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musicología local
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MUSICOLOGÍA GLOBAL, MUSICOLOGÍA LOCAL
ÍNDICE
PRÓLOGO. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
BLOQUE I
VANGUARDIAS, GLOBALIZACIONES Y LOCALISMOS
EN LOS SIGLOS XX Y XXI
Dácil GONZÁLEZ MESA: Las lecturas de Manuel de Falla en torno a Cristóbal Colón y
el descubrimiento de América: estudio de su influencia en el proceso creativo de
Atlántida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39
Isabel LAINEZ LÓPEZ: Las distintas versiones de la Suite de Rosa García Ascot: estudio
analítico-comparativo de una de las obras más representativas de la eterna discípula
de Falla . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 53
Liz M ª DÍAZ PÉREZ DE ALEJO: La creación pianística inédita de Joaquín Nin: una
aproximación crítica. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 149
Belén VEGA PICHACO: «Un vuelo sin etapas desde el Greco a Gauguin...»: el
afrocubanismo de Pedro Sanjuán en la crítica de vanguardia cubana (1927-1932). . . . 165
Tania PERÓN PÉREZ: Hilvanando una vida: nuevas aportaciones documentales para el
estudio global de la figura de María Teresa Prieto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 181
Miriam MANCHEÑO DELGADO: Pervivencia de la sonata en España entre 1958 y 1982. . 241
Noelia ORDIZ CASTAÑO: Jesús Villa Rojo. Un diálogo consigo mismo. . . . . . . . . . . . . . . 257
Juan José PASTOR COMÍN: Argumentos musicales: ciencia y estética en la filosofía del
límite. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 291
Mario MASÓ AGUT: Leopoldo Querol, el pianista del Madrid de los treinta . . . . . . . . . . . 313
Javier JURADO LUQUE: La zarzuela en Galicia durante la dictadura de Primo de Rivera. . 371
Nicolás RINCÓN RODRÍGUEZ: «Nadando entre dos aguas»: los directores de banda en
España durante el periodo de entreguerras. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 383
Iván IGLESIAS: El jazz en la política cultural del segundo franquismo (1959-1968). . . . . . 429
Lola SAN MARTÍN ARBIDE: Mapas sonoros: el estudio de nuestro entorno desde la
ecología musical . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 831
José DIAS: Researching Jazz in Europe: an ongoing multi-sited ethnography experience. 939
BLOQUE II
HOMOGENEIDAD VS HETEROGENEIDAD EN LOS DISCURSOS MUSICALES
DEL SIGLO XIX Y EL TRÁNSITO AL SIGLO XX
Louis JAMBOU: Los años clave de la organería en España a mediados del siglo XIX. En
torno a Juan de Castro, natural de Briones (La Rioja) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 997
María SANHUESA FONSECA: Junta pública y función con pompa. La capilla musical de la
Catedral de Oviedo en la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Asturias. . 1101
M ª Esperanza CLARES CLARES: Los Juegos Florales de Murcia: una institución para el
fomento de la creación y la investigación musical . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1131
Juan de Dios LÓPEZ MAYA: Columnas de armonía: la tradición musical masónica del siglo
XVIII y su reflejo en las logias venezolanas del siglo XIX . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1221
Virginia SÁNCHEZ LÓPEZ: La recepción del teatro lírico en Jaén en la segunda mitad del
siglo XIX. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1391
Mikel BILBAO SALSIDUA: Los Ballets Suecos de Rolf de Maré y su gira española de
1921. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1443
Francisco Carlos BUENO CAMEJO: Una fuente inédita en la música sacra valenciana: la
correspondencia de Juan Bautista Guzmán a Felipe Pedrell . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1621
Sonia GONZALO DELGADO: El discurso crítico de José María Esperanza y Sola. Una
primera aproximación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1677
Xosé Crisanto GÁNDARA: «Los cornetas que van al lado de los Gefes»: un cornetín de
órdenes de Enrique Marzo (1819-1893) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1753
Laura DE MIGUEL FUERTES: Rasgos de una escuela en ciernes: ¿cuándo, cómo, dónde?. 1769
Giuseppe FIORENTINO: Cantar “por uso” y cantar “por razón”: tradiciones orales de
polifonía en la España del Renacimiento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1849
Eva ESTEVE ROLDÁN: Polifonía procedente del Oficio divino durante el Renacimiento:
reflexiones historiográficas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1911
María Virginia ACUÑA: «¡Muera Cupido!»: una lectura sobre la filosofía del amor en
Salir el amor del mundo (ca. 1696). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2157
Celia MARTÍN GANADO: «Duelos de ingenio y fortuna»: una comedia palaciega con música
de Juan Francisco Gómez de Navas (1647-1719) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2185
Lola JOSA y Mariano LAMBEA: El «aura de amor» en la música y la poesía de las églogas
del Libre de dúos (siglo XVIII) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2199
Cristina Isabel PINA CABALLERO: Las compañías italianas de ópera en la segunda mitad
del siglo XVIII: la presencia de Constantino Bocucci y Francesco Buccolini en
Murcia (1772-1774). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2241
Ana LOMBARDÍA: De las funciones formales a los esquemas “galantes”: la sonata para
violín y acompañamiento en Madrid (1750-1770). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2257
Ricardo ALEIXO: La guitarra en España en los libros de viaje de la segunda mitad del
siglo XVIII: elemento de identidad nacional . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2313
Thomas SCHMITT: Darle el ayre que requiere el Allegro. Cuestiones acerca del carácter en la
música española para guitarra en torno a 1800. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2331
José Nelson CORDENIZ: Some organologic and symbolic aspects of the carillons of the
Mafra monument (Portugal). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2407
EL MARQUÉS DE VILLALCÁZAR: ARISTÓCRATA, MUSICÓLOGO Y
COMPOSITOR
Resumen: Francisco de Asís González de la Riva y Mallo (1816-1876) fue un noble madrileño, filántropo y artista, que supo
compaginar sus negocios y su posición pública con el amor a la música, arte que cultivó desde su doble faceta de compositor y musicólogo.
Su archivo personal se conserva en la Biblioteca Nacional, aunque también hay parte de su producción en el archivo de la Catedral de
Salamanca. Sus composiciones atestiguan su importante labor creativa, mientras su interés por el pasado musical se muestra en la
correspondencia que mantuvo con autores como Barbieri y Saldoni, a quienes proporcionó datos sobre música y músicos del pasado. La
vida del Marqués de Villalcázar se desarrolló fundamentalmente entre Madrid y Salamanca, provincia por la cual fue nombrado senador
en 1871. En esta última ciudad estuvo vinculado a las principales instituciones del ámbito de la música, así como a destacados
compositores, estando documentada su relación musical con la catedral y su amistad con el célebre Manuel José Doyagüe (1755-1842),
pese a la diferencia de edad que les separaba. Este trabajo proporciona datos para completar la trayectoria artística y humana del
marqués, muestra algunos de sus escritos y trata de determinar su posición en el ambiente musical de la Salamanca decimonónica, donde
su música fue habitual en numerosos conciertos y veladas de tinte romántico. Con este fin, se analiza parte del legado que, en 1921, fue
depositado en la Catedral de Salamanca por la Marquesa Viuda de Castellanos, hija de Villalcázar, con el objeto de que esta música se
conservase junto a las piezas del entonces celebérrimo Doyagüe, como indica la propia marquesa en una inscripción autógrafa.
Abstract: Francisco de Asís González de la Riva y Mallo (1816-1876) was an aristocrat, philanthropist and
artist from Madrid, who combined business and politics with his love of music, an art which he cultivated in his
double facet of composer and musicologist. His personal archive is preserved in Biblioteca Nacional de Madrid,
although part of his output is in Salamanca’s Cathedral. Villalcazar’s works display his notorious creativity, while his
interest in musical history is reflected in correspondence with authors such as Barbieri and Saldoni, whom Villalcazar
provided with information about the music and musicians of the past. The Marquis of Villalcazar lived mainly
between Madrid and Salamanca, a province for which he was elected senator in 1971. In Salamanca he was linked to
major institutions in the field of music as well as with prominent composers. His involvement with Salamanca’s
Cathedral and his friendship with the celebrated Manuel José Doyagüe (1755-1842) -in spite of the age difference
between then- are documented. This paper provides additional insight into the artistic and human career of
Villalcazar. In addition, it presents several of his writings and tries to determine Villalcazar’s position in the musical
atmosphere of 19th century Salamanca, where the Marquis’ music was present in a number of romantic concerts and
musical evenings. For this purpose, we analyze part of the legacy that, in 1921, was deposited in the Cathedral of
Salamanca by the Marquise of Castellanos -Villalcazar’s daughter-, in order for these works to be preserved beside
the music by the then very famous Doyagüe.
Introducción
Sin ser profesional de la música, Francisco Javier González de la Riva y Mallo (1816-1876)
desarrolló una interesante carrera en el campo del arte de los sonidos. Su posición social le
permitió formarse como pianista y compositor y dedicar una buena parte de su tiempo al
desarrollo de sus aptitudes, realizando una aportación significativa a la música española de su
época, mientras ocupaba importantes cargos en la vida pública salmantina y española. Como
prueba de la actividad musical del Marqués de Villalcázar, se conservan varias obras para piano y
escénicas, así como un interesante legado de música religiosa, que guardan respectivamente la
Biblioteca Nacional de España y el Archivo Catedral de Salamanca. Además, el Archivo General
del Palacio Real conserva dos obras religiosas de este autor1.
Además de su labor como compositor e intérprete, este noble madrileño, que firmaba
artísticamente como Francisco de la Riva, realizó investigaciones musicológicas y, en este terreno,
mantuvo correspondencia con los autores más significativos de la España musical de su época.
Así, se relacionó con Baltasar Saldoni y Francisco Asenjo Barbieri, colaborando con ellos en el
trabajo encaminado a reconstruir nuestro pasado musical. Más abajo, mostramos algunos
ejemplos de este interesante intercambio.
Como personalidad política y artística, que destacó en el siglo XIX español, las actividades
de Francisco de la Riva han dejado huella en la prensa de su tiempo, estando a nuestra
disposición noticias y artículos que reflejan la personalidad de este noble. De esta forma, al
realizar un recorrido por las hemerotecas, se entremezclan las distintas facetas de este compositor
amateur al que encontramos indistintamente como autor de alguna obra interpretada en una
velada musical, tomando posesión de un cargo político o ganando una medalla internacional por
la calidad de la harina que producía en su fábrica de Tejares, localidad salmantina muy próxima a
la capital, actualmente integrada en el ayuntamiento de la misma.
1 PERIS LACASA, José (dir.). Catálogo del archivo de música del Palacio Real de Madrid. Madrid, Patrimonio Nacional,
1993, p. 476.
2 PEDRELL, Felipe y VIANA, Francisco. Celebridades musicales o sea, biografías de los hombres más eminentes de la
música. Barcelona, Centro editorial y artístico. 2ª Edición, 1886, p. 582; SALDONI, Baltasar. Diccionario biográfico-
bibliográfico de efemérides de músicos españoles. Madrid, Imprenta de Antonio Pérez Dubrull, 1868, tomo I, pp. 232-234;
SOBRINO, Ramón. «González de la Riva Mallo, Francisco». En: Diccionario de la Música Española e Hispanoamericana. 10
vols. Emilio Casares Rodicio (dir.) Madrid, SGAE, 1999, vol. 5, p. 761. La fecha de nacimiento del marqués consta
también en los documentos relativos a su elección como senador, que se guardan en el Archivo del Senado y de los
que hablamos más adelante.
3 Mariano Diego Llorente era hijo de Diego Llorente y Sola, fallecido en 1802 cuando era segundo organista
de la Catedral de Salamanca. Aprovecho para señalar aquí la confusión que existe entre estos dos músicos, a quienes
la mayor parte de los autores consideran como la misma persona, cuando se trata en realidad de padre e hijo. Este
hecho aparece claramente explicado en MONTERO GARCÍA, Josefa. La figura de Manuel José Doyagüe (1755-1842) en la
música española. Tesis Doctoral. Madrid, Universidad Complutense, 2011, vol. 1, pp. 145-146 [disponible online en
http://eprints.ucm.es/13770/].
4 No obstante, Wilchepol refuta este dato, citando a Gemma Salas e indicando que Masarnau se encontraba
Residió entre Madrid y Salamanca y publicó y estrenó alguna de sus obras musicales, entre las que
destaca la comedia El envidioso de 18675.
Como personaje implicado en la vida pública, fue concejal del Ayuntamiento de Salamanca
en los años cincuenta del siglo XIX6 y diputado provincial por Vitigudino, población sita en la
misma provincia; parece que fue siempre honrado y consecuente en su actividad política, como
leemos en
El señor Marqués de Villalcázar, que ya antes había renunciado al cargo de diputado provincial para el
que fue nombrado por el representante del ministerio de O’Donnell también hoy renuncia el nombramiento
de consejero provincial, siendo consecuente con sus buenos principios políticos de una manera que le honra y
enaltece. La primera dimisión no le fue aceptada, pero en la segunda, según le hemos oído, está decidido a
insistir con toda la energía que sea necesaria7.
S. M. la reina, de acuerdo con lo informado por la junta consultiva de caminos, canales y puertos se ha
servido autorizar a la sociedad Marqués de Villa-Alcázar Torres y Calvo, para que sin perjuicio de los
derechos de propiedad de cualquiera otro interesado, construya una fábrica de harinas en la villa de Tejares,
provincia de Salamanca, aprovechando las aguas del río Tormes, con sujeción al plano aprobado, y ejecutando
las obras bajo la inspección del ingeniero de la provincia8.
En ese mismo año, era elegido concejal por el Ayuntamiento de Salamanca, cargo al que
renunciaba unos días más tarde9. Además, vemos que en 1860 el Marqués de Villalcázar era vocal
electivo de la Junta provincial de agricultura, industria y comercio10. También fue alcalde de
Salamanca, puesto en el que cesó el 1 de enero de 1861, mientras la prensa alababa su gestión
democrática en los siguientes términos:
[El Marqués de Villalcázar] leyó una bien escrita memoria, reseñando brevemente los trabajos de la
municipalidad en el último bienio, expresando el estado en que quedan los fondos, y recomendando este
digno sistema de publicidad que inauguró el Ayuntamiento de 185911.
en París aquel año, por lo que el contacto entre ambos músicos pudo tener lugar en otra época. WILCHEPOL
URBANI, Roberto. «Las obras para piano solo de Francisco de la Riva». En: IN_DES_AR. Investigar desde el arte.
Vicente Calvo Fernández y Félix Labrador Arroyo (eds.). Madrid, Dykinson. S. L., 2011, pp. 119-143. El dato
presentado en esta nota se encuentra en p. 125.
5 Estos datos se han tomado del ya mencionado trabajo de Sobrino (1999).
6 En la primera página del diario madrileño La España de 1/3/1857 se da la noticia de su dimisión como
2 figura la dimisión.
10 Así consta en Adelante, «revista salmantina de ciencias, artes, literatura e intereses materiales». Año I, nº 2,
4/3/1860.
11 Adelante. Año II, nº 74, 6 de enero de 1861, p. 3.
Como muestra del celo del marqués en la explotación de su fábrica de harinas, podemos
señalar que ganó algunos premios. Sirva de ejemplo el conseguido en la Exposición de Londres
en 1862; en este caso, el Conde de Ripalda, como uno de los comisionados y representantes de
España en esta exposición, daba noticia de una destacada ceremonia a la que asistieron los
principales nobles ingleses y algunos extranjeros, con la excepción de la Reina Victoria, que había
enviudado recientemente. Entre los premiados se encontraba el Marqués de Villalcázar, que ganó
una medalla en el apartado de «sustancias alimenticias»12.
González de la Riva volvió a ocupar la alcaldía salmantina durante el periodo
revolucionario, cuando el periódico católico-monárquico ¡¡España con honra!! se lamentaba del
«estado de decadencia que han traído a la nación los revolucionarios», debido al cual la fábrica del
Marqués de Villalcázar, «cuyas harinas eran estimadas y solicitadas en España y fuera de ella»,
tenía que vender a muy bajo precio y se había visto obligada a despedir a una buena parte de la
plantilla13. En esta época dialogó desde su puesto institucional con miembros de la clase obrera,
que reivindicaban mejoras en su difícil situación; así le vemos hablando a 1.600 jornaleros que
acudieron en manifestación a las principales instituciones salmantinas exponiendo sus
problemas14. Poco después, la prensa señalaba el incendió que destruyó completamente la fábrica
del marqués en agosto de 1871, apuntando a la sospecha de que se tratase de un hecho
intencionado15.
En 1871, González de la Riva fue elegido senador por la provincia de Salamanca, para lo
que tuvo que demostrar, entre otros requisitos necesarios para el puesto, que era uno de los
cincuenta mayores contribuyentes de la provincia por territorial16. En la sección de estadística
dedicada a necrológicas de 1876 de La Ilustración Española y Americana, se afirma que era «gran
aficionado a la música y autor de dos óperas que dejó inéditas» y que falleció el 15 de mayo17.
Según indica la prensa, al día siguiente del fallecimiento del Marqués de Villalcázar, su cadáver era
trasladado a Salamanca para recibir sepultura en la ciudad a la que dedicó la mayor parte de su
vida18.
información a nivel nacional, citamos la siguiente: «Escriben de Salamanca que en cuatro días habían ocurrido dos
incendios y un conato de otro. Uno de los edificios destruidos ha sido la fábrica de harinas del Marqués de
Villalcázar, no pareciendo casual el incendio por la rapidez con que consumió todo el edificio». La Correspondencia de
España, nº 5 014, 19/8/1871, p. 4.
16 En la página del Senado aparecen reprografías de los documentos relativos a esta elección. Ver
http://www.senado.es/cgi-bin/BRSCGI?CMD=VERDOC&BASE=HISE&DOCN=000003135 (noviembre de
2011). Archivo del Senado, leg. 509 nº 6.
17 «Estadística necrológica. España 1876». En: La Ilustración Española y Americana, 8/3/1877, p. 166.
18 La noticia del fallecimiento de González de la Riva apareció en numerosas publicaciones. Aquí señalamos
Actividad musical y recepción del Marqués de Villalcázar
La vida de Francisco de la Riva, nombre con el que firmaba sus composiciones, transcurrió
fundamentalmente en Salamanca, aunque su correspondencia nos demuestra que pasaba también
temporadas en Madrid, donde vivía parte de su familia. Participó activamente en la vida musical
de la ciudad del Tormes, donde fue asiduo colaborador de la Catedral de Salamanca, que ya no
poseía su rica capilla musical de otro tiempo, pero aún conservaba una actividad importante. A
continuación, incluimos dos ejemplos tomados de las actas capitulares; el primero de ellos nos
muestra al marqués colaborando en la interpretación de las lamentaciones de Semana Santa y el
segundo su actuación como perito en una oposición para cubrir una plaza de organista del
principal templo salmantino.
Con fecha 11 de abril de 1871, muy poco después de la elección de Villalcázar como
senador, leemos:
El Sr. Deán hizo presente que habiéndose el Sr. Marqués de Villa Alcázar espontáneamente ofrecido a
acompañar, como lo había verificado con el armoniun, a la Capilla de música para cantar las lamentaciones de
los tres pasados días de la Semana mayor, le parecía se le dieran las gracias por tan especial obsequio, y se
acordó que el Sr. Deán cumpliera esta atención en nombre del Cabildo19.
En febrero del año siguiente, se iba a celebrar una oposición en la Catedral de Salamanca
para proveer un beneficio de organista. Con este motivo, se propusieron en cabildo los nombres
de los jueces de la oposición entre los músicos de la institución, y se acordó designar también al
Marqués de Villalcázar «que ya en otros casos se había prestado gustoso á hacer este obsequio al
Cabildo»20. Dos días más tarde se señalaba «que el Sr. marqués de Villalcázar aceptaba gustoso el
cargo de Juez, y que se pondría de acuerdo con los demás para redactar el programa de los
ejercicios»21. Una situación similar se repetiría en 1875, cuando de la Riva volvió a actuar como
juez en otra oposición a una plaza de organista de la catedral22.
Además de la presencia activa en la vida musical salmantina del propio Francisco de la Riva
como juez de ejercicios o intérprete de teclado, encontramos varios testimonios de la presencia
de su música en las veladas de la ciudad, de las que reseñamos una pequeña muestra. Como
una en la que consta el dato del traslado de su cadáver a Salamanca. Diario de las familias de avisos y noticias de Madrid,
año XXVII, 6 738, 17/5/1876, p. 2.
19 Cabildo extraordinario (en adelante CE) de 11/4/1871. Archivo Catedral de Salamanca (en adelante ACS),
pues ya en casos anteriores había gustoso desempeñado el mismo cargo». ACS, AC 76, f. 517.
ejemplo, tomamos un texto que apareció en la sección «Miscelánea» del periódico El Artista, que
incluía noticias musicales en varios lugares de la geografía española.
Para la inauguración de un precioso teatro que los señores de García de Solís han hecho construir en
el palacio que poseen en Salamanca, se ha ejecutado una magnífica sinfonía, compuesta expresamente para
este objeto, por el señor marqués de Villa-Alcázar, la cual aseguran todos los que la han oído que es una obra
de mucho mérito, que coloca a su autor en un puesto muy envidiable entre los compositores de música23.
Entre los ejemplos de conciertos que se celebraron en Salamanca con música de Villalcázar,
encontramos en Adelante la reseña de una velada en el casino, en el año 1869, «con la exclusiva
concurrencia de siempre». Entre las piezas de la primera parte de esta audición se interpretó
música de Gounod y fragmentos de Un ballo in maschera y durante la segunda se escuchó «una
barcarola de tenor, composición del Sr. Marqués de Villalcázar» que cantó «el Sr. Vilches»,
acompañado al piano por «el Sr. Sánchez», con gran éxito, de acuerdo con la publicación24.
Al año siguiente, también en el Casino de Salamanca, tenía lugar un concierto sacro,
«brillante por todos conceptos», que proporcionó a la concurrencia «un rato verdaderamente
delicioso», como se afirmaba en El Eco Popular. El programa incluyó distintas secciones del Stabat
Mater de Rossini y concluyó con la Melodía a la Vírgen, Op. 2, nº 7 del Marqués de Villalcázar,
cantada por la señorita Secall, el señor Arnault y un coro de ambos sexos25.
A los pocos meses del fallecimiento de su autor, la música de Francisco de la Riva sonó
nuevamente en casa de los Sres. García de Solís, en un «concierto de confianza» donde se
escucharon principalmente fragmentos de óperas, entre las cuales figura un aria de tenor de
Francesca da Rimini26, compuesta por el marqués y cantada por el señor Vilches, a quien hemos
mencionado más arriba como intérprete de la música de Villalcázar27.
En 1885, en una función benéfica del Colegio de San Rafael, de primera y segunda
enseñanza, se ponía en escena El Envidioso28, una zarzuela en dos actos con texto de Francisco
Villegas y música de Francisco de la Riva, donde según la prensa, «tomaron parte todos los niños
del colegio», mencionando a varios solistas que «alcanzaron un triunfo del público
entusiasmado»29. Cinco años después, una publicación salmantina mencionaba al Marqués de
23 «Miscelánea». En: El Artista, año 3º, 43, 22/4/1868, p. 250. No tenemos noticia de la conservación de
bra citada.
24 Adelante, época 4ª, año XI, nº 726, 31/3/1869.
25 El Eco Popular, año I, nº 8, 27/3/1870, p. 4.
26 Se conserva un ejemplar de esta pieza en Madrid, Biblioteca Nacional (en adelante BNE), M.
GLEZRIVA/1.
27 El Semanario Salmantino, año I, nº 15, 12/11/1876.
28 Hay copia del texto en BNE, T/1411.
29 Se trataba de recaudar fondos para los damnificados de un terremoto que había tenido lugar en Andalucía.
El día 17, víspera de la fiesta principal, después de rezada la novena de la tarde, recorrerá la preciosa
imagen las calles de costumbre, y a su entrada en el templo se cantará solemne salve del Marqués de
Villalcázar31.
Sin embargo, no era únicamente la sociedad salmantina la que disfrutaba de la música del
Marqués de Villalcázar, pues ésta pudo escucharse en la Capilla Real, donde se cantó una Salve,
dedicada por González de la Riva a la reina Isabel II32. También llegó a los salones de la capital,
como indicaba La Gaceta Musical de Madrid cuando aplaudía la iniciativa de algunas familias
particulares de celebrar conciertos en sus casas; estas audiciones permitían a profesores y alumnos
de música, darse a conocer en sociedad y en el primero de los casos, aumentar su prestigio y
seguir contando con discípulos aventajados. En este contexto la publicación dirigida por Eslava,
señalaba la interpretación, entre varias arias, romanzas y fantasías de óperas, de un aria de La
Stella di Siviglia33 de Francisco de la Riva, a cargo de la señorita de Puldullés, que por los apellidos
que vemos en la reseña, era la hija de la anfitriona de la velada. Para darnos una idea del nivel
musical del acontecimiento, los pianistas acompañantes eran Aceves, Moderatti y Saldoni34.
si no le sirve de molestia y tubiese gusto en ello, que oyera algunas cositas que he hecho últimamente
p[ar]a Piano. Si V. le tiene bueno, iré á su casa, el día y á la hora que me cite. El que tiene mi hijo León, con
quien estoy, como de alquiler es regular40.
35 Casares dedica un espacio a la estancia salmantina de Barbieri, que fue contratado como «maestro de
música» de la Escuela de San Eloy, siendo el Marqués de Castellanos regente de la misma. La riqueza histórica de
Salamanca impulsó a Barbieri a dedicarse a la musicología. CASARES RODICIO, Emilio. Francisco Asenjo Barbieri. 1. El
hombre y el creador. Madrid, ICCMU, 1994, pp. 74-78.
36 Casares muestra como ejemplo el reflejo en La Iberia Musical de una actuación de Barbieri en el Liceo de
Salamanca, acompañando al piano una obra de Rossini. Véase CASARES RODICIO. Francisco Asenjo Barbieri, p. 75.
37 Ibidem, p. 78.
38 BNE, Legado Barbieri, Mss 14047/31.
39 BNE, Legado Barbieri, Mss 14047/33.
40 BNE, Legado Barbieri, Mss 14047/37.
En alguna ocasión el marqués envió parte de su producción a Barbieri solicitando su
opinión al respecto:
Por otra parte, Francisco de la Riva colaboró con Saldoni en la obtención de datos
biográficos para su conocido Diccionario biográfico-bibliográfico de músicos españoles. De ello
encontramos testimonio en El Artista, que se hacía eco en sus columnas, de la obra que acababa
«de dar a la estampa» Saldoni e insertaba la biografía de Francisco Salinas, que aparece en la
publicación. Además, incluía el agradecimiento de Saldoni
en nombre propio y del arte músico al distinguido señor marqués de Villa-Alcázar (6 de febrero),
como también al señor don Juan Urbina, bibliotecario de la Universidad de Salamanca, a quienes debemos el
precioso escrito que vamos a trasladar a continuación, pues que es más significativo e interesante que todo
cuanto pudiéramos nosotros decir de él. Pero antes vamos a hacer algunas aclaraciones a la carta que el Sr.
Urbina dirige al expresado señor marqués, el cual tuvo la bondad y amabilidad de mandarnos una nota que
con suma galantería le había entregado el Sr. Urbina, referente a los catedráticos de música que había habido
en la Universidad de Salamanca, y en qué años habían desempeñado dicha cátedra42.
En esta publicación Saldoni inserta las dos cartas a que hace referencia el pasado
fragmento: una del Marqués de Villalcázar dirigida al propio Saldoni y otra de Juan Urbina,
bibliotecario de la Universidad de Salamanca, dirigida al marqués. En ambas se aclara la fecha
correcta del fallecimiento del maestro Salinas. En términos muy similares, encontramos esta
misma información en el Diccionario, la obra a la que iba destinada, donde Saldoni explica que
obtuvo la mencionada fecha «gracias a nuestra constancia, que ha rayado en temeridad, si bien
abusando de la confianza de algunos amigos», reiterando su agradecimiento a Villalcázar y
Urbina43.
Según el testimonio de su hija María del Rosario, el marqués conoció también al entonces
célebre Doyagüe, de quien llegó a ser amigo. De la afirmación de Francisco Viana, deducimos
que González de la Riva poseyó varios ejemplares de las obras del mencionado maestro de
capilla:
El Sr. Marqués de Villa- Alcázar (hijo de D. F. de la Riva, Marqués del mismo título que ocupa
merecido lugar en esta colección de biografías) responde en estos términos a las informaciones que sobre
Doyagüe le pedimos: «Siento no poderle facilitar los datos referentes al célebre Doyagüe, de quien nunca vi
retrato; y sí, únicamente puedo enviar una lista de música suya inédita que mi padre compró a los herederos, y
por el gusto de conservarla44.
de Música y Audiovisuales de la Biblioteca Nacional. Comunicación presentada en las Quintas Jornadas de Archivo y
Memoria. Extraordinarios y fuera de serie: formación, conservación y gestión de archivos personales. Madrid, 17-18 febrero.
http://www.archivoymemoria.com (consulta: enero de 2012).
copiadas por «Carlos Pestana. Profesor calígrafo y copista de música. Boulevard de Urquijo, 3-
pral»50.
En 1919, su hija, la Marquesa Viuda de Castellanos y de Monroy legó algunas obras de su
padre al Convento de San Esteban de Salamanca, como señala el semanario La verdad religiosa, que
insertaba en 1919 unos versos de María del Rosario González de la Riva, dedicados a la Virgen
del Rosario, «mi patrona» y escritos en Tejares el 8 de septiembre del citado año, con la
indicación:
Estos inspirados versos los compuso la Excma. Sra. Marquesa de Castellanos con motivo de haber
donado al Convento de San Esteban de Salamanca, la «Salve de párvulos», la Salve a toda orquesta para la
capilla real, una Letanía y un Miserere, también a toda orquesta para dicha capilla, compuestas por su querido
padre Excmo. Sr. D. Francisco de la Riva, Marqués de Villalcázar, artista inspiradísimo51.
Por otra parte, en 1920, la hija de Villalcázar hizo donación a la Catedral de Salamanca de
diez obras de su padre añadiendo «que todas las piezas musicales compuestas por mi inolvidable
padre, que dejo á la Catedral, incluso la «Gran Misa á toda orquesta», no se separen de las del
inmortal Doyagüe, su querido amigo»52. De ellas tratamos más abajo. También dentro del género
religioso, en el Archivo General del Palacio Real se conserva una Letanía en sol menor y una Salve
en sol mayor, ambas dedicadas a Isabel II y «aceptadas por R[ea]l Orden para su uso»53.
Además de piezas para piano, las obras religiosas contenidas en los legados anteriores y las
óperas de que se hizo mención más arriba, Francisco de la Riva compuso también una marcha
dedicada a Fray Luis de León para banda completa (1869)54, con texto del historiador Villar y
Macías, para la inauguración de la estatua que actualmente ocupa el Patio de Escuelas Mayores,
frente a la famosa fachada del edificio histórico de la universidad. La prensa indicaba que la
estatua se descubrió «a los acordes de la preciosa marcha, compuesta por el Marqués de
Villalcázar, D. Francisco de la Riva»55.
50 BNE, M.GlezRiva/11. Wilchepol estudia alguna de estas piezas en su mencionado trabajo sobre la música
para piano de De la Riva. En cuanto al copista, puede tratarse del que empleaba Barbieri, pues existe una carta en que
Villalcázar pide a su amigo «que se sirva mandarme a su copiante para que esté conmigo lo mas pronto que pueda».
BNE, Legado Barbieri, Mss. 14047/34.
51 La Verdad religiosa ño XI nº 10, octubre de 1919, p. 334.
52 La voluntad de la hija del marqués se detalla en una carta mecanografiada, que se conserva junto con el
legado.
53 Véase PERIS LACASA. Catálogo del archivo de música, p. 476.
54 Marcha fúnebre e himno a Fray Luis de León. Salamanca, Imprenta de Oliva y hermano, 1869.
55 La Basílica Teresiana, tomo III, época IV, año 29 nº 1900 15/2/1900.
El legado del Archivo Catedral de Salamanca
A continuación, incluimos una tabla donde se describe este legado, con indicación de
algunas características y de su signatura en el Archivo Catedral de Salamanca. Más abajo,
realizamos un breve análisis de una de estas obras y un resumen de sus principales características.
56 GARCÍA FRAILE, Dámaso. Catálogo del archivo de música de la Catedral de Salamanca. Cuenca, Instituto de Música
Religiosa, 1981.
57 Véase MONTERO GARCÍA, Josefa (dir.). Catálogo del fondo musical de la Catedral de Salamanca. Salamanca,
(viola), vlc (violonchelo), cb (contrabajo), ob (oboe), cl (clarinete), fag (fagot) tp (trompa), ar (arpa), pf (piano), s.f.
(sin fecha). En cuanto a las tonalidades, se expresan con M las mayores y con m las menores.
¡Silencio! s.f. Re m Pf Cj. 5046 nº 04-2
Ya el sol tras la colina s.f. Re M S; pf Cj. 5046 nº 6
Para ilustrar el estilo de la música religiosa del Marqués de Villalcázar, hemos escogido la
melodía ¡Silencio! porque está dedicada a Doyagüe, de quien el compositor fue un gran admirador,
y en memoria del cual su hija donó estas obras a la catedral donde Doyagüe trabajó durante toda
su vida activa. Por otra parte, esta obra aúna las actividades política y compositiva de González de
la Riva, al haberse compuesto en 1869, para el acto de exhumación de los restos de Doyagüe, a
instancias del ayuntamiento revolucionario.
En los últimos años de su vida, y en especial después de su muerte, el compositor Manuel
José Doyagüe (1755-1842) alcanzó una gran fama, que traspasó incluso las fronteras. La muerte
de este maestro ocurrió en un momento en que Salamanca, ciudad de antiguas glorias y hombres
ilustres, atravesaba un periodo de notable decadencia. Por ello, deseaba y necesitaba una figura
que le devolviera su antiguo esplendor y el antiguo maestro de capilla cumplía todos los requisitos
para ocupar este lugar59. En este contexto, durante el periodo revolucionario que siguió al exilio
de Isabel II, Doyagüe fue escogido por el Ayuntamiento salmantino para reposar en el Panteón
de Hombres Ilustres que se iba a realizar en Madrid. Los restos de Doyagüe fueron conducidos
con solemnísima pompa a la Casa Consistorial, en la que penetraron, escoltados por voluntarios de la
libertad, a la voz de ¡Paso al genio! dada por el gobernador don Baldomero Menéndez, que presidió la
ceremonia. Una comisión del municipio los llevó a Madrid, cuando la inauguración del panteón nacional, en
donde no pudieron ser colocados por no hacer cincuenta años que había fallecido Doyagüe, que era uno de
los requisitos exigidos por la ley60.
¡Silencio!, para bajo y piano, sonó seguramente durante este acto solemne, y fue un tributo a
la amistad, que según la hija de Villalcázar, habían mantenido su padre y el antiguo maestro de
capilla.
La estructura de la obra consta de dos secciones A y B. La primera es más estable desde el
punto de vista armónico, mientras que en la segunda predominan las breves modulaciones, que
en muchos casos podríamos considerar como pequeñas tonicalizaciones.
59 Véase las siguientes publicaciones de MONTERO GARCÍA, Josefa: La figura de Manuel José Doyagüe (1755-
1842) en la música española y «Doyagüe: claves de una leyenda». En: Cuadernos de Música Iberoamericana, 22 (2011), pp. 67-
98.
60 VILLAR Y MACÍAS, Manuel. «Salmantinos Ilustres». En: Historia de Salamanca, omo IX, Cap. X, pp. 121-
123. Salamanca, Francisco Núñez, 1887. Edición facsímil: Librería Cervantes, 1975, p. 123.
Tabla 2. Estructura y análisis de la obra
El final de la parte A lleva como texto: «Y súbito se alzaron/ formándole doseles/ las
palmas y laureles/ que un tiempo conquistó». La música que acompaña a estas palabras se adorna
con dobles puntillos que parecen subrayar el significado de estos versos, mientras que el piano
contrapone las armonías de fa mayor y menor acompañando estáticamente con acordes largos y
sostenidos.
Figura 2. Sección de la parte A
La sección B es contrastante armónicamente con la inicial, pues está en modo mayor, con
más movimiento en el ritmo armónico y un texto alusivo a la marcha de los restos de Doyagüe:
«Águila salmantina/ Vuela a otro firmamento/ Hoy digno monumento/ España te dará». El
ritmo se ve intensificado con dobles puntillos en la melodía.
En la parte final el texto proclama: «Y aquí de tu arpa de oro/ armónico torrente/ vibrando
eternamente/ tu nombre ensalzará». En este caso, la vibración a que alude el texto puede notarse
en forma de acordes repetidos con un efecto rítmico articulado por los tresillos, con incursiones
en tonos bemolizados.
En esta pequeña obra y en otras del legado salmantino, como la Letanía y el Ave Maria, de la
Riva hace gala de un lenguaje romántico, que incluye cromatismos, multitud de retardos y
apoyaturas, así como modulaciones cromáticas. Este estilo está presente también en otras piezas
del legado de la atedral salmantina.
Figura 4. Fragmento de la parte final de la sección B
Conclusiones
61 WILCHEPOL URBANI. «Las obras para piano solo de Francisco de la Riva», pp. 131-133.
El Marqués de Villalcázar contribuyó a la musicología española por medio de sus relaciones
con Barbieri y Saldoni. Nos consta que intercambió obras con el primero de ellos y proporcionó
al segundo datos sobre la actividad musical en la Salamanca del pasado. Además, fue corresponsal
de Salamanca en La Gaceta Musical de Madrid, hecho que confirma el interés de este artista por el
cultivo de la música en Salamanca y su difusión fuera de los límites de la provincia.
La producción musical de Francisco de la Riva es abundante y se distribuye entre diversos
géneros: piezas para piano, obras de cámara, música religiosa y escénica, entre las que destacan
varias óperas y al menos una zarzuela. Se conservan obras inéditas de Villalcázar al menos en la
Biblioteca Nacional, el Archivo General del Palacio Real y el Archivo Catedral de Salamanca.
Las obras del marqués se encuentran dentro de la estética del primer romanticismo, con
tonalidades donde abundan las alteraciones, líneas melódicas claras, numerosos cromatismos,
apoyaturas y retardos, así como modulaciones más o menos abruptas. A la vista de las obras
analizadas hasta el momento, el lenguaje utilizado por Villalcázar en el legado salmantino, no
difiere sustancialmente del de las piezas pianísticas.
Como resumen de la importancia y proyección que tuvo en su época la figura del marqués,
insertamos el siguiente párrafo, que parece reflejar muy bien la trayectoria de este destacado
artista y sirve de conclusión a nuestro trabajo.
El marqués de Villalcázar, a pesar de su condición social y del tributo que pagó a las pasiones políticas,
siendo reconocido en la provincia de Salamanca como jefe del partido democrático más avanzado, tenía tal
pasión por el Arte, que le consagraba todo el tiempo de que podía disponer: su nombre figura dignamente en
el Diccionario de efemérides de músicos españoles, escrito por D. Baltasar Saldoni62.
62 OSSORIO Y BERNARD, M. «Profesores de música españoles. Fallecidos en 1876». En: La Academia, tomo I,
pp. 302-303.