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La coyuntura de crisis permite ver qué mecanismos realizó el estado para solventar
dichos desafíos y las solidaridades que emergieron, cuando en otros momentos
parecían ocultos. En efecto, antes y después de la crisis el poder va a organizarse de
manera distinta.
- Halperin rescata el aspecto novico del bloqueo para los ganaderos del sur, en
especial a los menores.
En efecto, la crisis en sí misma genera fisuras para que se expresen opositores que
en un momento mantenían perfil bajo, o que su militancia era más bien tibia; y
permite críticas a la legitimidad del gobierno, agudizando enfrentamientos. Los
rumores que circularán, un poco exacerban el clima: el 25/5/38 en Bs. As. aparecen
letreros que piden destronar al tirano; en agosto se revela un intento de sublevación
de los generales Zelarrayán y Céspedes, a los cuales le suman al comandante de la
escuadra en el Tuyú, Vigorena, y a un teniente de Azul O´Gorman, pero estos aquél
en realidad era fiel al gobernador e incluso denunció la sublevación (8/8/38) lo que
permitió perseguir a los líderes y asesinarlos. Paradójico es que, el juez de Paz de
Dolores, resaltaba la fidelidad al régimen de jefes militares que un año más tarde
estarían en la sublevación: Manuel Rico y Zacarías Márquez.
La rebelión
Por septiembre del 39 Lavalle había triunfado en Yeruá, Entre Ríos. En Bs. As, uno
de los complotados, Fernando Otamendi, al querer convencer al comandante
Granada, le envió una carta que fue interceptada por Prudencio. Cuando se ordenó
que se detenga a los unitarios, los jueces de paz dudaron y argumentaron que no
había unitarios reconocidos, porque se trataba de gente pudiente y allegados: el juez
Gelman, Rosas bajo fuego
José María Otamendi no solo debía detener a su hermano, sino también a Pedro
Castelli, Juan Ezeiza (gran hacendado) y Pedro Lacasa, amigo y vecino suyo.
Causas de la rebelión
La situación era crítica para los estancieros porque en cuanto a cueros vacunos (más
del 80% de la época) caen: e/ el 30-37 hubo un máximo de 965 mil unidades y el 38
descienden desde 356 mil a 8.500 en el 39, cuando se produce el levantamiento. Una
posible causa de la gran adhesión es que la crisis afectaba a la mayoría de los gauchos
propietarios y su clientela. El apoyo popular puede venir por la caída de la demanda
del trabajo asalariado, el descontento por la presión reclutadora del Estado en un
contexto de guerra y algunas promesas de los bandos rebeldes.
Con respecto a los propietarios, el problema no solo era el bloqueo sino que
también hacían responsable al Estado de cómo solucionaba esos problemas. Si bien
este contexto podría ser mejor campeado por los grandes propietarios, resulta que
fue de ahí donde el régimen buscó los fondos que el bloqueo no le permitía tener.
Hay dos casos fundamentales.
El modo en cómo el Estado gastaba esos ingresos también existía eran rumores que
corrían como el beneficio del propio gobernador como a sus allegados. También eran
Gelman, Rosas bajo fuego
estos los que formaban parte de una campaña de desprestigio a la “gente decente”
que podían ser amigos de los unitarios per se. En el contexto del bloqueo ser acusado
de ello era muy condenado e incluso también el régimen se encargaba de señalar
públicamente a los que no pagaban. La falta de deferencia dejaba marca en la
experiencia personal al punto de que los Libres del sur tenían un especial encono
contra Saavedra y Baudrix, al parecer autores de esas cuestiones.
Conclusiones
En Bs. As. había existido un bloqueo producto de la guerra con Brasil entre el 25-28,
pero en este momento los sectores de origen medio y popular atacan a los
identificados como unitarios. De hecho son identificados genéricamente como
federales y ayuda a Rosas llegar al poder en el 29.
El régimen a pesar de vencer, tuvo que actuar para evitar que se extienda la
revolución. Generó una represión brutal conocida y ejemplar (fusilamientos, cárcel,
expropiaciones y exposiciones de cabeza); realizó acuerdos materiales y honoríficos,
tanto a los indios como a muchos generales y jueces que reubicaron en cargos
(Saavedra va a pedir que se recompense a sus hombres); endureció el trato con los
que en su momento fueron tibios, ora destituyéndolos o, como en el caso del Juez
Gelman, Rosas bajo fuego
Sólo tiró a rejuntar Le tocan por otro temple Y antes de rayar el día,
Cuanta onza y peso español Y sale un poco peor; Y sin llamar confesor,
Caían en las Aduanas, Pues al presentar la cuenta Lo estiran entre dos indios
Venta de tierras, Patentes, ¿Qué cuenta, amigo (le dicen), Y tocándole el violín,
Ya se quedó sin terreno, Y entretanto ese decreto Los hijos y ella perecen
Porque por bajo de cuerda Ni el cura en la misa dijo ¿Y esta es Igualdad, Justicia,
Lo que vale ocho por cuatro, Ni el Juez de Paz ni el Alcalde, ¡La pujanza en Juan Manuel,
Después de tantos sudores De modo que no hay alivio, Jacinto, trata de calmar a
Salvador, y lanza una proclama:
Que aquerenciar le costó, Le roban al corazón.
¡Muera el traidor, el ladrón,
Y hacer palenques, corrales, Ahora el que medio se turba
El que vendía a su patria,
Gelman, Rosas bajo fuego