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Acompañando al niño traumatizado en el frío proceso judicial.

Esos que no se ven ni se escuchan…


Lic. Macarena Cao Gené

En la actualidad, miles de niños que son sometidos al flagelo del abuso sexual pasan a
ser invisibles, pero a diferencia de los cuentos de hadas es a puro perjuicio. Invisibles
dentro de un sistema judicial que busca pruebas “descuartizando” el cuerpo y el alma de
los niños, invisibles en una sociedad que se horroriza cuando “el caso ocurrió lejos” pero
cuando le toca de cerca lo primero que dice “no puede ser”, “no me lo hubiera imaginado”,
“¿estás segura que el niño no miente?”.
Hacer visible lo que intenta invisibilizarse será una de nuestras tareas como profesionales
de la salud.

El vértigo ante la noticia. Contextuando las escenas


Como dice Elie Wiesel “ante las atrocidades hay que tomar partido. La posición neutral
ayuda siempre al agresor, nunca a la víctima. El silencio estimula al verdugo, nunca al
que sufre”.
(…) Gustaba jugar con autos y motos armando persecuciones entre ellos. Se la observó
cómo buscaba estimularse la zona anal interrumpiendo el juego, entrando en un estado
de poca conciencia donde la escisión yoica defensiva era el mecanismo privilegiado.
Siguiendo a Winnicott podemos decir “que cuando un niño juega falta en esencia el
elemento masturbatorio, o para decirlo con otras palabras: que si la excitación física o el
compromiso instintivo resultan evidentes cuando un chico juega, el juego se detiene o por
lo menos queda arruinado”. (Winnicott, 1968).
¿Cuántas pruebas se necesitan? ¿Qué esperan encontrar? Estamos hablando de niños
pequeños que recién comienzan a poder armar frases, juegan con palabras y ejercitan
confusamente los tiempos verbales. Y como si esto fuera poco, han atravesado una
situación en principio disruptiva que puede cobrar las características de traumáticas.
La implementación de un protocolo no es solo para que sirva como guía, sino que debe
ser una herramienta indispensable para producir consecuencias en y desde las
interacciones profesionales en los niños/adolescentes y sus familias.
El criterio que debería presidir las actuaciones incluidas en el protocolo es el "Interés
Superior del niño", es decir la plena satisfacción de sus derechos. El protocolo deberá
asegurar el cumplimiento de las garantías procesales tanto de la víctima, del acusado
como de la preservación de la prueba. Tarea compleja de llevar a cabo pero necesaria.
Recordemos que “la ley sirve para instituir la vida”, como transmitía Legendre.
La Dra. Hilda Marchiori, especialista en el área de victimología señala que
“paradojalmente la sociedad, a través de sus instituciones penales, no valora
adecuadamente la cooperación de las víctimas del delito y ésta recibe un trato insensible
y deshumanizante y no pocas veces resulta doblemente victimizada, por la propia
administración de justicia”.
Entiendo que la evaluación de la credibilidad y de la validez de las alegaciones de los
niños es una tarea ardua, pero que de acuerdo con Reed (1996), el objetivo fundamental
de la investigación ante una sospecha de abuso sexual infantil debe ser llegar a
conclusiones válidas sobre la verdad del asunto y se considera que una evaluación ha
sido correcta cuando permite obtener la suficiente calidad y cantidad de información como
para poder ayudar a validar o invalidar las sospechas…
¿Qué esperaban? Que una niña de tan sólo tres años pueda armar un relato con detalles,
con consistencias similares a las de un adulto… ¿Una vez más se repetirá el flagelo de
quitarle su ser de niña, adultomorfizando su devenir? Si de quiebre de intimidad y
exposición se trata, el niño abusado sexualmente está colmado de ello. No debemos
sobreexponerlo ni exhortarlo a que “cuente a modo de interrogatorio”. Cada niño hablará a
su tiempo; y la comunicación tiene diversas vías: grafismo, palabras, juegos, gestos, etc.
No está de más decir que por la escisión del conjunto traumático, el traumatismo no podrá
ser recordado, solo repetido, reactivable como descarga emotiva o en acciones… será
una memoria corporal, traumática. Memoria no rememorable que a la vez se torna
inolvidable.
Porque el Abuso sexual infantil es un constructo teórico, entidad de difícil observación que
se infiere a través de las conductas… no pudo y no deberá haber alcanzado jamás una
pericia de un único encuentro…
Piera Aulagnier sustenta la idea que es en el espacio analítico el soporte posible donde
rearmar la historia, encontrar sentidos no inscriptos o perdidos, lo que permitirá soportar el
sufrimiento propio de la vida, siendo trabajo del yo investir la vida.

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