Módulo I

Lectura:

«Paz neutra y la realidad indígena

como constructora de espacios
neutrales de paz»
 Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal
Sistema de Información Científica

Francisco Jiménez Bautista

Paz neutra y la realidad indígena como constructura de espacios neutrales de paz
Espacios Públicos, vol. 9, núm. 17, febrero, 2006, pp. 352-366,
Universidad Autónoma del Estado de México
México

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=67601721

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 Paz neutra y la realidad indígena como constructora de espacios neutrales de la paz

Paz neutra y la realidad indígena como

constructora de espacios neutrales de paz

Fecha de recepción: 7 de octubre de 2005. Fecha de aprobación: 28 de

octubre de 2005.

Francisco Jiménez Bautista*

RESUMEN
En este artículo se aborda la definición de paz, y del concepto de paz
neutra como una nueva forma de interpretar el triángulo de violencia
de Johan Galtung sobre violencia y paz. La violencia en sus distintas
formas directa, estructural, cultural y/o simbólica y la paz como nega-
tiva, positiva y neutra. La paz neutra es la implicación activa para re-
ducir la violencia cultural. La categoría paz encierra las adjetivaciones
(negativa, positiva y neutra) como formas abstractas para reducir la
violencia. De ellas, el ejemplo de los caracoles que aparecen en Chiapas
(México), es una forma de enfrentar la violencia con opciones de un
espacio de neutralidad que conforma una alternativa de paz.
PALABRAS CLAVE: paz negativa, paz positiva, paz neutra, investigación
para la paz, violencia.

ABSTRACT
This article analyses the definition of peace, and the concept of neutral
peace as a new way to understand John Galtung´s violence triangle
about violence and peace. Violence, in its diverse manifestations, such
as direct, structural, cultural, and symbolic; and peace, as negative,
positive and neutral. Neutral peace is an active implication in order to
reduce cultural violence. Peace, as category, implies adjectives such as
negative, positive and neutral, they are abstract forms to reduce violence.
From the latter, the example of the snails that came out in Chiapas

*
Profesor de Antropología social e Investigador del Instituto de la Paz y los Conflictos de la Universidad
de Granada (España). Coordinador del Programa Interuniversitario de Doctorado: «Paz, conflictos y demo-
cracia».

352
 Francisco Jiménez Bautista
(Mexico), is a way to face violence with
option of a neutral area that represents an
alternative for peace.
W ORDS KEY : negative peace, positive
peace, neutral peace, peace research,
violence.
INTRODUCCIÓN
La paz es el conjunto de situaciones en las
que se opta por la noviolencia. Comenza-
do desde una escala micro, por el amor, la
dulzura, el cariño, etc., es decir, todos aque-
llos actos que son propios del ser humano
y difíciles a veces de exteriorizar; para con-
tinuar con una escala meso y macro como
la hospitalidad, la diplomacia, el intercam-
bio, los tratados y las alianzas y, ¿cómo no?,
la regulación pacífica de conflictos, en de-
finitiva, la paz es todo aquello que nos ayu-
da a ser más humanos, más felices (Jiménez
Bautista, 2004a:21-54).
En relación con lo anterior, la cultura de
paz es el conjunto de valores, actitudes y
comportamientos que reflejan el respeto a
la vida, de la persona humana y de su dig-
nidad, de todos los derechos humanos; el
rechazo de la violencia en todas sus for-
mas y la adhesión a los principios de liber-
tad, justicia, tolerancia y solidaridad, así
como la comprensión tanto entre los pue-
blos como entre los grupos y las personas.
Las dos premisas anteriores son necesarias
para preguntarnos, ¿qué significa la paz y
la cultura de paz hoy día? Quizás las res-
puestas nos impliquen a todos los seres
humanos como portadores del bien y del
mal, de la creación o la destrucción; en
353
definitiva, la posibilidad de elección, entre
la vida y la muerte.
Esta realidad hace que muchos seres hu-
manos sientan que están solos; al optar por
defender la dignidad, máxime cuando vi-
vimos en un mundo chato y castrante, don-
de no existe la discordia ni la crítica, en un
mundo donde los poderosos trazan una
pauta que todos siguen y donde muy po-
cos se atreven a disentir abiertamente frente
a los poderosos. Ante esto, pensemos por
un momento, que bienestar no es sólo ri-
queza material, es también independencia,
justicia social, solidaridad humana, paz ciu-
dadana, y culto a la dignidad de los seres
humanos.
La paz y la cultura de paz se construye con
amor, es decir, este amor nos alienta a to-
dos a resistir y vencer, ante un mundo don-
de la injusticia parece que campa por sus
fueros. Todo el que piensa y actúa en clave
de paz construye una esperanza para un
mundo que no muere cada día, donde la
utopía es posible como un sueño materia-
lizado.
Para que nosotros mismos y las generacio-
nes venideras podamos cosechar los frutos
de esta cultura de paz, debemos actuar des-
de ahora, siendo precisos, fomentar la Edu-
cación para la paz (Lederach, 1984;
Galtung, 1985; Xares, 1999a, 2005;
Jiménez Bautista, 2004); los derechos hu-
manos y la democracia; la tolerancia y la
comprensión internacional; proteger y res-
petar todos los derechos humanos, sin ex-
cepción alguna, y luchar contra toda for-
ma de discriminación; promover los
principios democráticos en todos los ám-
 Paz neutra y la realidad indígena como constructora de espacios neutrales de la paz
bitos de la sociedad; vivir la tolerancia y
la solidaridad; luchar contra la pobreza y
lograr un desarrollo endógeno y sustenta-
ble en provecho de todos y todas, capaz
de proporcionar a cada persona un marco
de vida acorde con la noción de dignidad
humana; proteger y respetar nuestro me-
dio ambiente.
LA PAZ NEUTRA Y LA CONSTRUCCIÓN DE
UN NUEVO PARADIGMA
¿Qué es la Investigación para la Paz?
La Investigación para la Paz, Peace
Research surge a partir de diferentes cul-
turas, y diversas tradiciones gnoseológicas,
axiológicas y ontológicas (ideológicas,
científicas, etc.), y su avance depende de
su capacidad para integrar las múltiples
fuentes que han surgido de las distintas
experiencias humanas (individuos, grupos,
sociedades, comunidades científicas, dis-
ciplinas, religiones, filosofías, etc.).
Tolo esto se nos presenta desde los supues-
tos teóricos esgrimidos por las religiones
(todas ellas tienen hecha una propuesta de
paz), el nacimiento de la práctica de paz
(las paces mediterráneas: Eirene griega;
Shalom judía; Pax romana; Salam islámica,
etc., y las paces orientales (budismo, hin-
duismo, etc.); las paces de los pueblos sin
escritura, la pax dei medieval, la
noviolencia, las Naciones Unidas, o los
premios Nobel de Paz, pasando por apor-
taciones de autores de la antigüedad como
los filósofos pitagóricos a Inmanuel Kant,
Tostoi, Ghandi, Martín Luther King, y un
largo etcétera, a investigadores relevantes
de la paz propiamente dicho, Anatol
354
Rappaport, Elise Boulding, Johan Galtung,
Alain Joxe, John Paul Lederech, etc., por
citar sólo algunos contemporáneos (Muñoz
y Rodríguez Alcázar, 1997:59-76; Muñoz
y Molina, 1998: 11-28).
La Investigación para la Paz se viene rea-
lizando en el Instituto de la Paz y los Con-
flictos de la Universidad de Granada des-
de 1988 inspirado en una cultura de la paz,
sentida por muchos hombres y mujeres del
planeta, científicos, políticos, gobernantes,
Organizaciones No Gubernamentales
(ONG’s) y colectivos y agrupaciones de todo
tipo; una cultura de paz auspiciada y de-
fendida, en diversas conferencias y mani-
fiestos internacionales, por instancias tales
como la ONU, la UNESCO, el Club de Roma,
la reunión de los Rectores Universitarios
de Talloires, etc., como una línea básica de
su actividad.
La Investigación para la Paz, se ha ido re-
lacionando con todos aquellos fenómenos
sociales, que de una u otra forma, condi-
cionaban la regulación pacífica de los con-
flictos; así, no sólo se ha preocupado por
problemas de micro o meso escala, sino
también por los que podríamos catalogar
como, problemas globales, es decir, macro
y mega (Galtung, 2004). En efecto, el
armamentismo, el conflicto norte/sur, la
pobreza, el racismo, la xenofobia, la segu-
ridad alimentaria, las relaciones de géne-
ro, la salud, el control de la información,
los procesos de toma de decisiones, los
derechos humanos, el control de la ciencia
y la tecnología, el cambio global en el me-
dio ambiente, etc., forman parte de su ho-
rizonte (Sánchez, Muñoz, Rodríguez y
Jiménez Bautista, 1994; Leff, 2000, 2004).
 Francisco Jiménez Bautista
El contacto con estos problemas, desde dis-
tintos enfoques culturales y científicos, ha
tenido un efecto también enriquecedor, que
tiene su reflejo en la asunción y elabora-
ción de nuevas teorías y metodologías. De
esta forma, la Investigación para la Paz no
es ajena, ni debe serlo, a los problemas ni a
los retos que el conocimiento humano tie-
ne planteados en estos momentos. En este
sentido ha contribuido a articular nuevos
presupuestos e informaciones (concepcio-
nes, teorías, metodologías, valores, etc.)
con el objeto de adecuar y actualizar nues-
tras percepciones y cosmovisiones a la rea-
lidad planetaria presente y futura.
Otra característica destacable de la Inves-
tigación para la Paz viene dada por la evo-
lución y ampliación del concepto de paz
entendida, en un principio, como ausencia
de guerra, para llegar posteriormente a un
concepto positivo de ésta, como proceso
orientado hacia el desarrollo humano (jus-
to y sustentable), es decir, al aumento en el
grado de satisfacción de las necesidades hu-
manas básicas y, en definitiva, a la crea-
ción de las condiciones necesarias para que
el ser humano desarrolle toda su potencia-
lidad en sociedad. A su vez, la evolución
del concepto de violencia discurre parale-
lo y en íntima conexión con el concepto de
paz. A medida que el estudio de los con-
flictos se hace más complejo, se amplía el
concepto de violencia, entendiendo ésta
como todo aquello que, siendo evitable,
impide, obstaculiza el desarrollo humano,
comprendiendo, por tanto, no sólo la vio-
lencia física o directa, sino también la de-
nominada violencia estructural (pobreza,
represión, alienación, etc.). Y, finalmente,
355
hay que añadir el concepto de violencia
cultural para señalar a todo aquello que en
el ámbito de la cultura legitime y/o pro-
mueva tanto la violencia directa como la
violencia estructural (Galtung, 1996:31-
33). En el caso de la violencia directa es
más visible y evidente quién es el agresor
(por ejemplo, la violencia de género); en
el de la violencia estructural es más difícil
localizar al agresor, ya que está
interiorizado por las estructuras sociales,
como es el caso de la pobreza, marginación,
injusticias sociales, represión, contamina-
ción, etcétera.
Otro rasgo de la Investigación para la Paz
viene dado por el ineludible carácter multi,
inter y transdisciplinar de su metodología.
La interconexión requerida en el estudio
de las diferentes instancias de paz y las for-
mas que la violencia presenta en las socie-
dades actuales sólo puede alcanzarse a tra-
vés de un conocimiento multidimensional
e integrador que, en modo alguno, lo pro-
porciona la especialización dominante en
la mayoría de las diferentes áreas de cono-
cimiento. De ahí la necesidad, en primer
lugar, de construir un nuevo paradigma
superador de la parcialidad y fragmenta-
ción impuesta por la especialización. Sólo
rompiendo las barreras de las disciplinas y
mediante el trabajo en equipo, será posi-
ble esta perspectiva que el estudio sobre la
paz y los conflictos requiere, así como
avanzar hacia la superación de la simple
multiplicidad de disciplinas.
Por último, no podemos construir esta cul-
tura de paz, sin abordar el concepto de paz
neutra, entendida como una implicación
activa para reducir la violencia cultural, a
 Paz neutra y la realidad indígena como constructora de espacios neutrales de la paz
través de una nueva redefinición de la po-
lítica y la economía actual y la corrección
de la fragmentación (del saber y la reali-
dad) y, cómo no, de la burocracia.
Trabajar con el concepto de paz neutra su-
pone emplear como metodología de acción
el diálogo. Sin olvidar, que los medios de-
ben ser acordes y coherentes con la meta o
el fin de acción noviolenta. Esto llevará al
siempre campo de los conflictos y de su
regulación pacífica (Serrano, 1993:51.57;
Munduate Jaca y Martínez Riquelme,
1994). Añadiremos que siempre es cons-
trucción de paz, si la paz se define como la
capacidad de manejar los conflictos con
empatía, no violencia y creatividad
(Galtung, 1998:18).
Hacia un nuevo concepto de paz: la paz
neutra
La sociedad tiene unos patrones de conduc-
ta que cohesionan las relaciones entre los
propios individuos, los grupos y la natura-
leza. Un grupo particular de estas construc-
ciones podría ser aquellas que giran en tor-
no al concepto de PAZ (si la entendemos de
una forma amplia, como toda alternativa
que favorece la regulación pacífica de con-
flictos desde la noviolencia).
Sin embargo, todos los días aparecen nue-
vas formas de violencia, y los pacifistas
estamos obligados a trabajar en formas
conceptuales que nos ayuden a entender,
la realidad de esas nuevas manifestaciones
pacíficas. Este es el caso que nos ocupa,
con la paz y la violencia. Cuando surgió el
concepto de Violencia cultural, definido
por Johan Galtung en 1990, apareció un
356
conjunto de intelectuales que investigan
sobre nuevas formas de violencia, sin ha-
cer el mismo esfuerzo por presentar esa
realidad desde la óptica de la paz. En este
sentido se considera que un tema intere-
sante es cómo utilizan el lenguaje las per-
sonas que se mueven en lo que se denomi-
na un “mundo alternativo” y no siempre
esclarecen los conceptos que utilizan en
cada momento, sin olvidar el carácter
performativo que tiene la comunicación y
los mass media como un instrumento fun-
damental para hacer las paces (Martínez
Guzmán, 2001).
Por todo ello, debemos dar respuesta a al-
gunas interrogantes que nos ayudan a com-
prender, ¿desde dónde venimos, hacia dón-
de vamos en esa cultura de paz que
queremos construir?
Primero, si algo caracteriza al ser humano
es que no es posible conseguir una cierta
neutralidad. El mundo no es neutral. La
sociedad no es neutral. El ser humano es
neutral, luego trabajemos por una cultura
de paz para la neutralidad.
Segundo, es preciso articular un concepto
de paz que nos ayude a comprender mejor
la realidad compleja en la que vivimos,
expresada en ideas, creencias, palabras ex-
presadas todas como ideas performativas
del lenguaje.
Tercero, la neutralidad como un valor po-
sitivo, como un valor que nos va a servir
para construir nuestra propia realidad, más
empática, tolerante, diversa y solidaria.
Este concepto quiere contribuir a neutrali-
zar el viejo debate acerca de la contraposi-
ción entre paz negativa y paz positiva, com-
 Francisco Jiménez Bautista
pletando el triángulo de la paz: PAZ = paz
negativa + paz positiva + paz neutra = Cul-
tura de paz.
Cuarto, además, la neutralidad no debe ser
confundida con objetividad o indiferencia. La
objetividad es un requisito esencial de la cien-
cia; la indiferencia es una actitud —no pro-
vechosa para la buena investigación científi-
ca del hombre de ciencia (Bobbio y
Matteucci, 1982:262), sino que la neutrali-
dad debe ser entendida como una implica-
ción activa para reducir la violencia cultural.
Estos cuatro aspectos nos llevan a redefinir
una nueva antropología y sociología de la
cultura mediante el estudio, análisis y diag-
nostico de la política cultural y económica
del presente, corrigiendo los defectos de la
fragmentación y la burocracia del futuro.
En definitiva, neutralizar los efectos de
adhesión en un mundo que entiende que la
globalización se produce despolitizando
cualquier acto (Jiménez Bautista,
2004:909-912).
Si Galtung ha avanzado desde el concepto
de violencia hacia un nuevo concepto de
Violencia Cultural (Galtung, 1990), los
mecanismos que utilizamos para legitimar
la violencia directa (física, verbal y psíqui-
ca) y la violencia estructural. Desde nues-
tra óptica de europeos, debemos entender
esta violencia cultural, cuando se produce
todo análisis de un etnocentrismo jerárqui-
co, dominante, desarrollado en una socie-
dad meritocrática, y que nos puede hacer
creer a todos los ciudadanos de la Unión
Europea que los derechos humanos son
europeos, y que el intelectual europeo cree
que su cultura es políticamente la correcta,
357
además, la que ha de imponerse a toda la
humanidad.
Muchas veces, se olvida, que toda cultura
se basa en el lenguaje. Neutralizar el len-
guaje va a ser esencial para la convivencia
de todos los seres humanos, neutralizar los
espacios de violencia cultural como un
objetivo que perseguir: en que cuando yo
expreso una palabra tengo el mismo valor
para el que la utiliza como para el que la
escucha. Para la paz neutra no es un pro-
blema tener más o menos información, (la
tercera revolución basada en la tecnología
tiene por materia prima el conocimiento y
la información), sino comprender que la
información no es conocimiento; sino en
la falta de entendimiento, de comprensión
de valores y principios que defiendan la
dignidad humana.
Una cultura neutral dentro de una cultura
de paz debe producirse dentro de un pro-
ceso lógico de cambio de actitud. Este pro-
ceso se construye con una actitud de
empatía, en cuanto se es capaz de compren-
der y entender la cultura de ese otro para
adquirir una posición tolerante hacia otras
culturas y llegar así a valorar las diferen-
cias de cada cultura como algo positivo y
enriquecedor que nos puede servir para ser
mejores. Para construir este concepto de
paz neutra, será necesario pasar a través de
filtros culturales, desde una violencia cul-
tural a una paz neutra, implementando las
culturas.
La cultura es el elemento estructurante a la
hora de enfrentarse a las formas de violen-
cia futuras, a través de construcciones men-
tales, que harán posible que el lenguaje se
 Paz neutra y la realidad indígena como constructora de espacios neutrales de la paz
desvirtúe, hasta tal extremo que serán los
seres humanos el factor determinante a la
hora de saber qué se está diciendo y en qué
momento. La memoria —se olvida muchas
veces— es un proceso mental asociativo e
integrado y no un gran archivo con infini-
tos compartimentos de donde se van sacan-
do los recuerdos.
Johan Galtung es tajante cuando nos dice:
“los seres humanos en sociedad son el ob-
jeto de estos estudios (...) y más concreta-
mente, una ciencia social aplicada, clara y
explícitamente orientada por valores”
(Galtung, 1993:15), siempre categorías
culturales. Es decir, “no existe una sola
cultura sino culturas en plural. Por lo tan-
to, no se trata de poner la cultura al alcan-
ce de todos, este es un planteamiento en-
gañoso. Se trata de permitir que todos los
grupos sociales, incluso los más margina-
dos, puedan vivir en su propia subcultura”
(Weber, 1985:118), en definitiva no se es-
tán por la labor de difundir masivamente
una cultura dominante sino de posibilitar
la emergencia de todo tipo de expresión
cultural desde los intereses y posibilidades
de cada grupo humano.
La cultura es lenguaje, y puesto que el len-
guaje organiza, estructura y favorece la
comunicación, formación y transmisión de
nuestras ideas, es de gran importancia ob-
servar cómo cada lengua ha plasmado en
el vocabulario y otras estructuras
lingüísticas más complejas sus peculiares
elaboraciones sobre estos conceptos: paz,
violencia, racismo (Jiménez Bautista,
1997), xenofobia, marginación, etc. Ele-
mentos imprescindibles que deben ser es-
tudiados y comprendidos para plantear un
358
mejor conocimiento del futuro. El futuro
es nuestro: aún podemos corregir su rum-
bo a través de la educación (Rodríguez
Tapia, 1999; Jares, 2005).
ESTUDIO DE CASO: LA REALIDAD
INDÍGENA DE CHIAPAS (MÉXICO)
El caso que pretendemos exponer aquí, es
la lucha de los indígenas en la región de
Chiapas (México), cuya vida es la identi-
dad que adquiere la palabra y las palabras
en la identidad del silencio de las injusti-
cias llevadas a su máximo extremo. Por
ello, la sociedad civil, los indígenas lo que
tienen que hacer es tomar la palabra. Lo
importante no son las historias ni las geo-
grafías, sino la palabra, el lenguaje. La paz
neutra lo que pretende es llenar de pala-
bras lo que estaba vacío, como una de sus
metas, antes que contar historias; las his-
torias, quien mejor las puede contar es la
vida, pero lo malo es que la vida no suele
escribir.
Kant, en su razón práctica, nos habla de la
necesidad del espacio y del tiempo, de for-
ma que todo conocimiento que no se en-
frente al tiempo y al espacio está abocado
al fracaso. De igual forma es necesario rea-
lizar un esfuerzo de unir teoría y práctica y
viceversa, para que funcionen nuestras re-
laciones personales en la lucha por un mun-
do más justo y perdurable a través de apren-
dizajes basados en conflictos.
Además, vivimos en una sociedad donde
estamos acostumbrados a los debates
dialécticos; sería necesario entrar a los de-
bates haciendo un esfuerzo dialógico. El
método para evitar la violencia (directa,
 Francisco Jiménez Bautista
estructural y cultural) es el diálogo. Por
ello, crear un modelo neutral, que elimine
la violencia es intentar comprender un poco
lo que existe de verdad. Se olvida que los
políticos no defienden el interés común,
sino unos intereses concretos. Una socie-
dad civil bien informada asume estas deci-
siones, incluso, si son buenas decisiones
aun más. Hace falta implicar a la sociedad
civil en este tipo de argumentos.
Chiapas, un espacio de violencia
En un debate en el Congreso de la Unión
de la república mexicana el día 15 de mar-
zo de 2001, un político hacía la siguiente
observación:
Históricamente los grupos parlamentarios
del Partido Acción Nacional (PAN) hemos
concebido a la persona humana con inmi-
nente dignidad y un destino espiritual y
material que cumplir, por lo que la colecti-
vidad y sus órganos deben asegurar el con-
junto de todas las libertades y medios nece-
sarios para cumplir cabalmente con su
destino. [...] Son nuestras convicciones,
nuestros ideales, por lo que las diputadas y
los diputados del Partido Acción Nacional
hacemos nuestras las legítimas aspiraciones
de los indígenas de México. Sabemos bien
del orgullo de cada indígena por su cultura,
por sus raíces, por sus tradiciones, por su
historia; sabemos bien del orgullo de la len-
gua que habla cada una de las etnias de nues-
tro país,... (Salinas, 2001; cfr.: Van Dijk,
2003:124).
El discurso denota un lenguaje ambiguo,
repleto de “buenas intenciones” y de pala-
bras “huecas” más cuando se sabe que la
situación de los indígenas mexicanos lejos
359
de haber mejorado ha empeorado. En este
sentido la emigración se convierte en una
manifestación sistemática de esa situación:
primero, emigran a las grandes ciudades de
México en busca de alguna oportunidad
laboral y segundo, expulsado de un medio
rural en crisis desde el Tratado firmado con
EE UU y Canadá. El periplo migratorio pue-
de continuar hasta los EE UU, donde nadie
le asegura un futuro exitoso.
México tiene altos niveles de migración
hacia los EE UU, hasta el punto de que las
remesas son la segunda fuente de ingresos
por parte del Estado, después del petróleo.
A esto hay que añadir, que la población
emigrante en su mayoría es indígena. En
el caso del estado de Chiapas, Juan Rebón
señala con claridad los motivos de esa emi-
gración:
Los desplazamientos son consecuencia di-
recta de los conflictos que consisten en la
movilización poblacional producto del uso
de la violencia directa o la amenaza en las
confrontaciones existentes (Rebón,
2001:122).
Según Rebón no se trataría de una migra-
ción planificada como pueden ser las con-
diciones que amenazan la vida y son las
que ocasionan un desplazamiento. No el
deseo de las migraciones económicas, sino
no planificada y forzada ya que encuentran
mejores oportunidades en un lugar especí-
fico. En primer lugar, estos desplazamien-
tos son debido al fuerte racismo que existe
en la sociedad mexicana, donde no sólo el
color de la piel (Castellanos Guerrero,
2003) o una cultura diferente. En segundo
lugar, es la cuestión económica que suele
ser determinante. En México las clases
 Paz neutra y la realidad indígena como constructora de espacios neutrales de la paz
marginales y con menos recursos econó-
micos son las personas que viven en los
espacios rurales, en su mayoría población
indígena. En México, los indígenas no sólo
viven en pobreza sino que sufren una fuer-
te discriminación.
Especial referencia a los migrantes agríco-
las que emprenden el camino hacia los lu-
gares donde puedan encontrar trabajo que
les permita sobrevivir y alimentar a sus fa-
milias. Parten con unos bocoles (tortillas
en forma de gorditas que sólo tienen sal) y
de cuijito (tamal de masa con sal), una co-
bija, un guaje (llamado también bule, reci-
piente de fruta seca para guardar agua), un
plástico (que le sirve para cubrirse de la
lluvia), su machete y su lima para conse-
guir unos cuantos centavos y llevarles a sus
hijos algo que comer, viviendo en condi-
ciones infrahumanas, sufriendo vejaciones,
una pobreza extrema y corriendo todos los
riesgos que ponen en peligro su salud y su
existencia.
Los migrantes agrícolas pasan amargas vi-
cisitudes como las largas caminatas, los
prolongados viajes en camiones de redilas
donde el amontonamiento y el calor resul-
tan insoportables, las jornadas agobiantes
de trabajo, la explotación y abuso de los
capataces, la falta de alimento, los ataques
de los animales, sobre todo en las regiones
calurosas, las enfermedades que adquieren
incluyendo las sexuales y las argucias de
las que se valen los contratistas para qui-
tarles a los trabajadores el poco salario que
perciben.
La realidad y el discurso que manejan los
políticos, no son congruentes con la reali-
360
dad que presenta el país, en ocasiones pue-
de parecer un discurso colonizador (Van
Dijk, 1997), al hacer referencia al respeto
que debe existir hacia las raíces indígenas,
aunque cuanto más lejos se encuentren de
mi entorno mejor para ambos. Sin embar-
go, se deja notar la idea de ayudarlos, para
que no sean tan diferentes y puedan pro-
gresar o entrar en alguno de los círculos
viciosos (creados por la sociedad mexica-
na) para continuar en su exclusión y dis-
criminación. Todo ello, desde la creación,
en 1948, del Instituto Nacional Indigenista;
en el estado de Chiapas su actividad no se
ha revelado especialmente importante.
La mayor parte de los discursos políticos,
contemplan tres cosas en lo referente a los
indígenas:
a) Mejorar la situación de la población in-
dígena.
b) Los pueblos indígenas resultan un pro-
blema pero se debe incorporarlos a la
ley.
c) Existe un atraso en los indios, entonces,
es necesario ayudarles para que sean
como nosotros.
Ante esta realidad, el día 1 de enero de
1994, el levantamiento del Ejército
Zapatista de Liberación Nacional (EZLN),
tomó algunas ciudades del estado de
Chiapas y apareció en todos los medios de
comunicación del mundo: unos indígenas
enojados se levantaron en armas. El levan-
tamiento fue lo importante, pero, las de-
mandas no fueron divulgadas. Por ejem-
plo, nunca se habló que desde los años
setenta los indígenas chiapanecos dejaron
 Francisco Jiménez Bautista
de ser propietarios de sus tierras. Diferen-
tes caciques, les quitaron las tierras a los
indígenas pero les dieron trabajo. El resul-
tado final fue que los indígenas chiapanecos
pasaron a ser los jornaleros de sus tierras y
varias comunidades fueron desplazadas de
sus propiedades ya que tenían un nuevo
propietario para sus explotaciones.
Las negociaciones del EZLN y el gobierno
federal mediante los Acuerdos de San An-
drés Larrainzar, que nunca fueron ni han
sido aceptados por el gobierno mexicano.
El EZLN ha prometido de que en cuanto los
Acuerdos de San Andrés se cumplan, le
entregará las armas a la sociedad civil. A
esto hay que añadir que muchos indígenas
inocentes, que ni siquiera son simpatizan-
tes del EZLN siguen encarcelados en el pe-
nal de Tuxtla Gutiérrez. Hasta hoy, no ha
existido la incorporación de los indígenas
a la ley mexicana ni ésta actúa igual con
ellos.
La idea de que hay que ayudar a los “in-
dios atrasados para que sean como noso-
tros” está extendida en México, sin embar-
go, en los acuerdos de San Andrés existe
un estatuto donde los indígenas establecen
que no quieren ser iguales, por el contrario
sólo pelean para que se les reconozca y se
respete su diferencia.
En muchas ocasiones se ha dicho que el
EZLN ha traído más problemas que solu-
ciones para los indígenas chiapanecos. Los
desplazamientos que se han producido des-
de 1994 a 1998 se acentuaron en mayor nú-
mero año tras año. Desde 1994 existe un
gran cerco militar alrededor de la zona norte
y de los Altos que se consideran zonas
361
zapatistas. Esta situación se manifiesta de
la siguiente manera:
Primero, discurso político y desplazamien-
tos. Cuando este conflicto estalló en 1994,
y los medios lo monopolizaron, el gobier-
no mexicano se encargó de diseñar el dis-
curso en donde los zapatistas eran
victimarios y los desplazados se refugia-
ron en aquellos lugares donde las instan-
cias gubernamentales proveía comida y en-
seres de primera necesidad. Esto cambió
en 1995, el gobierno mexicano retiró su
apoyo a los centros de desplazados que es-
taban principalmente en las cabeceras de
municipios y dejaron desamparados a la
población indígena. La gente comenzó a
desplazarse, pero ahora hacia la selva o a
los propios Altos donde el ejército los tie-
ne cercados. Estos indígenas comenzaron
a recibir ayuda de la sociedad civil nacio-
nal e internacional, como Organizaciones
No Gubernamentales (ONG’s) que apoyan
al ejercito zapatista.
Segundo, un doble discurso de los políti-
cos. Los políticos mexicanos responden a
la marginación de los pueblos indígenas
con una actitud paternalista, haciendo mu-
chas promesas y no cumpliendo. Todo esto
traerá cambios en las estructuras sociales
o gubernamentales que a la élite mexicana
no le convendría. No sólo la élite constru-
ye ese discurso racista en la sociedad mexi-
cana sino que está en la misma construc-
ción de la realidad colonizadora de América
Latina, y como cultura que construye toda
la realidad mexicana, donde la población
en general no es consciente.
 Paz neutra y la realidad indígena como constructora de espacios neutrales de la paz
Tercero, el cambio climático y los huraca-
nes nos dejan sin discursos. Cómo dar res-
puestas a las siguientes preguntas: ¿Cómo
es que el huracán Stan se llevó tantas ca-
sas? ¿Cómo es que la gente puede vivir en
las márgenes de los ríos? ¿Por qué las per-
sonas (indígenas) viven en lugares donde
pueden exponer sus vidas? ¿Qué pasa por
la cabeza de una persona que no quiere sa-
lirse de su casa que se va a inundar porque
el ejército de todas maneras los matará en
el trayecto? ¿Cómo es que las personas vi-
ven en lugares tan alejados que no tienen
vías de comunicación? ¿Cómo existen co-
munidades en las cañadas que ni siquiera
sabían o presumen no saber que estaban
ahí? ... Cómo neutralizar esta realidad al
sur de México, ¿quizás aplicando la paz
neutra?
Paz neutra: una implicación activa para
neutralizar la violencia cultural
Hipótesis 1. Tenemos que obligar a la gente
que se asuste, tenga miedo de lo que ya sabe;
tal vez eso les haga reflexionar y preguntar
por qué suceden determinadas cosas.
Los mass media, con su lenguaje
performativo, nos permite tener acceso a
estas realidades que no teníamos concien-
cia de que existían, eran ajenas a la reali-
dad mexicana, etc., sin embargo, cuando
desaparezcan de los informativos esta rea-
lidad dejará de existir. El huracán Stan ha
descubierto que los indígenas de Chiapas,
de Oaxaca, de Puebla y los de Sonora vi-
ven en la pobreza, ¡qué descubrimiento!,
quizás tengamos que esperar al próximo
huracán para ver nuevamente la pobreza.
362
Los casos no dejan de ser escalofriantes.
Dice la noticia:
Chiapas inicia evacuación. El gobierno de
Chiapas decretó la alerta azul e inició la
madrugada de este lunes con la evacuación
de unas 5 mil personas de 60 localidades de
11 municipios de la Costa y Soconusco del
estado, ante el riesgo inminente de inunda-
ciones por el desbordamiento de ríos como
consecuencia de las lluvias provocadas por
la tormenta Stan (Barquet, et. al., 2005: 20).
Esto provocó mucha desesperación, la ayu-
da tardó en llegar, cuando no llega en cuen-
tagotas,... y una población que pide y clama
al cielo ayuda. Todas estas reclamaciones
son contestadas por el presidente Vicente
Fox de la siguiente forma:
La gente se pone nerviosa, cree que no va-
mos a cumplir. Que nadie se engañe, que
nadie exagere, que nadie le eche crema a sus
tacos. No podemos malgastar el dinero de
los contribuyentes (Martínez, 2005, 32).
Un presidente que rechaza la ayuda de Es-
paña a los damnificados diciendo que “tie-
nen recursos”. Este tipo de política y polí-
ticos, nos hace reflexionar y plantear lo que
decía Gandhi “En cuanto alguien compren-
de que obedecer leyes injustas es contra-
rio a su dignidad de hombre, ninguna tira-
nía puede dominarte”. ¿Quizás las
revoluciones tengan sentido donde la in-
justicia se hace tan patente?
Hipótesis 2. Valoración del carácter étni-
co de los seres humanos. La sociedad, los
políticos se aprestan a ocupar los espacios
del debate político y las ideas en pro de la
confirmación de un proyecto utópico que
aparece en sus discursos. Como señala el
 Francisco Jiménez Bautista
secretario de Desarrollo Social del Estado
de México, Ernesto Nemer Álvarez:
Queremos a veces que los grupos indígenas
olviden sus tradiciones y sean de la ciudad,
por eso vamos a apoyarlos pero con lo que
saben hacer, con su cultura, con su lenguaje
y con su habilidad para las artesanías (San-
tiago, 2005: 8/A).
Muchos de los indígenas que habitan estos
territorios provienen de otras entidades de
la república lo que supone que debemos
apoyar a los grupos étnicos, pero sin pre-
tender que olviden sus tradiciones como
suele suceder en muchos de los proyectos
que se presentan en la realidad mexicana.
Hay que respetar la identidad cultural de
cada ser humano.
La última pregunta que tenemos que ha-
cernos es ver cuánta gente comparte el pen-
samiento pacifista y cuánta gente cree que
lo que decimos es puro sentido común.
Además, nuestros políticos piensan así. No
lo comparten públicamente porque no es
su única preocupación. Un político es un
equilibrista. Para develar una preocupación
debe estar seguro de que ésta no le propor-
ciona otro conflicto. Lo importante es que
los seres humanos tomen conciencia de
que, si seguimos así, la violencia seguirá
avanzando. La virtud de este ejemplo, es
alterar nuestros sentidos y hacernos re-
flexionar sobre un hecho, “la paz”, y sobre
su contribución hacia una “cultura de paz”.
A este potencial humano, lo llamo paz neu-
tra, donde significa utilizar la noviolencia
como principio general que informa nues-
tras actuaciones.
Hipótesis 3. Los caracoles como alternati-
va de paz neutra. La respuesta de paz neu-
363
tra del EZLN, se dio en los primeros días
del mes de agosto de 2003, donde la co-
munidad se vio conmocionada después de
que la prensa nacional e internacional pu-
blicó el nacimiento de los Caracoles
Zapatistas, una demanda de autogobierno.
Un conjunto de comunidades indígenas, no
necesariamente zapatistas, se hubiera or-
ganizado y hubiera establecido un
autogobierno. Explicar en cierta medida el
autogobierno de los caracoles zapatistas y
que trata de llevar a cabo:
El régimen de autonomía se manifiesta des-
tinado a crear las condiciones particulares
(en especial de autogobierno) que hacen po-
sible la realización plena de los derechos de
las etnias, y anular las relaciones de opre-
sión y discriminación (Alonso, 1992:162).
De las muchas aportaciones que ha reali-
zado el movimiento zapatista, una de ellas,
ha sido la construcción de los caracoles que
muestran una alternativa pacífica (de paz
neutra) que ha creado un debate en diver-
sos ámbitos sociales mexicanos e interna-
cionales.
Como señala el comandante Javier: “Los
Caracoles abre nuevas posibilidades de re-
sistencia y de autonomía para los pueblos
indígenas de México y del mundo, una re-
sistencia que incluye a todos los sectores
sociales que luchan por la democracia, la
libertad y la justicia para todos”.
ALGUNAS CONCLUSIONES
Los saberes pacíficos se han constituido en
uno de los desafíos cognoscitivos y
epistemológicos de nuestra sociedad a ini-
cios del siglo XXI. México representa hoy
 Paz neutra y la realidad indígena como constructora de espacios neutrales de la paz
una especie de influencia entre Franz Kafka
y Sigmund Freud, donde la desolación y la
falta de esperanza de Kafka, y de Freud de
la búsqueda del origen del mal se alimenta
continuamente. México, es en cierta forma,
una búsqueda freudiana en un mundo
kafkiano. Un país donde la ambición se pre-
senta sin límites, sobre unos políticos sin
escrúpulos que querían todo el poder para
desarrollar todas sus ambiciones, todas sus
miserias. Un pueblo con una adicción al di-
nero, a los “pesitos”: no quiero dinero, “sólo,
dime dónde está”, yo ya me encargo de co-
gerlo, como filosofía de vida.
La paz neutra es generadora, como se ha se-
ñalado, de situaciones de empatía y respeto
de otras culturas. Cuando esta empatía tiene
que ser aplicada más allá de las fronteras de
nuestra cultura comienza la paz transcultural.
No sólo se trata de conocer y respetar otras
formas de entender la vida, esto es, otras cul-
turas (Jiménez Bautista, 2004a).
Por último, me gusta recordar la cita de
Martín Luther King: “Cuando reflexione-
mos sobre nuestro siglo XX, no nos pare-
cerán lo más grave las fechorías de los
malvados, sino el escandaloso silencio de
las buenas personas”. Dónde están los pro-
fesores de las universidades, e incluso esas
mentes lúcidas de la UNAM, pensadores,
mentes críticas, personas interesantes, etc.,
existe un ruido silencioso por parte de mu-
chos y así siempre ganarán los mismos,
aunque sea a costa de los de siempre.
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