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hiperderecho.org/2019/05/videovigilancia-urbana
14 mayo,
2019
Junio 2013: Ley N° 30037, “Ley que previene y sanciona la violencia en los
espectáculos deportivos” y su Reglamento
Obliga a los organizadores de espectáculos deportivos instalar videocámaras en las
áreas de influencia deportiva (cinco cuadras a la redonda), incluyendo vías de
acceso y tránsito y puntos de concentración dentro del recinto deportivo.
Obliga la conservación y entrega sin mandato judicial previo de la información
obtenida por las videocámaras a la Policía Nacional el último día hábil del mes
siguiente luego de realizado el espectáculo deportivo o cuando esta lo solicite.
Obliga la interconexión del sistema de videovigilancia de los recintos deportivos
con los sistemas de la Policía Nacional del Perú, para que se brinde información en
tiempo real.
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Obliga a cualquier persona o empresa que haya instalado una videocámara en la
parte exterior de su inmueble informar a la autoridad competente y entregar copia
de los videos a la Policía Nacional o al Ministerio Público, según corresponda;
cuando sospeche la comisión de un delito o falta o cuando dicha información le
sea requerida por estas instituciones.
Ordena la creación de una base de datos actualizada de personas u empresas que
cuenten con videocámaras en el exterior de sus inmuebles, que estará a cargo del
Centro Nacional de Videovigilancia y Radiocomunicación para la Seguridad
Ciudadana.
3. Contexto
Las políticas públicas relacionadas a la videovigilancia se caracterizan por ser
particularmente eficaces a la hora de satisfacer la demanda de mayor seguridad. Esto se
debe a la combinación de varios elementos, pero principalmente al hecho de que las
videocámaras son elementos visibles, ubicuos y su despliegue en gran número genera
un gran impacto para el ciudadano. No es extraño pues que en el Perú exista una
opinión pública favorable sobre ellas, aun cuando no existe información pública
disponible sobre su efectividad. Esto último se ve reforzado también por el tratamiento
que le dan los medios de comunicación, quienes suelen considerar la adquisición o
despliegue de las cámaras no como un medio sino como un logro en sí mismo.
Lo dicho anteriormente sirve para entender cómo desde hace varios años la
videovigilancia se inserta como un componente siempre presente en cualquier plan de
seguridad ciudadana. Ahora bien, aun cuando en los últimos diez años se ha regulado
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bastante sobre este tema, es posible identificar un período crítico en el que se
propusieron y aprobaron leyes de alcance nacional que han creado las obligaciones
descritas en el punto anterior. Este período es el comprendido entre el año 2013-2015,
durante el gobierno del presidente Ollanta Humala. Por ejemplo, las Leyes N° 30037 y
30120 se promulgaron durante 2013, en respuesta a la coyuntura nacional, que estaba
marcada por una particularidad sensibilidad sobre la seguridad ciudadana a propósito
de los actos delictivos cometidos por las “barras bravas” durante los espectáculos
deportivos. Así mismo, el Decreto Legislativo N° 1218 promulgado en 2015 es parte de
un paquete de normas sobre seguridad ciudadana propuestas por el Ejecutivo, para las
cuales solicitó incluso el permiso del Congreso para poder legislar.
4. ¿Cuál es el problema?
En muchas formas, la videovigilancia como política pública representa en sí misma una
amenaza a la privacidad de todos los ciudadanos. No obstante, sus efectos negativos
pueden ser disminuidos a través de diferentes medidas, desde limitar su uso a espacios
específicos hasta incorporar filtros al nivel de detalle de las imágenes que las cámaras
recogen. Por otro lado, hay que tener en cuenta también otras amenazas o cargas
impositivas que no afectan directamente la privacidad, pero sí otros derechos como la
libertad de empresa, libre tránsito o tranquilidad pública.
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5. Afectan la privacidad de las personas cuyas imágenes han sido grabadas por
alguna videocámara en los lugares antes mencionados pues las normas no son
claras respecto del tiempo de conservación y el destino de las grabaciones que no
son utilizadas por la Policía Nacional o el Ministerio Público. Solo existen
disposiciones genéricas que ordenan el respeto de la Ley de Protección de Datos
Personales y ordenan sanciones adicionales para quienes la incumplan, lo que no
impide que las grabaciones puedan ser almacenadas indefinidamente, lo que
genera un gran peligro de que estas se extravíen, sean alteradas o hurtadas por
terceros. Tampoco estás difundidas en el país buenas prácticas en materia de
información al usuario sobre sus derechos de cara a la incorporación de sus datos
en estas bases de datos.
a) Argentina
En Argentina existen actualmente dos normas que regulan a nivel nacional la
videovigilancia. Una de ellas es la Resolución N° 238/2012 del Ministerio de Seguridad de
la Presidencia de la Nación, que entre otras cosas, regula el sistema de videovigilancia
empleado por la fuerza pública. La otra es la Disposición N° 10/2015 de la Dirección
Nacional de Protección de Datos Personales, dependiente del Ministerio de Justicia y
Derechos Humanos de la Presidencia de la Nación, que establece principios generales
aplicables al uso de estas tecnologías. Al ser un país federal, las provincias que lo
conforman pueden legislar localmente sus propias normas sobre videovigilancia, pero
deben respetar el mandato de las dos normas mencionadas anteriormente,
especialmente la de la Dirección de Protección de Datos.
A diferencia de Perú, en Argentina se han establecidos las condiciones bajo las cuales
resulta legítimo el uso y despliegue de las videocámaras, las cuales deben respetar
algunas limitaciones con el fin de proteger la privacidad y el uso de los datos personales
recogidos en las grabaciones (imagen, voz, etc.). Esto resulta de vital importancia pues
cualquier nueva tecnología que se incorpore, debe respetar estos principios. Además,
otra diferencia es que en Argentina las cámaras son primordialmente de propiedad del
Estado y hasta la fecha no se ha exigido a los ciudadanos instalar videocámaras o
interconectarse con los sistemas de la Policía.
b) Chile
En Chile, existen también normas que regulan el uso de las videocámaras, pero a
diferencia de Argentina y del Perú, no hay normas que ordenen la unificación de los
sistemas de vigilancia. Al respecto existen tres normas principales: La ley Orgánica N°
18.961 de Carabineros, la Orden General N° 996 “Directiva para los servicios del sistema
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de vigilancia policial preventiva por cámaras de televisión de Carabineros de Chile” y la
Ley Orgánica N° 18.695 de Municipalidades que habilita a estas entidades a implementar
planes para prevenir el delito.
c) España
Finalmente, en España cualquier norma nacional está sujeta, en principio, a la aplicación
del Reglamento General de Protección de Datos. Esto hace que el uso y despliegue de
cámaras de vigilancia esté limitado, con el fin de proteger la privacidad y el uso de los
datos personales de los ciudadanos españoles. En ese sentido, a diferencia de Perú, la
ley obliga en España a que solo esté permitido el uso de cámaras de vigilancia con fines
de seguridad públicas a las fuerzas policiales, salvo algunas excepciones.
Además, dichas videocámaras deben contar con medidas restrictivas respecto del detalle
de las grabaciones que realizan, así como el tiempo durante el cual dichas grabaciones
se almacenan y se eliminan. No existe la obligación de los ciudadanos de instalar sus
propias videocámaras en sus propiedades o de interconectarse con los sistemas de
vigilancia policiales.
Esta entrada es parte de nuestra serie especial Privacidad es seguridad gracias al apoyo de
Privacy International.
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Foto: Matthew Henry para Unsplash
Carlos Guerrero
Director de Políticas Públicas
Bachiller en Derecho por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Además, es Vice
Presidente de Internet Society Perú y fundador del Youth Observatory.
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