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El desarrollo
humano.
El Índice de Desarrollo Humano (IDH) es probablemente uno de los indicadores estadísticos más
utilizados para medir y comparar el desarrollo de los países (aunque también es frecuente su
uso en otras escalas territoriales). Este instrumento fue presentado por el PNUD en el informe
del año 1990. Desde entonces, como hemos visto, el concepto de desarrollo humano se ha
convertido en un icono en el discurso sobre el desarrollo a nivel mundial. Sin embargo, el propio
Amartya Sen expresa en la introducción del Informe de Desarrollo Humano de 2010:
“Como alguien que tuvo el privilegio de trabajar con Mahbub en el diseño del IDH, sostengo que
este índice, rudimentario y todo, logró hacer justo lo que esperaba de él: operar como un
indicador simple similar al PIB , pero sin dejar de lado todo lo que no fuera ingreso y bienes de
consumo. No obstante, la enorme amplitud del enfoque del desarrollo humano no debe
confundirse, como sucede a veces, con el estrecho rango del IDH".
Desde 1990 hasta la actualidad, el PNUD ha elaborado 20 informes que han tratado
problemáticas diferentes, siendo el de referencia el primero, por razones obvias.
Informes del PNUD
La Organización de las Naciones unidas desarrolló este indicador con el fin de examinar las
desigualdades existentes entre los diferentes países del mundo y, a la vez, observar la evolución
de estos países a lo largo de los años y comprobar si las desigualdades existentes evidentes se
acortan o se agravan. El objetivo de este índice es medir el avance medio de un país en función
de tres dimensiones básicas del desarrollo humano (PNUD, 2007): vida larga y saludable, acceso
al conocimiento y nivel de vida digna.
El cuadro anterior muestra los diez países con un IDH más elevado y más bajo en el año 2011.
Noruega encabeza la clasificación con un IDH de 0,943, casi igualada con Australia (0,929). Como
se puede comprobar, de los 10 países con un IDH más alto, seis son países europeos, a los cuales
se ha de añadir Australia, Estados Unidos, Nueva Zelanda, y Canadá. España ocupa posición 23
(0,863), justo por detrás de Finlandia (0,882). Los países con el IDH por debajo de 0,376
(desarrollo humano bajo) son africanos. A la cola está Congo, R.D., con un valor de 0,286.
No hay duda de que medir el grado de desarrollo de un territorio es más complejo que el
hecho de aplicar un indicador en el cual se han seccionados ciertas variables, pero no es menos
cierto que aumentar la esperanza de vida, la tasa de alfabetización y el PIB de los países es un
paso hacia el desarrollo. Un reto añadido es, sin embargo, el conseguirlo de forma sostenible.
El Índice de Desarrollo Humano (IDH) es probablemente uno de los indicadores estadísticos más
utilizados para medir y comparar el desarrollo de los países (aunque también es frecuente su
uso en otras escalas territoriales). Este instrumento fue presentado por el PNUD en el informe
del año 1990. Desde entonces, como hemos visto, el concepto de desarrollo humano se ha
convertido en un icono en el discurso sobre el desarrollo a nivel mundial. Sin embargo, el propio
Amartya Sen expresa en la introducción del Informe de Desarrollo Humano de 2010:
“Como alguien que tuvo el privilegio de trabajar con Mahbub en el diseño del IDH, sostengo que
este índice, rudimentario y todo, logró hacer justo lo que esperaba de él: operar como un
indicador simple similar al PIB , pero sin dejar de lado todo lo que no fuera ingreso y bienes de
consumo. No obstante, la enorme amplitud del enfoque del desarrollo humano no debe
confundirse, como sucede a veces, con el estrecho rango del IDH".
La Organización de las Naciones unidas desarrolló este indicador con el fin de examinar las
desigualdades existentes entre los diferentes países del mundo y, a la vez, observar la evolución
de estos países a lo largo de los años y comprobar si las desigualdades existentes evidentes se
acortan o se agravan. El objetivo de este índice es medir el avance medio de un país en función
de tres dimensiones básicas del desarrollo humano (PNUD, 2007): vida larga y saludable, acceso
al conocimiento y nivel de vida digna.
El cuadro anterior muestra los diez países con un IDH más elevado y más bajo en el año 2011.
Noruega encabeza la clasificación con un IDH de 0,943, casi igualada con Australia (0,929). Como
se puede comprobar, de los 10 países con un IDH más alto, seis son países europeos, a los cuales
se ha de añadir Australia, Estados Unidos, Nueva Zelanda, y Canadá. España ocupa posición 23
(0,863), justo por detrás de Finlandia (0,882). Los países con el IDH por debajo de 0,376
(desarrollo humano bajo) son africanos. A la cola está Congo, R.D., con un valor de 0,286.
No hay duda de que medir el grado de desarrollo de un territorio es más complejo que el
hecho de aplicar un indicador en el cual se han seccionados ciertas variables, pero no es menos
cierto que aumentar la esperanza de vida, la tasa de alfabetización y el PIB de los países es un
paso hacia el desarrollo. Un reto añadido es, sin embargo, el conseguirlo de forma sostenible.
El Índice de Desarrollo Humano (IDH) es probablemente uno de los indicadores estadísticos más
utilizados para medir y comparar el desarrollo de los países (aunque también es frecuente su
uso en otras escalas territoriales). Este instrumento fue presentado por el PNUD en el informe
del año 1990. Desde entonces, como hemos visto, el concepto de desarrollo humano se ha
convertido en un icono en el discurso sobre el desarrollo a nivel mundial. Sin embargo, el propio
Amartya Sen expresa en la introducción del Informe de Desarrollo Humano de 2010:
“Como alguien que tuvo el privilegio de trabajar con Mahbub en el diseño del IDH, sostengo que
este índice, rudimentario y todo, logró hacer justo lo que esperaba de él: operar como un
indicador simple similar al PIB , pero sin dejar de lado todo lo que no fuera ingreso y bienes de
consumo. No obstante, la enorme amplitud del enfoque del desarrollo humano no debe
confundirse, como sucede a veces, con el estrecho rango del IDH".
La Organización de las Naciones unidas desarrolló este indicador con el fin de examinar las
desigualdades existentes entre los diferentes países del mundo y, a la vez, observar la evolución
de estos países a lo largo de los años y comprobar si las desigualdades existentes evidentes se
acortan o se agravan. El objetivo de este índice es medir el avance medio de un país en función
de tres dimensiones básicas del desarrollo humano (PNUD, 2007): vida larga y saludable, acceso
al conocimiento y nivel de vida digna.
El cuadro anterior muestra los diez países con un IDH más elevado y más bajo en el año 2011.
Noruega encabeza la clasificación con un IDH de 0,943, casi igualada con Australia (0,929). Como
se puede comprobar, de los 10 países con un IDH más alto, seis son países europeos, a los cuales
se ha de añadir Australia, Estados Unidos, Nueva Zelanda, y Canadá. España ocupa posición 23
(0,863), justo por detrás de Finlandia (0,882). Los países con el IDH por debajo de 0,376
(desarrollo humano bajo) son africanos. A la cola está Congo, R.D., con un valor de 0,286.
No hay duda de que medir el grado de desarrollo de un territorio es más complejo que el
hecho de aplicar un indicador en el cual se han seccionados ciertas variables, pero no es menos
cierto que aumentar la esperanza de vida, la tasa de alfabetización y el PIB de los países es un
paso hacia el desarrollo. Un reto añadido es, sin embargo, el conseguirlo de forma sostenible.
El Índice de Desarrollo Humano (IDH) es probablemente uno de los indicadores estadísticos más
utilizados para medir y comparar el desarrollo de los países (aunque también es frecuente su
uso en otras escalas territoriales). Este instrumento fue presentado por el PNUD en el informe
del año 1990. Desde entonces, como hemos visto, el concepto de desarrollo humano se ha
convertido en un icono en el discurso sobre el desarrollo a nivel mundial. Sin embargo, el propio
Amartya Sen expresa en la introducción del Informe de Desarrollo Humano de 2010:
“Como alguien que tuvo el privilegio de trabajar con Mahbub en el diseño del IDH, sostengo que
este índice, rudimentario y todo, logró hacer justo lo que esperaba de él: operar como un
indicador simple similar al PIB , pero sin dejar de lado todo lo que no fuera ingreso y bienes de
consumo. No obstante, la enorme amplitud del enfoque del desarrollo humano no debe
confundirse, como sucede a veces, con el estrecho rango del IDH".
La Organización de las Naciones unidas desarrolló este indicador con el fin de examinar las
desigualdades existentes entre los diferentes países del mundo y, a la vez, observar la evolución
de estos países a lo largo de los años y comprobar si las desigualdades existentes evidentes se
acortan o se agravan. El objetivo de este índice es medir el avance medio de un país en función
de tres dimensiones básicas del desarrollo humano (PNUD, 2007): vida larga y saludable, acceso
al conocimiento y nivel de vida digna.
El cuadro anterior muestra los diez países con un IDH más elevado y más bajo en el año 2011.
Noruega encabeza la clasificación con un IDH de 0,943, casi igualada con Australia (0,929). Como
se puede comprobar, de los 10 países con un IDH más alto, seis son países europeos, a los cuales
se ha de añadir Australia, Estados Unidos, Nueva Zelanda, y Canadá. España ocupa posición 23
(0,863), justo por detrás de Finlandia (0,882). Los países con el IDH por debajo de 0,376
(desarrollo humano bajo) son africanos. A la cola está Congo, R.D., con un valor de 0,286.
No hay duda de que medir el grado de desarrollo de un territorio es más complejo que el
hecho de aplicar un indicador en el cual se han seccionados ciertas variables, pero no es menos
cierto que aumentar la esperanza de vida, la tasa de alfabetización y el PIB de los países es un
paso hacia el desarrollo. Un reto añadido es, sin embargo, el conseguirlo de forma sostenible.
El Índice de Desarrollo Humano (IDH) es probablemente uno de los indicadores estadísticos más
utilizados para medir y comparar el desarrollo de los países (aunque también es frecuente su
uso en otras escalas territoriales). Este instrumento fue presentado por el PNUD en el informe
del año 1990. Desde entonces, como hemos visto, el concepto de desarrollo humano se ha
convertido en un icono en el discurso sobre el desarrollo a nivel mundial. Sin embargo, el propio
Amartya Sen expresa en la introducción del Informe de Desarrollo Humano de 2010:
“Como alguien que tuvo el privilegio de trabajar con Mahbub en el diseño del IDH, sostengo que
este índice, rudimentario y todo, logró hacer justo lo que esperaba de él: operar como un
indicador simple similar al PIB , pero sin dejar de lado todo lo que no fuera ingreso y bienes de
consumo. No obstante, la enorme amplitud del enfoque del desarrollo humano no debe
confundirse, como sucede a veces, con el estrecho rango del IDH".
La Organización de las Naciones unidas desarrolló este indicador con el fin de examinar las
desigualdades existentes entre los diferentes países del mundo y, a la vez, observar la evolución
de estos países a lo largo de los años y comprobar si las desigualdades existentes evidentes se
acortan o se agravan. El objetivo de este índice es medir el avance medio de un país en función
de tres dimensiones básicas del desarrollo humano (PNUD, 2007): vida larga y saludable, acceso
al conocimiento y nivel de vida digna.
El cuadro anterior muestra los diez países con un IDH más elevado y más bajo en el año 2011.
Noruega encabeza la clasificación con un IDH de 0,943, casi igualada con Australia (0,929). Como
se puede comprobar, de los 10 países con un IDH más alto, seis son países europeos, a los cuales
se ha de añadir Australia, Estados Unidos, Nueva Zelanda, y Canadá. España ocupa posición 23
(0,863), justo por detrás de Finlandia (0,882). Los países con el IDH por debajo de 0,376
(desarrollo humano bajo) son africanos. A la cola está Congo, R.D., con un valor de 0,286.
No hay duda de que medir el grado de desarrollo de un territorio es más complejo que el
hecho de aplicar un indicador en el cual se han seccionados ciertas variables, pero no es menos
cierto que aumentar la esperanza de vida, la tasa de alfabetización y el PIB de los países es un
paso hacia el desarrollo. Un reto añadido es, sin embargo, el conseguirlo de forma sostenible.