bien, para Marie- no pavoroso, cuando por esa misma ventana llega el ruido del avión
Fran~oise el otro no tiene existencia imaginaria porque para ella no que pasa: Marie-Fran~oise se cae sentada dando un grito, eco del
existe el Otro; y lo que le queda del otro no es una imagen sino un ruido que acaba de escuchar, y que me reprocha volviendo la cabeza
hacia mí.
objeto real, el muñeco. .
Para no perder esta imagen Nadia la había adherido · a la super-
ficie de su ojo. Aunque el muÍíeco no sea una imagen sino unobjeto La escena que sigue es el primer verdadero intento de artic::ular
real, Marie-Fran~oise también lo aplica contra su ojo. El 10 de di- un objeto de mi cuerpo, que son las gafas, con el bebé. Sin embargo,
ciembre mi acto de nombrarla .había desprendido la imagen del ojo mis gafas no -tienen ni tendrán el mismo valor polimorfo -que tienen
de Nadia, había hecho de ella un significante reprimido, significante para Nadia.
primordial de su represión originaria. Para Marie-Fran~oise, que hace De entrada, Marie-Fran~oise las asocia con la tapa : una vez que
del muñeco un doble para excluirme, mi inte.rpretación no es nada las ha tomado, las explora con el dedo, las sacude, las tira y las re-
más que un punto de detención; y casi ini:nediatamente, con su, gri- coge. ¿Cabría decir entonces que ella evoca lo bastante el problema
tito de llamada, da el salto hacia el significante, pero deja 'Una aper- del agujero sobre mi cuerpo como para poder tomar al bebé después
tura real entre lo Real del muñeco por una parte .y el ,significante de de arrojar las gafas? Resulta indedso lo que b1ce con el bebé. Mira
su llamada por qtra, sin que , se produzca mutación del pri¡nero en sucesiyamente su pañal y después su cara · --evocación, anoté, de lo
el segundo; lo mismo que hizo el 15 .de octubre entre el plato y que hizo consigo misma la víspera, cuando se embadurnó--, es decir
«mamá». De allí que si para Nadia la imagen del 10 de diciembre no plantea el problema de ·los agujeros de ese bebé; por lo tanto los de
volverá nunca porque ha sido reprimida en tanto significante, el mu- su propio cuerpo, a juzgar por el solo hecho de que en ·seguida lo apli,
ñeco no puede ser reprimido, sino que conservará su fur).ción de do- ca contra su ojo, y termina poniendo su boca sobre la del bebé. -
ble, pegado a su ojo.
Así es como todo v:uelve al punto inicial del encuentro del «do-
El hecho de haber oído mi intervención queda pues aislado para ble>> cubre-águjero·, .cuando en sentido inverso vuelve a lo que ha
Marie~Fran~oise, y no implica para ella, como pm.a Nadia, una reela- prééedido: pone al bebé a cierta distancia, le toca la nariz y la boca,
boración de lo escópico; y si lo oído puede llevarla hasta el límite r· después los dos. ojos, y esto la hace buscar mis gafas con la mirada,
del «hacerse. oír» _en su grito de llamada, éste no . se dirige en absolu- Las acerca a ella, toca el pañal del bebé, después se porie a chuparlas
to al Otro, como en Nadia, sino a la inmediatez de su eco. mirando al bebé, al que no suelta. Entonces su emoción se . vuelve
.muy intensa, como si se hubiera acercado demasiado a un paso de-
Marie-Fran~oise reanuda el juego de hacer una torre con las pie- cisivo que no puede dar: que el bebé se convierta en su imagen a mis
zas de la vajilla de juguete; me toma de testigo, pero a lo que aspi- ojos, en el sitio donde ella hiZo un agujero al quitarme las gafas.
ra más allá es a la tapa, que cubre el agujero; y como ha fracasado En .e l circuito entre ella y d bebé por una parte y yo a quien ella
al colocarla en lo alto de la torre, se enfurece contra ella: la gólpea ha agujereado por otra al tomar mis gafas, el bebé se le impone de~
contra el suelo y después la pone sobre la base de la marmita. . . masiado co¡no para venir a rellenar el · agujero que ella ha abierto
En esta marmita simula beber un poco más tarde, y redoblando sobre 'mi cuerpo. No le queda otro remedio que huir, y es lo que hace ;
su simulación arroja los bizcochos y toma un cubo para chuparlo huir el riesgo ·de ser mi verdadero tapa-agujeros. Se lleva al bebé y
mientras me mira . Es~e tipo de simulación había sido para Nadia una deja mis gafas.
victoria en su ~;elación con la «nada», esto es, con el significante. Por El 10 de diciembre Nadia había conocido esa alternativa: tcnc.:r

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el cuerpo obturado por la imagen o venir después de que yo la lla- En su dimensión de Real cabe decir que la ventana es una pared
mara a ocupar ese sitio de tapa-agujeros. Pero para ella esto sucedía -una pared donde ella intenta beber, como en el exterior de la mar-
en otro registro, el·del significante, donde el peligro se inscril::ía en la mita y la lechera- es decir, ella no abre un agujero: lo que obstacu-
metáfora, y donde la metonimia le permitía por una parte rehusarme liza la ruta del Otro es que para Marie-Fran¡;:oise el Otro no tiene
su cuerpo para tenderme sólo un pie, y por otra poder revertir la si- agujero. ¿Intenta quizás al menos hacerlo cuando· agresivamente tra-
tuación y buscar un objeto sobre mí, para proferir el significante ta de comerse la tapa, de destruirla delante de mí? Después se vuel-
«mamá» respondiendo al mío «Nadia», significantes que nos plantea- ve a la cesta, de donde saca el perro blanco, y trata de comerse el
ban a mí como Otro y a ella como sujeto. Evidentemente, Marie- ojo de ese perro. Le asocio ese intento . de comerse el ojo del perro
Fran¡;:oise no se encuentra en ese punto, presa todavía por entero de con lo que expresa cuando aplica los objetos contra su ojo . Pero cabe
lo Real, sin metáfora ni metonimia. añadir que dada la estructura escópica, donde la mirada puede borrar
la dimensión de pérdida del objeto, es el único camino que le queda
El 18 de octubre, · cuando liego, una enfermera le e.s tá dando <le para evadir más que una pérdida una mutilación. Mi mirada no debe
comer a Marie-Fran<;:oise, y ella no puede soportar que le den ¿e comer arrebatarle el objeto que ella aplica contra su ojo-órgano.
bajo mi mirada. Tampoco Nadia pudo soportar en la sesión la me-
rienda que le daba la enfermera; o por lo menos la reobió con Esta sesión ·está marcada por varias rupturas conmigo, y por una
la mirada baja y ausente. Lo manifiesto es que para Nadia la comida, suerte de precipitación de su ojo sobre los objetos. La conch;¡ye ba-
cuando no concierne al Otro, debe ser rehusada: ella aspira a la lanceándose, mirando la puerta de salida. Y, sin embargo, al · volver
mano que le da de comer, no a la comida; y rechazar la comida .Ja re- tiende sonriendo los brazos a la enf~me.ra.
mitía al Otro, que para ella ya tenía su estatuto. Para Marie-Fran- ·
<;:oise se trata del mismo vacío del Otro a propósito de la comida, es
decir, de que el Otro no está allí y ella es remitida al vacío. Por otra
parte, cuando vuelvo después de su merienda· se deja caer sentada y
se balancea.
Esta experiencia, al comienzo de la sesión, teñirá todo lo que
sigue de una aspiración al vacío donde mi mirada la remitió mientras
la enfermera le daba de comer. Se balancea porque para ella no hay
Otro. Razón por la cual ella no puede aceptar que yo le hable, y agita
los brazos y las piernas como si me. pegara. Se . vuelve a la ventana;
tanto más cuanto que en el jardín ha oído que Robert llamaba «mamá».
El hecho de que yo le hable del atractivo que eso tiene para ella, no
pone fin a su voluntad de quedarse largo rato frente a la ventana, sin
un sonido, sin un movimiento, volviéndome la espalda.
Esta hostilidad es importante en la medida en que ella me con-
cibe como el Otro, a quien ella tiene tantos reproches que hacerle.
Al menos es el esbozo de un movimiento del que Nadia no se había
privado, y del que puedo decir que era mi deseó porque sabía que
era su oportunidad. Pero Marie-Fran<;:oise, despué·s de haberme son-
reído por un momento, vuelve a la ventana, poniendo fin a' su apela-
ción al Otro.

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LO REAL, LA DEMANDA Y EL SIGNIFICANTE


RELACIONES DE SUPERFICIE y RELACIONES DE DÍSTA.NCIA

21, 22 y 23 de octubre
El 21 de octUbre, debido a la diversidad de objetos que
Marie-Fran~oise ha chupado en el curso de las sesiones ·prece-
. dentes cuando no podía tocar el plato de arroz, introduzco en el
material de la . sesión un biberón lleno de leche.
'c uando llego, seguramente me ha ~ído disponer el mate-
·rial; la .enqrentro . dandci gqlpecitos con su dedo índice en un
trapo: simula ignorarme. Es una reacción ante mi presencia,
porque éste ya no es su comportamiento .habitual fuera de las
sesiones. En efecto, según la opinión de todos Marie-Fran~oise
ha cambiado mucho , también físicamente. Lo cual me hace pen-
sar que basta que ella me oiga, sin siqciera verme, para que
adopte su conducta de defensa esquizotténic:a, dirigida a redu-
cir mi persona a un otro soportable; cosa que intenta en vano
a· través de ia ruptura-síntoma.
Persiste en la misma actitud cuando ya he entrado en la
habitación; después renuncia a esa ruptura y me mira. Enton-
ces se ríe, y a toda velocidad se desplaza sobre su trasero hacia
los escalones.
Una vez en la habitación, se dirige directamente a la mesa,
· adonde al principio no ve el biberón, como si se aislara de él:
no tiene reacción ninguna. Sólo le presta atención, accesoria-
mente, cuando quiere apoderarse de los pasteles que estnn 1d
.lado del biberón. Los toma y se los come, lanzando al blbrrnn
mlradas furtivas. Percibo que en ella crece cierta excitnd ón.
Abandona los pasteles-sustituto y trata de abstrnt:rMt' t-ncnjnn

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LO REAL, LA DEMANDA Y EL SIGNIFICANTE
MARIE-FRANc;OISE O EL AUTISMO
O O Lo abandona para ponerse de pie ante el plato. Lo devora
O O do unas en otras las diferentes piezas de la vajilla de juguete. con los ojos, tiembla por un ·instante, acerca mucho su rostro,
Pero esto no puede distraerla de veras de su centro de atrac- después su mirada va de mí al plato, y lanza hacia mí un grito
ción, y vuelve a él poniéndose de pie para mirarlo intemamen- de auxilio, con la ·manch'bula muy adelantada. Hace esto du-
te. Empieza a patalear, mirándome de vez en cuando, furiosa rante varios minutos, dando puntapiés en el vacío, furiosa por-
contr~ mí que no la ayudo a decidirse; pero no lo hace de ma- que no obedezco a su deseo.
nera desagradable. Esto la lleva a encontrar una puerta C.e sali- En realidad su deseo es ambivalente; su mirada va del pla-
da a su deseo en la parte que representa: absorber algo. Pero to a mí, pero cuando se clava en mí es agresiva y devoradora.
no ha llegado a eso todavia. Además ayer logró darme la cuchara, mientras que hoy ni si-
Vuelve a caer sentada, se dirige al cesto, y hurgando en él quiera esboza ·un movimiento hacia ella. Su furor se acrecienta,
termina por encontrar una cuchara. Se apodera de ella, vuelve pero la carga de ese furor no es desagradable; lo que desea es
a mí, y por un momento juega a arrojarla por el aire, sacudirla, pedir de un modo lo bastante ambivalente como para que, a
volverla a tomar: es en cierta medida el mismo juego a que pesar de su demanda, yo no le dé, y ella pueda entonces guar-
jugaba con las gafas. Termina poniéndola en mi mano, vuelve darme rencor. Por otra parte precisa esa intención dejándose
a ponerse de pie y mira el plato, con la boca abierta, después caer sentada con una expresión de alivio y alegría que me está
me mira a mí haciendo movimientos de masticación. Se -:omerá dedicada. Aliviada porque no he cedido. La he protegido con-
· todo el plato . Pero da a entender con claridad que se trata ¿e tra el mal que quería que. yo le hiciera.
un sustituto, porque su mirada se ve permanentemente atraíóa Le explico todo estó. Viene a quitarme las gafas riéndose.
por el biberón y enseguida la de~vía de él. Si no, me n:ñri muy Las sacude, las golpea, las arroja, las recoge. Entonces se sien-
ele cerca, sonriendo : me come con los ojos un poco. te disponible para su juego habitual, que consiste en embutir
A continuación se queda un largo rato frente a mí, ~poyada las piezas de vajilla; pero el juego dura poco y ella se dirige a
casi contra mí, y empieza a lanzarme fonemas a la cart:, salpi- la puerta, poniendo ella misma fin a la sesión, como para huir
cándome con saliva y adelantando la mandíbula como Si me ts- de mí.
cupiera la comida en la cara; la carga emocional no es penosa, Le resumo la sesión de hoy, le recuerdo la de ayer y le in-
sino más bien lúdica: . terpreto su deseo de huir de mí. La llevo con los demás.
La llevo con los demás. Después de la sesión me informan que esa misma mañana
soportó muy mal la presencia en su habitación de un adulto
El 22 de octubre, cuando llego a la institución, veo ~ Mar~e­ junto a otra niña, para una observación. Empezó a balancearse
Fran<;oise en la ventana; me mira con mucho interés, pero a y la enfermera tuvo que llevarla a otra habitación porque se
la distancia me resulta imposible discernir si verdaderamente se puso a gritar.
da cuenta de que soy yo; tanto más cuante que no tengo la
blusa. El 23 de octubre encuentro a Marie-Fran<;oise tendida en su
Dispongo el material mientras la oigo balbucear intensamen- cama, como si estuviera cansada. Cuando me ve se sienta y em-
te en la habitación contigua; pero tengo que hacerla esperar :o- pieza a balbucear con impaciencia. Durante casi toda la sesión
davía. En cuanto abro la puerta se desplaza hacia mí, se hace co- se mantiene de pie ante la mesa, con una soltura física que
locar al pie de los escalones y se apresura hacia la mesa para nunca le había visto antes.
tomar los bombones. Se deja caer sentada y se pone ,odas los Chupa un bombón, con la c¡¡beza entre los brazos, y babea
bombones en la boca. Mientras los chupa recoge el conejo, al en el suelo en lugar de tragarlos; se lo hago notar. Entonces
qué mira con gran interés, sin aproximarlo demasiado a su muerde el bombón.
rostro.
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MARIE-FRANCOISE O EL AUTISMO LO REAL, LA DEMANDA Y EL SIGNIFICANTE

DD Lentamente, su mirada pasa del plato al biberón; del b¡be- OO El término «beber» no es exacto : por primera vez consta-
rón al conejo, después al vaso y por fin al bebé. Me mira con to problemas de deglución cuando se trata de beber en el vaso.
la misma atención que acaba de prestar a cada uno de esos ob- En realidad mama; y mientras bebe del vaso su mirada u de-
jetos, como si yo fuera uno de ellos. Después se sienta con el tiene en el biberón. Pienso que su negativa a beber del vaso,
bebé diciéndome «bebé», y queriendo mirar debajo del pañal, siendo ella bulímica y bebiendo a cucharaditas, tiene su origen
deseo del que tiene mucho miedo. Se acerca con grandes reti- en su· deseo insatisfecho de mamar, como lo balbuceaba hnc
cencias al pañal, lo mira largamente; acerca el dedo, da tres o un rato.
cuatro golpecitos en la hendidura antes de intent"ar introducir En la escena siguiente confirmará este origen : absorbe toda
en ella el dedo ... Me mira interrogativamente y vuelve al bebé, al la leche del vaso que se ha derramado en la mesa a través d
que mira perpleja. Pone largamente la boca . sobre la del bebé. tres intermediarios sucesivos:
Mirándome de nuevo, me lanza una serie . de palabras adelan- - Sus dedos, y después toda la palma que chupa con de-
. tanda la ·mandíbula: «Bebé, 'bibí, pipí; teté». Al; decir «teté» leite mirándome . Le hago notar que mama la leche sobre sus
mira al biberón, se pone de pie y dice «Se f.ue, se ·fué» , con manos , mientras que dice «se fue» cuando se refiere al bebé o
tono- viÓlento. ' a mamá.
Mira de nuevo el biberón, abre y cierra la boca como si - Un pastel, que come a pedazos embebiéndolo cada vez.
con:iiera, sin hacer movimientos de succión . Se lo ·digo, lo que - Las gafas, que chupa después de hundirlas en el charco.
atrae su atención sobre el plato. En:toñces me ·toma el brazo Entonces ya no me mira, como si fuera demasiado chupar la
para acercar nii mano a la ·cu~ara. Cua1,1do la cuchara está llena leche mediante un pedazo de mi cuerpo. Lame el resto del ch:ar~
acerca a ella su boca muy abierta y se come todo el contenido co y se deja caer sentada conservando siempre mis gafas.
del p!ató de esta manera. · Recupera al muñeco y lo mira a través de las gafas; es decir,
Me come con los ojos mientras' le doy de comer; tío sin cier- pone un cristal contra la cara del muñeco, acerca el conjunto a
ta violencia ·latente cuando clava la mirada en el bibet6n; lo su ojo, poniendo el cristal en contacto con él. Esto me pareció
que me hace pensar que lo que le doy es un sustituto del bi- un interesante mecanismo de incorporación simbólica de una
berón que no puede pedir; parte de mí, parte que ell¡;¡ estima que le fue arrebatada al ser
Mientras come, tose varias veces; y como se Io digo se ríe y separada de su madre cuando tenía edad de recibir el pecho.
se raspa la garganta. Le digo que hace como si quisiera devolver Pero de este modo ella se aísla de un contacto conmigo.
la comida que me ha pedic;l.o que le dé. Creo que la' sesión de hoy ha durado bastante. Sin embargo, no
En ·el curso de esta escena· se sienta con el muñeco; ~;l que está conforme con que la ponga en la cama : se .saca los zapatos
apoya con fuerza contra su ojo, teniendó siempre ai bebé con y los arroja a través de la habitación.
la otra mano, pero sin incorporarlo.
Una vez que ha vaciado el plato no está conforme. Patalea, o
se inclina cada· véz · más hacia el vaso. Me toma el brazo para
acercarlo a él, como hizo hace un.' rato con la ~ehara. Pongo el Dije que el 21 de octubre introduje el biberón porque desde el
vaso a ·su alcance· y espero. Pone en él un dedo· tímido y lo in- comienzo ella mostró una actividad de succión que me hacía pensar
cii:n3: para ver lo que es.. Cuando comprueba qtie es ·leche se que necesitaba volver a ese estadio oral primario, bloqueada como
incorpora y hace con la mirada el ciYcuito vaso, biberón; yo, estaba ante el plato de arroz .
mientras balbucea salpiia'ndo 'saliva. Al cabo de un e;;érgico ras- El hecho es que desde la primera sesión no tuvo i.n}úbición nin-
paje de garganta, se decide á hacerme .tomar el vaso, de'spués guna en chupar los bombones; cierto que también se había coinido
de abrir la boca contra su borde. Querrá beberlo todo'.'·' los· pasteles, y por lo tanto toda la comida, antes de darme las bo-

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MARIE-FRAN(:OISE 0 EL AUTISMO LO REAL, LA DEMANDA Y EL SIGNIFICANTE

fetadas. En las sesiones siguientes siguió chupando los bombones , ac- mente no se vive como agujereado en su cuerpo; porque el agujero de
tividad que se oponía radicalmente a su imposibilidad de t:xar el su cuerpo es rellenado de entrada por los objetos del cuerpo del Otro.
plato de arroz. Sólo accesoriamente, en el nivel oral, el agujero de su cuerpo hace su
En primera instancia ignora el biberón -¿voluntariamente, dado aparición con la pérdida que experimenta y que hará emerger su de"
lo inexpresivo de su mirada?- y sólo le lanza unas miradas furti- manda dirigida al Otro; con la condición primordial de que el deba-
vas . Pero -su excitación se acrecienta. En el resto de la sesión la pre- te se inscriba entonces en el significante.
sencia del biberón no es ajena al proyecto de hurgar en el cesto para En tanto anulado en su dimensión de Real por la mutación sig-
sac~r de él la cuchara después de unos juegos de diversión. nificante, el objeto no viene a colmar el agujeró, sino que debe pasar
Después de un juego que consiste en arrojarla al aire, recuperar- por la demanda al Otro. Después de la anulación de lo Real, esta de-
la, sacudirla --el mismo juego a que había jugado con las gafas- rea- manda quedará necesariamente insatisfecha: ¿cómo satisfacerla si en
liza lo que yo le había dicho: que no le daría de comer sino cuando lo Real no puede surgir ninguna demanda, y en el significante, ca-
ella me lo pidiera; es decir, me pone la cuchara en la mano mirando mino obligado dé la demanda, ningún ·Real puede venir a llenar el
el plato con la boca abierta, y mirándome después con movimientos agujero?
de masticación . Aquí es preciso subrayar que esperé de ella una de- Aunque después de comer el plato de arroz Marie-Fran~oise diga-
manda activa y sin ambigüedades para darle de comer; no me con- que no es eso a través de los fonemas que me escupe, no por eso
formé con su boca abierta y sus ojos fascinados ante el plato : eso hu- sigue menos el sentido inverso de la demanda; es decir, me ha hecho
biera .tenido que ver con la repetición de la bulimia, donde no h ay comprender que quería el arroz mediante movimientos, sin articular
ni Otro ni deseo del sujeto; el deseo. sólo puede pasar por una cie- la demanda propiamente dicha; y al articular los fonemas no dice
manda, aun cuando la conclusión sea «no es eso», que es la que e]a otra cosa que .su rechazo. ·
saca después de comerse el plato de arroz. Lo esencial de la escena no está en el hecho de que ella coma el
Su demanda ha pasado sólo a través de gestos, pero encx.ena a el arroz, sino en su mirada que se pasea entre el biberón y yo . Dicho
uso de la boca para decirme «no es eso», al salpicarme en la cara; de otro modo, lo que la situación expresa se sitúa para ella en lo es-
con la mandíbula agresivamente adelantada, toda una secuencia de cópico y no en lo oral: tener realmente el objeto pegado contra el
fonemas . Es cierto que « esm~ era el objeto escópico durante todo el ojo para colmar la pérdida que la actividad oral de comer le revela
tiempo en que se comía el arroz; porque su mirada se veía .cons:ante- al mvel del agujero de su boca.
mente atraída por el biberón, del que se apartaba enseguida, o bien También Nadia, al principio, no contaba más que con su mirada
por mí, y me miraba tan de cerca que pude decir · que me comía con para entrar en contacto con lo que la rodeaba. A propósito de ella
los ojos . Dlcho de otro modo, su actividad oral tiene mucho qt:.e ver reflexionamos largamente sobre este rasgq · esencial de la función es-
con lo escópico, que es una actividad de superficie; así fue desde el cópica, de reducir al máximo toda pérdida. Pero si en · el caso de
comienzo, no sólo al quedarse fascinada ante el plato de arroz: que Marie-Fran~oise se puede argumentar con ese rasgo, también hay que
más de una vez Marie-Fran~oise se comió con los ojos, acercrncb a él dar cuenta de una . diferencia considerable respecto de Nadia: Nadia
su rostro, sino también cuando apoyó contra su ojo un objeto, el nu- llamaba la atención no sólo por su mirada sino por el carácter paté-
ñeco o el bebé, como para convertirlo en su doble . El bóé sirvió tico de su mirada, que pudimos calificar incluso como viviente . La
también para rellenar el agujero de su boca. mirada de Marie-Fran~oise es la muerte; las primeras veces que la
De modo que todo el problema oscila entre el ·agujero del cue::po veo está vacía de toda expresión y de toda emoción; y aun en las
y la superficie . No hay agujero del cuerpo sino a través del Otro: . es sesiones aparentemente ricas de lo que ·ella aporta, como la del 4 de oc-
él quien. ha de estar afectado . En una primera etapa debe ser el úr:.ico tubre, saco la conclusión de un comportainiento y una mirada aisla-
en tener el cuerpo agujereado. Es lo que demostró Nadia al explorar .in- dos de todo contacto conmigo; como si no quisiera otra cosa que ase-
sistentemente y desde el comienzo mi boca . El pequeño sujeto inicial- gurarse de mi pasividad.

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MARIE-FRAN~OISE O EL AUTISMO LO REAL, LA DEMANDA Y EL SIGNIFICANTE

En . Nadia lo escópico se había acoplado muy pronto con la ex- lativa de la exclusión del registro significante de los objetos, de to-
ploración de mi boca, que proseguiría sin pausa hasta el 10 de di- dos los objetos, y no solamente de los objetos-comida. Como lo ha
ciembre. Esta exploración de mi boca era el modo como Nadia decía testimoniado todo su debate con el biberón, Nadia ha tenido que
enseguida que yo era un Otro agujereado. Podemos incluso anticipar asociar diferentes niveles pulsionales: escópico, ·oral, auditivo, para
que en la escena de transitivismo del 7 de noviembre, cuando vomitó tratar de superar el conflicto que la oralidad lleva a su máximo .nivel
a raíz de que yo mordí el trozo de bizcocho, lo que ella más temía entre el objeto de la necesidad y el del deseo, entre lo Real y lo sig-
era que ese agujero estuviera lleno; en seguida se había asegurado de nificante, entre el todo y la nada. También Marie-Fran~oise intenta
que no lo estaba, poniendo su dedo en mi boca antes de que yo la vincular la oralidad y sus escollos con lo escópico; pero en ella el ob-
dejara. A partir de es·e agujero · de mi boca ella fundaba la existencia jeto no abandona, sin embargo, el registro de lo Real. Si aspira al
de objetos separables de mi cuerpo, vinqliados a otros agujeros sobre objeto oral, su fascinación escópica no le sirve de nada; como tam-
ese cuerpo, que posibilitaban su ~atisfa<;ción . Pero ¿por cuál camino? poco nada se resuelve cuando ella llega a la crisis convulsiva. Marie-
Por cierto que no a través del. objeto 'real que ella hubiera podido Fran~oise fracasa en la inclusión del objeto en su mirada; más aún,
atribuirme, sino a través del obj~to velado q~e pudo pedirme cuando se ve privada de su mirada, a falta de poder incluir en ella al objeto,
el 5 de diciembre, crispando sus manos sobre mi pecho, todo se re- que sigue siendo real. Sin embargo, demuestra que es a ese objetivo
solvió en el significante «mamá» que me dirigió. Para ello lo Real de adonde tiende, aun encontrando en él lo imposible. En efecto, desde
los objetos había sido ·promovido al nivel del significante, y si yo el comi~o no deja de aplicar el objeto real contra su nariz; después,
era portadora de objetos lo era de objetos significantes. A pesar . de superado el comienzo del tratamiento, lo aplica sucesivamente contra
que el día 10 de diciembre ella 'regresó masivamente a lo escópico en la nariz y contra su ojo. En el cuadro inicial de su relación con los
su. fascinación «A + a», y de que allí lo Real se puso de manifiesto objetos , los aplicaba contra su nariz: en lugar de llevárselos a la boca,
en los movimientos de succión, no fue menos posible la . dimensión como todos los niños de su edad, los apoya contra su nariz, esto es,
significante cuando, aun después de . haberlo resistido, . escuchó mi hace de su nariz el sustituto del agujero de su boca, como si negara
llamada; lo cual conllevÓ la . represión primordial, represión fundada la existencia de ese agujero en su cuerpo.
en el hecho de que existe el significante. Es preciso advertir que lo. Cierto que . a partir de la segunda sesión viene a quitarme las ga-
que la fascinaba tenía que· ver con una imagen, y no con lo Real. fas, las arroja y acerca su rostro al mío, sus ojos a un centímetro de
Después de esta represión se terminó la preponderancia marcada de los míos. ¿Ha abierto un agujero en mí al quitarme las gafas? No lo
lo escópico, aun cuando co.ri posterioridad, ·en el curso de la fase del creo; más bien buscaba allí un contacto de superficie de los ojos-ór-
espejo, quiso explorar la superficie de mis ojos. ganos, superficies sin · agujero, para ella y para mí; que se unen sola-
En cuanto a Marie~Fran~oise, su mirada está. muerta porque no mente en lina adhesión orgánica, que no me concibe como Otro, ni
tengo agujeros, no t'engo agujeros a explorar, no tengo objetos sepa- concibe el espacio de la mirada. Soy uno de los objetos reales, a quien .
rables de mi cuerpo, al menos simbólicamente: como lo había sid<) ella ha otorgado privilegios sólo a nivel muscular, a través de las
para Nadia el pequeño otro, cuando retiré mi ma1;10 de la cama del bofetadas.
vecino, en ausencia de él. El hecho .de que ·yo no tenga agujeros para En todo caso, cabría decir que es lo que se manifiesta en las se-
Marie-Fran~oise significa que sobre mi cuerpo no hay para ella nin- siones; pero ha de haber un más allá para que por una parte a ella
gún sitio donde pueda operarse la mutación de los objetos reales en le importe tanto venir a las sesiones, hasta el punto de que a veces
significantes. De modo que está enteramente librada a lo Real de los manifiesta precipitación y cierta alegría, con una mímica más vivaz,
objetos, y la pérdida que experimenta sólo puede ser colmada por y para que por otra, según se me informa, el efecto de las sesiones
objetos reales. Estos objetos corresponden también a la saciedad de se traduzca en un cambio en su .vida institucional, cambio muy os-
la ausencia real•con la que. ella se ve confrontada en la ventana. tensible tanto frente a los adultos como a los niños.
De modo que la ausencia de agujeros sobre mi cuerpo es corre-

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MARIE-FRAN<;OISE O EL AUTISMO LO REAL, LA DEMANDA Y EL SIGNIFICANTE

El 22 de octubre reencuentra el plato, pero la experiencia de la Empieza por chupar tm bombón, y por príffiera vez, en lugar de tra-
víspera, día en que · comió todo después de pedírmelo activamer.te, gar su saliva, la deja caer al suelo, bajando la cabeza entre sus dos
no se repite. Comer el conteriido del plato <<no era eso»; «eso» es brazos apoyados en el borde de la mesa; lo cual va cada vez más en
adherir el objeto a su ojo; es lo que hace al acercar su rostro al pla- sentido inverso de toda satisfacción oral, o mejor dicho de toda in-
to, deslizando una mirada hacia mi, y hasta lanzando una llamada. Se gestión, como si afectara con una negación el agujero de su boca.
enfurece porque no obedezco a esa llamada, y, sin embargo, se mt:.es- En la e-scena que sigue asocia muy rápido el agujero de la boca
tra muy aliviada de que yo no le dé el arroz; hubiera sido forzarla. con la otra extremidad del cuerpo, que ella sólo puede explorar en
Cuando le explico todo esto se distiende mucho. Me quita, rien- el bebé, dado el componente escópico de su exploración. Como el
do, las gafas, las sacude, las golpea, las tira, como lo había hecho con bebé tiene un pañal, la mirada de Marie-Frans;oise se detiene dema-
la cuchara en la sesión anterior. No deja de sorprender esta asocia- siado pronto, por una parte; pero por otra tiene miedo de ver el agu-
ción entre la cuchara y mis gafas, lo mismo que en Nadia. En Nadia jero. El miedo parece calmarse mediante la larga mirada que :fija en
la asociación se había producido el 6 de febrero, en plena etapa del el pañal del bebé. Reencontramos la función de velo, cuya importan-
espejo, y tenía un carácter representativo: mis gafas eran objeto de cia Nadia mostró muy precozmente, esto es: la necesidad de ese velo
mi cuerpo, y su cuchara objeto del suyo, al tiempo que poniéndolas ante el objeto para que lo Real se articule con el significante. En
y sacándolas del arca experimentaba su adquisición de la noción de cuanto a Marie-Fran~oise, su exploración, como lo mostrará ensegui-
conteriido y continente. Era un paso decisivo que había hecho con el da, se dirige ante todo a la existencia o no de un agujero. Como no
espejo. Evidentemente no ocurre lo mismo con Marie-Fran~oise: rii tiene un acceso directo al agujero, después de esa prolongada mirada
la cuchara rii las gafas son promovidas a otra cosa que lo que son, acerca su dedo e intenta introducirlo en la abertura del pañal, pero
esto es, un objeto de mi cuerpo, pero que no remite ni remitirá en en vano; a lo sumo logra dar tres o cuatro golpecitos en la abertura,
absoluto a la exploración de mi cuerpo. Esta falta de articulación lleva de acuerdo con su modo habitual de defensa ante los objetos, defen-
a Marie-Frans;oise a conformarse con su juego habitual de encajar sa que como hemos dicho reemplaza incluso al acto de chuparse el
unas piezas en otras; también ese juego dura poco, y ella se dirige a pulgar cuando se duerme, es decir, que evita realmente- el agujero
la puerta: como si no tuviera recursos para decir más. de su boca. Por el momento me mira interrogativamente, mira per-
Cuando me informan que · después de la sesión soportó muy mal pleja al bebé, y volviendo al agujero de la boca de éste deposita lar-
la presencia .en su habitación de un adulto junto a otra niña, no pue- gamente en él su propia boca. } .
do dejar de evocar la imagen de Nadia «A+ a»; o más aún lo que La escena concluye con una explosión significante, como si una
al principio del tratamiento Nadia no podía tolerar · ver: la presen- presión excesiva en ascenso ya no permitiera contener los significan-
cia de otro niño junto a un adulto, especialmente ]unto a ID.í. Como tes que brotan de la boca de Marie-Franc;oise en un santiamén, y que
entonces Nadia, · Marie-Fran~oíse se ha puesto a balancearse y a ·gri- tienen sentido: mirándome y adelantando la mandíbula, me lanza:
tar. Las dos se han visto confrontadas al mismo espectáculo de ma- «bebé, bibi, pipí, teté», y al decir «teté» mira el biberón, se pone
nera intolerable, reaccionan ante él de la misma manera: en el caso de pie y con tono violento dice: «se fue». En ese santiamén, lo real de
de Nadia habíamos advertido el carácter imposible y Real de la pre- la ausencia se ha transformado en significante; la lógica del signi:fican-
sencia del pequeño otro junto a mí; pero a Nadia le bastaron apro- te arrastra a M¡¡.rie-Fran~oise y ~e dirige su demanda.
ximadamente quince días para salir de esta imposibilidad re:J., inte- Infortunadamente, su boca se ha cerrado sobre el significante.
rrogando mi cuerpo y el agujero que el otro podía dejar en é:. al fal- Y sólo dirigiendo mis movimientos ella me hace tomar la cuchara y
tar, no solo realmente sino simbólicamente. llenarla en el plato. Así se come todo el contenido del plato, como la
primera vez, pero a juzgar por la tensión que se apodera de ella cuan- .
El 23 de octubre Marie-Fran~oise está extenuada; y, sin embar- do mira el biberón, y también por la tos que la sacude mientras come,
go, en la sesión dará pruebas de una soltura física mucho mayor. muestra que no es eso; como si quisiera rechazar esa comida; la mis-

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MARIE-FRANt;OISE O EL AUTISMO LO REAL, LA DEMANDA Y EL SIGNIFICANT.

ma negativa que expresó la antevíspera, lanzándome a la cara salpi- y vuelve a lo Real de su cuerpo, lamiendo lo que queda del chnrco,
caduras de saliva y fonemas. sin haber podido en ningún momento formular su demanda y diri-
El paso que se anunciaba con tanta claridad en los significantes gírmela.
antes de que se hiciera alimentar por mí cambia de rumbo, puesto _ Sin embargo conserva todavía mis gafas en su mano cuando, por
que en eLcurso de la misma escena ella se sienta con el muñeco, lo :fin, se deja caer sentada . Entonces, como siempre, aquello que en lo
apoya muy fuerte contra su ojo mientras con la otra mano tiene al oral no es puro fracaso la hace conformarse con lo escópico y con la
bebé: esta comida, decididamente, no es «eso», ella no es de mi aplicación sobre el ojo: pone -qn cristal contra la cara del muñeco,
cuerpo, el Otro no está implicado, y Marie-Frans:oise se ve reducida como si mi ojo también estuviera implicado, y acerca el conjunto a
a tapar con el muñeco el agujero de su cuerpo; coloca a ese doble su ojo, poniendo el cristal de mis gafas en contacto con él.
no sobre su boca, sino sobre su ojo, deslizándose hacia lo escópico. Volvemos a encontrar aquí lo que había conocido Nadia respecto
de su ojo y el mío: después de despegar el 10 de diciembre Ia imagen
La escena siguiente es un nuevo intento, relacionado siempre con de su ojo, había tran-spuesto esta imagen sobre la supe:rficie de mi
el biberón, al que mira pero no puede tocar, y hacia el cual balbucea ojo, después que la nombré y después de la represión. Allí- es donde
r.aspándose la garganta, antes de hacerme tomar el vaso y de llevar Nadia fue a buscar insistentemente la imagen, hasta que finalmente
mi mano hasta poner la boca contra el borde. el espejo desprende esa imagen del ojo, del suyo y el mío , nl estable-
«Llevar mi mano» es especifico de la relación del autista con el cer una distancia, un espacio tridimensional en que la super:úcie había
cuerpo del Otro: lo manipula como un objeto. Allí está el sello de dejado de ser la única dimensión de su relación de objeto . Pero es lo
una relación con lo Real del cuerpo del Otro, que fracasa en el in· que Marie-Fran~oise no pudo lograr.
tento de aislar objetos: pardales es su denominación clásica, podría· ¿Qué es exactamente lo que no pudo lograr, cuando en las suce-
mos decir más exactamente significantes, en la medida en que sola- sivas escenas las sustituciones de objetos estallan a cada momento
mente la dialéctica significante permite este recorte del cuerpo del manifiestamente? Los objetos-comida en especial han ocupado el si·
Otro. Nadia nos lo ha demostrado inequívocamente a través de la tio del biberón, corno lo atestiguan las miradas furtivas que le arroja
imposibilidad que tenía de tocarme a mí y a cualquier objeto -me mientras come. Este proceso de sustitución ¿no es el principio cil la
refiero tanto a su movimiento automático de abandono como a sus metáfora? Por otra parte, el proceso de Marie-Fran¡;oise en este or-
palmas, que mantenía en el aire cuando yo la llevaba- antes de que den nos hace pensar a cada momento en un calco exacto del proceso
su proceso le permitiera articular su demanda del objeto del que yo de Nadia; todo en él se reproduce, incluso el significante, algunas de
era portadora a través del significante. cuyas sucesiones son mucho más ricas que los fonemas que emplea
Volvamos a Marie-Fran~oise: quiere beberse todo el vaso; en Nadia, lo cual se debe evidentemente a la diferencia de edad.
realidad no bebe, mama, con la mirada fija en el biberón; lo qúe ¿Cuál es entonces la diferencia esencial entre Nadia y Marie-
quiere decir que con el vaso ella llega al objeto sustituto del biberón, Fran~oise? Es una diferencia enteramente situada en la relación con
no sin proponerse una vei más un imposible, puesto que en esas con· el Otro. En Nadia la relación cnn el objeto pasa por el Otro, a quien
diciones la mayor parte de la leche se derrama encima de la mesa. ella interroga sin cesar; el objeto pierde allí su dimensión de Real ,
Ella hace todo lo··que puede por absorber esa leche derramada a tra- se transforma en significante, en el sitio del Otro que soy yo. Su re·
vés de tres intermediarios sucesivos. Hay en esto un último intento ladón con el Otro prevalece de tal manera que toda relación de
de mediatizar su . relación oral con la leche, en un marco en el · que objeto pasa por ese Otro, al ti'empo que en él se produce la significa-
ella tiene mucho que decir: la succión, relacíón primitiva del cuerpo ción. De allí el carácter esencial de la relación de objeto, que consis-
con el Otro, pero que fracasa también en la medida en que después te en que lo que funda el deseo en Nadia es una relación con In
de haber pasado por su tuerpó tras el pastel, es demasiado para ella carencia de objeto. No asf en Marie-Frans:oise, en quien tambi~n
utilizar mis gafas para ~bsorber la leche. Entonces no me. mira más encontramos -y en qué medida- lo Real y el significante; pe- In

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MARIE-FRAN~OISE O EL AUTISMO

permanecen separados, dado que el significante no puede inscribirse ~1


7
en el Otro, inexistente para ella en cuanto tal, y a quien oanipula ·
como si se tratara de cualquier otro objeto real, haciéndolo pasar de -~- EL DOBLE y LO REAL
su .ausencia real en la ventana a una presencia no menos real cuando t ·
se dirige a mí. Así, pese a las apariencias, malogra la verdadera di- "1f ' LA PERDIDA REVELADA EN LO ESCOPleo
mensión de toda palabra articulada que es la metáfora; y co::t mayor W Y LA AUSENCIA DE MIRADA
razón, la otra estructura significante que es la metonimia. Ma:ie-Fran-
~oise nos enseña que el discurso psicótico puede cambiar, pero en él
la sustitución se sostiene exclusívamente en lo Real de los objetos,
sin que se produzca la significación en el Otro, condición absoluta-
mente necesaria para poder hablar de metáfora. Este proceso cons-
tituye la exclusión de la castración, de la · cilal el psicótico, en. estas
condiciones, no quiere, no puede saber nada. 1f.iil 25, 27 y 29 de octubre

OO El 25 de octubre los niños de su habitación me han escu-


chado arreglar la habitación d~ sesiones y vienen a apiñarse en
lo alto de los escalones. Marie-Fr~~oise, que no está en primera
fila, balbucea furiosa. Cuando me acerco, me tiende los brazos
por encima de las cabezas de los otro_s.
Cuando la dejo en el suelo en la habitación de las sesiones,
lanza a los otros una mirada provocadora, y se desplaza muy
rápidamente hacia la mesa sobre su trasero. Se pone de pie, se
apodera de ·los .bombones y empieza a chuparlos.
La sesión de hoy es una reacción contra la anterior, tan im-
portante. Como había dado un paso adelante, hoy da un paso
atrás. La sesión que siguió a aquella en que pidió y recibió co-
mida por primera vez incluyó temblores, balanceos, comporta-
miento autista, tics y rechazo de mí. En esta sesión sucederá
lo mismo, pero de manera atenuada: utiliza ciertos comporta-
mientos adquiridos, así · como ciertos objetos intermediarios,
aunque provengan de mí; · y el contacto es menos autístico. Pero
al cabo de diez minutos quiere volver con los demás.
Toda la sesión gira alrededor del deseo de que yo le dé de
comer sin que ella me lo pida activa~ente. Si yo obedeciera a
ese deseo ambivalente, equivaldría a que fuera. yo quien corta
el contacto entre ella y yo: dado el carácter autístico de la bu-
limia.
Sin embargo logra pedirme activamente la comida ponién-
dome la cuchara en la mano, abriendo la boca o tomando el vaso.

310 BL~J}; 311


MARIE-FRAN(:OISE O EL AUTISMO EL DOBLE Y LO REAL

O D Su participaci6n gestual es un intento de hacer perder a la co- D O ma escena ambivalente de demanda; está muy claro que dr
mi pasividad.
mida su carácter autístico. La escená se resume así: acerca mu-
Patalea, toma un pastel, muerde un trozo, y después, mi
cho su rostro al plato, con los ojos desorbitados, pasea su mi-
rándome, lo arroja violentamente en mi dirección.
rada del plato a mí, lanzando un grito de auxilio, con la man-
Mira de nuevo el plato, el biberón, el vaso, el bebé. Repi-
ch'bula adelantada, y se echa a temblar mirando de nuevo el
te «bebé, teté» tendiendo la cabeza hacia mí pero mirando el
plato. Recomienza la misma escena con el vaso. Patalea lanzan-
biberón, en una actitud muy crispada; y se deja caer, con el
do una mirada rápida al biberón. Le recuerdo que ella sabe pe-
bebé en una mano, el bebé cuyo pañal rr..ira con interés, y mis
dir de veras, cuando no está tironeada por el deseo.
gafas en la otra mano; y se inmoviliza así en una actitud hie-
Toma al bebé y se sienta a mis pies cori él. No sabe qué
rática.
hacer; lo mira con -mirada ausente, después lo pone a su lado
Le recuerdo la escena de hace un rato con las gafas, las es-
para levantarse y apoderarse de mis gafas. Dos ~eces consecu-
cenas en que ella colocaba su boca sobre la del bebé, su miedo
tivas las moja en el arroz con leche y las chupa, después se deja
de mi boca al comienzo del tratamiento , y su correspondiente
caer sentada, mirándome furiosa. Me muestra mis gafas, las gol-
deseo de comerme.
pea, las arroja riéndose y las abandona para reemplazarlas ppr
Entonces sale de su contemplación, me mira, arroja el bebé
el muñeco, al que pone contra su ojo para incorporarlo. Se. pohe en un rincón, mis gafas en otro y la lechera que acaba de tomar
a rugir; pero no está aislada de mí; me , dirige el rugido agresi- en otro. Se pone hiperactiva, toma piezas de la vajilla de ju-
vo; después se detiene y me rlli..ra. · · ·guete, las encaja y desencaja muy rápidamente y las envía a
Ella misma pone fin a la sesi6I).; y la oigo reír c~n los demás paseo. Ac-tividad de huida, porque se dirige inmediatamente a la
mientras recojo el material. puerta de salida. \
Espero un poco, después me acerco. Me mira a ladra, me
El 27 de octubre trata de que le dé de comer como la últi- dice «no» y vuelve a toda velocidad hacia la mesa para apope-
ma vez. Como mira el plato dando 'gritos, le hablo de la cu- rarse de la cuchara. Al pasar, ha advertido el orinal por prime-
chara que sabe darme cuando quiere. La mira, vacila y su mi- ra vez.
rada se desliza hacia las gafas. Le recuerdo . que las ha usado Tiene una manera muy curiosa de llenar la cuchara, que
como cuchara. Entonces se acerca mucho a mí, pone su mano puede compararse con la manera que tiene de deglutir cuando
en mi rodilla y me mira largamente, abriendo y cerrando la bebe en el vaso. Arrastra la cuchara sobre la superficie de la
boca como si comiera; se lo digo. sémola, desde lejos hacia sí, con la base de la cuchara sobre
Siempre apoyada en mi rodilla, mira el biberón, el bebé, y la sémola. Al cabo de tres veces la cuchara se llena. Entonces
· dii:e: «bebé> teté», y vuelve a mirar las gafas. Lentamente ade- · come y vuelve a empezar varias veces hasta que la cuchara arras-
•' lanta la · mano para tomarlas. Las hace deslizarse a lo largo de tra una nata: la mira colgar, la mete dentro, trata de volver a
mi nariz, suavemente, hasta que puede cerrar su boca sobre .el sacarla; pero la angustia crece y ella se deja caer sentada, mirán-
círculo de la .montura, siempre atenta a que el extremo de una dome con expresi6n dolorosa. Pongo la nata en el plato. Marie-
patilla esté sobre mis labios. Como la patilla se desvía un poco Franc;:oise vuelve a tomar la cuchara y sin la menor vacilación
de mi boca, la endereza de manera que queda exactamente con- saca la nata, y la hace caer del otro lado del plato. Entonces
tra mi ,boca, y se queda asÍ. durante diez segundos, mirándome me mira encantada, come dos o tres cucharadas, después empie-
intensamente. za a arro;ar con la cuchara sémola sobre la mesa y por el suelo,
cada vez más violentamente.
Entonces se deja caer a mis pies, sacude un poco mis gafas,
Me ha impresionado su expresión de dolor mientras co111f11
vuelve a ponerse de pie ante el plato donde reproduce la mis-

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MARIE-FRAN(:OISE O EL AUTISMO EL DOBLE Y LO REAL

O O sola, entonces le digo que es muy doloroso llegar al extremo de O O más un rito que una realidad. Se acerca a mí, se apoya en mi
comer sola a una edad en que la comida todavía es la madre, su rodrllti y me mira largamente, con los o;os muy cerca de los
presencia, su calor. Al comer sola ante mí en la sesión pudo míos, ~amo si me incorporara, con el mismo mecanismo al que
concretar por primera vez hasta qué punto ha tenido que des- rec:;rr~ con los ob;etos que transforma en sus dobles. Su mÍl·a-
pojar a la comida de su verdadero sentido -un don a recibir-, da se de~orbita por un momento y después se vuelve muy dulce,
debido a que su madre no estaba, para llegar a la bulimia. Así sin tonalidad devoradora.
es como a continuación, furiosa contra esa .comida despojada de No toca mis gafas, salvo al final, pero es únicamente para
sentido, en la medida en que tiene que dársela a sí misma, ella reti=arlas, y ya no cumplen la función de pantalla entre sus ojos
puede desparramarla por todas partes: es que yo todavía no y ks míos. Vuelve ante el plato, lo contempla, recoge mis gafas
soy «otra». . pars tundir una de sus patillas en el arroz y chuparla. Tampo-
Se sienta para contemplar los pequeños montones de sémola co -esto es lo que busca y las deja caer. Hasta se les sube en-
desparramados, y esto trae una escena sumament~ penosa. Torna cim~, y por todo el resto de la sesión conservará uti pie sobre
al muñeco, se sienta dándome la espalda, se pone a temblar con una áe las patillas de mis gafas.
el muñeco en una mano y la cuchara en la otra. Coloca al mu- DJrante largo rato hablará con el arroz con leche. Lanza
ñeco entre sus piernas separadas, muy cerca de su pañal, y lo hac:a él una serie de fonemas variados, ~lgunos de ellos com-
golpea con la wchara. Acerca su boca, con lo cual queda en po- pre:lsibles., como: «no está, teté, bebé, mamá no, no quiero» y
sición de rana sobre su vientre, y tiembla dos o tres veces enci- otros que parecen la fusión de dos verbos: «pedir y comer».
ma del muñeco, siempre contra su pañal. Después vuelve a Prom:ncia estos fonemas a veces vident~mente, con la mandí-
ponerse de pie para extender con violencia los montones de sé- bula .lacia delante, y otras veces con dulzura, muy bajo. De vez
mola, rugiendo . en :u ando me los dirige a mí, lo cual me da ·verdaderamente la
Por último se dirige hacia la puerta de salida. Cuando la impresión de que trata de dar un sentido afectivo a la comida.
abro se dirige a la palangana de agua que hasta entonces había Est·J se me hace tan evidente que se lo digo; y ella oye, porque
ignorado, se inclina hacia ella como lo hacía hacia el plato; des- se detiene, mira largamente el biberón y dice: «mamá no está»,
pués sale. dejándose caer sentada, como superada, agobiada por lo que le
sucede.
El 29 de octubre Marie-Franr;oise ha ·de debatirse con sus E:1tonces rompe por cinco minutos la emoción de la escena
sentimientos hacia el plato de arroz, sentimientos que han cam- interesándose en las piezas de vajilla, encajándolas y desencaján-
biado un poco a partir de la última experiencia. En la sesión an- dolas, siempre con lógica, dándose cuenta enseguida de las im-
terior, al comer sola, ha caído en la cuenta del vacío afectivo de posibJidades. Experimenta alegría al lograr lo que quiere y
esta comida con la que se llenaba; de ahí sus fugaces expresio- most.cirmelo.
nes de dolor, que atestiguan su toma de conciencia de esta rea- Lanza algunas miradas a la palangana; una vez se inclina
lidad. Hoy tratará . de insuflar un sentido afectivo a la comida, sobre ella; entonces, tensa, envía a paseo las piezas de vajilla
antes de llenarse de ella. Ese es al menos el sentimiento que me y vuelve a ponerse de pie ante el plato.
transmitió toda la escena. WJra el arroz acercándose a mí, y termina por apoyarse en
Ante la mesa, empieza por contemplar el arroz, después su mis rodillas. Bruscamente toma una decisión: se acerca al pla-
mirada se fija sucesivamente en cada uno de los objetos que es- to, toma la cuchara, y maniobrando con ella de la misma ma-
tán sobre la mesa antes de fijarse en mí . Lanza un breve grito nera que en la sesión anterior empieza a comer pero come sólo
para que la haga comer, pero ningún movimiento hacia la cu· tre: cucharadas. Me mira como si buscara la función que quiere
chara sigue a ese grito . Por otra parte, esta semidemanda es hacer::De cumplir; es exact~; porque vuelve a hundir la cuchara

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MAR1~-FRAN(:OISE O EL AUTISMO EL DOBLE Y LO REAL

O O en el arroz y me embadurna tres veces consecutivas la me¡illa y daderamente, pero ante la cual está dispuesta a retomar su actitud
la frente. del comienzo: aislada de mí, se pone a temblar mirando el plato.
La primera vez me embadurna con bastante agresividad, 3. Mi negativa la lleva a intentar reintrodudr entre ella y yo
y después lo hace dulcemente, casi con amqr:; este embadurna- al otro bajo la forma del . bebé. Pero no es una imagen; es sólo un
mient~ me hace pensar que Marie-Fran~oise prepara lo que ha objeto real sobre el cual ella :fija una mirada ausente.
de venir: me lame la mejilla, incorpora, por lo tanto, una comi- 4. Este fracaso .la conduce por último a dirigirse a mis gafas,
da que habrá reencontrado su sentido primitivo 1 y se lo digo, que en última instancia podrían desempeñar la función de un objeto
recordándole la -escena parecida con la cabeza del bebé. que ella quisiera sacarme, lo que haría de ese objeto un significante.
Extenuada, se deja caer sentada, . arroja agresivamente un Allí reside probablemente todo el esfuerzo que hace para seguirme en
juguete, vuelve a ponerse .de pie, toma el muñeco y comienza lo que le digo y que ella comprende muy bien, sí es que cabe deqrlo
la misma escep~ que en la última sesión, pero se detiene para así, como es clásico advertir que los pequeños psicóticos «compren-
volver a la comida, .esta vez al vaso. Tr?ta en vano de peber en den» todo lo que se les dice. ¿De qué comprensión se trata, por apa-
él, porque muerde su borde y la leche se derrama. Furiosa, arro- rente que sea? Marie-Fran~oise nos lo dice cuando me muestra mis
ja el vaso lejos de ella y vuelve a caer sentada. gafas, las golpea, las arroja y las abandona para apoderarse del muñe-.
Le hablo del final de la sesión y voy ·a abrir la pue¡:ta. Ella co, ponerlo contra su ojo y ponerse a rugir contra mí: es como si
no está contenta y se dirige rápidamente a la palangana para por un breve instante hubiera percibido que con mis gafas me hizo
tratar de hundir en ella. una lechera. Pero no se decide a ha- perder algo, pérdida que es también suya, y cuya responsabilidad me
cerlo, la arroja y se dirige hacia la puerta. imputarla, al tiempo que la niega r·adicalmente, rellenándola median-
te el muñeco que coloca contra su ojo. El muñeco es lo Real, es s~jt
o doble que la de:fiende contra el s~gnificante del objeto de mi cuerpo.

La sesión del 25 de octubre no es pasible de comentarios sino En la sesión siguiente, el 27 de octubre, esboza un acercamiento
pa¡;a confirmar lo que ha precedido: físico conmigo cuando pone su mano sobre mi rodilla, al tiempo que
l. La escena del comienzo, con .la victoria fácil de . Marie-Fran- me mira largamente y hace movimientos con la boca. Entonces oye
~oise sobre los demás niños que se agolpan en lo .alto de los escalo- bien su deseo de comerme, del que le hablo, puesto que mirando al
nes de la habitación, nada tiene que ver con el problema de los pe- biberón y al bebé dice: «bebé, teté» .. Pero su movimiento hacia el
queños otros en relación. conmigo. Son meros objetos que ella elimi- objeto oral cambia de dirección; conectada como está con lo Real del
na, .~in plantear de. ninguna manera una .cuestión así (como lo hizo objeto, no puede sino volver al registro escópico. A la inversa de
Nadia al comienzo del t:ratamiento: el1ug~ que le suponía al peque- Nadia que se había refugiado en ese registro porque es por naturaleza
ño otro para mí la inhibía o la desesperaba porque ·par,a ell~.-existía .el que menos revela la pérdida del sujeto, Marie-Fran~oise se apodera
el Otro). Para Marie-Fnin¡;:oise )os demás niños son sólo obstáculos de mis gafas para obturar su boca y conectarse con mis labios, como
reale.s entre ella y )os obj.etos de la sesión- que están .sobre 1~. mesa, si a través de eso revelara lo menos posible no su pérdida sino la
pero yo estoy prácticamente au.sente; · salvo a títu.lo de irlstrurnento. mía. Cuando vuelve a continuación al objeto-comida y no puede pe-
2. La sesión prosigue en esta perspectiva, y toda la relací6n con dírmelo, advierto que desea mi pasividad y percibo entonces que no
los objetos-comida no me implic_a d .en tanto Otro. Hasta el p~to de podría tolerar que yo le diera de comer, cosa que me despojaría de
que a pesar de su .llamada le niego esa comida que no me pide ver- pasividad.
Se da el mismo transitivismo, a la inversa, cuando come un trozo
·1. Es lo que pensé en el momento, refiriéndome incqnscientemente a Nadia. de pastel y lo arroja violentamente en mi dirección. Es un callejón
Veremos que no hubo nada de eso. sin salida: el bebé en una mano y mis gafas en la otra, se queda in-

316 317
~

MARIE-FRAN(:OISE O EL AUTISMO EL DOBLE Y LO REAL

móvil; en última instancia, el bebé es ella misma, que sigue separada El 29 de octubre, después de descubrir el mismo callejón sin sa-
del objeto de mi cuerpo. lida con la comida para encontrar a su Otro, reanuda el camino de lo
¿Por qué este imposible? Lo dice cuando sale de su irrm-n ilidad escópico: aproxima tanto sus ojos a los míos que parece querer in-
para encajar y desencajar en vano piezas en la vajilla de ; ~.:.guete: corporarme, como lo hace con el muñeco, su doble. Es preciso creer
«pequeñas clavijas en pequeños agujeros», actividad cuya d!:sesperan- que ella encuentra allí una insinuación del Otro, dado que su mira-
te vanidad expresa enviando todo a pasear. Lo Real no respor_de. da, desorbitadá. al principio como ante el plato de arroz, se vuelve
Tras una salida falsa, vuelve al plato de sémola; tal vez al pasear muy dulce, sin totalidad devoradora.
la cuchara sobre la superficie de la sopa y al apartar de ella no sin Entonces intenta aproximar la mirada a la comida, hundiendo la
angustia la nata, intenta demostrar que una superficie sin agujeros patilla de las gafas que me ha quitado en el arroz y chupándola. Pero
es una pared; que a través de un agujero en esa superficie se podría este intento de asociar conmigo el objeto oral con la ayuda de las
acceder al objeto: la nata es la piel del Otro, que se bterpone entre gafas cambia de dirección. Nadia lo hizo a menudo y su balbuceo se
ella y la sémola. Es lo que dice Marie-Fran~oise cuando una -vez que dirigía entonces a mí, esto es, .U Otro que yo era para ella. Marie-
hace caer la nata fuera del plato puede comer dos o tres cuchnadas Fran¡;oise habla en ese momento, pero no se dirige a mí en primera
de sémola; pero en seguida se le hace insoportable y dispersa la sé- instancia, sino al arroz con leche; sin embargo, no es un simple bal-
mola con violencia . Ha convertido a .la piel vacía del Otro en un obs- buceo, es casi una frase que resume su historia: «no está, teté, bebé,
táculo, puesto que no puede tolerar agujerearla. El Otro es la madre mamá no, no quiero». Sin hacer demasiadas conjeturas podemos com-
que perdió. Es lo que le digo; y añado cuán doloroso es a su edad prender que habla de la pérdida de su madre cuando ella era toGiavía
alimentarse por sí misma y despojar a la comida de su verdade:r:o sen- un bebé que mamaba, y que sin madre «no quiete». ¿Qué es lo que
tido-, debido a que yo todavía no soy un Otro. · no quiere? Estamos. tentados de responder con los dos verbos con-
En la escena que sigue, por penosa que sea, Marie-Frano;:oíse no densados que creo escuchar en lo que ella dice: «pedir» y «comer».
demuestra menos que para ella la comida no logra obturar el ::~gujero «Pedir» a Otro que no es su madre en cuyo lugar hay una ausenóa
de su cuerpo, ni la boca ni el orificio inferior de ese agujere. La comi- real, esto es, que no puede ser objeto de dialéctica, eso es lo que no
da fracasa en su misión de obturar- y ella termina esparciéndola por quiere; y tampoco quiere «comer» puesto que lo Real de lo que ella
completo mientras ruge. Se inclina sobre el muñeco, que es su dobl~ puede comer n~ contiene a su madre perdida. Esto se me hace tan
real, y al que ya no ·aplica contra su ojo o su nariz sino contra su pa- evidente que se lo digo. Seguro que lo oye pero mira una vez más el
ñal, además de ponerse en posición de rana para que el muñeco, biberón diciendo «mamá no está» y se deja caer sentada, aplastada
además, esté _cerca de su boca, y sirva de tapón a .los dos orificios. por ese Real.
Por primera vez se pone en evidencia la-relación de este muñeco con
la comida: siempre con la cuchara en la mano, Marie-Fran\oise lo Hemos de detenernos por un momento para interrogar palabras
golpea con ella como hace con la comida. Todo esto se in;cribe con- así en una niña calificada no sin razón de autista; no sólo a causa
tra toda interpretación que apunte a un sentido au~oerético de la del cuadro inicial que presentaba, sino también, como hemos visto
escena: en ella no hay masturbación, como no hay succién del pul- en varias oportunidades, a causa de su radical aislamiento respecto
gar. Una vez que ha tratado de obturar el agujero · de su cuerpo no de mí, pese a la espera del Otro; en la que a cada momento mues-
puede hacer otra cosa que huir, huir de mí, después de corui:mar ·lo tra que está. Cabría decir que sus palabras están llenas de signifi.ca-
que le he dicho, que para ella no hay Otro en la coi:nida. Puesto que ción y de «conciencia» . Pero ¿es posible la conciencia en ella; si sus
el Otro no está en la comida que ella se lleva a laboca, ella' ~tiende palabras no me plantean como Otro junto al cual, por regresión, ella
de inmediato que tampoco está en el otro orificio del agt:jero de su podría revivir y rememorar el traumatismo de su abandono? Sólo
cuerpo: razón por la cual pretende obturarlo mediante su doble real. me convierte en testigo, testigo de .u na ausencia real, pero no de una
pérdida. Porque en sentido estricto es la inscripción de la pérdida en

318 319
•• MARIE-FRAN~OISE O EL AUTISMO

el Otro lo que provoca la demanda, que significa para el suje~o el


objeto del cuerpo del Otro. Ahora bien, Marie-Fran~oise ha promo-
EL DOBLE Y LO REAL

es el mismo embadurnamiento que Nadia había utilizado a lo largo del


fecundo período del espejo, embadurnamiento que comenzaba sobre su
t vido a un objeto que no es significante (el. mUñeco) a la función de
doble real para responder a la ausencia real de cuerpo del Otro.
piel para venir a pegarse a la mía antes de confrontarnos con el espejo.
Pero Marie-Fran~oise no ·se embadurna para venir a embadurnarme .
t Ella ejemplifica el caso que evocamos a prcij>6sito de Nadia, en el
momento del primer espejo: el caso en que después de haber perdido
Me embadurna solamente a mí.
Si este embadurnamiento tiene el mismo sentido que el de Nadia,

• su muñeco se hubiera dado vuelta y no hubiera visto a nadie; hu-


biera estado en un gran riesgo de ingresar en la psicosis. La confron-
esto es, hacer presente la superficie de un cuerpo no agujereado, no
es de su cuerpo del que se trata, como se trataba para Nadia, sino del

• tación con lo Real de su pérdida hubiera ocupado el sitio de su ima-


gen metonímica. ·
mío. Ahora bien, sólo un cuerpo agujereado puede fundar al Otro en
su presencia frente al cuerpo del pequeño sujeto, que originalmente no
debe ser agujereado. Si me embadurna no es al Otro a quien accede.


Lo que aquí está en cuestión es la transferencia y el lugar del
analista: como medio de restitución ad integrum del cuerpo en lo Como tampoco en su embadurnamiento con caca está el Otro presente,


Real -pri¡nera parte del proceso de cura en la psicosis- o como tes- y malogra· también al otro, al no poder inscribirlo en el Otro como
tigo de una pérdida: proceso significante, como el 10 de diciembre una imagen.
para Nadia, cuando yo me convierto en sitio de la pérdida que des- Entonces, extenuada, se deja caer sentada, retoma su muñeco e

• emboca en la metonimia del cuerpo. Es preciso, pues, que la pérdida


no sea sólo la del sujeto, porque entonces estamos en lo Real; es pre-
insinúa la misma escena que en la sesión anterior : confirma así que mi
embadurnamiento ha hecho de mí un cuerpo no agujereado; no le que-

• ciso que pase por el Otro, que en U1l solo movimiento la inscribe en
el lugar del significante y en cuanto tal es afectado por él. La ausen-
cia real del Otro para Marie-Fran~oise le impide afectar al Otro con
da más que obturar el agujero de su propio cuerpo con el muñeco. En
el registro de lo Real le resulta imposible desprender de mi cuerpo un


~
una pérdida, que es el efecto de la inscripción de lo Real en el síg-
nifi.cante en el sitio del Otro. El Otro realmente ausente no puede
objeto que obturara el agujero del suyo, como hacía Nadia en el regis-
tro de los objetos significantes. Sin embargo, la abertura que ha hecho
deja una huella; porque no hace sino esbozar la escena con el muñeco
advenir a ese sitio. Cualquiera sea el primum movens, siempre el para volver a la comida, al vaso. Indicación última de lo que busca:
problema del huevo y la gallina: el rechazo del significante que im" obtutar el agujero de su boca bebiendo la leche. Pero su intento es
• plica una pérdida en el Otro, o el rechazo del Otro, porque para Ma-
rie-Fran~oise no es el Otro realmente perdido.
vano; no puede beber esa leche que se desliza por el costado de su
boca, y muerde el objeto real, el vaso, antes de lanzarlo lejos, furiosa,

• Después de esta escena, Marie-Fra.tJ.~oise no hace otra cosa que


y recaer sentada. Nadia hubiera mordido mi cuerpo. Marie-Fran~oise
es constantemente remitida a su propia pérdida real, a la que busca

• refugiarse en los encajamientos reales, como en la sesión anterior.


Pero intenta de nuevo una abertura acercándose .a mí; después de
colmar . realmente. No puede acceder a la pérdida del Otro, que lo
instauraría en cuanto tal .

• apoderarse de la cuchara y arrojarla sobre la superficie del arroz, se


vuelve a mí como si buscara la función que desea hacerme cumplir:

• de la superficie del arroz a la superficie de mi piel, me embadurna la


mejilla y la frente .
Auguro mucho de este embadurnamiento, en cuanto a la incorpo-
• ración de una comida corporal que podría encontrar su sentido más
~ primitivo con la condición de que ella la haga pasar por mi cuerpo.
Entonces no puedo dejar de asociar para ella este embadurnamiento y
~ el de la cabeza del bebé que cayó en el plato de arroz. Aparentemente,

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~
~
~
8

LA TENTACION DEL OTRO PORTADOR DEL OBJETO

. 31 de octubre, 3 y 5 de noviembre
OO El 31 de octubre, mientras dispongo el material, Marie-Fran-
¡;oise consigue bajar un escalón sobre su trasero' y grita : pidién-
dome ayuda para bajar el segundo. La hago bajar; se acerca rápi-
damente a la mesa sobre la cual todavía no he puesto nada, y
espera.
Me mira con mucho interés mientras les .quito el papel a los
bombones. Compruebo que h~ comprendido muy bien que sólo
puede comérselos si yo les he quitado el papel. Se apodera de los
bombones y se los pone en la boca todos a la vez. Le hago notar
que si se pone todos los bombones en la boca no puede ni sabo-
rearlos ni comérselos, y que no hace más que babear. Se los saca
de la . boca y los pone sobre la mesa, después mira los pasteles
nuevos, que tienen una forma diferente, to~a uno y lo deja caer .
en el plato. ·Entonces me mira y se acerca a mí, apoyando una
mano sobre mi rodilla. ·
En el curso de esta sesión ·vendrá. a mi tres veces, en busca
de mi contacto y mi calor. Además, en cada oportunidad da un
paso adelante en el establecimiento de ese contacto. Percibo una
emoción real y tina confianza que distienden su mirada, hasta ha-
cerla muy atenta y muy profunda. Es la gran novedad de esta
sesión.
Vuelve junto al plata, emite un breve grito de auxilio para que
le dé de comer. Después viene a quitarme mis gafas, hunde una
patilla en el arroz, la chupa y las deja caer. Vuelve junto a mí y
toma un lápiz que ha .visto en mi bolsillo. Primero lo usa como

323
MARIE-FRAN(:OISE O EL AUTISMO LA TENTACION DEL OTRO PORTADOR DEL OBJETO

O O cuchara para ella y después para mí. Pero cuando me lo da lo O O está dado por el hecho de que de nuevo se detiene ante la pala!J-
lame antes exhaustivamente, y trata de hacerlo entrar en mi boca, gana, balbuciendo agresivamente. Entonces regresa a las piezas
tocar mis dientes y arrancar algo de mi boca. Lo háce tan violen- de vajilla para esconderlas debajo de la cama.
tamente que se cae sentada en d suelo, desconcertada. Se levanta Voy a abrit la puerta de comunicación: patalea, furiosa, y le
para tomar la cuchara y comer; mientras come, pone mucho arroz tiende después los brazos a la enfermera.
sobre la mesa y viene a embadurnarme la mejilla.
Desp11-és se deja caer sentada y se abandona a un juego agre- El 3 de noviembre Marie-Fran~oise me hace esperar aproxi-
sivo con los tres objetos que le sirvieron para comer: mis gafas, madamente un cuarto de hora antes de venir a la sesión: otra
el lápiz y la cuchara. Los arroja, los recoge, lo.s sa.cude, y después terapeuta vino a buscar a otra niña, y a ella le ha perturbado de
de mirarme termina enviándolos a los cuatro rincones de la ha- nuevo el espectáculo del adulto junto a la niña. Por un tiempo
bitación. me ignora y se balancea¡ después se muestra sumamente intere-
Se pone de pie, mira largamente el biberón y el plato con sada por la polvera de una enfermera, y trata de abritla. De vez
resenti.t:D.iento, después mira el vaso, que inclina hacia ella para en cuando me mira riéndose, y después vuelve a la polvera. Por
ver si está lleno. Todas esas miradas cargadas de emoción culmi- otra parte tiene que defenderla contra otros dos niño~, y se las
nan en mí. Se acerca, pone una mano en. cada una de mis rodillas, arregla muy bien para apartar a esos importunos. La enfermera
alza los hombros como si qUisiera que yb la levantara, pero al abre la polvera para mostrarle su imagen en el espejito . Marie-
mism.o tiempo inclina cada vez más su cabeza hacia mi pecho. Se Fran<;oise se pone de pie, mira el espejo, con la mandíbula pro-
queda unos segundos en esa posiciÓn, se iricorpora, abre mi blusa yectada hacia adelante y emitiendo fonemas agresivos. No creo
con las dos manos y hunde la cabeza en la abertura. Mira y qui- que reconozca en la. imagen la suya, su doble, lo cual sería para
siera abandonarse, pero no puede. . . ' ·. ella especialmente perturbador. Pero mientras se mira toca el re-
Se incorpora, mira .el plato, desp~és ·inclinándose de nuevo verso del espejo, como para constatar si es un vidrio o no.
hacia mí me dice en voz muy baja: «no quiero», como si fuera Toda la sesión se referirá al problema de la comida.
una confidencia dolorosa, y· se ·deja ·caer sentada, abrumada, con Marie-Fran<;oise come primero los bombones uno a uno·, por
sus ojos ttirbados en los olías. · · · primera vez¡ después se interesa en el plato, lo mira muy de cer-
Se distrae jugando un juego agresivo con la cuchara, después ca, se incorpora y hace «miam-miam». Se vuelve a mí y repite
toma un pastel y lo arroja violentamente en d agua de la" palanga- sus «miam-l:lliam», lo mismo que ante el plato. Entonces sucede
na, mientras me mira golpeando un pie y lari±ando un grito. algo muy importante, que tiene que ver con la función de las pa-
Acentúa su expresión agresiva contra mí volviéndome la. espalda, labras en las sesiones: verbalizo el sentido de esos «miam-miam»
poniendo las manos en el suelo y coceando en mi dirección. sucesivos dirigidos al plato y después a mí. Ella vuelve ante el
Se sienta y se de5plaza hacia la palangana, pero DO se atreve plato y lanza una lluvia de fonemas agresivos incomprensibles;
a tocarla. Entonces se dedica a encajar piezas de la vajilla, y lo tengo la impresión de que son deliberadamente incomprensibles.
consigue poniéndolas con mucha habilidad en orden decreciente. A continuación, a medida que se desarrolla la escena, advierto
Me toma como testigo de su logro, al que parece darle una par- que los fonemas recrudecen cada vez que yo hablo, como si qui-
ticular importancia. siera hacerme callar. Lentamente, mi silencio arrastra el suyo.
Me pregunto por qué después de mirarme con agresividad Entonces adopto la política del silencio total, y ese silencio crea
intenta deliberadamente ensambladuras imposibles con las pie- el vacío que le es indispensable para obligarla a proyectar.
zas de vajilla, con la misma lógica, invirtiendo el orden de los He asociado esta escena de los fonemas al problema de la
tres · recipientes. En su volunt!ld de negar la ensambladura, con- bulimia, considerando que uno y otro tenían el mismo carácter d
sigue hacer una torre inestable. Creo que ¿ sentido de este deseo vacío emocional. En los fonemas no hay más significación que c·n

324 325
MARIE-FRAN(:OISE O EL AUTISMO LA TENTACION DEL OTRO PORTADOR DEL OBJETO

O O la comida absorbida con bulimia, y esta ausencia de significado se OO Mientras espero a Marie-Fran~oise sentada en los escalones de
define en relación conmigo. comunicación, la oigo resoplar como una foca ante la inminencia
Ella no puede todavía absorberme a través de la comida; ése de la sesión. Cuando me ve sentada esperando sp decisión .se lleva
es el problema, que traspuesto al plano verbal hace que ella tam- a la boca el juguete que tenía en la mano, que es una especie de
poco pueda absorber mis palabras, que percibe vacías de senúdo, rana, y después se balancea. No reacciono de ningún modo. En-
cosa que reproduce en sus fonemas incoherentes, cuando sabe tonces- ella se detiene emitiendo algunos fonemas .agresivos, y
muy bien pronunciar palabras inteligibles y comprensibles para tendiendo la mano hacia mí, abriéndola y cerrándola, como pata
todos. arrancar. Dada mi pasividad, se levanta y viene a mí tendiéndome
Mi silencio la sume en el vacío, la confronta con la ausencia los brazos.
de senúdo, y entonces viene a apoyarse en mis .rodillas, a recos- La deposito en la habitación de lló!s sesiones; por primera vez
tarse casi contra mí, con expresión de desamparo, para decirme mientras la tengo en brazos no me parece apresurada por estar de
rmrando el plato; «no quiero, mamá», en un tono muy bajo y pa- nuevo en el suelo. Y también por primera vez; en el momento en
tético, como una corúi.dencia. Vuelve ante el plato, me mira; le que la levanté su rostro cobró una expresión de dulzura.
n :.spondo solamente con una mirada cálida. Vuelve casi a recostar- La atmósfera de la sesión será nueva. No escucharé un solo
se y vuelve al plato. fonema agresivo. Ella se queda extrañamente silenciosa y yo per-
Toma la cuchara, la usa de la manera habitual, incluso con ~ibo un contacto profundo entre ella y yo. Todo cuanto hace lo
más torpeza, de manera que a su boca no llega casi nada, lo cual hará lentamente y con emoción.·
parece perturbarla. Al cabo de tres veces se inclina, le dice a la De pie ante la mesa, como de costumbre, mastica lentamente
sémola en voz baja «mamá», muy dulcemente, .y ·se incorpora . los bombones; pero su interés se dirige al biberón, y su mirada
Mira el biberón y el bebé y empieza a arrojar sémola sobre la va de él al bebé, y después a mí. Contempla largo rato el biberón,
mesa con la cuchara. Hace tres montículos. Después consigue co- y después se pone a temblar delante de él; y cuando ya no puede
mer un poco de sémola con la cuchara. .:;aportarlo me mira como si Jlle pidiera ayuda. 1'

En una ocasión, la cuchara llena se vacía al pie del biberón; Para mostrarle que he comprendido, levanto unos centíme-
a partir de ese momento la escena se volverá visiblemente dolo- tros el biberón y lo dejo inmediatamente en el mismo sitio, dicién-
rosa. Marie-Fran~oise deja caer la cuchara y tiene grandes difi- dole que comprendo su emoción. Ella lo mira de nuevo, pero con l.

cultades para recuperarla, presentando las alteraciones de apre- ü.Da mirada más vivaz, y hace ruidos de succión. Después se pone
hensión del comienzo, que la hacen gemir, llorar casi. Termina a temblar y de nuevo me pide ayuda: Hago lo mismo que hace
por conseguirlo, y usa la cuchara para vaciar el final de la sémola un momento.
sobre la mesa . Al comprobar que ya no hay nada en el plato, em- Entonces toma la cuchara para tocar el biberón, y después la
pieza de nuevo a gemir y deja caer de nuevo la cuchara. Tiene tetina. Lo hace con cierta contención, sin golpeteo. Tiene el co-
las mismas dificultades de aprehensión que·-le contraen el rostro raje de tocar de esa manera toda la longitud del biberón y de la
de dolor, Termina por renunciar, se deja caer sentada, y trata de retina. Parece feliz ante la gota de papilla que la cuchara ha
tranquilizarse con el muñeco, como antes,. y con las imágenes depositado sobre la tetina.
sobre las cajas embutidas. Pero basta de biberón, no se ocupará más de él en el día de
hoy.
El 5 de noviembre, el comienzo de la sesión está sellado por La novedad estriba en que para distraerse de ese interés que
la vacilación de Marie-Fran~oise entre la agresividad y las ganas ahora prefiere ignorar no necesita dejarse caer sentada para ab-
de venir a mí, que .finalmente han de triunfar de manera inequí- sorberse en un juego de diversión más o menos estereotipado.
voca. Obtiene esa diversión chupando una serie de sustitutos del bibe-

326 327
MARIE-FRAN<;OISE O EL AUTISMO LA TENT ACION DEL OTRO PORTADOR DEL OBJETO

O Orón y comiendo la papilla. Los sustitutos del biberón serán: O O Iie-Fran~oise vuelve una vez terminada la sesión y llora cuandó ve
l. La cuchara que tiene en la mano y con la cual come un que me llevo el material.
poquito. Come muy lentamente y derrama papilla sobre la mesa,
extendiéndola satisfecha con la mano. o
·2. -El trasero del conejo, que empapa ·y chupa: otro polo del
cuerpo, que· cierra autísticamente el circuito. El 31 de octubre anoto que la gran novedad de la sesión es -que
3. Mis gafas, que empieza a untar de papilla con la cuchara, la mirada que me dirige Marie-Fran~oise es muy atenta y muy profun-
como si les diera de comer, y a mí a través de ellas. Después las da, humana. Esta mirada nueva en ella hace presente la pérdida posi-
hunde por entero en el plato, embadurnándolas con la ~ano. ble, en la medida en que la mirada es siempre portadora de la pérdi9a,
A continuación, o bien las chupa o las usa para unfarme la cara. sin que d sujeto lo sepa. Este no saber la pérdida es d Inconsciente, y
todo el problema de la represión primordial.
La primera vez me unta la mejilla como si me pegara; pero las
Era la cuestión que yo me había planteado la primera vez que ella
otras dos veces lo hace con mucha emoción, como si q_uisiera ha-
puso al muñeco .contra su ojo: me preguntaba si podía verlo de tan
cerme absorber la comida por todos los poros de mi 'piel, y una
cerca, siquiera verlo. Verlo era para ella desconocer la pérdida,.o mejot
comida que no sea mala. Esta absorción, de éomida por toda la
dicho colmarla, borrar la mirada a favor de la superficie del ojo.
superficie del cuerpo es el acto real · que ella había traspuesto
psicóticamente a la absorción de los objetos, apdyándplos contra
su ojo y su mejilla para convertirlos .en dobles. Me está devol-
En la escena que sigue no podemos deja de pensar en Nadia, cuan-
do Marie-Fran~oise toma un lápiz de mi bolsillo, lo usa a modo .de
viendo su doble. · · cuchara para ella y para mí, por último toca mis dientes con él como
Evidentemente, tiene que hacer lo inismo consigo, .con:
si quisiera arrancar algo de mi boca: es lo que Nadia consiguió, des-
4. Su mano; quehwíde enterame.i:J.te en 'la papilla; después
pués de tirar de mis dientes el 1.0 de noviembre, y después de haber
la chupa, la come casi, embadUrnándose las mejillas. . querido separar uno de mis dedos el 28 de octubre, es decir, que ·mi·
. Ahora que me ha ide1,1tificado con ella a través de sus ritos, cuerpo lleve la marca del agujero necesario para mi condición de Otro.
busq¡.rá avanzar en la incorporación que 'quiere hacer d_e m.f; de 1
Se diría que Marie-Fran~oise da un paso acorde con el adveni-
!
modo que me quita: . . miento de su mirada, cuando en un primer momento se abandona a un
5. El r~loj, es decir, tira de él hasta que se lo doy. Lo mira, juego agresivo con los tres objetos que al principio de la sesión .le úr-
se lo lleva al oído, mirándome. Después lo hunde en la papilla, vieron para comer: mis gafas y mi lápiz por una parte, su cuchara por
chupa y mordisquea el brazalete de cuero, mirándome siempre. otra. De nuevo evoca el camino de Nadia, .cuando asoció mis gafas y
Vuelve a emp~ar, después pone .el reloj en el f~ndo del plato,
V
su cuchara en el fondo del arca. Marie-Fran~oise no ha llegado todavía
donde lo unta copiosamente de papilla con la mano. a ese punto, y se conforma con jugar con esos objetos antes de disper-
Ahora se deja caer sentada, pero -de manera .distinta. Eviden- sarlos en la habitaCión.
temente hay ruptura de emoción, pero mientras que hast~ ahora_ Pero sobre todo, en un momento posterior, los objetos-comida: el
esa ruptura era provocada por una emoción que la torturaba, hoy biberón, el plato, el vaso, ya no atraen su mirada hasta el punto de
. me da la impresión de que simplemente no puede ir más lejos en aislarla de mí. Por el contrario, su mirada siempre termina en mí, y
lo que acaba de vivir. su emoción es visible. Entonces puede acercarse y apoyar una mano en
Esta emoción la deja sin embargo lo bastante desorientada cada una de mis rodillas, alzando los hombros como si me pidiera que
como para verse en la tentación de volver al muñeco: lo toma y la levantara e inclinando cada vez más la cabeza cerca de mi pecho .
me da la espalda. . Después de quedarse en esa posición unos segundos, se incorpora, abre
Esta sesión tan rica ha durado solamente veinte minutos. Ma- mi blusa con las dos manos y hunde su cabeza en la abertura. Pero

}28 329
MARIE-FRAN<;OISE O EL AUTISMO LA TENTACION DEL OTRO PORTADOR DEL OBJETO

sólo puede quedarse así un instante muy breve; se levanta, mira el Insatisfecha, Nadia no vacilaba en hacérmelo saber, golpeándome el pe-
plato, e inclinándose de nuevo hacia mí me dice en voz muy baja: «no cho antes de hacerse besar tiernamente cada vez. La ambivalencia de
quiero». Nadia salvaguardaba al Otro que era yo, que nó era destruido por su
No se puede saber si ese «no quiero» doloroso se dirige al carácter agresividad y le permitía a ella proseguir la búsqueda del objeto «.a»
imposible del plato o más probablemente al objeto de mi cuerpo, al sobre mi cuerpo: se asegura de ello dirigiéndose al agujero de mi boca,
que por primera vez se ha acercado de manera decisiva. Su «no quie- que la remitÍa a su propio cuerpo no agujereado.
ro» ya no es lo Real y lo imposible quela apartaban de mí; es la nega- Marie-Franc;:oise supera su agobio en la escena siguiente poniéndose
ción de lo que quiere, eso es claro: es lo prohibido. Lo imposibie de lo agresiva. Primero con los objetos, no todavía directamente contra mí;
Real desemboca aquí en el más arcaico y tiránico superyó, que la abru- se en&aña con la cuchara, después arroja violentamente un pastel al
ma y la hace caer sentada, con sus ojos turbados en: los míos. agua de la palangana. Entonces me mira pateando con un pie y lan-
Cierto que su expresión signüicante puede hacerle tomar en cuen- zando un grito, pero sólo puede seguir a.tacándome de espaldas y
ta, en forma invertida, su demanda, que la plantea como sujeto . Pero lanzando una coz en mi dirección: agresividad a la vez muscular y anal
lo Real se transparenta todavía, en la medida en que le impone la ne- por st:. posición, pero que no se precisa.
gación de su demanda fundamental al Otro. En efecto, se dedica a encajar las piezas de la vajilla. Y por pri-
¿No es éste uno de los caminos de ingreso en la psicosis, cuando mera vez en ese juego me muestra lo imposible invirtiendo el orde~ de
lo Real, el de la ausencia de la madre, por ejemplo, resulta metabo- los tres recipientes que antes había encajado uno en otro; rechazo de la
lizado en el pequeño sujeto bajo la forma de la prohibición fer:oz del ensambladura que tiene que ver con el rechazo, o más bien con la im-
superyó arcaico, que lo deja abrumado, agotado en la aspiración a lo posibilidad, de la ensambladura de los cuerpos, el suyo y el mío, en
imposible? .la indecisión en que ella se encuentra todavía en cuanto a los agujeros
Aprehendemos aquí la articulación de lo Real y el significante, d:: esos cuerpos.
articulación en la que el superyó se ~raiga en la necesidad que tiene el Tal vez merece la pena evocar el rechazo por parte de Nadia (des-
sujeto de constituirse a través del significante anulando lo Real: pro- pués de que la nombré el 1O de diciembre) de ser en su totalidad la
ceso de simbolización, en el que lo Real está en el fondo de lo que clavija del agujero de mi propio cuerpo, cuando metonímicamente me
podría no estar. tiende sólo un pedazo del suyo, su pie.
La pérdida real de su madre cuando ella tenía dos meses remitió Marie-Fran~oise no tiene acceso a esta metonimia de su propio
a Marie-Franc;:oise al Real absoluto de la ausencia, bloqueando toda cuerpo, que sería exactamente significante. Sólo alcanza a ver repre-
simbolízación,. puesto que lo Real no dejaba de ser real. Si el signifi- sentado mi cuerpo en la palangana de agua; ya en las sesiones anterio-
cante reencuentra su camino, como lo reencuentra Marie-Franc;:oise en res había señalado varias veces que la palangana existía para ella, al
esta escena, el carácter absoluto de la prohibición en el significante res- detenerse un momento ante ella con una mirada interrogativa. En esta
ponde al carácter absoluto de lo imposible en lo Real. Lo que le falta sesión incluso pudo arrojar en ella por primera vez un pastel. Des-
a la simbolización reaparece en lo Real , pero con la posibilidad de pués de jugar a las ensambladuras se detiene de nuevo ante ella bal-
significación que se inscribe en el superyó arcaico. buciendo agresivamente. Y no coloca en la palangana las piezas de
Abrir mi blusa y hundir dentro la cabeza es lo que hizo también vajilla que ha ensamblado. Al ocultarlas debajo de su cama, dice que
Nadia en cuatro oportunidades, entre el 30 de diciembre y el 4 de tienen que ver con su propio cuerpo, c;uyo parcelam.iento (como el de
enero. Pero la demanda insatisfecha de Nadia estaba lejos de remitirla Nadia ellO de diciembre) participa de la metonimia, y abriría la posibi-
al agobio de una pérdida real, que Marie-Franc;:oise conoció a los dos lidad de esperar la búsqueda de la unidad en la imagen especular.
meses. Nadia conoció esa pérdida pero al nacer, demasiado pronto
como para que el juego de la presencia y la ausencia cese en el registro Contrariamente a Nadia que lo había requerido, Marie-Franc;oise
simbólico y se fije en el «todo o nada» del Real y del superyó arcaico. descubre fortuitamente el espejo el 3 de noviembre: una enfermera le

330 331
MARIE-FRAN90ISE O EL AUTISMO LA TENTACION DEL OTRO PORTADOR DEL OBj/rt

ofre~e su im·agen en el espejo de una polvera con la que dla está ju- donde el «no quiero» va acompañado del significante «mamá», aunqta
gando. Entonces Marie-Franc;oise se pone de pie, mira el espejo proyec- pronuncie estas palabras mirando el plato. Por otra parte dirige la
tando la mandi'bula hacia adelante y emitieJ!do fonemas agresivos. Ya llamada a la sémola, y muy dulcemente, minutos después, tras de in-
he dicho que no identifica ·esa imagen que ve con la suya. El hecho es tentar comerla -tan torpemente que a su boca no llega .casi nada. Aun-
que busca en el reverso del espejo d. ·objeto q1:1e ve en él, como si el que Marie-Franc;oise ha llegado a pronunciar «mamá», lo mismo que
espejo fuera sólo un cristal. Nadia, es decir, a referirse al Otro, referencia anterior al espejo donde
L6 que ve no es ni una imagen, como la vio Naclia en ocasión del puede jugar ya el espejismo de la identificación narcisista primaria
primer espejo, y se apartó en seguida de ella; ni su doble, respecto del -como se dio en el caso de Naclia-, no puede reflejarse sino en el
cual sabemos que dla apoya contra su ojo al muñeco que cumple· para objeto, la sémola, a la que dirige el significante.
ella esa función. De modo que este descubrimiento no produce en ella Pero la sémola no es un espejo; no le devuelve ninguna imagen;
ningún efecto especial; no entra en ninguna categoría que pudiera in- como tampoco le enmascara la pérdida, como el espejo. Lo que sucede
terpelarla en cuanto a su cuerpo. Para Marie-Franc;oise lo especular no es lo contrario; cuando vacía la cuchara llena al pie del biberón tal
existe. vez no quepa decir que sea exactamente el objeto de la pérdida lo que
La sesión se referitá a su relación con los objetos de la comida, se revela, pero al menos se trata del objeto dolorosamente imposible.
que funcionan como espejos, y al sitio que en ellos ocupa la palabra. Entonces se vuelve dolorosa también la cuchara que ella deja caer, y a
Primero pone su rostro contra el plato de arroz, . como lo hace la que sólo puede recuperar gimiendo, para vaciar el final de la sémola
tantas veces. Acaba de demostrar que todavía está a la espera del es- sobre la mesa; ante el vacío del pla~o donde estaba la «papilla-mamá»
pejo; su experiencia con el espejo permite anticipar que el plato de deja caer la cuchara y sus intentos de apoderarse de ella contraen su
arroz está. más próximo a representar una especie de espejo que el rostro_ de patético dolor.
espejo mismo: en la medida en que Marie-Franc;oise encuentra en él lo Esta escena se opone a la conquista de la cuchara que Nadia logró
que está en el lugar de la imagen de lo que le falta. . sobre mí, para convertirla en objeto metonímico; aun cuando al co-
Si hasta· entOJ?.Ces el plato no era más que un Real imposible, mienzo conoció las mismas dificultades de aprehensión de Marie-Fran-
Marie-Franc;oise da ahora el paso que Naclia había franqueado el -5 .de c;oise, con sus movimientos de abandono automáticos. A través de la
diciel;llb:re, cuando la aproximación al objeto, velado, es cierto, qtie ·era cuchara Nadia conquistó el mundo exterior, mientras que Marie-Fran-
mi pecho, se resolvió en el ··surgimiento del significante «mamá», se- c;oise permanece adherida a lo Real del objeto perdido. Es lo que la
guido de ·su efusíón de ternura hacia mí. Lo .mismo que Nadia, Marie- remÍte a su doble, el muñeco, pero también a algo nuevo: por primera
Franc;oise puede referirse al significante ·ante el objeto .que es el ·plato vez, concentra su atención en las imágenes de las cajas embutidas.
de arroz, profiriendo «miam-miam». Ella puede inc;:lüso volverse hacia
mí y repetir sus «miani.-miam», ·como hace ante el plato. Pero allí El 5 de noviembre advierto que el contacto físico de Marie-Fran-
se deti~ne el paralelo; porque cuando asocio sus «miam-miam>> con la c;oise conmigo es menos conflictivo, y percibo que se muestra mucho
expresión de una demanda dirigida a mí y se lo digo, no es ternura más confiada conmigo.
lo que me manifiesta, sl.no la anulación de su demanda bajo la forma Tropieza con el habitual escollo de su tensión ante el biberón,
de una lluvia de fonemas agresivos e incomprensibles. pero es capaz de pedirme ayuda en el momento en que se echa a
Lo que niega en.prlnier término es que haya sentido; lo que niega temblar ante éL Es evidente que mi presencia junto a ella es mucho
en segundo término es que haya significante: me hace callar, no quiere más nítida que antes. Insiste por segunda vez en su llamada: y para
que yo hable. Reproduce así la ausencia de sentido de la comida absor- mostrarle que he comprendido levanto el biberón y vuelvo a dejarlo,
bida por bulimia. hablándole. Entonces ella puede tocar el biberón con la cuchara, no sin
Desamparada por esta repetición, insiste, aunque acogiéndose a mí, inhibición, pero feliz de que la cuchara haya dejado una gota de papi-
en la · negación dolorosa ·de la sesión anterior: «no quiero, mamá», lla sobre la tetina, como una huella.

332 333
MARIE-FRAN(:OISE O EL AUTISMO

Se aparta del biberón y va a comer la papilla con la ayuda de cinco 9


objetos sucesivos: la cuchara, el trasero del conejo de felpa, mis gafas,
su mano, mi reloj. En el curso de esta escena prevalecen el embadur- EL ESPEJO EN LO REAL
namiento y la extensión de la papilla. Primero la extiende sobre la
LA INVERSION TOPOLOGICA EN LA PSICOSIS
mesa, después de haberla volcado con la mano. Después son mis gafas
que unta a conciencia y que utiliza para embadurnarme.
Toda esta escena es una repetición de la no muy lejana del 27 de
octubre; es decir, una vez más no se embadurna a sí misma antes de
embadurnarme a mí, sino que me embadurna a mí sola, contrariamente
a lo que hizo Nadia.
Sin embargo algo hizo su aparición en lo que ella hada sobre mi
cuerpo: ap¡mté que estaba devolviéndome su doble . Al. embadurnar-
me, Marie-Fran~oise hace de mí un más allá del doble: sin agujero tal 10-19 de noviembre
vez, pero en el cual podría mirarse narcisistamente; también Nadia,
después de embadurnarse, me embadurnaba, oprimiendo su cuerpo OD Hace cinco días que no he podido llevar a Marie-Franc;oise
embadurnado contra el mío, más allá de la búsqueda del agujero de mi a la sesión, y el 1O de noviembre es evidente que reaccionará a mi
cuerpo. ausencia, sobre todo después de la importante sesión del .día 5.
Siguiendo el orden inverso al de Nadia, Marie-Franc;oise no dejará · La .encuentro de pie en lo alto de los escalones, y consigue ba-
jar sola. ·
de _embadurnarse inmediatamente después las mejillas por primera vez,
al comer b. papilla con la mano. Embadurnadas las dos, como estába- Viene a tomar y comer los bombones; pero después de mirar
mos embadurnadas Nadia y yo ante el espejo; no estamos allí, y sin el biberón, el bebé y el plato vuelve con una marmita a la habi-
tación ·de la que venía.
embargo en mi cuerpo surge una pérdida bajo la forma de un objeto
que -Marie-Fran~oise puede desprender de él, que es el reloj . -¿es
ya _un objeto en el camino del significante?-; mirándome, Jo escucha, Desafortunadamente, el 12 de noviembre la habitación habi-
lo hunde en la papilla y lo chupa, mirándome siempre. Al untarlo co- ,tual de las-sesiones está ocupada, y preparo otra habitación de la
piosamente de papilla, ¿no anula la pérdida que me hizo padecer? Al misma planta. Una enfermera trae a Marie-Franc;:oise llorando
menos su acción es enteramente simbólica. desde el jardín de infancia, donde ya había empezado a llorar.
Esto no le impide no poder ir más lejos, tan grande es la audacia En cuanto-me ve en esa habitación nueva deja de llorar y
que ha ostentado. quiere estar en el suelo. Camina hasta la mesa y empieza a comer
Poco después, llora cuando ve que me llevo los materiales de la los bombones como de costumbre.
sesión: que a partir de la víspera, cuando los escondió bajo la cama, La sesión será prolongada, puesto que en dos oportunidades
son verdaderamente suyos; lo que dice mucho acerca de la división ella r~chazará con vehemencia que se termine. Sesión de rechazo,
que ella vive entre su debate conmigo y el antiguo carnino del doble. que por primera vez expresará de manera normal, sin estereoti-
pos ni intentos de aislarse de mí a través de la absorción de los
objetos. Estará callada y pasiva, con una mirada deliberadamente
distante y fría; pero ni- una vez tendrá mirada de demente .
Me mira intensamente mientras come los bombones, y yo le
explico por qué estamos en esa habitación desconocida . La ins-
pecciona con la mirada, centrando largo rato su atención en el

334 335
{
~
~


• MARIE-FRAN(:OISE O EL AUTISMO EL ESPEJO EN LO REAL


¡¡
O O pavo real pegado a la pared y en el trozo de cielo y las cimas de • O O día anterior, se desplaza hacia mí, quiere ponerse de pie para
los árboles que ve por encima de la parte esmerilada del vidrio venir, pero se golpea con fuerza la cabeza contra la mesa y vuelve

• de la ventana.
La mirada que fija en los objetos es atenta, interesada, y no
a caerse sentada. Me mira furiosa y empieza a llorar. Me acerco
a ella, deja de llorar y me tiende los brazos; la llevo. Durante el

• percibo en ella ninguna inquietud. Cuando la vu.elve a mí, es


deliberadamente distante, pero no ausente. No se aísla de mi
trayecto que dura unos instantes, en el pasillo, está tranquila y
lanza miradas a las habitaciones .

• presencia, me expresa su resentimiento.


Una vez que ha terminado los bombones y la inspección, su
Me quita las gafas y al entrar en la habitación la pongo en el
suelo. Por primera vez quiere que la ponga de pie, y se dirige

• mirada se dirige al biberón, al bebé y al plato. Después de mirar


larga y silenciosamente el plato, se decide a apoderarse de la cu-
rápidamente a la mesa. Toma los bombones y empieza a comerlos
mientras cierro la puerta y me siento. Me mira, y después mira

• chara y comer. Pero abandona muy pronto la cuchara; ha llenado


de papilla toda la mesa; toma mis gafas, las hunde por entero en
ostensiblemente las cimas de los árboles. Lo mismo que ayer, si
hago lo que hace ella me mira y no mira más para afuera. Esto


~
el plato, las chupa y me pega con _ellas. Las deja en el plato, vuel-
ve a apoderarse de l(l cuchara para golpearme con ella violenta-
mente la cara, y .trata de hundírmela en el ojo, con una mirada
enfurecida: siempre ·los ojos sustituy~do a . la boca. T~rmina lo
dura cinco minutos . Lo interpreto y se ríe.
Con la mano explora el biberón y la tetina, con dos dedos
solamente. Demuestra reticencias, pero un verdadero interés por
esta exploración le permite transigir con su miedo. 'toma> la cu-
que hay en el plato con la mano, lamiéndola con deleite. A veces
~ viene a tirarme del cabello con su mano llena de papilla, y t_er-
chara, la llena y la lame una vez, después la llena d.e nuevo para
vaciarla en ·la tetina del biberón, con alegría, como si le diera de
mina dándome una bofetada.
~ Pienso poner fin a la ~esión, pero cuando llego a la puerta
comer; se lo digo. Entonces deja la cuchara para tomar mis gafas
(. y utilizarlas para comer en dos oportunidades. Las deja en el
ella se da vuelta, me mira profundamente y me dice· con ~olen­ plato para darme una bofetada sonora. ·
~ cia: «no, no quiero». Entonces me siento de nuevo. Una vez Se vuelve al bebé, lo toma, se sienta para mirarlo intensa-
que ha comprobado que estoy instalada de nuevo, dqrante cin~o
mente . Se levanta dejándolo en el suelo.
~ minutos se interesa exclusiva y ostensiblemente en ló que ve por Vuelve a la mesa y hace montículos de papilla que extiende
encima del cristal. Pero si yo hago lo mismo me mira furiosa, y

•t se abstrae de nuevo en esa contemplación cuando sigo mirándola.


Concluye la sesión ensamblando piezas de vajilla, después de
decirme otra vez: .«no, no quiero», pero con un tono más satis-
con la mano; después toma un pastel y empieza a comérselo. Pero
entonces me mira y arroja agresivamente los dos pasteles uno tras
otro en dirección de la palangana, con aire triunfal.
Recoge al bebé· y le pone la cara en el plato como para ha-
fecho.
cerlo comer. Lo deja así para tomar un pastel y empieza a co-

• Una enfermera a quien le ha tendido los brazos la lleva al


jardín de infancia. Allí se pone a caminar agresivamente cuando merlo.
Verbalizo lo que hace. Me mira intensamente y arroja agre-

• otra niña se prende de mi bata y juega a esconderse debajo .


sivamente los dos pasteles en dirección de la palangana. Se vuelve
de nuevo triunfante hacia mí, recupera al bebé, le chupa las dos


El 13 de noviembre preparo la misma habitación de la vís-
pera, y decido tratar de llevar yo misma a Marie-Fran~oise desde manos, lo arroja y come con la mano la papilla que queda, des-
el jardín de infancia hasta aquí . pués de tirarme con fuerza del cabello.

• La encuentro sentada debajo de la mesa con un juguete.


Cuando entro balbucea, y se pone a agitar agresivamente sus
Prefiere quedarse en el circuito autístico, es decir, comerse n
sí misma, antes que otorgar a la comida una realidad afectiva en

• brazos y piernas; después, al ver que una niña, -la misma del

336
relación conmigo. Se las arregla con sus medios de defensa y no

337
1·'"
. t'

MARIE-FRAN(:OISE O EL AUTISMO
- [, 1 . EL ESPEJO EN LO REAL

O O se los interpreto, pero parece asombrosamente consciente de lo


que quiere expresar.
Se sienta en el suelo, toma dos piezas de vajilla que e::1caja
y desencaja.
-ti r:
O O _pie, toma la cuchara y la arroja violentamente hacia mi otro lado.
Después les toca el turno a los pasteles, uno de .los cuales arroja
a mis pies, y el otro hacia la palangana.
Le resumo la escena: exploración del bebé que termina en su
Deja caer la pequeña lechera en la palangana. Todos los ju- ;,oca, rechazo agresivo en mis rodillas, agresividad contra la cu-
guetes del cesto la seguirán en la palangana, donde ella los ~oto­ chara que sirve para comer' después contra los pasteles que se
ca deliberadamente. ·:amen, como si estuviera furiosa contra todo cuanto tenga que
Después se pone de pie y se interesa en la sillita azul, a la ver con la comida en su relación conmigo.
que sacude. La llevo al jardín de infanda con mis gafas, que la Va a apoderarse de los objetos del cesto y los coloca en la pa-
enfermera recuperará unos minutos después . langana. Primero pone la lecherita, después me mira y sigue po-
niendo las demás piezas de vajilla, es decir, continentes, que es lo
El 15 de noviembre en cuanto me ve se levanta y va hacia que le digo . También pone allí el pato. Por último, con mucha
la sala contigua, la antigua sala de sesiones. Al comprobar, q·.1e el cautela, c?loca el pastel que hace un momento había arrojado en
material no está allí, se v1.1elve a mí y me tiende los brazos . esa dirección. Lanza una mirada al contenido de la palangana y .
Cuando la. pongo de pie en la entrada de la nueva habita::ión, no piensa más en él.
. se dirige rápidamente hacia la mesa y toma los bombones; se los Su atención se centra entonces en el c_esto vacío, por primera
come mirando la cima de los árboles por la parte alta de la ven- vez. Primero lo vacía por completo, arrojando un juguetito de
tana. Tiende un bombón casi hasta mis labios, se lo vuelve a plástico que había traído a la última. sesión, y al que muerde con
poner en la boca, y mientras, lo come me mira a los ojos iarga -... _(!
::los «mia:n-miam» sonoros. Después explora largamente el exte-
y profundamente, pero con un~ mirada que ella hace delibera-
damente fría y distante, aun cuando necesite ese contacto a míni-
~~:f\
--~~ j
rior de ese cesto de mimbre: el asa, un cabo de hebra que ha
quedado atado a ella, el dibujo del trenzado. A continuación lo

il
ma. Como me mira comiendo después de haber acercado el ·.Jam- balancea, tirando el asa hacia sí y soltándola. La primera vez se
bón a mi boca, hay en esta asociación mirar-comer como un in- ríe a carcajadas; las veces sucesivas su rostro se crispa y tengo la
tento de poner a la CQrnida en relación corimigo, un i.Dtento de impresión de que ese balanceo le resulta muy desagradable, pero
devolverle su poder afectivo, intento hecho defensivamente. que al ha:erlo ella tiene un objetivo preciso que quiere alcanzar.
A continuación explora un momento el biberón, come exacta- Quiere ver el exterior del fondo del cesto, y termina lográndolo
mente una cucharada de· papilla. Con la c{.¡chara, sucesivamente, :uando lo hace caer de costado. Entonces pasa la palma de la
me golpea la nariz y me acaricia la mejilla. Se deja caer, toma mis mano por el fondo.
gafas, las moja una vez en la papilla, pero no las chupa r¡ las Se pone ·de pie, camina hasta su silla y vuelve a sentarse en el
abandona sobre la mesa para tomar al bebé. ;uelo, pero lejos del cesto; su mirada va del bebé al cesto, y ella
Se sienta con el bebé y lo explora, tocando y sacudiendo un vacilit. Termina por levantarse, toma el cesto por el asa y lo arras-
poco cada mano y cada pie. Se chupa fugazmente una mano y tra un metro antes de sentarse cerca de él.
mirando al biberón hace ruidos intensos de succión, pero sólo Entor"ces pasa a explorar el interior del cesto, exploración a
dos o tres veces. Vuelve al bebé a quien continúa explorando, la que sigue una toma de posesión de ese interior, apoyándose
esta veZ al nivel de la cara. Se apoya un poco en cada ojo, trata con fuerza sobre las dos palmas puestas en el fondo. Para poder
de hundir su dedo en la boca. .=poyarse con más fuerza se pone de pie, y con las piernas rígidas
Entonces se vuelve a mí, me mira y me arroja el bebé en las y el cuerpo hundido en el cesto, apoya las palmas en el fondo
rodillas, con bastante violencia. El bebé se desliza y se cae al cada vez :on más fuerza. Los movimientos que hace con el tra-
suelo; ella lo mira y no se ocupa más de él. Vuelve a ponerJe de sero traducen su esfuerzo, y patalea un poco. Su excitación au-

338 339
MARIE-FRAN<;OISE O EL AUTISMO" EL ESPEJO EN LO REAL

D D menta, y emite . algunos fonemas violentos; pero finalmente se O O pilla, lo lame y en seguida va a echarlo a la palangana. Vuelve a
deja caer sentada ante el cesto, con la mirada vaóa. terminar la papilla con las manos, después me quita las gafas y
Creo que por hoy es bastante, y voy a abrir la puerta. Ella me tira del pelo.
se pone de pie .inmediatamente y sale de la h11bitación. Se sienta con misgafas y toma el muñeco. Primero lo aprieta
Por- el camino entra en una habitación, y mira con interés a directamente contra su mejilla, después lo hace intercalando mis
J~:
los riiños que están acostados allí. Entre dos camas ve Un pequeño gafas contra su ojo. Entonces arroja mis gafas y apoya con fuerza
cubó. Lo recoge, mira su interior, y lo deja en un rincón.
Vuelve a salir al pasillo caminando bastante rápido, con me-
. ~f~.
,,;-..,.
al muñeco contra su boca. Vuelve a ponerse de pie, abandona el
·;'~. muñeco y las gafas para tomar el conejo cuyas dos orejas hunde
jor equilibrio, hacia el jardín de infancia. Sin embargo, al final se en lo que quedó de papilla: las chupa. Después de mirar el agu-
cae y termina el camino en cuatro patas, con mucha velocidad. jero del silbato en el trasero del conejo lo arroja y viene ·a tirarme
Pero no entra en el jardín: su atención es atraída por el armario del pelo una vez más .
de ropa interior, al que abre y explora con sumo interés. Su Vuelve junto a la palangana para sacar de ella al bebé, al que
enfermera viene a buscarla. tras algunas vacilaciones coloca en el cesto ·vacío.
El 17 de noviembre la encuentro de pié en el jardín de in- Pr0nto pierde interés por él y de nuevo va a contemplar la
fancia, con el rostro animado. En cuanto me ve se dirige hacia ,. arena en cuatro patas . Al volver a la mesa, carnina· encima del
}
los escalones, pero al no ver el material en la habitación se deja conejo, que chilla. Lo recoge, se divierte en hacerlo chillar apre-

~i
caer sentada. Entonces se vuelve a mí y me tiende los brazos. tándole la barriga, lo que la hace reír a carcajadas, una verdadera
Durante el trayecto me quita las gafas y hace· ruidos de suc- risa de alegría de la que me toma .por testigo. Se ríe varias veces
ción. En cuanto ve la habitación tiende todo ·el cuerpo hacia ella.
'1 antes de darme un buen golpe en la cabeza con el conejo.

~1
La pongo en el suelo en la entrada, y ella camina velozmente Después sacude el cesto cada vez con más fuerza para tratar
hacia la mesa y come los bombones. de hacer caer al bebé; pero no se atreve a sacudirlo con fuerza
Una vez que los ha comido, me nilia y ve que me he vuelto bastante como para lograrlo. Entonces renuncia y saca al bebé
a poner l¡¡.s gafas. Entonces arroja un bombón en dirección opues- -~;g¡
,,~ con la mano. Ahora que el ceSto está vacío expresa cierta agresi-
ta a la mía, y el bombón 'Cae en el cesto.· Ella toma la cuchara, ' 'i vidad contra él, agresividad que se manifiesta progresivamente.
come· una cucharada, me golpea con ella en las gafas·y la arroja.
a
Va buscar el pato al cesto y quiere arrojarlo en la palwgana.
I) Sacude el cesto, lo golpea, lo vuelca durante diez minutos. En
determinado momento el asa le golpea la nariz al balancearse ha-
No lo consigue, ·y vuelve a apoderarse del pato para echarlo vio• ..__~~.
.:¡, cia ella. Ella se queda unos instantes desconcertada, y se vuelve
lentamente en la palangana. Una vez que está allí lo contempla ·:·. para mirarme furiosa, como si la responsable fuera yo; lo cual
con alegría. Vuelve a la mesa, toma los pasteles· y la cuchara y es simbólicamente cierto. .
los arroja también en la palangana: Vuelve a la mesa para comer El cesto vaáo después de haber contenido al bebé, es indiscu-
con las manos, y después tirarme del cabello y darme un buen tiblemente la madre que la tuvo y después la abandonó.
bofetón. Vuelve a contemplar la palangana. Lo mismo que ayer, vuelve caminando por momentos y por
Al hacerlo, advierte el balde que tiene un poco de arena. Se
momentos gateando.
pone en cuatro patas ante él y mira largamente la arena. Pero no
toca ni la arena ni el balde. .
· Vuelve al cest(), saca de él todos los pequeños recipientes y El19 de noviembre, cuando voy a buscarla, mira en la habi-
los pone en la · palangana, lo mismo que un auto y un carrito, tación contigua, y al ver que allí no está el material me dirige
cuya rueda ha hecho girar con su dedo. Vuelve junto a la mesa a un fonema interrogativo. Le contesto al tiempo que abro la puer-
tomar 'el bebé, le hunde el trasero cubierto con el pañal en la pa- ta que da al pasillo; ella se acerca a mí gateando, se pone de pi

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MARIE-FRAN(:OISE O EL AUTISMO EL ESPEJO EN LO REAL

O O y me tiende los brazos. Trae la gallina de caucho que tenía en o o nera muy diferente de las ocasiones anteriores. La manm'bula no
las manos. se proyecta hacia adelante. No grita los fonemas. Los articula
Empieza por los bombones, como de costumbre, pero come muy bien, separados unos de otros, poco numerosos cada vez. Su
sólo uno y deja el otro junto al plato. elocución no tiene nada que pueda compararse con una compuerta
Arroja la gallina en la palangana, y después todos los reci- que se abre. Pero sólo en parte están dirigidos a mí; mira recto
pientes, incluidas las cajas de madera embutidas; de manera que delantl! de ella al emitirlos, hacia lo alto de los cristales~
por el momento son todos continentes. Sale del cesto, se acerca al biberón al que toca y mira, con
Se dirige al balde de arena, mira adentro, y después de mu- una mirada vuelta hacia adentro. Al ver al bebé, lo toma, y con
chas vacilaciones hunde en él la mano y toma un puñadito de expresión enfurecida lo arroja a mis pies, diciendo violentamente
arena que deja caer alZado del balde. Esto la asusta y vuelve muy «bebé». Después se dirige a l¡¡ ventana, c¡ue logra abrir, y du-
rápido junto a la mesa. rante cinco minutos mira para fuera. Pero su interés no se con-
Toma la cuchara y come una cucharada de papilla. Me golpea centra en lo que ella ve, está vuelto a mí como culminación de
con la cuchara en la nariz, toma mis gafas; hunde wia patilla en toda la escena anterior, a la que en seguida pondrá punto :final
la papilla y la chupa; después las deja caer. Recupera la cuchara volviendo a la habitación para sacudir una cama agresivamente.
.;:·
para pegarme con ella en el dorso de la mano, después en la Todo esto evoca el nacimiento como expulsión maternal pri-
palma. Entre una y otra secuencia de golpes come una cucharada.
'
;_~
maria: función de la proximidad del abandono real de Marie-Fran-
:~.
Como en la cuchara queda un poco de papilla, se deposita en !ni ·i ~oise, a los dos meses de vida, a la edad del biberón.
palma. Ella lo adVierte y hace como si quisiera llenar con ella la .;.~ Mientras mira por la ventana hacia fuera, trata por tres
~~:
~chara para comerla. Esta escena ha durado por lo menos cinco ~~:~ veces de cerrar el batiente sobre ella, buscando aislarse así de mí,
minutos.
Toma al bebé, lo inspecciona, se deja caer sentada con él. Se f;
$.
como si quisiera romper voluntariamente, en razón del rechazo
que padeció antes.
acerca al cesto y abandona en él al bebé. Reproduce el mismo Vuelve a la habitación y va a sacudir la cama. Se le empieza
juego que la última vez, balanceando y sacudiendo el cesto como :~ a caer el pañal, hasta el punto de impedirle casi por completo
para que el bebé caiga. !~ caminar.
Parece dudar; después, como si hubiera tomado ima decisión Se acerca al balde y se pone ante él en cuatro patas, inclinán-
$
heroica, pone .un pie en el cesto, el otro pie queda en el suelo, y ¿;; dose. El balde se cae y la arena se desparrama. Ella retrocede pre-
se agarra de una cama con las manos . Por tres veces consécutivas ·~ cipitadamente, presa de pánico, vuelve a ponerse de pie con difi-
· saca el pie y vuelve a ponerlo, después duda en introducir el otro, cultad y vuelve a mi para tirarme del pelo.
lo levanta, lo acerca al borde del cesto, lo adelanta y lo retrae en El pañal la traba cada vez más, le cuelga casi sobre los pies,
un movimiento de gran vacilación, que se transforma en pataleo . y se lo quito. Pero ella parece incómoda, y voy a buscar uno seco.
Parece furiosa de no poder con~eguir de sí misma subirse al cesto. Lo pongo a su alcance, para saber si quiere que se lo ponga. Lo
Sin embargo lo logra por :fin, y se queda aproximadamente cinco toma, me lo tiende y espera. Se lo pongo, y me llama la atenció1t
minutos con los dos pies dentro del cesto, aferrada con las dos la alegría que eso le produce. Tiene un breve momento de liber-
manos .a los barrotes de una cama. tad gozosa que me resulta inesperado.
Al principio parece desconcertada, como en un estado de gran Arroja la papilla al suelo, vuelve a ponerse .en cuatro patas
vacío afectivo. Por último, sale sacudiendo la cama; movimiento para mirar la arena desparramada; pero de nuevo es presa de
·estereotipado de agresividad que hace nacer la emoción y se la pánico, y se levanta para ir a sacudir la sillita.
. hace sensiblemente consciente. Poco a poco, acompaña el gesto Abro la puerta y ella regresa hacia su habitación, haciendo
con algunos fonemas que lanza en mi dirección; pero de una ma- al pasar una incursión en cada una de las salas.

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MARIE-FRAN(:OISE O EL AUTISMO EL ESPEJO EN LO REAL

violentamente: «no, no quiero»; pero esta vez -me dice su «no quie-
o ro» mirándome profundamente : me lo dirige a mí. Sus dos «no
·?
·i.~.'
1 quieto» iniciales los dirigió el 27 de octubre al arroz y el29 &: octubre
El 1 O de noviembre, c:omo reacción contra mi ausencia, la sesión ...-.- ~
al objeto de mi cuerpo, después de hundir su cabeza en mi pecho.
es muy breve;, pero marcada sin embargo por un hecho relacionado con La segunda escena ante la ventana tiene lugar cuando ella vuelve a
el final de la sesión anterior: Marie-Fran~oise se va casi recién llegada la habitación y yo e¡¡toy sentada de nuevo: esta escena dura apro-
a la sesión, pero se lleva una marmita. Hemos visto que los objetos de _,. ximadamente cinco minutos. Sólo si yo la miro ella mira por la ventana
la sesión ahora pueden ser suyos; pero t~bjén puede quitármelos. ...;- las cimas de los árboles; pero no tolera que yo mire como ella por
·.-- encima de los cristales. Es preciso que yo la mire mirar. ¿No .se trata
El 12 de noviembre, la tonalidad de la sesión se centra en su pre- i~ de la típica escena del espejo, que hemos encontrado en Nadia, en que
~t
sencia, que ella afirma frente a la mía, y en una habitación nueva. Me el niño mira su imagen que fundará el exterior de su cuerpo bajo la
....,
it'

dice «no» para afirmarse; ni una sola vez su mirada ~erá de -demente. ~

mirada del Otro, que exige para poder efectuar el tránsito propiamente
En dos oportunidades repite una e_~cena en la cual fija mucho
tiempo.la mirada, primero en la pared de la habitación donde está -~ dicho hacia lo especular: aprehender en él la pérdida implícita del
Otro para tolerar la suya, en su propia imagen virtual? Salvo queMa-
pegada la imagen del pavo real, -después en el cielo y en las cimas de M~ rie-Fran~oíse exige en la misma medida mi mirada, pero la ventana
.::::
los árboles que ve por la .ventana. La primera vez que lo hace ad- -~: reemplaza al espejo; detrás de la ventana, el espacio virtual sigue sien-
vierto que no se aísla de mi .presencia, sino que expresa su resentimien- :~ do un Real, aun cuando ya no es el sitio de su llamada hacia una a:usen-
·-;¡
to con una mirada dis~te y fria que qesvía de mí; es decir que de -~ cia real, sino la cima de los árboles. Dicho de otro modo, Marie-Fran-
modo inequívoco a través de su mirada me convierte en ausente en mi ~oise realiza una escena de espejo en lo Real, sin la elisión y la pérdida
presencia.
Convertirme en ausente va acompañado de una marcada agresivi-
:l
~~
',];!_;_
inherentes a este descubrimiento del espejo . Al exigir que yo la mire,
lo que hace es asegurarse de que existe sobre mi ojo.
dad ·contra la comida, que _extiende sobre la mesa, después contra mis ~ Encontramos aquí el esbozo de lo que Nadia había realizado en la
~.ib
gafas que moja por entero en el plato, y pcir último directamente contra J~ fase preespecular, a través de la imagen del pequeño otro pegada a mi
t mf. Primero me pega en la cara con las gafas que ha chupado, des-
pués con la cuchar~ que trata incluso de hundirme en el ojo; es decir,
~~-

~i
ojo: que no solamente le señalaba su propio sitio en mi ojo, sino que
adem~s me planteaba como su Otro. En cuanto a Marie-Fran~_oise, es-
trata de hacer un ag\ljero, Siempre los .ojos s~stituyendo a la boca, ~ boza cierta sensibilidad al otro cuando al volver de la sesión otra niña
escribí. El hecho de que lamerse la mano con la que ter.ipjn.a lo que j: se prende de mi bata: se pone a caminar por la habitación agresiva-
}. mente; preciso es anotar que no me pega, como en la sesión.
hay en el plato le procure placer, sigue acompañado c;le agresión contra 1,'?.; -
J.j
mí: me tira del ca}:,ello con su mano J,l.ena de papilla y termina dán- :~-.

·}'
dome una bofetada. El)3 de noviembre repite ostensiblemente la escena de la ventana,
Esta. bofetada nos remite a la primera .sesión. Pero IIl.Íentras que su mirada en las cimas de los árboles, y exige mi mirada sobre ella;
al principio se trataba de una agresividad muscular pura, no dirigida pero entonces puedo interpretar, decirle que ella quiere hacerme ver
verdaderamente a mí, hoy ·ella agrede mi cuerpo con la. mano que le _;.
que se niega a mirarme; su risa expresa suficientemente que mi inter-
ha servido para comer. La gran diferencia que la separa de Nadia sigue ··~-~... pretación es exacta, hasta el punto de que es la última vez que exige
siendo la ausencia de ambivalencia de Marie-;Fran~ise. Sin embargo, y que yo la mire mientras ella mira las cimas de los árboles.
especialmente a partir del comienzo de esta sesión del 12 de noviem- Tres escenas sucesivas definirán lo que he llamado su circuito
bre, se perfila algo así como una interrogación de mi cuerpo y de lo que autista, y que no tienen sentido en sí mismas sino exclusivamente por
soy portadora sobre mi ojo . . la diferencia que ponen de manifiesto con respecto a lo que había ilus-
Cuando a continuación me propongo poner fina la sesión, me dice trado Nadia en su relación con el Otro y con el otro.

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MARIE-FRAN<:;OISE O EL AUTISMO EL ESPEJO EN LO REAL

La primera es una réplica de la escena del 7 de noviembre, en que triunfa en el rechazo radical que me dirige: recobra al bebé, le chupa
ya había podido creer que se abría para Marie-Franc;oise una brecha las dos manos, lo tira y come con la mano lo que queda de papilla,
hacia la instauración del Otro, cuando pudo absorber la papilla con después de tirarme del pelo con fuerza. El bebé implícito en su rechazo
diferentes sustitutos del biberón, dos de los cuales, las gafas y el reloj, del Otro no es una imagen asociada a mí; es un rechazo real contra mí,
me los quitó a mí. Pero lo que hace el 13 de noviembre invalida lo que e.s decir, un «doble» que descubre a nivel oral, como lo había hecho
se me había aparecido como una apertura; porque en lugar de ck:r el en el nivel escópico.
paso de los objetos hacia el cuerpo del Otro, ~lla se encierra por er..tero Esta segunda escena esclarece la primera: el biberón tenía en ella
en esa relación con los objetos; lo cual no deja de tener conseOJen- el mismo sitio de doble real del bebé, acompañado del mism~ meca-
cias en la relación conmigo. Concluye esta primera escena dándome una nismo de rechazo de mi cuerpo. No hay en ello ninguna prohibición;
bofetada sonora, nada más que lo Real sucesivamente planteado y rechazado de un ob-
Aquí el embadurnarniento no concierne ni a su cuerpo ni al mío, jeto que no se inscribe en el Otro, sin ningún efecto de significación.
sino sólo a los objetos; cabría decir incluso que le da de comer al bibe- Las consecuencias de esta ausencia de inscripción del objeto en el
rón: ya lo había hecho con mis gafas y mi reloj el 7 de noviembre, Otro y de la reducción del Otro al objeto real son las siguientes:
pero entonces parecía dispuesta a pasar al embadurnamiento del cuer- l. No se puede hablar de sustituto del objeto en sentido meta-
po, aunque a la inversa de Nadia primero embadurnara el suyo y aes- fórico.
pués el mío. Hoy ya no se trata de eso; los cuerpos están excluidos, y 2. En efe,:to, para Marie-Fran~oise el Otro no es portador de
ella traslada a los objetos la consistencia de superficie que Nadia atri- objetos causa de deseo; es el objeto mismo; lo que da cuenta de la
buía a los cuerpos a través del embadurnamiento; el objeto bueno o necesidad que tiene de mí a la vez que del callejón sin salida en que se
malo ocupa el sitio del cuerpo y de lo que en él puede inscribir~:: de encuentra en mi presencia, que ella no puede sino negar en un <{todo
relacional .. Así es como concluye esta escena con el gesto dest:n:.ctor o nada».
que se dirige a la. imposibilidad del puro Real de mi cuerpo. Ti. vez 3. En estas condiciones no podemos encontrar en Marie-Fran<;oise
éste fuera .ya el .sentido de la serie de bofetadas de la primera séión: la ambivalencia de Nadia, dado que esa ambivalencia es la oscilación
ella se dirige a mi cuerpo, apuntando, en el horizonte deL. «todo o entre el Amor y el Otro y la búsqueda agresiva del objeto del que es
nada» de su debate, a lo intolerable de mi presencia en lo Real, de la portador .. Marie-Franr;:oise es presa sólo de la alternancia entre mi pre-
que no puede salvarla la ausencia real que la despoja de todo: la de ~encia real, que espera y busca, y su rechazo radical en la sesión, que ·
su madre que la abandonó. corresponde a la ausencia real de su madre, a quien se dirigía al vol-
La segunda sesión confirma que no establece relaciones sine con verse hacia el vacío de la ventana.
un objeto real. El hecho de que recoja al bebé y le hunda la cara en La tercera escena confirma en primer lugar su carencia de toda di-
el plato como para que coma, podría interpretarse como expresién de mensión imaginaria o especular, sea entre ella y el bebé o entre ella
su deseo de comer que pasaría por el bebé. También Nadia, el 4 de y yo; dos piezas de vajilla que encajá y desencaja dicen de qué rela-
enero con el biberón y el27 de enero con la cuchara, había demosd:ado ción real se trata. El hecho de que después ponga un pequeño recic
su deseo oral esbozando el movimiento de dar de comer a la muñeca; piente en la pa~angana llena de agua, y que le sigan todos los juguetes
fue sólo un intento, que desembocó en una gran violencia com::a la del cesto, podría hacer pensar en un calco real de un Otro, bajo la
muñeca, asociada con la violencia contra el biberón y la cuchara. Pero a forma de esa palangana, que pudiera contener los objetos. ¿Se trata
continuación Nadia no dejaba de expresar que todo eso se dirigía al de un movimie:1to regresivo hacia algún ámbito prenatal? Volveremos
Otro que era yo, es decir, no tenía valor de imposible sino de rrohi- sobre eso.
bido. Aunque Marie-Franc;oise me mira y en dos oportunidades tire
los pasteles a la palangana, y hasta empiece a comer uno, es decir, a Toda la primera parte de la sesión del 15 de noviembre me con-
comer algo que está en relación conmigo, se detiene de inmediato y sólo cierne a mí y al bebé.

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MARIE-FRAN<;OISE O EL AVTISMO ..:~


EL ESPEJO EN LO REAL

En Jo que a mí se refiere, su punto de partida sigue siendo la ausen- en cuanto hay un recipiente y agua, se refiere a una situación imaglnn-
cia real: come todos los bombones mirando la punta de los árboles por ria de dos. En realidad es una estructura de tres, a poco que los ele-
lo alto de la ventana:. Pero no se demora en eso. Por el contrario, hoy mentos sean significantes para el sujeto; lo que es necesario para con-
se vuelve a mí, y tendiéndome un bombón casi hasta tocar mis labios, figurar una estructura. Todavía no podemos decidir en cuanto a Marie-
clava en mis ojos . una mirada prolongada y profunda, aunque yo la Fran~oise.
sienta fría y distante. Trata de vincular la comida con la mirada, pero Por otra parte ella tampoco decide, puesto que después de colocar
sólo consigue convertir al biberón en su doble, y usar la cuchara pira cautelosamente un pastel y de lanzar una mirada al contenido de la
pegarme y acariciarme sucesivamente. Habría lugar entonces para pen- ·. palangana, pierde interés por ello y pasa al cesto vacío, que contenía
sar en la ambivalencia, que desmentirá su imposibilidad de chupar las · 1:';
los objetos que ahora están en la palangana. Allí consigue rápido sus
gafas que me ha quitado y que ha empapado en la papilla. ~; objetivos: ver el exterior del fondo del cesto, sobre . cuya superficie
Se dedica al bebé, su doble, a quien asocia con su otro doble, que t pasa la palma de su mano. Es la primera vez que explora ese cesto;
es el biberón: se lleva, a la boca una mano .del bebé, y lo mira haciendo contrariamente a la palangana, no es un continente, sino una super-
intensos ruidos de succión. Sin embargo hoy Na más.lejos con el bebé, ··t· ficie . Ha dado un paso capital, del que no sabemos todavía si será deci-
cuando le e:¡¡plora ll!- cara apretando un poco -. cada ojo y tratando de sivo; pero es preciso anotar que es la primera vez que Marie-Fran~oise
hundirle el d~do en la boca. ;Esta exploración del agujero de la boca concibe la superficie como elemento de un objeto a explorar. Cierto
del bebé lo hace salir de su función de doble; función que no siempre que se había aproximado a la superficie de mi cuerpo en un comienzo
tuvo. Por otra· parte ella lo confirma, desde el momento que no se de embadurnarniento; pero la exclJJsión de su propio cuerpo, no em-
aísla con él, ,sino que se vuelve a.mí para arrojárn'lelo violentamente en badurnado, la había vuelto a hundir en el curso de las sesiones siguien-
mis rodillas. ¿Se .cae al suelo? Ya .no se ocupa más de él. Por mi parte, tes en su circuito autista. ¿Podrá tal vez en esta sesión volver a inte·-
no lo recojo, como tampoco recogí el mUñeco de Nadia despué~ del rrogar la superficie, al haber puesto primero en reserva y al abrigo en
primer espejo; porque ni .este bebé ni ese muñeco son representantes. la palangana los objetos y un pastel? ¿Esa palangana es alguna repre-
Para Nadia .ésa fue la posibilidad de vivir una pérdida cuya fecundidad sentación del Otro?
hemos visto.a través de los subsiguientes espejos; cabría decir que para La exploración de la superficie del cesto, demostrada plenamente
Marie~fran~qis.e también fue una posibilidad el hecho de que yo no en un primer tiempo, dado que se trata del exterior del fondo del
recogiera su bebé, porque no· es un representante de ella, sino un ·ob- cesto, prosigue con la exploración del interior. Esta exploración podría
jeto real en medio de todos los demás de los que ella se separa. In- interpretarse como la búsqueda de un continente; Marie-Fran~oise se
fortunadamente para ella, el espejo no está a su disposición coi:no sitio indina tanto para apoyar sus palmas en el fondo, adentro, que se diría
donde significar una pérdida; En lugar del espejo, ~ncuentra el cesto que intenta convertirse en el contenido del cesto. En realidad en esta
y la palangana llena de agua; es decir, en lugar de la superficie del es- sesión, después de esfuerzos y de una excitación cada vez mayores, se
pejo encuentra continentes - volúmenes . .Se .lo digo; ..Claro que. la deja caer sentada, como cuando al principio estaba desesperada; al ·
palangana y el cesto no son lo mismo. mismo tiempo su mirada se vacía. El hecho de que al volver de la se-
La palangana llena de agua es la palangana más. el agua, .es decir, sión vaya a explorar un armario de ropa blanca no permite concluir
dos términos.. Y cuando ella coloca en la palangana todos los objetos qué es lo que busca.
que saca del cesto, ya no son sólo los objetos que conoció siempre
como lo que son, esto es, reales, sino objetos que s~ .añaden a los .dos
primeros: la palangana + el agua + los objetos, en una situación de El 17 de noviembre, los objetos centrales de la sesión son mis ga-
«tres»: el agua es intermediaria y tiene la función estructural de des- fas, la palangana y el cesto:
realizar los objetos . l. Mis gafas: me las quita mientras la llevo, en el camino a la
El problema del ámbito prenatal, que con tanta frecuencia se evoca habitación de las sesiones; y hace ruidos de succión. Es la primera vez

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MARIE-FRAN(:OISE O EL AUTISMO EL ESPEJO EN LO REAL

yue un objeto de mí cuerpo aparece tan nítidamente vinculado con un la pakngana. No se queda quieta, sacude cada vez con más fuerza el
autoerotismo que no es frecuente en Marie-Fran~oise . cesto para que el bebé se caiga, y como no lo consigue lo saca con la
El sitio de mis gafas como objeto que está en los confines de su mano. Su agresividad contra el cesto se acentúa, y su sentido se des-
deseo resulta confirmado cuando, habiéndose puesto los bombones en prende cuando habiéndose golpeado con el asa se vuelve a mí para eX-
la boca, me mira y ve que me he puesto de nuevo las gafas; entonces presarme su ~ría.
arroja uno de los bombones. Asimismo, come una cucharada, me da un
golpe en las gafas con la cuchara y la tira. Todo esto corno para expre- La secuencia de la primera parte de la sesión sígúiente, el 19, es
sar el vínculo necesario entre un objeto de mí cuerpo y la comida, . una repetición de la del 17, lo que nos lleva a la conclusión de que
para que ella pueda comer y eso i:enga sentido. ahora en Marie-Fran~oise hay significante, ya no mero Real, que no se
2 . La palangana : coloca en ella no solamente el pato, al que con- repetiría. Lo cual confirma el valor significante de la pareja de oposi-
templa, sino además los pasteles y la cuchara. Entonces, sucesivamente , ción que hemos señalado entre la palangana y yó; entre la palangana,
come con sus manos, me tira del pelo, me da una bofetada y va a mirar
:f
tercer término y reserva de los objetos, y yb que me convierto en
la palangana. Esa palangana ocupa un lugar preciso: cuando me puse portadora de objetos, pero a quien ella agrede continuamente, porque
de nuevo las gafas ella no podía comer; puede comer de nuevo cuandc en ltl transferencia se los niego. Ha quedado superado el estadio inicial,
ha vuelto a poner al abrigo sus objetos en la palangana; lo cual permite en que yo era la presencia real de una ausencia no menos real; sin que
,.:¡~
que la palangana funcione como un Otro de reserva y que ella puedlO :t ningún objeto de mi cuerpo pudiera adqu.i.rir la cualidad de objeto
agredirme violentamente. Además, al agredirme, por oposición a su :;~. separable. Ella lo prueba cuando toma inis gafas, moja una _patilla en
actitud contemplativa ante la paiangana, me pone en el lugar de su la papilla y la chupa, y también cuando al pegarme con la cuchara
madre, quien la ha abandonado, y ha despojado de sentido a la comida : con la que está comiendo quisiera recuperar con ella las huellas de
en esta escena el progreso de Marie~Fran~oise se cumple por la oposi- papilla que ha dejado en mí mano. Pero no podemos dejar de pensar
ción que instaura entre la palangana y yo. Esta pareja de oposición es en lo que hizo con el biberón el 13 de noviembre, cuando depositó
un comienzo de articulación. papilla sobre la tetina, es decir, lo mismo que el biberón, sólo puedo
Lo prosigue cuando a continuación toma al bebé, lo moja en la ofrecerle lo que ella me trae. Inversión de las funciones que puede
papilla, lo lame y lo arroja a la palangana, antes de agredirme de cortar toda demanda.
nuevo. En esta sesión reanuda el juego con el bebé y el cesto; pero esta
Entonces llega a establecer una situación de tres entre ella, mis vez sa·: a al bebé; y es ella quien después de muchas vacilaciones .quiere
gafas y el muñeco, apretando a este último ·c ontra su mejilla e interca- ocupar su sitio en el cesto. Por cierto, no es para sentirse reconfortada;
lando mis gafas. Su «doble» está despegada de ella por un objeto de mi por el contrario, da la impresión de encontrar un gian vacío . Por otra
cuerpo cuyo estatuto no es el de un objeto causa de deseo. Por otra parte, si emite algunos fonemas bien articulados, los dirige a la ausen-
parte, se dedica en seguida al muñeco después de haber arrojado las cia, siempre al mismo sitio, a lo alto de la ventana. A esa ventana se
gafas, lo oprime fuertemente contra su boca por primera vez: lo con- dirigirá al salir del cesto, después de lanzar a mis pies el bebé diciendo
vierte -~ un objeto que obtura el agujero de su boca, como lo había violentamente «bebé», como un reproche.
convertido en el objeto que obtura' el orificio inferior de su cuerpo. De En la ventana, que consigue abrir, durante largo rato mira hacia
algún modo lo evoca cuando al tomar el conejo mira su orificio inferior fuera, hacia ese sitio de la ausencia, pero al mismo tiempo hacia mí,
antes de tirarme del pelo. Por su insistencia, su agresión termina co- a quien dirige su r~proche. Por último, quiere incluso cerrar el batiente
brando el valor de un reproche: reproche porque clla tiene un ruerpo de la ventana, para estar verdaderamente del otro lado del vidrio, es
abierto, agujereado, y yo he fracasado en la transferencia en obturar el decir, siempre cada vez más del lado de la ausencia real del Otro. Pero
agujero con un objeto como mis gafas. esta vez está en camino de identificarse ante mí con esa ausencia.
3. Entonces pone el bebé en el cesto vacío, después de sacarlo de ¿Cómo no hablar de un discurso, ante esta repetición y esta pro-

350 351
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MARIE-FRAN(:OISE 0 EL AUTISMO ,,~~-


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gresión? Un discurso, claro está, que no existía al comienzo, cuando .1
10
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aparecían sólo algunos elementos .de defensa, como «el doble». Aquí
ya no se trata del doble, sino de ella y de mi ~n cierta relación. ¿Cuál? 't LA EMERGENCIA DE UNA LLAMADA AL OTRO
Yo soy para ella Otro a quien ella necesita, a quien ·busca, pero a
quien no puede dirigir ninguna demanda porque no es portador de
_1;.
ningún objeto separable. En la primera forma de la identificación que
es el transitivismo, Marie-Fran~oise sólo encuentra a ese Otro en la
ausencia real detrás de la ventana; no es de extrañar que no pueda :~

pedirle nada. Razón por la cual puede a lo sumo ocilpar su sitio: se '
·~ .

transforma así en el «siendo de la ausencia». ·


_:~t
Esta posición está en la base de una inversión· en Marie-Fran<;oise:
cuando al desierto estructural del comienzo sucede en ella un inicio de
estructuración, ella no ocupa el lugar de un pequeño otro respecto j
¡;.
OO
22 y 24 de noviembre
El 22 de noviembre Marie-Fran~oise rechaza la sesión en la
de un gran Otro, como Nadia, sino el lugar del Otro. Su estructuración ~:·

se ve por consiguiente invertida, hasta el punto de que ·incluso topo- ',.¡" habitación habitual y me lleva por todas las habitaciones.
·:.
lógicamente tiene el cuerpo agujereado del Otro, y soy yo qu,ien no lo Sólo vuelve a la habitación de las sesiones para poner todo en
estoy, como el pequeño sujeto frente al Otro adulto. Así es· como la ~ la palangana, incluidos los pasteles y los bombones, y tratar de
relación se define más prematuramente en relación con contenidos y
continentes de tres dimensiones que en. relación con una supedicie de
J¡,
hacer caer el vaso y el biberón sacudiendo con fuerza el vaso. Por
fin hace caer el biberón: se queda estupefacta un segundo, des-
cuerpo donde ella quisiera obturar los agujeros mediantes objetós · sa- -~ pués pierde todo interés.
'.\;
cados del cuerpo del Otro, como hizo Nadia. Si ella embadurna la
superficie de su cuerpo, los ·agujeros de esa supedicie persisten. Tiene
un cuerpo tórico sin haber tenido el cuerpo estructurado en banda .de
Moebh.1s.
1 }
El 24 de noviembre, me tiende los brazos en el jardín de in-
fancia cuando me ve. Una enfermera le cambia el pañal, pero si
yo n~ me quedo cerca de ella, ~n su campo de visión, se pone a
¿No hay otro modo de salir de la psicosis que restablecer el orden I llorar.
topológico de los cuerpos entre el Otro y el ótro? ·El caso del <<niño i
:.\ La sesión de hoy es una sesión ambulatoria, en la que expresa
;~
dellobc1» nos aportará respuestas sobre esto. que su interés por el mundo exterior es un refugio contra mi. No
Sin embargo, en Marie-Fran~oise esta estructura no está fijada;: lo 'l.
!!!
hay angustia perceptible, pero busca por todos los medios hacer
ha probado su evolución, así como la alegría que manifiesta al final de .,¡¡ llorar a los niños por quienes se interesa, que siempre son va-
esta sesión cuando. le pongo un pañal nuevo; tapo y velo el orificio in- '?. rones.
~ ferior de su ·cuerpo. Es presa de una libertad gozosa. ~
~
o
Se queda apenas cinco minutos en la habitación de las sesio-
~
.t nes, el tiempo necesario para poner en la palangana el contenido
~ ¡~
x del cesto y mis gafas. Me tira del cabello y me pega con la cucha-
-.~
ra. Tiene miedo de mirar el balde. Después se levanta y se pone
·~
~ a golpear la puerta hasta que la abro.
t Me lleva a una primera habitación donde ve en una cama a
® un niño que juega con un bolso. Lo mira largo rato, y después

352
i
1
trata de quitarle el bolso.
En el momento en que lo va a conseguir, oye llorar a un niño

353

,.,.. ,
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l~·
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MARIE-FRANCOISE O EL AUTISMO 1" LA EMERGENCIA DE UNA LLAMADA 7ll. OTRO

O O en otra habitación y parte a toda velocidad . Es otro varoncito, a Es cierto que para Marie-Franr;oise el espejo concierne sólo a un
quien le están cambiando el pañal. Tiene el trasero des::1udo, y registro paralelo, donde ella no se constituye en el sitio del Otro que
Marie-Fran¡;oise lo contempla con mucho interés, prendida del soy yo, como Nadia, del mismo lado del espejo que yo. Se queda radi-
ángulo de la mesa donde lo cambian. De nuevo en la cama, el calmente del otro lado del espejo que es sólo un vidrio, y que sólo
niño sigue llorando; Marie-Frant;oise lo mira y después se dis- puede convertirme en su doble en lo Real. Ha perdido al Otro.
trae, para inspeccionar un juguete que encuentra en el suelo. Al En cuanto al pequeño otro, su llanto no es un motivo de angustia
cabo de un momento, advierte que no llora más. Entonces se para ella, ·como lo era para Nadia, que se conmovía y se hacía eco de él,
pone de pie de nuevo y va a sacudir la cama, atenta al rostr·J del porque para Nadia el pequeño otro existía desde el comienzo: no
niño, al acecho de su llanto que estalla de nuevo. Como si estu- solamente como prójimo desesperante, sitio de mi goce imposible, sino
"!-.
viera satisfecha, abandona .la habitación. también en relación con el Otro, de quien había que separarlo.
!~
En el rellano, ve el armario de ropa blanca que está abierto. Para Matie-Fran~oise en la escena del 24 de noviembre no hay
Se precipita en él y toma posesión de cada estante, poniendo las j
::
ninguna de estas dimensiones. No lo interpela ni como prójimo ni
dos manos sobre las pilas de ropa, y volviéndose para mirarme. como objeto ::!el Otro. No es más que un puro Real, y en cuanto tal
Hace algunos tímidos intentos de meterse entera .adentro, sujeto a su pulsión destructiva, lo que provoca la coloración sádica de
pero tiene que· renunciar. Se pone en puntas de pie para tratar la escena en que ella sacude la cama del niño, al acecho del llanto que
de alcanzar a un estante más alto. · quiere provocar.
Pasa una enfermera a quien ella conoce bien. La mira l:albu- Cabe plantear la cuestión de qt+e elija agredir a los varones : su
cíendo: Pero cuando al finaJ de la sesión pongo a Marie-Fran¡;oise curiosidad atenta, su· interés escópico, se centran manifiestamente en el
en brazos de la enfermera, se pone a sollozar y a rechazar a la sexo del pequeño otro, y la vista del pene en el otro, a falta de remi-
enfermera salmodiando «mamá, mamá». Mientras yo esté allí, tirla al Otro, donde esta diferencia podría inscribirse en el registro de
la enfermera no podrá consolarla. la carencia, no hace más que atizar la pulsión de destrucción. Sin Otro
no hay ni invic!ia, ni celos, sino solamente pulsión sádica aislad¡¡.: en
o última instan;ia, Marie-F¡:an~oise podría aparecer en el sitio del «a»
para el observador, como. el «fetiche negro» de Lacan.
Estas dos últimas sesiones no son, lejos de ello, el final del trata- Pero hay u:J. límite. Porque al final, sus sollozos cuando me voy
miento de Marie-Fran~oise. Su sentido no puede dar lugar a demasia- dejándola e.11 'Srazos de una enfermera a quien conoce, cuando por pri-
dos comentarios, porque falta lo que siguió, que tal VeZ hubiera reve- ~­ mera vez se :iende hacia mí llamando «mamá, mamá», hacen pensar
lado el porqué del rechazo de la habita~ión de las sesiones( Ella no :~
.·r: que el Otro que soy puede advenir al sitio de' una llamada, llamada que
entra allí sino por un· momento; el necesario para poner todos los :~
en ese momento la convierte en sujeto de una carencia.
objetos del cesto en la palangana, que se confirma una vez más coino
continente de todos esós objetos. ¿Esta palangana es un representan-
te en primer grado del Otro -Reprasantanz y no Vorstellungsreprii-
l.
•(
Desgraciadamente, después de esta primera apertura, hube de inte-
rrumpir la cura a causa de un viaje al extranjero, y tras preparar muy
santanz?-. En todo caso nada tiene que ver con el arca de Nadia, que :¡. brevemente a Marie-Franr;oise para esa partida. ¿Cuáles fueron las
contenía representantes metonímicos de ella y de roí, es decir, Vor- -~· consecuencias? Las desconozco.
¡,.
stellungsrept·asantanz, porque en los representantes el significa::J.te la
;~
implicaba a ella tanto como a roí. ;'fr
Marie-Franr;oise tiene interés en deambular de una habitación a ::.;·

otra. Dij e que su interés por el mundo exterior era un refugio contra
mí, así lo percibí en ese momento, y ésa es otra diferencia con Nadia. 1
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A modo de conclusión, quisiera r~afumar que hice estos tratanlien-


:, 1 tos antes de recibir fo~adón teórica, y que por eso mismo en ellos
la situación analítica es ejemplar: en la medida en que no se trata de
1
un conocimiento, sino de un saber inconsciente, del saber que -el ana-
: 1
. 1 lizante genera en el sitio del analista; saber que pone entonces en
!· juego el descubrimiento principal del análisis, que es la transferencia.
1
1 El analizante ocupa el lugar de enseñante -lo cual fue .por compl~to
1
evidente para Freud al comienzo--; y esta evidencia no fue menor para
mí, cuando por ejemplo Nadia me condujo por los meandros del esta-
1 dio del espejo, cuando en mi proceso yo estaba todavía mucho más
1 acá. No puedo sino concluir, como ya lo he dicho, que estos tratamien-
• 1
tos formaron parte .de mi análisis.
Pero ¿qué hubiera sido de esto sin la escritura? Cada noche, des-
pués de las sesiones, yo me ponía a escribir su relato detallado --el que
ustedes han leído--, con el sentimiento de que una necesidad me
}; 1
guiaba a hacerlo. ¿Necesidad de qué? De responder a las interpela-
H ciones que me traían esas niñas, tomándolas por mi cuenta y descar-
gándolas a través de la escritura, que ocupaba el lugar de lo Real de
.f¡i . mi cuerpo y me volvía de nuevo disponible para escuchar io que tenían
que decirme. Escritura o borradura para mí de un Real de cuerpo que
:~.
~1tl
les había servido en la sesión, pero cuya transformación en significante
quedaba a mi cargo, para que los pequeños analizantes pudieran prose-
~·\ guir su camino: la escritura aparece allí como sitio de la transformación
_.,
1:¡
de lo Real en significante, significante que, tal como veremos, se acuer-
i!ji da de lo Real como en la metáfora.
Nos hemos confrontado con el texto que surgió de esa escritura, y
;j
359
1.~
'!1
. -5'
-~
•• CONCLUSIONES
: 1

ese texto nos ~a demandado un trabajo lento y laborioso para superar 1


el contenido y acceder a la estructura. Esa estructura es, a lo largo del
desarrollo de las sesiones, la transformación esencial de lo Real en CLINICA Y TOPOLOGIA
significante, se cumpla o no esa transformación .

• Esta es la razón por la cual sólo nos podía guiar la oposición básica
de los dos _tratamientos expuestos: el de Nadia, donde la transforma-


~
ción se produce, y d de Marie-Fran~oise, donde no se produce, y que
funciona como contraprueba; aunque lo más lamentable es la prema-
tura interrupción del tratamiento: ¿no estaba a punto de producirse
la transformación?
~ Dos aproximaciones pueden dar cuenta de esta transformación:
una aproximación topológica y una aproximación a las estructuras del
significante, metáfora y metonimia, que hemos de abordar sucesiva-
~ mente, 'para mayor claridad, aunque in~amos -en repeticiones. Para
Al comenzar nuestro trabajo, no era nuestro propósito ni nuestra
ambición referirnos a la topología. Esta referencia se il:npuso por sí
t~ar, trataremos elementos topológicos propiamente dichos. misma: veamos cómo .
~ • 1
1 Duranté mucho tiempo dudamos acerca del sentido de dos episo-
dios concernientes a Nadia: por una parte que se haya embadurnado
~
con caca y haya comido de ella; por otra parte, que para ir ante el es-
pejo se haya embadurnado de papilla, y haya ido conmigo, que tam-
• bi~n estaba embadurnada.
Es preciso decir que, tal como lo apunté en el momento, tl,lve. cierta
~ intuiciÓJ?, sobre ese embadurnamiento y su importancia, cuando el n
de enero Uev:é a la sesión un plato de papilla y una cuchara. La aso-
• ciaci.ón de los dos embadurnamientos, caca y papilla, nos daba la clave
de aquello de lo que se trataba: lo que concernía al interior del cuerpo,
~ fuera caca o papilla, ella lo .extendía sobre la superficie .extedor, sobre
la piel. Nadia nos decía así que las superficies de S\1 cuerpo, la interna

• y la externa, se reunían, estructurando su cuerpo como superficie, y no


como un volumen con un .interior y un eXterior separados. .

• 1
¿ÓSmo podíamos entonces no referirnos a la topología, y no defi-
nir a qué tipo de superfi,cie pertenece el cuerpo del niño, rii reformular
...•: las relaciones corporales entre el pequeño sujeto y el Otro en términos
• 1
de supet:ficie y <:órrelativamente de agujeros?
~ La fecundi~ad ·de ,nuestro trayeCto se nos aparecería muy rápida-
mente en Nadia~ así como en ' Maiie-Fran~oise, en tanto contraprueba.
~ { E incluso ulteriormente en nuestros análisis de adultos.
Topológicamente, la estructura del cuerpo de Nadia, esto es, la del
pequeño sujeto en el alba de la vida, parece ser una banda de Moe-

360 36¡
:(.;.
·::

CONCLUSIONES CLINICA Y TOPOLOGIA


1H us, banda retorcida sobre sí misma, superficie de un solo lado, sin Se produce para ella un :.relevo ejemplar de esta problemática del
xterior ni interior, y además superficie topológicamente no agujereada. agujero del cuerpo cuando ignorando su boca se desplaza hacia su ojo,
Lo cual pone en duda los orificios reales del cuerpo infantil. contra el cual aplica el objeto (el muñeco) a quien ha convertido en su
Para Nadia lo que está agujereado es el cuerpo del Otro, y en ese doble, para tratar de ignorar por completo el agujero de su cuerpo.
cuerpo ella explora en seguida el agujero de la boca. Su propio cuerpo A partir de allí, ante el plato de arroz que la fascina y la tortura, ella
no está agujereado,. porque su agujero está obturado por el objeto de demuestra que el objeto-comida en lo Real no puede rellenar ese agu-
mi cuerpo. Esto comienza con la obturación de su boca con su dedo, e~ jero.
dedo que le sirvió para explorar la mía. Una vez más la estructura demuestra ser significante, y al carecer
I nícialmente el cuerpo del pequeño sujeto está obturado no por un de él, el psicótico atestigua una vez más esa verdad según la cual no
objeto-comida real, sino por un objeto sacado del Otro, del campo dei hay estructura fuera del significante. Se trata en su caso de una a-es-
Otro, es decir, un objeto significante: esta estructura del cuerpo de le tructura.
que hablamos es una estructura significante, y sólo puede existir en
cuanto tal. A través de esa estructura, se establece entre ·el niño y st:. El desplazamiento del agujero de la boca hacia la superficie del ojo,
Otro una dialéctica que Nadia, por ei.emplo, plantea muy pronto como tanto en Nadia en cuanto a su imagen del 10 de diciembre, como en
la del objeto separable de mi c:Uerpo, del Otro que soy yo; objeto sepa- Marie-Fran~oise bloqueada ante la comida y pegando su doble sobre
rable que es a la vez lo que abre un agujero en mí y lo que lo obtur~:. su ojo, viene a subrayar una vez más que la S'Uperficie del cuerpo es el
en ella. En cuanto existe el Otro, con su estatuto significante de Otro, sitio de la estructura del comienzo de la vida. Lo cual no deja de tener
hay una pérdida real que el pequeño sujeto inscribe a cargo .de ese consecuenC::as para todo sujeto; en cuanto al ser-en,el-mundo de la his-
Otro; mediando lo cual él escapa a esa pérdida y en una primera etap~:. térica, por ejemplo, volcada sobre la superficie de su cuerpo; y más aún
no ·está agujereado en su cuerpo. en la relación madre-niño en cuanto al surgimiento de la psicosis, cuan-
¿Cómo puede s1;1ceder esto, si en lo Real fisiológico el bebé fun- do la madre llama al niño al sitio de objeto que obtura el agujero de
ciona esencialiriente al nivel digestivo, es decir, por ·e¡ único ·agujero su cuerpo.
de su cuerpo, que es definible desde el puntó de vista topológico, que Esta estructura de superficie no agujereada, asociada con el cuer-
es el que recorre el cuerpo desde la boca hasta el ano? Todas las deiná·s po agujereado del Otro, explica la considerable importancia de las di-
cavidades del cuerpo, órganos sensoriales, 'urinarios, genitales femeni- :fiC~.lltades de la pulsión oral, y hasta su inhibición más completa. El
nos, pene, son en sentido estricto deformaciones de la superficie, e& sujeto se ve atado por una parte a la necesidad de satisfacer su deseo, y
decir, tienen que ver con la superficie externa, que es la piel. ~or otra por otra de mantener su deseo en el Otro. Sabemos que la anorexia es
parte, los órganos sensoriales son sólo formaciones especializadas de la elección en el sujeto de salvar su deseo a despecho de su necesidad, y
esta piel. Pero en revancha, para que el niño no sepa nada del agujero hasta de su vida; y que la bulimia es lo inverso: ·basta de Otro, basta
de su cuerpo, es preciso que esté por entero en otro lugar que ·ro de deseo.
Real en cuanto a su saber sobre su cuerpo: sólo es -sólo nace-- en el Si la oralidad se inhibe tan fácilmente es porque implica la relación
.,
campo del Otro; es preciso también que el Otro sea, es decir, que para :<:~ con el. Otro 7 la transformación de lo Real del objeto-comida en sig-
el pequeño sujeto preexista el significante.
En efecto, hemos visto lo que sucede con Marie-Fran~oise, para 4
¡
nificante. El objeto oral es lo que el sujeto le saca al Otro agujereado,
y hace que él, el sujeto, no tenga agujero. La dialéctica, que es sig-
quien el Otro no existe, y el consiguiente fracaso de la estructura. Nc· nificante, sitúa este objeto oral en el ruvel de la <<nada», incluyendo
~
puede en ningún momento, como . Nadia, explorar el agujero de mi ~ en él una pérdida, la que el psicoanálisis ha señalado como central bajo
boca; no puede obturar el agujero de su propio cuerpo con objetos sig-
nificantes sacados del Otro; al no poder obturar ese agujero, nieg2.
1•l
la denomioadón del concepto de castración, y esto desde el inicio, des-
i de la fase oral.
hasta su existencia.

362 • JI
i '
~.
Así es como nos vemos llevados a revisar por entero las nociones

363

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l
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f.{• : .¡
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• CLINICA Y TOPOLOGIA
• CONCWSIONES

• de «objeto bueno» y «objeto malo» oral, nociones que podrían hacer


creer que existe un objeto bueno en sí, testimonio real del amor ·del
será completamente diferente en cuanto a la fase que sigtie al espejo,
como hemos visto: espejo para Nadia, ventana-cristal para Marie-Fran-

• Otro: lo cual sería completamente contradictorio con la dialéctica sig-


nificante de que se trata. En efecto, si el Gtro no está agujereado, el
c;:oise. Pero esta identidad primera nos lleva a plantear la cuestión de la
relación entre lo Real y lo significante.

• sujeto no puede quitarle nada, que es lo que le sucede a Marie-Fran-


c;:oise, y el objeto oral sigue en lo Real .
No hay más objeto que el pulsional, objeto que ocupa su sitio en
Al comienzo; en el niño normal y en el psicótico se da fenomenoló-
gicamente la misma búsqueda de adherir el objeto sobre la superficie
del cuerpo para rellenar el agujero. Esta similitud sena perturbadora
• uri montaje, el giro pulsional, que implica absolutamente al Otro, y
despoja al objeto de su dimensión de Real señalándolo con una pér-
para la aproximación que .t ratamos de hacer si nos atuviéramos a una
separación radical de lo Real y lo significante, reservando la vertiente
• dida . Razón por la cual la oralidad no desembocará en una .satisfacción
intrínseca, sino en una estructura constitutiva del sujeto en el signifi-
del significante al desarrollo normal, con la inscripción del debate en el
campo del Otro como sitio de las significaciones e instauración de la
• cante, como todas las demás pulsiones. estructura del cuerpo como signüi.cante, y reservando la vertiente de lo
Real a la psicosis con total ausencia del Otro. ·
• Sin émbargo hay una pulsión muy particular, la pulsión escópica;
privilegiada en la medida en que reduce al máximo esta dimensión· de
Ahora bien, esta separación es impensable en Nadia, al nivel del .
Otro que soy para ella, cuyo cuerpo explora realmente a cada instante~
• la pérdida dei objeto.
Ert Nad.ia es al c;:omieri.zo como .una posición de espera! pero en
más aún, son objetos reales los que separa de mi cuerpo. Esta separa-
ción llega muy temprano en el debate·de Nadia; son objetos correlativos
• Mátie-Fran~oise demuestra ser la única pulsión privilegiada, hasta el
punto de que no se articula en cierta coexistencia con la ·p.u1si6n oral,
del agujero real de mi cuerpo (la boca, que explora), y ellos mismos,
reales en tanto separables, constituyen objetos «a» que provocan su
• sino que la reemplaza ¡:así po¡: completo:
Es que para Nadia <;sa espera es la espera ·del Otro;· y si para evitar
deseo. Cuando ella me despoja de ellos, son reales; cuando los busC:a
sobre mi cuerpo, cuando los desea, están velados; han padecido la

• la pérdida el i O de diciembre promueve la imagen de totalidad ~<a+ A»,


su sensibilidad a mi presenCia en tanto Otro la mantiene en el signifi-
cante y la lleva a la represión. Lo que nos muestra es cómo funciona el
transformación del Real en signüi.cante. De modo que el Otro participa
de los dos registros del Real y el significante. Pero los objetos de que

• objeto escópico para proteger al sujeto de ·toda pérdida: funciona por


es portador no pueden en ningún caso revelarse como reales en el sig-
nificante: de allí el velo o la predominancia de lo escópico .

• adhesión del objeto a la superficie del ojo, es decir, sobre la superficie


externa del cuerpo. Pero lci que Nadia adhiere sobre su ojo es una ima-
Este tránsitopor el objeto separable, aunque velado, tiene lugar
para Nadia en la escena del 5 de diciembre, según vimos: tránsito del

• gen, es decir, un representante del objeto. El desprendimiento de la


iínagen se· efectúa por la vía del significante que introduzco al nombrarla
el 10 de diciembre .
«a» real, que parcela mi cuerpo, al significante que me sintetiza en el
sitio de «mamá».

• En cuanto a Marie-Franc;:oise¡ al negar el agujero de su boca, que no


puede obturar .. con el objeto del Otro que no soy para ella, muestra que
se trata de pegar el objeto sobte la superficie, aplicándolo contra su ojo,
Para Marie-Franc;:oise, y en el caso de la psicosis, la vertiente de lo
Real no está más aislada de lo que lo estaba la vertiente del significante
en Nadia. También para ella, lo mismo que para Nadia, el significante
surge frente a lo Real . Ella también dice «mamá»; con la diferencia
el órgano en lo Real. El significante no es promovido, como no lo es el
de que lo dice frente al Real del plato de arroz, y no ante el objeto de
Otro, sino sólo un doble que en tanto Real no puede ser sino reprimido.
mi cuerpo, que no trata de separar_ Su «mamá» no tiene ningún efecto
en ella en cuanto a mi lugar; no me designa, y además Marie-Franc;:oise
·Queda la identidad del proceso en Nadia y en Marie-Franc;:oise, es
decir, en el significante y en lo Real, o aún en la relación con el Otro se vuelve en seguida hacia la ventana, sitio de la ausencia real. Dicho
y en la ausencia· del Otro. Cierto que en uno y otro ·caso h evolución de otro modo, lo que falta para Marie-Franc;:oise no es el significante,

6'4 365
CLINICA Y TOPOLOGIA
CONCLUSIONES

si no la relación de ese significante con lo Real de mi cuerpo, el ó:l de su búsqueda. En cuanto a la voz, si no cabe decix en sentido' estricto
Otro. que está pegada sobre el cuerpo del Otro, es evidente que introduce
Lo Real y el significante siguen cada cual por su cuenta, no se la noción de distancia, pero también tiene que ver eón el agujero de
la boca.
transmutan uno en otro, lo cual la deja ante el vaáo, un vaáo que se
sitúa tanto en la ausencia real detrá-s de la ventana como en el vaéo Podemos medir la importancia de la diferencia entre estas dos cla-
en el cual me coloca en las primeras sesiones, cuando se las tiene que ses de objetos, en cuanto al establecimiento de una distancia, apun-
ver con lo Real intolerable del plato. tando lo que significan para Nadia por una parte y para Marie-Fran-
c;:oise por otra.
Que esta articulación no se _produce, queda demostrado también
por el hecho de que Marie-Franc;:oise puede sacar objetos de mi cuerpo; Para ·Nadia, estoy instaurada en mi posición de Otro muy rápido.
como mis gafas, mi lápi?;, pero le falla la interrogación que no ptiede Evidentemente no cabe hablar sino de una instauración en la transfe-
ser sino significante, una interrogación a partir de lo Real de esos ob:e- rencia, y no de una inauguración del Otro que antes no hubiera e:rlsti-
tos, en cuanto al hueco que dejan en mi cuerpo y que señala el sit'._o do, que no hubiera precedido la escena. El significante que preexiste
del sujeto. . funda al Otro en su ser, y a propósito de esto hemos podido evocar la
Para Marie-Franc;:oise lo Real sigue siendo opaco y no puede f::.l- identificación primaria con el Padre mitico de Freud, en el Nombre-del-
Padre.
tarle nada. En ese caso, Ini .cuerpo no puede estar afectado por un
agujero; y sobre todo no puede faltarle un «a», pequeño otro :así Para Nadia la distancia se inscribe en la separación que ella exige
entre el «a» y el. cuerpo dd Otro, «a» separable de mi cuerpo ..Mien-
como objeto «a» ...
Pero entonces, si para Marie-Franc;:oise el Otro no está agujereacin, tras tanto, la distancia con el objeto se concreta en el vdo: cuando
hunde la cabeza en mi blusa, para ella no 'hay más que un objeto más
lo está ella,. y lo está el mundo, la habitación de· las sesiones, con ~J
allá del velo, inaccesible en tanto tal, lo que la enfurece, pero cuya
hueco de la ventana, los objetos, el cesto, la marmita, el conejo. Todo
está realmente agujer~ado; en cambio no hay ningún significante .que verdad sabe, puesto que ella misma ha de velar el biberón. En cuanto
venga a responder de su lugar, porque sólo el Otro agujer~ado pue::I'e a mi voz, ya sabemos la sensibilidad que desde el comienzo mostró
hacia ella.
ser ese lugar. Todo está al r~vés.
El seno velado, la voz, sea que Nadia la escuche o que comience a
La fase siguiente es el advenimiento para el sujeto de una nue-1a
hablar, fundan una distancia en rélación con el Otro. La mirada era la
estructura, la estructura especular.
imagen adherida sobre el ojo; las heces, la caca pegada sobre su piel.
Para Nadia el primer paso hacia el espejo que arrastrará el cambio
Hay que despegar, no sin violencia, de mi cuerpo, el seno y la voz,
de la estructura de su cuerpo, es ·que la i.illagen se desprenda de la su·
perfi.cie de su ojo . . para que se reúnan sobre su cuerpo con los dos primeros objetos, y
realicen de manera casi alucinatoria la imagen primitiva de la primera
estructura del cuerpo en ·banda de Moebius, no agujereada. Pero esta
l. El primer punto sensible en el tránsito de una estruct!Jra a
estructura es significante, y en esa medida su búsqueda no aísla a Na-
otra es la distancia. .
día de mi: la hace oscilar entre su búsqueda sobre mi cuerpo y mi ima-
Ante todo es preciso advertir que entre los cuatro objetos «a», el
gen, que existe para ella en tanto imagen, y en la que se mira narcisis-
seno, la voz, la mirada, las heces, los dos primeros sori del Otro y ~~s
tamente con placer.
dos últimos son del sujeto mismo. Hemos visto hasta qué punto ~os
Para Marie-Franc;:oise, en.lo que hace a su relación ·con los demás
dos últimos están pegados al cuerpo. El cuerpo aparece allí en su es-
objetos exteriores, yo estoy allí sólo como testigo, sin que ella me
tructura de un solo lado. En cuanto al seno y la voz, sólo intervienen
llame a participar en su debate. Cierto que ella también quiere pegar
en la aparición del Otro, como objetos separables del cuerpo del Otro,
los objetós sobre su cuerpo, sea que los aplique sobre su ojo, o que
causa del deseo del sujeto. Y en todo caso, para el seno pegado sohre
no sepa qué hacer con el bebé, por ejemplo, cuando lo mantiene a dis-
el cuerpo del Otro, ya· aparece una distancia entre el sujeto y el objeto
367
366
. 1

:_i!
~
~
~ CONCLUSJONES
CUNICA Y TOPOLOGIA
tancia. Petó esto no le basta para fundar lo que hemos encontrado en
• Nadia: la estructw:a de una banda de Moebius. En efecto, ella no tiene
más remedio que permanecer en d punto de constatar d agujero real
ventana, como la llevé ante el espejo, para interesarse por el espec-
táculo de afuera. ·

• de su cuerpo, sin pasar como Nadia por d significante de los objetos


del Otro para tener un cuerpo no agujereado. Su cuerpo sigue de todos
3~ · A .partir de la duplicación del espacio por d espejo, así ~amo
de la duplicación de la distancia entre los cuerpos y la imagen, Nadia

• modos agüjereado, sin que por ello quepa hablar de estructura tórica,
como tampoco cabe hablar de la de Moebius, por la misma razón de
descubre casi de inmediato las nociones de adentro, afuera y de agu-
jero.
Sobre su cuerpo aparece algo . que pertenece al orden de lo aguje-
regis~o: lo Real; y ya hemos dicho que a falta de signllicante se trata
reado, es decir, que el agujero real de su cuerpo, de la boca al ano, pó~
de una a-estructura.
drá inscribirse en el Otro, por consiguiente en la estructura. Su boca
Y sin embargo, aun en ese Real donde ella evoluciona, hay comá
en el espejo le sirve para darme besos; también el potecito vacío donde
d esbozo de Una sucesión, que .es signO de un proceso análogo al .de
bebe es un agujero. Por último, el otro orllicio del agujero de su cuer-
Nadia; y que atestigua por cierto su búsqueda del Otro; cuando no,
po, d orllicio anal, que hasta entonces estaba obturado por el orinai,
incluso,- de aque~o que ella pudo conocer en el pasado¡ durante sus dos
ya no lo está cuando ella presenta ante el espejo el orinal separado, y
primeros .meses con su madre o bien .mientras estuvo a cargo de una
explora su. borde y su fondo.
nodriza: la presencia de un verdadero Otro.
A través del espejo, ha inscripto en la cuenta del Otro el orificio
superior y el orllicio inferior del agujero de su cuerpo. Su estructw:á
2. Para Nadia, la experiencia del espejo introducirá algo que irá
física es ahora tórica, tiene un interior, un exterior y un agujero
radicalmente más allá dd contacto de nuestros cuerpos .
central.
Cabe sin embargo una objeción: .si en .lo Real de los .cuerpos,. del
Ese sería, en cuanto a la estructurá del cuerpo, el efecto más fe-
mismo lado del espejo, la distancia puede reducirse a. cero y responder
cundo del deseubrimiento del espejo por el pequeño sujeto, pero sólo
al deseo de adhesión '· primordial, persiste por otra parte la mediación
en presencia de su Otro. Pasaría de su estructura inicial de banda de
cautivante de la imagen, y ésta a distancia. El Otro es a la ve:z real y
un solo lado, bidimensional, a una estructura tórica, tridimensional,
otro-que-real: lo atestigua la mirada de .Nadia, al tiempo que los besos
que tiene un exterior y un interior.
reales -que .me da son también :para la imagen.
La supe¿icie de nuestros cuerpos es entonces al mismo tiempo su-
¿Cómo es posible? Hemos visto que el 16 de enero Nadia mostró
perficie de contacto real_y superficie más allá de todo acceso a la i,ma-
que lo Real es absolutamente insoportable en las relaciones corporales;
gen, dado .que se interpone la superiicie del .espejo; una interposición,
por otra parte, tuvo que reprimir la imagen del 10 de diciembre ..
además, que deja a Nadia algo así como la sombra de una pena, cuan-
Ahora bien, el espejo reúne lo Real del 16 . de enero y lo imaginario
do excitada golpea con un cubo la superficie del espejo.
del lO de diciembre (o al menos su huella), y hace que todo sea de nue-
Esa superiicie que separa dos espacios, d1,1plicando el espacio ,real
vo posible. Una nueva dimensión, lo Simbólico, aparece en ptimer
en un espacio :virtual, es la que la conduce a aprehender verdadera-
plano, y ella la pone en seguida en funcionamiento en -la habitación de
mente el primer espacio como limitado pqr el ,espejo, co~ un más allá
que es el espacio virtual. · .· las sesiones por una parte y en su relación con el objeto-comida por
otra, al simular que bebe en el potecito vacío, al beber la <<nada».
Ese más allá es también el exterior, porque día tras día, en ese
Marie-Fran~oise puede mostrar lo que sucede cuando la interroga-
período tan breve y tan intenso de los espejos, ella hace la experiencia
ción del cuerpo no se prolonga con una posible articulación entre lo
de la habitación de las sesiones como limitada por una pared, con un
Real y el significante en el campo del Otro, sino que permanece en
interior y un agujero {la ventana) que define un exterior. También allí
yo estoy del mismo lacio que ella, adentro de la habitación. Además, lo Real, sola.
ella se alegrará mucho a continuación de que la lleve en brazos apte la Por otra parte, es preciso decir que ese Real no es unívoco y ma-
sivo, sino que más bien obedece al «todo o nada». Marie-Fran~Yoise lo
368
369
CONCLUSIONES

muestra en su relación conmigo: no me anuÍa, para poder decinne eJ 2


sufrimiento que significa para ella la pérdida de su mach:e; opone
el «todo» de mi presencia al «todo» de una ausencia, no menos real, METAFORA Y METONIMIA .
de su madre.
En estas condiciones, la única vez que ella descubre fortuitan:.ente
el espejo, en la polvera de una enfermera, el espejo sólo le traosmh:e el
Real que ella bw;ca hurgando en el reverso.
No es sorprendente, pues, que ella no se dirija al espejo sino a la
ventana; en ella no puede verse, está elidida. Sin . embargo, exige mi
mirada, mientras mira no mi imagen, sino la cima de. los árboles: me
pide que le devuelva su imagen. Mis ojos son su espejo, mis ojc·s-ór-
ganos, pero ella no puede verse, no puede ser más que .mi doble.}_ mis
ojos ocupa el sitio que el muñeco tenía ante los suyos. La aproximación topológica es la que se nos apareció en primer
En ausencia de relación con el Otro -infortUnadamente .la inte- término; pero en una primera fase no extrajimos todavía de ella todas
rrupción premátura del tratamiento nos priva de lo que hubiera llegado las conseCuencias, puesto que nos faltaba plantear radicalmente', más
a ser de esa relación-, su cuerpo está realmente agujereado, y ·e[a no allá de la formulación en términos de superficies y agujeros, que la
ha podido hacer otra .cosa que negar ese agujero, buscando en el campo topología es también el cuerpo que se desliza en el significante, y que
de lo escópico al doble que lo obturaría. Que yo no esté agujereada es éste quien hace de él una estructura. ·
para ella, o que lo esté realmente, en todo caso no le permite articular A partir de allí, ¿no nos veíamos obligados a interrogar las estruc-
una estructura en el campo del significante. turas de ese significante: la metáfora y la metonimia? Es lo que hici-
Para ella el mundo está realmente agujereado, y el espejo . es sólo mos en una segunda fase, retomando paso a paso el comentario del
un cristal donde ella y yo seguimos en un espacio real irreniisible:rirente texto de las sesiones.
separadas, aun cuando ese cristal entre ella y yo haga presente en el Regresábamos así a las fuentes mismas del análisis, es decir, a las
horizonte algún espejo. estructuras del discurso psicoanalíÚco, tal como las descubría Freud, an-
tes de la lingüística, en la T raumdeutung bajo la forma de la V erdich-
tung (condensación) y de la Verschiebung (desplazam.lento) .. Hizo este
descubrimiento al formular la relación entre el discurso latente y el
discurso manifiesto, eri la misma Traumdeutung. Habría que esperar
treinta y cinco años. para que Romao Jakobson hiciera de la metáfora y
la metonimia, que cqrrespondían respectivamente en el discurso analí-
tico a la condensación y al desplazamiento, las combinaciones que orga-
nizan toda forma de palabra articulada. Si la lingüística naciente toma-
ba por su cuenta el descubrimiento freudiano , que tal como apuntó
Lacan la anticipaba, seguía siendo por su parte un asUn.to de texto ;
al mismo tiempo que Reman Jakobson fundaba su formulación so-
bre dos tipos clínicos de afasia, uno de los cuales concierne a la desco-
difi.cación, a la selección de significantes, y el otro a la codificación, a
su combinación: esto es, la metáfora y la metonimia, respectivamente.

371
370
CONCWSIONES METAFORA Y METONIMIA

Nosotros no estamos aquí enfrentados con textos constituidos, sino Antes del espejo, el transitivismo hace que ella obture el agujero
con la emergencia de la palabra articulada -incluso con la compren- de su cuerpo con un objeto que saca del mío -proceso que tal como
sión del lenguaje aun.antes de la palabra articuláda, dada la edad de las hemos visto sólo puede ser significante-, pero también puede propo-
niñas-, a través de la transformación de lo Real de los cuerpos en nerse a sí misma, a la recíproca, para obturar el agujero de mi cuerpo.
significante {se cumpla o no esa transformación). Esta dimensión del Por mucho que el mecanismo sea metafórico, lo Real de los cuerpos
cuerpo y de la relación con el Otro es lo que conóerne más específica- no tarda ~n regresar y en provocar, especialmente bajo la forma oral
mente al discurso psicoanalítico; entonces no es tanto de lingüística de del devorar, la máxima inhibición o la huida, e incluso la reacción
lo que se trata, sino de «lingüistería», como dice Lacan. La clínica nos psicosomática del sujeto por fusión de los significantes primordiales
impone la imposibilidad de aislar el texto, muy escaso por otra parte, que representan al sujeto y al Otro.
del cuerpo¡ es decir, de aislar el s~gnificante del Real de los cuerpos. El límite con que se encuentra Marie-Fran~oise es esta función de
Sabemos que la metáfora es sustitución del significante por el sig- tapa-agujero real del Otro: allí sólo .preside lo Real, la metáf9ra no
nificante -una palabra por otra- y que la metoriirnia es conexión tiene ya ningún lugar o se ha disi.Ielto ... al menos para el pequeño su-
del significante al significante -palabra p9r Pa!-:abra-. .. , .. jeto. Pero para la madre del niño psicótico que no es psicótica el pe-
Ahora bien, con Nadia, cuyo ac<;esoal sí¡wificante hemos r~cpno­ queño sujeto viene a ocupar realmente el sitio de lo que falta en la
cido a lo largo de todo el tratamiento, nos ve~o¿ construit~m~te con~ metáfora materna.
frontados .con el cuerpo y con la porción de Real que arr~¡stra consigo. La diferencia fundamental entre Nadia y Marie-Fran<;oise en lo que
Si el destino de ese Real es .ser promovido.a significaxite, lo ser~ a t(a~ se refiere al embadurnamiento con caca, decide lo que de Real está en
vés de un largo 'rodeo, cuyas peripecias ~acen q~e Na:dia .no s~~pre juego en la metáfora: el embadurnalniento de Nadia se dirige a recu-
sepa en .cuál de las vertientes se encuentra, .si en la del significante o brir tqda su piel hasta rellenar el agujero de su cuerpo para convertirlo
en la del Real, dadas~ const~te alti:rnancia, y ha,sta d. síen;tpie posible en una superficie no agujereada, mediante la caca que··me representa,
emerger de lo Real d~ . mi cuerpo que la sorprende y la.hace huir. Ell.a y para realizar sobre sí lo que acaba de vivir en la sesión, esto· es, la
debe realizar un trab~jo lento para domesticar lo Real, es ,deqr, paiá imposibilidad de abrir un agujero en mi piel; por el contrario, Marie-
hacer que no surja más de manera inesperada y aislada; sino ·que Fran<;oise dibuja los bordes del agujero de su cuerpo con la caca, es
aparezca cogido en un nudo, lo mismo que lo Si,mbóÍieo y lo Ima- decir, ese agujero que yo no he rellenado. En el primer caso el sentido
ginario.1 .· surge sólo metafóricamente, por transformación de la caca real en mi
représentación en tanto estoy ausente. En el segundo caso, el hecho ~e
l. Este camino de los tres registros, Real, Imaginario y Simb6lko, no nos
que Marie-Fran<;oise dibuje el agujero de su cuerpo ine . sitúa COI!!O
plll:eció el más apto para especificar la diferencia entre Nadia. y Marie-Fran~oise. ausente . realmente.
ES que al abordar el problema a -través de1as catego¡:iás de registros 3e ¿Cuál es la diferencia entre estos dos tipos de representación?
corre el riesgo de perderse en él, como lo demuestra la: ·abundante llteratura sobre Para Nadia hay un sustituto posible de mi ausencia: la caca, que res-
Schreber. De rii.odo que nos ·atenemos a 1a· cuestión del estatuto dd Otto, · pór- tablece la continuidad de su superficie corporal; para Marie-Fran<;oíse
que tiene la . ventaja de estar en .la .fuente de. la· existenc,i¡¡ .de. ~~ · tres registros,
y permi~e abordarla desde· un punto :de .. vista crítico, .más .allá de t~ las no hay más que la comprobación de su cuerpo agujereado, puesto que
apariencias. . .· : · . '.· . . - · . · · yo falto radicalmente para rellenar ese agujero. Si yo obturo el agujero
En efecto, si el. Otro no responde al ' significante, ese $ignificarite no hará del cuerpo de Nadia es porque ella promueve )a caca a la dignidad de
más que alternar con lo Real, sin promover sin embargo otra cosa que Real, significante, y porque en ese campo puede representarme simbólicac.
aun cuando el desencadenamiento del significante podt:ía dar. lugar a creer en
mente como obturador. La caca es aquí verdaderamente un Vorstellung
un :r:eflejo simbólico o imaginario del mundo. exterior. .
Este mundo exterior cqmienza en d . o"tr0 , allí ·donde ¡0 Real" 'y el . si~­
cante se encuentran en el cúerpo de éste", sobre' tcido állí donde el 'signÍfieante que al escuchar su palabra el pequeño sujeto se la devuelve, como hizo Nadia
nace de la transformación de lo Reiü porque el Otró habla, ·peró también por- el 10 de diáembre, después de que yo la nombrara.

372 373
CONCLUSIONES METAFORA Y METONIMIA

reprasentanz, con sus dos tiempos: l. representante; 2. en el campo lo largo de las sesiones, sólo son ocasión de circuitos sucesivos, a pesar
de la representación (significante). En el caso de Marie-Fran~oise, si la de ni palabra que tiende a aportar una articulación entre esos objetos
caca me representa; la eficacia de ese representante es nula para obturar y la demanda o el deseo. Como ella no puede di.tigirse a mí, persiste el
el agujero de su cuerpo que sigue siendo real; no hace· más que de" aislamiento para los objetos, entre el sigriificante de su nominación y
limitarlo. la ex-istencia_de su Real.
Aunque no se trate de una palabra, en el caso de. Nadia ·cabe decir ¿Cómo había de haber metáfora en estas condiciones? Aún menos
que la caca es ·el sustituto metafórico de mi presencia sobre su piel, metonimia.
estructuralmente; mientras que para Marie-Fran~oise esta dimensión
de sustitución metafórica no se efectúa, porque ella no tiene acceso al Pero antes de abordar la metonimia nos falta interrogar a la metá-
significante a través de lo Real de los cuerpos. Razón por la cual ella fora en un nivel lógico, y esto no a partir de Nadia que accede a ella,
queda reducida a la pareja de. oposición del «todo 6 nada» de mi pre- sino a partir de Marie-Fran~oise, que sólo muestra su fracaso y su
sencia o ausencia. per8stencia en lo Real del lenguaje.
Enefecto, la psicosis habla -allí está Schreber para decírnoslo, y
Si pasamos de un nivel tan material como el embadurnamiento a la cómo- pero se pierde en .el lenguaje que no deja de remitir al psicó-
llamada significante, encontramos la misma oposición entre Nadia y tico a pares de oposición 2 : alto-bajo, interior-exterior ... . Marie-Fran-
Marie-Fran~oise, siempre que interroguemos la estructura. ~oise no está en eso, pero tal vez en la medida ep que no esté llega más
Cuando el 15 de octubre Marie-Franc;oise lanza su llamada, rápido a lo esencial: presencia-ausencia. El Otro no agujereado que soy
«n:iamá», su mirada se dirige a la ventana y ya no hacia mí. Dicho de es una «omnipresencia» que .no puede recibir su llamada, ,q1.1e ella sólo
otro ·modo, .este significante no la remite sino a una ausencia real ante .lanza a la «omniausencia» de la ventana. · :·<: .
la cual se queda callada. No es por cierto el «mamá» de Nadia, que Por otra parte, ella define esta «omniausencia» del Otro , cuando
viene a ocupar el lugar del·objeto del cuerpo que ella quisiera sacarme. lanza su llamada «mamá» al objeto, al plato de arroz, clave de ll1l
Pata Marie-Fran~oise un significante no puede ocupar el sitio 'del mundo real cuya «omnipresencia» no tiene otro corolario que la !<<om-
objeto que soy, porque yo no soy para ella un significante ni portadora niausencia» del Ot±o, sin que ningún sujeto tenga posibilidades de ad-
de esos objetos. Ella es remitida a lo Real de la ausencia, esto es, a esa venir en esta alternativa de exclusión. Marie-Franc;oise y su plato de
pareja de oposición presencia-ausencia, que en ella deja al significante arroz son como Schreber y el mundo: o el mundo está a punto pe ter-
y al Real cada U!iu por su cuenta. Aquí no hay ninguna sustitución del minarse y sélo está poblado de «hombres hechos de cualquier mane~a»,
objeto promovido al rango de significante de otro significante (deman- y él, Schreber, es el único que queda vivo; o por oposición el fin del
da o llamada que Nadia me dirige) que venga a surtir el efecto de mundo es diferido, y es el mismo Schreber el que lee el anuncio de .su
metáfora. · . muerte en la página necrológica de un periódico.
De manera que si fenomenológicamente el proceso de Marie-Fran- «La inversión de la posición de indignación que la idea de la cas-
~oise pudo aparecérsenos como el calco del de Nadia, la ausencia de tración suscitaba primero en -la persona del sujeto, es que precisamente
Otro en tanto significante le hace fallar toda sustitución metafórica. en el mtervalo el sujeto había muerto.» 3
Los significantes están presentes, es verdad, colocados en cuanto a los Marie-Fran~oise está ante. mí como Schreber ante el mundo: soy
objetos; pero ella permanece impotente para colocarlos en el Otro que toda presencia y toda ausencia. ¿Tuvo su sujeto necesidad de morir?
yo no soy para ella. En mi lugar hay una ausencia real. Además, tal vez
no podamos decidir quién está primero: si el abandono por el Otro 2. Cfr. Ch. Melroan, «L'aventuie paranoiaque: le cas Schreber», Analyti-
y su ausencia real, o la ausencia de significante en el Otro, que es lo ca, ::1.0 18.
que da lugar a su ausencia real. 3. Lacao, Écrits, pág. 567: «De una ciiesti6n ~reliminar a todo tratamien-
De modo que los significantes y los objetos quedan separados; a to posible de la psicosis».

374 375
t
~
~ CONCLUSIONES METAFORA Y METONIMIA
,.
t No lo sabemos con certeza;. lo único seguro es que ella no es un sujeto. abierta. En esas condiciones, la metáfora en ese primer tiempo· per-
Está en el «ser» -anterior al sujeto, un ser para quien funciona la alter-. manece impregnada del Real de lo!! cuerpos, como el significante que es

• nativa de exclusión «ser o no ser», a modo de espejo mortal de mi


«omniausencia u omnipresencia». Si para Marie-Fran~oise soy «toda», \-
promovido. En esta confrontación no se trata todavía para ·Na9.ia de
que se suponga que yo no sé todo lo que ella me pide; aun éuando no


~
una .vez más ella traza el marco, sin esperanza en su absoluto, de lo que
Nadia puede interrogar en la metáfora; Nadia lo hace entre lo Real y
el significante, entre lo Real que me hace «toda», y que e1la huye, y el
puedo satisfacerla, debido a lo Real que no se empaña y al significante
marcado por una pérdida.
Lo que había conseguido al volverse globalmente mi objet0, no era
significante que nos crea «no todas». Así, durante una primera etapa, su objetivo, como bien lo demuestra la continuación, es decir, su de-
~ Ia metáfora no se le impone porque lo Real del cuerpo está demasiado manda del espejo: llenarme, ser sólo una conmigo en alguna perspec-
cercano todavía: es a la vez ú.n escollo y la condición para que lo Real tiva de fusión; era sólo una manera de pagar el precio .de su propia
~ y lo significante no estén separados por completo, como' en la psicosis. aspiración a ser llenada. En ese instante todavía es preponderar¡.te el
Real de los cuerpos; pero cuando ella está delante del espejo, lo Real
~ Queda por investigar cómo es que Nadia articulará los significan- cae. La imagen que ve y de la que se aparta en seguida es una imagen
tes con lo Real del cuerpo eti el marco metafórico. significante, como la que conoce desde. el 10 de diciembre. Aquí es
El 1O de diciembre la represión de la imagen significante la deja donde está el verdadero paso hacia la instauración de la carencia, entre
~ por un momento a merced· de lo Real de los cuerpos. Entonces su re~­ la metáfora en la que ella se convierte en mi objeto, impr~·gnada de
puesta está del lado del <Ülo toda»~ «no toda>> para mí poi adhesión Real, y la metonimia en que ese Real cae bajo la forma del muñeco,
de su cuerpo al mío, porque ella me tiende sólo •un ftagmento, pero donde también ella entrevé el recorte unitario de su.-Cl.ierpo; tal
sólo un pedazo de su cuerpo, y se dirige sólo a un pedazo del mío; yo vez sin el mío, pero donde ella gana el ser Nadia, esto es, «i.lna» en el
t¡unbién soy «no toda». La .ellsión de esa totalidad real, para ella y para ~uno de significante» de su nombre que de5de el comienzo escucha:de
?"
mí, es la condición de su «mamá» en respuesta a mi «Nadia» . . mi boca. La caída de lo Real --el muñeco y mi ctierp<>----" la pone en
• Es largo el trayecto ultenor en el eurso de la fase preespecular, du-
rante la cual ella tta.ta de prenderse al señuelo de ú.na totalidad: ú.n
presencia de lo que funda la metonimia: un «palabra con palabra» de
su nombre «Nadia» con su propia imagen. -e· ·¡·:
~ objeto que ella pudiera sacarme, que la colmaría y la haría «toda». Este «pahibra con palabra» es posible para Nadia sólo gracias a
Durante ese período su llamada «mamá» se apaga, y nada impid~ Pen- toda una secuencia metafórica que lo precedió: es decir, las permuta-
sar que si el mío, «Nadia», dirigido a ella, no la mantuviera .en el ciones significantes de objetos entre ella y yo, permutaciones que eran
significante, sería grande. el ·riesgo de que se sumiera en la oposición sólo la expresión de una carencia que insistía. Esa carericia se cumple
de los «todas» que conoce· Marie-Fran~oise. Pero a causa del nombre ante el espejo y es compensada por la unidad de su cuerpo . .
«Nadia» del que soy tustodia, ella no puede conseguir que el objeto Marie-Fran~oise y los psicóticos sólo pueden descubrir en el espejo
real ocupe la totalidad· del sitio, aun cuando sup!ima. entre ella y el un doble real, y ese doble es «todo», como ellos, sin pérdida, sin uni-
objeto al significante «mamá», para que la haga «toda». dad tampoco, que sólo cuenta en el significante.
Su malestar llegará a hacerla ocupar el sitio del .objeto para mf: Sabemos que entonces la metonimia se adelantará al primer pla-
como no püede conseguir ·que el objeto la vuelva «toda», se .C:onvierte no de la escena con la cuchara. Antes de que Nadia pronuncie «CU-
en el objeto caído a mis p1es que me haría <<toda», en~ horror de una chara» como primer término recognoscible, esta cuchara ya es un
realización metafórica; enmascaraqo por el amor de transferencia significante, con el cual ella deletrea el mundo en una palabra a pa-
cuando me pide .que la recoja. . labra donde los objetos son en cierto modo transformados por esta
Todo este primer tiempo de la metáfora está centrado eri. .la .pleni- cuchara con Ia que ella los bautiza.
tud, la suya sobre. todo, y la mía por carácter transitivo; plenitud del
cuerpo, sí, pero donde el rincón del significante mantiene una.b.recha .,... Con este objeto metonímico, ella ya no experimenta las trabas
que le imponía el objeto metafórico cuando ella se dirigía a mi cuer-

376 377
CONCLUSIONES MET AFORA Y METONIMIA

po. Cierto que ha conquistado la cuchara sobre mí, pero contraria- ¿Cabe entonces decir que la introducción del tercer término es
mente al objeto metafórico, que supuestamente yo sabía que ella bcs- un retorno a la metáfora? Creemos que sí, a juzgar tan sólo por las
caba, la cuchara se mantiene a una distancia significante, liberaoa de dificultades e inhibiciones por las que pasa Nadia frente a la imagen
lo Real de los cuerpos, perdido cuando Nadia ingresó en la metoni- .r de ese tercer término, bajo la forma de la practicante. No podrá acep-
mia especular; esta distancia es tal que Nadia puede disponer libre- tarla sino después de haberla visto velada, del mismo modo corno el
mente de la cuchara para ejercer su poder sobre el mundo exteri::>r, y velo enmascaraba los objetos que ella buscaba en mi cuerpo. El juego
sobre todo sin temor de que ese objeto ponga al descubierto aq·Jello signJicante de las metonimias prosigue paralelamente, y no hay que
de lo que me despoja. olvidar . que ella sólo aceptará a la practicante como tercer término
Sí la pérdida inherente al tránsito a la metonimia tenía que ver por intermediación de la imagen de ésta, allí donde la metáfora del
.con lo reprimido, ella no sabe que la cuchara representa aquello q·Je tercer término se sostiene en la metonimia .
me quita; pero a juzgar por su felicidad y su libertad, es también. _s:in Sabemos que el 12 de febrero ella babia anunciado ese tercer
que · yo lo sepa que ella dispone de _lo que esta cuchara. ·represel;lta té~o, al pronunciar la palabra más corriente que un bebé de su
para ella y que me ha quitado. En ese sentido, la metonimia en su edad dice hace tiempo, pero ella la decía claramente por primera
proceso de significación desbarata la censura y ab):e el c~o al de- vez: «papá».
seo cuyo objeto metonímico ha tomado toda su distancia cpn lo Real ¿Era una inauguración? Es seguro que fundamentalinente no,
del cuerpo. La cuchara que Nadia enarbola victoriosamente se trans- corno tampoco el encuentro entre Nadia y yo había inaugurado al
forma así en el significante purificado de una .carencia que .ocupa el Otro en su sitio básico de sede de los significantes. Hemos dicho que
sitio del objeto, con la condición de que ni ella I+i yo sepamos ct:..ál esta apertura hada el significante 4nplica una etapa ant~rior., origi-
es ese objeto perdido .. Es corno .un secre.to entre nosotras, _que reper- nal, una relación de Nadia con el «Padre mítico» de F!eud, con el
cutirá de espej,o en espejo, .serie donde yo, al mismo tiempo _· que eLa, «Nombre-del-Padre» de Lacan, es decir, una metáfora original que
' ·•' faltaba radicalmente o estaba disuelta en Marie-Franc;oise.
estaré marcada por esa carencia cuando -las dos tengamos m,:t~sta
imagen•·· Pero ¿qué hacía Nadia ant~s del an.álisis con esta metáfora pre-
Pero esto no basta todavía. sente en ella, sino permanecer a la espera, en una fijación escópica? En
estas condiciones, su análisis es · un itinerario cuyo debate culmina
Si ella carece, si yo carezco, carecemo.s las . _dos de :un tercer tér- con el descubrimiento de la metonimia, necesaria para que un sujeto
mino; el tercer término será el significante de la carencia, y sabernos se encarne en el significante: es decir, con el descubrimiento de su
que se trata· del falo. imagen especular.
El juego metonímico se mantendrá en un nivel extensivo a 1o Todo proceso analítico se nos aparece corno un trayecto de la metá-
largo del periodo de los espejos, y ulteriormente también; porq·Je fora a la metonimia. Pero es preciso que . la metáfora paterna. esté
ahora Nadia tiene expedito el camino para hacer pasar cualquier oS- presente desde el comienzo, y que el deseo del analista -haga o no,
jeto nuevo al campo de la metonimia, -después de que ella y yo .ft:i- comJ lo hice yo, un trayecto con su analizante- sea él mismo su
rnos corrfirmadas en varias oportunidades, ella bajo la fon;na de m portador. Aún más, ante el sujeto psicótico, es su único portador.
cuchara y yo de mis gafas, reunidas en el espacio clausurado del arca.
Esta es la segunda fase del ingreso de Nadia en el significante,
que sólo · encontró su verdadero vuelo en la relación entre objetós q'.1e
a veces, después de muchas peripecias (mis gafas, por ejemplo), se
convirtieron en significantes que representan . a los sujetos que : eLla
y yo somos, entre -ellos en tanto significantes y para otr.os signifi-
cantes.

378 379
1

.1
(7
í 3
1

1
l
~·.
ELEMENTOS DE TOPOLOGIA

··.. /

·;.-

Vamos a concluir con una referencia más específica a,·la tópolo:


gía, tratando de ilustrar mediante imágenes lo que nos: hi 'impuesto
la clínica.1 Lo que nos ha impuesto P\.lede formularse así: '' · ; ..
l. La estructura con la que el sujeto afecta a su aie~po es ·sólo
un efecto del significante que se articula con el Real del propio cuer-
.· po. Sin at:t:ículación entre lo Real y el significante, cada uno de · ellos
aislado, por su cuent~, no puede formar una estructura, coino lo mueS-
J tra Marie-Fran~oise . La psicosis es la a-estructura. .
2. Hemos podido distinguir dos estadios de esa estructura~ · ·.
- una 'estructura de superficie no orientable, ilustrada por la cinta
de Moebius· · ·' '
' '

- el tránsito a través del espejo a una estructura de supe!.-ficie órien-


table, ilustrada por el toro (figura 1). ·1•

~ Banda de Moebius Toro

Figura 1

l. Aquí tenemos que agradecer a Jean Petitot y a Michel Demazurc por


'· la ayilda que nos han aportado en este intento de elaboraci6n. · ·

381
~

~
,(

·r~

~
CONCLUSIONES ; ELEMENTOS DE TOPOLOGIA
·'-
La mayor dificultad reside en dar cuenta topológicamente de este En este último caso, que es el de Nadia, proseguirá la dialéctica
trlinsito de una superficie no orie1ltable a una superficie orientable.
De una a otra hay además el tránsito de una estructura bidi-
'[ entre Moebius y toro.
En primer término, en esta dialéctica de adhesión y desprendi-
mensional, que · implica relaciones por adhesión y desprendimiento 2 ,. t miento de su cuerpo en relación con la superficie del toro que soy,
--como 1~ imagen del 1O de diciembre sobre · la superficie del ojo el 16 de enero, cuando cae a mis pies, llega al .desprendimiento.
de Nadia o la aplicación de su cuerpo sobre el mío, el 24 de enero- Cuando, a continuación, va delante del espejo por primera vez,
a una· estructura tridimensional, que divide el espacio del cuerpo en hunde por un instante la banda de Moebius que ella es el espacio.
interior y exterior. Descubre allí lo topológicamente imposible; porque una superficie
no orientable, cerrada, sin bordes, no puede sumirse en un espacio
Primera etapa: la estructura de Moebius y el toro del Otro de tres dimensiones; o bien, si se sumiera en el espacio de tres di-
mensiones, esa superficie compacta, sin bordes, se convertiría en
Hemos visto cómo se nos ha impuesto esta etapa a partir de los orientable (teorema).
embadurnamientos en Nadia, y de la diferencia básica que existe en Aquí caemos sobre la dificultad mayor de la aproximación al es-
este sentido entre ella y Ma!ie-Fran~oise. pejo de Nadia, y sin embargo sabemos que al día siguiente esa apro-
En esta primera etapa, el pequeño sujeto s~ estructura como una ximación la ha transformado.
banda de Moebius, con la condición de que el Otro esté estructurado La clínica sigue allí para decirnos que en todo el proceso de: este
como un toro. encuentro en el espejo N adia ha efectuado una pérdida en dos planos:
Si .la relación con el Otro no permite la inscripción signilicante l. Un plano real, con el muñeco al que renuncia por una parte
del sujeto sobre .el cuerpo tórico ·de ese Otro, el sujeto queda agu- en el espejo, y del que secundariamente la privo.
jereado: es la psicosis. Su pérdida se r_evela enlo Real, y en elOtro 2. Un plano especular: ella no puede ver mi imagen corporal, de
no es promovido ningún objeto que coi.ine al sujeto. «Colmar» ~s un ir la que acaba de desprenderse.
término ambiguo, y en tanto tal ha .dado lugar a las ilusiones del Es sumamente difícil dar cuenta de la transformación de su as-
Imaginario del observador, a falta de la articulación .qpe tratamos pecto a partir del día siguiente, salvo que supongamos que al perci-
de hacer: la articulación del · Real con el significante. - 1
¡ birlo fugaz~ente en el espejo ella- anticipó el recorte unitario de su
Llegamos a ia siguiente conclusi~n: - cuerpo como una curva que lo ·bordea, y que como toda· curva que
l. Cuando el Real no se articula, el pequeño sujeto está aguje- no se corta plantea dos regionés en un plano: una región e~ter.t;la y
reado y el Otro no lo está, lo cual puede prefigurar que la castraci6n una interna, teniendo en cuenta que Nadia ha eliminado de . ella la
del sujeto persista irremisiblemente en lo Real. relación con el objeto y con mi cuerpo.
2. Cuando lo Real y el significante se articulan, el cuerpo del Se trata, pues, de una anticipación que prefigura lo que sera de
pequeño sujeto se encuentra colmado por los significantes del cuerpo la separación de su cuerpo reunido en una imagen unitaria, en la es-
del Otro, y el Otro está realmente .agujereado. tructura siguiente en q~e Nadia será tórica, con un exter!or y un in-
terior, pero esta vez en el espacio.
2. [Los términos .«adhesi6n y desprendimiento» traducen los términos franceses En este primer tiempo es como si ella hubiera percibido su si-
«accolernents et décollements>> . Esta nota cobra sentido sólo referida a los términos del
original (T.)]. · lueta únicamente en el plano del espejo, es decir, úna nueva adhesión
No desconocemos la diferencia de etimología entre estos dos términos: accolement de su cuerpo a su imagen-plano, podríamos decir (figura 2).
[unión por adhesión] (ad co!lum: cou [cuello]), y décollement [desprendimiento, acción
de despegarse] (de colla: calle [goma de pegar]), lo cual elimina una simetría a exigir; Al introducir a fines del siglo pasado la topología de los espacios
pero fuera del verbo <<coller» [pegar, adherir, unir] que hemos empleado siempre que de tres dimensiones, Walter von Dyck escribía: se pueden construir
fuera posible, no hemos encontrado un repr~entante mejor de lo que se trata. Es cierto
que d lengu·aje no carece de ambigüedad, puesto que «décollation» [decapitación] tiene superficies cerradas de uno o dos costados, de acuerdo con el espacio
que ver con d cueJ.lo. · · ··· · ·
·-,,
en el cual están hundidas (figura 3).
382 383

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~
~ CONCLUSIONES
ELEMENTOS DE TOPOLOGIA
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~ En este descubrimiento del tercer espejo, todo stice.de como. ~i


Nadia estuviera aún sumida en un espacio más acá del espej~; y. R~,


~
l
·~
j
sin retomo, donde puede subsistir su estructura de banda de Mo~bius .
Lo qemuestra inmediatamente después del segundo . espejo; cuan-
do habiendo aprehendido su imagen adherida a IIli .c;uerpo;: con:firma
el carácter real y consistente de mi cuerpo, adhitiénd.qse de nuevo
r por completo a él. " .. . ·'
Vimos que al día siguiente, cuando quiere volver a adhe,¡:ir~e. a n:ú,
surge una pérdida real de su cuerpo bajo la forma de lo q~~ ~de_feca
J en su pañal cuando está contra mí. Entonces me pega,.-v.iplenta, co¡:no
si _allí emergiera una estructura tórica de su cuerpo que no¡e~~~pa

•J Imagen-plano del primer espejo;


todavía. no hay espacio virtual.
Figura 2
prevista. Aquí hay algo que indica una similitud con lo .que descub.~e
Marie-Franc;oise, cuyo cuerpo agujereado respq.Q.~e .de la ause_nci,a .del
agujero de mi ruerpo. Pero Nadia vuelve a cob;ar-la pérdid~ _real en
la cuenta del significante que son mis gafas y su ruch~a.· .._,.


·~"!
.J,..._· • •- .. -
··· :·-
Sin embargo, las cosas no quedarán allí para ella, n.q quedarán

• o=··=n· {I =n- en que ella tengo un cuerpo no agujereado y que el mio Je .sea, me~
diando lo cual .la .estructura del par que formamos ella · y Y.Q podría

• RJ, 1 ·. · · RJ, 11
mantenerse bajo su forma de banda de Moebius adherid'a_ :sohre pú
toro. . ;;,:


~
~---. ~§)
--~---- ~;=~-~=) j Segunda et~pa : nuestros Moebius
R3, I,, es :un espacio ordin_ario limitado por un anillo. .. _
R3, II, es 1in espacio doble (cuya indicadora nc:i .se invierte) .limitado por una En esta etapa sucederá algo deci~ivo a partir qel tercer , espejo:
~ superficie doble. '·' · · ·
la transformación del cuerpo del Otro en Moebius. Hay v:¡xias razo-
Coloeamos a banda ABCD en
R3, t, después en R3, II, de manera que AB
nes y condiciones para esto. , ..,. _
corresponda a CD. :· .
Obtenemos entonces; en el caSo de R3, I, la .superficie cilíndrica ordinaria que La razón más inmediata es que el 31 de enero acalx;> d~ decirle
tiene dos c~stados; en' el c;a.so de Iú_, It, la ruperfic_ic; tiene .l,Ul co~~do solo. . . que somos dos, y que ella ya no puede .estar en mí, como yo no

• Si repetimos la misma construcción con· la.:cinta .de Moebilis, llégai:nos en los


dos casos a una superficie cuya indicadora no se invierte; la ·Situada en R3, I,
es de un solo lado, y la situada en R3, II, .de dos.
De manera análoga se pueden construir dos superljcies cerradas, de tino .o dos
puedo estar en ella; se lo digo cuando me chupa la punta de la nariz
y la mordisquea como si quisiera absorberme. Su respuesta con~iste
en comer la papilla embadurnándose, antes de v~ a mis brazos, co-
costados, según el espacio donde estén Sumidas.3 ., locando los suyos alrededor de mi cuello y poniendo su mejilla em-
badurnada contra la mía, antes de reclamar el espejo.
Figura 3 La condición para que ella haya escuchado tan bien lo que le
digo es que este imposible que yo significo cuando planteo. el signi-
ficante de que somos dos articula como toda ley lo Real con el sig-
3. En Jean-Claude Pont, La topologie algébríque des origines a Poincaré, nificante: ella no puede escuchar el ~ignificante de mi prohibición
PUF, 1974.

384 385
CONCLUSIONES ELEMENTOS DE TOPOLOGIA

sino sobre la base de una consistencia real y tórica de mi cuerpo, que


ha experimentado una vez más en el segundo espejo. DiCho de otro
modo, Nadia no me aprehenderá en una estructura de su,Perficie sino
a través de una transformación activa de su parte que se produce
sobre el fondo de la experiencia que ella tiene de mi cuerpo como
tórico.
l cuerpo del Otro, en los brazos de quien está y al que está adherido,
y la imagen de ese cuerpo del Otro en el espejo al mismo tiempo que
la suya.
El y el Otro tienen que estar del mismo lado: es lo: que sucede
con d espejo, donde la relación en lo Real de los cuerpos sólo tiene
lugar en relación con la imagen. Es lo que no sucede . con el vidrio,
Esto queda demostrado por Ia relación imposible del pequeño su- donde el pequeño sujeto y el Otro están cada uno de un .lado, y se
jeto con un Real no articulado -esta vez se trata de .Jo imposible de quedan los dos en lo Real, sin referencia a la imagen. Una vez más
lo Real- cuando ante él el Otro, en razón de una desviación psicó- es lo que demuestra Marie-Fran~oise, en busca de un plano que corte
tica o neurótica se presenta con una estructura no. agujereada, como el espacio en dos, como lo hace el espejo. Pero esa búsqueda falla,
una banda de Moebius: entonces el que está agujereado es él, como porq·.Je el vidrio está asumido en el espacio real; Nos separa, pero
lo muestra Marie-Fran~oise; y en el peor de los· casos no· puede llegar. a falta de significante no actúa sobre la estructura: en lugar · del re,
a agujerear el cuerpo del Otro, a sacarles sus objetos significantes que corte unitario de su cuerpo, que Nadia descubre· en el espejo, Marie-
lo harían no agujereado. Pero, ante todo, lo que ahora nos ocupa es Fran;oise en el vidrio sólo es referida a la consistencia real del ·cuer-
que resulta imposible la transformación del Otro en Moebius para po del Otro.
llegar al espejo, transformación operada activamente por el pequeño No es la única función del espejo cortar en dos el espacio --dado
sujeto. Detrás del vidrio, . a su cuerpo agujereado sólo puede respon- que, lo repetimos, el pequeño sujeto y su Otro están del mismo
derle el cuerpo de un Otro, cuyo agujero no se ha abierto. lado- sino introducir entre lo Real y SJl imagen un nuevo paráme-
El espejo sólo es posible en la combinatoria de lo Real con el tro: la orientación izquierda-derecha. Ahora bien, si miramos de cer-
significante, fundamento de la estructura, -donde la adhesión de lo ca, esta orientación es exclusivamente significante, como lo prueba el
Real de los cuerpos remite al desprendimiento de la imagen signifi- hecho de que el espejo no tiene ninguna incidencia sobre lo Real de
cante, a distancia. arriba abajo de la figura que refleja. Conocemos la precocidad de. este
En esta segunda fase de Nadia es preciso considerar dos tiempos: aprendizaje de la lateralidad, aprendizaje .que pasa por la palabra del
l . La adhesión de lo Real de los cuerpos es inseparable de la Otrc . En este sentido, la imagei;l, en la estructura den;:cha-izquierda,
imagen significante de la es-tructura: a raíz de eso ella y yo nos he- se encuentra orientada, como el significante del que es sóporte.
mos convertido en dos cintas de Moebius a·dheridos (figura 4).
2 . Las dos : estamos hundidas en el espacio . . Este espacio está Pero tenemos que volver a la unión pcir Nádia de las dos cintas
·1 de Moebh:is, que son su cuerpo y el mío. Su uniÓn. no las orienta. En
dividido por el espejo en un espacio real y un espacio virtual.
ese momento, entre el pequeño sujeto y el Otro hay una 1dentifica-
ción topológica, cabría decir, que Nadia nos demuestra con_su proce-
so; no sin una seguridad tan asomprosa como ineluctable, esto 'es,
como lógica: podríamos decir que la lógica es aquí la patte de Real

~'
que preside a la operación significante. · .
Si esta unión no está orientada en lo Real, se convertirá eri orien-
tada en el significante de la imagen.
Figura 4 Vamos a referirnos a continuación a un artículo sobre la inver-
sión de la esfera.4 En este artículo se demuestra que el enlace de las
Lo importante para el pequeño sujeto, para que prosiga .su arti~
4 . Bemard Morin y Jean-Pierre 'Petit, «Le retoumement de la sphere»,
culación, es que tenga al mismo tiempo a su disposición lo Real del en Pour la science, enero de 1979.

386 387

~
\

~ CONCLUSIONES ELEMENTOS DE TOPOLOGIA

~ dos cintas de Moebius tiene que ver. con. una superficie unilateral: la reciprocidad de los besos que viene a ilustrar la permutación·:de ·las
botella de Klein. hojas. Remontando entonces en el orden inverso las deformaciones
~ No está en nuestro propósito -y aquí .qos remitimos a las figu- que padece el toro en una de sus vueltas, ella accede a una estructu-
ras que ilustran en -el artículo mencionado la inversión del toro- ra t6rica, sin que quepa decir a este respecto que ella haya recorrido
~ demostrar _cómo la botella de Klein de dos hojas es una deformación por sí misma la secuencia de las transformaciones del toro hacia la
del toro en el curso de ·su giro: es . decir, que allí se establece . un botella de Klein (de dos hojas), puesto que por el contrario, inaugura
~ puente entre una superficie unilateral no orientada y el toro, que es una estructura tórica a partir de esta superficie unilateral qué ha com-
puesto con dos hojas, la suya y la del Otro.
una superficie orientada.
~ En el curso de su vuelta, el toro ~uno de los ·múltiples casos· de
vU.elta del toro, porque. en topología hay una infinidad de . maneras A propósito de la estructura del Otro queda una cuestión abierta.
~ de volverlo- «puede tomar -la forma de un revestimiento de do~ ho-
jas de la botella de Klein (inmersión de una superficie que se obtiene
Vimos que es seguro que para Nadia el Otro está agujeread(); pero
es dudoso que sea tórico desde el comienzo, a menos que J;econozca-
enlazando dos •cintas. de Moebius ). Entonces podemos permutar las
~ hojas del revestimiento, y· recorriendo en sentido inverso la deforma~
mos una vez más cierta anticipación, anticipación que deja lugar a un
retomo más cómodo hacia una estructura de superficie, dado que,
ción anterior llegar a un toro dado vuelta».5 Si, por el contrario, pe-
~ gamos las dos fases enfrentadas de las · hojas, volvemos a la botella
como lo ha mostrado Nadia, el impacto relacional se desplaza del
objeto significante buscado en el cuerpo del Otro a la imagen iden-
de Klein, es decir, seguiríamos en el terreno de la superficie unila- tificatoria, la cual domina indiscutiblemente todo el proceso de entra-
t teral. da en el espejo: ella me convierte en «superficie» a su imagen, antes
En todas las transformaciones .del toro en el curso -de su vuelta de ir a confrontarnos al espejo .
• --o· de cualquier otra superfide--c- se plantean dos nociones esencia-
les: la de huridimientó de superficie y la de inmersión de superficie .

•~ En el hundimiento, una·.membrana elástica puede deformarse has-


ta el infinito sin ser desgatrada ni doblada; ni entrar nunca en con-
tacto consigo misma.
T ereera etapa: los cuerpos tóricos
l

En cambio las deformaciones de ihmersión permiten que los pun- A partir de ahora entran en juego dos etapas estructurales : por

• tos de .la superficie se enq1entren, y que unas superficies atraviesen a


otras, y .que unas se 'C:le~licen librem~te respecto de otras .
Todas estas transformaciones tienen el carácter de una· sucesión,
lo que también es un sello del sigruncante. Esta _s"ucesión de las tr~~­
una parte la elisión, como hemos visto, es decir, lo que hay de pérdi-
da cuando Nadia pasa de lo Real de nuestros cuerpos a la significa-
ción de la imagen, y por otra parte una nueva estructura tórica de
los cuerpos: la escisión del espacio en dos zonas se aúna con una
forniaciones en el espacio forrila una ~eCtiencia; 'introduciendo la no-
• ción . de tiempo. La secuencia de las transformaciones puede ser reco-
rrida enun sentido o en otro; lq cual ip.trciduce '6n d espacio la
noción de vuelta, y en -.el tiempo la inversión de ,sentido. del tiempo,
especie de escisión del tiempo, que combina el pasado de la superfi-
cie y las adherencias con el presente de la distancia y la separación,
abierto a un porvenir.
noción que merece toda nuestra at~cióri . en .cuanto a su ·importancia
n el proceso analítico. ·· · ' · · '' Sella este porvenir el proceso de dar vuelta al toro, necesario
para que se realice la estructura tórica; con el agujero del cuerpo de
Nos vemos remftidos a la adhesión que Nadia realiza entr~ ella y la boca al ano. En el esquema que sigue, que hemos sacado del ar-
yo, y en segundo término al jueg() a que jue¿a ante el espejo, con la tículo antes mencionado (figura 5), la topología nos da cuenta de
....·
ello ... no sin que el dedo , que sirve a la demostración, nos remita al
'· !bid.

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ELEMENTOS DE TOPOLOGIA
CONCLUSIONES

clcdo con que Nad.ia exploraba el agujero de mi boca, salvo que -qui- agujero de mi cuerpo, que garantizaba que el cuerpo de ella no estu-
viera agujereado. 6
siera despojarme de un dedo, como para asegurarse activamente del
Habiendo sido guiados por ese bebé que era N ad.ia a una nece-
~ saria aproximación topológica -insuficiente todavía, pero que con
otros casos ll~varemos más lejos- no podemos evitar el pensamiento
de que no hemos hecho otra cosa que seguir la clínica; ni la impre-
sión de ser permanentemente SUJ?erados, superados como puede es-
tarlo un arqueólogo frente a una escritura desconocida, que mientras
él la interroga constantemente no deja de escribirse para él, como un
espejo que le devolviera una imagen a descifrar, porque esa imagen
~- no sería un simple reflejo · sino un significante grabado sobre lo Real
de un granito.

Las dos hojas en forma Si no están adheridas forrrran


un toro (a: círculo meridiano deLtoro; ':ti
de botella de Klein. ;jj
b: cíi:culo de garganta del toro).

j
j

:"1
¡

( ~
j

La inversión del toro se desprende sencillamente de la inversión de la esfera.


Partimos del toro, - al que transformamos en una esfera provista de una peque-
~-
'J,¡
ña asa. Invertimos la esfera (que se pone blanca) y ahora la pequeña asa está 11
en el interior: basta con extraer esa asa .hundiendo en ella el dedo para lograr .i'
un toro invertido. i!:'J
J!
El círculo meridiano se encuentra airededor del dedo y se convier-te en el -- ~ 6. Marie-Fran~oise, enteramente centrada en los ojos, no se dirige al agu-
círculo de garganta del torci invertido, es decir, que es el agujero del cuerpo ~· jero de mi boca, sino que trata de hacer un agujero con la cuchara sobre la
1,
del sujeto. supe.dicie de mi ojo.
Figura -5
391
390 -~

.:r·

-,·:..

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