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Q u i m B r u g u é -T o r r u e l l a 1

SUMARIO: I. Introducción. II. Participación y gestión: dos


BUROCRÁTICA A LA INTELIGENCIA DELIBERATIVA PARA UN GOBIERNO ABIERTO

caras de la misma moneda. III. Modelos organizativos: ¿de


DE LA EFICIENCIA
dónde venimos, a dónde vamos? IV. Hablar y pensar: con-
diciones para una administración inteligente. V. Conclusio-
nes: paciencia y convicción. VI. Referencias.

Resumen
O p e n G ov e r n m e n t

Han sido muchos los debates que, tanto desde la lógica


gerencial como desde las apuestas por la participación
ciudadana, han influido durante los últimos decenios
en el funcionamiento de nuestras instituciones polí-
tico-administrativas. En este artículo se presenta una
b u r e a u c r a t i c e ff i c i e n c y t o d e l i b e r a t i v e i n t e l l i g e n c e f o r

revisión somera de estos debates, al tiempo que se


defiende la necesidad de complementar los aspectos
más estrictamente administrativos con los democrá-
ticos. De esta manera, usamos el término “gobierno
abierto” para referirnos a una forma de operar de las
instituciones públicas donde se diluyen las fronteras y
donde las relaciones y los diálogos —en
­­ sus múltiples
niveles— favorecen la capacidad de construir respues-
tas inteligentes a los retos de unas sociedades crecien-
temente complejas. Según nuestra hipótesis, por lo
tanto, el gobierno abierto no es solamente una mejora
administrativa, sino un paso hacia la democratización
de las políticas públicas.

1 Profesor Catedrático del área de Ciencia Política en el Departa-


mento de Derecho Público de la Universidad de Girona, Catalun-
ya. Doctor en Ciencia Política y de la Administración Pública por
From

la Universidad Autónoma de Barcelona. Presidente (2015-2017) de


la Asociación Española de Ciencia Política y de la Administración
(AECPA). ORCID: 0000-0002-4284-2236.

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Palabras claves: gestión pública, gobier-
no abierto, democracia.

Abstract

There have been many debates that, both


from the managerial logic and from the
citizen participation approach, have in-
fluenced during the last decades in the
operation of our political-administrative
institutions. This article presents a brief
review of these debates, while defending
the need to complement the more strictly
administrative aspects with the democra-
tic ones. In this way, we use the term “open
government” to refer to a way of operating
public institutions where borders are dilu-
ted and where relations and dialogues —
at their multiple levels— favor the ability
to construct intelligent responses to the
challenges of increasingly complex socie-
ties. According to our hypotheses, there-
fore, open government is not just an ad-
ministrative improvement but also a step
forward public policy democratization.
Keywords: public management, open go-
vernment, democracy.

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Introducción

E
n los últimos veinte años han proliferado
las experiencias de participación ciudada-
na, transversalidad o gobierno multinivel,
incorporando novedades vinculadas al
BUROCRÁTICA A LA INTELIGENCIA DELIBERATIVA PARA UN GOBIERNO ABIERTO

acceso a la información y a la transpa-


DE LA EFICIENCIA
rencia. Actualmente se usa el término gobierno abierto
para englobar un amplio conjunto de iniciativas, que
están destinadas a transformar nuestras institucio-
nes de gobierno. Con instrumentos diversos, han sido
O p e n G ov e r n m e n t

muchas las administraciones, especialmente locales,


que han intentado involucrar a los ciudadanos en el
diseño y la ejecución de sus políticas públicas, pero
con resultados diversos (Brugué, 2009). Las adminis-
traciones públicas a menudo se han limitado a usar
b u r e a u c r a t i c e ff i c i e n c y t o d e l i b e r a t i v e i n t e l l i g e n c e f o r

metodologías o a seguir modas participativas, aunque


detrás de estas razones suele haber una intuición, más
o menos consciente, sobre la necesidad de mirar los
asuntos públicos desde múltiples ópticas para, de este
modo, incorporar toda su complejidad.
El esfuerzo realizado ha sido notable, pero surgen
dudas en cuanto a la relevancia de sus impactos en las
propias políticas públicas y, en consecuencia, sobre el
desarrollo y el bienestar de las comunidades donde
intervienen las administraciones públicas. Es decir,
frente a las virtudes intrínsecas de la participación
ciudadana, emergen serias controversias relativas a
su utilidad efectiva. Es necesario dar un salto cualita-
tivo que permita superar la retórica y mostrar los re-
sultados concretos de su práctica.
El éxito de este salto depende de muchos factores.
Existe uno que destaca y que ha sido poco atendido
por los defensores y los promotores de las experiencias
From

participativas. Se trata de los cambios dentro del pro-

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pio modelo organizativo de la administra- creciente complejidad de la realidad sobre
ción pública que impulsan los procesos de la que se deberían desplegarse las políticas
participación, la cual, para ser efectiva, re- públicas. Los procesos participativos reco-
quiere cambios en el interior de la propia nocen los cambios y las incertidumbres de
administración. En las siguientes páginas este exterior, en consecuencia, pretenden
se aborda este asunto argumentando la articular los mecanismos adecuados para
necesidad de conectar dos temas enfren- captar toda su complejidad para, de esta
tados entre sí: la participación y la gestión manera, incorporarla al proceso decisio-
pública. Primero ofreceremos una mirada nal y a las actuaciones públicas. La parti-
panorámica de los modelos organizativos cipación serviría a la administración para
y, a continuación, propondremos el mode- captar las demandas diversas y sofistica-
lo deliberativo, una administración con das de una sociedad, a su vez, cada día más
capacidad para dar cabida a los cambios diversa y sofisticada.
internos que reclama la orientación exter- Lejos de las viejas simplicidades y certi-
na hacia la ciudadanía. dumbres, apostar por la participación im-
plica reconocer la necesidad de abrirse al
Participación y gestión: dos caras de la exterior para poder entender los retos y
misma moneda las expectativas de la comunidad para la
que trabaja. Los procesos de participación
La participación mirando hacia fuera
vinculados al proceso legislativo serían un
Las experiencias de participación han
buen ejemplo de lo que estamos abordan-
partido de reconocer la creciente com-
do en este artículo. En un contexto estable
plejidad y diversidad de los problemas en
y conocido, la elaboración legislativa era el
manos de los responsables públicos. Estos,
monopolio de unos cuantos expertos. Unos
promoviendo la incorporación de los ciu-
pocos especialistas en el ámbito sustantivo
dadanos en sus decisiones y actuaciones,
objeto de la regulación y otros más exper-
estarían, en realidad, reconociendo sus li-
tos en técnica legislativa eran suficientes
mitaciones frente a la creciente dificultad
para redactar unos textos que se conver-
del mundo donde han de intervenir. La
tían en vinculantes para todos. Hoy esta
participación supone reconocer los pro-
aproximación parece insuficiente, puesto
pios límites, la incapacidad de abordar en
que los objetos de nuestras legislaciones
solitario asuntos que desbordan nuestras
cada vez presentan más aristas y, conse-
posibilidades.
cuentemente, necesitan ser abordados
De este modo, la participación se ha im-
desde puntos de vista diferentes. De forma
pulsado con la mirada puesta en el exte-
parecida, en una sociedad más sofistica-
rior de la administración, observando la

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da y con una ciudadanía más madura, las al mismo tiempo, no convertir sus dificul-
decisiones que nos vinculan a todos no se tades administrativas en generadoras de
pueden imponer, sino que precisan com- frustración y malestar entre la ciudadanía
plicidades, diálogos y acuerdos. Así pues, (Wamsley y Wolf, 1996).
la elaboración legislativa exige, para ser Las administraciones suelen estar poco
suficientemente rica y efectiva, ampliar preparadas para estas presiones y estos re-
los puntos de referencia exteriores: abrirse tos, ya que han sido diseñadas para operar
y mirar hacia fuera para adquirir cono- desde la seguridad y la simplicidad, pero
cimientos complementarios y construir encuentran muchas dificultades operati-
complicidades y soportes (Brugué, 2009). vas cuando salen de sus rígidos esquemas
de trabajo. Cuando se atreven con expe-
La participación mirando hacia dentro riencias de participación ciudadana, suele
La participación hacia fuera sirve para aparecer una fuerte asimetría entre la ca-
identificar demandas complejas, pero, una pacidad de la ciudadanía para incorporar
vez estas han sido incorporadas, debemos demandas complejas y la incapacidad de
ocuparnos de qué respuesta reciben. Las la administración para ofrecer otra cosa
administraciones públicas han mirado al que no sean respuestas simples. Es una
exterior para encontrar problemas cada asimetría irresistible, pues no solo muestra
vez más complejos, pero ¿qué hacen aho- la incapacidad de las soluciones adminis-
ra con estos problemas? Para responder a trativas, sino que, además, genera frustra-
esta pregunta hemos de dirigir la mirada ción entre la ciudadanía (Hay, 2007; Todo-
hacia el interior de la organización y valo- rov, 2012).
rar su capacidad de respuesta a los proble- El caso de la gestión hídrica es un buen
mas complejos con resoluciones también ejemplo de lo que estamos exponiendo. Un
complejas. proceso potente de debate y participación
La participación se convierte, así, en una puede resultar muy positivo, aunque sus re-
fuerte presión para la transformación de sultados suelen comprometer la capacidad
las organizaciones públicas; es decir, la de respuesta de la propia administración.
participación no solo hace emerger deter- En el año 2008, Catalunya (España) pade-
minadas definiciones de los problemas, ció una intensa sequía que situó la política
sino que al hacerlo incorporando a la ciu- hídrica en la agenda política y mediática y
dadanía también genera expectativas. De que, simultáneamente, mostró la extrema
esta manera, la administración se encuen- complejidad y las abundantes contradic-
tra con la doble necesidad de articular ciones que genera la gestión del agua.
respuestas a la altura de las demandas y,

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En este contexto, se pudo observar cómo para darles respuesta. Participación y ges-
en la política hídrica se contraponen inte- tión son, pues, las dos caras de una misma
reses —todos ellos legítimos— de actores moneda. Hasta ahora la reflexión en torno
tan diversos como los agricultores, los in- a la participación ciudadana ha sido muy
dustriales, los grupos ambientalistas o las ajena a los modelos organizativos y a los
asociaciones de vecinos. También pudo estilos de gestión, incluso a veces se ha
apreciarse —y esto es lo que ahora que- mostrado un cierto antagonismo entre los
rremos subrayar—, cómo la lógica de cada “participativos” y los “gerencialistas”. Sin
sector se trasladaba a la administración embargo, son dos mundos que deberíamos
y generaba contradicciones entre sus di- ver como complementarios; dos mundos
ferentes departamentos. Así, a la hora de que no pueden darse la espalda el uno al
concretar una política hídrica, no fue nada otro. Con el objetivo de trabajar la partici-
fácil alcanzar acuerdos entre los departa- pación hacia dentro, enseguida se introdu-
mentos de energía, medioambiente, polí- ce el debate sobre modelos organizativos
tica territorial, industria o agricultura. El y, en el marco de este debate, se proponen
conflicto hídrico se nos presenta como un las opciones más adecuadas para ir recu-
paradigma de las dificultades que compor- perando la simetría entre las demandas
ta, no solo para gestionar eficientemente externas y las respuestas internas.
sino, sobre todo, articular una política pú-
blica eficaz, una respuesta suficientemen- Modelos organizativos: ¿de dónde veni-
te rica e inteligente. El problema no es ni mos, a dónde vamos?
la eficiencia de nuestras instituciones ni
En este apartado no se pretende ofrecer al
la capacidad de nuestros profesionales. El
lector una panorámica completa ni sobre
problema es la política hídrica entendida
los modelos de administración pública,
como la suma incoherente de lo que hacen
ni de los actuales debates en torno a su
los unos y los otros (Pares, et al., 2014; Bru-
eventual modernización. Nos limitaremos
gué, 2014).
a ofrecer unos rápidos esbozos panorámi-
La participación, de este modo, parte de
cos acerca de los orígenes, la situación ac-
una mirada hacia fuera (proceso de parti-
tual y las trayectorias de cambio que han
cipación con los actores sociales y econó-
experimentado nuestras organizaciones.
micos), pero se convierte en la exigencia de
una mirada hacia dentro (coherencia en-
El punto de partida: la burocracia weberiana
tre departamentos). No podemos, en otros
Los genes de la administración pública que
términos, generar demandas complejas
hoy conocemos —y de la mayoría de los
sin desarrollar en paralelo las capacidades
que trabajamos en ella— son weberianos.

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No se trata únicamente de que las institu- no permite la ineficiencia, pues conduce
ciones muestren una forma y una imagen las acciones y obliga a trabajar de la for-
weberiana sino de que, más importante, ma (racionalmente) prevista. El proce-
el weberianismo es su espíritu, su menta- dimiento administrativo ha sido para la
lidad, su forma de entender lo que deben administración pública lo que la cadena
hacer y de comprender las razones de su de montaje representó para la producción
propia existencia. Así pues, definir el mo- industrial.
delo burocrático que nos proponía Max El segundo objetivo, las garantías de
Weber equivale a definir la esencia consti- equidad, se alcanza gracias a la imperso-
tutiva de nuestras administraciones. nalidad del modelo weberiano. La pro-
Una administración que, en su versión puesta burocrática no puede ser más sen-
idealizada, estaba concebida para satisfa- cilla: para garantizar que todos seremos
cer dos objetivos. Se pretendía, en primer tratados de la misma manera, nada mejor
lugar, maximizar la eficiencia de la actua- que eliminar nuestras referencias perso-
ción administrativa y, en segundo, garan- nales y convertirnos en los números de un
tizar la equidad en el trato a la ciudadanía. frío expediente administrativo. Sin cono-
Ambos objetivos son sensatos y loables, de cer ni el rostro ni los apellidos de sus usua-
manera que podemos situar el ideal buro- rios, la frialdad administrativa se convier-
crático lejos de las percepciones intensa- te en la palanca hacia la igualdad —quizá
mente negativas que hoy acompañan su también hacia la indiferencia— en el trato
simple mención. a los ciudadanos.
Para alcanzar el primer objetivo, la bu- Así pues, a unos objetivos loables de efi-
rocracia recurre a la racionalidad. El argu- ciencia e igualdad, los acompañan unos
mento es simple: para realizar cualquier instrumentos sensatos de racionalidad
tarea de la mejor forma posible (es decir, e impersonalización. La burocracia, por
para maximizar la eficiencia), deberíamos lo tanto, no sería la encarnación del mal;
preguntar a los expertos y, una vez aten- como muchos parecen creer. No debemos
didas sus recomendaciones, convertirlas pues entenderla como un modelo organi-
en un procedimiento administrativo. Al zativo innatamente perverso, aunque sí
transformar los dictados de la razón en deberíamos reconocer que sus objetivos
normas se logra, no solo maximizar la loables y sus instrumentos sensatos sir-
eficiencia, sino también imponerla, ha- ven para algunas cosas, mientras que se
cerla obligatoria. A la organización buro- convierten en trabas para alcanzar otras.
crática no le queda más remedio que ac- La racionalidad y la impersonalidad buro-
tuar eficientemente. La norma racional crática son impecables para hacer siempre

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lo mismo, pero se encuentra con fuertes ganización de la desconfianza (Miller y Bo-
dificultades cuando se le exige cierta flexi- rell, 1991; Luhmann, 1996; Güemes, 2016).
bilidad. En entornos previsibles y estables, Cada uno a lo suyo, cada uno encerrado
la burocracia se encuentra muy cómoda; en su espacio y cada uno sospechando de
mientras que en contextos de incertidum- quien pudiera acercársele. Cada uno sabe
bre y volatilidad —como los actuales—, se de lo suyo (dispone del dictado experto co-
siente invadida por el desconcierto (We- rrespondiente) y, por lo tanto, ¿para qué
ber, 1993). hablar con nadie, para qué permitir que
La burocracia weberiana, en definitiva, nadie se entrometa en asuntos que no son
es un modelo organizativo que hace bien los suyos?
las cosas que le mandan, pero no es capaz Una organización tan desconfiada como
de reflexionar sobre su propia actividad. la burocrática ofrece algunas ventajas
Es una maquinaria sin cerebro, incapaz de muy destacables y, sobre todo, muy va-
decidir. Se encuentra absorta por la repe- loradas en determinados ámbitos y mo-
tición de sus movimientos y concentrada mentos. La seguridad, la previsibilidad
en ejecutar los dictados de una razón le- y la igualdad son algunos de sus activos,
jana. Esta maquinaria descerebrada con- mientras que —en la otra cara de la mone-
vierte a la administración burocrática en da— estos mismos factores se convierten
un espacio irresponsable y silencioso. Sin en simplicidad, homogeneidad y rigidez.
capacidad de pensar, la administración no La burocracia, de este modo, nos asegura
asume los resultados de sus actuaciones, y garantiza que accederemos, por ejemplo,
pero tampoco dispone de la capacidad a unos servicios educativos, sanitarios o
para hablar y para relacionarse. Organi- económicos y, además, que estos servicios
zaciones que no están dotadas de habili- serán iguales para todos y no variarán en
dades comunicativas y que, por lo tanto, el tiempo. Una situación muy conforta-
son incapaces de reflexionar y de generar ble, aunque incompatible con un mundo
inteligencia (Brugué, 2009). en constante movimiento como el actual.
La administración burocrática se confi- Hoy, la confortable seguridad y las garan-
gura como un modelo donde cada parte se tías de igualdad se transforman en rigidez
dedica a lo suyo. Y no solo esto, sino que y falta de sensibilidad ante la diversidad y
además no se mete en los asuntos de los la complejidad. No se trata únicamente del
demás. Ni permite que se metan en los su- mismo servicio para todos (que también),
yos. La burocracia institucionaliza la es- sino de cómo respondemos a demandas
pecialización y la segmentación o, lo que de ciudadanos más sofisticados, volátiles
es lo mismo, se convierte en la genuina or- y diversos.

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Este es un argumento ampliamente La NGP, desde nuestra óptica, mejora la
aceptado, como se observa en la acepta- burocracia, pero no la transforma. En se-
ción que despiertan términos como los gundo lugar, nos referiremos a la Adminis-
de flexibilidad o integralidad. Sabemos lo tración Pública Deliberativa (en adelante
que nos gustaría alcanzar y sabemos que APD), un nuevo discurso que aparece ya
se trata de una organización diferente a la entrados los años noventa y que pretende,
burocrática, aunque a menudo parece que ahora sí, una auténtica transformación.
para alcanzarlo no estamos dispuestos a No una simple mejora, sino un cambio
reconocer que el reverso de la adaptabi- a fondo; aunque al pasar de la teoría a la
lidad y la flexibilidad es la incertidumbre práctica, la APD encuentra abundantes di-
y el riesgo. Incluso cierto grado de caos ficultades. Vamos a referirnos brevemente
y desorden. No queremos la burocracia, a estas dos alternativas organizativas en
pero echamos en falta sus seguridades. los siguientes apartados.
Acusamos a la burocracia de rígida, pero
nos da miedo que la flexibilidad sea arbi- La Nueva Gestión Pública: una transforma-
traria. Nos burlamos de las garantías y los ción de superficie
procesos burocráticos, pero parecemos La NGP se concentra, como hizo Max We-
incapaces de conciliar un sueño apacible ber en su momento, en la eficiencia ins-
sin ellos. En definitiva, criticamos ácida- trumental. De hecho, parte de atacar con
mente a la burocracia, pero no acabamos crudeza la ineficiencia burocrática y de
de atrevernos con sus alternativas (Du postularse como la mejor forma de hacer
Gay, 2000; Fox y Miller, 1995; O’Leary, Van las cosas. Esta es la razón por la cual he-
Slyke y Kim, 2010). mos calificado la NGP como una transfor-
Estas alternativas, han ido apareciendo mación de superficie.
y haciendo su fortuna en el mundo de la Desde la preocupación instrumental se
gestión pública. Su datación y sus conteni- han planteado procesos modernizadores
dos han sido muy variables, pero podemos diversos: la reinvención del gobierno (Os-
simplificar dos grandes alternativas a la borne y Gaebler, 1994), el paradigma post-
burocracia weberiana. En primer lugar, la burocrático (Barzelay, 1992) o, usando la
llamada Nueva Gestión Pública (NGP), que terminología por la que hemos optado, la
se impuso con fuerza en los años ochenta nueva gestión pública (Hood, 1994). Cada
y que, a pesar de la intensidad con la que una de estas etiquetas representa una des-
ha argumentado su afán modernizador, cripción y una interpretación de la mo-
son muchos los autores que la consideran dernización administrativa; al tiempo que
una forma de neoburocracia (Ritzer, 1998). incorpora una estrategia discursiva, un

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mensaje que condiciona la forma de enten- ciones puede convertirse en mensajes cla-
der y de pensar la realidad administrativa. ros y fáciles de transmitir.
Esta estrategia discursiva ha convertido ¿Cuáles son los principales contenidos
la modernización administrativa en una de la modernización que propugna la
ideología; en un conjunto de valores y de NGP? Para responder a estas interrogan-
prácticas que asumen que a través de una tes lo que debemos hacer es ordenar y do-
mejora en la gestión seremos capaces de tar de cierta coherencia a la multitud de
resolver los problemas socioeconómicos términos y conceptos que conforman el
de fondo. La llamada modernización ad- vocabulario de la modernización geren-
ministrativa se convierte así en una ideo- cialista. Cuando nos referimos a la NGP
logía que concede —usando los términos aparecen empleados motivados y poliva-
de Clarke y Newman (1997)— una especie lentes, planes integrales, programas de
de “rol apocalíptico” a la gestión: mejorar calidad, contratos programa, clientes sa-
la gestión es básico, ya que sus efectos se tisfechos, gerentes, indicadores de resul-
multiplicarán y alcanzarán otros ámbitos tados, gestiones por objetivos y mil cosas
sustantivos. más; todas seductoras y prometedoras.
La modernización gerencial se articu- Una manera de abordar esta proliferación
la a través de un discurso simple, basado de novedades consiste en agruparlas bajo
en blancos y negros, en la oposición entre dos grandes etiquetas, las dos columnas
un pasado indeseable y un futuro lleno de que soportan el peso de la NGP.
esperanzas. Un argumento que critica a la
administración burocrática y que ofrece En primer lugar, una administración de
una alternativa feliz, pero que en ningún machotes. Con esta etiqueta, extraída de
caso justifica ni las críticas, ni las alternati- nuevo del trabajo de Clarke y Newman
vas, ni las estrategias para alcanzarlas. Las (1997), agrupamos todas aquellas inicia-
propias palabras —peyorativas o esperan- tivas que tienen como objetivo desman-
zadas—, se convierten en el argumento. telar una organización poblada de indi-
Es evidente que esta forma de argumentar viduos que no necesitan ni demostrar su
padece de un exceso de simplificación, a valía ni mostrar sus logros, y construir
la vez que confunde permanentemente la una alternativa donde esos mismos indi-
descripción y la prescripción, lo que es y lo viduos noten la presión, se sientan obli-
que nos gustaría que fuera. Pero también gados a competir y obtener resultados.
es cierto que la propia simplificación pue- Se trata, en otros términos, de expulsar
de convertirse en una decisión sin titubeos, la irresponsabilidad burocrática y susti-
mientras que la debilidad de las justifica- tuirla por la obligación de rendir cuentas

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que impone el mercado y la competen- marcha programas de calidad, reformas
cia. Desde esta óptica, el principal defec- en la gestión de los recursos humanos,
to de la administración burocrática se equipos de mejora, cartas de servicio, cír-
encuentra en su incapacidad para impo- culos de calidad, planes estratégicos, mo-
ner premios y castigos, en la imposibili- delos participativos de dirección, procesos
dad de lograr que las actuaciones –me- de descentralización administrativa, etcé-
jores o peores– generen consecuencias. tera (Peters y Waterman, 1982; Pollitt et al,
Para revertir esta situación, la NGP pro- 1998; Sancho, 1999).
pone un conjunto de medidas moderni- Sobre estas dos columnas se ha cons-
zadoras: la externalización de servicios, truido, durante las dos últimas décadas,
la división de roles, la gerencialización, la NGP, aunque se trata de dos columnas
la dirección por objetivos, los contratos de cristal; brillantes pero frágiles. Una
programa, los quasi-mercados, etc. (Wal- fragilidad que se ha manifestado en diver-
sh, 1995; López Casanovas et al., 2003). sas críticas, de las que a continuación nos
limitaremos a mostrar algunas pincela-
En segundo lugar, una administración das (Heckscher y Donnellon, 1994; Ritzer,
de buen rollo. No sabemos si la segunda 1996; Sennet, 1998).
columna de la NGP complementa o con- Para empezar, es importante notar que
tradice a la primera, ya que según ella la las iniciativas modernizadoras que se han
mejora de la administración no depende desplegado con más decisión son aquellas
tanto de la competencia entre “machotes”, que se inspiran en lo que hemos llamado
como del “buen rollo”, de la colaboración una “administración de machotes”. No pa-
entre las personas que la integran. El pro- rece inadecuado, al menos de entrada, que
blema ya no es la irresponsabilidad sino las personas deban responsabilizarse de lo
la segmentación. La principal perversión que hacen, como tampoco parece extrava-
de la burocracia se encuentra en su alma gante pensar que una forma de forzar esta
racionalizadora y profesionalizadora; un responsabilidad consistiría en vincular los
alma que nos encierra en la jaula de hierro resultados de una actividad a un sistema
weberiana y que nos impide la comunica- de incentivos. Esto es lo que, según parece,
ción y la coordinación. Una administra- hace el mercado de forma automática: pre-
ción de reinos de taifas es una administra- miar a los mejores y expulsar a los peores.
ción rígida y cerrada sobre sí misma, sin Sin embargo, cuando se traslada esta ló-
capacidad de respuesta, sin flexibilidad y gica al sector público, las cosas no son tan
sin creatividad. Para promocionar estas simples. En realidad, para que este plan-
virtudes, la NGP nos propone poner en teamiento funcione deben cumplirse dos

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requisitos: saber con precisión cuáles son ma a los cuatro vientos los beneficios de
los objetivos que pretendemos alcanzar y la flexibilidad. Una paradoja sorprenden-
ser capaces de medirlos. En el sector pri- te, aunque en realidad es una conclusión
vado la lógica se aplica de manera inme- a la que podemos llegar desde el sentido
diata: el objetivo es ganar más, y lo medi- común. ¿Cuál es la diferencia entre una
mos en unidades monetarias. En el sector relación de autoridad y una relación con-
público, en cambio, esta obviedad se con- tractual? Pues bien, no es necesario invo-
vierte en complejidad. ¿Qué pretende la car ninguna teoría sofisticada para enten-
política educativa? ¿Cuál es el objetivo del der que en la primera es factible variar las
sistema penitenciario? ¿Cómo medimos instrucciones cuando parezca adecuado
la calidad docente? ¿Cómo calculamos la (flexibilidad), mientras que en la segunda
atención que le dispensamos a la gente no es posible hacer otra cosa que cumplir
mayor? El problema no es que nuestros con las cláusulas contractuales (rigidez).
políticos sean incapaces de definir sus ob- Es cierto que la convocatoria de un con-
jetivos, sino que —por naturaleza— estos curso (cuyo premio es el contrato) puede
objetivos son variados e, incluso, contra- estimular al candidato a realizar una pro-
dictorios. Lo que se requiere no es identi- puesta más competitiva que la que ofrece
ficarlos, sino equilibrarlos. Consecuente- aquel que tiene el trabajo asegurado. Pero
mente, desaparece la esperanza de imitar también es cierto que esta propuesta es
la claridad y la precisión del mundo em- más competitiva en la medida que es más
presarial. económica y más eficiente, pero no más
Además, el énfasis competitivo ha favo- flexible (Donahue, 1991).
recido la aparición de una administración Finalmente, la columna del “buen ro-
contractual, donde las relaciones ya no de- llo” no únicamente es tan frágil como la
penden de la subjetividad de los vínculos anterior, sino que además es muy delga-
entre un superior y su subordinado, sino da. Disponemos de menos experiencias y
de la objetividad de un contrato. La objeti- de más fracasos vinculados a programas
vidad y la claridad de la relación contrac- de calidad o a planes transversales que a
tual nos permiten recuperar el concepto la gestión de la competencia y de una ad-
de responsabilidad. Es posible, pero para ministración contractual. Este desequili-
lograrlo hemos de pagar un precio consi- brio no es casual, sino que se explica por
derable. Un precio que hoy por hoy parece las dificultades de poner en marcha unas
inaceptable: la rigidez. Es decir, la crecien- mejoras que en la mayoría de los casos no
te contractualización de la administración pasan de ser cosméticas y que, además,
genera rigidez en un mundo que procla- parecen contradecir el mensaje central

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de la competitividad. No podemos promo- la administración y que se ha limitado a
cionar el estilo resolutivo, agresivo, de la decorarla con nuevas etiquetas (Bovens y
competencia y, al mismo tiempo, pedirle a Hard, 1996). La NGP mantiene la rigidez y
la gente que comparta, que colabore con la falta de diálogo (tanto interno como ex-
los compañeros, que escuche a los que tie- terno) como rasgos distintivos de su fun-
nen otras perspectivas, que pierda el tiem- cionamiento y, por lo tanto, se mantiene
po intentando entenderse con los otros. fiel al alma tecno-burocrática de la buro-
El “buen rollo”, es pues, difícil de pro- cracia. Sigue siendo racionalizadora y efi-
vocar en determinados entornos, aunque cientista, a pesar de haber maquillado su
efectivamente representaría un cambio apariencia. Sigue proclamando que cada
sustantivo que nos permitiría avanzar en uno ha de ocuparse de lo suyo. Puede que la
la dirección de resolver problemas comple- NGP mejore las capacidades de gestión y
jos y diversos desde la suma de puntos de la eficiencia de las actuaciones adminis-
vista y contribuciones complementarias. trativas, pero sigue siendo una maquina-
Estas expectativas, sin embargo, se ven ria sin cerebro, un instrumento incapaz
frustradas cuando el “buen rollo” se trans- de pensar y, por lo tanto, sin posibilidad de
forma en otra cosa, cuando aquello que se tomar decisiones inteligentes. La NGP me-
reclama a través del trabajo en equipo o jora la administración burocrática, pero
de la polivalencia no es flexibilidad y diá- sin traspasar sus límites. Unos límites que,
logo, sino precariedad. Actualmente, los como argumentábamos al inicio del texto,
recursos humanos —tanto públicos como chocan con las demandas de una sociedad
privados— están recibiendo un mensaje crecientemente sofisticada y diversificada
difícil de encajar: según parece han de es- (O’Leary, Van Syle y KIM, 2010; Subirats,
tar comprometidos con su organización 2011).
(apreciarla como a su propia familia) y,
al mismo tiempo, ser flexibles para que la La Administración Pública Deliberativa: una
empresa los utilice y deseche a su antojo. transformación de fondo
Sennett (1998) nos ilustra magníficamente En este choque entre una administración
la incoherencia de estas demandas: la fle- eficiente pero simple y una sociedad cada
xibilidad debilita los compromisos, mien- vez más exigente y compleja, es donde
tras que la identidad solo se logra a partir fructifican las propuestas de la APD. Un
de cierta estabilidad. modelo que pretende transformar la esen-
Así pues, algunos analistas han llega- cia, el alma segmentadora y tecnocráti-
do a la conclusión de que la NGP ha fra- ca de la administración tradicional. Una
casado, que no ha logrado transformar propuesta que dibuja el camino desde la

20 R E V I S TA E S P E C I A L I Z A D A E N I N V E S T I G A C I Ó N J U R Í D I C A
lógica del cada uno a lo suyo a la lógica del recursos entre las diferentes partes de la
entre todos lo haremos. Una nueva lógica administración y entre la administración
que llega para hacer frente a los retos de y su entorno (Habermas, 1981; Fisher y Fo-
nuestras actuales comunidades, pero que, rester, 1993; Fox y Miller, 1995; Hajer y Wa-
al mismo tiempo, se convierte en una pro- gennar, 2003; Font, 2003).
puesta difícil de concretar, ya que, al afec- Cuando este diálogo es auténtico nues-
tar al alma de la organización, las inercias tras respuestas a la complejidad se enri-
y las resistencias son muy intensas. quecen de las diversas sensibilidades y, de
En cualquier caso, la modernización esta manera, estimulan la creatividad y
que propugna la APD consistiría princi- la inteligencia. Es necesario destacar que
palmente en preparar a la administra- ahora las respuestas de la administración
ción para resolver problemas complejos no tienen por qué ser técnicamente me-
y para equilibrar las diversas perspectivas jores (si es que este concepto existe), sino
que conforman la sociedad actual. Así, el que representan un punto de equilibrio,
objetivo ya no es instrumental, sino que un compromiso entre las diversas visio-
pretende garantizar tanto la riqueza y nes de un mismo problema. Si el proble-
la creatividad de sus respuestas como el ma que pretendemos abordar es claro y
compromiso y el equilibrio que han de diáfano quizá con la respuesta técnica sea
permitir a los diversos actores sentirse suficiente; pero si, como es cada vez más
parte de un todo colectivo. Lo que necesi- frecuente, el problema es complejo y po-
tamos, en definitiva, es reflexionar sobre liédrico, entonces será más adecuada una
cómo construir una administración crea- respuesta dialogada y de equilibrio.
tiva e inteligente. En definitiva, la necesidad de construir
La creatividad y la inteligencia de una una administración creativa e inteligente
administración no se consiguen a través nos obliga a incorporar el diálogo en el pro-
de la re-racionalización que nos propone ceso de modernización. Así, una vez identi-
la NGP. La NGP puede ser útil para hacer ficada la alternativa a la NGP, la siguiente
las cosas mejor, pero no para hacerlas pregunta es ¿Cómo se materializa esta ad-
de una manera diferente. ¿Dónde, pues, ministración deliberativa? ¿Cómo nos tras-
se encuentra la clave para trasladar a la ladamos de las definiciones conceptuales a
práctica los objetivos de la creatividad y la práctica? En el siguiente apartado abor-
la inteligencia administrativa? Tal como daremos estos interrogantes, mientras a
proponen diversos autores, esta clave úni- continuación proponemos una aproxima-
camente puede derivarse del diálogo, de ción conceptual al término diálogo.
facilitar el intercambio de perspectivas y

AÑO 2, NÚMERO 3 • JULIO - DICIEMBRE 2018 21


El diálogo como referente: democratizar la explicación unilateral de determinadas po-
administración. siciones. A menudo, después de la exposi-
Otorgar un papel de centralidad al diálo- ción se concede la palabra de los asistentes,
go supone recuperar aquel viejo principio pero la asimetría de la conversación es tan
según el cual el todo es más que la suma de evidente que el diálogo queda sin sentido.
las partes. El debate no se limita a un in- En segundo lugar, el chismorreo describiría
tercambio pasivo, sino que se convierte en aquella situación en la que proliferan los
una construcción activa. De esta manera, debates multilaterales, donde todos hablan
el espacio público no es simplemente el lu- y donde todos lo hacen a la vez. Pueden
gar donde emerge un resultado agregado, existir múltiples debates, pero no son cons-
sino donde se construye un proyecto de tructivos. Nadie los ordena, nadie toma
vida en común. Lo mismo ocurriría con nota, nadie resume ni sintetiza conclusio-
la Administración Pública Deliberativa. nes. Estamos más ante un evento social que
En un modelo de democracia republicana, ante un diálogo con capacidad de confor-
los ciudadanos no son meros defensores mar un proyecto colectivo.
de sus propuestas, sino que convencen y El auténtico diálogo se encontraría en
son convencidos, se comunican y argu- una posición equilibrada donde se permi-
mentan para madurar juntos nuevas opi- ta hablar desde la simetría, pero donde, al
niones. Es aquí donde el diálogo se dota de mismo tiempo, exista un orden que garan-
valor, donde la política puede sorprender- tice el alcance de conclusiones y resulta-
nos y ser creativa, y donde engarza el con- dos. Un diálogo no es ni un discurso ni un
cepto de democracia y de administración conjunto de voces solapadas que se aca-
deliberativa (Cohen, 1989; Fishkin, 1991 y llan las unas a las otras. Un diálogo es una
1995; Pettit, 1997; Habermas, 1991; Gutman forma de construir, de crear desde el in-
y Thomson, 2004). tercambio. Este diálogo constructivo está
Algunos autores, como Fox y Miller (1995), en el corazón de lo que hoy llamamos la
se han dedicado a reflexionar sobre cómo democracia deliberativa y de la APD. Una
incorporar el diálogo a la toma de decisio- idea que, a pesar de su apariencia de no-
nes en el ámbito público. Para ellos, un diá- vedad, ya encontrábamos en Aristóteles
logo auténtico (some talk) debe diseñarse cuando argumentaba a favor de la capaci-
para conjurar sus dos derivas más habitua- dad del debate entre ciudadanos normales
les: el monólogo (few talk) y el chismorreo frente a los expertos aislados a la hora de
(many talk). Un monólogo, en primer lugar, alcanzar las mejores decisiones.
no es un diálogo de verdad, puesto que no También en el trabajo de Benjamín Bar-
hay construcción conjunta, sino una mera ber (2004) se otorga al debate político un

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papel central, siendo este un elemento expresado en una frase magistral: “El au-
consustancial de su Democracia Fuerte. El tor del lenguaje, el pensamiento, la filoso-
debate, según este autor, debe, en primer fía, la ciencia y el arte, además de la ley, los
lugar, equilibrar las capacidades de hablar pactos, los derechos individuales, la auto-
y de escuchar. Se trata no solo de exponer ridad y la libertad no es el hombre sino los
las posiciones propias —como en las ver- hombres.”
siones liberales—, sino de aproximarse a
las de los demás, de ponernos en el lugar Hablar y pensar: condiciones para una
del otro. En este sentido, en segundo lugar, administración inteligente
al escuchar a los demás hay que tomar en
En este último apartado, intentaremos
consideración tanto los elementos cog-
avanzar en el cómo de una APD. ¿Cómo se
nitivos como los afectivos. En un debate
construye una administración que hable,
intercambiamos razones, pero también
piense y actúe inteligentemente? ¿Cómo
establecemos relaciones. Finalmente, el de-
lograrlo cuando partimos de un modelo
bate en la Democracia Fuerte también ha
basado en la institucionalización del si-
de combinar su carácter reflexivo con su
lencio y la desconfianza?
vocación de pasar al mundo de la acción.
No hay respuestas simples a estas inte-
Incorporar el diálogo supone pues un
rrogantes. Incluso más, la primera y con-
ejercicio de equilibrio. Y esta es la esencia
tundente respuesta que deberíamos dar
de la política. Solón, uno de los legislado-
—para no generar falsas expectativas— es
res del siglo de oro de la democracia ate-
que hacer lo que se propone es muy difícil
niense, nos legó un poema titulado Euno-
en el contexto de las inercias institucio-
mía. Esta palabra se traduce precisamente
nales dominantes. Pasar del cada uno a lo
como equilibrio y sirve para identificar la
suyo al entre todos no se logra ni con ins-
esencia de la actividad política. La APT, al
trucciones administrativas ni con las qui-
incorporar el diálogo, incorpora la políti-
zá más sofisticadas recomendaciones de la
ca, se politiza. Esto sí es un reto al alma
ingeniería organizativa. No hay una rece-
maquinal de la burocracia, a sus esencias
ta clara y asequible. Se debe transformar
tecnocráticas y a su capacidad de hacer
el alma, la esencia de la organización; y
las cosas sin pensar. Alcanzar el equilibrio
esto no se logra por decreto. Necesitamos,
no es un asunto de eficiencia sino de in-
pues, modificar una estructura genética
teligencia; de la inteligencia que se gene-
que solo entiende de especializaciones y
ra hablando, dialogando, compartiendo
segmentaciones y que, además, condicio-
puntos de vista y alcanzando situaciones
na nuestros comportamientos desde hace
de compromiso. Barber (2004: 183) lo ha
al menos dos siglos.

AÑO 2, NÚMERO 3 • JULIO - DICIEMBRE 2018 23


La dificultad de la tarea es enorme y, por ciones mutuas llegan teñidas por viejas
lo tanto, no nos parece prudente aven- rencillas y competencias.
turar listados de recomendaciones. Nos En consecuencia, lo primero que nece-
limitaremos, en cambio, a destacar cua- sitamos para avanzar hacia una adminis-
tro condiciones que pueden ayudarnos a tración deliberativa es conjurar descon-
emprender el camino. No se trata de so- fianzas y desactivar sospechas. Poner las
luciones con resultados inmediatos, sino cartas encima de la mesa y demostrarnos
de ideas con las que ir trabajando para no los unos a los otros que somos “confiables”,
perder la dirección del cambio que debe- que podemos hablar y trabajar juntos. A
ríamos emprender. menudo, la administración se nos presen-
ta como un escenario donde múltiples te-
Buen gobierno y transparencia: condiciones lones esconden intenciones inconfesables
de partida o escenas censuradas. En este contexto no
Para construir una administración inteli- puede abrirse camino la APD, necesitamos
gente es imprescindible dotarla de capaci- correr los telones y mostrar un escenario
dad para hablar, para dialogar. Y parece desnudo. Necesitamos construir una ad-
lógico que, de entrada, nos preocupe el ministración de cristal, donde todo sea
contexto (administrativo) en el que debe visible y donde no podamos acogernos a
producirse este diálogo. Este contexto es el viejas sospechas para evitar el encuentro
espacio donde hemos de aprender a traba- y el diálogo.
jar juntos, a convivir y a generar produc- Para lograrlo se sigue la pista marca-
tos compartidos. da por las propuestas que nos hablan del
El punto de partida no es demasiado Buen Gobierno y la Transparencia Admi-
prometedor, ya que nuestras administra- nistrativa (Grupo expertos, 2005; Hood y
ciones se han construido tomando la des- Heald, 2006; Comisión Europea, 2007). De
confianza como factor constitutivo. Desde forma sintética, bajo este epígrafe se nos
la desconfianza es difícil encontrarse de propone emprender un amplio conjunto
manera constructiva. Las relaciones están de actividades y reformas administrativas
contaminadas por recelos y sospechas: destinadas a garantizar el acceso a la in-
entre la administración y sus ciudadanos, formación, ofrecer la máxima transparen-
entre los diferentes departamentos de una cia, hacer explícitos compromisos éticos
misma administración, y entre las admi- de comportamiento, asumir las responsa-
nistraciones de distintas instituciones. bilidades derivadas de la gestión pública,
Hablar es complicado cuando las percep- evaluar las actuaciones y a rendir cuentas
de sus resultados.

24 R E V I S TA E S P E C I A L I Z A D A E N I N V E S T I G A C I Ó N J U R Í D I C A
Se ha programado a los servidores pú- Así pues, una segunda condición —ob-
blicos para encerrarse en sus espacios via— para construir una administración
organizativos, acompañados de certezas que hable, es dotarla de contenidos con-
técnicas e incomunicaciones. Abrir la versacionales. Parece que nuestro voca-
administración pública requiere ir cons- bulario está limitado a palabras instru-
truyendo un espacio donde mirarnos los mentales: procedimientos, comisiones,
unos a los otros, aunque al principio sea organigramas, normas y protocolos. Re-
de reojo. Desnudar este espacio tan reple- querimos ampliar este vocabulario y ser
to de sospechas es el primer paso hacia capaces de hablar sobre cuestiones con
una administración capaz de hablar, de contenido: cohesión social, modelos urba-
encontrarse con ella misma para preparar nísticos, desarrollo económico o cambio
sus decisiones inteligentes. climático. Únicamente otorgando conte-
nido a nuestras conversaciones, tendre-
De las formas a los contenidos: cambiar el vo- mos ganas de participar en ellas o, más
cabulario importante, entenderemos la importancia
Quizá la principal razón de nuestros silen- de dedicarles tiempo y esfuerzos.
cios administrativos radica en una gran Por otro lado, los procedimientos nos
obviedad: en la administración, concebida separan, encerrándonos en protocolos;
como máquina descerebrada, no hay de mientras que los contenidos nos reúnen,
qué hablar. Se trata de ir haciendo cosas, abriendo nuestros intereses a las aporta-
pero no hay ningún contenido sustantivo ciones de los otros. Los ejes de la adminis-
del que hablar. Como en los ascensores, tración tradicional han sido sus estruc-
donde nos encontramos con los vecinos turas y sus procesos, mientras que una
sin otro tema a comentar más allá del esta- APD debe construirse a partir de sus con-
do del tiempo, en la administración buro- tenidos sustantivos. Los procedimientos
crática coincidimos para ajustar nuestros congelan nuestras relaciones, mientras
procedimientos, pero no tenemos ningún que los contenidos (sociales, hídricos, te-
otro tema de debate. Una vez en la misma rritoriales, económicos) actúan como los
sala, como si de un ascensor se tratara, evi- fuegos tras una larga excursión, como un
tamos los ojos de los colegas, nos miramos foco de atracción alrededor del cual en-
a los pies y esperamos impacientes poder contrarnos y charlar.
salir de aquel espacio cruel (de encuentro)
para volver a recogernos en nuestro có-
modo espacio de trabajo (en solitario).

AÑO 2, NÚMERO 3 • JULIO - DICIEMBRE 2018 25


Gestionar activamente las relaciones: para que olviden su pertenencia a una única
hablar se requiere confianza organización (integración). Por lo tanto,
Anteriormente nos hemos referido al con- es el atributo que dota de contenido a las
cepto de confianza, mientras que ahora relaciones entre las diferentes partes de
lo recuperamos para subrayar su centra- una organización. Nos dice qué hemos de
lidad en la construcción de una APD. Es hacer, qué podemos esperar que hagan los
evidente que cualquier organización debe otros, cuál es nuestro lugar, cuál es el de
entenderse como la suma de sus partes. Es los demás y cómo y con quién nos hemos
precisamente en la necesidad de descom- de relacionar. Es la referencia que permite
poner las tareas y de distribuirlas entre los a las partes formar parte de un todo.
diferentes agentes donde encontramos la Es evidente, sin embargo, que cuando la
razón de ser de las organizaciones, sean autoridad es el cemento organizativo des-
del tipo que sean. Al mismo tiempo, una aparece cualquier posibilidad de diálogo.
organización también sirve para evitar Esta, nos indica a todos dónde estamos y
que las partes se dispersen, para integrar- qué hemos de hacer: no nos queda, pues,
las en un proyecto común y para coordi- nada más por hablar. La posibilidad de
nar los esfuerzos en la persecución de un construir una APD pasa, por tanto, por la
resultado colectivo. Cualquier organiza- necesidad de superar a la autoridad como
ción, como se visualiza en los organigra- cemento organizativo. Necesitamos una
mas, representa una manera de fragmen- organización donde las partes se integren
tar e integrar simultáneamente. a través de la colaboración, la comunica-
Tradicionalmente se ha abordado la in- ción y del diálogo (Agranoff y McGwire,
tegración desde la autoridad. La autori- 2003; Innes y Booher, 2003).
dad es el cemento que mantiene juntas las Para lograrlo hemos de satisfacer dos
partes, que evita que la fragmentación se requisitos básicos: que las partes dispon-
convierta en descomposición. Cada parte gan de cierto margen de maniobra (si no
de la administración se limita a hacer lo es así, no vale la pena hablar de nada), y
que le toca, mientras que el trabajo de la que las relaciones que se establezcan en-
autoridad consiste en controlar que las tre ellas se doten de confianza (si no es así,
tareas realizadas son las previstas y que se termina por no hablar o por convertir
cada parte puede desarrollar su actividad el diálogo en chismorreo). El primer requi-
de la mejor forma posible. La autoridad es sito hace referencia a temas ya conocidos
el cemento organizativo en la medida que como la autonomía y la descentralización.
sirve tanto para mantener a cada uno en El segundo, en cambio, la confianza en las
su sitio (fragmentación), como para evitar relaciones organizativas es más novedoso.

26 R E V I S TA E S P E C I A L I Z A D A E N I N V E S T I G A C I Ó N J U R Í D I C A
La confianza, además, no es algo dado, parten un mismo estilo de hacer las cosas.
sino que se ha convertido en objeto y fac- Gestionando estos tres momentos adecua-
tor de gestión (Child y Faulkner, 1998; Lane damente podríamos avanzar hacia una or-
y Bachmann, 1998). Esta circunstancia es ganización donde la lógica del cada uno a
fundamental, ya que nos permite pensar en lo suyo dejará paso a la lógica deliberativa
términos operativos. La confianza, por lo del entre todos lo haremos.
tanto, ha dejado de ser algo intangible para
convertirse en un objeto de gestión. ¿Cómo Liderazgo fuerte y renovado: el motor del
podemos gestionar este factor? ¿Cómo ge- cambio
neramos la confianza indispensable para Además de las estructuras orgánicas, las
construir una administración deliberativa administraciones también cuentan con
como la que hemos propuesto? una dirección que se ocupa, evidentemen-
Una forma de abordar estas interrogan- te, de distribuir tareas y responsabilida-
tes pasa por considerar la posibilidad de des, así como de proveer a las diferentes
producir confianza incidiendo en lo que partes de la organización de los recursos
algunos han identificado como sus tres necesarios, de supervisar las actividades
momentos: la creación, la implementación que se realizan y de controlar los resulta-
y la consolidación. En primer lugar, al ini- dos. Nos estamos refiriendo a una direc-
ciar la relación —el diálogo entre las par- ción jerárquica, a una conducción racio-
tes— es necesario estimular la formación nal que va de arriba hacia abajo. Ninguna
de la confianza a través del cálculo; es decir, novedad especial.
dando a conocer a las diferentes partes los Desgraciadamente, este tipo de direc-
costos y los beneficios de la relación que se ción sirve para comunicarle a la gente lo
inicia. Una vez superado este primer mo- que ha de hacer y para comprobar que
mento, en segundo lugar, llega la hora de lo hacen, pero no para provocar el diálo-
la implementación. En esta etapa la com- go entre las partes. Una administración
prensión entre las diferentes partes es deliberativa no necesita ser dirigida, sino
crucial: la confianza no puede desarrollar- que reclama ser articulada e intermedia-
se si no se comprenden los objetivos y las ria. Estos conceptos también resultan re-
formas de actuar de los otros. Finalmente, lativamente extraños para el mundo de
la confianza se consolidará cuando a la la gestión, pero configuran la esencia del
comprensión le suceda la identificación cambio desde la dirección (desde arriba)
entre las partes; cuando estas sientan que hacia la mediación (desde el medio). Se
forman parte de un mismo proyecto, que trata, tal como proponen algunos autores,
disponen de un objetivo común y que com- de fomentar un liderazgo más bidireccio-

AÑO 2, NÚMERO 3 • JULIO - DICIEMBRE 2018 27


nal que unilateral; un liderazgo donde el con capacidad para construir una organi-
diálogo y la negociación sustituyen a las zación funcionalmente competitiva. El lí-
instrucciones y al control (Kooiman, 1993; der relacional, en cambio, resuelve los pro-
Kickert et al, 1997; Heifetz, 1997). blemas provocando la colaboración entre
Hacer efectivo este liderazgo mediador todos aquellos que tienen alguna cosa que
es crucial para el desarrollo práctico de decir al respecto. Para ello se requieren ha-
una administración deliberativa. El ya bilidades diversas, entre las que destaca-
mencionado peligro de parálisis que ace- mos las de seducción y dinamización (Vallès
cha permanentemente a la APD reclama y Brugué, 2003). El liderazgo relacional ha
la existencia de un liderazgo no autorita- de ser, en primer lugar, seductor; alguien
rio, pero sí potente. En las estructuras re- capaz de utilizar un proyecto colectivo
ticulares que definen una administración para seducir a las partes. Ha de ser capaz
deliberativa a menudo se echa en falta un de animar, de comprometer y, finalmen-
cerebro y un sistema nervioso que garan- te, de lograr que todo esto se produzca en
tice el empuje y la continuidad de las ac- un clima de confianza y de colaboración.
tuaciones. Para cubrir este frecuente dé- Este liderazgo, en segundo lugar, ha de
ficit necesitamos un liderazgo mediador ser animador, alguien con capacidad para
que no se ejerza desde la cúpula de la pirá- construir un proyecto seductor a partir de
mide, sino desde el centro de la red; pero las contribuciones de las partes. El media-
que se ejerza. dor ha de estimular la participación, ha
Este liderazgo ha de ser el responsable de de escuchar con atención y ha de utilizar
generar confianza, de conducir las delibe- aquello que le explican.
raciones y de garantizar que estas produz- En otros términos, el líder tradicional
can resultados. Su perfil, por lo tanto, no llega con soluciones y hace desaparecer
ha de definirse siguiendo los tradicionales los problemas: mis soluciones para vuestros
criterios tecnocráticos, sino incorporan- problemas, como se explicaría desde la lógi-
do, sobre todo, habilidades relacionales. ca del llamado “directivo heroico”. En cam-
El líder relacional, a diferencia del geren- bio, nuestro “líder relacional” identifica
te tradicional, no es aquel que sabe cómo problemas y articula soluciones: nuestras
hacer las cosas sino el que sabe cómo pro- soluciones para nuestros problemas. Para dar
vocar, articular y aprovechar los diálogos este paso se requiere la modestia de los va-
(Heifetz, 1997; Gadner, 2004). lientes, confianza en las personas, creer en
El directivo tradicional se guía por el la propia organización y capacidad para
principio de la eficiencia y se define a tra- asumir el riesgo y la incertidumbre.
vés de un perfil altamente competente y

28 R E V I S TA E S P E C I A L I Z A D A E N I N V E S T I G A C I Ó N J U R Í D I C A
En definitiva, el liderazgo es crucial Por lo tanto, necesitamos mucha convic-
como motor para transformar la adminis- ción, pues sin ella pueden flaquearnos las
tración, ya que sin él no encontraremos los fuerzas; y necesitamos paciencia, para no
puntos de apoyo desde los cuales promo- generarnos expectativas inalcanzables.
ver unos cambios que, como siempre, en- Convicción y paciencia, compromiso y
contraran frecuentes e intensas resisten- prudencia, audacia y calma; dualidades
cias. Pero, además, este liderazgo no solo que, otra vez, nos recuerdan nuestros orí-
debe existir y ser ejercido con decisión, genes intelectuales helénicos. El equilibrio
sino que debe adoptar unas formas pecu- —la eunomia de los antiguos griegos— se
liares; a las que hemos llamado liderazgo convierte en un término de referencia.
relacional. Puede parecer una paradoja, Frente a las certezas de la racionaliza-
pero nos estamos refiriendo a un lideraz- ción —que se nos impuso a partir del siglo
go que sea a la vez potente y modesto. XVII— nuestros sabios del siglo V a.C. nos
recordaban que las sociedades son com-
Conclusiones: paciencia y convicción plejas, llenas de matices y que es precisa-
mente en los grises donde se encuentran
En las páginas anteriores se propuso
las decisiones inteligentes.
avanzar hacia la APD y se han reconoci-
Mirar hacia delante con los pies ancla-
do las dificultades que encontraremos en
dos en las lecciones del pasado: esta podría
el camino. Es complejo pero imprescindi-
ser la principal propuesta que se agazapa
ble, y en esta doble circunstancia radica el
tras un término tan poco atractivo como
ánimo con el que debemos enfrentar un
el de administración pública deliberati-
proceso de cambio que será largo y lleno
va. Mirar hacia delante para reconocer la
de obstáculos. La literatura académica ha
inevitabilidad de los cambios y anclarse
teorizado ampliamente acerca de las ca-
en nuestros sabios antiguos para no per-
racterísticas de este nuevo modelo de ges-
der la cabeza, para recuperar el valor de la
tión pública, pero menos sobre las formas
paciencia y la virtud del equilibrio. En este
de ponerlo en práctica. En este artículo he-
sentido, el artículo ha ofrecido luz sobre el
mos contribuido a ampliar la reflexión en
debate actual en torno a las administra-
esta dirección.
ciones burocráticas, la nueva gestión pú-
Transformar nuestras administraciones
blica y las organizaciones deliberativas;
es imprescindible para hacer frente a los
al tiempo que avanza recomendaciones
retos de la sociedad actual, aunque para
concretas para trasladar a la práctica las
hacerlo no podemos negar la herencia y
teorías deliberativas. Una aportación, en
las inercias de un weberianismo secular.

AÑO 2, NÚMERO 3 • JULIO - DICIEMBRE 2018 29


definitiva, que permite tanto una visión tworks and Joint Ventures. Oxford:Oxford
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