Está en la página 1de 3

El coaching es una disciplina de origen norteamericano que inició en el campo

deportivo, en la cual un entrenador se encarga de potencializar las habilidades


que posee un deportista, con el fin de lograr su mejor desempeño y desarrollo
profesional, a través del autoconocimiento, la seguridad y la confianza.
 
Actualmente, debido a su éxito, se dirige a todas las personas, áreas y
profesiones que quieren avanzar en sus competencias y poner en marcha
herramientas que les permita alcanzar sus objetivos, tanto en el ámbito personal
como profesional.
 
La persona, empresa u organización interesada en iniciar en coaching debe
partir de una realidad hacia un estado ideal, el cual está basado en objetivos y
metas de realización, en orden de prioridades, teniendo en cuenta temas como
el trabajo, la salud, la familia, la pareja, la espiritualidad, entre otros.
 
La técnica consiste en recibir recomendaciones por parte de un coach o
entrenador para que la persona (coachee o entrenado) busque el camino para
lograr sus metas, usando sus propios recursos y habilidades, fuertemente
apoyados en la motivación, la responsabilidad y la creatividad.
 
Los abogados no han sido ajenos a esta realidad y, por el contrario, cada vez más
buscan herramientas para convertirse en grandes personas, líderes que
conozcan a su equipo de trabajo y en mejores asesores para sus clientes,
aprendiendo a comunicarse y a manejar sus emociones.

 
El coaching jurídico no es una modalidad de estudio, pues apenas está en su
etapa de formación. Sin embargo, ello no obsta para que los profesionales del
Derecho se certifiquen en alguna de las organizaciones nacionales o
internacionales que regulan estas prácticas profesionales.
 
Conocimiento del ser
 
Según María Victoria Niño, abogada pionera y experta en el tema, para los
abogados sería fundamental contar con recursos y destrezas que les permitan
reconocer su entorno, entender al ser humano que está activando el quehacer
legal y qué hay detrás de aquel. De esta manera, resolver situaciones en
liderazgo y gestionar las propias emociones, logrando mayor rendimiento
personal y corporativo.
 
En esta medida, el coaching jurídico está relacionado con
el coaching ontológico, en cuanto al conocimiento del ser y sus formas de
expresar, ya que todos los seres humanos tienen una forma diferente de ver las
cosas y una predisposición a las situaciones.
 
Así, un coach ontológico busca acompañar al ser humano y a transformar
aquellos espacios de aprendizaje, reconociendo que detrás del servicio jurídico
está una persona al servicio de una comunidad, evitando caer en el “doctorismo”
y sin desligar el aspecto personal, profesional y emocional.
 
Para llegar a ser un verdadero coach jurídico, indica Niño, el abogado
simplemente debe querer hacerlo y, por ende, contar con la capacidad de
conectar su ser y el de su cliente, en busca de la mejor solución para una
situación o conflicto planteado.
 
Sin embargo, lograr esto es muy difícil, pues no todos estudian Derecho por las
mismas razones y no a todos les gusta lo mismo, aunque es legítimo aplicar lo
aprendido desde la mejor óptica profesional.
 
Escucha e indagación activas
 
Lo ideal sería que todos los abogados se interesaran por ahondar en estos temas
y por entender realmente cuál es el asunto que requiere de sus conocimientos.
Así, saber preguntar y tener una escucha activa son aspectos muy importantes
que no están incluidos actualmente en el pénsum de Derecho y no lo
estandarizan como un servicio, sino como un mecanismo de poder.
 
La escucha activa atiende no solo la comunicación verbal, sino saber interpretar
la emoción que hay en las palabras, en el tono de la voz y todo lo que ocurre en
el entorno de quien acude a los servicios jurídicos, tan solo en el transcurso de
una conversación.
 
Por su parte, el arte de preguntar se refiere a realizar preguntas abiertas que
busquen obtener información, por ejemplo, qué pasó, cómo, cuándo, dónde, por
qué y para qué, orientadas a que el cliente pueda expresar todo lo que desea y a
que el abogado entienda mejor el caso y pueda brindar una solución más
humana y menos tediosa tanto en el tiempo como en el desgaste emocional y
económico.
 
En el campo corporativo, el coaching jurídico puede darse cuenta de que su
quehacer en el área jurídica no afecta solo este escenario, sino que tiene que ver
con todas las áreas de la empresa. Por tanto, su relación con el área comercial y
financiera (producto, consumo y servicio) es vital para hacerse cargo de las
necesidades de la compañía, desde la perspectiva de una escucha activa y
amplia.
 
Esa es la capacidad que se espera que un abogado del mundo contemporáneo
posea, porque los códigos y las reglas están ahí, en clase o en internet, mientras
que la capacidad de servicio se debe potencializar desde lo humano.
 
Talleres vivenciales y prácticos
 
Se espera que a futuro el coaching jurídico sea una formación a largo plazo y
que tenga una carga académica y de horario importante, agrega Niño. No
obstante, es este momento está pactado por módulos de sensibilización dentro
del pénsum, en una clase más dinámica, con talleres vivenciales y prácticos.
 
Las universidades Militar Nueva Granada y Pontificia Javeriana incursionarán
en esta línea a partir del segundo semestre del 2018. No se trata de un curso,
diplomado o especialización, solo busca, por el momento, brindar pautas
relacionadas con coaching jurídico a los estudiantes de último semestre de
consultorio jurídico.
 
De otra parte, firmas de abogados como Adalid Corp. han dictado en varias
ocasiones cursos de coaching jurídico dirigidos a que los profesionales
entiendan las limitaciones, miedos y dudas que envuelven el ejercicio del
Derecho y cómo superarlos, con el control del tiempo, la forma de interrogar, la
interpretación de los alegatos y demás detalles del ejercicio profesional, lo cual
incluye conocimientos de programación neurolingüística, lenguaje corporal y
técnicas de negociación.
 
La crisis de credibilidad que hay en las instituciones y en la justicia genera que
el surgimiento del coaching jurídico no sea una moda o una simple tendencia,
sino una necesidad, enfocada en el conocimiento de las personas que están
detrás de aquellas instituciones y de los operadores de justicia.
 
Además, es necesario devolverle al Derecho esa caracterización de profesión
digna y honorable, independientemente del rol o del área en la que el abogado
se quiera especializar o desempeñar.

También podría gustarte