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Gelman, Rosas bajo fuego

Capítulo 2, La crisis 1938-40 y la rebelión de los Libres del sur

La coyuntura de crisis permite ver qué mecanismos realizó el estado para solventar
dichos desafíos y las solidaridades que emergieron, cuando en otros momentos
parecían ocultos. En efecto, antes y después de la crisis el poder va a organizarse de
manera distinta.

En el 35 el régimen parece consolidado pero la coyuntura años después empieza a


cambiar: en el 37 estalla la guerra con la Confederación Perú-Boliviana que complica
el panorama internacional; el 38 al conflicto con la República Oriental se le suma
Francia que inicia un bloqueo al puerto de Bs. As. desde marzo del 38 a fines del 40.

Aquello ocasiona problemas algo comunes y otros no tanto: se reduce el comercio


exterior (y los impuestos que de él se cobraban) y se ven afectados los negocios
relacionados a ellos. Las soluciones que se piensan son las conocidas como la emisión
monetaria y devaluar la moneda. Lo anormal fue el levantamiento rebelde un
29/10/39 en el pueblo de Dolores que, aunque se derrumba el 7/11/39 en la batalla
de Chascomús, expresó una crisis de la base de sustentación de poder de Rosas. Pero,
al poner en duda unas afirmaciones sobre la naturaleza del régimen; y el hecho de
que los sublevados no parecían ser unitarios sino federales, propietarios rurales ricos
y miembros del cuerpo militar y juzgados de paz, no fue muy estudiado.

Lo que se dijo sobre ello:

- Relatos de Carranza, que incluye testimonios, refleja un sesgo partisano para


los que participaron. La libertad vs. La tiranía
- Saldías (contemporáneo de Carranza), resalta la popularidad de Rosas y le
suma al bloqueo francés, una sequía del año 36. El poder se restableció porque
los gauchos no se levantaron sino los líderes.
- Ravignani, concluye que muchos de los protagonistas eran grandes
propietarios y provenían del riñón federal.
- Irazusta, ve la traición de un sector como una falta de entendimiento a la
causa nacional y resalta las medidas tomabas por Rosas como la ley de
Contribución Directa.
- Barba, resalta que la reforma de la ley de enfiteusis en el 38 genera malestar,
por forzar la compra de tierras.
- Lynch entiende que se combinan los planes de Lavalle y los franceses donde
se unen viejos rivales de Rosas y un sector estanciero que por el bloqueo se
ven afectados materialmente y ven favorecidos a sectores saladeros.
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- Halperin rescata el aspecto novico del bloqueo para los ganaderos del sur, en
especial a los menores.

Viejos enemigos aprovechan: Lavalle partiendo de Uruguay se reuniría en ir a Bs.


As. con sublevados locales, pero antes pasa por Entre Ríos. Cuando en el 40 decide
avanzar finalmente para unirse, aquellos apoyos ya estaban derrotados.

En efecto, la crisis en sí misma genera fisuras para que se expresen opositores que
en un momento mantenían perfil bajo, o que su militancia era más bien tibia; y
permite críticas a la legitimidad del gobierno, agudizando enfrentamientos. Los
rumores que circularán, un poco exacerban el clima: el 25/5/38 en Bs. As. aparecen
letreros que piden destronar al tirano; en agosto se revela un intento de sublevación
de los generales Zelarrayán y Céspedes, a los cuales le suman al comandante de la
escuadra en el Tuyú, Vigorena, y a un teniente de Azul O´Gorman, pero estos aquél
en realidad era fiel al gobernador e incluso denunció la sublevación (8/8/38) lo que
permitió perseguir a los líderes y asesinarlos. Paradójico es que, el juez de Paz de
Dolores, resaltaba la fidelidad al régimen de jefes militares que un año más tarde
estarían en la sublevación: Manuel Rico y Zacarías Márquez.

En Patagones un cura vicario Pedro Luque se niega a arengar a Rosas en el contexto


de la guerra y a poner su retrato en la iglesia, dando al final un discurso bastante frío
según testigos. En los primeros meses del 39 circulan nuevos rumores al calor de las
elecciones a representantes, de apoyos populares opositores al régimen. Y si bien
Rosas trata de alivianarlos, una carta del comandante de Monte por el mes de junio,
Vicente González, resalta que en Dolores los vecinos pudientes no estaban con él,
pero sí el vecindario, dividiendo por sectores sociales los apoyos. El problema es que
ese apoyo unánime de la plebe 4 meses se ve invertido. Este mes el también cuando
se denuncia el complot del coronel Ramón Maza. El padre de éste, Manuel Maza (pp.
de la Legislatura) es asesinado el 27 y, al día, siguiente es fusilado su hijo. De ahí en
más hay manifestaciones de apoyo hasta el levantamiento de octubre.

La rebelión

Por septiembre del 39 Lavalle había triunfado en Yeruá, Entre Ríos. En Bs. As, uno
de los complotados, Fernando Otamendi, al querer convencer al comandante
Granada, le envió una carta que fue interceptada por Prudencio. Cuando se ordenó
que se detenga a los unitarios, los jueces de paz dudaron y argumentaron que no
había unitarios reconocidos, porque se trataba de gente pudiente y allegados: el juez
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José María Otamendi no solo debía detener a su hermano, sino también a Pedro
Castelli, Juan Ezeiza (gran hacendado) y Pedro Lacasa, amigo y vecino suyo.

El 13/10/ llega un aviso de insurrección que el juez de paz de Dolores, Manuel


Sánchez (rebelde), informa a Rosas aunque solapando su importancia; el 17 el edecán
de Rosas, Manuel Corvalán, le ordena que detenga a los unitarios a lo que el 24
Sánchez le contesta que no tiene ninguno para prender. En realidad, su complicidad
quedó revelada, y días después estalla la rebelión.

En el primer acto público el coronel Manuel Rico reúne al vecindario, proclama el


levantamiento, destituye al juez de paz Sánchez por tibio y pone en su reemplazo a
Tiburcio Lens (que era alcalde de un cuarte). El 31/10 el juez de paz de Chascomús,
Linera, le informa que la rebelión está avanzando y que está complotado Granada,
comandante accidental de la división sur, pero esto no es cierto aunque como vimos
querían convencerlo. También el mismo juez advirtió que habían capturado al
coronel Valle (no era cierto) y que Vigorena, rosista, había sido capturado y fusilado
(lo último no era cierto). De hecho al otro día, Vicente González, jefe del tercer
regimiento, matiza la veracidad de esos rumores y el complot de Granada; también
solicita el envío de veteranos al no confiar de la capacidad miliciana. Por último, en
Monsalvo (partido más rico de Bs. As. y de fortunas ganaderas), el rosista Saavedra
cuenta que la gente se sublevó porque pensó que no había gobierno y que casi lo
apresan a él. El juez Otamendi cuenta que partidas rebeldes iban reclutando apoyos,
en nombre de Castelli, y les sacaban a sus trabajadores de la estancia.

Manuel Rico comenta el 3/11 a su amigo Zacarías Márquez, el acierto de Crámer


por haberse dirigido a Chascomús. Se preparaban para continuar por Montes (donde
estaba el rosista Vicente González) y Ranchos, enviar partidas a Tandil (donde estaba
Valle reagrupándose aunque su sede estaba en Dolores) y las tierras de Anchorena
(Tala y Camarones): donde, respectivamente, el administrador de esas tierras,
Baudrix, le comenta a su jefe las razones de su huida y que el trato con los rebeldes
era de iguales; Morillo explica que le robaron las armas y caballos. De hecho, el día
anterior en Chascomús se organizó la sublevación al mando de Mendiola y Villarino,
reuniendo al vecindario, apresando al juez de paz Felipe Girado y reemplazándolo al
otro día por Jacinto Machado (ambos muy respetados y de gran familia). En
resumen, el control rebelde era claro en Dolores (donde se rumoreaba incluso desde
el bando rosista que Gervasio Rosas, propietario de allí, era cómplice), Chascomús y
Monsalvo, y luego se extendió a Tandil. El bastión rosista era Azul, donde estaba
Prudencio, Granada (el que se pensaba cómplice) en Tapalqué, y González en Monte.
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Cuando Prudencio Llega a Chascomus el 7/11 se da la batalla decisiva. Al parecer


eran 1500 personas, donde murieron muchísimos cabecillas (Crámer, Márquez,
Mendiola, Ramos Mejía, unos cantos Lastra y por último, de quien su cabeza estará
en una pica varios días, Castelli). El día 10 hay un intento de reagrupamiento entre
los derrotados, donde se destaca que Prudencio ve a sus seguidores (paisanos y
peones) como personas engañadas, conclusión que también saca el juez de paz de
zul, Capdevilla. Por último, Sotelo y Valdez, dirigentes rebeldes, resisten en Tandil
hasta que son reprimidos el día 13. Manuel Rico y sus hombres huyeron a Ajó y
luego a Uruguay…algunas escaramuzas continúan hasta el 19/20 e incluso en
febrero del año siguiente hay denuncias de sublevaciones pequeñas. Estos rumores
probablemente eran alentados por la presencia cercana de Lavalle, buscando
organizar las dispersas oposiciones al rosismo en el sur de Bs. As., cada vez más
débiles.

Quiénes eran los revolucionarios?

Prudencio Rosas admite que la imposibilidad de capturar a Rico fue por


complicidad de los vecino. Sin embargo, la creencia de que estos fueron engañados
por los cabecillas de familias importantes, lo hizo promover un indulto (en definitiva,
hubiese metido preso a medio pueblo). Rufino Ortega, un capitán rebelde, también
asume que los líderes eran de familias con buenos recursos y opinión. Cuando el
rosista Saavedra repasa el escenario ya consumado, admite la dificultad de
reemplazar a aquellos hombres que en su momento oficiaron de líderes de peonadas
e impartían orden. En efecto, que muchos de aquellos conjurados sean federales y ex-
funcionarios lo muestra la desconfianza que los fieles al régimen le tenían a los
posibles traidores (Prudencio desconfiaba de su hermano Gervasio, y se lo hizo saber
al gobernador). Valle habla de “unitarios que estaban con máscaras federales”. En
resumen, el masivo apoyo que tenía la rebelión en el sur era asumido como la
sorpresa de que muchos fuesen federales, militares reconocidos y hombres de gran
riqueza (no solo tierra sino ganado).

Sobre el último punto, el censo obtenido por la Contribución Directa ubica a 68 de


los que posteriormente se sublevaron e incluso refleja sus riquezas junto con la quita
de las mismas. Algunos de grandes fortunas no participaron como Anchorena, la
compañía anglosajona “Atkinson Plowes” con propiedades en Monsalvo, los Gibson
en Chascomús y Tuyú, y en Dolores las propiedades de Gervasio Rosas (sospechado
pero nunca probada su complicidad). Sin embargo, eran pocos en comparación.
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Por último estaban los comerciantes, de sobrado conocimiento de que el bloqueo


los afectaba y responsables de la circulación de noticias, junto con la red de relaciones
que forman en el recorrido de las ciudades, fueron absorbiendo la prédica
antirrosista. Eran apuntados en la “comunidad federal” tanto como a los unitarios, lo
que los ubicó en una posición incómoda y promovió su rechazo al régimen.

Causas de la rebelión

La situación era crítica para los estancieros porque en cuanto a cueros vacunos (más
del 80% de la época) caen: e/ el 30-37 hubo un máximo de 965 mil unidades y el 38
descienden desde 356 mil a 8.500 en el 39, cuando se produce el levantamiento. Una
posible causa de la gran adhesión es que la crisis afectaba a la mayoría de los gauchos
propietarios y su clientela. El apoyo popular puede venir por la caída de la demanda
del trabajo asalariado, el descontento por la presión reclutadora del Estado en un
contexto de guerra y algunas promesas de los bandos rebeldes.

Con respecto a los propietarios, el problema no solo era el bloqueo sino que
también hacían responsable al Estado de cómo solucionaba esos problemas. Si bien
este contexto podría ser mejor campeado por los grandes propietarios, resulta que
fue de ahí donde el régimen buscó los fondos que el bloqueo no le permitía tener.
Hay dos casos fundamentales.

1- La reforma de la enfiteusis el 28/5/38 que aumenta el doble el canon a pagar los


que arriendan esas tierras del Estado, limita los contratos y ordena la venta de una
parte de las tierras. Esto suponía, la posibilidad de comprar tierras también no tener
ese dinero para los insumos, menos con el bloqueo.(como el mismo ganado).

2- La reforma de la Contribución Directa en abril del 39, un impuesto de capitales.


Antes, se suponía que cada uno espontáneamente debía decir sus ingresos y en base
a eso se calculaba el impuesto. Ahora los enfiteutas pagan lo mismo que los
propietarios y los capitales se calculan a través del juez y alcaldes de la zona, lo que
aumenta considerablemente el número de contribuyentes, más que nada en el sur
(que triplica el valor). Azul, por ejemplo, está entre ellas pero era un bastión rosista
por la presencia de Prudencio y porque existió un reparto de tierras. Otras zonas
como Monte o Lobos, también rosistas, tienen líderes importantes que tejieron redes
de solidaridad y defensa.

El modo en cómo el Estado gastaba esos ingresos también existía eran rumores que
corrían como el beneficio del propio gobernador como a sus allegados. También eran
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estos los que formaban parte de una campaña de desprestigio a la “gente decente”
que podían ser amigos de los unitarios per se. En el contexto del bloqueo ser acusado
de ello era muy condenado e incluso también el régimen se encargaba de señalar
públicamente a los que no pagaban. La falta de deferencia dejaba marca en la
experiencia personal al punto de que los Libres del sur tenían un especial encono
contra Saavedra y Baudrix, al parecer autores de esas cuestiones.

Todas estas cuestiones confluyeron en el 39, y si bien lo dirigieron gente decente, el


contexto económico mismo suponía facilidades para conseguir adhesiones populares.

Conclusiones

En Bs. As. había existido un bloqueo producto de la guerra con Brasil entre el 25-28,
pero en este momento los sectores de origen medio y popular atacan a los
identificados como unitarios. De hecho son identificados genéricamente como
federales y ayuda a Rosas llegar al poder en el 29.

En cambio, la nueva coyuntura tiene a los federales en el poder y a los “cajetillas”


como los sublevados (es decir, aquellos identificados como propietarios,
comerciantes y que cuentan con simpatía extranjera) y presionados por un Estado en
crisis. Rosas usa las mismas bases de apoyo (salvo la innovación de los “indios
amigos”) pero ahora para defender el poder. Una poesía del 24/3/39 (anexada al
final) resume las percepciones de los sectores propietarios: la voracidad del Estado
que no le importa los daños que causa; la represión de toda voz disidente (Cuitiño) y
el encargo de estas tareas a bárbaros (indios); y el contubernio de favorecer a los
suyos (Anchorena).

La dinámica del enfrentamiento llegó a colocar a antiguos federales en el lugar de


los malvados unitarios cuando en realidad ese significado allí era distinto. La
debilidad de la fidelidad quedó descubierta y la fortaleza del Estado también. Pero
Rosas pareció contar con pequeños y medianos propietarios cercanos a las zonas de
amplio poder rosista (Azul, Monte); y con el apoyo de partidas indias.

El régimen a pesar de vencer, tuvo que actuar para evitar que se extienda la
revolución. Generó una represión brutal conocida y ejemplar (fusilamientos, cárcel,
expropiaciones y exposiciones de cabeza); realizó acuerdos materiales y honoríficos,
tanto a los indios como a muchos generales y jueces que reubicaron en cargos
(Saavedra va a pedir que se recompense a sus hombres); endureció el trato con los
que en su momento fueron tibios, ora destituyéndolos o, como en el caso del Juez
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Otamendi de Monsalvo, haciéndolo personalmente cargo de lo que pase en un


futuro; el discurso contra “la gente decente” fue mucho más fuerte a partir de ahí y
más con la amenaza de Lavalle; y por último, la relación con los “indios amigos” por
su rol destacado en la defensa generó problemas a la hora de que se detengan. Las
correrías en el mes fatídico de noviembre afectó a todos los propietarios del sur. Al
punto de iniciar negociaciones por grandes robos de caballos aunque finalmente les
conviene no reclamarlos para que no se subleven.

Qué Federación amigo! Ahora, si baja uno al pueblo, En cuanto se la olfatearon,

Si en cuanto se acomodó Maliciando el chaparrón, Ya Cuitiño lo cazó;

Sólo tiró a rejuntar Le tocan por otro temple Y antes de rayar el día,

Cuanta onza y peso español Y sale un poco peor; Y sin llamar confesor,

Caían en las Aduanas, Pues al presentar la cuenta Lo estiran entre dos indios

El Banco, Contribución, Del canon que ya pagó: Que tiene en un corralón,

Venta de tierras, Patentes, ¿Qué cuenta, amigo (le dicen), Y tocándole el violín,

Caja de Amortificación Si ya el campo se vendió? Se va a dar cuentas a Dios.

O como en el pueblo llaman, Lo compró D. Nicolás Y el que se compró el terreno

Billetes de la imisión. Porque el plazo se venció, Todo el ganado agarró;

¿Y el Enfiteusis? No diga. Que por el nuevo decreto Ni el derecho de la marca

El que no lo paga, adiós, Arregló el Restaurador. A la viuda le dejó;

Ya se quedó sin terreno, Y entretanto ese decreto Los hijos y ella perecen

Ya el rodeo se le alzó, En el pago no se vio, De miseria y de dolor.

Porque por bajo de cuerda Ni el cura en la misa dijo ¿Y esta es Igualdad, Justicia,

A Anchorena le vendió Como es de ley y razón; Religión, Federación ?

Lo que vale ocho por cuatro, Ni el Juez de Paz ni el Alcalde, ¡La pujanza en Juan Manuel,

Y el paisano se fregó, Naides lo comunicó. Que habrá sido mi flor!

Después de tantos sudores De modo que no hay alivio, Jacinto, trata de calmar a
Salvador, y lanza una proclama:
Que aquerenciar le costó, Le roban al corazón.
¡Muera el traidor, el ladrón,
Y hacer palenques, corrales, Ahora el que medio se turba
El que vendía a su patria,
Gelman, Rosas bajo fuego

Y arreglar la población, Y suelta alguna expresión El que en guerras nos metió

Con hermanos extranjeros

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